lunes, 10 de septiembre de 2007

Parar el mundo.

"Su argumento era que me estaba enseñando a "ver", cosa distinta de solamente mirar y que "parar el mundo" era el primer paso de "ver". La frase "parar el mundo" era en realidad una buena expresión de ciertos estados de conciencia en los cuales la realidad de la vida cotidiana se altera porque el fluir de la interpretación, que por lo común corre ininterrumpido, ha sido detenido por un conjunto de circunstancias ajenas a dicho fluir".
Introducción de Viaje a Ixtlán.

Puesto que la realidad es una descripción, el mundo de nuestro diario vivir está conformado por múltiples descripciones que se anudan en continuidades a las que don Juan llama también “inventarios”; dice que los hombres somos criaturas de inventario, y que conocer los detalles de determinados inventarios es lo que hace al ser humano un profesional, un conocedor de un campo específico. Hemos dicho que es éste un sistema de conocimiento del cual somos miembros con una porfiada pertinencia. Tal pertenencia limita nuestra percepción; si queremos ampliarla hemos de cambiar de referencias, ir a otro sistema de conocimiento. El primer paso en este cambio es detener ese mundo de nuestras descripciones de cada día.

Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho, mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es como debería ser. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, le damos vida, lo sostenemos. No solo eso, sino que escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos nuestras acciones una y otra vez hasta el día en que morimos, porque continuamos repitiendo nuestro mismo diálogo interno una y otra vez hasta el mismo momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno.

Parar el mundo consiste en introducir un elemento disonante en las continuidades de descripciones con el fin de detener ese permanente fluir de acontecimientos comunes catalogados por nuestra racionalidad. Ese elemento disonante es lo que don Juan llama “no-hacer”. Hacer es cualquier cosa que forma parte de una realidad de la cual podemos dar cuenta racionalmente. No-hacer es un elemento que no forma parte de esa realidad conocida.

Su primera experiencia de parar el mundo la tiene Carlos en una noche en la montaña, a donde es enviado por don Juan, y en la que se encuentra con un escarabajo negro y conversa con un coyote luminoso y bilingüe. Lo vivido en esa ocasión tiene en Carlos el efecto de una iluminación, ve las líneas del mundo, y entra en un éxtasis del que sale confortado, lleno de paz; se duerme, y al despertar reencuentra su mundo de siempre. El análisis que don Juan hace de esta experiencia es que ciertamente no se trataba de un coyote, ni de que éste hablase. Dice simplemente que “tu cuerpo entendió por vez primera” y que lo verdaderamente importante es cuando el cuerpo se da cuenta de que puede ver.

Las continuidades de nuestras descripciones nos dan la idea de que somos un bloque sólido, enseña don Juan. La certeza de que somos inmutables es la que sostiene nuestro mundo. Podemos aceptar la posibilidad de modificaciones de conducta, de reacciones o de opiniones. Pero no vamos más allá de este orden básico. Cuando tal orden queda interrumpido, nuestro mundo se detiene y se viene abajo nuestra racionalidad, con todo el orden que sustenta.

La debilidad de la razón para dar cuenta de toda nuestra posibilidad cognoscitiva se debe a que se relaciona solo con uno de los ocho puntos del hombre: con el habla. En cambio, la voluntad se relaciona con el sentir, el soñar, y el ver. Nos movemos entre la razón y el habla, y a eso llamamos entendimiento. Pero hay otros seis puntos más que el hombre puede manejar - y don Juan subraya que se trata de manejar, no de entender -; nos movemos dentro de la racionalidad y los lenguajes y olvidamos los puntos relacionados con la voluntad que don Juan define como una fuerza, una sensación que sale del guerrero que tiene poder, con la cual puede “agarrar” cosas. Los ocho puntos componen la totalidad de uno mismo. Los dos primeros, la razón y el habla los conocemos todos. El sentir es algo vago, pero en cierto modo familiar. Más allá del umbral que separa el mundo corriente del mundo de los brujos percibe uno el soñar, el ver, y la voluntad. Y en el último borde de ese mundo se encuentra uno con los otros dos, que no alcanzamos siquiera a nombrar.

Cuando hemos conseguido parar el mundo se nos presenta el silencio interior, estado natural de la percepción humana, en el que los pensamientos se encuentran bloqueados y todas nuestras facultades operan a partir de un nivel de conciencia que no requiere la intervención de nuestro sistema cognitivo ordinario. Allí somos capaces de funcionar en niveles de percepción que revelan mundos en sí mismos, indescriptibles y por consiguientes inexplicables en términos de los esquemas lineales que emplea el estado habitual de la percepción al explicar el universo.

Este silencio interior ha de ganarse mediante una disciplina constante, una voluntad inflexible. Es la puerta de un conocimiento que debe ser acumulado en el cuerpo, almacenado parte por parte; resultado de un aprendizaje explícito y mediante la aplicación de una intención rígida manifestada en la frugalidad o aptitud física; en el juicio recto entendido como una evaluación de los hechos impuestos por el aprendizaje en función de la totalidad del mismo; y en la obediencia a los hechos del aprendizaje. Básicamente, este aprendizaje consiste en obligarse uno mismo al silencio, aunque sea por unos pocos segundos, hasta lograr un umbral que varía de persona a persona, pero que - una vez logrado - desencadena por sí solo el silencio interior. La única manera de conocer cuál es ese umbral es en la práctica; hasta que, de pronto, el mundo se detiene y se ve el fluir de la energía.

Don Juan advierte sobre los peligros de esta situación, cuyos efectos son inquietantes por la manifestación del cuerpo energético o configuración energética del cuerpo físico. La única manera de enfrentarlos y de no disociar ambas configuraciones, física y energética, es una actitud pragmática, fruto del buen estado físico.

Ejercicio fundamental en la práctica del silencio interior es detener el diálogo interno. Y para ello, don Juan enseña una práctica: caminar largos trechos sin enfocar los ojos en nada, cruzando levemente los ojos para obtener no una visión directa sino que periférica. Dice que así es posible percibir en forma casi simultánea cada elemento del panorama en un amplio ángulo frente a uno. Luego de una práctica de años, de pronto se percata uno de que suspender el diálogo interno implica algo más que reprimir las palabras que uno se dice a sí mismo: todos los procesos intelectuales se detienen, y se siente uno como suspendido, flotando. Ante el pánico experimentado por Carlos cuando esto le sucede, don Juan le explica que es el diálogo interno el que nos hace arrastrarnos, que el mundo es así como es solamente porque hablamos con nosotros mismos acerca de que es así como es. Cambiar la idea del mundo es la clave de la brujería, enseña don Juan. Y la única manera de lograrlo es detener el diálogo interno a través de un aprendizaje largo y paciente: apurarlo solo trae trastornos y morbidez.

La sensación que tenemos en esta experiencia es la de dos mundos separados; uno, el habitual y acostumbrado, aquel en que nos refugiamos; otro, lejano, difícil, aterrador. Entre ambos, un umbral que se abre y se cierra, y que no nos atrevemos a franquear... hasta, que de pronto, damos un salto. Y lo que vemos no nos agrada, como una llanura al viento, insegura, temible . Pero, advierte don Juan, no hay dos mundos: solo uno, el mundo del hombre. Pero ese mundo hemos de ser capaces de sentirlo todo, de lo contrario pierde su sentido, y, desde nuestras descripciones corrientes es un mundo muy estrecho el que solemos ver. Ese mundo está lleno de cosas increíbles, y hay que tomarlo como lo que es: un misterio. Los afanes de “cambiar el mundo” pierden aquí todo sentido.

Pero hay diferencias entre ese mundo de nuestras descripciones de cada día y el que don Juan llama el “mundo de los brujos”, más allá del umbral, de la “pared de niebla”, de la “cortina del otro mundo” que los separa; entre el “mundo de la razón” y el “mundo de la voluntad”. Ambos constituyen el “mundo del hombre”; y para verlo hay que aprender a mirar el mundo como lo ven los brujos, pero tampoco quedarse con él (nuevamente, es solo una descripción): solo logramos ver más allá de cualquier descripción, y quedándonos entre medio de las descripciones. El aspecto peligroso de esta multiplicidad de “mundos” es que puede resultar desquiciante, como en el caso de quien emplea métodos rápidos (por ejemplo, las drogas) para adentrarse en ellos. Pero, enseña don Juan, el guerrero sabe que el mundo no es ni lo uno ni lo otro: su secreto es que “cree sin creer” porque tiene que creer: el mundo es para él un desafío y lo enfrenta empleando su desatino controlado. Y sabe que los mundos son reales: que pueden actuar sobre ti. Y que serás como sean los mundos que describes. Conocimiento y vida son una misma cosa.

Aquí está el nudo gordiano de este asunto de parar el mundo: si aprendemos a hacerlo, si lo hacemos habitualmente, si logramos movernos entre el mundo de la razón y el mundo de la voluntad, entre el mundo ordinario y el mundo de los brujos, entre los diferentes mundos que seamos capaces de describir, y si aprendemos a hacerlo escurriéndonos entre esos mundos, tendremos la libertad al alcance de la mano. Nos habrá sido dada por un conocer diferente, fluido, capaz de volar, capaz de admirarse y de reír, enraizado en una trama que en absoluto se confunde con las descripciones habituales de nuestras aprendidas continuidades e inventarios.

El esfuerzo por llegar a este punto vale la pena. Está en juego nuestra actitud en la vida, nuestra capacidad de gozar, nuestra libertad, nuestro fuego interior, para emplear la terminología de don Juan. No nos damos cuenta, pero vivimos encerrados en una cárcel cuyos barrotes labramos nosotros mismos desde niños: las descripciones que configuran nuestra “realidad”. Son ellas las que nos hablan de bien y mal, de lo mío y lo tuyo, de enfermedades y muerte, de dicha y quebranto, de envejecimiento, de deterioro, de deseos no cumplidos. Y ponemos en la puerta de esa cárcel al más vigilante de los carceleros: nuestro propio yo. A veces esa cárcel nos hastía, y recurrimos a otros para que nos ayuden no a acabar con ella, sino que a remozarla; y no faltan los consejeros, siquiatras y gurúes que nos ayuden a hacerlo. Pero la cárcel sigue allí: más o menos amable, pero cárcel siempre.

Solamente saldremos de ella si tenemos el valor de colarnos por entre las rendijas de nuestras descripciones hacia realidades no dichas, más allá de todo decir. Y, desde allí, como desde una altura que nos permite ver el panorama en su totalidad, regresar a esas descripciones sabiendo lo que son, empleándolas estratégicamente, obligándonos a emplearlas en función de múltiples connivencias. Pero sin que nos manejen y encierren, modificándolas una y otra vez para mantenerlas en su relatividad, en su cambiante variabilidad.

Y, más allá de toda descripción, lo indecible de que formamos parte.

...Dijo que yo debía permanecer allí hasta que mi cuerpo me dijera que ya era bastante, y luego volver a su casa. No quería que yo dijese nada ni que esperara más tiempo. Y me lo hizo saber empujándome con gentileza en dirección del coche.

-¿Qué debo hacer allí? -pregunté.

En vez de responder me miró, meneando la cabeza.

-Ya estuvo bueno -dijo al fin.

Luego señaló con el dedo hacia el sureste.

-Ándale -dijo cortante.

Fui hacia el sur y luego hacia el este, siguiendo los caminos que siempre había tomado al viajar con don Juan. Estacioné el coche cerca del sitio donde la brecha terminaba, y luego seguí un sendero conocido hasta llegar a una alta meseta. No tenía idea de qué hacer allí. Empecé a pasearme, buscando un sitio de reposo. De pronto advertí un pequeño espacio a mi izquierda. La composición química del suelo parecía ser distinta en dicho sitio, pero cuando enfoqué allí los ojos no vi nada que explicase la diferencia. Parado a corta distancia, traté de "sentir", como don Juan me recomendaba siempre.

