miércoles, 25 de marzo de 2009

El Tao de la Física

PREFACIO A LA PRIMERA EDICION

Una hermosa experiencia que tuve hace cinco años me situó en el camino que más adelante me llevaría a escribir este libro.
Estaba yo una tarde de verano sentado frente al océano, con el sol ya declinando. Observaba el movimiento de las olas y sentía al mismo tiempo el ritmo de mi respiración, cuando de pronto fui consciente de que todo lo que me rodeaba parecía estar enzarzado en una gigantesca danza cósmica. Como físico, sabía que la arena, las rocas, el agua y el aire que había a mi alrededor estaban formados por vibrantes moléculas y átomos y que estos, a su vez, se componían de partículas que interactuaban unas con otras creando y destruyendo a otras partículas. También sabía que la atmósfera de la Tierra es bombardeada continuamente por una lluvia de "rayos cósmicos", partículas de alta energía que sufren múltiples colisiones al penetrar en la atmósfera. Todo esto me resultaba conocido por mis investigaciones físicas en el campo de la alta energía. pero hasta aquel momento sólo lo había experimentado a través de gráficos, diagramas y teorías matemáticas. Sin embargo, sentado en aquella playa, mis anteriores experiencias cobraron vida; "vi" cascadas de energía que llegaban del espacio exterior, en las que las partículas eran creadas y destruidas siguiendo una pulsación rítmica. "vi" los átomos de los elementos y los de mi cuerpo participando en aquella danza cósmica de energía; sentí su ritmo y "oí" su sonido, y en ese momento supe que aquélla era la Danza de Shiva, el Señor de los Danzantes adorado por los hindúes.

Hasta entonces había pasado por un largo entrenamiento en física teórica y había dedicado varios años a la investigación. Al mismo tiempo me interesé por el misticismo oriental y comencé a ver analogías entre dicho misticismo y la física moderna. Me sentí especialmente atraído por los enigmáticos aspectos del Zen, que me recordaron los misterios de la teoría cuántica. Al principio, estas relaciones fueron un ejercicio puramente intelectual. Salvar el abismo entre el pensamiento racional analítico y la experiencia meditativa de la verdad mística fue, y todavía es, algo muy difícil para mí.
Al principio me ayudaron "centrales de energía" que me enseñaron cómo la mente puede fluir en libertad y cómo las evidencias espirituales llegan por sí mismas, sin esfuerzo alguno, emergiendo de las profundidades de la consciencia. Recuerdo ni¡ primera experiencia de este tipo. Después de años de pensamiento detallado y analítico, su llegada fue tan arrolladora que me hizo estallar en lágrimas, de un modo no distinto a Castaneda, volcando seguidamente mis impresiones en un trozo de papel.

Más tarde me llegó la experiencia de la Danza de Shiva, que intenté captar en el montaje fotográfico que muestro en la página 288. A esta experiencia siguieron otras parecidas que me ayudaron a darme gradualmente cuenta de que una nueva visión del mundo está comenzando a emerger desde la física moderna, en armonía con la antigua sabiduría oriental. Durante años tomé muchas notas y escribí algunos artículos sobre los paralelismos que iba descubriendo, hasta que finalmente resumí mis experiencias en el presente libro.
Este va dirigido al lector interesado en el misticismo oriental, que no tiene necesariamente que saber nada sobre física. He intentado presentar los principales conceptos y teorías de la física moderna sin ningún tipo de matemáticas y en un lenguaje nada técnico; pese a ello, en su primera lectura algunos párrafos pueden parecer todavía difíciles al profano. Los términos técnicos que me he visto obligado a citar están todos ellos definidos allí donde aparecen por primera vez y, además, los relaciono en el índice al final del libro.
Espero también que entre mis lectores habrá físicos interesados en los aspectos filosóficos de la física que no hayan tenido todavía ningún contacto con las filosofías religiosas de Oriente. Hallarán que el misticismo oriental proporciona un consistente y hermoso esquema filosófico, en el que se pueden acomodar nuestras más avanzadas teorías sobre el mundo físico.

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En relación con el contenido del libro, es posible que el lector sienta una cierta falta de equilibrio entre las presentaciones de los pensamientos científico y místico. A medida que avance en la lectura, su comprensión de la física deberá ser cada vez mayor, pero quizás no se dé una progresión semejante en su entendimiento del misticismo oriental. Esto es algo que parece inevitable, ya que el misticismo es, antes que nada, una experiencia que no puede aprenderse en los libros. Cualquier tradición mística sólo podrá comprenderse en profundidad si uno se involucra totalmente en ella. Mi máxima aspiración en este sentido sería hacer que el lector llegara a considerar ese involucrarse como algo deseable y positivo.
Mientras escribía este libro, mi comprensión del pensamiento oriental aumentó considerablemente, gracias en gran parte a dos hombres procedentes de Oriente. Estoy profundamente agradecido a Phiroz Mehta, por abrirme los ojos a muchos aspectos del misticismo hindú, y a mi maestro de T'ai Chi, Liu Hsiu Ch'i por introducirme en el taoísmo vivo.

Me es imposible mencionar los nombres de todos aquellos -científicos, artistas, estudiantes y amigos- que me ayudaron a formular mis ideas a través de estimulantes discusiones. Sin embargo, creo que debo una especial gratitud a Graham Alexander, Jonathan Ashmore, Stratford Caldecott, Lyn Gambles, Sonia Newby, Ray Rivers, Joel Scherk, George Sudarshan y Ryan Thomas. Finalmente, siempre estaré en deuda con la señora Pauly Bauer-Ynnhof, de Viena por su generoso apoyo financiero en el momento en que más lo necesitaba.

Fritjof Capra Londres, Diciembre de 1974


PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

Este libro fue publicado por primera vez hace siete años y tuvo su origen en una experiencia que, como describo en el prefacio de la primera edición, data ya de más de diez años. Por ello, me parece apropiado decir aquí algunas palabras a los lectores de esta nueva edición sobre las muchas cosas que durante estos años han sucedido -al libro, a la física y a mí mismo.

Cuando descubrí los paralelismos existentes entre la visión del mundo de los físicos y la de los místicos paralelismos ya insinuados antes pero nunca explorados a fondo tuve la sensación de que simplemente estaba descubriendo algo que era totalmente obvio y que en el futuro sería del dominio público. Algunas veces, mientras escribía El Tao de la Física incluso sentí que el libro estaba siendo escrito a través de mí, más que por mí. Los acontecimientos posteriores confirmaron estas sensaciones. El libro fue recibido con gran entusiasmo en Inglaterra y en Estados Unidos. Pese a haber tenido una publicidad promocional mínima, su difusión fue muy rápida y hasta el día de hoy se han efectuado al menos doce ediciones en diferentes países.


Como era de esperar, la reacción de la comunidad científica fue mucho más cautelosa, pero también en este campo el interés por las extensas implicaciones de la física actual es creciente. La aversión de los científicos modernos a aceptar las profundas similitudes existentes entre sus conceptos y los de los místicos no es una sorpresa, dado que el misticismo - al menos en Occidente- ha sido tradicionalmente relacionado -de manera totalmente equivocada- con cosas vagas, misteriosas y en absoluto científicas. Afortunadamente esta actitud está cambiando. A medida que el pensamiento oriental ha comenzado a interesar a un número de personas cada vez mayor y al haber dejado de ser considerada la meditación como algo ridículo o sospechoso, el misticismo está empezando a ser tornado en serio, incluso dentro de la comunidad científica.

El éxito del Tao de la Física tuvo un fuerte impacto en mi vida. Durante los últimos años he viajado mucho, he dado conferencias ante neófitos y ante profesionales y he discutido las implicaciones de la "nueva física" con hombres y mujeres de todos los estratos. Estas discusiones me ayudaron enormemente a comprender el amplio contexto cultural del interés que el misticismo oriental ha despertado en Occidente durante los últimos veinte años. Ahora veo ese interés como parte de una tendencia mucho más amplia, que trata de contrarrestar el profundo desequilibrio existente en nuestra cultura, en nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, en nuestros valores y actitudes y en nuestras estructuras políticas y sociales. La terminología china del ying y el yang me pareció muy adecuada para describir este desequilibrio cultural. Nuestra cultura ha favorecido los valores y actitudes yang o masculinas y ha descuidado sus contrapartes ying o femeninas, que le son complementarias. Hemos favorecido la autoeliminación a costa de la integración, el análisis sobre la síntesis, el conocimiento racional sobre la sabiduría intuitiva, la ciencia sobre la religión, la competencia sobre la cooperación, la expansión sobre la conservación y así sucesivamente. Este desarrollo parcial ha alcanzado ya un punto alarmante, ha llegado a constituir una crisis que presenta dimensiones sociales, ecológicas, morales y espirituales.

No obstante, al mismo tiempo, estamos siendo testigos del inicio de un tremendo movimiento evolucionario, que parece ilustrar el antiguo refrán chino que dice: "Cuando el yang ha alcanzado su punto culminante, retrocede dejando paso al ying". Las décadas de los años 60 y 70 generaron toda una serie de movimientos sociales que parecían converger en una misma dirección. La creciente preocupación por la ecología, el intenso interés por el misticismo, el surgimiento de la conciencia feminista y el redescubrimiento de los enfoques holísticos sobre la salud y la curación, son todas manifestaciones de una misma tendencia evolucionaria.

Todas ellas vienen a contrarrestar el excesivo énfasis puesto en lo racional, en las actitudes y los valores masculinos y tratan de recuperar el equilibrio entre los aspectos masculino y femenino de la naturaleza humana. Así, la conciencia de la profunda armonía existente entre la visión del mundo de la física y la del misticismo oriental, aparece ahora como parte integral de una transformación cultural mucho más amplia, que nos lleva a una nueva visión de la realidad, visión que requerirá un cambio fundamental en nuestros pensamientos, en nuestras percepciones y nuestros valores. En mi segundo libro "El Punto Crucial" exploro los diversos aspectos y las implicaciones de esta transformación cultural.

El hecho de que los cambios que están teniendo lugar en nuestro sistema de valores va a afectar a muchas de nuestras ciencias puede resultar sorprendente para quienes creen en una ciencia objetiva, totalmente independiente de cualquier valor. Sin embargo, ello constituye una de las más importantes implicaciones de la nueva física. Las aportaciones de Heisenberg a la teoría cuántica, que trato con detalle en este libro evidencian con toda claridad que el clásico ideal de la objetividad científica no puede ya mantenerse, y en este sentido, la física moderna está también haciendo tambalearse al mito que considera a la ciencia como algo totalmente ajeno a los valores. Los patrones y los esquemas que los científicos observan en la naturaleza están íntimamente relacionados con los patrones y esquemas existentes en sus mentes, con sus conceptos, sus pensamientos y sus valores. Así, los resultados científicos que obtengan, y las aplicaciones tecnológicas que investiguen, estarán todos ellos condicionados por sus propias estructuras mentales. Aunque gran parte de sus detalladas investigaciones no dependerán explícitamente de su sistema de valores, la estructura más extensa dentro de la que se realiza la investigación, nunca será independiente de tales valores. Por ello, los científicos no sólo tienen una responsabilidad intelectual sobre sus investigaciones, sino también una responsabilidad moral.

Desde este punto de vista, la relación existente entre la física y el misticismo no es sólo muy interesante, sino también de extrema importancia. Los resultados de la física moderna han abierto a los científicos dos caminos muy diferentes. Nos pueden llevar -poniéndolo en términos extremos- al Buda o a la Bomba, y a cada científico le corresponde decidir qué conmino va a tomar. A mi manera de ver, en una época en la que casi la mitad de nuestros científicos e ingenieros trabajan para la industria militar, malgastando un enorme potencial de ingenio humano y creatividad en descubrir medios cada vez más sofisticados de destrucción total, el camino del Buda. el "camino con corazón", nunca podrá ser excesivamente acentuado.

