lunes, 14 de febrero de 2011

Dialogo a fondo con Carlos Castaneda - II

"Prosigue la entrevista que la doctora argentina Graciela Corvalán logró hacerle a Carlos Castaneda. En ella se observan algunos aspectos del camino vital emprendido por el escritor desde su aprendizaje en la via de conocimiento a través del célebre Tolteca Don Juan Matus. El aspecto mágico de la vida aparece plenamente en las actividades cotidianas de Castañeda, convertido ya en "hombre de poder", aunque aparezca como simple cocinero en un restaurante de carretera..."

La fenomenología, sin embargo, tiene para Castaneda un simple valor metodológico. Husserl no trascendió nunca el nivel teórico y, en consecuencia, no tocó al ser humano en su vida de todos los días. Para Castaneda, el hombre occidental -el hombre europeo- a lo más que ha llegado es al hombre político. Este hombre político sería el epítome de nuestra civilización.
"Don Juan, - dijo- con su enseñanza, está abriendo la puerta para otro hombre mucho más interesante: un hombre que vive ya en un mundo o universo mágico".
Meditando sobre eso del "hombre político" vino a mi memoria un libro de Eduardo Spranger llamado "Formas de vida", en el cual se dice que la vida del hombre político "está entrecruzada de relaciones de poder y rivalidad". El hombre político es el hombre de dominio cuyo poder controla tanto la realidad concreta del mundo como los seres que la habitan.
El mundo de don Juan, en cambio, es un mundo mágico poblado de entidades y de fuerzas.
- "Lo admirable de don Juan -dijo Castaneda- es que aunque en el mundo de todos los días él parece estar loco (¡loquito! ¡loquito!), nadie es capaz de percibirlo. Al mundo, don Juan le ofrece una fachada que es necesariamente temporal... una hora, un mes, sesenta años. ¡Nadie lo podría agarrar descuidado! En este mundo don Juan es impecable porque él siempre supo que lo de aquí es sólo un momentito y que lo que viene después... Bueno... ¡Una belleza! Don Juan y don Genaro amaban intensamente la belleza".

La percepción y concepción que don Juan tiene de la realidad y el tiempo son indudablemente muy distintas a la nuestra. Si bien a nivel de la cotidianeidad don Juan es siempre impecable, esto no impide que sepa que "de este lado" todo es definitivamente pasajero.
Castaneda continuó describiendo un universo polarizado hacia dos extremos: el lado derecho y el lado izquierdo. El lado derecho correspondería al tonal y el lado izquierdo al nagual.
En "Relatos de Poder" Don Juan le explica largamente a Castaneda acerca de esas dos mitades de la "burbuja de la percepción". Le dice que la tarea del maestro consiste en limpiar prolijamente una parte de la burbuja, para luego reordenar "todo lo que hay" en el otro lado.
- "El maestro se ocupa de esto martillándoselo al aprendiz sin piedad hasta que toda su visión del mundo queda en una mitad de la burbuja. La otra mitad, la que ha quedado limpia, puede entonces ser reclamada por algo que los brujos llaman voluntad."
"Explicar todo esto es muy difícil porque a este nivel las palabras son totalmente inadecuadas. Precisamente, la parte izquierda del universo "implica la ausencia de palabras", y sin palabras no podemos pensar. Allí sólo caben las acciones. "En ese otro mundo -dijo Castaneda-el cuerpo actúa."
"El cuerpo, para entender, no necesita palabras".
En el universo mágico -por así llamarlo- de Don Juan, existen ciertas entidades que llaman "aliados" o "sombras fugaces". Estas, se pueden captar un sinnúmero de veces. Para este tipo de captaciones se ha buscado una gran cantidad de explicaciones pero, según Castaneda, no hay duda de que estos fenómenos dependen principalmente de la anatomía humana. Lo importante es llegar a comprender que hay toda una gama de explicaciones que pueden dar cuenta de estas "sombras fugaces".
Le pregunté, entonces, acerca de ese conocer con el cuerpo del que habla en sus libros.
"¿Es que para Ud. el cuerpo entero es un órgano del conocer?" -inquirí.
Meditando sobre estas palabras de Castaneda, pensé en el paralelismo con la Yoga Tántrica y los distintos centros o chakras que el oficiante va despertando mediante ciertas prácticas rituales. En el libro "El círculo hermético" de Miguel Serrano se lee que los chakras son "centros de conciencia".

En el mismo libro, Karl Jung le refiere a Serrano una conversación que tuvo con un cacique de los indios Pueblo llamado Ochwián Biano (Lago de la Montaña).
"Me explicaba su impresión de los blancos, siempre tan agitados, siempre buscando algo, aspirando a algo... Según Ochwián Biano, los blancos estaban locos, pues afirmaban pensar con la cabeza, y sólo los locos lo hacen así. Esta afirmación del jefe indio me produjo gran sorpresa y le pregunté que con qué pensaba él. Me respondió que con el corazón".
El camino del conocimiento del guerrero es largo, y requiere total dedicación. Todos ellos tienen un objetivo concreto y un incentivo muy puro.
- "¿Cuál es el objetivo?" -insistimos.
Parece que el objetivo consiste en pasar conscientemente al otro lado por el costado izquierdo del universo.
- "Hay que tratar de aproximarse lo más posible al águila y procurar escapársele sin que ella nos devore. El objetivo -dijo- es salirse de puntillas" por el lado izquierdo del águila. No sé si Uds. saben -continuó buscando el modo de aclararnos la imagen- que hay una entidad que los Toltecas llaman el águila. El visionario la ve como una inmensa negrura que se extiende al infinito; es una inmensa negrura que un relámpago cruza. Por eso es que la llaman el águila: tiene alas y lomo negros, y su pecho es luminoso. El ojo de esa entidad no es un ojo humano. El águila no tiene piedad. Todo lo que es vivo está representado en el águila. Esa entidad encierra toda la belleza que el hombre es capaz de crear así como también toda la bestialidad que no es el ser humano propiamente dicho. Lo que es propiamente humano en el águila es inmensamente pequeño en comparación a todo el resto. El águila es demasiada masa, bulto, negrura... frente a lo poquito que es lo propio del ser humano. El águila atrae a toda fuerza viva que está pronta a desaparecer porque se alimenta de esa energía. El águila es como un imán inmenso que va recogiendo todos esos haces de luz que son la energía vital de lo que está muriendo".
Mientras Castaneda nos decía todo esto, sus manos y dedos como martillos imitaban la cabeza de un águila picoteando el espacio con insaciable apetito.
- "Yo sólo les digo lo que don Juan y los otros dicen. ¡Son todos unos brujos y brujas! - exclamó-. Todos ellos están envueltos en una metáfora que es incomprensible para mi. ¿Cuál es el dueño del hombre? ¿Qué es lo que nos reclama?" -se preguntó.
Nosotros escuchábamos atentamente y lo dejábamos hablar porque él había entrado en un terreno en el cual ya no cabían las preguntas.
- "El dueño de nosotros no puede ser un hombre" -dijo.

Parece que los toltecas llaman dueño al "molde del hombre".
- "Todas las cosas -plantas, animales y seres humanos- tienen un molde. El "molde del hombre" es el mismo para todos los seres humanos. Mi molde y el suyo -continuó explicando- es el mismo, pero en cada uno se manifiesta y actúa en forma distinta según sea el desenvolvimiento de la persona ".
A partir de las palabras de Castaneda, interpretamos que el "molde humano" es lo que nos reúne, lo que unifica la fuerza de la vida. La "forma humana", en cambio, sería aquello que impide que veamos el molde. Parece que mientras no se pierda la "forma humana" sólo somos capaces de ver los reflejos de esa forma en todo lo que percibimos. A esa "forma humana" no la vemos pero la sentimos en nuestro cuerpo. Esa "forma" es la que nos hace ser lo que somos y nos impide cambiar.
En "El segundo anillo de poder" la Gorda lo instruye a Castaneda acerca del "molde humano" y la "forma humana". En ese libro, el "molde" se describe como una entidad luminosa y Castaneda recuerda que Don Juan, lo describió como "la fuente y el origen del hombre". La Gorda, pensando en Don Juan recuerda que éste le dijo que "si llegamos a tener suficiente poder personal podremos vislumbrar el molde aunque no seamos brujos; y que cuando esto ocurra diremos que hemos visto a Dios. Me dijo que si lo llamamos Dios, sería acertado porque el molde es Dios".
Varias veces esa tarde volvimos sobre el tema de la "forma humana" y el "molde " del hombre. Rodeando el tema desde distintos ángulos, cada vez se fue haciendo más evidente que "la forma" humana es esa cáscara dura de lo personal.
- "Esa forma humana - dijo- es como una toalla que lo cubre a uno desde las axilas a los pies. Tras esa toalla hay una vela encendida que se va consumiendo hasta apagarse. Cuando la vela se apaga es porque uno ha muerto. Entonces, viene el águila y se lo devora. Videntes -continuó Castaneda- son aquellos seres capaces de ver al ser humano como un huevo luminoso. Dentro de esa esfera de luz está la vela encendida. Si el vidente ve que la vela está chiquitita, por más fuerte que la persona parezca, significa que ya está terminada".
Castaneda nos había dicho antes que los Toltecas nunca mueren porque ser tolteca implica haber perdido la forma humana. Sólo en ese momento lo comprendimos: si el tolteca ha perdido la forma humana, no hay nada que el águila pueda devorar. No nos quedaba duda tampoco de que los conceptos dueño del hombre y molde  del hombre, así como la imagen del águila se referían a una misma entidad o estaban íntimamente relacionados.
Varias horas más tarde, sentados ante unas hamburguesas, en una cafetería del boulevard Westwood y otra calle cuyo nombre no recuerdo, Castaneda nos refirió su experiencia al perder la "forma humana". Según dijo, su experiencia no fue tan fuerte como la de la Gorda, quien tuvo síntomas similares a los de un ataque cardíaco.
- "En mi caso, dijo Castaneda- se produjo un simple fenómeno de hiperventilación. En ese preciso momento sentí una gran presión: una corriente de energía entró por la cabeza, atravesó el pecho y el estómago y siguió por las piernas hasta desaparecer por el pie izquierdo. Eso fue todo. Para asegurarme fui al médico, pero no me encontró nada. Solamente me sugirió que respirara en una bolsa de papel para disminuir la cantidad de oxígeno y contrarrestar el fenómeno de hiperventilación".
(En "El segundo anillo de poder", la Gorda le refiere a Castaneda que cuando ella perdió "la forma humana" comenzó a ver un ojo siempre frente a ella. Este ojo la acompañaba todo el tiempo y casi terminó por volverla loca. Poco a poco se acostumbró hasta que un día el ojo pasó a formar parte de ella. "Algún día, cuando llegue a ser un ser verdaderamente sin forma, no veré más ese ojo; el ojo será uno conmigo...")

