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martes, 1 de febrero de 2011

La verdad absoluta

"Conocemos la verdad,
no sólo por la razón,
sino también por el corazón."
Blaise Pascal


Todos nacemos con la necesidad de forjarnos una identidad propia que nos separe de nuestra espiritualidad. En consecuencia, llevamos una carga psicológica que nos hace sentir el peso del mundo.


"El dogma es la expresión del pensamiento que desea imponer y elevar una interpretación intelectual al nivel de verdad absoluta e indiscutible. Dogmáticos son aquellos que se encuentra poseídos por una mente temerosa, la cual adopta al dogma para tener un sostén que realice las veces de una muleta donde apoyarse intelectual y psicológicamente con el fin de evadir el miedo. Los dogmas se encuentran en casi todos los sistemas de pensamientos: religiosos, políticos, filosóficos, sociales, científicos.
Toda especulación e interpretación intelectual de un hecho, que se postule cómo verdad, es mentira. En ello se sustenta el dogma. Hacer de un hecho o de una experiencia personal, una interpretación intelectual y pretender convertir dicho análisis especulativo en verdad, es el dogma en sí mismo, es lo dogmáticamente correcto.
El dogma es insalvable, solo el dogmático se puede salvar. Al ser el dogma establecido por la tradición, la propaganda y la cultura de la sociedad a través de versiones visuales, auditivas y escritas, las cuales conforman la comunicación y la educación, el dogma se transforma en la publicidad obsesiva inevitable de ver, oír o leer, lo que significa la influencia y el sometimiento constante de la mente a las verdades reveladas o interpretadas.
Todo dogmático es básicamente un fundamentalista en términos, minimamente, psicológicos e intelectuales, lo que expone a la mente del dogmático a ser potencialmente un ser que esta predispuesto a matar o morir por su causa. De modo que sí la política, la religión y toda expresión de pensamientos, no se hubiese dedicado a expandir sus dogmas particulares, no existirían fundamentalistas, que propagandizan sus especulaciones y deducciones intelectuales con el propósito de que quien los acepte, pase a integrar su "secta", sabiéndose dueño de la verdad.
El dogma petrifica y cristaliza la mente en un punto de vista fijo, esquemático, estático, muerto, inamovible, lo que solo permite la evolución de la mente a través de la ampliación de los mismos argumentos que justifiquen con más certeza la verdad del dogma. O sea, la mente evoluciona en un circulo vicioso basada en el propósito de convertir en verdad sus propias mentiras.
Cuando la mente no percibe la mentira cómo mentira, es evidente que existe la posibilidad de que acepte dicha mentira como una verdad, de modo que la aceptación de lo falso se convertirá en el esfuerzo y la tarea de la mente en demostrar con nuevos argumentos, análisis e interpretaciones que ello es verdadero. Esta es la tarea de la mente esclava al circulo vicioso; tratar que, en lo que se cree, se convierta en verdad.
El deseo de que sea verdad, aquello en lo que se cree, es lo que refuerza el criterio que se le da al dogma de veracidad absoluta, lo que significa que ello es la piedra que tiene el hombre para apoyar su cabeza, por ser ese deseo de veracidad lo que debe ser protegido, resguardado, y para ello nada mejor que la mayor cantidad de argumentos, análisis y justificativos, con el fin de que la estructura y esquema mental que permite tener el dogma, no sea destruido de forma alguna, por el peligro que ello significa para la mente teme-rosa que no puede vivir en libertad.
El dogma que contiene toda doctrina, creencia, ideología, es la piedra donde se apoya la mente del hombre temeroso con el fin de escapar de la locura que presiente tener cuando su mente es cómo la del hijo del hombre, el cual no tiene una piedra donde apoyar su mente -cabeza- o sea, no tiene doctrina, creencia, ideología, teoría, argumento alguno para sostener su libertad intelectual, psicológica, emocional, sentimental, en definitiva, la libertad de su mente. Es obvio que ello lo convierte en un pobre de espíritu.
El dogma adoptado convierte a todo aquel que lo acepta en millonario ilustrado, en poseedor de fortuna intelectual, en hombre perteneciente al status-quo cultural, o sea, lo convierte en un hombre superior por pertenecer a la clase de los cerebralmente eruditos.
El dogmático defiende aquello que no sabe que es así cómo él cree, o sea, defiende su duda y la eleva al nivel de verdad, lo que significa que la única verdad que tiene para defender el fanático, el fundamentalista, el dogmático, el que tiene la mente adoctrinada, es su duda. Esto hace que deba poner toda su confianza en que dicha duda se concrete algún día en verdad, de modo que lo único que posee cómo real, es la esperanza y su autoconvencimiento; autoconvencimiento que tiene la tarea de tratar de vencer y doblegar a la duda para confirmarla psicológicamente en estado de verdad. La duda es necesaria elevarla al nivel de verdad, y ello solo es posible mediante el dogma.
El dogma es la expresión intelectual que le da forma de amoldamiento psicológico de verdad a la duda. Cuando el trasfondo psicológico es satisfecho por medio de la interpretación intelectual, es cuando surge el autoconvencimiento de que la duda es verdad, y en ese momento es donde se cristaliza el dogma en la mente; con el consecuente fanatismo posterior y el circulo vicioso del pensar.
Cuando el dogmático eleva de categoría su duda, es también cuando inconscientemente sella su mente, siendo la inteligencia y la comprensión las primeras expulsadas del hogar, de modo que el pensamiento crea sus intereses psicológicos, intelectuales, emocionales, materiales, en torno de su verdad dogmática, abriendo la mente solo para el entendimiento intelectual que tenga relación con el dogma aceptado cómo verdad.
El temor es el motor que impulsa a la mente a identificarse con el dogma, con el fin de escapar de la inseguridad, y encontrar en ese sistema de pensamiento particular la seguridad que le permita sostener la sensación de orden psicológico que da el sentir cuando se pertenece a algo. El dogmático sintiendo que pertenece a algo se aferra a su nueva verdad y evidentemente que se convence que debe protegerla, resguardarla. Ello da nacimiento a la violencia que se ejercita a través de la defensa de la causa.

"Tenía motivos para desear que el mundo no tuviera significado; consecuentemente, daba por sentado que no lo tenía y que era capaz, sin ninguna dificultad, de hallar razones satisfactorias para esta suposición. La mayoría de la ignorancia es ignorancia vencible. No sabemos porque no queremos saber. Es nuestra voluntad la que decide cómo y sobre qué materias usaremos nuestra inteligencia. Quienes detectan carencia de significado en el mundo generalmente lo hacen porque, por una u otra razón, cuadra bien con sus libros que el mundo debe ser sin sentido."
Aldous Huxley

El ser humano acepta el dogma por temor, o sea, con la finalidad de escapar de la inseguridad termina por esconder y sumergir el miedo en el fondo de su conciencia. En las capas más superficiales de la mente se encuentra presente la apariencia de seguridad, lo cual es la imagen de seguridad que vende el hombre con mente dogmatizada. Esta apariencia es la que motiva a la mente a amar el dogma, por ser la modeladora de una sensación de orden en el pensar."

...Nietzsche en su escrito "Sobre verdad y mentira en sentido extramoral" redacta: “El intelecto, como medio para la conservación del individuo, desarrolla fuerzas primordiales en la ficción”, argumentando que el hombre con debilidad pero con la capacidad de aprovechar la razón que tiene para sobrevivir, se ha colocado por arriba de toda especie animal o vegetal viva para darse el título como centro del todo, nombrándose la medida de las cosas (ser él quien nombre: de sustantivos y adjetivos, quien diga qué sí y qué no…), de tal manera que en su ego desarrolla un arte de ficción sobre la superficie de las cosas engañándose de su debilidad y a través de su razonamiento para creerse que es el único y capaz de conocer la realidad, ignorando, como explica Nietzsche que un mosquito haría lo mismo si se le preguntara qué pasa en su cabeza.
No sólo se vuelve egocéntrico, sino además se niega a reconocer que su capacidad de percepción está limitada, tan limitada que le es imposible conocerse a sí mismo (conocer su naturaleza salvaje y animal)...
... Esta complejidad que el mismo hombre ha creado en su lenguaje es por su necesidad de querer abarcar todo lo que pasa en la realidad y que su nombramiento sea el correcto, el más adecuado. Se ha colocado en un antropocentrismo en el que hace a fin de él que todo gire, se mida y sea nombrado en tanto él, en convención con los de su especie, una decisión...

"El dogmático encuentra esta sensación de orden en el pensar cuando adopta alguno de los tantos dogmas particulares y colectivos que están en oferta en el mercado de las ideas que ofrece la sociedad: políticos, religiosos, cientificistas, económicos, psicológicos, sociales. La necesidad de darle un cierto orden y orientación a la obsesión mental -que trabaja calladamente a través del parloteo incesante de la mente, lo cual se asemeja a la locura- es la motivación principal para predisponerse a la adopción de cualquier dogma que satisfaga la ansiedad psicológica y la necesidad imperiosa de frenar la irracionalidad del conflicto interno que crea el parloteo.
Lo peligroso del dogma es que cuando a logrado lavar el cerebro de cualquier vestigio de duda y producir la seguridad psicológica en el dogmático de que se encuentra en lo cierto, de que posee la verdad. A partir de ahí, la mente se sumerge en la enajenación y, dicha enajenación es la que produce placer por la posibilidad que brinda el poder depositar el pensamiento en una sola idea obsesiva. Al cerrarse la mente a un punto de vista exclusivo, sectario, el dogmático va aceptando la evolución de su violencia cómo algo normal y necesario. Normal por lo que debe ser defendido y necesario porque lo que merece ser resguardado no puede desaparecer, de manera que la aplicación de la violencia se encuentra justificada por el fin que siempre justifica los medios. La violencia siempre es la reacción a la defensa de un dogma particular o colectivo, ya sea para la defensa del ego herido -dogma particular- o la defensa de la doctrina, la creencia, la patria -dogma colectivo- y ese fin justifica todo y cualquier medio sectario y violento. Ello es el dogma en la acción, ello es el peligro placentero del dogma, ello es el producto final del dogma.
La mente al interrelacionar al intelecto con el pensamiento dogmático, pasa a ser intrínsecamente violenta, bajo la expresión exterior o interior, por estar esclava a la trinchera ideológica, comandada a la defensa de su verdad. Este constante estado de defensa de su verdad es lo que arrastra a la mente a la marginalidad de la alineación enajenante, con el consecuente estado de paranoia que ve como enemigo a todo aquel que no acepte sus postulados cómo única y exclusiva verdad, de manera que la violencia pasa a ser una herramienta tan útil como el argumento, ya que la violencia es la respuesta inevitable que provoca la defensa necesaria que debe tener una mentira convertida en verdad.
El dogmático tiene la posibilidad de liberarse del dogma, pero el dogma no tiene la cualidad de poder enseñarle al hombre a ser libre. Cuando el dogma habla de libertad, en realidad esta sometiendo a la mente a la esclavitud de la mentira que es todo concepto verbalístico, puesto que la palabra libertad no es la libertad, ya que la palabra no es la cosa en sí.
El ideal de libertad encierra tanto dogmatismo cómo los oscurantistas ideales dictatoriales y déspotas, por ser todo ideal, doctrina, teoría, un sistema de pensamiento basado en la creencia; y lo que uno cree no es sino que meras creaciones del pensamiento, del intelecto, o sea, dogmas.
Las ideologías que sostienen cómo principios la igualdad, la justicia, la fraternidad, la libertad, el amor, la bondad como virtudes a cultivar y metas a conquistar, expresan la ignorancia de sus ideólogos ante la incomprensión que tienen para comprender que todo aquello que sea virtud no puede ser cultivado, ejercitado, idealizado, puesto que todo concepto idealizado es dogma, es creencia, no realidad, y precisamente la virtud es una realidad ajena a toda verbalización intelectual.
La ideología de la fraternidad, del amor, de la libertad, de la igualdad, no es la fraternidad, el amor, la libertad, la igualdad, es simplemente la inconsciencia de los ideólogos de lo que es. Y es la incomprensión de lo que es lo que lleva a los ideólogos a convertir en dogma todo aquello que se encuentra fuera de la órbita del pensamiento, aquello que la mente no puede atrapar.
El intelecto, el pensamiento, la conciencia, la memoria, o sea, la mente, tiene la capacidad de convertir en dogma todo lo que ella desee, se proponga o considere que debe ser traducido a la verbalización intelectual, de modo que cuando el intelecto estructura determinadas virtudes en doctrinas, es obvio que corrompe dichas virtudes al convertirlas en idealizaciones dogmáticas, lo cual es corrupción por ser toda virtud intocable por el pensamiento.

