sábado, 22 de septiembre de 2007

La Actitud del Guerrero.

LA ACTITUD DEL GUERRERO

PARAR EL MUNDO:
“Cada vez que un hombre se propone aprender tiene que esforzarse como el que más, y los límites de su aprendizaje están determinados por su propia naturaleza. El miedo al Conocimiento es natural; todos lo experimentamos. Pero por terrible que sea el aprendizaje, es más terrible la idea de un hombre sin Conocimiento” “Cuando un hombre se embarca en el camino del guerrero, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre. Los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y debe adoptar un nuevo modo de sobrevivir.” (Juan Matus)
“Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta el más trivial de sus actos.
El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.”
“Desde el momento en que nacemos la gente nos dice que el mundo es esto y aquello y de tal y cual manera; naturalmente, no tenemos otra opción más que aceptar que el mundo es de la forma en que la gente nos está diciendo que es.”
“La razón hace que los seres humanos olviden que la descripción del mundo es tan sólo una descripción, y antes de que se den cuenta, han atrapado la totalidad de sí mismos en un círculo vicioso del cual raramente escapan en toda su vida.”
“En tanto continuemos embotellados dentro de las normas podridas y rancias del intelecto, será algo más que imposible la experiencia de ESO que no es de la mente, de Eso que no es del tiempo, de ESO que es LO REAL.”
“Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
“Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.”
“El hombre corriente es consciente de todo, sólo cuando piensa que debería serlo; la condición de un guerrero, en cambio, es ser consciente de todo en todo momento.”
“El camino del guerrero ofrece al hombre una vida nueva, y esa vida tiene que ser completamente nueva. No puede uno llevar a esa nueva vida sus viejas y malas costumbres”
“Una de las cosas más dramáticas de la condición humana es la macabra conexión que existe entre la estupidez y la imagen de sí. Es la estupidez lo que obliga al hombre corriente a descartar cualquier cosa que no se ajuste a las expectativas de la imagen de sí mismo. El hecho de ser hombres corrientes, por ejemplo, hace que seamos ciegos a una parte de conocimiento……”
“El hombre racional, al aferrarse tercamente a la imagen de sí mismo, se garantiza una ignorancia abismal. Ignora el hecho de que el chamanismo no es cuestión de encantamientos y abracadabras, sino que es la libertad de percibir no sólo el mundo que se da por sentado, sino todo lo que es humanamente posible lograr. Tiembla ante la posibilidad de ser libre”.
“No es que un guerrero aprenda chamanismo con el paso del tiempo; lo que aprende con el paso del tiempo, es más bien, a ahorrar energía. Esa energía le permitirá manejar algunos de los campos de energía que normalmente le son inaccesibles. El chamanismo es un estado de conciencia, es la facultad de utilizar campos de energía que no se emplean para percibir el mundo cotidiano que conocemos”. “No es por codicia que los guerreros se aventuran en lo desconocido. La codicia sólo es eficaz en el mundo de los asuntos cotidianos. Para aventurarse en esa aterradora soledad de lo desconocido se necesita mucho más que codicia: se necesita Amor. Hay que tener amor en la vida, a la intriga, al misterio. Hay que tener una curiosidad insaciable y una montaña de agallas.”
Parar el mundo es el primer paso. Sucede cuando uno empieza reconocer dentro de sí todo lo que hemos estado hablando hasta ahora y se da cuenta de cual es su verdadero estado.
Para parar el mundo, se necesita sentir el anhelo de llevar a cabo un cambio interno radical. Acabar con la descripción que tenemos del mundo, y aprender a ver esa “Realidad” que nos hace actuar.
Es por lo tanto una resolución interior, un acto consciente, un compromiso que cada uno adopta consigo mismo. Y obviamente conlleva una responsabilidad. No aceptarla supone, de hecho, continuar en la descripción que ya tenemos, autoengañarse y seguir viviendo en ese “mundo conocido”, en el camino frecuentado, siendo una oveja más del gran rebaño de la vida mecánica.
Parar nuestro mundo pasa irremediablemente por conocerlo. Por más que nos cuenten, uno solo puede encontrar las respuestas dentro de sí mismo. Por eso el camino del conocimiento, es en verdad un camino de Auto-conocimiento.
Para poder cambiar, es necesario iniciar un trabajo de estudio de uno mismo, reflexión y meditación acerca de nuestros actos, reacciones, pensamientos, emociones, etc.… es decir que hay que convertirse en nuestros propios psicólogos, hasta llegar a comprendernos en lo más hondo.
Existe un mundo maravilloso infinitamente más amplio al que conocemos ahora, y está aquí, ante nuestras narices, pero no podemos verlo, porque para empezar, damos por sentado que no existe.
A medida que vayamos despertando podremos acceder a un mundo nuevo, pero para poder percibirlo es necesario, abrir la mente. Limpiarla de tantos conceptos preestablecidos, y estructuras rígidas. Hay que “poner vino nuevo en odre nuevo”, como dijo Jesús el Cristo, cuando se refería precisamente, a que es necesaria una mente nueva para poder acoger a lo nuevo.
El camino del Conocimiento es todo nuevo, y le lleva a uno a vivir experiencias nuevas, que nada tienen que ver con la descripción previa que tenemos de todo.
No pueden compararse con los registros que tenemos archivados en la memoria del intelecto, por lo tanto debemos ir resquebrajando el “programa” para tener la posibilidad de percibir limpiamente lo nuevo.
Para empezar a despertar, se requiere de un acto de voluntad consciente. Cuando uno se da cuenta de que está dormido, empieza de hecho a despertar. Implica también un acto de humildad y sinceridad con uno mismo, porque a veces, uno descubre que no es como pensaba.
El siguiente paso, es aprender a dividir nuestra atención. Hasta ahora, prácticamente siempre, la tenemos enfocada hacia fuera. Tenemos un gran vació dentro, porque estamos muy alejados de nuestro Ser interior. De manera que nuestra atención está siempre hacia el exterior, tratando de llenar ese vacío.
A todos nos ha pasado alguna vez, cuando estamos un poco deprimidos y salimos a comprarnos esto y aquello, que no necesitamos realmente, pero que nos hace ilusión.
En el fondo lo que hacemos, es tratar de tapar un vacío que está dentro de nosotros, llenándonos de cosas materiales, que nos generan sensaciones y satisfacciones.
Pero a la larga el vacío vuelve a salir; llega un día en que uno ya ha cumplido con todos sus “sueños”, ya tiene todo lo que le dijeron que le traería la felicidad, y sin embargo siente que le falta algo.
La sociedad actual, ya sabe lo que hace. Nos está bombardeando continuamente con miles de estímulos externos, para atrapar nuestra atención y mantenerla afuera. Nos crea un montón de necesidades; nos dice que seremos felices si tenemos nuestra propia casa, ese coche, esa ropa, ese tipo de vida, etc.… y muchos caemos hipotecando nuestra vida con tal de alcanzar ese nivel.
De esta manera el sistema puede controlar y manipular a todos los humanos como máquinas. Ya existen miles de leyes y normativas que nos rigen y nos dicen lo que tenemos que pensar, cómo tenemos que actuar, y que no es necesario que pensemos y decidamos por nosotros mismos.
Esto quizá parece exagerado, pero cuando uno reflexiona se da cuenta de que aun nos quedamos cortos.
Siempre estamos con la atención hacia afuera, gastando gran cantidad de energía.
Por eso, es muy importante aprender a dividir la atención, entre dentro y fuera.
Debemos empezar a acordarnos de nosotros mismos; a prestar atención a nuestro mundo interior de manera consciente, es decir hacernos conscientes de quienes somos, dónde estamos, cómo estamos, qué pensamos, qué sentimos, qué hacemos y el porqué, en cada momento. Hacer esto es un acto de poder.
Es necesario que dejemos aflorar a nuestra conciencia, que le demos algo de protagonismo y que iniciemos una verdadera relación de amistad con nosotros mismos.
Debemos convertirnos en nuestros mejores amigos y aliados, pero no de nuestro Ego y sus deseos, ambiciones, sino de nuestra conciencia que está atrapada en todo eso.
Así, de esta manera, a medida que vayamos estableciendo dentro de nosotros lo que se conoce como “Recuerdo de sí”, se irán construyendo los cimientos de un centro de gravedad en nuestro interior.
Mientras no lo hagamos, ese centro estará fuera de nosotros y en cada una de las cosas que poseemos y a las que estamos apegados e identificados, sean materiales o no. Conocí una vez a un tipo, que estaba tan identificado con su coche, que éste había pasado a ser un apéndice de él, era casi como una prolongación de sí mismo. Si se lo rayaban, le dolía casi más que si lo hacían a su propio cuerpo. El coche le llenaba; con él obtenía el reconocimiento de los demás, eso le daba seguridad y equilibrio, le hacía “ser” algo.
Con esto queremos hacer entender, que mientras tengamos nuestro centro de gravedad en el exterior, en realidad somos muy frágiles, porque nuestros puntos de apoyo están afuera, en cada una de las cosas en las cuales estamos apegados e identificados. Y si a alguno de ellos le ocurre algo o desaparece, perdemos el equilibrio interno y podemos sufrir verdaderos trastornos.
En cambio cuando uno consigue establecer su centro de gravedad en el interior, nada de lo que ocurra fuera puede derrumbarle. Ya puede caer el mundo, que el guerrero, se mantendrá impasible, sereno y perfectamente equilibrado.
Parar el mundo consiste básicamente en darse cuenta de que estamos dormidos, y lo mágico es que cuando uno se da cuenta, despierta y se pone en actividad su conciencia. Luego habrá que profundizar en ese estado, mediante el “recuerdo de sí”, la auto-observación y estableciendo ese centro de gravedad consciente dentro de nosotros.
Eso nos llevará en un primer término a ahorrar grandes cantidades de energía, que es lo que nos permitirá llevar a cabo la revolución interior: eliminar el Ego y despertar en su totalidad la Conciencia.

LA VOLUNTAD:
“No son las pérdidas ni las caídas lo que nos lleva al fracaso, sino la falta de coraje para levantarse y seguir adelante.”
“La Voluntad es algo muy especial…No hay en realidad una manera de decir cómo la usa uno, excepto que los resultados de usar la voluntad son asombrosos. Acaso lo primero que se debe hacer es saber que uno puede desarrollar la voluntad. Un guerrero lo sabe y se pone a esperar….”
“La voluntad es lo que puede darte el triunfo cuando tus pensamientos te dicen que estas derrotado. La Voluntad es lo que te hace invulnerable.”
“La Voluntad, es algo que un hombre usa, por ejemplo, para ganar una batalla que según todos los cálculos, debería perder.”
“Todo el mundo dispone de suficiente poder personal para lograr algo. El truco del guerrero consiste en desviar el poder personal que dedica a sus debilidades para emplearlo en su propósito de guerrero.”
“Cuando un guerrero decide hacer algo, debe ir hasta el final, aceptando la responsabilidad de lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones, sin dudas, ni culpabilidades.”
“El Hombre corriente es o un ganador o un perdedor, y dependiendo de ello se convierte en perseguidor o en víctima. Estas dos condiciones prevalecen mientras uno no “ve”. Ver disipa la ilusión de la victoria, la derrota o el sufrimiento”.
“Ser guerrero no es sólo cuestión de desearlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, como nadie nace hombre corriente. Somos nosotros quienes nos hacemos lo uno o lo otro.” (Juan Matus)
Este es probablemente el punto más importante en la actitud del guerrero, ya que sin él difícilmente se pueden lograr los demás.
En nosotros existe una abertura energética, situada un par de dedos por encima del ombligo, conocida como Plexo Solar, de donde emana el Hara de las artes marciales.
Este vórtice de energía se va abriendo a medida que se desarrolla la voluntad.
La Voluntad no es un pensamiento, es un poder enorme que todos tenemos y que le da al guerrero la fuerza suficiente para trascenderlo todo, sin embargo, lo que ocurre, es que no nos lo creemos. Y como siempre la causa está dentro de la mente, en el intelecto. En esa “envoltura”, formada de preconceptos y creencias, que nos condiciona absolutamente y nos limita el enorme potencial que todos tenemos.
Es necesario salir de la barrera racional, escapar de las dudas, los temores y los razonamientos. Eso es significa “abandonarse”, “dejarse ir”, “soltarse” del mundo conocido, en el cual nos sentimos tan seguros, pero que es ilusorio. Y que por lo tanto todas esas dudas y temores, también son ilusorias.
Esto no es fácil al primer intento, porque “soltarse”, es como saltar al vacío. Significa desprenderse de muchas cosas, de muchos esquemas mentales que estructuran nuestro mundo conocido y que nos dan seguridad.
Por eso, una vez más, para ser uno capaz de “soltarse” de las amarras de la razón, se necesita mucho anhelo y un montón de agallas; es decir ser un guerrero.
El guerrero, cuando anhela algo, lo primero que debe hacer es tener muy claro cuál es su objetivo y porqué quiere alcanzarlo.
Lo segundo es tener la Concentración necesaria para escapar a los razonamientos e imaginar el objetivo cumplido con la Imaginación Consciente. Con eso debe lograr el CONVENCIMIENTO. Eliminar el menor resquicio de duda dentro de sí mismo. Lo tercero es centrarse en la emoción, en el Hara, para dar a la imaginación y a la Acción, la fuerza y el poder que harán cristalizar aquello que se persigue.
Si se logra esto, las cosas podrán costar más o menos esfuerzo, podrán llevar más o menos tiempo, pero siempre se alcanzarán. Como dice Don Juan, se puede ganar una batalla, que según todos los cálculos de la mente, está perdida.
Cuando uno tropieza, o se cae, solo la voluntad le va a permitir levantarse y seguir adelante. A veces nos quedamos lamentándonos, culpabilizándonos, autocompadeciéndonos, pero con eso no se logra nada, solo alimentar la importancia personal. El Hombre de Conocimiento, no puede perder el tiempo con lamentaciones.
Si tropieza y cae, se levanta y trata de comprender por qué se equivocó, extrayendo de eso la sabiduría correspondiente. Por lo tanto para el guerrero el triunfo y el fracaso son relativos, porque en el fondo no puede haber el uno sin el otro y las experiencias que viven no son ni buenas ni malas, simplemente son, y todas forman parte de su Camino. Las limitaciones, nos las ponemos nosotros, están dentro, no fuera. Radican en la rigidez de las estructuras de la mente, del programa psicológico establecido.
Y aunque a veces nos encontremos con obstáculos e impedimentos externos, que parecen ajenos a nosotros y pensemos que no podemos cambiar, nos equivocamos.
Porque cuando uno inicia el camino del auto -conocimiento, todo lo externo se relaciona con lo interno, es decir, que somos los responsables de todo lo que nos sucede, y aunque esta afirmación pueda causar un cierto malestar en un primer momento, es en realidad una liberación, pues significa que también está en nosotros la posibilidad de cambiar las circunstancias externas. Si existiera el azar o la casualidad, sería muy injusto, porque no tendríamos la posibilidad de cambiar nada.
Por lo tanto, cuando el guerrero quiere algo: se deja ir, imagina su objetivo y se convence hasta en lo más hondo que lo va a lograr.
Pero el convencimiento debe ser total, porque ese es el secreto. Si existiera la más pequeña duda, su poder se debilitaría. El guerrero no cree que lo logrará, el guerrero SABE que lo logrará.
Por eso podemos afirmar que cuando el guerrero pone en marcha su voluntad, nada lo puede parar; es invulnerable, nada se vuelve imposible, y puede llegar literalmente, más allá del infinito.

