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viernes, 10 de diciembre de 2010

El verdadero poder masculino

La energía masculina y femenina se encuentra tanto en el hombre como en la mujer. El hombre es primordialmente un canal masculino, mientras la mujer lo es femenino y toda su energía y fisiología son un reflejo de este hecho. Cuando hablamos por lo tanto de lo masculino y lo femenino, no nos estamos refiriendo exactamente a hombre y mujer. En la manera en que somos canales preferenciales de cada tipo de energía, sí podríamos aproximarnos a tal identificación. No obstante todo lo dicho en este artículo puede aplicarse a ambos, hombre y mujer. Cuando hablamos de lo que la energía masculina ha hecho del mundo, deberemos tener en cuenta, que esa energía masculina se ha expresado y se expresa en la actualidad también, a través de multitud de mujeres, que, separadas de su esencia femenina, abrazan, interiorizan y expresan lo masculino en ellas. La historia de esta humanidad es la historia de la dominación de esa parte masculina y eso, hoy por hoy, esta en todos, hombres y mujeres, en el inconsciente colectivo de la humanidad.

La energía masculina ha venido dominando y tiranizando el mundo durante los últimos miles de años, llevándolo a la situación actual extrema, donde estamos a punto de destruir a nuestra Madre, la Tierra. Toda la dinámica actual del ser humano sobre la tierra lleva a eso, una especie que creyéndose separada de lo que la rodea, se convierte en un cáncer que destruye a su propio organismo. Vivimos nuestra humanidad obnubilados por el antropocentrismo.

El momento actual es delicado. Lo femenino está ya en todas partes, la mujer está despertando y poniendo su presencia en todos los sitios. Pero muy pocas mujeres han tomado su verdadero poder femenino. Seguimos viviendo en una civilización completamente masculina y la mujer, por lo general, está tan desorientada como el hombre, abrazando en la mayoría de los casos, los patrones masculinos como su propia liberación. El hombre, por su parte, está perdido, aferrándose como puede a los viejos patrones y paradigmas, sin querer mirar a otro lado, aún sabiendo que éstos ya no sirven y que nos llevan al dolor y a la destrucción. Mientras tanto, la propia lógica de la civilización masculina nos lleva cada vez más a un lugar: un mundo cibernético, un ser humano esclavizado, con su mente, su cuerpo y sus emociones perfectamente controlados.

Todo este panorama aparentemente desalentador, encierra una realidad paralela: el nacimiento de un hombre y una mujer nuevos, la ascensión de la Tierra, es un proceso actualmente acelerado e inevitable. Únicamente nuestro estancamiento e inercia en la ignorancia, puede hacerlo más o menos traumático, más o menos doloroso.

Detrás de la aparente e hinchada fortaleza de la mayoría de los hombres hay un corazón débil y herido, un globo inflado que se desinfla al primer pinchazo, dejando al descubierto toda la debilidad de niños que ni siquiera han cortado el cordón umbilical con la madre. Da igual la edad, 30, 40, 60, 100 años, o la posición, presidente de gobierno, presidente de multinacional, obrero de la construcción, o mendigo. Detrás de todo hombre atado a los patrones masculinizantes de siempre, hay un corazón perdido y dolido contra lo femenino, contra la Tierra, contra sí mismo.

El verdadero poder masculino no tiene nada que ver con el dominio y con la aparente fuerza física. Esa es la gran ilusión que ha perdido a la mente masculina, hasta el punto de llegar a considerar a lo femenino como un subproducto (nacido de una de sus costillas, débil, incapaz y definitivamente inferior). El ser humano es un ser dual: dos cerebros (dos hemisferios cerebrales), dos lados, el masculino y el femenino, Yin y Yang. Esta es la realidad que Oriente entendió y plasmó magistralmente en el Taoísmo, en el Tantra. Esta dualidad está presente en todo y no es si no el reflejo de la danza cósmica de este universo, la danza del Yin y el Yang, Siva y Shakti, masculino y femenino, Dios-Padre-Madre, experimentándose a sí mismo en las diferentes dimensiones de la conciencia.