"El sentimiento de lo místico es la emoción más hermosa y profunda que puede experimentarse."
Albert Einstein

La mente corrompe a las virtudes y a los valores más puros de la vida al convertirlos en dogmas ideológicos que pueden ser pensados, analizados, interpretados de acuerdo al punto de vista particular de cada uno, y es evidente que ninguna virtud puede ser interpretada por el pensamiento porque ella es lo que es, por lo tanto, se encuentra fuera de la órbita del pensamiento y de aquello que la mente puede atrapar, capturar, guardar y registrar, ya que nada de ello es un recuerdo. La virtud es algo vivo, sustancial, que tiene la cualidad de la acción por sobre las palabras, lo que significa que es un hecho antes que una idea, de forma que su idealización es la destrucción de la virtud cómo hecho, y ello es la perversión del dogma doctrinario.
Es obvio que toda mente adoctrinada es dogmática, supersticiosa, enajenada, sectaria, alienada, o sea, aislada en su propia sistema ideológico de pensamiento, o sea, en su verdad absoluta, o sea, en su creencia milagrera, o sea, en sus certezas absolutas, o sea, es una mente que garantiza la miseria de la violencia y su consecuente alimentación." 

Para cerrar: ¿Y la verdad? Es el conjunto de aspectos similares que el Hombre ha aceptado y les ha dado un concepto, de tal manera que entre varios hombres explicaron diferentes aspectos que cada uno percibió y que aún siendo diferentes hay algo que los mantiene en común… eso es la verdad:

“No conocida en sí, sino solamente en sus efectos […] como suma de sus relaciones”
Nietzsche




Fuentes:

jueves, 16 de octubre de 2008

"Matrix"

Te has preguntado alguna vez, si el 99,99 por ciento de los átomos de nuestro cuerpo están vacíos, es decir sin materia…¿qué somos?, ¿de qué estamos hechos?. Y lo que es más, somos vacío en un mundo vacío. La mesa que tienes en frente, la pared, todo en su mayor parte es vacío, pero…..vemos realmente esa mesa o esa pared.

Yo me inclino a pensar como en la filosofía yóguica que no somos un cuerpo con un poco de espíritu, sino “que somos espíritu en un poco de cuerpo”. Esto se puede demostrar simplemente con la respiración; tomamos mucha mayor cantidad de energía vital (prana) a través de la nariz que a través de la boca. Compruébalo durante un día entero y lo experimentarás, es decir respira un día entero a través de la nariz, y otro día entero a través de la boca. Experimenta. Es decir, al contrario de lo que se pueda pensar, tomamos más energía del aire que de los alimentos.

Por otro lado la alimentación es necesaria, pero no tanto si seguimos con la deducción de que somos espíritu; es más la gran mayoría de alimentos nos van a hacer más mal que bien, y por supuesto cuanto más prana tengas, menos te apetece comer.

Bueno ¿y qué tiene que ver todo esto con Matrix?. Pues que yo al igual que mucha gente que ha visto la trilogía de estas películas, han visto en las mismas, algo más que una simple lucha entre el bien y el mal. Es una lucha entre el bien y el mal, si, “pero de tu mente, y por consiguiente un avance de tu conciencia”.

Puedes vivir en un mundo superficial y aparente, como se demuestra en las primeras secuencias de la primera parte, pero si tienes algún tipo de sufrimiento ves el lado oscuro de la vida, ves la cruel realidad, pero…..si sigues avanzando en tu nivel de conciencia, llegas a ver la verdadera naturaleza de las cosas, que son mucho más maravillosas que antes y sobre todo más reales, y estás por encima de los problemas (en la película se demuestra siempre como una única persona, que se multiplica cientos de veces, es decir, el problema es siempre el mismo) y tu y el mundo os fundís en uno. Esta última experiencia se consigue a base de yoga, aunque una minoría lo ha conseguido por otras vías. Yo he tenido la enorme gratitud de tenerla de vez en cuando, sobre todo cuando mi práctica es más intensa, y la verdad es que te sientes como la escena final de Matrix.

Por otro lado está la meditación. La meditación es como si cogieras y condensases todo ese vacío externo e interno, le dieses forma, lo vieses, y lo sintieses de la forma que realmente es todo, no como tú creías que era, y luego, lo volvieses a expulsar y extender nuevamente al exterior. Es como aire con humedad que sientes de forma molesta durante el día, que luego por la mañana temprano se vuelve rocío, lo limpiases y lo devolvieses a la naturaleza, de forma que ese aire molesto, ahora es tremendamente agradable.

Por eso veo una similitud entre esta película, el yoga y la depresión. La depresión sería estar en Matrix; todo oscuro y sin armas. Puedes quedarte en Matrix, pero la solución no es la vuelta atrás, que es lo que normalmente te va a aconsejar un psicólogo o psiquiatra tradicional, volver a una vida superficial y sin pensamientos, sino el secreto es “trascedender Matrix” o “trascender el ego” es decir, ir para adelante, seguir con tu camino de evolución de la conciencia.

Y por último están los movimientos de los protagonistas, que son surrealistas, y cuanto "mayor es su nivel de conciencia", más milagrosos son sus movimientos. Esto guarda un paralelismo total con algunas acciones que pueden realizar yoguis avanzados, y ni que decir tiene con grandes místicos de cualquier religión, que podían también realizar proezas milagrosas, debido a su nivel de conciencia.

A continuación te adjunto una conversación entre Ken Wilber y Larry Wachowski, guionista y director de Matrix

Ken: Tu mismo no has querido hablar sobre vuestra (NdT: Andy y Larry Wachoswki) interpretación sobre la trilogía o sobre el mensaje que queríais transmitir, porque no queréis que se convierta en dogma -es decir, queréis que la gente tenga la libertad de interpretar las películas de la manera que quieran, que tengan la libertad de hacerlo, y claro, tan pronto como que los creadores de la películas saltan y dicen “Este es el significado de Matrix, y esto es así y así” se limita a los demás. Creo que es algo muy inteligente por vuestra parte.

Larry: Es, quiero decir, haces una creación artística, y quieres ser provocador, quieres que la gente hable de ello, no quieres que vayan a alguien que les diga de que va o… es como, la misma naturaleza de la película es exactamente eso -analízala y búsca por tí mismo…

Ken: Si, sí. Así que eso es lo que vamos a hacer, y como sabes eso me pone en.. eeh.., me pone en una posición embarazosa porque nosotros tenemos una visión similar. Pasamos horas discutiendo lo que creemos que significan las películas para nosotros, tu interpretación y mi interpretación de la película. Yo no voy a discutir tu interpretación de la película con nadie, eso es algo privado, algo de que habláis tu y algunos amigos y voy a seguir manteniendo eso, ya sabes, para nosotros, por decirlo de alguna manera. Y al mismo tiempo se me ofrece a dar mi interpretación de manera pública, acabo de hacerlo y habéis venido con gente del equipo a filmar tres horas de mi interpretación minuciosa para cada una de las tres películas. Como sabes es algo que me parece muy valiente porque la clave de toda la trilogía-y esto es mi interpretación-está realmente en los últimos quince o veinte minutos de la tercera película; la piedra Rossetta es cuando Neo, por ejemplo, dice de las máquinas, “si pudiérais verlas como yo las estoy viendo… son todo luz. Está hechas de luz”, y todo eso… Esa interpretación es la clave de toda la trilogía, y es superariesgado, porque en la primera -con la que mucha gente se siente identificado porque tiene sentido. Crees que tiene sentido si no has visto las otras dos; parece una historia muy simplista si solo ves la primera. Es muy Manicheana , vamos que todo dentro de matrix es malo y todo lo que está fuera es bueno, que todos los que están en matrix están atrapados y todos los que están fuera son libres-ese tipo simplista de dualismo-las máquinas son malas, intentan coartar la libertad y todo eso. Así que todo el mundo fue como “¡Guau! que pasada”. Después te pones a ver la segunda y llegas a la parte donde Neo habla al Oraculo y le pregunta “¿No eres humano verdad” Y dice “no”. “¿Eres un programa verdad?” “Sí”. Y todo el mundo empieza a comerse la cabeza, porque ahora de repente-y repito que esto es mi opinión-te encuentras fuera del dominio de una peli para entrar en el de la literatura compleja, porque desde entonces se vuelve una trama complicada, con un montón de piezas, y muchas de ellas no se dan hasta casi el final de la tercera película. Y es entonces cuando todo empieza a encajar. Encaja el discurso del Arquitecto, encaja el primer discurso del Oráculo. Smith es una de las claves de todo eso, y es justo esta interpretación global como trilogía donde hace aparecer realmente el cuerpo, la mente y el espíritu, ambos en sus formas alienadas, y en sus forma sana o más integradas, lo que aparece casi al final de la tercera película. Y por eso creo que resultan tan desconcertantes para mucha gente si no pillan la visión de conjunto, por eso la primera parte parece que tiene sentido y luego se empiezan a perder en la segunda parte y luego un poco más en la tercera. Esa es más o menos la interpretación que tengo, y como sabes, la que tuve cuando Josh estuvo aquí en el loft grabando -y desde entonces me encuentro en la situación de tener que morderme la lengua y decir “bueno, creo que Larry está de acuerdo conmigo en esta parte” o algo así [risas].

Larry: Eso es lo que estaba diciendo, se convierte en una validación.

Ken: Lo se.

Larry: Tengo que decir que tu opinión es de locos! [ambos se ríen].

Ken: “A ese tipo alto y pelado no lo conozco, el tío vino y empezó a hablar con Cornel, no tengo ni idea de quien es” [Risas]. También hablamos sobre la naturaleza de la interpretación, y de que cuanto más integral es el contexto que tienes mayor número de significados parecidos emergen. Y tú y yo, bueno ya sabes, estamos formados integralmente. Quiero decir, ambos tenemos en común una pasión por el enfoque integral. Vamos que, sin destripar nada, hay ciertos temas de esta obra sobre la que tenemos una visión muy parecida.

