lunes, 16 de febrero de 2009

Espiritualidad Ecologica

"Tratad de escuchar las voces de todo cuanto existe. De esa manera comprenderéis sus aspectos específicos. Habiendo comprendido, enamoraos con un amor que abarque todo lo que existe. Adquirid un más y profundo conocimiento. Desarrollad en vosotros la apreciación de la armonía y la belleza cuanto os sea posible. Con amor, conocimiento y belleza id a la gente. Unidlos . Construid con ellos la vida, llena de luz, vigor, trabajo incansable y alegría. En este gran intento creativo, adquiriréis nuevas fuentes inacabables de poder y conocimiento y al aspirar aprender los secretos escondidos de la naturaleza en nombre del Bien Común, estaréis así, pagando vuestra deuda".
Elena Roerich

(Re) construir un pensamiento ecológico

En los últimos tiempos se ha afirmado, de forma cada vez más intensa, que la humanidad vive un cambio de paradigma. A falta de un concepto más adecuado se hablar de la transición del paradigma de la modernidad al de la posmodernidad.
Conviene aclarar que el concepto paradigma designa toda una constelación de opiniones, valores, métodos, etc. compartidos por los miembros de una sociedad y que fundan una disciplina, mediante la cual esta sociedad se orienta a sí misma y organiza el conjunto de sus relaciones Se trata, pues, de una manera organizada, sistemática y corriente de cómo el ser humano se relaciona consigo mismo y con todo el ambiente que lo rodea; se trata de modelos y patrones de apreciación, de explicación y de acción sobre la realidad circundante.

Dentro del llamado paradigma de la modernidad podemos identificar una serie de movimientos y modos de pensar (iluminismo, positivismo, evolucionismo, etc.) que hicieron surgir cada vez más la conciencia de que el ser humano estaría en el centro de los acontecimientos mundiales, afirmando, con ello, un antropocentrismo. Lo que destaca de este movimiento es que también Dios, lo Sagrado o lo Trascendente va siendo relegado a un espacio secundario. A lo largo de estos dos siglos se ha operado un cambio que va de un cosmocentrismo o teocentrismo a un antropocentrismo exacerbado.
Los tiempos pasan y este paradigma a dado lugar a uno nuevo que, en la espera de un concepto más adecuado, está siendo llamado de la pos-modernidad, de la modernidad reflexiva, de la súper modernidad. Lo que divide a los autores es fundamentalmente la cuestión de definir si este nuevo movimiento es una continuación de la modernidad o se constituye en una ruptura. Es importante percibir que con esto se quiere expresar nuevas prácticas y nuevas maneras de pensar. El momento está marcado por la transición, aunque el modo dominante de una relación de explotación y opresión continúa presente, sobre todo en los movimientos de guerra de tiempos atrás. Sin embargo, de una manera más amplia, la fragmentación de la modernidad está dando lugar a una visión de conjunto, que algunos llaman una “visión holística”, esto es, relativamente un todo (Holos proviene del griego y significa “todo/todos”) . La visión antropocéntrica está dando lugar a una comprensión de que los seres humanos hacemos parte de un conjunto mayor, que aunque nos ataña una posición privilegiada de responsabilidad, sólo somos una parte y no necesariamente el centro,

Este conjunto de prácticas y pensamientos del (nuevo) paradigma de las pos-modernidad también empieza a ser llamado pensamiento ecológico. Con eso se quiere expresar un análisis por la vida y forma de vivir como un todo, como un conjunto de relaciones, como un gran eco-sistema, como una constante e incesante inter/retro relación entre todas las partes; se incluye allí la vivencia de lo Sagrado como un sistema mayor de energías y cambios simbólicos. Fritjof Capra, uno de los exponentes de este tipo de reflexión, se expresa de esta manera sobre esta nueva realidad: “Una nueva visión de la realidad (...) se basa en la conciencia del estado de interrelación e interdependencia esencial de todos los fenómenos –físicos, biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Esta nueva visión trasciende las fronteras culturales y disciplinares”

En esa línea de pensamiento, el término “ecológico” deriva de la palabra ecología. En términos históricos y etimológicos, esa palabra fue acuñada por el científico alemán Ernst Haeckel, quien, a finales del siglo XIX, afirmaba que la ecología era una sub-área de la biología. Con el término ecología, él quería indicar la interrelación entre los seres vivos. El concepto no tuvo una aceptación inmediata, y sólo se recuperó y adquirió fuerza en la década de los 70s; En Brasil, sobretodo, por los escritos de Leonardo Boff . Hoy esta palabra tiene muchas acepciones particulares: se habla de “ecología ambiental”, “ecología social”, “ecología mental”, etc. Más que conocer cada una de esas variantes, es importante conocer que, en su etimología, la palabra Eco-logia está constituida de dos raíces griegas. La segunda parte (= logia) significa “discurso”, “palabra”, “estudio”, etc. La primera parte (= Eco) proviene de la palabra griega oikos, que significa literalmente “casa”, por lo tanto, la ecología tiene que ver con la casa como espacio común de vida. Ecología, pues, es una ciencia que estudia la “casa” en sus diversas formas de organización y manifestación.

En tiempos de globalización nos vamos acostumbrando a hablar de la “aldea global”, de la “casa global”. Con este concepto se quiere entender nuestro planeta tierra o mejor, todo el cosmos como una gran casa. En este amplio espacio, el cual, muchas veces, no alcanzamos a visualizar en toda su extensión, viven y deben convivir, cada vez más juntos, los más variados elementos y seres de toda la naturaleza y de todo el cosmos. Cada vez más, el destino de esta casa global está relacionado con las acciones y las prácticas de cada habitante.
El mundo actual, concebido como una casa global, está marcado por muchas crisis ecológicas y ambientales. Hay todo un conjunto de problemas.
Se constata problemas relacionados con la contaminación del ambiente: polución del aire (efecto de calentamiento, lluvia ácida, etc.), contaminación química de las aguas a través de los residuos industriales y aguas servidas no tratadas. Actualmente, la lucha por el agua es un tema capaz de generar conflictos y hasta guerras, porque ya sabemos que un tercio de la población mundial no tiene acceso al agua potable.

Otro problema serio lo constituyen los cambios climáticos provocados por la explotación abusiva del ecosistema que hacen los seres humanos, por ejemplo, a través de la deforestación de bosques y selvas, en beneficio de grandes proyectos industriales que terminan alterando el equilibrio climático.
Junto a ello, se puede verificar un problema atómico-militar: una carrera armamentista desjuiciada, que ha producido un arsenal capaz de destruir la faz de la tierra. Lo mismo que puede decir de las ojivas atómicas que, por más seguras que sean en su tecnología, constituyen una amenaza constante a la vida, justamente a causa de las variadas fallas humanas o técnicas que se producen.

Otro problema, que muchas veces es tratado con mucha resistencia y reticencia, dada su complejidad, es la cuestión de la dificultad habitacional. Actualmente somos más de seis billones de seres humanos habitando conflictivamente en la misma casa global. El índice de crecimiento es elevado y preocupante frente al hecho de que los recursos naturales son limitados y el acceso a ellos es proporcionalmente menor cada vez. Por ejemplo, a través de la desertificación, las áreas para el cultivo de alimentos son cada vez menores y necesitan de un sustancial incremento de productos químicos para que se pueda producir los alimentos necesarios para las grandes masas humanas. Es verdad que los océanos pueden ser la gran fuente de alimentos en el futuro, pero dentro de los parámetros actuales, se generan círculos viciosos que agravan cada vez más el problema.
En el ámbito poblacional, sin embargo, el problema más grave es la injusticia global que atañe el acceso de las personas a sus derechos básicos: derecho a alimentarse, a tener agua potable, en fin a vivir con dignidad. Los grandes problemas ecológicos deben estar siempre relacionados con la pobreza de la mayoría de la población mundial. Una espiritualidad ecológica debe tener como referencia lo cotidiano de las personas pobres, excluidas y marginadas, promoviendo una efectiva integración e inserción dentro de la casa común, y en todas sus relaciones posibles. El poder, la economía, la política social y la ecología son ciencias ligadas, cuyo análisis exige una perspectiva compleja en sus conexiones.

