martes, 18 de enero de 2011

Magia y Chamanismo

El chamanismo que Mircea Eliade consideraba un fenómeno central asiático y siberiano, es un fenómeno generalizado en el mundo entero ("la técnica del éxtasis"), que el hombre primitivo practicó en una forma u otra según su imaginación y los medios con que contaba, que ha llegado hasta nuestros días con los restos de aquellas culturas que aún se refugian en áreas donde en muchos aspectos, la vida transcurre más o menos como en el Neolítico, áreas muchas veces impermeables a los avances de la tecnología moderna, áreas de refugio donde el fósil viviente que es el hombre de esas etnias continúa con sus antiguas tradiciones y formas de vida más elementales. Selvas tropicales, valles o montañas aisladas por la falta de medios de comunicación, o islas apartadas, constituyen los retirados habitats de estos grupos humanos que se resisten a desaparecer. En ellos el chamanismo se mantiene vigente como en el más remoto pasado. Incluso en otros grupos humanos que tienen contacto con las culturas más evolucionadas, se mantiene el chamanismo como una institución bien arraigada, en áreas rurales y aún urbanas, en las que adopta formas nuevas, refugiándose en la persona del curandero, el yerbero, el santiguador y otras medicinas paralelas, sus hermanas menores, aculturados en muchos aspectos, pero utilizando los recursos más primitivos para curar: la magia, fenómeno o base estratégica común a todos ellos, el empirismo y la fuerza psíquica que llegan a desarrollar a veces notablemente.

Nuestra propia experiencia, conviviendo durante 18 años con tribus cunas, chocóes, catíos, guaimíes, bribris, bug'dás, del Istmo de Panamá, con grupos mayas o aztecas y quechuas y más tarde con diversas tribus de Matto Grosso, Alto Xingú (ges, botocudos, xavantes, tchikaos, camayurás, tchukahamais. yaualapitís, carajás, bororos), de Amazonas, Río Negro y Alto Uaupés, lapones del Norte de Europa, saharauíes africanos, filipinos, indonesios, malayo-polinesios y más recientemente aruntas de Australia central, maoríes de Nueva Zelanda y curanderos de nuestro propio país, nos permite comprender que aunque hay muchas medicinas primitivas, tantas como etnias pueda haber, todas tienen algún representante del chamanismo entre ellos, encargado fundamentalmente de curar, aunque otras funciones pueden añadirse a ésta, llegando en los casos más complejos a fundirse en la misma persona el médico-sacerdote, conservador de las tradiciones, mago y adivino, capaz de reunir en sus manos todos los poderes de la tribu, incluso el político.

El chamán es el intermediario entre los hombres y los poderes sobrenaturales, las fuerzas extrahumanas, sean dioses o diablos, benévolos o dañinos, capaces de hacer mal o bien. El chamán guía a su pueblo espiritualmente y le protege contra los malos espíritus. Puede practicar la magia blanca y la magia negra como técnicas habituales. Conversa con los espíritus y aprende de los buenos y de los malos sus conocimientos.

El antropólogo Edwin Loeb consideraba dos clases de chamanes: el seer, capaz de ver, capaz de hablar y ponerse en contacto con el inframundo, que estaba fundido con el sacerdote (religión y magia en una misma persona) y el medicine-man, el curandero, el yerbero, el hombre que da medicinas, que con un fondo siempre mágico, era también capaz de curar y que estaba más cerca del empirismo. El primero lo era por nacimiento, el segundo por vocación.

El nombre de brujo o hechicero (en inglés witch doctor, en francés sorcier, en alemán Zauberer) se ha extendido también entre muchos autores y aún se ha generalizado y popularizado para abarcar a todo aquel capaz de curar o matar, es decir de usar sus poderes mágicos o sus conocimientos de plantas, su fuerza psíquica o su capacidad para controlar las fuerzas sobrenaturales, unas veces para hacer el mal (magia negra), otras para hacer el bien (magia blanca), producir la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte o por el contrario, curar la enfermedad, aliviar el dolor o el sufrimiento y salvar la vida del enfermo usando todos los recursos de su arte.

Pero hoy en la literatura antropológica y etnológica, se ha generalizado y tomado carta de naturaleza el término chamán y al fenómeno como tal chamanismo, por consenso entre los antropólogos y etnólogos.

Variantes en las técnicas, fórmulas, conjuros, poderes, reclutamiento, etc. puede haber tantos como variaciones culturales, como etnias. Ya hemos hablado repetidas veces de éstos, pero el denominador común es la necesidad que el ser humano ha tenido de luchar contra todo aquello que le ha producido una sensación de pérdida del bienestar: la enfermedad, el dolor, la herida, el sufrimiento físico o moral, el terror cósmico. Por eso tuvo que surgir muy tempranamente en la Historia de la Humanidad, un hombre o una mujer dotados de mayor poder interpretativo, fuerza psíquica o simplemente astucia, que tomó sobre sí la tarea de ayudar a los demás de su grupo y ayudarse a sí mismo, adueñándose, arrogándose el poder y la fuerza. Y el grupo confió en él, se puso en sus manos, más por temor que por amor, estableciéndose una corriente de respeto por su capacidad de dominar a las fuerzas sobrenaturales, a los fenómenos de la Naturaleza, a su capacidad de encontrar los remedios curativos o a su poder sobre la vida y la muerte de los constituyentes del grupo.

Así cada tribu, etnia o grupo humano homogéneo, con una lengua común y una cultura semejante llegó a tener uno o varios representantes en diversos grados, de chamanes, con poderes curativos, adivinatorios, proféticos, predictivos, conservadores de las tradiciones de la tribu, con poderes mágicos de dominar a las fuerzas de la Naturaleza, de ponerse en contacto con el inframundo y presidir los ritos de paso (iniciación, nacimiento, muerte, unión sexual) y en muchas ocasiones de organizar, mandar y dirigir el grupo al que pertenecen, pues el poder chamánico como he dicho muchas veces lleva al poder político o al poder guerrero.

Así en cada cultura tiene un nombre genérico. Será Nele, Absoguedi, o Inatuledi entre los indios Cunas; Sukiá o Krokodianga entre los indios Guaimíes; Jaybaná o kurá-baná entre los indios Chocóes; Pagé entre diversas tribus suramericanas, machi en la Costa Occidental de Suramérica; Piache en el río Amazonas, río Negro y Alto Uaupés; Angakok entre los Esquimales; Kon en la Tierra del Fuego; Piache-té-éu entre los indios Páez cuando practica la magia blanca y Nasa-jihí cuando practica la magia negra.

En Méjico entre los Aztecas, aunque la medicina alcanzó un grado diferente en el aspecto religioso, sacerdotal y empírico, hubo también un curador que podemos asimilar al chamán, el Ticitl. Según los cronistas de Indias reunía en su persona las cualidades de sabio, médico, adivino y hechicero. En Bolivia se llama a los chamanes collahuayas y en el Perú ichuris. Los Machiguengas, etnia de la Amazonía, peruana le llaman Seripegari. Entre los indios Sionas del Alto Putumayo, afluente del Amazonas llaman curaca al chamán o yai, tigre, a veces watti (espíritu o diablo), naiké (el que ve o vidente), rausekoké (el que cura, médico) o winjaké (el que canta) nombres en los que vemos las diversas especialidades o formas de enfrentarse con la enfermedad. Fr. Ramón Pané, encargado de estudiar las costumbres de los indios de La Española, de los que había aprendido la lengua, observa que a los hechiceros se les llamaban Buhuitihu. Entre los Zapotecas, el chamán se llama Menjak y entre los Mayas Ahmén, el que sabe.

En Africa recibe tantos nombres como tribus hay, el más conocido de la parte central y occidental es el Nganga o Inganga. Los Zulúes le llaman Inyanga.

El chamanismo como fenómeno general, amplio y universal, se caracteriza por lo tanto, por la práctica de una serie de ritos, rituales o fórmulas, en las que se entremezcla la adivinación, la profecía, la poesía, la conservación de las más antiguas tradiciones de la tribu y de sus mitos o epopeyas, con el sacerdocio, la práctica del arte de curar o matar, unas veces invocando a las fuerzas del inframundo, otras conminándolas a obedecer sus órdenes, otras utilizando la astucia o el engaño para reducirlas, otras actuando como verdaderos sacerdotes de cultos primitivos, a veces más evolucionados, con un ritual más complicado, a veces actuando por sugestión, para bien o para mal, de buena fe en ocasiones o bien usando todas esas técnicas para su propio y personal beneficio.