Larry: Sí, y ya sabes, vale la tercera tiene sus momentos relevantes, pero están basados en temas que se han ido construyendo a lo largo de las tres películas.

Ken: Cierto.

Larry: Cada principio, las pequeñas introducciones de cada películas es una especie de reflejo de lo que va cada una de las películas. Y, ya sabes, en cada prefacio tratamos de decir a la audiencia dónde estamos en el viaje del desarrollo.

Ken: Sí.

Larry: Quiero decir, Matrix es una exploración de la conciencia, esos pequeños fragmentos en el inicio de cada película intenta situarte un poco.

Ken: Correcto. Es por eso que a mí me parece, como lo diría, tan rica literatura-que hay múltiples niveles de significados, y creo que los críticos se los han perdido. Si no ven ese gran marco de conjunto en las tres películas son libres de criticar a las películas del modo en que quieran criticarlas, por la misma razón por la que cada cual es libre de interpretarlas a su manera.

Larry: Sí, creo que el problema es alguna especie de auto-evidencia, ya sabes, en la manera en la que describes las cosas, su interior y su exterior, Matrix tiene mucho de eso, y el exterior tiende a quedar muy obvio, basado en la superficie y en la observación. Espero que estos dos diálogos que serán yuxtapuestos sean sobre el exterior y el interior, donde los críticos se interesarán esencialmente por los exteriores y los filósofos por los interiores.

Fuentes:

Texto escrito por Miguel Angel
En el Blog: YOGA Y DEPRESIÓN

Parte de una entrevista en "Integral Naked", entre Ken Wilber y Larry Wachowski,
y transcrita integralmente en el
Blog de Wilber.

Pero podeis leerlo en castellano



Los significados de Matrix I
Los significados de Matrix II



sábado, 27 de octubre de 2007

Atoms

Tal vez en una época (s.V a.C) dónde casi todo era difuso y cambiante (la concepción del mundo, el conocimiento, las fronteras del propio país, siempre en guerra y expansión...) fue el ambiente idóneo para que surgieran las grandes preguntas sobre la realidad: si todo varía, muta, se convierte... ¿qué es real?

A esta pregunta se enfrentaban filósofos griegos desde diferentes posiciones:
- no hay una realidad fija puesto que todo está en continuo cambio, y, por tanto, la realidad no es más que un fluir continuo.
- A pesar de la continua metamorfosis que experimenta la realidad, hay unos principios esenciales que se mantienen invariables que consiguen que todo lo que perece vuelva a emerger de la misma manera.

De esta segunda consideración surgieron múltiples elementos que eran considerados, por unos y por otros, como el origen inalterable de todas las cosas (el llamado arché).

Demócrito de Abdera, junto a la misteriosa figura de Leucipo, desarrolló toda la teoría atómica que defendía a esas partículas diminutas (invisibles), e indivisibles, como origen de la realidad material. El átomo era para Demócrito, como una especie de mapa genético de la realidad, a partir del cual todo adquiría forma.

Esta teoría que en principio podía parecer una arché más en la ruta del conocimiento griego (como el fuego o el agua) plantea una serie de afirmaciones sobre la realidad y sus componentes que la distinguen del resto de ideas y la hacen objetivo de todas las críticas.

En primer lugar, atenta contra la idea aceptada de manera generalizada de la inexistencia del vacío, ya que este es tan imprescindible como el propio átomo para que la realidad se origine. Según Demócrito, esencialmente sólo existen los átomos y el vacío. Gracias a este vacío puede existir el movimiento de los átomos, que pasan a ocupar diferentes lugares, chocando con otros átomos, uniéndose en átomos más grandes y dando lugar así a los objetos como los conocemos hoy en día.

A consecuencia de esto se desprende la segunda aportación de la teoría atómica a la explicación de la realidad: la dicotomía entre lo variable y lo permanente no tiene sentido, porque ambas cosas se encuentran conjugadas en esta idea de los átomos. Es decir, aunque un ser pueda trasformarse e incluso perecer, su mapa genético (atómico) permanecerá inalterable, permitiendo que otro ser vuelva a generarse de la misma manera y por tanto se mantenga esta realidad estable, a pesar de su continuo cambio.

Esta teoría fue muy criticada en su época, y no llegó a desarrollarse hasta sus últimas consecuencias hasta el siglo XX. Posteriormente, y a raíz del descubrimientos de las radiaciones y el espectro electromagnético, se ha desarrollado la teoría del quantum, en la que se afirma la existencia de partículas subatómicas a partir de las cuales se pueden explicar fenómenos energéticos y de absorción de luz por los cuerpos negros. Más o menos perfecta, lo que es cierto es que esta reducción de toda la realidad a una única partícula originaria, entronca profundamente con la idea de digitalización y, en alguna medida, pudo servir como referente a la hora de sintetizar todo el conocimiento en unos y ceros (átomo y vacío).

Fuentes:
Irene Moreno.
No se puede mostrar la imagen “http://www.iua.upf.es/index/icones/logoupf.gif” porque contiene errores.

Recursos docents
per Xavier Berenguer


Realidad Simulada: ¿Vivimos en una simulación de ordenador?

¿Existe la posibilidad de simular universos tan detallados en que sus habitantes no puedan darse cuenta de que es una simulación? Te contamos de qué va la Hipótesis de Simulación y los diferentes argumentos a favor y en contra de la Realidad Simulada.

¿Estamos siendo simulados?

No debemos confundir la Realidad Simulada con la Realidad Virtual. La realidad virtual es una representación de la realidad que puede ser claramente diferenciada de la verdad por nosotros. Por el contrario, la Realidad Simulada refiere a una realidad perfecta y completa en la que el habitante no puede determinar su falsedad. Sí, estamos hablando de una Matrix, con la diferencia de que los argumentos de Realidad Simulada no consideran el dominio de las máquinas sobre el hombre, sino el simple interés del hombre de simular al hombre. La Hipótesis de Simulación considera que todos nosotros existimos en tal realidad y que hay otro mundo allí afuera que no podremos alcanzar.

Uno de los primeros defensores de la hipótesis de simulación es el filosofo Nick Bostrom. Los principios que establece Bostrom, se basan en un preconcepto de que una mente consciente puede ser implementada en un sustrato informático como procesadores de silicio. Según Bostrom, lo que nos permite tener experiencias conscientes no es la materia del cerebro sino su arquitectura computacional, y llegado a un nivel tecnológico suficiente, un ordenador poderoso podría recrear una mente humana.

Bostrom establece tres proposiciones (que pueden ver más ampliamente aquí). La primera premisa refiere a una incapacidad tecnológica, la segunda al desinterés de hacer simulaciones y la tercera a que estamos probablemente dentro de una simulación. Asumiendo que las dos primeras premisas son falsas, Bostrom concluye en que no sólo estamos dentro de una simulación sino que la cantidad de simulaciones llevadas por una civilización avanzada sería astronómica. Habría más mentes simuladas que mentes reales, por lo que, por un principio de indiferencia, es más probable que seamos mentes simuladas que reales.

Mientras el profesor Barry Dainton apoya el argumento de la simulación de Bostrom (haciendo hincapié en que existe la posibilidad de simular la conciencia humana en formas sencillas y complicadas), el físico Frank Tipler ofrece otra visión. Basado en una teoría de entropía que nos recuerda mucho al maestro Isaac Asimov, Tipler cree que la capacidad informática del Universo puede incrementarse a un ritmo suficiente para que la tasa de cómputos se acelere hiperbólicamente más rápido que lo que el tiempo se acaba. En su principio, una simulación que corra en este universo informático puede continuar por siempre en sus propios términos, aunque el universo externo sólo dure un tiempo finito. Robin Hanson incluso se aventuró a sugerir cómo vivir en una simulación, enumerando conceptos que hacen que la realidad simulada parezca más una nueva religión que una realidad.

Otra de las visiones que apoyan la hipótesis de simulación se basa en la consideración de los sueños. Cuando soñamos creemos que la realidad simulada (el sueño) es lo que realmente está sucediendo. Descartes fue uno de los primeros filósofos en cuestionar la distinción entre la realidad y los sueños, y puede verse el mismo argumento expuesto por Borges en su cuento "Las ruinas circulares" en que el soñante se da cuenta que es, a su vez, soñado por alguien más. Pero también es cierto que con cierta práctica, o por mera casualidad, una persona puede tener un "sueño lúcido", es decir, darse cuenta que está soñando. Aunque no podemos negar que los sueños nos demuestran que existe la posibilidad de que seamos incapaces de diferenciar la realidad de la simulación, el sentido común, consideraciones de simplicidad y análisis de todos los posibles mundos de los sueños, desmerecen cualquier apoyo sobre esta visión.

Nuestro lógica puede aceptar o no estas teorías, pero lo cierto es que no hay ningún tipo de prueba científica que les pueda dar validez. Los escépticos, debemos luchar contra el concepto de que tales pruebas no pueden ser halladas porque la simulación ha sido diseñada con las limitaciones esenciales necesarias para que no podamos encontrarlas. Por otro lado, Bostrom establece que la refutación decisiva de que existen las realidades simuladas sería encontrar alguna física no computable, pero al día de hoy, la física conocida se considera computable. Aún cuando pudiera establecerse que se debe desarrollar un número infinito de pasos en un tiempo finito, no se puede discernir si los ordenadores corriendo una simulación son capaces de hacer cosas que los ordenadores dentro de la simulación no pueden hacer. Pero aún podemos utilizar la lógica.

La teoría del computacionalismo establece que el cerebro humano es mejor concebido como un sistema de procesado muy similar a un ordenador. Y, aunque esta visión bien podría aceptar que una simulación podría tener sujetos conscientes, no se puede ignorar que la conciencia debería requerir un sustrato de física "real". De lo contrario, las personas simuladas, aunque se comportaran correctamente, serían zombies filosóficos.

Josh Kirschembaum propone una interesante mirada sobre el origen y construcción de la conciencia. En "¿Estamos viviendo en una realidad simulada?", Kirschembaum busca establecer el principio de la conciencia argumentando que no es un proceso formal de información sino una propiedad fundamental del universo que no puede ser simulada o sintetizada. Aún cuando una máquina pudiera aprender de sus propios resultados, esto no debería leerse como un proceso consciente. Kirschembaum contrasta esto con una persona privada de todos sus sentidos (vista, olfato, tacto, gusto, oído) que aún tiene un nivel de conciencia y aun puede tener pensamientos, sueños y alucinaciones. El teórico, se anima a ir más allá, argumentando que, incluso de remover todo el pensamiento, percepciones imaginarias y sueños, quedaría aun una vigilia desnuda consciente de sí misma. Esta sería una cognición básica que no requiere de ningún contenido para existir. Luego de un detallado análisis, Kirschembaum concluye que la conciencia es trascendental y no está contenida en ningún lado, y por ende no puede ser creada o cambiada. La conciencia se referencia a sí misma y puede ser descrita en términos de "tenerse a sí misma". No requiere nada más que ella para existir, por lo que es en realidad la naturaleza fundamental de la realidad en sí misma. Siendo así, es imposible simular un universo en un ordenador ya que la conciencia no está "en" el universo, sino que el universo está en la conciencia.

