jueves, 10 de junio de 2010

El hombre oscuro de los sueños de las mujeres I

"Un sueño es una puertecilla escondida en los más íntimos y secretos espacios del alma, abriéndose a esa noche cósmica que fue la psique mucho antes de que hubiera conciencia del ego, y que seguirá siendo la psique por mucho que se extienda nuestra conciencia del ego."
Carl Gustav Jung: "La civilización y el hombre moderno"

Soñando con el Hombre Oscuro, el Depredador del alma femenina

El depredador natural de la psique no sólo está presente en los cuentos de hadas sino también en la psique. Existe entre las mujeres un sueño de iniciación universal tan frecuente que rara es la mujer que a )os veinticinco años no lo ha tenido. El sueño suele dar lugar a que las mujeres se despierten de golpe, ansiosas y angustiadas.El esquema del sueño es el siguiente: La mujer está sola, a menudo en su casa. En la oscuridad del exterior hay uno o más merodeadores. Muerta de miedo, la mujer marca 7 el número de emergencia de la policía para pedir ayuda. De repente, se da cuenta de que el merodeador está con ella en la casa, muy cerca de ella, incluso le parece percibir su aliento... a lo mejor, hasta llega a tocarla... y ella no puede marcar el número. La mujer se despierta de golpe, respirando afanosamente y con el corazón latiendo en su pecho como un tambor.
El sueño acerca del hombre oscuro posee un aspecto marcadamente físico. El sueño se acompaña a menudo de sudoración, forcejeos, respiración afanosa, aceleración de los latidos del corazón y, a menudo, gritos y gemidos de terror. Podríamos decir que el causante del sueño ha transmitido sutiles mensajes a la mujer y ahora le envía imágenes que hacen estremecer su sistema nervioso autónomo para que comprenda la urgencia del asunto.
El/los antagonista(s) de este sueño del "hombre oscuro" suelen ser, en palabras de las propias mujeres, "terroristas, violadores, malhechores, nazis de campos de concentración, merodeadores, asesinos, criminales, gente rara, hombres malos, ladrones". La interpretación del sueño tiene varios niveles según las circunstancias vitales y los dramas interiores de la mujer.
Por ejemplo, este sueño es a menudo un indicador fidedigno de que la conciencia de una mujer, tal como suele ocurrir en el caso de Una mujer muy joven, está empezando a percatarse de la existencia del depredador psíquico. En otros casos el sueño es un heraldo; la mujer acaba de descubrir o está a punto de descubrir una olvidada función de su psique que la tenía atrapada y de la que puede empezar a liberarse. En otras circunstancias el sueño puede referirse a una situación cada vez más intolerable de la cultura que rodea la vida personal de la soñadora, en la que ésta se ve obligada a luchar o bien a huir.
Primero vamos a intentar comprender las ideas subjetivas de este tema aplicadas a la vida personal e interior de la soñadora. El sueño del hombre oscuro revela a la mujer la apurada situación en la que se encuentra. El sueño le habla de un comportamiento cruel para con ella, personificado en el malhechor. Como la esposa de Barba Azul, si la mujer puede hacer conscientemente la pregunta "clave" acerca de la cuestión y contestarla con sinceridad, conseguirá salvarse. Entonces los atacantes, los merodeadores y los depredadores de la psique ejercerán mucha menos presión sobre ella y se esconderán en un lejano estrato del inconsciente. Allí la mujer podrá enfrentarse con ellos con más tranquilidad en lugar de tener que hacerlo en una situación de crisis.
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres aparece cuando es inminente una iniciación, es decir, un cambio psíquico desde un nivel de conocimiento y comportamiento a otro nivel más maduro y enérgico de conocimiento y acción. El sueño lo tienen las todavía no iniciadas y las que ya son veteranas de varios ritos de paso, pues siempre hay nuevas iniciaciones. Por vieja que sea una mujer y por muchos años que transcurran, siempre la esperan edades, fases y "primeras veces". En eso consiste la iniciación: en la creación de un arco que una mujer tiene que cruzar para pasar a una nueva modalidad de conocimiento y existencia.
Los sueños son portales, preparaciones y prácticas para la siguiente fase de la conciencia, la del "día siguiente" del proceso de individuación. Por consiguiente, la mujer puede tener el sueño del depredador cuando sus circunstancias psíquicas son demasiado quiescentes o complacientes. Podríamos decir que el sueño se produce para provocar en la psique una tormenta que permita llevar a cabo una tarea un poco más enérgica. Pero un sueño de este tipo también puede significar que la vida de la mujer tiene que cambiar, que la mujer está atascada y no sabe qué hacer en presencia de una elección difícil, que se muestra reacia a dar el siguiente paso o a tomarse una molestia, que se arredra ante la necesidad de luchar para arrancarle su poder al depredador, que no está acostumbrada a ser/actuar /esforzarse a tope y en toda la medida de su capacidad.

Los sueños

"Jung concede una importancia fundamental a la interpretación de los sueños, como especie de mitología camuflada en el hombre. Los sueños representan para Jung un lenguaje lleno de mensajes coherentes y lleno de posibilidades creativas, y más aún cuando están libres de las leyes causales y del tiempo. Hay que decir que fue a partir de los propios sueños y visiones de Jung como llegó a la concepción del inconsciente colectivo. El había tratado vanamente de interpretar sus sueños en términos freudianos.

Los sueños revelan no solo la actividad de los complejos específicos del inconsciente personal, sino también una función prospectiva de anticipación a posibles vías creativas de solución a los problemas. Esto es así por que en ellos se representan los símbolos derivados de los arquetipos como problemas a los que se enfrentaron muchas generaciones anteriores de hombres y mujeres en la historia de la humanidad. Por lo tanto la función de los sueños es presentar de manera inconsciente tanto los problemas como las posibles soluciones a los que se enfrenta el sujeto.

En los sueños, como en la actividad artística, operan en su formación una serie de mecanismos inconscientes comunes. Por una parte está la "condensación" donde se fusionan varias realidades formando un conjunto de significado. Otro mecanismo es el "desplazamiento" donde núcleos de imágenes primarias y mas importantes quedan relegadas por elementos secundarios que reciben la atención en lugar de los primeros, en forma de expresiones disfrazadas. Gracias a estos disfraces pueden hacerse conscientes elementos de la libido que de otra manera serian reprimidos o rechazados por la conciencia. La "Sombra" es la parte de la pulsión libidinal que no es asumida vivencialmente por la conciencia, por entrar en contraste y no armonía con la dirección consciente elegida en la vida, con los intereses conscientes. El "alter ego", el otro yo o la personalidad oculta esta en la sombra. La sombra aparece en el contenido latente del sueño, en su parte ocultada y también en las obras de arte, por ejemplo: Fausto de Goethe, El retrato de Dorian Gray de Óscar Wilde, El misterioso caso del Dr. Jekill y Mr. Hide de Stevenson. Gracias al desplazamiento la vivencia de la sombra puede ser proyectada en el sueño y la obra de arte.

Los sueños pueden interpretarse en función de los mecanismos que lo conforman, especialmente la condensación y el desplazamiento, e identificando los complejos y arquetipos que conllevan.
El método jungiano de interpretación de los sueños se basa en tres estrategias técnicas: la amplificación, la síntesis y la imaginación activa.

Método de interpretación de los sueños: amplificación, síntesis e imaginación activa
La interpretación jungiana de los sueños cuenta en el contexto de la psicoterapia con varios elementos :

1º- La transferencia/contratransferencia entre el sujeto y el guía.
Jung considera la “transferencia” en determinadas circunstancias, especialmente cuando adquiere formas exageradas, como un obstáculo en el camino progresivo de la interpretación onírica; llegando a comprenderse que en su método ésta tiene un valor minimizado. Por “transferencia” se entiende en el análisis el proceso por el que las imágenes reprimidas pasan del soñador al analista, en forma proyectiva, y el sujeto las vivencia como actuales atribuyendo al guía sus propios deseos infantiles, amorosos u hostiles.
El guía en la técnica de Jung tiene un papel muy activo y directivo; siendo la personalidad del guía decisiva para la aplicación idónea del método de Jung. Un conductor de almas no puede dar al individuo necesitado más que aquello que él tiene, de aquí la gran importancia de su personalidad.
Estos fenómenos de la relación entre el sujeto y el guía pueden derivar del inconsciente personal o del inconsciente colectivo de los implicados en la misma. En la "transferencia arquetípica" el guía es portador para el soñador de imágenes primordiales mitológicas amplificadas y proyectadas en el por el sujeto. Los arquetipos del padre, la madre, etc, pueden hacerse presente en ambos, en sus sueños y fantasías del uno sobre el otro, desplazados en sus contenidos o en sus alusiones indirectas. Si se detectan y se elaboran en la interpretación puede dar lugar a la creatividad y avance del soñador y del guía. Hay que tener en cuenta el momento en que se encuentra la relación entre el sujeto y su guía para entender el sueño.

2º-Las imágenes presentes en el contenido manifiesto del sueño pueden ser abordadas con un "enfoque sintético" en las que se identifican las imágenes del sueño y las asociaciones que suscitan en el soñador, y se combinan globalmente en conjunto con aspectos de la vida presente y pasada del sujeto en cuestión . Este proceso conllevaría primero a listar las imágenes que aparecen y se recuerdan de un sueño, posteriormente se pediría al sujeto que asociara libremente sobre los pensamientos, imágenes nuevas y sentimientos que le suscitan cada una, y finalmente todo el conjunto se pondría en relación con los aspectos de la biografía y la situación presente del sujeto.

3º-Las imágenes de los sueños pueden ser también abordadas con el enfoque de "amplificación", desarrollando el potencial que contienen las mismas.
Un sueño no puede interpretarse exclusivamente a partir de su texto, su lenguaje desconocido debe traducirse por medio de su contexto. Cada imagen debe amplificarse, ya que un sueño sólo nos da indicios muy leves para entenderlo, hasta que no se enriquezca mediante asociaciones y analogías, para volverlo inteligible.
Aunque algunas imágenes han sido relativamente fijadas y amplificadas por medio de paralelos arquetípicos, la mayoría son idiosincrásicas del sujeto y hay que amplificarlas por medio de experiencias personales, referencias del medio y otros sueños.
Se le pide al paciente que mediante la pintura, la escultura, la fantasía libre y otras manifestaciones artísticas desarrolle las asociaciones que le sugieren las imágenes de sus sueños. Esto permite al guía conectar diversos materiales, datos que han sido amplificados por diversas fuentes de producción creadora del paciente. De modo que se facilite la identificación de arquetipos en los mismos. Para esta labor el analista jungiano debe contar con conocimientos de la mitología, la religión y la cultura de diversos pueblos.