La presente edición de este libro ha sido actualizada. incluyendo resultados de las más recientes investigaciones realizadas en el campo de la física subatómica. Para ello he cambiado ligeramente algunos párrafos del texto a fin de sintonizarlos con las nuevas investigaciones, y también he añadido al final del libro un nuevo capítulo, al que he titulado "Vuelta a la Nueva Física", en el que describo con detalle los nuevos descubrimientos de la física subatómica. Para mí ha sido una gran satisfacción comprobar, que ninguno de estos recientes descubrimientos ha invalidado nada de lo que escribí hace siete años. De hecho, la mayoría de ellos fueron ya anticipados en la versión original. Esto ha venido a reforzar la intensa creencia que me motivó a escribir este libro: que los temas básicos que utilizo en mi comparación entre la física y el misticismo, serán confirmados, más que invalidados por las futuras investigaciones.

Además, ahora siento que estoy pisando un terreno mucho más firme con mi tesis, pues los paralelismos con el misticismo oriental están apareciendo no sólo en el campo de la física, sino también en la biología, en la psicología y en otras ciencias. Al estudiar las relaciones entre la física y estas ciencias he descubierto que la estructura de la teoría de sistemas provee una extensión natural de los conceptos de la física a otros campos.

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La exploración de los conceptos de sistemas en biología, medicina, psicología y en las ciencias sociales, que he realizado en "El Punto Crucial" me ha demostrado que el enfoque de los sistemas confirma los paralelismos existentes entre la física moderna y el misticismo oriental. Además, los nuevos sistemas de biología y psicología señalan otras similitudes con el pensamiento místico, al margen del campo estudiado por la física.

Estas similitudes las trato en mi segundo libro, el cual incluye ciertas ideas sobre el libre albedrío, el nacimiento, la muerte, la naturaleza de la vida, de la mente, de la consciencia y de la evolución. La profunda armonía existente entre estos conceptos -tal como se expresa en el lenguaje de sistemas y sus correspondientes del misticismo oriental, es una impresionante evidencia de que la filosofía de las tradiciones místicas, también conocida cono "filosofía perenne", constituye una muy consistente base filosófica para nuestras teorías científicas modernas.

Fritjof Capra Berkeley, Junio de 1982

Fuentes:

"El Tao de la Física"
Archivo PDF.
Por Fritjof Capra


Gaia: La Tierra como planeta vivo

"Según Lovelock, las pruebas demostraban que toda la biosfera del planeta tierra, hasta el ultimo ser viviente que lo habita, podía ser considerada como un único organismo a escala planetaria en el que todas sus partes estaban casi tan relacionadas y eran tan independientes como las células de nuestro cuerpo. Creía que ese super-Ser-Colectivo merecía un nombre propio, al que William Golding llamó Gaia".
Isaac Asimov y Frederik Pohl en "La Ira de la Tierra"

La Hipótesis Gaia es una teoría científica que, en esencia,
dice que toda la biosfera del planeta Tierra,
es decir, todos los seres vivos, desde virus, bacterias, plantas, animales y seres humanos,
en conjunto, pueden considerarse como un único super-organismo vivo y autoregulado,
en el que todas sus partes se relacionan entre sí e influyen las unas sobre las otras.
Los seres vivos individuales serían algo similar a las células del cuerpo,
que si bien son organismos independientes, juntas forman un organismo más complejo.


A todos nos gustaría creer que existe algo (alguna clase de ser superior y bueno) que puede intervenir y salvarnos de las cosas que van mal en nuestro mundo.

La mayoría de la gente siempre ha tenido una creencia de este tipo que la reconforte. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el candidato para este algo ha sido Dios (no importa a qué dios se adorara en cada tiempo y lugar) y ésa es la razón por la que, en los veranos secos, los agricultores han levantado sus ruegos para pedir lluvia. Lo siguen haciendo, pero, a medida que los conocimientos científicos aumentan y se empiezan a encontrar cada vez más explicaciones a los acontecimientos de las leyes naturales en vez del capricho divino, mucha gente empieza a desear un protector menos sobrenatural (y quizá más predecible).

Por eso hubo bastante revuelo en la comunidad científica cuando, hace unos cuarenta años, un científico británico, llamado James Lovelock, propuso algo que cumplía estos requisitos. Lovelock dio un nombre a su nuevo concepto hipotético: lo llamó Gaia, por la antigua diosa de la tierra.

Cuando Lovelock publicó la hipótesis de Gaia, provoco una sacudida en muchos científicos, sobre todo en aquellos con una mente más lógica que odiaban un concepto que sonaba tan místico. Les producía perplejidad, y lo más desconcertante de todo era que Lovelock era uno de ellos. Tenía fama de ser algo inconformista, pero sus credenciales científicas eran muy sólidas. Entre otros logros a Lovelock se le conocía por ser el científico que había diseñado los instrumentos de algunos de los experimentos para buscar vida que la nave estadounidense Viking había llevado a cabo en la superficie de Marte.

Y, sin embargo, a los ojos de sus iguales, lo que Lovelock estaba diciendo rayaba en la superstición. Peor todavía, cometió la temeridad de presentar sus argumentos en forma de método científico ortodoxo. Había obtenido las pruebas para su propuesta de la observación y la literatura científica, como se supone que debe hacer un científico. Según él, las pruebas demostraban que toda la biosfera del planeta tierra (o lo que es lo mismo, hasta el ultimo ser viviente que habita en nuestro planeta, desde las bacterias a los elefantes, las ballenas, las secoyas y tú y yo) podía ser considerada como un único organismo a escala planetaria en el que todas sus partes estaban casi tan relacionadas y eran tan independientes como las células de nuestro cuerpo. Lovelock creía que ese super-ser-colectivo merecía un nombre propio. Carente de inspiración, pidió ayuda a su vecino, William Golding (autor de "El Señor de las Moscas"), y a Golding se le ocurrió la respuesta perfecta. Así que lo llamaron Gaia.


Lovelock llegó a esta conclusión en el transcurso de su trabajo científico mientras trataba de idear qué signos de vida debían buscar en el planeta Marte los instrumentos que estaban diseñando. Se le ocurrió que si fuese un marciano en vez de un inglés, habría sido fácil resolver el problema en sentido contrario. Para obtener la solución, todo lo que hubiera necesitado un marciano hubiera sido un modesto telescopio con un buen espectroscopio incorporado. La misma composición del aire de la Tierra proclama la innegable existencia de vida. La atmósfera terrestre contiene una gran cantidad de oxigeno libre, que es un elemento químico muy activo. El hecho de que se encuentre libre en esas cantidades en la atmósfera significa que tiene que haber algo que lo esté reponiendo constantemente. Si esto no fuera así, hace mucho tiempo que el oxígeno atmosférico habría reaccionado con otros elementos como puede ser el hierro de la superficie terrestre y habría desaparecido, exactamente igual que nuestros espectroscopios terrestres han mostrado que cualquier cantidad de oxigeno que hubiese habido se ha agotado desde hace mucho tiempo en nuestros vecinos planetarios, Marte incluido.

Por lo tanto, un astrónomo marciano habría comprendido de inmediato que ese algo que repone el oxígeno sólo podía ser una cosa: la vida. Es la vida (las plantas vivas) lo que produce constantemente este oxígeno en nuestro aire; con ese mismo oxígeno cuenta la vida (nosotros y casi todos los seres vivos del reino animal) para sobrevivir.

Partiendo de esto, la idea de Lovelock es que la vida (toda la vida de la tierra en su conjunto) interacciona y tiene la capacidad de mantener u entorno de manera que sea posible la continuidad de su propia existencia. Si algún cambio medioambiental amenazara a la vida, ésta actuaría para contrarrestar el cambio de manera parecida a como actúa un termostato para mantener tu casa confortable cuando cambia el tiempo encendiendo la calefacción o el aire acondicionado.

El término técnico para este tipo de comportamiento es homeostasis. Según Lovelock, Gaia (el conjunto de toda la vida en la tierra) es un sistema homeostático. Para ser más preciso desde el punto de vista técnico, en este caso, el término adecuado es homeorético en vez de homeostático, pero la distinción solo puede interesar a los especialistas. Este sistema que se conserva a sí mismo, no sólo se adapta a los cambios, sino que incluso hace sus propios cambios alterando su medio ambiente siempre que sea necesario para su bienestar.


Estimulado por estas hipótesis, Lovelock empezó a buscar otras pruebas de comportamiento homeostático. Las encontró en lugares insospechados. En las islas coralíferas, por ejemplo. El coral está formado por animales vivos. Sólo pueden crecer en aguas poco profunda. Muchas islas de coral se están hundiendo lentamente y, de alguna manera, el coral sigue creciendo hacia arriba tanto como necesita para permanecer a la profundidad adecuada para sobrevivir. Esto es un tipo rudimentario de homeostasis. También está la temperatura de la Tierra. La temperatura media global ha permanecido entre límites bastante estrechos durante mil millones de años o más, aunque se sabe que en este tiempo la radiación solar (que es lo que determina básicamente dicha temperatura) ha ido aumentando interrumpidamente. Por tanto, el calentamiento de la tierra debía haberse notado, pero no ha sido así. ¿Cómo puede haber ocurrido esto sin algún tipo de homeoestasis?

Para Lovelock resultaba todavía más interesante la paradójica cuestión de la cantidad de sal en el mar. La concentración actual de sal en los océanos del planeta es justo la adecuada para las plantas y animales marinos que viven en ellos. Cualquier aumento significativo resultaría desastroso. A los peces (y a otros modos de vida marinos) les cuesta un gran esfuerzo evitar que la sal se acumule en sus tejidos y les envenene; si en el mar hubiera mucha mas sal de la que hay, no podrían hacerlo y morirían. Y, sin embargo, según toda lógica científica normal, los mares deberían de ser muchos más salados de lo que son. Se sabe que los ríos de la Tierra están disolviendo continuamente las sales de los suelos por los que fluyen y las transportan en grandes cantidades a los mares. El agua que los ríos añaden cada año no permanece en el océano. Esta agua pura se elimina por evaporación debido al calor solar, para formar nubes que terminan cayendo de nuevo como lluvia; mientras las sales que contenían estas aguas no tienen a donde ir y se quedan atrás.

En este caso, la experiencia diaria nos enseña lo que sucede. Si dejamos un cubo de agua salada al sol durante el verano, se volverá cada vez mas salada a medida que se evapora el agua. Aunque parezca sorprendente, esto no sucede en el océano. Se sabe que su contenido de sales ha permanecido constante a lo largo de todo el periodo geológico. Así que está claro que algo actúa para eliminar el exceso de sal en el mar.

Se conoce un proceso que podría ser el responsable. De vez en cuando, las bahías y brazos de mar poco profundos se quedan aislados. El sol evapora el agua y quedan lechos salinos que con el tiempo son recubiertos por polvo, arcilla y, finalmente, roca impenetrable, de manera que cuando el mar vuelve para recuperar la zona, la capa de sal fósil esta sellada y no se redisuelve. Más tarde, cuando la gente la extrae para sus necesidades, la llamamos mina de sal. De esta manera, milenio tras milenio, los océanos se liberan del exceso de sal y mantienen su concentración salina.

Podría ser una simple coincidencia que se mantenga este equilibrio con tanta exactitud, independientemente de lo que ocurra, pero también podría ser otra manifestación de Gaia.

Pero quizá Gaia se muestre a sí misma con más claridad en la manera que ha mantenido constante la temperatura de la Tierra. Como ya hemos dicho, en los orígenes de la tierra, la radiación solar era una quinta parte de la actual. Con tan poca luz solar para calentarse, los océanos deberían haberse congelado, pero eso no ocurrió. ¿Por qué no?

La razón es que por aquel entonces la atmósfera terrestre contenía mas dióxido de carbono que en la actualidad y éste, afirma Lovelock, es un asunto de Gaia, ya que aparecieron las plantas para reducir la proporción de dióxido de carbono en el aire. A medida que el sol subía la temperatura, el dióxido de carbono, con sus propiedades de retención del calor, disminuía en la medida exacta a lo largo de milenios. Gaia actuaba por medio de las plantas, indica Lovelock, para mantener el mundo a la temperatura óptima para la vida.