BORRAR LA “HISTORIA PERSONAL":
“Tenemos una serie de fotografías vivientes de sí mismos. Toda esa experiencia que hemos “vivido” durante muchos años, se convierte en el narcótico que nos gusta, en el deleite. Gozamos hablando de ello.”
“Un Guerrero no necesita historia personal. Un día descubre que ya no es necesaria y la abandona.”
“La historia personal debe ser renovada constantemente contando a los padres, parientes y amigos todo cuanto uno hace. Por el otro lado, el guerrero no tiene historia personal, no necesita dar explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con sus actos.
Y sobre todo, nadie le amarra con sus pensamientos y expectativas.”
“También el hombre corriente examina el pasado. Pero lo que examina es su pasado personal y por razones personales. Se mide a sí mismo en relación con el pasado, tanto su pasado personal, como lo que se conoce del pasado de su época, con el fin de encontrar justificaciones a su comportamiento presente o futuro, o para establecer un modelo para sí mismo.”
“El guerrero, como maestro, enseña tres técnicas a su aprendiz para ayudarle a borrar su historia personal: Perder la importancia personal, asumir la responsabilidad de los propios actos y utilizar la muerte como consejera.”
Para mantener la imagen de uno mismo y del mundo conocido, el hombre común, a la mínima que puede, trata de contar a quien le escuche, “qué le ha ocurrido”, “quién es él” o mejor dicho, quien supone que es él.
Cada vez que atrapamos a alguien para soltarle toda nuestra historia, lo único que hacemos es reafirmarnos y convencernos en lo que creemos que somos, buscamos que los demás nos corroboren esa imagen, buscamos su aprobación y alimentamos la importancia personal. Eso genera como decíamos, un desgaste energético enorme que compensamos atrapando la atención y energía de los que nos escuchan.
Además, cuando vamos explicando lo que somos, lo que nos ha pasado, lo que pensamos hacer etc.… en cierta manera, los demás se crean una imagen preconcebida de nosotros y nos “atrapan” con su pensamiento. Esto nos influye en nuestra manera de actuar, porque los demás esperan que actuemos o nos comportemos de acuerdo con esa imagen. Se crean expectativas acerca de nosotros y por lo tanto tenemos que justificarnos o dar explicaciones si no las cumplimos.
El guerrero no va contando su vida a todo el mundo; y si cuenta algo, lo hace de manera impersonal, sin tratar de captar la atención de los demás ni darse importancia.
Al no hacerlo, crea una niebla entorno suyo, que le da la libertad de ser “desconocido”, ya nadie puede dar nada por sentado acerca de él; entonces ya no tiene que dar explicaciones, puede ser libre e imprevisible.
Pero esto hay que saberlo entender, no se trata de ser poco sociable, todo lo contrario, hay que saber moverse en todos los ambientes, pero eliminando esa necesidad de ir contando todo sobre nosotros.
Las razones por las cuales necesitamos contar nuestra vida a los demás, son como decíamos para sostener la imagen que queremos dar de nosotros mismos y luego porque vivimos multitud de experiencias que no somos capaces de comprender y por lo tanto, no podemos asimilar.
Eso genera una tensión que liberamos casi siempre, contando el suceso a los demás.
Nos ha pasado a todos, que alguna vez hemos sufrido alguna desgracia, o por el contrario, alguna gran alegría, y lo primero que sentimos, es la necesidad de ir corriendo a contárselo a la familia o a los amigos o al vecino. Y eso está bien, nos ayuda a liberar esas tensiones y a comprender la causa; es lo que en psicología se conoce como “Catarsis”, pero el guerrero lo hace de manera consciente, no mecánica.
La historia personal, no es más que el archivo de todas las experiencias vividas a lo largo de nuestra existencia. Algunas ni tan siquiera las recordamos, porque sucedieron en nuestra infancia o incluso antes y forman parte de nuestro subconsciente.
Otras experiencias en cambio las recordamos, sobretodo, aquellas que impactaron en nuestra conciencia, sin embargo muchas no fueron comprendidas, y no pudieron ser asimiladas por la conciencia, pero siguen estando ahí. Es una carga que llevamos y que nos condicionan en nuestra conducta, limitan nuestra libertad de ser espontáneos.
Ahí está el origen de todos esos traumas, temores miedos, bloqueos, fobias,…que tenemos. En definitiva es el mismo Ego. Este se forma a partir de todas esas experiencias vividas, pero que no fueron digeridas.
Después, ocurre que el ego desea repetir las sensaciones placenteras, y ese hecho ya nos genera una tensión que aliviamos proyectándolas a modo de fantasías mentales o “soñando despiertos”, como comúnmente se conoce y que encima se nos ha enseñado que es tan bueno.
Es decir, que de manera mecánica estamos siempre buscando información del pasado, y en el deseo de repetir sensaciones, generamos expectativas del futuro. Y así, el ego nos mantiene entre el pasado y el futuro, sin poder vivir el “aquí y ahora", ni poder despertar.
Además, todo lo que hablábamos al principio de las ideas preconcebidas tiene que ver con todo esto, ya que se fundamentan en nuestra experiencia. Cuando percibimos una sensación y no la podemos comprender, es tomada por el ego, el cual saca conclusiones y establece conceptos predeterminados para definir esa sensación.
Las expectativas que proyectamos al futuro, tienen que ver con las ideas preconcebidas, de cómo queremos que sean las cosas. Luego sucede que el futuro, no se ajusta a la realidad que desea el ego y entonces aparecen las frustraciones, resentimientos, ira, búsqueda de culpables, etc.… Por lo tanto, es esencial ir borrando nuestra historia personal. Pero eso no significa borrar nuestro pasado, sino dejar de aferrarnos a él y utilizarlo como base de datos para vivir el presente y hacer proyecciones de futuro.
Solo mediante la meditación, la reflexión, el psicoanálisis y la comprensión, uno puede lograr eliminar toda esa carga.
Cuando se consigue, uno es capaz de vivir el presente, sin expectativas de futuro. Las emociones se viven y se digieren al instante. Entonces ya no se genera un archivo del pasado, ya no nos comportamos como si lo supiéramos todo. La vida se vuelve una constante sensación, un misterio permanente y emocionante. Ya no vamos del pasado al futuro; vivimos fuera del tiempo, porque el tiempo de hecho no existe, lo crea el ego, en ese proceso mecánico. (Por eso se dice que el ego es “tiempo acumulado no asimilado”).
Al no haber tiempo, no hay pasado ni futuro; y dejamos de proyectar la falsa realidad, que nos impide ver la verdad. Dejamos de vivir deseando repetir las sensaciones de placer o sufriendo porque no se repitan las de dolor. Entonces escapamos de la dualidad, uno vive entonces más allá del bien y del mal, del placer y del dolor.
El hombre dual, en cambio, para sentirse vivo, necesita tanto lo uno como lo otro.
Cuanto más dolor experimenta, luego por contraste más placer será capaz de vivir.
Para el hombre corriente las cosas son, o buenas o malas; para el guerrero las cosas simplemente son y las toma como un desafío.

PARAR EL DIALOGO INTERNO:
“Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho, mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es siempre como debería ser. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos.
No sólo eso, sino que también escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos nuestras acciones una y otra vez hasta el día en que morimos. Porque continuamos repitiendo el mismo diálogo interno una y otra vez hasta el mismo momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno.”
“El diálogo interno es lo que ata a la gente al mundo cotidiano. El mundo es de tal y cual manera sólo porque nos contamos que es de tal y cual manera. El camino del guerrero se abre cuando se aprende a parar el diálogo interno”
Otra cosa que nos consume gran cantidad de energía, es la constante charla que mantenemos con nosotros mismos. La idea preconcebida que tenemos del mundo y de nosotros, la sostenemos con la razón. Nos hablamos incesantemente con la finalidad de repetirnos y convencernos que el mundo es así o asá.
No podemos parar la mente; ¿porqué?, pues porque como decíamos en la introducción, dentro de nuestra psicología habitan multitud de entidades que están constantemente proyectando un mundo imaginario, para mantener la conciencia dormida y asegurarse la supervivencia.
Además mientras no se interrumpa ese constante fluir de pensamientos, uno no puede parar el mundo y percibir la realidad.
El mundo es un absoluto misterio que hay que ir descubriendo en cada instante. Para eso hay que vivir el presente y en recuerdo de sí. “La verdad es lo desconocido de momento en momento”.
Eso, solo es posible a través de la conciencia y no del intelecto como pretende la sociedad. Así que mientras no paremos el diálogo interno de la razón, no alcanzaremos jamás la verdad.
Para acceder a experimentar la realidad debemos aprender a escuchar. Si estamos siempre centrados en la razón proyectando pensamientos, ¿cómo podemos escuchar?
Aprender a escuchar, no significa solamente abrir bien las orejas; aprender a escuchar significa, entrar en el corazón, soltarse de las amarras de la mente, romper el “filtro”, para volverse receptivo y abrirse a lo nuevo. Si todo lo que percibimos, automáticamente lo filtramos por la razón, lo juzgamos y lo comparamos con la descripción que ya tenemos, en el fondo lo único que hacemos es escucharnos a nosotros mismos, y no la realidad del mundo.
Saber escuchar es tener la capacidad de asombrarse ante lo nuevo, ser capaces de percibir la belleza de una pequeña flor que está al borde del camino. Si vamos hablándonos a nosotros mismos de manera mecánica, a duras penas vemos lo que tenemos delante. Es necesario mantener la mente quieta, pasiva, receptora. Pero cuesta mucho, porque entregarse con el corazón, significa renunciar al mundo conocido de la razón y eso nos genera mucho miedo.
En realidad todos disponemos de muchas facultades y poderes, pero la razón, con sus ideas preconcebidas de cómo creemos que deben ser las cosas, nos bloquean.
Acallar la mente y entrar en el corazón no es cosa fácil, pero poco a poco se va logrando. Los pensamientos y proyecciones mentales se van reduciendo y va aflorando el silencio interior.
“Un guerrero cazador no captura animales porque ponga trampas, ni porque conozca las rutinas de su presa, sino porque él mismo no tiene rutinas. Esa es su ventaja. Él no VOLVERSE CAZADOR Y HACERSE INACCESIBLE es de ningún modo como los animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y caprichos previsibles. Él es libre, fluido, imprevisible.”
“El guerrero utiliza su mundo con frugalidad y ternura. Un cazador está en íntima relación con su mundo, y sin embargo, permanece inaccesible a este mismo mundo…”
“Es inaccesible porque no exprime ni deforma su mundo. Lo toca levemente y se queda cuanto necesita quedarse, y luego se aleja raudo, casi sin dejar señal alguna…” (Juan Matus)
“Cuando nada se da por cierto permanecemos alertas, permanentemente de puntillas.
Es más emocionante no saber detrás de qué matorral saltará la liebre, que comportarnos como si lo supiéramos todo.”
“Preocuparse, es ponerse al alcance sin saberlo. Y una vez que te preocupas, te agarras a cualquier cosa por desesperación; y una vez que te aferras, forzosamente te agotas o agotas a la cosa o la persona de la que estas agarrado….” “Ponerse fuera del alcance significa que evitas a propósito agotarte a ti mismo y a los otros…”…significa que no estas hambriento y desesperado, como el pobre desgraciado que siente que no volverá a comer y devora toda la comida que puede…” “Un guerrero cazador, en cambio, sabe que atraerá la caza a sus trampas una y otra vez, así que no se preocupa”
“Un guerrero es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Una vez terminados sus cálculos, se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento.
Nadie puede empujarle; nadie puede obligarle a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerrero está preparado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible.”
Para convertirse en hombre de conocimiento es necesario volverse cazador.
Un guerrero debe saber cazar. Pero como decía Don Juan, no se logra solo porque se conocen las rutinas de la presa, sino porque uno mismo no tiene rutinas.
Con los hábitos, el ego trata de repetir aquellas sensaciones que le son propicias, y que le aseguran la supervivencia. Es decir se crea un mundo seguro y se refugia en él, sin tener así que tomar decisiones ni asumir responsabilidades.
Además, cuando somos mecánicos y hacemos siempre lo mismo, para no arriesgar, pasamos a formar parte de la rutina de los demás y de su entorno seguro. Porque cada día, ya dan por sentado que haremos esto y lo otro. Y el día que no lo hacemos, nos preguntan “porqué”. Claro, entonces si uno quiere ser sociable, no puede responder “porque sí” o “porque me da la gana”, se ve obligado a dar explicaciones, incluso los demás se pueden molestar, porque se ha alterado su rutina, se ha alterado su entrono seguro, y no se han cumplido sus expectativas respecto a nosotros.
Las rutinas lo vuelven a uno mecánico, vulnerable, accesible, localizable y en consecuencia manipulable.
El Hombre común no es más que una presa del sistema y de su propio ego, de sus miedos y limitaciones. Jamás alcanzará a descubrir la verdad de lo que le rodea, porque vive siempre dormido. Hace cada día lo mismo, porque prefiere vivir en lo “conocido”. Cumple a raja tabla todas las normas, sin pensar por sí mismo.
Hay mucha gente que para ser feliz no hace aquello que desde el fondo le dicta su corazón, sino aquello se dice que a uno le hace sentirse feliz. Mucha de la gente joven que sale cada fin de semana y se mete en los antros más oscuros, con la música más terrible, lo hace simplemente porque eso es lo que se hace los viernes o sábados por la noche. Porque está establecido que eso significa diversión. No pueden plantearse por ejemplo irse a Montserrat a contemplar las estrellas, o quedarse en casa leyendo o ir a hacer deporte, porque hacer cualquier otra cosa que esté fuera del camino marcado los desubica. No pueden entenderlo.
Y como esto, funciona todo. No hay más que ir al Macba o a la feria ARCO a ver el arte contemporáneo. Hay gente que se detiene delante de algo terrible a lo que llaman “obra de arte” y con una mirada un poco incierta dice que le gusta, que es muy interesante , que significa esto y lo otro. Y luego resulta que es un garabato hecho por un perro con un pincel atado en la cola o algo parecido. Incluso se habla ya solo de arte conceptual, lo cual es absolutamente contradictorio.
Ya se ha perdido el criterio de la conciencia para percibir el mundo tal cual es, sin verse condicionado por todo lo que está establecido.
Por eso, para volverse hombre de conocimiento, debe dejar de ser una presa y volverse uno mismo cazador.
Debe ser cazador de sí mismo y de sus propias limitaciones. Y al romper su mecanicidad, y todo el programa establecido, consigue que “nadie le de por hecho”. Se vuelve imprevisible, y nadie puede atraparlo. Es libre, nadie se crea expectativas acerca de él y en consecuencia no puede defraudar a nadie. Puede actuar libremente sin tener que dar explicaciones.
El no ser mecánico, implica que cada instante es nuevo. La vida se vuelve algo maravilloso y emocionante. Cuando ya nada es cierto, el guerrero no tiene más remedio que estar alerta y en recuerdo de sí. No se da nada por sentado, no hay ideas preconcebidas, no hay pasado y no hay proyecciones de futuro. Se vive en el presente, fuera del tiempo, y en consecuencia no se alimenta la historia personal.
Para dejar de ser mecánico, uno debe desidentificarse de la masa. Aprender a estar solo consigo mismo y saber guiarse por el sentido común. A partir de ahí puede lograr escapar de las rutinas. Y Don Juan explica que para lograrlo se debe aprender a ser Inaccesible.
Para ser inaccesible, el guerrero debe saber ponerse al alcance y fuera del alcance a voluntad.
Ser inaccesible significa, no estar a merced de las circunstancias, sean estas del hogar, del trabajo o de la vida en general; es decir no ser una hoja a merced del viento.
El mundo está ahí y las circunstancias también; entonces se trata de ser capaces de no vivir condicionados por ellas. No preocuparse por las cosas, cayendo en lamentaciones ni sentimentalismos, sino actuar si se puede o sino mantenerse a la espera con serenidad.
Las rutinas nos ponen al alcance sin saberlo y esto nos agota, nos atrapa la inseguridad y perdemos la naturalidad, la fluidez, la libertad de ser espontáneos e imprevisibles. Perdemos el recuerdo de sí y nos convertimos en presas fáciles.
Además, la capacidad de ponerse fuera del alcance permite al guerrero moverse por cualquier lugar, en cualquier ambiente, pasando desapercibido, sin que pueda ser tocado por el entorno. Puede moverse entre las llamas sin quemarse. Las circunstancias externas no le afectan. Vive en el presente sin tener expectativas de futuro ni estar aferrado a su pasado. Su centro de gravedad está dentro de sí mismo.
Se ha vuelto cazador; cazador de sabiduría,.....cazador de conciencia.