Dentro del paradigma de la modernidad -que todavía marca nuestro modo de ser dominantes-, podemos básicamente, afirmar el siguiente enunciado como representativo de las opiniones compartidas en la modernidad: “La tierra es una abundancia a ser dominada y explotada a favor de los seres humanos”. Ese enunciado necesita de una completa revisión y más bien debería ser expresado en los siguientes términos: “La tierra es la casa común de todos los seres vivos y del propio Dios y cada uno tiene unas responsabilidades en el cuidado de ella”. Repensar y revivir estos conceptos es un gran desafío, que debe ser llevado a cabo por el conjunto de ramificaciones disciplinares, ligadas a la educación ambiental. Las religiones, la fe y la espiritualidad también deben dar su contribución; se puede decir que ellas también tienen mucho que dar. A mi entender, una de las principales contribuciones radica en redescubrir los elementos de sabiduría y espiritualidad que el ser humano, en su necesidad, percibe y relaciona en las multiformes religaciones tanto con la creación, como con el propio Creador. El nuevo proceso de construcción “incluye y presupone un nuevo paradigma para vivir como criaturas de Dios, cuidándonos mutuamente” .
© Haroldo Reimer
Espiritualidad Ecologica

La espiritualidad es un asunto sublime. Grandes almas y grandes mentes reflexionaron sobre ello y nos legaron muchas percepciones iluminadas. Aunque todavía necesitamos reflexionar mucho, en lo mínimo porque queremos probar que estamos espiritualmente vivos. Nuestras circunstancias y problemas no tienen precedentes y requieren una nueva respuesta espiritual, una nueva forma de espiritualidad.
Las antiguas concepciones de la espiritualidad fueron creadas en respuesta a problemas diferentes, y con el objetivo de articular otras dimensiones de la condición humana. La espiritualidad es una articulación de la condición esencial del hombre, en una época determinada.

Esa concepción de la espiritualidad permite que se comprendan sus variadas formas en diferentes culturas y religiones; pero también nos advierte que para cualquier época, pueblo y condición del universo humano no hay una forma única de espiritualidad. A medida que el mundo cambia y se amplía, que el conocimiento avanza y se multiplica, que la mente y la psique se modifican, que la condición humana se rearticula, también la espiritualidad asume formas diferentes.
En este momento testimoniamos el surgimiento de la Perspectiva Ecológica o la visión ecológica del mundo. Bajo ella, el mundo es visto como un santuario. Accionar en el mundo como si fuese un santuario es volverlo sagrado y digno de reverencia. Trátalo como a una máquina y se transformará en una máquina. Trátalo como a un lugar sagrado y se volverá un lugar sagrado.

La primera condición de la espiritualidad ecológica es la reverencia por la vida y por todo lo que hay en el universo. Celebrar el milagro de la creación es contemplar el mundo con reverencia.
La comprensión profunda de la ecología significa la reverencia en acción, la profunda identificación con la belleza de la vida pulsando en el universo hasta volvernos parte de él. De ese modo el entendimiento se vuelve empatía, y ella, reverencia. En nuestra época, lo ecológico y lo espiritual se vuelven uno. En estos tiempos, adorar a Dios es salvar al planeta. Si perdemos el medio ambiente, perdemos a Dios. Hoy, curar al planeta y a nosotros mismos es una labor espiritual de primera magnitud. La ecología nos une a todos, cualquiera sea nuestra raza o religión.

La ecología es el proyecto de religión universal de nuestra época. La idea de redención requiere un nuevo significado --significa redimir el mundo curando a la Tierra. Es preciso enfatizarlo: sanar a la Tierra es la tarea espiritual de nuestra época. Entender la devoción religiosa es reconocer que todas las religiones son formas de adoración de la belleza y la integridad del planeta.
La preocupación de las religiones con el verde es una clara indicación de que el grito de dolor de la Tierra es oído por las iglesias. La espiritualidad también es, más que nunca, la comprensión de nuestra potencialidad interna, la realización del dios interior dentro de nosotros. Precisamos tratarnos mutuamente de acuerdo con lo que potencialmente podemos ser: luces divinas que nos elevan y ayudan a otros a curarse, integrarse y ser más reverentes.

Trabajamos para liberar y articular nuestra divinidad interna, y trabajar en el mundo para curar a la Tierra, son aspectos complementarios de la espiritualidad ecológica.
La decadencia de las formas religiosas de espiritualidad no nos exime de la responsabilidad de sanar a la Tierra, y de realizar nuestro potencial espiritual. A pesar de la crisis religiosa de nuestra época, y tal vez por causa de ella, debemos tener el coraje de encontrar --en cada uno de nosotros individualmente-- no apenas a Jesús de Nazaret sino al Maestro del Cosmos.

© Henryk Skolimowski
El autor es profesor de Filosofía
en la Universidad de Michigan.
Cambio climático: ¿la nueva religión?
El lenguaje mesiánico cala y ha convertido la lucha contra el calentamiento en un credo

El cambio climático ha movilizado a científicos que lo estudian, a ingenieros que buscan soluciones tecnológicas y a economistas que las miden. Y empieza a atrapar también una dimensión espiritual que lo está convirtiendo, en opinión de algunos, en la nueva religión del siglo XXI. Una nueva espiritualidad ecológica. El lenguaje mesiánico y los instrumentos casi religiosos que se utilizan rompen los esquemas discursivos y calan en una opinión pública más escéptica ante causas del pasado.

La Tierra entra en campaña porque
está "hasta los polos" de que no le hagan caso.

A finales de octubre del año pasado, Al Gore desembarcó en Sevilla para hablar de su movimiento contra el cambio climático, el Proyecto Clima. Gore, de 59 años, se subió al estrado y por enésima vez interpretó con entusiasmo el discurso que viene repitiendo desde hace ya varios años. Ese día, alguien le preguntó: "¿Cómo es usted capaz de repetir lo mismo una y otra vez?" "Porque soy un hombre con un sentido de misión, por eso puedo decir las mismas cosas sin perder la fuerza, la ilusión. Porque llevo un mensaje en el que creo apasionadamente", contestó.

En su afán por llegar al interlocutor, Gore, que es profundamente religioso, usa frases como "A Noé se le dijo que salvase las especies vivas y ello hoy sigue siendo nuestra obligación". Y antes de aleccionar a los embajadores o discípulos que forman parte de su movimiento, 1.700 por todo el planeta, les pide una "conexión espiritual".

"La estructura que Al Gore ha organizado resulta casi religiosa, con discípulos que transmiten la buena nueva, como Jesucristo", reflexiona el biólogo Miguel Delibes de Castro. "Los científicos solemos insistir en que hay que racionalizar los problemas, pero lo cierto es que es más vendible el mensaje emocional, sobre todo si implica a fuerzas superiores a nosotros. Ayuda a que la gente se mueva por algo que debe resultar parecido al sentir de la tribu antes ese dios mágico. A mí no me gusta esta forma de funcionar. Al Gore se considera un hombre con una misión, y yo de Mesías tengo más bien poco. Yo aviso de que algo está pasando y es la sociedad quién debe decidir qué hay que hacer. Sin embargo, soy mucho menos eficaz. Al Gore ha vuelto a demostrar que moviliza mucho más algo parecido a la fe que la racionalidad".

