martes, 30 de septiembre de 2008

La Evolución de la Iluminación 2

Charla entre Ken Wilber y Andrew Cohen.


ANDREW COHEN : Nunca me interesó en especial la evolución. Al principio, después de mi despertar en 1986, enseñaba de la misma forma en que me había enseñado mi maestro. Mi experiencia era la siguiente: que todo era simplemente lo que era. No había que ir a ningún lado y no había que hacer nada. Lo importante de esta enseñanza era que sólo había que darse cuenta de esto. Era el comienzo, el medio y el final de la historia. De hecho, en ese momento estaba tan convencido de esta visión que cuestioné seriamente la autenticidad de cualquier enseñanza sobre la iluminación que implicara el tiempo, el futuro o el devenir y también cuestioné a cualquier maestro que estuviera predicando algo que implicara el tiempo, el futuro, o el convertirse en algo.

Después de algún tiempo, sin embargo, comencé a notar que aunque muchos de mis discípulos se abrían a despertares poderosos, en la mayoría de los casos, se perdían nuevamente en el narcisismo, la avaricia y en la obsesión neurótica de sí mismos; se perdían en impulsos condicionados y limitados. Por eso empecé a poner cada vez más atención en la necesidad de que el ser humano pueda transformarse de verdad. Transformarse con el fin de ser una expresión viviente del vacío y de la pureza en la motivación que uno descubre en la experiencia espiritual. Entonces, gradualmente, a lo largo de un período, empecé a poner un énfasis mayor en cultivar la capacidad de encarnar y manifestar esa belleza, perfección y unidad como expresión de nuestra humanidad más que en el sentir la dicha del puro Ser solamente.

Ese fue entonces el comienzo. Luego, después de algunos años, algo nuevo comenzó a surgir en mis enseñanzas. La primera vez que tomé conciencia de esto fue cuando empecé a dar retiros en la India. Una mañana, mientras hablaba, algo salió de mí en forma explosiva. No supe de dónde surgió. Una pasión desenfrenada brotó de mí en forma espontánea, pidiendo que este milagro, este misterio que trasciende el tiempo, se volviera manifiesto en este mundo a través de nosotros. Sorprendió e inspiró a mucha gente, y me sorprendió y me inspiró a mí también. Eso fue hace más de diez años.

Cada vez más, con el trascurso del tiempo, fue siendo más clara la idea de que esta pasión es realmente una pasión por algo más que la iluminación en el sentido Oriental tradicional, que sería retirarse completamente, salirse de la rueda del devenir, de trascender este mundo en forma absoluta sin dejar rastro alguno. Mi énfasis ha virado radicalmente. El objetivo ahora, aunque suene muy audaz, no es meramente trascender el mundo sino transformar el mundo, convertirse en agente del mismo impulso evolutivo. Por cierto, al abandonar el ego para lograr esto, uno siente literalmente que se llena de energía luminosa y divina y de una pasión para transformar el mundo y el universo entero por una causa que no tiene nada que ver con uno mismo.

Este cambio en mi énfasis, hace muchos años, fue también una de las razones por las que dejé a mi maestro. Cuando me escuchaba decir que había que hacer algo que no fuera salirse de la rueda del devenir y simplemente SER, sentía que estaba corrompiendo y distorsionando su enseñanza. En cierto punto, empecé a concluir que debía haber diferentes clases de iluminación, distintos tipos de despertares que de hecho lograban diferentes resultados.

Eventualmente, comencé a referirme a esta enseñanza como “iluminación evolutiva” o “iluminación evolutiva impersonal”. En esta enseñanza, el énfasis está puesto no sólo en la realización del vacío y del puro Ser sino también en la necesidad de convertirse en un ser humano radical y profundamente transformado que pueda manifestar nuestro elevado potencial evolutivo en el mundo. Nunca me había topado con algo igual antes. Sólo recientemente, al encontrar las enseñanzas de Sri Aurobindo y Teilhard de Chardin durante nuestros estudios para la revista, empecé a escuchar ecos de mi propia pasión, una pasión por la iluminación evolutiva, por despertar a la verdad de quienes somos realmente, y luego atrevernos a sentir la urgencia de hacer manifiesta esta pasión en este mundo con todo nuestro ser.

Lo que quería mencionarte en primer lugar es toda esta cuestión de lo que significa, en última instancia, la iluminación. Creo que es una pregunta importante porque hay muchísimas personas interesadas en temas espirituales en la actualidad. Y creo que, es interesante que la definición tradicional de ‘iluminación’ puede no corresponder a las necesidades de un mundo en evolución en la época en que vivimos.

KEN WILBER: Básicamente estoy de acuerdo con todo lo dicho y obviamente sólo tengo algunas perspectivas diferentes sobre el tema. Mencionaste algunos conceptos muy importantes. Tal vez podemos empezar con el que mencionaste al final, que fue los distintos tipos de iluminación. Al principio, suena un tanto cómico porque la iluminación es ostensiblemente omni-incluyente, atemporal, omni-abarcadora, inmutable, eterna, etc.. Por lo tanto es difícil imaginar que se puedan tener dos tipos diferentes de cualquiera de estas cualidades. Pero de hecho, aún dentro de las tradiciones, encontramos por lo menos dos concepciones principales muy diferentes sobre la iluminación. Una era prevalente durante el período Axial que comenzó alrededor del 2000 B.C.E. hasta aproximadamente 100 A.D. Probablemente la mejor expresión de esta concepción es la tradición Budista temprana, la tradición Therevadan, con el concepto de nirvana o nirvikalpa, que básicamente significa inmersión en un estado sin forma donde no hay manifestación alguna ni surgen objetos. Es un estado de conciencia absolutamente libre de cambio, completamente libre de tiempo, espacio, libre de uno mismo y de confusión. La analogía clásica para aquellos que no han tenido la experiencia es que es algo parecido a estar profundamente dormido sin soñar. Se entra en un estado de conciencia libre de formas. Ese estado de nirvana se consideró el estado más elevado de realización y se creía que estaba completamente divorciado de samsara. El mundo de la vacuidad estaba completamente divorciado del mundo de las formas. El vacío era trascendente y atemporal; las formas sufrían el paso del tiempo, el dolor, la ilusión y demás. El objetivo, no cabe duda, era salir de samsara, “salir de la rueda”, y entrar en nirvana.

Creo que la verdadera revolución en la espiritualidad ocurrió aproximadamente en ese momento, comienza especialmente con el genio de Nagarjuna en Oriente y Plotino en Occidente. Ese fue el descubrimiento de lo que podemos llamar iluminación no-dual o realización no-dual, que es un profundo entendimiento de nirvana, de la vacuidad, de lo atemporal, o de lo trascendente, pero también es una unión porque es la realización unida a las formas del mundo entero, al mundo de samsara. Lo más significativo de las tradiciones no-duales no era acceder a un estado donde cesaban las formas y la manifestación sino entender que esa falta de formas o esa vacuidad era una unidad con todas las formas que se manifiestan momento a momento. Además, ese estado no-dual, llamado sahaj, era en cierto sentido la base del voto del bodhisattva y el comienzo de las tradiciones tántricas. La idea era que de alguna forma el mundo de samsara y el mundo de nirvana debían ir de la mano o no se podría logra un ser pleno, completo o, podríamos decir, integral. O sea que por un lado, sigue siendo cierto que el dharmakaya, el vacío, o el estado perfecto sin formas, no participa del transcurrir del tiempo. Pero por otra parte, esa es sólo la mitad de la historia. La otra mitad es que existe el transcurrir del tiempo, existe el desarrollo, existe un desenvolvimiento, existe la evolución, existe la transformación. Y la verdadera clave de esta discusión, creo, es comprender que la única forma de realizar plenamente el vacío es si uno transforma, evoluciona y desarrolla su propio vehículo en el mundo de las formas. Los vehículos que realizarán el vacío tienen que estar a la altura de las circumstancias. Esto quiere decir que deben estar desarrollados; deben ser transformados y deben estar alineados con la realización espiritual. Esto significa que lo trascendente y lo inmanente deben, en cierto sentido, saborearse uno a otro.

A.C.: ¿En el vehículo?

K.W.: Exactamente.

A.C.: Es decir que el vehículo debe perfeccionarse.

K.W.: Sí. A veces ocurre que la gente tiene solo un atisbo del vacío. Tienen un revelación radical de que son una conciencia infinita e ilimitada. Y luego, como describías, la revelación se disipa. Se encuentran nuevamente dentro del vehículo egoico. Son la misma contracción del ser, y no saben qué fue lo que ocurrió. Pero no quieren involucrarse con una práctica verdadera o tomar medidas transformadoras que lograrían que su vehículo fuera capaz de sustentar esa realización en forma más plena y duradera. Es una pena porque, como bien dices, se están divorciando del mundo del tiempo, se abstienen de involucrarse con el mundo y de hacer lo necesario para transformarse en vehículos trasparentes de lo atemporal.

Lo más valioso de la realización no-dual, o integral, es que básicamente tenemos que trabajar sobre ambos. Debemos pulir nuestra capacidad, por así decirlo, de realizar plenamente el vació, momento a momento. Pero es el vacío de todas las formas que emerge momento a momento. Debemos abrazar radicalmente el mundo de samsara como vehículo y expresión del mismo nirvana. Desafortunadamente, creo que tienes razón en decir que muchas de las escuelas de la no-dualidad no cumplen con estos preceptos.

La tendencia de las personas es a equivocarse de un lado de la ecuación o del otro. O se entregan completamente a samsara, el dominio sensoriomotor – la naturaleza es espíritu, cualquier objeto manifiesto es tomado por espíritu – o se entregan al estado de cesación de las formas. Quiero agregar, además, que la evolución se produce en el mundo de las formas, no en el mundo de la vacuidad. Entonces, a menos que uno se involucre en formas que impulsen la evolución hacia delante, no va a lograr realizar plenamente el vacío que es su verdadero ser.

A.C.: Qué bueno. Ahora quiero ir más a fondo. Porque en tu descripción de la visión no-dual donde desaparece esta distinción entre nirvana y samsara, en esa interpretación de la iluminación, por lo menos en tanto alcanzo a ver, la idea sigue siendo liberarse de este mundo; básicamente, salir corriendo de aquí.

K.W.: Es comprensible.

A.C.: Bien, estoy haciendo una aproximación a la pregunta qué es la iluminación en relación con el mundo del tiempo y del devenir. Lo que estoy intentando aislar aquí es lo que yo llamo “el impulso evolutivo”. Como describí antes, es una compulsión misteriosa y extática por transformar el mundo. Ahora, esta compulsión difiere, yo creo, de lo que se ha dicho tradicionalmente sobre el voto del bodhisattva, porque, por lo menos según yo entiendo el voto del bodhisattva, es que uno desea permanecer en este mundo el tiempo suficiente como para liberar a todos los seres conscientes de este mundo. En otras palabras, ayudarlos a que salgan corriendo de aquí. Pero en el impulso extático evolutivo del cual estoy hablando, la liberación se encuentra en realidad cuando uno se entrega a este imperativo de evolucionar en el mundo.

K.W.: Y no salir de él.

