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miércoles, 21 de noviembre de 2007

El Druidismo: camino de ascención Celta.

El camino pagano es un camino de autoconocimiento, de ascensión. Es ya célebre la frase inscrita en Delfos que dice "Conócete a ti mismo" y es que posiblemente sea la máxima del sendero pagano.

El camino del paganismo invita a la reflexión sobre la esencia de las personas. Las palabras paganismo y pagano vienen del Latín "paganus", haciendo referencia a los habitantes de los pagos que aún conservaban la Antigua religión. Actualmente hace referencia a aquellos que hemos recogido el testigo de aquél camino de ascensión y de las antiguas enseñanzas que conducen a la iluminación.

El sendero pagano no pudo ser destruido y en su lugar fue progresivamente absorbido por el cristianismo, como por ejemplo la misma figura crística, mucho más antigua que el propio Jesús de Nazareth y demonizado en aquellos aspectos que no pudieron ser fagocitados por aquél incipiente culto apostólico, como el culto al Dios Astado, o el culto a la fértil Madre Tierra.

Para aquellos primeros cristianos, incluso hoy en día pervive la idea, un pagano era todo el que no sea de su religión o incluso un pagano es todo el que practica una religión politeísta (lo que haría paganos a los hindúes, por ejemplo) pero se suele tener por cierto, y como buena definición, que pagano es aquél cuyo camino hereda la espiritualidad indoeuropea y semítica.

El paganismo pervive. Esta Antigua senda nos invita a través de sus enseñanzas a mantener una unión con nuestra Madre Tierra. El paganismo nos invita a sintonizar con la Naturaleza, a sentirnos parte y no dueños de la misma. A través de diferentes caminos, nos invita a unirnos y a sentir partes diferentes de la creación

El paganismo es quizás la religión más antigua de la humanidad, remontando sus orígenes al paganismo indoeuropeo, aproximadamente datado entre los años 1500 a 75000 años en el pasado. La humanidad fue mayormente pagana por muchos milenios, y pervivieron hasta hace apenas mil años.

Enseñanzas comunes a todas las ramas del paganismo son por ejemplo el sentimiento de ser una espiritualidad libre, donde el que está en ella lo hace por decisión propia. En ella se admiten a personas de todas las razas, etnias, nacionalidades, géneros e ideologías políticas con plena igualdad. Asimismo, busca encontrar la esencia, el alma y por lo tanto, respeta la esencia, la voluntad de los demás seres vivos.

Otras creencias son la reencarnación, que es una idea bastante extendida en muchas de sus ramas. La creencia en el karma: En la Wicca, el código es “Haz lo que quieras, a nadie dañes”, en la religión Asatrú es el concepto de "Ørlörg".

Existen varias vertientes del paganismo, dependiendo del paradigma local donde se desarrollaron. Actualmente se reconocen como camino paganos a Asatru u Odinismo (que son los herederos del paganismo nórdico y germánico), Druidismo (que es espiritualidad celta, el Helenismo (que se basa en las antiguas tradiciones griegas), Kemet (o legado pagano egipcio), la Stregheria (que es la brujería italiana) y la Wicca que es la tradición que recoge la brujería popular europea.

Existen intentos reconstruccionistas de otros camino paganos, como el paganismo eslavo o la restauración de los viejos mitos semíticos, pero son menos conocidos posiblemente por ser menores en número de seguidores.

El druidismo es el heredero de las enseñanzas celtas. Los druidas era los sacerdotes de los pueblos célticos. Un druida cree en que el mayor maestro es la Naturaleza. Se ve como parte integrante de la creación y persigue vivir en armonía con ella. Aprendiendo de la naturaleza, comprende mejor su esencia. Los druidas creen que esta vida real es una ilusión y los sueños otra realidad. Sin dogmas, ni creencias rígidas, sino con catmas, con creencias fluidas, mantenidas solamente mientras
tienen valor.

Antiguamente, el término druida se refería exclusivamente a los sacerdotes del pueblo celta, los cuales pasaban por procesos de iniciación y estudio que podían durar hasta 20 años.

Hay varios grados como los bardos (poetas y maestros, los vates (adivinos y curanderos) y los druidas (sacerdotes). También había druidesas ó druidas mujeres. Los druidas conformaban un elemento fundamental dentro de la sociedad celta siendo sacerdotes, consejeros espirituales, jueces, abogados, médicos, ¡ artistas, adivinos y muchas cosas más. También tenían una posición importante en la política celta, siendo ministros y a veces electores de los reyes.

Hoy en día, lo habitual es que se suele referir con el término druida a todo seguidor del druidismo y no sólo a los clérigos debidamente ordenados.

El paganismo, y el druidismo en particular, tiene una relación íntima con el chamanismo y muchas partes de sus caminos coinciden. Ambos creen que la Madre Tierra no es solo un planeta creado para uso, abuso y disfrute de los humanos, sino que tiene alma, tiene esencia. Más allá de esto, siguen un mismo sendero, basado en unas enseñanzas similares.

Los druidas buscan llegar a la Awen, al Espíritu Fluido o Iluminación y así unirse al Todo. Los chamanes igualmente buscan esto, llegar a la Iluminación, que es lo que Buda describía como el final del sufrimiento. Para los toltecas, es regresar a la Esencia, unirse al Gran Espíritu.

Un ejemplo de estas similitudes podría ser el Camino del Guerrero. Y existe una relación muy estrecha entre el Camino del Guerrero y los Preceptos Druídicos. El Camino del Guerrero es el modelo de ascensión tolteca. Y esas mismas enseñanzas son una parte de lo que el paganismo nos enseña, y más en concreto la manifestación druídica del paganismo.

El Camino del Guerrero: Un druida debe ver todo, saber de todo, sufrir todo.

Los Toltecas nos hablan de los Videntes, que formarían varios Linajes de Guerreros, de los cuáles surgirían diferentes ramas de chamanes.

Uno de estos linajes es la rama a la que pertenecía Don Juan, el maestro de Carlos Castaneda. Otro de los linajes es del Águila, a cuya familia pertenece Miguel Ruiz, autor del libro “Los Cuatro Acuerdos”, más centrado en el camino del Amor.

El Camino nos dice que el Guerrero es aquél que pretende ascender.

El Camino del Guerrero transmitido por el Linaje del Águila nos da cuatro claves para llegar a esa iluminación:

• Conciencia

• Transformación

• Amor

• Poder

Los druidas bien sabían que para alcanzar la iluminación debían tomar conciencia, saber. Sólo quien se conoce es capaz de conocer la esencia. Una vez que conocemos qué es la esencia y qué es ego, somos capaces de transformarnos, de llegar al amor.

Un druida sabe que debe vivir y debe sufrir, entendiendo este sufrimiento como experimentación, como la propia existencia sin estar ligada únicamente al dolor y al igual que los elementos sufren cambios, sufrir asimismo esa transformación.

Los druidas saben que deben verlo todo, tomar conciencia y a través de esta conciencia, aprender para transformarse, para llegar a la Awen.

El Mitote: Los druidas creen que un hombre es lo que el piensa que es, lo que los demás piensan que es, lo que realmente es

Los Toltecas nos dicen que nuestra mente está dividida en tres parte diferentes.

Una es el Libro de la Ley. El Libro de la Ley es la parte de nuestra mente donde están recogidas todas las creencias aprendidas de nuestros antepasados, que se convierten en leyes y nos cuestionan.

Desde que nacemos nuestro Libro de la Ley se comienza a gravar y se va llenando de ideas que nos vienen de diferentes fuentes: la sociedad en la que nacemos, la familia en la que nacemos, lo que nos enseñan nuestros padres, nuestros maestros, nuestros amigos. Poco a poco se va forjando este libro que regirá cada uno de nuestros pensamientos y servirá para medir cada una de nuestras acciones. Es el corazón de nuestro Ego.

La otras dos partes de nuestra mente son el Juez y la Víctima. En base a nuestros Libro de la Ley nuestra mente considera si algo es bueno o no y en base a esa decisión tomada actuamos como jueces o como víctimas ante una situación. Esta conversación interna, este constante juicio genera el Mitote, que es el alboroto, el ruido constante que hay en nuestra mente.

De estos juicios, de este mitote, se alimenta el Parásito Energético o Enemigo Interior. El parásito se alimenta de todo lo negativo, todo lo que va en contra del amor.

El parásito, al igual que nuestros libro de la ley, se transmite de padres a hijos, incluso durante generaciones. Esta actividad de juicios, de hacer de víctima, genera un saco de culpabilidad.

Para luchar con el parásito los Toltecas crearon el camino del guerrero.

Los druidas dicen que hay un gran poder en el silencio. Este silencio druídico bien se puede interpretar como referencia a su Sigilo, a su esoterismo, pero no es menos cierto que el Silencio del druida debería ir más allá y silenciar a nuestros egos y los susurros de nuestros parásitos.

Tomar conciencia: Un druida se presenta ante sus dioses sin Nombre y sin Cara

La recapitulación es un concepto importante dentro del mundo chamánico. Como es ya sabido, los chamanes, y las religiones con clara herencia chamánica, creen que esta vida no es real. Para los chamanes esta vida es Maya, que es el concepto que actualmente muchos conocen como Matrix debido a la famosa película norteamericana de carácter fantástico: vivimos dentro de una simulación, de un juego.

Los celtas, igualmente, estaban convencidos del sencillo paso que hay de una vida a otra, de la poca importancia de la muerte y de la continuidad del ciclo de renacimiento- muerte- nueva vida.

Es a través de esta recapitulación donde el guerrero toma conciencia sobre su vida, realizando un ejercicio de distanciamiento entre su esencia y su ego. Al recapitular un guerrero sabe que él es esencia, que es parte del todo más allá de las circunstancias de la actual encarnación.