El de Al Gore es el ejemplo más visible, pero no el único. Frases como "Hay que salvar el planeta", "Tenemos una misión", "la culpa es del hombre (¿el pecador?)", "llega el cambio climático" (¿el castigo?), ya no suenan tan raras. "El mensaje ecologista con componentes religiosos ha calado mucho", dice Miguel Ferrer, biólogo y presidente de la Fundación Migres. "Las corrientes ecologistas integristas tienen muchas características comunes con escuelas basadas en creencias religiosas. Cada vez se oye más el discurso según el cual el hombre es el ser malvado que provoca destrucción y debe ser expulsado de los últimos paraísos".

Sin embargo, la conexión entre ecología y religión no resulta tan extraña si tenemos en cuenta el concepto del prójimo, como apunta Víctor Viñuales, director de la Fundación Ecología y Desarrollo: "Casi todas las religiones tienen en el centro la idea del prójimo. Y si ampliamos el concepto, ¿quién es tu próximo? Hoy sabemos que en un mundo global las consecuencias de lo que hacemos aquí y ahora, afectan a los que están lejos, tanto en el espacio como en el tiempo. Si construimos una presa en un paraje espectacular, nuestros bisnietos y las generaciones venideras no podrán disfrutarlo. No sólo eso, también afectará a otros seres vivos que se están extinguiendo de manera masiva. Visto de este modo, hay una conexión muy clara entre religión y sostenibilidad".

Uno de los 200 embajadores de Al Gore es Juan Negrillo. Se conocieron hace años, durante una de las visitas del candidato frustrado a la presidencia de Estados Unidos a la Campus Party, el evento de entretenimiento electrónico que reúne a más de 8.000 jóvenes en Valencia a finales de julio y del que Negrillo es organizador. Éste recuerda que ya entonces Gore aprovechaba cualquier ocasión, como una cena entre amigos, para ensayar su discurso, el mismo que hace de hilo conductor de su documental Una verdad incómoda. Fue entonces cuando el malagueño se enganchó a la misión del Nobel de la Paz. Preguntado sobre la conexión entre su discurso y el sentir religioso, Negrillo reflexiona: "Todas las religiones hunden sus raíces en la fe, y en ese sentido se puede confundir el mensaje ecologista y de defensa del clima con uno religioso, porque como no podemos tocar, oler, pesar o ver el CO2 y es casi una cuestión de fe en la comunidad científica".

La explicación suena sensata. Aunque también puede que se trate simplemente de una cuestión lingüística, como apunta el filósofo Jesús Mosterín: "Este lenguaje aplicado a la ecología es simplemente metafórico. Frases como el castigo del cambio climático... Son palabras sin sentido literal, como cuando decimos de una chica rubia que tiene los cabellos de oro. Lo que sí es cierto es que la vida es un fenómeno tan raro y fascinante que entiendo que mucha gente piense que es una misión preservarla. Pero no lo es porque nos lo ordene una autoridad externa. Einstein decía que él no creía en un dios, pero que se sentía profundamente religioso porque se sentía identificado con el universo".

El coqueteo entre ecologismo y espiritualidad, no es nuevo. 1966 fue una fecha clave. Ese año se publicó Ciencia y supervivencia, de Barry Commoner, uno de los libros fundacionales de las corrientes ecológicas o ambientales con inspiración más o menos religiosa. "La segunda mitad del siglo XX contempló el auge de múltiples movimientos religiosos, espirituales y espiritistas, caracterizados por ser una mezcla de elementos diversos", explica el filósofo José Antonio Marina. "Uno de ellos prolongó el fervor ecológico de los últimos decenios. Para mí, lo importante son los factores que se unieron en esa espiritualización ecológica. Nació posiblemente del movimiento hippy, de su vuelta a la naturaleza, se unió con un cierto panteísmo, por entonces de moda, que se volvía hacia la Tierra como un ser vivo, con el que se establecía una relación mística. Se admiró la relación con la naturaleza de las antiguas culturas, la Pacha Mama, el respeto de las tribus americanas".

"La hipótesis Gaia, de Lovelock, colaboró, considerando a la Tierra como un ser vivo al que hay que respetar", añade Marina. "Teorías como la Deep Ecology exaltaron el valor del mundo vegetal, hasta el punto de comparar la tala de un bosque con el asesinato de judíos en un campo de concentración. A todo esto, se unió el interés por la ética ecológica, que llamaba la atención sobre la necesidad de cuidar la naturaleza. Y también la influencia de religiones orientales, como un budismo light, que defiende la compasión universal por todos los seres. La espiritualidad ecológica es un cesto hecho con muchos mimbres".

El autor más famoso de estas corrientes es James Lovelock y su libro Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra, en la que desarrolla la idea de que la Tierra es un gran organismo vivo, una idea que tiene algo de religioso porque se basa en una intuición que desborda la razón científica. "Cuando se publicó, a mediados de los setenta, hubo un fuerte rechazo, pero ahora es muy aceptado", dice Jorge Riechmann, profesor de filosofía moral y vicepresidente de Científicos por el Medio Ambiente. "No es tan raro que haya cierto intercambio entre pensamiento religioso y ecológico", continúa. "Todas las grandes religiones comparten un sentimiento de conexión universal con el cosmos, de inmersión con el todo".

Pero, ¿qué piensan los ecologistas de todo esto? La mayoría no ve puntos en común ni le gusta la idea. "Mi sensación es que no existe ninguna conexión entre ecología y religión. El planteamiento es radicalmente diferente y el mensaje mayoritario no es el de que tenemos una misión", dice Yayo Herrero, coordinadora estatal de Ecologistas En Acción.

"No se trata de una cuestión de religiosidad, sino de valores", dice Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España. "Yo me siento parte de un movimiento social, ciudadano, que trata de introducir en nuestra escala de valores cosas que no se tenían en consideración, como el respeto al planeta, y que debe formar parte del conjunto de valores en los que nos movemos. Y esos valores se encuentran tanto en una persona laica como en una religiosa. No son incompatibles. Hay una cierta utilización torticera del lenguaje en todo esto y mucho en el sentido peyorativo, cuando la auténtica realidad es que si a algo le rinde pleitesía la sociedad es al consumismo y al petróleo".

Este mismo argumento también viene a la cabeza de Herrero: "El crecimiento económico sí que se ha convertido en una religión. La sociedad occidental y en el proceso de la globalización, la finalidad que ha adquirido casi tintes religiosos es la obtención de beneficios económicos a costa de casi todo"

Lo curioso del debate es que, con contadas excepciones, las grandes religiones no han prestado apenas atención a la ecología. "Es llamativo, pero no hay una postura oficial contundente", apunta Miguel Ferrer. "Para la religión católica la familia parece estar mucho más en riesgo que el propio planeta". Puede que a partir de ahora esto cambie. En un hecho sin precedentes, durante el tradicional mensaje de Navidad, pronunciado desde el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano, el papa Ratzinger hizo una discreta alusión al problema del cambio climático. Dijo: "En el mundo crece cada vez más el número de emigrantes, refugiados y deportados, también por causa de frecuentes calamidades naturales, como consecuencia a veces de preocupantes desequilibrios ambientales".

Preocupantes desequilibrios ambientales. Toda una novedad dentro de los habituales discursos papales. Como también lo es el hecho de que el Vaticano haya decidido plantar un bosque en Hungría para compensar o neutralizar sus emisiones de CO2, al igual que muchas grandes empresas. Tanto unos como otros, ¿lo hacen movidos por un sentimiento auténtico de respeto al planeta o como una forma de publicidad?