El conocimiento de los fenómenos de la Naturaleza por la observación repetida de los mismos, la astronomía, los fenómenos meteorológicos que se repiten con rítmica y sistemática aparición es utilizado en beneficio de las técnicas de predicción o adivinación. El conocimiento de las plantas y sus propiedades, es utilizado con la misma finalidad, reservándose para sí estos saberes adquiridos empíricamente, por la observación y el ensayo o por el aprendizaje con un maestro, todo lo que sitúa a quien los posee muy por encima del común de las gentes de su grupo, otorgándoles ese poder por el que son temidos y respetados.

Estos poderes son transmisibles por medio del aprendizaje a aquellas personas, familiares o no, de su confianza, destinados a ayudarles o a heredarles, cuando ven que por imperativo categórico del tiempo, ellos han de pasar a mejor vida, sabiendo que deben quedar quienes lleguen a obtener la experiencia de ellos, experiencia que no siempre se puede conseguir a no ser que estén dotados de notables cualidades o bien por el ejercicio repetido y el estudio largo y laborioso.

En el fondo de toda técnica chamánica, existe el principio fundamental o generalizado del pensamiento mágico, de la magia en lo que hemos insistido anteriormente, que es una forma de interpretar el mundo y la naturaleza de las cosas, una forma de pensamiento "lógico" del primitivo, una teoría cosmogónica para reducir las fuerzas de la naturaleza y disminuir o eliminar aquello que más teme el ser humano en general: la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte y la terrible duda de si habrá y qué habrá más allá de ésta. Magia unida a un empirismo vacilante a veces, firme otras, primer paso para el método del ensayo y el error, que algunos han considerado como una forma embrionaria de la actitud científica verdadera.

Fuentes:

lunes, 17 de enero de 2011

La Mujer Esqueleto

Había hecho algo que su padre no aprobaba, aunque ya nadie recordaba lo que era. Pero su padre la había arrastrado al acantilado y la había arrojado al mar. Allí los peces se comieron su carne y le arrancaron los ojos. Mientras yacía bajo la superficie del mar, su esqueleto daba vueltas y más vueltas en medio de las corrientes.
Un día vino un pescador a pescar, bueno, en realidad, antes venían muchos pescadores a esta bahía. Pero aquel pescador se había alejado mucho del lugar donde vivía y no sabía que los pescadores de la zona procuraban no acercarse por allí, pues decían que en la cala había fantasmas.
El anzuelo del pescador se hundió en el agua y quedó prendido nada menos que en los huesos de la caja torácica de la Mujer Esqueleto. El pescador Pensó: "¡He pescado uno muy gordo! ¡Uno de los más gordos!" Ya estaba calculando mentalmente cuántas personas podrían alimentarse con aquel pez tan grande, cuánto tiempo les duraría y cuánto tiempo él se podría ver libre de la ardua tarea de cazar. Mientras luchaba denodadamente con el enorme peso que colgaba del anzuelo, el mar se convirtió en una agitada espuma que hacía balancear y estremecer el kayak, pues la que se encontraba debajo estaba tratando de desengancharse. Pero, cuanto más se esforzaba, más se enredaba con el sedal. A pesar de su resistencia, fue inexorablemente arrastrada hacia arriba, remolcada por los huesos de sus propias costillas.
El cazador, que se había vuelto de espaldas para recoger la red, no vio cómo su calva cabeza surgía de entre las olas, no vio las minúsculas criaturas de coral brillando en las órbitas de su cráneo ni los crustáceos adheridos a sus viejos dientes de marfil. Cuando el pescador se volvió de nuevo con la red, todo el cuerpo de la mujer había aflorado a la superficie y estaba colgando del extremo del kayak, prendido por uno de sus largos dientes frontales.
"¡Ay!", gritó el hombre mientras el corazón le caía hasta las rodillas, sus ojos se hundían aterrorizados en la parte posterior de la cabeza y las orejas se le encendían de rojo. "¡Ay!", volvió a gritar, golpeándola con el remo para desengancharla de la proa y remando como un desesperado rumbo a la orilla. Como no se daba cuenta de que la mujer estaba enredada en el sedal, se pegó un susto tremendo al verla de nuevo, pues parecía que ésta se hubiera puesto de puntillas sobre el agua y lo estuviera persiguiendo. Por mucho que zigzagueara con el kayak, ella no se apartaba de su espalda, su aliento se propagaba sobre la superficie del agua en nubes de vapor y sus brazos se agitaban como si quisieran agarrarlo y hundirlo en las profundidades.
"¡Aaaaayy!", gritó el hombre con voz quejumbrosa mientras se acercaba a la orilla. Saltó del kayak con la caña de pescar y echó a correr, pero el cadáver de la Mujer Esqueleto, tan blanco como el coral, lo siguió brincando a su espalda, todavía prendido en el sedal. El hombre corrió sobre las rocas y ella lo siguió. Corrió sobre la tundra helada y ella lo siguió. Corrió sobre la carne puesta a secar y la hizo pedazos con sus botas de piel de foca.
La mujer lo seguía por todas partes e incluso había agarrado un poco de pescado helado mientras él la arrastraba en pos de sí. Y ahora estaba empezando a comérselo, pues llevaba muchísimo tiempo sin llevarse nada a la boca. Al final, el hombre llegó a su casa de hielo, se introdujo en el túnel y avanzó a gatas hacia el interior. Sollozando y jadeando permaneció tendido en la oscuridad mientras el corazón le latía en el pecho como un gigantesco tambor. Por fin estaba a salvo, sí, a salvo gracias a los dioses, gracias al Cuervo, sí, y a la misericordiosa Sedna, estaba... a salvo... por fin.
Pero, cuando encendió su lámpara de aceite de ballena, la vio allí acurrucada en un rincón sobre el suelo de nieve de su casa, con un talón sobre el hombro, una rodilla en el interior de la caja torácica y un pie sobre el codo. Más tarde el hombre no pudo explicar lo que ocurrió, quizá la luz de la lámpara suavizó las facciones de la mujer o, a lo mejor, fue porque él era un hombre solitario. El caso es que se sintió invadido por una cierta compasión y lentamente alargó sus mugrientas manos y, hablando con dulzura como hubiera podido hablarle una madre a su hijo, empezó a desengancharla del sedal en el que estaba enredada.
"Bueno, bueno." Primero le desenredó los dedos de los pies y después los tobillos. Siguió trabajando hasta bien entrada la noche hasta que, al final, cubrió a la Mujer Esqueleto con unas pieles para que entrara en calor y le colocó los huesos en orden tal como hubieran tenido que estar los de un ser humano.
Buscó su pedernal en el dobladillo de sus pantalones de cuero y utilizó unos cuantos cabellos suyos para encender un poco más de fuego. De vez en cuando la miraba mientras untaba con aceite la valiosa madera de su caña de pescar y enrollaba el sedal de tripa. Y ella, envuelta en las pieles, no se atrevía a decir ni una sola palabra, pues temía que aquel cazador la sacara de allí, la arrojara a las rocas de abajo y le rompiera todos los huesos en pedazos.
El hombre sintió que le entraba sueño, se deslizó bajo las pieles de dormir y enseguida empezó a soñar. A veces, cuando los seres humanos duermen, se les escapa una lágrima de los ojos. No sabemos qué clase de sueño lo provoca, pero sabemos que tiene que ser un sueño triste o nostálgico. Y eso fue lo que le ocurrió al hombre.
La Mujer Esqueleto vio el brillo de la lágrima bajo el resplandor del fuego y, de repente, le entró mucha sed. Se acercó a rastras al hombre dormido entre un crujir de huesos y acercó la boca a la lágrima. La solitaria lágrima fue como un río y ella bebió, bebió y bebió hasta que consiguió saciar su sed de muchos años.
Después, mientras permanecía tendida al lado del hombre, introdujo la mano en el interior del hombre dormido y le sacó el corazón, el que palpitaba tan fuerte como un tambor. Se incorporó y empezó a golpearlo por ambos lados: ¡Pom, Pom!.... ¡Pom, Pom!
Mientras lo golpeaba, se puso a cantar "¡Carne, carne, carne! ¡Carne, carne, carne! ". Y, cuanto más cantaba, tanto más se le llenaba el cuerpo de carne. Pidió cantando que le saliera el cabello y unos buenos ojos y unas rollizas manos. Pidió cantando la hendidura de la entrepierna, y unos pechos lo bastante largos como para envolver y dar calor y todas las cosas que necesita una mujer.
Y, cuando terminó, pidió cantando que desapareciera la ropa del hombre dormido y se deslizó a su lado en la cama, piel contra piel. Devolvió el gran tambor, el corazón, a su cuerpo y así fue como ambos se despertaron, abrazados el uno al otro, enredados el uno en el otro después de, pasar la noche juntos, pero ahora de otra manera, de una manera buena y perdurable.
La gente que no recuerda la razón de su mala suerte dice que la mujer y el pescador se fueron y, a partir de entonces, las criaturas que ella había conocido durante su vida bajo el agua, se encargaron de proporcionarles siempre el alimento. La gente dice que es verdad y que eso es todo lo que se sabe.


Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos

La Mujer Esqueleto: El enfrentamiento con la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida del amor

A los lobos se les dan muy bien las relaciones. Cualquiera que haya observado el comportamiento de los lobos se habrá dado cuenta de la profundidad de sus vínculos. Las parejas suelen ser de por vida. Aunque se registren conflictos y desacuerdos entre los miembros de la pareja, sus fuertes vínculos les permiten superarlos y conocer juntos duros inviernos, numerosas primaveras, largos paseos, nuevas camadas, viejos depredadores, danzas tribales y cantos corales. Las necesidades de relación de los seres humanos no difieren demasiado de las suyas.
Mientras que la vida instintiva de los lobos se caracteriza por la lealtad y unos vínculos duraderos de confianza y afecto, los seres humanos tropiezan a veces con dificultades en estas cuestiones. Si descubriéramos los fuertes vínculos que se registran entre los lobos en términos arquetípicos, diríamos que la integridad de sus relaciones deriva de su sincronización con la antigua pauta de toda naturaleza... lo que yo llamo el ciclo de la Vida/Muerte/Vida.
La naturaleza de la Vida/Muerte/Vida es un ciclo de nacimiento, desarrollo, declive y muerte, seguido siempre de un renacimiento. Este ciclo influye en toda la vida física y en todas las facetas de la vida psicológica. Todo, desde el sol, las novas y la luna y también los asuntos de los seres humanos y de todas las más minúsculas criaturas, de las células, moléculas y los átomos por igual, presenta esta palpitación, seguida de un titubeo y otra palpitación.

La Danza de Shiva

"La danza es ritmo y el ritmo impregna el universo. A fin de cuentas, la esencia del cosmos es energía animada de ritmo y de conciencia: el día y la noche, los movimientos de los astros, lo atestiguan, pero el ritmo se oculta también en la intimidad del átomo.

En el hinduismo, el Señor Shiva (literalmente: el auspicioso) es la tercera persona de la Trimurti, formada por Brahma, el dios creado; Vishnú, el conservador del universo, y Shiva, el destructor o transformador de toda la creación.
La Danza de Shiva simboliza no sólo los ciclos cósmicos de creación y destrucción, sino también el ritmo diario de nacimiento y muerte, considerado en el misticismo hindú como la base de toda existencia. Al mismo tiempo, Shiva nos recuerda que las múltiples formas del mundo son maya – no fundamentales, sino ilusorias y siempre cambiantes – mientras continúa creándolas y disolviéndolas en el incesante flujo de su danza.
La danza de Shiva está compuesta por la combinación siempre fluyente de sus cinco actividades.
El poder de la creación está representado por la mano derecha en alto y el tambor, sobre el cual toca y produce las vibraciones de las que emanan los ritmos y ciclos de la creación.
El poder de mantener está representado por la mano derecha de abajo en un gesto de bendecir o indicación de no temer.
El poder de destrucción se muestra a través del fuego que sostiene en su mano izquierda elevada en una pose de media luna. Esa luna creciente se puede observar también en su cabello.
El poder de ocultar es aquel que esconde la verdad, permitiendo así el crecimiento y eventual cumplimiento del destino, representado por el pie derecho parado sobre el demonio postrado.
El poder de revelar brinda conocimiento y libera el espíritu. Este está representado por el pie izquierdo levantado y la mano izquierda hacia abajo como una trompa de elefante.

El arco de fuego dentro del cual baila Shiva es el vestíbulo de la conciencia. Conocido también como el corazón lleno de luz del hombre, esta es la cámara central del universo físico. Nataraja danza el universo dentro y de entre la existencia, revelando la extrema realidad.
Puede llevar en su cabello una sirena, una calavera, una cobra y/o una luna creciente. La guirnalda de cráneos que lleva lo identifica como el tiempo y asegura la muerte de todos los seres. Un solo cráneo en su pecho es el creador. La cobra o serpiente es el poder cósmico esperando que vive en todo. La enorme forma devoradora que se impone desde lo alto es el Gran Tiempo. Los tres ojos simbolizan el sol, la luna y el fuego o los tres poderes; crear, preservar y destruir. Dos ojos representan el mundo de dualidad mientras que el ojo del medio muestra la visión de no-dualidad. Su sonrisa indica una transcendencia imperturbable.
Shiva también simboliza la quietud y el movimiento forjados juntos. La quietud habla de la paz y el equilibrio en el interior de todo, en el centro. El movimiento intenso, en ocasiones representado por su cabello ondeando en todas las direcciones, muestra la furia y vigor que llenan el universo. La implicación es que "La Gran Alma Cósmica" (Dios/a) permite ambas cosas. El baile y el bailarín son uno solo.
"La Gran Alma Cósmica" es el bailarín cósmico. Shiva es el alma primordial, poder energía y vida de todo lo que existe. En su aspecto como Nataraya (Nata: teatro, danza; Raja: realeza) "El Rey de la Danza Teatral" o más comúnmente llamado "El Señor de la Danza Cósmica", representa lo divino, porque en la danza el ser creado es inseparable de su creador. De manera similar, universo y alma no pueden ser separados de "La Gran Alma Cósmica".

Para el hombre arcaico o, en nuestros días, para los "salvajes", la danza es la actividad tribal espontánea más significativa. Todo invita al hombre tribal a danzar: las bodas, los nacimientos, los duelos. Baila para hacer llover, baila antes de la caza o antes del combate… Infatigable, danza durante noches enteras. La danza es así el medio privilegiado para despertar el psiquismo colectivo de la tribu. Por la danza, accede eventualmente al éxtasis: por ella el psiquismo de la tribu sigue el ritmo de lo cósmico y concuerda con las potencias misteriosas del cosmos."


A diferencia de los seres humanos, los lobos no piensan que los altibajos de la vida, la energía, la fuerza, el alimento o las oportunidades sean sorprendentes o constituyan un castigo. Las cumbres y los valles están simplemente ahí y los lobos los recorren con la mayor eficacia y naturalidad posible. La naturaleza instintiva posee la prodigiosa capacidad de vivir todas las circunstancias positivas y todas las consecuencias negativas sin interrumpir la relación con el yo y con los demás.
El lobo afronta los ciclos de la naturaleza y el destino con buena voluntad e ingenio y con la paciencia necesaria para permanecer unido a la propia pareja y vivir lo mejor que pueda durante el mayor tiempo posible. Sin embargo, para que los seres humanos puedan vivir y entregar su lealtad de esta manera tan acertada y tan sabia, tan protectora y tan sensible, es necesario que éstos se enfrenten con aquello que más temen. Y no hay manera de evitarlo, tal como veremos más adelante. Hay que acostarse con Doña Muerte.
En los cuentos más sabios el amor raras veces es un encuentro entre dos enamorados. Por ejemplo, algunos cuentos de las regiones circumpolares describen el amor como la unión entre dos seres cuya fuerza conjunta permite a uno de ellos o a los dos establecer comunicación con el mundo espiritual y participar en el destino como si éste fuera una danza con la vida y la muerte.
El cuento que voy a relatar es una historia de caza acerca del amor. La acción transcurre en el gélido norte. Para comprender el relato, hay que tener en cuenta que allí, en uno de los ambientes más inhóspitos y una de las más duras culturas cazadoras del mundo, el amor no significa un coqueteo o una búsqueda con el simple propósito de complacer el ego, sino un vínculo visible formado por el tendón psíquico de la resistencia, una unión que perdura en la prosperidad y en la austeridad, a lo largo de los días y noches más complicados y más sencillos. La unión de dos seres se ve en sí misma como una magia angakok, como una relación a través de la cual ambos individuos pueden conocer "quién es el que manda".

