domingo, 21 de diciembre de 2008

Aportes de la Filosofia Perenne, la Física Cuántica y la Psicología

La confusión: El estigma de nuestros días

Vivimos una época donde reina la confusión. Desde que en el siglo pasado, el filósofo alemán F. Nietzche decretó la muerte de Dios, nunca se había sentido tanto como hoy la necesidad de creer en algo.

Quizás es porque en el presente más que en el ayer la sociedad está llegando a ser tan plenamente consciente de su propia mentira, de su hipocresía, de la rotunda falsedad de sus propios cimientos constituyentes.

A pesar de lo que muchos de los científicos que profesan desde el interior de las llamadas "Ciencias del Hombre" puedan decirnos, entiéndase, puedan hacernos creer, por no decir "obligarnos a", la historia de la Humanidad no es, ni ha sido, ni será un proceso lineal, continuo, de un estado inferior y primitivo a un nivel superior y caracterizado por el "progreso".

Muy por el contrario, dicha historia humana se nueve de manera discontinua; está hecha de saltos y caídas a través de toda una serie de procesos cíclicos de nacimiento, crecimiento, declinación y muerte.

Pero a diferencia del resto de los organismos ésta última etapa, la muerte, puede consistir en lo que todos concebimos como tal y que es la total desaparición de algo en su plena extinción, o por el contrario, puede consistir en una "trans-formación", en una "re-producción", en una "re-generación" en donde una nueva civilización "re-nace" a punto de partida de las cenizas de una ya agonizante, a semejanza de como el Ave Fénix lo hace de sus cenizas.

Pues bien, los grandes y celebérrimos científicos de antaño están demostrando hoy ser falsos profetas, vendedores de una magra ilusión en torno a un porvenir sin futuro, de un

pseudo-progreso. "La Ciencia", otrora dios único de la monoteísta civilización occidental, ha mostrado ser un ídolo con pies de barro.

Tiempo ha que cedimos toda la autoridad a "la ciencia" y hoy es ella misma la que con pavor nos dice que pusimos nuestra fe en algo erróneo, falso, fantasmagórico. A los científicos les dimos la plena responsabilidad de des-velar, de des-cubrir los misterios de la Creación, mientras que nosotros nos reservamos la rutina cotidiana de una vida sin cerebro. (Nos referimos obviamente al cientificismo positivista más que a la ciencia en su pleno sentido etimológico de "saber").

En su momento los científicos aceptaron, no si gran arrogancia, su misión. Nosotros, por el contrario, con una humildad que raya en la sumisión, escogimos representar un papel de impotencia frente a la continua complejidad de la "ciencia moderna" y a la cada vez más avasallante amplitud de la tecnología.

Pero hoy, al cabo de tres siglos, los científicos vuelven hacia nosotros y nos dicen -aunque sin admitirlo plenamente- que han fallado en su tarea. Nos manifiestan que la realidad no existe tal como nosotros creemos, que es tan sólo una proyección mental, una creación nuestra. Repiten, aunque sin querer afrontarlo, una significación del más pleno misticismo tanto oriental como occidental, ejemplificado en las sabias palabras de Buda cuando expresó: "Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos hacemos el mundo". 0 como más contemporáneamente, el brujo yaqui don Juan dijera a Carlos Castaneda: "Sostenemos el mundo con nuestro diálogo interno".

Esto nos conduce a la sensación de que el suelo sobre el cual creíamos estar firmemente apoyados se disuelve, cede ante nuestros pies y tan sólo queda la nada. 0 aún peor, ni siquiera queda nada. Ello conlleva el angustioso sentimiento de que hemos sido engañados, de que no podemos creer en nadie salvo en nosotros mismos, en nuestra propia experiencia e intuición, en nuestro "awareness" como dirían los gestaltistas, pero lamentablemente no hemos sido educados para ello.

De ahí nuestro gradual y progresivo proceso de disociación esquizofrénica y esquizofrenizante que vamos experimentando y del que vamos siendo (sintiéndonos) víctimas por parte de una sociedad que presenta similar aunque mayor grado de disociación.

El paradigma de la New Age

Un paradigma es una forma de estructurar la realidad; consiste en las "lentes" mediante las que configuramos la percepción, las respuestas y creencias a través de las cuales creamos la realidad que nos rodea y que somos. En una palabra, son hipótesis que brindan los supuestos sobre los que se basan los puntos de vista acerca de la naturaleza del mundo (y del Universo todo). El problema surge cuando estos paradigmas se esclerotizan, se tornan rígidos e inmutables, convirtiéndose así en "paradigmas normativos" al decir de T. Wilson, es decir, pasan a ser filtros conceptuales y marcos referenciales que condicionan la manera "natural y sensata" de ver las cosas.

En este sentido, el paradigma "occidental" de los últimos tres siglos ha sido el paradigma newtoniano-cartesiano que ha concebido al Universo como de naturaleza material, contemplándolo de una manera atomística y reduccionista, buscando la naturaleza fundamental y última de la materia a través de la descomposición en sus partes componentes y dando por sentado que dichas partes existen en tanto entidades separadas y aisladas.

Pero nuestra especie se ha vuelto arrogante, contemplándonos como si la Tierra fuera nuestra y pudiéramos hacer con ella lo que quisiéramos. "Creemos" que nosotros somos conscientes y que el Universo no lo es. Nos consideramos con derecho de y a conquistar (observase bien la connotación semántico-emocional que dicho término lleva implícito), "nuestro" planeta y el espacio infinito; a explotar (otro término con una particular connotación) a la naturaleza en beneficio de la máxima creación: el ser "humano".

No existe el respeto cuando mutilamos y matamos a otros seres en aras de un pretendido "progreso"; tampoco existe respeto cuando creamos situaciones en las que millones de personas pasan hambre, mientras almacenamos alimentos y arrojamos la leche por los desagües, o cuando tiramos cosechas enteras para aumentar los precios. No hay respeto cuando contemplamos la vida como una batalla que produce ganadores y perdedores; explotadores y explotados. En la pugna contra la naturaleza estamos descubriendo gradualmente que hemos estado luchando contra nosotros mismos.

En base a lo anteriormente expuesto, tengamos presente que este fin de siglo y culminación de un milenio ha implicado también un "fin del mundo", pero depende de nosotros el que sea de naturaleza catastrófica o realizadora, negativa o positiva.

Orientado a un nuevo período en la historia de la Humanidad se está forjando un nuevo paradigma que tenga, como esencia, la sabiduría taoísta de actuar en armonía con el ritmo natural del Universo. Paradigma que ha de basarse en enseñarnos y hacernos comprender que las fuerzas que pueden unirse para destruirnos son las mismas que pueden favorecer el desarrollo individual y social.

En este sentido, al hablar de "fin del mundo" no necesariamente se está queriendo significar la desaparición del planeta y de la especie humana, aunque si la culminación de un mundo de ideas, concepciones, paradigmas y "ciencias" de manera tal que otras nuevas y diferentes comiencen a imperar. Esto no implica que también hayamos podido arribar a un fin de milenio de carácter apocalíptico, puesto que nunca como hoy se habían alcanzado niveles de angustia, de descontento, de depresión y desesperación como los nos invaden hoy día, así como la capacidad destructiva que la "tecnología" ha depositado en nuestras manos. Hacia que lado se incline el fiel de la balanza dependerá de nuestra responsabilidad, entendida ésta como "habilidad para responder".

Reconocido esto veamos cuáles son los principales pilares filosófico-epistemológicos sobre los cuales ha de asentarse este nuevo paradigma.

La Filosofía Perenne

Dice Aldous Huxley: "Philosophia Perennis: la frase fue acuñada por Leibniz; pero la cosa -la metafísica que reconoce una Divina Realidad en el mundo de las cosas, vidas y mentes; la psicología que encuentra en el alma algo similar a la Divina Realidad, o aún idéntico con ella; la ética que pone la última finalidad del hombre en el conocimiento de la Base inmanente y trascendente de todo el ser-, la cosa es inmemorial y universal". "La Filosofía Perenne se ocupa principalmente de la Realidad una, divina, inherente al múltiple mundo de las cosas, vidas y mentes. Pero la naturaleza de esta Realidad es tal que no puede ser directa e inmediatamente aprehendida sino por aquellos que han decidido cumplir ciertas condiciones haciéndose amantes, puros de corazón y pobres de espíritu... Análogamente, nada, en nuestra experiencia diaria, nos da mucha razón de suponer que la mente del hombre sensual medio posea, como uno de sus ingredientes, algo que se parezca a la Realidad inherente al múltiple mundo o que sea idéntico con ella, sin embargo, cuando esa mente es sometida a cierto tratamiento harto duro, el divino elemento, de que, por lo menos en parte, está compuesta, se pone de manifiesto, no sólo para la mente misma, sino también, por su reflejo en la conducta externa, para otras mentes".

En otra obra dice este mismo autor: "En el núcleo de la Filosofía Perenne encontramos cuatro dogmas fundamentales.

Primero: el mundo fenoménico de la materia y la conciencia individuada -el mundo de las cosas, los animales, los hombres y aún los dioses- es la manifestación de un Fundamento Divino dentro del cual tienen su ser todas las realidades parciales, en tanto que separadas de él no tendrían existencia.

Segundo: los seres humanos no sólo son capaces de conocer por inferencia este Fundamento Divino sino que también pueden percibir su existencia por una intuición directa, superior al razonamiento discursivo. Este conocer inmediato une al conocedor con lo conocido.

Tercero: el hombre posee una naturaleza doble, un ego fenoménico y un Ser eterno que es el hombre interior, el espíritu, el destello de divinidad en el alma. Si así lo desea, el hombre puede identificarse con el espíritu y por tanto con el Fundamento Divino, que es de naturaleza igual o parecida a la del espíritu.

Cuarto: la vida del hombre en la tierra tiene un solo fin y propósito: identificarse con su Ser eterno para llegar así al conocimiento unitivo del Fundamento Divino".

Consideramos que esta fundamentación de los preceptos de la Filosofía Perenne son por demás explicativos como para extendernos aún más en su consideración.

La Holonimia

"La holografía es un método de fotografía sin lente en donde el campo de onda de luz esparcido por un objeto se recoge en una placa como patrón de interferencia. Cuando el registro fotográfico -el holograma- se coloca en un haz de luz coherente como el láser se regenera el patrón de onda original. Aparece entonces una imagen tridimensional.

Como no hay ninguna lente de enfoque, la placa aparece como un patrón absurdo de remolinos. Cualquier trozo del holograma reconstruiría toda la imagen". En este sentido el cerebro sería un holograma que interpreta un Universo holográfico.

Dice David Bohm con respecto a su teoría del "orden implicado": "Uno llega a un nuevo concepto de inquebrantable totalidad que niega la idea clásica del análisis del mundo en partes existentes por separado e independientes... Hemos invertido el concepto clásico usual de que las "partes elementales" independientes del mundo sean la realidad fundamental, y que los diversos sistemas sean meramente formas y ordenaciones contingentes particulares de estas partes. Más bien decimos que la inseparable interrelación cuántica de todo el Universo es la realidad fundamental, y que las partes que funcionan relativamente independientes son simplemente formas contingentes y definidas dentro de todo este conjunto".