Al principio de nuestra conversación, Castaneda mencionó algo acerca de la "Enseñanza Tolteca".
Según los toltecas, de alguna manera hay que devolverle o pagarle al águila lo que le corresponde. Ya nos ha dicho Castaneda que el dueño del hombre es el águila, y que el águila es toda la nobleza y belleza así como todo el horror y ferocidad que se encuentra en todo lo que es. ¿Por qué el águila es el dueño del hombre?
- "El águila es el dueño del hombre porque se alimenta de la llama de vida, de la energía vital que se desprende de todo lo que es."
Y, haciendo una vez más el gesto con sus manos semejando la cabeza con pico de águila, recorrió con su brazo el espacio a picotazos mientras decía:
- "¡Así! ¡Así! ¡Todo lo devora!. El único modo de escapar a la voracidad del águila, es salirse de puntillas y conteniendo el aliento... Cuando uno está listo para el último vuelo, se le hace una ofrenda al águila; una ofrenda -recalcó Castaneda- que casi es como darse uno mismo. Se le da al águila un equivalente de uno. Esta ofrenda ellos la llaman la recapitulación personal. Don Juan me dijo que la muerte comienza con esta recapitulación personal. Sólo entonces, vale decir, cuando la muerte es irrefutable e ineludible, la acción comienza".
- "¿En qué consiste, cómo se hace la recapitulación personal?" -quisimos saber nosotros.
- "En primer lugar hay que hacer una lista de todas las personas que uno ha conocido a lo largo de la vida -respondió-; una lista de todos aquellos que de una u otra manera nos han forzado a poner el ego -ese centro del orgullo personal que más tarde mostraría como un monstruo de 3.000 cabezas-, sobre la mesa."
"Tenemos que traer de vuelta a todos los que han colaborado pare que entrásemos en ese juego de "me quieren o no me quieren". Juego que no es otra cosa que un vivir volcados sobre nosotros mismos..."
"¡Lamiéndonos nuestras lastimaduras! La recapitulación tiene que ser total -continuó-; va de la Z a la A, hacia atrás. Se comienza en el momento presente y se va hacia la temprana infancia, hasta los dos o tres años y aún antes si fuera posible. Desde que nacemos, todo va quedando grabado en nuestro cuerpo. La recapitulación es y requiere un gran entrenamiento de la memoria. Ahora bien, ¿cómo se hace esta recapitulación? Se van trayendo cuidadosamente las imágenes y se las van fijando frente a uno; luego, con un movimiento de cabeza de derecha a izquierda, se sopla cada una de las imágenes como si las barriésemos de nuestra visión... El aliento es mágico." -agregó.
Con el fin de la recapitulación se acabaron también todos los trucos, los juegos y los autoengaños. Parece que al final sabemos todos nuestros trucos y no hay manera de poner el ego sobre la mesa sin que inmediatamente nos demos cuenta de lo que con eso pretendemos.
- "Con la `recapitulación personal uno se despoja de todo. Entonces. sólo queda la tarea; la tarea en toda su simpleza, pureza y crudeza. La recapitulación es posible para todos los hombres, pero se tiene que tener una voluntad inflexible. Si uno fluctúa o titubea, está perdido porque el águila se lo devora. En este terreno la duda no tiene cabida. No sé bien cómo explicar todo esto, pero en el cumplimiento y dedicación a la tarea se tiene que ser compulsivo sin de verdad serlo porque el tolteca es un ser libre. La tarea pide todo de uno y, sin embargo, se es libre. ¿Comprenden? Si esto es difícil de entender es porque, en el fondo, se trata de una paradoja. Pero a esta recapitulación -agregó Castaneda cambiando de tono y postura- hay que ponerle salsa. La característica de Don Juan y sus "compinches" es que son livianos. Don Juan me curó a mi de ser pesado. El no es solemne, nada ceremonioso."
(En el primer libro, "Las enseñanzas de Don Juan", éste le dice: "La cosa que hay que aprender es cómo llegar a la raja entre los mundos y cómo entrar en el otro mundo... Hay un lugar donde los dos mundos se montan el uno sobre el otro. La raja está allí. Se abre y se cierra como una puerta con el viento. Para llegar allí, un hombre debe ejercer su voluntad. Debe, diría yo, desarrollar un deseo indomable, una dedicación total. Pero debe hacerlo sin la ayuda de ningún poder y de ningún hombre...")

Dentro de la seriedad de la tarea que todos ellos realizan hay siempre cabida para el humor. Para ilustrar de un modo concreto la manera como Don Juan le enseñaba, Castaneda nos refirió un episodio muy interesante. Parece que él fumaba mucho, y que Don Juan resolvió curarlo.
- "Fumaba como tres cajetillas por día. ¡Uno tras otro! No los dejaba apagar. Uds. ven que ahora yo no llevo bolsillos -dijo señalando su remera que, en verdad, carecía de ellos-. Eliminé los bolsillos en ese entonces para quitarle al cuerpo la posibilidad de sentir algo en el costado izquierdo, y que este algo le recordara el hábito. Al eliminar el bolsillo eliminé también el hábito físico de llevar la mano hacia el bolsillo. Cierta vez Don Juan me dijo que íbamos a pasar unos días por los cerros de Chihuahua. Recuerdo que expresamente me dijo que no me olvidara de traer mis cigarrillos. Me recomendó, también, que llevara provisiones como para unos dos paquetes diarios y no más. Compré entonces las cajas de cigarrillos, pero en vez de 20 empaqueté unas 40. Hice unos paquetes divinos que recubrí con papel de aluminio para proteger mi carga de los animales y la lluvia. Bien equipado y con la mochila a cuestas, seguí a Don Juan por los cerros. ¡Ahí andaba yo encendiendo cigarrillo tras cigarrillo, y tratando de recuperar el aliento! Don Juan tiene un vigor tremendo; con gran paciencia me esperaba mientras me observaba fumar y agitarme por los cerros. ¡Yo no tendría ahora la paciencia que él tuvo conmigo! Llegamos, por fin, a una meseta bastante alta, rodeada de acantilados y empinadas laderas. Allí Don Juan me invitó a que tratara de volver o de bajar. Por mucho tiempo probé por un lado y otro hasta que finalmente tuve que desistir del intento. No iba a poder. Seguimos así, por varios días, hasta que una mañana me despierto y lo primero que hago es buscar mis cigarrillos. ¿Dónde están mis divinos paquetes? Busco y busco, y no los encuentro. Cuando Don Juan se despierta, quiere saber lo que me pasa. Le explico lo que ocurre y me dice: "No te preocupes. Seguramente vino un coyote y se las llevó, pero no pueden estar muy lejos. ¡Aquí! ¡Mira! ¡Hay rastros del coyote!" Todo ese día lo pasamos rastreando las huellas del coyote en busca de los paquetes. Después de mucho buscar, Don Juan seguía insistiendo en que no debía preocuparme porque ahí nomás -me decía-, tras la loma, hay un pueblo. Allí puedes comprar todos los cigarrillos que quieras. Otra vez anduvimos buscando y buscando... Claro es que ahora buscábamos el pueblo. ¿Dónde está el pueblo? Ni señales de él. En eso estábamos, cuando Don Juan se sentó en el suelo y haciéndose el viejito, bien viejito, empezó a quejarse: "Esta vez sí que estoy perdido... Ya estoy viejo... No puedo más..." Mientras esto decía: se agarraba la cabeza y hacía grandes aspavientos."
Castaneda nos hacía toda esta historia imitando a Don Juan en sus gestos y tono de voz. Era un espectáculo verlo. Más adelante, el mismo Castaneda nos diría que Don Juan solía hacer referencia a sus habilidades histriónicas.
- "Con tanto andar -siguió Castaneda- creo que habían pasado como 10 o 12 días, ¡Ya ni ansias de fumar me quedaban! Así es como se me quitaron las ganas de fumar. ¡Si nos las pasábamos como demonios corriendo por los cerros! Cuando llegó el momento de volver, se imaginan que Don Juan supo perfectamente cómo hacerlo. Bajamos derechito al pueblo. La diferencia fue que, entonces, yo ya no tenía necesidad de comprar cigarrillos. De este episodio -dijo nostálgico- han pasado como 15 años."
"La línea del no-hacer -comentó- es precisamente lo opuesto a la rutina o rutinas a las cuales estamos acostumbrados."
"Hábitos como el del cigarrillo, por ejemplo, son los que nos tienen amarrados, encadenados... En el sentido del no-hacer, en cambio, todas las avenidas son posibles".
Castaneda nos dio a entender que Don Juan los conocía muy bien a todos; los conocía en sus hábitos y debilidades. Así fue como uno a uno los fue agarrando. Don Juan y Don Genaro, "esos dos compinches", al decir de Castaneda, supieron hacerle a cada uno la jugada apropiada y, así, hacerlos caer en el camino del conocimiento.

Quedamos en silencio un rato; finalmente lo rompí para preguntar acerca de Doña Soledad. Le dije que ella me había impresionado como una figura grotesca; como una bruja, verdaderamente.
- "Doña Soledad es india -me contestó. La historia de su transformación es algo increíble."
"Puso tal voluntad en su transformación que al final lo logró. En este esfuerzo desarrolló su voluntad a tal extremo que como consecuencia desarrolló también demasiado orgullo personal."
"Precisamente por esto es que no creo que ella pueda pasar de puntillas por el costado izquierdo del águila. De cualquier modo, es fantástico lo que fue capaz de hacer consigo misma! No se si Uds. recuerdan quién era ella... Ella era la "Manuelita" la "mamacita" de Pablito, siempre lavando, planchando y fregando...; ofreciendo comidita a unos y otros."
Al referimos esto, Castaneda imitaba en gestos y movimientos a una viejecita muy pobrecita.
- "Hay que verla ahora -siguió-. Doña Soledad una mujer fuerte y joven, ¡Ahora hay que temerle! La recapitulación le llevó a Doña Soledad siete años de su vida. Se metió en un hueco, y de allí no salió. Se quedó metida hasta que terminó todo. En siete años no hizo más que eso. Aunque no pueda pasar junto al águila -dijo Castaneda lleno de admiración-, nunca más volverá a ser la pobrecita de antes."