A.C.: Correcto. En esta interpretación de la iluminación, toda nuestra conciencia y energía están al servicio de la creación misma, más allá del ego. Es decir, nuestro vehículo se utiliza para este gran propósito que demanda el todo. Y la iluminación, el transcurrir de la liberación diaria y extática se encontraría y se experimentaría en forma directa y consciente a través de la entrega completa y perfecta a ese sólo propósito. Así es que por lo menos en el caso ideal, si tal cosa fuera posible, no habría motivo egoico subyacente y uno se consumiría por una causa que solo puede comprender parcialmente, digamos, porque su culminación existe siempre en el futuro.

K.W.: Está bien, sí, estoy de acuerdo con el sentido general de lo que dices. Quisiera ponerlo en contexto de la siguiente manera. Como dije antes, hubo un cambio radical después de las tempranas religiones Axiales, que enfatizaban el mero ascenso, la mera trascendencia y la mera cesación. Ese cambio – para las tradiciones no-duales – fue un hito porque ya no se trataba del vacío divorciado de la forma sino una comprensión de que el vacío no es sino la forma, la forma no es sino el vacío, como lo explica el Sutra del Corazón. Ahora, este viraje, que condujo al Budismo Mahayana y eventualmente al Vajrayana fue importante porque significó una comprensión profunda que era diferente de los tipos prevalentes anteriores de religión que vimos. La más temprana creía que el mundo de samsara es el espíritu. Básicamente, esto es la inmersión completa en la pura manifestación o en la mera naturaleza. Luego vino el período Axial, y dijo: “No, lo trascendente es la única realidad espiritual; lo meramente ascendente, lo meramente atemporal es lo único que es real.” Y lo no-dual dice: “Un momento, ambos tienen razón. Lo que debemos hacer es hallar una forma de hacer esto”.

Ahora bien, el voto original del bodhisattva era: “Me comprometo a llegar a la iluminación lo más rápido posible para el beneficio de otros,” ya que, como señalaba Kalu Rinpoche, “Si postergas tu iluminación, ¿cómo podrás salvar a otros, idiota?”. Esto maduró hacia la visión tántrica y lo que ambos tenían en común, por lo menos en forma implícita, era la noción de nirvana y samsara, el vacío y la forma, lo atemporal y el mundo del tiempo, ser y devenir, eran ambos parte de una comprensión integral. Y las dos partes deben ser aceptadas. Creo que estás en lo cierto, de alguna manera, cuando dices que las tradiciones no han estado a la altura de sus preceptos. También creo que existe otro significado o un entendimiento más profundo de la realización no-dual ya que involucra un impulso evolutivo en el mundo de las formas que evolucionan.

A.C.: ¡Sí, a eso me refiero justamente!

K.W.: Creo que la razón que explica esto puede encontrarse justamente en lo que mencionábamos: un sabio, digamos hace mil años, podía tener una comprensión profunda de dharmakaya o del vacío puro, una profunda realización de nirvikalpa samadhi, y luego tener también una comprensión profunda de la unión con todas las formas. Entonces este sabio tendría una visión tanto del vacío como del mundo de las formas y entendería que están intrínsecamente unidos. Surgen momento a momento como la vacuidad de todas las formas que surgen en éxtasis. Ahora, sin embargo, ese sabio casi perfectamente iluminado, en el sentido sahaj, en sentido no-dual, sólo puede ser uno con el mundo de las formas que está presente durante su tiempo. Y ese mundo de formas no tendría los tipos de conocimiento que ahora tenemos sobre el mundo de las formas.

A.C.: ¿Te refieres a la evolución?

K.W.: A la evolución en particular, a su naturaleza exacta, a lo que realmente significa, a lo que sucede en el mundo de las formas. En este mundo, estamos presenciando un giro innegable hacia mayores niveles de diferenciación e integración y de complejidad y unificación. Esto es una revelación profunda porque significa que nuestro vehículo en el mundo de las formas se está tornando más transparente a los procesos que están dentro del mundo de las formas. Esto cambia todo. No importa cuán profundamente iluminado pudo ser alguien hace mil años, el mundo de las formas no incluía esta comprensión. Es decir que esto no era parte de su comprensión, aunque su comprensión de la vacuidad fuera tan importante como lo puede ser hoy, porque la vacuidad es la vacuidad, no está sujeta al cambio, no tiene partes mutables etc. Entonces, no estamos desmereciendo en absoluto al sabio que vivió hace mil años. Sin embargo tenemos una ventaja con respecto a él; nosotros estamos vivos ahora. Y dentro de mil años, la gente mirará hacia atrás y recordará nuestro mundo de formas y se reirán como locos de lo idiotas que éramos. Pero mientras tanto, tenemos que continuar encarnando este mundo de formas con vacío radical y el resultado es, sí, un tipo de vacío evolutivo. O “iluminación evolutiva”; seguramente.

A.C.: Y en esta iluminación evolutiva, el elemento significativo, de la manera en que yo lo entiendo por lo menos, está en el entregarse a un movimiento de una compulsión que ha despertado para participar de todo corazón en el el proceso evolutivo, por el bien de la evolución misma. De esto se trata la iluminación evolutiva, no solamente de la obtención de nuestra liberación personal del mundo o para transcender este mundo.

K.W.: Sí, estoy de acuerdo.

A.C.: Y es este cambio en el énfasis que quiero destacar; esto es lo importante, creo, a fin de definir en última instancia el significado de la iluminación para nuestro tiempo. Porque mientras más y más personas se interesan por lo que es la iluminación y lo que significa, yo diría que por lo menos el noventa por ciento del tiempo, si no es más, lo único que rescatan de la trascendencia es la trascendencia personal. Y aunque esto generalmente viene acompañado por un alegato en favor del desprendimiento y de la compasión, muy rara vez, si es que se da, es la pasión revolucionaria y desenfrenada por una total transformación del mundo que surge del corazón espiritual cuando está verdaderamente liberado del mundo. Quiero decir, suele ser un surtido tibio y extraño de conceptos antiguos sobre la iluminación mezclados con ideas sobre la compasión basadas emocionalmente en el “new age”, pero el fuego de la liberación misma definitivamente no es desde donde surge.


Fuentes:

The Evolution of Enlightenment.




July 2002.
Traducción: María José Iribarne.






lunes, 29 de septiembre de 2008

Los Bodhisattvas van a tener que ser políticos.

Entrevista por fax a Ken Wilber
realizada por Frank Visser, 15 de julio de 1995
Traducido del inglés por Antonio Montesinos.



- ¿Cuál es en tu opinión el estado actual de los estudios transpersonales? ¿Ha madurado el terreno? ¿Va camino de algún sitio? ¿Está estancado?

- El campo de lo transpersonal ciertamente ha madurado, aunque es aún una disciplina relativamente joven. Pero debo confesar que pensé que se estancó definitivamente durante una década más o menos. Se habían hecho muy buenos trabajos y existían teóricos excelentes realizando estudios magistrales, pero no existía nada realmente nuevo en el horizonte, o al menos a mí me lo parecía. El problema, creo, era que este campo estaba buscando un camino para hacer que la psicología transpersonal fuera relevante a una escala mayor. La psicología transpersonal estaba en proceso de expandirse hacia los estudios transpersonales.

Esto es muy engañoso, ya sabes, porque la "psicología transpersonal" es casi una contradicción de términos. Es como decir "personal transpersonal" o "psicología trans-psicología". En la tradición de la sabiduría ancestral siempre se ha hecho una distinción entre la psique, la mente individual o el sí-mismo, y el pneuma, el espíritu trans-individual. Y la psicología transpersonal ha estado siempre en la delicada posición de ser un estudio lógico de la psique que incluye de hecho al pneuma, si ves lo que quiero decir.

Así, muchos de nosotros empezamos a sentir que el núcleo real de la psicología transpersonal se movió más allá de algo que podía ser llamado cómodamente psicología y apuntó hacia disciplinas tales como la filosofía espiritual, ontología, epistemología, todos aquellos mundos "metafísicos" los cuales desprecian aquellos que se consideran filósofos profesionales.

- Era una fuerza que empujaba a la psicología transpersonal a expandirse a un campo más amplio de los estudios transpersonales.

- Sí, así es. Otra fuerza o presión fue esta: el estudio de la psicología lleva inevitablemente a la sociología, que inevitablemente lleva a la antropología, que lleva a la filosofía. Y entonces, de manera extraña, eso lleva a la política.

Funciona así: una rama importante de la psicología es la psicoterapia. Todas las versiones de la psicoterapia se basan en el hecho de que la gente no es feliz. La psicoterapia intenta localizar la causa de su infelicidad en la mente humana (o la conducta). Alguien que tiene una "enfermedad mental" o una "neurosis" o un "comportamiento aprendido de mala adaptación", o como se le quiera llamar, no está "bien ajustado" a la realidad. Todos estamos de acuerdo en esto.

Pero, ¿qué es la realidad? Como dijo la comediante Lily Tomlin, "¿Qué es la realidad? Nada más que una alucinación colectiva". En otras palabras, ¿no es lo que llamamos "realidad" en gran medida algo construido socialmente? ¿Cómo podemos decir que alguien no está bien ajustado sin saber a qué se supone que se tiene que ajustar? ¿Qué pasa si "no estás ajustado" a vivir en la sociedad Nazi? ¿No es eso un signo de salud mental, no de enfermedad?

Y así, de repente, si quieres definir la "enfermedad mental" tienes que definir lo que es una sociedad "sana". ¡No existe otra forma de determinar actualmente qué es una mala adaptación! ¿Mal adaptado con respecto a qué? ¿"Enfermo" con respecto a qué definición de salud?

Entonces, como teórico, tienes que empezar a observar diferentes sociedades y culturas en un intento de entender cómo los seres humanos en diferentes momentos y lugares han definido la "salud" o la "normalidad" o incluso la "realidad". Y esto te lleva rápidamente a la antropología, o el estudio del desarrollo de la especie humana a gran escala.

Así, vuelves a la historia y la prehistoria, intentando dar sentido a todo, intentando encontrar lo que significa ser "normal", porque de otra manera no tienes forma de definir lo que quiere decir "anormal" o "enfermo"; y por consiguiente, si eres honesto, no tienes precisamente nada que puedas recomendar a tus pacientes. ¿Cómo los puedes "curar" si ni siquiera puedes definir la "salud"?

Y, odio divulgar el secreto de la antropología, pero no hay respuestas en la antropología. Todo lo que encuentras es que los seres humanos aparecen hace, digamos, unos 400.000 años. Y entonces una desconcertante variedad de culturas y sociedades empieza a florecer, y miles de diferentes normas, reglas, creencias, prácticas, ideas, artes y todo lo imaginable simplemente explota en la escena.

Así, muy pronto te das cuenta de que no puedes dar sentido a todo esto sin tener en cuenta algún tipo de categorías mentales que te ayuden a clasificar y organizar este lío diferenciado. ¿Qué es útil y qué no? ¿Qué es bueno y qué es malo? ¿Qué merece la pena y qué no? ¿Qué es verdadero y qué falso? Y de repente, te conviertes en filósofo.

¡Oh no! No puedes ni siquiera empezar a dar sentido a la condición humana sin mirar profundamente dentro de los asuntos filosóficos. ¡Incluso aquellos que rechazan totalmente la importancia o validez de la filosofía dan razones filosóficas para el rechazo!. En otras palabras, te guste o no, ser humano es ser filósofo y tu única elección es ser uno bueno o uno malo.