Pero esta concepción de Bohm supera a la analogía con el holograma, a través de la creación del concepto del "holomovimiento" en el sentido de que existimos en un Universo dinámico que a través del holomovimiento se pliega y se despliega creando así el Universo no manifiesto, y así el cerebro captaría esas frecuencias procedentes del Universo implicado, construyendo matemáticamente "una realidad". El cerebro es un holograma que interpreta un Universo holográfico.

Por su parte Danah Zohar expresa que esta concepción presenta dos graves limitaciones -de las cuales expondremos sólo una-, que la hacen fracasar: "Si el cerebro es un holograma que percibe y participa de un universo holográfico, "¿quién mira el holograma?". El propio holograma no es otra cosa que una fotografía poco habitual, que por sí misma no es capaz de ninguna percepci6n..."

La Física Cuántica

De acuerdo a la Mecánica Cuántica, el mundo físico es, al decir de H. Stapp: "...no una estructura construida a base de entes independientes y no analizables, sino más bien, una red de relaciones entre elementos cuyo significado surge de manera total de sus correlaciones con la totalidad".

Esto significa, como dice G. Zukav que: "Nosotros mismos damos realidad, hacemos que se realice el universo. Puesto que nosotros formamos parte del Universo esto nos convierte, a nosotros y al universo, en autorealizantes".

Como dijera Werner Heisenberg: "Lo que observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación".

Las implicaciones de la teoría cuántica para la construcción de un nuevo paradigma que nos ayude a comprender la realidad emergen claramente de las palabras del físico danés Niels Bohr: "La gran tensión de nuestra experiencia en los últimos años ha traído a la luz la insuficiencia de nuestras simples concepciones mecánicas y, como consecuencia, ha hecho tambalearse el cimiento en el que la acostumbrada interpretación de la observación estaba basada".

Recordemos las sabias palabras de Buda: "Con nuestros pensamientos hacemos el mundo". Dice G. F. Chew: "Nuestra lucha actual con la física superior podría,... ser tan sólo un anticipo de una nueva forma de conducta intelectual humana, que no sólo está fuera de la física, sino que ni siquiera puede ser descrita como "científica".

En resumen, de acuerdo a la física cuántica el acceso al mundo sensorio se realiza a través y mediante la experiencia llevada a cabo por un "yo", es decir, que lo que experimentamos no es la realidad en sí sino nuestra interacción con ella.

La teoría cuántica nos presenta de esta manera una forma de concebir al Universo según una perspectiva de sistémica, poniendo énfasis en la interrelación e interdependencia de todos los fenómenos, así como en la naturaleza intrínsecamente dinámica de la realidad "física", lo que nos conduce a la forja de un paradigma que se base en una concepción del Universo de naturaleza holistica, no fragmentada, ecológica.

La Psicología Transpersonal

La Psicología Transpersonal es la cuarta fuerza en Psicología luego del Psicoanálisis, el Conductismo y el Movimiento del Potencial Humano. En este sentido, busca una expansión del campo de la Psicología hasta incluir el estudio de los llamados "estados trascendentales" o (a mi entender mal llamados) "estados alterados de conciencia".

Dijo Eddington: "Tenemos dos clases de conocimiento que yo llamo conocimiento simbólico y conocimiento íntimo... Las formas de razonamiento más habituales sólo han sido desarrolladas para el conocimiento simbólico. El conocimiento íntimo no se somete a la codificación y al análisis, o mejor dicho, cuando intentamos analizarlo, las intimidades se pierden y son reemplazadas por el simbolismo".

Además, como sabiamente expresara William James: " ... nuestra conciencia normal de vigilia... no es más que un tipo especial de conciencia separada de todo lo que la rodea por la más tenue de las pantallas, más allá de la cual hay formas potenciales de conciencia enteramente diferentes. Podemos ir por la vida sin sospechar su existencia; pero si se aplica el estímulo necesario, basta un toque para que estén ahí, totalmente completas...

No puede ser completa ninguna visión del universo en su totalidad que deje de considerar estas otras formas de conciencia. La cuestión es cómo hay que considerarlas. En todo caso, nos prohíben cerrar prematuramente nuestras cuentas con la realidad".

De esta manera, la Psicología Transpersonal busca superar la limitación expresada por Schumacher cuando manifiesta que: "Nada hay más difícil que tomar conciencia críticamente de los presupuestos de los propios pensamientos... Todo pensamiento puede ser escrutado en forma directa, excepción hecha del pensamiento mediante el cual escrutamos".

La Psicología Transpersonal se apoya en las tres corrientes anteriormente mencionadas, pero abre su espectro de manera de incluir las propuestas de la física cuántica, la teoría de la relatividad, la Holonimia, y toda la filosofía expuesta por los místicos occidentales y orientales de todos los tiempos.

El Holoparadigma

El "Holoparadigma" (neologismo de acusación tan reciente como lo son estas palabras), hace referencia a la génesis de un paradigma que abarque como concebía San Buenaventura, los "tres ojos del conocimiento": el" ojo de la carne" (empirismo); "el ojo de la mente" (ciencias humanas, filosofía, hermenéutica); y el "ojo de la contemplación" (filosofías trascendentales), y que no se base sólo en uno de ellos, pues conduciría a "error categorial", es decir, a que uno de los "ojos" se erigiera como regente de todo posible "conocimiento".

Un claro ejemplo de "error categorial" es el del cientificismo positivista en que el "ojo de la carne" se impone ante los restantes ojos, afirmando que todo aquello que no puede ser pasible de verificación empírica no existe. Para no caer en tal "error categorial", este "ojo" debería establecer que todo lo que no es pasible de verificación experimental no puede ser conocido empíricamente a través de los órganos sensorios o sus ampliaciones instrumentales, lo que no implica que pueda ser conocido a través y mediante alguno de los otros dos "ojos".

En este orden de cosas, el "Holoparadigma" debería establecer una interrelación dinámica y equilibrada entre estos tres "ojos", fundamentándose así en un conocimiento de la realidad que tenga como preceptos esenciales el respeto y el amor hacia el Universo todo, considerándolo como un Ser vivo, que también siente y piensa, y del cual somos parte co-constitutiva y constituyente.

Así lograremos una visión de la realidad que como expresaba Gadamer no subsuma el objeto al sujeto, ni el sujeto al objeto.

Esta concepción paradigmática contribuirá a la concepción del Universo como una "danza cósmica" de Energía, manifestándose mediante infinidad de variaciones, nombres y planos y fundamentalmente a la comprensión que el hombre ha de tener en cuanto a su participación en el "juego divino"'.

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Introducción

"Apenas somos conscientes de la extraordinaria singularidad de nuestra propia postura, de modo que nos resulta muy difícil admitir el hecho evidente de que haya existido un consenso filosófico único, de amplitud universal, que ha sido sostenido por muchos (hombres y mujeres) que han compartido las mismas experiencias y han transmitido esencialmente la mismas enseñanzas, hoy o hace seis mil años, y desde Nuevo México en el Lejano Oeste hasta Japón en el Lejano Oriente."
Alan Watts.


Siempre ha habido un modelo ortodoxo de pensamiento difundido por alguna institución encargada de inventar y pregonar el discurso de valores dominante. Hoy, para muchos, la nueva iglesia es la ciencia, y su ética, el neoliberalismo. Con la llegada de la modernidad el universo se ha transfigurado en un continuo material de átomos ilustrados y el hombre en un azaroso subproducto de los caprichos de la evolución.

La mente humana es un molesto epifenómeno que no tiene cabida en las nuevas ecuaciones de control. Cualquier rastro de significado se ha diluido en el magma gris de un mundo neutro. Estamos en la era del cyberhombre unidimensional. Dios ha muerto y su criatura agoniza huérfana de Ser. Este ha sido uno de los legados de la modernidad. Desechando los viejos mitos, hemos exiliado nuestra humanidad a un cementerio de residuos industriales.

Pero, al margen del Pensamiento Único, a pie de página del discurso dominante, por encima de modas o intereses, sobrenada lo que, para muchos, ha sido la Verdad. Una Verdad que necesariamente ha de ser Única, inmutable e idéntica a sí misma. Una Verdad que, a pesar del actual eclipse de valores, nunca ha dejado de brillar.

Y lo que es más, esa Verdad ha sido conocida y difundida durante la mayor parte de la historia. Estoy hablando de un acuerdo filosófico universal que conforma un corpus que, arropado por los diferentes lenguajes de cada tradición, palpita, siempre igual a sí mismo, en el corazón y en la palabra de todos los hombres sabios.

Este consenso es el centro de la esfera, la médula viva de cualquier enfoque perenne de la sabiduría: un núcleo común, un mismo tronco, una misma estructura profunda que se manifiesta de diferentes formas en cada momento histórico particular, pero que hermana a la mayoría de las tradiciones de pensamiento universal: budismo, hinduismo, cristianismo gnóstico y patrístico, sufismo, platonismo, filosofía griega... Todas las líneas de conocimiento (que no las de fe) están de acuerdo en lo esencial y de ellas se desprende una misma y única enseñanza: la sophía perennis.

Esta Sabiduría alcanza su máximo en torno al siglo VI a.c. –el siglo de Buda en Oriente, Lao Tse en China, Zoroastro en Persia y los presocráticos en Occidente– y recorre toda la antigüedad. El término philosophia perennis es rescatado por Leibniz de los escritos del teólogo medieval Augustine Steuch y más tarde popularizado por Aldous Huxley. La philosophia perennis es la fuente original, el alma que nutre, de una u otra manera, la gran mayoría de las escuelas filosóficas de todos los tiempos.

Muchos son los mimbres que entretejen esta estructura iniciática y holográfica en la que cada hebra implica y necesita a todas las demás como en un prisma perfecto. Sólo hay que empezar a tirar del hilo, perderse en el laberinto, atravesar el portal de la sabiduría en busca de la llama del grial.

1. No creas en nada: conoce, constata y verifica.
En todo saber, lo primero es el método. Y en el Saber de los saberes, el método sólo puede ser el más estricto de los métodos científicos. Puesto que buscamos conocimiento y no fe, necesitaremos pruebas, evidencias y datos en lugar de dogmas o creencias. La fe es contraria a la sabiduría, ya que no hay necesidad alguna de creer en aquello que ya se conoce. En palabras de Buda: "No creas en nada ni en nadie, sólo en aquello que puedas verificar y constatar por el análisis de la razón y la luz de tu consciencia". Éste es, sin duda, el más exigente de los métodos experimentales. La verdad sólo habita en la propia consciencia. Utilízate a ti mismo como laboratorio de pruebas, y que la sinceridad y la autenticidad sean el único criterio de verdad. Aprende a desarrollar la tecnología interior, endógena, a través del control de la propia mente. Y cuando domines tu mente, sabrás quién maneja los hilos del autómata. El Ser se revelará como condición única de la existencia y de tu existencia. Sabrás, en definitiva, quién eres tú.