Juan Negrillo insiste en que, aunque no se puede confundir ecología con religión, tampoco se debe dejar de lado el trasfondo filosófico que subyace detrás de los cambios que deberíamos afrontar para frenar el calentamiento del planeta. Para apoyar su argumento, Negrillo pone de ejemplo un relato que tiene toques de fábula: "Un día, un científico del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (formado por más de 2.000 expertos) me contó una historia que me parece que viene muy al caso. Me dijo que cuando el panel empezó a reunirse, hace ya unos 20 años, había en el grupo un anciano científico japonés que en una de las reuniones intervino y dijo 'los científicos hemos constatado que existe un problema de emisiones, pero no lo podemos resolver. Puesto que el CO2 lo producen las máquinas, tendremos que llamar a los ingenieros. Estos, a su vez, dirán que existe la tecnología necesaria para solucionar el problema, pero que cuesta dinero, así que se llamará a los economistas. Los economistas harán sus cálculos y dirán que, para conseguirlo, habrá que cambiar nuestro actual modelo social basado en el transporte, el derroche energético... así que se llamará a los sociólogos. Éstos, a su vez, dirán que es un problema de escala de valores que ellos no pueden resolver, así que se acudirá a los filósofos para que nos digan qué valores deberíamos poner nuestro empeño e interés".

Muchos de los puntos que anunciaba este anciano sabio se han ido cumpliendo. Los ingenieros llevan años estudiando alternativas. En 2006, el economista Nicholas Stern calculó el impacto del calentamiento global sobre la economía mundial. Que nuestro modelo social falla, ya lo hemos asumido. Puede que le esté llegando al turno a los cuestionamientos filosóficos, y de ahí que ecología y espiritualidad parezcan ahora más cerca que nunca.
© Carmen Pérez-Lanzac


Our Only One Earth



domingo, 15 de febrero de 2009

Budismo: iluminación y sabiduría

El budismo enseña que el camino a la Verdad es un viaje hacia el interior de uno mismo; todos poseemos la naturaleza de Buda en lo más profundo y el sentido de la vida consiste en despertar a la auténtica realidad.
Señala A. Shearer que el género humano es único en cuanto a su capacidad de infelicidad. Es como si nos hubieran herido con una flecha envenenada pero, antes de aceptar ayuda, nos debatimos razonando sobre quién la ha disparado, en qué dirección vino y de qué material está hecha. La actitud budista es arrancarse inmediatamente la flecha. Aceptamos las limitaciones y adversidades como algo consubstancial a la vida mientras nos enajenamos buscando satisfacciones en el trabajo, las relaciones sociales o en los sentidos. Es como un preso que pintase de purpurina los barrotes de su celda, pero sigue privado de libertad.
De acuerdo con el budismo, vivimos dominados por el sufrimiento y urge encontrar una solución, porque si no reconocemos este hecho y encontramos la causa, no seremos capaces de reconocer nuestro derecho a ser felices en armonía con los demás seres.
Buda jamás admitió tener ningún don especial, ni inspiración divina o ser enviado de Dios para fundar religión alguna, nos legó una doctrina basada en conocimientos científicos cuyas fuentes ignoramos. De hecho, advertía a sus oyentes de que no aceptasen sus palabras ciegamente sino que las contrastase con la ineludible experiencia personal. Conocida es su expresión "Venid y vedlo por vosotros mismos" que los maestros Zen transformarán en "¿Cómo te voy a contar el sabor de una taza de té?". Se trata de una revolución de la consciencia al trascender el sentido individual del yo. Este cambio radical en la percepción es la única curación del sufrimiento que padecemos y que causamos a los demás. El despertar significa plenitud, felicidad y gozo.
Su mensaje se recoge en el Dhammapada "Las enseñanzas que conducen a la paz y no a las pasiones, al despego y no al egoísmo, a la frugalidad y no a la avidez, a la satisfacción y no a la insatisfacción, a la soledad y no a la multitud, a la alegría de hacer el bien y no el mal, son las que nos permiten afirmar con certeza."
Sidharta Gautama nació hacia el 560 a. C. en una región fronteriza entre India y Nepal. Su padre era rey del clan de los sakyas, de donde le vendría el sobrenombre de Sakyamuni. Aunque personaje histórico, su infancia se ha mitificado y nos ha llegado envuelta en leyendas, como las de los demás fundadores de religiones. Vivió en una época en la que, en el espacio de un siglo, serían contemporáneos Lao- Tsé y Confucio, en China; Heráclito, Pitágoras y Sócrates, en Grecia; Zoroastro, en Persia; el profeta jaín Mahavira, en India y de los grandes profetas de Israel, separados entre sí por millares de kilómetros y surgidos en culturas diferentes.
Su padre rodeó al príncipe de todos los lujos sin permitirle salir del palacio. Se casó a los dieciséis años y tuvo un hijo al que llamó Rahula. Pero un día, Sidharta salió y vio pasar a un anciano encorvado, después a un enfermo y, finalmente, vio un cadáver envuelto en un sudario. A sus preguntas, respondió su fiel Channa "Es la vida, mi señor". Profundamente impresionado, regresaba al palacio cuando descubrió a un sadhu, santón errante, con la serena expresión de su rostro y tomó la determinación de abandonar la vida que llevaba y acompañar a los santones en su búsqueda de la Verdad que permanece.
Abandonó el palacio con Channa, cortó sus cabellos y cambió sus vestidos por los de un mendigo a quien regaló el caballo y, durante siete años, practicó la meditación en la aspereza del ascetismo.
Pero no encontró la felicidad y abandonó a los ascetas después de haber oído a un pescador que recomendaba a su hijo, refiriéndose a las cuerdas del laúd "Ni tan tenso que se rompa ni tan flojo que no suene".
Se retiró a los jardines de Bodh Gaya, y se sentó bajo una higuera a meditar hasta que alcanzase la iluminación. Así permaneció durante cuarenta y nueve días hasta que el 8 de diciembre, cuando Venus brillaba en el firmamento, alcanzó la iluminación, o budheidad, y exclamó "Todos los seres son Budha". Comprendió que todos están iluminados pero que no son conscientes de ello por vivir atados a los apegos.
Budha, o "el plenamente consciente", tenía 35 años cuando tuvo lugar su nirvana y hasta su muerte, a los ochenta años, viajó por el noreste de la India enseñando el camino, dharma, estableciendo comunidades de monjes, shanga, y viviendo la compasión por todos los seres.
Antes de morir, reunió a sus monjes y les rogó que no se afligieran porque la "decadencia es inherente a todas las cosas compuestas" y les urgió para "que fueran diligentes para alcanzar su despertar".
Buda enseñaba el dharma a todo aquel que encontraba sin importarle su estado o condición social, hombre o mujer, rechazaba el sistema de las castas.
Cuando le preguntaban por los dioses o por la vida después de la muerte les remitía a sus propias experiencias, advirtiéndoles de que no aceptasen doctrinas porque las propusiera una autoridad o las avalase la costumbre.
"El bienaventurado Gautama enseña el dharma utilizando un sistema que escapa al razonamiento y que se basa en la práctica".
Buda no escribió nada. Sus enseñanzas se recogieron en los aforismos del Dhammapada. Surgieron varias escuelas: el Theravada, o "Doctrina de los Ancianos" que se extendió a Ceilán, Birmania y Tailandia y el Mahayana o "Gran vehículo" que se extendió por Tíbet, China y Japón.
La enseñanza de Buda fue enunciada en el Parque de los ciervos de Sarnath, cerca de Benarés, en el discurso sobre "Las cuatro nobles verdades": del sufrimiento, de la causa del sufrimiento, del fin del sufrimiento y de la óctuple senda.
La vida es sufrimiento porque nada permanece y nos aterra morir. Aunque Buda jamás negó la felicidad que pueden ofrecer el amor, el trabajo, la familia y la amistad, su realismo descubre que toda experiencia es insatisfactoria porque no perdura.
Para Buda la causa de nuestra penuria radica en la ignorancia o percepción equivocada de la realidad y llama a trascender este sentido de existencia aislada y descubrir la libertad y felicidad del nirvana. Una mente clarificada por la meditación ve las cosas como son en realidad.
En el "Sermón de las flores", cuando le preguntaron por la naturaleza del nirvana, cogió una flor y permaneció en silencio. Sólo su discípulo Ananda sonrió, y Buda le entregó el manto, el cuenco y el bastón.
Cuando le preguntaron por la causa de la alegría de sus discípulos, respondió "No se arrepienten de su pasado, ni se obsesionan con el futuro. Viven en el presente y por eso están radiantes de felicidad".


