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martes, 25 de septiembre de 2007

El desatino controlado.

La Locura controlada

Es posible insistir, insistir como es debido, aunque sepamos que lo que hacemos no tiene caso. Pero primero debemos saber que nuestros actos son inútiles, y luego proceder como si lo supiéramos. Eso es la locura controlada del brujo.

Una vez que un hombre aprende a ver, se halla solo en el mundo, sin nada más que su locura controlada.

Nuestra suerte como hombres es aprender, para bien o para mal. Yo he aprendido a ver y te digo que nada importa en realidad ahora te toca a ti. A lo mejor algún día verás y sabrás si las cosas importan o no. Para mí nada importa, pero es posible que para ti importe todo. Ya deberías saber a estas alturas que un hombre de conocimiento, un guerrero, vive de actuar, no de pensar en actuar.

Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, así como todos los demás, no va a ninguna parte; sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás. En otras palabras, un hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, solo tiene vida que vivir y en tal condición, su único vínculo con sus semejantes es su locura controlada. Así un hombre de conocimiento se esfuerza, y suda y resuella, y si uno lo mira es como cualquier hombre común, excepto que la locura de su vida está bajo su control. Como nada le importa, un hombre de conocimiento escoge cualquier acto y lo actúa como si le importara. Su locura controlada lo lleva a decir que lo que él hace importa y a actuar como si importara y sin embargo él sabe que no importa; de modo que, cuando completa sus actos se retira en paz, sin pena ni cuidado de que sus actos fueran buenos o malos, o tuvieran efecto o no.

El guerrero considera al mundo como un misterio sin límites, y lo que hacen los hombres como una locura sin nombre.

Todos los actos de los hombres son locura, o más bien son percibidos como locura por quienes ya no creen en el sentido de los actos ordenados por la razón. Los hombres actúan según las reglas que juzgan normales, con fines que estiman necesarios, justos, buenos, y llaman locura a los comportamientos extrarracionales. Volverse loco es perder la razón. Luego, el uso de la razón también es locura: esta normalidad, la razón entera, la explicación racional de las cosas, no es más que locura. Los actos y la vida de los hombres nada significan propiamente: la gente se pasa la vida envejeciendo, y su vida, a pesar de los credos ilusorios a que se afearan, nada significa para ellos ni para nadie.

Los actos de los hombres corrientes son sólo ruido y furor, como dijo Shakespeare El dramaturgo había así intuido que el mundo no es sino un teatro y los hombres actores. El guerrero no percibe las cosas de distinta manera. Sus actos también son locura, pero como él no cree, es una locura controlada.

Con todo el mundo se sirve Don Juan de su locura controlada; todo lo que hace es locura controlada, lo cual no significa que no sea sincero, sino que sus actos son sólo los de un actor. Para mí dice- no hay ni una sola cosa que sea importante, y menos mis actos que los de cualquiera de mis semejantes. A pesar de ello, continúo viviendo porque es mi voluntad... Mi voluntad controla la locura de mi vida.

El guerrero que ha anulado la importancia de las cosas, si escoge vivir, no puede considerarlo como una locura; pero como ejercita una elección que su voluntad dirige, su locura esta controlada. El hombre que está bajo el control de su razón, no se controla; por eso su locura no está controlada, y su lado siniestro no puede apenas ser compensado por su lado alegre: el hombre ordinario no cree estar loco; sus actos son endiabladamente serios! El guerrero elige actuar, debe creer sin creer, como hemos visto. Su acto es puramente gratuito, y él sabe que todos los actos pretendidamente serios son también gratuitos. Tus actos dice Don Juan -, así como, de manera general, los de tus semejantes, te parecen importantes porque has aprendido a pensar que son importantes.

Sí, pero entonces hay que agarrarse a algo. Como ya hemos visto, el guerrero no se agarra a nada; en nada se parece a esa gente que ha pretendido abrumar a su generación haciendo el vacío (qué vacío tan ilusorio!, y qué pérdida de tiempo!) y que, beoda, se agarra a algún mito movilizador, lo que prueba que se ha quedado convertida en hechiceros negros deseosos de creer, es decir, de comer el alimento que trafican sus semejantes.

La locura controlada es el deber creer; la locura no controlada es la creencia. Una cosa es importante cuando se nos ha dicho así y nosotros, solamente, balamos con el rebaño: es el es necesario creer en algo. Pero ACTUAR con todo su ser sin creer y sin conceder la menor importancia a lo que se hace, pero con toda la perfección que da un perfecto control y un perfecto abandono, es un acto de águila solitaria. Es la única manera desinteresada de actuar, y el guerrero debe actuar sin esperar nada a cambio. (Cabe decir que este desinterés nada tiene que ver con un acto caritativo, que da buena conciencia.)

Y este desinterés es vulnerabilidad, y placer sin límites. Si la palabra nobleza tiene sentido, no puede significar más que eso.

Mi risa dice Don Juan- como todo cuanto hago, es real. Pero se trata también de locura controlada, porque es inútil. No cambia nada y, sin embargo, yo siempre río. No habiendo nada más importante que cualquier otra cosa, el guerrero escoge cualquier acción y la ejecuta como si le importase. Su locura controlada le hace decir que concede importancia a lo que hace, le hace actuar como si cada acción la tuviese verdaderamente, y, sin embargo, él sabe que no la tiene. De esta manera, puesto que ha realizado sus acciones, se siente en paz. Que sus acciones hayan sido buenas o malas, acertadas o no, no le concierne en manera alguna.

La locura controlada hace que el guerrero no se ate a nada: El ama aquello que quiere, pero se sirve de su locura controlada para no interesarse... Amar a la gente o hacerse amar por ella no es lo único que podemos hacer en cuanto que hombres. Este amar que nos tira de las orejas no es sino una forma de vampirismo. Amar lo que se quiere y no atarse es también no atar a quién se ama: es la manera más noble de amar. El guerrero puede dar curso libre a sus sentimientos a condición de que no crea, es decir, que no se ate. Sus sentimientos son su locura controlada, deseo sin deseo, y él pasa a otra cosa sin dejar la menor huella.

Y Don Juan añade que su locura controlada se aplica sólo a si mismo y a sus semejantes. En suma, la locura controlada permite pasar a través de la locura de sus semejantes sin ilusión, sin apego; sirve, dice Don Juan, para poder reír siempre.

El guerrero, no perteneciendo ya al mundo y a sus semejantes, escoge, sin embargo, ejercer y, en apariencia, actuar como ellos. La única diferencia radica en que él equilibra su espíritu controlando su locura, mientras que los hombres en general mueren locos.

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Las enseñanzas de don Juan.

lunes, 24 de septiembre de 2007

El aliado

Ser demasiado racional es una desventaja. Los seres humanos tenemos un sentido muy profundo de la magia. Somos parte de lo misterioso.

Un "aliado" es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le de fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la ayuda indispensable para saber. Un aliado nos hace ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarnos. un aliado es un poder capaz de llevar a un hombre más allá de sus propios límites.

La Ira

¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarse. Uno se enoja con la gente cuando se siente que sus actos, los propios y los de los demás, son importante. Yo ya no siento eso.

Caminos con corazón.

Cualquier opción es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir bajo él bajo ninguna condición.
Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinaria. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón de dice.
Tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi maestro me habló de ella una vez cuando yo era joven y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera. Ahora si la entiendo. Te diré cual es: ¿tiene corazón este camino?
Si la respuesta es no, tu mismo lo sabrás y deberás entonces escoger otro camino. Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ningún lado.
Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Aunque ningún camino lleve a ninguna parte, unos tienen corazón y otros no. Unos hacen gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. Otros te harán maldecir tu vida. Unos te hacen fuerte; otros te debilitan.

Cualquiera puede saber si un camino tiene corazón o no. El problema es que nadie se hace la pregunta y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En estas circunstancias muy pocos hombres puede pararse a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.

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Las enseñanzas de don Juan.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Los campos energéticos.

Tiempos previos a la conquista española es el término que usaba don Juan Matus, quien dio entrada a Carlos Castaneda al mundo cognitivo de los chamanes que vivieron en México.

Don Juan explicó a su discípulo que aquellos chamanes, descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye en el universo. En otras palabras, de acuerdo con don Juan, aquellos chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir, por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de organismos que somos. Aquellos chamanes afirmaban que transformar el flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en el mundo cotidiano que conocemos.
Don Juan continuó aclarando a sus discípulos que una vez que aquellos antiguos chamanes hubieron establecido la validez de la percepción directa de energía, a la que llamaron "ver", procedieron a refinarla aplicándosela a sí mismos. Esto es, se percibían los unos a los otros, a voluntad, como un conglomerado de "campos energéticos". Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas gigantescas esferas luminosas del tamaño de los brazos extendidos, a los lados y hacia arriba.
Cuando se percibe a los seres humanos como un conglomerado de campos energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, mas o menos a un metro de distancia detrás de éstos. Los videntes del México antiguo que descubrieron este punto luminoso lo llamaron "el punto de encaje", debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la percepción. Ayudados por su capacidad de ver, se dieron cuenta de que en este punto luminoso, ubicado en el mismo sitio para todos los seres humanos, convergen cantidades astronómicas de filamentos luminosos que son los campos energéticos que constituyen el universo en general. Al converger en este punto, se convierten en datos sensoriales que pueden ser utilizados por los seres humanos en cuanto organismos. Utilizar energía convertida en datos sensoriales era considerado por aquellos chamanes como un acto mágico: la energía es transformada por el punto de encaje en un mundo verdadero e inclusivo en el que los seres humanos, en su calidad de organismos, pueden vivir y morir. Aquellos chamanes atribuían el acto de transformar el flujo de energía pura en el mundo que percibimos, a un sistema de interpretación. Su avasalladora conclusión - avasalladora para ellos, por supuesto, y quizá para todos aquellos que tengan la energía suficiente como para prestar atención- fue que el punto de encaje no es únicamente el lugar donde se efectúa la percepción, al convertir el flujo de energía pura en datos sensoriales, sino que también es el lugar donde se realiza la interpretación de dichos datos.
Su siguiente y avasalladora observación fue que el punto de encaje se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural, durante el sueño. Descubrieron que cuanto mayor es este desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan. Aquellos chamanes pasaron de estas observaciones realizadas como videntes, a la acción pragmática de desplazar voluntariamente el punto de encaje. "El arte de ensoñar" es el nombre que le dieron al resultado de estas prácticas.