Fuentes:

“La Ira de la Tierra“
Archivo DOC. en formato ZIP.
Capítulo 2, “Gaia y otras esperanzas”
Por Isaac Asimov y Frederic Pohl


Gaia



martes, 24 de marzo de 2009

Teoria de las estructuras disipativas

En su obra "¿Tan Sólo una Ilusión?", Prigogine define las estructuras disipativas:
"... la formación de «estructuras disipativas» en condiciones muy alejadas del equilibrio, y en el que la estructura surge a partir del caos térmico, del azar molecular... cuando nos apartamos mucho de las condiciones de no equilibrio, se originan nuevos estados en la materia. Llamo a estos casos «estructuras disipativas», porque presentan estructura y coherencia, y su mantenimiento implica una disipación de energía ."

"El caos está en el origen de la vida y de la inteligencia"
IIya Prigogine


La investigación central de Ilya Prigogine giró en torno a la expansión de la termodinámica clásica y al estudio de los procesos irreversibles con la teoría de las estructuras disipativas, con proyecciones epistemológicas que trascendieron al campo filosófico en los planos de la percepción y la construcción de la realidad. La preocupación científica de Prigogine aflora ya en sus primeros trabajos y hace referencia a la incertidumbre que mueve a buscar las bases constructivas del futuro. Más allá de una concepción determinista del porvenir, parte de una convicción constructivista, que no sólo se refiere al plano de la realidad cósmica, sino que traslada a la realidad social como una construcción dinámica.

Prigogine entiende que la edad de la certidumbre y la racionalidad pertenece a una cosmovisión y a unos paradigmas superados. Sus obras, con títulos como "El fin de las certidumbres", suponen una ruptura de la linealidad del devenir, el determinismo de las direcciones del tiempo... Partiendo de la incertidumbre, el futuro esta abierta a la creatividad constructiva, a las bifurcaciones que descubre que no hay una dirección única en la construcción de la realidad. Es el desorden creador en el escenario de una "nueva alianza", donde, liberada del determinismo, la ciencia une al hombre con la naturaleza y su lógica probabilista.

Este interesante químico es uno de los argumentadores de la teoría del caos y del orden subsiguiente al caos, de las estructuras disipativas que afloran en los procesos de autoorganización. Sostiene que el caos está en el origen de la vida y de la inteligencia, de modo que son la inestabilidad y el caos las bases constructivas del orden. Frente a lo cierto, Prigogine formula una nueva dimensión sistémica a partir de la complejidad, el no equilibrio, lo posible y lo probable . ¡Que interesante!


El tema principal del trabajo científico de Ilya Prigogine ha sido la mejor comprensión del papel que juega el tiempo en las Ciencias Físicas y la Biología. Ha contribuido significativamente al entendimiento de los procesos irreversibles, particularmente en sistemas no equilibrados. Los resultados de su trabajo en estructuras disipativas han estimulado a muchos científicos de todo el mundo y pueden haber tenido importantes consecuencias para nuestra comprensión de los sistemas biológicos.

La teoría de las estructuras disipativas (o termodinámica de procesos irreversibles), formulada por Iya Prigogine, postula la aparición de nuevas estructuras debido a pequeños cambios en sistemas complejos muy alejados del equilibrio, lo que desemboca en un proceso irreversible. A partir de ahí, lo único que ocurre es la degradación de esa energía.

Introducción al concepto de estructura disipativa

Se dice que un sistema es disipativo si su energía se degrada en forma de calor, que en parte no es transformable en otras formas de energía menos degradada. Una estructura es disipativa en la medida que ayuda a los mecanismos disipativos.
Según la clásica segunda ley de la termodinámica, un sistema aislado ha de ir perdiendo (disipando) toda la energía libre que posee con lo cual su entropía se maximiza. Un sistema en equilibrio térmico ya no disipa más y se halla en un estado de máxima entropía. Si un sistema se halla en las cercanías del equilibrio, sus tendencias espontáneas e irreversibles lo son hacia el equilibrio. La fuerza impulsora es la de producir entropía.
Por definición, en el equilibrio ya no puede producir más entropía (principio de la mínima producción de entropía).
Pero no abundan los sistemas aislados, por lo cual puede haber sistemas alejados del equilibrio (como el planeta iluminado o el cerebro con nutrimentos) que no pueden llegar a él - aunque lo buscan espontáneamente - porque mientras tanto siguen recibiendo aportes de energía externa (el sol, la glucosa en sangre).
Con esos aportes las ecuaciones diferenciales descriptivas de la dinámica, ya no son más lineales. No están en el equilibrio sino en el desequilibrio.

Como hay sistemas disipativos con estructuras, es lícito llamarlas, con Prigogine, "estructuras disipativas", aunque a primera vista su estudio parezca poco interesante. Pero hay algo muy real: las condiciones "lejos del equilibrio" o "en el desequilibrio" implican leyes no-lineales.
Toda la física interesante en nuestro universo es no-lineal


Se deduce que lo que recién parecía poco interesante sería una afirmación apresurada.

La única regla general para las ecuaciones diferenciales no-lineales es que no hay reglas generales. El caos es una posibilidad, como también la presencia de atractores, repulsores, bifurcaciones, autoorganizaciones.

Lo que afirma Prigogine es que aunque no halló para esta rama de la física incorporada a la mecánica estadística, una nueva constante universal, por lo menos ha encontrado una desigualdad matemática, un "criterio de evolución universal". Así como hay transiciones de fase en la física lineal, con roturas de simetría, muy cercanas al equilibrio (como el hielo que se funde), también las hay en la física no-lineal donde las estructuras disipativas se vuelven inestables y tienden a veces hacia patrones de organización coherente que minimizan la energía libre y disminuyen los grados de libertad.

"Cuando yo era joven, mis profesores se alegraban de demostrar que un problema matemático dado admitía sólo una solución. Era el summum de la belleza matemática. En el curso de mi carrera he consagrado mucho tiempo a demostrar a mis alumnos que hay muchos problemas que admiten más de una solución".

"En el fondo, las diferentes culturas, pongamos la civilización tradicional china y la civilización europea, siguieron caminos diferentes. Hoy tenemos una visión muy diferente de la visión antigua, reductora, en la que se decía: 'Existe una sola dirección asignada la progreso de la civilización'; ahora comprendemos que hay muchas maneras de ser civilizados. Uno de los problemas capitales de la política, diría yo, mundial, es la confrontación de culturas, la comparación y el mantenimiento de la diversidad, sin olvidar insistir también sobre los elementos que nos unen a todos los hombres".


Prigogine propone que dentro de un sistema complejo no-lineal lejos del equilibrio existen subsistemas fluctuantes. De vez en cuando se combinan y amplifican las fluctuaciones y se disrrumpe la estructura previa, ocasión en la cual aparece una bifurcación, un punto de bifurcación. La teoría no puede predecir, por adelantado, si el resultado será una estructura de dinámica caótica o una estructura autoorganizada con un orden "superior", un "orden por fluctuaciones". En este último caso, como la estructura necesita de energía externa para seguir organizada, es aceptable llamarla "estructura disipativa", puesto que necesita más energía externa que la estructura no-disipativa (más simple) previa reemplazada. Tiene un límite para su evolución y es la falta de capacidad para eliminar más y más calor. Los seres vivientes funcionan como sistemas disipativos, autoorganizados por fluctuaciones ambientales.

Los sistemas que captan información en forma de flujo de datos y que perciben regularidades en el mismo, tratando el resto del material como aleatorio, se denominan sistemas complejos adaptativos. El organismo humano es un sistema adaptativo complejo, y su estructura y funcionamiento corresponden a un sistema caótico.

Los seres vivos combinan la estabilidad de la estructura con la fluidez del cambio, lo cual permite su desarrollo, reproducción y evolución. Son «estructuras abiertas», estructuras disipativas, que dependen de flujos continuos de energía y recursos.
F. Capra resume así la teoría de las estructuras disipativas planteada por Ilya Prigogine:

"La comprensión de las estructuras como sistemas abiertos proporcionó una importante nueva perspectiva, pero no solucionó el rompecabezas de la coexistencia de estructura y cambio, de orden y disipación, hasta que Ilya Prigogine formuló su teoría de estructuras disipativas... La clave para entender las estructuras disipativas es comprender que se mantienen en un estado estable lejos del equilibrio... (Nota: aquí se refiere al equilibrio físico (termodinámico), no al equilibrio dinámico y funcional, homeostásico, de los organismos vivos). Un organismo vivo se caracteriza por un flujo y un cambio continuos en su metabolismo, comprendiendo miles de reacciones químicas. El equilibrio químico y térmico se da únicamente cuando estos procesos se detienen. En otras palabras, un organismo en equilibrio es un organismo muerto. Los organismos vivos se mantienen constantemente en un estado alejado del equilibrio, en el estado de vida. Siendo muy distinto del equilibrio, este estado es sin embargo estable a lo largo de períodos prolongados de tiempo, lo que significa que, como un remolino, se mantiene la misma estructura general a pesar del incesante flujo y cambio de componentes... Más lejos del equilibrio los flujos son más fuertes, la producción de entropía aumenta y el sistema ya no tiende al equilibrio. Bien al contrario, podrá encontrarse con inestabilidades que le conduzcan a nuevas formas de orden que alejarán al sistema más y más del estado de equilibrio. En otras palabras, lejos del equilibrio las estructuras disipativas pueden desarrollarse hacia formas de complejidad creciente... Prigogine enfatiza que las características de una estructura disipativa no pueden deducirse de las propiedades de sus partes, sino que son consecuencia de su «organización supramolecular». Aparecen correlaciones de largo alcance en el mismo punto de transición de equilibrio a no equilibrio, y a partir de este punto, el sistema se comporta como un todo... Cuanto más alejado del equilibrio está un sistema, mayor es su complejidad y más alto el grado de no-linealidad de las ecuaciones matemáticas que lo describen. La teoría de Prigogine demuestra que el comportamiento de una estructura disipativa alejada del equilibrio no sigue ninguna ley universal, sino que es exclusivo del sistema específico. Cerca del equilibrio, podemos encontrar fenómenos repetitivos y leyes universales. A medida que nos alejamos de él, nos desplazamos de lo universal a lo único, hacia la riqueza y la variedad. Esta, sin duda, es una característica bien conocida de la vida".


El método de la complejidad es fiel a sus postulados, porque ofrece más incertidumbre que estabilidad conceptual y determinismo sobre el futuro de los acontecimientos. En este sentido, Ilya Prigogine, con una gran influencia en los paradigmas científicos modernos, nos lleva a creer en el fin de las certezas absolutas y la imposibilidad de aprehender toda la realidad, porque vivimos en un universo abierto y en constante evolución, como plantea en su libro: “ El fin de la certeza absoluta. Tiempo, caos y las nuevas leyes de la naturaleza.”
Los sistemas complejos están formados por gran cantidad de componentes dinámicos, cuyas interacciones originan un comportamiento colectivo emergente, cualitativamente diferente de cada componente, y por ello, es difícil predecir su evolución futura más allá de un cierto horizonte temporal.



Ilya Prigogine

El premio Nobel de Química de 1977, el profesor doctor Ilya Prigogine precursor de la Teoría del caos, nace el 25 de Enero de 1917 y muere el 28 de mayo de 2003, a la edad de 86 años en Bruselas, ciudad donde residía. Gran filósofo humanista, sus conclusiones nos ayudan a comprender por qué existimos y por qué los orígenes de la vida no fueron coincidencia. Sus libros, traducidos a muchos idiomas, abarcan desde el estudio de la termodinámica hasta la conexión entre ciencia y humanismo.