El Tantra lo comprendió muy bien: encarnamos en la Tierra para "bajar" la conciencia del Alma Divina a la materia, para reproducir, aquí en la materia, la danza cósmica del Universo, la danza de Siva y Shakti, de lo masculino y de lo femenino. Y en esa danza cósmica, el papel de lo masculino, no es otro que el del Caballero del Grial, el guardián de la Tierra, venerar a lo femenino.

Venimos a la Tierra y la tremenda densidad del velo de la materia nos hace olvidarnos de nuestro verdadero Ser. Es como si la Divinidad se olvidase de sí mismo, y en ese olvido, el aspecto masculino de la Divinidad confunde su función, que no es otra que estar al servicio del aspecto femenino de la Divinidad. Y en ese doloroso olvido nace la separatividad, nace el miedo, y la parte yang, lo masculino, que representa la parte activa, la fuerza en la materia, cae en la infantil ilusión de su superioridad. Infantil, pero peligrosa ilusión, que ha llevado al “machaque” y a la explotación de lo femenino, a la guerra durante miles de años y que, como decía al principio, está a punto de destruir la Tierra.

Se dice en el Tantra que lo masculino debe ser internamente guiado por lo femenino. Lo masculino sin la guía de lo femenino, solo ve "partes separadas", enemigos o cosas a conquistar o utilizar. Lo masculino (hombre o mujer) sin la guía de lo femenino no puede sentir un paisaje. Verá un maravilloso valle, un bosque, un río, y sólo verá lo que se puede "hacer" con él. Lo masculino sin la guía de lo femenino sólo ve "hacer", "hacer" y más "hacer", llenar, cortar, perforar, construir... El famoso paradigma del "desarrollo" no es ni más ni menos que eso, la mente masculina perdida en su locura separativista y sin sentimiento. Lo masculino, sin la guía de lo femenino, está separado del sentimiento, convirtiéndose en una mente fría, calculadora y cibernética... y llena de miedo.

La mente racional es una vibración ligada a lo masculino, al Yang, al hemisferio izquierdo, mientras que el sentimiento, el corazón, es una vibración unida a lo femenino, al hemisferio derecho. Una mente que niega su hemisferio derecho, se convierte en una mente separada del todo, depredadora, una mente que no ve más que sus propias fronteras. Así ha sido la mente masculina. Lo masculino separado, sin la guía de lo femenino lleva directamente a la locura y a la guerra. Y no hay más que echar un vistazo a la historia de la humanidad y hacia donde aparentemente se dirige. Lo masculino debe servir a lo femenino. Es la fuerza activa, es la acción, es el poder de ejecución en la materia. Pero debe ponerse al servicio de lo femenino, que es lo que conecta con el todo, con la totalidad. Para la mente masculina separada, nada tiene vida, nada tiene alma, nada es explicable y nada esta unido a lo demás. El hemisferio izquierdo sólo ve únicamente piezas separadas sin ninguna relación entre sí. Algo que va totalmente contra la realidad misma, como la física cuántica ya ha demostrado sobradamente. Pero para poder percibir "algo más que piezas separas", es necesario que esa mente del hemisferio izquierdo, se ponga al servicio del hemisferio derecho. Mas, es necesario que festejen su "Unión Sagrada", sus bodas.

Es ahí donde se abre la puerta a poder percibir la totalidad. Y el hemisferio derecho es femenino, y la puerta del hemisferio derecho es la energía del corazón. Por eso siempre han hablado las religiones y las tradiciones del corazón como "la puerta del alma". Por eso siempre la mujer ha tenido más acceso a la intuición, a lo no manifestado, a lo que no se ve, al conocimiento directo que sobrepasa lo racional. Porque la energía femenina es una energía ligada al corazón.
La energía del chakra del corazón es la energía de la unión, de la fusión. Por debajo del chakra del corazón está la energía del ego, del "yo", donde todo está separado, y donde, por lo tanto, existen el miedo y los enemigos.