4º-La estrategia o técnica de la imaginación activa: Este método es el mas importante en la detección de los arquetipos del inconsciente personal, y en el mismo se prefiguran y detalla la amplificación. En la obra "Mysterium Coniunctionis", expone Jung su método de imaginación activa, técnica que el mismo se aplicó para analizar sus propios sueños y visiones. La imaginación activa promueve el proceso de individuación a través del trabajo con los sueños, las fantasías o los propios estados anímicos. Los pasos de la imaginación activa comienzan contemplando las imágenes suscitadas en el sueño (o por el estado de ánimo de modo espontáneo en aquel caso), prestandole atención. Esa atención prestada harán que las imágenes se activen y se vayan desarrollando como escenas de un teatro o película . En este paso el soñador tomará notas de esos cambios producidos. El siguiente paso supone que el propio soñador se relacione dentro de su sueño e imágenes con la escena en curso. Para este paso el soñador ha de asumir el papel de como el es realmente y no simular un papel al relacionarse con la escena de su sueño. El se imagina a si mismo en esa escena dialogando con las imágenes, experimentando las emociones al respecto, pensando y actuando con ellas en la relación con estas. Posteriormente o paralelamente, puede continuar esta imaginación activa amplificando las asociaciones que suscitan mediante actividades como pintar, escribir, modelar escultura y otras actividades artísticas que le suscitan las imágenes de su sueño.

Todo este proceso le revelará los mensajes ocultos en su "Sombra" de modo que al integrarlos con su conciencia gane en individuación, en desarrollo personal."

"Realmente el Mundo de los Sueños no desaparece cuando estamos en el estado de vigilia, con nuestro cuerpo activo. El Mundo Onírico está con nosotros siempre, de la misma forma que las estrellas siguen estando en el cielo durante el día. Nuestro estado habitual es el sueño del que tan sólo emergemos algunos instantes cuando dirigimos el pensamiento (en un estado de atención concentrada) en alguna dirección determinada. Como dijo Descartes: "Sólo reflexiono tres horas al día, el resto del tiempo sueño". Vivimos soñando durante casi todo el día. Unicamente constatamos una leve diferencia de percepción. Cuando soñamos con nuestro cuerpo activo (estado de vigilia) percibimos los sueños como si " estuvieran dentro de nuestra cabeza". Desde el momento en que nuestro cuerpo está pasivo (durmiendo) los sueños nos rodean. Algo así como si nuestra alma (nuestra psiquis) se moviese dentro del propio mundo de los sueños. O como decían nuestros antepasados: "cuando el cuerpo duerme, el alma viaja". De ninguna manera podemos afirmar que el ser humano esté psicológicamente "despierto" las 24 horas del día. Lo habitual es que nos movamos sin ser conscientes de nuestra existencia. Los momentos de sueño más profundo pueden darse en estado de vigilia. Por ejemplo: escuchando musica o viendo una película, por citar algunas situaciones comunes. Generalmente vivimos en una pequeña parte de nosotros mismos. Cuando somos víctimas de una pequeña fracción de nuestra psiquis, cuando un pequeño "yo" toma el control de nuestro cuerpo y sus funciones, nos movemos, pensamos y sentimos sumergidos en un profundo sueño del que no tenemos control. Llámese a ese pequeño "yo" celos, ira, obsesión, miedo, pasión, envidia, pereza o como se quiera. Son pequeñas partes de nosotros mismos que en un momento dado se creen el todo y condicionan nuestra vida, incluso nos esclavizan y destruyen nuestra felicidad impidiéndonos percibir la vida en todo su significado ¿Tal vez por esto todas las grandes culturas del pasado (incluyendo las religiones en su forma original) insistieron en que el ser humano es una criatura dormida que necesita despertar?"
Los sueños acerca del hombre oscuro son también unas advertencias. Dicen: ¡Presta atención! Ha ocurrido algo muy grave en el mundo exterior, en la vida personal o en la cultura colectiva exterior. La teoría psicológica clásica tiende, por absoluta omisión, a establecer una división entre la psique humana y la tierra en la que viven los seres humanos y entre aquélla y el conocimiento de las etiologías culturales del malestar y la inquietud, y a separar la psique de la política y de las actuaciones que configuran las vidas interiores y exteriores de los seres humanos, como si el mundo exterior no fuera tan irreal, no estuviera tan cargado de símbolos y no causara tanto impacto ni se impusiera en la vida espiritual del individuo con la misma fuerza con que lo hace el ensordecedor ruido interior. La tierra, la cultura y la política en las que vive una persona influyen tanto en su paisaje psíquico y son tan inmerecedoras de consideración en este sentido como su propio ambiente subjetivo.
Cuando el mundo exterior se ha introducido en la vida espiritual básica de un individuo o de muchos, los sueños del hombre oscuro se intensifican.
Se puede pensar en general que, para las soñadoras ingenuas o no informadas, los sueños son unas llamadas de atención: "¡Hola! Ten cuidado, estás en peligro." Para las mujeres concienciadas y comprometidas en labores sociales, el sueño del hombre oscuro casi podría ser un tónico que le recuerda a la mujer aquello a lo que se enfrenta y la anima a mantenerse fuerte y en actitud vigilante y a seguir adelante con la tarea que tiene entre manos.
Por consiguiente, cuando las mujeres sueñan con el depredador natural, no se trata siempre ni exclusivamente de un mensaje acerca de la vida interior. A veces es un mensaje acerca de los aspectos amenazadores de la cultura en la que una vive, tanto si es la pequeña pero brutal cultura del despacho, de su propia familia o de su barrio como si es la más amplia cultura de su religión o de su país. Como se ve, cada grupo y cada cultura tiene su propio depredador psíquico natural y sabemos por la historia que en las culturas hay algunas épocas con las cuales el depredador se identifica y en cuyo ámbito ejerce una soberanía absoluta hasta que el número de los que no creen en él se hace tan grande que obliga a cambiar el curso de los acontecimientos.

El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - II
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - III
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - IV
Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"


Apadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"

viernes, 4 de junio de 2010

Satsang en Om Gursan - I

En Om Gursan meditamos a la salida del sol. El latido de un tambor nos indica el momento de finalizar la meditación para escuchar Satsang. Sobre la hierba nos sentamos bajo la arboleda de un vergel en flor. El maestro esta entre nosotros como uno mas, nada lo distingue. El dice que también es un discípulo y que todos somos maestros. Nombra a uno de nosotros para que dé Satsang.
Esté se levanta para ubicuarse de frente a todos los demás, somos una trentena. No le resulta fácil fluir. Sin duda se pregunta: ¿Y que digo ahora? Nos mira, sonríe, balbucea, suspira... Todos hemos pasado por ese trance. ¿Como traducir en palabras el lenguaje del Infinito?...
Tras las hesitaciones y los titubeos "arranca" el Satsang. Es todo un reto hablar en Compañía de la Verdad. Pronto la mente empieza sus divagaciones embelesada ante las experiencias de la Luz Divina. Las palabras de Roberto ya no tratan de las Enseñanzas... Se han vuelto un rosario descriptivo de sus propias e increíbles experiencias espirituales.
"... y entonces he sentido como la Luz entraba en mí, y todo mí cuerpo vibraba y se llenaba de energía... y he visto unos colores resplandecientes que salían por mis manos... me recordaba a mi madre cuando me acurrucaba en sus brazos... notaba tanto poder dentro de mi... ha sido tan, tan maravilloso, es lo mas increíble, que me halla pasado..."

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Hoy me toca preparar la cena, junto a Roberto y Julia. Roberto aun sigue con los detalles de sus fantásticas experiencias espirituales. Julia le escucha cautivada, bebiendo y empapadose de los relatos de Roberto.
"- Que bien Roberto, tienes tanta suerte de poder experimentar todo esto, ya me gustaría a mi también ver esa energía de luz. Sabes, yo cuando medito me quedo esperando experimentar algo. Me relajado y me siento apaciguada, pero nada mas."
"- Claro, pero es que tienes que tratar de sentir..."

Me digo a mi mismo: "Manuel para tu mente".

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Han pasado tres meses y el maestro me ha invitado de nuevo a quedarme unos días en Om Gursan. Las caras me son conocidas, están Roberto y Julia. Tras el cuarto día, me encuentro nuevamente con ellos preparando la cena. Roberto parece estar afligido, esta muy calladito. Julia esta exuberante, plena y radiante.
Preocupado le pregunto a Roberto si le pasa algo.
"- Es que desde la ultima vez que estuve aquí ya no experimento la  Gracia como antes... Ya no experimento la Luz Divina...".
Julia se queda sorprendita:
"- ¿Como es eso, Roberto?"
"- Medito muchisimo, invocando la Luz, trato de verla, de experimentarla, pero no ocurre nada...".
Julia le mira compasiva y con la voz llena de dulzura pregunta:
"- ¿Porque intentas repetir tus experiencias con la Luz? Deja que la Gracia fluya siempre nueva y fresca, deja que sea ella que te experimente y se manifieste. Solo acéptala como viene. Agradece lo que te enseña."
"- ¿Y a ti Julia, como te va?"
"- Bien."
Roberto se queda esperando que ella sea mas elocuenta. Julia sonrie y añade:
"- Todo fluye y todo esta en paz."

Fuentes:

Hombres que corren con los lobos
"Satsang en Om Gursan"

jueves, 3 de junio de 2010

Los latidos del tambor

A las percusiones se les relaciona con lo "primitivo", término que desde nuestra perspectiva occidental del siglo XXI, usamos para referirnos a lo poco evolucionado o "infantil" (en el mal sentido de la palabra). Sin embargo, ese concepto también designa lo que es primordial, aquello que es común a todos los seres humanos y cuya marca llevamos impreso en nuestro cuerpo.