Definieron el arte de ensoñar como la utilización pragmática de los sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto voluntario. Las observaciones de aquellos chamanes, al practicar el arte de ensoñar, eran una mezcla de raciocinios y de ver energía directamente tal como fluye en el universo. Se dieron cuenta de que en su posición habitual, el punto de encaje es el lugar donde converge una minúscula porción de los campos energéticos que forman el universo; pero si el punto de encaje cambia de posición dentro de la esfera luminosa, otra porción mínima de campos energéticos converge en él. El resultado es una nueva afluencia de datos sensoriales: campos de energía diferentes de los habituales son convertidos en datos sensoriales, y estos diferentes campos energéticos son interpretados como un mundo distinto.
El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente de aquellos chamanes. En el curso de esta práctica, experimentaron estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual. Al tratar de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales. Sus esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.
Los pases mágicos de aquellos brujos del México antiguo se convirtieron en su posesión más preciada. Los rodearon de rituales y de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos en el más absoluto secreto. Ésta fue la manera en que don Juan Matus se los transmitió a su discípulo, quien, al ser el último eslabon de su linaje, llego a la conclusión de que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes quisieran conocerlo. Por lo tanto, decidio rescatar los pases mágicos de su estado secreto y ritual.

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Las enseñanzas de don Juan.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Las enseñanzas de don Juan.

Él lo llamaba brujería, yo pienso que podría llamarse de alguna otra forma: ¿nagualismo quizá?

Don Juan enseñaba una forma de romper el condicionamiento psicológico de la clasificación cognitiva, que nos mantiene aislados de nuestro origen. El mundo, tal como lo percibimos fue formado a priori, fue dado a nosotros.

La cosa más importante que Don Juan decía es que toda nuestra energía está comprometida en defender nuestro yo, todo nuestro esfuerzo se va en esto.

Estamos involucrados en defender nuestro concepto de yo-mismo desde hace tanto tiempo que ya no recordamos que un día empezamos a actuar así.

Es hora de que empecemos a averiguar por nosotros mismos. Empiecen a recapitular sus vidas, cualquier acción, cualquier evento, pera encontrar la "bisagra" que representa nuestra vida; nuestra bisagra es la forma en que nos relacionamos con la gente.

Cuando empecé a recapitular encontré que me relacionaba con el mundo como un bebé. Mi vida por entero no era otra cosa que una repetición incesante de este hecho. Don Juan me hizo recapitular mi vida y vi como la había desperdiciado defendiendo esa postura; fue un darse cuenta horrible, ya que todo lo que yo quería era encontrar a alguien que escuchara mi triste historia y me compadeciera.

Estas ideas de la importancia personal nos ciegan tanto que no podemos ver nada más; pero es posible sacar esas ideas de nosotros mismos.

Otra manera de permanecer ciegos, es pensar que la plenitud llegará cuando encontremos un compañero/a; podemos estar incluso casados y todavía seguiremos buscando algo que colme nuestras necesidades: "ella es sólo mi esposa".

Nosotros, los seres humanos, no queremos dar. Somos increíblemente egoístas, sólo queremos recibir. Los guerreros, videntes, naguales, aman sin preguntar, en este mundo o más allá, a cambio de nada. Nosotros no percibimos la importancia personal que gobierna nuestra existencia, si lo hiciéramos no trataríamos a nuestros cuerpos como lo hacemos. La idea del yo no es nuestra, es hora que nos deshagamos de ella. Don Juan nos dio una serie de premisas para que empecemos a ver qué nos ha ocurrido, que nos han hecho, no como una comparación, pero si como una investigación.

Una vez trabajé para un psiquiatra como asistente de investigación transcribiendo historiales de cintas. Él tenía unas tres mil. Cuando las escuché descubrí que todas eran yo, sus historias eran mis historias. Don Juan solía preguntarme cuál era mi peculiaridad para sentirme único. No había nada único en mi, había tres mil personas diferentes en esas cintas y todas ellas eran yo. La comprensión fue brutal para mi.

No hay nada único, pero sí hay algo mágico en nosotros, todos vamos a morir. Esto nos está destruyendo, ¿por qué adherirnos a este absurdo orden social que sólo nos guía a la destrucción? Afecto, amor, son una necesidad.

Si examinamos el orden social a través de nosotros mismos, veremos que no nos conduce a ningún lugar; observen el orden social no como una comparación pero sí como un examen.

Una comprensión total y veremos que el orden social no tiene significado ni finalidad. ¿Tiene realmente valor el dinero u otras cosas? ¿O es el imperativo biológico?

Recapitular es el camino para atacar a la importancia personal. Necesitamos la energía que nos provee un examen sin grietas, de nuestra liberada "mierda de caballo", nuestra importancia personal.

¿Drogas recreativas, éxtasis de San Pedro?, (planta alucinógena), esto no tiene ningún significado, el dopaje nos hace incapaces de soportar la presión. Don Juan usó plantas para curar y entrenar mi atención porque yo no tenia una pizca de ella.

En lugar de usar drogas para encontrar lo mágico de la vida, hay algo mejor: autodisciplina; es la única salida del orden social. Con autodisciplina podemos hacer maravillas.

El guerrero que es consciente de su muerte, es consciente de la trampa del orden social, y de la trampa de la importancia personal y la razón, y sólo quiere la libertad. La libertad es un salto a lo inconcebible.

La autodisciplina no es un concepto del catolicismo, es un fluido y libre gozo que viene de veinticinco horas de conciencia al día.

Estos son los modelos básicos de responsabilidad para un guerrero: no hacer preguntas estúpidas, no decir que no entiende o no preguntar por qué, no hay explicación racional. Si quieren conocer, tienen que probarlo, experimentarlo.

1.- Acepten la responsabilidad de que van a morir, y que la muerte no es negociable: todo lo que vive muere. Grábense esta idea y asuman la responsabilidad de que van a morir. Decirlo en voz alta es la fuerza primordial que obedece nuestro llamado y que nunca usamos. Díganlo en voz alta: "¡¡Quiero la responsabilidad de que voy a morir!!" Esto debe ser dicho en voz alta, no puede ser pensado; el poder no es un lector mental.

Conforme progresen habrá un ajuste. Hagan que sus palabras sean finales. Un guerrero tiene la consistencia de cumplir su palabra. Comprométanse a hacer algo por una vez en sus vidas aunque eso suponga su muerte. Un guerrero muere por su palabra.

Decir algo en voz alta es misterioso y mágico, pero muy sutil; el grito alto y claro de nuestro intento es el secreto de los secretos. Háganlo.

Busquen en sitios desconocidos, no lo hagan débilmente. Asuman la responsabilidad de permanecer frente a lo ilimitado. El intento no responde a súplicas, si le suplican, los meará encima.

No importa, sólo con la primera premisa pueden tener una experiencia estupenda. Nunca hemos sido capaces de explicar con palabras solamente. Debemos demandar el término índice. Nosotros cargamos el mundo con nosotros; la respuesta debe ser construida y debemos aceptarla. Un guerrero debe parar justo aquí.

2.- La cosa más importante para un guerrero es expresar la responsabilidad de percibir. No tenemos objetivos, nada que esperar salvo la senilidad.

Todo es posible, somos verdaderos magos. Vayan al nivel más bajo y formulen el mundo que hay ahí. En lo más bajo está la muerte.

Soy un ser humano, por lo tanto soy sublime. Expresen el intento de ser algo más para curarse a ustedes mismos.

Cuando yo estaba enfermo simplemente salté. Hice lo que Don Juan me dijo, la enfermedad es simplemente una indulgencia, y yo amaba mi sufrimiento.

Cambiamos de canal expresando nuestro intento, entonces viene el manto de confianza.

La timidez y la rigidez son nuestros enemigos, no es razonable creer que las alas son el único camino para volar; hay otras opciones, búsquenlas , pregúntenle al ser que va a morir, pregúntenle al espejo, algo sucederá.

3.- La tercera premisa para un guerrero es el endeudamiento, ¿por qué ahora estoy endeudado con esto? Tienen que ser responsables de lo que se les ha dado, deben adquirir un nuevo equipo.

Al adquirir una nueva enseñanza somos responsables de eso, estamos endeudados para el resto de nuestras vidas, sólo algo fuera de nosotros puede cancelarlo. Somos responsables de ver qué nos sustenta, en pago nos volvemos libres; si lo rechazamos nos veremos enredados en esto.