Pero esta clase de unión plantea ciertas exigencias. Para poder crear este amor duradero, se invita a un tercer participante. Es el que yo llamo la Mujer Esqueleto. También se le podría llamar Doña Muerte y, como tal, sería otra figura de la Vida/Muerte/Vida en uno de sus múltiples disfraces. Bajo esta forma, Doña Muerte no es una enfermedad sino una divinidad.
En una relación, desempeña el papel del oráculo que sabe cuándo es el momento de que los ciclos empiecen y terminen. (Eso no significa que la relación termina sino que ciertos aspectos de la relación se desprenden de la piel, pierden el caparazón, desaparecen sin dejar rastro, no indican su paradero y, de repente, reaparecen con otra forma, otro color y otra textura.) Como tal, es el aspecto más salvaje de la relación, el que más temen los hombres y a veces incluso las mujeres, pues, cuando se ha perdido la confianza en la transformación, también se pierden los ciclos naturales del desarrollo y el desgaste.
Para crear un amor duradero, ambos amantes tienen que abrazar a la Mujer Esqueleto y aceptar su presencia en la relación.


Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"

sábado, 15 de enero de 2011

La caza: Cuando el corazón es un cazador solitario

El arquetipo de la fuerza de la Vida/Muerte/Vida ha sido muy mal interpretado en muchas culturas modernas. En algunas ya no se comprende que la Dama de la Muerte representa una pauta esencial de la creación. gracias a sus amorosos cuidados, la vida se renueva. En muchas tradiciones populares las figuras femeninas de la muerte son objeto de representaciones espectaculares: lleva una guadaña y cosecha a los que menos lo esperan, besa a sus víctimas y deja los cadáveres a su espalda o asfixia a la gente y después se pasa la noche lanzando gemidos de dolor.
Pero en otras culturas como la de las Indias orientales y la Maya, que han conservado las enseñanzas acerca de la rueda de la vida y la muerte, la Dama de la Muerte envuelve a los moribundos, alivia su dolor y los consuela. En el curanderismo, dicen que da la vuelta al niño en el vientre y lo coloca boca abajo para que pueda nacer. Dicen que guía las manos de la comadrona, abre los caminos de la leche de la madre en los pechos y consuela a todos los que lloran solos. Lejos de despreciarla, los que la conocen en su ciclo completo respetan su generosidad y sus lecciones.

Desde el punto de vista arquetípico, la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida es un componente básico dela naturaleza instintiva. En el mito y el folclore se le llama la Dama de la Muerte; Coatlicue; Hel; Berchta; Ku'an Yin;Baba Yagá; la Dama de Blanco; La Belladona Misericordiosa; y, formando un grupo de mujeres, las griegas Graeae, las Damas grises. Desde la Banshee, en su carruaje hecho de nubes nocturnas, hasta La Llorona de la orilla del río, desde el ángel oscuro que roza a los seres humanos con la punta de su ala hundiéndolos en un éxtasis hasta el fuego de los pantanos que aparece cuando la muerte es inminente, los cuentos están llenos de estos vestigios de las antiguas personificaciones de la diosa de la creación.
Buena parte de nuestro conocimiento de la Vida/Muerte/Vida está contaminada por nuestro temor a la muerte. De ahí que nuestra capacidad de movernos al ritmo de los ciclos de esta naturaleza sea un tanto escasa. Estas fuerzas no nos hacen nada. No son ladrones que nos roban las cosas que más queremos. Esta naturaleza no es un conductor que atropella lo que más apreciamos y se da a la fuga. No, las fuerzas de la Vida/Muerte/Vida forman parte de nuestra propia naturaleza, forman parte de una interior que conoce los pasos de la danza de la Vida y la Muerte. Está integrada por los aspectos de nuestra personalidad que saben cuándo algo puede, debe y tiene que nacer y cuándo tiene que morir. Es una maestra muy sabia, siempre y cuando nosotros sepamos aprender su ritmo. Rosario Castellanos, la mística y poeta mexicana, escribe a propósito de la entrega a las fuerzas que gobiernan la vida y la muerte:

... Dadme la muerte que me hace falta...

Es fácil permanecer tendidos soñando simplemente con el amor perfecto. Es una anestesia de la cual tal vez jamás nos recuperemos como no sea para apropiarnos despiadadamente de algo valioso que se encuentra, sin embargo, fuera de nuestra conciencia. Para los ingenuos y heridos el milagro de la actuación de la psique consiste en que, aunque uno esté desanimado, aunque se muestre irreverente, no quiera hacerlo, no lo espere en realidad, no le apetezca, aunque se sienta indigno o no esté preparado, tropezará accidentalmente y de todos modos con el tesoro. Entonces al alma le corresponde la tarea de no pasar por alto lo que se ha encontrado, reconocer que el tesoro lo es efectivamente y reflexionar cuidadosamente acerca de lo que debe de hacer a continuación.
Una parte de todas las mujeres y de todos los hombres se niega a saber que en todas las relaciones amorosas la Muerte también tiene que intervenir. Fingimos poder amar sin que mueran nuestras ilusiones acerca del amor, fingimos poder avanzar sin que jamás tengan que morir nuestros vehementes arrebatos de emoción. Pero en el amor, desde un punto de vista psíquico, todo, absolutamente todo se desmenuza. El ego no lo quisiera, pero así tiene que ser y toda persona dotada de una profunda naturaleza salvaje se muestra inclinada a aceptarlo.

Amar significa permanecer al lado de alguien. Significa salir de un mundo de fantasía y entrar en un mundo en el que es posible el amor duradero, cara a cara, hueso a hueso, un amor hecho de afecto. Amar significa quedarse cuando todas las células gritan: "¡Echa a correr!"

"La ignorancia es no saber nada y sentirse atraído por lo bueno. La inocencia es saberlo todo y seguir sintiéndose atraído por lo bueno."

Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando también nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos, nos encontrará. Es algo que lleva mucho tiempo esperándonos. En cuanto llegue, no te muevas. Descansa. Ya verás lo que ocurre a continuación.
Así hay que acercarse a la naturaleza de la Muerte, no con astucia y artería sino con la confianza del espíritu. La palabra inocente se utiliza a menudo para calificar a una persona sin criterio, a un simplón, pero las raíces de la palabra se refieren a alguien libre de lesiones y daños. En español, la palabra inocente se aplica a una persona que procura no hacer daño a nadie, pero que también puede sanar cualquier daño o herida que los demás le hayan causado a ella.

En la psique masculina hay una criatura, un hombre ileso que cree en el bien, que no tiene dudas acerca de la vida, que no sólo es sabio sino que, además, no teme morir. Algunos lo calificarían de yo guerrero. Pero es algo más que eso. Es un yo espiritual, un joven espíritu que, a pesar de los tormentos, las heridas y los exilios, sigue amando por que se trata de algo que es en sí mismo curativo y reparador.
Cuando el hombre derrama una lágrima, significa que ha llegado a su dolor y se percata de ello cuando lo toca. Se da cuenta de que ha vivido una existencia a la defensiva por culpa de la herida. Se da cuenta de las cosas que se ha perdido en la vida por este motivo y de lo paralizado que está su amor por la vida, por su propia persona y por los demás. En los cuentos de hadas las lágrimas cambian a las personas, les recuerdan qué es lo más importante y salvan sus almas. Sólo la dureza del corazón impide el llanto y la unión. Cuando un hombre entrega todo su corazón, se convierte en una fuerza asombrosa.

Con sus cuerpos las mujeres viven muy cerca de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida. Cuando las mujeres están en su sano juicio instintivo, las ideas e impulsos que las inducen a amar, crear, creer y desear, nacen, viven su tiempo, se desvanecen y mueren y vuelven a nacer. Se podría decir que las mujeres ponen en práctica este concepto de una manera consciente o inconsciente en cada ciclo lunar de sus vidas. Para algunas, la luna que indica los ciclos está en el cielo. Para otras es la Mujer Esqueleto que vive en su psique.
Desde su propia carne y sangre y desde los constantes ciclos que llenan y vacian el rojo jarrón de su vientre, una mujer comprende física, emocional y espiritualmente que los cenits se desvanecen y expiran y que lo que queda renace con formas inesperadas y por medios inspirados para reducirse de nuevo a nada y ser concebido otra vez en toda su gloria. Como se puede ver, los ciclos de la Mujer Esqueleto discurren en toda la mujer, a través de ella y por debajo de ella. No podría ser de otro modo.

A veces, los hombres que todavía huyen de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida temen a semejante mujer, pues intuyen que es una aliada natural de la Mujer Esqueleto. Sin embargo, no siempre fue así. El símbolo de la muerte como transformadora espiritual es un vestigio de una época en el que la Dama de la Muerte era acogida como un pariente cercano, como una hermana, un hermano, un padre, una madre o un amante. En la ingeniería femenina, la Mujer de la Muerte o la Doncella de la Muerte siempre se ha considerado la portadora del destino, la hacedora, la doncella de la cosecha, la madre, la paseante fluvial y la re-creadora; todas ellas siguiendo un ciclo.