GOLPES MÁGICOS

El ritmo de los tambores es tan básico como el latido del corazón, por ello oír su eco es como regresar al centro de la vida. Como dijo el sicoanalista Carl Jung: "Aquello que habla con las voces de nuestros antepasados da calma. Ayuda a la humanidad a sobrevivir la más oscura de sus noches".

Desde los chamanes de Mongolia hasta los sanadores minianka de África Occidental usaron por miles de años la fuerza de este ritmo para curar y fortalecer la salud física, mental y espiritual. Utilizarlos con propósitos rituales todavía es habitual. Y es que gracias a ellos las personas logran conectar la mente con la parte más auténtica de su ser, aquella que da un verdadero sentido a la vida, la que toma en cuenta a los demás humanos y a la naturaleza.

El musicoterapeuta Jim Swing explica que, desde un punto de vista técnico, el sonido del tambor puede cambiar las frecuencias de tu cerebro, induciéndote a estados meditativos. Según los expertos, el tamborileo, en una combinación de vibraciones y pulsaciones de 180 ciclos por segundo, se aproxima a la frecuencia de resonancia de la tierra y por eso representa una puerta a un mundo interior inexplorado. "Cuando el ritmo es el correcto, lo sientes con todos tus sentidos: está en tu mente, en tu cuerpo...", indica Mickey Hart, autor del libro "Song Catchers In Search of the Worlds Music" (Cazadores en busca de la música del mundo).


Indudablemente que el tema asociado con el tambor tiene raíces tan antiguas como el cosmos, como nuestra galaxia, como la tierra, como el mismo ser humanidad.

Lo maravilloso del presente, es que tal como fue anunciado desde pasados tiempos “ciencia y religión se reconcilian”. Lo que otrora por ignorancia se consideraba un proceder intrascendente, en el sendero del chaman, ahora la ciencia encuentra que esas acciones y el uso de determinados instrumentos, indudablemente mueven energía y sintonizan con los rítmicos cósmico – telúricos, asociados a aquello que llamamos vida.
Astrónomos de la Universidad de Berkeley, California (USA), descubrieron que la Vía Láctea esta curvada y además que VIBRA COMO UN TAMBOR. El fino disco de hidrogeno que rodea nuestra galaxia y que se extiende a lo largo de un diámetro de 200.000 años luz de la Vía Láctea, vibra como un tambor, encontrando que lo hace en tres modos o “notas” distintas.
Las reverberaciones del tambor son cósmicas, forman parte del universo, de nuestra galaxia, de nuestro sistema solar, del planeta tierra y del ser humano.

Es así que la ciencia encuentra una base para comprender la importancia del sonido del tambor, sonido primordial que conecta con los orígenes de la creación.
Recordemos que cuando el feto se encuentra en el vientre de la madre, el primer sentido que se activa es el oído, escuchando el latir del corazón de su madre semejante al que produce un tambor.
Si como es arriba es abajo, ¿entonces el sonido “descubierto” por la ciencia, es el sonido del corazón de la Madre Cósmica?, indica que aun estamos en proceso de “desarrollo”, estamos siendo gestados, que maravilla.
El sonido del tambor en nuestro caso particular nos conecta con el corazón de la Madre Tierra, nos induce a estados alterados de conciencia, a encontrar respuestas, soluciones, a “gestar a voluntad” cambios, a dar a luz “nuevas realidades”, todo ello en un instrumento de madera y piel, que ofrece al ser percutido un universo de posibilidades infinitas.

En México, los hermanos Tarahumaras consideran el sonido del tambor como la voz de Dios. Así también en muchas otras culturas encuentras esa afinidad, que ahora la ciencia demuestra que tiene una base.

Mi admiración y respeto para las chamanas y chamanes de todos los tiempos, cuyos afinados sentidos y conexión con la fuente, les permitió comprender el gran instrumento Medicina que es el Tambor, además de ser el vehículo perfecto que induce a viajar entre las finas cuerdas del universo.



Estudios recientes demuestran el poder curativo de trabajar con el ritmo de las percusiones. Michael Thaut, director del Centro Biomédico de Investigación con Música de la Universidad de Colorado, explica: "El compás ayuda a reestrenar el cerebro después de un ataque cardiaco o en casos de afectaciones como el mal de Parkinson". Otros análisis muestran que este tratamiento es benéfico para las víctimas de Alzheimer, autismo y traumas severos. En México, se comienza a incluir este método para apoyar el desarrollo de niños con capacidades diferentes.

Muchos americanos nativos se refieren al sonido del tambor como a "el latido de la tierra". En este aspecto, es de destacar que la frecuencia de la resonancia electromagnética de la tierra, que ha sido medida en 7,5 ciclos por segundo, resulta equivalente a las ondas cerebrales theta. Parece que el sonido del tambor permite a los chamanes alinear sus ondas cerebrales con el latido de la tierra.

Pero sus beneficios no sólo aplican en casos crónicos. El golpeteo de los tambores también se emplea para:

· Canalizar la ansiedad, el estrés y la fatiga. Nuestro inconsciente asocia la resonancia del tambor con los latidos del corazón materno, lo que da una sensación de protección. A través de las vibraciones podemos liberar la energía negativa, los bloqueos emocionales e incluso los traumas, de ahí que nos ayude a sincronizarnos con el ritmo de la vida.


· El sonido de los tambores estimula el sistema inmune
El doctor Barry Bittman, experto en cáncer, comenta que "tocar tambores en grupo armoniza nuestro sistema inmunológico.

· Conectarnos con el mundo. El sonido es una cura eficaz porque es captado por ambos hemisferios del cerebro humano. Este fenómeno estimula la afirmación de una conciencia de sí mismo y del mundo, por lo que nos recuerda que somos parte de un todo. Por si fuera poco, esto también nos ayuda a superar el déficit de atención.

· Favorecer el control del dolor crónico. Al incitar la producción de endorfinas "analgésicos naturales del cuerpo" provoca una sensación de alivio y bienestar.

EL PRIMER IMPACTO

Si para ti escuchar percusiones se reduce a imaginarte al hijo de tu vecina frente a su batería, puedes cambiar esta concepción realizando un ejercicio muy sencillo.

1.- Busca un espacio tranquilo en el que te sientas a gusto, sin el riesgo de ser interrumpido. Puede ser tu cuarto, el jardín o la playa. Es más recomendable que sea al aire libre, pero no es indispensable. Antes que nada debe ser un lugar en el que te sientas cómodo y seguro.

2.- Párate derecho, con los pies descalzos. Respira profundamente y exhala. Imagina que conforme sacas el aire, tu cuerpo se suelta y relaja. Cierra los ojos y enfócate en cómo sientes el piso bajo tus pies. Acaricia el suelo con ellos.

3.- Levanta tu pierna izquierda y pisa fuertemente la tierra, luego haz lo mismo con la derecha. Repite ese movimiento varias veces. Imagina que cada vez que lo haces se van hacia el centro de la tierra tus preocupaciones y frustraciones. Imagina también cómo al bajar a la profundidad se disuelven en un chorro de luz.

4.- Respira profundamente. Con los ojos cerrados, tamborilea suavemente con los dedos de la mano derecha sobre tu pecho, del lado del corazón. Imagina que estos movimientos son los latidos de tu corazón. Si quieres, puedes empezar a golpetear con los dedos de tu otra mano en tus caderas, muslos u otra parte del cuerpo. Escucha y siente. Repite esto cuanto quieras, alternando distintos ritmos.

Puedes acompañar el ejercicio con música suave y relajante. Prende incienso o una vela aromática. Si te sientes enojado, presta mucha atención al tercer paso y no pases al cuarto hasta que te sientas más relajado. Debido a que estás usando el cuerpo como un instrumento de resonancia debes hacerlo con amor y respeto. Esta práctica te ayudará a sentirte protegido, reducirá tu ansiedad y te permitirá estar más concentrado. Si lo realizas al aire libre, escuchando el sonido del mar o del viento, tu experiencia adquirirá otros matices de armonía.

AL SON DEL RITMO...

Para escuchar:
Ketiak

"El marco de este instrumento viene del tronco de un árbol; ése árbol tiene un espíritu, no es madera muerta. También la piel del animal tiene una esencia; es a través de ella como se produce el sonido. Ambos elementos, junto con el espíritu de la persona que los toca, son una fuerza irresistible". (Babatunde Olatunji, percusionista nigeriano para el Seattle Times).

Los llamados Udu, fabricados en arcilla con forma de jarro, proceden de Nigeria. Para los nativos de ese país, evocan las voces de los ancestros y, en algunas tribus, sólo las mujeres pueden tocarlos. Es un símbolo de que las mujeres juegan un papel clave cuando las sociedades tratan de reconectarse con la naturaleza y sus ciclos. Al fin de cuentas, la madre tierra es mujer.

Fuentes:

miércoles, 5 de mayo de 2010

Los devoradores de pecados

Barba Azul es desde el principio hasta el final un "incisivo" relato acerca de la ruptura y la reunión. En la fase final del cuento, el cuerpo de Barba Azul es abandonado para que los devoradores de carne -los cormoranes, las aves de presa y los buitres- se lo lleven. Se trata de un místico final muy extraño.

En la antigüedad, se creía en la existencia de unas almas devoradoras de pecados, personificadas por los espíritus, los pájaros, los animales y, a veces, unos seres humanos que, como el chivo expiatorio, asumían los pecados, es decir, los desperdicios psíquicos de la sociedad, de tal manera que las personas se pudieran purificar y redimir de los escombros de una vida difícil o de una vida mal vivida.
Hemos visto cómo la naturaleza salvaje está ejemplificada en la buscadora de muertos, en la que canta sobre los huesos de los muertos y los devuelve a la vida. Esta naturaleza de Vida/Muerte/Vida es un atributo esencial de la naturaleza instintiva de las mujeres. De igual modo, en la mitología nórdica, los devoradores de pecados son unos carroñeros que devoran a los muertos, los incuban en sus vientres y los conducen a Hel, que no es un lugar sino una persona. Hel es la diosa de la Vida y de la Muerte y enseña a los muertos a vivir hacia atrás. Éstos se van volviendo progresivamente más jóvenes hasta que están en condiciones de volver a nacer y ser lanzados de nuevo a la vida.
Esta acción de devorar los pecados y a los pecadores y su subsiguiente incubación y devolución a la vida constituye un proceso de individuación de los aspectos más despreciables de la psique. En este sentido, es justo y conveniente que la energía se extraiga de los elementos depredadores de la psique y se los mate por así decirlo para arrancarles sus poderes. De esta manera se pueden devolver a la Madre de la Vida/Muerte /Vida para que ésta los transforme y re-cree en un estado menos conflictivo.