Tras una pausa Castaneda nos recordó que Don Juan y Don Genaro ya no estaban con ellos.
- "Ahora ya todo es distinto -expresó Castaneda nostálgico. Don Juan y Don Genaro no están. La señora Tolteca está con nosotros. Ella nos pide tareas. La Gorda y yo hacemos la tarea juntos. También los otros tienen tareas que cumplir; tareas distintas, en lugares también distintos. Según Don Juan, las mujeres tienen más talento que los hombres. Las mujeres son más susceptibles. En la vida, además, ellas se gastan menos y se cansan menos que los hombres. Por esto es que Don Juan me ha dejado ahora en manos de una mujer."
"Me ha dejado en las manos del otro lado de la unidad hombre-mujer."
"Más aún, me ha dejado en manos de las mujeres: de las hermanitas y la Gorda ".
La mujer que ahora le enseña no tiene nombre. Ella es, simplemente, la mujer Tolteca.
(Varios meses más tarde, la Gorda (Maria Elena) me llamó por teléfono para trasmitirme un mensaje de Carlos Castaneda. En esa conversación, me dijo que la señora Tolteca se llamaba doña Florinda, y que se trataba de una persona muy elegante, vivaracha e inquieta. La señora Tolteca debe tener unos 50 años.)
- "La Sra. Tolteca es la que ahora me enseña. Ella es responsable de todo. Todos los otros, la Gorda y yo somos nada".Quisimos saber si ella sabia que iba a encontrarse con nosotros así como de sus otros planes.
- "La Sra. Tolteca lo sabe todo. Ella me mandó a Los Ángeles para que conversara con Ud. -nos respondió dirigiéndose a mi-. Ella sabe de mis proyectos, y que voy a Nueva York".
Quisimos también saber como era ella. "¿Es joven? ¿Es vieja?" -le preguntamos.
- "La Sra. Tolteca es una mujer muy fuerte. Sus músculos se mueven de una manera muy peculiar. Es vieja, pero una de esas viejas que lucen así a fuerza de maquillaje".
Era difícil explicar cómo era ella. En su intento, Castaneda buscó un punto de referencia y nos recordó la película "Gigante".
- "¿Recuerdan Uds. -nos pregunto- esa película en que trabajaban James Dean y Elizabeth Taylor? Allí E. Taylor hace de mujer madura aunque en realidad ella era muy joven. Esa misma impresión me causa la mujer Tolteca: un rostro con maquillaje de vieja sobre un cuerpo aún joven. También diría yo que ella se hace la vieja. ¿Conocen Uds. el "National Enquirer"? -continuó sueltamente-. Un amigo mío se encarga de guardármelos aquí en Los Ángeles, y cada vez que vengo los leo. Es lo único que aquí leo... Precisamente en ese periódico (recientemente) vi unas fotos de Elizabeth Taylor. ¡Ahora sí que está vieja de verdad!".
Este comentario, de algún modo sintetizó su juicio con respecto a la inmensa producción de noticias que caracteriza a nuestra época. Este comentario también encierra un juicio respecto al valor de toda la cultura occidental. Todo está al nivel del "National Enquirer".
Nada de lo que Castaneda dijo esa tarde fue casual. Los distintos trozos de información que él proporcionó apuntaron a crear una determinada impresión en nosotros. En esta intención de Castaneda no había nada equívoco; al contrario su interés fue transmitir la verdad esencial de la enseñanza en que están envueltos.

Continuamos hablando de la señora Tolteca y Castaneda nos dijo que ella se va pronto.
- "Ella nos ha dicho que en su lugar van a venir otras dos señoras. La mujer Tolteca es muy estricta. ¡Sus demandas son terribles! Ahora bien, si la mujer Tolteca es brava puede que las dos que vienen sean mucho peores. ¡Pueda ser que no se vaya todavía! Uno no puede dejar de querer ni puede impedir que el cuerpo se queje y tema la severidad de la empresa... Sin embargo, no hay modo de alterar el destino. ¡Ahí me agarró, entonces!"
(Por teléfono, la Gorda también insistió en que la Sra. Tolteca era muy "brava" y en que si bien a ella la quiere más que a Castaneda no estaría mal que la quisiera un poco más. "Andamos con todo el cuerpo magullado de los golpes que nos da " -dijo.)
"Yo no tengo más libertad que la de ser impecable porque sólo si soy impecable cambio mi destino; es decir, me voy de puntillas por el costado izquierdo del águila."
"Si no soy impecable, no cambio mi destino y el águila me devora. El Nagual Juan Matus es un hombre libre. El es libre cumpliendo con su destino. ¿Me comprenden Uds.? No sé si entienden lo que quiero decir" -dijo preocupado.
- "¡Claro que lo entendemos! -replicamos con vehemencia. Tanto en esto último como en muchas otras cosas que Ud. nos ha referido hasta ahora encontramos gran similitud con lo que sentimos y vivimos diariamente".
- "Don Juan es un hombre libre –continuó-. El busca la libertad, su espíritu la busca. Don Juan está libre de ese prejuicio básico; el prejuicio perceptivo que no nos deja ver la realidad".
Lo importante de todo eso que veníamos hablando reside en la posibilidad de desbaratar el círculo de las rutinas. Don Juan le hacía hacer numerosos ejercicios para que tomara conciencia de sus rutinas. Entre ellos está el de "caminar en la oscuridad" y la "marcha de poder".
¿Cómo romper ese círculo de las rutinas? ¿Cómo quebrar ese arco perceptivo que nos une a esa visión ordinaria de la realidad? Esa visión ordinaria que nuestras rutinas contribuyen a fijar es, precisamente lo que Castaneda denomina "la atención del tonal" o "el primer anillo de la atención".
- "Romper ese arco perceptivo no es tarea fácil, puede demorar años. La dificultad conmigo - afirmó riendo- es que soy muy testarudo. A las malas fui haciendo las cosas. Por esto es que, en mi caso, Don Juan tuvo que usar drogas... y así es como quedé... ¡Con el hígado en la acequia! En la línea del no-hacer se logra desbaratar las rutinas y tomar conciencia" -explicó Castaneda.
Al decir esto se levantó y comenzó a caminar hacia atrás mientras nos recordaba una técnica que Don Juan le había enseñado: la de caminar hacia atrás con la ayuda de un espejo. Castaneda siguió refiriéndonos que para facilitarse la tarea ideó un artefacto de metal (como un aro que a modo de corona se sostenía en la cabeza) en el cual había fijado el espejo. De esa manera, pudo practicar el ejercicio y tener libres las manos. Otros ejemplos de técnicas del no-hacer serían la de ponerse el cinturón al revés y la de
llevar los zapatos cambiados. Todas estas técnicas tienen como objetivo hacerlo a uno consciente de lo que en cada momento se está haciendo. "Desbaratar las rutinas -dijo- es él modo que tenemos de darle al cuerpo sensaciones nuevas. El cuerpo conoce...".
Seguidamente Castaneda nos refirió algunos de los juegos que los jóvenes toltecas practican durante horas. "Son juegos de no-hacer -explicó-. Juegos en los que no hay reglas fijas sino que éstas se van creando a medida que se juega".
Parece que al no haber reglas fijas, la conducta de los jugadores no es previsible y, en consecuencia todos deben estar muy atentos. "Uno de estos juegos -continuó- consiste en darle al adversario señales falsas. Es un juego de jalar o tirar ".
Según dijo, en ese juego de jalar intervienen 3 personas y hacen falta dos postes y una soga. Con la soga, se ata a uno de los jugadores y se lo cuelga de los postes. Los otros dos jugadores deben tirar de los extremos de la soga y tratar de engañarse dándose señales falsas. Todos tienen que estar muy atentos para que cuando uno tire, el otro también lo haga y la persona que está colgada no quede torcida.
Las técnicas y juegos de no-hacer desarrollan la atención. Se puede decir que son ejercicios de concentración puesto que obligan a los que los practican a estar plenamente conscientes de lo que hacen. Castaneda comentó que la senectud consistiría en haber quedado encerrado en el círculo perfecto de las rutinas.

- "Una manera de enseñar de la señora Tolteca es ponernos en situaciones. Creo que es la mejor manera porque al ponernos en situaciones descubrimos que no somos nada. El otro camino es el del amor propio, el del orgullo personal. Por este último camino nos vamos transformando en detectives, siempre atentos a todo lo que nos puede pasar y ofender. ¿Detectives? ¡Sí!"
"Nos lo pasamos buscando evidencias de si nos quieren o no nos quieren. Así centrados en nuestro ego no hacemos otra cosa que fortalecerlo."
"Según la mujer Tolteca, lo mejor es empezar considerando que nadie nos quiere".
Castaneda nos dijo que para Don Juan, el orgullo personal semeja a un monstruo de 3.000 cabezas.
- "Uno destruye y abate cabezas pero siempre otras se levantan... ¡Es que uno tiene todos los trucos! -exclamó. Con los trucos parece que nos auto engañamos creyendo que somos alguien."
Le recordé, entonces, la imagen de cazar las debilidades "como se recogen los conejos de una trampa", que aparece en su libro. "Si -me respondió-, hay que estar constantemente en acecho". Cambiando de posición, Castaneda comenzó a hacernos la historia de los tres últimos años.
- "Una de las tantas tareas fue la de cocinero en esas cafeterías de rutas. La Gorda me acompañó ese año como mesera. ¡Más de un año anduvimos por allí como Joe Córdoba y su Sra.! Mi nombre completo era José Luis Córdoba, para servirlos -dijo haciendo una profunda reverencia-. Sin embargo, todos me conocían como Joe Córdoba."
Castaneda no nos dijo el nombre ni el lugar de la ciudad en que vivieron. Es posible que hayan estado en diversos sitios. Parece que en un principio llegaron él, la Gorda y la Sra. Tolteca, quien los acompañó por un tiempo. Lo primero era encontrar casa y trabajo para Joe Córdoba, su Sra. y su suegra. "Así fue como nos presentamos -comentó Castaneda- de lo contrario, la gente no hubiera entendido".
Por mucho tiempo buscaron trabajo, hasta que al final lo encontraron en una cafetería de ruta. "En ese tipo de establecimiento se empieza muy temprano en la mañana. A las cinco hay que estar ya trabajando". Castaneda nos contó, riendo, que en esos lugares lo primero que le preguntan a uno es: "¿Sabe Ud. hacer huevos?" ¿Qué podía ser eso de hacer huevos? Parece que él demoró bastante tiempo en darse cuenta de lo que querían decirle, hasta que finalmente descubrió que se trataba de los diversos modos de preparar los huevos para los desayunos. En los restaurantes o cafeterías para camioneros, esto de "hacer huevos" es muy importante.
Un año estuvieron trabajando así. "Ahora sí que sé "hacer huevos" -afirmó riendo-; ¡todos los que Uds. quieran!". La Gorda también trabajó mucho. Fue tan buena mesera que terminó haciéndose cargo de todas las muchachas. Al cabo de un año, cuando la señora Tolteca les dijo "que basta, que se acabó con esa tarea", el dueño de la cafetería no los quería dejar ir. "La verdad es que allí trabajamos muy duro. ¡Mucho! Desde la mañana hasta la noche".
Durante ese año tuvieron un encuentro significativo. Se trata de la historia de una muchacha llamada Terry, que llegó a la cafetería en que ellos estaban, pidiendo trabajo como mesera. Para ese entonces, Joe Córdoba había ganado la confianza del dueño del establecimiento y era el encargado de contratar y vigilar a todo el personal. Según Terry les dijo, ella estaba buscando a Carlos Castaneda. ¿Cómo pudo saber ella que ellos estaban por allí? Castaneda no lo sabia.
Según contó Castaneda, cuando Terry llegó no era buena mesera. Con los meses, sin embargo, cambió, se volvió limpia y cuidadosa. "La Gorda le dio muchos consejos a Terry. La cuidamos mucho... Nunca ella se imaginó con quienes estuvo todo ese tiempo".
Estos últimos años han pasado momentos de gran privación durante los cuales se los maltrató y ultrajó. Más de una vez estuvo a punto de decir quién era, pero... "¡Quién me hubiera creído! -dijo ¡Además, la mujer Tolteca es la que decide". "Ese año -continuó- hubo momentos en que estuvimos reducidos al mínimo: dormíamos en el suelo y comíamos de una sola cosa".