La acción consiste en vivir con plenitud

"El mundo de la magia dispone de una barrera natural que disuade las almas tímidas. Siempre que el diálogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras. Pero solo cuando se unen los muchos, se crea lo invencible: el poder de uno. Recuerda que las aparentes sincronicidades y coincidencias son los puntos de iluminación en el tapiz de la magia."

Extractos del Pensamiento Olmeca.
Dr. Miguel Ruiz
"Los Cuatro Acuerdos"



La inacción es nuestra forma de negar la vida y consiste en sentarse delante del televisor cada día durante años porque te da miedo estar vivo y arriesgarte a expresar lo que eres. Expresar lo que eres es emprender la acción.
Puede que tengas grandes ideas en la cabeza, pero lo que importa es la acción.
Una idea, si no se lleva a cabo, no producirá ninguna manifestación, ni resultados ni recompensas.
La historia de Forrest Gump es un buen ejemplo. No tenía grandes ideas, pero actuaba. Era feliz porque hacía lo máximo que podía en todo lo que emprendía. Recibió importantes recompensas que no había esperado. Emprender la acción es estar vivo.
Es arriesgarse a salir y expresar tu sueño. Esto no significa que se lo impongas a los demás, porque todo el mundo tiene derecho a expresar su propio sueño.
Hacer lo máximo que puedas es un gran hábito que te conviene adquirir. Yo hago lo máximo que puedo en todo lo que emprendo y siento. Hacerlo se ha convertido en un ritual que forma parte de mi vida, porque yo escogí que así fuese. Es una creencia, como cualquier otra de las que he elegido tener. Lo convierto todo en un ritual y siempre hago lo máximo que puedo. Para mí, ducharse es un ritual; con esta acción le digo a mi cuerpo lo mucho que lo amo. Disfruto al sentir el agua correr por mi cuerpo.

Hago lo máximo que puedo para que las necesidades de mi cuerpo se vean satisfechas, para cuidarlo y para recibir lo que me da.
En la India celebran un ritual denominado puja. En él cogen unas imágenes que representan a Dios de muy diversas maneras y las bañan, les dan de comer y les ofrecen su amor.
Incluso les cantan mantras. Las imágenes no son importantes en sí. Lo que importa es la forma en que celebran el ritual.
Es dejar de ir al pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora. Sea lo que sea que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente. Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo.
Si vives en un sueño del pasado, no disfrutas de lo que sucede en el momento presente, porque siempre deseas que sea distinto. No hay tiempo para que te pierdas nada ni a nadie, porque estás vivo. No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo a medias. Esto conduce a la autocompasión, al sufrimiento y las lágrimas.
Naciste con el derecho de ser feliz. naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala. no te resistas a que la vida pase por ti.
No necesitamos saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí.
Tienes derecho a ser tú mismo. Y sólo puedes serlo cuando haces lo máximo que puedes. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú mismo. Esta es una semilla que deberías nutrir en tu mente.
No necesitas muchos conocimientos ni grandes conceptos filosóficos.
No necesitas que los demás te acepten.
Expresas tu propia divinidad mediante tu vida y el amor por ti mismo y por los demás. Los tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces lo máximo que puedas.
No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer lo máximo posible. No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente; sólo haz lo máximo que puedas. No esperes no hacer nunca más ninguna suposición, pero sí puedes hacer lo máximo posible.
Si haces lo máximo que puedas, hábitos como emplear mal tus palabras, tomarte las cosas personalmente y hacer suposiciones se debilitará y con el tiempo, serán menos frecuentes. No es necesario que te juzgues a ti mismo, que te sientas culpable o que te castigues por no ser capaz de mantener estos acuerdos. Cuando haces lo máximo que puedes, te sientes bien contigo mismo aunque todavía hagas suposiciones, aunque todavía te tomes las cosas personalmente y aunque todavía no seas impecable con tus palabras.
Si siempre haces lo máximo que puedas, una y otra vez, te convertirás en un maestro de la transformación. La práctica forma al maestro. Cuando haces lo máximo que puedes, te conviertes en un maestro. Todo lo que sabes has aprendido mediante la repetición. Aprendiste así a escribir, a conducir e incluso a andar... Eres un maestro hablando tu lengua porque la has practicado. La acción es lo que importa.
Si haces lo máximo que puedas en la búsqueda de tu libertad personal y de tu autoestima, descubrirás que encontrar lo que buscas es sólo cuestión de tiempo. No se trata de soñar despierto ni de sentarse varias horas a soñar mientras meditas.
Debes ponerte en pie y actuar como un ser humano. Debes honrar al hombre o la mujer que es.
Debes respetar tu cuerpo, disfrutarlo, amarlo, alimentarlo, limpiar lo y sanarlo. Ejercítalo y haz todo lo que le haga sentirse bien. Esto es una puja para tu cuerpo, es una comunión entre el universo y tú.
Cuando des amor a todas las partes de tu cuerpo, plantarás semillas de amor en tu mente, y cuando crezcan, amarás, honrarás y respetarás tu cuerpo inmensamente.
Cuando honres estos cuatro acuerdos juntos, ya no vivirás más en el infierno. Definitivamente, no.
Los Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una de las maestrías de los toltecas.
Transformas el infierno en cielo. El sueño del planeta se transforma en tu sueño personal del cielo.
El conocimiento está ahí; sólo espera a que tú lo utilices. Los Cuatro Acuerdos están ahí; sólo tienes que adoptarlos y respetar su significado y su poder.
Lo único que tienes que hacer es lo máximo que puedas para honrar estos acuerdos. Establece hoy este acuerdo: «Elijo respetar los Cuatro Acuerdos». Son tan sencillos y lógicos que incluso un niño puede entenderlos. Pero para mantenerlos, necesitas una voluntad fuerte. ¿Por qué? Porque vayamos donde vayamos descubrimos que nuestro camino está lleno de obstáculos. Todo el mundo intenta sabotear nuestro compromiso con estos nuevos acuerdos y todo lo que nos rodea está estructurado para que los rompamos. El problema reside en los otros acuerdos que forman parte del sueño del planeta. Están vivos y son muy fuertes.
Por esta razón es necesario que seas un gran cazador, un gran guerrero capaz de defender los Cuatro Acuerdos con tu vida. Tu felicidad, tu libertad, toda tu manera de vivir dependen de ello. El objetivo del guerrero es trascender este mundo, escapar de este infierno y no regresar jamás a él. La recompensa consiste en trascender la experiencia humana del sufrimiento. Esa es la recompensa.
Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos, necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. Al principio, yo no creía que pudiera ser capaz de hacerlo. He fracasado muchas veces, pero me levanté y seguí adelante. No me compadecí de mí mismo. De ninguna manera iba a compadecerme de mí mismo. Dije: «Si me caigo, soy lo bastante fuerte, bastante inteligente, puedo hacerlo.
Me levanté y seguí adelante. Me caí y seguí adelante, y adelante, y cada vez me resultó más y más fácil. Sin embargo, al comienzo era tan duro y tan difícil...
De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu Juez la satisfacción de convertirte en una víctima. No, sé firme contigo mismo. Levántate y establece el acuerdo de nuevo: «Está bien, rompí el acuerdo de ser impecable con mis palabras. Empezaré otra vez desde el principio. Voy a mantener los Cuatro Acuerdos sólo por hoy. Hoy seré impecable con mis palabras, no me tomaré nada personalmente, no haré suposiciones y haré lo máximo que pueda».
Si rompes un acuerdo, empieza de nuevo mañana y de nuevo al día siguiente. Al principio será difícil, pero cada día te parecerá más y más fácil hasta que, un día, descubrirás que los Cuatro Acuerdos dirigen tu vida. Te sorprenderá ver cómo se ha transformado tu existencia.
Tu amor y tu respeto por ti mismo crecen incesantemente. Puedes hacerlo. Si yo lo hice, también tú puedes hacerlo. No te inquietes por el futuro; mantén tu atención en el día de hoy y permanece en el momento presente. Vive el día a día. Haz siempre lo máximo que puedas por mantener estos acuerdos, y pronto te resultará sencillo. Hoy es el principio de un nuevo sueño.