En la actualidad, los requerimientos informáticos para dinámica molecular son tales que lleva varios meses de tiempo de computo - en los ordenadores más rápidos del mundo - simular 1/10mo de segundo del plegado de una sola molécula de proteína. En respuesta a esta objeción, Bostrom calculó que la historia entera de la humanidad requeriría unos 1036 cálculos para simularla y que un ordenador del tamaño de un planeta, construido utilizando métodos nanotecnológicos conocidos, podría procesarlo.

Bien, asumamos que es posible alcanzar el nivel de cálculo para generar una simulación detallada de cada partícula, y que llegaremos a construir un ordenador del tamaño de un planeta. Asumamos que estamos dentro de una simulación de ordenador. ¿No debería haber errores, interferencias, fallos técnicos, vacíos en la estructura de la programación? ¿No sería posible descubrir alguno?

John D. Barrow asegura, en "Living in a Simulated Universe", que de vivir en una simulación veríamos fallos en las supuestas constantes y leyes naturales. Barrow comienza por establecer que los simuladores de una realidad tendrían que haber sido tentados a evitar la complejidad de las leyes naturales de sus mundos cuando pueden simplemente crear "efectos realistas". Pero incluso si se dieran a la tarea de simular cada ley natural, habría límites a lo que pueden hacer, porque no es posible tener un conocimiento completo de las leyes naturales. Los programadores podrían saber mucho sobre física y sobre la programación necesaria para simular un universo, pero habría huecos o errores en su conocimiento de leyes naturales. Aunque estas serían sutiles y podrían permitir el flujo normal de la simulación, gradualmente las fallas comenzarían a amontonarse creando una bola de nieve que cesaría el cómputo de estas realidades. Barrow dice que la única forma de solventar esto sería ir agregando parches en los problemas a medida que surgen. Algo que todas las personas que trabajamos con ordenadores conocemos a la perfección. Si los simuladores utilizaran un código de corrección de errores de ordenador contra las fallas de sus simulaciones, cada tanto ocurriría una corrección en el estado de las leyes gobernando la simulación. Los científicos y astrónomos simulados podrían observar y prevenir cambios repentinos en muy pequeñas leyes naturales y mostrar que las constantes de la naturaleza van cambiando lentamente.

Claro que es inevitable que surja la pregunta de si el conocimiento de errores o vacíos en una simulación lo suficientemente poderosa son instantáneamente borrados en el momento que son observados, ya que presumiblemente todos los pensamientos y experiencias en un mundo simulado pueden ser cuidadosamente monitoreados. Pero si se toma la posibilidad de que existan incontables simulaciones y que, por ende, las mentes simuladas excedan en gran número a las mentes orgánicas, sería impracticable el control de cada pensamiento virtual individual.

Por otro lado, como bien establece la Navaja de Occam "en igualdad de condiciones, la solución más sencilla es probablemente la correcta". Es más sencillo considerar que la realidad es lo que es, que evaluar las posibilidades de estar en una simulación. Pero dado que esto es una regla heurística y no un axioma, no es la verdad absoluta para refutar todas las hipótesis. Pero aun si nos atrevemos a considerar todo lo expuesto, comprobar la existencia de una realidad simulada es improbable en cualquier sentido concreto: cualquier evidencia que sea directamente observada sería otra simulación en si misma. No hay manera posible de estar seguros de que las personas que corren nuestra simulación no sean en si mismos una simulación de otro y así infinitamente. Dadas las premisas del argumento de simulación, cualquier realidad no tiene mejores o peores posibilidades de ser una simulación que cualquier otra.

Con todo dicho, ¿qué diferencia hace? Si estamos en una simulación como la expuesta por Bostrom, el Universo no es lo que creemos y no podemos salir de aquí. Sólo nos queda esperar que, en el próximo formateo, alguien se olvide de crear a Bill Gates.


Fuentes:
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El argumento de la simulación: por qué la probabilidad de que usted viva en una Matrix es bastante alta.

Matrix hizo que muchas mentes no tan filosóficas rumiaran acerca de la naturaleza de la realidad. Pero el escenario representado en la película es ridículo: cerebros humanos mantenidos en tanques por máquinas inteligentes sólo para producir energía.

Hay, sin embargo, un escenario relacionado que es más plausible y una línea seria de razonamiento que nos lleva desde la posibilidad de este escenario a una conclusión sorprendente acerca del mundo en el que vivimos. Yo lo llamo el argumento de la simulación. Quizá su más asombrosa lección es que hay una probabilidad significativa de que usted viva en un simulación de computadora. Literalmente hablando: si la hipótesis de la simulación es verdadera, usted existe en una realidad virtual simulada en una computadora construida por alguna civilización avanzada. Su cerebro, también, es simplemente una parte de esa simulación. ¿Qué argumentos podríamos tener para tomar en serio esta hipótesis? Antes de llegar a la esencia del argumento de la simulación, consideremos algunos de sus preliminares. Uno de éstos es la asunción de “independencia del substrato”. Ésta es la idea de que las mentes conscientes podrían en principio ser implementadas no sólo en neuronas biológicas basadas en carbono (como las que están en su cabeza) sino también en otro substrato computacional como los procesadores basados en silicón.

Por supuesto, las computadoras que tenemos hoy en día no son lo suficientemente poderosas para ejecutar los procesos computacionales que ocurren en su cerebro. Y aun si lo fueran, no sabríamos cómo programarlas para que lo hicieran. Pero, a fin de cuentas, lo que le permite tener experiencias conscientes no es el hecho de que su cerebro esté hecho de materia blanda, biológica, sino que implementa un cierta arquitectura computacional. Esta asunción es bastante aceptada ampliamente (aunque no universalmente) entre los científicos cognitivos y filósofos de la mente. Para los fines de este artículo, lo daremos por hecho.

Dada la independiencia de substrato, es posible en principio implementar una mente humana en una computadora lo suficientemente rápida. Esto requeriría de hardware muy poderoso con el que no contamos aún. Requeriría también de habilidades avanzadas de programación, o maneras sofisticadas de hacer una exploración detallada de un cerebro humano que pueda ser cargada en una computadora. Aunque nosotros no podamos hacer esto en el futuro cercano, la dificultad parece ser simplemente técnica. No hay ley física conocida o restricción material que impida a una civilización lo suficientemente avanzada tecnológicamente implementar mentes humanas en computadoras.

Nuestro segundo preliminar es que podemos estimar, más o menos, cuánto poder de cómputo tomaría implementar una mente humana junto con una realidad virtual que para esta mente se vería completamente realista, con la cual interactuar. Además, podemos establecer límites inferiores acerca de cuan poderosas podrían ser las computadoras de una civilización avanzada. Futuristas tecnológicos han producido ya diseños de computadoras físicamente posibles que podrían ser construidas usando tecnología de fabricación molecular avanzada. El resultado de tal análisis es que una civilización tecnológicamente madura que ha desarrollado al menos aquellas tecnologías que nosotros ya conocemos como físicamente posibles, podría ser capaz de construir computadoras lo suficientemente poderosas para ejecutar un número astronómico de mentes similares a las humanas, aun si sólo una pequeña fracción de sus recursos fuera utilizada para tal propósito.

Si usted es una de esas mentes simuladas, podría no haber manera de observación directa de saberlo; la realidad virtual en la que estaría viviendo se vería y sentiría perfectamente real. Pero todo lo que esto demuestra, hasta ahora, es que usted nunca podría estar completamente seguro de que no está viviendo en una simulación. Este resultado es sólo moderadamente interesante. Usted podría aún considerar la hipótesis de la simulación como demasiada improbable para ser tomada seriamente.

Ahora vamos al centro del argumento de la simulación. Esto no pretende demostrar que usted está en una simulación. En cambio, muestra que deberíamos aceptar como verdadera al menos una de las siguientes tres proposiciones:

(1) La probabilidad de que una especie con nuestro nivel actual de desarrollo pueda evitar extinguirse antes de convertirse en tecnológicamente madura es insignificatemente pequeña.

(2) Casi ninguna civilización tecnológicamente madura está interesada en correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras

(3) Usted está casi con seguridad en una simulación.

Cada una de estas tres proposiciones podrían ser prima facie inverosímiles; y aún así, si el argumento de la simulación es correcto, por lo menos una es verdadera (mas no nos dice cuál).

Mientras el argumento completo de la simulación emplea algo de teoría de la probabilidad y formalismos, su esencia puede ser entendida en términos intuitivos. Suponga que la proposición (1) es falsa. Entonces una fracción significativa de todas las especies con nuestro nivel de desarrollo eventualmente se volverán tecnológicamente maduras. Suponga, además, que (2) es falsa también. Entonces una fracción significativa de estas especies que se han vuelto tecnológicamente maduras usarán una porción de sus recursos computacionales para correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras. Pero, como vimos anteriormente, el número de mentes simuladas que cualquiera de tales civilizaciones tecnológicamente maduras podría correr es astronómicamente enorme.

Por lo tanto, si tanto (1) como (2) son falsas, habrá un número astronómicamente enorme de mentes simuladas como las nuestras. Si hacemos cuentas, encontramos que habrían muchísimas más mentes simuladas que mentes no simuladas corriendo en cerebros orgánicos. En otras palabras, casi todas las mentes como las suyas, teniendo los tipos de experiencias que usted tiene, serían simuladas en vez de biológicas. Por lo tanto, por un principio muy débil de indiferencia, tendría que pensar que usted es probablemente una de esas mentes simuladas en vez de una de las excepcionales que están corriendo en neuronas biológicas.

Así pues, si piensa que tanto (1) como (2) son falsas, debería aceptar (3). No es coherente rechazar las tres proposiciones. En realidad, no contamos con mucha información específica que nos diga cuál de las tres proposiciones podría ser verdad. En estas circunstancias, podría ser razonable distribuir nuestro crédito más o menos uniformemente entre las tres proposiciones, dando a cada una de ellas una probabilidad substancial.

Consideremos las opciones con un poco más de detalle. La posibilidad (1) es relativamente sencilla. Por ejemplo, quizá hay alguna tecnología altamente peligrosa que cada civilización lo suficientemente avanzada desarrolle, y que luego les destruya. Esperemos que éste no sea el caso.

La posibilidad (2) requiere que haya una fuerte convergencia entre todas las civilizaciones suficientemente avanzadas: casi ninguna de ellas está interesada en correr simulaciones de computadora de mentes como las nuestras, y casi ninguna de ella contiene individuos relativamente ricos que estén interesados en hacerlo y sean libres de actuar como deseen. Uno puede imaginar varias razones que puedan conducir a algunas civilizaciones a renunciar a correr simulaciones, pero para conseguir (2), virtualmente todas las civilizaciones tendrían que hacerlo. Si esto fuera verdad, constituiría una restricción interesante en la evolución futura de vida inteligente avanzada.

La tercera posibilidad es la más intrigante filosóficamente. si (3) es correcta, usted está casi con seguridad viviendo ahora en una simulación de computadora que fue creada por alguna civilización avanzada. ¿Qué tipo de implicaciones empíricas tendría esto? ¿Cómo cambiaría esto la manera en que vive su vida?

A primera vista podría pensar que si (3) es verdadera, entonces no hay más apuestas, y que uno estaría loco si pensara seriamente que está viviendo en una simulación.