Es necesario y vital que el hombre tome su verdadero poder. Que el hombre abra su pecho y ponga su mente al servicio del corazón. Que se abra a lo femenino en su interior, no para hacerse afeminado u homosexual, sino para acceder al verdadero poder del Sol que hay en él. El Sol que alimenta a la Tierra con su calor incondicionalmente, el Sol que siempre está ahí, sea de día o de noche. El Sol que no tiene miedo de la Tierra, que no se plantea qué puede hacer con ella, como puede explotarla, poseerla o controlarla. El Sol que no quema a la Tierra con su compulsividad eyaculatoria y posesiva. Simplemente está ahí, la observa, se maravilla ante su energía y su belleza y la venera y la protege con su poder masculino.

Ese es el nuevo hombre que ineludiblemente está apareciendo en la Tierra. La nueva energía, que junto con una nueva mujer, desde su verdadero poder femenino, traerán paz, dicha y consciencia a este maravilloso planeta azul, a esta biblioteca danzante del Universo que es nuestra Madre Gaia.

Fuentes:

El verdadero poder femenino

El mundo lleva sufriendo durante los últimos miles de años un gran desequilibrio. Lo que debería ser una danza, la danza de Shiva y Sakti, donde el papel de lo masculino sería venerar y sustentar a lo femenino, a la Tierra, se ha convertido en la dolorosa tiranización de uno de sus aspectos. En la historia de la evolución de la conciencia humana, lo masculino, unido al hemisferio izquierdo, a los valores activos, racionales, analíticos, a la voluntad, a la fuerza y a la acción en la materia, cayó en la ilusión de su superioridad, frente a ese otro lado, el yin, caracterizado por los valores receptivos, intuitivos, de sensibilidad, de sentimiento, de unión con las cosas, de conocimiento directo que no pasa por el proceso racional. Valores ligados al hemisferio cerebral derecho y a la energía del corazón. Valores no comprendidos, denostados y percibidos con temor por el mundo masculino y que han sido considerados tradicionalmente como síntoma de debilidad, además de haber llevado a la hoguera a multitud de mujeres en la historia.

Seguimos viviendo en una civilización esencialmente masculina y la jugada de la oscuridad es perfecta. Durante miles de años lo masculino ha machacado a lo femenino y, aunque eso lo pagues con un gran estrés interno, un dolor producido por la desconexión con ellas mismas, ahora le vende su propia liberación: "hazte como yo"; libérate abrazando los patrones masculinos de competitividad, hazte agresiva, hazte soldado, practica una sexualidad activa y separada del corazón, métete en la rueda de la competitividad y el "éxito", sepárate de tu feminidad, considera tu regla como algo molesto, un impedimento, toma la píldora, aún a costa de destruir tu ciclo y separarte de la energía de tu vientre y un largo etcétera... Lo que se ha llamado la "igualdad de la mujer" no es más que sólo eso: en un mundo dominado por la energía masculina, "no te preocupes, por fin puedes ser como nosotros". Con eso se cierra el círculo y se asegura que el mundo no cambie, que el ser humano siga esclavizado, sin poder acceder a la totalidad de su conciencia.

Aún así, las cosas ya han comenzando lentamente a cambiar. El final de esa era yang está llegando a su fin y lo femenino, la Diosa, tiene que tomar su poder, equilibrando el mundo. La sanación de la Tierra depende de eso. En eso la humanidad se juega ni más ni menos que su supervivencia. Y cuando decimos que lo femenino debe tomar su poder, no nos referimos exactamente a que la mujer deba tomar el poder. No estamos hablando de "feminismo". Nos referimos a algo más amplio, más profundo, más interno. A un cambio de conciencia en el ser humano, tanto en el hombre como en la mujer. A un cambio de conciencia que refleje precisamente esa "danza" que el Tantra entendió tan bien. Una danza de equilibrio y de amor, donde lo femenino, bajo la protección y el apoyo de lo masculino sanado, sea la energía que conduzca al mundo a una nueva dimensión, a una nueva percepción, en conexión con lo divino que está en todo lo que nos rodea.