A veces quien huye de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida insiste en considerar el amor como algo exclusivamente positivo. Pero el amor en su plenitud es toda una serie de muertes y renacimientos. Abandonamos una fase, un aspecto del amor, y entramos en otra. La pasión muere y regresa. El dolor se aleja y aparece de nuevo. Amar significa abrazar y, al mismo tiempo, resistir muchos finales y muchísimos comienzos... todos en la misma relación.

Hay doce labores que enseñan a un alma a amar bien y profundamente a otra:

1. Descubrir a la otra persona como una especie de tesoro espiritual.
2. Perseguir y esconderse: un tiempo de esperanzas y miedos para ambos.
3. Desenredar y entender los aspectos de Vida/Muerte/Vida de la relación, y la compasión por la labor.
4. Relajarse en la confianza: la habilidad de descansar en la presencia y la buena voluntad del otro.
5. Compartir tanto sueños futuros como tristezas pasadas.
6. Utilizar el corazón para cantar nueva vida.
7. Entremezclar los cuerpos y las almas.

Fuentes:

Este resumen ha sido copiado de "mujeres.territoriodelobos.com"

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"


Amadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"

jueves, 13 de enero de 2011

Feliz Año

La Gorgona y su triple poder mágico - V

La Gorgona Medusa es uno de los más importantes talismanes del mundo antiguo, que aún se utiliza, a veces sin conocerse muy bien su significado mágico. Su figura está formada por numerosos elementos apotropaicos, muy conocidos en el Próximo Oriente y Egipto en la Antigüedad: Ojos mágicos, cabellos en forma de serpiente, boca fálica, máscara horrorosa y nudo mágico entre otros. Los mitos griegos que narran la historia de la Gorgona Medusa parecen coincidir, sin embargo, en situar el origen de este personaje, histórico, que dio origen a la leyenda, en el extremo occidente, en la actual Andalucía o Tartessos.

Así pues, podemos decir que ha sido largo el camino que la Gorgona Medusa ha recorrido desde su nacimiento. De ser una bella joven, nacida en el país del Extremo Occidente, tal vez la Bética, su suerte cambió por la maldición de una diosa, pasando a convertirse en un monstruo. Su figura, y sobre todo su rostro, sólo nos ha llegado a través de leyendas mitológicas y representaciones figurativas. Medusa no fue objeto de culto alguno, ya fuese para honrarla o para conjurarla, aunque en la religión griega existen algunas potencias temibles emparentadas con Gorgo en el sentido de que sólo se representan sus cabezas. Éstas serían las Praxídiceas, diosas ctónicas e infernales, nombradas en plural o en singular como la divinidad de los infiernos asimilada a Perséfone, también diosa de la fecundidad o Deméter Kidaria, diosa enmascarada que garantiza la inviolabilidad de los juramentos. Las Praxídiceas de Beocia están relacionadas con el agua de la fuente Tilfousa, guardada por una serpiente, hija de Ares y Gea o de este dios y Erinis Tilfossa.
A este respecto queremos constatar, al estudiar la figura de Gorgona, dos circunstancias que nos parecen muy expresivas:

1. La presencia de representaciones del Gorgoneion en la mayoría de los lugares donde manan aguas termales. Así, de las numerosas ciudades antiguas cuyas monedas llevaban la imagen de Gorgona. Algunas de ellas se encuentran en las proximidades de dichas fuentes. Tal es el caso de Serifos, en cuya fuente termal se celebran aún hoy fiestas anuales.
También se vinculan estas divinidades parecidas a Gorgona con los caballos. Tal el caso de Erinis Tilfossa, que con la forma de yegua se unió al caballo Areion, en Beocia. Y en la Arcadia su gemela Deméter Erinis, instalada en Telpoussa, sobre las márgenes del Ladón, de cuyas aguas surgen varias fuentes. Deméter tomó la forma de yegua para unirse a Poseidón, convertido en caballo, y parió al potro Areion y a una hija con nombre secreto en la que se reconoce a Perséfone. Esta Deméter tiene también dos aspectos, el furioso de Erinis se corresponde con el sereno, una vez apaciguada su cólera tras bañarse en las aguas del Ladón: es la Deméter Lousia, la Purificada, la Lavada. Y en Figalia existe una gruta consagrada a Deméter Melaina, la Negra, a la que se representa sentada sobre una piedra. Su cuerpo es de mujer, con cabeza y crin de caballo. De esa máscara equina brotan serpientes y fieras, a la manera de Gorgona.
También la máscara de Gorgona presenta esta doble polaridad. Une lo bello y lo feo, lo masculino y lo femenino, lo joven y lo viejo, lo humano y lo bestial, lo celestial y lo infernal, lo alto y lo bajo, como de la raza de Medusa es a la vez la vida y la muerte. De ahí que su figura se sitúe a la entrada de lo sobrenatural, ya que en ella se produce una mezcla inquietante que rompe el orden natural de las cosas y de los seres, tanto humanos como divinos. En la cara de Gorgona se produce una forma de desdoblamiento, una salida de la realidad. Por medio de la fascinación, el espectador es arrancado de la realidad, entrando en el mundo de lo irracional. Es el otro yo, el doble, una imagen vista en el espejo: una imagen mágica. La belleza y la fealdad enfrentadas dan paso a una sensación de irrealidad que trastoca el orden natural: Se sale del orden normal de las cosas para entrar en el mundo de lo irracional, en el mundo de la Magia. Tal vez atravesando el espejo donde la propia imagen sólo puede ser vista de frente, en el espejo mágico que salvó a Perseo de morir en las garras de Gorgona.

2. La estirpe de monstruos que viven en los confines del mundo, donde la Teogonia ubica a las Gorgonas, se relaciona con la Península Ibérica, a la que las fuentes antiguas llamaron Ophioussa o país de las serpientes.
Nacidos de la unión de Ponto y Gala, del mar y la tierra, que representa la vida y la fecundidad, pero a la vez la muerte y la monstruosidad, Forcis y Ceto engendraron a Medusa. De su cuerpo decapitado nacieron dos razas de seres: benignos y malignos. Maligno fue Crisaor, que engendró a Gerión, el mítico rey de Tartessos, de tres cabezas, el mismo que alzó su voz, que hizo estallar un gerúma como el tiupértonon gerúma, el grito agudo que produce la larga trompeta de Etruria. Y de Gerión, el monstruo de tres cuerpos o tres cabezas que habitaba en Eritia, isla situada junto a lo que después fue Gades es hija, la feroz Equidna, "la víbora", mitad mujer, mitad serpiente, que habita en las profundidades de la tierra, apartada de los dioses y de los hombres, madre de Ladón, el dragón insomne de cien cabezas que guardaba el Jardín de las Hespérides.
Tales son las afinidades y conexiones, además de las ya señaladas, de Gorgona y las serpientes.
En la Península Ibérica se encuentran numerosas cabezas de Medusa-Gorgona, y así, éste parece ser uno de los motivos más populares entre los que se muestran serpientes en la Península. Estos documentos avalan varios hechos históricos que nos parecen incuestionables:a. Existencia de numerosos mitos griegos en relación con monstruos serpentiformes y la Península Ibérica.
b. Coincidencia de estos mitos alusivos a serpientes en Híspania con las primeras fuentes históricas referentes a nuestra península, lo que podría haber dado lugar a la ubicación en ella de los relatos míticos referentes a animales serpentiformes.
c. Ubicación de la mayoría de las Gorgonas hispanas correspondientes a monumentos funerarios, aunque ya de época romana, en la zona nororiental, concretamente en Cataluña, zona de gran influencia griega.
d. Constatación en esta zona de gran cantidad de prácticas mágicas, al menos en relación con tabellae defixionum.
e. Localización de la mayor cantidad de joyas con motivos serpentiformes en el sur peninsular. Son las llamadas "Tartésicas" en lugares próximos a aquellos de donde eran originarios, según los mitos griegos, los monstruos serpentiformes descendientes de Gaia-Gea.

