El libro "Las enseñanzas de Don Juan: una forma yaqui de conocimiento", de Carlos Castaneda (1974), integra una trilogía que el autor escribe sobre la tradición y la sociedad de los brujos de México. Sin embargo, este texto puede ser leído por sí solo, como unidad que narra una etapa de la investigación/aprendizaje del escritor. Las posibles lecturas son múltiples, tantas como lectores existen, pero, aquí hemos querido situarnos desde la Epistemología, entendida como reflexión sobre el conocimiento, para desde esa perspectiva descubrir las distinciones tácitas que se entretejen en el relato. El concepto de Epistemología es comprendido desde diversos enfoques o paradigmas que lo reconocen, por una parte, como una teoría general del conocimiento y, por otra, en tanto estudios más particularizados sobre la génesis y la estructura de las ciencias. En este escrito de Castaneda, se distinguen, desde un principio, temáticas estrechamente vinculadas con el comprender. Se reconoce, por una parte, el narrar de un aprendizaje: donde el antropólogo es el iniciado y el brujo Yaqui, don Juan, el maestro. También, desde la Etnología, se puede leer una descripción de otros dominios del entendimiento humano, un encuentro con el otro, la experiencia de la otredad. Tal investigación, que empieza como un simple estudio de plantas alucinógenas, en las prácticas de la hechicería yaqui, muestra en el fondo cuán difícil puede ser diferenciar y reconocer al sujeto que estudia del que es estudiado. No sólo por lo flexibles que resultan ser las fronteras de dicho límite, sino porque esa dualidad sujeto/objeto se desvanece y en su lugar aparece otra unidad dinámica: sujeto-observador/método/sujeto-observado, donde cada personaje puede cambiar según el contexto desde un polo a otro, ser interlocutor e intérprete a la vez. Castaneda se interesa, como decíamos, en un conocimiento distinto al científico; pero, igualmente legítimo: el sistema de conocimiento de la magia o brujería yaqui. El busca entender esta otredad, y experimenta la extrañeza. En palabras de Octavio Paz:
La realidad ontológica se desploma Con todo, no cabe duda que dicho estudio se centra en uno de los tantos cruces de la Epistemología. Describe el recorrido de un aprendiz, de un observador, sujeto que investiga, y revela descripciones de otros mundos, de "estados de realidad no ordinaria", como los llama Castaneda. Este libro narra la confrontación de realidades distintas, el choque entre una realidad cotidiana ("realidad ordinaria"), y otra no cotidiana ("no ordinaria"), inducida por las plantas alucinógenas.
Con lo anterior se están esbozando los primeros contornos de una crítica a la ciencia clásica. Este juicio se va reafirmado en el transcurso de la investigación. El uso y la acción de los alucinógenos resulta ser una crítica de la Realidad: el derrumbe de una racionalidad sostenida por las percepciones, la ficción de una realidad fijada por los sentidos. Los estados de realidad no ordinaria son tan "reales" como la misma cotidianeidad. ¿Cuáles son los límites, entonces, entre "realidad" e "ilusión"? Estos se diluyen, no se alcanzan. La realidad ontológica se desploma.
La consistencia de la visión mágica del mundo El conocimiento como reflexión partiría justamente desde una crisis, desde algo que se cuestiona. En un movimiento similar, el estatus de lo que llamamos "Realidad" se pone en duda, se convierte y termina por aceptar que consiste en simples "descripciones del mundo" que generamos nosotros mismos como sujetos observadores. Las descripciones del mundo cotidiano, en Castaneda, son hasta menos consistentes e intensas que las visiones del peyote en ciertos momentos privilegiados. El mundo de las percepciones como realidad contrastante, en la que se logran constatar y verificar nuestras hipótesis, queda así invalidado, y sobre este escepticismo, ya no sensible sino racional, se puede criticar la ciencia clásica occidental, generando otra idea de nuestro entorno. En ese mismo sentido, Octavio Paz agrega con increíble riqueza y claridad :