Nosotros, los seres humanos y , en realidad todos los seres vivos de este planeta, somos seres superiores que forman parte del Todo, que se escindieron de él y que en su camino de retorno hacia este Todo, hemos decidido bajar a la Tierra y vivir en este mundo para aprender. Para ello, escogemos la vida que vamos a vivir, generamos un personaje, una vida con unas características, con unas vivencias, que le marcan el camino y las lecciones a aprender.

El hecho de recapitular consiste en realizar un acto de desapego con las circunstancias de esta vida, con esta encarnación. Al realizar la recapitulación, el chamán cuenta cada detalle de su vida, rememora cada situación padecida o gozada en esta encarnación.

Muchos chamanes, para recapitular, ascendían al monte, con una ánfora o jarra vacía y allí, en el monte, se sentaban y comenzaban a comentar su vida al jarrón, hasta que la "llenaban" de sus recuerdos, de toda su vida. Contra más detalles daban, contra más eventos le contaban, más completa era la recapitulación y más completo el desapego del Espíritu con el Ego, mayor la diferenciación entre la esencia real y las particularidades de esta encarnación.

Los druidas también realizan este tipo de actos y tienen estas mismas creencias. Comenta Pedro Plau Pons en su libro "Druidas" que los druidas se acercaban a los dioses "Sin Nombre y Sin Cara". Los druidas eran conscientes de este juego cósmico y realizaban este acto de desapego antes de realizar ritos o de comunicarse con los espíritus de sus Ancestros o a los mismo dioses.

Es esta frase la que recoge esta idea de alejamiento del Ego, de alejamiento de esta encarnación y nos invita a alcanzar nuestra esencia antes de realizar cualquier comunicación con dioses y espíritus.

A continuación, se presentan unos extractos del libro “Pases mágicos” de Carlos Castaneda hablando sobre la recapitulación y que describe la práctica de la misma:

“La recapitulación, de acuerdo con lo que don Juan les enseñó a sus discípulos, fue una técnica descubierta por los chamanes del México antiguo y utilizada por cada chaman practicante desde aquel entonces para ver y revivir todas las experiencias de su vida, con la finalidad de alcanzar dos objetivos trascendentales: uno, la meta abstracta de cumplir con un código universal que demanda renunciar a la conciencia en el momento de morir y, número dos, alcanzar una meta sumamente pragmática, la de adquirir fluidez perceptual"

"La recapitulación como un procedimiento formal debe iniciarse con el recuento de los eventos que acaban de suceder. De esta forma, la primacía de la experiencia tiene la prioridad. Algo que acaba de suceder es algo que se puede recordar con gran exactitud. Los brujos cuentan con el hecho de que los seres humanos son capaces de almacenar información detallada de la que no se está consciente"

"Actualmente, en la práctica de la recapitulación de eventos es necesario respirar profundamente, abanicando la cabeza, por así decirlo, lenta y suavemente de un lado a otro, empezando ya sea por la derecha o la izquierda. Este movimiento de la cabeza se realiza tantas veces como sea necesario mientras se recuerdan todos los detalles accesibles. Don Juan comentó que los brujos hablan acerca de este acto, como el acto de inhalar todos los sentimientos que se vivieron en el evento que se está reviviendo, y se exhalan todos los estados de ánimo no deseados y los sentimientos ajenos que se quedaron en nosotros"

"En un nivel más mundano, la recapitulación otorga a los practicantes la capacidad de examinar la repetición en sus vidas. La recapitulación los puede convencer, sin sombra de duda, de que todos nosotros estamos a merced de fuerzas que finalmente no tienen sentido, aunque a primera vista parezcan perfectamente razonables. Don Juan me aseguró que si cualquier cambio en la conducta ha de realizarse, tiene que ser a través de la recapitulación, ya que este es el único vehículo que puede acrecentar la conciencia al liberarla de las calladas exigencias de la socialización, que son tan automáticas, tan dadas por sentado que ni siquiera se notan bajo circunstancias normales, mucho menos se las examina"

"Don Juan me aseguró que lo que los brujos del México antiguo buscaban ávidamente en la recapitulación era la memoria de la interacción, ya que en la interacción yacen los profundos efectos de la socialización la cual se esforzaban por superar por todos los medios posibles"

"Me dijo que los acechadores usan cajas o ataúdes de tierra para encerrarse dentro de ellos en tanto reviven, pues no se trata sólo de recordar cada momento de sus vidas. La razón por la que los acechadores deben recapitular sus vidas de forma tan meticulosa es que el don que el Águila da al hombre incluye la buena voluntad de aceptar un sustituto en vez de la conciencia genuina, si tal sustituto en verdad es una réplica perfecta. Florinda me explicó que ya que la conciencia es el alimento del Águila, ésta puede quedar satisfecha con una recapitulación perfecta en lugar de la conciencia misma"

"Por ello su benefactor le había dado la enorme caja de madera como símbolo y herramienta. Era una herramienta que le permitió aprender a concentrarse; tuvo que sentarse allí durante varios años, hasta que todas su vida pasó ante sus ojos. Y era un símbolo de los estrechos linderos de nuestra persona. Su benefactor le dijo que cuando hubiera terminado la recapitulación debía romper la caja para simbolizar que ya no estaba sujeta a las limitaciones de su persona"

La Transformación: las tres cosas que un druida debe controlar son la mente, la mano, el deseo.

El camino de Guerrero presente un modelo basado en Cuatro Acuerdos. El Guerrero firma esos cuatro acuerdos para alcanzar la iluminación, al igual que los druidas intentan alcanzar la Awen.

Cuando un guerrero se compromete con esos cuatro acuerdos, se compromete a:

• Ser impecable son sus palabras

• No tomarse nada personalmente

• No hacer suposiciones

• Hacer siempre lo máximo que pueda.

Esta es parte del camino del guerrero y tal y como el guerrero se plantea transformar sus actos, y más allá de ellos, lo que los motiva: los pensamientos, la mente y los deseos del Parásito.

Ser impecables con las palabras: Un druida sabe que hay un gran poder en el Silencio

El guerrero se compromete a ser impecable con sus palabras. Un guerrero habla con integridad, y solamente dice lo que realmente quiere decir. El silencio es un arma poderosa, es lo que se produce al silenciar el mitote generado por nuestra mente.

Al igual que hay un gran poder en el silencio, hay un gran poder en nuestra palabras. Con ellas expresamos nuestros deseos, nuestra voluntad y las palabras hechizan, generan la misma realidad.

Es por eso que un guerrero se compromete a hablar contra sí mismo y contra los demás. Es por esto que un guerrero utiliza el poder de sus palabras para avanzar en la dirección de la verdad y el amor. Es por eso que el silencio es poderoso

No tomarse nada personalmente: las tres virtudes del saber druídico son estar consciente de todo, soportar todo, ser despojado de todo.

Un guerrero es inmune a aquello que opinen los demás de él, porque sabe que los actos y las opiniones de los demás son una proyección de sus propias realidades, de sus libros de la ley,

Un druida debe ser consciente en todo momento de ello y sabe, como el guerrero, que nada de lo que hacen los demás, ni de lo que le pasa, es por él mismo, y por tanto, al dejar de tomarse los actos y palabras de los demás como algo que giran en torno suyo, dejan de ser víctimas

No hacer suposiciones: las tres claves de la sabiduría druídica son saber, atreverse y guardar silencio.

Un guerrero no desperdicia su tiempo tratando de imaginar lo que los demás piensan o sienten.

Alguien que ha asumido este camino es consciente que es necesario conocer lo que los demás piensan o como les afectan sus actos, pero para adquirir ese conocimiento no hace suposiciones, no deja elucubrar a su juez y a su Víctima, sino que haya el coraje para preguntar a los demás y expresar lo que realmente piensa.

Es así, como se silencia el Mitote. Es así como un guerrero se comunica con sus semejantes: de manera tan clara como pueda y evitando malentendidos, tritezas o victimismo.

Hacer siempre lo máximo que pueda: las tres cosas que un druida debe evitar son esperar lo imposible, llorar por lo irrecuperable, temerle a lo inevitable.

Lo máximo que un guerrero puede hacer es cambiar

Un guerrero no se lamenta en que las cosas muten, sino que se aclimata a esos cambios, y dependiendo de las circunstancias actuar de una manera u otra, sin atarse a su pasado. Sencillamente un guerrero siempre intenta hacer todo lo que puede en cada oportunidad, sin juzgarse o lamentarse.

Un druida igualmente intentar no lamentar aquello perdido que no se puede recuperar, no se regocija en el dolor gratuito alimentando al parásito.

Fuentes:
Por Gaueko Bele.

martes, 20 de noviembre de 2007

Árbol de libertad, culto druídico y revolución cultural en Nicolai Frederik Grundtvig

En el contexto europeo de finales del siglo XVIII y principios del XIX, la renovación del movimiento pagano alemán no fue un hecho aislado. En la Francia de la segunda mitad del siglo XVIII, el proceso de descristianización había hecho progresos considerables, alcanzando a amplias franjas del campesinado, de artesanos y de pequeños comerciantes. Este cambio de mentalidad ha sido, de hecho, considerado como un signo precursor de la Revolución de 1789. Desde los primeros años de la era revolucionaria, asistimos al nacimiento de un culto no cristiano de la libertad, que se expresó a través del calendario revolucionario, de las fiestas populares y los templos construídos en un estilo alegórico y abstracto, no pocas veces pedante, que imitaban sin gran originalidad la arquitectura de la Roma antigua. De todas esas innovaciones, la más interesante desde nuestro punto de vista, es el culto del árbol de la libertad, que renovaba el viejo culto europeo del Árbol de Mayo.