Y así, una vez que decides que quieres intentar ser un buen filósofo, entonces suele ocurrir: si, como filósofo, te permites decidir que tienes conclusiones actuales, acerca de la naturaleza de la realidad, de los seres humanos, del espíritu, de lo bueno, lo verdadero y lo hermoso, entonces te das cuenta rápidamente que es absolutamente obligatorio intentar hacer de la sociedad un lugar en el que el mayor número de gente posible sea libre de ir detrás de lo bueno, lo verdadero y lo hermoso. Eso se convierte en un imperativo categórico y hace mella en tu alma con su imparable demanda moral.

Como apuntó Michel Foucault, una de las muchas cosas grandes de Kant es que fue el primer filósofo moderno en hacer la pregunta crucial, ¿Qué significa para la sociedad ser un iluminado (en el ensayo de Kant "Qué es la Iluminación")? En otras palabras, no sólo "iluminación" para ti o para mí, ¡sino para la sociedad en conjunto! O Karl Marx: los filósofos del pasado han intentado meramente entender la realidad, mientras que la tarea real es cambiarla. ¡Para estar socialmente comprometido! Y así, como filósofo moderno, te encuentras de repente en el amplio campo de la teoría política. Te das cuenta de que los Bodhisattvas se van a convertir en políticos, por raro que inicialmente pueda sonar.

- ¿Y eso está ocurriendo con la psicología transpersonal?

- Sí, la psicología transpersonal ha pasado por todas esas fases. Empezó con Abraham Maslow y Anthony Sutich y un puñado de los que fueron, en su mayor parte, psicólogos profesionales. Desde esta robusta y sólida base, rapidamente se ramificó en numerosos sub-campos, tal y como Roger Walsh y Frances Vaughan (en "Trascender el Ego") han apuntado: sociología transpersonal, antropología transpersonal, ecología transpersonal, ética transpersonal, trabajo transpersonal, filosofía transpersonal, política transpersonal, transformación transpersonal (como en el monumental "El Futuro del Cuerpo" de Michael Murphy), por nombrar sólo unos pocos. Y todo esto, como Michael Washburn ha apuntado, es referido como estudios transpersonales.

Y esto es muy, muy excitante. Como punto de referencia, recordar que el psicoanálisis tuvo gran parte de su impacto en campos que estaban fuera de la psicología. Tuvo enorme y profunda influencia en la literatura, en la teoría literaria, en la teoría y discurso políticos (la enorme influencia de la escuela de Frankfurt de Teoría Crítica, Horkheimer, Adorno, Erich Fromm, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, fue un intento directo de integrar las ideas de Marx y Freud), en el arte y sus teorías, incluso en la práctica artística (los Surrealistas, por ejemplo) y en la educación y sus teorías y prácticas. Porque el psicoanálisis estaba de hecho conectado a verdades muy importantes (aunque limitadas), se probó a sí mismo explotando y saliendose de los estrechos confines de la psicología y teniendo un impacto extraordinario en otros campos.

Y creo que estamos ahora en el borde de algo similar con lo que está ocurriendo en los estudios transpersonales, quizás no como algo muy extendido, pero al menos bastante similar. Su impacto se mueve rápidamente más allá del campo de la psicología. Y muchos de nosotros hemos estado trabajando en este campo de los estudios transpersonales, y eso incluye mi trabajo más reciente.

- ¿Cómo definirías tu trabajo? ¿Cómo caracterizarías tu enfoque de lo transpersonal?

- Bien, mi acercamiento ha ido conforme a ese patrón básico, desde la psicología a la sociología y la antropología, a la filosofía y a la teoría política. Puedes ver mis libros: "El Espectro de la Consciencia", "La Consciencia sin Fronteras" y "El Proyecto Atman", mis tres primeros libros, y todos ellos son claramente libros de psicología en un amplio sentido. Entonces "Después del Edén" y "Un Dios Sociable", que hablan de antropología y sociología. Luego "Los tres Ojos del Conocimiento", un trabajo muy filosófico. Y después mis más recientes trabajos que son algo difícil de describir porque lo cubren todo.

- ¿Todo?

- Bien, me encuentro en proceso de escribir una serie de tres volúmenes llamada Kosmos que intenta al menos catalogar todos los grandes campos del conocimiento humano. El primer volumen ha sido publicado en inglés, se llama "Sexo, Ecología, Espiritualidad: el Espíritu de la Evolución". Es un libro extremadamente largo (más de 800 páginas) y de traducción limitada, pero una versión popular, llamada "Breve Historia de Todas las Cosas", se está traduciendo al holandés, alemán, francés, italiano y otros idiomas europeos, así podrás ver lo que estoy haciendo.

- ¿Pero ese "todo" siginifica realmente todo?

Esto es a lo que nos enfrentamos: si la orientación transpersonal tiene alguna validez, se debe aplicar literalmente a cada aspecto de la conducta humana. Debe de haber algo interesante que decir acerca de todo, desde la física a la psicología, desde la filosofía a la política, desde la cosmología a la consciencia. Pero no puedes hacer eso de manera ecléctica, o cómo un conglomerado de observaciones sin relación entre sí. Tiene que haber algo que se parezca a la coherencia y la capacidad de integración. La orientación transpersonal debe ser capaz de unir un enorme número de disciplinas en una visión lo suficientemente completa, coherente, plausible y creíble.

Obviamente, ahora queda por ver si esto se puede hacer. Podría ser algo imposible por muchas razones. Pero "los locos saltan de cabeza donde los ángeles temen pisar" y este loco ha saltado. Esto es lo que intenta la trilogía del Kosmos, integrar un gran número de disciplinas del conocimiento. Si tendrá éxito o no eso definitivamente está por ver. Pero al menos, creo que ayudará a la gente a elevar sus propias visiones a una escala mayor y más inclusiva.

- ¿Ha evolucionado tu visión con el tiempo? ¿Qué ha permanecido? ¿Qué se ha rechazado?

- Sí, ciertamente mi visión ha evolucionado. Confío en la maravillosa cita de Erich Jantsch: "La evolución es auto-desarrollo a través de la auto-trascendencia". Creo que me he desarrollado y espero que haya trascendido. En otras palabras, evolucionado.

Pero debo decir que probablemente soy la persona viva más afortunada en relación a mis pasadas publicaciones en el sentido de que me encuentro muy cómodo con casi todo lo que he escrito. He expandido mucho el campo de mis escritos, pero mis primeros trabajos son aún, según creo, muy sólidos.

Esto me pasó recientemente por una serie de interesantes coincidencias. Tres de mis primeros libros se están publicando en nuevas ediciones en inglés y en una semana me vi envuelto en la escritura de los prefacios de los tres. Usualmente cuando un autor escribe un prefacio de una obra escrita hace una década o dos explica por qué no cree en lo que escribió entonces: "Oh, he cambiado mi forma de pensar, esto tan solo fue un interesante primer intento, otros pueden aprender de mis fallos. Ahora ha cambiado mi punto de vista", así suele ser. Estoy feliz de comprobar de que aún puedo sinceramente recomendar mis primeros libros.(VER NOTA)

Así que he "trascendido he incluido" mi propio trabajo. He retenido casi cada uno de los más importantes conceptos del principio. Cuando escribí esos libros creía que sus ideas básicas eran ciertas: y lo creo, con pequeñas modificaciones, aún son muy ciertas (después de todo reflejaban la filosofía perenne, lo que no es una aportación grandiosa por mi parte). Pero sí que he expandido el alcance de mi trabajo. Estoy intentando, intentando, de todas formas, acercar la orientación transpersonal a todos los campos del conocimiento humano. Me gustaría que mi trabajo fuera un ejemplo de una genuina "filosofía del mundo" que honre e incluya a Oriente y Occidente, Norte y Sur. Pero eso, sin duda, lo tienen que decidir otros

- ¿Ha tropezado tu trabajo con algún tipo de crítica considerable, desde dentro del campo transpersonal?

Sí, por supuesto. Y estas críticas son importantes, creo, y las tomo muy en serio. Al mismo tiempo, tendría que decir que creo que mi postura tiene más evidencia. Creo que mi posición tiene lo que Habermas llama "la contundencia sin esfuerzo del mejor argumento." Pero obviamente esto también lo decidirán otros.

- Los principales enfoques alternativos al suyo parecen ser los de Grof y Washburn. Ambos tienen una visión regresiva del espíritu: tenemos que retornar a lo que perdimos (en nuestra biografía personal) ¿Algún comentario?

- Respeto mucho a Stan Grof. Es simplemente un individuo extraordinario y estoy orgulloso de poder llamarle amigo. Siempre me han impresionado sus escritos y los he recomendado intensamente. De Michael Washburn, a pesar de la intensa naturaleza de nuestra discusión, he sido un fan de su trabajo desde el principio. De hecho, cuando yo era editor en jefe de ReVision Journal, luché mucho para que se publicaran sus trabajos. Aunque no esté de acuerdo con mi trabajo, siempre he encontrado sus ideas clara y enérgicamente articuladas. Siempre he sido un defensor de que sus trabajos se publiquen, así la gente puede tener concepciones alternativas y forjar sus propias ideas.

- Pero tú piensas que existen ciertos fallos en sus ideas.

- Sí, definitivamente creo que existen algunas limitaciones en sus enfoques, sobre todo en la linea que tú sugieres: en el análisis final sus acercamientos son regresivos. Hay que mencionar aquí dos puntos importantes.

Uno, de ninguna manera niego que los primeros niveles del desarrollo puedan ser reprimidos, oprimidos, distorsionados, alienados; y la "salud psicológica" por consiguiente requiere que estemos en contacto con los aspectos reprimidos o alienados de nuestro ser. Desde los tiempos de Freud, la modernidad ha aceptado totalmente esta noción y yo también la acepto.

El problema es: no podemos definir el desarrollo en términos de represión. Si el desarrollo humano estuviera de hecho conducido por la represión simplemente no habría razón para evolucionar. Si pisas una planta, para de crecer, punto. Incluso si renqueando continúa creciendo, eso es exactamente lo que ocurre: sigue creciendo.

En otras palabras, el principio más importante es el crecimiento, o la auto-actualización, o el desarrollo, o la evolución. Eso es primordial. Y después, sin duda, durante el curso de ese crecimiento y evolución, ciertas capacidades y potencialidades pueden ser reprimidas. Pero ese no es el funcionamiento del desarrollo: eso es algo que puede ir mal en él. Washburn, en particular, malinterpreta estas simples nociones.

Con respecto a Stan, él es mucho más cuidadoso y sofisticado y nunca diría que el espíritu es simplemente algo recapturado de lo que se perdió en otro momento de la vida. Pero se puede apreciar que muchas veces parece que está diciendo exactamente eso. Extraigo esto de sus escritos, y por la forma en que hiciste la pregunta tú también piensas lo mismo. Si es así, sugiramos que Stan defina esto de una manera más clara.

- ¿Existe algún significado para esta noción de la "pérdida del espíritu"? ¿Y de los seres humanos "retornando al espíritu"?

- Por supuesto. Definitivamente. ¡Pero no es algo que se pierda a la edad de uno, dos o tres años! Las tradiciones de la sabiduría universalmente hablan de la creación del universo como de una "caída" desde el Espíritu o la Divinidad, o el término que prefieras. Esta "caída" o "vaciado" (por ejemplo, el Abfall de Hegel, o la quenosis de los místicos cristianos, ¡existen muchos ejemplos!) no es de por sí "malo", más bien es superabundancia del Espíritu, la plenitud del Espíritu, las maneras del Espíritu y el modo de la creación. Pero nosotros los humanos, con nuestras faltas, quedamos atrapados en esta fenomenal exhibición tan intensamente que lo tomamos como algo real. Creemos en los fenómenos, no en el neuma. Y así sufrimos. De esta forma nos introducimos en las matemáticas del dolor y en el mecanismo de tortura llamado "ego".