Para que esta transformación pueda plasmarse en la realidad, el hombre tiene que sanar, abrir su corazón y no solo a su propia feminidad. Y en ese proceso, la mujer, canal principal en la Tierra de esa energía femenina, tiene un papel principal. La mujer ha de comprender cuál es su verdadera esencia, donde está su auténtica liberación y sanar todo aquello que la impide encarnar el poder de la Diosa. La misma sanación de la mujer y esa toma de su verdadero poder, ayudarán al hombre también a curarse, al deshacer todo el rencor y toda la energía atrapada a través de historias de cientos y cientos de reencarnaciones.

Para que la mujer pueda acceder a la energía de su corazón, su verdadera esencia, debe primero sanar su vientre, curar la herida ancestral de lo femenino. En prácticamente toda mujer encarnada hoy en la Tierra existe esa herida. Es la herida formada por todo el dolor acumulado en el inconsciente colectivo de la humanidad por los miles de años de represión y utilización de lo femenino. Es también la energía inconsciente del rencor contra lo masculino que se manifiesta especialmente en las relaciones de pareja, pero que está ya ahí desde el momento del nacimiento, reflejada desde el principio en la relación con el padre progenitor, arquetipo de lo masculino.

Aunque la mujer de forma generalizada está despertando, mas todavía no son mayoría las mujeres que han realizado el trabajo de abrazar, hacer consciente y liberar esa herida del dolor y del rencor. En tanto esa herida no se sane, la mujer no podrá liberarse, siguiendo atada a lo masculino, y por ende, siguiendo también nuestro mundo atado a lo masculino.

Sanar la herida es otorgar el perdón, que es realmente liberar a los demás y liberarnos a nosotros mismos. Es desatar lo ilusorio. El pasado que solo está en la mente. Mientras no seamos capaces de perdonar, quedaremos atados a aquello contra lo que reaccionamos, llamándolo y creándolo una y otra vez en nuestra propia vida. Todo esto se mueve normalmente a niveles inconscientes y es ahí precisamente donde debemos actuar, observándonos, haciéndonos conscientes de todo eso que estaba antes oculto y que no podíamos ver. Es un trabajo de elevación de la conciencia. Cuantos más hagamos el trabajo, más fácil será para el resto.

Para perdonar es muy importante ver las cosas con más amplitud. Comprender que todo esto no es un tema personal, que es la historia de la humanidad, la historia de cientos y cientos de reencarnaciones, donde todos hemos pasado por todo. Unas veces como hombres, otras como mujeres. Lo que realmente estamos haciendo es liberar el karma de la humanidad, desde la mujer o el hombre que hemos elegido ser en la encarnación actual.

El verdadero poder de la mujer no está en "igualarse" al hombre en su "fuerza", en su "racionalidad", no está en afrontar la vida desde su mente conceptual, analítica y discursiva. Ahí la mujer se pierde a sí misma y realiza una vana labor de liberación de lo femenino. La mujer también tiene que desarrollar su lado masculino, su mente racional y analítica, su hemisferio izquierdo, para equilibrarse. Sin un desarrollo de su lado masculino, la mujer no puede estar completa en la Tierra y todas esas características yin la arrastrarán a un mar de confusión, de emocionalidad, de inestabilidad, de falta de sobriedad. Podrá percibir muchas cosas, pero no podrá procesarlas, no podrá colocarlas, quedándose en un mundo vago y difuso, difícil de expresar. Es a través de las características yang (masculinas) como se puede dar forma a ese mundo, si no, demasiado etéreo. Pero este desarrollo de su parte yang, siempre debe estar dirigido desde su parte femenina, es como el sustentador que da equilibrio en el mundo. Pero no está ahí su verdadero poder.

Esa necesidad de muchas mujeres de "demostrar" su valía en el mundo masculino, es una necesidad ligada a la relación con el padre no aclarada. La figura arquetípica del padre debe ser recapitulada profundamente en cada mujer. Es un trabajo de liberación. Mientras una mujer no ha bajado a los entresijos de su relación con el arquetipo masculino, para ver todo el dolor emocional, toda la ira y toda la culpabilidad allí existentes, no podrá ser ella misma, se encontrará atada a esa energía que la desestabilizará, que reproducirá una y otra vez en los patrones de su vida, en sus relaciones, en su sexualidad. No podrá expresar su feminidad, su verdadero poder.