Inspirados en un romanticismo de corte céltico y por determinadas corrientes de un deísmo que reivindicaba la religión de la naturaleza, los cultos neodruídicos resurgieron en Gran Bretaña, renovando las tradiciones bardas del medioevo. A partir de 1781, surgieron órdenes druídico-masónicas. Desde 1792, se practicaron en Inglaterra ceremonias presididas por druidas vestidos de blanco que recitaban antiguas plegarias alrededor de círculos de piedra tallada y aras célticas. En 1819, parecidas ceremonias congregan a los bardos franceses, con motivo de la fiesta céltica tradicional del Eisteddfod.

En Suecia, el romanticismo de inspiración germánica encuentra su principal eco en la llamada Liga Gótica, fundada en 1891. Estudiantes e intelectuales afiliados a este círculo, entre los cuales se encontraban los poetas E.J. Geijer y Esaias Tegner, así como el fundador de la gimnasia sueca P.H. Ling, se dan a sí mismos nombres extraídos de la antigua mitología germánica o de las sagas noruegas, y se reúnen alrededor de círculos de piedra para celebrar el "thing". Evocan a los antiguos dioses, se entregan a investigaciones históricas y actualizan la literatura gótica, manifestaciones a través de las cuales pretenden refundar la identidad nacional sueca.

Pero será en Dinamarca donde el renacimiento de la mitología adquirirá una mayor fuerza. Los referentes del pasado permiten forjar una conciencia mitológica, identitaria y política cuyos reflejos todavía se dejan sentir, sobre todo en ambientes de "izquierda". Esta tradición identitaria de la izquierda revolucionaria danesa se inicia con Jens Baggesen, que en 1789 —año de la Revolución en París— hizo un viaje a Alemania. Paseando por los bosques de Teutoburgo, pudo observar cómo, sobre una colina, se conmemoraba a Arminius, el vencedor sobre las legiones del cónsul romano Varo. En las memorias de Baggesen podemos leer: «En ningún sitio me he sentido más libre, más ciudadano del Norte, más hermano de la gran familia de los pueblos a este lado de los Alpes, en la cumbre del bosque donde el Sur se doblegó frente al Norte. He visto el nacimiento de la libertad en Europa en el recuerdo de Arminius, y su marcha hacia el Oeste ha representado para mí un sueño ebrio de felicidad. Con los anglosajones, pasó a Albión, y con los francos a Galia. Y aún brilla en la asamblea francesa».

En los comienzos de su itinerario político, la izquierda identitaria y romántica danesa fijó su mirada en la Revolución francesa y, algunos años más tarde, profundizó en su corpus doctrinal ahondando al mismo tiempo en la antigüedad escandinava. En 1819, encontramos muestras claras de esta pasión en el libro Nordens guder (Dioses nórdicos), de Adam Gottlob Oehlenschläger. En 1808, la primera edición de Nordens Mythologi (Mitología nórdica), de N.F.S. Grundtvig, todavía está impregnada del espíritu romántico. Su reedición de 1832 revela, sin embargo, nos ofrece una nueva orientación, muy interesante, que anuncia ya la antropología contemporánea y una suerte de preestructuralismo. En aquella época, estas primeras manifestaciones de nuestra filosofía contemporánea, fueron calificadas de "fantasiosas" y "subjetivas".

En lugar de huir hacia una deriva lírica, como buena parte de los partidarios del romanticismo, Grundtvig, en su interpretación de la mitología nórdica, desarrollará un proyecto político. El conflicto entre gigantes y Ases no aparece como una lucha entre fuerzas imprevisibles de la naturaleza y como inquietudes de carácter culturalista, sino como combates sucesivos entre dos culturas: Roma frente al Norte, eruditos y elites frente al pueblo, sabiduría libresca frente a palabra viva, senectud frente a juventud.

Esta aproximación a la tradición se traducirá en los frentes políticos que surgirán en la Dinamarca de la época. El nacionalismo y el socialismo se oponían al antiguo régimen que vivía sus últimos estertores. Los campesinos se revelaban contra los grandes propietarios de tierras y contra la elite cultural, política y académica impregnada del mundo latino y alemán. El movimiento nacional danés, surgido del seno del movimiento campesino y autocalificado de "izquierda", supone la asunción de la nueva interpretación de la mitología nórdica. Las bases mitológicas perfiladas por Grundtvig da a la conciencia revolucionaria danesa y al movimiento social una espina dorsal cultural. De dicha fusión emerge una contracultura poliédrica: organizaciones de masas, una producción literaria original, movimientos didácticos creadores de una red de "escuelas populares" de un gran nivel académico y accesibles a todos, parroquias cristianas heterodoxas frente al luteranismo oficial del Estado danés, sociedades deportivas, clubes de tiro cuyo objetivo era armar al pueblo, así como cooperativas en todos los ámbitos de la producción.

Durante los años que van de 1870 a 1880, las referencias directas a la mitología escandinava pierden su influencia en los ambientes populares, socialistas y proletarios. No volverán hasta la década de los veinte, si bien esta vez se consolidarán en los ambientes conservadores. Frente a la variante de la mitología nórdica esgrimida por la Alemania nacional-socialista, las referencias al nordicismo jugarán un importante papel en la resistencia a la ocupación nazi de 1940-1945. Tras la segunda guerra mundial, aquéllas desaparecerán.

El movimiento contestatario estudiantil danés de finales de la década de los sesenta retomó la mitología nórdica tal y como la había desarrollado Grundtvig. De hecho, determinadas ideas de la cultura alternativa de 1968 están marcadas por referencias a la tradición nordicista. Autores como Ejvind Larsen y Ebbe Klovedahl Reich y, más recientemente, Paul Engberg, han jugado un papel importante en dicha influencia. De obligada referencia es la popularización de la música burlesca contra la tecnocracia. En este tipo de canciones, el lobo Fenris de la mitología escandinava se nos muestra como un burgués devorador. En realidad, se trataba de una auténtica agit-prop cuyos orígenes hay que buscarlos en la mitología nórdica. El editor del periódico de izquierda Information editaba un suplemento dirigido a las comunidades rurales titulado Freya, permeado de un evidente romanticismo campesino. En un contexto tal, las "escuelas populares" adquirieron una nueva dimensión, aunque esta vez bajo la impronta del ecologismo: proyectos de construcción de molinos de viento para sustituir las energías propias de la civilización contemporánea industrial y capitalista por la energía eólica, utilización de energías procedentes de la biomasa, enseñanza del yoga y la meditación hindúes, y referencias directas a Grundtvig. En Arrhus, la principal revista contracultural se titulaba Yggdrasill.

Conviene precisar que, para Grundtvig e incluso para sus predecesores, no existiría contradicción entre el cristianismo y la mitología nórdica. Por el contrario, la versión alternativa contemporánea del nordicismo ha desarrollado una crítica radical del cristianismo. Reich y Larsen ven en éste, sobre todo en su variante protestante, la antesala estructural del capitalismo y la destrucción de la naturaleza por la industria. La Reforma es denunciada como "una mezcla de absolutismo y rapacidad" (Reich). En cuanto a Larse, éste escribe: "No somos críticos solamente con Lutero, sino con el cristianismo en su conjunto. Es imposible acabar con los males sociales de nuestra época sin haber eliminado previamente el cristianismo".

Apelando a Herder y a Goethe, el movimiento pacifista danés de principios de la década de los ochenta, se nos presenta como una forma de resistencia popular frente al advenimiento de un terrible Ragnarök nuclear. Con posterioridad, las formas de hiperconciencia desarrolladas por el movimiento pacifista danés, se difundirán por toda Europa, aunque tiñéndose de cristianismo, de cientifismo y del discurso convencional de los programas políticos al uso. Ello no impide, sin embargo, constatar que el filón mitologizante danés —y su deriva alemana— permiten estructurar una verdadera alternativa cultural para una nueva izquierda contestataria capaz de cuestionar seriamente el vigente sistema industrial.

En el neopaganismo y en el movimiento mitologista pueden observarse perfiles nacionales, lo que no impediría en absoluto una revuelta de lo real/carnal contra los artificios del poder, contra las manipulaciones de los poderosos cuyo objetivo es incrementar su capacidad de opresión. El árbol de la libertad en la Francia revolucionaria, el movimiento druídico galo, las fiestas celtas de Eisteddfod, el movimiento neogótico sueco de principios del siglo XIX, la contracultura teorizada por Grundtvig aparecen entre las revoluciones de 1789, en París, y de 1848, en Berlín, Frankfurt y Viena. ¡No por casualidad!

Fuentes:
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=279

viernes, 16 de noviembre de 2007

El Druidismo y otras sexualidades.

Uno de los principales motivos de alegría y de desasosiego, de pesar y de gozo, es precisamente el sexo entre personas y su sublimación, que no es otra cosa que el amor. Los seguidores druídicos, en general, entendemos el sexo como la manifestación última de la unión amorosa entre las personas.

Es decir, fuera aparte del placer puramente físico de la sexualidad, entendemos que el sexo es la manifestación física de algo superior, de la unión de dos almas y de la fusión de sus energías.

Cuando hablamos de sexualidad, sin embargo, tenemos que tener en cuenta que hay todo un abanico de sexualidades. Se entiende, generalmente, que esta unión de dos almas, se da entre un hombre y una mujer. Pero tenemos en cuenta, o deberíamos hacerlo, que la sexualidad del hombre va más allá de la unión monogámica y heterosexual.

Actualmente tanto los druídicos, como gran parte del mundo occidental, entendemos como una relación sexual sana aquella que se da entre dos o más seres humanos, independientemente de su genero sexual, y lo hace de mutuo acuerdo entre ellos.

La libertad sexual de las mujeres, así como de los hombres es patente en la sociedad celta.