"El significado original de “pecado”, en griego remite a “fallar el blanco”. Jung considera que el término griego para “arrepentimiento” significa “hacerse más consciente”. Cuando no apuntamos con acierto al blanco del Yo, puede significar que nuestra consciencia, madurez y visión necesitan ser revisadas desde sus fundamentos. La inflación que nos aleja de nuestro objetivo también nos lleva a imaginar que ya damos de lleno en el blanco. Un diálogo en busca de la verdad con el inconsciente tiene el valor estratégico de corregir ese autoengaño. La humildad surge de hacernos más conscientes de nuestros límites y de la guía del Yo, y esta humildad no puede ser exagerada. Hace que nuestra personalidad se vuelva receptiva y “pobre de espíritu”. Dado que nuestra personalidad no posee el Yo, sólo lo que Jung denomina “una actitud religiosa” puede relajar nuestra certeza arrogante y dar la vuelta a la situación. Jung compara el Yo con el Tao chino, del que no podemos apropiarnos ni siquiera con palabras o conceptos."

Muchos especialistas que han estudiado este cuento creen que Barba Azul representa una fuerza imposible de redimir. Pero yo percibo un terreno adicional para este aspecto de la psique, no la transformación de un asesino en serie en un profesor entrañable como mister Chips, sino más bien en una persona que tiene que estar recluida en un espacio aceptable donde haya árboles y ella pueda contemplar el cielo y recibir una alimentación adecuada y tal vez escuchar música que serene su espíritu, en lugar de ser desterrada a un cuarto de atrás de la psique donde se la torture y se la insulte.
Por otra parte, no quisiera dar a entender que no existe el mal manifiesto e irredimible, pues no cabe la menor duda de que también existe. En el transcurso del tiempo se ha tenido siempre la mística sensación de que cualquier tarea de individuación llevada a cabo por los seres humanos modifica también la oscuridad del inconsciente colectivo el lugar en el que habita el depredador.

"Las aves migratorias observan las señales y emprenden el vuelo hacia sus lejanos destinos sin vacilar. Los seres humanos podemos observar y actualizar nuestros arquetipos para iniciar nuestros viajes, son como señales en nuestro camino en busca de nosotros mismos. El camino es el mismo para todos los seres humanos, pero nuevo y único para cada uno, pues aunque pertenezca a la esencia de la humanidad, para aquel que lo inicia, es algo inexplorado. La mujer o el hombre que inician su camino se aventuran en lo desconocido, dejan la seguridad de la rutina, la protección del rebaño y se adentran en el misterio. En ese momento se convierten en héroes. El arquetipo heroico hace referencia a la capacidad para individuarse, para elegir un proceso singular. Jung llamó proceso de individuación a esta búsqueda de la autorrealización en la psique y en el mundo."


Jung dijo en cierta ocasión que Dios adquirió una mayor conciencia cuando los seres humanos incrementaron su nivel de conciencia y señaló que los seres humanos hacen que el lado oscuro de Dios se ilumine cuando sacan sus demonios personales a la luz del día.

"Jung hacía conjeturas en el sentido de que el creador y lo creado estaban en fase de evolución y la conciencia del uno influía en la del otro. Es curiosa la idea de que el ser humano pueda influir en la fuerza que hay detrás del arquetipo."

No pretendo saber cómo se produce todo eso, pero, siguiendo la pauta arquetípica, creo que es algo que se podría formular de la siguiente manera: En lugar de insultar al depredador de la psique o de huir de él, lo descuartizamos. Y lo hacemos rechazando los pensamientos divisivos acerca de nuestra vida espiritual y nuestro valor en particular. Para ello, atraparnos los pensamientos envidiosos para evitar que crezcan y causen daño, y los destruimos.
Y destruimos al depredador replicando a sus injurias con nuestras educativas verdades. Depredador: "Nunca terminas nada de lo que empiezas." Usted: "Termino muchas cosas." Destruimos los ataques del depredador natural, tomándonos en serio y trabajando con lo que hay de cierto en lo que dice el depredador y descartando lo demás.
Destruimos al depredador conservando nuestras intuiciones y nuestros instintos y oponiendo resistencia a sus seducciones. Sí hiciéramos una lista de todas las pérdidas que hemos sufrido hasta este momento de nuestras vidas, recordando las veces en que sufrimos decepciones y fuimos impotentes contra el sufrimiento o tuvimos una fantasía llena de adornos y de azúcar glas, comprenderíamos que ésos son los puntos vulnerables de nuestra psique. En estas partes deficientes y desvalidas se centra el depredador para ocultar su propósito de arrastrar a la mujer al sótano, extraerle la energía y hacerse con ella una tonificante transfusión de sangre.

"En el folclore, los mitos y los sueños, el depredador natural tiene casi siempre un depredador que también lo persigue a él. La batalla entre ambos es la que al final provoca un cambio o un equilibrio. Cuando ello no ocurre o cuando no surge ningún otro antagonista bondadoso, el cuento se suele llamar historia de terror. La ausencia de una fuerza positiva que pueda oponerse con eficacia al depredador negativo es uno de los temores más profundos del corazón humano.
En la vida diaria hay también numerosos ladrones de luz y asesinos de la conciencia. En general, el depredador se apodera del jugo creativo de la mujer por simple placer o para su propio uso, dejándola más pálida que la cera y sin saber lo que ha ocurrido mientras él está cada vez más sonrosado y saludable. La persona depredadora quiere que la mujer no preste atención a sus instintos por temor a que se dé cuenta de que han aplicado un sifón a su mente, su imaginación, su corazón, su sexualidad o lo que sea.
La pauta de la entrega de la vida del propio núcleo empieza a veces en la infancia, favorecida por las personas que cuidan de la niña y pretenden que sus cualidades y su encanto llenen su propio vacío y sacien el hambre que sienten. El hecho de que la niña sea educada de esta manera confiere un enorme poder al depredador innato y la expone a que más adelante se convierta en presa de otros. Hasta que sus instintos se vuelven a colocar en su correspondiente orden, la mujer que ha sido educada de esta manera es extremadamente vulnerable a la posibilidad de ser víctima de las tácitas y devastadoras necesidades psíquicas de los demás. En general, una mujer con los instintos bien desarrollados sabe que el depredador la acecha cuando se ve atrapada en una relación o una situación que empequeñece su vida en lugar de engrandecerla."


Al final del cuento de Barba Azul, sus huesos y sus cartílagos se dejan para los buitres, lo cual nos permite comprender la profunda transformación que se ha producido en el depredador. Es la última tarea de una mujer en este último viaje "barbaazuliano": permitir que la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida despedace al depredador y se lo lleve para incubarlo, transformarlo y devolverlo a la vida.
Si nos negamos a prestar atención al depredador, éste se queda sin fuerzas y no puede actuar sin nuestra colaboración. En esencia, nosotros lo empujamos al estrato de la psique donde toda creación carece todavía de forma y lo dejarnos que hierva lentamente en aquella etérea sopa hasta el momento en que podamos encontrarle una forma mejor. Cuando se entrega el energum psíquico del depredador, éste se puede configurar para otro propósito. Entonces somos creadoras y la materia prima reducida se convierte en la materia de nuestra propia creación.
Las mujeres lo descubren cuando vencen al depredador, toman lo útil, descartan lo demás y se sienten rebosantes de vitalidad y de fuerza. Han extraído del depredador lo que éste les había robado, es decir, el vigor y la sustancia. Extraer la energía del depredador y convertirla en algo útil se puede entender de las siguientes maneras:

La furia del depredador se puede transformar en un fuego espiritual capaz de llevar a cabo una gran tarea mundial.
La habilidad del depredador se puede utilizar para inspeccionar y comprender cosas desde lejos.
La naturaleza asesina del depredador se puede usar para matar lo que conviene que muera en la vida de una mujer o lo que conviene que muera en su vida exterior, tratándose de cosas distintas en momentos distintos.
Por regla general, la mujer sabe muy bien lo que son.

Extraer las partes de Barba Azul es como extraer las partes medicinales del beleño o las sustancias curativas de la belladona y utilizarlas cuidadosamente para sanar y ayudar. Entonces las cenizas que queden del depredador volverán a cobrar vida, pero con un tamaño mucho más reducido, mucho más identificable y con mucho menos poder para engañar y destruir, pues ya se habrán extraído muchos de sus poderes destructores y éstos estarán dirigidos a lo útil y lo pertinente.


Barba Azul es uno de los muchos cuentos didácticos que a mi juicio son, importantes para las mujeres que son jóvenes, no necesariamente en años, sino en algún lugar de sus mentes. Es un cuento que gira en torno a la ingenuidad psíquica, pero también en torno al valeroso quebrantamiento de la prohibición de "mirar". Es un cuento que gira en torno a la descuartización del depredador natural de la psique y a la extracción de su energía.
Creo que el propósito del cuento es el de poner nuevamente en marcha la vida interior. El cuento de Barba Azul es una medicina que hay que utilizar cuando la vida interior de una mujer está atemorizada, paralizada o acorralada. Las soluciones del cuento reducen el temor, administran dosis de adrenalina en los momentos oportunos y –lo más importante para el yo ingenuo atrapado- abren puertas en unas paredes que previamente estaban en blanco.
Es posible en suma que el cuento de Barba Azul haga aflorar a la conciencia la llave psíquica, es decir, la capacidad de formular cualquier tipo de pregunta acerca de la propia persona, la propia familia, las propias actividades y la vida circundante. Entonces, como una criatura salvaje que olfatea una cosa y la husmea por arriba, por abajo y por todas partes para averiguar lo que es, la mujer es libre de buscar las verdaderas respuestas a sus más profundas y oscuras preguntas. Y es libre de arrancarle los poderes a la cosa que la ha atacado y de transformar estos poderes que antes se habían utilizado contra ella en su propio beneficio. Eso es la mujer salvaje.