Un ser que se va a morir asume las responsabilidades, sin esas responsabilidades, sólo somos egomaníacos.

..No quiero dejar nada atrás. Lo digo como testigo, he estado allí. He visto cosas increíbles. Son como lágrimas en la lluvia...

NOTAS SOBRE UNA CONFERENCIA DE CARLOS CASTANEDA EN PHOENIX


Introducción a la obra de Carlos Castañeda.

La verdadera defensa de una obra consiste en irritar y seducir la atención del lector con un texto que pueda leerse de muchas maneras.
Una obra que dura -lo que llamamos clásico- es una que no cesa de producir nuevos significados.
¿Qué pensará Carlos Castaneda de la inmensa popularidad de sus libros? Probablemente se encogerá de hombros: un equívoco más en una obra que desde su aparición provoca el desconcierto y la incertidumbre. En la revista Time se publicó una extensa entrevista con Castañeda. Confieso que el "misterio de Castaneda" me interesa menos que su obra. El secreto de su origen -¿es peruano, brasileño o chicano?- me parece un misterio sin valor, sobre todo si piensa en los enigmas que nos proponen sus libros. El primero de ellos se refiere a su naturaleza: ¿antropología o ficción literaria?. Se dirá que mi pregunta es ociosa: documento antropológico o de ficción, el significado de la obra es el mismo. La ficción literaria es ya un documento etnográfico y el documento, como sus críticos más encarnizados lo reconocen, posee indudable valor literario.
Si los libros de Castaneda son una obra de ficción literaria, lo son de una manera muy extraña: su tema es la derrota de la antropología y la victoria de la magia; si son obras de antropología, su tema no puede serlo menos: la venganza del "objeto" antropológico -un brujo- sobre el antropólogo hasta convertirlo en un hechicero: antropología.
El tema del saber está ligado al del poder y ambos al de la metamorfosis: el hombre que sabe -el brujo- es el hombre de poder -el guerrero- y ambos, conocimiento y poder, son las llaves del cambio.
La antropología se llevó a Castañeda a la hechicería y ésta a la visión unitaria del mundo. Los brujos no le enseñaron el secreto de la inmortalidad ni le dieron la receta de la dicha eterna: le devolvieron la vista.
La sabiduría y la poesía de don Juan, y la destreza y la poesía de su escribano, nos dan una visión tanto de nosotros mismos como de la realidad. Como es apropiado en toda alegoría, lo que se ve está en quien contempla.

Carlos Castaneda inició sus entrevistas con don Juan siendo estudiante de antropología en la Universidad de california, los Angeles. Estamos en deuda con él por su paciencia, su valor y su perspicacia al buscar y enfrentar la prueba de su doble aprendizaje y por informarnos de los detalles de sus experiencias. En sus obras demuestra la destreza esencial de la buena etnografía: la capacidad de entrar en un mundo ajeno. Creo que ha encontrado un camino con corazón.
Octavio Paz.

Caminos con corazón

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El Egocentrismo

Siempre amamos u odiamos a quienes son nuestro reflejo. Los seres humanos somos infinitamente más complejos y misteriosos que nuestras locas fantasías.

te ocupas demasiado de ti mismo. Ese es el problema; eso produce una tremenda fatiga.

Busca y ve las maravillas que te rodean. Te cansarás de mirarte a ti mismo. Descansa, olvídate de ti mismo, no tengas miedo de nada. Sólo entonces los poderes que nos guían, nos abren el camino y nos auxilian. Te importa demasiado querer a los otros o que te quieran a ti. Un hombre de conocimiento quiere, eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja. Confía en ti, no en mí.

El aliado

Ser demasiado racional es una desventaja. Los seres humanos tenemos un sentido muy profundo de la magia. Somos parte de lo misterioso.

Un "aliado" es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le de fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la ayuda indispensable para saber. Un aliado nos hace ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarnos. un aliado es un poder capaz de llevar a un hombre más allá de sus propios límites.

La Ira

¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarse. Uno se enoja con la gente cuando se siente que sus actos, los propios y los de los demás, son importante. Yo ya no siento eso.



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El guerrero

El modo más efectivo de vivir es como guerrero. Peocúpate y piensa antes de hacer cualquier decisión, pero una vez que la hagas, echa a andar libre de preocupaciones y de pensamientos; todavía hay un millón de decisiones que te esperan. Ese es el modo de ser guerrero.

Mi maestro decía que cuando un hombre se embarca en los caminos de la brujería, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre; de que el conocimiento es en verdad algo que da miedo; de que los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y de que sí desea sobrevivir debe adoptar una nueva forma de vida. Lo primero que debe hacer, en ese punto, es querer llegar a ser guerrero, un paso y una decisión muy importantes. La aterradora naturaleza del conocimiento no le importa a uno otra alternativa que la de llegar a serlo.

El brujo como guerrero

Nada está pendiente en el mundo. Nada está terminado, pero nada está sin resolver.

El mundo está en verdad lleno de cosas temibles, y nosotros somos criaturas indefensas rodeadas por fuerzas que son inexplicables e inflexibles.

El hombre común, en su ignorancia, cree que se puede explicar o cambiar esas fuerzas; no sabe realmente cómo hacerlo, pero espera que las acciones de la humanidad las expliquen o las cambien tarde o temprano. El brujo, en cambio, no piensa en explicarlas ni en cambiarlas; en vez de ello, aprende a usar esas fuerzas, adaptándose a la dirección de las mismas. Ese es su truco. La brujería no es gran cosa cuando le hallas el truco. Un brujo apenas anda mejor que un hombre de la calle. la brujería no lo ayuda a vivir una vida mejor; de hecho yo diría que le estorba, le hace la vida incómoda, precaria. La brujería es la habilidad de usar otros campos de energía que son necesarios para percibir el mundo que conocemos. La brujería es un estado de conciencia. La brujería es la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar.

Al abrirse al conocimiento, un brujo se hace más vulnerable que el hombre común. Por un lado, sus semejantes lo odian y le temen y se esfuerzan por acabarlo; por otro lado, las fuerza inexplicables e inflexibles que a todos nos rodean son para el brujo la fuente de un peligro todavía mayor. Un brujo, al abrirse al conocimiento pierde sus resguardos y se hace presa de tales fuerzas y sólo tiene un medio de equilibrio: su voluntad; por eso debe sentir y actuar como un guerrero. Te lo repito una vez más : sólo como guerrero es posible sobrevivir en el camino del conocimiento. Lo que ayuda a un brujo a vivir una vida mejor es la fuerza de ser guerrero.

La vida del guerrero

En su vida cotidiana, el guerrero escoge seguir el camino con corazón es lo que diferencia al guerrero del hombre común. El guerrero sabe que un camino tiene corazón cuando es uno con él, cuando experimenta gran paz y placer al recorrerlo.

Puedes ir a donde se te antoje, pero debes aceptar la entera responsabilidad de ese acto. Un guerrero vive su vida estratégicamente. Sólo asiste a una fiesta o a una reunión, en caso de que su estrategia lo pida. Eso significa, desde luego, que tiene dominio total y realiza todos los actos que considera necesarios.

Los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero sólo entra en batalla cuando sabe todo lo que puede acera del campo de lucha.

Sólo como guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento.

Porque el arte de guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre. un guerrero consciente del insondable misterio que lo rodea y consciente de su deber de tratar de descifrarlo, toma su legítimo lugar entre los misterios y el mismo se considera uno de ellos.

Te he oído decir una y otra vez que siempre estás dispuesto a morir. No considero necesario ese sentimiento. Me parece una entrega inútil. Un guerrero sólo debe estar preparado para la batalla.

Un guerrero solo piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad, porque la idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.

Un guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad. Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su desafío y su lucha.

Ser guerrero no es el simple asunto de no más querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro.

Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. los desafíos son simplemente desafíos.

La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío, mientras un hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición del cielo.

Un guerrero debe ser fluido y debe variar en armonía con el mundo que lo rodea, ya sea el mundo de la razón o el mundo de la voluntad.

El secreto de un guerrero es que él cree sin creer. pero, por los visto, un guerrero no puede nada más que decir que cree y dejar allí las cosas. Eso sería demasiado fácil. Creer no más que por creer lo libraría de examinar su situación. Cuando un guerrero tiene por fuerza que creer, lo hace porque así lo escoge, como expresión de su predilección más íntima. un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer. Un guerrero elige creer de acuerdo con su predilección íntima. Creer es lo de menos, tener que creer es otra cosa.

Uno de los actos de un guerrero es no dejar que nunca lo afecte nada. El control del guerrero tiene que se impecable.

En la vida del guerrero sólo hay una cosa, un único asunto que en realidad no está debido: qué tan lejos puede uno avanzar en la senda del conocimiento y el poder.

Cuando se enfrentan una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir.


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La libertad

La libertad es como una enfermedad contagiosa. Quizá la gente no la aprecie, pero eso se debe a que no quiere ser libre. La libertad es aterradora. Resulta correcto decir que la libertad significa conciencia total. Un guerrero es alguien que busca la libertad. La tristeza no es libertad. Tenemos que quitárnosla de encima. Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre.

El digno adversario

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La Locura controlada

...
La percepción

...