Hemos visto, pues, que la Gorgona, bien de Oriente a Occidente, bien a la inversa o tal vez coincidiendo en ambos extremos del Mediterráneo, como tantos personajes de la Mitología, fue una figura duradera y universal. Como suma de tres elementos mágicos: ojos que fascinan, serpientes que espantan a los enemigos y protegen a quien las lleva y los poderosos nudos que evitan todo movimiento, fue temida, respetada y solicitada. Y sobrevivió gracias a su misma fuerza mágica. En ella confluyen poderes mágicos universales. Y su figura parece querer superar no sólo el tiempo, sino también la crueldad del Destino que le provino, sobre todo, de la enemistad o la envidia de una diosa.
Luchadora incansable, se opone a ese Destino injusto marcado por su belleza, con las armas más terribles de la naturaleza.
Y, puesto que fascinó a Poseidón con sus ojos, invirtió los términos convirtiendo la maldición de Atenea en un mal para los hombres, a los que petrificaba con los ojos, a los mismos hombres de los que la diosa, patrona de las Artes, era protectora, expresión terrible de un resentimiento envidioso, "fascinador", del "mal de ojo".
Se enfrentó a los hombres protegiéndose con las serpientes, animal familiar para la estirpe de la Madre Tierra, monstruo primordial que recuerda a la mesopotámica Tiamat. De la estirpe de los seres serpentiformes vencidos que encontramos en todas las Mitologías al principio de los tiempos. Atenea la castigó recordándole su origen y, como hija de la serpiente, hizo que éstas formasen sus cabellos, de forma que nunca pudiese separarse de ellas. Pero también de este castigo sacó provecho Gorgona. Una vez más invirtió los términos y se protegió con las serpientes. No olvidemos que la serpiente es, sobre todo, un ser benéfico, benévolo y protector, adorado por multitud de pueblos en todo el mundo. Y protegió a los hombres con la fuerza apotropaica de su misma monstruosidad, sacando salud de la muerte y protección de los animales mortales.
Y como última arma mortal utilizó los nudos, arma de poder letal que encadenaba a las criaturas mortales y a los dioses, interfiriendo su voluntad e imponiendo sus deseos: última arma mágica de una pobre criatura, encadenada ella misma a la fealdad y al horror por el capricho de los dioses. Y así, quedó unida para siempre a un triste destino, que la convirtió, pese a los mismos dioses, en inmortal, para ayuda de los hombres.




Fuentes:

La Gorgona y su triple poder mágico - IV

"Cuando hayas atravesado la corriente, frontera de los dos continentes, sigue adelante hacia los encendidos levantes pisados por el sol, cruzando el rugiente mar, hasta que alcances la llanura gorgónea de Cístenes; allí se hallan tres hermanas aladas con cabellera de serpientes, las Gorgonas, aborrecidas de los hombres, a las que ningún mortal puede ver sin expirar. Tal es la advertencia que te hago..."
"Prometeo Encadenado", Esquilo




3. La serpiente protectora

Un rasgo adicional asemejaba a Gorgona con los guerreros que combatían, poseídos por la furia de la carnicería, es menós: la cabellera. El salvajismo del macho guerrero se expresaba en su cabellera, larga y agitada, semejante a la crin de un caballo. En la cabellera de Gorgona, el salvajismo se hace más acusado, ya que no se trata de cabellos normales, sino de serpientes, castigo de Atenea por su sacrilegio indirecto. Habitante del país de los muertos, cuya entrada cierra a los vivos, el papel de Gorgona era, según Hesíodo, simétrico al de Cerbero, que impide a los muertos volver a la vida. Aristófanes, al igual que Homero, sitúa en el Hades, junto a Cerbero, Estigia y Equidna, a las Gorgonas. También Apolodoro narra que cuando Heracles descendió al Hades todos huyeron de él, menos Meleagro y Medusa. Es, pues, natural, que un ser infernal estuviese acompañado por la serpiente, típico animal funerario, expresión de las fuerzas ctónicas y compañera habitual de las divinidades infernales como Perséfone o Proserpina o de los numerosos demonios del infierno etrusco. Pero, al igual que otros animales como el cocodrilo o el escorpión, como ya dijimos, la serpiente es representada a menudo como fuerza protectora, benéfica, porque con su figura se expresa la fuerza de los reyes y los héroes. Y también la fuerza destructora de los enemigos, lo que la convierte en un animal apotropaico por excelencia. Esta práctica o al menos la utilización de la serpiente como apotropaica está también atestiguada en Egipto, donde conocemos amuletos en forma de serpiente que a veces junta su magia con la del falo.

A veces, aun en nuestros días, para buscar la protección de la misma serpiente, la persona que la teme, incluso a su nombre, al oír que otro la nombra hace el gesto de los cuernos con la mano y tocando madera dice rápidamente "lagarto, lagarto, lagarto", tal vez porque este animal es el más parecido a la serpiente y se busca con él su protección, sin osar nombrarla, multiplicando por «tres» el efecto de su nombre, convirtiéndola así en protectora. En tiempos de Ezequías los israelitas daban culto a una "serpiente de bronce" llamada "Nehustan" (de nahash, serpiente y nejoset, bronce). La destruyó Ezequías. Y creían que era la utilizada por Moisés para curar a los israelitas. Esta palabra "nahash" es la más usada corrientemente en los textos bíblicos para "serpiente" y se deriva de la raíz nhs, "adivinar, pronosticar". En algunos dialectos bereberes, el término utilizado para "serpiente" deriva del verbo que significa "adivinar" o "tener un saber mágico". Esta afirmación tiene una justificación en el ambiente cultural y mítico mediterráneo, en el que la serpiente aparece en diversas tradiciones como depositarla y transmisora de poderes mágicos y sobrenaturales.
Así pues, la serpiente estuvo reputada desde la Antigüedad como un animal mágico y protector. Y ésta era una de sus características, entre otras que no ha perdido en la actualidad. Por eso se la utilizaba en la Antigüedad en la figura de Gorgona, añadiendo a su figura no sólo un aspecto más terrorífico, sino también la fuerza y protección de su magia.

4. Los nudos mágicos

Los nudos, que también vemos a menudo en las figuras de Gorgona, tienen una significación muy fácil de comprender. Su valor simbólico es comparable al de las operaciones mágicas imitativas que el mago llevaba a cabo para romper los encantamientos, comparando la mala suerte a los nudos que hay que deshacer para que la suerte vuelva o, al contrario, anudar hilos de lana para encadenar a los malos espíritus por medio del conjuro, como la lana ha sido anudada.
Cuando el profeta Mahoma fue encantado por las hijas del judío Lobeid Ben El Aram, que soplaron sobre unos nudos, el ángel Gabriel le reveló al Profeta la penúltima sura del Corán:
"Di: yo me refugio cerca del Señor del alba... contra la malignidad de las que soplan sobre los nudos".
Gabriel le indicó entonces que los nudos eran 10 y que habían sido arrojados a un pozo. Mahoma envió allí a Alí a buscarlos y recitó aquella sura, así como la siguiente, que le fue revelada al mismo tiempo. A cada versículo, un nudo se deshacía.
Existe cierta analogía entre estos ritos de magia en los que intervienen los nudos y el que se practica en los países árabes para conservar la virginidad: Se presentaba la muchacha a una mujer que fabricase tapices y que tuviese que acabar lo que estaba haciendo. Ésta cogía a la muchacha de la mano y la hacía pasar siete veces por debajo del telar, dándole en cada ocasión un escobazo en las posaderas. Al séptimo golpe decía la maestra: "Te he anudado con el telar y sólo serás desanudada por el telar" y, lógicamente, habrá que invertir el rito cuando la muchacha se casaba y debía romperse el encantamiento.
Al lado de los múltiples amuletos que protegen a las personas, hay otros que tienen por motivo principal el defender las casas y las propiedades. Un ejemplo sería el de los llamados "conos de fundación" mesopotámicos, en cobre, bronce o simplemente en tierra cocida, a menudo con cabeza plana, lo que hace de ellos una especie de "clavo", que enterraban antes de construir un edificio. A veces están acompañados de una tablilla con una inscripción, o a veces se grababa esta inscripción, muy corta, en los mismos conos. Otras veces la cabeza del clavo, al que se le atribuye el poder de cazar a los malos espíritus, se sustituye por figuras de animales o tienen forma de persona.
Esta teoría del valor apotropaíco de las puntas puede ponerse en relación con las puntas de coral que se llevan al cuello y con el valor mágico de los dedos proyectados hacía delante como protección contra el mal de ojo, aunque también los clavos se utilizan en ritos de magia para "fijar" el hechizo o clavando con puntas la figura de la persona a la que se quiere hacer daño o se desea encantar de alguna manera.
También en Egipto los collares y brazaletes actúan como ligaduras y a menudo contienen signos mágicos, como el "ojo". Entre los israelitas la magia de los nudos debió ser una práctica corriente. En el Deuteronomio se menciona a quienes los utilizaban como "magos anudadores de nudos" y se han descubierto en Palestina, 16 estatuillas rudimentarias, hechas de plomo, cuyos cuerpos, brazos, manos y piernas están anudados con "hilos del mismo metal".
Ya en otro ámbito y refiriéndose al dominio mágico del viento, se recoge el hecho de que, ya en época cristiana, durante el reinado de Constantino, un tal Sopater fue condenado a muerte en Constantinopla por el delito de "atar" los vientos con su magia. Aconteció que los vientos que llevaban grano desde Egipto y Siria fueron detenidos lejos de la costa por calmas o vientos contrarios, lo que causó la rabia del pueblo bizantino hambriento. También los hechiceros fineses solían vender vientos a los marineros detenidos en los puertos por la calma. El viento estaba encerrado en "tres nudos"; sí deshacían el primer nudo se levantaba un viento moderado, si deshacían el segundo, un ventarrón y si deshacían el tercer nudo se desataba un huracán.
Entre los tabúes romanos podemos hallar un ejemplo notable en las reglas de vida impuestas al Flamen Dialis, el Alto Sacerdote de Júpiter, al que se tenía como imagen viviente del mismo dios. Entre otras prohibiciones sufría la de llevar brazalete y tener un nudo en alguna parte de sus vestidos. Si metieran en su casa a un hombre maniatado, debían desatarle y tirar las cuerdas por un agujero del techo para que cayeran en la calle. Su mujer, la Flaminica, debía cumplir otra serie de prescripciones, entre las que figuraba la de llevar el cabello sin trenzar. Esto indica el temor a que el poderoso espíritu que se creía vivía en el sacerdote, pudiera ser entorpecido en sus entradas o salidas por los anillos o los nudos. Estas supersticiones aún existen. Asi, por ejemplo, para encontrar objetos extraviados se usa la magia del nudo, hecho en un pañuelo que "ata" el pene o los testículos de un santo. Al no poder orinar, se cree que el santo hará encontrar la cosa perdida tan pronto sienta esta necesidad fisiológica. Se trata, así, de un rito de magia mimética con un contenido fálico.