Al escuchar esto, quisimos que nos explicara el modo de comer que tienen. Castaneda nos dijo que los toltecas comen un sólo tipo de alimento por vez, pero que lo hacen más seguido. "Los toltecas comen todo el día"- comentó en tono casual.
(En esta afirmación de Castaneda se puede ver el deseo de romper la imagen que la gente tiene del hechicero o brujo -seres con poderes especiales que no tienen las mismas necesidades del resto de las mortales. Al decir que "comen todo el día", Castaneda los unió al resto de los hombres.)
Según Castaneda, la mezcla de alimentos -por ejemplo, comer carne con papas y verduras- es muy mala para la salud.
- "Esta mezcla es muy reciente en la vida de la humanidad - afirmó."
"Comer un sólo alimento ayuda a hacer la digestión y es mejor para el organismo."
"Cierta vez Don Juan me acusó de que yo siempre me sentía mal. ¡Se imaginan que me defendí! Sin embargo, luego me di cuenta de que él tenía razón y aprendí. Ahora me siento bien, fuerte y sano."
También el modo de dormir que ellos tienen es distinto al de la mayoría de nosotros. Lo importante es darse cuenta de que se puede dormir de muchas maneras. Según Castaneda, se nos ha enseñado a acostarnos y a levantarnos a una determinada hora porque eso es lo que la sociedad quiere de nosotros. "Así, por ejemplo -dijo Castaneda-, los papás acuestan a los niños para sacárselos de encima". Todos nos reímos porque algo de razón había en eso.
"Yo duermo todo el día y toda la noche -continuó-, pero si sumo las horas y minutos que duermo no creo que lleguen a más de cinco horas por día". Dormir de esta manera requiere, por parte de la persona, la habilidad de ir directamente al sueño profundo.


Fuentes:

Graciela N.Vico Corvalán
Revista "Esotera" Nº2

Dialogo a fondo con Carlos Castaneda - I

Desde la publicación de "Las enseñanzas de Don Juan", a principios de los años setenta, Carlos Castaneda se convirtió en un verdadero mito. Mucho se ha escrito acerca de la existencia de Don Juan, y se han estudiado hasta el más mínimo detalle tanto los textos como la vida personal de Castaneda, quien, por su parte, se encargó de que se sepa poco de su identidad: nunca apareció en público y mantuvo en secreto su paradero. Al escribir su primer libro era estudiante posgraduado en la Universidad de UCLA (EE.UU.), a donde acudía periódicamente. De hecho, uno de sus libros, "Relatos de Poder", constituyó su tesis doctoral. Las enseñanzas de Don Juan se encuentran en las tradiciones de la población autóctona de México y del suroeste americano. Y, sea como sea, lo cierto es que los textos de Castaneda son amenos y la enseñanza que transmiten resulta comprensible, aunque a menudo adornada con alegorías y relatos apócrifos. Todos ellos han gozado de una amplia popularidad, con un amplio espectro de lectores, y han estado en las listas de libros más vendidos.

Puso énfasis en que esta conversación fuese publicada en una revista de Sudamérica. Dice Graciela: "Lo entreviste en Los Ángeles. Fue una experiencia muy interesante, la cual compartí con tres amigos que me acompañaron. Carlos Castaneda nos refirió, con franqueza y simplicidad, sus ultimas experiencias. En mi opinión, en la entrevista se nos mostró sin mascaras ni poses. Esta conversación aclara y pone en situación algunos de los episodios que refiere en su último libro: "El Regalo del Águila". Creo que la historia de "Joe Córdoba y su señora" presenta un aspecto no popularizado de Carlos Castaneda y su grupo, que en mi opinión seria la síntesis o ultima etapa de su camino o conocimiento: ese "tocar tierra" y "ser una nada". Acabo de hacerle unas líneas para avisarle que el trabajo se publicara en Mutantia. El tenia mucho interés en que se diera a conocer en alguna publicación en español. Estoy segura de que se alegrara enormemente."
Hacía varios meses que le había escrito (dos cartas para ser más precisa) cuando Carlos Castaneda llamó por teléfono. Su llamada me tomó totalmente por sorpresa. Castaneda habló largamente, y sin que yo se lo pidiera se ofreció a darme información.
Castaneda tenía interés en encontrarse y hablar conmigo. Procuró hacerme comprender que la tarea que estaba realizando era de gran importancia. "No soy ni un gurú ni tampoco un charlatán", —insistió haciendo referencia a algunos críticos y periodistas. Castaneda es un investigador que tenía interés en hablar de los trabajos que estaba realizando en México y sobre su labor epistemológica. Según él, el hombre europeo no concibe que haya otro que piense ni que haya otra descripción de la realidad que la suya.
Estando ya en Los Angeles, Carlos Castaneda llamó por teléfono. Al no encontrarme, dejó su mensaje y las indicaciones acerca de la hora y el lugar de encuentro: "Salga de la Freeway en tal calle y doble a la derecha en tal otra. Pase luego cuatro semáforos. Allí, a la izquierda está la Iglesia de la Inmaculada; doble a la derecha y ahí encontrará el campus de UCLA. Entre en el "parking lo". Como es domingo no va a haber nadie y Ud. podrá entrar sin problemas. Generalmente hay poca gente durante los fines de semana. Entonces, a las 4 de la tarde: junto a la garita".
Esa noche y la mañana siguiente trabajé febrilmente en mis notas. Había dormido poco pero no estaba cansada. A eso de la una de la tarde, mis amigos y yo salimos rumbo al campus de UCLA. Teníamos algo más de dos horas de viaje.
Siguiendo las indicaciones de Castaneda, llegamos sin dificultad a la garita de la entrada del 'parking lot' de UCLA. Faltaban aún unos 15 minutos para las 4 de la tarde.
A las cuatro en punto, levanté la vista y los vi venir hacia el auto: mi amiga junto a un señor moreno y algo más bajo que ella. Castaneda vestía unos azules y chaqueta de cuello abierto color crema pálido. Bajé del auto y me reuní con ellos. Tras los saludos convencionales, le pregunté si me permitiría usar un magnetofón. En el coche teníamos uno por si acaso. "No, es mejor que no", contestó con un gesto de hombros, pero nos encaminamos al coche para recoger las notas, cuadernos y libros.
Cargados de libros y papeles, nos dejamos guiar por Castaneda. El conocía bien el camino. "Por ahí —decía señalando con la mano— hay unos bancos lindísimos".
Desde el principio Castaneda fijó el tono de la conversación y los temas que íbamos a tratar. Me di cuenta también de que no iba a necesitar todas esas preguntas que tan trabajosamente había preparado con antelación. Como me había anticipado por teléfono, él quería hablarnos de la tarea que estaban haciendo y de la importancia de sus investigaciones.
La conversación se llevó a cabo en español, lengua que maneja con fluidez y gran sentido del humor. Castaneda es un maestro en el arte de la conversación. Hablamos por espacio de siete horas. El tiempo pasó sin que su entusiasmo ni nuestra atención decayeran.
Toda esa tarde Castaneda procuró mantener la conversación en un nivel que no fuera intelectual. Aunque sin duda ha leído mucho y conoce las distintas corrientes de pensamiento, en ningún momento estableció comparaciones con otras tradiciones del pasado o del presente. La "Enseñanza Tolteca" nos la transmitió por medio de imágenes materiales que, precisamente por eso, impiden que se las interprete especulativamente. De este modo Castaneda no sólo fue totalmente fiel a sus maestros sino también al camino que ha elegido, no quiso contaminar su enseñanza con nada ajeno a ella.
Al poco de encontrarnos quiso saber las razones de nuestro interés en conocerlo. El ya sabía de mi posible reseña y del proyectado libro de entrevistas. Más allá de todo profesionalismo insistimos en la importancia de sus libros, que tanto habían influido en nosotros y en muchas personas. Teníamos un profundo interés por conocer la fuente de esa enseñanza.
Entretanto, habíamos llegado ya a los bancos, y a la sombra de los árboles nos sentamos.

- "Don Juan a mí me lo dio todo —comenzó diciendo—. Cuando lo encontré no tenía otro interés que la antropología, pero a partir de ese encuentro cambié. ¡Y esto que me ha pasado a mí no lo cambiaría por nada!"
Don Juan estaba presente allí con nosotros. Cada vez que Castaneda lo mencionaba o lo recordaba percibíamos su emoción. De Don Juan nos dijo que era una totalidad de exquisita intensidad capaz de darse todo en cada ahora. "Darse todo en cada momento es su principio, su regla", dijo. El que Don Juan sea así no puede ser explicado y es rara vez comprendido; "simplemente es".
En "El segundo anillo de poder", Castaneda recuerda una característica especial de Don Juan y de Don Genaro, de la que todos los demás carecen: "Ninguno de nosotros está dispuesto a prestarle al otro una atención indivisa, de la manera que Don Juan y Don Genaro lo hacían". Estas palabras apuntan a ese "ser todo" en cada instante, a esa presencia que es Don Juan. En muchas oportunidades Castaneda se ha de referir a eso de tener "un gesto", a ese acto totalmente gratuito y libre del ser.
"El segundo anillo de poder" me había dejado llena de preguntas. El libro me interesó mucho, sobre todo después de su segunda lectura, pero había escuchado comentarios desfavorables. Yo misma tenía ciertas dudas. Le dije que creía que "Viaje a Ixtlán" era el que más me había gustado sin que supiera bien por qué. Castaneda me escuchaba y contestó mis palabras con un gesto que parecía decir: "Y yo, ¿qué tengo que ver con el gusto de todos ellos?" Yo seguía hablando, buscando razones y explicaciones. "Tal vez esa preferencia se deba a que en "Viaje a Ixtlán" se percibe mucho amor", dije. Castaneda frunció el ceño. La palabra amor no le gustó. Es posible que el término tenga para él connotaciones de amor romántico, sentimentalismo o debilidad. Tratando de explicarme, insistí en que la última escena de "Viaje a Ixtlán" está preñada de intensidad. Ahí Castaneda asintió. Sí, con esto último estaría de acuerdo. "Intensidad, sí —dijo—, ésa es la palabra".