Razonar así sería un error. Aun si estuviéramos en una simulación, la mejor manera de predecir qué pasaría después en nuestra simulación es todavía a través de métodos ordinarios – extrapolación de tendencias pasadas, modelación científica, sentido común common, etc. Si usted creyó estar en una simulación, debería continuar con su vida de la misma manera que si estuviera convencido que está viviendo en una vida no simulada en el nivel inferior de la realidad.

La hipótesis de la simulación, sin embargo, puede tener algunos efectos sutiles en el comportamiento racional cotidiano. Hasta el punto de que usted piense que entiende los motivos de los simuladores, puede usar este entendimiento para predecir lo que sucederá en el mundo simulado que ellos han creado. Si piensa que hay una oportunidad de que el simulador de este mundo fuera, digamos, un descendiente devoto de algún fundamentalista cristiano contemporáneo, podría conjeturar que ha configurado la simulación de tal manera que los seres simulados serán recompensados or castigados de acuerdo a un criterio moral cristiano. El más allá, por supuesto, una posibilidad real para una criatura simulada (que podría ser continuada en una simulación diferente después de su muerte o “cargada” en el universo del simulador y quizá ser proveída allá con una cuerpo artificial. Su destino en ese más allá podría estar adecuado para depender de la manera en que se comportó en su encarnación simulada presente. Otras razones posibles para correr simulaciones incluyen las razones artísticas, científicas o recreacionales. Ante la ausencia de bases para un tipo de simulación por sobre la otra, sin embargo, tenemos que regresar a los métodos empíricos ordinarios para conducirse en el mundo.

Si estamos en una simulación, ¿es posible saberlo con certeza? Si los simuladores no quieren que lo descubramos, probablemente jamás lo haremos. Pero si escogen mostrarse a sí mismos, podrían hacerlo ciertamente. Quizá una ventana informándole del hecho aparecería enfrente de usted, o quizá le “cargarían” en su mundo. Otro acontecimiento que nos permitiría concluir con un alto grado de confianza que estamos en una simulación es si llegamos algún día al punto de encender nuestras propias simulaciones. Si comenzamos a correr simulaciones, sería una evidencia fuerte en contra de (1) y (2). Lo que nos dejaría a (3) solamente.

Fuentes:
Nick Bostrom.
Times Higher Education Supplement, mayo 16, 2003
Nick Bostrom es un miembro postdoctoral de la Academia Británica en la facultad de filosofía en la Universidad de Oxford. Su argumento de la simulación es publicado en The Philosophical Quarterly. Un borrador del escrito original está disponible en http://www.simulation-argument.com/.

¿Vivimos en una simulación?

Desde pequeños, en la escuela, se nos enseña que nuestro mundo está regido por una serie de leyes, expresadas de forma más o menos compleja gracias al lenguaje universal de las matemáticas; a mí, y supongo que a la mayoría de ustedes, no se me ocurrió nunca preguntar porqué la realidad está regida por esas leyes y no otras, y si realmente esas leyes explican el porqué de las cosas. Consideremos que en ese entonces hubiéramos preguntado: ¿Por qué cae un balón al suelo? Hubiéramos recibido una de estas respuestas: a) porque la tierra lo atrae; b) la tierra ejerce una fuerza gravitatoria proporcional al recíproco del cuadrado de la distancia; c) nos hablarían de la teoría relativista de la gravedad y de cómo la tierra deforma el espacio- tiempo tetradimensional afectando a la trayectoria tetradimensional del balón. Sin embargo, ninguna de estas explicaciones aporta el más minimo elemento para responder la pregunta del porqué de dicha caída, simplemente la gravedad se comporta así.
A medida que los físicos han ido descubriendo las leyes que gobiernan el cosmos, se han planteado también la conjetura de cómo hubiera sido todo en caso de que las leyes que gobiernan el universo hubieran sido diferentes; pequeñísimas variaciones en las constantes físicas fundamentales hubieran dado lugar a universos completamente distintos, en los que la vida nunca hubiera existido. Éste es el punto central del muy controvertido principio antrópico. De acuerdo a este principio, las leyes y constantes de la física son tales que permiten el desarrollo de la vida. La refutación más actual a este principio es la teoría del multiverso: hay muchos universos diferentes, cada uno con su propia configuración inicial y, tal vez, con su propio conjunto de leyes. Solamente en pocos universos como el nuestro se desarrollarían seres inteligentes que harían la pregunta: ¿por qué es el universo como lo vemos? La teoría del multiverso no resuelve la pregunta de fondo acerca de la naturaleza de la realidad.
En los últimos años hemos visto llegar a nuestras pantallas películas como Matrix y Nivel 13, tratar de preguntarse, con mejor o peor fortuna, acerca de la verdadera naturaleza de la realidad. Es tan sólo un reflejo del avance científico del que somos testigos; a medida que nuestro conocimiento científico aumenta, tenemos una idea más completa de cómo funciona nuestro universo. La síntesis de estas películas consiste en una especie de realidad virtual en la que estaríamos inmersos, y por lo tanto lo que vemos, lo que tocamos, lo que sentimos, no sería exactamente real. En 2004, el físico Martin Rees y el matemático John Barrow, respetados científicos de la universidad de Cambridge, nos dijeron que lo que estamos viendo en estas películas no está tan desencaminado. Propusieron que habitamos en un universo simulado por una supercomputadora construida por una civilización muy avanzada fuera de nuestro universo. En una sociedad más completa, más desarrollada lógicamente a nivel informático que la nuestra, en lugar de simular lo que hacemos nosotros, como por ejemplo un clima, movimientos planetarios, y pequeños experimentos con vida artificial, ellos podrían ir más lejos y simular el surgimiento de estrellas o de sistemas planetarios, podrían establecer precisas reglas de bioquímica, y luego serían capaces de observar la evolución de la vida y de la consciencia en el universo. La teoría de la realidad como simulación va más allá del principio antrópico, ya que es compatible con la simulación de múltiples programas (universos) ejecutándose en paralelo en la mencionada supercomputadora, de forma que cada programa se inicialice con ciertos valores aleatorios en sus constantes fundamentales, es decir, no tiene porqué haber diseño inteligente. Esto lo saben muy bien los que trabajan en el campo de la computación evolutiva, una rama de la inteligencia artificial. El aspecto problemático de la teoría es la computabilidad del universo: ¿Entre un instante y otro existen infinitos instantes? ¿Entre un punto y otro existen infinitos puntos? ¿Es necesario ponernos de acuerdo en que el universo debe ser discreto en el espacio-tiempo para poder computarlo? ¿Es imposible hacer una simulación así porque necesitaríamos una supercomputadora tan grande que somos incapaces de concebirla? Si nuestra realidad fuera una simulación computada, el hardware en que se ejecuta la simulación estaría fuera de ella, es decir en la realidad superior. Como no tenemos idea de qué leyes puedan estar rigiendo esa otra realidad, no tenemos razones para suponer que ese hardware sea similar en algún sentido al que se necesitaría en nuestra realidad. He hablado de la “realidad superior”, aquí nos surgen más preguntas: ¿Por qué nuestro universo ha de ser una simulación en otro universo superior? ¿Y por qué no? ¿No puede existir simplemente, y ya está?
Existe una argumento de peso a la hora de demostrar si vivimos o no en una simulación: los individuos que pertenecen a un sistema no pueden conocerlo de forma directa.
Estamos hablando de sistemas de organización de orden superior, de pautas de orden superior. Los sistemas de orden inferior no pueden aprender enteramente el todo del que forman parte. Lo impide la lógica. Desde el punto de vista de la programación de software, el universo podría haber sido creado hace cinco minutos con la exacta configuración que tenía en ese momento (incluyendo todas nuestras memorias, y el estado de toda la materia y energía del universo), y nosotros no podríamos saberlo.
En definitiva, tenemos motivos para pensar que es posible que nuestra realidad sea una simulación, y tenemos el sentido común para pensar que parece improbable; lo más fascinante es que puede ser cierto, y nunca lo llegaremos a demostrar ni a refutar.

Tampoco hay que desesperarse por la naturaleza de nuestra realidad... después de todo, ¿qué diferencia habría entre el universo real y otro universo copia del primero? ¿qué diferencia habría entre materia e información? ¿no sería lo mismo tener una unidad mínima de materia en cierta posición, que tener "algo" que se comportase como si fuera una unidad mínima de materia, en la misma posición? Ciertamente, es difícil de ver la diferencia.

Fuentes:
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La doctrina de la unidad en el Zoroastrismo.

Toda verdadera religión erige uno de sus pilares en la metafísica, ciencia de las realidades divinas, la cual, sin duda, nada tiene que ver con el significado que los modernos asignan a esta palabra. Ha sido el francés René Guénon quien ha restituido para el Occidente la verdadera dimensión de este saber.

Así como la cosmología es una de las ciencias interpretativas que no pueden dejar de existir en toda forma tradicional, la metafísica cumple una labor primordial en tales ambientes. Ello por cuanto estudia las verdades primeras que atañen a los misterios del Ser divino, con medios diferentes a la dialéctica moderna, incorporando entre ellos el uso de la intuición, mecanismo directo de gnosis.

Jean Borella la define como "la ciencia de los grados de la realidad universal", señalando que además hay un sentido restringido de tal término, que define metafísica como todo aquello que está más allá de la manifestación creacional, incluidos los estados angélicos.2

Para Frithjof Schuon, la doctrina metafísica no es otra cosa, en el fondo, que la ciencia de la Realidad y la ilusión, y se presenta, a partir del estado terrenal —por tanto, con su extensión cosmológica—, como la ciencia de los grados existenciales o principiales según el caso: distingue de una parte entre el Principio y la Manifestación —o entre "Dios" y el "mundo"—, y de otra, en el Principio mismo, entre el Ser y el No-Ser, o, en otros términos, ente el Dios personal y la Divinidad impersonal; en la manifestación la metafísica —convertida entonces en cosmología— distinguirá entre lo informal y lo formal, dividiéndose a su vez lo formal en dos estados, sutil o anímico uno y burdo o corporal el otro.3

La doctrina de la Unidad —sabiduría que ve en la dualidad sólo un aspecto formal que debe trascenderse, pues podríamos decir que sólo atañe a la manifestación y no a los Principios— la hallamos expuesta de manera magistral en el hinduismo, a través de la escuela advaita (no dualidad), siendo Schankaracharya uno de sus mayores expositores. Pero también se ha desarrollado muy bien en ambientes como el judaísmo (la kabbalah), el cristianismo (Jakob Boehme4 y Meister Eckhart son algunos de los más notables en este sentido), el Islam (especialmente en algunos sufíes, como Mu-hiyuddin Ibn Arabi, quien en sus libros La sabiduría de los profetas5 y el Tratado de la unidad 6 demuestra su fina percepción en materias espirituales) y el taoísmo.

Ella consiste en la sapiencia que indagando los "principios primeros" de las cosas concluye que Dios es el ser Único (es por ello que los musulmanes recitan La ilaha illa-Llah, lo que quiere decir no hay divinidad sino la Divinidad), único conocedor, único sujeto y objeto, pleno, comprehensivo. Este ser incluso está más allá de las apariencias de contradicción, y de la manifestación o creación.