Citando un artículo de Iolair Faol en el que se estudia las relaciones sentimentales del mundo celta:

“Ahora bien, como hecho diferencial, se admitía la poligamia y poliandria, la admisión no significaba que todo celta la practicara, sino que era permitida legalmente por quien deseaba practicarla y siempre con pleno consentimiento del cónyuge. En Irlanda este concubinato o casamiento contractual, expiraba coincidiendo con alguna de las grandes festividades druídicas. En el caso de concubinato se contrataba a una segunda o tercera o más, mujeres por un año, y recibían el nombre de “ben urnadma”. Dicho contrato podía ser renovado al cabo de ese tiempo y también debía contar con la aprobación de la primera esposa. Si ésta no daba su consentimiento y el hombre persistía en su intención, era tal hecho, motivo de divorcio. De todas maneras este concubinato amparado por las leyes, no mermaba en nada los derechos de la primera mujer o de la esposa legítima, llamada “cet muinter”o matrona, la cual conservaba sus privilegios e incluso estaba por encima de las concubinas, de las cuales le servían de soporte y ayuda en las diferentes tareas que la matrona debía asumir.”

En el caso de los celtas, parece cierta la idea de que creían en relaciones más allá de la monogamia heterosexual, puesto que al menos parece comprobado que se admitía la poliandria y la poligamia y no fue abolida hasta pasado el siglo XI.

Citando otro extracto del estudio de Iolair Faol citado anteriormente sobre el matrimonio celta:

“Pero ni en estos casos, ni en los casos de poliandria o poligamia, la pareja del cónyuge se veía menospreciada socialmente. La sociedad pagana celta no conoció afortunadamente el concepto de pecado hasta la invasión espiritual cristiana. Por lo tanto, ni en el matrimonio, ni en la sexualidad, ni en el amor, conceptos que podían ir ligados entre sí o no, se admitía en esas combinaciones la noción cristiana de escándalo social o pecado religioso condenado por un dios. En primer lugar, porque los dioses celtas, sus actos e interacción entre ellos mismos eran reflejo de la misma sociedad que pensaba en ellos.”

El celibato es igualmente otra opción perfectamente viable. La personas que permanecen castos y sin relaciones, guardan para ellos el poder de la energía sexual. Lejos de intentar llegar a una ascensión a través del sexo, a través de la entrega de su energía optan por dedicar esa fuerza, ese poder en otro esfuerzo.

Efectivamente, por poner un ejemplo alejado de los ascetas y misóginos santos cristianos, los chamanes realizan abstinencias sexuales antes de la ingesta de plantas de poder. Los Videntes Toltecas, y en este ejemplo en particular Don Juan, el mítico maestro nagual de Castaneda, en "El Fuego interno", le habla a su aprendiz respecto a la energía sexual y a la opción de no gastar energía en el sexo y dice al respecto:

"-A partir del momento de la concepción -contes­tó-. Yo siempre te he dicho que la energía sexual es algo de extrema importancia y que debe ser controlada y usada con mucho tino. Nunca te gustó esa proposición porque, crees que yo hablo de control en términos de moralidad; control para mí significa el ahorro y la recanalización de la energía.

Don Juan miró a Genaro. Genaro asintió con la ca­beza.

-Genaro te va a contar lo que decía nuestro bene­factor, el nagual Julián, acerca del ahorro y la recanali­zación de la energía sexual -me dijo don Juan.

-El nagual Julián decía que el sexo era un asunto de energía -comenzó Genaro-. Por ejemplo, él nunca tuvo problemas, porque tenía energía hasta en los dedos gordos de los pies. Pero a mí me echó una sola mirada y de inmediato prescribió que mi chile era sólo para ori­nar. Me dijo que yo no tenía suficiente energía para el sexo. Dijo que mis padres habían estado demasiado aburridos y demasiado cansados cuando me hicieron dijo que yo era el resultado de una cogida muy aburrida, y que así nací, aburrido y cansado. El nagual Julián recomendaba que la gente como yo jamás tuviera rela­ciones sexuales, a fin de que pudiéramos almacenar la poca energía que tenemos.

A Silvio Manuel y a Emilio les dijo lo mismo. Vio que los demás compañeros tenían suficiente energía. No eran el resultado de cogidas aburridas. Les dijo que podían hacer lo que quisieran con su energía sexual, pero recomendó se controlaran y que entendieran que el comando del Águila es que el fulgor de la conciencia de ser se da a través del acto sexual"

Otro ejemplo de este tipo de relaciones, fuera de lo que se ha venido considerando la norma, se puede dar en el caso de la homosexualidad.

Los seguidores druídicos, y cualquier pagano en general, entiende que la homosexualidad es algo aceptable como relación sexual y más importante, como relación sentimental.

Entendemos la homosexualidad como la tendencia a amar a los hombres y se debe realizar, con el fin de entender de qué hablamos, gran énfasis en la palabra amar. También sabemos que no todo el mundo que mantiene relaciones homosexuales es homosexual. Ni todos los homosexuales odian al sexo contrario, ni a las mujeres. No siempre se mantienen relaciones puras. Si nos atenemos al mayor axioma druídico, que es el concepto trinario, si creemos que entre el blanco y el negro hay miles de facetas de gris, entendemos que entre la homosexualidad y la heterosexualidad más feroz existen miles de facetas y de sexualidades.

Si bien, buscar una causa para la homosexualidad parece complejo y decantarse por una opción de las posibles para su origen (motivos genéticos o mentales, educacional u otros) se antoja misión imposible. También es cierto, que parece que existe una inclinación en la medicina actual en inclinarse por el entorno como causa y lo vivido en la infancia como principal motivación y parece que no es menos cierto que los niños nacen sin una sexualidad marcada (quizás porque al ser niños están más cerca del ideal andrógino) y sin una tendencia clara y lo que vivimos nos conduce a una sexualidad o a otra. Pero más allá de esta creencia y sin darla totalmente como válida, cualquier teoría que marque enfermedad o desviación puede ser rechazada de plano, a pesar de que no haya sido impugnada hasta hace poco en esta sociedad patriarcal y con tendencias sexualmente represora y machista.

No se debe caer en la identificación de los homosexuales y a la homosexualidad en la imagen hedonista y rayando con la superficialidad extrema. Si bien es innegable que muchos homosexuales encajan perfectamente en esa descripción, en la vivencia de una sexualidad dedicada estrictamente para satisfacer el Ego , también lo es que no se da en mayor número que heterosexuales que hacen los mismo o hipotecan sus vidas en relaciones muertas y venden sus vidas al dinero, a una posición social o al miedo a estar solos. Podemos dar como válida la idea de que nivel de relaciones humanas es exactamente igual de fácil e igual de difícil mantener una relación de pareja. Todos, independientemente de la tendencia sexual tenemos el mismo potencial para vivir una relación plena lo mismo que para vivir sin seguir nuestro corazones y vender tu alma a la Nada.

Los seguidores druídicos entendemos que las almas cuando se desprenden del cuerpo, carecen de condicionamientos sexuales. El concepto druídico de amor se basa en el Anam Cara, es decir, la idea del alma gemela o amigo íntimo. Se dice que el "alma gemela” nos espera en algún lugar del tiempo o del espacio, del presente o del futuro para complementarnos sexual, mental y espiritualmente.

La idea se resume en la concepción de Anam Cara como Tríada, en un enlace cuerpo-mente-espíritu, pudiendo cabalmente, ser la persona amiga íntima que a la vez es nuestro/a amante, cónyuge o pareja. Y con ella poder fluir con la energía cósmica Universal. Una Verdadera Pareja, donde los espíritus de ambos se nutren mutuamente, donde las mentes y los cuerpos fluyen entre sí, constituyen un único ente creador de armonía.

Si partimos de esta idea, es decir un alma, no se si llamarla asexuada, andrógina o simplemente decir que trasciende al género sexual, si la relación es sincera, y busca esa alma gemela será una relación adecuada. Si no la busca y solo busca la autosatisfacción, no lo será. Y esto debería ser así, independientemente de si los miembros de la pareja sean hombre y mujer o sean dos hombres, o dos mujeres o la combinación que sea.

En cuanto a otros problemas que se pueden plantear, como la implicación energética, debemos abordar primero como ve el druidismo el tema de la energía sexual. Y creemos que la energía, como el Todo, es dual. Y por lo tanto, contiene ambos géneros.

Si bien se puede decir que una pareja heterosexual pueda tener mayor facilidad para alcanzar un punto de unión a nivel energético no me parece correcto decir que una pareja homosexual sea incapaz de hacerlo. Quizás sea similar a cómo le resulta a las mujeres más fácil sentir la energía creadora y femenina. Al igual, los hombres tenemos mayor facilidad para conectarnos con el Dios. Pero de igual manera no se niega el que un hombre sea un canal de la Diosa, igual a una mujer.

Creemos en la existencia de la energía, de la esencia. Puedo decir que hay una energía personal, la esencia de cada uno, el alma y que hay una energía más universal, esta energía que nos une a todos y a todo. Macrocosmos y microcosmos. Sabemos que es la misma energía, pero diferente.

Creemos que hay una energía masculina que es más agresiva, generadora de poder y una femenina que es curativa, sanadora, pacificadora. Aún así, sigue siendo la misma energía pero también sentida de diferente manera.

Creemos que esa energía se puede manejar, se puede canalizar hacia afuera y ofrecer esa energía a alguien o a algo o bien canalizarla hacia dentro o tomarla. Y un vez más sigue siendo lo mismo, pero de nuevo, usado de diferente manera.

En esas tres ideas en realidad se sientan más o menos las bases de cosas como el Alma, el Todo o la Magia o al menos, el punto de partida para llegar a ese tipo de conceptos.