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"
 

lunes, 19 de abril de 2010

El grito

"El grito es la afirmación de uno mismo, su paroxismo, lo que es una salida de sí, un gesto arrebatado, un acto de fuerza interior que sale a espasmos, un grito con la voz en blanco en dispersión."

Cuando Barba Azul llama a gritos a su mujer y ella procura desesperadamente ganar tiempo, lo que intenta en realidad es hacer acopio de energía para vencer al depredador, tanto si se trata de una amenaza aislada como si se trata de una religión, un marido, una familia o una cultura destructivas o de los complejos negativos de una mujer.
La esposa de Barba Azul trata de salvar la vida, pero lo hace con astucia. "Por favor -murmura-, deja que me prepare para la muerte."
"Sí -contesta él con un gruñido-, pero procura estar preparada. "
La joven llama a sus hermanos psíquicos. ¿Qué representan éstos en la psique de una mujer? Son los propulsores más musculosos y más naturalmente agresivos de la psique. Representan la fuerza interior de una mujer, capaz de entrar en acción cuando llega el momento de eliminar los impulsos malignos. Aunque esta capacidad se representa aquí con sexo masculino, puede representarse con ambos sexos y con cosas tales como una montaña que se cierra para que no entre un intruso o un sol que desciende por un instante para quemar al merodeador y dejarlo achicharrado.
La esposa sube corriendo a su cámara, pide a sus hermanas que se acerquen a las murallas y les pregunta: "¿Veis venir a nuestros hermanos?" Y las hermanas le contestan que todavía no ven nada. Mientras Barba Azul le ordena a gritos a su mujer que baje al sótano para decapitarla, ella vuelve a preguntar: "¿Veis venir a nuestros hermanos?" Y las hermanas le contestan que les parece ver un torbellino o una polvareda en la distancia.
Aquí tenemos todo el guión de la oleada de fuerza psíquica que se produce en el interior de una mujer. Sus hermanas -las más sabias- ocupan el centro del escenario en esta última fase de la iniciación; se convierten en sus ojos. El grito de la mujer recorre una larga distancia en el interior de la psique hasta llegar al lugar donde viven sus hermanos, es decir, donde viven los aspectos de la psique que están adiestrados para luchar, y para luchar a muerte en caso necesario. Pero, en un principio, los aspectos defensores de la psique no están tan cerca de la conciencia como deberían estar. La rapidez y la naturaleza combativa de muchas mujeres no están lo bastante cerca de su conciencia como para que puedan resultar eficaces.
Una mujer tiene que practicar la llamada o el conjuro de su naturaleza combativa, de los atributos del torbellino o la polvareda. El símbolo del torbellino representa una fuerza central de determinación que, cuando se concentra en lugar de desperdigarse, otorga una tremenda energía a la mujer. Con esta resuelta actitud, la mujer no perderá la conciencia ni será enterrada junto con lo demás. Resolverá de una vez por todas la matanza interior femenina, su pérdida de libido y su pérdida de pasión por la vida. Aunque las preguntas clave le proporcionan la abertura y la relajación necesarias para su liberación, sin los ojos de sus hermanas y sin la fuerza muscular de los hermanos armados con espadas, no podría alcanzar un éxito absoluto.

 
Barba Azul llama a gritos a su esposa y empieza a subir ruidosamente los peldaños de piedra. La mujer vuelve a preguntarles a sus hermanas: "¿Y ahora los veis?" Y las hermanas le contestan: "¡Sí! Ahora los vernos. Ya casi están aquí." Los hermanos entran al galope en el castillo, irrumpen en la estancia y empujan a Barba Azul contra el parapeto. Allí lo matan con sus espadas y lo dejan para los devoradores de carroña.
Cuando las mujeres emergen de nuevo a la superficie, liberadas de su ingenuidad, arrastran consigo y hacia sí mismas algo inexplorado. En este caso, la mujer, que ahora es más sabia y juiciosa, echa mano de una energía interior masculina. En la psicología junguiana, este elemento se denomina animus, un elemento de la psique femenina parcialmente mortal, parcialmente instintivo y parcialmente cultural que se presenta en los cuentos de hadas y en los símbolos oníricos bajo la apariencia de su hijo, su marido, un extraño y/o un amante, que a veces reviste un carácter amenazador según las circunstancias psíquicas del momento.
Esta figura psíquica posee un valor especial, pues tiene unas cualidades que están tradicionalmente excluidas en las mujeres, siendo la agresión una de las más habituales.
Cuando esta naturaleza de sexo contrario está sana, tal como la simbolizan los hermanos del cuento de Barba Azul, ama a la mujer en la que habita. Es la energía intrapsíquica que la ayuda a conseguir cualquier cosa que desee. Es la depositaria de la fuerza muscular psíquica en contraposición con otras dotes que la mujer pueda poseer. Y es la que la ayudará y le prestará su apoyo en su lucha por el conocimiento conciente. En muchas mujeres, este aspecto contrasexual tiende un puente entre los mundos internos del pensamiento y el sentimiento y el mundo exterior.
Cuanto más fuerte y más integralmente extenso sea el animus (lo podemos considerar un puente), tanto mayores serán la capacidad, la facilidad y el estilo con que la mujer manifestará de manera concreta sus ideas y su labor creativa en el mundo exterior. Una mujer con un animus poco desarrollado tiene muchas ideas y pensamientos, pero es incapaz de manifestarlos en el mundo exterior. Siempre se queda a un paso de la organización o puesta en práctica de sus maravillosas imágenes.


Los hermanos representan el don de la fuerza y la acción. Al final y gracias a ellos ocurren varias cosas: la primera es la neutralización de la inmensa capacidad paralizadora del depredador en la psique de la mujer. La segunda es la conversión de la dulce muchacha de ojos azules en una mujer de mirada alerta y la tercera es la inmediata presencia de dos guerreros uno a su derecha y otro a su izquierda en cuanto ella los llama.

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"





jueves, 15 de abril de 2010

La persona, el personaje, la máscara

"La persona...es aquel sistema de adaptación o aquel modo con el cual entramos en relación con el mundo. Así, casi toda profesión tiene una persona característica. El peligro está solo en que se identifique uno con la persona, como por ejemplo el profesor con su manual o el tenor con su voz... Se podrá decir con cierta exageración: la persona es aquello que no es propiamente de uno, sino lo que uno y la demás gente creen que es."
 C.G.Jung
I - La Persona y la Máscara

La palabra persona, proviene del griego Prosopón, términos que señala las máscaras que utilizaban los actores de la tragedia y la comedia. En la Grecia clásica la palabra Prosopón (πρόσωπον) designaba tanto a la persona como a la máscara. El mismo actor salía a escena con diferentes máscaras que correspondían a diferentes personajes. En la vida real todos representamos diferentes roles, que en escena se corresponderían a máscaras distintas: la máscara-rol del asalariado, del esposo, del padre, etc.
“Persona” significaba, pues, en el teatro tanto la máscara como el papel que representaba el actor a través de ella, por lo tanto, el personaje. Algo sugerente de esta imagen es que el papel representado en el teatro sólo se podía hacer y era reconocible si el actor hacía resonar la voz por detrás de la máscara . Nos sugiere, por un lado, que reconocemos al personaje a través de ciertas características ejemplificadas en la máscara lo cual supone que lo representado sólo puede ser representado justo a partir de la mediación y la simplificación. Al mismo tiempo, hay una pequeña distancia pero una distancia efectiva entre la voz que resuena tras la máscara y aquello que vemos: hay algo en el camino que se pierde y que no puede hacerse inteligible del todo

Estas máscara se caracterizaban por su dimensión desproporcionada, mayor que el cuerpo, sus rasgos esenciales -que mostraban el carácter dramático o cómico del personaje-, y el uso de un cono que amplificaba y proyectaba la voz del actor. Todo esto, sugiere que la persona, en su relación con la máscara, es una amplificación (En el latín: Per Sonare"resonar") y una mediación que nos permite captar aspectos esenciales de la interioridad de un sujeto.

La persona representa nuestra imagen pública y representaría el arquetipo de la máscara  dentro de la conceptualización de la Psicología analítica de C. G. Jung. Por tanto, la persona es la máscara que nos ponemos antes de salir al mundo externo. Constituye aquella parte de nuestra personalidad que lidia con la realidad externa, es la máscara que se antepone en nuestro desenvolvimiento social cotidiano. Siendo esto así, Jung consideraba que la persona era parte necesaria, no patológica, del desarrollo individual, especialmente respecto de la capacidad de asumir un papel social.Aunque se inicia siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola, llegando a ser la parte de nosotros más distantes del inconsciente colectivo.

"La persona es una especie de camuflaje que sólo permite a los demás ver de nosotros lo que nosotros queremos que vean y nada más. Pero la persona tiene también otro significado más antiguo, el que se encuentra presente en todos los ritos mesoamericanos y que tan bien conocen las cantadoras, cuentistas y curanderas. La persona no es una simple máscara detrás de la que uno se oculta sino una presencia que eclipsa la personalidad exterior- En este sentido, la persona o máscara es un signo de categoría, virtud, carácter y autoridad. Es el significador exterior, la exhibición externa de dominio." 
"Mujeres que Corren con los Lobos" por Clarissa Pinkola Estés

En su mejor presentación, constituye la “buena impresión” que todos queremos brindar al satisfacer los roles que la sociedad nos exige. Pero, en su peor cara, puede confundirse incluso por nosotros mismos, de nuestra propia naturaleza. Algunas veces llegamos a creer que realmente somos lo que pretendemos ser. La patología deviene ante una identificación rígida con el arquetipo.

II - El Rol

La máscara es una adecuación que nos permite relacionarnos con los demás. Pertenece sin lugar a dudas al mundo de los roles tanto en su aspecto relacional como en sus aspectos manipulatorios. O sea que, a través de la máscara, podemos comunicarnos o podemos controlar la comunicación.