En el otro lado, la mujer debe volverse hacia el arquetipo femenino, hacia la figura arquetípipa de la madre. También ahí es necesario un trabajo de perdón y liberación. Un trabajo de comprensión que lleve a retomar el contacto con la esencia femenina, más allá de los desequilibrios normalmente existentes en toda relación madre-hija. Es normal que para la mayoría de las mujeres de hoy en día, la madre no haya aportado suficiente "presencia" femenina en su desarrollo. Más allá de esta realidad de la relación con la propia madre, debemos comprender que lo femenino arquetípico transciende la madre física. Que es posible conectar con "la energía de la madre" a través de la Tierra y también a través de la comunión con otras mujeres.

El vientre de la mujer debe ser sanado, para que la Diosa se pueda manifestar. Y hoy en día el vientre de la práctica totalidad de las mujeres se encuentra impregnado a nivel celular de la herida de siglos de dominio y deshonra a la Diosa. Las relaciones sexuales no han hecho, ni hacen, más que agravar dicha herida. Todo relación afectiva o sexual no purificada de la mente y emocionalidad masculina, que hace de una mujer sino un objeto de deseo, no hace si no potenciar el dolor allí existente, el dolor del desamor, de la no veneración a la Diosa. La relación que nace y conecta verdaderamente desde el corazón, facilita, es más, activa, el proceso de curación del vientre de la mujer. Por eso es sumamente importante relacionarse con parejas que estén en el camino de poner respeto y consciencia en la sexualidad. No se trata de renunciar a la libertad sexual, mas ya no podemos permitir que nos afecte, que penetre cualquier energía dentro de nosotros. Debemos empezar por honrarnos a nosotros mismos.

La energía femenina es una energía ligada al corazón y a la unión con el Espíritu y con todo lo que nos rodea y es desde el corazón desde donde nuestro mundo será sanado.

Fuentes:

miércoles, 24 de octubre de 2007

Tantra.

A partir del siglo IV surge en la India un movimiento filosófico, esotérico y espiritual que habría de ejercer una considerable influencia en el hinduismo, el budismo y otros sistemas soteriológicos no sólo de la India, sino de distintos países de Asia, y que unos 500 años después condujo a la creación del "Hatha Yoga". Aunque el "Tantrismo" va conformándose a partir del siglo IV como un cuerpo filosófico-esotérico sistematizado, sus raíces se pierden en la noche de los tiempos y muchos de sus más significativos principios místico-iniciáticos son pre-védicos y cuentan con una antigüedad de más de cinco milenios. Algunos investigadores fijan los comienzos del Tantrismo en los antiguos cultos del periodo védico, mientras que otros detectan elementos tántricos en las civilizaciones pre-védicas de Harappa y Mohenjo Daro, del tercer milenio a.C., por lo menos.

De la fusión de elementos tántricos y yóguicos habría de surgir posteriormente el "Tantra Yoga" o yoga del control perfecto sobre las energías.

Literalmente, el término sánscrito tantra significa “tejido”, “entretejido”, “entramado” y proviene de la raiz tan, “extender”, “expandir”. En sentido técnico, tantra significa "continuidad", es decir, la continuidad entre el cuerpo y la mente, entre la realidad externa y la interna, entre la transcendencia y la inmanencia. Sin embargo, la definición tradicional de tantra es "aquello que extiende la sabiduría".

El Tantra Yoga, o simplemente Tantra, combina muchos elementos de otros tipos de yoga en una gran síntesis; entiende el hombre y el cosmos como un todo unido, como una inmensa red unificada. Este yoga, íntimamente relacionado con la naturaleza y sus energías, se sirve de técnicas propias del Hatha Yoga, el Mantra Yoga y el Kundalini Yoga. Además, los tántricos utilizan la meditación en "yantras" y "mandalas", la ceremonia "nyâsa" o de purificación psicosomática y técnicas para la sublimación de la energía sexual y su transformación en energía espiritual o para la instrumentalización mística de la relación sexual. En el Tantra Yoga se concede especial relevancia a los rituales y las técnicas de visualización que persiguen el despertar del poder psico-espiritual (kundalinishakti), inherente en el cuerpo humano.

