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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Las madres de la Vida/ Muerte/Vida: Las Moiras

Llama la atención el gran número de culturas y de panteones que poseen una o varias divinidades, femeninas o masculinas, relacionadas con el tema de tejer el hilo de la vida de los hombres. En la antigüedad, se creía que el destino del hombre estaba determinado desde el nacimiento por una o por varias diosas. Estas diosas, las Parcas de los romanos, las Moiras de los griegos, las Atroz de los egipcios, estaban siempre haciendo algo así como hilar o tejer un hilo.
Diversos pueblos han tenido la creencia de que la vida humana está determinada, a veces desde el nacimiento, por diosas maternales o por seres sobrenaturales, y que la vida termina cuando ellas cortan una cuerda o un hilo.

De los conceptos asociados con el tiempo surge, en la mitología griega deidades preolímpicas que personificaban el destino, son las Moiras (Μοῖραι, repartidoras).
Como Diosas Lunares, aparecían siempre en número de tres, representación de las fases de la Luna y consecuentemente simbolizaban el presente, pasado y futuro, o sea: el nacimiento, la vida y la muerte. No solo eran las dueñas de la vida y del destino del hombre, cuya trama hilaban, sino que también se encargaban de velar porque se cumpliera el designio de cada ser, incluyendo el de los propios dioses. Estas tres hilanderas, hijas de Ananqué (Necesidad) se relacionaban con los nacimientos, ya que en esos momentos ellas decidían el sino de los recién nacidos, deparándoles la parte de suertes, alegrías y desgracias que les correspondían, predestinandoles y asignandoles una "función", rumbo u objetivo durante su existencia que inexorablemente concluía con la muerte.
Tanto en la Ilíada como en la Odisea se hace alusión a las Moiras que han tejido los hilos de la vida de cada persona en el momento de su nacimiento. La primera hilaba el hilo de la vida, que era medido por la segunda y cortado por la tercera, acto con el cual la existencia del sujeto llegaba a su fin. Se las representaba habitualmente bajo la forma de tres pálidas y solemnes ancianas vestidas de blanco que hilan en silencio a la tenue luz de una lámpara de aceite, dotadas de sus instrumentos: el huso, la vara de medir y las tijeras. Todavía en la tradición griega moderna está presente la figura de las Moiras que aparecen tres días después del nacimiento del niño para hilar su hilo.

Cloto, (Κλωθώ, ‘hilandera’) la más joven, la que hila, lleva un ovillo de lana, se encarga de crear las hebras o hilos de la vida con su rueca. Ella decide el momento del nacimiento de una persona.
Láquesis, (Λάχεσις, ‘la que echa a suertes’) la que asigna el destino, enrolla el hilo en un carrete dirigiendo el curso de la vida y determinando el futuro de los seres. Es la que decide que tan largo va a ser el hilo del destino de todos los hombres y por tanto la duración de la vida;
Átropos, (Ἄτροπος, ‘inexorable’ o ‘inevitable’) la inflexible, es una anciana que toma del carrete el hilo de la vida y lo corta con ayuda de sus tijeras. Determina el momento de la muerte de los seres, sin discriminar edad, posición, riqueza ni ninguna otra prerrogativa, pues la muerte nos llega a todos por igual.
Las Moiras eran a la vez diosas de la vida y de la muerte. Al conocer el destino de los hombres conocían su futuro, por lo que se les atribuía también la capacidad de hacer profecías.



"Las Moiras"

Tristes doncellas, casi sin vida,
inmortales damas tejedoras,
tres melancólicas personificaciones,
nacidas de la negra Nix…la obscura noche
tejen día a día un incansable destino ,
hilan escondidas en un infinito silencio,
bajo la débil luz de una lámpara de aceite.

Cloto “La Hilandera”

Testigo de cada nacimiento,
la mas joven de las tres divinidades,
la rueca en su mano
lleva hilos de todas las calidades
teje la vida incansablemente,
para cada quien con un hilo diferente,
oro y seda a los bienaventurados
lana e hilos ásperos para los infortunados
ella teje la vida sin algún consentimiento.

Láquesis “Mide el Destino”

Segunda en edad entre las diosas,
surca todos los hilos,
sin importar si son ásperos o finos
de ella de pende curso de las cosas,
en un carrete se van las vidas,
se enrollan los tejidos,
dirigiendo el curso de las existencias,
hasta estas quedar sin salidas.