En los Papiros Mágicos Griegos se llama "Gran Serpiente" a Adonais y a Zeus. Hay divinidades que atan y desatan nudos, cuerdas, lazos, cinturones. Todas estas ataduras son sinónimo de enfermedades, muerte y encantamiento. En el mundo semita y en Mesopotamia en general, "os nudos y lazos" aparecen confundidos con la brujería y la medicina popular. Yahvé, "maestro terrible de los lazos", es descrito en el Antiguo Testamento con nudos en la mano, como arma para castigar a los culpables. En el mundo griego, Hefaisto se ayudaba de estas prácticas para obtener el éxito en aquellas empresas en las que le faltaba la fuerza o el ingenio. Sus lazos, como los que llevaba la trampa que preparó para sorprender la infidelidad de Venus y Marte, eran indisolubles.
Al utilizar el término "serpiente" como "lo que liga" se unen la magia del nudo y la derivada de la figura y de los poderes mágicos de la serpiente, con lo que la magia resultante será más poderosa. La serpiente se convierte así en una "cuerda viviente", un "vínculo viviente".
En la mitología india, los textos védicos presentan a Varuna como dios supremo que reina sobre el mundo, los dioses o devas, y los hombres, por tanto, rey universal y también mago. En su nombre encontramos la raíz indoeuropea uer: ligar. Señor y soberano terrible, verdadero dueño "de las ataduras", tiene el poder mágico de atar a distancia a sus víctimas, pero también el de desligarlas. Se le representa con una cuerda en la mano y en las ceremonias, todo lo que él ata, empezando por los nudos, se llama varúnico.
En relación con los nudos y las serpientes, los vemos también unidos en las imágenes que representan la cabeza de la Gorgona, que suele llevarlo bajo la barbilla o a veces de cinturón, hecho de serpientes enlazadas. Una vez más, vemos este poderoso elemento mágico en la figura de Gorgona. Su triple poder, como dijimos al principio, está demostrado: petrificado por la mirada que fascina, espantado por las serpientes y atado o ligado por los nudos mágicos, un simple mortal no puede desafiarla sin perecer en el intento. Sólo una magia más poderosa que la de Gorgona, la de los dioses que ayudaron a Teseo, pudo vencerla. Triste final el que la Mitología asigna a una persona, marcada por el Hado, por los Fata que clavaron su suerte como Átropos clava el clavo del Destino. Víctima de los dioses, condenada por Atenea debido a la violación por parte de Poseidón, sólo la magia del escudo-espejo de Atenea, de nuevo su enemiga y la de las sandalias de Ares que llevaba Perseo, pudieron vencerla. Pero aun muerta, cuenta la leyenda que no sólo seguía petrificando con su mirada, sino que también un solo rizo suyo servía para poner en fuga a un enemigo (¿una serpiente?) y que Asclepio, en cambio, como terrible paradoja, utilizando la sangre que salía por las venas de su lado derecho, devolvió la vida a los muertos.
Esta curiosa ambivalencia nos recuerda los métodos de la medicina homeopática y la utilización que se hace en medicina de algo tan mortal como el veneno de serpiente, sobre todo para curar eczemas, psoriasis y disminuir el tiempo de coagulación de la sangre o, modernamente, para curar el cáncer.

Fuentes:

martes, 4 de enero de 2011

La Gorgona y su triple poder mágico - III

"Lo importante que debes saber es que si crees en algo ciegamente “lo fortaleces”, de esta forma si crees que alguien te ha “echado mal de ojo”, aun sin ser cierto, asumirás que todo lo malo que te pasa, aunque sean pequeñas cosas, son por ese “supuesto mal de ojo”. En la vida hay épocas donde las cosas nos salen mejor y otras donde se dan sucesos, enfermedades, desgracias, pérdidas de seres queridos. Recuerda es tu creencia en algo lo que le da poder sobre ti. Si tu crees que tienes mala suerte, es lo que fomentarás, te fijarás en las cosas negativas que te ocurren en lugar de en las positivas. Pensar que alguien te “ha echado mal de ojo” te inmoviliza para buscar soluciones al pensar que tú no eres quien forja tu suerte sino que otra tercera persona tiene poder sobre ti. Nunca le des poder a nadie sobre tu vida y tus pensamientos. Nadie puede dañarte a través de sus pensamientos, si tú no se lo permites."

2 - La protección contra el mal de ojo

a). La figura de Gorgona y sus características propias

En el extremo occidental del mundo conocido, cerca del Jardín de las Hespérides, estaba el reino de los muertos y en él el lugar donde vivía Gorgona.
Decapitada por Perseo, se creía que una parte de su sangre, que unas veces producía la muerte, había servido a Asclepio, dios de la medicina, para resucitar a los muertos, hasta que Zeus lo mató. Su figura y, sobre todo, su cabeza era terrorífica: el «Gorgoneion», utilizado como emblema protector. Según Pausanias, la cabeza de Gorgona estaba sepultada bajo el agora de Argos, protegiendo la ciudad.
Su figura extraña y deforme se compara a veces con la de los Curetes, los Dáctilos y los Coribantes, concebidos como metalúrgicos deformes, guardianes potentes y peligrosos, fundadores de cultos en tiempos míticos, descritos al margen de la sociedad y la civilización, tal vez como consecuencia de la repulsa y el temor que los actos mágicos solían provocar en la sociedad. También los dioses egipcios Bes y Ptah-Seker eran representados como figuras deformes.
En la Antigüedad clásica se empleaban contra el mal de ojo representaciones grotescas o ridículas y es frecuente encontrar la máscara de Gorgona con la lengua afuera y los dientes puntiagudos, las cejas fruncidas y los ojos desmesuradamente abiertos, mientras que a este terrible aspecto físico habría que unir una voz estertórea que se escapaba de la horrible boca, grito al que Píndaro llama erikiágtan
góon
: chillido agudo. Y Hesíodo vuelve a retomar este sonido casi onomatopéyico al referirse a las serpientes que atacan los tobillos de Perseo cuando lucha contra Medusa. El conjunto es exagerado y, al mismo tiempo, tiene un aire caricaturesco. El efecto es el mismo que el que se intenta producir con los amuletos fálleos, es decir, ahuyentar el mal mediante la fealdad y la obscenidad. Al trastocar los rasgos que componen el rostro humano se logra un efecto inquietante y monstruoso que oscila entre dos polos: lo aterrador y lo grotesco, en un evidente paralelismo con las figuras de Bes, de los sátiros y Sileno. Las dos categorías de personajes presentan claras afinidades con la representación descarnada y brutal del sexo femenino o masculino, representación que al igual que el rostro monstruoso, del cual en cierto sentido, es el equivalente, puede provocar el espanto de una angustia sagrada o bien el estallido de la carcajada liberadora''.
Para precisar este juego de interferencias entre la cara de Gorgo y la imagen del sexo femenino es por lo que hay que referirse a la extraña figura de Baubo, la "vulva mítica", la extraña mujer que consuela a Deméter de la pérdida de su hija Perséfone, levantando sus faldas y exhibiendo la vulva, hecho considerado como apotropaico no sólo en Grecia. Así, señala Herodoto que los egipcios que peregrinaban a Bubastis acercaban su nave a cada ciudad por la que pasaban y, entre los peregrinos, algunas mujeres remangaban sus ropas mostrando sus partes sexuales. También Diodoro Sículo relata que cuando muere un buey Apis las mujeres van a visitar al nuevo toro y remangan sus ropas ante él mostrándole el sexo.
Según Devereux, en Grecia, pero no en Roma, la vulva era considerada, a pesar del gesto de Baubo-lambe en Eleusis hacia Deméter, de mal augurio. Su exhibición correspondía al acto de sacar la lengua, que se tenía por apotropaico y también, al igual que en nuestros días, como un reto. Quizá este gesto es apotropaico porque la lengua que sale de la boca recuerda al falo, cuya exhibición era una defensa contra el mal de ojo y otros peligros.