Los seres vivientes existen solamente para acrecentar la conciencia del ser. Los videntes dicen que debido a nuestra conciencia de ser, nosotros pensamos que nos rodea un mundo de objetos. Pero lo que en realidad nos rodea son las emanaciones del águila, fluidas, siempre en movimiento, y sin embargo inalterables, eternas El águila crea seres conscientes a fin de que vivan y enriquezcan la conciencia que les da con la vida. También es el águila quien devora esa misma conciencia de ser, enriquecida por las experiencias de la vida, después de hacer que los seres conscientes se despojen de ella, en el momento de la muerte.

Los seres conscientes viven solo para acrecentar la conciencia de ser.

Las emanaciones del águila son una cosa en sí misma, inmutable, que abarca todo lo que existe, lo que se puede y no se puede conocer. Nosotros utilizamos esas emanaciones y la interpretamos como la realidad, pero lo que el hombre capta es una parte tan pequeña de las emanaciones del águila que resultaría ridículo dar tanto crédito a nuestras percepciones, y sin embargo no es posible pasarlas por alto.

La Voluntad

La victoria y la derrota

Por qué pedimos que alguien nos guíe si podemos hacerlo nosotros mismos?

Estar victorioso o estar derrotado son la misma cosa. El espíritu de un guerrero no está preparado para la entrega y la queja, ni para ganar o perder.
*Lo que canaliza la energía de nuestro ser total, para producir cualquier cosa que pueda hallarse dentro de los límites de lo posible es conocido como voluntad. Don Juan no podía decir cuáles eran esos límites, salvo que nuestro alcance es tan amplio que resulta vano tratar de establecer límites, de modo que nuestra energía puede transformase en cualquier cosa mediante la voluntad.
Es espíritu de un guerrero solo está preparado para la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la tierra. De allí que el resultado le importe poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro, y mientras libra su batalla, sabiendo que su voluntad es impecable, el guerrero ríe.

Borrar la historia personal.
Debes, entre otras, borrar tu historia personal.
Empieza por lo fácil, como no revelar lo que verdaderamente haces. Luego debes dejar a todos los que te conozcan bien. así construirás una niebla en tu alrededor.

Lo malo es que, una vez que te conocen, te da por hecho, y desde ese momento no puedes ya romper el alzo de sus pensamientos. A mi en lo personal me gusta la libertad ilimitada de ser desconocido. Nadie me conoce con certeza constante, como te conocen a ti. Los guerreros se preparan para tener conciencia, y la conciencia total solo les llega cuando ya no queda en ellos nada de importancia personal. Sólo cuando son nada se convierten en todo.

La importancia personal es nuestro mayor enemigo. Aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos con alguien. Sin importancia persona somos invulnerables.




La muerte como una consejera.

...

Hacerse responsable

...

El manejo del tiempo.

Siempre te sientes obligado a explicar tus actos, como si fueras el único hombre que se equivoca en la tierra. Es tu viejo sentimiento de importancia. tienes demasiada; también tienes demasiada historia personal. Por otra parte, no te haces responsable de tus actos; no usas tu muerte cono consejera y, sobre todo, eres demasiado accesible.
No tienes tiempo. Esa es la desgracia de los seres humanos. Ninguno de nosotros tiene tiempo suficiente.
Tu continuidad solo te hace tímido. Tus actos no pueden de ninguna manera tener el gusto, el poder, la fuerza irresistible de los actos realizados por un hombre que sabe que está librando su última batalla sobre la tierra. En otras palabras, tu continuidad no te hace feliz ni poderoso.
Pon tu atención en el hecho de que no tienes tiempo y deja que tus actos fluyan de acuerdo con eso. Que daca uno de ellos sea tu última batalla sobre la tierra.
Cultiva el abandono, la frialdad y la audacia. En otras palabras, sé impecable.

El poder

El poder es un asunto muy peculiar. No puedo decir con exactitud lo que realmente es. Es un sentimiento que uno tiene sobre ciertas cosas.
Si vas juntando poder, tu cuerpo puede realizar hazañas increíbles.
Par tener poder, hay que vivir con poder.
El poder personal es un estado de conciencia. algo como tener suerte. O podríamos llamarlo un estado de ánimo. El poder personal es algo que uno adquiere sin importar su propio origen. Un guerrero es un cazador de poder y te estoy enseñando a cazarlo y guardarlo.
Para lograr la hazaña de sentirnos desdichados, se debe trabajar en forma muy intensa y es absurdo el que nunca nos demos cuenta de que lo mismo podíamos trabajar para sentirnos completos y fuertes.

El chiste está en lo que uno recalca, o nos hacemos infelices o nos hacemos fuertes. La cantidad de trabajo es la misma.

El aprieto del hombre moderno es que intuye sus recuerdos ocultos pero no se atreve a usarlos.


...
La paciencia

No te impacientes ni siquiera en los peores momentos de duda. Hay un acto muy sencillo para controlar la impaciencia, o la desesperación, o el enojo o la tristeza: girar los ojos. No importa en que dirección; yo prefiero girar los míos en el sentido de las manecillas del reloj. En ese movimiento encontrarás alivio.

La curación de enfermedades

El procedimiento es muy simple. Todo lo que debes hacer a un paciente incurable es recordarle que se trata de un caso terminal. Puesto que es sí, tiene poder. No tiene nada más que perder, se adquiere coraje. Somos temerosos únicamente en la medida en que tengamos algo a que aferrarnos.

Eso le dará el estímulo que necesita. Entonces tiene que deshacerse de la enfermedad, empujándola con la mano izquierda. Debe empujar hacia afuera con el brazo, el puño cerrado como si estuviese asiendo el tirador de una puerta. Debe empujar más y más, y, a la vez repetir: "fuera, fuera, fuera".

Dile que , puesto que ya no le queda nada por hacer, que debe dedicar cada segundo del tiempo que le quede de vida a realizar esa actividad. Te aseguro que pronto podrá levantarse e irse a casa por su propio pie, si es que lo desea.

Viaje a Ixtlan.

Tarde o temprano "verás". En tu próximo encuentro con el aliado, si acaso llega, tendrás que luchar con él y domarlo. Si sobrevives al choque, de lo cual estoy seguro, pues eres fuerte y has estado viviendo como guerrero, te encontrarás vivo en una tierra desconocida. Entonces, como es natural para todos nosotros, lo primero que querrás hacer es volver a Los Angeles.
Pero no hay modo de volver a Los Angeles. Lo que dejaste allí está perdido para siempre. Para entonces, claro, serás brujo, pero eso no ayuda; en un momento así, lo importante para todos nosotros es el hecho de que todo cuando amamos, odiamos, o deseamos ha quedado atrás. Pero los sentimientos del hombre no mueren ni cambian y el brujo inicia su camino a casa sabiendo que nunca llegará, sabiendo que ningún poder sobre la tierra, así sea su misma muerte, lo conducirá al sitio, las cosas, la gente que amaba.

Don Juan relata a Castaneda su experiencia con un pinche tirano al cual venció con la ayuda de su benefactor.

…-¿Usted encontró a un pinche tirano, don Juan?

-Tuve suerte. Un verdadero ogro me encontró a mí. Sin embargo, en aquel entonces, yo me sentía como tú, no podía considerarme afortunado, aunque mi benefactor me decía lo contrario.

Don Juan dijo que su penosa experiencia comenzó unas semanas antes de conocer a su benefactor. Apenas tenia veinte años de edad en aquel entonces. Había conseguido un empleo como jornalero en un molino de azúcar. Siempre había sido muy fuerte, y por eso le era fácil conseguir trabajos para los que se requerían músculos. Un día, mientras movía unos pesados costales de azúcar llegó una señora. Estaba muy bien vestida y parecía ser mujer rica y de autoridad. Dijo don Juan que la señora quizá tenía unos cincuenta años de edad, y que se le quedó viendo, luego habló con el capataz y partió.

El capataz se acercó a don Juan, diciéndole que si le pagaba, él lo recomendaría para un trabajo en la casa del patrón. Don Juan le respondió que no tenía un centavo. El capataz sonrió y le dijo que no se preocupara, que el día de pago tendría bastante. Palmeó la espalda de don Juan y le aseguró que era un gran honor trabajar para el patrón.

Don Juan dijo que, puesto que él era un humilde indio ignorante que vivía al día, no solo se creyó hasta la ultima palabra, sino que hasta creyó que una hada benévola le había hecho un regalo. Prometió pagarle al capataz lo que quisiera. El capataz mencionó una considerable suma, que tenia que pagarse en abonos.

De inmediato, el capataz llevó a don Juan a la casa del patrón que quedaba bastante lejos del pueblo, y ahí lo dejó con otro capataz, un hombre enorme, sombrío y de físico horrible que le hizo muchas preguntas. Quería saber acerca de la familia de don Juan. Don Juan le contestó que no tenía familia alguna. Eso agradó tanto al hombre que llegó a sonreír, mostrando sus dientes carcomidos.

Le prometió a don Juan que le pagarían mucho, y que incluso estaría en posición de ahorrar dinero, porque no tendría que gastarlo ya que iba a vivir y comer en la casa.
La manera como el hombre se rió aterró tanto a don Juan que de inmediato trató de salir corriendo. Llegó hasta la entrada, pero el hombre le cortó el camino con un revólver en la mano. Lo amartilló y lo empujó con fuerza contra el estómago de don Juan.

-Estás aquí para trabajar como burro -dijo-. Que no se te olvide.