A Castaneda lo que le interesa no es mostrar la inconsistencia de nuestras descripciones de la realidad, sean las de la vida cotidiana o las de la clásica filosofía occidental, sino la consistencia de la visión mágica del mundo. Es por esta puerta que el autor entra y revalora el saber de la magia que posee don Juan. Sus experiencias de realidad no ordinaria dejan ya de ser "grotescas", como aludía antes él mismo. Y poco a poco se va abriendo a las creencias y pensamiento del brujo yaqui como frente a un sistema de conocimiento que se auto-sostiene coherente en todos sus componentes e interrelaciones. ¿Castaneda como aprendiz, investigador o sujeto en conversión? Carlos Castaneda, en tanto antropólogo, entra como observador; pero, a lo largo del libro va cambiando el ángulo de sus interpretaciones. Desde un principio explica que en la primera parte se limitará a narrar sus experiencias como aprendiz, y no a analizar las estructuras de este nuevo conocimiento. Es sólo en el segundo apartado que el autor elabora un esquema interpretativo del sistema mágico de conocimiento yaqui, de la construcción de mundo que propone el saber de don Juan. Castaneda transita así desde un rol de observador científico a otro de aprendiz, o de amigo: investiga, y al hacerlo, aprende, se contacta, se relaciona, se vincula con ese otro, con don Juan. Ya en la introducción del libro, se puede leer:
Se produce entonces un giro. Después de un año de conocerse, don Juan le explica que posee ciertos conocimientos recibidos de un maestro o "benefactor", y que lo ha escogido a él como aprendiz, advirtiéndole que el proceso de aprendizaje será largo y arduo. Así, en 1961, Castaneda inicia su aprendizaje:
No creemos, sin embargo, estar frente a una conversión del investigador científico en brujo, como argumenta Octavio Paz; por lo menos no en este primer libro. Tampoco interpretamos en éste una "destrucción crítica de la Antropología" (Paz 1974: 12), y una victoria de la magia. Leemos más bien un modo de poner en duda el estatus de verdad exclusiva de la ciencia clásica occidental, de cuestionar nuevamente el método empírico positivista. Castaneda no se convierte en otro, sólo se relaciona con esta otredad. Se "comunica", diría Fritz Wallner (1990). Pero en esta comunicación no hay una metamorfosis del observador. El tema tan central en la Antropología aparece de nuevo: lo Emic y lo Etic. Si entendemos por ello el observar un fenómeno social y humano desde "dentro" o "fuera", respectivamente, se podría hablar aquí de una visión Emic, aunque Castaneda no logre ver jamás el saber de la brujería con los ojos de don Juan, de un indio Yaqui. El brujo puede ver la otra realidad porque la ve con otros ojos ¾con los ojos del otro. Castaneda se mantiene, entonces, y a pesar de todo, en su mundo de significados (Schütz 1974). Quizás algo hay en esto de lo que considera Kühn (1971), cuando afirma la incomunicabilidad de los Paradigmas, donde sólo es posible una traducción. Investigación, métodos y análisis en el estudio de Castaneda Este libro es luego una investigación. A partir de ciertas consideraciones, distinciones y métodos, logra elaborar una compresión íntegra de un fenómeno cultural. Dicho trabajo requiere entonces, y como punto de partida, de un investigador que entra en contacto con un conocimiento otro, con una realidad a interpretar. La brujería de Don Juan es esa otra realidad, conocimiento "no científico", dice Castaneda. Así, él investiga una tradición cerrada; intenta, desde la fenomenología, comprender crítica y "objetivamente" el saber de una sociedad que coexiste con la sociedad moderna mexicana, y que posee un pensamiento o un sistema de creencias de una amplia coherencia conceptual interna.
El trabajo de Carlos Castaneda se sirve de métodos y técnicas también. Busca con ellos, ahondar hacia lo más significativo de esa realidad. Propone de lleno la observación participante y la entrevista etnográfica, procedimientos que centran su interés en el sujeto y sus representaciones, en esa diversidad de las realidades construidas por nosotros mismos. Luego, el autor intenta recrear esta realidad experimentada y, a partir de su interpretación, elaborar nuevas construcciones teóricas. En las enseñanzas de don Juan, la práctica ocupa un lugar central. Don Juan enseña a partir de la praxis, su método es pragmático e interviene directamente en la experiencia cotidiana del sujeto. Es quizás por ello, que Castaneda elige, al momento de retransmitir y analizar lo vivenciado, dividir su trabajo en las dos partes ya señaladas: por un lado, la narración de sus experiencias, por otro, la explicación del pensamiento de su maestro en un esquema lógico, operativo y conceptual.