Átropos “La Inevitable”

Mayor que todas las anteriores
ni los dioses pueden con sus decisiones
sus miradas…las mas melancólicas
su vida…la mas apagada
a pesar de ser inmortal
ella ve a sus hermanas hilar
hasta llegar el momento de vidas cortar
le da fin a los hilos
sin importar posición social
corta con tijeras de oro
el tejido de la vida
sus inexorables decisiones
son ordenes para la muerte.

"Los Tres Destinos..."
...Tejen, enrollan y cortan los hilos de la vida
y al cortar los hilos se cumple lo inevitable.


El huso y la rueca, como la acción de hilar, son símbolos de la vida y de la duración, por lo cual están relacionados con la esfera de la luna, es decir, de lo transitorio, de lo que tiene fases. Por ello, las deidades que han integrado las cualidades de la luna, la tierra y la vegetación, acostumbran tener como atributo el huso o la rueca. Es el caso de Ishtar, la diosa madre de los asirios, que teje el hilo de la vida y lo corta. Este significado se ratifica, definiendo el huso como símbolo de la Magna Mater, que hila con él en la montaña de piedra o en la copa del árbol del mundo. Por su forma, el huso es una mandorla y tiene el significado de la interpretación de los dos círculos (cielo y cierra), es decir, del sacrificio que renueva la fuerza generadora del universo. Todos los símbolos fusiformes significan la idea general del sacrificio mutuo y la fuerza de la inversión.
Diccionario de símbolos
Por Juan-Eduardo Cirlot

Hilar, como también cantar, resulta una acción equivalente a crear y mantener la vida.El hilo es un símbolo universal: éste es el que liga a todos los estados de la existencia entre sí y con el Principio, además de representar el hilo de la Tradición, o de la Sabiduría Perenne que se transmite siempre renovada, pero idéntica en esencia, de edad en edad, de tiempo en tiempo, aquí o allí, pues su mensaje es imperecedero.
En la simbología general, el acto de hilar o de tejer se considera, por lo general, que representa procesos de creación y de crecimiento. Símbolos relacionados con éste, como el de la red, la tela, la cuerda y el tejido, así como otros parecidos, se utilizan frecuentemente para sugerir el desarrollo de las vidas humanas individuales y del universo en su conjunto. Estos símbolos tienen también connotaciones negativas como instrumentos de sujeción o como herramientas de prisión, tal como el de un destino ineludible y fatal.
La simbología del hilo es muy amplia, y la encontramos como elemento fundamental en creencias y tradiciones tanto populares como cultas desde la antigüedad.  Según el Zohar, el hilo simboliza la conexión esencial, en cualquiera de los planos, espiritual, biológico, social, etc.


Aunque en la simbología se asemeja el hilar y el tejer, no conviene para simplificar los mitos confundir a propósito estas dos actividades. Pues al hilar, las Moiras proveen simbólicamente al ser humano la sustancia nacimiento/vida/muerte, lo que es la vida orgánica o biológica, programada, hay que reconocerlo, por unos finos hilos "genéticos", no solo del ADN, sino también cosmicos y espirituales. En el plano cósmico hay que distinguir el hilo de la urdimbre y el hilo de la trama: la urdimbre liga entre ellos los mundos y los estados; la trama representa el desarrollo condicionado y temporal de cada uno de ellos.

Con todo ello, otras Diosas nos procuran la tela de fondo de nuestra vida en tanto actos y hechos, en la cual podemos tener la aspiración en participar...

Para seguir "deshilachando" sobre el simbolismo del hilo, os recomiendo a tod@s leer el libro de Aliske Webb: "Los Doce Hilos de Oro".
Recopilado de la Red para "Hombres que corren con los lobos"

 

Apadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"