ELIMINAR LA “IMPORTANCIA PERSONAL”:
“Sentirse importante lo hace a uno pesado. Torpe, banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano, fluido”
“La confianza del guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios actos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos mientras que el guerrero depende solo de sí mismo”
“El espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni está hecho a ganar o perder. El espíritu de un guerreo está hecho solo a la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la tierra. Por eso el resultado le importa muy poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras libra su batalla, sabiendo que su intento es impecable, un guerrero ríe y ríe.”
“Mientras un hombre siente que lo más importante del mundo es él mismo, no puede apreciar verdaderamente el mundo que le rodea. Es como un caballo con anteojeras: solo se ve a sí mismo, ajeno a todo lo demás.”
“Lo más difícil de este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, quejarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le hace nada a nadie y mucho menos a un guerrero.”
“Un guerrero no tiene culpabilidades por nada de lo que ha hecho, porque aislar los propios actos llamándolos mezquinos, feos o malos es darse a uno mismo una importancia injustificada. La clave está en lo que se enfatiza, o nos hacemos desdichados o nos hacemos fuertes. Cuesta el mismo trabajo lo uno que lo otro.” (Juan Matus)
“Un guerrero acepta su suerte. Sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a sí mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital”.
“La humildad del guerrero no es la humildad del mendigo. El guerrero no humilla la cabeza ante nadie, y al mismo tiempo no permite que nadie humille la cabeza ante él.
El mendigo, en cambio, en seguida se arrodilla y se arrastra por los suelos ante cualquiera que considere más encumbrado, pero también exige que alguien que considere inferior, haga lo mismo con él.”
“Sólo un guerrero puede soportar el camino del Conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos puedan ser buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.” (Juan Matus) “El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes.”
“Los chamanes han desenmascarado la importancia personal y han descubierto que se trata de autocompasión disfrazada”.
“Un guerrero reconoce su dolor, pero no se entrega a él. El guerrero que se adentra en lo desconocido no tiene el ánimo triste; por el contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, confiado en la impecabilidad de su espíritu, y sobretodo, completamente al tanto de su eficiencia.”
“No hay manera de librarse de la autocompasión. Tiene un papel y un lugar definidos en nuestras vidas, una fachada definida y reconocible. Así cada vez que se presenta la ocasión la fachada de la autocompasión se activa. Tiene una historia. Pero si uno cambia la fachada, cambia su lugar de prominencia. Las fachadas se cambian modificando los elementos que las componen. La autocompasión resulta útil a quien se siente importante y merecedor de mejores condiciones y mejor trato, o bien a quien no quiere hacerse responsable de los actos que le condujeron al estado que suscitó la autocompasión.”
“Negarse a sí mismo es una entrega. Entregarse a la negación es, con mucho, la peor de las entregas; nos fuerza a creer que estamos haciendo algo valioso, cuando en realidad estamos fijos dentro de nosotros mismos.”
La auto-importancia personal forma parte de nuestro Ego. Es una de esas tantas “individualidades” que cargamos en nuestra psicología, conocidas como “yoes” o “agregados psicológicos”, dependiendo de la cultura.
Este agregado, es de los que más energía nos consume. Es de los que más dormida tiene a nuestra Conciencia. Por lo tanto, es de los primeros que hay que observar, comprender y eliminar, para poder cambiar.
A medida que la conciencia se iba durmiendo y nos alejábamos de nuestro Ser, de nuestra divinidad interior, fue apareciendo un vacío dentro de nosotros. Ahí tiene su origen la auto-importancia personal, que viene a ser una falsa estructura con la finalidad de llenar ese vacío y tapar las carencias que tenemos.
La auto-importancia no se sostiene por sí misma, por eso requiere constantemente de la aprobación del exterior. Esa es una de las razones principales por las cuales tenemos nuestra atención y nuestro centro de gravedad fuera de nosotros, siempre preocupados por el ¿qué dirán de nosotros?
Empezamos por creamos una imagen falsa de nosotros mismos, y de lo que nos gustaría ser en función de los cánones de aceptación de la sociedad. Nos identificamos con ella y nos la creemos. Entonces la proyectamos a los demás, y estamos expectantes a ver cuál es su opinión, cuál es la imagen que tienen de nosotros, y cuanto más nos aprueben, más seguros nos sentimos y más nos creemos esa fantasía.
Buscamos agradar a los demás y que nos den su aprobación, para sostener así esa imagen. Pero obviamente no buscamos el reconocimiento de cualquiera, sino de aquellas personas a las cuales admiramos, aquellas a las cuales tenemos en consideración, y por lo tanto sobrevaloramos su opinión. Y a veces, nos identificamos hasta tal punto que si dicha persona opina que somos de determinada manera, eso nos afecta, y hasta nos lo creemos actuando como tal.
Luego se da un fenómeno muy interesante; cuando no se nos da esa aprobación que buscamos, la imagen de nosotros mismos no se sostiene y por unos momentos vemos la realidad que hay detrás, y este proceso es absolutamente mecánico e inconsciente; 24 es entonces cuando uno se deprime y luego saca la ira, y nos rebotamos contra aquél al que hace tan solo unos minutos admirábamos.
Mientras necesitemos de la aprobación de los demás, será como tener un montón de “amos”, de los cuales dependeremos. No seremos libres, sino más bien esclavos de su opinión ya que la necesitaremos como el aire para sostener nuestra autoestima y por lo tanto nuestros actos siempre estarán condicionados por esa necesidad, impidiéndonos actuar y fluir de manera natural y sincera. Esa actitud es constante en nosotros, en mayor o menos grado dependiendo de cada uno, y no somos conscientes porque funciona de manera absolutamente mecanizada y nos genera un desgaste de energía terrible.
También relacionado con la auto-importancia personal, está el afán constante que tenemos por compararnos con los demás. Y a la mínima que podemos los criticamos, ¿porqué?, pues porque en el fondo, lo que buscamos es a ver si podemos rebajarlos para ponernos un peldaño por encima. Y es absurdo compararse con los demás. Cada uno vive en unas circunstancias concretas, pertenece a un signo zodiacal y a un rayo diferente. Todos somos distintos y en eso consiste la riqueza, cada uno puede aportar algo que seguro que otros no pueden. Pero nos creemos que si fuéramos como el otro, si tuviéramos lo que él tiene, seríamos más felices.
Recuerden aquel dicho que dice “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
En el fondo estamos totalmente vacíos, tenemos un montón de carencias que nos generan muchas tensiones. Entonces el Ego, proyecta fantasías para aliviar esas tensiones. Lo que se conoce como soñar despierto y que siempre nos dicen que es tan bueno, que nunca hay que dejar de soñar. Eso es una barbaridad, lo que hay que hacer es precisamente lo contrario, parar la mente y despertar de una vez por todas del mundo ilusorio en el que vivimos.
Otros aspectos que nos tiene martirizados, son las culpabilidades y las preocupaciones. Estas las tenemos arraigadas en lo más hondo y nos impiden vivir el presente porque o bien estamos culpabilizados por un hecho ocurrido en el pasado o preocupados por lo que acontecerá en el futuro.
Había una persona mayor, que ya murió, que iba cada año a dar una aportación económica a una ONG en concreto. Resulta, que por la educación que había recibido, sentía una gran culpabilidad por vivir en la abundancia, mientras había personas que pasaban hambre. Eso le generaba una tensión que solo conseguía calmar haciendo esa aportación. Ayudar a los necesitados está muy bien, pero el fondo él no lo hacía como un acto de generosidad, sino de manera egoísta para poder él sentirse bien.
Tampoco sirve de nada sentirse culpable cuando uno comete un error. Con eso, lo que hacemos es darnos una importancia injustificada. Forma parte de la auto-importancia personal. El verdadero guerrero, cuando se tropieza y cae, reconoce el error con humildad, y en lugar de perder el tiempo lamentándose porque no ha cumplido con la imagen que quiere dar de sí mismo, se levanta y sigue adelante, reflexionando para comprender porqué se equivocó y extrayendo de ese hecho sabiduría.
De nada sirven las culpabilidades. Son un arma que utiliza el ego para debilitarnos e impedir que sigamos adelante.
En fin, es básico erradicar de nosotros la auto-importancia personal, nuestro orgullo y nuestra soberbia, liberarnos de todos esos “amos”. Dejar de engañarnos a nosotros mismos y a los demás, tratando de proyectar lo que nos somos. Hay que sincerarse y hacer un acto de humildad con uno mismo. Aceptarnos como somos, con nuestros valores y nuestros defectos, sin tener que dar explicaciones ni justificarnos porque no cumplimos las expectativas de los demás.
Cuando uno comprende esto en lo más hondo y las consecuencias que le acarrea este aspecto de nuestra psicología, está en condiciones de trascenderlo. Al eliminar la autoimportancia personal, aflora la humildad. Entonces uno es más libre, ya nadie puede ofenderlo, ya no se siente importante, y por lo tanto no necesita demostrarlo para que se lo reconozcan, y al desaparecer esa tensión constante, uno puede experimentar una profunda tranquilidad y paz interior.
“Cada pizca de Conocimiento que se convierte en poder, tiene a la muerte como fuerza central. La muerte le da el toque definitivo; todo lo que la muerte toca en verdad se vuelve poder.”
“En un mundo en el que la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas amigo mío. Solo hay tiempo para Decisiones”

LA MUERTE COMO ALIADA

Fuentes:
Enrique Quintana en su Blogs:
El Alquimista.