El relato y el esquema conceptual Los científicos deben construir mapas, modelos, esquemas, representaciones científicas. Entonces, de alguna manera, el libro se encuentra escindido en dos formas de trabajar o recrear la realidad: una esquemática (preocupada de dar cientificidad), y otra narrada, quizás de modo menos "sistematizado"; pero, que logra rescatar los procesos dinámicos a través de los cuales conocemos o aprehendemos, investigamos y descubrimos. En el análisis esquemático sobre ese otro conocimiento yaqui, no se encuentra esa riqueza (recursividad intersubjetiva), presente en el relato. Pareciera que el investigador trivializa (desde el constructivismo), o estabiliza el mundo al que se ve enfrentado. Como técnicas, el relato y la narración aparecen con más encanto porque resultan más completos, más abiertos. Si bien en la descripción de Castaneda no se especifican las estructuras lógicas que se van construyendo al reflexionar sobre lo aprendido o investigado, se hace posible palpar esa complejidad dinámica por la que se encamina todo proceso de conocer. La unidad sujeto-observador/métodos/sujeto-observado se ve en juego y, con ella, el proceso de enseñanza, de intercambio del conocimiento. Esa forma de narrar ayuda, sin embargo, faltaría quizás haber incluido desde un principio la esquematización final. Haber entrelazado desde ese mismo estilo literario, categorizaciones de interpretación y descripciones de las experiencias. Una interpretación (de segundo orden) Al intentar esta lectura desde la epistemología, buscábamos interpretar una obra, reflexionar sobre una interpretación, observar en un segundo nivel, para de este modo, descubrir las distinciones o estructuras cognitivas implícitas en ella. Este comentario sobre "Las enseñanzas de don Juan: una forma yaqui de conocimiento", rescata algunos de los supuestos básicos sobre los cuales reposa o se ancla el saber de las ciencias antropológicas. Interesaba, por ello, considerar y pensar ciertos conceptos claves, como los de "otredad", "realidad", "realidad ontológica", "representación", "investigación científica", "unidad sujeto/objeto", etc., a través de los cuales nos predisponemos a observar, y recreamos una realidad social y cultural. Pero, profundicemos un poco más sobre el proceso del aprendizaje. Si hacemos un paralelo, no sería extraño encontrar similitudes entre el camino recorrido por Castaneda (en su aprendizaje/investigación), y el comúnmente aceptado por cualquier persona o grupo humano dispuesto a aprender sobre un tema determinado o saber específico. En el caso del autor, se empieza por dudar de una realidad ordinaria incuestionada. El "consenso ordinario", acuerdo tácito que establecemos colectivamente los seres humanos sobre nuestra realidad cotidiana, queda entre paréntesis. Lentamente, el aprendiz va aceptando esa otra forma de ver, paralela, ese "consenso especial" o aceptación de otro "orden conceptual" que le ofrece don Juan. El, es un aprendiz o investigador (no importa ya), y le interesa ciertamente descubrir y comprender las distinciones a través de las cuales se puede entender ese otro saber.
Al recordar cualquier tipo de aprendizaje, de seguro reconocemos la adopción de cierto "consenso especial". Aparece ahí una nueva distinción, a veces más o menos acorde con lo ya aprendido dentro del consenso ordinario. Se nos desdibujan ciertos límites y se conforman otros. En un comienzo, nos cuesta aprehenderlos porque cuestionan nuestro ordenamiento conceptual anterior. Pero, ya adquirido, el consenso especial constituye el primer paso hacia la comprensión de ese otro saber. Se acepta la idea de una realidad antes no conocida, ajena a nuestro vivir; pero, posible. Se admite su validez, se hace coherente con nuestra comprensión del mundo. Castaneda sostiene:
En algún momento, en ese proceso que implica el aprender nuevos conocimientos, se cuestiona la realidad anterior, se abre otro marco de interpretación todavía difuso. El antropólogo Carlos Castaneda, ha de distinguir, en una etapa inicial de su aprendizaje, un sitio en el suelo, un espacio especial, "su lugar", le dice don Juan. Para ello, necesita intuir las distinciones con las que interpreta la realidad su maestro.
De modo similar, al encontrarnos con nuevos enfoques teóricos, con nuevos conocimientos, aprendemos "a ver" con ojos diferentes: lo que antes era homogéneo revela matices, lo que no imaginábamos aparece. Continuamente, estamos trazando nuevas fronteras, dinámicas, colectivamente acordadas. Constantemente interpretamos nuestra realidad, nuestro entorno; sólo de vez en cuando decidimos iniciar un aprendizaje y muy pocas veces logramos sostenerlo en el tiempo. Este proceso lo vive también Castaneda y elige detener su descubrir; sin embargo, logra aprehender la riqueza inherente al saber de don Juan:
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"Aquél, que no puede aullar, no podrá encontrar su manada."
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sábado, 22 de septiembre de 2007
Hacia una Epistemología Antropológica.
Lectura de una obra de Carlos Castaneda.
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BELLEZAS DE GAIA