domingo, 3 de mayo de 2009

Anima y animus

Una parte de la persona es el papel masculino o femenino que debemos interpretar. Para la mayoría de los teóricos, este papel está determinado por el género físico. Pero, al igual que Freud, Adler y otros, Jung pensaba que en realidad todos nosotros somos bisexuales por naturaleza. Cundo empezamos nuestra vida como fetos, poseemos órganos sexuales indiferenciados y es solo gradualmente, bajo la influencia hormonal, cuando nos volvemos machos y hembras. De la misma manera, cuando empezamos nuestra vida social como infantes, no somos masculinos o femeninos en el sentido social. Casi de inmediato (tan pronto como nos pongan esas botitas azules o rosas), nos desarrollamos bajo la influencia social, la cual gradualmente nos convierte en hombres y mujeres.
En todas las culturas, las expectativas que recaen sobre los hombres y las mujeres difieren. Estas están basadas casi en su totalidad sobre nuestros diferentes papeles en la reproducción y en otros detalles que son casi exclusivamente tradicionales. En nuestra sociedad actual, todavía retenemos muchos remanentes de estas expectativas tradicionales. Todavía esperamos que las mujeres sean más calurosas y menos agresivas; que los hombres sean fuertes y que ignoren los aspectos emocionales de la vida. Pero Jung creía que estas expectativas significaban que solo hemos desarrollado la mitad de nuestro potencial.

El ánima es el aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres y el ánimus es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de la mujer. Unidos se les conoce como syzygy. El anima puede estar representada (personificada) como una joven chica, muy espontánea e intuitiva, o como una bruja, o como la madre tierra. Usualmente se asocia con una emocionalidad profunda y con la fuerza de la vida misma. El ánimus puede personificarse como un viejo sabio, un guerrero, o usualmente como un grupo de hombres, y tiende a ser lógico, muchas veces racionalista e incluso argumentativo.

El ánima y el ánimus son los arquetipos a través de los cuales nos comunicamos con el inconsciente colectivo en general y es importante llegar a contactar con él. Es también el arquetipo responsable de nuestra vida amorosa: como sugiere un mito griego, estamos siempre buscando nuestra otra mitad; esa otra mitad que los Dioses nos quitaron, en los miembros del sexo opuesto. Cuando nos enamoramos a primera vista, nos hemos topado con algo que ha llenado nuestro arquetipo ánima o ánimus particularmente bien.



viernes, 23 de enero de 2009

los mandalas

http://www.circpau.org/imagenes/circpau.m7a7af3b6.jpg

http://definicion.de/wp-content/uploads/2008/12/teoriadesistemas.jpg








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El Simbolismo del Mandala

En sánscrito, mandala significa círculo, en especial círculo mágico, pero en sentido más amplio representa medios auxiliares de concentración y de meditación construidos a partir de círculos y de formas derivadas del círculo, como flores o ruedas, en el ámbito indo-budista y también en el Tibet lamaísta. Tales estructuras son generalmente dibujadas y pintadas, pero también se emplean arquitectónicamente como planos en la construcción de templos. En sentido propio son reproducciones espirituales del orden del mundo, a menudo combinadas con elementos derivados del cuadrado. La dirección hacia un centro tiende hacia la concentración y la meditación. En el centro del mandala, según la doctrina y el grado de iniciación, se encuentran diversos símbolos.

Según Mircea Eliade, el mandala es "a la vez una imagen del Universo y una teofanía".

"El anillo externo del mandala consiste en una "barrera de fuego", que por una parte prohibe el acceso a los que no son iniciados, pero por otra, simboliza el conocimiento metafísico que "quema la ignorancia". Enseguida viene un "anillo de diamante"; ahora bien, el diamante es el símbolo de una conciencia suprema, la boddhi, la iluminación. Inmediatamente dentro del anillo de diamante está inscrito un círculo alrededor del cual están representados ocho cementerios, que simbolizan los ocho aspectos de la conciencia desintegrada; el motivo iconográfico de los cementerios se observa sobre todo en los mandala dedicados a las deidades aterradoras. Sigue después el anillo de hojas, que simboliza el renacimiento espiritual. En el centro de este último círculo se encuentra el mandala propiamente dicho, también llamado palacio (vimana), es decir, el lugar en que se disponen las imágenes de los dioses."

Como ayudas para la meditación, estas imágenes de mandalas se designan con el nombre sánscrito de yantras. Se emplean en técnicas de visualización en las que, después de contemplar largamente un mandala y memorizar sus intrincadas figuras, se cierran los ojos y se trata de representarlo internamente con todos sus detalles. Cada cierto tiempo se abren los ojos y se compara con el original. Una vez que el practicante adquiere mayor pericia, se complica la técnica haciendo desaparecer en la imagen mental cada uno de sus componentes, en un orden riguroso hasta quedar en un absoluto blanco. Después se empieza a poblar ese espacio mental - en el mismo orden de la desaparición - hasta reconstruir el mandala en su totalidad.