Sobre la Unidad conviene seguir los dichos de Titus Burckhardt, que nos parecen muy reveladores:

Lógicamente la Unidad es a la vez indiferenciada y principio de distinción. Como Unidad indivisible, en el sentido de al-Ahadiya, corresponde a lo que los hindúes designan por No-Dualidad (advaita); como Unicidad en el sentido de al-Wahidiyya, es el contenido positivo de cualquier distinción, pues es por su unicidad intrínseca por lo que cada ser se distingue de otro modo que por sus meras limitaciones.7


Pudiera ocurrir que la existencia de emanaciones divinas nos confunda, y así alguno pudiera creer que se trata de otros "dioses". Tal visión olvida que Dios es Uno y de quien surgen sus potencias; las que al ser partes de Él se hayan supeditadas en totalidad a su influencia.

Las narraciones indias nos dan prueba de este deseo divino de hacerse "otros", cuando al final es Él mismo, con sus otros rostros.

Así en el Maitri Upanishad, II.6. Tal documento A. K. Coo-maraswamy en un articulo inédito lo comenta de la siguiente manera: "Aquí la Persona inteligenciante (cf. II.2.7), el Progenitor (el Soplo, XI, 4.11), despertando como si fuera del sueño, se divide a sí mismo quíntuplemente".

No hay otro Dios, pues efectivo es que todo proviene de Él. Pero esto no impide que existan manifestaciones y estadios del Ser, cuestión que si logramos captar en su sutil implicancia es algo muy diferente. Así, por ejemplo, y con toda razón Meister Eckhart distinguía entre un Dios y la Divinidad; así Frithjof Schuon se ha permitido hablar de un Ser y un Sobre-Ser.

Esta Divinidad o Sobre-Ser toma en lenguaje islámico el nombre de Dat, en el taoísmo es "el Tao que no se menciona", en la kabbalah es En-Sof. En mazdeísmo es Vâj (vacío o abismo).

La metafísica zoroastriana ha querido explicar este tema diciéndonos que frente a Ormuzd (principio del Bien; el Ser) existe un "gemelo" llamado Ahrimán (principio del Mal). Pero que incluso a pesar de ellos hay un estadio divino que pocas veces es enunciado en los textos: Vâj (el vacío). Este primer rostro (invisible) de Dios es "intocable", si se nos permite la expresión, mientras que el mismo Ormuzd puede, sin embargo, ser entidad que se desarrolla en el tiempo y el espacio, y por tanto es capaz de devenir actuante, que puede triunfar e incluso por una era perder.9 En términos eckhardtianos Ormuzd es Dios, Vâj, en cambio, es la Divinidad. De Vâj surgirán Ormuzd y Ahrimán, pero no se confundirá con ellos. De allí que sea inalterable, pues Él es infinito y No-Manifestado.

El zoroastriano Shikand Gumâni Vazar,10 en su capítulo VIII, nos dice: "Una vez que (Ahrimán) ha alcanzado plena comprensión de lo que sufre a manos de la omnipotencia, el Creador lo pone fuera de acción y lo precipita al infinito Vacío". Aquí, Vâj es el Ungrund (lo indeterminado, el misterio, el abismo) de la teoría de Jakob Boehme, uno de los mejores filósofos herméticos.

Y en otra parte de dicho texto: "Entre ellos estaba el Vacío: algunos le llamaban Vâj, en el cual ambos Espíritus se mezclan".

Más allá del conflicto visible entre bien y mal —la dualidad visible— existe el Vacío que incluye y sobrepasa a ambos. Pero para que el hombre supere el mundo de las formas menester es llegar primero a Ormuzd. De ahí la insistencia del sacerdocio en cuanto a que los mazdayasnis sean rígidos en el cumplimiento de los ritos y de la tríada moral zoroastriana que es:

1.— Humata: Buenas intenciones (y pensamientos);
2.— Hukhta: Buenas palabras; y
3.— Hvarshta: Buenas obras.

Este Vacío ocupa el lugar de lo que René Guénon denomina "sí mismo", el que es conceptuado y caracterizado de la siguiente manera por el metafísico de Blois:

El "sí mismo" como tal, jamás es individualizado y no puede serlo pues, como siempre, ha de ser considerado desde el punto de vista de la eternidad y la inmutabilidad que son los atributos necesarios del ser puro, no es evidentemente susceptible de particularización alguna que lo haga ser distinto de "sí mismo". Inmutable en su propia naturaleza, desarrolla solamente las posibilidades indefinidas que comporta en "sí mismo" por el pasaje relativo de la potencia al acto a través de una infinidad de grados, y esto sin que por ello se vea afectada su permanencia esencial, precisamente porque este pasaje no es sino relativo, y porque dicho desarrollo es tal sólo cuando se lo considera desde el punto de vista de la manifestación, fuera de la cual no puede hablarse de sucesión alguna, sino solamente de una perfecta simultaneidad, de modo que lo mismo que es virtual en el ámbito de cierta relación no se encuentre por eso menos realizado en el "eterno presente". Con respecto a la manifestación, se puede decir que el "sí mismo" desarrolla sus posibilidades en todas las modalidades de realización, en una multitud indefinida que constituye para el ser integral otros tantos estados diferentes, estados de los cuales uno solo, sometido a condiciones de existencia muy especiales que lo definen, conforma la porción (o más bien la determinación particular) de este ser que es la individualidad humana. El "sí mismo" es entonces el principio por el cual existen, cada uno en su dominio propio, todos los estados del ser; y esto debe entenderse no solamente respecto de los estados manifestados de los cuales acabamos de hablar, individuales como el estado humano o supraindividuales, sino también, aunque la palabra "existir" se torne ahora impropia, del estado no manifestado, que comprende todas las posibilidades que no son susceptibles de ninguna manifestación al mismo tiempo que las posibilidades de manifestación misma en modo principal; pero este "sí mismo" no es sino en virtud de sí, puesto que no tiene ni puede tener, en la unidad total e indivisible de su naturaleza íntima, principio alguno que sea exterior a él.12


Sin duda, el zurvanismo, herejía zoroastriana que ve en Zurván (el genio del tiempo) al Supremo Ser, y por tanto, padre de Ormuzd y Ahrimán, tomó de la doctrina aquí expuesta un sustento; pero siempre se trata de una mala interpretación que ha llevado a los zurvanistas a considerar al tiempo como fin supremo y creador primero. La importancia dada a los ciclos por parte del mazdeísmo puro (con lo cual se funda la ciclología, verdadera ciencia tradicional), no puede hacernos creer como a los zurvanistas en la preeminencia en medio celestial del tiempo. Su divinización es por tanto una desviación, ya que hace del devenir lo superior, cuando precisamente lo es el No-Manifestado en quien mora toda paz, toda luz.

Vâj es el centro integrador e inmutable; diferente por tanto al Principio Creador u Ormuzd, y a su sombra (Ahrimán). El "tiempo", en cambio, es el "lugar" donde se concreta o materializa la batalla. Allí, Ormuzd y Ahrimán se encuentran —pero sólo durante algunos milenios, pues al fin del tiempo "histórico" vencerá Ormuzd—. Acerca de esto último, encontramos un simbolismo semejante en el Ying-Yang taoísta, en el Prakriti-Purusha hindú, o en el caduceo hermetista. En efecto, de lo que se trata es de los dos movimientos o fuerzas creacionales. Es el solve et coagula alquimista. Esta interacción —que es expresión de la tensión universal en la creación— llevará a la transmutación final, luego de las tres fases de la alquimia clásica, que han sido denominadas conforme a los distintos colores que van apareciendo en el transcurso de la Gran Obra: nigredo (etapa del negro, imperio de Ahrimán), albedo (el blanco purificador, intervención de Ormuzd) y rubedo (el rojo, instancia donde se concreta efectivamente la transmutación; triunfo de Ormuzd).

Henry Corbin se refiere a estas tres etapas: "En la mitohistoria del mazdeísmo puro, el tiempo cíclico aparece ritmado por tres grandes actos que se desarrollan a lo largo de doce milenarios que forman las edades del mundo".13 Tales actos son: creación, mezcla y separación final.












Pero no perdamos de vista que es Vâj quien comprende y supera a Ser y anti-Ser, dado que está más allá de toda contingencia, al ser el primer motor, o centro inmóvil.

De allí que en el libro de la Creación o Budahishn se diga: "Entre ellos (Ormuzd y Ahrimán)14 estaba el vacío: algunos le llaman Vâj, en el cual ambos Espíritus se mezclan".15

Siguiendo a Frithjof Schuon16 podemos distinguir cuatro grados esenciales en la "gran cadena del Ser":

1.— El Principio en sí;
2.— El Principio ya manifestado;
3.— El Principio reflejado en el orden creado; y
4.— La creación periférica o "manifestación en sí".

El "Principio en sí" en lógica mazdeísta será Vâj, Principio de No-Manifestación y de Manifestación; y el "Principio ya manifestado", será Ormuzd. Es a este último a quien los devotos oran, es Él el que puede mencionarse. Es Él, por tanto, el Dios personal.

Fuentes:
Sergio Fritz Roa.

viernes, 19 de octubre de 2007

La realidad cuántica.

La física cuántica y sus consecuencias filosóficas hicieron tambalear el concepto de realidad objetiva que la filosofía occidental, en su mayor parte, había dado por sentada durante un par de milenios. De hecho, la interpretación filosófica de la teoría cuántica fue una fuente de debates y experimentos mentales fascinantes durante el siglo XX, especialmente en su primera mitad: mentes como las de Heisenberg, Schrödinger, Bohr, Einstein o Dirac discutían y se lanzaban argumentos y contra-argumentos de un nivel intelectual extraordinario.

Aunque no vamos a bucear aquí en la física cuántica, la base del problema (como siempre, dicho rápido y mal) es que la teoría cuántica predice que no es posible medir todas las magnitudes físicas que definen un sistema al mismo tiempo. Esto es algo que los físicos no se habían planteado hasta entonces.
Durante siglos, los físicos pensaban que podían predecir lo que haría un sistema de manera exacta: por ejemplo, con la mecánica newtoniana, sabiendo dónde están todas las partículas de un sistema y cómo se mueven en un momento determinado, es posible saber qué es lo que van a hacer con total precisión de ahí en adelante.

Esto está muy bien en teoría, pero si quiero aplicarlo a un sistema real, tengo que saber dónde está cada partícula y cómo se mueve de rápido. ¿Cómo lo hago? La teoría cuántica dice que si, por ejemplo, mido su posición con mucha precisión, al hacerlo (por ejemplo, haciendo que pase por un agujero muy pequeño) estoy modificando su velocidad, de modo que estoy seguro de que estaba en el agujero, pero no tengo ni idea de qué velocidad tiene porque ha chocado con las paredes. Esto es una super-simplificación, pero espero que entiendas la idea.

Ahora bien, puesto que nunca puedo saber el estado total del sistema, nunca puedo estar seguro exactamente de lo que va a ocurrir. ¿Quiere esto decir que la realidad no es absoluta y objetiva, o que la realidad es absoluta pero yo no puedo conocerla pues tengo que alterarla para poder observarla? ¿Hay alguna diferencia entre las dos posibilidades si la realidad es incognoscible para cualquier observador?