Los recursos con que creas tu realidad

Tú creas tu realidad a partir de:
a) las elecciones y decisiones,
b) los pensamientos y sentimientos,
c) las actitudes y creencias.

Eso es todo. No hay otras materias primas, no hay otros recursos que tú o nadie más utilice. Aquellos que están creando realidades más emocionantes que las que tú creas, lo están haciendo con las mismas "cosas".
Tus pensamientos y sentimientos son impulsados por tus elecciones y decisiones, y compelidos por tus actitudes y creencias, a manifestarse en el telar del deseo, la imaginación y la expectativa.
Veamos eso por partes:
Tu realidad es el producto de tus pensamientos y sentimientos, ya que ustedes simplemente no pueden sentir sin pensar. Ambas cosas trabajan juntas. Tu realidad es la manifestación sinérgica de lo que piensas y lo que sientes.
¿Qué impulsa lo que piensas y sientes? Las elecciones y las decisiones. Ser capaz de elegir es uno de los dones místicos del ser humano. Tú estás haciendo elecciones todo el tiempo. Incluso el elegir no elegir es una elección. Una vez que eliges nace una decisión. Una elección dinámicamente manifiesta aparece primero como una decisión.
Tus pensamientos y sentimientos no sólo son impulsados, también son compelidos hacia la manifestación sinérgica. Tus actitudes y creencias compelen a lo que piensas y sientes hacia la densidad que llamas fiscalidad.
La creencia precede a la ilusión que llamas realidad. Tu intelecto puede aceptar eso. Sin embargo, hasta que te apropies de ello a nivel emocional, hasta que te apropies de ello en cada célula de tu cuerpo, hasta que se vuelva parte de tu respiración, la metafísica y la espiritualidad serán sólo teoría para ti. Cuando de verdad te apropias de esto, te abres a un "conjunto" enteramente nuevo de la realidad.
¿Qué sucede cuando sostienes una determinada creencia?
He aquí un ejemplo usando la creencia "el amor duele".
El amor duele. Esta es una creencia básica que muchos de ustedes sostienen. Primero creas la creencia y luego procedes a crear la realidad para probarla. El amor duele. Esta creencia colorea tu lente de enfoque hacia el mundo. Produce tu actitud. Con esta actitud, a través de esta lente, verás el mundo de una manera singular.
El amor duele. La creencia y la actitud que engendra forman el manantial del cual brotan tus pensamientos y sentimientos. ¿Qué pensamientos esperarías que surjan de este manantial? ¿Qué sentimientos?
El amor duele. Los pensamientos y sentimientos se manifiestan de manera sinérgica hacia la forma física. ¿Qué clase de amistades esperas? Piensa en el nivel y la intensidad de dar, responder, respetar y conocer que ofrecerías cuando el amor duele. ¿Qué seguridad, qué placer, vulnerabilidad y confiabilidad proporcionarías?
El amor duele. De la actitud y la creencia brotan los pensamientos y sentimientos. De los pensamientos y sentimientos se forman las elecciones y las decisiones.
Los pensamientos y sentimientos son impulsados por las elecciones y decisiones y compelidos por las actitudes y creencias hacia la manifestación en el telar del deseo, la imaginación y la expectativa. Tú crearás relaciones en las que el amor duela.
He aquí otro ejemplo usando la creencia "el amor cura".
El amor cura. También esta creencia producirá una cierta coloración. "El amor cura" generará sus propias actitudes singulares.
El amor cura. Sentimientos y pensamientos totalmente diferentes brotarán de los manantiales de la actitud y la creencia. Habrá pensamientos y sentimientos de viveza anticipadores. Habrá pensamientos de amor, luz y risa y alegría. Habrá sentimientos de gratitud...
El amor cura. Los pensamientos y sentimientos formarán decisiones y elecciones poderosas que se estiren y alcancen hacia el futuro. Habrá elecciones de intimidad y compromiso. Habrá decisiones de amar.
El amor cura. Relaciones sanas serán creadas. El amor crecerá. Tú crecerás... ¡El amor cura!
La creencia antecede a la realidad. Tú creas tu propia realidad.
Haz un inventario de tus creencias, de tus recursos, de tus materias primas. Sin embargo, haz más que eso: reconoce, admite, perdónate a ti mismo y cambia esas materias primas que te están lastimando a ti y a otros.
Asimismo, reconoce, admite, felicítate a ti mismo y continúa con aquellas elecciones, aquellas creencias que están funcionando y que te están curando a ti, a otros y a tu mundo.
Además de tener estos recursos para crear tu realidad, tienes herramientas específicas con las cuales tallar y esculpir tu realidad personal.
El deseo, la imaginación y la expectativa son las herramientas de la creación de la realidad. ¿De dónde obtienes estas herramientas? De Soñar. Desde tus sueños despierto hasta tus sueños de noche, desde los estados alterados hasta los mundos que existen cuando meditas, ahí es donde las herramientas nacen, del Sueño más grande – el sueño consciente, personal y global del futuro. Las herramientas vienen de tu Visión. Todos los Sueños usan deseo, imaginación y expectativa, y surten con creces el abastecimiento y siempre lo aumentan.
Los pasos para llegar ahí son las cualidades de estar ahí. Lo que se requiere para Soñar es lo que el Soñar devuelve exponencialmente... Muchos de ustedes han aprendido sobre los recursos antes, pero verán, el Viaje sagrado implica más que memoria y listas. Implica no sólo conocer las verdades – implica vivirlas.

Crear tu realidad con elegancia

Elegancia significa crear el máximo beneficio con el mínimo gasto de energía. Hay cuatro pasos para lograrla:
1. Desear (soñar)
2. Clarificar el deseo (personalizarlo, hacerlo tuyo)
3. Tener visión (visualizarte ya con el deseo cumplido)
4. Tener Impecabilidad (no perder de vista el sueño)

Si honestamente deseas sin timidez alguna, si conviertes eso en tu deseo, si tienes visión y la sostienes con la tenacidad de la impecabilidad, sin soltar nunca lo que quieres, ¡entonces estarás creando con elegancia y te encontrarás en el viaje sagrado!
La gratitud es una herramienta poderosa. Si te permites sentirte agradecido, tu procesar y programar pueden funcionar ilimitadamente mejor. Tu éxito puede ser exponencial. Las "cosas" de la vida pueden mejorar marcadamente. Al sentirte agradecido por lo que tienes, empiezas a tener más cosas por las cuales sentir esa gratitud.


Parte de cómo creas tu realidad es esperando que ésta sea maravillosa. Cuando reduces esas expectativas, disminuyes tu habilidad de crear "el triunfo". El acto mismo de reducir tu anticipación para protegerte del dolor es exactamente lo que está produciendo el dolor.
¡Siempre espera lo mejor! Si esa anticipación entusiasta no asegura el éxito, te preparará proporcionándote mayor fuerza, para manejar la desilusión que haya. El fracaso dolerá, pero sorprendentemente menos.
Lo posible se vuelve probable mediante la alquimia misteriosa del amor que confía y la expectativa entusiasta. Lo probable se vuelve actual a través de la voluntad de recibir.
Fuentes:

Lazaris
"The sacred journey, you and your Higuer Self"



Sé impecablecon tus palabras

La vida de un guerrero no puede en modo alguno ser fría, solitaria y sin sentimiento por que se basa en su afecto, su devoción y dedicación a su ser amado. ¿Y quién, podrían ustedes preguntar, es ese ser amado? Esta Tierra, este mundo. Para un ser humano verdadero no puede haber amor más grande.