El Tantra Yoga se considera a si mismo como una nueva revelación que aspira a ser la enseñanza mas adecuada para esta Edad Oscura (kaliyuga) en que nos encontramos actualmente y que sustituye a la primitiva revelación védica.

En contraste con las primitivas enseñanzas, los adeptos del Tantra introdujeron una perspectiva positiva sobre el cuerpo. En el Tantra se considera el cuerpo humano como una valiosa plataforma para lograr la iluminación y por consiguiente buscan mantenerlo en excelente estado de salud a través de una variedad de medios que incluyen el Hatha Yoga.

El Tantra Yoga trabaja con el cuerpo físico y con su aspecto sutil (prânamayakosha), compuesto de energía vital (prâna). Según el modelo del Tantra, el cuerpo energético sutil contiene siete o más vórtices principales (chakra), que están alineados a lo largo de la columna vertebral. El poder de la serpiente (kundalinishakti) se despierta en el centro psicoenergético más bajo y luego debe ascender hasta la cima de la cabeza. Se piensa que este logro lleva a, o coincide con, la liberación o iluminación espiritual.

En Occidente, el Tantra Yoga se malinterpreta como una forma de libertinaje sexual. Aunque es verdad que algunas escuelas de Tantra Yoga hacen uso del ritual sexual como una herramienta de transformación, la mayoría de las escuelas Tántricas se apuntan a un acercamiento más conservador. Pero incluso las denominadas escuelas de la "mano izquierda" consideran el autodominio en materias sexuales como una virtud suprema. En todo caso, el Tantra no busca aumentar el placer al máximo, sino comprender la beatitud (ânanda) que es característica inalienable de nuestro más profundo si-mismo.

Tantra, o Tantrismo, es un término general por el cual los Occidentales, estudiantes de la espiritualidad de la India, designan un tipo particular de enseñanza dentro del Hinduismo y del Budismo. No puede resumirse facilmente en qué consiste esta enseñanza, porque el Tantrismo comprende un espectro muy amplio de creencias y prácticas. Sin embargo, para dar una descripción simplificada, se puede decir que la mayoría de las escuelas del Tantrismo incluyen los siguientes rasgos:

— La iniciación y el discipulado espiritual con un adepto calificado (guru);

— La creencia en que la mente y la materia son manifestaciones de una Realidad espiritual superior, que es nuestra verdadera naturaleza siempre presente;

— La creencia en que la Realidad espiritual (nirvana) no es algo distinto del reino empírico de la existencia (samsâra), sino algo inherente en él;

— La creencia en la posibilidad de lograr la iluminación permanente o liberación mientras mientras se permanece en el estado físico;

— La meta de lograr la liberación/iluminación por medio del despertar del poder espiritual —denominado kundalinishakti—, adormecido en el cuerpo-mente humano;

— La creencia en que nacemos muchas veces, en que este ciclo sólo se interrumpe en el momento de la iluminación y en que la cadena del renacimiento esta determinada por la calidad moral de nuestras vidas a través de la acción del karma;

— La asunción de que vivimos en la actualidad en la Edad Oscura (kaliyuga) y que, por consiguiente, debemos servirnos de toda posible ayuda en el camino espiritual, incluso de prácticas que se juzgan perjudiciales por la moralidad convencional;

— La creencia en la eficacia mágica del ritual, basado en la noción metafísica de que el microcosmo (es decir, el ser humano) es un reflejo fiel del macrocosmo (es decir, el universo);

— El reconocimiento de que la iluminación espiritual se acompaña de, o proporciona acceso a, una amplia variedad de poderes psíquicos, y un cierto interés en la explotación de estos poderes, tanto para propósitos materiales como espirituales;

— La comprensión de que la energía sexual es un depósito importante de energía que debe utilizarse con sabiduría para acelerar el proceso espiritual, en lugar de bloquearlo mediante la consecución del orgasmo;

— Énfasis en la valerosa experiencia de primera mano, en lugar de confiar en el conocimiento de otros.

