martes, 16 de octubre de 2007

Realidad y Realidades

Carl Roger y Las Nuevas Visiones

Partamos pues con algunos párrafos seleccionados de dicho escrito:

...“Hace algunas semanas estaba sentado, tarde de noche, en el balcón de una cabaña playera al norte de California. Mientras estuve allí sentado durante varias horas en el horizonte una brillante estrella sé elevó hasta resultar bien visible. Un planeta brillante se desplazó con la misma lenta y majestuosa velocidad desde directamente encima de mi cabeza hasta un punto a mi derecha. La estrella y el planeta fueron acompañados en sus movimientos por la Vía Láctea y todas las demás constelaciones. Obviamente, yo era el centro del universo y los cielos se desplazaban lentamente a mí alrededor Fue una experiencia de humildad (¡que pequeño soy!) y a la vez de exaltación; que maravilloso es ser semejante punto focal. Estaba observando el mundo real.

No obstante en otro rincón de mí mente, sabía que yo, la tierra debajo de mí, y la atmósfera circundante estaban moviéndose a una velocidad sobrecogedora -más rápido que un jet moderno- en la dirección llamada Este, y que las estrellas y los planetas se hallaban en referencia a la tierra comparativamente inmóviles. Aunque no podía ver lo que acabo de describir, sabía que esto -no la percepción más obvia- era realmente el mundo real.

Pero no, sabía lo suficiente de ciencias como para desafiar todo eso. La silla está hecha con células otrora vivientes, intrincadas en su composición, compuestas más por espacio que por materia. La tierra es una masa fluida en lento movimiento que tiembla muy frecuentemente a medida que se encoge se quiebra y se arruga. El camino por el que manejé ayer ha sido parte de uno de esos temblores. Un día de 1906 la tierra se contrajo un poquito y el camino se partió, y el lado occidental de la grieta fue llevado seis metros al norte de su continuación al otro lado. ¡Tierra sólida sin duda!

¿Y que hay de la tranquilizante dureza de mi lapicera metálica? Me dicen que está compuesta por átomos invisibles, moviéndose a gran velocidad. Cada átomo tiene un núcleo, y años recientes han traído descubrimientos de más y más partículas en esos núcleos. Cada partícula esta dotada con características fantásticamente increíbles: se mueve en trayectorias posiblemente al azar, posiblemente en orden dentro de un gran espacio interior de cada átomo. Mi lapicera es difícilmente el firme objeto sólido que yo claramente sentía y sostenía. El “mundo real” parece estar disolviéndose.”...

Y continúa Rogers más adelante: ...”Yo y muchos otros hemos llegado a darnos cuenta de algo nuevo. Se trata de esto: la única realidad que puedo visiblemente conocer es al mundo tal como yo percibo y experimento en este momento. La única realidad que posiblemente puedes conocer es el mundo como tú lo percibes y experimentas en este momento. Y la única certidumbre es que esas realidades percibidas son diferentes. ¡Hay tantos "mundos reales" como la gente existente! Esto crea un dilema de los más molestos como nunca se experimento antes en la historia.”...

Finalmente se atreve a proponernos algo:

“...Pero he sugerido una alternativa. Si aceptamos como un hecho básico de toda la vida humana que vivimos en realidades separadas; si podemos ver estas realidades diferenciadas como el más promisorio recurso para el aprendizaje en toda la historia del mundo; si podemos vivir juntos a fin de aprender el uno del otro sin miedo, entonces una Edad Nueva puede estar amaneciendo. Y quizás -solamente quizás- la honda sensorialidad orgánica de la humanidad esté pavimentando la ruta hacia semejante cambio.”

Realidad en la tradición oriental

¿Qué tan real es la realidad? Esta pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento tiende a ser desplazada por la fuerza demoledora de la rutina diaria que nos obliga a renunciar a esas primeras experiencias de infancia, donde la intuición y el acceso a mundos mágicos y encantados, eran algo cotidiano. El fuerte entrenamiento en la lógica y por consiguiente el predominio casi absoluto del hemisferio izquierdo del cerebro dictan sentencia: nada de ingenuidad, hay que volver a hacer lo suyo. Y así las cada vez más escasas experiencias de otros mundos y otras realidades van quedando definitivamente en el baúl de los recuerdos. Muchas veces las preguntas fundamentales de la vida se intentan explicar a través de la razón, en circunstancias que el camino más apropiado es la experiencia directa, a través del acceso a otras percepciones o a otro dominio de experiencia que más dicen relación con el hemisferio derecho.

La tradición oriental ha tratado in-extenso, este tema y hoy día, sin la intención de tratarlo en profundidad, por cierto dejando un amplio conjunto de aspectos sin cubrir en estas líneas, nos importa mencionarr algunos puntos que podrían contribuir a ampliar la comprensión de nuestra percepción de la realidad.