Quedé inmóvil cosa de una hora. Mis pensamientos empezaron a disminuir gradualmente, hasta que ya no hablaba conmigo mismo. Tuve entonces una sensación de molestia. Parecía confinada en mi estómago y se agudizaba cuando yo enfrentaba el sitio en cuestión. Me repelía y me sentí impelido a apartarme de él. Empecé a examinar el área con los ojos cruzados, y tras caminar un poco llegué a una gran roca plana. Me detuve frente a ella. No había en la roca nada en particular que me atrajera. No detecté en ella ningún color ni brillo específico, pero me gustaba. Mi cuerpo se sentía bien. Experimenté una sensación de comodidad física y tomé asiento un rato.

Todo el día vagué por la meseta y las montañas circundantes, sin saber qué hacer ni qué esperar. Al oscurecer volví a la roca plana. Sabía que pasando allí la noche estaría a salvo.

Al día siguiente me adentré más en las montañas, hacia el este. Al atardecer llegué a otra meseta, todavía más alta. Me pareció haber estado allí antes. Miré en torno para orientarme, pero no pude reconocer ninguno de los picos circundantes. Tras elegir con cuidado un sitio, me senté a descansar al borde de un área yerma y rocosa. Allí sentía tibieza y tranquilidad. Quise sacar comida de mi guaje, pero estaba vacío. Bebí un poco de agua. Estaba tibia y aceda. Pensé que no me quedaba más que volver a casa de don Juan, y empecé a preguntarme si debería iniciar de una vez mi camino de regreso. Me acosté boca abajo y apoyé la cabeza en el brazo. Inquieto, cambié varias veces de postura, hasta hallarme de cara al oeste. El sol ya descendía. Mis ojos estaban cansados. Miré el suelo y vi un gran escarabajo negro. Salió detrás de una piedra, empujando una bola de estiércol dos veces más grande que él. Seguí sus movimientos largo rato. El insecto parecía ajeno a mi presencia y seguía empujando su carga sobre rocas, raíces, depresiones y protuberancias. Hasta donde yo sabía, el escarabajo no se daba cuenta de que yo estaba allí. Se me ocurrió la idea de que yo no podía estar seguro de que el insecto no tuviera conciencia de mí; esa idea desató una serie de evaluaciones racionales con respecto a la naturaleza del mundo del insecto, en contraposición con el mío. El escarabajo y yo estábamos en el mismo mundo, y obviamente el mundo no era el mismo para ambos. Me concentré en observarlo, maravillado de la fuerza titánica que necesitaba para transportar su carga por rocas y grietas.

Largo tiempo observé al insecto, y entonces me di cuenta del silencio en torno. Sólo el viento silbaba entre las ramas y hojas del matorral. Alcé la vista, me volví a la izquierda en forma rápida e involuntaria, y alcancé a ver una leve sombra, o un cintilar, sobre una roca cercana. Al principio no presté atención, pero luego me di cuenta de que el cintilar había estado a mi izquierda. Me volví de nuevo, súbitamente, y pude percibir con claridad una sombra en la roca. Tuve la extraña sensación de que la sombra se deslizó inmediatamente al suelo y la tierra la absorbió como un secante absorbe una mancha de tinta. Un escalofrío recorrió mi espalda. Por mi mente cruzó la idea de que la muerte nos observaba a mí y al escarabajo.

Busqué de nuevo al insecto, pero no pude hallarlo. Pensé que debía haber llegado a su destino y arrojado su carga a un agujero. Apoyé el rostro contra una roca lisa.

El escarabajo surgió de un hoyo profundo y se detuvo a pocos centímetro de mi cara. Parecía mirarme, y por un instante sentí que cobraba conciencia de mi presencia, tal vez como yo advertía la presencia de mi muerte. Experimenté un estremecimiento. El escarabajo y yo no éramos tan distintos, después de todo. La muerte, como una sombra, nos acechaba a ambos detrás del peñasco. Tuve un extraordinario momento de júbilo. El escarabajo y yo estábamos a la par. Ninguno era mejor que el otro. Nuestra muerte nos igualaba.

Mi júbilo y mi alegría fueron tan grandes que eché a llorar. Don Juan tenía razón. Siempre había tenido razón. Yo vivía en un mundo lleno de misterio y, como todos los demás, era un ser lleno de misterio, y, sin embargo, no tenía más importancia que un escarabajo. Me sequé los ojos y, al frotarlos con el dorso de la mano, vi un hombre, o algo con figura humana. Se hallaba a mi derecha a unos cincuenta metros de distancia. Me senté, erguido, y me esforcé por mirar. El sol estaba casi en el horizonte y su resplandor amarillo me impedía tener una visión clara. En ese instante oí un rugido peculiar. Era como el sonido de un distante aeroplano a reacción. Cuando me concentré en él, el rugido aumentó hasta ser un agudo zumbar metálico, y luego, suavizándose, se volvió un sonido hipnótico, melodioso. La melodía era como la vibración de una corriente eléctrica. La imagen que acudió a mi mente fue la de que dos esferas electrizadas se unían, o dos bloques cúbicos de metal eléctrico se frotaban entre sí y, al estar perfectamente nivelados el uno con el otro, se detenían con un golpe. Nuevamente me esforcé por ver si podía distinguir a la persona que parecía esconderse de mí, pero no detecté sino una forma oscura contra los arbustos. Puse las manos sobre los ojos formando una visera. En ese instante cambió el brillo del sol y advertí que sólo veía una ilusión óptica, un juego de sombras y follaje.

Aparté los ojos y vi un coyote que cruzaba el campo en trote calmoso. Estaba cerca del sitio donde yo creía haber visto al hombre. Recorrió unos cincuenta metros en dirección al sur y luego se detuvo, dio la vuelta y empezó a caminar hacia mí. Di unos gritos para asustarlo pero siguió acercándose. Tuve un momento de aprensión. Pensé que tal vez estaba rabioso y hasta se me ocurrió juntar piedras para defenderme en caso de un ataque. Cuando el animal estuvo a tres o cuatro metros de distancia, noté que no se hallaba agitado en forma alguna; al contrario, parecía tranquilo y sin temores. Amainó su paso, deteniéndose a un metro o metro y medio de mí. Nos miramos, y el coyote se acercó más aún. Sus ojos pardos eran amistosos y límpidos. Me senté en las rocas y el coyote se detuvo, casi tocándome. Yo estaba atónito. Jamás había visto tan de cerca a un coyote salvaje, y lo único que se me ocurrió entonces fue hablarle. Lo hice como si hablara con un perro amistoso. Y entonces me pareció que el coyote me respondía. Tuve una absoluta certeza de que había dicho algo. Me sentí confuso, pero no hubo tiempo de ponderar mis sentimientos, porque el coyote volvió a "hablar". No era que el animal pronunciase palabras como las que suelo escuchar en voces humanas; más bien yo "sentía" que estaba hablando. Pero no era tampoco la sensación que uno tiene cuando una mascota parece comunicarse con su amo. El coyote en verdad decía algo; transmitía un pensamiento y esa comunicación se producía a través de algo muy similar a una frase. Yo había dicho: "¿Cómo estás, coyotito?" y creí oír que el animal respondía: "Muy bien, ¿y tú?" Luego el coyote repitió la frase y yo me levanté de un salto. El animal no hizo un sólo movimiento. Ni siquiera lo alarmó mi repentino brinco. Sus ojos seguían claros y amigables. Se echó y, ladeando la cabeza, preguntó: "¿Por qué tienes miedo?" Me senté frente a él y llevé a cabo la conversación más extraña que jamás había tenido. Finalmente, me preguntó qué hacía yo allí y le dije que había venido a "parar el mundo". El coyote dijo "¡Qué bueno!" y entonces me di cuenta de que era un coyote bilingüe. Los sustantivos y verbos de sus frases eran en inglés, pero las conjunciones y exclamaciones eran en español. Cruzó por mi mente la idea de que me hallaba en presencia de un coyote chicano. Eché a reír ante lo absurdo de todo eso, y reí tanto que casi me puse histérico. Entonces, la imposibilidad de lo que estaba pasando me golpeó de lleno y mi mente se tambaleó. El coyote se incorporó y nuestros ojos se encontraron. Miré los suyos fijamente. Sentí que me jalaban, y de pronto el animal se hizo iridiscente; empezó a resplandecer. Era como si mi mente reprodujese la memoria de otro suceso que había tenido lugar diez años antes, cuando, bajo la influencia del peyote, presencié la metamorfosis de un perro común en un inolvidable ser de iridiscencia. Era como si el coyote hubiera provocado el recuerdo, y la imagen de aquel suceso anterior, invocada, se superpusiera a la forma del coyote; el coyote era un ser fluido, líquido, luminoso. Su luminosidad deslumbraba. Quise proteger mis ojos cubriéndolos con las manos, pero no podía moverme. El ser luminoso me tocó en alguna parte indefinida de mí mismo y mi cuerpo experimentó una tibieza y un bienestar indescriptibles, tan exquisitos que el toque parecía haberme hecho estallar. Me transfiguré. No podía sentir los pies ni las piernas, ni parte alguna de mi cuerpo, pero algo me sostenía erecto.

No tengo idea de cuanto tiempo permanecí en esa posición. Mientras tanto, el coyote luminoso y el monte donde me hallaba se disolvieron. No había ideas ni sentimientos. Todo se había desconectado y yo flotaba libremente.

De súbito, sentí que mi cuerpo era golpeado, y luego envuelto por algo que me encendía. Tomé conciencia entonces de que el sol brillaba sobre mí. Yo distinguía vagamente una cordillera distante hacia el occidente. El sol casi se ocultaba en el horizonte. Yo lo miraba de frente, y entonces vi las "líneas del mundo". Percibí en verdad una extraordinaria profusión de líneas blancas, fluorescentes, que se entrecruzaban en todo mi alrededor. Por un momento pensé que tal vez se trataba del sol refractado por mis pestañas. Parpadee y volví a mirar. Las líneas eran constantes, y se superponían a todo cuanto había en torno, o lo atravesaban. Me di vuelta y examiné un mundo insólitamente nuevo. Las líneas eran visibles y constantes aunque yo no diera la cara al sol.

Me quedé allí en estado de éxtasis, durante lo que pareció un tiempo interminable; todo debe haber durado sólo unos minutos, acaso únicamente el tiempo que el sol brilló antes de llegar al horizonte, pero para mí fue una eternidad. Sentía que algo tibio y reconfortante brotaba del mundo y de mi propio cuerpo. Supe haber descubierto un secreto. Era tan sencillo. Experimentaba un torrente desconocido de sentimientos. Nunca en toda mi vida había tenido tal euforia divina, tal paz, tan amplio alcance, y, sin embargo, no me era posible traducir el secreto a palabras, ni siquiera a pensamientos, pero mi cuerpo lo conocía.

Luego me dormí o me desmayé. Cuando volví a cobrar conciencia de mí, yacía sobre las rocas. El mundo era como yo siempre lo había visto. Estaba oscureciendo, y automáticamente inicié el regreso hacia mi coche.

Don Juan estaba solo en su casa cuando llegué a la mañana siguiente. Le pregunté por don Genaro y dijo que andaba por allí, haciendo un mandado. Inmediatamente empecé a narrarle las extraordinarias experiencias que tuve. Escuchó con obvio interés.

-Sencillamente has parado el mundo -comentó..."
Carlos Castaneda: Viaje a Ixtlan.


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Las enseñanzas de don Juan.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Los requisitos para el aprendiz.