2. Vive anclado en el presente. Aquí y ahora: esa es la única realidad.
Haz las cosas por sí mismas (el futuro y el pasado no existen), sigue el imperativo categórico y nunca busques provecho personal, ya que la consciencia, la Vida que riega todos los seres, es la misma vida que tú compartes y todo lo que le hagas al prójimo te lo estás haciendo sólo a ti mismo. El Yo Soy último, el testigo del teatro de la consciencia, el Ser que arde detrás de ti, es el mismo Ser en cada hombre. Cuando alguien dice "soy" se refiere al mismo "soy" que tú eres. Sólo cambia la perspectiva, lo esencial (lo invisible) siempre permanece. La aparente diversidad de lo real no es más que un juego de espejos, una ilusión de simetría, una figura geométrica que brilla en el fondo del caleidoscopio. La unidad es la condición de la multiplicidad. Los muchos son el uno.

3. Ámalo todo porque Tú eres Todo.
Todo está interrelacionado en un único gran proceso. Mi cuerpo o mi cerebro se componen –son– del mismo polvo de estrellas que constituye la roca, el árbol o el río y están en continua interrelación con el entorno. Nada está cerrado ni es independiente, sino que todos los sistemas se entrecruzan. Todo carece de esencia propia, pues el ser de las cosas lo impongo yo desde mi mente lógica y lingüística. No hay distancia entre el sujeto y el objeto. Si Yo me apago, todo se apaga. Cualquier frontera es artificial, no hay dentro ni fuera ni arriba ni abajo, principio ni final. En el Ser no hay fracturas ni hiatos, sólo pura esencia. Pensarte como un ego separado, como un ser cognitivo independiente no es más que una ilusión, un velo, una mentira.

4. Tu esencia es el vacío.
El espacio no está en ninguna parte (puesto que si así fuera estaría en más espacio), y el tiempo no transcurre en ningún sitio. Tú eres aquel que observa el tiempo y el espacio (el ojo que puede verlo todo menos a sí mismo) y por lo tanto ni eres tiempo ni eres espacio: eres eternidad y vacío, el receptáculo del devenir, el lugar donde los acontecimientos suceden, el vacío donde cohabitan todas las potencias. O, por decirlo con un aforismo hindú: "tú eres sólo aquello que no se puede perder en un naufragio"; es decir, lo que permanece después de haberte despojado de tus posesiones, de tu cuerpo y de tu mente. El desapego es el único camino de conocimiento: el que no quiere nada, ya lo tiene Todo.

5. Finalmente, sé quien eres.
Despertar la sabiduría interior implica el más exigente examen de sinceridad con uno mismo para conocerse y vivenciarse con integridad y coherencia. Sé igual a ti mismo, es decir, sé fiel a la naturaleza de las cosas porque tú no eres más que un hilo enhebrado al tejido inconsútil del Kosmos: las nubes vuelan en tu cabeza y el océano fluye, literalmente, por tus venas. Tu corazón es el anima mundi y tu rostro, el rostro original del universo. Reconócete como esencia y como consciencia y atrévete a ser quien eres.


Hemos visto una aproximación parcial y sesgada de las infinitas formulaciones posibles de la filosofía perenne, ya que el sentido último de la existencia está más allá de la lógica de las palabras. El lenguaje no es más que una mera parte y por lo tanto nunca puede apresar al Todo, aunque sí pueda señalarlo. La Verdad es inexpresable, amorfa e inefable (que no incognoscible) y se concreta y cristaliza para cada buscador en un perpetuo baile de disfraces.

Hay que señalar que estas enseñanzas no constituyen una filosofía a la manera occidental, es decir, un mero conocimiento especulativo, sino que configuran una auténtica gnosis teórica y práctica. La sabiduría debe experimentarse y actualizarse en cada hombre y los métodos para conseguirlo son variados: meditación, yoga, enteogenia… Pero estos no son más que apoyos, muletas y herramientas, que facilitan el camino de la transformación interior, de la muerte del pequeño ego y del nacimiento del auténtico Yo profundo.

El premio final que espera al que se embarque en el camino de la sabiduría no puede ser más suculento: se trata de la felicidad verdadera y de la libertad incondicionada. Una serenidad que no depende de las fluctuaciones exteriores sino que es la condición misma de toda condición, el sustrato eterno sobre el que se despliega la exhuberancia del Espíritu. Más allá del reino de los fenómenos descansa la luz de la felicidad. La vida se sustenta sobre la tramoya invisible de la eternidad en cuyo reino la sabiduría y la felicidad, el deber y el querer, se confunden en un único y comprehensivo abrazo, un juego cósmico, una danza universal a la que todos estamos invitados. Gnosce Te Ipsum.

Fuentes:

Rafa Millán

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Filosofía perenne y Realidad divina

Cuando decimos que el secreto de la felicidad es desear lo que se tiene, damos a entender que la vida corriente es rica y profunda y que es suficiente por sí misma. Anteriormente hemos dicho: "Éste es el presente precioso." Podríamos llamarlo también "sagrado". Desear lo que se tiene es pensar, obrar y sentir como si la vida corriente fuera sagrada. Algunos filósofos pueden afirmar que la vida corriente no es inherentemente sagrada, pero que nosotros la hacemos sagrada al vivirla como tal. Otros pueden afirmar que su carácter sagrado siempre ha estado allí, pero que normalmente lo pasamos por alto. No sé quién tiene la razón. Opino que no importa.

La idea de que la vida corriente es sagrada tiene una historia larga y respetable. La mejor exposición de esta idea y de su historia fue la que hizo Aldous Huxley en su libro "La Filosofía Perenne", cuya primera edición inglesa apareció en 1945. Todavía se publican nuevas ediciones de este libro, que es muy respetado por teólogos y filósofos. Huxley tomó el término "Filosofía Perenne" de Gottfried Leibniz, filósofo y matemático del siglo XVII que observó que, al parecer, en todas las religiones (fuera cual fuese la época y el lugar donde surgieran) se repetían ciertas ideas fundamentales. Huxley describe exhaustivamente los elementos de la Filosofía Perenne y cita a maestros de todas las religiones para poner de manifiesto las semejanzas subyacentes entre sus ideas.

Según Huxley, la Filosofía Perenne tiene tres elementos esenciales. En primer lugar, las cosas corrientes, las vidas corrientes y las mentes corrientes están compuestas de un material divino. En segundo lugar, en el núcleo de cada cosa viva se encuentra un trozo de la Realidad divina. En tercer lugar, la tarea más importante de la persona es descubrir la divinidad de las cosas corrientes, de las vidas corrientes y de las mentes corrientes y descubrir su identidad con la Realidad divina. Huxley indica que la exposición más clara de la Filosofía Perenne fue la que apareció hace 2.500 años en las enseñanzas de Gautama Buda, pero que desde entonces se ha expresado repetidamente en todas las tradiciones religiosas y en todas las lenguas importantes de Europa y de Asia.

La Filosofía perenne contrasta marcadamente con casi todas las ideas religiosas populares contemporáneas. Según la Filosofía Perenne, la Realidad divina no tiene por qué hacer nada. Simplemente, está allí. No necesariamente libra del peligro a un avión o hace que otros se estrellen. No necesariamente creó el universo ni lo sustenta. Según la Filosofía Perenne, la vida después de la muerte es una cuestión sin importancia. La cuestión esencial es si llegaremos alguna vez a estar plenamente vivos antes de morir.

Las personas acostumbradas a la religión popular contemporánea podrían dudar del valor de una religión basada en la Filosofía Perenne. Algunos lectores se preguntarán: "¿De qué sirve un Dios así? ¿De qué sirve un Dios que no hace nada?"

Creo que esta pregunta surge de un mal entendimiento de lo que significa "la Realidad divina", como la llama Huxley. Podría llamarse de muchos otros modos. El Buda habló de "lo Absoluto" o de "lo No Nacido". Podríamos utilizar el término "Ser Supremo". En las escrituras hebreas la deidad se designa con un nombre compuesto únicamente de letras mudas. Y, naturalmente, siempre podemos contar con el nombre tradicional "Dios". Por comodidad y por claridad, me quedaré con el término de Huxley. Seguramente sea propio de la naturaleza humana concebir a la Realidad divina como un ser que de algún modo tiene forma humana y funcionamiento humano, como si la realidad divina fuera un rey o un padre infinitamente poderoso y lleno de amor. En realidad, yo mismo caigo en ello. No es casual que en el

Cristianismo, en el judaísmo y en otras religiones se llame con tanta frecuencia a la Realidad divina "Rey de Reyes", "el Señor" y "Padre nuestro", aparte de los nombres "Madre Divina", "Madre Naturaleza" y otros nombres similares que se aplican a las diosas.

No quiero discutir con las personas que quieren seguir concibiendo de este modo a la Realidad divina, pero debo señalar algunos problemas que puede dar tal concepción. Los buenos padres y los buenos reyes nos protegen e intentan concedernos al menos algunos de nuestros deseos. Cuando nos imaginamos que la realidad divina tiene una naturaleza similar, podemos llegar fácilmente a pasarnos la vida entera esperando que la Realidad divina nos gratifique del mismo modo. Así, el natural impulso religioso humano puede llevarnos a pasar la vida entera preocupados por el deseo de Más y a sufrir en consecuencia.

Pero existen otras maneras de concebir la Realidad divina. Estas otras maneras tienden a fomentar la renuncia más que el deseo. Tienden a movernos a desear lo que tenemos.

La filosofía de desear lo que tenemos se apoya en el supuesto de que en el mundo existe belleza, significado, verdad, amor y misterio en todas las ocasiones y bajo todas las circunstancias, aunque a veces sea difícil percibir estas cosas, o incluso imaginarlas. Si yo no aceptara este supuesto, habría hecho un escrito muy diferente, que podría haber titulado Vencer o morir. La belleza, el significado, la verdad, el amor y el misterio no se limitan a añadir sus respectivas cuotas de bondad a la vida. El todo es mucho mayor que la suma de sus partes. La belleza, más el significado, más la verdad, más el amor, más el misterio, equivalen a algo imponente, sin nombre e inconcebible. A ese algo podríamos llamarlo Realidad divina. Cuando yo me imagino a la Realidad divina, veo la mano derecha de una figura humana inmensa y reluciente. Los dedos de la mano son la belleza, el significado, la verdad, el amor y el misterio. Me imagino que sus otros dedos, sus otros miembros, sus órganos internos y su rostro son fuerzas igualmente importantes, pero que yo no puedo nombrarlas ni concebirlas.

Lo que representa la gran figura reluciente es la Realidad divina tal como la reconoce la Filosofía Perenne. Este concepto de la Realidad divina nos mueve a desear lo que tenemos. Y por eso desear lo que tenemos puede ser mucho más que un método de autoayuda psicológica. Al cabo, desear lo que tenemos es una forma profunda de culto.