Insistiendo en el mismo libro, le manifesté que algunas escenas me habían resultado definitivamente grotescas. No les encontraba justificación. Castaneda estuvo de acuerdo conmigo.
- "Sí, el comportamiento de esas mujeres es monstruoso y grotesco pero esa visión me era necesaria para poder entrar en acción", dijo. Castaneda necesitaba ese shock.
- "Sin adversario no somos nada -continuó-. El ser adversario es propio de la forma humana. La vida es guerra, es lucha. La paz es una anomalía".
Refiriéndose al pacifismo lo calificó de monstruosidad porque, según él, los hombres "somos seres de logros y de luchas".
Sin poder contenerme le dije que no podía aceptar que calificara el pacifismo de monstruosidad.
- "¿Y Gandhi, cómo ve Ud. a Gandhi, por ejemplo?"
- "¿Gandhi? —respondió— Gandhi no es un pacifista. Gandhi es uno de los más tremendos luchadores que han existido. ¡Y qué luchador!"
Comprendí entonces que Castaneda da valores muy especiales a las palabras. El pacifismo al cual él había hecho referencia no podía sino ser el pacifismo del débil, el de quien no tiene agallas suficientes como para ser y hacer otra cosa, el de quien nada hace porque no tiene objetivos ni energía en la vida; en una palabra, ese pacifismo autocomplaciente y hedonista.
Con un amplio gesto que quería incluir a toda una sociedad ya sin valores, voluntad y energía, replicó:
- "Todos drogados... Sí, ¡hedonistas!"
Castaneda no aclaró estos conceptos, ni nosotros se lo pedimos. Yo tenía entendido que parte de la ascesis del guerrero era liberarse de la forma humana pero los inusitados comentarios de Castaneda me habían llenado de confusión. Poco a poco, sin embargo, me fui dando cuenta de que eso de ser "seres de logros y de luchas" es un primer nivel de la relación. Esa es la materia prima de donde se parte. Don Juan, en los libros, se refiere siempre al buen tonal de una persona. Ahí comienza el aprendizaje y se pasa a otro nivel. - "No se puede pasar al otro lado sin perder la forma humana" —dijo Castaneda.

Insistiendo sobre otros aspectos de su libro que no me habían quedado claros, le pregunté acerca de los huecos que le quedan a las personas por el simple hecho de haberse reproducido.
- "Sí —dijo Castaneda—. Hay diferencias entre las personas que han tenido hijos y las que no. Para pasar de puntillas frente al águila hay que estar entero. Una persona con huecos no pasa".
La metáfora del águila nos la explicaría más adelante. Por el momento pasó casi inadvertida ya que el foco de nuestra atención estaba en otro tema.
- "¿Cómo explica Ud. la actitud de doña Soledad con Pablito así como la de la Gorda con sus hijas?", quise saber con insistencia. Eso de quitarles a los hijos ese filo que al nacer ellos nos toman era, en gran medida, algo inconcebible para mí.
Castaneda convino en que aún no tiene bien sistematizado todo eso. Insistió, sin embargo, en las diferencias que existen entre las personas que se han reproducido y las que no.
- "Don Genaro es ¡loquito!, ¡loquito! Don Juan, en cambio, es un loco serio. Don Juan va despacio pero llega lejos. Al final, los dos llegan... Yo, como Don Juan tengo huecos; es decir, tengo que seguir su camino. Los Genaros, en cambio, tienen otro modelo. Los Genaros, por ejemplo, tienen un filo especial que nosotros no tenemos. Son más nerviosos y de marcha rápida... Son muy livianos; nada los detiene. Los que como la Gorda y yo hemos tenido hijos, tenemos otras características que compensan esa pérdida. Se es más reposado y, aunque el camino sea largo y arduo, también se llega. En general, los que han tenido hijos saben cómo cuidar a otros. No significa que las personas sin hijos no sepan hacerlo, pero es distinto... En general uno no sabe lo que hace; se es inconsciente de las acciones y después se paga. ¡Yo no supe lo que hacía! —exclamó refiriéndose a su propia vida personal. Al nacer, a mi padre y a mi madre les quité todo -dijo. ¡Quedaron todos magullados! A ellos les tuve que devolver ese filo que les había quitado. Ahora tengo que recuperar el filo que yo perdí".
Pareciera que esto de los huecos que hay que cerrar, tiene que ver con los atavismos biológicos. Quisimos saber si el tener huecos es algo irreparable.
- "No -nos respondió-. Uno se puede curar. Nada es irrevocable en la vida. Siempre es posible devolver lo que no nos pertenece y recuperar lo que es de uno".
Esta idea de la recuperación es coherente con todo un "camino de aprendizaje"; camino en el cual no basta conocer o practicar una o más técnicas sino que requiere la transformación individual y profunda del ser. Se trataría de todo un sistema coherente de vida con objetivos concretos y precisos.

Tras un silencio le pregunté si "El Segundo Anillo de Poder" había sido publicado en español. Según Castaneda una editorial española tenía todos los derechos, pero no estaba seguro de si el libro había salido o no. (El no estaba muy conforme con la distribución de sus libros por la editorial de los primeros, "Fondo de Cultura Económica, de México").
"Las traducciones al español las hizo Juan Tovar, un gran amigo mío". Juan Tovar usó las notas en español que el mismo Castaneda le había facilitado; notas que algunos críticos han puesto en duda.
La traducción al portugués parece ser muy hermosa. "Sí, dijo Castaneda. Esa traducción está basada en la traducción al francés. Está muy bien hecha".
Al principio de nuestra conversación, Castaneda mencionó algo acerca de la "Enseñanza Tolteca". También en "El Segundo Anillo de Poder" se insiste en "los Toltecas" y en "ser un tolteca".
- "¿Qué significa ser un tolteca?" -le preguntamos.
Según Castaneda, la palabra tolteca constituye una unidad de significación muy amplia. Se dice de alguien que es un tolteca de la misma manera que se puede decir que es un demócrata o un filósofo. Tal como él la usa, esta palabra nada tiene que ver con su significado antropológico.
(Desde el punto de vista antropológico, la palabraTolteca hace referencia a una cultura india del centro y sur de México que ya se encontraba extinta en el momento dé la conquista y colonización de América.)
- "Tolteca es el que sabe los misterios del acecho y del sueño".
Todos ellos son toltecas. Se trata de un pequeño grupo que ha sabido mantener viva una tradición de más de 3-000 años antes de J.C.
Como yo estaba trabajando en el pensamiento místico y tenía particular interés en establecer la fuente y el lugar de origen de las distintas tradiciones, insistí:
- "¿Cree Ud. entonces que la tradición Tolteca ofrece una enseñanza que sería propia de América?"
Castaneda adujo que es posible que los pueblos de América hubieran traído algo de Asia al cruzar el estrecho de Bering, pero que hace tantos miles de años de todo eso que por el momento no hay más que teorías.
En "Relatos de Poder", Don Juan le habla a Castaneda de los brujos, de "esos hombres de conocimiento" que la conquista y colonización del hombre blanco no pudieron destruir porque ni supieron de su existencia ni notaron todo lo incomprensible de su mundo.
- "¿Quienes forman la nación Tolteca? ¿Trabajan juntos? ¿Dónde lo hacen?"
Castaneda contestó todos nuestros interrogantes. El está ahora a cargo de un grupo de jóvenes que vive en la zona de Chiapas, al sur de México. Todos se trasladaron a esa zona debido a que la señora que ahora les enseña estaba radicada allí.

"Entonces... ¿Ud. volvió?" -me sentí impelida a preguntarle al recordar la última conversación entre Castaneda y las hermanitas al final de "El Segundo Anillo de Poder".
- "¿Volvió Ud. pronto, tal como la Gorda se lo pedía?"
- "No, no volví pronto pero volví, me contestó riendo. Volví para llevar a cabo una tarea a la cual no puedo renunciar".
El grupo consta de unos 14 miembros. Si bien el núcleo básico es de 8 ó 9 personas, todos son indispensables en la tarea que se realiza. Si cada uno es suficientemente impecable, se puede ayudar a un mayor número de seres,
"Ocho es un número mágico", dijo en algún momento. También insistió en que el tolteca no se salva solo sino que se va con el núcleo básico. Los otros quedan y son indispensables para continuar y mantener viva la tradición. No es necesario que el grupo sea grande, pero cada uno de los que está envuelto en la tarea es definitivamente necesario para el todo.
- "La Gorda y yo somos los responsables por los allegados. Bueno, realmente yo soy el responsable pero ella me ayuda íntimamente en esta tarea", aclaró Castaneda.
Nos habló después de los miembros del grupo que conocíamos por sus 1ibros. Nos dijo que Don Juan era indio Yaqui, del estado de Sonora. Pablito, en cambio, era indio Mixteco, y Néstor era Mazateco (de Mazatlán, en la provincia de Sinaloa). Benigno era Zotsil (Sotzil). Recalcó varias veces que Josefina no era india sino que era mexicana y que uno de sus abuelos era de origen francés. La Gorda, como Néstor y Don Genaro, era Mazateca. "Cuando la conocí, la Gorda era una mujer inmensa, pesada y toda golpeada por la vida Ninguno de los que la conoció puede hoy imaginar que la de ahora es la misma de antes".             
Quisimos saber en qué lengua se comunicaba él con toda la gente del grupo, y cuál era la lengua que generalmente usaban entre ellos. Le recordé que en sus libros se hacen referencias a algunas lenguas indias.
- "Nos comunicamos en español porque es la lengua que todos hablamos. Además ni Josefina ni la señora Tolteca son indias. Yo sólo hablo un poquito en lengua india. Frases sueltas, como saludos y alguna que otra expresión. Lo que sé no me permite mantener una conversación".
 Aprovechando una pausa suya le preguntamos si la tarea que ellos están realizando es accesible a todos los hombres o si se trata de algo para unos pocos.
Como nuestras preguntas apuntaban a descubrir la relevancia de la "Enseñanza Tolteca" y el valor de la experiencia del grupo para el resto de la humanidad, Castaneda nos explicó que cada uno de los miembros del grupo tiene tareas específicas que cumplir, sea en la zona de Yucatán, en otras áreas de México o en otros lugares.
- "Cumpliendo tareas, uno descubre una gran cantidad de cosas que son directamente aplicables a las situaciones concretas de la vida diaria. Haciendo tareas se aprende mucho. Los Genaros, por ejemplo, tienen una banda de música con la que recorren todos los lugares de la frontera. Se imaginarán Uds. que ellos ven y están en contacto con mucha gente. Siempre se tienen posibilidades de transmitir el conocimiento. Siempre se ayuda. Se ayuda con una palabra, con una pequeña insinuación... Cada uno, cumpliendo fielmente su tarea, lo hace.
Todos los seres pueden aprender. Todos tienen la posibilidad de vivir como guerreros. Cualquier persona puede emprender la tarea del guerrero. El único requisito es querer hacerlo con un deseo inconmovible; es decir, se ha de ser inconmovible en el deseo de ser libre.
El camino no es fácil. Constantemente buscamos excusas y tratamos de escapar. Es posible que la mente lo logre, pero el cuerpo lo siente todo... El cuerpo aprende rápida y fácilmente. El tolteca no puede gastar energía en tonterías, -continuó-. Yo era una de esas personas que no pueden estar sin amigos... ¡Ni al cine podía ir solo!"