Geométricamente, el mandala surge del círculo, del cuadrado o del triángulo equilátero, figuras planas elementales. El círculo es la figura geométrica más simple, en la que todos sus puntos establecen una relación tensional de equidistancia con otro punto que es el centro. Esta es la figura geométrica estandarte del equilibrio y el orden y, por tanto, y en sí misma, podemos considerarla como un Mandala. Con el cuadrado o el triángulo equilátero sucede lo mismo: en ambos casos existe una dimensión de igualdad entre sus lados y una relación directamente proporcional de la superficie con respecto a dichos lados.

Estas figuras geométricamente simples –círculo, cuadrado, triángulo equilátero- son las formas elementales más utilizadas por el hombre en diferentes tiempos y culturas y simbolizan el orden del Universo (o un universo en particular). El vastu-purusha hindú es uno de esos mandalas. "El denominado vastu-purusha mandala es una imagen de las leyes que gobiernan el cosmos a las que están sometidos tanto los hombres como la tierra sobre la cual edifican. En su actividad como constructores los hombres ordenan su entorno del mismo modo en que otro tiempo Brahma obligó al indefinido purusha a tomar una forma geométrica... Construir es la acción de organizar la existencia desordenada de acuerdo con las leyes fundamentales que la rigen. Esto únicamente puede conseguirse obligando a todo monumento, desde el refugio del ermitaño hasta la estructura de la ciudad, a seguir fielmente el diagrama mágico del vastu-purusha-mandala."

No debe pensarse que la representación plástica del mandala sea propia sólo de los budistas. Ellos solamente han elaborado con mayor precisión una intuición antiquísima de origen asirio-babilónico. Es ante todo un cosmograma, una proyección geométrica del universo entero en su esquema esencial, en su proceso de emanación y reabsorción (los días y noches de Brahma). El mismo principio regula la construcción de los templos, cada templo es un mandala. El ingreso al templo no es solamente a un lugar consagrado, sino que es la entrada al mysterium magnus. Quien cumpla el rito de circunvalación según las reglas prescritas, recorre el mecanismo secreto del mundo, hasta transfigurarse junto al sanctum sanctorum, ya que al alcanzar el centro místico del edificio sagrado se identifica con la unidad primordial.

Hasta aquí lo concerniente al mandala desde un punto de vista clásico, si es que puede utilizarse la palabra en este caso. Después, personas pertenecientes a culturas que no son la hindú o la tibetana han observado desde fuera el concepto que acabamos de describir y sobre todo las imágenes, y se han dado cuenta de que el mandala ha sido utilizado, con otros nombres quizás, en otras muchas culturas a lo largo de los tiempos. El concepto al que esta palabra se refiere -ordenar mística y materialmente el mundo-, es común al espíritu e impulso humanos en diferentes lugares del planeta y a lo largo de los siglos. Ya en el Neolítico, cuando el hombre deja de ser nómada y se convierte sedentario con la ganadería y la agricultura, podemos encontrar diferentes símbolos mágicos mandálicos, De hecho, al Stonehenge podríamos considerarlo como el más famoso mandala del Neolítico. Los antiguos bretones del sur de la actual Inglaterra, que reconstruyeron Stonehenge durante un lapso de tiempo de mil años tenían la clara intención de comprender con este monumento, no solo los fenómenos astrológicos, sino a través de diferentes rituales, establecer las más diferentes implicaciones cósmicas -de ahí que también se le conozca cariñosamente con el nombre de computador del Neolítico-. Stonehenge era un centro sagrado de la comunidad para las tribus que lo usaron: un monumento a su cohesión social, reflejado tanto en su espíritu de sacrificio al aunar esfuerzos para erigir megalitos, como durante las asambleas rituales, cuando un eclipse o un espectacular amanecer, predicho por los sacerdotes, convocaban a la comunidad a converger en el recinto para presenciar los acontecimientos al unísono3.

En América, por ejemplo, tanto en el norte como en el sur pueden verse dibujos realizados en la tierra o sobre soportes más duraderos que a través de círculos. Otras imágenes geométricas representan la Creación y otros grandes misterios que inquietan a la humanidad desde los orígenes. Entre los indios de Norteamérica se utilizan estas imágenes para curar a los enfermos; en otras culturas como la Maya o la Azteca se hacía uso del disco solar y otras imágenes de base circular en las que se incluían otros símbolos más pequeños.