Por otro lado, se puede considerar que el eje principal sobre el que pivotan la mayoría de las escuelas tántricas es la idea de shakti, el principio femenino de la existencia cósmica, la Diosa. El tântrika o sâdhaka trata de conseguir la ayuda de este principio en su afán por la liberación. Esto se expresa mediante ceremonias externas de adoración (pûjâ) de la femineidad Divina, pero también mediante simbólicos rituales internos, principalmente bajo la orientación del Kundalini Yoga.

Generalmente, se reconocen tres grandes ramas dentro del Tantrismo:

— Dakshinamârga, o camino de la mano derecha, que constituye la via conservadora y tradicional.

— Vâmamârga, o camino de la mano izquierda, que ha conducido al Tantrismo al descrédito y la crítica social, especialmente por la práctica del pancatattva, ritual que utiliza elementos tradicionalmente prohibidos, especialmente el intercambio sexual (maithunâ).

— Kulamârga, el camino de la importante secta Kaula (Kaula Yoga), que puede asimilarse al Kundalini Yoga.

El término Tantra hace referencia también a todo un género de escrituras sagradas del Shaktismo, del Shivaismo y de algunas ramas budistas que contienen todas las enseñanzas necesarias para el crecimiento espiritual y la liberación. Los Tantras hindúes toman a menudo la forma de diálogo entre Shiva y su divina esposa (Devî, Pârvatî, etc.). Los dos textos mas conocidos son el Kula Arnava Tantra y el Mahâ Nirvâna Tantra.

Visión tántrica de la realidad

Para comprender mejor la filosofía tántrica es necesario distinguir entre un plano superior de la realidad, un estado de conciencia cósmica, al cual nos referiremos como Realidad, con 'R' mayúscula, y nuestra realidad macrocósmica o mundana, a la cual llamaremos realidad, con 'r' minúscula. En nuestra realidad inferior existe una dualidad fundamental que se expresa como masculino y femenino. El Tantra ve que todo en esta realidad contiene energías masculinas y femeninas. Pero en la Realidad superior no existe esa dualidad. En esta Realidad se encuentra la Unidad. No existe lo masculino y lo femenino; está tan sólo el Uno. La palabra tántrica para el Uno es "Shiva Shakti", que se refiere a la unión de la conciencia cósmica con la energía creativa, la fuerza que mueve la creación, la combinación perfecta de lo masculino y de lo femenino que forma el Uno indiferenciado.

La meta tántrica es esa condición de Unidad. En términos más «actuales», podríamos decir que la meta consiste en lograr la autorrealización o la integración personal, o simplemente la totalidad. Para los tántricos, la pareja es el vehículo con que se va de la realidad a la Realidad.

Ciencia Tántrica

Se considera al Tantra introductor del concepto de Chakras, o centros psíquicos de energía, como parte de la biología humana.

Los chakras son órganos del Cuerpo sutil o energético, que se considera distinto e independiente del Cuerpo físico. El Tantra habla de varios cuerpos: la capa (o cuerpo) más externo la forman la piel y los huesos. Después está el sistema respiratorio, más sutil; y aún más profundo y sutil, el sistema cognoscitivo. Finalmente encontramos la capa más sutil de todas, el cuerpo sutil, el sistema intuitivo o psíquico del cuerpo, donde están los chakras, por el cual podemos lograr éxtasis físico y la unión espiritual.)

Existen siete chakras principales en el cuerpo sutil, cada uno de los cuales es a la vez generador y depósito de energía y de consciencia psíquica. Los chakras van conectados a uno o más de los otros cuerpos por medio de «canales sutiles» llamados Nadis. De esta forma la energía de cada uno de los chakras nutre a todo el cuerpo. Estos canales no son distintos de los meridianos en los que se basa la acupuntura, y también son similares a nuestra comprensión de las conexiones y redes neuronales del cuerpo.

Fuentes:

martes, 23 de octubre de 2007

Introducción al Tantra.