Don Juan en un determinado momento le dijo que debía abandonar todo y, particularmente, separarse de todos aquellos amigos, con los cuales no tenía nada en común. Por largo tiempo resistió la idea hasta que por último lo fue envolviendo.
- "Cierta vez, volviendo a Los Ángeles, bajé del auto una cuadra antes de llegar a casa y llamé por teléfono. Por supuesto que ese día, como todos, mi casa estaba llena de gente, me atendió uno de mis amigos a quien le pedí que preparara una valija con algunas cosas y que me la trajera adonde me encontraba. También le dije que el resto de las cosas, libros, discos, etc: podían repartírselas entre ellos. Claro que mis amigos no me creyeron y tomaron todas las cosas como en préstamo", aclaró Castaneda.
Este acto de deshacerse de la biblioteca y los discos es como cortar con todo el pasado, con todo un mundo de ideas y emociones.
- "Mis amigos creyeron que yo estaba loco y se quedaron esperando que volviera de mi locura. No los vi como en doce años... sí, durante unos doce años", concluyó.
Tras esos doce años, Castaneda pudo encontrarse nuevamente con ellos. Buscó primero a uno de sus amigos quien lo puso en contacto con los demás. Planearon luego una salida en la que fueron juntos a cenar. Ese día lo pasaron muy bien. Comieron mucho y sus amigos se emborracharon.
- "Encontrarme con ellos después de todos esos años fue mi modo de agradecerles la amistad que me habían brindado antes. Ahora todos son mayores. Tienen sus familias, esposas, hijos...
Era necesario sin embargo, que yo les agradeciera. Sólo así pude terminar definitivamente con ellos y cerrar una etapa de mi vida".
Es posible que los amigos de Castaneda ni entiendan ni puedan compartir nada de lo que él está haciendo, pero el hecho de que él quisiera y pudiera agradecerles fue algo muy bonito. Castaneda no se enojó con ellos, no pretendió nada de ellos. Les agradeció sinceramente su amistad y al hacerlo, se liberó interiormente de todo ese pasado.

Hablamos entonces del amor, "del tan mentado amor ". Nos contó varias anécdotas de su abuelo italiano, "siempre tan enamoradizo", y de su padre "tan bohemio él". "¡Oh! ¡L'amore! ¡L'amore!". -repitió varias veces. Todos sus comentarios tendían a destruir las ideas que comúnmente se tienen acerca del amor.
- "A mí me costó mucho aprender, siguió. Yo era también muy enamoradizo... A Don Juan le costó trabajo hacerme entender que debía cortar con ciertas relaciones. El modo como finalmente corté con ella fue el siguiente. La invité a cenar y nos encontramos en un restaurante. Durante la cena pasó lo que siempre pasaba. Hubo una gran pelea y ella me gritó e insultó. Por último le pregunté si tenía dinero. Me respondió que sí. Aproveché para decirle que debía ir hasta el auto a buscar mi billetera o algo así. Me levanté y no volví más. Antes de dejarla quise estar seguro de que tenía suficiente dinero como para tomar un taxi y volver a casa. Desde ese entonces no la he vuelto a ver. No me van a creer Uds., pero los toltecas son muy ascéticos", insistió.
Sin poner en duda su palabra le comenté que esa idea no se desprendía de "El segundo anillo".
- "Al contrario, -recalqué-. Creo qué en su libro muchas escenas y actitudes se prestan a confusión".
- "¿Cómo cree Ud. que yo iba a decir eso claramente? -me contesto-. No podía decir que las relaciones entre ellos fueran puras porque no sólo nadie me lo hubiera creído sino que nadie me hubiera entendido".
Después de escuchar a Castaneda, quedamos convencidos que para el tolteca el sexo representa un inmenso desgaste de energías que necesita para otra tarea. Se comprende entonces su insistencia acerca de las relaciones totalmente ascéticas que mantienen los miembros del grupo.
- "Desde el punto de vista del mundo, la vida que el grupo lleva y las relaciones que mantienen es algo totalmente inaceptable e inaudito. Lo que les cuento no sería creíble. A mi me llevó mucho tiempo comprenderlo pero lo he podido finalmente comprobar".
Castaneda nos había dicho antes que cuando una persona se reproduce pierde un filo especial. Parece que ese filo es una fuerza que los hijos toman de los padres por el mero hecho de nacer. Este hueco que a la persona le queda es el que hay que llenar o recuperar. Hay que recuperar la fuerza que se ha perdido. Nos dio también a entender que la relación sexual prolongada de una pareja termina por desgastarlos. En una relación van surgiendo diferencias que hacen que progresivamente se vayan rechazando ciertas características de uno y de otro. En consecuencia, para la reproducción se elige de la otra parte aquello que a uno le gusta, pero no hay ninguna garantía de que aquello que se elige sea necesariamente lo mejor. "Desde el punto de vista de la reproducción -comentó-, lo mejor es at randum ". Castaneda se esforzó por explicarnos mejor estos conceptos, pero hubo de confesar nuevamente que son temas que él mismo no tiene aún claros.

Castaneda nos venía describiendo un grupo cuyas exigencias, para el común de las personas, eran extremas. Estábamos muy interesados en saber adónde conducía todo ese esfuerzo.
- "¿Cuál es el objetivo único del tolteca?" Queríamos saber el sentido de todo eso que Castaneda nos venía diciendo.
- "¿Cuál es el objetivo que Ud. persigue?" -insistimos llevando la pregunta a un nivel personal.
- "El objetivo es salirse del mundo vivo; salirse con todo lo que uno es pero con nada más que con lo que uno es. La cuestión es no llevarse nada ni dejar nada. Don Juan se salió enterito -¡vivito! del mundo. Don Juan no muere porque los toltecas no mueren".
(En "El segundo anillo de poder", la Gorda lo instruye a Castaneda con respecto a la dicotomía "nagual -tonal". El dominio de la segunda atención "sólo se logra después de que los guerreros barren totalmente la superficie de la mesa... esta segunda atención hace que las dos atenciones formen una unidad y que esta unidad sea la totalidad de uno mismo". En el mismo libro, la Gorda le dice a Castaneda: "Cuando los brujos aprenden a "soñar", atan sus dos atenciones y, entonces, no hay necesidad de que el centro empuje hacia afuera ...Los brujos no mueren... No quiero decir que nosotros no muramos. Nosotros somos nada; somos badulaques (tontos); no estamos ni aquí ni allá. Ellos, en cambio, tienen sus atenciones tan unidas que tal vez nunca mueran.)
Según Castaneda, la idea de que somos libres es una ilusión y un absurdo. Se esforzó por hacernos comprender que el sentido común nos engaña porque la percepción ordinaria sólo nos dice una parte de la verdad.
- "La percepción ordinaria no nos dice toda la verdad. Debe haber algo más que el mero paso por la tierra, que eso de sólo comer y reproducirnos" -dijo con vehemencia. Y con un gesto que interpretamos como aludiendo al sin sentido de todo y al inmenso tedio de la vida en su cotidiano aburrimiento, nos preguntó: - "¿Qué es todo esto que nos rodea?"
El sentido común sería ese acuerdo al que hemos llegado tras un largo proceso educativo que nos impone la percepción ordinaria como la única verdad.
- "Precisamente, el arte del brujo -dijo- consiste en llevar al aprendiz a descubrir y a destruir ese prejuicio perceptivo".
Según Castaneda, Edmundo Husserl es el primero en Occidente que concibe la posibilidad de "suspender el juicio". El método fenomenológico no niega sino que simplemente "pone entre paréntesis" aquellos elementos que sustentan nuestra percepción ordinaria.
Castaneda considera que la fenomenología le ofrece el marco teórico-metodológico más útil para comprender la enseñanza de Don Juan. Para la fenomenología el acto del conocimiento depende de la intención y no de la percepción. La percepción varía siempre según una historia; es decir, según el sujeto con saberes adquiridos e inmerso en una determinada tradición. La regla más importante del método fenomenológico es eso de "hacia las cosas mismas".
- "La tarea que Don Juan realizó conmigo -insistió- fue la de romper poco a poco los prejuicios perceptivos hasta llegar a la ruptura total".
La fenomenología suspende el juicio y se limita a la descripción de los puros actos intencionales.
- "Así, por ejemplo, el objeto casa yo lo construyo. El referente fenomenológico es mínimo. La intención es lo que transforma al referente en algo concreto y singular".



Fuentes:

Graciela N.Vico Corvalán
Revista "Esotera" Nº1

sábado, 12 de febrero de 2011

El desenredo del esqueleto

"Al final he llegado a creer en algo que yo llamo la física de la busqueda, una fuerza de la naturaleza, que se rige por la gravedad, viene a decir algo así : Si tienes valor para dejar atrás todo lo que te consuela o protege, y embarcarte en un viaje en busca de la verdad ya sea exterior o interior, y si estas dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine y a que todo lo que encuentres en ese camino te enseñe algo y si estas preparado para afrontar y perdonar algunas realidades más duras de ti mismo, entonces la verdad no te sera negada."
 