Una relación entre la psicología Junguiana y la sabiduría del chamanismo.

Resumen

Este es un artículo que presenta la relación teórica que existe entre la psicología moderna y la sabiduría y conocimientos ancestrales de la cultura del chamanismo. Encontrar una relación entre ambas teorías puede proporcionar un método valioso en los conflictos del desarrollo que ocurren a temprana edad, que es donde dan inicio los padecimientos y trastornos de la sociedad actual, por lo que puede ser importante para toda persona que se interese en el futuro de la psicología, así como los chamanes de las culturas indígenas, que también fueron y son todavía, los psicólogos de la comunidad, en estos tiempos de despertar espiritual, que unifica en un ciclo las realidades de curación del cuerpo, la mente y el espíritu. Así pues, puede proporcionar una manera de contemplar los posibles orígenes de la psicoterapia y una curación esotérica en términos pertinentes a la cultura y la psicología contemporánea. El psicólogo y el chamán, consideran los síntomas del paciente en términos de su identidad total y dentro del contexto de su entorno y sus circunstancias. No obstante, a pesar de sus diferencias, ambos buscan aliviar el sufrimiento en las comunidades.

Introducción

El objetivo de este artículo es presentar si existe un punto en que se pueda relacionar las investigaciones científicas llevadas a cabo por la psicología moderna, desde los fundamentos establecidos por Jung hasta los llevados a cabo en la actualidad y la sabiduría de las culturas milenarias donde el chamán funge como el "psicólogo autóctono" en comunidades de todo el mundo. Así pues, estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias "fuera de lo ordinario" y los "estudios científicos", sino también despiertan las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología.

* Licenciado en Ingeniería Química por la Universidad Iberoamericana -Ciudad de México. Licenciado en Psicología Clínica por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México. Formación en Psicoterapia Corporal Integrativa por el Instituto I-Namic de la Ciudad de Xalapa, Veracruz. Estudiante de la Maestría en Psicoterapia de Pareja por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México.

Por tanto, esclarecer el vínculo entre la psicología presente y una de las más antiguas tradiciones curativas conocidas por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como los diversos puntos de vista preventivos en la salud mental.

Se pretende examinar algunos de los fundamentos filosóficos, históricos y metodológicos del chamanismo y la psicología, que permitan encontrar respuestas a la siguiente pregunta: ¿Cómo es que la tradición del chamanismo proporciona un poder curativo a las heridas ocurridas en los primeros meses de vida?

Ahora bien, la manera como se explica el desarrollo de una persona, depende de la forma como se vea la naturaleza del ser humano. Los estudiosos han planteado muchas teorías, de porqué una persona se comporta como lo hace. Una teoría es un conjunto coherente de conceptos relacionados que busca organizar y explicar datos, información reunida a través de la investigación. Las teorías también predicen qué datos se podrían obtener bajo ciertas condiciones; por tanto, sirven como una fuente de hipótesis, explicaciones o predicciones que se pueden poner a prueba a través de la investigación. Como se debe considerar que las teorías son dinámicas; cambian para incorporar nuevos descubrimientos. Así pues, la investigación respalda una hipótesis y la teoría sobre la cual se basa ésta última, por consiguiente, los científicos tienen que modificar sus teorías para considerar datos no esperados. Por tanto, si los resultados de una investigación respaldan o no una investigación, con frecuencia sugieren temas e hipótesis adicionales por investigar. Las teorías entonces, ayudan a los científicos para describir, explicar, predecir y modificar el comportamiento humano.

Así pues, el estudio del desarrollo de una persona, es parte del estudio más amplio del desarrollo humano, que cubre todo el ciclo de vida, desde la concepción hasta la muerte, aunque crecimiento y desarrollo son más obvios en la niñez. Sin embargo, los estudios del desarrollo de una persona, cuentan con un amplio campo de acción en muchas disciplinas. El propósito de cualquier estudio científico es obtener conocimiento que se pueda verificar con precisión a través de una investigación objetiva y de mentalidad abierta. A medida que el campo del desarrollo de una persona se convirtió en una disciplina científica, sus metas evolucionaron hasta incluir descripción, que permite establecer normas del comportamiento a diferentes edades; explicación, es el descubrimiento de las causas del comportamiento; predicción, es pronosticar el desarrollo posterior y la modificación, es la intervención para promover el desarrollo óptimo. Como consecuencia, ninguna teoría del comportamiento humano es universalmente aceptada y ninguna explica todas las facetas del desarrollo. Así pues, diferentes investigadores observan desde distintas perspectivas, cómo se desarrolla una persona. Estas perspectivas, que generalmente están afectadas por la cultura de donde surgen, de manera tal, que es necesario al evaluar e interpretar una investigación es de suma importancia importante conocer la perspectiva teórica en la que se basa (Papalia, 2001).

Ahora bien, si se habla de rasgos o de conductas, cualquiera de ellos, es en última instancia el resultado de la interacción de tres tipos de fuerzas: Biológicas, psicológicas y sociales. Al discutir estos determinantes de la conducta, incluida la sexual, no se trata de implicar que es necesaria una elección entre estos tres factores, se entiende así, que son complementarios más que excluyentes (Katchadourian y Lunde, 1980).

Así, la obra de Carl Gustav Jung (citado en Bennet, 1974), fue una continua contribución a la psicología y a la psiquiatría. Se interesó especialmente por la adaptación cotidiana del individuo a sus semejantes. En efecto, el contacto interpersonal normal no es tan sencillo como parece. Observó empíricamente, que al igual que el cuerpo, la mente presenta, además de sus caracteres, ciertos rasgos colectivos que "no son propios de un individuo, sino de muchos, es decir, de una sociedad, de un pueblo o de la humanidad en general…", esta observación abrió un campo totalmente inexplorado y suscitó muchas controversias.

Jung (citado en Chilovsky, 1994), es conocido como uno de los pioneros de la psicología, junto a Freud y Adler. Pero su renombre se ha sustentado en el hecho de haber revitalizado el pensamiento mítico-simbólico -a través de su hipótesis del inconsciente colectivo-. Sus estudios sobre mitos, símbolos, religión, artes y filosofía -además de los realizados en el campo científico- han ampliado la estrecha perspectiva en la que occidente se hallaba. De esta forma, tendió un puente hacia el pasado, pero también hacia el oriente, donde esta concepción del mundo aún sigue vigente, buscando una integración entre el saber científico y el conocimiento de culturas milenarias.

Jung (citado en Chilovsky, 1994), encuentra un pensamiento paralelo entre el pensamiento mitológico de la antigüedad y el pensamiento similar de los niños, de los primitivos y de los sueños. Compara el funcionamiento y la estructura de la anatomía y genética humana y su formación -a través de una serie de transformaciones embrionarias que corresponden a cambios análogos en la historia de la especie- con la vida psíquica. Establece: "la base instintiva arcaica del espíritu constituye un dato objetivo, hallado, que al igual que la estructura y disposición funcional heredadas del cerebro o de cualquier otro órgano, no depende de la experiencia individual ni del arbitrio subjetivo-personal. La psique posee su propia historia genética, como la tiene el cuerpo.

Si la experiencia autoriza a hablar de una personalidad externa, autoriza así a admitir la existencia de una personalidad interna, donde la personalidad interna es el modo y manera en que un sujeto se comporta con los procesos psíquicos internos, es la actitud interna, el carácter con que se vuelve hacia lo inconsciente. Con ello se manifiesta la autonomía del complejo funcional representado como una actitud habitual: es como si otra personalidad se hubiera apoderado del individuo, como si "en él hubiera entrado otro espíritu". La misma autonomía que tan a menudo caracteriza a la actitud externa es reivindicada por la actitud interna, por el alma. En lo que respecta al carácter del alma, rige el principio general de que, en su conjunto, el alma es complementaria del carácter externo. El alma suele contener todas aquellas cualidades genéricamente humanas que le faltan a la actitud consciente (Jung, 2000).

En algún momento de nuestras vidas, aquello a lo que le dedicamos toda nuestra energía, se vuelve estéril, y nada parece funcionar. Comenzamos a cuestionar nuestros valores, sobre todo aquello que dejamos para adaptarnos a la vida civilizada. Surge la añoranza de unidad, que nos devuelva el perdido sentimiento de unión con el mundo, dando sentido a nuestra existencia. Jung (citado en Chilovsky, 1994) fue el primer psicoterapeuta interesado en esta crisis producida, en la mitad de la vida: El proceso de individuación. Así pues, la teoría junguiana se constituye como una orientación del logos a partir del mito y de los símbolos. Su intención es describir el proceso de individuación, inferir sus leyes y desarrollar una praxis que aliente este mismo proceso. Por ello, en la concepción junguiana el inconsciente no se limita a identificarse con el instinto, y a cumplir un rol compensatorio, sino que posee también una dimensión espiritual que se manifiesta en primer lugar en su carácter prospectivo, abierto a la trascendencia. De este modo, el psicólogo o psicoterapeuta se convierte en un verdadero "médico del alma", en la mejor tradición del médico, sabio y adivino de la antigüedad.

Ahora bien, si se habla sobre el alma, cuando se descuida, ésta no se va precisamente, sino que se manifiesta en forma de obsesiones, adicciones, violencia y pérdida de sentido. Se cae en la tentación de aislar estos síntomas o de tratar de erradicarlos de uno mismo, pero la raíz del problema es que se ha perdido la sabiduría sobre el alma. Por consiguiente se ha llegado a reconocer el alma cuando se queja y nos hace sentir su dolor, que no se puede superar solamente "pensando", porque el pensamiento es una parte del problema. Se necesita una posibilidad y esa es reconocer el alma, esto es, fomentar la plenitud del alma. Llevar a cabo esta restauración del alma significa que tenemos que hacer de la espiritualidad una parte importante de nuestra vida cotidiana (Bennet, 1974).

En nuestra historia hay una comprensión intuitiva de estos problemas, sobre la naturaleza y las necesidades del alma, de modo que se puede recurrir al pasado en busca de los guías que nos permitan recuperar esta sabiduría. El alma se revela en el afecto, el amor y la comunidad, como también en el retiro en nombre de la comunidad interior y la intimidad. Por tanto, nadie puede decirle a uno cómo ha de vivir su vida. Nadie conoce los secretos del corazón en la medida suficiente para hablar de ellos a los demás. Sin embargo, la terapia consiste en llevar el alma a los dominios que están desprovistos de ella, y que por eso mismo necesitan expresarse en forma de síntomas, porque un trabajo gratificante, relaciones satisfactorias, el poder personal y el alivio de los síntomas son todos dones del alma.

Algunos planteamientos sobre la psique o el alma, ya tuvieron su mejor época, mientras que otros apenas están llegando a ser reconocidos, y otros más están siendo reciclados, ya sea revividos, y otros más están siendo reciclados con nuevas ideas, o mejor aún, evolucionando naturalmente de las antiguas (Gagan, 2001).

Entonces, cada tribu era comandada, en lo espiritual, por uno o varios hombres, personas consideradas más desarrolladas, los hombres de conocimiento, los chamanes o "psicólogos autóctonos", que desde tiempos inmemoriales, se destacaban por su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Estos hombres comenzaron a fundar linajes, mediante los que, transmitirán, de generación a generación, su particular forma de crear la realidad. Se dedican a curar enfermedades, a pronosticar el futuro, a dar consejos y aliviar angustias. Son los portavoces de tradiciones milenarias y representan la más verdadera y misteriosa raíz de sus orígenes. Luchan contra la hechicería y se consideran defensores del desvalido.

Desde hace tiempo, los chamanes son descritos como "los hombres y mujeres de conocimiento", son los especialistas del espíritu, los conocedores del alma y sus interacciones con lo divino, se encuentran en pueblos y alejadas rancherías, adonde la gente acude en busca de alivio para sus dolencias físicas y morales (Grinberg, 1990).

Maria Sabina (citada en Estrada, 1977), menciona: "Después de que curé a mi hermana, comprendí que había encontrado mi camino. La gente lo sabía y venía a mí para que curase a sus enfermos. Venían en busca de curación quienes habían sido encantados por duendes, los que habían perdido el espíritu por un susto en el monte, en el río o en el camino…"

"El espíritu es lo que enferma. Los curanderos no saben que las visiones que enseñan los niños rebelan el origen del mal. Los curanderos no saben usarlos. Los hechiceros tampoco. Los hechiceros sienten temor por los sabios como yo, porque saben que puedo descubrir si ellos han causado un encantamiento, si han robado subrepticiamente el espíritu de un niño, de un hombre o de una mujer. Los niños me dan el poder de la contemplación universal. Que puedo ver desde el origen. Y puedo llegar hasta donde nace el mundo…No soy hechicera porque no hago la maldad. Soy sabia. Nada más…"

¿En que se basa la sabiduría que usan los chamanes?, está apoyada en la teoría Sintérgic, que sostiene que la realidad perceptual es el resultado de la interacción entre el campo energético activado por el cerebro -el campo neuronal- y la estructura del espacio-tiempo -el campo cuántico-. La interacción de ambos campos crea un patrón de interferencia que permea todo el espacio. La experiencia consciente surge cuando el observador enfoca un mecanismo hipotético llamado factor de direccionalidad en alguna porción del patrón de interferencia. Los chamanes parecen poseer una gran maestría en el enfoque de su factor de direccionalidad, son capaces de activar diferentes experiencias en distintas localizaciones y niveles de la realidad (Grinberg, 1990).

