miércoles, 1 de octubre de 2008

Sustitución de Paradigmas.

La proyección es la base de la percepción. El mundo que ves es lo que tú has puesto en él y nada más.(...) Es el testimonio de tu estado mental, la imagen exterior de tu estado interior. Tal como un hombre piensa, así percibe. Por lo tanto, no intentes cambiar el mundo; opta por cambiar tu manera de pensar en el mundo.
ANONIMO

Todo punto de vista depende de ciertos supuestos referentes a la naturaleza de la realidad. Si se reconoce así, los supuestos funcionan como hipótesis; si se olvida, funcionan como creencias.
Los conjuntos de hipótesis forman los modelos o teorías y los conjuntos de teorías constituyen los Paradigmas.
Un paradigma es una especie de teoría general de un alcance tal que puede abarcar la mayor parte de los fenómenos conocidos en su campo o proporcionar un contexto para ellos. Por ejemplo, la teoría de que los planetas giran alrededor del sol es ejemplo de un paradigma que orienta a la astronomía.

Se da por supuesto que cualquier teoría o paradigma científico es continuamente susceptible de ser modificado o incluso refutado.
Sin embargo cuando las teorías son eficaces se tiende, finalmente, a darlas por sentada. Entonces, estos “paradigmas normativos” se convierten en marcos de referencia y filtros conceptuales que condicionan la manera natural y sensata de ver las cosas. Por ejemplo, antes de la revolución copernicana la idea de que el Sol se movía alrededor de la Tierra no se cuestionaba, sino que se consideraba más un hecho real que una teoría o una interpretación.
De manera similar, en la actualidad tendemos a olvidar que el paradigma moderno según el cual los planetas giran alrededor del Sol también es simplemente una teoría o una interpretación.

Una vez que el paradigma llega a ser algo implícito, adquiere un poder tremendo, aunque no reconocido, sobre sus partidarios, que se convierten en creyentes. En psicología esto se conoce como un vínculo S-R
(stimulus-response: estímulo-respuesta), un estado en el cual el investigador es incapaz de admitir ninguna otra teoría que no sea la suya, porque le parece absolutamente obvio que solo de esta manera pueden ser las cosas.
Este es un estado al que se le llama “fijación paradigmática”.
Por consiguiente, la introducción de un paradigma nuevo puede ser extraordinariamente difícil y dar lugar a lo que Kuhn llama un choque de paradigmas.

En los choques de paradigmas, el antagonismo y la mala comunicación entre las facciones es cosa común y esto permite entender que hasta los mayores innovadores científicos hayan sido con frecuencia ignorados inicialmente.

Si quienes participan en la comunicación no se dan cuenta de que están usando estructuras de razonamiento diferentes, sino que se percatan únicamente de sus dificultades comunicativas, cada parte tiende a percibir dichas dificultades como algo que se origina en la falta de lógica o de inteligencia de las otras partes, o incluso en su mala fe y falta de sinceridad.
También es posible que se hagan la ilusión de entenderse sin tener conciencia alguna de su falta de entendimiento recíproco.

Un paradigma puede ser considerado, por ende, como un contenedor o contexto para determinadas formas de conocimiento e investigación, con lo cual excluye, inevitablemente, otras especies de información.
Tal como sucede con cualquier teoría o modelo, los paradigmas configuran la percepción, la indagación y la interpretación de maneras que son autovalidantes. Es decir que cualquier paradigma fundamenta la validez de sus propios supuestos. Todo lo que esté mas allá de su alcance tenderá a ser considerado, igualmente, a partir de su perspectiva, y por ende a ser deformado o falseado.

De esa manera los paradigmas, y en realidad todos los modelos, desempeñan funciones de organización útiles y necesarias, pero cuando se olvida que son de naturaleza hipotética;entonces actúan como filtros de percepción deformantes.
Los miembros de un grupo tienden a compartir supuestos comunes tanto por que estos atraen a personas de mentalidades semejantes como por que proporcionan un poderoso reforzamiento selectivo a sus supuestos preferidos.

Por lo común se desaprueba cualquier intento de poner en tela de juicio tales supuestos o, en el mejor de los casos, se desconoce. Por consiguiente, los supuestos funcionan como creencias que determinan qué tendrá acceso a la conciencia y que seguirá siendo inconsciente, con lo que se da forma por ende,
a la realidad cultural.
Es extraordinariamente difícil ver más allá del propio sistema cultural de creencias, pero esta capacidad se puede cultivar mediante el contacto con otras culturas y otras creencias.

La Psicología Tranpersonal representa un cambio de paradigma en la psicología occidental, cambio resultante, en parte, del contacto con creencias transculturales referentes a la naturaleza de la conciencia y de la realidad.
Los paradigmas tradicionales que han servido de guía a la psicología occidental no apoyaban que también se investigara el pleno bienhestar psicológico ni los estados superiores de conciencia.