Con mucha fuerza empujó a don Juan, y le pegó con un garrote. Lo arrastró a un costado de la casa y después de comentar que él hacía trabajar a sus hombres de sol a sol y sin descanso, puso a trabajar a don Juan, desenterrando dos enormes troncos de árbol cortados. También le dijo a don Juan que si otra vez intentaba escapar o acudir a las autoridades lo mataría a balazos.

-Trabajarás aquí hasta que te mueras -le dijo-. Y después otro indio tomará tu puesto, así como tú estás tomando el puesto de un indio muerto.

Don Juan dijo que la casa parecía una fortaleza inexpugnable, con hombres armados con machetes por doquier. Así que hizo lo único sensato que podía hacer: ponerse a trabajar y tratar de no pensar en sus cuitas. Al final de la jornada, el hombre regresó y, porque no le gustó la mirada desafiante en los ojos de don Juan, se lo llevó a patadas hasta la cocina. Amenazó a don Juan con cortarle los tendones de los brazos si no le obedecía.

En la cocina una vieja le sirvió comida, pero don Juan estaba tan perturbado que no podía comer. La vieja le aconsejó que comiera todo porque tenía que fortalecerse ya que su trabajo jamás terminaría. Le advirtió que el hombre que ocupaba su lugar había muerto el día anterior. Estaba demasiado débil y se cayó de una ventana del segundo piso.

Don Juan dijo que trabajó en la casa del patrón por tres semanas, y que el hombre abusó de él a cada instante. Bajo la amenaza constante de su cuchillo, pistola o garrote, el capataz lo hizo trabajar en las más peligrosas condiciones, haciendo los trabajos más pesados que es posible imaginar. Cada día lo mandaba a los establos a limpiar los pesebres mientras seguían en ellos los nerviosos garañones. Al comenzar el día, don Juan tenia siempre la certeza de que no iba a sobrevivirlo. Y sobrevivir sólo significaba que tendría que pasar otra vez por el mismo infierno al día siguiente.
Lo que precipitó la escena final fue la petición que don Juan hizo en un día feriado. Pidió unas horas para ir al pueblo a pagarle el dinero que le debía al capataz del molino de azúcar. Era un pretexto. El capataz se dio cuenta y repuso que don Juan no podía dejar de trabajar, ni siquiera un minuto, porque estaba endeudado hasta las orejas por el solo privilegio de trabajar allí.

Don Juan tuvo la certeza de que ahora si estaba perdido. Entendió las maniobras de los dos capataces: estaban de acuerdo para hacerse de indios pobres del molino, trabajarlos hasta la muerte y dividirse sus salarios. Al darse cabal cuenta de todo esto don Juan explotó. Comenzó a dar gritos histéricos; gritando atravesó la cocina y entró a la casa principal. Sorprendió tan por completo al capataz y a los otros trabajadores que pudo salir corriendo por la puerta delantera. Casi logró huir, pero el capataz lo alcanzó y en medio del camino le pegó un tiro en el pecho y lo dio por muerto.

Don Juan dijo que su destino no fue morir; ahí mismo lo encontró su benefactor y lo cuidó hasta que se repuso.

-Cuando le conté toda la historia a mi benefactor -prosiguió don Juan-, apenas logró contener su emoción. "Ese capataz es un verdadero tesoro" dijo mi benefactor. "Es algo demasiado raro para ser desperdiciado. Algún día tienes que volver a esa casa".
"Se deshacía en elogiar a mi suerte de encontrar un pinche tirano, único en su género, con un poder casi ilimitado. Pensé que el señor estaba loco. Me tomó años entender cabalmente lo que me dijo en ese entonces.

-Este es uno de los relatos más horribles que he escuchado en mi vida -dije-. ¿Realmente volvió usted a esa casa?

-Claro que volví, tres años después. Mi benefactor tenia razón. Un pinche tirano como aquel era único en su género y no podía desperdiciarse.

-¿Cómo logró usted regresar?

-Mi benefactor ideó una estrategia utilizando los cuatro atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno.
Don Juan dijo que su benefactor, al explicarle lo que él tenía que hacer en la casa del patrón para enfrentar a aquel ogro de hombre, también le reveló que los nuevos videntes consideraban que habían cuatro pasos en el camino del conocimiento. El primero es el paso que dan los seres humanos comunes y corrientes al convertirse en aprendices. Al momento que los aprendices cambian sus ideas acerca de sí mismos y acerca del mundo, dan el segundo paso y se convierten en guerreros, es decir, en seres capaces de la máxima disciplina y control sobre si mismos. El tercer paso, que dan los guerreros, después de adquirir refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno, es convertirse en hombres de conocimiento. Cuando los hombres de conocimiento aprenden a ver, han dado el cuarto paso y se han convertido en videntes.

Su benefactor recalcó el hecho de que don Juan ya había recorrido el camino del conocimiento lo suficiente para haber adquirido un mínimo de los dos primeros atributos: control y disciplina.

-En aquel entonces, me estaban vedados los otros dos atributos -prosiguió don Juan-. El refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno quedan en el ámbito del hombre de conocimiento. Mi benefactor me permitió el acceso a ellos a través de su estrategia…


…-Ese señor no era nada en comparación con los verdaderos monstruos que los nuevos videntes enfrentaron durante la Colonia. Todo parece indicar que aquellos videntes se quedaron bizcos de tanta diversión. Probaron que hasta los peores pinches tiranos son un encanto, claro esta, siempre y cuando uno sea guerrero.
Don Juan explicó que el error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la cual apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Los guerreros por otra parte, no solo tienen una estrategia bien pensada, sino que están también libres de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos. Ese conocimiento fue la ventaja definitiva que los nuevos videntes tuvieron sobre los españoles.

Dijo que estaba convencido de que podía derrotar al capataz usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no.

Siguiendo el plan estratégico de su benefactor, don Juan volvió a conseguir trabajo en el mismo molino de azúcar. Nadie recordó que él trabajó allí; los peones trabajaban en el molino de azúcar por temporadas.

La estrategia de su benefactor especificaba que don Juan tenia que ser esmerado y circunspecto con quien fuera que llegara buscando otra víctima. Resultó que la misma señora llegó, como lo había hecho años antes y se fijó inmediatamente en don Juan, quien tenía aún más fuerza física que la vez anterior.

Tuvo lugar la misma rutina con el capataz. Sin embargo, la estrategia requería que don Juan, desde el principio, rehusara pago alguno al capataz. Al hombre jamás se le había hecho eso, y quedó asombrado. Amenazó con despedir a don Juan del trabajo. Don Juan lo amenazó por su parte, diciendo que iría directamente a la casa de la señora a verla. Le dijo al capataz que él sabía donde vivía ella, porque trabajaba en los campos aledaños cortando caña de azúcar. El hombre comenzó a regatear, y don Juan le exigió dinero antes de aceptar ir a casa de la señora. El capataz cedió y le entregó algunos billetes. Don Juan se dio perfecta cuenta de que el capataz accedía sólo como ardid para conseguir que aceptara el trabajo.

El mismo me llevó de nuevo a la casa -dijo don Juan-. Era una vieja hacienda propiedad de la gente del molino de azúcar; hombres ricos que o bien sabían lo que pasaba y no les importaba, o eran demasiado indiferentes para darse cuenta.
"En cuanto llegamos ahí, corrí a buscar a la señora. La encontré, caí de rodillas y besé su mano para darle las gracias. Los dos capataces estaban lívidos.

"El capataz de la casa me hizo lo mismo que antes. Pero yo estaba preparadísimo para tratar con él; tenía yo control y disciplina. Todo resultó tal como lo planeó mi benefactor. Mi control me hizo cumplir con las más absurdas necedades del tipo. Lo que generalmente nos agota en una situación como ésa es el deterioro que sufre nuestra importancia personal. Cualquier hombre que tiene una pizca de orgullo se despedaza cuando lo hacen sentir inútil y estúpido.

“Con gusto hacía yo todo lo que el capataz me pedía. Yo estaba feliz y lleno de fuerza. Y no me importaban un comino mi orgullo o mi terror. Yo estaba ahí como guerrero impecable. El afinar el espíritu cuando alguien te pisotea se llama control.”
Don Juan explicó que la estrategia de su benefactor requería de que en lugar de sentir compasión por sí mismo, como lo había hecho antes, se dedicara de inmediato a explorar el carácter del capataz, sus debilidades, sus peculiaridades.
Encontró que los puntos más fuertes del capataz eran su osadía y su violencia. Había balaceado a don Juan a plena luz del día y ante veintenas de espectadores. Su gran debilidad era que le gustaba su trabajo y que no quería ponerlo en peligro. Bajo ninguna circunstancia intentaría matar a don Juan dentro de la propiedad, durante el día. Su otra gran debilidad consistía en que era hombre de familia. Tenia una esposa e hijos que vivían en una casucha cerca de la casa.

-Reunir toda esta información mientras te golpean se llama disciplina -dijo don Juan-. El hombre era un demonio. No tenia ninguna gracia que lo salvara. Según los nuevos videntes, el perfecto pinche tirano no tiene ninguna característica redentora.
Don Juan dijo que los dos últimos atributos del ser guerrero, que él aún no tenia en aquel entonces, habían quedado automáticamente incluidos en la estrategia de su benefactor. El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisas, sin angustia; es una sencilla y gozosa retención del pago que tiene que llegar.