Los Cuatro Acuerdos.


Dr. Miguel Ruiz
"Los Cuatro Acuerdos"


El primer acuerdo:
"SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS"

El primer acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir. Es tan importante que sólo con él ya serás capaz de alcanzar el nivel de existencia que yo denomino “El cielo en la tierra”.
Este primer acuerdo parece simple, pero es sumamente poderoso.
Tu intención se pone de manifiesto a través de tus palabras. lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras.
Las palabras son la herramienta más poderosa que tiene como ser humano, el instrumento de la magia. Pero son como una espada de doble filo: Pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea. Uno de los filos es el uso erróneo de las palabras, que crean un infierno en vida. El otro es la impecabilidad de las palabras, qué sólo engendrará belleza, amor...
Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que te imaginas. Toda la magia que posees se basa en tus palabras. Son pura magia y si las utilizas mal, se convierten en magia negra. Esta magia es tan poderosa, que una sola palabra puede cambiar una vida o destruir millones de personas. Hace años, en Alemania, mediante el uso de las palabras, un hombre manipuló a un país entero de gente muy inteligente. Los llevo a una guerra mundial sólo con el poder de sus palabras.
Convenció a otros para que cometieran los más atroces actos de violencia. Activó el miedo de la gente y, de pronto, como una gran explosión, empezaron las matanzas y el mundo estalló en guerra.
Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Las palabras son como semillas ¡y la mente humana es muy fértil!
Fíjate en el ejemplo de Hitler: Sembró todas aquellas semillas de miedo, que crecieron muy fuertes y consiguieron una extraordinaria destrucción masiva.
Debemos comprender cuál es el poder que emana de nuestra boca. Una palabra es como un hechizo, y los humanos utilizamos las palabras como magos de magia negra, hechizándonos los unos a los otros imprudentemente.
Todo ser humano es un mago y, por medio de las palabras, puede hechizar a alguien o liberarlo de un hechizo. Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras opiniones. Por ejemplo, me encuentro con un amigo y le doy una opinión que se me acaba de ocurrir. Le digo: “¡Mmmm! Veo en tu cara el color de los que acaban teniendo cáncer”. Si escucha estas palabras y está de acuerdo,
desarrollará un cáncer en menos de un año. Ese es el poder de las palabras.
Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian, para bien o para mal, nuestras creencias.
Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo. Si te veo en la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti, pero en realidad la utilizo contra mí
mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí.
Si te amo tú me amarás, si te doy odio tú me odiarás. Acción y reacción. Si siento gratitud por ti, tú la sentirás por mí. Si soy egoísta contigo tú lo serás conmigo.
Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y el amor por ti mismo.
Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para que la verdad se manifieste a través de ti y limpie todo el veneno emocional que hay en tu interior. Pero llegar a este acuerdo es difícil porque hemos aprendido a hacer precisamente todo lo contrario. Hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás y, aún más importante, al hablar con nosotros mismos. No somos impecables con nuestras palabras.
Muchas veces usamos las palabras para maldecir, para culpar, para reprochar, para destruir. en general, utilizamos las palabras para propagar nuestro veneno personal: para expresar rabia, celos, envidia y odio.
Con el uso erróneo de las palabras, nos perjudicamos los unos a los otros y nos mantenemos mutuamente en estado de miedo y duda. Los chismes son magia negra de la peor clase, porque son puro veneno. Aprendimos a contar chismes por acuerdo. Contar chismes se ha convertido en la principal forma de comunicación en la sociedad humana. El chismorreo es comparable a un virus informático. Pero con una intención dañina. Uno ni se percata de ello pero es mucho el daño que hace.
Si eres impecable con tus palabras verás cuantos cambios ocurren en tu vida. En primer lugar, cambios en tu manera de tratarte y en tu forma de tratar a otras personas, especialmente a aquellas a las que más quieres.
La impecabilidad en tus palabras también te proporcionara inmunidad frente a cualquier persona que te lance un hechizo. Solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella.
Tú decides si llegas o no a establecer un acuerdo contigo mismo: soy impecable con mis palabras. Este es el primer acuerdo al que debes llegar si quieres ser libre, ser feliz y trascender el nivel de existencia del infierno.
Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa, fantástica. Dite cuánto te amas. Utilizas las palabras para romper todos esos acuerdos que te hacen sufrir.

El segundo acuerdo:
"NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE"

Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente.
Si te encuentro en la calle y te digo: “Eh, eres un estúpido", sin conocerte, no me refiero a ti, sino a mí. Si te lo tomas personalmente, tal vez te creas que eres un estúpido.
Te lo tomas personalmente porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Tan pronto como estás de acuerdo, el veneno te recorre y te encuentras atrapado en el sueño del infierno.
El motivo de que estés atrapado es lo que llamamos "la importancia personal".
La importancia personal, o el tomarse las cosas personalmente, es considerar que todo gira a nuestro alrededor.
Creemos que somos responsables de todo. ¡Yo, yo, yo y siempre yo! Nada de los que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros. Cuando nos tomamos personalmente lo que alguien nos dice, suponemos que sabe lo que hay en nuestro mundo.
Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo, cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su propia mente.
Si alguien te da una opinión y te dice ¡Oye, estás muy gordo!, no te lo tomes personalmente, porque la verdad es que se refiere a sus propios sentimientos, creencias y opiniones.
Esa persona intentó enviarte veneno y si tú lo tomas personalmente, lo recoges y se convierte en tuyo.
Hay gente que te atrapa fácil con una simple opinión, después te alimentan con el veneno que quieren, y como te lo tomas personalmente, te lo tragas sin rechistar.

Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Pero si no te lo tomas personalmente, serás inmune a todo veneno que te encuentres. Esa inmunidad es un don de este acuerdo.
Cuando te tomas las cosas personalmente, te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Haces una montaña de un grano de arena porque sientes la necesidad de tener la razón y de que los demás estén equivocados. También te esfuerzas en demostrarles que tienen la razón dando tus propias opiniones.
Lo que dices, lo que haces y las opiniones que tienes se basan en los acuerdos que tú has establecido, y no tienen nada que ver conmigo.
Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas, sé que se trata de tu problema y no del mío. Es tu manera de ver el mundo. Te refieres a ti mismo y no a mí.
Los demás tienen sus propias opiniones según su sistema de creencias. Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, no te lo tomes personalmente.
Únicamente si hacemos un inventario de nuestros acuerdos destaparemos todos los conflictos de la mente y con el tiempo llegaremos a extraer el orden del caos.
No te tomes nada personalmente por que si lo haces te expones a sufrir por nada.
Los seres humanos somos adictos al sufrimiento en diferentes niveles y distintos grados; nos apoyamos los unos a los otros para mantener esa adicción. Hemos acordado ayudarnos mutuamente a sufrir. Si tienes la necesidad de que te maltraten, será fácil que los demás lo hagan.
Del mismo modo si estás con personas que tienen necesidad de sufrir, algo en ti hará que las maltrates. Piden una justificación para su sufrimiento. Su adicción al sufrimiento no es más que un acuerdo que se refuerza a diario.
Vayas donde vayas, encontrarás gente que te mentirá, pero a medida que tu conciencia se expanda, descubrirás que tú también te mientes a ti mismo. No esperes que los demás te digan la verdad, porque ellos también se mienten a sí mismos. Tienes que confiar en ti y decidir si crees o no lo que alguien te dice.
Cuando realmente vemos a los demás tal como son sin tomárnoslo personalmente, lo que hagan o digan no nos dañará. Aunque los demás te mientan no importa. Te mienten porque tienen miedo.
Tienen miedo de que descubras que no son perfectos. Quitarse la máscara social resulta doloroso.
Si los demás dicen una cosa, pero hacen otra cosa, y tú no prestas atención a tus actos, te mientes a ti mismo. Pero si eres veraz contigo mismo, te ahorrarás mucho dolor emocional. Decirte la verdad quizá resulte doloroso, pero no necesitas aferrarte al dolor.
La curación está en camino; que las cosas te vayan mejor es sólo cuestión de tiempo.
Si alguien no te trata con amor y respeto que se aleje de ti es un regalo. Si esa persona no se va lo más probable es que soportes muchos años de sufrimiento con ella.
Para elegir correctamente, más que confiar en los demás, es necesario que confíes en ti mismo.
Cuando no tomarte nada personalmente se convierta en un hábito firme y sólido, te evitará muchos disgustos en la vida. Tu rabia, tus celos, tu envidia desaparecerán, y si no te tomas nada personalmente, incluso tu tristeza desaparecerá.
Si conviertes el segundo acuerdo en un hábito, descubrirás que nada podrá volverte al infierno.
Escribe este acuerdo en un papel y engánchalo a tu nevera, en tu oficina en tu lugar de trabajo para recordarlo en todo momento: no te tomes nada personalmente.
Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan los demás. Basta que confíes en ti mismo para elegir con responsabilidad.
Nunca eres responsable de los actos de los demás; sólo eres responsable de tus actos. Cuando comprendas esto, de verdad, y te niegues a tomarte las cosas personalmente, será muy difícil que los comentarios insensibles o los actos negligentes de los demás te hieran.
Si mantienes este acuerdo, viajarás por todo el mundo con el corazón abierto por completo y nadie te herirá. Dirás te amo, sin miedo a que te ridiculicen o rechacen. Pedirás lo que necesites. Dirás sí o dirás no. Lo que tú decidas, sin culparte ni juzgarte.