"Un aprendiz es alguien que se esfuerza por limpiar y revivir su vínculo con el espíritu -explicó-. Una vez que ese vínculo revive, no puede continuar siendo un aprendiz; pero hasta ese día, necesita de un propósito indomable, un intento inflexible, del cual carece, por supuesto. Por esa razón, el aprendiz permite que el nagual le proporcione tal propósito y, para hacerlo, tiene que renunciar a su individualidad. Esa es la parte difícil".

El Nagual como Canal

-Te gustan las palabras- dijo recriminándome. Te da miedo el solo pensar en el conocimiento silencioso. Por otro lado, las historias, por más estúpidas que sean, te encantan y te hacen sentir seguro.

Su sonrisa era tan pícara que acabé riéndome.

Me recordó que ya él me había dado un detallado relato de la primera vez que el espíritu tocó su puerta. Y por un momento, no pude imaginar de que me estaba hablando.

-No solo fue mi benefactor quién tropezó conmigo cuando me estaba muriendo del balazo que me dieron- explicó-. Ese día, el espíritu tocó mi puerta. Mi benefactor comprendió que él estaba allí como conducto del espíritu. Sin la intervención del espíritu, el encuentro con mi benefactor no hubiera significado nada.

Manifestó que el nagual puede oficiar como conducto solamente después de que el espíritu ha manifestado su voluntad ya sea a través de casi imperceptibles manifestaciones o mediante comandos directos. Por lo tanto, no hay posibilidad de que un nagual pueda elegir a sus aprendices siguiendo su propia volición o sus cálculos. No obstante, una vez que le espíritu se revela a través de sus augurios, el nagual no escatima nada para satisfacerlo.

-Después de practicar por toda una vida -continuó-, los brujos, en especial los naguales, saben si el espíritu los está , o no los está, invitado a entrar al edificio dispuesto delante de ellos. Han aprendido a disciplinar su vínculo con el intento; de ese modo siempre están prevenidos; siempre saben lo que el espíritu les depara.

¿Qué es un Discípulo?

Don Juan dice que en la Toltequidad no se reciben voluntarios porque, entre otras cosas, al traer propósitos propios, es muy difícil que renuncien a su individualidad. Si no encuentran las cosas como ellos piensan que deben ser, se enfadan y se van. Don Juan dice que lo importante es tener decisión y fuerza para el cambio, toneladas de humildad, disciplina para intentar "barrer la isla del tonal". dejar de ser, pensar, sentir y actuar en la vida cotidiana, como siempre lo hemos hecho. Si alguien se atreve a intentar tan sólo lo anterior, y dejar a un lado por el momento el mundo del nagual, el conocimiento del lado izquierdo, la consciencia acrecentada, las emanaciones del Águila, etc., no necesitará de maestros ni benefactores. Cuando logren ahorrar energía y mover Su punto de encaje, seguramente el poder los pondrá, en el camino.

Acceder al conocimiento exigía algunos requisitos mínimos en un comienzo, requisitos que el guía comprobaba directa o indirectamente. En primer lugar, el aspirante a aprendiz tenía que tener "claridad de mente" y un propósito claro; saber qué quería realmente, conocer su corazón, porque el conocimiento debía llegar por "el camino difícil".

Otra de las premisas mínimas, era que debía encontrar en un sitio determinado, un lugar adecuado para él, que debía hacerlo sentir "cómodo y feliz".

En el caso de Castañeda, éste debió buscar "su lugar" en el cuarto de don Juan. Ante tan extraña y aparentemente absurda petición, Castañeda titubeó porque, además, lo hacía sentir ridículo. No obstante, cuando el chamán se alejó, con esmero y durante casi toda la noche, rodó, se tendió y tomó las más extrañas posiciones en el suelo. Casi al amanecer "sintió", como le dijo don Juan, "cuando sus ojos no miraban de lleno las cosas" y vio vislumbres de colores en un determinado lugar del cuarto, en dirección sureste. Allí se quedó dormido.

En la mañana, don Juan corroboró su hallazgo, no sin antes mencionarle que todos los hombres tienen muchos lugares favorables y que los no favorables eran tan dañinos, que no sólo podían enfermar sino, además, causar la muerte.

También fue sometido a otra prueba, cuyo resultado fue estimado como un "augurio" favorable por don Juan, quien decidió entonces tomarlo como aprendiz.

El digno adversario

Uno tiene que ser completamente humilde y no cargar nada que uno tenga que defender, ni siquiera su propia persona; la persona de uno debe protegerse, pero no defenderse.

Yo diría que lo mejor de nosotros siempre sale a flote cuando estamos de espaldas contra la pared, cuando sentimos que la espada se cierne sobre nuestra cabeza. En lo personal, yo prefiero ese estado y no viviría de ningún otro modo.

A estas alturas es cuando el maestro coloca su trampa más artera, al adversario que vale la pena. Esta trampa tiene dos propósitos. Primero, hace que el maestro atrape a su aprendiz; y segundo, hace que el aprendiz tenga un punto de referencia para su uso. La trampa es una maniobra que trae a la arena al adversario que vale la pena. Sin la ayuda de un adversario así, que no es en realidad un enemigo sino un adversario totalmente dedicado, el aprendiz no tiene posibilidad de continuar en la senda del conocimiento. El mejor de los hombres saldría volado a estas alturas si de el dependiera la decisión.

Es debido, entonces, a los actos de un adversario que vale la pena, que el aprendiz puede quedar hecho pedazos o cambiar radicalmente.

El maestro usa al adversario para forzar al aprendiz a hacer la decisión de su vida. El aprendiz debe escoger entre el mundo del guerrero y su mundo ordinario. Pero no hay decisión posible si el aprendiz entiende lo que tiene que decidir; por eso, el maestro debe tener una actitud enteramente paciente y comprensiva y debe guiar al aprendiz, con mano firme, a que elija el mundo y la vida del guerrero.

¿ Quién se convierte en chamán?

Usualmente los individuos se inician en el chamanismo de tres formas principales: auto-selección, transmisión hereditaria y la confrontación de una crisis que los lleva a considerar el rol de chamán. No importa cual sea el método de selección, el futuro chamán debe participar de un período de adiestramiento riguroso y pasar una serie de pruebas.

El chamán usualmente es una persona con unas características muy especiales dentro de una cultura. Por ejemplo, en algunas culturas el que una persona nazca con una deformidad física es signo de que puede ser chamán. En otras, si una persona logra sobrevivir a la descarga de un rayo tiene entonces potencial chamánico y en algunas comunidades ser mujer es un requisito para poder convertirse en chamán. Varias culturas entienden que para ser chamán hay primero que estar enfermo, física o emocionalmente, y pasar por el proceso de curarse de esa enfermedad.

Etapas en el proceso de convertirse en chamán

En la mayor parte de las culturas convertirse en chamán requiere un proceso que se caracteriza por períodos extensos de soledad y aislamiento. El futuro chamán tiene que enfrentarse a diferentes tipos de sacrificios, pruebas y aprendizaje. Grim ha identificado tres etapas principales: el llamado de los espíritus, la enfermedad o el abandono de las actividades sociales y el surgimiento del chamán.

Rituales para entrar al estado chamánico de conciencia

El chamán utiliza una gran variedad de rituales para alterar su conciencia y lograr un estado de trance. A continuación se describen algunos de ellos:

1. Condiciones de altas temperaturas:
Los nativos americanos utilizan un ritual de sanación conocido como “sweat lodge”. Este ritual requiere un lugar cerrado en el cual se ponen piedras que han sido calentadas por horas. Las personas se sientan en el centro y experimentan el calor intenso generado por las rocas. Estas altas temperaturas producen cambios fisiológicos que alteran el ritmo cardíaco, producen náuseas y mareos.

2. De privación física y sensorial:
Antes de realizar algún tipo de trabajo el chamán puede ayunar o dejar de dormir por varias noches. En algunas culturas el chamán se abstiene sexualmente por un tiempo determinado cuando va a realizar algún ritual importante. También, para facilitar la deprivación sensorial la mayor parte del trabajo chamánico se hace en la obscuridad o con los ojos cerrados.

3. Uso de plantas sagradas:
Las plantas que causan visiones y alucinaciones tienen un rol importante en el chamanismo que se practica en diferentes partes del mundo. El chamán las utiliza como una manera de facilitar el acceso al mundo espiritual a través de la experiencia del trance. Sin embargo, es necesario aclarar que las plantas no son esenciales para el trabajo chámanico. Debido a que las drogas que producen estas plantas se utilizan con un propósito espiritual se consideran sagradas. Algunas de las plantas que se utilizan son peyote, ayahuasca, datura y el cactus de San Pedro.

4. Estímulos auditivos:
El chamán utiliza el sonido del tambor, las maracas y otros instrumentos de percusión como una manera de alterar su consciencia y tener contacto con otras dimensiones. Jilek (1974) encontró que el sonido de tambor produce frecuencias características de las ondas thetas, las cuales están asociadas con los estados de sueño, hipnosis y trance.

El chamán tiene “canciones de poder” que usa como una forma de ponerse en sintonía con el mundo espiritual y protegerse de malas influencias. Cada chamán tiene sus canciones de poder que recibe de sus guías espirituales. Usualmente, el chamán mientras canta, ejecuta una danza con el objetivo de facilitar el acceso al mundo espiritual.

Iniciación chamánica

La iniciación chamánica es un proceso complejo y doloroso en donde muchas veces la salud mental y física del individuo está en juego. Es un período en donde la persona interactúa con el mundo de los espíritus con el objetivo de aprender sobre la naturaleza de las enfermedades y las formas de curarlas. En algunas ocasiones la iniciación envuelve también retirarse a un lugar apartado y solitario en donde se tienen visiones producidas por alucinógenos. El futuro chamán experimenta visiones espirituales que le permiten transformar su personalidad y adquirir poderes que facilitarán su trabajo como sanador.

Una temática predominante en la iniciación chamánica es la muerte y el renacimiento. El chamán tiene visiones en donde percibe su cuerpo desmembrado o se percibe como un esqueleto. En estas visiones, el futuro chamán experimenta su muerte para luego resucitar como una persona transformada totalmente.

Otro tema común en la iniciación chamánica es el carácter sexual y erótico de la relación entre el chamán y su espíritu guía. Muchos chamanes se refieren a su espíritu de poder como su esposa/o espiritual y describen experiencias de tipo sexual con los mismos.


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Las enseñanzas de don Juan.

El uso de las hierbas psicotrópicas,

Las enseñanzas que recibió Castañeda de don Juan, consistían en un sistema coherente de creencias, inculcadas por medio de un método pragmático y experimental. No era fácil comprenderlas debido a las extrañas características de los fenómenos que el aprendiz experimentaba. Al principio, el hincapié lo hacía en el uso de plantas psicotrópicas. Empleó por separado el peyote (laphophora williamsii), el toloache (datura inoxia) y un hongo (cilocybe mexicana). Relacionaba la datura y el hongo con la adquisición de "poder" y el uso del peyote con la obtención de sabiduría. Al peyote lo llamaba “mescalito”.

La importancia de las plantas residía en su capacidad de inducir etapas de percepción peculiar en la consciencia de quien las consumía. A estos efectos Castañeda los llamó "estados de realidad no ordinaria".

En el contexto del conocimiento de don Juan, esas realidades eran reales, aunque fueran diferentes de aquellas que para nosotros lo son. Don Juan consideraba estos estados como único medio de adquirir poder. Estas plantas guiaban al hombre a ciertos poderes impersonales y los estados que producían los llamaba "encuentros". Un chamán debía "encontrarse" con estos poderes para ganar su control.

El peyote o mescalito se consumía en reuniones llamadas mitotes. La reunión tenía como objeto encontrar una orientación sobre "la forma correcta de vivir". Al toloache y a los hongos, los llamaban "aliados", los cuales eran susceptibles a la manipulación. El hongo era el aliado preferido de don Juan, al que llamaba "humito".