-Mi vida era una humillación diaria -prosiguió don Juan-, a veces hasta lloraba cuando el hombre me pegaba con su látigo, y sin embargo, yo era feliz. La estrategia de mi benefactor fue lo que me hizo aguantar de un día a otro sin odiar a nadie. Yo era un guerrero. Sabía que estaba esperando y sabía qué era lo que esperaba. Precisamente en eso radica el gran regocijo del ser guerrero.

Agregó que la estrategia de su benefactor incluía acosar sistemáticamente al hombre, escudándose siempre tras un orden superior, así como habían hecho los videntes del nuevo ciclo, durante la Colonia, al escudarse con la iglesia católica. Un humilde sacerdote era a veces más poderoso que un noble.

El escudo de don Juan era la señora dueña de la casa. Cada vez que la veía se hincaba ante ella y la llamaba santa. Le rogaba que le diera la medalla de su santo patrón para que él pudiera rezarle por su salud y bienestar.

-Me dio una medalla de la virgen -prosiguió don Juan-, y eso casi aniquiló al capataz. Y cuando conseguí que las cocineras se reunieran a rezar por la salud de la patrona casi sufrió un ataque al corazón. Creo que entonces decidió matarme. No le convenía dejarme seguir adelante.

"A manera de contramedida organicé un rosario entre todos los sirvientes de la casa. La señora creía que yo tenia todas las características de un santo.

"Después de aquello ya no dormía profundamente, ni dormía en mi cama. Cada noche me subía al techo de la casa. Desde allí vi dos veces al hombre llegar a mi cama con un cuchillo.

"Todos los días me empujaba a los pesebres de los garañones con la esperanza de que me mataran a patadas, pero yo tenia una plancha de tablas pesadas que apoyaba en una de las esquinas. Yo me escondía detrás de ella y me protegía de las patadas de caballo. El hombre nunca lo supo porque los caballos le daban náuseas; era otra de sus debilidades, la más mortal de todas, como resultó al fin.

Don Juan dijo que la habilidad de escoger el momento oportuno es una cualidad abstracta que pone en libertad todo lo que está retenido. Control, disciplina y refrenamiento son como un dique detrás del cual todo está estancado. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta del dique.

El capataz sólo conocía la violencia, con la cual aterrorizaba. Si se neutralizaba su violencia quedaba casi indefenso. Don Juan sabía que el hombre no se atrevería a matarlo a la vista de la gente de la casa, así. que un día, en presencia de otros trabajadores y también de la señora, don Juan insultó al hombre. Le dijo que era un cobarde y un asesino que se amparaba con el puesto de capataz.

La estrategia de su benefactor exigía que don Juan estuviera alerta para escoger y aprovechar el momento oportuno y voltearle las cartas al pinche tirano. Cosas inesperadas siempre suceden así. De repente, el más bajo de los esclavos se burla del déspota, lo vitupera, lo hace sentirse ridículo frente a testigos importantes, y luego se escabulle sin darle tiempo de tomar represalias.

-Un momento después -prosiguió don Juan-, el hombre enloqueció de rabia, pero yo ya estaba piadosamente hincado frente a la patrona.

Don Juan dijo que cuando la señora entró a su recamara, el capataz y sus amigos lo llamaron a la parte trasera de la casa, supuestamente para hacer un trabajo.
El hombre estaba muy pálido, blanco de ira. Por el tono de su voz don Juan supo lo que el hombre pensaba hacer con él. Don Juan fingió obedecer, pero en vez de dirigirse adonde el capataz le ordenaba corrió hacia los establos. Confiaba en que los caballos harían tanto ruido que los dueños de la casa saldrían a ver lo que pasaba. Sabía quo el hombre no se atrevería a dispararle, y que tampoco se acercaría adonde estaban los caballos. Esa suposición no se cumplió. Don Juan había empujado al hombre más allá de sus límites.

-Salté al pesebre del más salvaje de los caballos -dijo don Juan-, y el pinche tirano, cegado por la rabia, sacó su cuchillo y se metió tras de mí. Al instante, me escondí detrás de mis tablas. El caballo le dio una sola patada y todo acabó.

"Yo había pasado seis meses en esa casa,. y durante ese periodo ejercí los cuatro atributos de ser guerrero. Gracias a ellos había triunfado. Ni una sola vez. sentí compasión por mí mismo, ni lloré de impotencia. Sólo sentí regocijo y serenidad. Mi control y mi disciplina estuvieron afilados como nunca lo estuvieron. Además, experimenté directamente, aunque no los tenía, lo que siente el guerrero impecable cuando usa el refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno."

"Mi benefactor explicó algo muy interesante. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado."

-¿Triunfan alguna vez los pinches tiranos, y destruyen al guerrero que se les enfrenta? -pregunté.

-Desde luego. Durante la Conquista y la Colonia los guerreros murieron como moscas. Sus filas se vieron diezmadas. Los pinches tiranos podían condenar a muerte a cualquiera, por un simple capricho. Bajo ese tipo de presión, los videntes alcanzaron estados sublimes.

Aseguró don Juan que, en esa época, los videntes que sobrevivieron tuvieron que forzarse hasta el límite para encontrar nuevos caminos.
Carlos Castaneda : El fuego interno

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El Hombre de conocimiento.

Los cuatro enemigos del Hombre de Conocimiento.

Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes de tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en el bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Solo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición.

Pruébalo tantas veces como consideres necesario, luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta: -¿Tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: No llevan a ninguna parte.

Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.

“Las enseñanzas de Don Juan”
Carlos Castaneda


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Los no-haceres.

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Las enseñanzas de don Juan.

jueves, 20 de septiembre de 2007

El arte del ensueño.

La descripción más apropiada que don Juan le dio al ensueño fue llamarlo "la entrada al infinito"

La otra gran técnica para incrementar la conciencia, es el ensueño. Si el "acecho" es el "no-hacer" de nuestros actos cotidianos, ahora podemos decir que el ensueño es el no-hacer del dormir. La primera tarea que don Juan le da a Carlos respecto al ensueño es que debe encontrar sus manos en los sueños, que es una forma de saber que se es consciente de que se está soñando. Cuando la visión de las manos comienza a desvanecerse, deberá mirar otra cosa y luego volver a mirar sus manos. Y así sucesivamente hasta lograr un cierto dominio de sus sueños.
Cuando un guerrero aprende a parar su "diálogo interno" y rompe las rutinas cotidianas, comenzará a tener sueños más vividos, hasta lograr una consciencia total en ellos. Entonces estará formando su cuerpo de ensueño, una especie de doble del cuerpo físico que le sirve para moverse e interactuar en la realidad no ordina del mundo del nagual.
Para ensoñar el aprendiz deberá concentrarse en la punta de su esternón o el chakra del plexo solar ya que desde esos puntos emerge la atención que se necesita para ensoñar. Aunque cada soñador es singular e independiente, hay ciertas similitudes comunes a todos.
Don Juan revela a su discípulo que todas las enseñanzas respecto a la existencia de otra realidad y de otro tipo de conciencia, están condensadas en lo que los videntes toltecas llamaban la Regla ( equivalente a la palabra sánscrita ahorma ). Según la Regla, no existe un mundo de objetos sino un universo de campos energéticos que los videntes llamaron las "Emanaciones del Águila". Ellas son todo lo que existe, la única realidad inmutable que abarca lo perceptible y lo imperceptible, lo conocido y lo incognoscible.


Don Juan era ciertamente un intermediario entre el mundo natural de la vida diaria y un mundo invisible, al cual él no llamaba lo sobrenatural, sino la segunda atención. Su tarea de maestro fue hacer accesible a mí esta configuración. En mis trabajos previos, he descrito los métodos de enseñanza que usó con este propósito, al igual que las prácticas que me hizo ejercitar, la más importante de las cuales fue, sin lugar a duda, el arte de ensoñar.

-Digamos que ensoñar es la manera práctica en que los brujos ponen en uso los sueños comunes y corrientes.

-¿Pero cómo pueden los sueños ser puestos en uso?-pregunté.

-Siempre caemos en la trampa del lenguaje -dijo-. En mi propio caso, mi maestro trató de describirme el ensueño como la manera en que los brujos le dicen hasta mañana al mundo. Por supuesto que él ajustaba su descripción a mi mentalidad. Yo estoy haciendo lo mismo contigo.

En otra ocasión, don Juan me dijo:

-El ensueño únicamente puede ser experimentado. Ensoñar no es tener sueños, ni tampoco es soñar despierto, ni desear, ni imaginarse nada. A través del ensueño podemos percibir otros mundos, los cuales podemos ciertamente describir, pero no podemos describir lo que nos hace percibirlos. Sin embargo podemos sentir cómo el ensueño abre esos otros reinos. Ensoñar parece ser una sensación, un proceso en nuestros cuerpos, una conciencia de ser en nuestras mentes.

Don Juan sostenía que nuestro mundo, que creemos ser único y absoluto, es sólo un mundo dentro de un grupo de mundos consecutivos, los cuales están ordenados como las capas de una cebolla. Él aseveraba que aunque hemos sido condicionados para percibir únicamente nuestro mundo, efectivamente tenemos la capacidad de entrar en otros, que son tan reales, únicos, absolutos y absorbentes como lo es el nuestro.

Don Juan me explicó que para poder percibir esos otros reinos, no sólo hay que desear percibirlos, sino también poseer la suficiente energía para entrar en ellos. Su existencia es constante e independiente de nuestra conciencia, pero su inaccesibilidad es totalmente una consecuencia de nuestro condicionamiento energético. En otras palabras, simple y llanamente a raíz de este condicionamiento estamos compelidos a asumir que el mundo de la vida cotidiana es el único mundo posible.