El concepto de la teoría Sintérgica, que es un neologismo se derivado de la palabra síntesis, sinergia y energía y se aplica a una organización informacional que puede ser definida por su coherencia, su convergencia o inclusión informacional y por su interconectividad. La estructura del pre-espacio es una organización sintérgica. En una estructura pre-espacial de elevada sintergia, no existen objetos, gravitación, ni tiempo. El cerebro posee una organización sintérgica y sus resultantes; nuestros preceptos y nuestro espacio mental también. Existen procesos de pensamiento cuyas características son análogas a las de un espacio altamente sintérgico por su grado de coherencia y abstracción; es decir, por su alejamiento de lo concreto y puede ocurrir en un modo de experiencia atemporal. Algunas experiencias durante la meditación poseen características anteriores. De acuerdo con la teoría sintérgica, cuando un cerebro funciona en una elevada sintergia -gran coherencia en altas frecuencias- su sensibilidad para captar información sutil es mucho mayor que en otras formas de actividad (Grinberg, 1994).

Además de un sistema sensorial y de un sistema motor, la persona tiene un sistema perceptual y un sistema nervioso. El sistema perceptual recibe excitaciones de los órganos sensoriales y forma un cuadro mental o representación del objeto que se presenta a los órganos de los sentidos. Así pues para el ser humano la percepción es una representación mental de un objeto, mientras la imagen mnémica es una representación mental de una percepción. Por tanto, cuando una persona mira algo se forma una percepción, cuando recuerda lo que ha visto una vez se forma una imagen mnémica. El proceso que produce la imagen mnémica de un objeto que se necesita para reducir la tensión, es llamado proceso primario. Entonces, esos cuadros mentales se conservan como huellas mnémicas en el sistema de la memoria. En consecuencia, se dice que una persona tiene una imagen mnémica del objeto que percibió originalmente. Mediante esas imágenes mnémicas, el pasado es traído al presente (Hall, 1983).

Por tanto, apoyado en esta misma teoría, el cerebro posee una sensibilidad directa para la detección de campos energéticos sutiles a través de la activación de campos neuronales que no son otra cosa más que matrices de interacción neuronales; un producto conjugado de la actividad cerebral. Un campo neuronal del alta sintergia posee mayor capacidad de penetración y teóricamente debería ser capaz de establecer interacciones fluidas con otros campos neuronales. De esta forma se explica la sensibilidad perceptual de un chamán, capaz de decodificar los contenidos mentales de otras personas.

Los chamanes poseen una cosmovisión resultado de un entrenamiento, intuición y experiencia, en la que se afirma que el desarrollo de la conciencia implica un ponerse en contacto con una fuente infinita de sabiduría, amor y poder que se encuentra en la raíz de la realidad. A partir de ahí, el chamán puede curar o ser sensible para dar un diagnóstico o un consejo espiritual y psicológico. También a partir de ahí, el chamán recupera su esencia, la que le permite mantener un punto de referencia estable y luminoso a pesar de las contingencias que lo impactan o de las aberraciones de las personas que solicitan su ayuda. Ese punto de referencia le sirve como patrón para definir y entender al otro y a sí mismo (Grinberg, 1994).

Se considera pues, de acuerdo con la teoría Sintérgica, que existe una base para nuestra experiencia que se encuentra en la raíz de cualquier sentimiento y cualidad. Y que a partir de la misma base se crea el sonido que oímos, la luz que vemos o la emoción que sentimos. El cerebro y el resto del cuerpo actúan como decodificadores de esa base o esencia modificando sus características hasta convertirlas en humanas.

Esa base es la esencia de todo y como tal existe poseyendo una luminosidad propia y totalmente simple y sin contenidos concretos. El cerebro humano interactúa con ella y la conforma apareciendo entonces la experiencia humana. De esta manera, los resultados experimentales adquieren significado y la teoría Sintérgica resulta ser un instrumento adecuado para comprender la realidad (Grinberg, 1994).

Entonces independientemente de la teoría sintérgica, ¿Qué es el chamanismo?, es un complejo sistema de creencias que incluye el conocimiento y la creencia en los nombres de los asistentes espirituales en el panteón chamánico, la memoria de ciertos textos –sermones, canciones de chamanes, mitos, leyendas, etc.-, las reglas para actividades -rituales, sacrificios, la técnica del éxtasis, etc.-, y los objetos, instrumentos y parafernalia usados por los chamanes -tambor, bastón, arco, espejo, costumbres, etc. Todos estos componentes están íntimamente relacionados con las creencias que se dan en el complejo sistema chamánico. Entonces el chamanismo es una ideología abiertamente altruista que contiene un programa de vida definitivamente positivo (Gagan, 2001).

¿El chamanismo es una religión?, sin lugar a dudas, para Mircea Eliade la respuesta sería afirmativa para esta pregunta. Sin embargo, en base a la apariencia exterior, el chamanismo no parece una religión. No posee ningún catalogo de doctrinas o un índice de valores morales, ni edificaciones para adorar a sus deidades, ni actividades de oración para sus congregaciones, ni poder jerárquico, tampoco se dedica a la devoción de una figura mesiánica. Lo que predica es una creencia en muchos dioses y espíritus, así como fe en las acciones y narraciones inspiradas en esta creencia. Por tanto, ¿Se podría llamar a este campo "religioso", de acuerdo al profesor de religión Ake Hulkrants, sí es posible: "Ya que el mundo sobrenatural es el mundo de la religión, el chamanismo tiene una función religiosa" (citado en Gagan, 2001).

Ahora bien, parecería absurdo comparar el chamanismo y la psicología, donde sus ideologías parecen opuestas de acuerdo a la idea popular de que la psicología es una ciencia y el chamanismo es una superstición, sin embargo, sus propósitos son los mismos: ambas disciplinas se concentran en la condición humana y se esmeran en aliviar el dolor. El chamanismo está compuesto de creencias, prácticas, requisitos de aprendizaje y una simbología propia, con una coherencia notable en todo el mundo, donde reúne en un punto toda partícula de vida, donde el mundo del espíritu influencia al mundo de la materia (Gagan, 2001).

Lo anterior se puede lograr ya que, el alma es la parte de la psique que nos conecta con lo eterno y provee una sensación de sentido y valor en nuestras vidas. En la psicología junguiana, la palabra alma se usa a menudo como sinónimo de psique, o en ocasiones para designar el inconsciente colectivo de donde emergen los arquetipos. En el pensamiento religioso, el alma es la parte de cada persona que es inmortal y que es capaz de crecimiento espiritual y desarrollo. En el uso popular, el alma está asociada a la capacidad de sentir profundo, un sentido de valor, de propósito y significado. No es necesario creer en Dios en un sentido religioso convencional, o creer siquiera en la vida después de la muerte para desarrollar nuestras almas. Empezamos a ocuparnos del alma cuando sentimos que necesitamos conocer el significado de la vida, o de nuestras vidas, cuando anhelamos una conexión con el cosmos o cuando contemplamos nuestra mortalidad (Pearson, 1992).

A veces el alma hace posible un sentido de unidad o de conexión espiritual, o con más frecuencia, un sentido de intimidad con otro ser humano. Paradójicamente, los límites establecidos rotundamente por el Ego nos permiten arriesgarnos en estas conexiones, porque ya no tememos ser devorados o perdernos en el otro. En el mundo moderno nos faltan frecuentemente categorías respetables para pensar en nuestra alma. Nuestra experiencia principal con el alma puede ser negativa, en el sentido de que algo falta en nuestras vidas. Debido a que nuestra sociedad niega al alma, la experimentamos principalmente a través de las rendijas -de nuestra salud, nuestra moral y las que generan las crisis. Sin embargo, es durante las grandes crisis de la vida que el individuo de repente anhela tener sentido y conexión cósmica.

El alma es evidente en las transiciones de la vida humana de la infancia a la pubertad, de la adolescencia al joven -adulto, a la maternidad, la mediana edad, la vejez y, finalmente la muerte. Estos son momentos "limitrofes", o de "estar parado en el umbral", en los que nos desprendemos de una identidad sin haber alcanzado la siguiente. También son estos los momentos en los que es más seguro y predecible que anhelemos un contacto con algún elemento trascendente.

El propósito de la iniciación es ayudarnos a reconocer el significado y la trascendencia de nuestras experiencias que ésta simboliza en nuestras vidas. Los no iniciados no carecen de experiencia del alma, pero no reconocen su poder y su sentido. La iniciación hace que dichas experiencias sean conscientes, no en el lenguaje del Ego, sino en el del alma -a través del mito, el símbolo, la canción, el arte, la literatura y el ritual. La travesía del héroe es una iniciación a las realidades del periplo del alma. Esta travesía requiere que primero establezcamos control sobre nuestras vidas y luego nos desprendamos de él; para dejar de lado el horror a la muerte, el dolor y las pérdidas y experimentar la totalidad de la vida. Para lograr esto se debe ampliar la estrecha visión de nuestro Ego (Pearson, 1992).

Se debe desprender de lo sentimental, seguro y predecible, e inclusive de nuestra dedicación a la eficiencia, la virtud y la integridad física. Es entonces cuando nos apartamos de la dualidad bien-mal, luz-oscuridad, correcto-incorrecto e ingresamos al mundo de la paradoja. La moral de la travesía es exigente y absoluta, pero es una moral diferente de la del Ego. Nuestra conciencia normal del Ego quiere la inmortalidad, resguardo de los sufrimientos, éxito, prosperidad y amor. Por encima de todo el Ego quiere que el mundo tenga sentido. La travesía demanda que dejemos de lado todos estos deseos y veamos la verdad del alma: la esencia de la vida es el misterio (Pearson, 1992).

La verdad del alma no necesariamente tiene sentido desde el punto de vista racional del Ego. Lo que nos hace sentirnos vivos y reales es el viaje a los misterios centrales de la vida, donde aprendemos sobre la muerte, disolución, pasión y éxtasis, y vemos la belleza contenida en todo ello. "Sin alma" nos sentimos como autómatas. Hacemos todos los movimientos, pero es un movimiento sin sentido. Podemos inclusive pasar por varios de los pasos de iniciación. Pero hemos perdido el contacto con nuestras almas a tal punto que no nos afectan ni nos transforman. Y sin embargo, no faltan oportunidades. Realmente nunca es demasiado tarde. Entramos y volvemos a entrar en los misterios muchas veces, con niveles de comprensión cada vez más profundos. No hay castigo por no conectarnos con nuestra alma, excepto por esa sensación permanente de falta de sentido de la propia vida, lo que ya es bastante castigo (Pearson, 1992).

Ahora bien, en lo que a la actividad chamánica se refiere, en las sociedades tribales primitivas, el chamán llevaba a cabo muchas funciones, incluyendo la de curandero, sacerdote y hechicero. Con el tiempo, estas funciones se volvieron muy distintas y más especializadas. El curandero necesitaba proporcionar el tratamiento de ciertas enfermedades que requería hierbas y otras medicinas; los sacerdotes tenían la función de efectuar ritos religiosos, ofreciendo oraciones y sacrificios; y los hechiceros y brujas eran buscados por su destreza en la magia. En realidad el chamán puede ejercer una gran variedad de habilidades: Practica la magia mientras intenta ejercer control sobre las fuerzas de la naturaleza, funciona como un médium mientras interactúa con los espíritus y también puede ser el curandero de la comunidad. Sus medios de ejecución se apoyan en la técnica del éxtasis. Este uso involuntario de un estado alterado de conciencia, coloca el chamanismo en lugar aparte de otras expresiones de curación, mediumnidad o hechicería (Villoldo, 2005).

Por tanto, es necesario definir el terreno del chamanismo, es necesario conocer lo siguiente: el mundo del chamán se refleja en terrenos misteriosos y exudando surrealismo. Sin embargo, por muy "fuera de este mundo" que puedan parecer sus orígenes y manifestaciones, las prácticas del chamanismo han existido en los más desolados y exóticos lugares de este planeta. En Liberia, la nación rusa de Tungus, define la palabra chamanismo, de su raíz samán, que denomina a una persona con poderes espirituales, y quien tiene la "técnica del éxtasis" o del viaje. Esta técnica del éxtasis, de acuerdo con Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), el historiador religioso, requiere necesariamente el movimiento de la conciencia normal a un estado magnificado de sentimientos y conciencia. En este estado, el alma del chamán deja su cuerpo y viaja a otros reinos de la existencia.

Es importante mencionar que la misión del viaje se concentra en las preocupaciones humanas: adquirir conocimiento, poder y ayudar a otras personas. Impulsado por la creencia de que otros seres, objetos naturales, y el universo mismo están dotados de alma o esencia vital, el chamán intenta comunicarse con estas fuentes animadas para obtener la información necesaria para aliviar el sufrimiento. El chamanismo es un arte curativo. Según Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), el chamán es el gran especialista en el alma humana; por si sólo la "ve", porque conoce su "forma" y su "destino".

Sea como fuere, en la actualidad, existe el intento de describir áreas de intersección entre dos campos de curación -la psicología moderna y la sabiduría ancestral del chamanismo-, que generalmente se había pensado que eran divergentes, mientras que realmente comparten ciertas características.

Estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias "fuera de lo ordinario", sino que también despiertan el interés en las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología (Gagan, 2001).