Un "hombre de conocimiento" debía encontrarse con el aliado las veces que fuera necesario, hasta llegar a familiarizarse con él. Esto significaba que había que fumar la mezcla e ingerir el polvo de hongos. Para minimizar los momentos más cruciales y extenuantes, el chamán usaba el humor.

El sistema de creencias que impartía, abarcaba cuando menos a dos culturas diferentes. Así otro chamán que tuvo influencia en el aprendizaje de Castañeda, fue don Genaro Flores, un indio mazateco de Méjico central.

Castañeda consideró su obra como una autobiografía atípica porque refiere, principalmente, algunos eventos de su vida y no lo que le sucede a un hombre común, ni menos sus estados subjetivos.

Después de haber transmitido sus enseñanzas, don Juan Matus y don Genaro Flores desaparecieron de la faz de la tierra y Castañeda se vio entonces en la obligación de hacer de nagual y el resto de los aprendices exigió su guía y consejo.

Enlaces relacionados con el uso de plantas psicotrópicas:

Presentacion
Peyote y San Pedro
Hongos psicoactivos
Toloache
Ayahuasca

¿Quién era don Juan?

Don Juan Matus, el guía y chamán de Carlos Castañeda, nació en Arizona de ascendencia yaqui y yuma. Vivió en la orfandad desde la infancia, debido a que en las guerras yaqui sus padres fueron asesinados.

Los brujos yaqui forman parte de una tradición cerrada, de la sociedad de los brujos de México; cofradía, ésta, que se extiende por todo el territorio mexicano, hasta el sur de Estados Unidos; tradición sincrética de los herederos de sacerdotes y chamanes precolombinos.

Estuvo un tiempo en Yucatán, donde se ganaba el sustento trabajando en los cafetales de la zona. Su juventud fue bastante accidentada, porque era excesivamente pendenciero. En la última de esas contiendas recibió un balazo en el pecho que lo dejó tirado en la calle, muy mal herido. Un indio viejo que pasaba por el lugar, lo recogió y lo cuidó, no sin antes haber aparentado frente a las personas que los rodeaban en ese momento; previo guiño a una vidente que presumía ser su mujer en público, que el herido era hijo de ambos y que sufrían inmensamente por lo que había ocurrido. Cuando hubo pasado un tiempo y ya se encontraba casi recuperado, don Juan hizo planes para huir de aquel lugar, pero el indio que no era otro que don Julián, su futuro guía y chamán, le propinó un fuerte golpe en la espalda que lo forzó a entrar a un estado de consciencia acrecentada. Después le reveló parte de la regla que tenía que ver con el Nagual.

Don Juan vivió las tres etapas del desarrollo de un guerrero:
l.- Ser guiado a tomar la regla como mapa.
2.- La comprensión que uno puede obtener la consciencia suprema.
3.- Conocimiento de un pasaje secreto para acceder a ese otro mundo oculto de la consciencia.

Don Julián le ayudó a convertirse en "hombre de conocimiento" y también le transmitió otros conceptos, uno de los cuales don Juan aplicó en su vida. Se refería al hecho de que la historia personal debía mantenerse en privado, porque así se evitaba "sufrir el peso de los pensamientos ajenos."

Carlos Castañeda, que aprendió de don Juan, también aplicó este predicamento en su vida.




Otros articulos sobre Don Juan:


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- Introducción al chamanismo.


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Las enseñanzas de don Juan.


sábado, 8 de septiembre de 2007

El método del chamán.

"No hay ninguna realidad pre-discursiva. Cada realidad se funda y se define por un discurso".
J. Lacan

En toda cultura la realidad y la subjetividad se han construido en base a mitos, estos subyacen aún en las elaboraciones más racionales.

Maestros del éxtasis.

La palabra chamán, "aquel que conoce el éxtasis", proviene de la tribu Tungús de Siberia, pero el chamanismo es una tradición extendida por todo el mundo.

El chamán es un hombre o una mujer que "viaja" en un estado alterado de conciencia inducido habitualmente por el toque rítmico de instrumentos de percusión o en algunos casos por drogas psicoactivas buscando el éxtasis para poder curar o guiar a los miembros de su comunidad.

El término éxtasis es de origen griego, su significado es desplazarse, alejarse de los sentidos; ya en los misterios dionisíacos y órficos el éxtasis se inducía a través del entusiasmo en lugar del ascetismo, al decir de Nietzsche había que ganar el cielo no por debilidad sino por un exceso de fuerza.

A diferencia del medium, el chamán permanece consciente durante su "viaje", tiene control de sus facultades y no sufre amnesia al volver a la realidad ordinaria.

El éxtasis chamánico es un estado de inspiración inducido para obtener información en "otra realidad" para luego operar en el mundo cotidiano, distinto de los estados de arrobamiento místico o yoguico donde sólo hay contemplación.

Occidente ha tratado de exterminar a los chamanes, tanto el comunismo en Siberia, como los protestantes en Norteamérica y los católicos en Sudamérica. Evidentemente se les temía porque ponen en peligro el orden establecido, son subversivos.

La curación chamánica.

Antropológicamente se distingue el chamán del curandero, este último trabaja con hierbas y plegarias, no tiene que entrar necesariamente en el "mundo de los espíritus" y goza de un estatus inferior al del chamán, que es "aquél que sabe", que tiene vivencias de una realidad distinta a la cotidiana sólo accesible a través de un largo proceso iniciático que no sólo consiste en obtener la experiencia extática sino en recibir instrucción teórica y práctica.

La curación chamánica no se relaciona directamente con la eliminación de las dolencias, el chamán busca la transformación espiritual del paciente pues para él la enfermedad es consecuencia de un estado equivocado del ser, la diferenciación cuerpo-alma le es inútil. Para los chamanes el hombre se enferma cuando su vida no tiene sentido, cuando el miedo lo invade hasta hacerle perder su capacidad de amor, su alegría y la confianza, pilares para ellos de la salud. Les es muy importante saber el significado que para el consultante tiene su padecimiento, cómo se desenvolvía su vida, qué conductas y actitudes tenía antes del desencadenamiento de los síntomas.

Mediante los rituales curativos se persigue entrar en un "tiempo sagrado", donde se trasciende la tensión de los puestos y los límites del espacio-tiempo profanos buscando obtener al fin del proceso un renacimiento espiritual con el cual el estado de desequilibrio cesaría y con él la enfermedad.

La descripción del mundo.

El sistema de pensamiento Occidental basado en las tradiciones helénica y judeo-cristiana es el que nos dio los paradigmas con los cuales diseñamos la realidad que llamamos objetiva.

Creer que la única forma válida de concebir el mundo es la nuestra es una postura de estrechez mental necesaria para no abismarnos ante el "caos exterior".

En los cimientos de toda la concepción moderna alienta la ilusión de que las llamadas leyes naturales son explicaciones de la naturaleza.

La descripción científica del mundo es una narración de experimentos. Las regularidades que se encuentran pueden ver sólo las de sus pautas, una exigencia de la gramática o de las matemáticas.

Para la cosmovisión chamánica la realidad cotidiana no es más que una forma de ver condicionada por creencias y supuestos fundamentales como que todo es independiente, que tiene un principio y un fin y que todo efecto es producto de una causa. La disciplina que sigue el chamán apunta a la muerte de esta perspectiva que considera alienante y al nacimiento de una visión donde todo está relacionado y es inter-dependiente y los acontecimientos son sincrónicos. La experiencia extática es la manera de aprehender ese mundo y cree que la explicación intelectual es un obstáculo.

El hombre Occidental, por el contrario, si no puede hacer inteligible un suceso en términos lógico-positivos su mundo se desorganiza, se vuelve anárquico.

El universo simbólico que nos tiene sujetos determina la posibilidad de nuestro conocimiento.

El paraíso perdido.

Ante las tensiones y la crisis de los valores de Occidente de este fin de milenio surgen corrientes pseudo místicas y terapias alernativas que movilizan la vieja añoranza de la plenitud perdida.

El neo-chamanismo de la New Age nos advierte "...Sin un cambio de rumbo importante, el mundo se encamina a la destrucción. Por el camino de la mística y conscientes de la unión de todo cuando existe, se conseguirá un mundo nuevo y mejor en esta realidad, además de la paz que aporta la trascendencia".

Para el psicoanálisis cualquier promesa paradisíaca se inscribe en lo ilusorio ya que un supuesto estado de equilibrio total no se compadece con el plano vital donde el movimiento es su esencia y lograr un punto cero de excitación sería mortal, ni con el sujeto deseante cuya falta en ser, su incompletud es motor de búsqueda inextinguible y el objeto no es sólo el señuelo sino la causa misma de su deseo.

Que la tensión de Eros hacia el Uno culminara en logro implicaría el triunfo de Tánatos sobre el sujeto.

Injertar retazos de otras culturas, sin revisar las raíces de nuestra propia cosmovisión no nos ayudará a superar la actual decadencia de los valores.

Pertenecemos a un orden cultural distinto al del chamanismo y no podemos extrapolar conceptos de ese universo al nuestro, pero es importante señalar que el método del chamán es eficaz en su realidad y lo que sí sirve es ver la relatividad de nuestras concepciones sobre la sanación, la espiritualidad, la fisica, el desarrollo y el crecimiento personal esto nos daría la ductilidad para reformular nociones que en vez de permitirnos avanzar nos estancan.
Jorge Daniel Maldonado
Licenciado en Psicologia


Para conseguir la metamorfosis del aprendiz, don Juan usaba plantas que producen efectos que cambian la forma de percibir la realidad en quien las consume o fuma. Las drogas son parte de una disciplina física y espiritual, como las prácticas ascéticas, los giros del derviche, las maceraciones del eremita cristiano y otras. Cada una de ellas es parte de un simbolismo que abarca al macrocosmos y al microcosmos y cada una se rige por un calendario ritual sagrado.

Las drogas, las prácticas ascéticas y los ejercicios de meditación son medios, no fines. Si el medio se transforma en un fin, se convierte en un agente de destrucción físico y espiritual que conduce a la degradación, la locura e incluso la muerte.

Rota la percepción cotidiana de la realidad, las drogas ya no tienen sentido, porque su función es semejante al mandala del budismo tibetano, es un apoyo para la meditación del principiante, no para el iniciado. El chamán expresa que lo que llamamos realidad consta de "descripciones del mundo" y los prodigios que la droga realiza son medios para destruir nuestros débiles razonamientos, nuestra percepción del mundo ordinario y para ubicar en su justa medida nuestras certidumbres. Él llama "parar el mundo" el terminar con la dualidad del sí y el no. Debemos recuperar esa mirada diáfana con una visión directa y profunda. Así alcanzaremos ese estado al que han aspirado todos los sabios del mundo: contemplativa imparcialidad.

Dos Categorías de Instrucción.

En sus enseñanzas, desarrolladas por brujos de la antigüedad, existen dos categorías de instrucción. A una de ellas se le denomina "enseñanza para el lado derecho" y se la lleva a cabo en estados de conciencia cotidianos. A la otra se la llama " enseñanza para el lado izquierdo" y se la practica solamente en los estados de conciencia acrecentada.

Las dos categorías de instrucción permiten a los maestros adiestrar a sus aprendices en tres áreas: la maestría del estar consciente de ser, el arte del acecho y la maestría del intento. Estas tres áreas también se conocen como los tres enigmas que los brujos encuentran al buscar el conocimiento.

La maestría del estar de ser, es el enigma de la mente ; la perplejidad que los brujos experimentan al darse cabal cuenta del asombroso misterio y alcance de la conciencia de ser y la percepción.

El arte del acecho es el enigma del corazón; el desconcierto que sienten los brujos al descubrir dos cosas: una, que el mundo parece ser inalterablemente objetivo y real debido a ciertas peculiaridades de nuestra percepción; y la otra, que si se ponen en juego diferentes peculiaridades de nuestra percepción, ese mundo que parece ser inalterablemente objetivo y real, cambia.