Seguros de que sólo nuestro condicionamiento energético es nuestro impedimento para entrar en esos otros reinos, los brujos de la antigüedad desarrollaron una serie de prácticas designadas a reacondicionar nuestras capacidades energéticas de percepción. Llamaron a esta serie de prácticas, el arte de ensoñar.

Durante sus enseñanzas don Juan puso un gran énfasis en el hecho de que la atención de ensueño es la llave que abre todas las puertas en el mundo de los brujos.

“Ponte tan serio, como se te dé la gana, cuando hablemos del ensueño ‑dijo‑. Las explicaciones siempre requieren de profunda reflexión. Pero cuando ensueñes, sé tan liviano como una pluma. El ensueño tiene que llevarse a cabo con integridad y cordura, pero con risa y con la confianza de quien no tiene preocupación alguna. Solamente bajo estas condiciones pueden nuestros pinches sueños convertirse en ensueño.”

Los antiguos brujos desarrollaron una técnica muy sofisticada para mover a voluntad el punto de encaje; a esta técnica la llamaron "el arte del ensueño", pues con ella se pueden expandir y acrecentar las posibilidades de lo que se percibe, e identificaron cinco condiciones en el flujo energético de los seres humanos.
  • La primera es que sólo los filamentos que pasan exactamente por el punto de encaje se transforman en percepciones coherentes.
  • La segunda es que cuando el punto de encaje se mueve en cualquier dirección, aunque sea levemente, filamentos distintos empiezan a pasar por el punto de encaje, lo que propicia otra percepción diferente.
  • La tercera es que vieron que en el sueño el punto de encaje se mueve levemente por sí mismo en la superficie del huevo luminoso o hacia su interior.
  • La cuarta es que vieron que a través de la técnica disciplinada, llamada "el arte del ensueño", se podía mover el punto de encaje en los sueños a voluntad.
  • Y, como quinta, vieron que se puede mover el punto de encaje hacia afuera del huevo luminoso y entrar en contacto con el universo energético, más allá de lo humano.
A través de una metodología, que roza lo fantástico, llamada "las siete compuertas del ensueño", se pretende que el sueño común se transforme en el mecanismo con el cual el practicante logre templar el cuerpo energético, para hacerlo coherente y flexible como el cuerpo físico, ejercitándolo poco a poco, a través de una férrea disciplina que se antoja imposible sostener por largo tiempo (años enteros) con un esfuerzo sostenido, sin ambición y sin obsesión. Éste sería el logro fundamental de la Toltequidad y el medio para lograr la libertad.

Al condensar el cuerpo energético es posible convertirlo en una unidad capaz de percibir de manera independiente a la percepción del cuerpo físico. Esto se logra no sólo con la práctica de la ensoñación, sino que, para obtener energía, se requiere modificar el comportamiento durante la vigía, para recanalizar la energía que se necesita para mantener la atención en el ensueño. Como se ha dicho repetidas veces a lo largo de las obras de Castaneda, la manera en que gastamos la mayor parte de la energía depende de la necesidad de mantener y acrecentar la importancia personal, base de nuestro ser y, al mismo tiempo, de nuestra mayor limitante. El ser humano, al no poder "crear" más energía que la que tiene, debe ahorrar y recanalizar la que posee.

Don Juan le enseña a Castaneda que el "arte del ensueño" trata del desplazamiento del punto de encaje, y que "el arte del acecho" implica la fijación del punto de encaje en cualquier lugar en el que se haya desplazado. Por ello estas dos técnicas son complementarias y mutuamente insustituibles.




"Soñar" implica el cultivo de un poder peculiar sobre los propios sueños, hasta el punto en que las experiencias habidas en ellos y las vividas en las horas de vigilia adquirían la misma valencia pragmática. Los brujos alegaban que, bajo el impacto del "soñar", los criterios ordinarios para diferenciar entre sueño y realidad se hacían inoperantes.
La praxis del "soñar" era, para don Juan, un ejercicio que consistía en hallar las propias manos durante un sueño. En otras palabras, uno debía soñar deliberadamente que buscaba y hallaba sus manos en un sueño que consistía en soñar que uno alzaba las manos al nivel de los ojos.

"Cada guerrero tiene su propio método de "soñar". Todos son distintos. Lo único que tenemos en común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones".

La explicación de los brujos acerca de cómo escoger un tema para soñar es que el guerrero escoge el tema manteniendo a fuerza una imagen en su mente mientras para su diálogo interior. En otras palabras, si es capaz de no hablar consigo mismo por un momento, y luego evoca la imagen o el pensamiento de lo que quiere soñar, aunque sólo sea por un instante, lo deseado vendrá a él.
Extractos de "Relatos de poder"

Economizar Energía Sexual

"Yo te he enseñado a ensoñar tal como él me lo enseñó a mí -continuó-. El me enseñó que durante los sueños, el punto de encaje se mueve moderadamente y de manera muy natural. El equilibrio mental de uno no es otra coas que fijar el punto de encaje en un sitio específico y habitual. Si los sueños hacen que ese punto se mueva, y si el ensoñar es el control de ese movimiento natural, y si se necesita energía sexual para ensoñar, cuando se disipa esa energía en el acto sexual, los resultados son desastrosos.

¿Qué me está usted tratando de decir, don Juan? -pregunté-.

Pregunté eso, porque sentí que entrar en el tema del ensueño no se debía al desarrollo natural de la conversación.

-Tú eres un ensoñador -dijo-. Si no tienes cuidado con tu energía sexual ya puedes irte acostumbrando a los movimientos erráticos en tu punto de encaje. Hace un momento te asombraban tus propias reacciones. Bien, eso se debe a que tu punto de encaje se mueve sin sentido, porque tu energía sexual no está en equilibrio.

Hice un estúpido e inadecuado comentario sobre la vida sexual de los hombres adultos.

-Nuestra energía sexual es lo que gobierna el ensueño -explicó-. El nagual Elías me enseñó que, o haces el amor con tu energía sexual o ensueñas con ella. No hay otro camino. Si te menciono todo esto era porque tienes una gran dificultad en mover tu punto de encaje para asimilar nuestro último tópico: lo abstracto.

"Lo mismo me ocurrió a mí -continuó don Juan-. Solo cuando mi energía sexual se liberó del mundo, cayo todo en su sitio. Esa es la regla para los ensoñadores. Los acechadores son lo opuesto. Mi benefactor, por ejemplo, era un libertino sexual como hombre común y corriente y como nagual.

Don Juan parecía estar a punto de contarme las aventuras de su benefactor, pero obviamente cambió de idea. Meneó la cabeza y dijo que yo era demasiado pudibundo para tales revelaciones. No insistí.



Poner la determinación silenciosa, sin un pensamiento, en convencerse que se ha alcanzado el cuerpo energético y que uno es un ensoñador. Haciendo esto uno se pone automáticamente en la posición de ser consciente de que se está cayendo dormido.

"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nues­tra vida diaria."…”



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- Los no-haceres.

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Las enseñanzas de don Juan.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

El Intento.

Dentro de las premisas de los brujos, lo único que se puede ser es un conducto impecable. Uno no es el jugador de esta partida de ajedrez cósmico, uno es simplemente una ficha de ajedrez. Quien decide todo es una fuerza impersonal consciente que los brujos llaman el "Intento" o el "Espíritu".







La Vida Cotidiana nos Adormece





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- El Espíritu.

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Las enseñanzas de don Juan.

La impecabilidad.

La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía. Todo lo que yo te digo no tiene un ápice de moralidad. He ahorrado energía y eso me hace impecable. Para poder entender esto, tú tienes que haber ahorrado suficiente energía, o no lo entenderás jamás.
Los guerreros hacen inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses. Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía.
Yo alegué que una lista de esa naturaleza tendría que incluir todo lo imaginable. Con mucha paciencia me contestó que el inventario estratégico del que hablaba sólo abarcaba patrones de comportamiento que no eran esenciales para nuestra supervivencia y bienestar.

Don Juan dijo entonces que en los inventarios estratégicos de los guerreros, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y que por eso se esforzaban por erradicarla.
-Una de las primeras preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido -prosiguió don Juan-. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.
Dijo que la estrategia más efectiva fue desarrollada por los videntes de la Conquista, los indiscutibles maestros del acecho, y que consiste en seis elementos que tienen influencia recíproca. Cinco de ellos se llaman los atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama el pinche tirano.

La confianza de un guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos, mientras que el guerrero sólo depende de sí mismo. Tú buscas la confianza del hombre común, cuando deberías buscar la humildad del guerrero. Hay una gran diferencia entre las dos. La confianza implica saber algo con certeza; la humildad implica ser impecable en los propios actos y sentimientos.

Guerrero es, por decirlo así, un prisionero del Poder. Un prisionero que puede hacer una decisión libre: la decisión de actuar como un guerrero impecable, o actuar como un asno. A fin de cuentas, quizás el guerrero no sea un prisionero, sino un esclavo del Poder, porque la decisión ya no es una decisión para él.

Un guerrero no puede sentirse desamparado ni desconcertado ni asustado, bajo ninguna circunstancia. Para un guerrero, sólo hay tiempo para su impecabilidad; todo lo demás agota su poder, la impecabilidad lo renueva.
La impecabilidad es hacer lo mejor que puedas en lo que estás participando.