A algunos lectores quizás les cueste todavía apreciar el valor de una Realidad divina que no se ocupa de las cuestiones humanas como lo haría un buen rey o un buen padre. Otra manera de abordar el problema es preguntarse: ¿Qué valor tienen una lluvia de estrellas fugaces, una sinfonía, una buena carcajada, una poesía, el canto de un pájaro, un acto de amabilidad desinteresada o la sonrisa de un niño? Estas cosas son valiosas porque, de manera callada y persistente, dan significado a la vida. No todo el mundo percibe el mensaje de una lluvia de estrellas fugaces o de una sinfonía, no todo el mundo es capaz de apreciar los actos de amabilidad desinteresada o las buenas carcajadas. Las personas que son capaces de apreciar estas cosas son benditas. A las que no son capaces de apreciar estas vivencias les valdría la pena aprender a apreciarlas. Si no son capaces de aprender o no lo intentan, tienen encima una maldición cuyo alcance no comprenden.

Según la Filosofía perenne, la Realidad divina debe ser conocida directamente. No es posible explicarla ni describirla. ¿Cómo podríamos describir una carcajada en un mundo en que no se conociera la risa, o una sinfonía en un mundo donde no se hubieran inventado todavía la másica? No obstante, muchas personas intuyen la Realidad divina y albergan la esperanza secreta de conocerla algún día.

Fuentes:

LA PÁGINA DE LA VIDA


La filosofía perenne

El tema de este artículo es una breve exploración del voluminoso texto “La filosofía perenne” (1946) en donde toca temas metafísicos: “parte de la filosofía que trata del ser en cuanto tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras” (DRAE). No vamos a centrarnos en discusiones sobre qué es la metafísica, sino, leeremos breves citas selectas incluidas en el texto del incomparable estudio de Huxley.

“La bondad no necesita penetrar en el alma, pues ya está en ella, aunque no se perciba”.
Teología Germanica

“Cuando Diez Mil cosas se ven en su unidad, volvemos al Origen y nos quedamos donde estuvimos siempre”.
Sen T’sen

“¿Quién es Dios? No se me ocurre mejor respuesta que ‘Aquel que es’. Nada es más apropiado a la eternidad que Dios es. Si llamas a Dios bueno, o grande, o bendito, o sabio, o cualquiera otra cosa de tal clase, está todo incluido en las palabras ‘Él es’”.
San Bernardo

“¡Cielos, continuad el trato!/ Sienta el hombre superfluo, alimentado/ por sus pasiones que esclaviza/ vuestra ordenanza, que no ve/ porque no siente, pronto vuestro poder”.
Shakespeare

“El amor es infalible; no tiene errores, pues todos los errores son faltas de amor”.
William Law

“ El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener gran desnudez y padecer por el Amado”.
San Juan de la Cruz

“Cuando el corazón llora por lo que ha perdido, el espíritu ríe por lo que ha encontrado”.
Anónimo aforismo sufí

“¿Qué estás charlando acerca de Dios? Cualquier cosa que tú digas de Él es falsa”.
Eckhart

“Con la lámpara de la palabra y el discernimiento débese ir más allá de la palabra y del discernimiento y entrar en el camino del advenimiento”.
Lankavatara Sutra

“Vende tu astucia y compra asombro; astucia es mera opinión, maravilla es intuición”.
Jalal-uddin Rumi

“En otras criaturas vivientes, la ignorancia de sí es naturaleza; en el hombre, es vicio”.
Boecio

“El hombre es hecho por su creencia. Según cree, así es”.
Bhagavad Gita

“Es la mente lo que da a las cosas su calidad su fundamento y su ser. A quienquiera que hable u obre con mente impura, el pesar le sigue, como la rueda sigue los pasos del buey que arrastra la carreta”.

“Como una abeja que recoge miel de distintas flores, el hombre prudente acepta la esencia de las distintas Escrituras y ve sólo lo bueno de todas las religiones”.
Del Srimad Bhagavatam

“El que sabe no habla; el que habla no sabe”.

“El perro que ladra; la Caravana pasa.”
Proverbio árabe

“Por mi parte, la única perfección que conozco es un cordial amor a Dios y el amar al prójimo como a sí mismo. La caridad es la única virtud que rectamente nos une a Dios y al hombre. Tal unión es nuestro objetivo final y todo el resto es mero engaño”.
Jean Pierre Camus

“Si volimus non redire, currendum est. (Si no queremos retroceder, debemos correr”.
Pelagio

“Si dijeses: ‘Ya basta; alcancé la perfección’ todo está perdido. Pues es función de la perfección hacer que uno conozca su propia imperfección”.
San Agustín

“Estas obras (de misericordia), aunque sólo sean activas, ayudan mucho, y disponen al hombre, en el comienzo a alcanzar después la contemplación”.
Walter Hilton.

Tomado de:
Huxley A. (1967). "La filosofía perenne"


En la 'Introducción', Aldous Huxley nos anticipa el significado y contenido de esta obra:

"Philosophia Perennis: la frase fue acuñada por Leibniz; pero la cosa -la metafísica que reconoce una divina Realidad en el mundo de las cosas, vidas y mentes; la psicología que encuentra en el alma algo similar a la divina Realidad, o aun idéntico con ella; la ética que pone la última finalidad del hombre en el conocimiento de la Base inmanente y trascendente de todo el ser-, la cosa es inmemorial y universal. Pueden hallarse rudimentos de la Filosofía Perenne en las tradiciones de los pueblos primitivos en todas las regiones del mundo, y en sus formas plenamente desarrolladas tiene su lugar en cada una de las religiones superiores. Una versión de este Máximo Factor Común en todas las precedentes y subsiguientes teologías fue por primera vez escrita hace más de veinticinco siglos, y desde entonces el inagotable tema ha sido tratado una y otra vez desde el punto de vista de cada una de las tradiciones religiosas y en todos los principales idiomas de Asía y Europa. En las páginas que siguen he reunido cierto número de estos escritos, escogidos principalmente por su importancia -porque ilustraban eficazmente algún punto determinado en el sistema general de la Filosofía Perenne-, pero también por su intrínseca belleza y memorabilidad. Estas selecciones están dispuestas bajo diversos títulos e incrustadas, por decirlo así, en un comentario mío destinado a ilustrar y relacionar, a desarrollar y elucidar."

INDICE DE "LA FILOSOFIA PERENNE"


Introducción
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
Eso eres tú
La naturaleza de la Base
Personalidad, santidad, encarnación divina
Dios en el mundo
La caridad
Mortificación, desprendimiento, vida recta
La verdad
La religión y el temperamento
El conocimiento de sí mismo
La gracia y el libre albedrío
El bien y el mal
El tiempo y la eternidad
Salvación, liberación, esclarecimiento
Inmortalidad y supervivencia
El silencio
La oración
El sufrimiento
La fe
Dios no es burlado
Tantum religio potuit suadere malorum
La idolatría
El emotivismo
Lo milagroso
Rito, símbolo, sacramento
Ejercicios espirituales
Perseverancia y regularidad
Contemplación, acción y utilidad social

ALDOUS HUXLEY - La Filosofía Perenne

Fuentes:



Presentamos a Aldous Huxley

Novelista y ensayista; interesado en la filosofía, el misticismo y la experiencia psiquedélica.

"Desde mi primer ensayo (...) he ido más allá de la visión
y me he internado en muchas de las experiencias de la literatura oriental y occidental:
trascender de la relación objeto-sujeto,
sentirse solidario con todo -sabiendo realmente por experiencia lo que significa "Dios es amor"-,
o sentir que a pesar de la muerte
y del sufrimiento todo está, de algún modo y en última instancia, perfectamente en orden."
(Carta de Huxley a Isherwood)


Aldous Huxley, escritor, visionario y filósofo, fue uno de los pioneros más relevantes en el campo de la psiquedelia. Nacido en el seno de una familia británica de reputada tradición intelectual, pasó su infancia entre libros, y a pesar de quedarse prácticamente ciego a raíz de una enfermedad que sufrió durante la adolescencia, su infinita curiosidad acabó por granjearle una renombrada fama de enciclopedia viviente.

El interés de Huxley por las drogas se remonta a los años 30, cuando publicó su famosa novela Un mundo feliz, en la que una droga llamada soma se convierte prácticamente en el personaje central de la obra. Por aquel entonces la actitud de Huxley ante los psicotrópicos era ambivalente. Por una parte intuía que el campo de la farmacología estaba a punto de ofrecer una sustancia que despojaría al ser humano de sus miedos, permitiéndole abrirse a la belleza de la vida; pero al mismo tiempo temía que esta promesa fuera truncada por los poderes estatales, ofreciendo un sucedáneo de encefalograma plano que no hiciera otra cosa que reforzar aun más el control del Estado sobre el individuo. Esta última hipótesis es la que presentó en Un mundo feliz, una visión pesimista del ahora presente, que según los entendidos va más allá que el tétrico 1984 de G. Orwell.

Pasaron los años y el interés de Huxley en el misticismo fue despuntando cada vez más, hasta el punto de concentrar toda su actividad intelectual en la redacción del libro La filosofía perenne, un compendio de tradiciones espirituales orientales que apuntaban hacia el reencuentro del alma humana en contraposición a la amenaza de alienación que ofrecía la técnica. La vivencia directa de la trascendencia había desaparecido de nuestra desalmada sociedad mecánica, y Huxley se preguntaba si el olvido de esta experiencia no habría sido una pérdida inestimable para el ser humano.

Fue a principios de los años 50 cuando Huxley decidió llevar a cabo su primera sesión con mescalina, el alcaloide visionario del peyote. De esta primera experiencia nació el libro Las puertas de la percepción, un ensayo sobre arte y religión destinado a revolucionar la escena americana de los años siguientes.

Hasta el mismo momento de su muerte Huxley desplegó una actividad incansable como divulgador de lo que la experiencia psiquedélica podía aportar. En su último libro, Isla, describe un mundo sumido en la neurosis de la guerra, en el que un pequeño grupo de personas que habita en una isla conserva la sabiduría de la desvelación del alma. Los pacíficos miembros de esta sociedad tienen por costumbre ingerir unas misteriosas setas en el momento del tránsito, como vehículo para iluminar este trascendente momento de la vida -Huxley fue un firme defensor de que en el momento de la muerte la persona debería tener la mente más clara que en cualquier otro momento de la vida, por lo que rechazaba la administración de opiáceos y aspiraba a la claridad aportada por los psiquedélicos-. Fiel a su propia profecía, en el momento de su tránsito, Aldous Huxley pidió a su esposa que le administrara 100 mcg de LSD, hecho que más tarde fue alabado por E. Jünger como un gesto del más alto valor psiconáutico.



viernes, 19 de diciembre de 2008

Consideraciones sobre neochamanismo y chamanismo huichol


Presentación

En este breve trabajo presento algunas reflexiones de carácter general en torno a un tema que, sobre todo a partir de la década de los años 1970, ha llamado la atención, cada vez más, a muchos antropólogos (y no antropólogos) hasta el punto de que casi es posible hablar de un área de especialización en esta disciplina. Para la antropóloga Buxó i Bey el sujeto de la antropología cognitiva "es el estudio de la naturaleza de la mente y de las formas en que dicha mente afecta a la cultura y a su vez es afectada por ésta".
Es el chamanismo un concepto no poco ambiguo que en la actualidad engloba a concepciones y prácticas muy diversas que, no obstante, giran principalmente alrededor de específicas relaciones de poder que algunos seres humanos mantienen, como intermediarios privilegiados, con el mundo natural, con la esfera de lo sobrenatural y con las muy diferentes sociedades y culturas a las que pertenecen. El aspecto cognitivo, desarrollado original y sintéticamente en Fericgla como parte de su posicionamiento teórico, de estas interacciones particulares se presenta como fundamental, puesto que se supone que a través de ellas se adquiere y manifiesta un conocimiento de carácter integral y completo, al modo de "la verdad o verdades", sobre el ser y el hacer de cada uno de los individuos, grupos o colectividades en las que el chamanismo está presente. Por otra parte, se coincide en remarcar que en cada caso, por muy variadas que sean las formas y técnicas, el acceso a ese tipo de conocimiento está limitado a ciertos miembros, aquellos que por decisión, innata o no, del destino o tras un arduo aprendizaje son capaces, de situarse en un estado psíquico o de conciencia distinto al que se considera "normal o habitual" en la correspondiente cultura. Es decir, al interior de cada uno de los imaginarios social e históricamente constituidos, la personalidad del chamán juega un papel clave.