El Premio Nobel de Química de 1977 fue concedido al Dr. Prigogine después de haber sido marginado por casi 20 años, se le concedió el Premio de Química, fundamentalmente por su trabajo en lo que denominó estructuras disipativas y por sus contribuciones al desequilibrio termodinámico, particularmente la teoría de los procesos irreversibles, han estimulado a muchos científicos en el mundo entero y pueden tener consecuencias profundas para nuestra comprensión de los sistemas biológicos. Se graduó en Química en la Universidad Libre de Bruselas. Fué Regent Professor y Profesor Ashbel Smith de Ingeniería Física y Química de la Universidad de Texas en Austin. En 1967 fundó el Centro de Mecánica Estadística, que más tarde se llamó Centro Ilya Prigogine para Estudios de Mecánica Estadística y Sistemas Complejos. Desde 1959 ha sido Director del Instituto Internacional Solvay en Bruselas, Bélgica. En 1989, Prigogine fue nombrado Vizconde por el Rey de Bélgica. Fue miembro de 63 organizaciones nacionales y profesionales, entre los cuales se encuentran la Academia Nacional de Ciencias y la Academia Americana de Arte y Ciencia. Sus actividades internacionales más recientes han sido las de Consejero Especial de la Comunidad Europea en Bruselas, Bélgica, Miembro Honorario de la Comisión Mundial para la Cultura y el Desarrollo de la UNESCO, presidida por Pérez de Cuellar; Miembro Honorario de London Diplomatic Academy y Presidente de Honor de International Commission on Distance Education (ECOSOC, Naciones Unidas)

Nacido en Moscú, Ilya Prigogine consiguió la nacionalidad belga cuando emigró junto a sus padres, a los cuatro años de edad. Virtuoso del piano, de joven dudó entre dedicarse por la carrera musical o la educación científica; finalmente optó por la ciencia y estudió Física y Química en la Universidad Libre de Bruselas, donde ejerció como profesor de Termodinámica.

"La formación de sistemas disipativos ordenados demuestra que es posible crear orden del desorden" explicaba el comunicado del Nobel. La descripción de estas estructuras condujo a muchos descubrimientos fundamentales y tuvo aplicación en diversos campos, no sólo en la química, sino en la biología y en los sistemas sociales.

Se opuso a Einstein por el papel que atribuyó al azar; estudió el caos, la incertidumbre y el no equilibrio. No admitía una concepción determinista del universo.

Institutos de Investigación y destacadas universidades lo honraron con distinciones académicas, entre las que se cuentan más de veinte Doctorados Honoris Causa. Entre los reconocimientos obtenidos, figuran la Legión de Honor de Francia y el Sol naciente de Japón.

Durante una de sus últimas visitas a Buenos Aires, para participar de la inauguración del Instituto Internacional de Investigaciones Científicas de la Universidad del Salvador, dijo: "La ciencia es un elemento de la cultura. Veo mi trabajo como una reconciliación, porque demuestra que el problema del tiempo puede ser abordado por la ciencia y desemboca en la filosofía".

Para Prigogine, el tiempo era la dimensión perdida de la física, y sus esfuerzos de toda la vida se encaminaron a entender su papel en el universo. Por eso sus contribuciones se dieron mayormente en la irreversibilidad, o, como él la llamó, "la flecha del tiempo".

Hablando de sus teorías, decía: "Tienden un puente sobre el abismo que existe entre los campos biológicos y sociales de investigación". Al darle un papel protagónico al azar, Prigogine estableció la imposibilidad de tener certezas absolutas. También demostró que en el mundo hay una creación simultánea de orden y desorden.

El orden y el caos

La teoría del caos, o de los Sistemas Dinámicos No Lineales, arranca de las investigaciones del Premio Nobel. «El caos posibilita la vida y la inteligencia», dijo.
Cuestionó la teoría del Big Bang sobre el origen del universo. Para él, el origen no se puede concebir como una explosión inicial, sino como resultado de la transformación de energía de gravitación en energía de materia. Desarrolló una hipótesis física relativa a la aparición de las estructuras en que se organiza la materia viva, a las que denominó estructuras disipativas.

Catedrático de química en el Instituto Enrico Fermi de la Universidad de Chicago, de física e ingeniería química en la Universidad de Texas y director del Instituto de Mecánica Estadística y Termodinámica. Se casó en 1961 con Marina Prokopowicz y tuvo dos hijos.

Fuentes:

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lunes, 23 de marzo de 2009

El Cerebro holográfico

En 1960, el neurocirujano Karl H. Pribram encontró el concepto de holografía y la explicación que buscaban los neurólogos. Pribram cree que la memoria está guardada no en las neuronas ni en pequeños grupos de células cerebrales, sino en los dibujos de impulsos nerviosos que atraviesan el cerebro de parte a parte, de la misma forma que los dibujos del rayo láser atraviesan el área entera de un trozo de película que contenga una imagen holográfica. En otras palabras, Pribram está convencido de que el cerebro mismo es un holograma.

Pribram, que no negó los riesgos que significarían tomar ese camino: “Hay que decidirse a tener valor de parecer loco”, confeccionó un modelo holográfico con un puzzle, en el que se reflejaba dónde y cómo se graba la memoria en el cerebro. Durante décadas, numerosos estudios nos han mostrado que la memoria se situaba en diferentes zonas dispersas del cerebro, y no en una zona específica.
Pribram sentía recaudos en cuanto a la “ingenua” idea clásica de la percepción cerebral: interacción entre la realidad observada y el cerebro observador, material (gracias a sus conexiones con los sentidos). Siempre hay una visión conservada por la mayoría hasta convertirse en norma estable, aburrida, que alimenta al reaccionario, al inquieto en su búsqueda por lo desconocido. Porque la “explicación fácil puede sostenerse, claro está, a cierto nivel. Pero una mirada más profunda apunta a otras explicaciones”, plantea Pribram en la recopilación de artículos de “El paradigma holográfico”, de Ken Wilber. Y luego, antes de escandalizar a todo científico dogmático, preanuncia la cuestión fundamental; “si la mente resulta como propiedad nacida de la interacción de un organismo con su entorno, o si la mente refleja la organización básica del universo”. Y escandaliza: “Las observaciones, las percepciones…las imágenes son construcciones mentales”. Por eso la pregunta que termina acercándolo a Bohm: ¿Las propiedades del universo serán mentales y no materiales? De ser así, tanto el cerebro como la realidad serían holográficos.
El pilar de la teoría del cerebro como holograma está en las experimentaciones que el neurocirujano realizó respecto de la memoria. Pribram explica que las lesiones que pueda sufrir la masa cerebral en porciones específicas no afectan de modo alguno al conjunto de recuerdos. Ni tampoco a uno en particular. Puede pasar sí que por patologías o situaciones particulares se pierda o perturbe la memoria general, no una unidad memorial.
O sea, la imagen de ese hombre campechano, de pelo blanco y rostro severo, lleno de arrugas, que se le aparece a Juan cuando algo le recuerda a su bisabuelo, no residiría en los tres milímetros cúbicos de la parte posterior cerebral que está en línea con su oreja. Ni en ninguna otra porción específica del cerebro. Y la memoria completa -que incluye la imagen del bisabuelo y su casa, los ñoquis de su bisabuela, luego los ñoquis que comió hace unos días en el puerto, y el puerto de Génova del que le hablaba su padre y las olas, y etcétera eterno- sería una proyección, un despliegue de la intersección de todas las partes del cerebro. Un “espectáculo mágico”, mental. Un holograma. Y en cada parte vive el todo memorial. La imagen del bisabuelo estaría en cada una de las partículas cerebrales junto con todos los otros recuerdos.

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Las imágenes, no sólo de la memoria, sino también de las experiencias directas serían manifestadas como un holograma. Pribram, en “El Paradigma Holográfico”, argumenta con el modelo virtual: “La simulación del procesamiento de imágenes en ordenadores no ha dado otra técnica más que la holográfica para proporcionar la rica textura de escenas como las que componen nuestras experiencias”. El proceso humano de imágenes contiene una cuestión elemental –aparte del cerebro y los sentidos-, la realidad física, comprendida como sea (como ilusión, como sustancia visible, como un caos, como un orden natural, etc.). Cuando ya había desarrollado las cuestiones básicas de la holografía cerebral, Pribram se encontró frente al análisis de la realidad, física. Acá se cruzan los caminos de Pribram y Bohm.
No se unieron antes de comenzar a investigar, en pos de crear un nuevo paradigma científico. Cada uno por su lado planteó teorías, y Pribram un día, dialogando con su hijo –físico- descubrió que había otro científico, un ex compañero de investigación de Einstein, que planteaba la misma visión que tenía él pero en el campo físico. Fue el paradigma holográfico que los unió.
Cuando se integran el campo físico y neurológico, Pribram afirma un atractivo argumento en cuanto a la existencia del “orden implicado” sin tiempo, del que habla Bohm. Recuerda pensadores que han explicado cosas en épocas carentes de elementos para descubrirlas. En “El Paradigma Holográfico”, Pribram da un ejemplo: los antiguos místicos que describieron la función de la glándula pineal (órgano nervioso del encéfalo, relacionado con la regulación del sueño y procesos celulares) siglos antes que la ciencia. “¿Cómo surgieron ideas como éstas siglos antes de que tuviésemos las herramientas para comprenderlas? Tal vez en el estado holográfico, la esfera de la frecuencia, hace 4.000 años es mañana”. El “todo” no tendría tiempos. Y los pocos privilegiados que pudieran arrimarse a su despliegue –a través de procesos místicos, no racionales, con un principio de vacío del pensador- asimilarían materia desconocida, como en este caso visualizar a la glándula pineal, a ser comprendida por la razón humana más adelante en el factor, ¿ilusorio?, tiempo. Vivir como un viaje en el tiempo, pero en verdad a través de un viaje en el “todo”.
Y llegado cierto punto Pribram, se arriesgó y vaticinó: “Creo que nos hallamos en medio de un cambio de paradigma que abarca toda la ciencia”.
No faltaron críticas atroces al paradigma holográfico. Sea cierto o no, es arriesgado y controvertido, plantea relaciones tabú como ciencia con misticismo. Intenta la superación del pensamiento de hoy. Y busca clavarse en la realidad más profunda, superar el estado de ensueño, salir de la Matrix -si es que existe-. De la matriz de la que sale seguro es la que conforma a lo preestablecido. Habrá que ver si es un salto a una plataforma firme o un salto al vacío. Pero a todos los interrogantes que quedan cabe destacar una afirmación: Pribram, así como Bohm, acertados o no en la teoría, realmente tuvieron “valor de parecer locos”.

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domingo, 22 de marzo de 2009

La conciencia del Siglo XXI

Si a principios de esta década podía decirse que una teoría científica seria representaba la novedosa concepción general de que en el universo todo es vibración, ésta era, sin duda, la del Modelo Holográfico del Cerebro de Karl Pribram, según la cual a partir de las frecuencias vibratorias que entran a través de los canales sensoriales, el cerebro crea el espacio, el tiempo, los objetos y la realidad exterior misma. Esto ha conducido a la conocida hipérbole de que los acontecimientos que definen la actividad cerebral están fuera del espacio-tiempo.
Ahora, enriqueciendo nuestro sedentario pensar lógico con una paradoja más a la que acostumbrarnos, se nos precisa que tenemos que alejarnos aún más del contexto bienpensante de las categorías espacio-temporales de referencia para adentrarnos resueltamente en el dominio siempre enigmático de la Mecánica Cuántica y de unas extrañas estructuras microtubulares del cerebro para llegar a comprender -algún día las claves de algo que está más allá del cerebro: la conciencia del siglo XXI.