En los paradigmas no occidentales los investigadores han hallado enfoques muy complejos, pero radicalmente diferentes, de la naturaleza humana y de su potencialidad psicológica.
Una vez reconocidas las limitaciones culturales de los paradigmas tradicionales de Occidente, quedaba abierto el camino para una expansión de la teoría psicológica. Desde luego, los enfoques no occidentales de la realidad y de la naturaleza humana no están exentos de limitaciones análogas, pero actualmente se tiene la esperanza de poder crear paradigmas nuevos capaces de admitir la visión del mundo tanto de Oriente como de Occidente y, en última instancia, de trascenderlas a ambas.

En Occidente se sostiene que el principal constituyente de la realidad es la materia. La conciencia se ve como un producto e incluso como un epifenómeno, de los procesos materiales, especialmente, de los procesos cerebrales. En Oriente, sin embargo se sostiene un punto de vista opuesto.
Se considera que lo principal y verdaderamente originario es la conciencia, y que lo material es un producto de ésta; por ende, se le asigna menos importancia al mundo material que a la conciencia.

Un punto de vista que actualmente va cobrando forma es el que sostiene que ninguna de las dos teorías tiene primacía, sino que más bien cada una es expresión de una realidad de orden superior y que son mutuamente interdependientes.

La forma tradicional en que Occidente ha estudiado la naturaleza del universo material ha sido con una visión reduccionista y atomista, es decir que se ha buscado la naturaleza fundamental de la material descomponiéndola en las partes que la componen y dando por supuesto que estas partes existen como entidades separadas y aisladas. Sin embargo, en la actualidad la física cuántica va revelándonos un cuadro que en muchos sentidos se asemeja estrechamente a las milenarias descripciones que heredamos de Oriente y a las de una
Realidad Holista, interconectada e indivisible.
De hecho, y reiterando que la “verdad es más misteriosa que la ficción”, las pruebas más recientes hacen pensar no solamente que cada parte del Universo está conectada con los demás, sino que cada parte del universo, e incluso el universo entero, está contenido en cada una de las otras partes.

Durante mucho tiempo, la psicología occidental ha considerado el estado de Conciencia vigílica común como el estado de conciencia óptimo.
Sin embargo, hay otras psicologías que sostienen la existencia de estados “superiores” mas adaptativos y afirman que la gama de estados potencialmente alcanzables es mucho mas amplia de lo que habitualmente se admite.
Los modelos psicológicos tradicionales de Occidente no pueden dar cabida a tales afirmaciones, ya que el supuesto de que lo “habitual es lo mejor” las excluyó automáticamente de toda consideración posible. Por eso está en marcha un cambio en busca de modelos nuevos.
Lo más probable es que tales cambios continúen a medida que se vaya disponiendo de nuevos datos provenientes tanto de las tradiciones no occidentales como de la ciencia moderna.

Los paradigmas tradicionales no han sido capaces de hallar explicación ni de dar cabida a gran cantidad de observaciones que invitan a la reflexión,
provenientes de muchas fuentes independientes. Estos datos, en su totalidad, indican la necesidad urgente de una revisión drástica de nuestros conceptos fundamentales sobre la naturaleza humana y de la naturaleza de la realidad.

En su trabajo “Enfoques las psicología, la realidad y el estudio de la conciencia”, Daniel Goleman señala que los grupos filtran y estructuran las creencias y el conocimiento para crear una realidad compartida.

En Oriente, los primeros grupos de investigadores ha consignado ámbitos de la manifestación psicológica que parecen trascender con mucho todo lo que se reconoce como posible en Occidente, en tanto que los científicos de nuestro mundo han cartografiado con todo lujo de detalles ciertos campos de las psicopatologías. Sin embargo, hay también (según nos aseguran quienes se especializan en ambos sistemas) áreas que se superponen.

Es frecuente, en las evaluaciones de las disciplinas de la conciencia realizadas hasta hace algún tiempo, que se llegue a la conclusión de que quienes las practican padecen diversas formas de psicopatología, e incluso de psicosis.
“Colisión de paradigmas” señala, sin embargo, que estas evaluaciones contienen de varios errores metodológicos, conceptuales, experimentales y paradigmáticos. Al no darse cuenta de la posibilidad de que los dos sistemas representen diferentes paradigmas, han caído en la equivocación de examinar el modelo oriental desde el interior mismo del del punto de vista occidental, un proceso en virtud del cual las malas interpretaciones serán seguras.
Los científicos occidentales sólo podrán evitar interpretaciones tan patologizantes si empiezan por tomar conciencia de sus propios supuestos paradigmáticos y tenerlos en cuenta.


Fuentes:

Artículo tomado del libro “Mas allá del ego” de Kent Wilber y otros.

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