Para algunas filosofías orientales como el Sâmkhya y el Yoga el mundo es real y no ilusorio como lo es para el Vedanta, sin embargo, si el mundo existe se debe a la ignorancia del espíritu, en cuanto este se ignora en su propio ser y por esta razón de orden metafísico, sufre y queda atrapado en esta percepción. En esta visión cuando el último Si-mismo recobre su libertad, la creación en su conjunto se reabsorberá en la sustancia primordial.

Para estos sistemas de pensamiento, las causas de la miseria humana residen en la ignorancia y nada tienen que ver con un castigo divino o pecado original.

Por esta razón, el fin ultimo de las filosofías, místicas y técnicas yóguicas de la india es la liberación y por esa misma causa conceden una importancia primordial al conocimiento.

Para el Sâmkhya quien quiere obtener la liberación debe conocer a fondo la esencia de la naturaleza y las leyes que ordenan su evolución.

El Yoga acepta también este camino pero introduce una dimensión práctica de desarrollo físico –espiritual, que permite trascender estos niveles de consciencia y por ende está comprensión de la realidad.

Keeney y realidad

Bradford Keeney uno de los más agudos pensadores de la nueva generación de terapeutas de EEUU y un investigador y seguidor de las prácticas chamánicas ilustra cuan variable puede ser nuestra percepción de la realidad, a través de una experiencia como profesor universitario.

“...Castaneda contó de qué manera su maestro, don, Juan, lo ayudó a desmantelar por completo su experiencia sensorial y a reorganizarla luego. Como brujo, Castaneda afirmaba que en el mundo que tenía ante sí nada importaban las unidades fundamentales de la "realidad" convencional; en ese mundo él podía volar como un cuervo, aparecer en varios lugares a la vez, hablar con los coyotes y atraer a los espíritus. En esa época me tocó dar un curso sobre Castaneda en una pequeña universidad del Medio Oeste norteamericano. En la primera clase, presenté material que "demostraba” la autenticidad de los trabajos antropológicos de Castaneda... Salí al paso de todas las manifestaciones de escepticismo de mis alumnos con "pruebas convincentes" tomadas de diversas libros que se ocuparon del fenómeno Castaneda... Comencé la segunda clase pidiendo disculpas a los estudiantes por haberles jugado una treta: les confesé que los libros de Castaneda eran un fraude, y que mi propósito en la clase anterior había sido mostrarles con qué facilidad podía persuadirlos a aceptar una argumentación irracional mediante ciertas proposiciones que gozaban de "autoridad". Traje a colación otras pruebas que "demostraban" bien a las claras la falsedad de las descripciones de Castaneda...

La semana siguiente volví a disculparme. Esta vez declaré a mis alumnos que los había embaucado exponiéndoles argumentos unilaterales contra Castaneda y su obra, del mismo modo en que antes había defendido su autenticidad. Les expliqué que era menester prepararlos así para llegar a un punto en que fuera posible formular interrogantes más profundas. Ahora resultaban evidentes ciertas cuestiones problemáticas: ¿Qué criterios se presentan en cada contexto particular para distinguir los hechos reales de la ficción?

La propia dicotomía entre lo que es ficción y lo que no lo es, ¿no surgirá acaso de una determinada concepción del mundo? ¿Hasta qué punto es real lo real?”

Y para más antecedente refuerza su planteamiento con una experiencia que es clásica en esta materia.

“La idea de que la realidad vivencial es construida por nosotros fue ilustrada por Puharich (1962), quien reunió a un grupo de estudiosos y los llevó a la India para observar a un faquir. Todos vieron que éste lanzaba al aire una cuerda y trepaba por ella -la célebre treta hindú de la soga-. Todos y cada uno de los estudiosos, repito, testimoniaron haber visto que esto sucedía. No obstante, cuando se proyectó la película filmada en esa ocasión resultó evidente que, después de que el faquir arrojara la cuerda al aire, aquélla había caído al piso, mientras todos permanecían en el mayor silencio. Los allí presentes habían construido un mundo de experiencia que la película cinematográfica no pudo registrar.”

Francisco Varela y realidad

El biólogo y filosofo chileno, Francisco Varela reflexionó profundamente sobre el tema de la realidad desde la perspectiva de la ciencia forma y cuando sintió que no podía encontrar respuesta a todas sus inquietudes en esta, buscó respuestas en el budismo donde desarrolló una larga y fructífera práctica de muchos años, lo que finalmente le permitió establecer puentes de encuentro entre ciencia y budismo. Algunos de las reflexiones surgidas de su pensamiento ofrecen una perspectiva que además contempla un alto nivel moral.

“De acuerdo con esta lógica, nuestro comportamiento en relación al mundo es igual al que tenemos ante un espejo, el que ni nos podrá decir cómo es el mundo ni cómo es. El nos muestra que es posible que seamos como somos y que actuemos como hemos actuado. Nos muestra que nuestra experiencia ha sido viable.