Así mismo en Europa se ha empleado el mandala en los edificios sagrados, catedrales góticas, por ejemplo, los rosetones que forman las vidrieras pueden considerarse mandalas geométricos. Anteriormente, incluso, se utilizaba la imagen del Cristo rodeado por los cuatro evangelistas (cuatro direcciones). Posteriormente, en el Renacimiento, comenzó a utilizarse la planta circular para las iglesias, incluso existe una teoría de que Roma fue proyectada con base circular y posteriormente dividida en cuatro cuadrantes por dos vías principales que se cruzaban en el centro.

En la actualidad se ha reconocido el mandala en el propio diseño de la naturaleza, se ha extendido su contemplación desde creaciones enormes (planetas, estrellas, sistemas enteros, galaxias), hasta realidades imposibles de ver a simple vista (células, átomos).

De este modo vemos que el mandala parece existir independientemente de una cultura en particular, incluso al margen de la cultura lo encontramos en el mundo natural.

El mandala es el paradigma de la evolución y la involución cósmica en su retorno al centro del universo; pero simboliza también el refluir de la experiencia de la psiquis en busca de la unidad de consciencia para descubrir el principio ideal de las cosas. No es solamente un cosmograma sino también un psicograma, el esquema de la desintegración del uno en lo múltiple y la reintegración de lo múltiple en el uno, en la consciencia absoluta, entera y luminosa, que tendría que brillar en lo profundo de nuestro ser. El hombre tiene en el centro de sí mismo el principio recóndito de su propia vida, la esencia misteriosa, el punto luminoso de consciencia del que irradian las facultades psíquicas. Él tiene la vaga intuición de esa luz que podría brillar dentro de sí, expandiéndose y propagándose hacia planos espirituales.

Cuando el pintor de la India o del Tíbet dibuja un mandala, no obedece a un arbitrio de la fantasía: sigue una tradición precisa que le enseña a representar de una manera especial el drama mismo de su alma. No pinta las imágenes de un ícono, sino que vuelca los fantasmas de su yo profundo y así los conoce, y de ese modo se libera.


El Mandala se podría definir como la manifestación (la más pura) del esfuerzo humano por llegar a comprender el Todo Cosmológico. El Mandala es ese gesto-símbolo-objeto en el que la dispersidad queda concretizada. El hombre ha utilizado desde siempre el Mandala como medio o instrumento para relacionarse con la realidad, para comprenderla, ordenarla... entendemos por realidad tanto aquella que puede ser percibida por los cinco sentidos, como esa otra a la que podemos aproximarnos solo intuyéndola como Misterio. Así, podemos considerar que el Arte se materializa a través de la estructura mandálica. El Arte es la manifestación más íntima del hombre, esa que lo pone en contacto en un esfuerzo titánico con aquello que no comprende y que, posiblemente, nunca llegará a comprender. Es la expresión interiorizada del exterior -podríamos considerarla como una teatralización simultánea del juego interior-exterior de la existencia-. Frente a la lucha de contrarios hegeliano, el Mandala se presenta como la estructura-hogar-ordenadora de las fuerzas más dispares.

El Arte siempre se concibe como Mandala: todas las obras de Arte son Mandalas. Aunque el Arte de hoy en día no posea los valores mágicos que se le atribuían en el pasado -cosa que puede parecer algo más que discutible, sobre todo para algunos filósofos y psiquiatras contemporáneos-, creo que la gestación de cualquier manifestación artística se sigue rigiendo, como siempre, por las mismas estructuras creativas y, por tanto, mándalicas.

El gran pensador y psiquiatra Carl Gustav Jung utilizó el Mandala como instrumento conceptual para analizar y sentar las bases sobre las estructuras arquetípicas de la psique humana. Consideraba que el comportamiento del hombre se moldea según dos estructuras básicas de conciencia, la individual y la colectiva; la primera se aprende durante cada vida en particular; la segunda se hereda de generación en generación, como si se tratase de un gen, pero en vez de definir el color marrón, azul o negro de nuestros ojos, esta herencia rige nuestros comportamientos más cotidianos.

Desde un punto de vista psicológico, el Mandala se definiría como la estructura de un determinado comportamiento-matriz de nuestra conciencia colectiva. Se manifiesta muy claramente cuando nuestra conciencia individual permanece en un estado de semivigilia: son mandalas, por ejemplo, esos dibujps abstractos realizados mientras estamos ensimismados tomando un café o cuando, en una reunión o conferencia que no nos interesa, en vez de tomar notas, hacemos garabatos inconscientemente en la libreta. Estos dibujos, de una u otra manera, intentan compensar nuestra dispersión mental y ordenar en ese preciso momento nuestra existencia. Si analizamos dichos dibujos comprobamos que la mayoría de ellos están trazados a partir de figuras geométricas enormemente simples –planas, concéntricas. Vemos que sobre todo son el cuadrado y el círculo las figuras geométricas base para la materialización de estos dibujos tan primarios.

