martes, 31 de diciembre de 2013

La promesa de cada Año Nuevo

Año tras año, ciclo tras ciclo se nos ofrece la ancestral y primigenia oportunidad de atravesar "el umbral", una instancia para morir un poco y renacer, para agradecer y dejar algo atrás, para celebrar y recibir con renovadas energías un nuevo ciclo vital. Está en nosotros aprovecharla recreando el significado de estas fiestas o dejarnos llevar por la estridente corriente del aturdimiento y la diversión superficial.

Felices "Todos y cada día" del nuevo ciclo.

sábado, 28 de diciembre de 2013

El Poder Curativo de las Crisis

"A tus ojos cansados traigo una visión de un mundo diferente, tan nuevo, limpio y fresco, que olvidarás el dolor y las penas que viste hasta ahora. Pero habrás de compartir esta visión con cualquiera que te encuentres, pues en otro caso no podrás mantenerla. Dar este regalo es la manera de hacerlo tuyo. "

Las crisis, sean personales, espirituales o circunstanciales (socio-economicas)  pueden ser la experiencia más traumática y horrible que tengamos que vivir, pero aún así nos toca vivirla, por qué quizas, a lo mejor les damos la vuelta. Ya que hay que vivirlas de todas formas, por qué no verlas como una experiencia que nos brinda la oportunidad de corregir actitudes: la tacañería emocional hacia nosotros mismos y hacia los que nos rodean, las creencias sobre el amor y el miedo que ya no nos sirven, la falta de valoración de nuestras propias capacidades y talentos y por ende la poca o nula explotación de ellos, los rencores acumulados en el alma que no nos dejan tomar lo mejor de la vida, nuestra escala de valores y por supuesto las metas personales. Sin dudas que ciertas actitudes preconcebidas constituyen el principal freno a nuestro desarrollo personal. Lo peor de todo es que aún pareciendo algunas de ellas favorables, resultan incluso auto destructivas. Son como lastres que hay que echar por la borda de nuestras mentes ahora mismo. Identifiquemos algunas de las más comunes.

1. Todo lo que hago debería ser aprobado por lo demás. Si bien la opinión de los demás debe importarnos, no podemos condicionar nuestro accionar a ellas.

2. No puedo controlar mis sentimientos. Sin dudas hay sentimientos muy arraigados y respuestas emocionales ya condicionadas. Pero con un poco de paciencia y  concentración, podrás modificarlas en gran medida.

3. La felicidad llega sola. Hay que desarrollar las actitudes y estados mentales que la facilitan. La gente es más feliz cuando es activa y está enrolada profundamente en actividades que considera relevantes.

4. Necesito de alguien fuerte a mi lado que me cuide. Cualquiera deberían confiar en sus habilidades personales y al menos intentar enfrentar por si mismos las dificultades de la vida.

5. No debo perdonarme ciertas cosas. Seguro que logras sacar las conclusiones y experiencias pertinentes y utilizarlas para evitar errores parecidos en el futuro.

6. Hay situaciones que me afectarán por toda la vida. La mente es un poderoso instrumento capaz de superar cualquier adversidad. Se trata de saber reconocerlas, aceptarlas y sencillamente dejarlas detrás. Tu futuro te pertenece por completo a ti mismo.

7. No soporto que las cosas no salgan como quiero. Una mirada optimista de la vida no puede llevarte al absurdo de pensar que eres perfecto, pues nunca lo serás. Si algo no sale como debería, busca las causas y trabaja seriamente sobre ellas, pero tendrás que habituarte y soportar, que no todo  tiene porque salir a pedir de boca.

8. Siempre estaré preocupado por lo malo que pueda pasar. La palabra de marras puede dividirse de esta forma: pre-ocupado. Así tendrás claro que sacando el prefijo “pre” de la fórmula, te quedarás con el estado que debiera embargarte en todo momento: ocupado con el presente.

9. Mi infelicidad depende de factores externos, sobre los que no puedo hacer nada. Es cierto que no podemos cambiar el curso de ciertos acontecimientos, pues no está en nuestras manos. Pero también es verdad que ninguna circunstancia debería afectar nuestra capacidad infinita de sobreponernos a cualquier adversidad.

10. Es más fácil rehuir de los problemas que enfrentarse a ellos. De esta forma jamás podrás superarlos. No hay otra manera de solventar un obstáculo que identificarlo adecuadamente para enseguida hacerle frente con todo nuestro arsenal de inteligencia, fuerza y flexibilidad.
Jose Solano
"Las diez actitudes erróneas más comunes en la vida"

Quienes ven en las crisis solamente problemas, se olvidan de que también pueden ser el momento más propicio para plantearse un modelo vivencial alternativo al anterior. Las crisis pueden vivirse como una derrota o como una oportunidad para cambiar y mejorar. En el primer caso, el sentimiento de derrota nos conduce al pesimismo, a la inacción y a prolongar la situación de malestar. En cambio, si sabemos vivir las crisis como oportunidades para mejorar, esta actitud positiva nos genera fuerzas que nos llevan a actuar y a salir bien parados de la situación. Dado que las crisis también nos pueden conducir a una situación mejor, es necesario que nos planteemos tres preguntas:
¿Cuáles han sido sus causas?
¿Qué podemos hacer para minimizar sus efectos?
¿Cómo podemos salir lo antes y lo más dignamente posible de esta situación?

Las crisis marcan el final de una etapa y el comienzo de otra, siempre que seamos conscientes de la profundidad de la crisis y aprendamos con ella.
Ser consciente de una crisis significa aceptarla, y procurar extraer el aprendizaje que conlleva. Cuando nos sobreviene una crisis significa que hemos llegado al final de un camino, y que nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, no pueden sobrellevar por más tiempo esta forma de vivir, refiriéndonos a actitudes, pensamientos, creencias y emociones concretas.
Aprender de una crisis supone hacer cambios en nuestra vida, en muchas ocasiones a nivel de actitudes, en otras, son más sustanciales y generamos grandes cambios en nuestra forma de vivir.
Toda crisis supone un malestar, una insatisfacción, un agotamiento físico y mental, e incluso puede referirse como enfermedad, ya que nuestro cuerpo también nos habla de esta forma. Si no vivimos plenamente y conscientemente la crisis, no aprenderemos de ella ni escucharemos cuál es el cambio que necesitamos hacer. El ser humano tiene la capacidad de “sobrevivir y sobrellevar” las crisis, acumulándolas, sin superarlas, y por tanto, volviendo cíclicamente a aparecer. Aunque cada vez, nos sentiremos más derrotados ante la vida. Así que, conviene aceptar las crisis personales como parte del aprendizaje de la vida, y superarlas, aprendiendo, cambiando y madurando con ellas.

Las crisis nos pueden hacer seres más compasivos y empáticos, pero sobre todo más honestos con nosotros mismos y con los que nos rodean o transformarnos en seres poco abiertos emocionalmente por miedo a sufrir, y a la larga seres que sólo le transmiten frustración a los demás.
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