La maestría del intento es el enigma del espíritu, el enigma de lo abstracto.

La instrucción proporcionada por Don Juan en el arte del acecho y la maestría del intento se basaron en la instrucción del estar consciente de ser: una piedra angular que consiste de las siguientes premisas básicas:

1. El universo es una infinita aglomeración de campos de energía, semejantes a filamentos de luz que se extienden infinitamente en todas direcciones.

2. Estos campos de energía, llamados emanaciones del Águila, irradian de una fuente de inconcebibles proporciones, metafóricamente llamada Águila.

3. Los seres humanos están compuestos de esos mismos campos de energía filiforme. A los brujos, los seres humanos se les aparecen como unos gigantescos huevos luminosos, que son recipientes a través de los cuales pasan esos filamentos luminosos de infinita extensión; bolas de luz del tamaño del cuerpo de una persona con los brazos extendidos hacia los lados y hacia arriba.

4. Del número total de campos de energía filiformes que pasan a través de esas bolas luminosas, solo un pequeño grupo, dentro de esa concha de luminosidad, está encendido por un punto de esa intensa brillantez localizado en la superficie de la bola.

5. La percepción ocurre cuando los campos de energía en ese pequeño grupo, encendido por ese punto de brillantez, extienden su luz hasta resplandecer aún fuera de la bola. Como los únicos campos de energía perceptibles son aquellos iluminados por el punto de brillantez, a este punto se le llama el "punto donde encaja la percepción" o, simplemente, "punto de encaje".

6. Es posible lograr que el punto de encaje se desplace de su posición habitual en la superficie de la bola luminosa, ya sea hacia su interior o hacia otra posición en su superficie o hacia afuera de ella. Dado que la brillantez del punto de encaje es suficiente, en sí misma, para iluminar cualquier campo de energía con el cual entra en contacto, el punto , al moverse hacia una nueva posición, de inmediato hace resplandecer diferentes campos de energía, haciéndolos de este modo percibibles: al acto de percibir de esa manera se le llama ver.

7. La nueva posición del punto de encaje permite la percepción de un mundo completamente diferente al mundo cotidiano; un mundo tan objetivo y real como el que percibimos normalmente. Los brujos entran a ese otro mundo con el fin de obtener energía, poder, soluciones a problemas generales o particulares, o para enfrentarse con lo inimaginable.

8. El intento es la fuerza omnipresente que nos hace percibir. No nos tornamos conscientes porque percibimos, sino que percibimos como resultado de la presión y la intromisión del intento.

9. El objetivo final de los brujos es alcanzar un estado de conciencia total y ser capaces de experimentar todas las posibilidades perceptuales que están a disposición del hombre. Este estado de conciencia implica, asimismo, una forma alternativa de morir.

Dicen que de poetas y locos todos tenemos un poco. también de chamanes, que son los sanadores del cuerpo y el espíritu más antiguos de la humanidad. Un chamán modifica su estado de conciencia para sanar, y lo hace en el mundo del espíritu. La crisis es una posibilidad de alcanzar una comprensión de sí mismo, del otro, la comunidad y el cosmos. Para él todo está interrelacionado, vivo y es sagrado.
El chamán alcanza la unidad con la naturaleza, se hermana con todos los seres a través del trance que consigue mediante distintas técnicas. Es capaz de conocer el cielo y el infierno interior. Moverse de uno a otro a voluntad. Ser chamán también implica un grado de madurez y un viaje para convertirse en una persona completa.
El chamanismo no es una religión. Existe antes de las religiones, no tiene dogmas, no está estructurado y no hay intermediarios. Cada uno puede establecer un contacto directo con el espíritu. Actúa como médico, psicoterapeuta, trabajador social o místico. Tiene un espíritu abierto, no dogmático, sintético e integrativo.
Tiene una relación buena con el paciente y usa cualquier truco para curar. Puede provocar crisis, estados de shock, etc. Para llevar a experimentar otra realidad, otro punto de vista, o una nueva comprensión sobre la enfermedad del cuerpo y el alma.
Es un sanador que une el mundo interno y externo; el individuo y la comunidad; la mente y el cosmos. Se usa a sí mismo para curar. El chamanismo busca expandir la conciencia a través del contacto con la naturaleza.

Los chamanes usan distintas técnicas. Aquí menciono algunas de ellas:

La danza, canto, música (tambores, maracas, flautas, etc.)
A través del movimiento corporal y diversos tipos de respiración. El cuerpo libera sus bloqueos físicos, emocionales, mentales, y entra en un estado de mente silenciosa de disolución en nosotros mismos, más allá de lo que somos o pretendemos ser. En este proceso se producen unas fuertes resistencias antes de disolverse los bloqueos. Parándose el diálogo interno.

La inmovilidad
Nos acerca a experiencias cercanas a la muerte. Enterramientos, deprivación sensorial, etc. Afrontamos el dolor y el sufrimiento conscientes.

Trabajos con la oscuridad
Trabajos en las noches, caminatas sin visión, en cuevas, cabañas de oscuridad, etc. Los pensamientos llegan a flotar delante de nosotros, vemos nuestras luces y sonidos internos, nos vinculamos a otras dimensiones. Encontramos el silencio.

Sustancias
Se usaban para ampliar la conciencia. Eran plantas educadoras y ayudadoras para alcanzar nuevos puntos de vista, nuevas visiones sobre sí mismo y la realidad. Un uso que hemos perdido y sería necesario recuperar para dar un sentido adecuado al consumo actual.

Las caminatas de Poder
Las Peregrinaciones
Limpian el cuerpo. Lo preparan para poder contener los distintos estados modificados de la conciencia. La peregrinación es un camino al interior de sí mismo. Por ejemplo: El Camino de Santiago es una peregrinación hacia sí mismo que comienza en una etapa purificativa y termina en Finisterre en el vacío.

Vigilias Nocturnas
Ensoñación
Noches sin dormir. El sueño consciente. La modificación de los sueños a voluntad. Cambiarlos, es cambiar nuestra realidad ordinaria. Para ello es necesario acumular mucha energía que perdemos en el diálogo interno, hábitos, etc. Se crea una continuidad en la atención y se mantiene largo tiempo.


La energía Sexual
Ahorrar la energía sexual para hacerla ascender por la columna vertebral como han desarrollado el tantrismo y el taoísmo. La vida del amor mágico.


Contacto Naturaleza
Identificación y comunión con rocas, árboles, animales, viento, etc. Transformarse en un animal y apropiarse de sus cualidades.
También se trabaja con cristales, sanación por imposición de manos, canalizaciones, acechar debilidades, etc.

El chamán usa rituales. Son una estrategia para crear una actitud, un estado de conciencia para poder abrirse al misterio. Dota de sentido a lo que hace, disminuye el miedo a lo desconocido e invoca a la presencia en nosotros.
El trabajo chamánico integra el cuerpo, en el cual sucede todo, los estados modificados se producen dentro y no fuera del mismo. Hay una confianza en la autorregulación organísmica. La sabiduría del cuerpo conectada con el todo.
La espontaneidad en el dejarse llevar y entregarse a la experiencia. El desarrollo del sentir y la intuición. Se produce asimismo una integración de opuestos.
El uso que el chamán hace de sí mismo para curar. La actitud de respeto con la persona y la crisis. El frustrar lo falso y apoyar lo genuino.
Además se desarrolla el Testigo Interior y la atención, es el contacto con el Espíritu. Es, en definitiva, responsabilizarse en un mundo de misterio.
La recuperación de este espíritu en distintas escuelas psicológicas y tradiciones espirituales ha hecho surgir lo que podríamos llamar un nuevo chamanismo. Estamos ya afrontando la revolución pendiente: la interior. Un curar que es ampliar la conciencia, un conocimiento más intuitivo, un mundo más justo y compasivo. Donde la cabeza, el corazón y el instinto estén en armonía con la Tierra y el Cosmos.



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- Los requisitos para el aprendiz.

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Las enseñanzas de don Juan.

Los pinches tiranos.

Trabajar con los pinches tiranos es el refinamiento del arte del acecho.

"Don Juan dijo entonces que en los inventarios estratégicos de los guerreros, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y que por eso se esforzaban por erradicarla.

Una de las primeras preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido –prosiguió don Juan-. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.

Dijo que la estrategia más efectiva fue desarrollada por los videntes de la Conquista, los indiscutibles maestros del acecho, y que consiste en seis elementos que tienen influencia recíproca. Cinco de ellos se llaman los atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama pinche tirano.

- Un pinche tirano es un torturador –dijo-. Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente le hace la vida imposible.

Don Juan sonrió con un aire de malicia y dijo que los nuevos videntes desarrollaron su propia clasificación de los pinches tiranos. Aunque el concepto es uno de sus hallazgos más serios e importantes, los nuevos videntes lo tomaba muy a la ligera. Me aseguró que había un tinte de humor malicioso en cada una de las clasificaciones, porque el humor era la única manera de contrarrestar la compulsión humana de hacer engorrosos inventarios y clasificaciones.

- De conformidad con sus prácticas humorísticas los nuevos videntes juzgaron correcto encabezar su clasificación con la fuente primaria de energía, el único y supremo monarca en el universo, y le llamaron simplemente el tirano. Naturalmente, encontraron que los demás déspotas y autoritarios quedaban infinitamente por debajo de la categoría de tirano. Comparados con la fuente de todo, los hombres más temibles son bufones, y por lo tanto, los nuevos videntes los clasificaron como pinches tiranos.

La segunda categoría consiste en algo menor que un pinche tirano. Algo que llamaron los pinches tiranitos; personas que hostigan e infligen injurias, pero sin causar de hecho la muerte de nadie. A la tercera categoría le llamaron los repinches tiranitos o los pinches tiranitos chiquititos, y en ella pusieron a las personas que sólo son exasperantes y molestos a más no poder.

Mi benefactor siempre decía que el guerrero que se topa con un pinche tirano es un guerrero afortunado. Su filosofía era que si no tienes la suerte de encontrar a uno en tu camino, tienes que salir a buscarlo.

Explicó que uno de los más grandes logros de los videntes de la época colonial fue un esquema que él llamaba la progresión de tres vueltas. Los videntes, al entender la naturaleza del hombre, llegaron a la conclusión indisputable de que si uno se las puede ver con los pinches tiranos, uno ciertamente puede enfrentarse a lo desconocido sin peligro, y luego incluso, uno puede sobrevivir a la presencia de lo que no se puede conocer.

- La reacción del hombre común y corriente es pensar que debería invertirse ese orden –prosiguió-. Es natural creer que un vidente que se puede enfrentar a lo desconocido puede, por cierto, hacer cara a cualquier pinche tirano. Pero no es así. Lo que destruyó a los soberbios videntes de la antigüedad fue esa suposición. Es sólo ahora que lo sabemos. Sabemos que nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a frente a lo que no se puede conocer.

-Mi benefactor me explicó algo muy interesante. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.

-¿Triunfan alguna vez los pinches tiranos, y destruyen al guerrero que se les enfrenta? –pregunté.

- Desde luego. Durante la Conquista y la Colonia los guerreros murieron como moscas. Sus filas se vieron diezmadas. Los pinches tiranos podían condenar a muerte a cualquiera, por un simple capricho. Bajo ese tipo de presión, los videntes alcanzaron estados sublimes.

Aseguró don Juan que, en esa época, los videntes que sobrevivieron tuvieron que forzarse hasta el límite para encontrar nuevos caminos.

- Los nuevos videntes –dijo don Juan mirándome con fijeza- usaban a los pinches tiranos no sólo para deshacerse de su importancia personal sino también para lograr la muy sofisticada maniobra de desplazarse fuera de este mundo. Ya entenderás esa maniobra conforme vayamos discutiendo la maestría de estar consciente de ser.