El esclarecer el vínculo entre la psicología del presente y una de la más antiguas tradiciones curativas conocida por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como diversos puntos de vista preventivos en la salud mental. El punto de encuentro de estas tradiciones milenarias y la psicología, se halla en las experiencias de los primeros años de la infancia y en sus efectos en el comportamiento adulto, donde la curación -del chamanismo- se aplica en la herida del desarrollo humano. Que resulta de una inadecuada relación con las figuras paternas, que puede incluir un abandono completo o abuso, y se presenta como el origen básico de tal disfunción.

La recuperación del alma, es la misión de un chamán, quien con la ayuda de animales de poder o seres espirituales -a veces mencionados como espíritus benefactores-, se encuentra la parte perdida del alma de la persona y se la regresa. La pérdida del alma, como su contraparte psicológica, la "disociación", implica una separación de partes de la psique como resultado de un trauma. La pérdida de esta energía vital integrada, se manifiesta en condiciones como depresión, pérdida de la memoria o comportamientos adictivos. Vista desde el aspecto psicológico, la disociación es un mecanismo de defensa, que causa que los sentimientos, impulsos o pensamientos amenazantes sean reprimidos en la parte inconsciente de la psique. Desde la perspectiva del chamán, estas partes disociadas, se encuentran en otra dimensión, una realidad paralela que no es ordinaria, accesible a aquellos que están familiarizados con su topografía (Gagan, 2001).

Las culturas chamánicas comprenden los efectos debilitantes del trauma y se esmeran en restaurar la integridad de los individuos perturbados. Durante la recuperación formal del alma, se puede regresar a varias partes de la infancia, ellas indican la edad de la persona, en el momento de sus respectivas partidas. Y cada una suele regresar con sentimientos e impresiones de acontecimientos dolorosos, así pues, el tono sentimental de cada viaje se revierte a la emoción no expresada del yo infantil. Cada viaje trae no sólo descarga emocional sino también una liberación física.

Una de las misiones de la enseñanza chamánica que hay en la vida, es el uso del silencio para ahondar en la comprensión de la verdad interior. En el que cada viaje expone a más aspectos del mundo de poder y sabiduría aún desconocidos, produciendo así una enseñanza, un reconocimiento y una liberación emocional no logradas en etapas de desarrollo previo. La quema de incienso y la iluminación de las velas constituyen el escenario para el tamborileo del chamán. Su desplazamiento dentro de la realidad no ordinaria y su interacción con los animales de poder y los asistentes espirituales culmina en una evaluación del estado del paciente; recorriendo sus manos por su campo de energía. Entonces remueve la acumulación de aflicción acumulada, ahuecando las manos y sacándola con ellas del pecho del cliente (Gagan, 2001).

El universo es visto como vivo, imbuido con una esencia creativa que integra todos los aspectos de la existencia. El chamán se pone en contacto con este mundo del espíritu al entrar en un estado de conciencia alterada y participar en un viaje y regresar con información benéfica para la comunidad. De hecho, los principios del chamanismo son abiertos y muy accesibles, ya sea que se esté de acuerdo con ello o no; muy probablemente como resultado de la facilidad con el que el chamanismo es rechazado por los individuos de mentalidad científica.

Después de todo, el reconocimiento de una esencia espiritual no tiene que debilitar los fundamentos científicos de la psicología. Así como tampoco una evaluación científica de sus procedimientos disminuiría el potencial de chamanismo.

Por otro lado, la psicología es una disciplina híbrida, que está formada por una mezcla de especialidades que van desde la psicología experimental a la psicología clínica y la neuropsicología. La psicología clínica en sí incluye métodos de tratamiento provenientes de las escuelas del pensamiento psicoanalítica, conductual, existencial y humanística. Entonces, ¿Pueden estas dos disciplinas curativas contribuir una con otra con algo de valor ?. La experiencia dice que sí, una comprensión teórica en donde se entrelazan estos dos campos, y cómo cada una enriquece a la otra, conducen a las definiciones que ellos se dan a sí mismos y a mirar las fuerzas que le dan forma (Gagan, 2001).

Ahora bien, mucho de los conocimientos que se conoce acerca del chamanismo proviene de los antropólogos, historiadores religiosos y otros estudiosos que han visitado culturas indígenas. Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), encontró características que describen regiones cósmicas visitadas en los viajes del éxtasis: Los viajes de los chamanes conducen a uno de los tres destinos: Un mundo inferior, un mundo medio y un mundo superior, todos conectados por un eje central. En este eje hay una abertura, a través de la cual los dioses descienden a la tierra, los muertos se mueven al mundo inferior y el chaman en su viaje de éxtasis vuela al cielo o desciende al reino subterráneo. Este mundo inferior -o submundo- está compuesto de escenarios naturales parecidos a los que se encuentra en la realidad, con bosques, montañas, ríos y desiertos. Aquí interactúan los chamanes con los espíritus de las plantas, árboles, animales y humanos. Esos "seres espirituales" que toman formas animales, son nombrados como animales de poder. El mundo medio, es la tierra en la que viven los humanos, como es percibida por el chamán mientras viaja encima de él. En el mundo superior, -o cielo- el chamán recibe las enseñanzas de seres de nivel elevado o divino. Cuando se logra el objetivo del viaje -procurar información curativa en estos mundos cósmicos-, la información se trae y se comparte con los demás a través de la danza y el ritual.

Cuando sobre este tema se le pregunta a Don Lucio: (citado en Grinberg, 1990): …Usted se dedica a curar?, Dice con dulzura, "creo que puedo hacer algo. Convocaré a los espíritus -ya no les llamo gentes- , y les diré que quiero hablar con ellos para así obtener sabiduría. Lo único que será necesario hacer, es una ceremonia en la que daré "luz". …". Otra cuestión, ¿ El manejo del tiempo permite viajar de un lugar a otro ?. "En espíritu sí, -contestó-, pero no en cuerpo. El tiempo debe detenerse, acelerarse o retardarse, pero nadie puede viajar con su cuerpo en él". …"La razón de las veladoras para la ceremonia… prosigue, al prenderlas. Me daría cuenta -por el tamaño de la luz- de la respuesta de los espíritus, se necesitan doce, para los apóstoles…también alcohol y puros. Es que en la ceremonia estarían "gente", de todas las edades. Para los niños…chocolates y dulces…".

Así pues, se pueden encontrar creencias y prácticas similares que pueden sorprender en cualquier comunidad chamánica que se visite. ¿Qué ocurre con todas estos elementos en común?. Es posible que la transmisión de la tradición del chamanismo, a diferencia de otras, no se llevaron a cabo únicamente de una generación a otra, sino a través de otras posibilidades, sino debido a la migración de las civilizaciones prehistóricas de un lugar a otro, que contribuyeron a la universalidad de la esencia básica de las prácticas chamánicas. O quizá una evolución de la conciencia impulsada por necesidades, ideologías, mitologías o intentos religiosos compartidos evoca una expresión colectiva (Gagan, 2001).

"…Todos somos diferentes, cada uno con su forma especial de ser y hacer, pero el que ve, ve todo igual.. Todos somos lo mismo, en cuerpo, en mente en esencia, sin embargo, a la vez somos diferentes. …Todos venimos del mismo origen de la misma "respiración divina". Las diferencias entre nosotros existen debido a los "regalos" que se ha dado a cada quien. Son los que nos hacen ser tal como somos…controlados y guiados por seres tales como los pastores y los trabajadores del tiempo…" (citado en Gringberg, 1990).

Algunos iniciados heredan la misión a través de la herencia; otros son "nombrados" a través de sueños y visiones; y algunos otros son seleccionados. Se dice que la transmisión genética y el mandato directo de los dioses y los espíritus transmiten el máximo poder. Se deben dominar dos tipos de aprendizajes: El primer aprendizaje proviene de la experiencia del éxtasis o de los sueños. Quizá la lección más iluminada de todas ocurre con una muerte y resurrección simbólicas, mientras que el segundo tipo de aprendizaje al que el iniciado debe someterse consiste en instrucciones sobre técnicas, lenguaje simbólico y la genealogía del clan transmitida por los viejos chamanes de la tribu (Gagan, 2001).

Más aún, el propósito del viaje del chamán es abrirse al dolor, ya sea el propio o del cliente, con objeto de generar la curación, mientras que los estados disociativos se inclinan a evitar el dolor. Hay que tener en cuenta que, toda práctica chamánica curativa, lleva siempre implícito el riesgo de la muerte, cosa que el chamán sabe y a la que no le teme. La muerte siempre está muy presente en la actividad chamánica (Villoldo, 2005).

En el mundo occidental, ahondar en la historia de un campo como la psicología que surgió a partir de la filosofía griega es más familiar, resulta más cómodo. Porque se gira alrededor de las cosas materiales que a final de cuentas se pueden medir y justificar. Los filósofos querían probar el significado de la vida y el propósito de la existencia humana, estableciendo el campo para el pensamiento psicológico, querían saber si: ¿El comportamiento humano está gobernado únicamente por factores físicos o también por una esencia espiritual ? (Gagan, 2001).

Ahora bien, si el concepto tradicional de que la mente y el cuerpo están separados, pero aún interactuando, continúa hasta la actualidad y contribuye a la discrepancia entre los planteamientos tradicionales y los alternativos de la curación –como ocurre entre la psicología tradicional y el chamanismo-. Así pues, mientras los filósofos contemplaban la naturaleza y el funcionamiento del universo, los psicólogos enfocaron su atención a los mecanismos de la conciencia y la conducta. La psicología como se conoce en la actualidad, continúa siendo un conjunto de planteamientos, cada uno luchando para encontrar un lugar cómodo, en algún lugar entre el empirismo -conocimiento que proviene de la experiencia sensorial que se basa en hechos objetivos descubiertos a través de la observación y la experiencia- y el humanismo -cualquier creencia que contribuye a una vida más efectiva es de valor, ya sea científica o religiosa- (Gagan, 2001).

Si cualquier estudio debe tener una base científica, esto es, que todos los eventos que ocurren en la experiencia psíquica del ser humano -que influye en su conducta- deben ser comprobables, ¿La ciencia hace innecesaria la religión?. En el nuevo campo de la "neuroteología", los científicos están descubriendo el origen biológico de la espiritualidad, para responder a la interrogante: ¿Cómo afectan al cerebro humano la meditación oriental, los servicios religiosos cristianos y otros rituales?. Ahora bien, la psicología y la neurociencia han pasado por alto la religión durante mucho tiempo. Pese a que ocupa un lugar central en las mentes de mucha gente, la religión ha sido tratada por la ciencia con lo que David Wulff (citado en Begley, 2001) llama "indiferencia, inclusive apatía".Asi pues, la aparición de la neuroteología representa un cambio radical en esa actitud.

Las experiencias místicas dice Forman (citado en Begley, 2001), podrían explicarnos algo sobre la conciencia, que es, tal vez, el mayor misterio de la neurociencia. "Esto nos dice que la conciencia no necesita un objeto, y no es simplemente un producto resultante de la acción sensorial".

Pese a todos los éxitos tentativos que los científicos están logrando en su búsqueda de las bases biológicas de las experiencias religiosas, hay un misterio que quizá nunca se llegue a descubrir. Tal vez se llegue a ubicar un sentido de trascendencia en nuestra materia gris, y la percepción divina dentro de ella. Pero es probable que nunca se llegue a responder a la mayor interrogante de todas: si nuestro cerebro crea a Dios o si Dios creó nuestro cerebro. A fin de cuentas, lo que usted crea es cuestión de fe… (Begley, 2001).

Finalmente, no obstante, pueden existir charlatanes, falsedad profesional, truculencia o engaño. Las crónicas del chamanismo refieren que algunos chamanes han capitalizado la fe del paciente cuando la cura se ha efectuado tomando ventaja, sin lugar a dudas del ampliamente conocido el efecto placebo. Aún cuando los chamanes, como los psicólogos -ya sea junguianos o freudianos-, psicoterapeutas, médicos y líderes religiosos, pueden emplear mal sus conocimientos o poderes -"la sombra del terapeuta" - o engañarse a sí mismos, el consenso existente en relación con su intención de curar y sus resultados exitosos , indican que el chamanismo es un fenómeno que se debe tomar en cuenta. Y tiene una gran importancia en la actualidad, cuando un número cada vez mayor de individuos están recurriendo a los efectos curativos de los métodos alternativos (Guggenbühl-Craig, 1971).

Conclusiones

Se ha observado a lo largo de la historia de la humanidad, que el catalizador -energía psíquica- más antiguo para curar, surge de lo más profundo de la psique -inconsciente colectivo-, donde se encuentran los impulsos creativos por parte del Yo, que una vez fue considerado únicamente desde una perspectiva intelectual -apoyada en estudios científicos-, a través de la observación. Se ha visto que esta energía proporciona un aspecto curativo a las heridas, haciendo uso de los recursos que el sujeto posee. También se ha considerado que las heridas son parte del desarrollo de la persona -que ocurren generalmente en la infancia y formación del individuo- y que éstas dependen de la madurez del Yo para que sean restauradas -consolidación de las heridas- , porque las heridas no se curan completamente, sino se consolidan para fortalecer la estructura del Ego. Mi pregunta es: ¿Solamente los psicólogos pueden explicar y completar las tareas sin resolver las heridas de la infancia ?. Yo creo, que hay otras posibilidades y alternativas para resolver estas heridas, para llevar una vida más adecuada, quizá más cómoda para muchas personas, y sobretodo que cada quien tiene la libertad de elegir la alternativa que considere conveniente.

Ahora bien, si una persona se orienta a una psicología -junguiana o de otro tipo- más inclinada hacia el aspecto espiritual, -como la antigua sabiduría del chamanismo- puede descubrir nuevos caminos, y también puede resonar más íntimamente con este material, de acuerdo al fenómeno de la curación, que no importa cómo sea definido, sino porque habla su propio lenguaje, y porque existen otros cambios psicológicos que acompañan el desarrollo del adulto que también suenan extrañamente similares a las dinámicas del viaje de la vida.