Lo anteriormente expuesto lo recoge la sabiduría hermética, gnosis de la que en parte se nutre el druidismo, en su obra El Kybalion. Allí, se recogen las anteriores ideas expuestas en varios de sus principios básicos:

El principio de mentalismo que dice que: “El Todo es Mente; el universo es mental” que se podría leer junto al principio de generación o de género que expone que “La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos”

El principio de la dualidad, que dice “Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”

Y por último, el principio del ritmo, en el que se expresa “Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación”

Haciendo una lectura conjunta de estos principios, podemos entender la energía sexual como algo fluido, como algo que en su esencia es masculino y femenino, que puede variar de un estado a otro y que tiende a compensarse.

Los paganos buscamos la Ascensión, la Iluminación o lo que los druídicos llamamos Awen, y con ello buscamos que nuestra energía personal esté cada vez más pura y cerca de su esencia, que sea cada vez más ella misma y por tanto sea capaz de sentir su afín, que sería la energía del universo y dice la máxima “Como es arriba, es abajo. Como es abajo, es arriba”: es decir, como es en el cosmos, es en mí y viceversa. Por tanto llegar a esa unión personal con la esencia de uno mismo y a través de esa unión llegar a la fusión con el resto de seres y energías es de alguna manera el concepto de la Awen.

Y esa dualidad, masculino y femenino y el Tercer Camino, piedra angular del conocimiento druídico, como la unión de ambas se basa en eso: ying y yang unidos de nuevo en equilibrio precisamente en ese tercer estado, el Tao que es diferente del ying y diferente del yang pero formado por ambos. Y de alguna manera se vuelve al concepto de Awen.

La energía sexual y de lo que de su manejo debería derivar es precisamente todo lo anterior: masculino y femenino para llegar a ese tercer estado y el sexo se presenta como una oportunidad como ninguna de sentir tu propia energía latir, de sentir la energía de otro ser junto a la tuya y de fundir ambas y fundirlas con las del propio universo. Debería fundamentarse en sentir la energía propia, ser consciente de la de la pareja, y a la inversa, que la pareja sea consciente de su propia energía y de la tuya. Y en base a esa consciencia, a esa nueva cognición y unidas ambas en algo más, llegar a ese tercer estado donde no se sea uno u otro, sino ambos. Se debería poder llegar a esa unión indiferentemente de cuál sea el sexo de los participantes. Es probable que sea más sencillo en una relación heterosexual, porque precisamente los órganos sexuales ya estén "pensados" para esa unión. Pero no parece cierto que sea el único camino para llegar a esa unión o que sea menos intenso si se consigue por otras vías.

En cualquier caso, la mejor forma de amar no es la que acumule más fácilmente energía, la mejor y única forma de amar es la forma sincera: sincera hacia uno mismo, sincera hacia su pareja y sincera en esencia. Todo lo demás, si es un hombre con un hombre o un hombre con una mujer o un hombre sólo o dos hombres y una mujer o cualquier combinación que se pueda plantear, tanto en número o en género, son puramente circunstanciales y por lo tanto anecdóticos. No hay maneras más convenientes de amar o de no amar, porque solo hay una forma de amar.

El destino final quizás sea manejar la energía sexual y la propia sexualidad en lugar de dejarnos arrastrar por ella.

El ideal último, quizás, debería ser el concepto de la androginia, y romper con cualquier rol sexual, navegar en el misterio de la propia sexualidad y romper con estereotipos. Profundizar más en nuestro aspecto masculino y nuestro aspecto femenino nos puede ayudar a acercarnos a ese ser andrógino.

Si hay algo que sea verdad, en cualquier caso, es que las cuestiones sexuales son, como la mayor parte de las creencias druídicas, un catma y no responden a una Verdad Absoluta. Por lo tanto, lo único que debería ser recomendable es guiarse en ellas por el corazón. Eso es al fin lo mismo que buscar el camino espiritual: seguir el corazón. Entender las motivaciones de lo que hacemos, más allá de la propia acción en si.
Por Gaueko Bele

Fuentes:




lunes, 12 de noviembre de 2007

Los Celtas II.

Introducción

Hace unos 3000 años, en los turbulentos comienzos de la historia escrita, surgió un nuevo poder, una nueva civilización. Aquellos que dominarían primero el hierro, se convertirían en los verdaderos dueños de Europa.

Los Celtas constituyeron un singular mosaico de pueblos y con el tiempo llegaron a dominar la mayor parte del noroeste, oeste y centro de Europa. Transmitieron su idioma, costumbre y religión a los otros pueblos de la zona y su influencia, especialmente en el arte, ha permanecido hasta nuestros días. Los antiguos griegos y romanos reconocieron la unidad cultural de un pueblo cuyo territorio se extendía desde el este de Europa hasta el norte del continente. Su nombre genérico aparece en documentos romanos como celtae, derivado de keltoi, galatae o galli.
Los términos "keltoi" y "celtae" fueron acuñado ante la necesidad de algunos historiadores griegos y romanos, como Diógenes Apolonius, Posidonius y Julio César, de identificar a un grupo de tribus bárbaras que habitaban los territorios centro-occidentales de Europa. Este Termino describe a un pueblo intrépido, guerrero, muy dinámico y apasionado, que solo temía que se "cayera el cielo", muy proclive a las demostraciones de exuberancia físicas, guerreras y viriles, y sin embargo con una concepción mística muy profunda, ligado a la naturaleza.

Los celtas hablaban una lengua indoeuropea, de la misma familia que las de sus vecinos itálicos, helénicos y germanos. Sin embargo, en ningún momento durante su esplendor, desarrollaron el instinto de identidad nacional. Es más, solían tratarse entre ellos con la misma beligerancia con la que lo hacían con los forasteros. Y por ello podemos afirmar casi con seguridad que los pueblos a los que se denominaban Celtas, nunca se nombraron a si mismos con este termino, sino que usaban naturalmente el nombre de la tribu. Aunque algunas tribus compartieron entre si derivaciones del apelativo "Galiain": Galos, Gaels, Gálatas
Los topónimos celtas, junto con los nombres de las tribus, las personas y dioses, nos permiten pensar en su presencia en un extenso territorio europeo, desde la actual España hasta el mar del Norte y desde las islas Británicas hasta el bajo Danubio.

Como sucede con muchos de aquellos primeros pueblos, su historia está envuelta en un manto de misterio, mitos disfrazados de historia, leyendas que se entremezclan con la realidad y, a menudo, las historias más interesantes resultaban ser las menos fiables.
A diferencia de los egipcios y los pueblos mediterráneos, los celtas no cuentan con una gran civilización que pueda ser descubierta por los arqueólogos. No dejaron tras de sí grandiosos monumentos ni ciudades espléndidas. Vivieron de modo relativamente sencillo. Eran seminómadas y construían casas simples que no tardaron en sucumbir a los estragos del tiempo. Los celtas no sabían leer ni escribir sus propias lenguas, sin embargo, sí tenían educación e instrucción en otra serie de cosas, aunque, a diferencia de otras civilizaciones antiguas, los celtas han sobrevivido hasta nuestros días. Sus lenguas arcaicas no han desaparecido como ocurrió con muchas otras, sino que continúan siendo lenguas vivas en Escocia, Irlanda, Gales y la Bretaña francesa. También han sobrevivido algunas de sus antiguas tradiciones. Por ejemplo, entre los granjeros de la costa oeste de Escocia e Irlanda.

Historia más antigua

Los celtas normalmente son asociados con la edad del hierro en Europa. Sus orígenes están situados durante la cultura de los Campos de Urnas, de finales de la edad del bronce, un grupo de culturas caracterizadas por la cremación de los restos mortales e inhumación de las cenizas en recipientes de cerámica, que estaban muy dispersos por todo el este y centro de Europa durante el periodo comprendido entre el año 1300 a.C. y el 800 a. C.

Las primeras pruebas arqueológicas relacionadas con los celtas los sitúan en lo que ahora se conoce como Francia y Alemania occidental, al final de la edad del bronce, hacia el 1200 a.C. Al principio de la edad del hierro, son asociados con la cultura del Hallstatt, siglo VIII y primera mitad del siglo V a.C.
Hallstatt está situada en Salzburgo, alta Austria. En este lugar se descubrió una antigua mina de sal y un enorme cementerio prehistórico. La sal era sin duda alguna muy importante para este pueblo, puesto que suponía la base de su riqueza. También se conservaron una serie de artefactos que han permitido a los arqueólogos comprender algunos aspectos de su estilo de vida.
En este período se produjo un importante cambio tecnológico en Europa. Se sustituyó el bronce por el hierro en la fabricación de armas y herramientas afiladas. Este innovador uso del hierro de “Hallstatt” marcó el comienzo de la cultura celta y de los primeros celtas.

El último periodo Hallstatt, siglo VI y primera mitad del siglo V a.C., a veces es conocido como la edad de los príncipes, debido a los enterramientos espectaculares y las impresionantes colinas fortificadas. Ambas situaciones muestran un periodo de riqueza, que hizo posible esos ricos enterramientos y también la construcción más elaborada de edificios defensivos.
Entre los siglos V y I a.C., la influencia celta se extendió desde la península Ibérica con los celtas de la iberia o Celtíberos, hasta las orillas del mar Negro. Esta última fase de la edad del hierro recibió la denominación de La Tène, nombre de una zona pantanosa situada en el extremo norte del lago Neuchâtel, en Suiza. Fue en este lugar donde se encontraron un gran número de objetos de metal y de otros materiales que fueron lanzados al agua como ofrendas religiosas. Aquí se observan características típicas del desarrollo de la cultura celta y pone de manifiesto sus conexiones comerciales con los pueblos mediterráneos.
Entre los siglos IV y III a.C., se originó una nueva expansión celta y sus conquistas consolidaron su dominio en Europa.. Tuvieron lugar migraciones y las tribus celtas invadieron el mundo grecorromano: el norte de Italia, Macedonia y Resalía. Saquearon Roma en el año 390, y Delfos en el 279 a.C. Algunos, los gálatas, llegaron a Asia Menor, instalándose en la región que pasó a llamarse Galacia.