Un rol es un conjunto de comportamientos que tienen por objeto proyectar cierta imagen ante los demás y ante nosotros mismos. En cada rol adoptamos ciertos comportamientos, sentimientos y actitudes. Esas respuestas se construyen automáticamente. Cuando nos identificamos plenamente con un rol, éste no sólo nos impide interactuar con toda clase de gente y explorar diversas posibilidades: también nos aparta de lo que está ocurriendo en la realidad. En vez de ser reales, nuestras vidas se convierten en una compleja obra teatral. Cuando ésto ocurre, la soledad es inevitable. Su causa no es la separación de los demás, sino de nosotros mismos.
Los roles pueden resultar hipnóticos. Podemos enamorarnos de un rol o fantasía y vivirlo como si fuera nuestro verdadero ser. O, más común, podemos enamorarnos de alguien que está representando un rol. Aquí no nos enamoramos de una persona verdadera, sino de la imagen o fantasía que ha creado para nosotros. Podemos sufrir una conmoción si esa persona abandona su rol y nos encontramos cara a cara con quien es en realidad. Ésto habitualmente toma algunos meses de relación, y luego comenzamos a preguntarnos, ¿dónde ha ido a parar el amor?.
Representar un papel nos brinda una sentimiento temporal de seguridad. La seguridad temporal no es mala, pero es sólo temporal y no satisface nuestras necesidades más profundas, ni llena nuestro vacío interior. El mayor peligro de perdernos en un rol es que ese rol puede empezar a sobrepasarnos. Podemos perder contacto con la realidad. Perdemos conexión con nuestros sentimientos, y puede que llegue un punto en que no seamos capaces de ver las posibilidades con que contamos en nuestra vida.
Muchísimos malentendidos y una profunda falta de comunicación suelen ser las consecuencias de apegarse a un rol en particular, o a una ilusión de sí mismo. Despéguese un poquito. Mire si puede empezar a separarse del rol estático que ha construido para usted

A la máscara, se le pueden adosar todos los estereotipos posibles, formas significativas que desarrollamos desde muy temprana edad y que nos permiten adecuarnos a las necesidades de integración. Esto está presente desde nuestro origen tribal que nos urge a buscar modos de pertenencia, entendimientos con los otros, que sean garantizadores del orden y los acuerdos colectivos. Estas temáticas ocupan gran parte de los primeros años de la vida, comenzando por la adolescencia y culminando en la juventud.
Luego de esto se produce una rigidez convencional y que responde a supuestos colectivos o una libertad que se traduce en crecimiento de nuestra individualidad.
De todas maneras, no debemos dejar de ver en la máscara, una mediación que revela a la vez que oculta, un elemento regulador de la intimidad y a la vez un aspecto de la conciencia que nos ayuda en términos de la comunicación. Se trata de una ventaja que nos permite interactuar con los demás. La sociedad depende de las interacciones entre la gente a través de la personalidad.

"La persona es un complejo funcional que surge
por razones de adaptación o conveniencia personal."

Usualmente presenta aspectos ideales de nosotros mismos, los que presentamos al mundo exterior. Es un complejo que abarca lo que los demás dicen de mi, lo que yo creo que soy, lo que desearía y creo que debo ser.
La máscara expresa un sistema de creencias que puede ser cómodo o asfixiante.

"La persona puede ser también aquello que en realidad no soy,
pero que yo mismo y los demás creemos que soy."

Antes de diferenciarse del ego, la persona se vivencia como individualidad. De hecho, como identidad social por una parte e imagen ideal por otra, es poco lo individual que hay en ella.

Cuando analizamos la persona, nos arrancamos la máscara y descubrimos que lo que parecía ser individual es en el fondo algo colectivo (Sistema de creencias o red conceptual.) En otras palabras, que la persona era sólo la máscara de la psique colectiva. En lo fundamental, la persona no es algo real, es un convenio entre el individuo y la sociedad en cuanto a lo que un hombre debe aparentar ser... Es una realidad secundaria, un convenio en donde los demás tienen generalmente más influencia.

III - El concepto de Persona

El tema de la persona ahonda sus raíces en la Filosofía y, por tanto, en la Antropología.

El ser humano, en cuanto tejido único con sus tres estratos: biológico, psicológico y espiritual, es objeto de estudio tanto de las ciencias experienciales o del espíritu, como de las ciencias experimentales o de la naturaleza.
“El ser humano moderno ha topado consigo mismo y vive obsesionado por alcanzar la comprensión, la expresión y la realización de sí mismo. Todavía estamos inmersos en el horizonte de lo antropológico, entre la admiración y el espanto que nos produce lo humano”.

Hay que decir con Heidegger que nunca hemos sabido tanto sobre el ser humano y nunca como en este momento sabemos menos de él. Andamos sin reposo por los senderos de los múltiples saberes que se han acumulado en torno al ser humano, y perdidos, porque aun ignoramos las respuestas decisivas a nuestra insistente pregunta:
¿Qué es el ser humano?

¿Qué pensador no se ha hecho esta pregunta? Cuando nos miramos con honestidad a nosotros mismos vemos demasiada miseria para que esa definición que pudiéramos dar de nosotros fuera algo definitivo, integral e incluso brillante. ¿No será que el ser humano está hecho de tal manera que tiene necesidad de otro que lo defina, que le dé razón de su ser y de su destino?

Sin embargo todos convienen en que el ser humano es un ser personal. Ser humano y persona no son conceptos equivalentes, pero son inseparables, se dan la mano, el uno ayuda a la comprensión del otro.

Muchas han sido las definiciones que a través de la historia se han dado del ser humano: animal racional, animal político, animal social, animal de trabajo, animal lingüista, animal simbólico, animal estructural, animal proletario, animal técnico y tantas otras. Se le ha comparado siempre al ser humano con el animal para, por diferencia específica, definirlo. Lo que se aprecia es que ni una definición sola ni todas juntas dan razón todavía de quién sea el ser humano. El ser humano es “+” que todas ellas. Cada una de estas definiciones deja fuera un inmenso campo de valores sin definir, porque cada una hace referencia a algún aspecto del ser humano. Se podría decir que todas se inscriben dentro del marco psicológico del ser humano, hacen referencia a un aspecto de su psicología o a alguna de sus facultades dejando fuera su espíritu. El ser humano es más que todas estas definiciones juntas, es “+” que todo método y “+” que toda ciencia.

También Jesús Cristo da una definición del ser humano, seguramente la más arriesgada y honda que jamás haya sido dada en la historia:
"Dioses sois".
Esta definición responde a la concepción del hombre en el pensamiento hebreo:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.
Para el pensamiento cristiano, el hombre, pues, no es imagen de sí mismo, ni del mundo, ni de la sociedad, como lo quiere Jean Paul Sartre, sino del Sujeto Absoluto. Esta definición implica que no es el ser humano el que se define a sí mismo, sino que tiene necesidad de alguien que lo defina, alguien que dé razón plena de su destino.


“Persona” es un término que ha sufrido distintas transformaciones y tiene su propio recorrido metafísico como concepto. La cultura clásica no reconocía valor absoluto al individuo en cuanto tal, hacía depender su valor de la proveniencia, del censo y de la raza. El concepto de persona, en cuanto que pone el acento sobre el individuo singular y concreto, se aleja del pensamiento griego, que daba mucha importancia, reconocimiento y valor solamente a lo universal, a lo ideal, a lo abstracto, considerando al individuo solamente como un momento fenomenológico de la especie, un momento transitorio del gran ciclo omnicomprensivo de la historia.
La afirmación de que el individuo fuera persona, y esta fuera única, irrepetible y de igual dignidad para todos los individuos de la especie empieza con el cristianismo. De hecho, su primer desarrollo importante se debe a la adopción del término por parte de la teología cristiana . Tomará el lugar de “sustancia” para definir lo que es específico del hombre. Boecio dirá que persona es “una sustancia individual de naturaleza racional” y Leibniz usará ese mismo nombre para indicar aquello que permanece invariable en el espacio y el tiempo en cada acto de esa sustancia . El concepto se revestirá de contenido moral con Kant , quien sostendrá que la persona es aquello que actúa con independencia de la naturaleza al darse leyes a sí misma y en tanto que actúe de forma autónoma y no heterónoma será el depositario último e inalienable de la dignidad. Si existe un punto álgido en la carrera metafísica del concepto de “persona” quizás sea este el “personalismo” de Mounier: la persona será algo más que la sustancia individual e indisoluble caracterizada por la racionalidad; la persona se hará sólo a sí misma en el encuentro amoroso con el otro, es decir, lo será sólo y en tanto sea capaz de transcender su propia individualidad .

En toda esa historia metafísica del concepto, sin embargo, se subrayan dos características asociadas al término “persona”:

1) la independencia, el carácter individual e intransferible de aquello que a cada uno nos hace ser ‘persona’. Aquí el término persona se aproxima al de “sustancia”. En la medida en que cada uno de nosotros posee ese carácter, todos somos ‘personas’ iguales o por igual.
2) la incomunicabilidad, la irreductibilidad (aquello que se esconde tras la máscara). En la medida en que no puede hacerse del todo inteligible y mostrarse más allá de la representación, cada uno de nosotros y solo éste es aquella ‘persona’. Es decir, todos somos ‘personas’ diferentes.

Es decir, en el concepto de “persona” se reúnen principalmente dos elementos: uno de individuación, otro de universalidad o generalidad. O dicho de otro modo: uno de exterioridad, del hacerse patente y uno de intimidad, del más allá de cualquier aparecerse fenoménico. Si retomamos el significado antiguo, Prósopon quizás esto se haga más claro. En la caracterización de la máscara existen rasgos que hacen reconocibles al personaje representado en aquello perceptible, en la fachada, en el rostro. De otro modo, aquello individual no puede hacerse inteligible al espectador, al otro. Es decir, aquello que se esconde tras la faz y que me individua no puede hacerse patente sin el hecho mismo del mostrarse, sin la mediación. Dicho de otro modo, reconocemos al personaje a partir de su apariencia fenoménica, a partir del papel que juega en el conjunto del entramado de manera que tomamos parte de aquello que subyace constante en espacio y tiempo tras la apariencia. Sin esa comunicación mediada y parcial no existe reconocimiento por parte del otro y, en alguna medida, no se es.