Todo lo anterior parece indicar a través de los hallazgos, que la psicología puede conducirse o dirigirse hacia una intersección donde se encuentre con la tradición curativa más antigua conocida por la humanidad, que es el chamanismo -entre otras-. Que puede hacer posible un punto de reunión, una sinergia que ofrezca la promesa de remediar nuestros vacíos -las heridas y conflictos no resueltos- durante el desarrollo, así como muchas cosas más.

El punto de encuentro de esta tradición milenaria -el chamanismo- y la psicología junguiana, se halla en las experiencias de los primeros años de la infancia y en sus efectos en el comportamiento adulto, donde la curación -del chamanismo- se aplica en la herida del desarrollo. Que resulta de una inadecuada relación con las figuras paternas, que puede incluir un abandono completo o abuso, y se presenta como el origen básico de tal disfunción.

El chamanismo, una forma arcaica y arquetípica del conocimiento humano, es como un viaje que no tiene fin. En estos tiempos y para muchos intelectuales o escépticos, es casi una búsqueda de la esencia de un saber o conocimiento legendario, pero para otras personas, más abiertas a la aventura es algo como un rescate a través del tiempo. Todas las tradiciones místicas, orientales y occidentales, reconocen la existencia de cosas que pueden ser "sentidas" pero no descritas. Existen ciertas cualidades básicamente intrínsecas de la experiencia sensorial que hacen casi imposible o imposible su expresión a través de la palabra. Y esto parece ser algo muy íntimo para cada persona.

El estudio o interés por el chamanismo es, -en nuestro tiempo-, una especie de metáfora que sirve de escape para quienes están convencidos del todo por el modelo de la psicología occidental. Las psicoterapias actuales, en general, tratan de comprender, los problemas de la gente a partir de la separación y una racionalización de cada uno de sus síntomas, estableciendo relaciones con una educación familiar no adecuada, o con experiencias traumáticas de la infancia, pero no de "vidas pasadas", o de núcleos ancestrales de antepasados, transmitidos a través del código genético mediante una carga especial llamadas memorias.

De este modo, en la mayoría de las terapias psicológicas de hoy, convencionales y no convencionales, las neurosis se "cultivan primero y se cosechan después", razón por la cual suelen quedar restos adheridos a la psique. De manera que no le queda otra al psicoterapeuta que hacer un trabajo desde afuera hacia adentro, como la psicología cognitiva. En cambio el chamán hace exactamente lo contrario, se mete "adentro", mirando hacia "afuera", desde una propia perspectiva.

Por un lado la psicología tradicional -que es lo que pretende la psicología junguiana- se puede enriquecer al tener una visión espiritual, y por el otro, la sabiduría ancestral del chamanismo gana al adquirir posibilidades teóricas, colectivamente, que pueden ayudar a la curación o consolidación de las heridas de la sociedad. Así pues, el propósito del chamanismo es curar. La función de la psicología es estudiar el comportamiento y los procesos mentales, y aplicar el conocimiento resultante a la condición humana. El chamanismo emplea prácticas sobrenaturales para conseguir su propósito. La psicología, en muchas de sus ramas, se apoya en medios racionales y científicos para llevar a cabo sus objetivos. No obstante, a pesar de sus diferencias, tanto el chamanismo como la psicología buscan aliviar el sufrimiento en las comunidades.

Y por el otro lado, el holismo, se refiere a cualquier parte del universo en el contexto de su totalidad, incluye las dinámicas física, mental, emocional y espiritual resultando todo esto en mucho más que la suma de sus partes. Un terapeuta, ya sea chamán u holista, considera los síntomas del cliente en términos de su identidad total y dentro del contexto de su entorno y sus circunstancias.

El chamanismo y la psicología se encuentran detrás de un velo levantado por Jung, cuando éste describió un mundo sobrenatural nunca antes mostrado en la literatura psicológica. Sus descripciones de arquetipos y el rol del inconsciente permiten comprender lo que sucede dentro de la persona cuando el chamán entra en los dominios chamánicos: mientras el chamán suena el tambor, los arquetipos surgen desde el inconsciente, transformando las fracturas de la psique en unidades completas reparadas.

Los campos de la psicología humanista, transpersonal y los relacionados con la teoría junguiana, que avalan un mundo imbuido con el espíritu, tienden a sentirse familiarizados con las prácticas chamánicas, mientras que los campos empíricos desechan esta antigua tradición, estigmatizándola como acientífica e ilógica. Sin embargo, psicólogos de todas las corrientes llevan a cabo sus tratamientos y su investigación, muchos, sabiéndolo o no, emplean técnicas similares a las del chamanismo. En consecuencia una perspectiva holística nos abre a esa percepción, que enriquece nuestra apreciación de estas dos disciplinas curativas.

Finalmente, la madurez del Ego se desarrolla con la experiencia en la vida. Y mientras más logremos nuestra individualización, -podemos conseguir la individuación- más maduran las defensas de nuestro Ego, que nos permiten conectarnos de manera más genuina y auténtica, mientras seguimos siendo honestos con nosotros mismos. Aprendemos dónde termina el yo y dónde empieza el de "los demás". Reemplazamos la proyección con empatía, aprendemos el mismo respeto para los demás que para nosotros mismos. …Y bien podríamos llegar a trascender el Ego.

Fuentes:


El Hombre de conocimiento.

Los cuatro enemigos del Hombre de Conocimiento.

Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes de tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en el bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Solo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición.

Pruébalo tantas veces como consideres necesario, luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta: -¿Tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: No llevan a ninguna parte.

Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.

“Las enseñanzas de Don Juan”
Carlos Castaneda


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Los no-haceres.

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Las enseñanzas de don Juan.

Hacia una Epistemología Antropológica.

Lectura de una obra de Carlos Castaneda.


Introducción

- Era distinto cuando había gente en el mundo -prosiguió- gente que sabía que un hombre podía convertirse en león de montaña o en pájaro, o que un hombre podía volar así no más. Por eso ya no uso la yerba del diablo. ¿Para qué? ¿Para asustar a los indios? Y lo vi triste, y una honda simpatía me llenó. Quise decirle algo, aunque fuera una perogrullada.
- Tal vez, don Juan, ése sea el destino de todos los hombres que quieren saber.
- Tal vez, dijo suavemente.
(Castaneda 1974:89)

El libro "Las enseñanzas de Don Juan: una forma yaqui de conocimiento", de Carlos Castaneda (1974), integra una trilogía que el autor escribe sobre la tradición y la sociedad de los brujos de México. Sin embargo, este texto puede ser leído por sí solo, como unidad que narra una etapa de la investigación/aprendizaje del escritor. Las posibles lecturas son múltiples, tantas como lectores existen, pero, aquí hemos querido situarnos desde la Epistemología, entendida como reflexión sobre el conocimiento, para desde esa perspectiva descubrir las distinciones tácitas que se entretejen en el relato.

El concepto de Epistemología es comprendido desde diversos enfoques o paradigmas que lo reconocen, por una parte, como una teoría general del conocimiento y, por otra, en tanto estudios más particularizados sobre la génesis y la estructura de las ciencias.

En este escrito de Castaneda, se distinguen, desde un principio, temáticas estrechamente vinculadas con el comprender. Se reconoce, por una parte, el narrar de un aprendizaje: donde el antropólogo es el iniciado y el brujo Yaqui, don Juan, el maestro. También, desde la Etnología, se puede leer una descripción de otros dominios del entendimiento humano, un encuentro con el otro, la experiencia de la otredad.

Tal investigación, que empieza como un simple estudio de plantas alucinógenas, en las prácticas de la hechicería yaqui, muestra en el fondo cuán difícil puede ser diferenciar y reconocer al sujeto que estudia del que es estudiado. No sólo por lo flexibles que resultan ser las fronteras de dicho límite, sino porque esa dualidad sujeto/objeto se desvanece y en su lugar aparece otra unidad dinámica: sujeto-observador/método/sujeto-observado, donde cada personaje puede cambiar según el contexto desde un polo a otro, ser interlocutor e intérprete a la vez.

Castaneda se interesa, como decíamos, en un conocimiento distinto al científico; pero, igualmente legítimo: el sistema de conocimiento de la magia o brujería yaqui. El busca entender esta otredad, y experimenta la extrañeza. En palabras de Octavio Paz:

"Esta experiencia... del saberse solo en el mundo a sentirse parte del mundo. Es un desprendimiento del yo que somos, o creemos ser, hacia el otro que también somos y que siempre es distinto de nosotros. Desprendimiento: aparición: Experiencia de la extrañeza que es ser hombres."

La realidad ontológica se desploma

Con todo, no cabe duda que dicho estudio se centra en uno de los tantos cruces de la Epistemología. Describe el recorrido de un aprendiz, de un observador, sujeto que investiga, y revela descripciones de otros mundos, de "estados de realidad no ordinaria", como los llama Castaneda. Este libro narra la confrontación de realidades distintas, el choque entre una realidad cotidiana ("realidad ordinaria"), y otra no cotidiana ("no ordinaria"), inducida por las plantas alucinógenas.

"En el contexto específico de sus enseñanzas, don Juan relacionaba el uso de la Datura inoxia (o Toloache), y la Psilocybe mexicana (hongo), con la adquisición de poder, un poder que él llamaba "aliado". Relacionaba el uso de la Lophophora wiliamsii (o Peyote), con la adquisición de sabiduría, o conocimiento de la buena manera de vivir. La importancia de las plantas consistía, para don Juan, en su capacidad de producir etapas de percepción peculiar en un ser humano. Así, me guió al experimentar una serie de tales etapas con el propósito de exponer y validar su conocimiento. Las he llamado "estados de realidad no ordinaria", en el sentido de realidad inusitada contrapuesta a la realidad ordinaria de la vida cotidiana. La distinción se basa en el significado inherente a los estados de realidad no ordinaria. En el contexto del saber de don Juan se consideraban reales, aunque su realidad se diferenciaba de la realidad ordinaria. Don Juan consideraba los estados de realidad no ordinaria como única forma de aprendizaje pragmático y único medio de poder adquirir poder."

Con lo anterior se están esbozando los primeros contornos de una crítica a la ciencia clásica. Este juicio se va reafirmado en el transcurso de la investigación. El uso y la acción de los alucinógenos resulta ser una crítica de la Realidad: el derrumbe de una racionalidad sostenida por las percepciones, la ficción de una realidad fijada por los sentidos. Los estados de realidad no ordinaria son tan "reales" como la misma cotidianeidad. ¿Cuáles son los límites, entonces, entre "realidad" e "ilusión"? Estos se diluyen, no se alcanzan. La realidad ontológica se desploma.

"La visión de la otra realidad reposa sobre las ruinas de esta realidad. La destrucción de la realidad cotidiana es el resultado de lo que podría llamarse la crítica sensible del mundo. Es equivalente, en la esfera de los sentidos, de la crítica racional de la realidad. La visión se apoya en el escepticismo radical que nos hace dudar de la coherencia, consistencia y aun existencia de este mundo que vemos, oímos, olemos y tocamos. Para ver la otra realidad hay que dudar de la realidad que vemos con los ojos."

La consistencia de la visión mágica del mundo

El conocimiento como reflexión partiría justamente desde una crisis, desde algo que se cuestiona. En un movimiento similar, el estatus de lo que llamamos "Realidad" se pone en duda, se convierte y termina por aceptar que consiste en simples "descripciones del mundo" que generamos nosotros mismos como sujetos observadores.

Las descripciones del mundo cotidiano, en Castaneda, son hasta menos consistentes e intensas que las visiones del peyote en ciertos momentos privilegiados. El mundo de las percepciones como realidad contrastante, en la que se logran constatar y verificar nuestras hipótesis, queda así invalidado, y sobre este escepticismo, ya no sensible sino racional, se puede criticar la ciencia clásica occidental, generando otra idea de nuestro entorno.

En ese mismo sentido, Octavio Paz agrega con increíble riqueza y claridad :

"En un primer momento la crítica, del escepticismo, destruye los fundamentos pretendidamente racionales en que descansa nuestra fe en la existencia del mundo y del ser del hombre: uno y otro son opiniones, creencias desprovistas de certidumbre racional. El escéptico se sirve de la razón para mostrar las insuficiencias de la razón, su sinrazón secreta. Inmediatamente después, en un movimiento circular, se vuelve sobre sí mismo y examina su razonamiento: si su crítica ha sido efectivamente racional, debe estar marcada por la misma inconsistencia. La sin razón de la razón, la incoherencia, aparecen también en la crítica de la razón. El escéptico tiene que cruzarse de brazos y, para no contradecirse una vez más, resignarse al silencio y a la inmovilidad. Si quiere seguir viviendo y hablando debe afirmar, con una sonrisa desesperada, la validez no-racional de las creencias." (Paz 1974:19-20)

A Castaneda lo que le interesa no es mostrar la inconsistencia de nuestras descripciones de la realidad, sean las de la vida cotidiana o las de la clásica filosofía occidental, sino la consistencia de la visión mágica del mundo. Es por esta puerta que el autor entra y revalora el saber de la magia que posee don Juan. Sus experiencias de realidad no ordinaria dejan ya de ser "grotescas", como aludía antes él mismo. Y poco a poco se va abriendo a las creencias y pensamiento del brujo yaqui como frente a un sistema de conocimiento que se auto-sostiene coherente en todos sus componentes e interrelaciones.

¿Castaneda como aprendiz, investigador o sujeto en conversión?