El cuento de la Mujer Esqueleto contiene un "test del pretendiente". En los tests de los pretendientes los amantes tienen que poner a prueba sus legítimas intenciones y aptitudes y lo suelen hacer demostrando que tienen cojones u ovarios para enfrentarse con una suerte de poderosa y temible numinosidad, a quien aquí llamamos la naturaleza de la Vida/ Muerte/Vida, si bien otros podrían llamarla un aspecto del Yo, o el espíritu del Amor y otros la podrían llamar Dios o la Gracia, el espíritu de la energía o cualquier otro calificativo.
El pescador demuestra sus legítimas intenciones, sus aptitudes y su creciente compromiso con la Mujer Esqueleto, desenredándola del sedal. La contempla acurrucada y doblada en ángulos imposibles y ve en ella un destello de algo, aunque no sabe de qué. Había huido de ella, jadeando y sollozando. Ahora tiene intención de tocarla. Su sola existencia le conmueve el corazón. Cuando comprendamos la soledad de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida en el interior de la psique, ella que sin culpa alguna por su parte se ve constantemente rechazada... puede que a nosotros también nos conmueva su tormento.
Si queremos amar, por muy grandes que sean nuestro temor y nuestro recelo, estaremos dispuestos a desenredar los huesos de la naturaleza de la Muerte y a ver qué es lo que ocurre. Estaremos dispuestos a tocar lo que no es bonito y también de lo que aun no es bello en otra persona y en nosotros mismos. Detrás de este reto se oculta un sagaz test del Yo. Y está presente todavía con más claridad en los cuentos en los que lo bello se presenta como feo para poner a prueba el carácter de alguien.
En el cuento "Diamantes, rubíes y perlas", una hijastra buena pero denigrada saca agua del pozo para un acaudalado forastero y es recompensada con el don de arrojar por la boca diamantes, rubíes y perlas cada vez que habla. La madrastra ordena a sus perezosas hijas ir al mismo pozo para esperar el paso del rico forastero. Pero esta vez se presenta una forastera andrajosa. Cuando ésta pide un cacillo de agua, las hijas se niegan orgullosamente a dárselo. La forastera las recompensa con el castigo de arrojar por la boca culebras, sapos y lagartijas por siempre jamás.
En la justicia de los cuentos de hadas, al igual que en la psique profunda, la amabilidad con lo que parece inferior se recompensa con un bien y la negativa a mostrarse bueno con alguien que carece de belleza se denuesta y se castiga. Ocurre lo mismo en los grandes estados emocionales como el amor. Cuando nos estiramos e inclinamos para tocar lo que no es bello, recibimos una recompensa. Si despreciamos lo que no es bello, nos aislamos de la vida real y nos quedamos fuera, muertos de frío.
A algunos les resulta más fácil pensar en cosas sublimes y bellas y tocar todo aquello que nos trasciende positivamente, en vez de tocar, prestar ayuda y asistencia a lo que no es tan positivo. Es más fácil, tal como ilustra el cuento, apartarse de lo no bello y, encima, sentirse falsamente honrados. Éste es el problema amoroso que plantea el trato con la Mujer Esqueleto.
¿Qué es lo no bello? Lo no bello es nuestra ansia secreta de ser amados. Lo no bello es el desuso y el uso incorrecto del amor. Nuestro abandono de la lealtad y del aprecio es desagradable, nuestro sentido del aislamiento del alma es feo, nuestras verrugas psicológicas, nuestros defectos, nuestros malentendidos y nuestras fantasías infantiles son lo no bello (miedo al fracaso, temor al abandono, cobardía a arriesgarse, ...). Y además, nuestras culturas consideran no bello la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida, que alumbra, destruye y vuelve a alumbrar.
Desenredar a la Mujer Esqueleto es comprender este error conceptual y subsanarlo. Desenredar a la Mujer Esqueleto es comprender que el amor no significa velas perennemente encendidas e incrementos constantes. Desenredar a la Mujer Esqueleto significa sentirse reconfortado más que atemorizado en la oscuridad de la regeneración. Significa un bálsamo para las viejas heridas. Significa cambiar nuestra manera de ver y de ser para poder reflejar la salud y no ya las deficiencias del alma.
Para amar tenemos que tocar a la huesuda mujer básica y no demasiado agradable, desenredando el sentido de esta naturaleza en nuestro propio beneficio, colocándole de nuevo los huesos en su sitio Y permitiendo que vuelva a vivir. No basta con tirar del inconciente para que suba a la superficie y ni siquiera es suficiente con arrastrar accidentalmente a la Mujer Esqueleto a nuestra casa. El avance del amor se detiene cuando el sujeto la teme o la desprecia durante mucho tiempo.
El hecho de desenredar el misterio de la Mujer Esqueleto empieza a romper el hechizo... es decir, el temor a consumirse y morir para siempre. Desde el punto de vista arquetípico, para desenredar algo hay que descender y seguir un laberinto hasta poder llegar al mundo subterráneo o al lugar en el que las cuestiones se nos revelan de una manera totalmente distinta. Hay que seguir algo que al principio parece un proceso complejo, pero que, en realidad, es una profunda pauta de renovación. En los cuentos de hadas, resolver el acertijo, deshacer un nudo, desatar y desenredar significa empezar a comprender algo que hasta entonces nos era desconocido, comprender sus aplicaciones y usos, convertirse en una especie de mago, en un alma sagaz.
Cuando el pescador desenreda a la Mujer Esqueleto, empieza a adquirir un conocimiento directo de las articulaciones de la Vida y la Muerte. El esqueleto es una excelente imagen representativa de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida. Como imagen psíquica, el esqueleto está formado por cientos de pequeños y grandes palos y nudos de extrañas formas en continua y armoniosa relación entre sí. Cuando un hueso gira, giran todos los demás aunque sea de manera imperceptible. Los ciclos de la Vida/Muerte/ Vida son exactamente igual. Cuando la Vida se mueve, los huesos de la Muerte se mueven solidariamente. Cuando la Muerte se mueve, los huesos de la Vida también empiezan a girar.
Además, cuando un huesecito se disloca o astilla, le salen espolones o sufre una subluxación, la integridad de todo el conjunto se resiente de ello. Cuando se suprime la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida en la propia persona o en una relación, ocurre lo mismo. La propia vida avanza renqueando, se recupera, cojea y protege el movimiento. Cuando se produce un daño en estas estructuras y ciclos, siempre se registra una interrupción de la libido. Y entonces no es posible el amor. Nos quedamos bajo la superficie del agua y nos convertimos en unos simples huesos llevados por la corriente hacia delante y hacia atrás.
Desenredar esta naturaleza significa aprender sus amortiguamientos, sus hábitos y sus movimientos. Significa familiarizarse con los ciclos de la vida y la muerte, aprenderlos de memoria, comprobar que actúan todos juntos y forman un solo organismo, de la misma manera que el esqueleto es un solo organismo.
El temor no es un pretexto válido para no llevar a cabo la tarea. Todos tenemos miedo. Cuando se vive, se tiene miedo. Entre los inuit, el Cuervo es un estafador. En su faceta subdesarrollada, es una criatura llena de apetitos. Le gusta sólo el placer y trata de evitar todas las incertidumbres y los temores que éstas llevan aparejados. Es muy receloso y también muy voraz. Se asusta si algo no le parece satisfactorio a primera vista. Y se precipita sobre ello cuando le parece apetecible. Le gustan las relucientes conchas de las orejas marinas, las cuentas de plata, la incesante comida, los chismorreos y dormir caliente sobre el agujero del humo de los iglús. El aspirante a amante puede ser como el Cuervo que sólo quiere "lo seguro". Como el Cuervo, el ego teme que la pasión se acabe y trata por todos los medios de evitar el final de la comida, de la hoguera, del día y del placer. El Cuervo, como el ego, es astuto pero siempre en su propio perjuicio, pues, cuando se olvida de su alma, pierde todo su poder.
El ego teme que, si reconocemos la presencia de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida en nuestra existencia, no podamos volver a ser felices nunca más. ¿Acaso hemos sido siempre absolutamente felices? No. Pero el ego subdesarrollado es tan simple como un niño no socializado y, encima, no excesivamente despreocupado; es más bien como un niño que anda vigilando constantemente para llevarse la loncha más grande, la cama más mullida, el amante más guapo.
Tres cosas distinguen el vivir del alma del vivir exclusivamente del ego y son:

la capacidad de percibir y aprender nuevas maneras de hacer las cosas,
la tenacidad de recorrer un camino accidentado
y la paciencia necesaria para aprender a amar profundamente y durante mucho tiempo.

Pero el ego tiene tendencia e inclinación a evitar los aprendizajes. La paciencia no es lo suyo. Las relaciones duraderas no son el punto fuerte del Cuervo. Por consiguiente, no amamos a otra persona desde el ego perennemente cambiante sino desde el alma salvaje.
Se necesita una "paciencia salvaje", tal como dice en su poema "Integrity" Adrienne Rich, para desenredar los huesos, aprender el significado de la Dama de la Muerte y poseer la suficiente tenacidad como para permanecer con ella. Sería un error pensar que es necesario un héroe musculoso para conseguir tal cosa. No es así. Es necesario un corazón dispuesto a morir y nacer y a volver a morir y nacer una y otra vez.
El hecho de desenredar la Mujer Esqueleto revela que ésta es vieja y más antigua que el tiempo definido. Es ella, la Dama de la Muerte, la que mide la energía en comparación con la distancia, la que pesa el tiempo en comparación con la libido, la que sopesa el espíritu en comparación con la supervivencia. Medita acerca de ello, lo estudia, lo considera y después procede a infundirle una o dos chispas o una repentina llamarada de fuego salvaje o a reducir un poco su fuerza, a cubrirlo con ceniza o a apagarlo del todo. Ella sabe lo que hay que hacer. Sabe cuándo ha llegado el momento.
En este sentido, por tanto, un amante que antes era un poco inexperto en el amor adquiere mucha más habilidad mediante la observación de la Mujer Esqueleto y la clasificación de sus huesos. En cuanto una persona empieza a comprender las pautas de la Vida/Muerte/Vida, puede prever los ciclos de la relación, sabiendo que a una merma le corresponderá un incremento y a una abundancia, un desgaste.
Una persona que ha desenredado a la Mujer Esqueleto sabe lo que es la paciencia y sabe esperar. No se espanta ni se asusta ante la escasez, no se siente abrumada por el cumplimiento de sus deseos. Sus necesidades de alcanzar, de tener las cosas "enseguida", se transforman en el arte más refinado de buscar todas las facetas de la relación y observar cómo actúan los ciclos de la relación. No teme entrar en contacto con la belleza de la ferocidad, con la belleza de lo desconocido y con la belleza de lo no bello. Y, gracias al aprendizaje y el conocimiento de todas estas cosas, se convierte en la quinta esencia del amante salvaje.
¿Cómo aprende un hombre estas cosas? ¿Cómo las aprende cualquier persona? Entremos en diálogo directo con la naturaleza de la Vida/ Muerte/Vida prestando atención a esta voz interior que no es el ego. Aprendamos, haciéndole a la naturaleza Vida/Muerte/Vida preguntas directas acerca del amor y la manera de amar y prestemos atención a sus respuestas. Gracias a todas estas cosas, aprenderemos a no dejarnos engañar por la gruñona voz de la parte de atrás de nuestra mente que nos dice "Esto es un cuento chino... me lo estoy inventando todo". Aprenderemos a prestar atención a lo que oímos... a todas las cosas que nos acercan cada vez más a la aguda conciencia, al amor a la lealtad y a la clara visión del alma.
Es bueno adquirir la reflexiva y cotidiana costumbre de desenredar una y otra vez la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida. El pescador entona una cancioncilla de una sola estrofa para facilitar la tarea del desenredo. Es una canción destinada a ayudar a la conciencia, a ayudar a desenredar la naturaleza de la Mujer Esqueleto. No sabemos lo que canta. Sólo podemos adivinarlo. Mientras desenredamos esta naturaleza, sería bueno que cantáramos algo de este tipo: ¿A qué tengo hoy que dar más muerte para generar más vida? ¿Qué me consta que debe morir, pero yo me resisto a permitir que muera? ¿Qué tiene que morir en mí para que pueda amar? ¿Qué no belleza me da miedo? ¿De qué me sirve hoy el poder de lo no bello? ¿Qué es lo que hoy tiene que morir? ¿Qué tiene que vivir? ¿A qué vida temo alumbrar? Y, si no ahora, ¿cuándo?