Pero esa "caída" no ocurre durante el proceso biológico del nacimiento, o durante el primer año de vida o algo parecido. Ocurre con el Big Bang que el samsara empieza a existir como una maravillosa expresión de la jovial creación del Espíritu, pero una creación a través de la que se debe ver su origen de manera transparente. Y el infante mayormente no está vivo a ese origen. Esta es una noción horriblemente confusa.

Más bien el infante debe crecer y desarrollarse, como el resto de la evolución, de lo pre-personal hasta lo trans-personal, de lo subconsciente pasando por lo auto-consciente hasta lo superconsciente, del instinto al ego y al espíritu, para allí dentro redescubrir su suprema identidad. Pero, como se puede ver, esto no tiene nada que ver con el nacimiento desde la madre biológica.

- Un reciente artículo en la revista americana New Age afirmaba: "A pesar de lo cálido y comprensivo que pueda ser en el nivel personal, Wilber es un guerrero samurai que no captura prisioneros" ¿Algún comentario?

- Todos los que nos movemos en el campo de lo transpersonal, no tengo ni que decirlo, somos considerados por los teóricos convencionales como majaras, desplazados, locos. Estamos considerados como los frenólogos del universo. Bien intencionados pero totalmente locos.

Así, he intentado ser muy crítico en mis escritos, discriminativo, agudo e intenso. Si lo quieres llamar "samurai" o "guerrero" es cosa tuya. No me importa. Pero el asunto es que realmente se puede presentar un punto de vista muy místico y transpersonal que no sea para nada desquiciado. Kierkegaard apuntó que la verdad se revela sólo si te acercas a ella con una intensidad maniática, ¡no tomes prisioneros!, y yo pertenezco a esa tradición.

Lamento que, sin embargo, algunas personas estén molestas con este apasionado estilo y punto de vista. Emocionalmente no me encuentro cómodo con asuntos en los que haya confrontación, quiero que todo el mundo se lleve bien. Pero es una pena que la búsqueda de la verdad genere enemigos. Quizás esté totalmente equivocado en mis opiniones, o a lo mejor estoy en lo cierto. Pero sea como sea, eso crea enemigos y he tenido que aprender a aceptar esa situación.

Lo divertido es que cuando New Age usa esa frase, "un guerrero Samurai", casi todo el mundo en los círculos transpersonales americanos está a favor de "ser guerrero". La gente ha escrito montones de libros sobre este tema, todo el mundo en América quiere ser un "guerrero": todos quieren elogiar al guerrero; todos quieren aplaudir al guerrero. Pero casi nadie, según parece, quiere encontrarse con uno. Cuando lo hacen se enojan.

¿Soy yo actualmente un guerrero? No tengo ni idea. No pienso en mí de esa forma. Me temo que serás tú quién tenga que decidirlo. Simplemente pienso en mí como alguien comprometido apasionadamente con la causa transpersonal, y debido a la intensidad de ese compromiso encuentro necesario atacar de vez en cuando. Desearía que fuera de otra manera.

- ¿Qué proyectos tienes entre manos en este momento? ¿Y cómo prevés que será tu carrera como escritor en el futuro?

- Está la trilogía del Kosmos que ya mencioné, y su resumen, "Breve Historia de Todas las Cosas". Y por extraño que pueda sonar, he pensado mucho el pasarme a escribir novelas. ¿Por qué?

Bien, lo primero de todo es que las novelas no tienen notas a pie de página. Siempre acabas cansado de tener que demostrar cada frase que pronuncias. Creo que me he ganado el derecho, después de una docena de libros, ¡de simplemente sugerir un mundo sin tener que probarlo!

Pero más que eso, la narrativa es una forma de comunicación extremadamente poderosa. Mira los libros de "ficción" que he acabado recientemente: "La Cabaña del Tío Tom" de Harriet Beecher Stowe que casi por sí solo acabó con la esclavitud en los Estados Unidos. Tenemos Emile de Rousseau, "La Amargura del Joven Werther" de Goethe, "Buddenbrooks" de Thomas Mann. El movimiento medioambiental a nivel mundial empezó casi totalmente gracias a "Primavera Silenciosa" de Rachel Carson, no es realmente una novela, pero se lee como si tal, además acentúa el poder de la narrativa. Por este motivo, Freud sólo recibió un premio importante en su vida, ¡y ese fue el premio Goethe de literatura!

Y creo que no es sorprendente que uno de los políticos más respetados de nuestro tiempo (y uno de mis héroes), Vaclav Havel, sea básicamente un hombre de letras. Esto es bueno. Es una noble forma de comunicación y me está interesando.

- ¿Algo más que decir?

Me gustaría vivir en Amsterdam. En serio. América no tiene gran tradición en trabajos trascendentales, William James, Ralph Waldo Emerson, Josiah Royce y eso es todo. Por otro lado los americanos son muy pragmáticos, lo que es muy desalentador. Y cuando los americanos se interesan por los "asuntos transpersonales" suele ser algo bastante loco y regresivo.

Pero también me gustaría apuntar que todos recordemos la importancia de la práctica transpersonal. Nuestra práctica debería ser la meditación, o el yoga, o la contemplación, o el vision quest, o el Satsang, o el trabajo espiritual o cualquier trabajo hecho con ecuanimidad.

Pero, seriamente, debemos practicar. No mucha gente entiende que la extremadamente influyente noción de Thomas Kuhn de "paradigma" no significa una nueva idea conceptual; quiere decir una nueva práctica, que Kuhn renombró como "modelo ideal". Y la práctica, el paradigma, el modelo ideal de los estudios transpersonales es: meditación o contemplación, no importa el nombre.

Y así, por favor, ¡practiquen! Dejen que eso les guíe. Y creo que encontrarán, si su práctica madura, que el Espíritu les alcanzará y bendecirá cada acto y palabra y serán llevados mucho más allá de sí mismos y la divinidad resplandecerá con la luz de miles de soles y gloria sobre gloria os serán dadas y estaréis en cada camino como en casa. Y entonces, a pesar de todos vuestros pretextos y objeciones, encontraréis la obligación de comunicar vuestra visión. Y precisamente por eso tú y yo nos encontraremos. Y ese será el retorno ideal del Espíritu a sí mismo.

Tú y yo nos encontraremos. Y en nuestro diálogo, y en nuestro mutuo reconocimiento, y en nuestra amistad, y en nuestro respeto del uno por el otro, ¡pronto nuestro amor del uno por el otro!, encarnaremos el verdadero Espíritu del Kosmos y haremos honor a esa visión. El sublime Ralph Waldo Emerson: "El corazón común de toda conversación sincera es la adoración". Y el maravilloso, maravilloso Holderin: "... serenamente sonreímos, sentimos nuestro propio Dios en medio de la conversación íntima en una misma canción de nuestras almas."

En una misma canción de nuestras almas.

Gracias por hablar conmigo.


NOTA:

Desde la fecha de esta entrevista, verano de 1995, Wilber ha recopilado un libro de ensayos teóricos, en parte reseñando sus diferencias con Grof, Washburn y otras autoridades transpersonales, llamado "El Ojo del Espíritu". En este libro analiza su propio desarrollo intelectual en cuatro fases, a las que ha llamado de Wilber I a Wilber IV. Alrededor de 1979 pasó por una crisis intelectual y rechazó la visión más o menos Jungiano-romántica de sus primeros dos libros, "El Espectro de la Consciencia" y "Consciencia sin Fronteras" como algo no defendible. Redefinió su modelo espectral de consciencia en el sentido de que sus extremos no iban más allá de lo personal (sombra) y lo transpersonal (mente), sino que abarca lo prepersonal (cuerpo) y lo transpersonal (espíritu). La dimensión personal ocupa ahora la zona intermedia. La dimensión prepersonal ahora es reconocida como lo que es. En los primeros libros, esto aún no estaba entendido correctamente. En esta entrevista, Wilber parece pasar por alto este hecho. (Frank Visser).


Fuentes:

Por Frank Visser.
Miembro del consejo editorial de Panta,
la revista de la sección holandesa del ITA.
Esta entrevista apareció en el número de primavera de 1996 de Panta.
También aparece en el número de primavera de 1997 de Eurotas,
la revista de la ITA Europea.




Vision quest:
Períodos de reflexión solitaria. La búsqueda de respuestas en el aislamiento voluntario, ha sido una de las formas en que los seres humanos han iluminado o reencuadrado sus problemas y han mantenido una sabiduría que va más allá de lo cotidiano. Entre los indígenas de norteamerica es conocida como "vision quest". El planteamiento y desarrollo del problema es entendido como una llamada de los "espíritus", como una vocación especial. Los Vision Quest, deben de practicarse sin esperar revelaciones, trances y demás, para convertirse en prácticas de meditación transpersonal sin exageraciones ascéticas ni supersticiosas.

Satsang:
Literalmente la palabra Satsang está compuesta de dos palabras bases del Sánscrito:

Sat = Verdad
Sangha = un lugar donde un encuentro ocurre.
Así que Satsang significa un encuentro con la verdad.

Esto es lo más acertado que una traducción permite, pero exacatamente que es Satsang?
En el momento en que una persona trasciende la mente, esta persona ya no se puede decir persona. Esta persona se convierte en un vehículo. Un vehículo para que el infinito se exprese en la manera en que este lo desee. Desde un punto de vista externo, parecería que nada ha acontecido a esta persona. Se requiere de una inmensa sensibilidad para darse cuenta que esta persona se ha convertido en solo una presencia - algo inmaterial, pero accesible a todos los que dispongan de los "ojos correctos", o más preciso aún, para todos aquellos que estén dispuestos a dejar todos los límites y fundirse en el infinito.





Los Cuatro Cuadrantes (imagen).



Fuentes:



Los Cuatro Cuadrantes.

Ken Wilber considera que el gran legado de la modernidad es la separación de lo que llama "El Gran Tres", refiriéndose a la ciencia, el arte y la religión. Hasta el Iluminismo estas tres formas de percibir y explicar la realidad conformaban un todo indiferenciado. La separación/diferenciación del "Gran Tres" impulso grandes avances en el dominio de la ciencia. Resumiendo, podemos decir:

El dominio del "eso" o "esos" (traducido "it/s" por "ello"/s en sus libros), corresponde a la ciencia empírica. Es decir, se ocupa de los objetos. Tema central en la obra de Kant: "Crítica a la Razón Pura". Tópicos como la tecnología, las formas empíricas, la verdad proposicional son analizados por Wilber, tanto a nivel "individual" como "colectivo".

El dominio del "yo" corresponde al arte y a la estética así como a la "expresión" de la singularidad. Trabajado por Kant en su "Crítica a la Razón Práctica". Tópicos como la conciencia, subjetividad, el yo y la propia expresión, la veracidad y la sinceridad, son considerados por Wilber desde este cuadrante..

El dominio del "nosotros" corresponde a la ética y es trabajado por Kant en su obra "Crítica del Juicio". Tópicos como las visiones del mundo, la cultura, el significado intersubjetivo, la adecuación, la justicia y la comprensión mutua son pertinentes según Wilber a este cuadrante.