Los celtas del norte de Italia fueron conquistados por los romanos en el siglo II a.C.; la Galia transalpina, la mayor parte del sur de Francia, fue dominada por Julio César en el siglo I a.C., y la mayor parte de Britania quedó bajo poder romano en el siglo I d.C. En el continente, los celtas acabaron por ser asimilados por el Imperio de Roma y perdieron su cultura propia. En Britania, sin embargo, la lengua celta y la cultura sobrevivieron mejor. En la época medieval y moderna la tradición celta y las lenguas sobrevivieron en Bretaña, en el oeste de Francia, Gales, las Highlands escocesas e Irlanda.
Gracias a las singulares características de la sociedad celta que ha sobrevivido hasta nuestros días, es posible reconstruir la existencia y el sistema de vida de este pueblo de la antigüedad.

La cultura celta

El origen de los celtas es algo misterioso, aunque en la actualidad los expertos piensan que proceden de alguna región del subcontinente indio y que mediante una serie de movimientos migratorios cruzaron Europa. A los celtas a menudo se les ha descrito como bárbaros salvajes, los antecesores de los pueblos civilizados. El problema radica en que se estudia a los celtas principalmente a través del punto de vista de la cultura griega y romana y no a través de los propios pueblos denominados bárbaros. Nos resulta especialmente complicado con una de nuestras fuentes principales de información, que naturalmente son las narraciones de Julio Cesar sobre las guerras gaélicas. Fueron los griegos y los romanos los que nos dejaron palabras como “bárbaros” y “civilizados” y dichas palabras se definen de acuerdo a las preocupaciones y concepciones culturales de estos dos pueblos.

Sin embargo, esto se puede corregir si se analizan las pruebas que dejaron los propios celtas y que se encuentran en las excavaciones de sus asentamientos. Sus casas, sus tumbas y los objetos que contenían. De aquí se desprende claramente que los celtas en tiempo de Julio Cesar eran una sociedad sofisticada y organizada con una considerable destreza tecnológica que les permitía fabricar objetos que a nosotros nos parecen realmente hermosos.
Los celtas fueron probablemente el pueblo más próspero de la Europa del último período prehistórico, su cultura era muy diferente a la de los Griegos y los Romanos, pero sin embargo era mucho más sofisticada de lo que se suele pensar. No estaban organizados bajo los fundamentos de un estado. No conocían el concepto de estado ni del tipo de sistema político basado en ciudades como sucede con las culturas clásicas. No obstante, contaban con una sociedad muy dinámica y desarrollada.

Según los lingüistas, el pueblo celta hablaba lenguas ancestrales de origen indoeuropeo. A partir de una lengua celta común se desarrollaron dos grupos específicos. Por un lado tenemos el denominado Q-Celta o gaélico, que se hablaba en Irlanda y la Isla de Man y que más tarde los irlandeses importaron a Escocia cuando se establecieron en la colonia darriaga. De esta rama procede en efecto el gaélico irlandés y escocés.
La segunda rama de la lengua celta es la denominada P-Celta o britano. Esta lengua estaba muy extendida por el continente y se le denominó galés o galobritano. Llegó a Bretaña de la mano de los colonos de la edad de hierro y era la lengua que se hablaba en Bretaña cuando fue invadida por los romanos. Más tarde se dividiría en el idioma de Cornualles, el bretón y el galés y en la actualidad se sigue hablando en la Bretaña francesa y en Gales.

Organización social


Los Celtas se organizaban en forma de clanes llamados "Tuathas" y no constituían una nación como lo entendemos hoy, sino que muchas veces existían asociaciones de clanes que a veces luchaban contra otros, pero que no formaban ningún tipo de estado o estructura demasiado organizada.

La sociedad celta tenía una base rural centrada en la agricultura y el pastoreo. Cuando la acumulación de riquezas o la competencia por los recursos era fuerte, las fortificaciones en colinas eran ocupadas de forma permanente. Éstas comprendían una zona cerrada en lo alto de la colina, defendidas por fosos y murallas. El interior estaba ocupado por chozas y había zonas destinadas al trabajo de los artesanos. El grano se almacenaba en pozos cubiertos con arcilla. Cada fortificación podía dominar la zona que la rodeaba. Buen ejemplo de estas ciudades fortificadas, a las cuales Julio César llamó oppida lo encontramos en Manching, en el sur de Alemania: las calles estaban trazadas hacia el exterior y los edificios situados en filas y con zonas específicas reservadas para cada actividad. En la península Ibérica estas fortificaciones se conocen como castros y hay buenos ejemplos en Galicia y en el norte de Portugal.

La organización social de los celtas se basaba en el sistema tribal y cada una de estas tribus contaba con un nombre distintivo. En ella, la sociedad estaba estratificada en nobleza o familias dirigentes de cada tribu, agricultores libres que también eran guerreros, artesanos, trabajadores manuales y otras personas no libres, y los esclavos. También existía una clase instruida que incluía a los druidas. En los primeros tiempos, las tribus eran dirigidas por los reyes, lo cual parece que persistió en Gran Bretaña hasta la conquista de Roma. En las partes de la Europa celta más abierta a las influencias del mundo clásico, los magistrados electos sustituirían a los reyes.
La identidad tribal se correspondía con un territorio geográfico y las tribus celtas cuidaban celosamente las fronteras que definían el mosaico de pequeños reinos. Esta tradición se conservó en algunas zonas celtas hasta tiempo relativamente modernos. El sistema de clanes en Escocia tiene ciertos vestigios de la organización tribal de los celtas.

Los escritores romanos como Julio César, y griegos como Estrabón y Diodoro describen el estilo de vida de los celtas. A pesar de su brutalidad o sus tendencias románticas, estos relatos sugieren que a los celtas les gustaban las celebraciones y la bebida, contar historias y presumir de hazañas atrevidas. César, por ejemplo, afirma que los hombres de la clase guerrera estaban muy orgullosos de la lucha, que eran expertos aurigas y que para parecer más terroríficos en la batalla, se pintaban el cuerpo con woad, un tinte vegetal azul. Los celtas también sobresalían en la metalurgia y prodigaban sus habilidades artísticas en objetos tales como las armaduras y los arneses para sus caballos. El comercio era importante; los bienes lujosos y el vino eran importados a cambio de perros, caballos, pieles, sal y esclavos.
El rango más alto correspondía a los reyes, sin embargo, los druidas solían desempeñar funciones de más alta posición. Los nobles se encargaban de la designación de los reyes de entre los parientes de su antecesor, aunque no tenía porque ser necesariamente uno de sus hijos.

Los guerreros eran en muchos aspectos la personificación de la cultura celta. Los celtas eran muy famosos por su increíble valor. Llevaron a cabo con éxito un gran número de campañas: saquearon Roma, atacaron incluso Delfos, sin embargo nunca establecieron un imperio en el sentido estrictamente clásico.
Julio César, entre otros, describió a los celtas como un pueblo muy feroz en la batalla aunque también destacó que carecían de táctica y organización. El concepto de la lucha celta se basaba más en el valor y el coraje individual que en las acciones coordinadas del conjunto del ejército. El ejército celta estaba compuesto por un gran número de guerreros que competían entre ellos para obtener prestigio, gloria y honor. Aunque eran increíblemente valientes y normalmente estaban preparados para morir, carecían de unidad. Los celtas atacaban directamente y más tarde, si el botín era suficiente, se marchaban a casa.
Cuando no llevaban a cabo contiendas propiamente dichas, a los guerreros les entusiasmaba participar en torneos y cacerías con fines mucho más pacíficos.

El papel de la mujer en la sociedad celta era muy diferente al de la mujer del mundo clásico. La mujer celta, según los arqueólogos y las pruebas documentales, poseían muchos derechos y un gran poder. Se han encontrado tumbas de mujeres celtas con una gran fortuna, con objetos realmente espléndidos. En la Edad de Hierro, tanto en el continente como en Gran Bretaña, las pruebas arqueológicas corroboran el gran poder que tenían muchas de estas mujeres. No conocemos directamente nada de la personalidad de Benasia, pero podemos deducir muchas cosas sobre la vida de esta reina celta. Se está bastante seguro de que no se trataba de una mujer tímida con un papel meramente decorativo, debió de tratarse de alguien con una gran dignidad.

Los sacerdotes pertenecían siempre a las familias nobles. Al igual que los guerreros, se trataba de miembros privilegiados de la sociedad. Pero a diferencia de los demás, a los sacerdotes se les permitía viajar libremente entre las diferentes zonas tribales y los reinos. Una prerrogativa que ni los propios reyes disfrutaban. Existían tres clases de sacerdotes: los más conocidos eran los misteriosos y oscuros druidas, pero también estaban los bardos y los vates.


A pesar de su renombre, no es mucho lo que se conoce sobre los druidas y sus prácticas. Existe la certeza de que su principal ocupación era el culto a los dioses, aunque al parecer también actuaban como jueces y árbitros en las disputas. El nombre “druidas” proviene de la palabra “saber”. Y ellos tenían potestad para actuar en los conflictos tanto públicos como privados y además se encargaban de dictar sentencias y decidir sobre las recompensas y las penas en los casos criminales y de asesinato. Nadie, incluso los reyes, podían hablar antes que los druidas.