EL LABORATORIO DEL CEREBRO HOLOGRAFICO Y OTRAS PARADOJAS

Es bien sabido de nuestros lectores que, a principios de la década de los años 70, el neurofisiólogo Karl Pribram, norteamericano de origen vienés, en aquel entonces investigador del Centro de Estudios Avanzados y de /as Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford (California), elaboró una teoría holográfica del funcionamiento cerebral que permite dar cuenta de algunos hechos establecidos en el estudio de la memoria: el conocido Modelo Holográfico del Cerebro. En pocos años, la aptitud de este modelo para convertirse en metáfora útil en diversas ramas del conocimiento humano y sugerir nuevas conexiones entre sus conceptos, así como evidenciar una estructura común entre distintas disciplinas, hizo que el modelo se convirtiera en lo que llegó a ser considerado como el Paradigma Holográfico, es decir, una norma de conducta, un estilo del pensamiento común a ellas.
Hoy día el frente de las investigaciones ha avanzado aún más en el conocido Centro de Investigaciones del Cerebro y de las Ciencias de la Información, donde ahora tiene su cuartel general Karl Pibram, en Redford, un casi idílico pueblecito universitario de las inmediaciones de la cadena montañosa de los Apalaches en el estado norteamericano de Virginia.

EL NACIMIENTO DE UN MODELO

Pero tracemos la órbita que ha conducido del Holograma a la Mecánica Cuántica. Y recordemos que el concatenamiento de ideas y descubrimientos que vinieron a culminar con el paradigma holográfico comenzó a principios de siglo con el famoso biólogo C. Scheider quien, en 1905, sugiriera que la percepción es forma, y la forma es percepción, de manera análoga a como nuestro cuerpo es formado según la monogénesis del embrión. Décadas después, el neurocientífico Karl Lashley, del que llegó a ser discípulo Pribram, planteó que las líneas de fuerza según las que se desarrolla el embrión pueden formar patrones de interferencia. Sin embargo, aunque estas dos ideas señalaban que existía una relación entre patrones de interferencia e imágenes, Pribram aún no sabía cómo se podían obtener imágenes a partir de los primeros. Luego, en 1947, surgió la ciencia matemática de los hologramas a manos del científico húngaro Denis Gabor; y ello era precísamente lo que necesitaba Pribram. Sus ecuaciones abstractas vinieron concretizarse tecnológicamente primero con el láser, y fuego, y en 1965, con el invento del holograma por Emmet Leith y Juris Upatnicl, como una realización tecnológica del láser. Ya estaban, pues, las premisas, pero el momento del descubrimiento crucial de Pribram aún no había llegado. Finalmente, en 1969 leyendo un artículo de divulgación científica en Scientific American que describía el efecto holográfico, Pribram dio con lo que le faltaba a Lashley y dedujo que la memoria queda almacenada en el cerebro como un holograma. Nacía así el modelo holográfico del cerebro.

NACIMIENTO DE UN PARADIGMA

Después de veinte años de variadísimas y rigurosas investigaciones, se puede afirmar que el modelo holográfico del cerebro que introdujere Pribram se ha convertido, incluso, en un nuevo paradigma: el Paradigma Holográfico. Este último, aunque como toda teoría humana, no da respuesta a todos los interrogantes plantea, sin embargo múltiples conjeturas en diversos dominios de las actividades humanas y nos ofrece une visión global de la realidad más acorde con el desarrollo de la nueva ciencia y con el mundo en que vivimos. Otro éxito atribuido a este modelo es que ha promovido une sostenida reflexión, a nivel mundial respecto a la interfase entre ciencia y religión. Algunos de los investigadores subyugados por este paradigma han llegado a afirmar que, sin un fundamento trascendental, es imposible comprender los resultados obtenidos en experimentos de laboratorio.

ANTECEDENTES HISTORICOS DEL PARADIGMA HOLOGRAFICO

Cuando un paradigma está en proceso de transformación, como es ahora el caso, la ciencia suele revisar conceptos que con anterioridad habían sido descartados. Así, en el siglo XVII, Leibnitz, en su Sistema de Armonía Preestablecida, postulaba que el universo estaba formado por monadas, unidades trascendentales que incorporaban en sí mismas la información del Todo, y que el comportamiento exquisitamente bien ordenado de la luz escondía una estructura ordenada de la realidad. ¿Un orden implícito, como postula actualmente David Bohm? Probablemente. Pero ¿cómo puede ser que estas ideas -que tan preclaramente prefiguraban el modelo holográfico del universo y su orden implícito, hayan surgido cientos de años antes de que existieran las técnicas matemáticas para expresarlas y estudiarlas? ¿Acaso se trata de la omnipresencia de la memoria transhistórica de la humanidad, el conocimiento eterno? O quizá es que, como afirmara el mismo Pribram, en el estado holográfico de la materia -en el dominio frecuencial-, no hay tiempo y 4.000 años atrás es mañana. ¿O es que quizá, en el reino cuántico de las vibraciones, el conocimiento llegaría... del futuro?

ALCANCE DEL PARADIGMA HOLOGRAFICO

El paradigma holográfico ha tenido una contundente repercusión sobre el potencial del hombre para determinar la realidad en la que está inmerso. Y aunque no se haga mención explícita de sus pareceres, su presencia se detecta en distintas ramas del saber humano; a saber, y entre otras, en la educación, en la salud, en la psicoterapia, en la transformación personal, en la filosofía y en la evolución, en el arte, en la genética y hasta en la parapsicología.
Según Pribram, el éxito mundial y la envergadura planetaria de este paradigma se debe a que su formulación responde a una necesidad del espíritu humano en estas coordenadas espacio-temporales y sociales en las que vivimos. En el modelo holográfico subyace un hambre ontológica de unidad, de totalidad, de holismo, por emplear una palabra ya acuñada. El paradigma holográfico sugiere que la dinámica de la vida es no-lineal, de modo parecido a los sueños, a los momentos en que se experimentan emociones fuertes o en los momentos de Iluminación, en los que, en un instante, comprendemos cosas que de otro modo hubiera necesitado horas y horas de paciente trabajo.
La no linealidad del estilo de vida asociado con la idea de holograma es percibida como si fuera una tabla de salvación para el ser humano hambriento de unidad ontológica, de totalidad. Además, permite ser creativo pues va más allá de los límites esquizoides de la noción de karma o ley de causa y efecto, que ilustra como nada la linealidad en ese proceso que llamamos vida para sustituirlo por un esquema reticular de relaciones y vínculos entre acontecimientos que forman una red, en la que varias "causas" pueden tener un efecto común y una causa puede dar lugar a varios efectos distintos. Esto amplía nuestra visión del mundo y la hace más incluyente, más global, a la vez que nos hace más responsables al hacernos conscientes de toda una red de individuos y acontecimientos que se interdetermina en todo momento del tiempo.

COMPENDIO DEL ALCANCE

En la Educación. Los educadores han sabido siempre que la ansiedad afecta la capacidad de aprender de un alumno. La ansiedad, desde el punto de vista de la actividad cerebral, es como un estado arrítmico de ruido. De esa manera, el modelo holográfico del cerebro que considera a éste como un analizador complejo de frecuencias, permite comprender las diferencias individuales de estilo de aprendizaje y permite comprender qué métodos de enseñanza, como la meditación, el biofeedback y la sugestología, pueden generar estados armoniosos más relajados en los estudiantes, permitiéndoles elevar su nivel de asimilación.

En la Salud. Una vez que se sabe que el ser humano tiene acceso completo al dominio de la realidad que crea la enfermedad o el bienestar, queda establecida la importancia que para la salud tiene la responsabilidad individual. Esto, sin embargo, no quiere decir que los factores medioambientales, tales como nutrientes, luz, ionización del aire o el sonido no sean importantes para la salud. Las terapias que combinan la visualización con ciertos estados de conciencia -como el entrenamiento autógeno, la meditación, la hipnosis o la psicosíntesis- tienen mucho sentido.

En la Psicoterapia y la Religión.Las descripciones de una sensación de flujo-como en el amor, la alegría, la seguridad y el proceso creativo- en realidad pueden estar reflejando estados de conciencia en resonancia con el aspecto "ondulatorio" holístico de la realidad. La ansiedad, la ira y la angustia representarían estados fragmentados de la conciencia.

Transformación Personal. ¿Acaso las experiencias transformativas personales corresponden a simetrías universales subyacentes? Las investigaciones de la conciencia ya han establecido una correlación entre el cerebro límbico y ese tipo de experiencias. El término "trascendencia" puede ser una descripción literal -cierto tipo de relación de fase entre dos procesos cerebrales que generalmente son considerados como mutuamente exclusivos: lo analítico y lo holístico (como partículas y ondas)-. Lo intelectual y lo intuitivo.

La Atención. ¿Acaso un estado de atención verdaderamente enfocada está relacionado con un estado de armonía universal? La atención esconde secretos que no se comprenden bien. Algunos pacientes de biofeedback se curan sus migrañas elevando la temperatura de sus manos y otros lo hacen haciéndola bajar. Los investigadores están llegando a creer que el acto de atención puede que sea más importante que el aprendizaje mismo del autocontrol fisiológico.

Filosofía y Evolución. La idea de Pierre Teilhard de Chardin sobre una nooesfera -la red planetaria invisible de la conciencia en evolución es interesante a la luz de la teoría holográfica. También lo es la añeja noción esotérica de que existen otras dimensiones de la realidad en frecuencias que normalmente no nos son perceptibles.

El Arte. Los universales de las cualidades estéticas podrían reflejar simetrías, frecuencias y relaciones de fase subyacentes a las que nuestros cerebros responden. La música clásica se usa cada vez más para alterar la conciencia; incluso un físico ha especulado que los grandes acordes de Beethoven son capaces de activar los chacras.
Genética.Hasta Terence McKenna planteó en su libro El paisaje invisible que el ADN e, incluso las partículas subatómicas, operan de acuerdo con los principios holográficos.

Parapsicología. Los científicos comienzan a aplicar las paradojas cuánticas al estudio de los fenómenos psíquicos. El parapsicólogo Eugene Dolgoff plantea que sus experiencias de finales de la década de los 60, que demuestran que no hay transferencia de energía en los fenómenos psíquicos, confirman la naturaleza holográfica de la realidad, pues nada se mueve de un lado a otro, simplemente porque en el estado holográfico de la materia no existe el otro lado.

EXCESOS DE UNA IDEA

El mal -en el sentido maniqueo de la palabra- que puede haber provocado esta entusiasta actividad se deriva -como dijera Pribram- de que "si el hombre pudiera pensar claramente, si pudiera aplicar los conceptos a un asunto y discriminar lo que no sabe con respecto a lo demás, entonces podría decir: bueno, vamos a dejar abiertas esas otras cuestiones que ignoramos a ver si, en efecto, se les puede aplicar el concepto o no. Sin embargo, así no es como funciona el mundo. Todos se suben al tren en marcha del razonamiento paradójico, mandálico, y van siguiendo la inercia por los mismos carriles con un gran impulso". Y agrega: "Entonces comienzan a funcionar los medios de comunicación, todo el mundo saca las banderas y grita, en lugar de meditar sosegada y calmadamente. Al mismo tiempo, muchos empiezan a pensar que puede haber problemas por acá o por allá en cuanto a la aplicación del nuevo paradigma, etc. Luego, poco a poco, la hipérbole popular pasa a ser un paradigma establecido y van emergiendo otras ideas para resolver algunas dificultades que surgen, para explicar las cosas, y así se va conformando el nuevo paradigma".

¿QUE ES UN HOLOGRAMA?