En su libro "Breve historia de todas las cosas", Ken Wilber sostiene que todo fenómeno humano consta de cuatro facetas y no puede ser íntegramente comprendido si no se abordan las cuatro. El fundamento de estas cuatro vertientes de la realidad tiene que ver con los aspectos exterior e interior y sus formas individuales y colectivas. Los cuatro aspectos que se deberían estudiar para comprender todas las cosas serían entonces: lo interior-individual lo exterior-individual lo interior-colectivo lo exterior-colectivo.

Los cuatro aspectos que se deberían estudiar para comprender todas las cosas serían entonces:
* Lo interior-individual.
* Lo exterior-individual.
* Lo interior-colectivo.
* Lo exterior-colectivo.

Según Ken Wilber, cada dominio posee su propio criterios de validez y su lenguaje. El autor concebía a los cuatro cuadrantes afirmando que todo fenómeno puede abordarse desde una perspectiva externa o interna y de una manera individual o colectiva. En la actualidad considera aspectos interiores y exteriores para cada cuadrante.

Intentemos aproximarnos a esta idea a partir de un ejemplo: supongamos que en estos momentos al lector le surge el pensamiento de buscar en internet información sobre Ken Wilber.

Lo interior-individual:
Al tener ese pensamiento, lo que internamente el lector está experimentando es el pensamiento en sí, con los símbolos, significados e imágenes mentales relativas."

El cuadrante superior izquierdo refiere a lo "interior" de la individualidad, aunque en sus últimos textos Wilber a complejizado y afinado su propuesta considerando un aspecto "interior" y otro "exterior del cuadrante superior izquierdo. El criterio de validez para este cuadrante es la veracidad. Como ejemplo el autor expresa "nNo se trata de saber si el mapa coincide con el territorio sino de verificar la fiabilidad del cartógrafo". Esta "verdad" es de carácter interpretativo, es decir, mientras más analice mis problemas, lograré una "mejor" interpretación o mayor lucidez. Este es el territorio de la psicología profunda.

Lo exterior-individual:
Mientras está vivenciando el pensamiento, están ocurriendo una serie de cambios en su cerebro, como ser, secresión de dopamina, aparición de acetilcolina permitiendo la transmisión del impulso nervioso en el espacio intersináptico, etc. Todos hechos que pueden ser empíricamente observables desde el exterior, utilizando, por supuesto, el equipamiento apropiado.

El cuadrante superior derecho refiere a lo "exterior" de lo individual. El criterio de validez que le corresponde es la verdad de tipo proposicional. Desde esta perspectiva las afirmaciones son proposicionalmente válidas cuando se ajustan a los hechos objetivos. El "territorio" debe coincidir con el "mapa".

Lo interior-colectivo:
Ahora bien, los pensamientos que circulan por la mente tienen un sustrato cultural. Si el lector habla español (por ende, piensa en español), el pensamiento se realiza a partir de una serie de símbolos y significados que serían muy distintos si el lector hablase otro idioma. Un aborigen del Amazonas sería incapaz de pensar en buscar algo por internet; sus pensamientos tendrían seguramente otros contenidos acordes a su entorno cultural.

El cuadrante inferior izquierdo refiere a lo "interior" de lo colectivo. Este enfoque considera la forma en que la comprensión mutua permite la relación entre los sujetos. El criterio de validez será comunitario y normativo en relación a la "justicia".

Lo exterior-colectivo:
A su vez, la cultura, también tiene sus componentes materiales (del mismo modo en que el pensamiento tiene sus correlatos cerebrales). Citando textualmente a Wilber: "estos componentes sociales concretos son las modalidades tecnológicas, las fuerzas de producción (hortícola, agraria, industrial, etc.), las instituciones concretas, los códigos y pautas escritas, las ubicaciones geopolíticas (aldeas, poblados, estados, etc.), etc."

El cuadrante inferior derecho corresponde a lo exterior de lo colectivo. El criterio para determinar la verdad en este cuadrante radica en el comportamiento del sistema considerado desde una perspectiva empírica. La prueba de validez es el ajuste funcional, vale decir, la forma en que cada proposición se relaciona con la red o sistema total.



Los cuatro cuadrantes son las cuatro esquinas del Cosmos, las cuatro caras de los holones. Se basan en dos premisas. La primera es que podemos ver todo holón desde dentro y desde fuera, pues todo holón tiene un aspecto exterior y otro interior. La segunda premisa es que a los holones podemos verlos de forma individual o en colectividad. Si combinamos estas facetas obtendremos los cuatro cuadrantes.

Superior-izquierdo:
Es el aspecto individual e interior de los holones, la conciencia, el mundo de los significados internos, de la estética, de los pensamientos de cada hombre, su historia personal. Este cuadrante no puede ser visto ni oído ni sentido de forma sensible. Las ideas, los sentimientos, no se pueden tocar con las manos. Para conocer a una persona hay que hablar con ella e interpretar lo que dice, no se la puede conocer científicamente. Wilber llama a este cuadrante intencional.

Superior-derecho:
Es el aspecto individual y exterior de los holones, es decir, todo aquello que puede ser estudiado y medido empíricamente. La ciencia puede estudiar el cerebro humano, por ejemplo, y constatar que se compone de determinadas partes, que tienen determinadas funciones y que producen determinadas reacciones bioquímicas. Wilber llama a este cuadrante conductual.

Si se conecta a un yogui un electroencefalógrafo mientras medita, se podrán observar (cuadrante superior-derecho) los cambios fisiológicos que acontecen en su cerebro (ondas alfa, beta, delta), pero lo que el investigador no podrá conocer serán las iluminaciones sutiles que el yogui experimentará en su interior (cuadrante superior-izquierdo). Si desea conocer algo de esa experiencia, deberá hablar con él, aún así todo lo que podrá obtener será una descripción mental de la experiencia y no la experiencia misma.

Inferior-izquierdo:
Es el aspecto colectivo e interior de los holones. Son los significados internos compartidos, las culturas, las ideas compartidas por los grupos. Cada hombre nace en una familia con una determinada visión del mundo. La familia está a su vez integrada en una comunidad, en una nación, en una gran cultura, y la persona se va configurando en un mundo lleno de significados internos (no tocables ni medibles). Este cuadrante es llamado de lo cultural.

Inferior-derecho:
Es el aspecto colectivo y exterior de los holones. Son todos aquellos aspectos de un grupo de holones que pueden ser verificados desde fuera, de manera empírica, objetiva, medible y cuantificable. Son, por ejemplo, los sistemas de producción, el tamaño de la población, la estructura de las edades de dicha población, el nivel tecnológico, los sistemas arquitectónicos, etc. Es llamado el cuadrante de lo social.

Los cuadrantes de la mano izquierda son los del mundo de la cualidad, del valor, mientras que los de la mano derecha son los de la cantidad. La ciencia, que se encarga de la mano derecha (todo lo empírico, medible, cuantificable) no puede ofrecernos criterios de valor. El mal de nuestro tiempo es la colonización de los dominios de la mano izquierda por los de la mano derecha, la usurpación por la ciencia y la técnica de todas las esferas de cualidad, que da como resultado un mundo chato, unidimensional, incoloro, insípido, muerto. La Gran Cadena del Ser reducida a su más baja expresión, la materia.

Todos los cuadrantes son igualmente importantes y no pueden ser reducidos a uno en particular. Todos se influyen mutuamente. Ha habido grandes teóricos de un determinado cuadrante, pero generalmente no han reconocido la importancia de los otros y sus teorías perdieron finalmente notoriedad ante los huecos que dejaban sin explicar. Por ejemplo, Marx se ocupó de lo colectivo-externo, por lo que no reconoció la existencia de los cuadrantes de la izquierda (lo interior) y convirtió el Arte, las Leyes, la Moral y la Religión en meras proyecciones de la organización económica. Wilber intenta rescatar en su obra lo más interesante de las teorías de grandes pensadores como Marx, Freud, Jung y muchos otros y nos indica al mismo tiempo cuáles son las partes de sus teorías que debemos rechazar por incompletas o insostenibles.


Validación del conocimiento:

Por cuestiones de espacio vamos a dejar el análisis de lo colectivo para otro artículo, y pondremos el foco en la dualidad interior-exterior. Si bien el cerebro se encuentra en el "interior" de nuestra cabeza, puede ser observado exteriormente por un neurofisiólogo provisto del aparataje necesario. Este médico experto puede llegar a saberlo todo sobre nuestro cerebro conectándonos a un electroencéfalograma y/o sometiéndonos a una tomografía de emisión de positrones, pero no puede conocer en absoluto los contenidos concretos de nuestro pensamiento. Este neurofisiólogo no necesita hablar con nosotros para saber nuestra tasa de neurotransmisores, mas si quisiese conocer los pensamientos que pasan por nuestra mente tendría que preguntarnos, tendría que comunicarse e interpretar lo dialogado.

Wilber afirma que la mente es la apariencia interna de nuestra conciencia mientras que , por otra parte, el cerebro constituye su apariencia externa. El cerebro es localizable físicamente, tiene un peso y unas dimensiones. Tiene, en definitiva, lo que Wilber denomina, una "localización simple".

"Se puede señalar el cerebro, una roca o una ciudad pero no es posible hacer lo mismo con la envidia, el orgullo, la conciencia, el valor, la intención o el deseo. ¿Qué es el deseo? Trate de señalarlo y verá que no puede hacerlo del mismo modo que puede apuntar a una roca porque el deseo es una dimensión interna y carece, por tanto, de localización simple.¡Pero eso no significa que no sea real! Tan sólo significa que carece de localización simple." El deseo, por continuar con el ejemplo de Wilber, no se puede ver, no es perceptible ni siquiera con algún dispositivo tecnológico como un microscopio. No se puede ver pero se puede interpretar. Dice Ken Wilber: "las superficies pueden ser vistas pero las profundidaes deben ser interpretadas".

Justamente, el psicoanálisis creado por Sigmund Freud es una aproximación interpretativa. La genialidad de Freud tiene que ver con esto y, precisamente por eso ha sido y es tan criticado: por no haber utilizado el método empírico-científico. Lo que sucede es que a Freud le preocupaba investigar la dimensión interna. A Freud le interesaban el deseo, los sueños, los actos fallidos. Desde la neurofisiología se puede investigar qué sucede en el cerebro mientras soñamos pero no era eso lo que le interesaba a Freud. A Freud le intrigaban los contenidos subjetivos del sueño, los símbolos y sus significados. Y para abordar esos aspectos no le servía el método científico; él tenía que inventar otro método. Y ese fue el psicoanálisis; práctica que impone la interpretación como medio para acceder a los significados mentales.

Por supuesto que el psicoanálisis no es único sistema terapeutico basado en la interpretación; pero es indudable que Freud fue un pionero en esto de interpretar el significado de los sueños, los actos fallidos, los síntomas, etc.Y, sin lugar a dudas, allanó el camino que luego transitaron la terapia junguiana, la gestalt, el análisis transaccional y otras.

En la psiquiatría, por su parte, el psiquiatra administra una determinada droga para compensar la conducta del paciente. Esto lo hacen mayoritariamente, en el primer encuentro. Es cierto que algunos entablan una mínima conversación con el paciente, pero no se comprometen mayormente en comprender el significado de los síntomas. En periódicas consultas, el psiquiatra irá ajustando la medicación hasta obtener el efecto deseado.