Los druidas desde luego eran muy importantes y su forma ha perdurado durante toda la historia. No obstante, resulta sorprendente que no sepamos muchas cosas sobre ellos. Lo único que conocemos de los druidas es que se encargaban de la justicia en la sociedad celta, y nos referimos tanto al sistema jurídico como a la esencia de la cultura celta.
Los romanos describían a los británicos como personas bastante atroces y bárbaras y una de las cosas que más les atemorizaban eran los druidas, los sacerdotes celtas famosos por practicar sacrificios humanos, y no existe ninguna razón histórica que haga dudar de la veracidad de estas prácticas. De hecho, sí sacrificaban seres humanos en honor a sus dioses, por lo tanto, los romanos tenían bastantes prejuicios sobre los antiguos bretones, sus costumbres y sus dioses. Pero esta era una postura totalmente hipócrita, ya que ellos no tenían ningún inconveniente en destrozar a una persona por pura diversión y en comparación con el circo un sacrificio humano era una acción piadosa.
Los vates tenían funciones similares a la de los druidas, aunque estos últimos contaban con una posición jerárquica más elevada. A ambos se les consideraba filósofos, pero mientras que los druidas aparentemente se encargaban de presidir los sacrificios y actuar como jueces en las disputas públicas y privadas, los vates se encargaban de leer el futuro a través de los restos de las víctimas sacrificadas. Su nombre, vate, está conectado con las profecías, la inspiración y la poesía.
La tercera clase de sacerdotes eran los bardos. Su nombre significa “trovador” y al parecer recitar frases era su principal función. Acompañaba sus canciones con instrumentos parecidos a la lira y en dichas canciones alababan a unos y afrentaban a otros. Los celtas, especialmente los guerreros, tenían un gran temor a los sarcasmos de los bardos y la humillación pública que esto suponía.

Castro celta de Santa Tecla
Cuando los romanos llegaron a Gran Bretaña, la tierra se había estado labrando durante 3500 años y por lo tanto se había talado mucho bosque y la población había crecido de modo considerable. La sociedad británica la integraban un gran número de pequeños estados tribales, algunos de ellos gobernados por caciques y otros por monarcas donde el nivel de desarrollo era enorme. Trabajaban el hierro desde hacía tiempo y las armas construidas con dicho metal estaban muy avanzadas. Las armas eran fundamentales para los celtas. Al parecer se trataba de un símbolo de libertad.

Los artesanos eran altamente valorados, especialmente los herreros, a los que se les otorgaba una posición social. Se creía que el trabajo de los herreros tenía un origen casi sobrenatural, característica que se refleja en las cualidades mágicas que con frecuencia se les atribuyen a los herreros en la mitología y el folclore celta.
Todos los miembros libres de la sociedad celta, cualquier que fuera su nivel social, recibían lo que se ha denominado premio de honor, una declaración de valía y dignidad dentro de la comunidad.
La tierra no se poseía de forma individual, ni tan siquiera los reyes. Pertenecía a una familia o grupo.

Las casas celtas eran circulares o rectangulares. La estructura era de madera o mimbre y el tejado de paja. A pesar de la riqueza que poseían los celtas, el interior de las viviendas era bastante tosco. Los celtas prestaban mucha más atención a su apariencia personal que a sus hogares. El interior consistía de un amplio espacio abierto con diferentes cubículos que se asemejaban a la forma de una rueda con radios. Los cubículos se construían con madera o mimbre y se podían aislar completamente del resto de la casa mediante unas gruesas cortinas o con una mampara cubierta con tela o piel si la situación lo requería. El fuego se situaba en el centro bajo un agujero que se hacía en el techo para dejar salir el humo. Colgaban un gran caldero de metal en un travesaño y lo situaban encima del fuego.

Arte y Religión

Arte y Artesanía

Uno de los aspectos de la cultura celta que continúa ejerciendo una indiscutible influencia es el arte y la artesanía. Estas piezas son realmente deslumbrantes y algunas de ellas se han calificado de obras maestras de la humanidad. Los celtas trabajaban el metal de forma elegante y distintiva e hicieron verdaderas y duraderas aportaciones a la cultura europea.

Los celtas adoptaron de otras culturas muchos de los contenidos de su arte. Por ejemplo, de los vikingos tomaron prestada la figura de dragón que encontramos en muchos de sus trabajos. Sin embargo, en manos de los artesanos celtas estas figuras cobraban una riqueza y una vivacidad puramente céltica. Las formas creadas por los herreros celtas se transformaron en escritura una vez que dicho arte entró en la cultura de este pueblo.
Prácticamente analfabetos en tiempos paganos, la cristianización del pueblo celta introdujo la escritura, al menos entre los monjes que destituyeron a los druidas y que se convirtieron en los directores espirituales de los celtas. Una vez establecida la escritura en los territorios celtas, los escribanos nativos desarrollaron su propia escritura. La belleza de los manuscritos celtas es indescriptible... densos remolinos de tracería entrelazados con animales y formas humanas estilizadas, delicados remolinos entrelazados representando la eternidad del universo que dan testimonio indiscutible de su riqueza espiritual. Incluso las propias letras son elegantes, simples y hermosas.

Broche de Tara
Religión

A la falta de documentación escrita se le une el problema del carácter secreto de muchos de los cultos celtas, debido en gran parte al poder político y al elitismo de los sacerdotes, conocidos como druidas, que prohibian el uso de la escritura para relatar los aspectos religiosos. La característica esencial de la religión celta era el misterio y la exclusividad.

Las tribus celtas compartían vínculos religiosos comunes. Sin embargo sus cultos se basaban principalmente en la adoración de dioses locales o tribales. Existían los dioses pan-célticos, así como divinidades relacionadas con tribus particulares o con lugares sagrados dentro de su territorio.
Ha sido documentado que de los varios cientos de nombres de deidades, la mayor parte surge sólo una vez. Esto ha conducido a algunos estudiosos a concluir que las deidades celtas y los cultos relacionados eran locales y tribales y no pan-célticos. Los defensores de esta opinión citan la referencia a una divinidad cuyo nombre podría traducirse como "espíritu tribal". Sin embargo, la serie evidente de nombres divinos, puede ser justificada de manera diferente: muchos pueden ser meros epítetos aplicados a dioses claves adorados en cultos pan-celtícos. El concepto de panteón celtíco como un número grande de deidades locales es contradicho por ciertos dioses bien documentados cuyos cultos parecen haber sido seguidos a través del mundo celta.
Cernunnos
Las tradiciones celtas se mueven dentro de un ámbito orientadas, difundidas y mantenidas por los druidas, lo que nos da la pauta de que tratamos con unos pueblos míticos, mágicos, donde no hay un límite entre lo que nosotros concebimos hoy en día como "real" y el mundo de los espíritus, sino que esa convivencia entre ambos mundos es algo cotidiano y parte de la idiosincrasia de estos pueblos.
Para los Celta, lo sobrenatural influía cada aspecto de su vida terrenal y espiritual, para ellos los espíritus estaban en todas partes: los árboles antiguos, las piedras extrañas, los lagos y los pantanos. Ellos eran los responsables de las estaciones y ellos controlaban el mundo natural del cual el ser humano hacia parte.
Para los celtas, la religión estaba vinculada a la magia. El objetivo de su religión era rogar favores a sus dioses o complacerles para evitar la furia divina.

Los Druidas eran los sacerdotes de la sociedad celta. Eran magos, maestros y jueces y sus funciones incluían la adivinación, la ejecución de sacrificios y la dirección de rituales en festivales religiosos. Desde los comienzos de la historia celta fueron una clase educada, respetuosa de su sabiduría y conocedores de sus propios poderes como intermediarios entre las tribus y los dioses. La palabra druida deriva de un termino para "el conocimiento del roble" o "profundos conocimientos", ya que como hemos dicho antes, los celtas estaban en gran contacto con la naturaleza, y sobretodo le daban mucha importancia a los árboles.
Los druidas eran los filósofos de la sociedad. Ellos estudiaban los movimientos del universo, de la tierra y de la naturaleza así como los poderes y las habilidades de los dioses. Ellos pensaban que el alma no perecía, pero después de la muerte, pasaba de un cuerpo a otro. Esto influyó en la gran valentía de los guerreros a la hora del combate.


Los emplazamientos religiosos celtas incluían los recintos de los santuarios, pero a veces también poseían estructuras más elaboradas. Los pozos quizá estuvieran relacionados con la adoración de la tierra y los sacrificios humanos y de animales, así como con la ceremonia de forjar espadas y otras ofrendas, que eran arrojadas en ellos. Algunos emplazamientos naturales también tenían un significado religioso. El acebo y el muérdago se consideraban sagrados, así como las arboledas y los robles. Los animales eran venerados como tótems de la tribu y se buscaba la adivinación en el vuelo de los pájaros o en las entrañas de los animales sacrificados.


Los celtas contaban con lugares sagrados donde invocaban a sus deidades, entre los que se encuentran los famosos bosques de roble de los druidas. Tenían días sagrados y festivos, algunos de los cuales han sobrevivido hasta la actualidad. “Beltane” se celebraba el 1 de Mayo, “Samhain”, el 31 de Octubre y “Lughnasadh” se celebraba el 1 de Agosto.
Sabemos que los druidas celebraban ceremonias religiosas y, según las pruebas obtenidas, esto tenía lugar en los famosos bosques encantados. Sabemos que los druidas, o parte de la religión druida, giraba en torno a los árboles. Conservamos vestigios druidas en las inscripciones alfabéticas que en cierto modo continúan asociadas al gaélico.

Historia más reciente

Cuando el Imperio romano se derrumbó hacia el siglo V d.C., los reinos reconocidos como celtas surgieron en las partes romanizadas de Britania. A la vez, los germanos invasores se asentaron en la zona oriental de Britania. Mientras, los invasores gaélicos de Irlanda se asentaron en el oeste de Escocia. Simultáneamente los britanos del suroeste de Inglaterra se asentaron en Bretaña.