Recordemos que un holograma, esa maravilla que ahora es tan común y nos lo encontramos hasta envolviendo caramelos y otras chucherías para niños, es, como saben los lectores, como una fotografía tridimensional, o más bien, como se dice hoy en día, un sistema óptico -sin lentes- de almacenamiento y recuperación de la información. Su peculiaridad reside en que toda la imagen se encuentra en cualquier parte del soporte fotosensible -el análogo de la película fotográfica de y las fotos clásicas bidimensionales- de forma que si se parte una imagen por la mitad, en cada una de las dos mitades aparecerá la imagen original ¡entera! El fundamento teórico de esta maravilla es el concepto de patrón de interferencias. La forma más accesible de visualizar este último concepto es la ofrecida por el panorama que se observa cuando se lanzan simultáneamente dos o más piedras sobre la superficie de un estanque en calma. Cada una de las piedras produce ondas concéntricas que se desplazan hacia el borde del estanque; pues bien, el patrón geométrico resultante del choque entre sí de esas olas es un patrón de interferencias. De forma similar, la placa en la que se graba el holograma recoge un patrón de interferencias, formadas por el entrechocar de ondas luminosas; en este caso, si se observara directamente una placa holográfica lo que se vería sería sólo eso: un patrón difuso, un caos luminoso sin ningún sentido ni forma. La astucia de los inventores de la fotografía holográfica, Emmet Leith y Juri Upatnicks, consistió en emplear un rayo de luz coherente -un láser- para hacer que surja, de entre esa confusión luminosa, la imagen nítida y tridimensional del objeto que se fotografió.
De esa manera, toda existencia se debe a un patrón de interferencias vivificadas en el cerebro, por lo que se podría Llamar el rayo láser de la voluntad, que actuaría a nivel de los campos receptivos de las neuronas individuales del sistema visual y hasta, en cierta manera, de los sistemas de los demás sentidos. En ese aspecto, puede decirse que el cerebro crea la realidad.

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EL PARADIGMA POST HOLOGRAFICO

Pero, como ocurre en otros dominios de la actividad humana, en especial la tecnológica, en los que apenas hecho un descubrimiento ya se le considera obsoleto y se comienza a buscar un sustituto, hoy ya se está buscando una generalización que incluya al paradigma holográfico como un caso especial, de manera muy análoga a como la teoría de la Relatividad tiene como caso especial a la mecánica de Newton.
Así, a principios de los noventa comenzaban a vislumbrarse ya nuevas tendencias que apuntaban hacia la aparición en breve tiempo -al menos así se estimaba, en el ardor del entusiasmo- de un nuevo paradigma más allá del Paradigma Holográfico. Pribram mismo siempre había dicho que hay muchísimos elementos en el cerebro que no tienen nada que ver con el modelo holográfico, como son las conexiones entre los lóbulos, y los hemisferios, el surgimiento del acto de conciencia y, en particular, de la Intuición, ese imponderable salto cuántico de la Inteligencia. De hecho, hoy en día cada vez se delinean más nítidamente los contornos de lo que, generalizando, se puede catalogar como el paradigma postholográfico. Éste parece que ha de incluir, en primer lugar, a la Teoría del Caos del premio Nobel Nya Prigogine, concretamente la Teoría de las estructuras disipativas, que permite entender mejor el surgimiento de ciertos patrones de comportamiento y aprendizaje, revelando que la organización es un recurso más eficiente a la hora del aprendizaje que los incentivos materiales o emocionales. Estas investigaciones tienen lugar en el Departamento del Caos, del Centro de Investigaciones del Cerebro, donde un equipo multidisciplinario aplica diversos modelos surgidos de esta disciplina, en conjunción con el modelo holográfico, para entrar en lo que se denomina la estructura fina del funcionamiento cerebral. Existe una analogía entre el surgimiento de la imagen a partir del caos del patrón de interferencias, propio de un holograma, y la formación de una "estructura disipativa" en el sentido de Prigogine.
En segundo lugar -o, a la larga, quizá haya de resultar que en primer puesto- el paradigma post-holográfico ha de incluir las aplicaciones de la Mecánica Cuántica al estudio del cerebro, cosa que ya está teniendo lugar con el estudio de ciertas funciones a niveles microscópicos que hasta ahora nunca habían podido ser alcanzados. Estos avances en el plano paradigmático están teniendo lugar a medida que se da respuesta a diversas incógnitas sobre la relación del cerebro con el medio ambiente.

El CEREBRO POST HOLOGRAFICO

Actualmente, el trabajo del Centro de Investigaciones del Cerebro está dirigido a llenar dos vacíos básicos que ya señalara el célebre conductista B. F. Skinner un año antes de su muerte, a saber, el vacío existente entre el estímulo proveniente del medio ambiente y la respuesta del organismo, y el vacío entre las consecuencias y las correspondientes modificaciones de la conducta.
Con este fin, Pribram ha organizado una serie de conferencias anuales, las Appalachian Conferences on Behavioural Neurodynamics, que comenzaron en 1992 en la Universidad de Radford bajo los auspicios de la Sociedad Internacional de Redes Nerviosas (International Neural Networks Society - INNS), que han gozado con la participación de destacados fisicomatemáticos, neurofisiólogos, neuropsicólogos y filósofos. Estos quehaceres -por poco que se hiperbolicen en una metáfora popular, de las del tipo que ahora, después de haber pasado por los excesos del Modelo Holográfico del Cerebro, el mismo Pribram evita utilizar demasiado- giran en torno a lo que se puede llamar el Modelo Cuántico del Cerebro.

ENTRE EL ESTIMULO Y LA RESPUESTA

Desde 1992 se están celebrando en la Universidad de Radford conferencias anuales organizadas por el Centro de Investigaciones del Cerebro de Karl Pribram. Las primeras tres conferencias fueron dedicadas a llenar el primer vacío mencionado en el texto -entre el estímulo y la respuesta-, y se basaron en el trabajo de Pribram de 1991, "Cerebro y percepción: holonomía y estructura en el procesamiento de imágenes", donde Pribram analiza la contribución de cada estructura cerebral al proceso perceptivo, desde la retina hasta la corteza frontal, en el marco de diversos modelos matemáticos. La primera de estas conferencias se centró alrededor de ciertos modelos novedosísimos de la Mecánica Cuántica para dar cuenta de los niveles de procesamiento dendrítico y nanoneurológico de la función perpetual. El título de la conferencia fue "Nueva visión de las redes neurológicas: campos cuánticos y datos biológicos".
La segunda conferencia fue una continuación de la primera y se concentró en los mecanismos de creación de imágenes. Su título fue "Orígenes: el cerebro y la auto-organización". La tercera refleja en su título el interés y el propósito global de esta serie de conferencias: "¿Acaso el cerebro es demasiado importante para dejar que los especialistas lo estudien?"
Finalmente, en 1995, en la cuarta conferencia, comienzan a llenar el segundo vacío que señalara Skinner, a y saber, la interfase entre las consecuencias y la modificación correspondiente de la conducta. Su título es "La motivación del aprendizaje es la auto-organización".

DEL CEREBRO HOLGRAFICO AL CEREBRO CUANTICO

Hay ciertos inventos o descubrimientos que conciernen a todos los hombres y todo conduce a pensar que, en los momentos en que la humanidad lo necesita -en que o bien está extenuada por las vivencias sangrientas, como en el caso del período subsiguiente a la primera guerra mundial, o bien cuando la sociedad se está desmoronando, como ocurrió en EE.UU. en la década de los años 70, al consolidarse la primera gran ruptura generacional total iniciada en los increíbles años 60- de pronto, de lo más profundo de esas espesas tinieblas, surge una idea luminosa que viene a traer solaz a la mente agobiada de los hombres. Así, por ejemplo, en 1916 se confirmó una de las predicciones más espectaculares de la Teoría de la Relatividad de Einstein durante el famoso eclipse total de sol, cuando se comprobó que la luz de las estrellas se curva al pasar cerca de un astro como el Sol. El hombre, agobiado por la separación de la guerra y el horror de las trincheras, levantó esperanzado la vista y la dirigió hacia las estrellas, de donde tenía la confirmación de una teoría de un judío alemán, obtenida por científicos norteamericanos e ingleses, todos ellos unidos por la ciencia. El segundo caso fue el descubrimiento de Pribram: ¡el cerebro es una entidad holográfica que interpreta un universo holográfico!

Ahora, en medio de esta crisis perenne de fin de siglo y de milenio en que las rudezas de la realidad se empecinan en mantenernos las narices y la vista pegadas al suelo, dejándonos apenas respirar, el alma colectiva de la humanidad vibra en espera ardorosa por una nueva teoría, un nuevo descubrimiento, una nueva explicación que le permita adquirir una inédita perspectiva de la realidad y realizar y tomar un respiro en la inescapable rueda del destino. ¿Será esta nueva explicación el ya mencionado paradigma postholográfico del cerebro cuántíco?

EL MODEL CUANTICO DE LA CONCIENCIA, COHERENCIA Y MICROTUBULOS

El modelo holgrafico del cerebro de Pribram planteaba que, a nivel del contacto entre las dendritas de las neuronas, tiene lugar una interferencia de ondas electromagnéticas que da lugar al mecanismo holográfico de representación de la memoria. Pero, desde aquel entonces, en definitiva primitivo, los avances en el estudio de la conciencia han alcanzado cotas antes sólo vistas en los relatos de ciencia ficción.
Los foros científicos hierven con una nueva idea: los conductores de la conciencia son unas estructuras microtubulares de proteínas -los microtúbulos- alojadas en el citoplasma por todo el cuerpo y, en particular, en el cerebro, en las neuronas. Los microtúbulos, que tienen u diámetro de 3 millonésimas de centímetro, se comportan de manera inusual, alrededor y dentro de las células, sirviendo de esqueleto de éstas y conduciendo señales químicas. Según Stuar Hameroff, un anestesiólogo de la Universidad de Arizona, este cito esqueleto también conduce lo: impulsos nerviosos de una célula a otra, constituyendo de esa manera los caminos de la conciencia Según este anestesiólogo, pues, la red de mícrofibulos dentro de la red neuronal sería el escenario donde se desempeña el drama cuántico de la conciencia.
Pero ¿cómo surge la conciencia y qué mecanismo permite que se transmita? El arquitecto de la idea predominante hoy en día es el físico y matemático Roger Penrose, de la Universidad de Oxford, Inglaterra -especialista en relatividad global y cosmología, de la talla de un Stephen Hawking- quien postula que la conciencia es el producto de un fenómeno de coherencia cuántica en el cerebro -la misma coherencia de la luz de la que consiste un rayo láser-. La conciencia se transmitiría, pues, como rayos de luz coherente que corren a lo largo del laberinto de microtúbulos que sustenta y permea a todas las células del cerebro. En ese sentido, el cerebro se parecería a un ordenador óptico que, en vez de servirse de impulsos eléctricos para transmitir la información, se sirve de luz coherente, es decir, de rayos láser que transmiten no Información, sino Conciencia, que es algo más que lo anterior.
Eventualmente, ambos creadores se conocieron y del maridaje de sus ideas surgió el primer Modelo Cuántico del Cerebro, que da cuenta de la aparición del fenómeno de la Conciencia y de su transmisión. No debe ser confundido con el Modelo Holográfico, que da cuenta sólo del fenómeno de la Memoria, de la formación de imágenes.
Hay que decir que la idea del empleo de la Mecánica Cuántica en el cerebro no es nueva, pero éste es el primer modelo que describe adecuadamente qué es lo que sucede a nivel celular. Los aspectos de la conciencia que se ven reflejados en él tienen que ver con los atributos no computables, no algorítmicos, de la conciencia, como la estética y la intuición, lo que confirma que el cerebro es un sistema dinámico complejo y no un simple procesador de información, como hasta ahora querían los especialistas en Inteligencia Artificial en su afán por construir una mente artificial. Por otra parte, hay una distinción entre impulso nervioso y actividad eléctrica, y entre éstos e información.
Pribram explica, no sin un cierto matiz humorístico, que incluso cualidades complejas de la conciencia como el amor olas pizzas de chorizo, puede ser consideradas como combinaciones de campos bosónicos (como los fonónicos o campos de resonancias, muy efímeros, o los fotónicos o campo asociado a la luz, eternos) que en su calidad de estados cuánticos macroscópicos del cerebro tienen propiedades que pueden dar cuenta de fenómenos psicológicos como son el Yo y el libre albedrío.