Siguiendo con Wilber: "Para quienes sustentan ese punto de vista, la depresión no tiene que ver con la ausencia de valores o con la pérdida del sentido de la vida sino con una baja concentración de serotonina. (...) El Prozac podrá, hasta cierto punto, compensar el desequilibrio de serotonina -lo cual resulta muy adecuado y, en ocasiones, sumamente beneficioso-, pero el hecho es que eso no me ayudará lo más mínimo a comprender mi sufrimiento interior, a interpretarlo."

Las aparentes discordias entre psiquiatras y psicoanalistas o psicólogos en general, se originan entonces al enfocar la atención en distintas caras del mismo fenómeno. El psiquiatra estudia el funcionamiento del cerebro (exterior-individual) y desatiende, incluso hasta negando su existencia, el mundo interior de los símbolos y significados. El psicólogo, por su parte, se centra en el funcionamiento de la mente (interior-individual) sin negar obviamente la existencia de la neurofisiología del cerebro pero no enfocando en ella.

Esta situación me recuerda al famoso cuento de los ciegos y el elefante, en el que un maharajá mandó reunir a todos los ciegos del pueblo, pidió que los pusieran ante un elefante y les pidió que tratasen de identificar qué era. Unos dijeron, tras tocar la cabeza: "Un elefante se parece a un cacharro"; los que tocaron la oreja, aseguraron: "Se parece a un cesto"; los que tocaron el colmillo: "Es como una reja de arado"; los que palparon el cuerpo: "Es un granero." Y así, cada uno convencido de lo que declaraba, comenzaron a disentir enfáticamente entre ellos.

Se dice que esta historia la contó Buda en respuesta a las reiteradas rencillas entre seguidores de distintas escuelas metafísicas y religiosas. Y se cuenta que agregó: "La visión parcial entraña más desconocimiento que conocimiento". "Aunque todos estan parcialmente correctos, dada la limitación de sus facultades, todos estan errados dada la realidad evidente."

Las afirmaciones provenientes de cada uno de estos cuadrantes podrán someterse a las distintas pruebas de validez. Esto permitirá confirmarlas o rechazarlas, validarlas o refutarlas.

Existen tres pasos fundamentales que deben seguirse para validar una afirmación:

1- Instrucción: llevar a cabo el experimento.

2- Recolección: de datos o comprensiones interpretativas

3- Confirmación: validacion o rechazo consensual por una comunidad de expertos que haya seguido un entrenamiento adecuado.


Fuentes:




"El Ojo del Espiritu" (Ken Wilber 1997)




domingo, 28 de septiembre de 2008

"Ser critico tiene valor espiritual".

La pasión de Ken Wilber.


Desde hace muchos años, Ken Wilber (nacido el 31/1/1949) es considerado como uno de los pensadores más importantes de la psicología transpersonal, una de las pocas escuelas de psicología que toma en serio las experiencias espirituales. Dentro del mundo alternativo siempre ha sido algo así como un tipo extraño, por no decir mal visto. Muchos se desviven con Jung, Wilber no. Muchos desprecian a Freud, Wilber no. Muchos ven el holismo como el nuevo evangelio, Wilber no. Muchos creen culpable al intelecto, Wilber no. ¿Cuál es la visión de este hombre, quién durante veinte años ha escrito complicados, y a veces no tanto, pero siempre tremendamente originales libros sobre psicología espiritual y sus amplias implicaciones? Frank Visser, de Holanda, fue a Boulder a conocerlo en persona.

Como observador de Wilber desde el principio he seguido sus publicaciones desde los primeros ochenta. Durante muchos años he intentado contactar con él en vano. Leyendo "El Proyecto Atmán" durante mis años de estudiante (me gradué en 1987 como psicólogo de la religión) supe de inmediato que Wilber reunía todo lo que yo buscaba en ese momento: un auténtico acercamiento científico a la espiritualidad humana. Intenté dar a conocer a Wilber en mi universidad pero lo que encontré fue cierto un interés educado o la indiferencia. Traduje el libro, conseguí que se publicara, aunque comercialmente no fuera factible, y estuve escribiendo a Wilber con comentarios, sin resultados. Mientras tanto supe que vivía como un ermitaño, no respondía al correo y se comunicaba con sus colegas mayormente a través de sus trabajos publicados, al menos según la leyenda.

A mediados de los ochenta, y después de diez libros, no se supo nada de él durante años porque su mujer cayó gravemente enferma y dejó de escribir por completo, más tarde escribió acerca de esta época el libro "Gracia y Coraje". Las oportunidades de conocerlo en persona parecían ser nulas. Pero entonces, en 1995 apareció un un libro increíblemente extenso con el título "Sexo, Ecología, Espiritualidad", yo estaba en Estados Unidos para asistir al congreso anual de la Asociación Transpersonal Internacional. En esa ocasión supe de otro libro: "Breve Historia de Todas las Cosas". ¡No podía esperar a traducirlo! De vuelta visité la Theosophical Publishing House en Wheaton (soy teosofista), la editorial de "El Proyecto Atman" y tuve una inspirada conversación sobre Wilber con su editora senior. Cuando estaba a punto de marchar me dio su número secreto de fax en un trozo de papel.

UNA RELACIÓN POR FAX

De vuelta a casa probé suerte de inmediato y mandé a Wilber un fax con mis impresiones del congreso transpersonal, y con las preguntas que tenía desde hace años. No tuve que esperar mucho para obtener contestación. Al día siguiente tenía un fax de Wilber con una larga respuesta. Este fue el comienzo de un intenso intercambio de ideas que ha continuado hasta hoy, siempre a través del fax, se podría hablar de una amistad mediada por el fax.

Cuando a finales del año pasado encontré un anuncio en Internet sobre una conferencia de Wilber en enero en San Francisco empezó a entrarme el cosquilleo. ¿Sería posible un encuentro con Wilber tras todo este tiempo? La conferencia surgió de una conversación que tuvo lugar en tres números sucesivos de la revista ReVision, co-fundada originalmente por Wilber. En esos números, sus principales oponentes, como Stanislav Grof, Michael Washburn y algunos otros, habían escrito largos artículos y Wilber había respondido a sus críticas una por una, así que por primera vez estaba tomando forma un verdadero diálogo sobre asuntos transpersonales.

El hecho de que Wilber no estuviera presente en la conferencia no me cogió de sorpresa, esta ha sido su política durante los últimos veinte años. Pero, ¿no sentiría curiosidad por lo que allí se dijo sobre su persona y su trabajo? Me planteé el riesgo y pensé que podría visitarlo tras la conferencia, en su hogar en Boulder, para ponerlo al día y decirnos hola.

EN CASA

Pero lástima, se encontraba de retiro en ese momento, según dijo, y que tras él daría conferencias en el Naropa Institute para después volver a trabajar duro en la secuela de "Sexo, Ecología, Espiritualidad". Pero al día siguiente llegó otro fax: debido a la conferencia de Wilber, su editorial, Shambala, había decidido lanzar su nuevo libro "El Ojo del Espíritu", parte del cual consiste en una larga respuesta al material de la conferencia, unos meses antes. Él tenía que estar en San Francisco para esto, donde tuvo lugar la conferencia, y después de la conferencia se encontraría con algunos amigos en reuniones a las que yo estaba amablemente invitado. Pero quizás él estaría en casa, en Boulder...

Como el tiempo era escaso y yo tenía que reservar mis vuelos le pedí una respuesta rápida. Esta llegó por fax en forma de nota escrita a mano: "Puedes quedarte en mi casa una noche. Tengo una habitación para las visitas. Vienes el lunes y te vas el martes." Quince años de paciencia habían merecido la pena...

Con suerte fui capaz de comprar un billete a Denver desde San Francisco, aunque United Airlines casi fastidia el proyecto al cobrar por el viaje de vuelta 1250 dólares. Felizmente pude encontrar uno más barato en una extraña agencia de viajes asiática para un vuelo con una compañía con base en Denver. Lleno de expectación volé a Denver, donde un autobús me llevaría a Boulder. En Boulder me encontré con él en el salón de un hotel llamado Boulderado, como él propuso. Reconocer a Wilber en un hotel lleno de gente no es demasiado difícil por su calva y gran estatura, sobresale de todo el mundo. Camina hacia mí con una gran sonrisa y me lleva a su jeep, que espera fuera.

Desde ese momento comienza una amigable conversación que cubre todo, desde la conferencia del último fin de semana, la abrumadora belleza de la naturaleza en Colorado, los precios desorbitados de las compañías aéreas y todo lo que pasa por su cabeza en ese momento. Después de un paseo por las montañas llegamos a su casa, vive muy alto en una especie de chalet, pegado a las Montañas Rocosas y elevado de la llanura, lo que le da una vista panorámica.

Entramos dentro y nos sentamos en la cocina de su sala de estar, yo en una silla de bar, él cerca del fregadero, apoyado en un armario, y comienza una conversación que durará nueve horas y media de corrido. Son las cuatro de la tarde y hasta la una y media de la noche hablamos y hablamos ininterrumpidamente acerca de los temas más profundos (y los más profanos). Es intenso en todo lo que hace, puede hablar apasionadamente o escuchar tranquilamente. Se expresa de manera sutil o muy enérgica. Y tiene un increíble sentido del humor. Por encima de todo es muy amable y se muestra preocupado porque yo me sienta bien ("¿Te encuentras cómodo Frank?").

La apariencia de Wilber es notoria. Su calva es algo a lo que te tienes que acostumbrar. Su expresividad es una segunda característica importante. Subraya lo que dice con grandes gestos. Vivir a esa altitud con un clima soleado le ha dado una piel bronceada y lo hace parecer muy saludable para ser un ermitaño. Vestido con jeans y una camiseta muy ancha responde a la imagen que se ha formado de él: vive para su trabajo, en reclusión, y no se molesta mucho de su apariencia.

REGRESIVO

Por qué no había venido a la conferencia dedicada a él fue una de las primeras preguntas que le hice. Los artículos en ReVision no lo habían convencido de la utilidad de su presencia allí, explicó. Estaba desilusionado por la mediocre calidad de la mayoría de las aportaciones. Y aunque podría haber seguido las críticas de los sectores feminista, ecológico o la psicología profunda, sentía que todo se enmarcaba en un escenario regresivo que no valoraba lo suficiente las características de la modernidad.

Según pasaban las horas iba teniendo más claro por qué siempre ha expresado en sus escritos muchas reservas sobre el mundo alternativo y transpersonal. Como cualquiera que esté familiarizado con su trabajo sabe, Wilber considera la mayoría, si no todo, lo que se llama New Age o New Science modelos regresivos o reduccionistas del desarrollo humano, aunque ellos se presenten como síntesis prometedoras entre la ciencia y la espiritualidad.

En su extenso trabajo "Sexo, Ecología, Espiritualidad" ha expresado por primera vez de manera abierta su crítica severa a estas dudosas tendencias de la "espiritualidad" contemporánea, lo que le ha supuesto algunos enemigos más. De hecho, en la conferencia el tema central de muchos ponentes fue que él, como autoridad espiritual, debería conocer su responsabilidad y mostrar más compasión y respeto por otros puntos de vista. La crítica que había hecho se consideraba no espiritual...

DE REPENTE INCISIVO

Cuando lo enfrento a esto, de repente se vuelve tajante y muy concentrado. En su opinión, la profundidad de las tradiciones espirituales se ha perdido casi por completo en los puntos de vista populares de la espiritualidad, desde la Conspiración de Acuario (Aquarian Conspirancy) hasta la Profecía Celestine (Celestine Prophecy).