Sin pretender abarcar exhaustivamente todos los ángulos de tan compleja temática ni mucho menos a todos los autores que de una u otra forma se han referido al chamanismo, me limito a presentar en forma más bien introductoria y divulgativa, como una forma de "pensamiento en voz alta", algunas de las muchas aristas que me parecen tan dignas como necesarias de ser pulidas y recuperadas, o simplemente reflexionadas, desde la perspectiva antropológica, ante las posiciones y opiniones de otras disciplinas y movimientos, principalmente la psicoterapia y la New Age. En una especie de primera parte me refiero a los componentes y estereotipos más frecuentes en la descripción del fenómeno chamánico, haciendo particular alusión a su relación con la medicina y desarrollando un poco más las características particulares que presenta en las sociedades urbanas y complejas actuales. En la segunda parte, a modo de comparación, sintetizo etnográficamente alguno de los elementos básicos que forman parte del sistema chamánico entre los Huicholes, pueblo indígena del occidente-noroeste de México, con el objeto de mostrar mínimamente las diferencias, similitudes y relaciones entre los dos contextos culturales.


Primera lectura

El término "chamán" procede de la lengua tungus, nos llega a través del ruso y expresa originariamente un fenómeno siberiano y central-asiático con el que se designa al maestro del éxtasis, estado anímico por excelencia de la experiencia religiosa en aquellas latitudes, aunque estudios más modernos sobre la misma área privilegian otras características. Su empleo se ha extendido por todo el mundo para referirse a los personajes que en la cultura de muchos grupos étnicos desempeñan un papel semejante, con parecidas actuaciones, como mediadores entre el mundo natural y el sobrenatural, entre el mundo de los hombres y el de los dioses o espíritus a quienes, por lo general, toma como aliados, guías o ayudantes para llevar a cabo sus hazañas, principalmente religiosas y curativas.
Roberte Hamayon se centra en la relación que establecen las sociedades chamánicas con el medio ambiente del que obtienen, sobre todo, los animales comestibles a través de la caza y del matrimonio simbólico que el chamán contrae con los espíritus de los animales: "Los espíritus son a los animales lo que el alma del hombre es a su cuerpo, son accesibles a la acción del alma humana, con el mismo estatuto"

Sólo hasta aquí llegan las generalizaciones comunes puesto que las formas que adopta cada caso en concreto ofrecen particularidades tan importantes que cuestionan el que se integren en un mismo concepto, sobre todo al tratar con términos tan difíciles de definir como "éxtasis", "trance" o "posesión". Así, Luc de Heusch distingue el chamanismo de la posesión como dos modos distintos de acercarse a lo sagrado. En el primero "el chamán conserva la integridad de su personalidad psíquica, cuyos poderes están decuplicados" y con los que mueve su alma a voluntad en busca de las que están perdidas o enfermas. La posesión sería entonces, como una especie de inversión, el descenso de divinidades o espíritus y su encarnación en alguien que pierde, ante eso, su voluntad. En ambos se puede o no presentar el fenómeno del éxtasis, de la crisis extática, que "no es jamás anárquica, está regulada como un papel teatral, se integra en un culto organizado que posee sus sacerdotes, su panteón, sus reglas estrictas". Pero para otros autores no hay tal separación y plantean que el viaje del chamán en busca del alma perdida o secuestrada requiere previamente de la posesión. Por otro lado, la noción de trance es presentada por Rouget como operativamente más adecuada que la de éxtasis, "...sería partidario de especializar el empleo de estos dos términos, reservar 'éxtasis' para cierto tipo de estados conseguidos en el silencio, la inmobilidad y la soledad, y designar por 'trance' los que se obtienen mediante el ruido, la agitación y la asociación con otros", aunque pensamos que ambos pueden estar presente en el chamanismo ya que en muchos casos incluye el ambiente ruidoso e hipnótico que suele acompañar al trance pero también el recuerdo de la memoria propia del éxtasis.

Por chamanismo se entiende entonces el conjunto de elementos, conceptuales y materiales, que pone en juego el chamán para conseguir sus propósitos, es decir, un sistema estructurado que comprende ciertas ideas, conocimientos, instrumentos y prácticas a las que se puede acceder por vías y mecanismos específicos. Los ejes de ese sistema o indicadores base son las categorías de saber/conocimiento y poder/acción, columnas, en definitiva, de todo discurso, pero que, en el caso del chamanismo se refieren a un conjunto de datos no accesibles ni demostrables por las lógicas racionales y a una serie de acciones poco normales que se suelen introducir en el ancho costal de "la magia", "lo paranormal" o lo "psi". La "eficacia simbólica" del chamanismo funciona, para Lévi-Strauss, cuando "desgarrado entre estos dos sistemas de referencias, el del significante y el del significado, el hombre solicita del pensamiento mágico un nuevo sistema de referencia, en cuyo seno pueden integrarse datos hasta entonces contradictorios". Para otros autores como Hoppal: "el chamanismo no es solamente una técnica arcaica de éxtasis, no sólo una fase evolutiva temprana de la religión y no sólo una manifestación psicomental, sino un complejo sistema religioso".

La propia historia del estudio del chamanismo y el seguimiento de las aportaciones de los siempre más numerosos antropólogos, psicólogos y doctores dedicados a la construcción del "discurso chamánico", nos muestran una forma peculiar de percibir la otredad, una labor especial y única que suele conducir a cambios, tanto de actitudes como de paradigmas cognoscitivos, en el observador y a modificaciones en su comprensión del poder. Fruto también de la reivindicación étnica y producto de experiencias muy particulares, el chamanismo se impone como la visión que de lo sagrado tiene alguien, el maestro, el don Juan, el informante, alguien que nos habla de una realidad distinta a la que normalmente pertenecemos o experimentamos. La relación con lo indígena, el trabajo de campo, se convierte entonces, más que nada, en un proceso de aprendizaje en donde el alumno es el etnólogo, éste un testigo y los conceptos, definiciones y explicaciones privilegiados proceden de las percepciones de los sujetos que se quiere conocer y no del sistema cultural al que pertenece el investigador. El papel del informante ocupa entonces una posición distinta al de simple transmisor o intermediario entre el antropólogo y el grupo que estudia para ocupar una relación más íntima y no exenta de conflictos que requiere, entre otras cosas, revisar las técnicas y concepciones metodológicas basadas excesiva o exclusivamente en la aprehensión de "la objetividad". Por ejemplo, Sharon destaca la amistad y el aprendizaje como las relaciones fundamentales que le permitieron realizar su estudio sobre el curandero peruano Eduardo.

Desde la perspectiva del saber, el chamanismo es un camino hacia el conocimiento de uno mismo o autoconocimiento: "...nosotros no necesitamos que nadie nos enseñe la brujería porque en realidad no hay nada que enseñar. Lo que necesitamos es un maestro que nos convenza de que existe un poder incalculable al alcance de la mano" _ Castaneda, una senda iniciática que intenta despejar la tal vez primera gran pregunta trascendente propiamente humana: ¿quién soy?; y, seguramente la primera gran tentación: ¿quién puedo ser? El chamán, para responder, mira a su alrededor y entona un canto, una llamada, una invocación que le va a permitir abrirse camino entre las páginas invisibles que guardan la historia de su grupo y los secretos de la naturaleza (visible e invisible) en el que vive. Desde la perspectiva del poder, el generalizado recurso a ciertas plantas, por ejemplo, y a otros utensilios son como instrumentos para el chamán, aliados o intermediarios que muestran y demuestran su fuerza al controlar e interpretar éste los efectos de aquéllas en su cuerpo.

De modo que el cuerpo se convierte para el chamanismo en el campo experimental privilegiado en que poner a prueba su cosmovisión, las utopías posibles. A diferencia del éxtasis místico; experimentado entre otros, por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y que se caracteriza por un estado pasivo de beatitud, videncia y arrobamiento surgido extravoluntariamente; el chamánico supera la contemplación y actúa provocando un efecto, la magia y el milagro, que inciden en toda una colectividad de manera activa. El cuerpo es, asimismo, una especie de laboratorio a través del cual se descubre una compleja red de reacciones bioquímicas explicándose a sí mismas. La antropomorfización de esos intercambios bióticos contribuye seriamente a originar la serie de espíritus, dioses, símbolos, signos, etc. con que poblar y hablar de ese más allá al que el chamán accede.

Pero, primordialmente, el verdadero chamán, aquel que en un principio fue nombrado como tal, ha encontrado todo ese universo en la tradición del grupo con el que étnicamente se identifica y una de sus privilegiadas funciones es relacionarse con los demás como doctor, comunicarse como curandero, uno de los más importantes mecanismos por los que logra hacer palpable y exteriorizar su poder y su saber usando como eje el cuerpo: el propio, el del paciente y el social.


Chamanismo y medicina

En cuanto que un saber/poder sobre la enfermedad, el chamanismo se muestra como un conjunto coherente y avanzado de concepciones sobre el cuerpo humano y su funcionamiento que permiten la aplicación de medidas controladoras para mantenerlo en un determinado tipo de equilibrio cósmico, que incluye y trasciende la adaptación a lo social. Sería imposible en este reducido espacio dar cumplida cuenta de los múltiples detalles a dilucidar cuando consideramos al chamán como curandero, medecine-man, etcétera, por lo que aludiremos someramente a algunas cuestiones sobre las que es necesario trabajar.