b). Los amuletos obscenos

Para obviar los efectos funestos del mal de ojo, la magia interviene con amuletos y talismanes. Unos, tenidos entre los más poderosos porque representan la vida, por antítesis a la influencia maligna del ojo, son los talismanes a los que calificamos de "obscenos", entre los que citaremos, por ejemplo, los amuletos fálleos o la higa, cuyo significado ha variado a través del tiempo.
De esta creencia deriva también el llevar colgados al cuello cuernos de coral y la mano fálica, "figa" o "higa", con el pulgar replegado asomando entre los dedos índice y medio o corazón.
En la antigüedad clásica a veces se une el poder de la máscara horrible de Gorgona con los amuletos obscenos, como talismanes contra la fascinación. Así en un amuleto encontramos la figura de la Gorgona y los falos. Estos amuletos fálleos, de diferentes formas y tamaños, pero a menudo pequeños, con una argolla para llevarlos colgados al cuello, eran en la Antigüedad muy abundantes y podemos ver en la actualidad algunos conservados en numerosos museos arqueológicos.
Como decía Apuleyo, que lo experimentó en carne propia, "nada escapa al ojo nocivo de la envidia". Y así lo pone de manifiesto san Basilio, en una época en la que el mal de ojo gozaba de un vigor sin
parangón. Es frecuente encontrar amuletos fálleos cuya potencia se triplica, canalizando sus poderes de la forma más eficaz, combinando diversos elementos, como el falo y la serpiente, de la misma forma que lo hace, la figura de Gorgona. Un primer elemento sería el falo en sí, fuerza generadora de la naturaleza.
Plutarco nos dice que los egipcios representaban a Osiris con el órgano de la generación en erección, para significar su poder generador y prolífico. En él, en su figura, se concentraban las esencias propiciatorias de la naturaleza más primitiva y conectado con cultos de fertilidad y fortuna, se le hizo pasar a presidir no sólo las viviendas o las dependencias familiares, o guardar los puentes, los acueductos u otros lugares de paso o de entrada, sino también los lugares públicos, como vemos en los conocidos ejemplos de la isla de Délos. Aún hoy se utilizan falos como protectores. Y siguen existiendo cultos de fertilidad o representaciones de dioses con esta forma, como el lingam o miembro viril de Shiva en India y Nepal, o las rocas mágicas en forma de sexo masculino y femenino de la isla de Koh Samui, en Thailandia.
Recordemos, también, los casos que en el siglo pasado Paynes tuvo ocasión de ver en Isernia, antigua ciudad de los Samnitas, al sur de Italia, con ocasión de las fiestas de san Cosme, se venden en el mercado «ex-votos» en cera representando las partes masculinas de la generación, de todos los tamaños. Y se bendicen con el aceite de san Cosme los miembros enfermos, incluidos los representados en los ex-votos.
La misma finalidad que el falo tiene la "higa", con la que se intentaba simbolizar los órganos sexuales femenino y masculino. Estos amuletos, sin embargo, son poco frecuentes, debido tal vez a la dificultad técnica para el artista de representar el sexo femenino, que a veces también se exhibe en figuras apotropoicas. M. Isidoro Levy ha estudiado desde Egipto a Japón estas figuras, siguiendo las leyendas que muestran a una diosa femenina descubriendo su sexo, desplegando con ello toda su fuerza mágica en la que concurren, como en la figura de Gorgona, el movimiento, el ruido, los gestos obscenos y la risa formidable de los dioses, necesaria para hacer salir de su letargo invernal a la naturaleza. En todo caso, el gesto ritual de descubrir los órganos femeninos se considera como generador de energía mágica, a la vez que apotropaico.

c). El nombre de Gorgona

Pero no solamente se utilizaba la figura de Gorgona para proteger. Al tratarse de una figura tan poderosa, se entendía que también su nombre defendía. E incluso vemos utilizar éste de forma mágica en amuletos, destruyéndolo mediante un repetido conjuro que va haciéndolo desaparecer letra a letra. Se entendía así que se hacía desaparecer al enemigo, aunque fuese tan poderoso como la Gorgona a la que se está destruyendo y se hace recaer en ese enemigo el daño que se causa al nombre de Gorgona. Así se podía ver en dos amuletos procedentes de Heracleópolis Magna en los que aparecía una figura formada por diez líneas en las que la palabra Gorgophónas (matadora de la Gorgona) va decreciendo en una letra por línea, en un acto de magia mimética que lleva a su destrucción progresiva.

d). El ojo protector

Uno de los más reputados amuletos es el ojo mismo, que tuvo gran importancia en la magia egipcia. Era el uadjet, que se empleó con mucha frecuencia como signo de ofrenda, en frases como "toma este ojo de Horus...", como dice uno de los Textos de las Pirámides. Este ojo se utilizaba a veces solo, a veces en forma doble, triple o cuádruple y también hay placas de protección de 4 veces 7, es decir, de 28 ojos divinos. Cuando es doble se trata de los ojos del sol y de la luna, los ojos del dios celeste Horus, por magia simpática, sea él sólo, sea atacado por animales que a veces son emblemas de divinidades a las que el hombre invoca para que le proteja de las malas influencias, el ojo ejerce esa protección, en una ambivalencia que encontramos también en muchos otros símbolos mágicos. Entre estos ojos mágicos protectores o apotropaicos destaca una pintura mural de la Sinagoga de Dura Europos, en el Eufrates. Se trata de un fresco de la mitad del siglo III d.C. y representa un ojo pinchado en la parte superior por tres puñales o "clavos", atacado por un gallo, una serpiente, una gallinácea y un escorpión. También lo vemos representado en un mosaico de Sousse (Túnez), en el que un ojo es atacado por un pez y dos serpientes, o los que vemos entre dos serpientes en una crátera etrusca. También en una medalla talismánica de Asia Menor, un ojo es atacado por un ibis, una serpiente y un escorpión, mientras que en una medalla llevada como amuleto, atacan a un ojo ocho animales.

e). La mano salvadora

Al mal de ojo se le ataca, se le detiene también a menudo con la mano. Se le rechaza por medio de la mano, proyectada hacia delante, con los cinco dedos abiertos o haciendo la higa. Este último gesto, es una representación del elemento generador, portador de vida por excelencia. Es el signo de la protección del fluido mágico, el gesto afirmativo de la voluntad de ser. Este gesto a veces se sustituye por el cuerno o por una "mano" talismánica (que entre los musulmanes se llama mano de Fátima). Para los musulmanes, en efecto, la mano les fue dada por Mahoma como una protección infalible contra el mal de ojo, y tiene tres significados misteriosos: designa a la Providencia, es un resumen de la ley; tiene cinco dedos, sometidos todos a la unidad de la mano que les sirve de base. Al igual que la ley, que contiene cinco dogmas o preceptos fundamentales. También la mano, por su estructura, al ser un resumen de la religión, es un poderoso instrumento de defensa contra los enemigos. Y dice un comentarista del Corán: "Cuando invoquéis a Dios, mostradle el interior de vuestras manos y no el exterior; y cuando acabéis, pasad vuestras manos sobre vuestro rostro".
En general, existe una notable diferencia entre la mano derecha, considerada como de buen augurio, que en Roma era considerada como "la mano de Fides", según Servio y la mano izquierda, considerada como mala o propia de acciones impuras.

Fuentes:

Related Posts with Thumbnails

Entradas recientes

ASHES AND SNOW
http://lh4.ggpht.com/_Wbrv4TZOFic/SZcqRLSIoCI/AAAAAAAABCA/7wGZN6NL01g/Ashes%20and%20Snow%20022.gif

Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"