IV - El Personaje

Desde que el ser humano es concebido como persona desarrolla roles y funciones que generan hacia los demás y hacia sí mismo, una imagen. Una persona puede usar diferentes máscaras en diferentes contextos. Una máscara para el trabajo, otra para el trato con familiares, otra en el contexto de un grupo de amigos.
Así ese hombre o mujer será un profesional, un artesano, un político, ella será madre o líder en su lugar de trabajo. Somos lo que queremos ser y también somos un producto de lo que desean nuestros padres y la sociedad y vamos formando una imagen que se instala en la sociedad en que vivimos hasta que esa imagen es la que nos identifica frente a los demás y frente a nosotros mismos; es el rol social, la cubierta que mostramos. La vestimenta y la conducta se determinan en función de ese rol, nos reconocerán por eso y nos aceptarán o no, pero será nuestra identidad; habrá en nuestra familia y amigos una conducta esperada de marido bueno, de político, de mujer seductora, de santo de alguna religión y estaremos atados a ese rol como en un corsé, y esa imagen seremos. La imagen que mostramos y con la cual funcionamos en familia y en sociedad la llamaremos personaje y diferenciaremos de la persona, en tanto que ésta es la esencia de nuestro ser, lo que en realidad somos en nuestra intimidad, la cara oculta de nosotros mismos, el sí mismo que nos constituye, pero que no necesariamente forma parte del personaje o los personajes sociales que representamos.

El rol del personaje puede ser provechoso o nocivo para la persona. Puede permitir obtener beneficios materiales que pueden ser canalizados luego para llevar una vida privada más satisfactoria. Pero también puede acontecer que la persona se fusione demasiado con el personaje. En ese caso, el ego puede verse llevado a identificarse exclusivamente con el personaje, y otras facetas de la personalidad serán dejadas de lado. A la identificación exclusiva del ego con un personaje Jung la denomina “inflación”.

A esto se encuentran expuestos, por ejemplo, los políticos con sus asesores de imagen que los aconsejan y “entrenan” para lucir, decir y hacer lo conveniente para ser aceptados y votados. Los asesores de imagen no son otra cosa que “entrenadores” del arquetipo del personaje. Si “los asesorados”no practican una buena introspección pueden terminar identificados con el personaje

Los casos de “personaje inflado” suelen mostrar personas con cierto éxito social que en algún momento comienzan a tener sensación de sin sentido en su vida. En el análisis suelen percatarse de cierta hipocresía en sus relaciones e intereses sumada a una intensa sensación de incomodidad.

Cada ser humano entonces tiene una persona y un personaje... El personaje es la máscara, la careta o fachada que exhibimos públicamente, el rol social, lo que los demás ven de nosotros, una interpretación con el propósito de exteriorizar una imagen favorable. El objetivo del personaje es la aceptación social. El personaje constituye el soporte de la vida social.
Sin embargo la persona es lo que está detrás, nuestro espíritu, lo eternamente vivo, la esencia de nosotros mismos: La verdad oculta.

Podemos vivir de dos formas: una al servicio del personaje, del rol social, del yo ideal, entonces correremos riesgo de ser esclavos de esa imagen externa, de lo que nos da la apariencia; la casa, el auto, el estatus, el poder, el dinero, las pequeñas miserias mundanas... Detrás de la apariencia superflua y banal o junto con ello estarán la pérdida de los valores y la valoración de lo trascendente. El sujeto esclavo de lo superfluo y atrapado en su personaje ahora convertido en carcasa vacía y desprovista de sentido, andará por el mundo como turista permanente; ya nada le importará sólo lo que refuerce su apariencia desprovista de sentido en un desarrollo sin límites, así, si tiene poder querrá más poder, si tiene dinero querrá más dinero, si tiene fama querrá más fama... La banalidad estará presente en todos los actos de su vida y un día morirá sin haberse completado, será uno más, sólo un personaje sobredimensionado quizá, pero sin haber desarrollado su persona, la parte más valiosa de todo ser, la que nos une a lo trascendente a la naturaleza al universo y a Dios, o como cada cual quiera llamarlo.

Vivir al servicio de la persona es buscar un crecimiento interior a cada instante, viviendo cada momento con toda la alegría posible, haciendo honor al milagro de la vida, ser consciente del nosotros ahora que nos une a lo eterno intemporal, ser consciente del ahora, de cada instante atrapándolo y dejándonos atrapar. Estar vivos y en contacto total, porque cada instante presente y la eternidad son la misma cosa.

Ser consciente de nosotros como personas en cada instante presente nos mantiene siempre junto a lo eterno universal, a todos los universos posibles y a este universo al que pertenecemos, a todas las personas y a todas las cosas.

El ser humano que sin desatender su imagen, su personaje o su apariencia se concentra en el desarrollo de su persona, de su yo interior en contacto con lo trascendente, será coherente y auténtico en camino siempre hacia una unidad entre el personaje y la persona; no habrá en él una distancia y un vacío entre su esencia (persona) y su apariencia (el personaje), será único en sí mismo y los habitantes de su tiempo lo valorarán así.

Podemos sacrificar el rol social del personaje, pero jamás el desarrollo de la persona única; forma de darle un sentido a nuestras vidas .



lunes, 12 de abril de 2010

Retrocesos y serpenteos

Ser fuerte no significa hacer brotar músculos y flexión. Significa encontrarse con lo numinoso de uno sin huir, viviendo activamente con la naturaleza salvaje de una manera propia. Significa ser capaz de aprender, ser capaz de sostener lo que sabemos. Significa sostenerse y vivir.

Retroceder y serpentear es lo que hace un animal que se esconde bajo tierra para escapar y aparecer a la espalda del depredador. Ésta es la maniobra psíquica que lleva a cabo la esposa de Barba Azul para recuperar la soberanía sobre su propia vida.Al descubrir lo que él considera un engaño de su mujer, Barba Azul la agarra por el cabello y la arrastra escaleras abajo. "¡Ahora te toca a ti! ", ruge. El elemento asesino del inconciente surge de golpe y amenaza con destruir a la mujer conciente.
El análisis, la interpretación de los sueños, el conocimiento y la exploración de sí misma se llevan a cabo porque son medios para retroceder y serpear, para desaparecer bajo tierra, salir por detrás de la cuestión y verla desde una perspectiva distinta. Sin la capacidad de ver de verdad, se pierde lo que se aprende acerca del yo-ego y del Yo numinoso.

Lo Numinoso

Término forjado por el teólogo y filósofo alemán Rudolf Otto (1869-1937) en referencia a lo divino o sagrado y que C.G. Jung identifica con lo inconciente, tanto en su incoherencia destructora (el aspecto demoníaco de Dios) como en su proyecto coherente con la realización del Yo (el aspecto lógico de Dios).

En su libro "Lo santo", Otto analiza la experiencia religiosa como el fundamento de todas las religiones. Es a esta experiencia religiosa a la que otorga el nombre de “numinoso”. Otto creó esa voz, derivándola de numen (dios, divinidad, inspiración o majestad divina), para designar con ella la esencia de lo sagrado, excluyendo de ella toda interpretación racional de religiosidad, así como toda alusión a la ética o dogmáticas particulares. Otto insiste en los aspectos no racional y paradójico de la experiencia religiosa en la que se manifiesta lo numinoso.
De acuerdo a este autor, lo numinoso se caracteriza por tres elementos que designa en latín y son:
 Mysterium, Tremendum, Fascinans.

Como Mysterium, atributo mayor de la experiencia religiosa, lo numinoso se nos ofrece como lo inefable. Como tal, el Mysterium es imposible de explicar con palabras, es inexpresable. Es enteramente diferente a cualquier otra experiencia de vida. Es enteramente Lo Otro.
El espacio en el que sólo es posible la manifestación de lo inefable es el silencio. Este es, a su vez, el requisito sine qua non para que se suscite el Tremendum, el temor humano ante la presencia de una fuerza poderosa, inexplicable, tremenda, terrible, formidable, digna de respeto, pero imposible de verbalizar. De aquí el silencio imprescindible ante su presencia. El temor es la reacción ante una realidad completamente otra, diferente, que no se deja atrapar en la palabra porque su sentido supera los límites impuestos por el ordenamiento racional del lenguaje. La única reacción posible al Mysterium que aparece en el silencio, y que es enteramente humana e íntimamente personal, y por tanto única e intransferible, es el Tremendum.
El temor que dimana de lo numinoso se constata en la descripción colérica que de Yavé aparece en el Antiguo Testamento. Es como energía divina que se inflama y se desencadena misteriosamente, según Otto, y que provoca el temor y temblor en los hombres. Inmediatamente, el temor es superado de forma chocante, sorprendente por medio de la misericordia y la gracia. En el Fascinans, entendido como gracia y misericordia deslumbrante y abarcadora, el temor se traduce en veneración o respeto reverencial ante lo inefable que se manifiesta como un "estremecimiento" que está más allá de todo miedo o temor paralizante.

Lo numinoso sería aquello, y Rudolf Otto lo señala como ejemplo propicio, que en la adoración genuina invade poderosamente al homo religiosus. Es la emoción misma de lo divino que suscita en el hombre un arrobamiento y éxtasis que le hace volverse a lo alto con las palabras "santo, santo, santo".

Lo numinoso lleva adherido una percepción de majestas que provoca en el alma la sensación enriquecedora de una energía trascendente. De aquí, concluye el autor de "Lo santo", que en la experiencia numinosa lo inicialmente aprehendido como "plenitud de poder" quede transmutado, en quien gozosamente la sufre, en "plenitud de ser". Pero esta transmutación no depende de ninguna atadura confesional. Tampoco depende sólo del simple deseo humano. Esta transmutación emana del encuentro, pacientemente esperado, entre el homo religiosus y el poder majestuoso de lo sagrado.

“El homo religiosus no es el hombre de Iglesia. Él es el hombre de la escucha y de la espera. Demuestra una capacidad infinita de espera de la manifestación del ser. No tiene otro Dios que el ser, que no sustituye con divinidades de segunda categoría como el coche, el frigorífico, la televisión o el ordenador.”
 Ferrarotti

Bordeando esta interpretación de lo numinoso, se encuentran dos versiones que nos llegan de la mano de la poesía. La versión de María Zambrano y la de Sonia Miranda. En ambos ejemplos la experiencia religiosa se asoma a la esencia misma de lo sagrado desde un escenario típicamente ottosiano, es decir, en una versión que excluye toda interpretación racional. En ambas autoras se patentiza la insistencia de Rudolf Otto en los aspectos no racionales y paradójicos de la experiencia religiosa en la que se manifiesta lo numinoso. 