Las comprobadas curaciones por personas que pueden ser llamadas chamanes y los movimientos espectaculares que a su alrededor algunas generaron y generan, empiezan a interesar a doctores y terapeutas que no logran sanar a sus pacientes con el enfoque exclusivamente "científico" o biomédico. Como ejemplo, el conocimiento sobre el uso de "plantas de poder", enteógenos o alucinógenos que los estudios sobre chamanismo arrojan, son una fuente aún insuficientemente explotada para explicar el fenómeno de la toxicomanía, la drogadicción, y el sentido de lo que se vive en esos estados de intoxicación, éxtasis, conciencia alterada, o como se le quiera llamar, cuya adecuada utilización podría ayudar a no pocas personas atrapadas o adictas a lo que muchos denominan "el mal del siglo", especialmente peligroso para los jóvenes. Algunas experiencias psicoterapéuticas están empezando a surgir en forma grupal (como los "talleres sobre la experiencia de la muerte", en los que han participado Fericgla y Jensen) y hay algún que otro centro, como Takiwasi en Perú, dedicado al trabajo integral de rehabilitación de toxicómanos a base de plantas y con el asesoramiento de chamanes amazónicos. En el terreno farmacológico cabe destacar los trabajos exhaustivos y químicamente rigurosos de Jonathan Ott, pero no se cuenta aún con una adecuada sistematización de los resultados de estas innovadoras experiencias ni de un seguimiento eficaz que permita evaluar los alcances de las mismas.

Una parte del necesario diálogo entre medicina y chamanismo se ha iniciado a través de algunos interesantes proyectos como las denominadas "clínicas del dolor". En ellas, situadas en el estado de Texas, USA, se implementan técnicas extraídas de las experiencias y rituales que en otras partes practican los chamanes. El chamanismo se ha incorporado, de esa y otras formas, como un elemento unificador en el contexto de religiones, creencias, sectas y movimientos mesiánicos que crecen y se multiplican en este fin de milenio, sobre todo a la hora de tomar en cuenta los aspectos relacionados con los complejos procesos salud/enfermedad/atención. En cierto modo puede, entonces, considerarse como una especie de eslabón perdido hacia la fuente del primer rito, del origen del mito, en cuanto que es situado como antecesor de cualquier religión o sistema de creencias institucionalizado.

Por otra parte, médico y chamán establecen complejas relaciones. Pueden complementarse (como sucede en algunas comunidades de las "sociedades etnográficas") pero siempre suelen trabajar con diferentes concepciones de la enfermedad, del mundo y de sus leyes. Podría decirse que uno es el portavoz de la ciencia médica y de su conciencia ética, mientras que el otro es el medium o intermediario entre un espíritu y su conciencia cósmica. ¿Puede un médico (o un antropólogo o cualquier persona) transformarse en chamán? La posibilidad de acceder al conocimiento chamánico por parte de alguien que proceda de una cultura no chamánica plantea el problema mayor de las relaciones entre grupos humanos, de la validez o construcción de las fronteras culturales y simbólicas y los límites de lo que puede ser aprendido e incorporado de una a otra, una más de las cruciales cuestiones a resolver por una antropología del siglo XXI y sobre la que aún no se tiene convincentes respuestas...


Actualidad del chamanismo: neochamanismo

Al hacer hincapié casi exclusivamente en la figura personal del chamán y en su función curativa, el movimiento neochamánico plantea que al ser, en definitiva, el chamanismo un estado alterado de conciencia, un viaje a una realidad aparte, una forma de percepción extrasensorial, creado por la escenificación y el sonido de instrumentos como el tambor, es decir, cierto tipo de experiencia individual, ésta puede ser alcanzada a través de la reproducción y la recreación del ambiente e instrumentos que rodean al chamán. El extremo de esta discutible apropiación cultural y de esa especie de "esencialismo chamánico" lo encontramos en el curso de capacitación chamánica (elaborado, por cierto, por un antropólogo) denominado Harner Method, "sistema diseñado para permitirles a los sujetos emprender sus propios viajes chamánicos de adivinación a la realidad no cotidiana, donde obtienen personalmente sabiduría y orientación espiritual directa, en respuesta a las cuestiones más importantes de su vida" que utiliza la tecnología electrónica en sustitución de los instrumentos musicales en vivo porque "el sonido del tambor, escuchado por unos auriculares...tiene la ventaja adicional de no crear las molestias potenciales de los tambores en directo, en las estridentes condiciones urbanas" intentando con todo ello "poner en práctica la democracia espiritual implícita en el chamanismo". En realidad, según lo consultado y leído, aunque es cierto que todo el mundo o la mayoría de los miembros de un grupo puede llegar a ser chamán, únicamente lo consiguen quienes, para empezar, se someten a un duro entrenamiento lleno de abstenciones, pruebas y sacrificios; quienes son "elegidos" por las plantas, los espíritus o algún maestro chamán (o sea, muy poco democráticamente, por la gracia de los dioses o los espíritus de las plantas o animales; o quienes tienen algún familiar con estas extraordinarias características y se convierten en sus aprendices y herederos...).

Sin embargo, más allá de esta descontextualizada y radical aplicación del chamanismo, hay muchos aspectos, métodos e instrumentos del mismo que están siendo rescatados y refuncionalizados por los nuevos enfoques que se presentan al interior de la medicina, la psicología, la ecología y otras disciplinas. Aquí vuelve a aparecer el poco estudiado tema del antropólogo convertido en terapeuta-chamán, como son los casos de Joan Hallifax y sus métodos de curación caminando por la soledad del desierto en California o los trabajos de Holger Kalweit a partir de la aceptación del dolor y de la transformación del sufrimiento. Todos ellos tratan de situarse en una perspectiva transpersonal y multidisciplinaria que justifica la apropiación de técnicas y remedios procedentes de cualquier tradición cultural a la que se pueda acceder, enriqueciendo con ello la interacción pero estableciendo a veces similitudes cuestionables al olvidarse de los contextos en los que cada concepción y cada práctica se inscribe.

En el campo de la medicina, por ejemplo, el cuestionamiento de la "teoría molecular del origen de las enfermedades" y el tratar de superar la dicotomía e independencia entre cuerpo/espíritu como reinos separados, originada desde el pensamiento cartesiano, que, por otro lado, sirvió para permitir la manipulación de los cuerpos al no poder el alma recibir ningún daño por ello, conduce a la revalorización y utilización de las concepciones y prácticas que sobre salud y enfermedad poseen las sociedades no occidentales, a considerar la espiritualidad como parte fundamental en el proceso de curación, así como a una novedosa epistemología que subraya la importancia de que "el médico moderno, al igual que el chamán, pueda comenzar a explorar nuevamente su vida interior como parte de su formación, y con el mismo rigor con que aprende anatomía, fisiología y bioquímica".

En el terreno de la psicología y psiquiatría, una larga experiencia de más de dos décadas en el estudio de estados alterados de conciencia inducidos por drogas como el LSD se recupera en la denominada terapia holotrópica u holonómica, técnica desarrollada en los últimos diez años, que llega a los mismos resultados prescindiendo de sustancias psicotrópicas y utilizando métodos como la respiración controlada, la música evocativa, el trabajo corporal, los dibujos de mandalas y otros enfoques procedentes del chamanismo y de tradiciones no occidentales. El objetivo perseguido en estas técnicas es el de "facilitar la autocuración del paciente, ayudándole a adquirir conciencia y a reintegrar los elementos fragmentados del complejo mente-cuerpo" a través de un viaje mental de muerte y renacimiento que tiene bastante semejanza con los procesos rituales e iniciáticos chamánicos.

Uno de los factores que han propiciado esta conjunción deriva de las experiencias psicodélicas de los años 60, en las que antropólogos y viajeros de todo tipo tomaron contacto con sociedades étnicas de tradición chamánica que emplean usualmente plantas con un alto contenido de alcaloides. Al respecto, en un pionero volumen que recoge experiencias de primera mano a cargo de científicos sociales con diversos grupos y sustancias, Harner considera que "una de las razones más importantes por las que los antropólogos no dieron la debida importancia a las sustancias alucinógenas en el chamanismo y las experiencias religiosas, es porque muchos de ellos no habían tomado ninguno de los ingredientes indígenas de efectos psíquicos (aparte del peyote), no habían vivido las experiencias subjetivas que producen aquéllas y que tan definitivas son, tal vez paradójicamente, para la comprensión empírica del significado que tienen para los pueblos que estudiaban". Estas plantas y mezclas, que otros autores prefieren denominar "enteogénos"; (este neologismo del griego clásico: en-dentro; theus-dios; gen-que genera o despierta, fue propuesto en el año 1979 por un pequeño grupo de científicos formado por los filósofos Carl Ruck y Danne Staples, por el etnomicólogo Robert Gordon Wasson, y los etnobotánicos Jeremy Bigwood y Jonathan Ott); provocan variadas reacciones y efectos psicomentales, erróneamente agrupados bajo el término "alucinaciones", que, debidamente codificadas e interpretadas, constituyen buena parte de los imaginarios y de las representaciones con las que el chamán expresa su cosmovisión y conecta con sus espíritus o animales auxiliares (como el caso del jaguar, presente en muchos grupos amazónicos, descrito por Reichel-Dolmatoff.

Este es seguramente el lado del neochamanismo que más se ha popularizado y que en mucho ha contribuido a crear una imagen desfigurada del chamán o curandero nativo al no tomar en cuenta que sus capacidades y sus funciones están prioritariamente inmersos en una compleja red de relaciones sociales entre los otros sujetos y elementos del grupo al que se adscribe. Algo parecido sucede con la noción de "estado alterado o modificado de conciencia" (o de embriaguez o borrachera divina de la que habla De Felice desde el que se supone que actúa el chamán, lo que, según nuestra experiencia etnográfica no es siempre así. Sin embargo, no faltan algunos estudios más serios y ambiciosos como el ya clásico de Furst o el experimental, multidisciplinario e innovador de Fericgla que incluye la aplicación de electroencefalogramas a indígenas shuar para registrar los cambios que a ese nivel suceden bajo el efecto de la ayahuasca, Banisteriopsis Caapi, una de las plantas chamánicas más estudiadas por los antropólogos y también por doctores.

Uno de los principales factores que también ha contribuido en la aparición del "neochamanismo" ha sido la crisis en la que han entrado los modelos explicativos científicos dominantes, la insuficiencia de las explicaciones clásicas y la búsqueda y aportaciones de las nuevas concepciones que parten de los postulados de la física relativista y de la mecánica cuántica sistematizando en una visión integral los novedosos descubrimientos sobre la constitución, el funcionamiento y las relaciones entre espíritu, mente y materia, etcétera. Estas concepciones son muy semejantes a las que presentan los sistemas chamánicos y sus principales elementos pueden resumirse en los siguientes postulados:

1) Interconexión entre todos los niveles de realidad de modo que lo que le ocurra a un individuo afecta a los demás, desde el nivel físico al espiritual.

2) Lo percibido por los sentidos es una localización de pautas más amplias de energía.

3) Tanto lo que puede ser medido y comprobado como lo imperceptible son aspectos que influyen en la enfermedad.

4) La conciencia se encuentra en todas partes o "todo tiene vida".

5) El universo es sagrado, tiene propósito y significado.