Cuando te sientes y actúas como un ser inmortal que tiene todo el tiempo del mundo, no eres impecable; en esos momentos debes volverte, mirar alrededor tuyo, y entonces te darás cuenta de que tu sentimiento de tener tiempo es una idiotez.
¡No hay futuro! El futuro no es más que una manera de hablar. Para un brujo sólo existe el aquí y el ahora.

El Poder nos da de acuerdo a nuestra impecabilidad.

… Después detenido el diálogo interno del discípulo, surge un momento inevitable. El aprendiz empieza a tener dudas de todo su aprendizaje. Hasta el discípulo más ferviente sufren en ese punto una grave pérdida de interés.

En la vida del guerrero hay sólo un asunto que en realidad no está decidido: qué tan lejos puede uno avanzar en la senda del conocimiento y el poder. Ése es un asunto abierto y nadie puede predecir el resultado.

La libertad que un guerrero tiene, es actuar impecablemente, o bien actuar como un imbécil.

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- El arte del acecho.

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Las enseñanzas de don Juan.

El arte del acecho.

El acecho supone un control sistemático de la conducta a fin de ser totalmente conscientes de lo que hacemos y de lo que nos pasa. La palabra acecho apunta a un comportamiento con o que nos rodea que podría considerarse como furtivo, ya que supone estar siempre alerta, para así poder extraer lo mejor de cualquier situación. Por eso el aprendiz comienza por acecharse a sí mismo y poder ser consciente de sus propias debilidades, que son las que le quitan energía estructurando su tonal.
Según don Juan, el mundo del hombre común es un desatino o locura absoluta, un constante ir y venir de un lado para otro; el hombre vive luchando por causas absurdas, hasta que la muerte lo toca. El aprendiz no puede hacer nada para evitar esa situación, sólo ser consciente de su propia locura y actuar como si fuese un actor representando un papel. De esa manera transforma el desatino absoluto en desatino controlado, que es el arte de ser quien es, sin ser quien es.
Otro factor importante para el acechador es la práctica constante del "no-hacer" (similar a la noción taoísta del wu-wei ). Cuando actuamos mecánicamente, hacemos ; hacer es cualquier cosa que forme parte de todo aquello que podemos dar cuenta con nuestra razón. Siempre hacemos algo porque creemos en lo que hacemos y porque esperamos alguna recompensa. No-hacer es actuar por actuar, es actuar sin esperar nada a cambio, es introducir un elemento disonante en la trama de la conducta cotidiana, en la continuidad impuesta por la razón. Al romper nuestras rutinas con los no-haceres enfocamos nuestra atención en el presente ya que no estamos tan condicionados por lo que hemos hecho ni por lo que tenemos que hacer.
Con la práctica generalizada del acecho los aprendices adquieren la fuerza interna necesaria para el sobrecogedor encuentro con lo desconocido, con el nagual. Adquieren serenidad, desapego y ecuanimidad.

"El arte del acecho es aprender todas las singularidades de tu disfraz," dijo Belisario sin prestar atención a lo que don Juan le estaba diciendo. "Y aprenderlas tan bien que nadie podría descubrir que estás disfrazado."
Belisario insistía en que le estaba enseñando el arte del acecho. Le dijo a don Juan que el acecho es un arte aplicable a todo, y que consiste de cuatro facetas: el no tener compasión, el ser astuto, el tener paciencia, y el ser simpático.

Don Juan dijo que su benefactor lo entrenaba diariamente en las cuatro facetas, los cuatro modos del acecho e insistía en que don Juan comprendiera que no tener compasión no significaba ser grosero; ser astuto no significaba ser cruel; tener paciencia no significaba ser negligente y ser simpático no significaba ser estúpido.
Le enseñó que esas cuatro disposiciones de ánimo debían ser perfeccionadas hasta que fueran tan sutiles que nadie las pudiera notar.

-En los últimos días, te he mencionado muchas veces las cuatro disposiciones del acecho -continuó, con la esperanza de que recordaras lo que te enseñé acerca del acecho. Sería muy bueno que pensaras en estas cuatro disposiciones y, pensando en ellas, llegues a un recuerdo total.
Don Juan me explicó que ser despiadado, astuto, paciente y simpático es la quintaesencia del acecho. Son los cuatro fundamentos básicos que, con todas sus ramificaciones, son inculcados a los brujos de un modo muy meticuloso y cauto.

Afirmó repetidas veces que la enseñanza del acecho es una de las cosas más difíciles de llevar a cabo en el mundo de la brujería. Insistió en que me estaban enseñando a acechar y que, hicieran lo que hiciesen, aún cuando pudiera yo creer lo contrario, era la impecabilidad la que dictaba sus actos.


El arte de acechar, como el arte de ensoñar constituyen los primeros caminos hacia la “libertad” de los seres.

Aqui comienza:
El arte de acechar es aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estás disfrazado.
Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce. Ser despiadado no significa aspereza, la astucia no significa crueldad, ser paciente no significa negligencia, y ser dulce no significa estupidez. Los guerreros actúan con un propósito ulterior, que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente actúa sólo si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.
La Rueda del Tiempo de Carlos Castaneda


Los 7 Principios del Acecho
1- Elegir el campo de batalla, entrar en batalla solo cuando se sepa todo lo que se pueda sobre el campo de lucha. Pero no así nomás a la loca.
2- Eliminar todo lo innecesario.
3- Estar dispuesto y listo para entrar en la última batalla, al momento y en cualquier lugar
4- Olvidarse de sí mismo. No temer a nada. Solo entonces los poderes que nos guían nos abren camino y nos auxilian. Sólo entonces.
5- No dejarse llevar por la corriente. Retirarse por un momento. Dejar que los pensamientos corran libremente. Ocuparse de otra cosa. Cualquier cosa puede servir.
6- Comprimir el tiempo, todo cuenta, aún un segundo. No desperdiciar ni un instante.
7- Jamás dejar ver el juego, no ponerse al frente de nada.

“Florinda me explicó que para aplicar el séptimo principio del arte de acechar, hay que aplicar los otros seis.”
“-Espero que para estas alturas te hayas dado cuenta -continuó Florinda- de que sólo un maestro acechador puede ser un maestro del desatino controlado.
El desatino controlado no significa embaucar a la gente. Significa, como me lo explicó mi benefactor, que los guerreros aplican los siete principios básicos del arte de acechar en cualquier cosa que hacen, desde los actos más triviales hasta las situaciones de vida o muerte.”

Aplicar los siete principios produce tres resultados

1- los acechadores aprenden a nunca tomarse en serio: aprenden a reirse de sí mismos. Puesto que no tienen miedo de hacer el papel de tontos, pueden hacer tonto a cualquiera.
2- los acechadores aprenden a tener una paciencia sin fin. Los acechadores nunca tiene prisa, nunca se irritan.
3- los acechadores aprenden a tener la capacidad infinita para improvisar.

Preceptos

- El primer precepto de la regla es que todo lo que nos rodea es un misterio insondable
- El segundo precepto de la regla es que debemos tratar de descifrar esos misterios, pero sin tener la menor esperanza de lograrlo
- El tercer precepto es que un guerrero, consciente del insonsable misterio que lo rodea y consciente de su deber de tratar de descifrarlo, toma su legítimo lugar entre los misterios y él mismo se considera uno de ellos. Por consiguiente, para un guerrero el misterio de ser no tiene fin, aunque ser signifique ser una piedra o una hormiga o uno mismo. Esa es la humildad del guerrero. Uno es igual a todo.

“…Me aseguró que una recapitulación perfecta podía cambiar la vida del guerrero aún más que el control total del “cuerpo de ensueño”. En este aspecto, ensoñar y acechar, conducen al mismo fin: el ingreso en la tercera atención. Sin embargo, para un guerrero era importante conocer y practicar ambos.”
“Florinda me explicó que el elemento clave al recapitular era la respiración.”
“A no ser que los acechadores no hayan pasado por estos preliminares a fin de recobrar los filamentos que dejaron en el mundo, y particularmente a fin de descartar aquellos que otros seres luminosos dejaron en ellos, no hay posibilidad de manejar el desatino controlado.”

“Florinda mantenía que para practicar el desatino controlado, puesto que no está hecho para engañar a la gente, uno tiene que ser capaz de reírse de sí mismo. Florinda me dijo que uno de los resultados de
la recapitulación detallada es la capacidad para estallar en risa genuina cuando uno se encuentra cara a cara con las aburridas repeticiones que el yo personal hace acerca de su importancia.”

Las 3 técnicas básicas del acechador

1- la caja de recapitulación
2- la lista de eventos a recapitular
3- la respiración

“…Su benefactor estaba convencido de que una recapitulación profunda es el medio más expedito para perder la forma humana. De allí que les es más fácil a los acechadores, después de recapitular sus vidas, hacer uso de todos los no-haceres del yo personal, como son borrar la historia personal, perder la importancia en uno mismo, romper las rutinas…”

“…Los guerreros no tienen al mundo para que los proteja, como lo tienen otras personas, así es que tienen que tener la regla… Sin embargo, la regla de los acechadores se aplica a cualquiera.”
“Somos guerreros, y los guerreros tienen una sola cosa en mente: ser libres. Morir y ser devorado por el Águila es el destino del hombre. Por otra parte, querer salirnos de nuestro destino, querer entrar serenos y desprendidos a la libertad, es la audacia final.”

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- El arte del ensueño.

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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
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