Sin embargo, el Mandala no se refiere únicamente a una figura geométrica concreta: el círculo, el cuadrado, el triángulo equilátero. Mandala hace referencia a una actitud, al estímulo por reconciliar fuerzas irreconciliables, contrarias... El sentido de la existencia del mandala se muestra ante la frustración que sentimos frente a la dispersidad; la dispersión es una característica de la locura y, por tanto, de la pérdida de contacto con la realidad o, dicho de otra forma, de la pérdida de la conciencia del ser, que es la cualidad esencial que define al hombre como hombre. La Creatividad es terapia para el artista al fundir en esa actividad partes diferentes, desligadas, incomprensibles del mundo en un Todo... El proceso creativo se materializa y desarrolla a través de la estructura mandálica.



Mandalas




jueves, 11 de octubre de 2007

Simbolismo de la Complementariedad.

EL SÍMBOLO DEL TAI CHI TU



El taijitu, la forma más conocida de representar el concepto del yin y yang

El yin y yang es un concepto surgido de la filosofía oriental fundamentado en la dualidad de todo lo existente en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales, opuestas pero complementarias, que se encuentran en todas las cosas.

Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. En este sentido, la categorización sólo lo sería por conveniencia. Estas dos fuerzas, yin y yang, serían la fase siguiente después del taiji o Tao, principio generador de todas las cosas, del cual surgen.

Esta teoría es fundamental dentro de la Medicina china tradicional.

Origen

Este concepto seguramente tiene su origen en las antiguas religiones agrarias. Aunque existe en el confucionismo, es especialmente importante dentro del taoísmo. En el Dao De Jing sólo aparece una vez, pero todo el libro está lleno de ejemplos que lo explican. Los hexagramas del I Ching también están basados en esta teoría.

El carácter chino tradicional de yin (?), representa la parte norte, nubosa, de una montaña, mientras que en el simplificado (?) aparece el carácter de luna (?, yuè). El carácter tradicional de yang (?) representa el lado sur, soleado, de una montaña; en el simplificado (?) aparece sol (?, rì) .

Principios

1. El yin y el yang son opuestos.

Todo tiene su opuesto, aunque éste no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. Por ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque un día de verano puede hacer frío y viceversa.

2. El yin y el yang son interdependientes.

No pueden existir el uno sin el otro. Por ejemplo, el día no puede existir sin la noche.

3. El yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang.

Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado.

4. El yin y el yang se consumen y generan mutuamente.

El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).

5. El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos.

La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra.

6. En el yin hay yang y en el yang hay yin.

Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.

Representación gráfica


Gráficamente, el concepto se suele representar mediante un símbolo denominado taijitu, "diagrama del taiji", que no siempre se ha dibujado de la misma manera. En su forma actual más conocida, la parte oscura, normalmente negra, representa el yin y la parte clara, normalmente blanca, el yang. Estas dos partes entrelazadas se denominan en chino peces (?, ?, yú). La línea que las separa no es recta, sino sinuosa, representando el equilibrio dinámico entre los dos conceptos y su continua transformación. Los puntos de distinto color simbolizan la presencia de cada uno de los dos conceptos dentro del otro.

Otra manera de representar el yin y yang es con un línea continua (yang) y una partida (yin). Al repetir estas líneas tendríamos cuatro estados (del yin absoluto al yang absoluto pasando por sendos estados intermedios). Si utilizamos tres líneas, obtenemos ocho combinaciones, conocidas como "los ocho trigramas" (??, bagua), de los que surgen los 64 hexagramas del I Ching.


Aplicaciones

La teoría del yin y el yang puede aplicarse a todos los conceptos existentes, por lo que sus aplicaciones serían infinitas.

Se puede aplicar el concepto al fluir del tiempo. Por ejemplo, el mediodía, cuando el sol se encuentra en lo más alto, es completamente yang; la media noche es completamente yin; el atardecer sería el yang transformándose en yin y el amanecer el yin transformándose en yang. También se puede aplicar a las estaciones: el verano es yang, el invierno es yin; el otoño es yang transformándose en yin y la primavera yin transformándose en yang.