LOS DESCUBRMENTOS CIENTIFICOS RELACIONADOS CON LA COMPRENSION DEL CEREBRO

1714. Gottfried wilhelm von Leibniz, creador del cálculo diferencial e integral, dijo que una realidad metafísica subyace y genera al universo material. El espacio tiempo, la masa y el movimiento de la Física y la transferencia de energía son construcciones intelectuales.
1902. William James propuso que el cerebro normalmente excluye, por filtración, una realidad mayor.
1905. Albert Einstein publica la Teoría de la Relatividad restringida.
1907. Herir¡ Bergson dice que la realidad ultérrima es un impulso vital que sólo es comprensible por intuición. El cerebro oculta una realidad mayor.
1922. Alfred North Whitehead, matemático y filósofo, describe a la Naturaleza como un gran nexo en expansión de ocurrencias que no terminan en la percepción sensorial. El dualismo de 4a mente/materia es falso: la realidad es inclusiva e interdependiente... Ese mismo año Karl Lashley publica su gran investigación, que demuestra que una memoria específica no ocupa ningún lugar en particular en el cerebro, sino que está distribuida por todas partes.
1947. Denis Gabor emplea el cálculo infinitesimal, inventado por Leibniz para describir un tipo potencial de fotografía tridimensional, e1 holograma.
1965. Emmet Leith y Juris Upatnicks anuncian su construcción exitosa de un holograma con el recién inventado rayo láser
1969. Karl Pribram, que había trabajado con Lashley como neurocirujano, propone que el holograma es un poderoso modelo de los procesos cerebrales. Nace el Modelo Holográfico del Cerebro.
1971. El físico teórico David Bohm, que había trabajado con Einstein, propone que la organización del universo puede ser holográfica. Nace el Modelo Holográfico del Universo.
1975. Pribram sintetiza sus teorías y las de David Bohm en una revista alemana de Psicología Gestalt. El cerebro es un holograma dentro del holograma mayor que es el Universo.
1977. Pribram especula sobre las implicaciones metafísicas unificadoras de su síntesis. Nace el Paradigma Holográfico.



El CEREBRO CUANTICO PUERTA DE ENTRADA A LOS UNIVERSOS PARALELOS

Y ya en el borde de lo que el sentido común se resigna a aceptar, el neurocientífico G. G. Globus plantea que todos los mundos posibles -en el sentido de los universos paralelos de Everett, Wheeler y otros- están dentro del cerebro, en ese enigmático estado de latencia que es conocido como la superposición cuántica.
Según su teoría, el mecanismo de la percepción selecciona un mundo de entre los que conforman el "holomundo" del inconsciente universal y lo trae a la conciencia, lo realiza. Esa realización -esa materialización, diría yo-, es el famoso colapso de la función de ondas que se nos presenta como un proceso de selección de estos mundos a priori -o implícitos, como decía David Bohm-.Uno de los problemas que inquietan a muchos es cómo este modelo puede asegurar que dicha selección sea común a todos los seres vivientes, es decir, cómo es que todos, al menos aparentemente, participamos del mismo mundo. Según el neurofisiólogo mexicano Jacobo Grinberg Zylberbaum, íntimo amigo y colega de Pribram, esto sería así ya que sus experimentos muestran que todos los cerebros están suprafísicamente conectados entre sí y formarían un gigantesco cerebro iluminado por una Mente Colectiva...
Otra de las predicciones sorprendentes es que la alquimia cerebral de los universos paralelos tiene lugar sólo en un estado de perfecto aislamiento debido á la dualidad cuántica entre observador y observado, producto de que, como especulan los científicos de la mente y del cerebro, este último es lo que se considera un Ordenador Cuántico. Esta condición de aislamiento, de soledad, sugiere precisamente una subjetividad inaccesible a la observación externa, característica propia de la conciencia, y daría cuenta de los fallos de los experimentos de laboratorios que tratan de repetir, corroborar, comprobar la presencia de facultades psíquicas en los sujetos. También explicaría brillantemente aquello de que "en silencio ha tenido que ser", tan propio de los maestros sufíes que rehúyen la palabra, las explicaciones, a la hora de enseñar, de transmitir un conocimiento... O sería la reivindicación de Carlos Castaneda con su conocimiento silencioso...
Estas son, en definitiva, algunas de las avanzadas teorías que se postulan en el Centro de Investigaciones del Cerebro y de las Ciencias de la Información de Karl Pribram. El tiempo nos dirá si son correctas.
Fuentes:

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viernes, 20 de marzo de 2009

La biofísica de la conciencia, explicada desde la teoría cuántica de David Bohm

En el año de 1951, David Bohm, entonces profesor en la Universidad de Princeton, publicó "Quantum Theory", que se convertiría en el libro clásico de la materia. Se lo envió a Albert Einstein y su entusiasmada lectura produjo una cercana y prolongada amistad entre ambos. En ese libro, Bohm hace una reflexión acerca de la llamada Interpretación de Copenhague, propuesta por Niels Bohr y Werner Heisenberg, que es la base de la ortodoxia aceptada por la mayoría de los estudiosos de la física cuántica. Sin embargo, ya desde entonces Bohm compartía con Einstein y otros físicos dudas serias sobre algunas implicaciones de esa interpretación. Pensaban que, si bien los supuestos matemáticos funcionaban admirablemente para predecir eventos y realizar pruebas experimentales, no podían aceptar otros aspectos de la teoría, tales como negar la existencia objetiva de las partículas subatómicas, o que el nivel cuántico estuviera regido por la indeterminación y el azar. Como es sabido, Einstein y Bohr prolongaron esa polémica por el resto de sus vidas.

Durante la persecución macartista, Bohm fue sometido a juicio por negarse a testificar en contra de J. Robert Oppenheimer y otros colegas. Aun cuando fue liberado, su negativa a comparecer provocó que perdiera su puesto en Princeton y que se le cerraran las posibilidades de realizar trabajo científico en Estados Unidos. Tuvo que establecerse en Inglaterra, donde fue nombrado profesor de física teórica en la Universidad de Londres, y más tarde miembro de la Royal Academy.

La teoría de variables ocultas
desarrolla la unidad holística

de la experiencia psíquica consciente.


David Bohm, experto en teoría cuántica, descubridor del efecto Bohm-Aharonov y colega de Einstein en Princeton, es uno de los pensadores más revolucionarios de la segunda mitad del siglo XX. Su espíritu siempre joven le ha conducido a reformular el modo de comprender la naturaleza cuántica del mundo, con vistas a atender una realidad fenomenológica mayor, el psiquismo, que trata de explicar en sus últimas investigaciones. El conjunto de su obra ofrece una cosmovisión coherente, rica y dinámica, que integra la conciencia en una unidad de energía, mente y materia. Para Bohm, desde un punto de vista religioso, la conformación de un estado cerebral cuántico tras la acción de fuerzas no-locales, permitiría explicar la experiencia mística como la acción directa de la mente cósmica sobre una mente individual.

El estilo científico de David Bohm no es el de aquéllos que acaban enfrascándose en un reducido espacio de investigación. Es un hombre de pensamiento, bien formado en teoría cuántica según las directrices de Copenhague (Quantum theory, 1951), avezado conocedor de los pensamientos de Einstein (Special Theory of Relativity, 1965) y profundo filósofo de la naturaleza última de la materia (La totalidad y el orden implicado, 1980).

Es un pensador con espíritu libre, capaz de captar la realidad holística del ser tal y como refleja en su obra póstuma "The Undivided Universe", publicada en 1993. La muerte le sorprendió retocando el manuscrito final.

Durante sus últimos quince años de vida, Bohm ha publicado varios escritos que apuntan hacia una descripción única y unificada de la realidad, promovida por una mente material cósmica. "The Undivided Universe" es una síntesis global del pensamiento científico-filosófico del autor donde se formalizan matemáticamente algunos conceptos físicos polémicos.

Nuevos horizontes

Es la obra final de un físico heterodoxo, consciente de la necesidad de abrir nuevos horizontes en las ciencias físicas para ofrecer una visión más completa y consistente de la experiencia psíquica. Se trata de la obra de madurez que, desde la base de su archicomentada teoría de variables ocultas (1952), da consistencia matemática a sus ideas físico-metafísicas relacionándolas con el fenómeno de la conciencia.

En este artículo analizamos el pensamiento de conjunto de David Bohm en torno al fenómeno de la conciencia. Al carecer de un modelo concreto y pautado de la conciencia, el alcance de su obra sólo puede contemplarse tras haber explicado y relacionado aspectos conceptuales sobre física, matemática, metafísica y psiquismo.

Es en la confluencia de estos frentes del pensamiento donde Bohm encuentra una propuesta ontológica que explica la conciencia como una mente individual, unificada por acciones físicas no-locales, que se mantiene unida a una mente cósmica.

El orden implicado y el orden explicado

La característica fundamental del pensamiento de Bohm es la unidad múltiplemente conexa de la realidad. El mundo físico posee una estructura dinámica que produce la enorme diversidad de seres y fenómenos que constatamos por los sentidos. Es un sistema plural en continuo cambio que, sin embargo, goza de un substrato interno que lo sustenta, rige y unifica.

El conjunto de fenómenos físicos, biológicos y psíquicos que acontecen en la realidad sensible y perceptible conforman el orden explicado de Bohm. Es la realidad temporal que los físicos describen mediante cuatro interacciones fundamentales. Por tanto, el orden explicado está constituido por el conjunto de sucesos susceptibles de comprobación experimental por alguna disciplina científica.

Este orden explicado carece en sí mismo de una razón suficiente de ser. Se trata de un orden contingente de la realidad que, sometido a las leyes de causa-efecto, no puede últimamente explicarse a sí mismo. Es una realidad dada y limitada por su dimensionalidad temporal. Hablamos del continuo devenir donde se han dado la materia física, la vida y el psiquismo.

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Explicación del orden fenomenológico

Bohm propone el orden implicado como fundamento ontológico del orden fenomenológico explicado. Más allá de las leyes físicas mecanicistas propias del orden sensible, existe una totalidad primaria, indivisible y atemporal que unifica, ordena y causa el orden explicado. Este orden implicado, multidimensional, permite explicar ontológicamente la contigencia, más o menos azarosa, del mundo físico fenoménico y dotarlo de una unidad psicobiofísica que suprime cualquier fragmentación aparente.

No existen dos órdenes distintos de realidad, sino una única totalidad implicado-explicada. El orden explicado es parte constitutiva del orden implicado, que le da razón de ser. Como consecuencia del dinamismo inherente del orden implicado se constituyen estructuras explicadas que mantienen una morfología más o menos invariante frente al movimiento del todo. La consolidación de estas formas explicadas por agentes del orden implicado conforma el orden temporal de seres diferenciados, parcialmente autónomos, que mantienen una conexión ontológica con el orden subyacente.

Determinismo VS. emergentismo en Mecánica Clásica

En "Causality and Chance in Modern Physics", Bohm realiza un estudio epistemológico de la Mecánica Clásica. Básicamente se pregunta acerca del significado del determinismo asignado a la física de Newton: ¿qué entendemos por determinismo clásico?

Tradicionalmente, la física newtoniana se reduce a resolver la ecuación del Segundo Principio aplicada a un cierto sistema físico, supuestas unas condiciones iniciales. Los expertos ilustrados en Mecánica Teórica, abanderados por Laplace, D´Alambert, Euler y Lagrange, sugirieron que el futuro de todo universo físico estaba determinado por leyes mecánicas, supuestas la velocidad y posición de sus componentes en un instante cualquiera. Es el universo mecánico de relojería.

El desarrollo de la termodinámica de las máquinas de vapor decimonónicas abrió, paradójicamente, una nueva epistemología menos mecanicista. La dinámica de los sistemas de muchas partículas no podía tratarse efectivamente con el Segundo Principio de Newton. Cada uno de los intratables estados microscópicos del sistema, definidos por la velocidad y posición de cada uno de sus constituyentes, queda asociado a una región del denominado espacio de fases del sistema.

Espacio de fases

La evolución física macroscópica queda descrita por la ubicación del sistema en estas regiones del espacio de fases. Todos los puntos de cada región son indistinguibles macroscópicamente. Por tanto, en contra del determinismo clásico, no es necesario especificar con absoluta precisión las condiciones físicas de un sistema para conocer su comportamiento futuro. La dinámica macroscópica sólo depende de las transiciones entre estas regiones del espacio de fases.