El cristianismo había llegado a Britania en tiempos del dominio romano. En el siglo V, Irlanda fue convertida por San Patricio y otros misioneros. Después, el cristianismo se estableció en Escocia, principalmente a través de la fundación de Iona por San Columba. Por lo tanto, la fe cristiana fue llevada a las tribus británicas del noroeste escocés, cuyos miembros eran conocidos como pictos, y a los británicos de Northumbria. La cultura del mundo celta experimentó un gran florecimiento en los siglos VII y VIII, en el cual la Iglesia jugó un papel central patrocinando las artes, la escultura y la ilustración de manuscritos. La literatura vernácula también fue cultivada de forma más extensa que en otros lugares de Europa. Los eruditos celtas destacaban como misioneros y profesores en el continente.


Las zonas celtas de las islas Británicas sufrieron ataques de los pueblos escandinavos durante los siglos IX y X, y admitieron a los que se instalaron. Los reyes gaélicos de los escoceses surgieron como señores de las tierras de los pictos y dominaron a los británicos que permanecían en el suroeste escocés y a los ingleses en el sureste. La frontera galesa-inglesa se estabilizó, mientras Cornualles perdió su independencia política. En Irlanda, se realizó un proceso similar para crear una monarquía nacional. Habían surgido las cuatro naciones actuales: tres celtas y una germánica.
La conquista normanda de Inglaterra en el 1066 llevó a la de Gales y hacia el siglo XII a la de Irlanda y Escocia. Como resultado, la lengua y la cultura céltica dejaron de ser usadas en los círculos jurídicos, y gradualmente se convirtieron en lenguas de uso popular. Un proceso similar tuvo lugar en Bretaña. El clima social que se había desarrollado en lo que actualmente son Gran Bretaña y Francia había dado oportunidad para que los elementos celtas mejoraran, pero se frustraban por la intolerancia cultural o religiosa. Los resultados de esta ambivalencia quizá se vean en la contribución celta a la vida y cultura británica, en manifestaciones del folclore celta, en el florecimiento de las comunidades celtas emigradas y en las sociedades de ultramar.

Conclusiones

Los celtas eran un pueblo extraordinario, en ciertos aspectos eran bárbaros y en otros primitivos. Pero también eran unas gentes cultas que han dejado a la humanidad una herencia duradera y su influencia se ha extendido mucho más allá de los territorios en los que vivían.

Uno de los aspectos celtas más interesante y probablemente bastante importante para comprender su cultura, su literatura y especialmente su religión es su forma de pensar. Existe una clara diferencia entre el pensamiento celta y el pensamiento de otros pueblos europeos, en particular de los anglosajones. Mientras que los anglosajones, al igual que nosotros, tenían una concepción dualista: blanco y negro, arriba y abajo, bueno y malo, o posiciones binarias, los celtas solían pensar en tríadas, lo que proporcionaba una concepción completamente diferente del mundo. Es decir, si nosotros hablamos de blanco y negro, los celtas lo harían de blanco, negro y gris. Si nosotros hablamos del bien y del mal, ellos lo harían del bien, del mal y de algún tipo de neutralidad. Por lo tanto, esto les proporciona a los celtas una visión algo diferente quizás y mucho más equilibrada del mundo y del papel que desempeñaban en la historia de la humanidad.


De entre la densa bruma de la historia, los ecos de los celtas aún pueden oírse con toda claridad. Sin ellos el mundo hubiera sido un lugar mucho menos rico.

Los Celtas I.
Los Celtas: Edad de Hierro I, La Tène
Los Celtas: Edad de Hierro I, Hallstatt.
El clan Celta.

 
Fuentes:

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Los Celtas I.

Desde el siglo VIII al I a.C., un conjunto de pueblos denominados celtas dominará gran parte de Europa. Casi legendaria; la cultura celta se extiende como una marea que invade recónditas parcelas con sus cerámicas, sus crisoles, sus yunques, su fuego resplandeciente bajo el fuelle alentador para forjar el hierro, uno de los nuevos modos que aquellas gentes traen. La técnica del hierro, más compleja que la del cobre y el bronce, contaba con mayor abundancia de metal y sobre cualquier otra cosa la posibilidad de construir útiles y aperos, que transformaron radicalmente la construcción naval y la agricultura. Los hititas comenzaron a producir hierro en cantidades significativas, a partir del siglo XV a.C. En Europa continental aparece unido a la civilización céltica, pero es a partir del siglo VII a.C. Cuando alcanza su desarrollo pleno en Europa central, los métodos utilizados apenas cambiarán en la época romana, habrá que esperar a la Edad Media para que los progresos sean sustanciales, por influencia de la India y de Damasco, con la aparición del acero. Los arqueólogos han dividido la Edad de Hierro Celta en dos grandes etapas: La primera Edad del Hierro o de Hallstatt (nombre de una población austriaca) y la segunda Edad del Hierro o de Téne (nombre de una población suiza). Cada una de estas edades se han subdividido en distintas etapas o culturas, siendo de gran importancia para la historia de Europa ambos períodos.
Desde la Europa central, los celtas fueron empujados hacia el oeste por una serie de invasiones procedentes del sur de Rusia. De ellos aprendieron el empleo del hierro, la espada larga adaptada a la guerra a caballo, así, como el empleo del carro de combate de dos ruedas. Las migraciones se prolongan durante siglos, se trata de una marcha desordenada, practicada en todas las direcciones. Las primeras oleadas se extienden por Checoslovaquia, Alemania, Francia...y como no; la Península Ibérica. Con posterioridad atraviesan los Alpes y se instalan en la llanura del Po en la llamada Galia Cisalpina.

El contingente migratorio celta constituyó uno de los mayores en la historia europea, este amplio movimiento de pueblos alteró la población de las regiones donde se asentaban, no se trata del desplazamiento de un pueblo entero o de una tribu. Los grupos dirigidos por sus jefes, llevan consigo sus familias, enseres y ganado. Movidos por la aventura, en unos casos acuerdan y negocian con las tribus que a su paso encuentran (caso de vecinos como los Ligures), en otros las espadas de hierro se enfrentan a los más débiles escudos de bronce y sin olvidar el pillaje que realizaron en pueblos como los helenísticos. Pero, sobre todo buscan tierras donde asentarse. Los celtas son básicamente campesinos. Dentro de su amplia diversidad de tribus y clanes no poseyeron un sentimiento solidario de nación única. Ni siquiera entre los propios galos que constituyen el núcleo fundamental. Considerado en su conjunto, no existió sino en un estado de promesa.


Si bien la idea que con más frecuencia se asocia el termino "invasión" es la de un ejército que se retira después del pillaje, o que destruye al vencido, incluso practicando la esclavitud con el derrotado, para establecer su dominio sobre los terrenos conquistados; pero el termino es más complejo y también ambiguo. "Invasión" puede aparecer como la lenta inmigración de un pueblo, que, al cabo de algunos decenios ha asimilado a la población primitiva, o sencillamente convive con ella. A diferencia de lo que ocurrirá más tarde con otras aportaciones, como la romana. Roma, que ha dado origen a las lenguas mayoritarias europeas, las lenguas célticas han quedado reducidas en la actualidad a dialectos muy localizados. Es en los topónimos donde se rastrean los rasgos célticos más profundos. Los ejemplos podrían ser interminables. La toponimia nos traduce la existencia de un pueblo europeo. Seria interesante acabar con ciertos mitos nacidos de un nacionalismo excesivo. He aquí algunos: consiste en creer que cada uno de los pueblos actuales corresponde "puramente" a una de esas invasiones. No es así. Del mismo modo que algunos historiadores franceses creen ver en la derrota de los galos de Vercingétorix en Alésia (52a.C.) "La más grande catástrofe de nuestra historia". Al igual que los romanos designaran "galos" de un modo erróneo a toda una amplia comunidad humana, que se llamaba a sí misma celta. Y claro está, la teoría, en este caso de historiadores alemanes, que pretendían que los celtas eran germanos. Los celtas estaban movidos por una idea conquistadora, pero alejados del concepto de "nación celta". La anarquía de esta cultura céltica no impide los rasgos comunes en la estructura social, política y religiosa. La principal característica de esta civilización era la del ser oral. Y es esa tradición oral la que atravesó los siglos y más particularmente donde la implantación fue más fuerte.
Mucho de lo que sabemos sobre la sociedad y sus costumbres nos ha llegado por escritores procedentes del Mediterráneo clásico, para quienes las personas que ellos llamaban "Galate", "Keltoi" o "Celtae" eran unos bárbaros fascinantes, aunque demasiado temerarios. Los observadores extranjeros fueron sorprendidos por la loca valentía de los guerreros celtas y lo que ellos describieron como una predilección por combatir. Incluso fuera del campo de batalla, los celtas poseían un entusiasmo que dejaba huella en los visitantes procedentes de un mundo clásico más moderado. Los escritores clásicos rara vez mencionan el increíble legado de información recogido a través del arte oral ni la lógica o la belleza de los manuscritos celtas. Por supuesto, no tenían conocimiento del lenguaje celta, por lo que carecían de habilidades poéticas y los manuscritos eran indescifrables para ellos. Para los griegos y romanos, todos los celtas eran individuos intrigantes pero, sobre todo, bárbaros y personas sin civilizar; individuos unidos, en definitiva, por una causa común: la guerra.


Así se creo una imagen simplista del mundo celta. Ahora, gracias a la moderna y en algunos casos independiente arqueología conocemos que esta cultura dio lugar a la existencia de un grupo complejo y variado de sociedades, más que un grupo homogéneo de individuos. Las costumbres sociales y religiosas varían en las tierras celtas que, por el año 350 a.C., se extendieron desde el Atlántico hasta Turquía.

Los Celtas II.
Los Celtas: Edad de Hierro I, La Tène
Los Celtas: Edad de Hierro I, Hallstatt.
El clan Celta.

Fuentes:

"Celtas"
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