Le expliqué a don Juan que lo que yo le había preguntado era si, en el presente, en nuestra época, los pinches tiranos podrían derrotar alguna vez a un guerrero.

- Todos los días –contestó-. Las consecuencias no son tan terribles como las del pasado. Hoy en día, por supuesto, los guerreros siempre tienen la oportunidad de retroceder, luego reponerse y después volver. Pero el problema de la derrota moderna es de otro género. El ser derrotado por un repinche tiranito no es mortal sino devastador. En sentido figurado, el grado de mortandad de los guerreros es elevado. Con esto quiero decir que los guerreros que sucumben ante un repinche tirano son arrasados por su propio sentido de fracaso. Para mí eso equivale a una muerte figurada.

-¿Cómo mide usted la derrota?

- Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.

-¿Qué pasa cuando los guerreros son derrotados?

- O bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos."

Carlos Castaneda : El fuego interno

Los pinches tiranos son aquellas personas que nos aguijonean en nuestra
importancia personal. Es un torturador, alguien que le hace la vida imposible al
guerrero, también tiene el poder de acabar con él. Cualquiera puede ser un pinche
tirano para nosotros. Don Juan dice que el guerrero que se encuentra con un
pinche tirano es afortunado, y si no lo encuentra, tiene que ir a buscarlo.

Cada uno tiene su particular pinche tirano, bien sea persona o situación adversa
contraria a la propia voluntad, especialmente aquellas en las que el ego se siente
afectado y amenazado. Situaciones de maltrato, ofensa, humillación, etc.

El pinche tirano nos hace de espejo de nuestra importancia personal, podemos ver
todo aquello que nos hace daño, pero no queremos desapegarnos de ello. El
pinche tirano nos hace de resonador de los elementos negativos de uno mismo.
Proyectamos nuestros problemas sobre los pinches, los cuales reflejan nuestros
propios conflictos.

El problema está en uno, y tiene que ver con la importancia personal, cuando ésta
es muy grande y no tenemos estrategias para manejar las acciones del pinche
tirano, sucumbimos ante él. Pero si nos enfrentamos a los pinches tiranos desde
una posición de poder, entonces templaran nuestro espíritu de guerrero, y
adquirimos la sobriedad y la serenidad necesarias para enfrentarnos con el mundo
de lo desconocido.

Hacer un buen uso de un pinche tirano y no morir en el intento, asegura la
eliminación de la importancia personal y prepara a los guerreros a la comprensión
de que la impecabilidad es lo más importante en el camino del conocimiento. Por
el contrario, si la persona sucumbe ante un pinche tirano, quedará derrotada,
sucediendo que, o bien se agrupa y vuelve a la pelea con más tino, o abandona el
camino del guerrero y se convierte en un pinche tirano.

El defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como
las acciones de los pinches tiranos. Los guerreros tienen una buena estrategia bien
pensada y están libres de su importancia personal, comprenden que la realidad no
es más que una interpretación personal que hacemos de la misma.

Don Juan comenta la siguiente experiencia con un pinche tirano. Apenas tenía
veinte años de edad cuando consiguió un empleo como jornalero en un molino de
azúcar. Había un capataz que durante varios años le hizo la vida totalmente
imposible sometiéndole a trabajos forzados y a todo tipo de vejaciones. Un buen
día intentó huir, pero el capataz lo alcanzó y le pegó un tiro en el pecho, dándole
por muerto. Su benefactor lo encontró y le dijo: "ese capataz es un verdadero
tesoro, es algo demasiado raro para ser desperdiciado. Algún día tienes que
volver a esa casa". Y así fue. Volvió al cabo de tres años, pero con una buena
estrategia utilizando los cuatro atributos del ser guerrero: control y disciplina,
impecabilidad, refrenamiento y la habilidad para escoger el momento oportuno .
Don Juan volvió al molino sin ser reconocido por el capataz. Gracias a su
estrategia, no sintió ni pizca de orgullo cuando era pisoteado en su importancia
personal, afinando su espíritu y teniendo un control en cada situación. Ejerció el
arte del acecho y exploró el carácter y las debilidades del capataz, pues así conocía
mejor a su enemigo. Don Juan se libró de su pinche tirano haciéndole sucumbir
ante las propias pasiones de éste. Había pasado seis meses en el molino y durante
ese tiempo ejerció los cuatro atributos del ser guerrero, logrando el triunfo. Nunca
sintió compasión por sí mismo, ni lloró de impotencia.

Clasificación de los pinches tiranos:

- Los pinches tiranos tienen el poder de acabar con la vida de sus víctimas a
capricho.
- Los pinches tiranitos hostigan e infringen injurias sin llegar a causar la muerte de
sus víctimas.
- Los repinches tiranitos (o pinches tiranitos chiquititos), producen molestias y
exasperación sin fin.

División de los pinches tiranitos, cuatro categorías:

- Los que atormentan con brutalidad y violencia.
- Los que atormentan creando aprensión.
- Los que oprimen generando tristeza. ;
- Los que atormentan haciendo enfurecer.

La importancia personal es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros,
siendo al mismo tiempo, el núcleo de toda nuestra podredumbre. Es el modo en
que cada uno construye y maneja la realidad tratando de autoafirmarse y
convencerse de que es real, cuando en realidad es una ilusión. La importancia
personal es nuestro mayor enemigo, por culpa de ella consumimos gran parte de
nuestras vidas sintiendo dolor por las ofensas de los demás. Es un terrible
estorbo, por su culpa nos hacemos vulnerables.

Para erradicar la importancia personal de la vida de los guerreros hay que seguir
las cinco estrategias para alcanzar la invulnerabilidad.

Cinco estrategias o atributos fundamentales del ser guerrero para erradicar la
importancia personal:

- Control y disciplina.
- Impecabilidad.
- Refrenamiento.
- La habilidad para escoger el momento oportuno.
- El intento.

Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero. Los primeros cuatro elementos pertenecen al mundo de lo conocido. El quinto elemento, el intento se reserva
para la última confrontación, porque pertenece al mundo de lo desconocido. El sexto elemento es el pinche tirano y pertenece al mundo exterior del guerrero.

El control y la disciplina se logra cuando las personas comunes dan el paso para
convertirse en aprendices, esto supone un cambio de ideas con respecto a sí
mismos y al mundo, es entonces cuando se convierten en guerreros. Este proceso
les hace capaces del máximo de disciplina y control sobre sí mismos. Ejercer el
control es afinar el espíritu cuando alguien nos pisotea.

La impecabilidad es el uso adecuado de la energía. Los guerreros hacen
inventarios estratégicos para enfrentarse a sus enemigos y hacen listas de sus
actividades y sus intereses. Después de esto deciden cuáles pueden cambiarse
considerando un mínimo del consumo de la energía y un máximo rendimiento. El
inventario estratégico sólo concierne a patrones de comportamiento que no son
esenciales para nuestra supervivencia y, por consiguiente, hay que eliminar.

El refrenamiento y la habilidad para escoger el momento oportuno es esperar con
paciencia, sin prisas y sin angustia el momento oportuno para "clavarle la espada"
al pinche tirano. Gracias a estos atributos, los guerreros se convierten en hombres
de conocimiento, aprenden a ver, haciéndose videntes.

Por Carlos Velasco Montes, publicado en el sitio Terra Mistica, febrero 2003.
Carlos Velasco Montes: Psicólogo colegiado de Madrid, España. Desde hace
años viene dando talleres sobre chamanismo, especialmente con el tema de los
pinches tiranos. Autor de "Las Enseñanzas del Caballero de la Armadura Oxidada".

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- El trabajo con el ego.

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Las enseñanzas de don Juan.

jueves, 6 de septiembre de 2007

La Vía Chamánica.

«Para don Juan, pues, la realidad de nuestra vida diaria consiste en un fluir interminable de interpretaciones perceptuales que nosotros, como individuos que comparten una membrecía específica, hemos aprendido a realizar en común. La idea de que las interpretaciones perceptuales que configuran el mundo tienen un fluir es congruente con el hecho de que corren sin interrupción y rara vez, o nunca, se ponen en tela de juicio. De hecho, la realidad del mundo que conocemos se da a tal grado por sentada que la premisa básica de la brujería, la de que nuestra realidad es apenas una de muchas descripciones, difícilmente podría tomarse como una proposición seria».
Introducción de Viaje a Ixtlán.

La Vía Chamánica está a la altura de las otras vías espirituales como la del Zen o el Sufismo. Todas las vías espirituales conducen al mismo centro.

El chamanismo, una forma arcaica y arquetípica del conocimiento humano, es como un viaje que no tiene fin. En estos tiempos y para muchos intelectuales o escépticos, es casi una búsqueda de la esencia de un saber o conocimiento legendario, pero para otras personas, más abiertas a la aventura es algo como un rescate a través del tiempo. Todas las tradiciones místicas, orientales y occidentales, reconocen la existencia de cosas que pueden ser "sentidas" pero no descritas. Existen ciertas cualidades básicamente intrínsecas de la experiencia sensorial que hacen casi imposible o imposible su expresión a través de la palabra. Y esto parece ser algo muy íntimo para cada persona.

El Chamanismo puede definirse desde diferentes ángulos y muchos aspectos y también desde los particularismos regionales o culturales. Para Mircea Elliade, "El Chamanismo es una de las más antiguas tradiciones humanas. Su concepción del hombre y de la realidad se encuentra en todos los continentes del planeta, situado en el origen de los principales sistemas religiosos y espirituales del mundo." Describe la tarea del chamán como producir algo de un orden completamente nuevo, una realidad ajena a nuestro mundo que, sin embargo, constituye una parte completa de nuestro mundo natural "profano". El análisis académico del Chamanismo sigue siendo el estudio racional de lo irracional, es decir, un contrasentido. No olvidemos nunca que se trata de experiencia. También se define como un método de curación por éxtasis siendo un conjunto de técnicas que apuntan a activar, mantener e interpretar experiencias y estados del imaginario. Distingamos el éxtasis, que mira hacia el exterior, del enastasis, vuelto hacia el interior, inducido, por ejemplo, por técnicas de meditaciones. Recientes investigaciones en psicología y en fisiología demostraron empíricamente el papel del imaginario en la construcción del síntoma patológico y en la recuperación fisiológica. Las implicaciones de la física cuántica, de la metafísica y de la psicología profunda, se juntan con las Vías del Conocimiento Sagrado y la sabiduría del hombre del alba de la humanidad'. Se asiste hoy a una renovación del interés por esta superior forma de vida religiosa. Se podría percibir que esta resurgencia trata un fenómeno prepolítico, cuando todas las religiones iniciadas como experiencia espiritual, se han politizado y burocratizado. El Chamanismo acude al aspecto democrático de la vida espiritual, a un nivel de experiencia posicionado en un punto central.

Para Michael Harner, antropólogo, "La Vía Chamánica requiere simultáneamente comprometerse en la desintegración y la disolución del ser, y penetrar en el caos de manera consciente. Yendo hasta el extremo de los límites, manteniéndose más allá y fuera de sí mismo, el chamán concibe el éxtasis como la condición de un perfecto autorefrenamiento, aunque las pruebas y los viajes en los mundos oscuros infrinjan a su alma torturas que sólo pueden afrontar personas de su especie". Para desempeñarse en la compleja red de la realidad, el chamán, acude a varios métodos que modifican sus estados de conciencia. Participan la meditación, la concentración y la respiración, permitiéndole refinar su percepción de la realidad, su conocimiento del mundo, procurándole mientras el acceso al mundo sagrado. La voz, en particular en las sesiones de curación, es mediadora entre la dimensión espiritual y la dimensión profana, expresión existencial en suma de un orden cósmico velado. Con frecuencia las canciones son meros fonemas puestos de punta a punta (¡sin valor fonémico!). No existe una interpretación que les concierna ni traducción comprensible en el lenguaje de la realidad ordinaria, sólo impresiones. Quizás sirvan para contornar la parte lógica del cerebro y excitar su lado intuitivo.