Esta reflexión condujo a Bohm a dotar de un cariz más emergentista a la Mecánica Clásica. Las leyes de la nueva Mecánica Estadística bastaban para predecir con éxito la evolución de un sistema físico. De alguna forma cada estado macroscópico es el producto resultante de cualquiera de los estados microscópicos que conforman una cierta región diferenciada del espacio de fases. El fenómeno emerge con cierta autonomía respecto a lo microscópico.

La causalidad en física cuántica

Con sólo 35 años, Bohm escribió un tratado de teoría cuántica que llamó la atención de Einstein, su colega en la Universidad de Princeton. En "Quantum Theory" no hay ninguna alusión a variables ocultas ni a fenómenos no locales. Bohm lo escribió fielmente en conformidad con la doctrina de Bohr. Fue tras dialogar con Einstein –quien ya en 1935 había publicado su gedankenexperiment de acciones no-locales– cuando Bohm publicó sus polémicos artículos sobre variables ocultas: "A suggested interpretation of the quantum theory in terms of hidden variables" (1952). En el primero de los dos agradece la colaboración de Einstein.

En estos dos artículos del "Physical Review", Bohm se distancia epistemológicamente de la interpretación de Copenhague acerca de la función de onda de un sistema cuántico. Niels Bohr desatiende los procesos físicos que subyacen al resultado experimental obtenido en un aparato de medida. El fenómeno científico es un epifenómeno que no debe ser explicado por causas subyacentes. Tan sólo es legítimo describir estadísticamente un sistema a partir de su función de onda y aceptar el salto cuántico que demarca el antes y el después de la medida.

Con su postulado de elementos de realidad adicionales, Bohm pretende construir un modelo causal explicativo de los sucesos cuánticos. El uso estadístico implícito en la cuántica de Bohr no es algo inherente a la propia realidad sino, más bien, a nuestro desconocimiento de las hipotéticas variables ocultas.

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¿Acérrimo determinista?

Bohm ha sido duramente calificado de acérrimo determinista por su propuesta. Una lectura superficial de estos artículos, descontextualizándolos del conjunto de su obra, puede sugerir que deseaba poder predecir el resultado de un experimento cuántico y, en consecuencia, probar el determinismo del mundo físico.

Si bien es cierto que afirma la posibilidad de predecir, en principio, el resultado de un medida a partir de la función de onda del sistema objeto-medidor conocidas las condiciones iniciales, reconoce que en la práctica es imposible. Sólo son predecibles los resultados estadísticos generados tras repetir varias veces el mismo experimento, de acuerdo con la cuántica de Bohr.

La física de Bohm no es más determinista que la de Bohr. El cambio de perspectiva conlleva un mejor entendimiento acerca de cómo se desarrollan los procesos cuánticos. Los sucesos ocurren porque hay unas causas.

La función de onda no es una mera herramienta matemática sino un campo físico cuántico que rige el comportamiento de las partículas cuánticas. La posición y momento de una partícula son variables ocultas íntimamente conectadas a dicho campo cuántico. Este campo causa complicadas e incontrolables acciones, intratables para todos los propósitos prácticos fuera del cálculo estadístico.

En definitiva, el régimen cuántico es análogo al clásico donde se manifiestan las relaciones causa-efecto. Ahora bien las interacciones cuánticas son mucho más caóticas, de marcado carácter campal, distintas a las fuerzas clásicas. Estas fluctuaciones de los campos cuánticos mantienen abierto el comportamiento futuro del mundo físico.

El holomovimiento causal

En "La totalidad y el orden implicado" detalla una construcción metafísica de la estructura ontológica de la realidad. Tras renovar los cánones epistemológicos de las teorías clásica y cuántica, Bohm se adentra en las profundidades de la realidad que hacen aflorar los objetos cuánticos y su manifestación macroscópica.

La teoría de variables ocultas conduce a un estrato de actividad cuántica causal, fluctuante e incontrolable. Es el hábitat natural de las partículas cuánticas sometidas a complejos campos cuánticos que producen su extraño comportamiento físico.

En este frenesí de dinamismo cuántico emergen las estructuras estables e individualizadas del régimen clásico. La acción dinámica conjunta de esta actividad cuántica genera el orden clásico de los fenómenos físicos, biológicos y psíquicos.

Más allá de lo cuántico Bohm se cuestiona el fundamento ontológico de su teoría de variables ocultas. El orden campal cuántico es consecuencia del dinamismo esencial de un substrato subcuántico. La física cuántica es el resultado del movimiento holístico del orden implicado.

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Los fenómenos como estructuras


Lo físico, el orden explicado, es el producto consecuente al desdoblamiento de una actividad primordial plegada en un orden ontológico primario. Los fenómenos son las estructuras, más o menos individualizadas, que han surgido tras el despliegue ordenado de un orden implicado campal y holístico.

En síntesis, toda la realidad explicado-implicada es la existencia promovida por un fondo de energía en incesante actividad, un holomovimiento causal que todo lo genera y sustenta. Este movimiento holístico incluye también una dimensión psíquica de la materia. Es un todo dialéctico de energía y mente que causa el orden explicado físico y psíquico.

Pensamiento y conciencia

Tras el encuentro intelectual con el filósofo oriental Jiddu Krisnamurti, Bohm se percata del complemento metafísico a su teoría física y comienza a preguntarse por la explicación científica de la conciencia. Ambos pensadores se encontraron por primera vez en 1961. Fruto de sus diálogos han surgido diversas publicaciones. Destacamos: "The ending of time" (1985), "El futuro de la humanidad" (1987) y "Los límites del pensamiento" (1999).

Bohm distingue entre pensamiento y conciencia. El pensamiento es la facultad mental adquirida y consolidada que rutinariamente nos permite actuar adecuadamente en un medio. Lo constituyen tanto el conjunto de destrezas físicas como psíquicas. Es el modus operandi ordinario. El pensamiento habilita un proceso psíquico para construir una imagen coherente del mundo, útil para la supervivencia.

El pensamiento es el resultado de la acción conjunta de la mente y las percepciones. La mente abstrae las estructuras estables de la totalidad y las dota de una existencia independiente. Es así como distinguimos los objetos físicos. Las percepciones son constantemente ordenadas por el pensamiento y adecuadas al marco epistemológico previamente construido. Podríamos decir que, habitualmente, percibimos lo que pensamos.

Percepción directa

Sin duda, actuar conforme al pensamiento supone un comportamiento individualista en tensión con el de otros individuos. Como fruto de este modo psíquico de acción se producen todas diferencias y fragmentaciones que observamos en nuestras sociedades. En "On Dialogue" (1997) se recogen una serie de conferencias que buscan paliar este mal disgregador, a partir de un nuevo funcionamiento de la mente: el pensamiento consciente o conciencia.

El pensamiento es limitado por definición al tratar con abstracciones de una realidad global en sí misma. La conciencia es el modo complementario del funcionamiento psíquico. Es capaz de percibir sin la habituación cultural propia del pensamiento. En el pensamiento consciente es posible contemplar la realidad directamente, sin mediaciones, y lograr percibir la realidad en su conjunto tal cual es.

La conciencia, en definitiva, es la capacidad de la mente para percibir directamente. Es la dimensión psíquica que nos abre a lo nuevo y, por tanto, es fuente de creatividad. La originalidad propia del modo consciente del psiquismo permite romper con la superficialidad del pensamiento y sumergirse en las profundidades ontológicas de la realidad.

Mente individual y mente cósmica

Gracias a la conciencia el hombre puede religarse a la realidad en su conjunto. Más allá del pensamiento funcional, la conciencia permite contactar directamente con el fundamento dinámico del ser.

El origen causal de la conciencia lo sitúa Bohm unido a la causa primordial del ser: una mente-energía cósmica que todo lo fundamenta. De la mente cósmica emerge todo el orden explicado psicobiofísico. Es el origen del ser, material y psíquico, que posibilita el pensamiento consciente.

El hombre es una mente individual. Es un ser material individualizado con capacidad para percibir conscientemente la realidad última. Fundamentado en la mente cósmica originaria, el hombre es un ser material psíquico con relativa independencia del todo capaz de sentir físicamente y pensar conscientemente la realidad.

Como sujeto autónomo el hombre puede aislarse de la dinámica cósmica y funcionar en un reducto de la creación con el modo pensamiento. El pensamiento, básicamente algorítmico, es suficiente para subsistir con relativo éxito en nuestra sociedad. Sin embargo, el hombre, como mente individual ligada al cosmos, está llamado a un comportamiento consciente superior.

La mente cósmica es una presencia agente constante. La mente individual es susceptible siempre de ser activada conscientemente y salir del modo pensamiento. La conexión entre la mente cósmica y la mente individual produce, según Bohm, la experiencia de la percepción directa consciente. El hombre se hace consciente de su dimensión psíquica superior y alcanza una visión más íntegra y ajustada de la realidad global. Es el denominado insight, percepción directa o contemplación consciente.

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El holomovimiento consciente

La física de Bohm es profundamente ontológica. Su concepción de la conciencia es psicobiofísica y holística. Es la acción de la mente cósmica sobre las mentes individuales; pero Bohm trata de integrar este espíritu cósmico en la dinámica causal del orden físico. Hablamos, pues, de una misma realidad ontológica de materia-energía y conciencia. Todo es el resultado de la acción dinámica de un solo todo de energía-mente. El orden psicobiofísico explicado y el orden implicado son parte últimamente indiferenciada de un todo material consciente que lo causa. Para Bohm, este movimiento global coherente, es el fundamento causal de todo ser, orden y estructura. El holomovimiento es la realidad última.

El holomovimiento es materia-conciencia en movimiento. Desde el orden implicado la incesante actividad psicofísica emerge hacia órdenes cada vez más explicados hasta constituir el ser consciente fenomenológico. El fenómeno de la conciencia es, pues, la esencia desplegada de mente y materia. Cada ser consciente es una realidad material con actividad psíquica, capaz de explicitar las propiedades intrínsecas del ser último de mente y energía.

La teoría no-local de la conciencia

La conciencia es el elemento integrador que dota de unidad a cada ser. El ser consciente se percibe como una unidad de materia y psiquismo. Un solo ser, un sujeto psicobiofísico.

La conciencia es un fenómeno emergente. El cerebro es una estructura material susceptible de generar conciencia. La ordenación adecuada de la masa cerebral a través de interacciones físicas produce la experiencia consciente.

Bohm propone que al igual que la materia genera estados macroscópicos de coherencia cuántica, el cerebro podría aprovecharse de estas propiedades físicas y cohesionarse formando un todo. Esta hipótesis científica requiere buscar interacciones físicas no-locales tipo Aspect-Bell que, ajustadas al cerebro, permitan engarzarlo cuánticamente.

Del mismo que un conjunto de partículas pierden su identidad al formar un sistema cuántico coherente, las interacciones cuánticas no-locales harían que las neuronas dejasen de comportarse como elementos individuales en favor de una sinergia neurológica.

Posible explicación de la experiencia mística

Este comportamiento holístico del cerebro explicaría mejor el conjunto de fenómenos relativos a la experiencia intersubjetiva consciente. Para Bohm, desde un punto de vista religioso, la conformación de un estado cerebral cuántico tras la acción de fuerzas no-locales, permitiría explicar la experiencia mística como la acción directa de la mente cósmica sobre una mente individual.

Aun conscientes de que no existe constatación experimental de esta teoría no-local de la conciencia, sin duda, la propuesta de Bohm es una tentativa científica para explicarla físicamente. La conciencia, como fenómeno indubitable presente en el mundo físico, precisa ser explicada científicamente.

En el futuro, como ya pasa en la actualidad, la teoría física de la mente abrirá nuevos posibilidades de diálogo entre ciencia y religión. Las propuestas especulativas de Bohm representan un hito en la historia, ya clásico, de este diálogo de la física con la metafísica hacia una dimensión física fundante donde muchos atisbarán, aunque no necesariamente, la presencia de la Divinidad.



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