Aunque la mecánica cuántica es relativamente fácil de entender matemáticamente, lo que realmente significan las ecuaciones no lo es en absoluto (yo desde luego no lo entiendo bien). Hay muchas interpretaciones de ella - por ejemplo, la interpretación de Copenhage (de Bohr y Heisenberg) dice que no tiene sentido hacerse la pregunta del párrafo anterior - la física no estudia la realidad sino los fenómenos observables, de modo que no hay más que hablar. En palabras del propio Bohr, “Nada existe hasta que es medido”. La “realidad” es lo que cada observador mide.

Hay muchas otras interpretaciones de la mecánica cuántica (y estoy seguro de que hablaremos de ellas en otras categorías de El Tamiz), pero todas ellas tienen en común que el observador es una parte esencial del sistema, y no se puede simplemente decir que algo “se mide”.

La consecuencia, independientemente de la interpretación que se le quiera dar a la teoría, es que nosotros no podemos conocer el Universo de manera absoluta y completa, porque para poder hacerlo necesitaríamos saber el valor exacto de magnitudes que, al medirlas, alteran otras magnitudes que también necesitamos conocer exactamente. En palabras de los taoístas filosóficos, no podemos ver el color del cántaro porque estamos dentro de él.

Sin embargo, muchos físicos se negaron a aceptar la futilidad de buscar una realidad absoluta. En muchos casos se los ha tildado de retrógrados, pero no creo que lo fueran - por ejemplo, los intercambios argumentales entre Einstein y Bohr, en los que Einstein planteaba supuestas paradojas mediante experimentos mentales, que Bohr desmontaba con su aguda inteligencia, demuestran una gran apertura mental por ambas partes.

Fuentes:

El Tamiz



La idea del universo como un mecanismo, era la visión de un universo tridimensional que la mecánica celeste de Newton describía como un inmenso reloj. Pero los físicos al estudiar los átomos y las partículas que los constituyen han descubierto que este modelo no sirve para explicar el funcionamiento del universo nada más que a una escala macroscópica.

Una de las primeras paradojas que se pusieron de manifiesto era comprender la llamada dualidad onda-partícula, la luz, unas veces parece comporta como una onda y otras con características de partícula. En realidad parece que no es ni lo uno ni lo otro, sino que ambas formas son apariencias que adopta desde el punto de vista del observador, pero su realidad su realidad profunda, si es que existe, se nos escapa.

La física cuántica solo puede aportar modelos interpretativos del universo, más que modelos explicativos. Partiendo de determinados fenómenos estos se pueden reducir a ecuaciones que predicen su funcionamiento, pero diversas interpretaciones son compatibles con los fenómenos observados, sin embargo las interpretaciones son diferentes, e incluso muy diferentes u opuestas.

La situación es parecida a la que ocurre con los textos literarios. Una misma superficie fonemática y lexemática puede ser interpretada de formas muy diversas, sin que esa interpretación perturbe la fenomenología del texto, sí modifica sustancialmente lo que el texto parece decirnos.

La realidad cuántica en su primera versión.- La interpretación de Niels Bohr viene a decir que en el universo no existe una realidad profunda que pueda postularse. Lo que nuestros sentidos nos muestran como real flota sobre algo que no es real.

La realidad cuántica en una versión más fuerte.- Una versión añadida a esta teoría viene a decir que lo que consideramos realidad es una creación del observador, si no hubiera observador no habría realidad, pues el observador con su observación es el que la configura. No hay nada objetivo fuera de la presencia del observador. Antes de la observación el universo no existe, o está en un estado de probabilidad, de indeterminación. Es la paradoja del gato de Shoroëdinger, si tenemos un gato metido en una caja, este podría estar vivo o muerto, cuando abrimos la caja podemos determinar en cuál de los dos estados se encuentra, si no la abrimos, el gato no está ni vivo ni muerto, se halla en un estado de indeterminación. El observador no es ajeno a la observación, forma parte indisociable de ella.

Tercera interpretación.- “La realidad es un todo indivisible”, todo afecta a todo, todo forma parte de una red que lo interconecta, es una concepción holística que coincide con las teorías orientales sobre la realidad del universo como una unidad inseparable, un campo unificado de fuerzas.

Cuarta interpretación.- “Hay muchos mundos, muchas universos paralelos que coexisten”, un evento que ocurre en uno de estos universos se proyecta en todos los demás, si lanzamos un dado en este mundo nos saldrá un resultado, los demás resultados posibles ocurren en universos paralelos.

Quinta interpretación.- Los fenómenos del universo pertenecen a una lógica diferente que no es nuestra lógica cotidiana. La geometría euclidiana es válida sólo a cierto nivel de realidad perceptible, a otros niveles es preciso utilizar otras geometrías. La teoría de la relatividad generaliza postula que la gravedad es una curvatura del espacio.

Sexta interpretación.- Sostenida por Einstein, quería afirmar el valor real de los fenómenos del universo, frente a los presupuestos probabilísticos de N. Bohr. La realidad perceptible obedece a otras leyes diferentes de la experiencia cotidiana.

La séptima interpretación sostiene que sólo la conciencia es capaz de crear la realidad, solo un ser dotado de conciencia es capaz de pensar y crear la realidad en la que está involucrado.

La octava interpretación es la de Heisenberg, sostiene que el universo tiene dos aspectos, la realidad que percibimos, más bien aparente, y lo que puede ser, el mundo potencial, de la que dimana.

En definitiva todas estas posturas las podríamos reducir a dos: el modelo 1 sostiene que no hay realidades profundas, sino aparentes, el mundo es una pura apariencia. Esta versión coincide con ciertas filosofías orientales que vienen a decir que este es el mundo de la ilusión, donde todo es ilusorio, no es real.

El modelo 2 viene a decir que el universo lo crea el observador, el universo y el observador son un desdoblamiento de una realidad común, la unidad indivisible que subyace a todo lo creado.

Ambas tienen en común el evidenciar que sólo los fenómenos existen como tales, detrás de ellos no hay nada, no hay ningún fenómeno que pueda dar cuenta de ellos. En todo caso, lo que ocurre en el mundo visible aparece conformado a partir de un estado cuántico de posibilidades cuyos elementos constitutivos, las partículas y subpartículas son estados aleatorios, posibilidades que operan de forma probabilística.

Fuentes:

TEXTOS



Diferentes realidades, ¿diferentes universos?

¿Cómo funciona el mundo? ¿Existe alguna metáfora que de significado a esta pregunta?. La vieja metáfora de la física clásica era “el mundo es como un reloj gigantesco”. Los físicos modernos hoy en día no poseen una sino varias imágenes tentativas que les permiten dar una explicación con sentido a los fenómenos que ocurren en el mundo de la física cuántica. Hoy sabemos que nuestro mundo no es determinístico como el funcionamiento del reloj donde causa-efecto se suceden en ese orden. Las diferentes realidades que aquí se mencionaran son diferentes modelos del mundo consistentes con la teoría cuántica. Vale aquí algunas aclaraciones acerca del significado de lo que es un modelo. Los físicos al estudiar el mundo cuántico en particular, no pueden hacer replicas de cartón o madera de aquellas cosas que están estudiando tales como un fotón, por lo tanto sus modelos son una combinación de ecuaciones matemáticas y discernimientos físicos, los que les permiten tener cierta imagen de lo que pasa en ese mundo cuántico. Algunos de esos modelos son representaciones muy precisas de los fenómenos en cuestión, descriptos en términos de ecuaciones que pueden ser procesadas en una computadora para simular como un sistema o una entidad cuántica responderá a un determinado estímulo. Otros son mucho más vagos, menos precisos, en el sentido que solo intentan ayudar a la limitada imaginación humana a describir lo que está sucediendo. Una de los puntos más importantes que se debe apreciar acerca de los modelos, es que ninguno de ellos es “la verdad”. Por eso, a pesar de que un determinado modelo sea muy preciso en describir y explicar lo que está ocurriendo en un contexto; otro modelo, completamente diferente al anterior, puede ser igualmente preciso en describir el comportamiento de la misma entidad o sistema cuántico bajo diferentes circunstancias, es decir en otro contexto. ¿Cuál de los dos representa a la realidad? ¿Cuál es la verdad? Ambos modelos son igualmente válidos.

Un ejemplo clásico de esta situación es la dualidad de la luz onda-partícula. A veces la luz debe describirse como una onda porque así es como se comporta, y en otras ocasiones como una partícula. No significa esto que la luz es realmente una onda o una partícula, sino que es algo para lo cual no hay una analogía en el mundo cotidiano de nuestros sentidos; es algo que bajo ciertas circunstancias parece comportarse como una onda, y bajo ciertas otras circunstancias, parece comportarse como una partícula.

Otro ejemplo ocurre con el modelo del átomo. Históricamente la idea de átomo se desarrolló pensando primero a los mismos como pequeñas esferas indivisibles, luego se avanzó en la idea de un átomo compuesto por diferentes partículas. Usando el modelo de los átomos como “bolas de billar”, se pudieron hacer descripciones matemáticas muy precisas acerca del comportamiento de los gases, por ejemplo la relación entre presión y temperatura en un recipiente lleno de gas. Mas tarde cuando se desarrolló el modelo de átomo de Bohr con electrones considerados como pequeñas “ bolitas de billar” en órbita alrededor de un núcleo que es como una “bola de billar” más grande, este sirvió muy bien para poder explicar el origen de las líneas espectrales que producen los elementos. Mas adelante en el tiempo, la naturaleza de los enlaces o uniones químicas necesarios para formar diferentes compuestos, se pudo explicar utilizando el modelo de los electrones como “nubes” (distribución de probabilidades) alrededor del núcleo. A pesar de que hay una línea histórica en el desarrollo de los modelos, esto no significa que los últimos son correctos y los otros no. Los físicos aún hoy en día, utilizan el modelo de las “bolas de billar” para calcular la presión de los gases, y los químicos utilizan el modelo de Bohr para estudiar el espectro producido por diferentes elementos. Cada modelo es correcto en su propia área de aplicación, a pesar de que los diferentes modelos parecen ser incompatibles entre ellos.

Por eso la mejor manera de pensar a los diferentes modelos, que se presentan en la física (¿y en la vida cotidiana?), es considerarlos como diferentes herramientas para diferentes trabajos a realizar. Cuando utilizamos herramientas equivocadas, es imposible realizar el trabajo; de la misma forma si pretendemos explicar ciertos fenómenos con el modelo inapropiado, poco será lo que podamos explicar o bien las conclusiones serán erróneas.

Esta explicación es muy válida en términos de la física cuántica, porque en realidad todas las diferentes interpretaciones que dan lugar a diferentes realidades cuánticas, son modelos. Ninguno de ellos representa la verdad última acerca del mundo cuántico, y muy probablemente no hay manera de que el cerebro humano pueda alguna vez aprehender /comprender las verdades últimas del mundo cuántico. Todas las interpretaciones son simples ayudas para percibir lo que pasa realmente. Nadie sabe lo que el mundo cuántico realmente es, todo lo que podemos saber es como es.

Pero ¿qué quiero significar con todo esto? Como comentaba un autor, si vemos una película con huevos que están a punto de ser abiertos por el nuevo ser a nacer, nuestra imagen de la realidad nos hace esperar pollitos, si por el contrario surgen viboritas o cocodrilitos, experimentaremos la idea de que la realidad no es lo que imaginábamos de acuerdo a nuestras experiencias pasadas. Esto es lo que les ocurrió a los físicos cuando se encontraron con los fenómenos cuánticos. Este mundo en el cual vivimos no es lo que parece ser exteriormente. Ahora bien ¿cómo lo explicamos?.