El Chamanismo siempre ha existido en todas las tradiciones y en todos los continentes. En él están los fundamentos de todo tipo de salud. Aunque hay diversas formas de Chamanismo, en general, todas ellos consideran que existe el cuerpo, la mente y el espíritu. En el Chamanismo, los trastornos son, en última instancia, la ausencia del espíritu en la persona, porque éste está velado por los conflictos psicoemocionales, siendo su origen diverso. Es por esta razón por la que tantos chamanes hacen sus rituales para traer al espíritu de nuevo al cuerpo, puesto que ha sido el conflicto psicoemocional u otras interferencias, lo que desplazó al espíritu. En realidad, aunque el espíritu puede estar más o menos oculto, no manifiesto, sigue estando siempre en el cuerpo de la persona. El Chamanismo Ecléctico trata de integrar un Chamanismo transcultural y formar una unidad con todo tipo de Chamanismo, partiendo de los fundamentos cosmológicos y las técnicas empleadas para optimizar y sanar la salud física, emocional, psicológica y del espíritu a la persona. Considera en lo que todos coinciden, respeta las diferencias de formas, y no pierde el tiempo en batallas ya de antemano perdidas; tiende a un modelo constructivo, unificado y de integración. Ya se ha consumido demasiada de nuestra energía en discusiones en honor de la importancia personal, perdiendo nuestro poder energético y confundiendo a los demás.

Los brujos yaqui forman parte de una tradición cerrada, de la sociedad de los brujos de México; cofradía, ésta, que se extiende por todo el territorio mexicano, hasta el sur de Estados Unidos; tradición sincrética de los herederos de sacerdotes y chamanes precolombinos.
El Chamanismo mesoamericano que practicaba don Juan Matus, recogido por
Carlos Castaneda, es un sistema de prácticas que facilitan el acceso a una realidad
aparte. Algunos de los elementos de esta vía del guerrero son:

- La figura del chamán o guía.
- Las realidades ordinaria y aparte.
- El tonal y el nagual.
- El trabajo con el ego.
- Los pinches tiranos.
- La importancia personal.
- La cháchara mental.
- El desapego.
- Los niveles de atención.
- La voluntad del guerrero.
- Los no-haceres.
- La impecabilidad.
- El arte del acecho.
- La intención.
- El punto de encaje.
- El ensueño.
- Las emanaciones del Águila.
- Los campos energéticos.

Según la Vía Chamánica, aquel que desea convertirse en hombre de conocimiento, debe sortear con éxito el encuentro con los “cuatro enemigos naturales”.

El primero de estos es el miedo, que lo embargará en cuanto comprenda a qué aterrador universo está ingresando. Pese al miedo que hará vibrar cada fibra de su espíritu, él no debe detenerse. De persistir siempre en su desafío al miedo, llegará el instante en que el miedo cederá y posteriormente se retirará.

En esa instancia, el aprendiz comienza a sentirse seguro de sí mismo. Su intención se fortifica, y ello lo hace a él mismo más fuerte. Ha llegado a la claridad de la mente y la intención, que, paradójicamente, se constituye en su segundo enemigo. Es que la claridad es capaz de encegarlo, dado que ya no duda de sí mismo y se siente impelido a realizar cuanto quiera. Cegado por su misma claridad, el discípulo no podrá seguir aprendiendo, y así habrá sido derrotado por su segundo enemigo.

Para evitarlo, el aprendiz deberá desafiar a su misma claridad, minimizándola hasta comprender que entregarse a ella, como al miedo anteriormente experimentado, también es un error. Habiendo derrotado a la claridad, se convertirá en un cazador de poder, nada ya podrá hacerle daño.

Tendrá la capacidad de hacer lo que le plazca con su poder… que será su tercer enemigo.

El poder lo transformará en un esclavo suyo, haciéndolo veleidoso y cruel. Desafiando a su propio poder personal, el aprendiz comprenderá que lo que suponía su poder no era tal, que nadie posee al poder como no sea el poder mismo. Una vez logrado esto, habrá arribado el final de la senda del conocimiento: sabrá cuándo y de qué manera emplear su poder personal, sin que el miedo ni la claridad lo dominen.

Sin embargo en este momento, se enfrentará al último y más terrible de sus enemigos. Este no es otro que la vejez, que lo impulsa permanentemente a descansar y a olvidar cuanto ha conocido y experimentado.

En caso de que logre vencer a este poderoso enemigo, en acecho constante, podrá ser considerado cabalmente un hombre de conocimiento.

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-El método del chamán.

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Las enseñanzas de don Juan.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Uso de la "Brujería"

"Las cosas son reales sólo cuando uno ha aprendido a estar de acuerdo de que son reales.
Dije a Don Juan que su explicación no satisfacía mis sentidos, aunque mi acuerdo intelectual con ella era completo.
- Eso es lo malo de las palabras. Siempre nos fuerzan a sentirnos iluminados, pero cuando damos la vuelta para encarar al mundo siempre nos fallan y terminamos encarando al mundo como lo hemos hecho siempre, sin iluminación. Por ese motivo, a un brujo le precisa actuar más que hablar, y para efectuar eso obtiene una nueva descripción del mundo: una nueva descripción en la cual el hablar no es tan importante y en la cual los actos nuevos tienen nuevas reflexiones".


Solo y únicamente cuando hemos asimilado mentalmente el verdadero significado del "Arte Brujeril" podemos empezar a practicarlo.
Aquí es donde se inicia el verdadero aprendizaje. Si tu mente todavía se resiste a librarse de los prejuicios, de los conceptos equivocados y malinterpretaciones sobre la "Brujería", solo provocara un conflicto interior. Es fundamental adquirir una armonía y un equilibrio interno. Esto quizás no sea muy fácil al principio y puede resultar un proceso largo. Existe una solución: utilizar otro termino que le resulte mas aceptable a nuestra mente.
La importancia de las palabras es muy poderosa, solo hay que analizar las imágenes mentales que asociamos tras ellas para darse cuenta de esto. Nuestra educación socio-religiosa es en la mayoria responsable de estas connotaciones que realizamos tras las palabras. Estas asociaciones reducen y limitan nuestro horizonte mental. En definitiva son las que delimitan y estrechan nuestra realidad.
Como primer acto de "Brujería Chamanica" puedes hacer una lista de todas estas palabras que aprisionan tu libertad mental y reflexionar sobre los conceptos que tienes sobre ellas. Hazlo como un juego, una actividad divertida. Reflexionar, analizar sobre tus asociaciones mentales te ayudara a pensar de un modo mas creativo.

Y este es el principal objetivo de la "Brujería Chamanica", ampliar los horizontes de tu realidad, romper con las barreras mentales que atrofian tu visión de la realidad.

Veamos un ejemplo de realidad limitada con la palabra "pecado". Si hemos sido educado dentro de la religión Católica, tendremos un concepto Judeo-Cristiano de lo que es el pecado con sus correspondientes asociaciones: el fuego del infierno, la necesidad de la confesión para obtener la absolución, la penitencia para obtener el perdón divino, etc...
Todo es diferente si hemos sido educado en un marco religioso Budista, Hinduista, Musulmán o bien en cualquier otra religión, dependiendo de la situación geográfica y social. Si analizamos concienzudamente este hecho, nos daremos cuenta como dijo Bertrand Russel que: "El pecado es geográfico".
Y así es para la mayoría de conceptos. Por supuesto que estos conceptos son necesarios y útiles. Esta no es la cuestión. De lo que se trata es de ir mas allá de estos conceptos, no permitir que estos disminuyan nuestra visión de la realidad.

Si como dice el evangelio de Juan: "Al principio era el Verbo", y como tantas cosmovisiones (no sólo la cristiana más esotérica) vienen a insinuar: La Palabra construye el mundo; o desde otro punto de vista, la conciencia hace real la existencia (sin ser conscientes de nuestro existir sería como no-existir), alcanzar el Silencio Absoluto, la ausencia de diálogo interior, puede "parar el mundo" y abrir caminos de percepción que ni nos imaginamos desde nuestro comportamiento racional y analítico. Y en este punto ciertas palabras pueden ser una llave; aunque las primigenias estén ya lejos de nuestro alcance.
Pero en muchas ocasiones (si no en la mayoría), las palabras de uso habitual son más bien un estorbo.

Mas adelante os comentare mas sobre el Poder de la palabra y de las dimensiones arquetipicas que emanan de ellas.
Quizas algunos se preguntaran si estas cuestiones semánticas tienen algo que ver con la "Brujería Chamanica". Las palabras son símbolos, y saber interpretarlos y conocer su significado es fundamental, así como la manera en como los conceptualizamos.

domingo, 26 de agosto de 2007

¿Que es la Brujería?

«Para un brujo el mundo de la vida cotidiana no es real ni está allí, como nosotros creemos. Para un brujo, la realidad, o el mundo que todos conocemos, es solamente una descripción».
Introducción de "Viaje a Ixtlán".

Detrás del termino "Brujería", existen muchos mitos y prejuicios que malinterpretan su practica. La mayor malinterpretación es la que confunde la practica de la "Brujería" con la adoración a lo diabólico o satánico. Este es un prejuicio que ha alimentado durante siglos la tradición Católica para reprimir los cultos paganos, perseguir y aniquilar todo aquello que contradice sus doctrinas.

Uno se preguntara el porque del uso de este termino tan controvertido y sospechoso, cuando podría utilizarse el termino "Magia", que resulta mas ameno, simpático y relativamente mas socialmente aceptable. Si bien ambos conceptos guardan un estrecho vinculo, no se refieren a lo mismo. Me explico, ya definí la "Brujería" como un arte, un talento que se perfecciona con la practica y la experiencia, mientras que la "Magia" es la Obra resultante de esta practica, es la Obra de Arte del Artista, del Chamán, del Brujo o del Mago. La "Brujería" consiste en saber armonizar los colores de una paleta, moldear el barro, tallar el mármol, manipular notas de solfeo, plasmar una idea. La "Magia" es el resultado, la Obra de Arte, un cuadro, una vasija, una escultura, una sinfonía, una novela. Así pues se practica la "Brujería" para expresar, crear, manifestar y materializar la "Magia".

Ahora bien no debemos confundir la "Brujería" con la "Hechicería". De acuerdo con Don Juan Matus, la hechicería solo sirve para enfermar, volver loco y para matar. Mientras que las Artes Brujeriles entran en armonía y se rigen por Energías y Leyes Cósmicas conocidas o aun por descubrir, la practica hechicera viola unas reglas éticas esenciales propias al ejercicio de la "Brujería", creando como resultado Obras de "Magia Negra".

Este es el Código de Etica que rige el uso de la "Brujería" en el sistema Wicca, y debería ser norma en toda practica brujeril.
Hemos de usar un sabio discernimiento a la hora de usar la "Brujería".

* La "Brujería" es poder, y todo poder conlleva una gran responsabilidad.

* La "Brujería" debe ser usada únicamente como último recurso, para asuntos de importante índole y tras estudiar los posibles efectos sobre terceros.

* La "Brujería" puede ser usada en beneficio propio, siempre y cuando nadie resulte perjudicado y haya autentica necesidad en este beneficio.

* Las energías de las que se nutre la "Brujería" forman parte de la naturaleza, por lo tanto, las trataré con respeto, haré un uso moderado de ellas, y nunca las usaré para fines retorcidos.

* Todo tipo de "Brujería" manipuladora, incluida la amorosa, está terminantemente vedada al practicante, pues obliga a las personas a actuar contra su voluntad.