...Muchas veces perder el equilibrio por amor forma parte del equilibrio de la vida...
El chaman Ketut

Si entonamos la canción de la conciencia hasta sentir la quemadura de la verdad, arrojaremos una llamarada de fuego a la oscuridad de la psique y veremos lo que estamos haciendo, lo que estamos haciendo de verdad, no lo que queremos creer que estamos haciendo. Así desenredamos nuestros sentimientos y empezamos a comprender la razón por la cual el amor y la vida se tienen que vivir a través de los huesos.
Para enfrentarnos con la Mujer Esqueleto no tenemos que asumir el papel del héroe solar, no tenemos que librar una batalla ni poner en peligro nuestra vida en el desierto. Basta con que procuremos desenredarla. La capacidad de conocer la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida aguarda a los amantes que superan el impulso de echar a correr y el deseo de sentirse seguros.
Los antiguos que buscaban el conocimiento de la vida y de la muerte lo llamaban la Perla de Gran Valor, el Tesoro Inimitable. El hecho de sostener los hilos de estos misterios y de desenredarlos confiere un profundo conocimiento del Destino y el Tiempo, un tiempo para todas las cosas y cada cosa a su debido tiempo, rodando con lo áspero y resbalando con lo suave. No hay ningún conocimiento que sea más protector, nutritivo y fortalecedor del amor que éste.
Eso es lo que aguarda al amante que se sienta al amor de la lumbre con la Mujer Esqueleto, que la contempla y se deja conmover por ella. Es lo que aguarda a todos los que tocan su no belleza y desenredan con ternura su naturaleza de la Vida/Muerte/Vida.




Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"

viernes, 11 de febrero de 2011

Los hombres sabios

"Todas las religiones están en lo correcto de una forma u otra. Son correctas cuando son entendidas metafóricamente. Pero cuando se quedan estancadas en sus propias metáforas, interpretándolas como hechos, entonces estás en problemas."
Joseph Campbell

Entre los indios tradicionales de Norteamérica aparecen dos mitologías contrapuestas, según sean tribus cazadoras o plantadoras. Los que son fundamentalmente cazadores, ponen el énfasis de su vida religiosa en el ayuno individual para la obtención de visiones.
Entre las tribus plantadoras —los Hopi, Zuñi y otros indios Pueblo— la vida está organizada alrededor de las ricas y complejas ceremonias de sus dioses enmascarados. Estos ritos son complicados y toda la comunidad participa en ellos, están organizados según un calendario religioso y los dirigen sacerdotes diestros.
El contraste entre las dos visiones del mundo se hace más evidente si se compara al sacerdote y al chamán. El sacerdote es miembro de una organización religiosa reconocida en la que ocupa un papel y un cargo que ostentaron otros antes que él, mientras que el chamán es uno que, como consecuencia de una crisis psicológica personal, ha obtenido ciertos poderes propios. Los visitantes espirituales que se le presentaron en la visión nunca antes habían sido vistos por ningún otro; eran sus familiares personales y protectores. Por otra parte, los dioses enmascarados de los pueblo, los dioses del maíz y los dioses de las nubes, servidos por sociedades de sacerdotes estrictamente organizados y muy disciplinados, son los patronos bien conocidos de toda la aldea y han sido representados en las danzas ceremoniales desde tiempo inmemorial.
Los relatos que sobre el chamanismo traza Joseph Campbell en su obra sobre mitología "Las Máscaras de Dios" muestran una vez más, y con abundantes ejemplos, la coincidencia entre creencias y religiones de todo el planeta.

"En “Las Máscaras de Dios”, Joseph Campbell reúne el fruto de casi siete décadas de apasionada investigación y meditación sobre el fenómeno religioso, enfocado desde diversas perspectivas culturales y disciplinas. Es una obra que cubre desde los inicios de la especie humana hasta el segundo tercio del siglo XX, escrita con elegante sencillez, en lenguaje accesible a cualquier lector, cuya redacción llevó al autor doce años, dividida en cuatro tomos: Mitología Primitiva (Vol. I), Mitología Oriental (Vol. II), Mitología Occidental (Vol. III) y Mitología Creativa (Vol. IV).
El título alude a su idea central, de que las religiones y mitologías “son metáforas” de Dios. Cabe precisar que el término “mitología” no con lleva aquí, en absoluto, connotación peyorativa alguna. El estudio comparativo de todas las mitologías del mundo, por igual, conduce a ver la historia cultural de la humanidad como una unidad. “Porque (explica) encontramos que temas tales como el robo del fuego, el diluvio, la tierra de los muertos, el nacimiento virginal y el héroe resucitado tienen una distribución mundial; aparecen por doquier, en nuevas combinaciones, aunque son, como los cristales de uncaleidoscopio, sólo unos pocos, y siempre los mismos”. Esta es la piedra basal del pensamiento de Campbell.
Además, todas las mitologías tienen también en común el cumplir cuatro funciones básicas:

1. La primera es la función mística, que hace advertir con pavor reverencial y admiración las maravillas que son el universo y el propio sujeto que lo contempla. Abre, así, a la dimensión y a la comprensión del misterio trascendental que subyace en todas las formas que se presentan en el mundo real de cada persona.

2. La segunda es una dimensión cosmológica: busca dar razón de la naturaleza, origen y forma del universo.

3. La tercera es sociológica, en cuanto valida y fundamenta cierto orden social. En este aspecto, las mitologías varían enormemente de un lugar a otro, así como en el tiempo. Por ejemplo, algunas postulan la monogamia, otras la poligamia, y para el grueso de quienes nazcan y crezcan en uno uotro marco, ése será el orden debido, correcto y deseable de la sociedad.

4. La cuarta función de toda mitología es pedagógica, en cuanto enseña cómo vivir adecuadamente una vida humana, en cualquier circunstancia.

Las dos primeras —placer y poder— se encuentran implícitas encada persona desde su nacimiento, como urgencias psico-biológicas primarias. La necesidad de compromiso con el orden social no es innata, pero le es instilada al niño y al joven mediante la educación: idealmente, conduce a la muerte del ego infantil y al nacimiento de un ego adulto, socialmente deseable. Estos tres patrones de conducta humana suelen entrechocarse en la vida de las personas, y la correspondiente mitología debe proporcionar un marco común en el cual puedan resolverse aceptablemente los conflictos.
Pero, además, debe poder sobrepasar todos esos conflictos, y ésa es su cuarta función: responder al pavor sagrado ante el misterio del universo, apoyar a la mente en su desligamiento de los otros tres fines ya indicados y sostenerla en la vivencia que tradicionalmente se califica como mística o religiosa, pero que Campbell considera también eminentemente estética."

El mundo de los chamanes aparece especialmente en América, pero sus visiones coinciden con las descritas por los filósofos hindúes varios miles de años antes de Cristo. Según la creencia primitiva, del reino del mito procede todo el espectáculo del mundo. Y es a causa de la realidad del trance y de la impresión profunda que esta experiencia deja en la mente del chamán por lo que cree en su habilidad y poderes, aunque para una demostración popular tenga que hacer una representación externa engañosa, a menudo imitando alguna de las maravillas que sus espíritus le han mostrado en el reino mágico tras el velo.
"De Wakan-Tanka, el Gran Misterio, viene todo el poder", 
dijo un viejo jefe Sioux. Así que:
"Somos de esa sustancia
de la que están hechos los sueños, y nuestra corta vida
termina con un sueño",
escribió Shakespeare: podría haberlo hecho cualquier hindú, o cualquier chamán americano.
La afinidad chamánica con la naturaleza es más profunda y oculta que lo que pueda parecer a simple vista. Existen relatos documentados acerca de la increíble sensibilidad de las tribus en la profundidad del bosque, pero que sin embargo se quedan cortas ante el poder, la fuerza, del chamán sobre la naturaleza, tocando aquellos centros ocultos tras el velo que rompen los circuitos normales, naturales, de energía y crean transformaciones.
Castaneda no ha sido el único autor en describir determinadas experiencias internas a través de las cuales el chamán obtiene su poder (y de las que se derivan los motivos de sus ritos). Éstas también se pueden seguir examinando las autobiografías reunidas en los últimos años de los chamanes de los Buriat, Yakut, Ostyak, Vogul y Tungus del vasto cuadrángulo de Siberia —limitado al oeste por el río Yenisei, al este por el río Lena, al sur por el lago Baikal y al norte por la península de Taimyr — que ha sido desde el paleolítico una academia clásica de chamanismo, y hoy día es el más poderoso centro superviviente.
En un sentido profundo, el chamán se encuentra frente al grupo, porque para él toda la esfera de intereses y ansiedades del grupo es secundaria. Y sin embargo, puesto que ha llegado al corazón del mundo (del cual el grupo y sus campos de preocupación no son sino manifestaciones) puede ayudar a sus prójimos de forma sorprendente con su misterioso poder.
Una forma de vida que toca a su fin (o a una mutación), en este periodo de transiciones irreversibles. La promesa del futuro ya no parte de la piedad del plantador, sino de la magía del laboratorio o las "naves espaciales", donde los dioses se sentaron alguna vez...

Fuentes:
Revista "Esotera" Nº 3
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