También se puede aplicar a las direcciones: el norte es yin, el sur yang; el oeste yang que se transforma en yin y el este yin que se transforma en yang.

También se usa en el tratamiento de las enfermedades según las medicinas tradicionales asiáticas, en las que con frecuencia se contrarrestan determinados síntomas con tratamientos regidos por el concepto opuesto. Por ejemplo, el enfriamiento, un síntoma yin, sería tratado con comidas calientes, que son yang; una crisis nerviosa, yang, sería tratada con comidas frías (como frutas), que son yin.

Así mismo, la teoría podría aplicarse a todo tipo de dualidades: la mente y el cuerpo, el hombre y la mujer, el bien y el mal.


EL SÍMBOLO DEL KINAM



El emblema representativo del Kinam, de la Toltequidad, es un antiguo símbolo mesoamericano que aparece en el Códice Magliabecchi. Los nombres tradicionales por los que se le conoce son Nawipapalotl, “cuatro mariposas” y Atokatl, “araña de agua”, En él se conjugan cinco conceptos básicos de la Toltequidad, que son:

Primero: el centro u origen de toda existencia, llamado Senteotl, "divina unidad".
Segundo: la oposición dialéctica entre Tonal y Nawal, "lo visible y lo oculto".
Tercero: los cuatro rumbos de la cosmogonía:
  • Miktlampa, "rumbo de los muertos", al norte.
  • Siwatlampa, "rumbo femenino", al oeste.
  • Witstlampa, "rumbo de la energía", al sur.
  • Tlawistlampa, "rumbo de la iluminación", al este.
Cuarto: el Kinam o "equilibrio dinámico" entre las dualidades y los rumbos.
Quinto: la Shikalkoliu'ki o "greca escalonada", emblema de la evolución.

El Kinam es El Arte y el Camino del Equilibrio, una de las Prácticas y Filosofías Toltecas más representativas del pensamiento en el antiguo México.

Kinam es un término de la lengua nawatl, hablada en el México antiguo, que significa "el poder del equilibrio" o "en estado de armonía". Fue propuesto por Frank Díaz y Víctor Sánchez para referirse a las técnicas del México antiguo para el desarrollo del potencial humano. El investigador Julio Diana le aplicó un modelo basado en la cosmogonía tolteca.
Aparece en un libro mexica llamado Códice Chimalpopoca, donde se afirma:
“Los toltecas eran Kinames, y su saludo era: Que no te caigas sobre la tierra.”

En honor a aquellos antiguos practicantes, se escogió la voz Kinam para nombrar a una serie de técnicas y ejercicios que aparecen en los documentos prehispánicos. Esos documentos demuestran que en el antiguo México existió una disciplina psico-física equivalente por su profundidad al Yoga de la india, el sofismo griego y las artes marciales de China y Japón.

La práctica del Kinam está dirigida a todo el mundo y puede aplicarse a todas las condiciones físicas, edades. Sus efectos son:

· Desarrolla el cuerpo físico.
· Equilibra la respiración.
· Concentra la atención.
· Estimula la inteligencia.
· Desempolva los recuerdos.
· Nos pone en contacto con el Ser divino que mora en nuestro interior.

Un aspecto fundamental de las culturas del antiguo México, era su carácter práctico y la búsqueda de soluciones para los problemas humanos. Al respecto, comentan dos conocidos investigadores:

“Es conveniente notar que, tanto para los toltecas de la antigüedad como para los sobrevivientes de hoy en día, la religión no era un conjunto de pautas de conducta predeterminadas, dogmas o la proyección de la importancia personal, sino una serie de prácticas que tenían como objetivo mantener al hombre en contacto con el Espíritu.”
Víctor Sánchez.

“En lugar de plantear el problema de la existencia a partir, sea de lo físico, de lo social o de lo divino, Quetzalcoatl establece como realidad primera de la situación humana la fuerza potencial de integración que le es exclusiva. De ahí que su mensaje aparezca más como una guía de acción que como una teoría filosófica.”
Laurette Séjourné.

Este afán por los resultados prácticos generó entre los toltecas un gran interés por los ejercicios, las escuelas y los sistemas de entrenamiento. Pero es muy poco lo que se ha investigado al respecto.
Es por eso que un grupo de amantes del conocimiento prehispánico se reunió para desarrollar el Kinam.

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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"