Es fascinante que el mundo sea así de plástico, ni subjetivo ni objetivo, ni unitario ni separable, ni dual ni inseparable. Esto apunta a la naturaleza del proceso, que podemos percibir en la totalidad de su calidad formal y material, así como también a los límites fundamentales de aquello que podemos comprender de nosotros mismos y del mundo. Demuestra que la realidad no está constituida sencillamente a nuestro antojo, porque esto significaría suponer que podemos elegir un punto de salida desde adentro. Prueba además que la realidad no puede entenderse como algo objetivamente dado, como algo que recogemos, porque esto significaría suponer un punto de partida externo. Demuestra de hecho una ausencia de fundamento sólido de nuestras experiencias, en las cuales nos son suministradas determinadas regularidades e interpretaciones, fruto de nuestra historia conjunta como seres biológicos y sociales. Dentro de estas áreas de historia común que reposan sobre acuerdos tácitos, vivimos en una aparentemente interminable metamorfosis de interpretaciones que se suceden entre sí"....

Se nos revela un mundo en el cual lo in-fundado puede convertirse en base de comprensión de que el antiquísimo ideal de la objetividad y de la comunicación, entendidos como la progresiva eliminación de los errores, en beneficio del aumento de la coincidencia, medido en sus propias escalas científicas, es una quimera. Haríamos mejor en aceptar de lleno la situación rotundamente distinta y difícil que nos plantea, a saber de que vivimos en un mundo en el que nadie puede pretender comprender las cosas, en sentido amplio, de mejor manera que los demás. Lo notable es que el mundo empírico de los vivientes y la lógica de la autorreferencia, así como las enseñanzas de toda la historia natural de la reflexividad, nos enseñan que la ética, la tolerancia y el pluralismo nos liberan de nuestros propios valores y percepciones, para respetar las percepciones y los valores de los demás. Esto constituye, en definitiva, el conocimiento y, al mismo tiempo, su punto final. En este punto, los hechos son más claros que las palabras.”

Maturana y realidad

Compañero de F. Varela, en un largo camino de pensamiento, Humberto Maturana, es quizás quien ha reflexionado con mayor propiedad sobre este aspecto, desarrollando su pensamiento sobre las bases biológicas de la experiencia humana del conocer. Tuvimos la oportunidad de conversar con él recientemente y nos detuvimos precisamente en estos aspectos en varias momentos del diálogo. La combinación de esta parte de su pensamiento con lo que él denomina la biología del amor es una elaboraciones más enriquecedoras que nos ha tocado conocer. Cabe señalar que Frithof Kapra ha estado escribiendo sobre la biología del conocer y es uno de los seguidores de la epistemología de nuestros compatriotas. Él dedica sus dos últimos trabajos a profundizar desde su experiencia el enfoque de los biólogos chilenos.

Ecovisiones tuvo la oportunidad de co-derivar o ecoderivar con H. Maturana y explorar algunas de las inquietudes que a muchos les surgen al oír su enfoque : La Biología del Conocimiento :

H. Maturana: También es fundamental comprender que hay un entendimiento básico de lo humano que permite entender como es que hay tantas realidades.

Esta explicación es una, no una de las tantas posibles. No es cierto que existan muchas explicaciones, a menos que sea un modo de estar juntos unos con otros que nos tranquilice.

Si tenemos una situación, tú tienes un modo de verla y él tiene otro modo de verla y eso no tranquiliza, decimos que cada uno tiene una visión distinta de esta situación, respetémosla. Pero no existen muchas explicaciones distintas del mismo fenómeno. Por ejemplo, si tu sueltas este lápiz y cae, no hay una infinitud de explicaciones que de hecho hagan lo que una explicación pretende hacer: mostrar como ocurre. Newton habla de una fuerza, Einstein habla de una curvatura del espacio. Ambas formas te pueden decir algo acerca de como se mueve este cuerpo en caída libre. Pero hacen cosas distintas que son iguales con respecto a la caída libre, pero que son mundos diferentes. Entonces la biología del conocimiento no es una de tantas, es “la” explicación del observador y del observar en el ámbito de la constitución del observador y lo observado

Si digo: Esto se mueve –refiriéndose al lápiz que cae hacia el suelo- porque hay algo que lo empuja. O, esto se mueve porque hay algo que lo tira...

Ecovisiones: Hay hilos elásticos invisibles que lo tiran hacia el suelo.

H. M: Todas esas son descripciones de algo que está sucediendo. De hecho hay algo que se está moviendo, probablemente en un espacio curvo, más cercano a la explicación de Einstein.

Entonces uno puede decir que hay ciertas cosas que no son “mi verdad”, que no son relativas, ya que están hablando acerca de la constitución del fenómeno. “Estar encima de”, es una relación que no es relativa. Cada vez que se den tales y tales condiciones, voy a poder decir que algo está encima de otra cosa.

Ecovisiones: La objetividad entre paréntesis no niega el hecho de que ahí ,hay un lápiz.

H. M: Lo que pasa es que la experiencia no está negada . Lo que se está explicando en la biología del conocer no es la realidad, sino que la experiencia.

El conocer tiene que ver con el hacer. El tema dela biología del conocer no es la realidad, sino que las relaciones interpersonales. Y la objetividad en paréntesis tiene que ver con el conocer, en el sentido que tiene que ver con los mundos explicativos que cada uno trae a la mano.

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