Para María Zambrano, el espacio idóneo en el que se manifiesta “lo divino”, como ella suele llamar a lo numinoso, es la poesía. Al igual que la experiencia religiosa descrita según Otto, la poesía es una experiencia sublime. Para la autora, el acceso a lo numinoso se alcanza mediante dos vías, a la vez diversas y unificadoras, Poesía y Logos. Mediante el poder de la palabra (Poesía) y el poder de la razón (Logos) se manifiesta una visión místico-poética. La mística, que es originariamente Mysterium, se presenta en el delirio (éxtasis místico), un delirio de persecución que “es el más implacable de todos porque conduce a lo que se puede sentir mas no decir en un lenguaje ordinario”. Sólo en un lenguaje alusivo, como el de la poesía o el de la prosa hecha de intuiciones poéticas, es permitido verter la experiencia mística.
A diferencia de R. Otto, para Zambrano el Mysterium no provoca el silencio sino el delirio, entendido este como visión místico-poética que se expresa en la Razón Poética. Para Zambrano, la razón poética es la única vía a través de la cual se puede encauzar el delirio hacia el amor que, iluminado por la gracia y la misericordia (Razón divina), hace sentir al hombre eso que llamamos Dios. Lo sagrado, o como le gusta decir a Zambrano, “lo divino”, tiene dos manifestaciones: la doble persecución del terror (Tremendum en palabras de R. Otto) que provoca el éxtasis y la gracia liberadora o Fascinans.

Para Sonia Miranda, la vía a través de la cual el humano accede al ámbito numinoso es el amor. Pero no es el amor entendido como experiencia mística. Ese es el caso de Zambrano. Para Sonia Miranda, la vía de acceso a lo sagrado es el amor perpetuado en la entrega física. La experiencia física que se da en la entrega de los cuerpos es el escenario en el que ocurre, “por un instante eterno”, la apertura a un espacio en el que el Yo se define indefiniendo al otro. Es lo que R. Otto y C.G. Jung llamarían el encuentro de los opuestos. Es lo que, desde la perspectiva hegeliana, se considera la integración de la afirmación (tesis=definición del Yo) y la negación de la afirmación (antítesis=indefinición del Otro). Ambos opuestos se integran en una realidad que, envolviéndolas, las supera. La esencialidad del ser queda así integrado “por siempre definido en lo eterno”.
Lo numinoso, en versión ottosiana, lo divino, en versión de Zambrano, desde la perspectiva de Sonia Miranda se vive en un encuentro fortuito de cuerpos que huyen hacia el momento que eterniza: la entrega física. Ambos cuerpos se vinculan eternamente a través de “la necesidad de autodefinición y de definición del otro.
“Tú definido. Yo indefinida bajo el fuego
Que cual lengua serpeante de mi propio infierno
Entra al espacio y a nuestra ausencia de carne y cuerpo,
Me defines… indefiniéndote. ¡Te apresuras!
¡Corre tras la definición común de los cuerpos!’ (Ya estás aquí).
El momento queda, pues perpetuado.
"Eres, pues todo lo que pudiste haber sido, ya es;
Todo lo que habrás de ser, también fue. “(Eres)

La percepción de Majestas como "plenitud de poder" se manifiesta en la entrega física de los cuerpos, provocando en el alma del homo religiosus la sensación enriquecedora de una energía trascendente. Desde el ámbito físico la entrega al otro se experimenta como vivencia de una realidad numinosa trascendente que se aprehende en los cuerpos transmutados por el encuentro. Es esta transmutación el acceso a lo eterno y a la "plenitud de ser". Pero esta transmutación no depende de ninguna atadura confesional. Insistamos en ello, depende del encuentro fortuito de los cuerpos en la entrega física.

A través de las dos visiones, la de Zambrano y la Sonia Miranda, hemos visto cómo la experiencia numinosa descrita por Rudolf Otto se inserta en el humano desde escenarios que, aunque diversos, son semejantes en sus categorías esenciales. Ambas visiones se asientan en suelos poéticos y el uso de la palabra poética obliga a una lectura no-racional de la experiencia numinosa, tal como la considera Otto. Aunque estas descripciones que se realizan desde ámbitos no-racionales escapan a una descripción lógica, al estilo científico positivista, no atentan, de ninguna manera, contra la validez de la experiencia numinosa. Por el contrario, la amplía y enriquece más allá de los límites de la razón.
En el estudio del fenómeno religioso es necesario abrirnos a otras maneras de entender el conocimiento. Un conocimiento de una realidad que no es física, tampoco racional. Pero que no por eso deja de ser real. Es, sencillamente, realidad numinosa. Sólo romperemos las ataduras de la funesta manía de pensar en clave racional cuando nos abramos a la posibilidad de aceptar otros planos de referencia diferentes. Y esto se conseguirá, en palabras de Mircea Eliade:
“[…] sólo cuando el erudito haya traspasado la fase de pura erudición, en otras palabras, cuando, tras haber recogido, descrito y clasificado sus documentos, haya hecho también un esfuerzo para entenderlos en su propio plano de referencia”
Y este plano de referencia que nos ocupa no es otro que el de la realidad numinosa.

Otra semejanza categorial entre ambas autoras estudiadas es lo paradójico e inefable como acceso a lo numinoso. La locura, que desde una perspectiva psicosomática, se entiende como escisión del ser, en Zambrano conduce a la plenitud de ser. En Sonia Miranda, lo paradójico se nos muestra en la entrega física en un momento fugaz que vincula al humano con lo eterno numinoso. Es paradójico también esa definición del Yo que exige la indefinición de lo Otro como fundamento que posibilita la manifestación de lo numinoso. En ambas concepciones, la de Zambrano y la de Miranda, lo sagrado se experimenta como un majestuoso poder de transformación que lleva atado lo paradójico en el momento de su manifestación.
Por último, en ambas concepciones, el uso de la palabra en clave poética es la condición sine qua non para expresar la experiencia numinosa. Esto es así porque el lenguaje poético es simbólico por naturaleza. Como tal, siempre que manifiesta, oculta. Y aquello que oculta en la manifestación es un ámbito de profunda trascendencia para el humano, es lo numinoso. Como afirma Sonia Miranda, en un poema titulado "Quisiera descubrir la palabra exacta", el lenguaje poético ofrece la única posibilidad de encontrar la “palabra exacta” que, “encadenada a un tejido de llamas”, manifiesta “el principio lingüístico de su sustancia” (¿lo numinoso?).
Fuentes:

En Barba Azul la psique intenta evitar que la maten. Ha dejado de ser ingenua y utiliza la astucia; pide que le concedan un poco de tiempo para prepararse, en otras palabras, pide tiempo para armarse de valor con vistas a la batalla final. En la realidad exterior, vemos que hay mujeres que también planean sus fugas, ya sea de una antigua conducta destructiva o bien de un amante o un trabajo. Quieren ganar tiempo, esperan el momento oportuno, planean su estrategia y echan mano de su poder interior antes de llevar a cabo un cambio exterior. A veces esta inmensa amenaza del depredador basta para que una mujer deje de ser una infeliz acomodaticia y adquiera la recelosa mirada de los que están en guardia.
Por una curiosa ironía ambos aspectos de la psique, el depredador y el potencial juvenil, llegan a su punto de ebullición. Cuando una mujer comprende que ha sido una presa tanto en el mundo exterior como en el interior, casi no lo puede resistir. Es algo que golpea de lleno la raíz de quién es ella y entonces decide, y hace muy bien, matar la fuerza depredadora.
Entretanto, su complejo depredador está furioso porque ella ha abierto la puerta prohibida y empieza a efectuar rondas de inspección en un intento de cortarle todas las posibilidades de huida. La fuerza destructora se convierte en asesina y afirma que la mujer ha profanado lo más sagrado y ahora tiene que morir.
Cuando unos aspectos contrarios de la psique de una mujer llegan al punto de inflamación, cabe la posibilidad de que ésta se encuentre increíblemente cansada, pues su libido se siente arrastrada en dos direcciones contrarias. Sin embargo, aunque una mujer esté muerta de cansancio por culpa de sus lamentables luchas, cualesquiera que éstas sean, y por muy grande que sea su hambre de alma, tiene que planear la fuga y esforzarse por seguir adelante. Este momento crítico es algo así como pasarse un día y una noche seguidos a temperaturas bajo cero. Para poder sobrevivir no tenemos que rendirnos al cansancio. Quedarnos dormidas ahora equivaldría a una muerte segura.
Ésta es la iniciación más profunda, la iniciación de una mujer en la utilización de los sentidos instintivos que ella tiene para identificar y desterrar al depredador. Es el momento en que la mujer cautiva pasa de la situación de víctima a una situación en la que se intensifica su perspicacia, sus ojos miran con expresión más taimada y se afina su oído. Es el momento en el que, gracias a un esfuerzo casi sobrehumano, consigue que la extenuada psique lleve a cabo su tarea final. Las preguntas clave la siguen ayudando, pues la llave sigue derramando la sangre de la sabiduría mientras el depredador trata de impedir que adquiera conciencia de lo que ocurre. Su insensato mensaje es: "Si adquieres conciencia, morirás." La respuesta de la mujer consiste en inducirle a creer que ella es su voluntaria víctima mientras planea su muerte.
Dicen que, entre los animales, el depredador y su presa trenzan una misteriosa danza psíquica. Dicen que, cuando la presa establece con el depredador cierto tipo de servil contacto visual y experimenta un temblor que produce una leve ondulación de la piel sobre los músculos, reconoce su propia debilidad y accede a convertirse en su víctima.

Hay veces en que hay que temblar y correr, y hay otras en que no es necesario hacerlo. En este momento crítico, una mujer no tiene que temblar y no tiene que humillarse. La petición de tiempo que hace la joven esposa de Barba Azul para prepararse no es una muestra de sumisión al depredador. Es su astuta manera de hacer acopio de energía y transmitirla a los músculos. Como ciertas criaturas del bosque, la esposa se está preparando para lanzar un ataque concentrado contra el depredador. Se esconde bajo tierra para huir del depredador y después emerge inesperadamente a su espalda.

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"





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