Otro de los aspectos constantes y sobresalientes abordados por los defensores del "neochamanismo" se refiere al crecimiento personal y las autotransformaciones que se derivan de la iniciación y la práctica chamánicas. En ese sentido, se pueden establecer correspondencias y similitudes entre los cambios experimentados por la práctica de disciplinas recomendadas por algunas religiones o sistemas de desarrollo personal, como son la oración, el ayuno, el ejercicio, el canto, la meditación, el silencio, la contemplación, etc. y las técnicas empleadas por los chamanes para la obtención y manifestación de sus poderes. Una de las propuestas interesantes se refiere a considerar las narraciones chamánicas, los cantos ceremoniales (muchos de ellos recibidos de los espíritus protectores o guías en los momentos de trance, denominados "ícaros" por varios de los grupos selváticos de Perú y Ecuador) o canciones como historias o relatos de poder que pueden servir de guías para elaborar nuestras propias "construcciones verbales conscientes basadas en experiencias numinosas ajenas a la realidad consensual cotidiana, que orienten a los individuos y les ayuden a integrar los aspectos espirituales, míticos o arquetípicos de su experiencia interna y externa, de un modo único, significativo y gratificante". El antiguo tema del poder de la palabra y su uso ritual se encuentra completamente vivo y actuando tanto en los mitos que conforman el chamanismo como en los del neochamanismo, haciendo palpable lo de que, en definitiva, "somos sílabas".

Pensamos que lo riesgoso de un movimiento como el neochamánico se encuentra en la laxa utilización de un mismo término para referirse a fenómenos, circunstancias y enfoques muy diferentes entre sí que, en todo caso, tienen en común el ser exóticos o poco usuales para la cultura occidental dominante. Con ello se pierde significación a la vez que se desvirtúan y se descontextualizan el conjunto de prácticas y concepciones que, bajo el nombre de chamanismo, forman parte constitutiva y explicativa de muchas culturas étnicas distribuidas a lo largo del planeta, son exclusividad de tales grupos y fundamentan su identidad y su derecho a existir diferenciadamente. Posiblemente, lo positivo de ese neologismo sea la ya mencionada apertura del diálogo entre los aspectos más espirituales y profundos de las distintas culturas humanas y el reconocimiento de los valores y aportaciones de los grupos minoritarios comúnmente marginados y considerados inferiores, "pre-históricos", "pre-lógicos", "pre-científicos". Texto clásico cuyos postulados han sido refutados ampliamente por la teoría antropológica pero que aun forman parte del pensamiento que sobre otros grupos y culturas tiene un amplio sector de la gente que estaría de acuerdo en las siguientes afirmaciones: "Sin duda, el ´primitivo`, y sobre todo el medecine man o el brujo, en general el hombre más inteligente del grupo y el mejor conocedor de sus tradiciones, no es nunca tan ignorante como imaginaríamos...Pero no se preocupa de extender este saber ni de profundizar en él. Se contenta con transmitirlo tal y como lo ha recibido. Sin desconocer su valor práctico, no lo aprecia como nosotros" _ Lévy-Bruhl. En todo caso, esas inquietudes debieran de servir para avanzar en el conocimiento de las distintas etnias y potenciar un acercamiento a las mismas con nuevos y audaces enfoques, metodologías y actitudes de respeto y revalorización que permitan su reproducción y sobrevivencia.


Algunos elementos del chamanismo huichol.

En México, entre los aproximadamente 30 mil huicholes que habitan mayoritariamente en el estado de Nayarit (10.976, según el Censo General de Población del año 2000) y, en menor proporción, en los de Jalisco (16.932), Durango (1.435) y Zacatecas, encontramos operando con toda su intensidad y complejidad un sistema chamánico que contiene los rasgos más importantes y comunes a otros grupos en donde el chamanismo está presente. El hecho de que los huicholes se designen a sí mismos como "doctores", según la interpretación que del término "wixárika" (con la que ellos se autonombran como grupo) hizo Lumholtz, indica la importancia que adquieren las cuestiones relacionadas con la religión, el ritual y la salud, si bien ésta no se refiere exclusivamente al cuerpo. El "mara'akame", como se le llama al chamán huichol, no se dedica exclusivamente a curar a la gente sino que tiene otras funciones, en algunos casos más importantes, como la de ser guía espiritual del grupo, depositario de la memoria histórica y mítica, sacerdote o "funcionario" religioso y, en ocasiones, incluso llega a ocupar alguno de los cargos civiles tradicionales y actúa como autoridad representativa dentro del complejo sistema de cargos que organiza la vida sociocultural de las comunidades y poblaciones huicholas.

El conocimiento del "mara'akame" se nutre de la tradición del grupo, contenida principalmente en los mitos, y de las actividades que realiza de acuerdo a "el costumbre", visión emic de su propia historia y su cultura heredada por los antepasados, ya sean humanos o divinos. Creemos que esa vinculación con la tradición, las normas, pautas y costumbres establecidas, es una muy importante característica que deslinda el chamanismo del neochamanismo, este último compuesto por fragmentos recogidos de tradiciones y contextos muy variados y dispersos espacio-temporalmente. En lo que sigue sintetizaremos algunos de los aspectos que pensamos deben de ser tomados en cuenta para comprender con mayor claridad las características y comportamientos del chamanismo o curanderismo entre los huicholes, es decir, aquello que los "mara'akate" (plural de mara'akame) saben y hacen tanto como lo que deben saber y lo que deben de hacer, la interpretación que ofrecen de su cultura.

a) Aspectos cosmogónicos y cosmovisión. La concepción huichol del universo y de su origen presupone una interacción constante de los elementos de la naturaleza como seres vivos entre los que se dan constantes relaciones no exentas de violencia, astucias y humor. En los mitos se encuentra la explicación del surgimiento del mundo, de sus partes, de los antepasados y de las pautas que deben de seguir los huicholes. De acuerdo a las diferentes fuentes documentales a las que tenemos acceso, podemos señalar que en un principio el mundo era plano, oscuro, sin ríos e inclinado hacia el mar, solamente habitado por los "hewietari" (los creadores, los formadores), los "kakauyarite" (seres de poder equivalentes a los gigantes que, posteriormente, se convirtieron en piedras y montañas), los "tatotzima" o bisabuelos y los hombres-animales. Este mundo creció hasta que tomó la forma de un disco rodeado por cinco mares. Por su parte, en su trabajo de campo de los años treinta, Zingg recoge que la tierra es para los "wixárika" un disco chato, al que rodea un mar poblado de serpientes acuáticas adonde el padre sol desciende cada noche, camina por debajo de él y de la tierra, y por la mañana vuelve a alzarse con la ayuda de los loros.

A modo de ejemplo de la estructura mitológica, como narraciones de poder que todo chamán debe de manejar correctamente, presentamos una versión del nacimiento del fuego, considerado el primero de los "mara´akate" o chamanes, a partir de un resumen articulado de los mitos contenidos en Benzi y en Benítez : la madre tierra, "tatei yurienaka", hizo temblar cinco veces para liberar su luz la cual, tras aparecer por el oriente, se introdujo en el corazón de la tierra y recorrió el mundo inferior, el mundo subterráneo, hasta reaparecer como fuego en una cueva, "teakata". Antepasados, hombres-animales (el hombre-víbora roja y el hombre-serpiente), las estrellas y otros animales lo persiguieron y le hicieron ofrendas hasta que el "tlacuache" (yahurrú tewiyáre) logró prender una chispa con su cola, la guardó en su vientre, huyó, fue golpeado por los venados quienes lo creyeron muerto pero consiguió llegar al centro del mundo y ofrecer una chispa a cada una de las regiones. Con el mismo estilo se explica el surgimiento de la luna, del sol, del héroe cultural (Watákame), de la primera peregrinación al peyote, etcétera, siempre narraciones que cuentan la historia de los elementos naturales como antepasados de los hombres hasta llegar al mito del diluvio en donde del casamiento del héroe cultural con una mujer-perro surge la actual generación de huicholes. El mito funciona, pues, como una autoridad que enseña al "mara'akame" y le permite expresarse tal como él es puesto que "instaura un orden, fija un tiempo y dibuja un espacio. Los elementos que constantemente incorpora adquieren una función simbólica más allá de cualquier uso inmediato. Esa reinserción de elementos depende, en buena medida, de los ojos y de los oídos del narrador, de su personalidad y predisposición, que hará que lo narrado se convierta en algo siempre nuevo, siempre diferente".

El panteón huichol está compuesto por más de treinta dioses que, un tanto esquemáticamente, se dividen de acuerdo a dos ciclos fundamentales: la temporada de lluvia y la temporada seca, la noche y el día cósmicos, la oscuridad y la luz, lo femenino y lo masculino. Entre las diosas de la temporada húmeda tenemos a nuestra abuela crecimiento, "takutsi nakawé"; la ya mencionada madre tierra; la diosa del maíz, "uteanaka"; la que protege los partos, "tuluviakame", etc. En cuanto a los dioses o personajes de la temporada seca sobresalen "tatewarí", (nuestro abuelo fuego), "tayau", (nuestro padre sol), "akaitewarí" (el viento), "paritzika" (deidad de la caza y de los venados) y otros muchos. La relación entre los dos bandos, que a menudo se expresa como enfrentamiento, es lo que mantiene al mundo en movimiento y todo ritual y relación con los dioses está encaminado a mantener ese equilibrio cósmico. Por lo general no se tienen ídolos de los dioses y cuando existen o se fabrica alguno se guardan en lugares secretos, generalmente en cuevas remotas, o se entierran en el centro del "kalihuey" (edificio circular donde tienen lugar las ceremonias) o en el centro de los patios ceremoniales familiares. Sus escasas representaciones aparecen también en discos (teapári), "hechos en ceniza volcánica solidificada, de manera ocasional en madera y en muy raras ocasiones se moldean en arcilla [o, modernamente, en yeso] que varían en tamaño de acuerdo a la imaginación del artífice...representan el dominio del dios o la diosa, se pintan o se graban con dibujos simbólicos de sus atributos y relaciones con el mundo".

b) Aspectos cosmográficos: espacios sagrados. El universo huichol se divide en tres partes o franjas: arriba se encuentra el cielo: "heriepana", es donde mora el sol y el águila real "werika" como su madre, equivalente a la Virgen María, "tanana" y se denomina "tajeima"; en la parte central "jeriepa" se encuentra la tierra y es donde viven los huicholes; abajo se halla el inframundo "Watetiapai". Los puntos cardinales de la tierra son cinco: el centro, donde se encuentra el territorio huichol formado también por cinco comunidades principales (San Andrés Coamiata, Santa Catarina, Guadalupe Ocotán, San Sebastián y Tuxpan de Bolaños); el norte, donde se encuentra "aurramanaka", lugar donde encalló la canoa de la diosa "nakawé", madre de todos los dioses, en el diluvio mítico y que corresponde al Cerro Gordo en la comunidad tepehuana de San Bernardino de Milpillas en el estado de Durango; el sur, donde está la morada de la diosa de las aguas, en el lago de Chapala (Jalisco) "orapavillémeta"; el oriente, donde sale el Sol en el monte Leunar, parte del territorio de Wirikuta, desierto de San Luis Potosí donde crece el peyote o "hi´ikuri"; y el poniente donde está el mar, "haramara". Todos esos lugares se consideran sagrados y a ellos deben de acudir periódicamente los huicholes para dejar ofrendas solicitando algún favor o agradeciendo otros. También para obtener poder y conocer más cosas, especialmente los chamanes.