Carlos Castaneda, en tanto antropólogo, entra como observador; pero, a lo largo del libro va cambiando el ángulo de sus interpretaciones. Desde un principio explica que en la primera parte se limitará a narrar sus experiencias como aprendiz, y no a analizar las estructuras de este nuevo conocimiento. Es sólo en el segundo apartado que el autor elabora un esquema interpretativo del sistema mágico de conocimiento yaqui, de la construcción de mundo que propone el saber de don Juan.

Castaneda transita así desde un rol de observador científico a otro de aprendiz, o de amigo: investiga, y al hacerlo, aprende, se contacta, se relaciona, se vincula con ese otro, con don Juan. Ya en la introducción del libro, se puede leer:

"Le dije (a don Juan) que me interesaba obtener informes sobre plantas medicinales... Me propuse averiguar dónde vivía don Juan, y más tarde lo visité varias veces. En cada visita intenté llevarlo a hablar del peyote; pero, sin éxito. No obstante nos hicimos muy buenos amigos, y mi investigación científica fue relegada, o al menos reencaminada por cauces que se hallaban mundos aparte de mi intención original... Al principio vi a don Juan simplemente como un hombre algo peculiar que sabía mucho sobre el peyote y que hablaba el español notablemente bien. Pero la gente con quien vivía lo consideraba dueño de algún ‘saber secreto’, lo creía ‘brujo’."

Se produce entonces un giro. Después de un año de conocerse, don Juan le explica que posee ciertos conocimientos recibidos de un maestro o "benefactor", y que lo ha escogido a él como aprendiz, advirtiéndole que el proceso de aprendizaje será largo y arduo. Así, en 1961, Castaneda inicia su aprendizaje:

"En Junio de 1961 inicié mi aprendizaje con Don Juan. Anteriormente lo había visto en diversas ocasiones, pero siempre en calidad de observador antropológico". (Castaneda 1974: 36)

No creemos, sin embargo, estar frente a una conversión del investigador científico en brujo, como argumenta Octavio Paz; por lo menos no en este primer libro. Tampoco interpretamos en éste una "destrucción crítica de la Antropología" (Paz 1974: 12), y una victoria de la magia. Leemos más bien un modo de poner en duda el estatus de verdad exclusiva de la ciencia clásica occidental, de cuestionar nuevamente el método empírico positivista.

Castaneda no se convierte en otro, sólo se relaciona con esta otredad. Se "comunica", diría Fritz Wallner (1990). Pero en esta comunicación no hay una metamorfosis del observador. El tema tan central en la Antropología aparece de nuevo: lo Emic y lo Etic. Si entendemos por ello el observar un fenómeno social y humano desde "dentro" o "fuera", respectivamente, se podría hablar aquí de una visión Emic, aunque Castaneda no logre ver jamás el saber de la brujería con los ojos de don Juan, de un indio Yaqui. El brujo puede ver la otra realidad porque la ve con otros ojos ¾con los ojos del otro. Castaneda se mantiene, entonces, y a pesar de todo, en su mundo de significados (Schütz 1974). Quizás algo hay en esto de lo que considera Kühn (1971), cuando afirma la incomunicabilidad de los Paradigmas, donde sólo es posible una traducción.

Investigación, métodos y análisis en el estudio de Castaneda

Este libro es luego una investigación. A partir de ciertas consideraciones, distinciones y métodos, logra elaborar una compresión íntegra de un fenómeno cultural. Dicho trabajo requiere entonces, y como punto de partida, de un investigador que entra en contacto con un conocimiento otro, con una realidad a interpretar.

La brujería de Don Juan es esa otra realidad, conocimiento "no científico", dice Castaneda. Así, él investiga una tradición cerrada; intenta, desde la fenomenología, comprender crítica y "objetivamente" el saber de una sociedad que coexiste con la sociedad moderna mexicana, y que posee un pensamiento o un sistema de creencias de una amplia coherencia conceptual interna.

"Durante los meses siguientes a mi abandono del aprendizaje, necesité comprender lo que había experimentado, y lo que había experimentado era la enseñanza de un sistema coherente de creencias por medio de un método pragmático y experimental... Resultaba claro que el conocimiento de don Juan y su método de trasmitirlo eran los de su benefactor; así, mis dificultades para comprender sus enseñanzas debieron de ser análogas a las que él mismo experimentó... Tales observaciones me llevaron a creer que para cualquier principiante, indio o no, el conocimiento de la brujería se hacía incomprensible por las características extranjeras de los fenómenos que el aprendiz experimentaba. Personalmente, como occidental, dichas características me resultaron tan ajenas que me fue prácticamente imposible explicarlas según mi propia vida cotidiana... (38)... Así se hizo obvio que el saber de Don Juan debía ser examinado como él mismo lo comprendía; sólo en esos términos podría manifestarse en forma convincente... Por lo tanto mi primera tarea era determinar el orden de conceptualización empleado por don Juan." (Castaneda 1974:38-39)

El trabajo de Carlos Castaneda se sirve de métodos y técnicas también. Busca con ellos, ahondar hacia lo más significativo de esa realidad. Propone de lleno la observación participante y la entrevista etnográfica, procedimientos que centran su interés en el sujeto y sus representaciones, en esa diversidad de las realidades construidas por nosotros mismos. Luego, el autor intenta recrear esta realidad experimentada y, a partir de su interpretación, elaborar nuevas construcciones teóricas.

En las enseñanzas de don Juan, la práctica ocupa un lugar central. Don Juan enseña a partir de la praxis, su método es pragmático e interviene directamente en la experiencia cotidiana del sujeto. Es quizás por ello, que Castaneda elige, al momento de retransmitir y analizar lo vivenciado, dividir su trabajo en las dos partes ya señaladas: por un lado, la narración de sus experiencias, por otro, la explicación del pensamiento de su maestro en un esquema lógico, operativo y conceptual.

"... he dividido este libro en dos partes. En la primera, presento selecciones de mis notas de campo, relativas a los estados de realidad no ordinaria que atravesé durante el aprendizaje... Mis notas de campo revelan la versión subjetiva de lo que yo percibía al atravesar la experiencia. Esa versión se presenta aquí tal como la narraba a don Juan, quién exigía una reminiscencia completa y fiel de cada detalle y un recuento pleno de cada experiencia... Mis notas de campo manifiestan asimismo el contenido del sistema de creencias de don Juan. He condensado largas páginas de preguntas y respuestas entre don Juan y yo...(44)... En la segunda parte de este libro, presento un análisis estructural sacado exclusivamente de los datos ofrecidos en la primer parte." (Castaneda 1974:44-45)

El relato y el esquema conceptual

Los científicos deben construir mapas, modelos, esquemas, representaciones científicas. Entonces, de alguna manera, el libro se encuentra escindido en dos formas de trabajar o recrear la realidad: una esquemática (preocupada de dar cientificidad), y otra narrada, quizás de modo menos "sistematizado"; pero, que logra rescatar los procesos dinámicos a través de los cuales conocemos o aprehendemos, investigamos y descubrimos.

En el análisis esquemático sobre ese otro conocimiento yaqui, no se encuentra esa riqueza (recursividad intersubjetiva), presente en el relato. Pareciera que el investigador trivializa (desde el constructivismo), o estabiliza el mundo al que se ve enfrentado.

Como técnicas, el relato y la narración aparecen con más encanto porque resultan más completos, más abiertos. Si bien en la descripción de Castaneda no se especifican las estructuras lógicas que se van construyendo al reflexionar sobre lo aprendido o investigado, se hace posible palpar esa complejidad dinámica por la que se encamina todo proceso de conocer. La unidad sujeto-observador/métodos/sujeto-observado se ve en juego y, con ella, el proceso de enseñanza, de intercambio del conocimiento. Esa forma de narrar ayuda, sin embargo, faltaría quizás haber incluido desde un principio la esquematización final. Haber entrelazado desde ese mismo estilo literario, categorizaciones de interpretación y descripciones de las experiencias.

Una interpretación (de segundo orden)

Al intentar esta lectura desde la epistemología, buscábamos interpretar una obra, reflexionar sobre una interpretación, observar en un segundo nivel, para de este modo, descubrir las distinciones o estructuras cognitivas implícitas en ella.

Este comentario sobre "Las enseñanzas de don Juan: una forma yaqui de conocimiento", rescata algunos de los supuestos básicos sobre los cuales reposa o se ancla el saber de las ciencias antropológicas. Interesaba, por ello, considerar y pensar ciertos conceptos claves, como los de "otredad", "realidad", "realidad ontológica", "representación", "investigación científica", "unidad sujeto/objeto", etc., a través de los cuales nos predisponemos a observar, y recreamos una realidad social y cultural.

Pero, profundicemos un poco más sobre el proceso del aprendizaje. Si hacemos un paralelo, no sería extraño encontrar similitudes entre el camino recorrido por Castaneda (en su aprendizaje/investigación), y el comúnmente aceptado por cualquier persona o grupo humano dispuesto a aprender sobre un tema determinado o saber específico.

En el caso del autor, se empieza por dudar de una realidad ordinaria incuestionada. El "consenso ordinario", acuerdo tácito que establecemos colectivamente los seres humanos sobre nuestra realidad cotidiana, queda entre paréntesis. Lentamente, el aprendiz va aceptando esa otra forma de ver, paralela, ese "consenso especial" o aceptación de otro "orden conceptual" que le ofrece don Juan. El, es un aprendiz o investigador (no importa ya), y le interesa ciertamente descubrir y comprender las distinciones a través de las cuales se puede entender ese otro saber.

"... la aceptación de consenso especial significaba para mí, como aprendiz, la adopción de cierto punto de vista... significaba mi entrada en un nivel conceptual, el cual abarcaba un orden de conceptualización que haría comprensibles en sus propios términos las enseñanzas. Lo he llamado el "orden conceptual" porque era el orden que daba significado a los fenómenos inusitados que formaban el conocimiento de don Juan; era la matriz de significado... la meta del aprendiz consistía en adoptar ese orden de conceptualización, el individuo tenía dos alternativas: podía fallar en sus esfuerzos, o tener éxito... (el fracaso era) el acto de abandonar por entero la empresa bajo la presión creada por cualquiera de los cuatro enemigos simbólicos." (Castaneda; 1974: 273)

Al recordar cualquier tipo de aprendizaje, de seguro reconocemos la adopción de cierto "consenso especial". Aparece ahí una nueva distinción, a veces más o menos acorde con lo ya aprendido dentro del consenso ordinario. Se nos desdibujan ciertos límites y se conforman otros. En un comienzo, nos cuesta aprehenderlos porque cuestionan nuestro ordenamiento conceptual anterior. Pero, ya adquirido, el consenso especial constituye el primer paso hacia la comprensión de ese otro saber. Se acepta la idea de una realidad antes no conocida, ajena a nuestro vivir; pero, posible. Se admite su validez, se hace coherente con nuestra comprensión del mundo. Castaneda sostiene:

"... cualquier aprendiz, al aceptar el consenso especial, era llevado a adoptar el orden conceptual del conocimiento enseñado... Desde el punto de vista de mi etapa personal de aprendizaje, pude decir que, hasta el tiempo en que me retiré del aprendizaje, las enseñanzas de don Juan habían fomentado la adopción de dos unidades del orden conceptual: 1.- la idea de que existía un reino de realidad separado, otro mundo, que he llamado "realidad de consenso especial". 2.- la idea que la realidad de consenso especial, o ese otro mundo, era tan utilizable como el mundo de la vida cotidiana." (Castaneda; 1974: 280)

En algún momento, en ese proceso que implica el aprender nuevos conocimientos, se cuestiona la realidad anterior, se abre otro marco de interpretación todavía difuso. El antropólogo Carlos Castaneda, ha de distinguir, en una etapa inicial de su aprendizaje, un sitio en el suelo, un espacio especial, "su lugar", le dice don Juan. Para ello, necesita intuir las distinciones con las que interpreta la realidad su maestro.

"Don Juan empezó a preparar el terreno para el consenso especial produciendo el primer estado especial de realidad ordinaria... me hizo percibir... colores que parecían emanar de dos pequeñas zonas del suelo. Aisladas, tales zonas de color quedaban privadas de consenso ordinario; al parecer solo yo era capaz de verlas... Don Juan me dirigió a percibir en forma desacostumbrada una porción de realidad ordinaria; es decir, transformó ciertos elementos ordinarios en cosas que necesitaban un consenso especial." (Castaneda; 1974:282-283)

De modo similar, al encontrarnos con nuevos enfoques teóricos, con nuevos conocimientos, aprendemos "a ver" con ojos diferentes: lo que antes era homogéneo revela matices, lo que no imaginábamos aparece. Continuamente, estamos trazando nuevas fronteras, dinámicas, colectivamente acordadas. Constantemente interpretamos nuestra realidad, nuestro entorno; sólo de vez en cuando decidimos iniciar un aprendizaje y muy pocas veces logramos sostenerlo en el tiempo.

Este proceso lo vive también Castaneda y elige detener su descubrir; sin embargo, logra aprehender la riqueza inherente al saber de don Juan:

"... aunque no continué porque no me hallaba, ni me hallaré jamas, preparado para soportar los rigores de tal entrenamiento... Tras haber organizado mi esquema estructural, y ya en posibilidad de descartar muchos datos superfluos... se me aclaró que... (las enseñanzas de don Juan), poseían un cohesión interna, una secuencia lógica que me permitía contemplar todo fenómeno a una luz que disipaba ese sentido de lo grotesco que era la marca de todo cuanto yo había experimentado. Me pareció obvio entonces que mi aprendizaje había sido sólo el principio de un camino muy largo. Y las arduas experiencias que yo había atravesado... eran apenas un fragmento muy pequeño de un sistema de pensamiento lógico del que don Juan sacaba inferencias significativas para su vida cotidiana, un sistema de creencias vastamente complejo donde el acto de indagar era la experiencia que llevaba a la exultación."




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