La "Brujería" solo es Una, es un solo Conocimiento y una sola Sabiduría y al igual que el Arte existen diferentes técnicas, sistemas o Vías para plasmar la "Magia" resultante.
Yo practico una "Brujería" basada esencialmente en el sistema Chamanico y no excepta de mucho eclecticismo. Bebo de varias fuentes.

Estos son algunos de los sistemas en los cuales se practica la "Brujería":
- El Chamanismo Tolteca, Tibetano, Siberiano, etc...
- La Wicca
- La Khabala

"Para el hombre común la brujería es asunto negativo, pero de todos modos fascinante. Por esta razón, siempre te animé, en tu estado de conciencia normal, a que pensaras que nosotros somos brujos. Es recomendable hacerlo. Sirve para atraer el interés. Pero, para nosotros, ser brujo sería como entrar en un callejón sin salida.
Todos los naguales, a través de los siglos, han dicho a sus presuntos aprendices: que los brujos hablan de la brujería como si ésta fuera un ave mágica, misteriosa, que detiene su vuelo para dar propósito y esperanza al hombre; que los brujos viven bajo el ala de esa ave, a la que llaman el pájaro de la sabiduría, el pájaro de la libertad y que lo alimentan con su dedicación e impecabilidad (...) los brujos sabían que el vuelo del pájaro de la libertad es siempre en línea recta, ya que esa ave no tiene modo de hacer curvas en el aire, de girar y volver atrás; y que el pájaro de la libertad sólo puede hacer dos cosas: llevar a la gente consigo o dejarlos atrás.
Don Juan me recordó entonces algo que me repetía con mucha frecuencia, aunque yo me las arreglaba siempre para no pensar en eso. Dijo que yo no debía olvidar, ni por un instante, que el pájaro de la libertad tiene muy poca paciencia con la indecisión y que, una vez se va, jamás regresa."

Conceptos de "Brujería Chamanica"

¿Qué es la Brujería?

Es el arte de interrumpir el flujo del sistema de interpretación... es otra manera de interpretar. En el México antiguo hubo un género entero que se dedicaba a engrandecer los límites de percepción. Estos e
ran seres rituales para poder esconder cosas de tremendo valor. Pasan cosas increíbles para la mente normal.
Podemos percibir la energía como fluye, el poder ver la energía tan sólo un momento, da reintegración, se reagrupa algo inaudito, no tenemos práctica. Se reagrupa en otra percepción y estamos frente a otro universo. Hay brujos capaces de hacer cosas inaudibles. Pero estamos siempre con ideas que no nos han permitido desarrollar el potencial humano, como la ciencia. A mí me han dicho: "Esto no es científico, Carlos, esto es pura superstición". ¿Pero dónde estaríamos si todo se hubiera podido probar?
Entrevista a Carlos Castaneda, por Kala Ruiz
"La Jornada" Enero de 1997

El Mundo de la "Brujería Chamanica" es un Universo muy complejo, sin embargo no por ello esta fuera del alcance de cualquier ser humano.

Empezare por realizar un simple ejercicio de visualización.
Estamos lo suficientemente documentados como para meternos en la mente de un europeo del siglo XV, el llamado "siglo de las innovaciones".
A penas se sabia nada sobre la electricidad y las ciencias estaban celosamente reguladas por la Iglesia. Por aquel entonces pensar en la posibilidad de un viaje a la Luna era inconcebible. Por supuesto, no se contaba ni con los medios, ni con la tecnología, ni con los conocimientos necesarios y la mayoría de artefactos de los que gozamos en nuestro siglo actual, en el siglo XV hubiesen sido calificados como obras del Demonio, como productos de brujería. Toda la tecnología y todos los logros científicos del siglo XXI no eran ni lo mas mínimo imaginables.
Sin embargo la posibilidad de las proezas tecnológicas de nuestra era si que latía potencialmente en el reino de la "Totalidad de las Posibilidades", estaba allí esperando ser concebida, descubierta y materializada. Lo que en aquella época era inconcebible e imposible, hoy en día son hechos cotidianos que nada tienen que ver con pactos diabólicos o maniobras de brujería.
¿Si esta posibilidad no existía entonces y ahora si, donde estuvo todo ese tiempo?

He de esperar que habrás percibido lo que quiero explicar. Me estoy refiriendo al estado de consciencia. Es obvio que el estado de consciencia de la sociedad europea actual no es el mismo que hace seis siglos. Nosotros vivimos en un mundo en el cual los avances tecnológicos nos sorprenden poco.
Sin embargo a nivel espiritual, estamos en un estado de consciencia equivalente al de la Edad Media, con la diferencia que ya no es la Iglesia la que dicta los dogmas sino la Ciencia.

Lo primero que uno debería aprender al iniciarse es este principio fundamental :

TODO ES POSIBLE.

No solo lo evidente y lo tangible, no solo lo que somos capaces de percibir con nuestros cinco sentidos, no solo lo racional.

Por otra parte debemos entender que el termino "brujería" usado en el siglo XV no tiene nada que ver con lo que es la autentica "Brujería" y aun menos con la "Brujería Chamanica".

Al nacer, todos venidos al Mundo con cualidades y dones que nos capacitan para practicar la "Brujería". Es una característica de la Mente humana. Así es porque la "Brujería Chamanica" tiene sus cimientos en la Mente. Y no digo en el "Espíritu" o el "Alma", aspectos muy importantes en la naturaleza humana y que juegan un gran papel en la practica de la "Brujería Chamanica".
La "Brujería Chamanica" se practica esencialmente desde un principio en el nivel mental: nuestra volundad, nuestros anhelos, nuestro "Intento". Nuestro Espíritu, nuestra "Alma", influirán sobre la manera en como practicamos la "Brujería Chamanica", así también como nuestra personalidad o rasgos sociales, nuestra educación y demás componentes psicológicos.

Es un error creer que las "Practicas Brujeriles" siguen pautas estrictamente definidas. Y esta es la primera lección que uno ha de aprender. Hay tantas formas de ejercitarla como individuos han poblado este planeta, viven actualmente y quedan por encarnarse.
Es una "Vía" que ante todo ha de ser propia a cada ser, ha de ser genuina, legítima a la identidad del practicante. Porque la "Brujería" tiene mas de Arte, de creatividad que una simple practica rutinaria. Como muchos sucesos en nuestro Universo se re-crea y expande a cada segundo, se renueva y evoluciona.

Así, lo que llamamos realidad es producto de nuestra percepción, que va cerrándose y concretándose, poco a poco y según vamos creciendo, en torno a la pequeña realidad cotidiana en la que se mueve la mayoría de la gente, consensuándola entre todos como la única existente.
Ese universo poblado de mundos, planos, espíritus, señales, acuerdos y signos era el universo animista de los seres humanos occidentales hace muchos siglos, igual que lo sigue siendo ahora entre los pueblos y tribus llamados "primitivos".
Don Juan, el chamán protagonista de los libros de Castaneda, dice que hace mucho tiempo los humanos podían percibir con sus diferentes posiciones del "punto de encaje"(posición del punto perceptivo) y así captaban lo existente a través del punto de la razón, pero también del conocimiento silencioso (ambos puntos diferentes posiciones). Muchos se quedaron prendidos del punto perceptivo de la razón y así empezaron a volverse quiméricas, cada vez más globalmente, el resto de las otras percepciones. Actualmente, los seres luminosos que somos (formados por "fibras luminosas que nos conectan y atraviesan) estaríamos opacos y empequeñecidos, y siempre anhelando algo que nos falta.
Según Don Juan, si se logra ver nuestra forma auténtica de huevos luminosos y todo lo que nos rodea, esa percepción nos libera del efecto devastador del dolor y los sentimientos negativos. Pero muy pocos lo logran, y no queda otra solución para vivir libres que el comportamiento como un guerrero. "El espíritu de un guerrero no está engranado para la queja, ni está engranado para ganar o perder -explica Don Juan-. El espíritu de un guerrero sólo está engranado para la lucha, y cada lucha es la última batalla sobre la tierra. De ahí que el resultado le importe muy poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras libra su batalla, sabiendo que su voluntad es impecable, el guerrero ríe y ríe".
"Un hombre común está demasiado preocupado con querer a la gente o con que le quieran a él. Un guerrero quiere, eso es todo. El quiere lo que o a quien quiere, por el gusto de hacerlo".
"Un guerrero vive actuando, no pensando en actuar, ni pensando en lo que pensará cuando haya terminado de actuar".
"Cuando un hombre se embarca en el camino del guerrero se hace consciente, de una manera gradual, de que la vida ordinaria ha sido dejada atrás para siempre. Los medios del mundo ordinario ya no son un amortiguador para él; y debe adoptar un nuevo modo de vida si quiere sobrevivir".
"Un guerrero debe amar este mundo, para que este mundo que parece tan corriente
se abra y revele sus maravillas".
"Sentirse importante le hace a uno pesado, torpe y vanidoso. Para ser un guerrero uno necesita ser ligero y fluido".
"El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos, mientras que el guerrero sólo depende de sí mismo. La confianza implica saber algo con certeza, la humildad implica ser impecable en los propios actos y sentimientos".

Cuestión de elección. Nada más ni nada menos. Camino plagado de avances y retrocesos, en el que "algo" dice que no hay que detener la marcha.
El guerrero, según enseña Don Juan, tiene que "parar el mundo". Para después derribarlo y reconstruirlo.

El primer paso, como todo Arte consiste, en ponerla en practica, en plasmarla, en manifestarla. Es un Mundo sin limite donde puedes crear tu propio estilo.
Sin bien no hay pautas rígidas, si hay cánones, reglas, y ciertos principios éticos a tener en cuenta. Un buen consejo es el de no menospreciar estas reglas. Porque como bien dije desde el principio la "Brujería Chamanica" es un entresijo complejo que requiere de un dominio que roza la perfección, algo que se adquiere solo y únicamente con una larga experiencia positiva y satisfactoria. Ten en cuenta que en este Universo todo es posible
, hasta lo inesperado.


"Has lo que quieras en tu vida, mientras no dañes a nadie,
porque de la ley de tres veces tres dependes, y todo lo que hagas te será devuelto..."

martes, 19 de junio de 2007

Con las alas del alma

Con las alas del alma desplegadas al viento,
desentraño la esencia de mi propia existencia
sin desfallecimiento, y me digo que puedo
como en una constante
y me muero de miedo, pero sigo adelante.


"Laberintos del Alma I"óleo de Alberto Pancorbo

Con las alas del alma desplegadas al viento,
porque aprecio la vida en su justa medida
al amor lo reinvento, y al vivir cada instante
y al gozar cada intento, sé que alcanzo lo grande,
con las alas del alma desplegadas al viento.


Con las alas del alma desplegadas al viento,
más allá del asombro me levanto entre escombros
sin perder el aliento
y me voy de las sombras con algún filamento
y me subo a la alfombra con la magia de un cuento.

"A Protetora da Água" óleo de Erna Y

Con las alas del alma desplegadas al viento,
atesoro lo humano cuando tiendo las manos
a favor del encuentro por la cosa más pura,
con la cual me alimento por mi pan de ternura,
con las alas del alma desplegadas al viento.


Con las alas del alma desplegadas al viento,
ante cada noticia de estupor, de injusticia,
me desangro por dentro
y me duele la gente, su dolor, sus heridas,
porque así solamente interpreto la vida.

"Stars" óleo de Maxfield Parrish

Con las alas del alma desplegadas al viento,
más allá de la historia, de las vidas sin gloria,
sin honor ni sustento
guardaré del que escribe su mejor pensamiento
quiero amar a quien vive con las alas del alma
desplegadas al viento, al viento, al viento...


Tango
Música: Daniel García
Letra: Eladia Blázquez



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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"