Hay dos principios en el universo, Shiva y Shakti. "Shiva" representa el aspecto masculino mientras que "Shakti" al feminino. Shiva és conciencia pura. Shakti es femenina, el poder del movimiento. Cuando Shakti entra en Shiva, es cuando Shiva vive. Principio básico de la ciencia Tántrica. El "Tantra" es la ciencia del principio del macho y hembra en este mundo. La palabra tantra se compone de dos sílabas: tan y tra. Tan viene de la palabra tanu, un verbo Sánscrito que significa expansión. Esta expansion es de conciencia. El conocer la totalidad de la divinidad interior es la ciencia del Tantra

Estos tres principios forman un triángulo, el cual es el cimiento del Tantra. "Iccha Shakti" es el deseo de buscarse a uno mismo hasta encontrarse. Iccha Shakti tiene que acompañarse de "Jnana Shakti". El conocimiento de da la capacidad y el acceso a lo que buscas. "Kriya", es como realizar tus acciones, es el concepto clave en el Tantra. si es que existe un conflicto entre Iccha e Jnana , entonces uno no puede realizar sus actos apropiadamente. La mente está dividida si estas tres no están sincronizadas. Tomese su tiempo y piense lo que usted vaya a decir, ¿Que aspiraciones tiene? Jnana le ayuda a mantenerse claro, asi usted puede realizar sus acciones de manera apropiada.

En la senda del Tantra, Shiva y Shakti son como el calor y el fuego, el rayo y el sol. ¿Como podemos separar la luz de luna de la luna misma? Shakti es inherente en Shiva , y Shiva es inherente en Shakti. El hombre y la mujer tienen ambos el mismo principio del macho y hembra en su interior. El hombre está incompleto sin el principio femenino en su interior y la hembra está incompleta sin el principio masculino. Tenemos una busqueda natural por completarlo. Buscamos afuera por nuestra mujer u hombre siendo que el inicio y el final de la busqueda debería ser uno mismo.

Shakti, en la forma de "kundalini", reside en su "chakra del muladhara" (raiz). El objetivo de una "sadhaka" es el de despertar este kundalini cosa que este se eleve hacia la "chakra" corona y encuentra a Shiva. "Maithuna" se conoce como una especie de alianza o matrimonio y en sentido literal, significa sexo sagrado. Debe ser por eso que en occidente se cree que tantra es una via de sexo. Se necesitan cinco ingredientes para la practica espiritual en tantra, estas son "tantra - mansa", "madya", "matsya", "mudra" y "maithuna". Mansa significa que necesita usted carne. Madya significa vino. Matsya es el pescado. Maithuna significa sexo. ¿Si bebemos, comemos carne y pescado y tenemos sexo, estaremos practicando tantra? Eso no te llevará a un extasis verdadero porque las escrituras fueron hechas simbólicamente. Maithuna significa donde Shakti, el kundalini, se eleva hacia el muladhara y se encuentra con Shiva. Ese encuentro, esa unión, se conoce como maithuna.¿Y que pasa con este maithuna? Los yogis beben los vinos de "ananda", intoxicación interna. Matsya significa pescado- los pensamientos flotan en el lago mental de "Manasarovara" en la base del monte sagrado de Kailash. Usted ofrece sus pensamientos como parte de su práctica. Mudras y "bandhas" son parte de la práctica. Mansa, comer carne, es en realidad un "khechari mudra". Cuando uno practica khechari mudra, su lengua se toca en flección. Por eso significa carne comiendo carne. El objetivo del tantra es el de abrir desatar los nudos de sus vendas e intentar despertar el kundalini, la energía enrollada.

Usted acepta que la energía cósmica ingrese a su universo individual y a entregar su universo individual al universo cósmico. Usted se ve a si mismo en el todo, y el todo es usted. Usted es ese "Ardha-narishwara".

Usted necesita estar emocionalmente purificado para caminar en la senda de Tantra. Emocionalmente libre no significa estar sin sentimientos. Emocionalmente libre significa que ninguna emoción jamas le va a molestar.
Extraido de "Tantra, La Sublime Senda Del Extasis", ©2001 Lynn Frase.


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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"