Para apuntar de qué forma su visión difiere de todo esto explica que estos puntos de vista contienen a menudo una visión del mundo altamente dualista (contraria a sus pretensiones holísticas). Hablan de sólo dos polos: ego y Self (Jung), ego y Ground (Washburn), ego y esencia (Hameed Ali), ego y cuerpo (Lowen), etcétera. (Curiosamente, Wilber hace lo mismo en sus dos primeros libros, "El Espectro de la Consciencia" y "Consciencia sin Fronteras", donde escribe sobre ego y Mente, FV).

El tipo general de razonamiento con estos autores es: al comienzo de su desarrollo un ser humano se encuentra en un estado de unión con el Self (el Sí mismo), aunque de manera inconsciente. Durante el proceso de crecimiento esta realidad trascendental es reprimida y el ego se desarrolla. Este ego no sólo pierde contacto con el cuerpo, sino también con la dimensión espiritual. Para llegar a ser espiritual de nuevo como adulto hay que deshacer esta represión, así el ego puede volver a contactar con el Self, pero ahora conscientemente. La fase intermedia del ego y la mente tiene características negativas en este proceso y el desarrollo espiritual es conceptualizado como un proceso de regresión. Tenemos que regresar a algo que hemos perdido.

A menudo, sólo se reconocen dos categorías: una "buena" y otra "mala". La "buena" es: la naturaleza, el cuerpo, el holismo, la unidad, la interacción de todo, las culturas primitivas, lo femenino, la física cuántica, etcétera. Lo "malo": la cultura, la mente, el atomismo, la división, las jerarquías, la modernidad, lo masculino, la física clásica, etcétera.

LA DIMENSIÓN PROFUNDA

Wilber critica esta visión dualista con una vehemencia sin precedentes. La llamada Nueva Ciencia (New Science), una mezcla de la teoría de sistemas, holografía, física cuántica, teoría del caos, o cualquier otra moda científica que aparezca, es para Wilber tan materialista como la tan despreciada Vieja Ciencia (Old Science) de Descartes y Newton (que de hecho presentaron visiones muy holísticas de la realidad). Ambos, el atomismo y el holismo son ideologías planas, mientras tanto debemos de ser pioneros en la dimensión profunda de la consciencia humana.

La unidad no es más espiritual que la división, añade rápidamente, ya que existen formas inmaduras de unidad igual que existen formas maduras y espirituales de hacer divisiones. Ambas son necesarias para un desarrollo saludable. Muchos consideran la naturaleza más espiritual (por que es cósmica) que la cultura (que "sólo" es una invención humana). Para Wilber, es precisamente de otra forma. La naturaleza es divina, lo que es cierto, pero en el mundo de la cultura la mente humana está reflejada, lo que es más espiritual que la naturaleza que es inconsciente. Las llamadas culturas primitivas no son automáticamente más espirituales que la llamada secularizada cultura occidental. Pueden llegar a ser muy dogmáticas, cultivar una mentalidad de grupo y evitar el desarrollo personal.

El cuerpo es visto en algunos círculos como el hogar de la espiritualidad, porque se supone que es más real y energético que el ego: no deberíamos vivir en nuestras cabezas demasiado tiempo, sino que hay que bajar a los sentidos, algo es real cuando se experimenta a través del cuerpo, etcétera. En agudo contraste, Wilber ve el potencial humano de trascender el cuerpo como un signo de desarrollo y así un paso hacia la espiritualidad.

Y finalmente, lo femenino no es de manera automática más espiritual que lo masculino, argumenta, aunque esta es la impresión que se obtiene de la mayoría de la literatura ecológica y feminista. A los hombres se les dibuja como criaturas estúpidas que crean la guerra y oprimen a las mujeres, mientras que se supone que las mujeres son más espirituales porque saben como establecer relaciones y son buenas para ello. Para Wilber, los hombres y las mujeres son por igual espirituales o no espirituales, ambos tienen que pasar por un difícil proceso de desarrollo desde lo prepersonal, pasando por lo personal y hasta lo transpersonal. Los hombres lo harán a su forma y las mujeres a la suya, pero ninguno de ellos es esencialmente más espiritual que el otro.

Por esta razón, Wilber propone un modelo de desarrollo en tres partes: los estados van de lo prepersonal, a lo personal y a lo transpersonal. Uno puede pensar aquí en tres divisiones análogas como: cuerpo, alma, espíritu; instinto, intelecto, intuición; mítico, mental, místico; animal, humano, divino, etcétera. Y este es el asunto: el primer estado, que se considera el "bueno" en el modelo de dos estados, es ahora la fase primitiva. Y el segundo estado, considerado el "malo" en el otro modelo, el ego, la mente, la cultura occidental, es un paso adelante en dirección a lo espiritual.

En resumen: en nuestro desarrollo, individualmente y culturalmente, no vamos de lo bueno a lo malo, sino de lo bueno a lo mejor y a lo superior. Ahora el ego ya no es el enemigo del espíritu, sino su mejor amigo porque nos saca de la naturaleza inconsciente. Los típicos valores modernos como la racionalidad y la individualidad son valorados de manera muy distinta en estos dos modelos.

Se pueden reconocer fácilmente estos dos puntos de vista según se evalúan la mente y el ego. ¿Qué camino espiritual alienta el estudio comparativo y el intenso trabajo intelectual? Trabajar el cuerpo y las emociones es visto por muchos como algo más espiritual que usar la mente, y esto es lo que Wilber llama una tendencia regresiva. Si ves esto no necesitarás leer sus quince libros.

ROMANTICISMO FRENTE A IDEALISMO

Empezamos a comer un sándwich calentado, pero se enfría de nuevo. Wilber explica que su visión se puede encontrar en la historia de la filosofía oriental. En los siglos dieciocho y diecinueve dos movimientos reaccionaron a la dominante cultura racionalista de la Iluminación. El romanticismo dio la espalda a la razón y declaró la naturaleza, el cuerpo y las emociones algo sagrado y propugnaba un retorno a la divina naturaleza.

En contraste, el idealismo considera también divina la naturaleza, pero una divinidad dormida, mientras Dios empieza a despertarse en los seres humanos. Podemos ver a Dios en la naturaleza hoy día, pero ¿lo vemos en la cultura, en los logros modernos como la democracia, la abolición de la esclavitud, los derechos humanos, los movimientos de liberación, la racionalidad, la tolerancia, etcétera?

Para los idealistas siguió un tercer nivel en el que el Espíritu llega a ser consciente de sí mismo. La espiritualidad tiene que ver con esta tercera fase sólo, según Wilber, y no con una naturaleza románticamente anti-racionalista. Este efecto del romanticismo bloquea el crecimiento espiritual y vender esto como espiritualidad es cruel, añade Wilber apasionadamente, porque prolonga el sufrimiento en vez de atajarlo. Él ve que según muchos puntos de vista "la profundidad se ha ido de vacaciones" y ha intentado hablar y criticar estas visiones de manera abierta. Concluye su sermón con la frase "ser crítico tiene valor espiritual".

A cierta hora dice que para él es momento de irse a la cama y me deja en la habitación con una cerveza holandesa mirando la noche de Denver. Me ha dejado perplejo e intento asimilar las últimas horas. ¿La New Age buscando un Dios durmiente? ¿La racionalidad como un paso hacia la espiritualidad? ¿La secularización como un acto de Dios? Al menos son puntos de vista originales...

Ya que no es fácil dormir esa noche, ¿quién podría dormir estando bajo el mismo techo que su ídolo? Deambulo por la planta baja de su casa de tres. Los miles de libros que dice que ha leído están realmente allí, ordenadamente agrupados por temas. Las muchas traducciones de sus libros, hay ahora 15 libros con 16 traducciones, están en las estanterías. Hay muchos en alemán, español y portugués, pero también en chino y japonés. ¡Tener en tus manos una traducción china de "Consciencia sin Fronteras" es una extraña experiencia! La segunda planta tiene una cocina y una sala de estar con un gran televisor en color que muestra continuamente su canal favorito, Travel Channel (El Canal de los Viajes), publicitando viajes a Europa. En la planta de arriba trabaja y duerme y aquí tiene muchos libros amontonados.

ONDAS CEREBRALES

La mañana siguiente me enseña, no sin cierto orgullo, un vídeo de él mientras medita conectado a un equipo para hacer electroencefalogramas. Esta máquina registra las ondas beta (vigilia ordinaria), ondas alfa (estado de relajación), ondas theta (sueño) y ondas delta (sueño profundo). Es capaz de entrar en cuatro segundos en un estado en el que toda actividad baja a cero, excepto una débil actividad delta. "Esto es Nirvana" dice Wilber de paso, "nirvikalpa samadhi". Se me corta la respiración. ¿Así de fácil? Wilber ha practicado zen durante veinte años.

Esto lo lleva a uno de sus temas favoritos: en el más elevado estado de consciencia es posible medir los procesos fisiológicos del cerebro, aunque esta medida no dice nada de la parte subjetiva de la experiencia. La investigación científica exacta forma parte integral de su enfoque.

Con el jeep vamos a través de la montañas para disfrutar de las maravillosas vistas de las llanuras de Denver. Un ciervo cruza la carretera. Aunque le gustaría mucho vivir en San Francisco, él es un hombre de ciudad, confiesa, la tranquila atmósfera de Boulder le resulta ideal para escribir. Descendemos a Boulder, una ciudad universitaria que da cobijo no sólo a la Universidad de Colorado, sino también al Naropa Institute, fundado por Chogyam Trungpa. Nos sentamos en una cafetería, tenemos sólo media hora hasta que el autobús me lleve al aeropuerto de Denver, no queda mucho de que hablar por el momento y hago que un ciudadano de Boulder nos haga una foto. ¡Este trofeo lo quiero llevar a casa!

Se produce un divertido diálogo entre Ken y el dueño de la cafetería, quién aparentemente no nos conoce:

"¿De qué se conocen?"

"Él es el traductor de mis libros en Holanda"

"¿Sobre qué escribe Vd.?"

"Sobre temas de Oriente y Occidente, psicología, filosofía, esa clase de temas."

"Oh, estupendo."

"Uno de mis últimos libros se llama "Breve Historia de Todas las Cosas". Está en las librerías. Lo podrá reconocer fácilmente porque tiene mi fea cara en la portada."

"Bien, entonces lo tendré que leer, ya que tengo que saber qué hacen mis clientes."

¡Incluso en su ciudad un autor famoso en el mundo entero puede ser desconocido! Para la actual generación de estudiantes él no le habla a su imaginación tanto como hacía con estudiantes anteriores, explica. Puede ir a un café o al cine sin ser reconocido todo el tiempo. Incluso en Boulder los tiempos están cambiando.

Cuando llega el momento de decir adiós Wilber dice medio en broma: "Soy americano, así que nos tenemos que abrazar." Yo soy holandés, pero aquí somos mentes iguales: dos hombres, los dos con el proyecto de explicar la espiritualidad de manera científica, de difícil contacto físico pero con una profunda simpatía mutua. Con un gran gesto me abraza y me aprieta contra su pecho. Y así se marcha, con su jeep entre las montañas.