Especial importancia tiene la peregrinación de unos 400 kilómetros a Wirikuta para la recolección del peyote que será luego consumido en las distintas fiestas del ciclo anual. Sin la realización de al menos cinco viajes (no necesariamente cada año) a este territorio donde viven los dioses, y desde donde se dice proceden los modernos huicholes tras haberse perdido en aquella región, y sin la ayuda o la gracia de los antepasados no se puede llegar a ser "mara'akame". La peregrinación implica una gran preparación, llevar buen número de ofrendas (pues son varios los lugares a visitar), ayunos, abstinencias, la cacería del venado ("el venado es un antepasado fundador y un modelo de conocimiento...llevaba al peyote dentro de su cornamenta...el "mara'akame" recibe de él su palabra"), la visita a cuevas, fuentes (kutsala) y otros lugares sagrados y, finalmente, la realización de una gran fiesta, la fiesta del peyote (hi´ikuri nexa), que incluye el sacrificio animal (usualmente una vaca) en la que los peregrinos quedan libres del compromiso adquirido.

c) Aspectos rituales y ceremoniales. Se llega a ser chamán a través de la enseñanza de otro y de la participación en los numerosos ritos y ceremonias que se celebran, escuchando con atención y fijándose en cada una de las acciones que realizan los oficiantes. Bautizar a los niños (con agua de algún lugar sagrado para que "tatei niwetukame", nuestra madre tierra, le ponga el alma al niño en la fontanela craneana), bendecir los matrimonios, dirigir los ritos funerarios y encabezar el conjunto de fiestas que se realizan a lo largo del año son tareas ineludibles para el chamán huichol. Son también las ocasiones en que puede demostrar frente a la comunidad y los demás chamanes para lo que sirven su poder y conocimientos. En el ciclo festivo encontramos ceremonias autóctonas que tienen que ver con la temporada agrícola: "tatei neixa", "danza de nuestras madres", para bendecir la cosecha e iniciar a los niños (de octubre a diciembre); "mawarixa", que se realiza para la limpia del maíz; y "hi'ikuri nexa", danza del peyote, en la que se pide el agua de la lluvia para que riegue las milpas y haga crecer las semillas recién sembradas (de mayo a junio dependiendo del clima); otro conjunto de fiestas responden al calendario católico y sincretizan elementos de las dos culturas: la fiesta de las banderas o pachitas que corresponde o equivale al carnaval occidental; la semana santa (en la que se lavan los santos e imágenes católicas); y la fiesta de Guadalupe (warupitukaritsie) en la que se eligen las autoridades custodias de los santos, el Cristo y la imagen de la Virgen; por último, existen dos fiestas que abren y cierran respectivamente el ciclo del poder que corresponde a la temporada seca: la puesta en pie de la mesa de las autoridades (raparaririku) el 4 de octubre, y el volteado de la misma (kirupuri) en junio, entre las cuales se celebra, en la primera semana de cada año, la patsixa, cambio de varas o de las autoridades tradicionales.

En la imprescindible participación en las fiestas y la dirección de las mismas encontramos una destacada función social del chamán huichol (y, en general, del chamanismo indígena americano) que lo relaciona con las esferas de la política, la ideología y la religión, funciones que no aparecen o no resultan tan importantes en el clásico estudio de Mircea Eliade ya citado y que no son tomadas demasiado en cuenta por los teóricos del movimiento neochamánico, pero que constituyen el sine qua non para ser reconocido como "mara'akame".

d) Aspectos terapéuticos e instrumentales. El "mara'akame" tiene que ser también un buen curandero o terapeuta y utilizar su poder para sanar a la gente. Para ello debe de conocer antes que nada la constitución del cuerpo humano. En términos generales, el individuo huichol está compuesto por el iyari o corazón que es consolidado a través de las peregrinaciones a los lugares sagrados; la memoria, procedente de "kauyumari", quien con la punta de su flecha recogió la palabra que perdieron los ancestros al volverse animales; el "nierika" o espejo donde se refleja la apariencia divina de los dioses en la actualidad; el "kupuri" o alma que subsiste después de la muerte y el "tukari", energía vital, vida y también día.

Como en otros muchos lugares y culturas indígenas de México, la enfermedad es producto de la pérdida momentánea del alma producida por el susto, por la actuación de algún espíritu malévolo al entrar sin protección en su área de influencia, por no cumplir con alguna promesa hecha a los dioses o por la actuación de algún brujo que introduce sus flechas invisibles en el cuerpo de sus víctimas. La tarea del "mara´akame" es semejante a la del doctor ya que de alguna manera también ha seguido estudios acerca de las enfermedades y remedios pero, a diferencia de éste, se considera, además, dotado de algún poder místico y toma en cuenta a la persona integralmente, incluso en sus aspectos morales, no solamente como objeto material. La curación chamánica es, pues, distinta a la del médico occidental porque este individualiza la enfermedad mientras el mara´akame la colectiviza, es decir, "el médico se aleja del paciente contagioso o toma todas las precauciones para no contaminarse cuando realiza su operación. El "mara´akame" se convierte en un ser ´delicado`, esto es, sagrado, se ha contagiado del estado impuro (del enfermo, y debe de curarse junto con él) ...ingiere una serie de sustancias como medicina (en vez de dárselas al enfermo)...canta para curar, utiliza la palabra como remedio mientras que el médico utiliza la escritura (para recetar)..."

La técnica principal de curación del chamán huichol "consiste en extraer por aspiración la flecha de la enfermedad, solicitando ayuda a una divinidad y pidiendo al enfermo que descubra la parte adolorida" sobre la que realiza la succión. Después escupe y de acuerdo al contenido de la saliva (un pelo, grano de maíz, incluso me ha tocado ver una velita en miniatura) acaba de determinar el origen del mal. En ocasiones se emplea el tabaco, silvestre (makuchi) o comercial (cigarrillos), para diagnosticar a través del humo arrojado a las partes doloridas del paciente. A veces se requiere de toda una noche de canto cuando la enfermedad está muy difícil y es preciso conseguir la ayuda de los dioses. A través del canto se fija hipnóticamente la mente del enfermo, se recitan los mitos ancestrales al tiempo que se busca el alma desprendida.

El uso del peyote o "hi'ikuri", que comparten varios grupos étnicos del norte de México y algunos de Estados Unidos, aunque con distintas concepciones y rituales, y que ya fue descrito por Sahagún en 1560, no puede faltar en ninguna ceremonia. El primer efecto del cactus que crece a 400 kilómetros de distancia de las comunidades huicholes es estimulante y permite mantenerse despierto o, en su caso, caminar mucho tiempo sin fatigarse. En mayor cantidad aumenta la percepción y permite al "mara'akame" acceder a la memoria étnica al conocer el código de las visiones que genera y cómo desplazarse en el "viaje" hasta alcanzar la meta deseada. "La experiencia alucinatoria, efecto del peyote, es capaz de resolver todos los conflictos, los que dividen al cosmos, los que son una amenaza para la salvación del hombre en el mundo y los que hacen temer el desequilibrio de la persona. Revelación del iyari de "kauyumari", constituye la experiencia más profunda y más real del modelo humano. La imitación de "kauyumari" genera una personalidad estructurada según los criterios de la memoria de la raza".

La música (en toda ocasión el violín y la guitarra; únicamente en "tatei nexa" se emplea el tambor o "tépu") y la danza también pueden considerarse instrumentos de curación ya que inciden sobre el cuerpo y suelen estar presentes en las sesiones más importantes. Igualmente, el sueño es utilizado para descubrir las enfermedades y los remedios que se han de aplicar. En él se reciben mensajes de los animales aliados o de los antepasados y son considerados como anunciadores de cosas buenas o malas. La diferencia con las visiones producidas por el peyote es que no siempre se obtienen las mismas imágenes. Como menciona un famoso y reconocido curandero o "mara'akame": "en mis sueños puedo ver cosas pero no me hablan de la misma manera que bajo la influencia del peyote".

Las "herramientas" que emplea el chamán huichol se suelen guardar en un pequeño estuche de palma trenzada denominado "takuatsi" a modo de un altar portátil. En él hay varios objetos que varían de curandero a curandero pero un par de plumas atadas a un delgado palo comúnmente llamado de brasil es imprescindible. Con este sencillo instrumento, denominado en wixárika "muwieri", el chamán limpia las enfermedades, recibe las diversas energías de los elementos que lo rodean (del sol o del agua, por ejemplo) y las reparte a la gente. De acuerdo a un anciano informante de la comunidad de San Sebastián: "nuestra costumbre está escrita en las plumas de las aguilillas: cada raya, cada nudo, es una página de nuestra historia. Si no fuera así hubiéramos olvidado después de poco tiempo la tradición de nuestros ancestros... Ellas se animan y hablan tan sólo cuando se ha tomado. Solamente entonces las plumas narran su historia, y para quienes la entienden, su voz es tan clara como la de la radio...Los jóvenes aspirantes a "mara'akame" empiezan a estudiar el "muwieri" cuya lectura es más fácil: en principio las de halcón (piwame) que tienen estrías y colores bien netos, después las de otros aguilillas...cuando serán viejos, sabios (kawiteros) podrán leer las plumas de águila blanca...y transmitir la tradición a sus hijos".

También se incluyen flechas, "ulú", de carrizo de unos 30 cm con una base de palo en la punta de las cuales se hacen unos dibujos o líneas que representan oraciones destinadas a solicitar algún favor a los dioses. Igualmente se preparan vasijas (rukuri) con la corteza de una planta rastrera (bule, guaje o tecomate en español), en la que se pegan con cera bolitas de chaquira o semillas que representan la casa, los niños, los animales por los que se pide protección y otros elementos del microcosmos indio. Por otro lado, algunos "mara'akate" llevan envueltos en algodón unos cristales de roca "que se cree que son personas muertas e incluso vivas, una especie de cuerpos astrales de los teosofistas... dan especial suerte y protección en la cacería del venado...es una forma en la que pueden retornar los hombres muertos hasta cinco veces". Todos los instrumentos y elementos que van a ser usados en una determinada ceremonia, ya sea de curación o festiva se colocan sobre un pequeño tapete o altar denominado "itari".
En definitiva, y a modo de conclusión, creemos que con lo escuetamente expuesto, quedan claras las diferencias entre el chamanismo y el neochamanismo. El primero es un sistema extremadamente complejo que tiene que ver con toda la cultura del grupo, exige una dedicación completa que abarca todos los aspectos de la vida del chamán y es fundamentalmente un servicio a los demás miembros de la colectividad. El segundo es, como mucho, un conjunto de técnicas o mecanismos imitados o extraídos de las prácticas observadas en otras culturas que ayudan a llenar los huecos de sentido y conocimiento, así como la ineficacia de los sistemas biomédicos, que tienen las sociedades occidentales en donde el "espíritu científico" es el predominante. Sin embargo, el debate está abierto y las opiniones basadas en el trabajo de campo son muchas...



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