Ya Kant creía que la apariencia del mundo estaba fuertemente condicionada por los sentidos humanos y por el aparato intelectual. Otros seres diferentes a nosotros los humanos, experimentarían el mismo mundo en una forma radicalmente diferente. Los hechos que llamamos científicos son tanto producto de la naturaleza humana del observador, como de la realidad intrínseca del hecho o fenómeno. Vemos al mundo a través de unos anteojos humanos. El hombre está destinado, según Kant, a conocer ya sea directamente o a través de la creación de conceptos, solo las apariencias del mundo, y de ellas solo aquella parte que tiene origen humano. Kant es un ejemplo del pesimismo en la investigación de la realidad.

La teoría cuántica ha sido universalmente exitosa en describir fenómenos a todo nivel accesibles mediante experimentos, la teoría cuántica funciona como un libro de cocina perfecto para cualquier cosa que queramos realizar dentro del mundo físico, sin embargo acompañando a esta precisión, existe un total desacuerdo acerca de lo que significa y de que clase de realidad está sustentando. Existen varias “realidades” cuánticas que diferentes físicos defienden como “La realidad real o verdadera” que sustenta la apariencia externa. Algunas de estas “realidades” son además contradictorias entre sí, pero todas producen los mismos resultados ante los mismos experimentos. Veamos cuales son y que dice cada una de ellas; son las visiones de algunos físicos de renombre que se expresan en la forma de ocho realidades distintas, las cuales representan ocho aproximaciones importantes a lo que realmente ocurre detrás de la escena, ocho modelos diferentes:

Realidad Cuántica # 1: La interpretación de Copenhague parte 1. Representada por Niels Bohr, que dice:

En el mundo físico, no existe una realidad profunda

Bohr no niega la evidencia de nuestros sentidos, el mundo que nos rodea es real, pero flota en un mundo mas profundo que no es real. Algunos físicos que se oponían a esta interpretación por ejemplo Einstein, decían que seguramente Bohr quería significar no extender las especulaciones por fuera del rango de los experimentos que se realizan, sino que existirían ciertas realidades escondidas y no conocidas por el momento con la tecnología existente. Pero Bohr no aceptaba esta interpretación, sino que insistía diciendo: “ no hay un mundo cuántico, solo existe una descripción cuántica abstracta”. Heinserberg, el Cristóbal Colón de la teoría cuántica escribió:

la esperanza de que nuevos experimentos nos guiarán hacia hechos objetivos en el tiempo y el espacio tiene tanto fundamento como esperar descubrir el final del mundo conocido en las zonas inexploradas de la Antártida.

Para dar una metáfora de la postura de esta realidad 1, muchos utilizaron las siguientes preguntas ¿La luna existe si no la observamos? O mejor, si una rama de un árbol cae en el bosque ¿hace ruido si nadie esta escuchando?. Es decir ¿existen realidades físicas objetivas o estas dependen de la existencia de un observador externo?. Los defensores de esta realidad cuántica # 1 responden que no, no existen realidades objetivas en el mundo cuántico.

Realidad Cuántica # 2: La interpretación de Copenhague, parte 2.

La realidad es creada por el acto de observar

Algo así como decir las cosas existen solo cuando son observadas (recordemos las metáforas de la luna y la rama que cae en el bosque)

Es así que la interpretación de la escuela de Copenhague consiste en dos partes:

1. No existe la realidad en ausencia de observación.

2. La observación crea la realidad.

Pero surge la pregunta entonces de ¿qué es una observación? O ¿cuáles son las características que una observación debe tener para poder crear la realidad?. La respuesta a estas surge con la máxima del físico John Wheeler, que separa lo real de lo no real diciendo: Ningún fenómeno es un fenómeno real hasta que el mismo es observado. Esta creencia de que la realidad es creada por el observador si bien puede ser común en el campo de la filosofía, no lo es en el campo de la física, por lo menos no lo era hasta la aparición de la física cuántica.

Realidad Cuántica # 3: Que dice

La realidad es un todo indivisible

El mundo físico, a pesar de mostrarse como un conjunto de partes con límites entre dichas partes constitutivas, es un todo inseparable e indivisible, todo afecta a todo. Es así que si bien el observador puede crear la realidad, el observador es parte del todo y no algo separado. No se puede mantener según dicen los partidarios de este concepto de realidad, una separación en el mundo entre una realidad objetiva y nosotros observadores conscientes; objetos y sujetos se han convertido en inseparables unos de otros. Esta no separabilidad del mundo cuántico no tiene nada que ver con la idea sistémica de los clásicos donde todo estaba interconectado. Por ejemplo a través de las teorías de los campos; aunque dichas interconexiones decaían y finalmente desaparecían con la distancia entre las partes. Las conexiones distantes eran irrelevantes, ¿cuánto afecta el campo gravitatorio de la tierra si estoy en la luna? ¿y si estoy fuera de la galaxia?

Esta realidad de un todo indivisible es diferente, de manera tal que no estará relacionada ni espacial ni temporalmente. Es como si armáramos un cubo de resortes, donde no importa donde toquemos, repercute en toda la estructura así armada instantánea o cuasi instantáneamente.

Esta idea de realidad está en línea con una visión holística propia de los orientales.

Realidad Cuántica # 4: Muchos mundos, muchos universos que coexisten.

La realidad consiste en una gran cantidad de universos paralelos.

Para cualquier situación en la cual existen diferentes resultados posibles (por ejemplo lanzar una moneda al aire), algunos físicos defensores de esta idea dicen que todos los resultados ocurren pero en diferentes universos, cada universo es igual al anterior salvo en lo que respecta al resultado de la situación analizada en cuestión.(¿raro no?)

Realidad Cuántica # 5: La lógica diferente.

El mundo obedece a una clase de razonamiento diferente al que estamos acostumbrados los seres humanos y que definimos como lógico.

La lógica es el esqueleto de nuestro cuerpo de conocimientos. Desde hace mas de dos mil años la lógica está basada en el molde de los silogismos de Aristóteles.

Si cambiamos las reglas de dicha lógica podremos entonces ver la nueva física o los hechos que esta describe como lógicos dentro de esta nueva lógica. Es difícil de entender pero, pensemos en algo similar que ya ocurrió con la geometría. Durante dos mil años la geometría que existía era la euclidiana, la ciencia de los puntos y las líneas. Hubo algunos matemáticos locos como Nicolai Lobachevski, Gauss y Riemann que crearon una nueva geometría, esta fue considerada como un juego de altas matemáticas, pero fuera de la realidad (de nuevo observemos el concepto realidad). La geometría verdadera era la euclidiana que, después de todo no es mas que el sentido común aplicado a las figuras geométricas. Sin embargo en 1916, Einstein propuso una nueva teoría de la gravedad que demolió el monopolio euclidiano. Einstein declaró que la gravedad no es una fuerza sino una curvatura en el espacio-tiempo, un objeto entonces cuando cae no lo hace por ser atraído por una fuerza (la gravedad), sino que se mueve por una línea recta según los estándares de estas nuevas geometrías. Esta apreciación de Einstein pudo ser comprobada por vía experimental al medir la deflexión de un rayo de luz de una estrella al pasar cerca de la deformación del espacio-tiempo provocada por el sol. La lección de los partidarios de la nueva lógica cuántica es la siguiente: la cuestión de la verdadera geometría, o la verdadera lógica que gobierna al mundo no está fijada por el sentido común de los seres humanos, sino por las experiencias reales que se pueden observar y medir. Para determinar las reglas de la correcta razón, no hay que buscar en el interior de nuestra propia cabeza, sino en el laboratorio.

Realidad cuántica # 6: Neorrealismo.

El mundo esta compuesto por objetos ordinarios, los cuales poseen atributos propios sea que son observados o no.

Einstein es el representante por excelencia de esta realidad, sus disputas con Bohr duraron hasta su muerte. Según escribió:

“Todavía creo en la posibilidad de un modelo de la realidad; esto es, de una teoría que represente los fenómenos en sí mismos y no meramente la probabilidad de su ocurrencia”.

Realidad cuántica # 7:

La conciencia crea la realidad.

Los partidarios de este modelo, dicen que solamente algo dotado de conciencia tiene le privilegio de crear la realidad. El único observador que cuenta es el observador consciente.

Realidad cuántica # 8: El mundo dúplex de Heisenberg.

El mundo tiene dos partes, la de los potenciales, lo que está en potencia lo que puede ser; y la de las realidades de las cosas que pasan.

La mayoría de los físicos defienden una de las dos primeras realidades cuánticas: la realidad cuánticas 1 (no hay realidades profundas) y la 2 (la observación crea la realidad. Lo que ambas tienen en común, es que solo los fenómenos son reales, pero debajo de esos fenómenos no hay realidad.

Ahora bien si la observación crea la realidad, ¿en qué se basa dicha observación para crear la realidad? ¿Desde donde la crea?. Dado que la teoría cuántica describe la realidad que sé mide/observa con una exactitud perfecta, debe contener (la teoría cuántica) algunas claves desde donde surgen o en que se basan los fenómenos observados. Tal vez usando la imaginación podemos intuir el basamento en el cual se sustenta nuestro mundo familiar, el que vemos todos los días.

De acuerdo a Heisenberg no existía una realidad profunda, el mundo no medido es semirreal y solo alcanza realidad total durante el acto de observación:

En los experimentos acerca de eventos atómicos debemos tratar con cosas y hechos concretos, con fenómenos que son tan reales como cualquier fenómeno en la vida diaria. Pero los átomos y las partículas elementales no son reales, estas forman un mundo de posibilidades, de cosas en potencia, mas que uno de cosas o hechos... La onda de probabilidades significa una tendencia por algo. Es la versión cuantitativa del viejo concepto Aristotélico de potencia. Introduce algo en el medio entre la idea de un evento y la realización de dicho evento, una clase extraña de realidad física justo en el medio entre la posibilidad y la realidad.

El mundo de todos los días en el cual vivimos, tiene un aspecto bien concreto del cual carece el mundo cuántico, solo ocurren eventos uno por vez. Por el contrario el mundo cuántico no es un mundo de eventos reales sino un mundo lleno de tendencias de acción que no se concretan, que no ocurren; estas tendencias están constantemente en “movimiento” de las posibilidades. Los dos mundos, el dúplex, que menciona Heisenberg, se une a través de un puente que denominamos medición. Durante este acto “mágico”, una de las posibilidades entre todas las existentes, es la que se concreta y así aparece en el mundo de las acuerdo a exactas leyes de movimiento. Nada ocurre sino que todo permanece en el ámbito de realidades como un evento concreto. Todo lo que ocurre entonces en nuestro mundo de realidades, surge de las posibilidades preexistentes en el mundo cuántico de las potencias. El mundo no observado consiste en un racimo de posibilidades cada una con su valor probabilístico de ocurrencia.

Una característica asombrosa de estas 8 realidades cuánticas, es que para cualquier tipo de experimento que se pueda concebir, cada una de estas predice exactamente los mismos resultados observables. En la actualidad cada una de estas realidades cuánticas puede ser considerada como la que explica con certeza como es el mundo realmente.

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