ESPESA NIEBLA

Cuando llego a Denver el aeropuerto está rodeado de una espesa capa de niebla. Las siguientes cuatro horas el aeropuerto está cerrado para todos los vuelos. Wilber había escrito en uno de los números de ReVision que estaba dedicado a su trabajo:

"Muchos ven muy claramente el triste estado en el que se encuentra nuestro campo. Están alarmados por la reaccionaria, antiprogresista y regresiva espesa niebla que avanza por él." (vol. 19, nr. 2, pp. 30-31)

Es como si la naturaleza quisiera subrayar esto una vez más.

Frank Visser (1958) ha traducido al holandés "El Proyecto Atman" y "Breve Historia de Todas las Cosas" y está trabajando en este momento en un libro introductorio sobre Wilber. Su principal interés es confrontar paradigmas dentro de la psicología transpersonal y la interconexión de la psicología transpersonal con el pensamiento esotérico. Sobre este último tema ha escrito un libro llamado "Siete Esferas" (Seven Spheres; 1995) .




Política y Espiritualidad.

La cuestión políticamente más apremiante de hoy en día, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, consiste en descubrir la forma de integrar la tradición liberal con la auténtica espiritualidad. Jamás en la historia estas dos vertientes del quehacer humano han mantenido una relación adecuada. De hecho, el liberalismo moderno (y toda la ilustración europea) fue en gran medida una reacción en contra de la religión tradicional. El grito de guerra de Voltaire, "¡Recordad las crueldades!" —recordad las brutalidades infligidas a hombres y mujeres en nombre de Dios y acabad con ellas... y de paso acabad también, de una vez por todas, con ese Dios—, no tardó en propagarse por todo el continente. Pero de ese modo la religión quedó en manos de los conservadores, y desde entonces, el mundo se ha polarizado en dos bandos armados hasta los dientes, cada uno de ellos profundamente receloso del otro. En uno de los bandos se agrupan los liberales, defensores a ultranza de las libertades y de los derechos individuales en contra de la tiranía de lo colectivo y sumamente suspicaces, por tanto, respecto de las religiones, tan predispuestas siempre a imponernos sus creencias y a decirnos lo que tenemos que hacer para salvar nuestra alma.

No es de extrañar, pues, que el nacimiento del liberalismo ilustrado haya estado históricamente ligado a la lucha en contra de la tiranía religiosa y desconfíe profundamente —llegando incluso, en ocasiones, a aborrecerlo— de todo lo que tenga la menor connotación religiosa o espiritual. Los liberales, consecuentemente, han tendido a reemplazar la salvación divina por la salvación económica. Según ellos, la libertad y la liberación no se halla en un supuesto cielo al que accedamos después de esta vida (ni en ningún otro tipo de opio del pueblo), sino en los logros reales alcanzados sobre la Tierra (comenzando, claro está, por los beneficios materiales y económicos). Y puesto que la esencia del liberalismo radica en el progreso de las condiciones sociales reales (libertad económica, libertad política y libertad material), los términos "progresivo" y "liberal" han terminado convirtiéndose en sinónimos.

El liberalismo ha sustituido la tiranía de lo colectivo por lo que podríamos denominar un "individualismo universal", la afirmación de que todos los individuos -con independencia de raza, género, color o credo- son iguales ante la ley y deben, en consecuencia, ser tratados de la misma manera. Por ello una de las aspiraciones fundamentales del liberalismo ha sido de liberar al individuo de la tiranía colectiva y buscar la libertad política y económica. Y que duda cabe de que ese liberalismo nos ha proporcionado muchas cosas positivas. Lo lamentable, no obstante, ha sido que, en muchos casos, la antigua tiranía de la religión se ha visto suplantada por la tiranía económica y el Dios del papa ha sido derrocado para entronizar en su lugar al omnipotente Dios del dólar.

De ese modo, el alma de los seres humanos ya no es aplastada por Dios... porque de esa función se encarga hoy en día la fábrica. La "cuestión esencial" de la vida deja entonces de girar en torno a lo divino y comienza a gravitar alrededor del salario. Y precisamente por ello aun en medio de la más palmaria abundancia económica, el alma del ser humano agoniza de inanición. En el otro bando se alinean los conservadores, más proclives a una tradición cívica y humanista que considera que la esencia de los seres humanos está ligada a los valores colectivos (entre los que destacan los valores religiosos). En la mayor parte de los casos, sin embargo, los republicanos tienden a estar tan estrechamente atados al conservadurismo religioso que, aunque afirmen defender los derechos individuales y la "libertad del gobierno", sólo lo hacen así cuando esas "libertades" coinciden con sus principios religiosos. El énfasis en los valores familiares y colectivos permite que los conservadores erijan naciones fuertes, lo que en ocasiones tiene lugar a expensas de quienes no comparten su particular orientación religiosa. La tiranía cultural nunca está lejos de la sonrisa conservadora, y los liberales suelen retroceder horrorizados ante el "amor" que afirman profesar los conservadores por los hijos de Dios, porque lo terrible es que, si usted no es uno de los hijos de su Dios preferido, suelen aguardarle cosas muy desagradables.

En un sentido muy simplista, ambas orientaciones, la liberal y la conservadora, tienen un "aspecto positivo" y un "aspecto negativo" y lo ideal sería rescatar lo positivo de ambas perspectivas, dejando de lado al mismo tiempo sus facetas negativas. Lo bueno del liberalismo es su énfasis en las libertades individuales y su rechazo de la mentalidad gregaria. Pero el hecho es que, en su celo por proteger las libertades individuales, el liberalismo ha terminado negando todo valor colectivo (incluidos los valores religiosos y espirituales, que, insistimos, ha reemplazado por los valores económicos y materiales). Porque el hecho es que el interés por lo económico -que en sí mismo no es malo- suele fomentar un clima de despreocupación por el alma. De hecho, en los círculos liberales el término "religioso" ha llegado a tener connotaciones un tanto embarazosas. Kant hablaba, precisamente, en nombre de la Ilustración liberal cuando dijo que, a partir de ella, todo aquel que fuera descubierto arrodillado y rezando debería sentirse profundamente avergonzado.

En el clima de las libertades políticas y económicas, todo lo que suene a religioso o espiritual tiende a resultar embarazoso. En breve veremos que eso ocurre porque tenemos una visión mítica y empobrecida del Espíritu, pero es evidente que la función histórica del liberalismo ha sido matar a Dios, y ciertamente lo ha hecho, hasta el punto de quedar asociado a la "tiranía anti-espiritual". ¿Sería posible despojarnos de esta "tiranía anti-espiritual" sin perder las admirables ventajas individuales logradas por el liberalismo? Lo positivo del conservadurismo, por su parte, es su comprensión de que, a pesar de la importancia de los individuos y de las libertades individuales, estamos muy equivocados si creemos que el individuo es una isla. De hecho, nuestra misma existencia depende del entramado familiar, colectivo y espiritual en que estamos inexorablemente inmersos.

De algún modo, pues, mis valores más profundos no dependen exclusivamente de la relación que sostengo conmigo mismo, sino también con mi familia, con mis amigos, con mi comunidad y con mi Dios. Y en la medida en que reniego de esas relaciones profundas no sólo destruyo el soporte mismo de la comunidad y me extravío en un desenfreno hiperindividualista, sino que también me alieno del más profundo de todos los vínculos, el que une el alma del ser humano con el Espíritu divino. Muy bien, pero ¿de qué Dios está usted hablando? -responderán a esto los liberales-. Porque lo cierto es que cada vez que estas consideraciones abstractas se han concretado prácticamente en un código moral o en una religión determinada han terminado desembocando en un tipo u otro de caza de brujas. La importancia del contexto comunitario y espiritual no tarda en degenerar en mi comunidad, mi Dios y mi país, acertada o equivocadamente! Y si usted no acepta a mi Dios, irá directamente al infierno y yo mismo me encargaré gustosamente de acompañarle. La tiranía cultural, pues, más o menos solapada, nunca ha sido ajena a la agenda conservadora.

¿Existe alguna forma de rescatar las ventajas del enfoque conservador -en particular su aceptación de la espiritualidad- sin caer en la tiranía cultural que suele acompañarle? Y ¿existe alguna forma de conservar las ventajas del enfoque liberal -las libertades individuales- despojándonos de la tiranía de los anti-alma? ¿Es posible, en suma, articular un liberalismo espiritual, un humanismo espiritual, un abordaje que considere los derechos del individuo en un contexto espiritual más profundo que no los niegue sino que, por el contrario, contribuya a sostenerlos? ¿Es posible concebir a Dios y al Espíritu de un modo que ayude a consolidar los objetivos más nobles del liberalismo? ¿Es posible encontrar algún sustrato común a los dos enemigos acérrimos que se debaten en el mundo moderno, Dios y el liberalismo? Ésta es, como ya he dicho, en mi opinión, la más urgente de las preguntas a que debe hallar respuesta el mundo moderno y postmoderno. Porque mientras no lo haga, el conservadurismo espiritual seguirá fragmentando al mundo, ya que su agenda sólo le permite respetar a los fieles a su Dios particular, llámese Jehová, Alá, Shinto o Shiva (nombres todos ellos con los que lamentablemente se convoca, con demasiada frecuencia, a la batalla).

Es absolutamente necesario preservar los logros obtenidos por el liberalismo ilustrado, pero también lo es ubicarlos en el contexto de una espiritualidad que trascienda las objeciones de la Ilustración. Debe tratarse, en suma, de una espiritualidad que no niegue la Ilustración sino que se asiente sobre ella o, dicho de otro modo, en un Espíritu liberal. El enfoque espiritual que presento en las páginas siguientes apunta precisamente en esa dirección. De hecho, casi todos mis libros (especialmente "El proyecto Atman", "Después del Edén", "Los tres ojos del conocimiento", "Un Dios sociable", "Sexo, ecología y espiritualidad" y "Breve historia de todas las cosas") son precisamente prolegómenos a esta cuestión, la búsqueda de un Dios liberal, de un Espíritu liberal, de un humanismo espiritual, de un espiritualismo humanista o de cualquier otro término con que decidamos calificar la esencia de esta orientación. Un Dios liberal depende, antes que nada, de la forma en que respondamos a la pregunta "¿Dónde ubicamos al Espíritu?", pregunta a la que volveremos y discutiremos detenidamente en el último capítulo.

Y mis próximos libros seguirán versando en torno a esta cuestión, de forma, si cabe, todavía más explícita. Pero el tema general de "Dios y la política" descansa, en mi opinión, en el tipo de cuestiones teóricas que revisaremos en las siguientes páginas, una revisión necesariamente previa al bosquejo de cualquier esquema político concreto, Así pues, aunque el trasfondo de este libro sean las relaciones existentes entre la política y la espiritualidad, en realidad su objetivo será servir de introducción a este tema. Lo más importante, por el momento, es que el "humanismo espiritual" se ocupe de temas tales como la psicología, la filosofía, la antropología y el arte. Y he elegido el término "integral" para representar este enfoque global porque integral significa integrador, inclusivo, global y equilibrado. La idea es aplicar la orientación integral a los diversos campos del quehacer y del conocimiento humano (incluyendo la integración entre la ciencia y la espiritualidad). Este enfoque integral no sólo resulta imprescindible para el campo de la política, sino que también modifica profundamente nuestra concepción de la psicología y de la mente humana, de la antropología y de la historia humana, de la literatura y del significado del ser humano, de la filosofía y de la búsqueda de la verdad, aspectos todos ellos que en mi opinión se ven profundamente afectados por un enfoque integral que trata de rescatar lo mejor de todos ellos y de entablar un diálogo mutuamente enriquecedor.

Fuentes:

Por Ken Wilber



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