lunes, 17 de septiembre de 2007

La voluntad del guerrero.

Uno de los pilares de la enseñanza de Don Juan se apoya en la voluntad que es una fuerza emanando de la región umbilical, a través de una abertura situada debajo del ombligo, que él llama "la brecha".
Sobre las cenizas de un fogón, don Juan traza un diagrama para explicar a Castaneda lo que llama “los ocho puntos del hombre”: la razón, que se relaciona con el habla; la voluntad, que se relaciona con el sentir, el soñar y el ver. Estos son los seis puntos que conocemos (el sentimiento es algo impreciso, pero de una u otra manera familiar). Los otros dos puntos están en los confines mismos de la percepción. Más tarde, luego de una serie de prácticas y experiencias destinadas a hablarle de la que llama “la explicación de los brujos”, don Juan declara que esos dos puntos que integran la totalidad del hombre son el tonal y el nagual, que están fuera de uno mismo y a la vez no lo están.

Nosotros, los hombres, nacemos con dos anillos de poder, pero sólo usamos uno para crear el mundo. Ese anillo que se engancha al muy poco tiempo que nacemos, es la razón, y su compañera es el habla. Ente los dos urden y mantienen el mundo del tonal.

El secreto es que tenemos otro anillo de poder que nunca usamos, la voluntad, llave del mundo del nagual. El truco del brujo es el mismo truco del hombre común. ambos tienen una descripción: uno, el hombre común, la sostiene con su razón; el otro, el brujo, la sostiene con su voluntad. Ambas descripciones tienen sus reglas y las reglas se perciben, pero la ventaja del brujo es que la voluntad abarca más que la razón:

La voluntad es algo muy especial. Ocurre misteriosamente. No hay en realidad manera de decir cómo la usa uno, excepto que los resultados de usar la voluntad son asombrosos. Acaso lo primero que se debe hacer es saber que uno la puede desarrollar.

La voluntad es lo que puede darte el triunfo cuando tus pensamientos te dicen que estás derrotado. La voluntad es lo que te hace invulnerable. La voluntad es lo que manda a un brujo a través de una pared, a través del espacio, la luna, si él lo quiere.

Lo que generalmente se llama voluntad es carácter y disposición fuerte. Lo que un brujo llama voluntad es un poder que viene de dentro y se prende al mundo de afuera.

La brujería es aplicar la voluntad a una coyuntura clave. La brujería es interferencia. Un brujo busca y encuentra la coyuntura clave de cualquier cosa que quiera afectar y luego aplica allí su voluntad. Un brujo no tiene que ver para ser brujo; nada más necesita saber usar su voluntad.

Sólo los brujos cultivan la "voluntad". Les llega envuelta en el misterio y les da la capacidad de realizar prodigios extraordinarios.

Esfuérzate por percibir si lo que sostiene la descripción de tu mundo es tu razón o tu voluntad. Yo siento, por cierto, que esa es la única manera de usar el mundo diario: como un desafío y como un vehículo para acumular suficiente poder personal, a fin de llegar a la totalidad de uno mismo*.

Lo que se necesita para que la magia pueda apoderarse de nosotros es borrar nuestras dudas. Una vez que las dudas desaparecen todo es posible. Si logramos borrar las dudas podremos entrar en el reino donde los milagros son cosas de todos los días.

La voluntad tiene que ver con hazañas asombrosas que desafían nuestro sentido común. Don Juan la describe como una relación entre nosotros y el mundo percibido, como una fuerza que liga a los hombres con el mundo que hemos elegido percibir: "percibir el mundo" involucra un proceso de aprehender lo que se presenta ante nosotros. Esta percepción particular se lleva a cabo con nuestros sentidos y nuestra voluntad.
La voluntad ocurre misteriosamente. En realidad, no hay manera de decir cómo la usa uno, excepto que los resultados de usar la voluntad son asombrosos. Lo primero que se debe hacer es saber que uno puede desarrollar su voluntad. Un guerrero lo sabe y se pone a esperar con paciencia; de hecho, un guerrero no tiene más que su voluntad y su paciencia y con ellas construye todo lo que quiere.
La voluntad es una fuerza, un poder. Ver no es una fuerza, sino más bien una manera de atravesar cosas.

"Cuando un guerrero ha adquirido paciencia, está en camino hacia la voluntad. Sabe cómo esperar. Su muerte se sienta junto a él en su petate, son amigos. Su muerte le aconseja, en formas misteriosas, cómo escoger, cómo vivir estratégicamente. ¡Y el guerrero espera! Yo diría que el guerrero aprende sin apuro porque sabe que está esperando su voluntad; y un día logra hacer algo que por lo común es imposible de ejecutar. A lo mejor ni siquiera advierte su acto extraordinario. Pero conforme sigue ejecutando actos imposibles, o siguen pasándole cosas imposibles, se da cuenta de que una especie de poder está surgiendo. Un poder que sale de su cuerpo conforme progresa en el camino del conocimiento. Al principio es como una comezón en la barriga, o un calor que no puede mitigarse; luego se convierte en un dolor, en un gran malestar. A veces el dolor y el malestar son tan grandes que el guerrero tiene convulsiones durante meses; mientras más duras sean, mejor para él. Un magnifico poder es siempre anunciado por grandes dolores.
"Cuando las convulsiones cesan, el guerrero advierte que tiene sensaciones extrañas con respecto a las cosas. Advierte que puede tocar cualquier cosa que quiera con una sensación que sale de su cuerpo por un sitio abajo o arriba de su ombligo. Esa sensación es la voluntad, y cuando el guerrero es capaz de agarrar con ella, puede decirse con justicia que es un brujo y que ha adquirido voluntad."
"Una Realidad Aparte" de Carlos Castañeda.

Uno aprende a actuar como guerrero actuando, no hablando: el conocimiento es acción. Pero el guerrero espera. Espera su voluntad: algo que sucede misteriosamente y que solo puede ser esperado. La voluntad, en las enseñanzas de Don Juan, es mucho más que un desear o un querer: es una fuerza inexplicable que de pronto está: "algo que un hombre usa, por ejemplo, para ganar una batalla que, según todos los cálculos, debería perder". Sin embargo, el espíritu de un guerrero no está engranado para ganar o para perder: solo para la lucha, y cada lucha es su última batalla sobre la tierra. Por consiguiente, al guerrero le importa muy poco el resultado, y deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras libra su batalla, sabiendo que su voluntad es impecable, el guerrero ríe y ríe. Cada acto del guerrero es su última batalla sobre la tierra.
En esta lucha, el guerrero solo tiene su voluntad y su paciencia y con ellas construye todo lo que quiere. Lo primero que ha de adquirirse es la paciencia: con ella se está en el camino de la voluntad. Pero hay que cuidarse: la voluntad se nos escapa por un boquete que hemos de cerrar; se nos puede ir la vida. No debemos entregarnos, sino que cuidar el "ánimo del guerrero": estás en lo que estás porque has decidido estar allí, no porque otros te hayan puesto en ese lugar o porque deseen hacerte algo.



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Las enseñanzas de don Juan.

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