El tercer acuerdo:
"NO HAGAS SUPOSICIONES"

El tercer acuerdo consiste en no hacer suposiciones.
Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan, nos lo tomamos personalmente y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras.

Todas las tristezas y los dramas que has experimentado tienen sus raíces en las suposiciones que hiciste y en las cosas que te tomaste personalmente.
Toda cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de suposiciones.
Producimos mucho veneno emocional haciendo suposiciones y tomándonoslas personalmente, porque por lo general empezamos a chismorrear a partir de nuestras suposiciones.
Recuerda que chismorrear es nuestra forma de comunicarnos y enviarnos veneno los unos a los otros.
Como tenemos miedo de pedir una aclaración hacemos suposiciones y creemos que son ciertas, después las defendemos, e intentamos que sea otro el que no tenga la razón, siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento.
Sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. no percibimos las cosas tal como son.
Tenemos la costumbre de soñar sin basarnos en la realidad.
Hacer suposiciones en nuestras relaciones significa buscarse problemas. Hacer suposiciones en las relaciones conduce a muchas disputas, dificultades y malentendidos con las personas que supuestamente amamos. Muchas veces suponemos que la otra persona sabe lo que queremos.
El funcionamiento de la mente humana es bastante interesante. Necesitamos justificarlo, explicarlos y comprenderlo todo para sentirnos seguros.
Si los demás nos dicen algo hacemos suposiciones, y si no nos dicen nada también. Las hacemos para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos. Incluso si oímos algo y no lo entendemos, hacemos suposiciones sobre lo que significa, y después, creemos en ellas. Hacemos todo tipo de suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar.
Cuando creemos algo, suponemos que tenemos la razón hasta el punto de llegar a destruir nuestras relaciones por defender nuestra posición.
Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer y esta es la razón por la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos juzgarán, nos convertirán en sus víctimas, nos maltratarán. Y nos culparán como nosotros mismos lo hacemos.
De modo que antes de que los demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros mismos ya nos hemos rechazado. Así es como funciona la mente.
También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos y esto crea muchos conflictos internos. Por ejemplo, supones que eres capaz de hacer algo y después descubres que no lo eres. Te sobreestimas o te subestimas a ti mismo porque no te has tomado el tiempo necesario para hacerte preguntas y contestártelas a ti mismo.
No es necesario que justifiquemos el amor; está presente o no lo está. El amor verdadero es aceptar a los demás tal como son sin tratar de cambiarlos. Si intentamos cambiarlos significa que en realidad no nos gustan.
Si no entiendes algo, en lugar de hacer suposiciones es mejor que preguntes y que seas claro. El día que dejes de hacer suposiciones, te comunicarás con habilidad y claridad, libre de veneno emocional. Cuando ya no hagas suposiciones tus palabras se volverán impecables.
Con una comunicación clara todas tus relaciones cambiarán, no sólo las que tienes con tu pareja, sino también con todos los demás. No será necesario que hagas suposiciones porque todo se volverá muy claro. Esto es lo que yo quiero y esto es lo que tú quieres.
Lo que realmente hará que las cosas cambien es la acción.

El cuarto acuerdo:
"HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS"

Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados. El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre lo máximo que puedas.
Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos.
Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad y en otras no será tan bueno. Cuando te despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana tu rendimiento es mejor que por la noche cuando estás agotado. Lo máximo que puedas hacer será distinto cuando estés sano que cuando estés enfermo o cuando estés sobrio que cuando hayas bebido.
Tu rendimiento dependerá de que te sientas de maravilla y feliz o disgustado, enfadado o celoso.
En tus estados de ánimo diarios lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a otro de una hora a otra de un día a otro. También cambiará con el tiempo. A medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos tu rendimiento será mejor de lo que solía ser.
Independientemente del resultado sigue haciendo siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Si intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo que puedes gastarás más energía de la necesaria y al final tu rendimiento no será suficiente.
Cuando te excedes agotas tu cuerpo y vas contra ti y por consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos.
Por otro lado si haces menos de lo que puedes hacer te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches.
Limítate a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida.
No importa si estás enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno.
Y si no te juzgas, no te harás reproches, ni te culparás ni te castigarás en absoluto.
Si haces siempre lo máximo que puedas, romperás el fuerte hechizo al que estás sometido.

Había una vez un hombre que quería trascender su sufrimiento, de modo que se fue a un templo budista para encontrar a un maestro que le ayudase. Se acercó a él y le dijo:
«Maestro, si medito cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?».
El maestro le miró y le respondió: «Si meditas cuatro horas al día, tal vez lo consigas dentro de diez años».
El hombre, pensando que podía hacer más, le dijo: «Maestro, y si medito ocho horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?».
El maestro le miró y le respondió: «Si meditas ocho horas al día, tal vez lo lograrás dentro de veinte años».
«Pero ¿por qué tardaré más tiempo si medito más?» Preguntó el hombre.
El maestro contestó: «No estás aquí para sacrificar tu alegría ni tu vida. Estás aquí para vivir, para ser feliz y para amar».

Si puedes alcanzar tu máximo nivel en dos horas de meditación pero utilizas ocho sólo conseguirás agotarte, apartarte del verdadero sentido de la meditación y no disfrutar de tu vida. Haz lo máximo que puedas y tal vez aprenderás que independientemente del tiempo que medites puedes vivir amar y ser feliz.
Si haces lo máximo que puedas vivirás con gran intensidad. Serás productivo y serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu familia, a tu comunidad, a todo. Pero la acción es lo que te hará sentir inmensamente feliz. Siempre que haces lo máximo que puedes, actúas.
Hacer lo máximo que puedas significa actuar en cada momento como un fin en si mismo no porque esperas una recompensa. La mayor parte de las personas hacen exactamente lo contrario: sólo emprenden la acción cuando esperan una recompensa y no disfrutan de ella. Y ese es el motivo por el que no hacen lo máximo que pueden.
Por ejemplo, la mayoría de las personas van a trabajar y piensan únicamente en el día de pago y en el dinero que obtendrán por su trabajo. Están impacientes esperando a que llegue el viernes o el sábado, el día en el que reciben su salario y pueden tomarse unas horas libres. Trabajan por su recompensa y el resultado es que se resisten al trabajo.
Intentan evitar la acción; ésta entonces se vuelve cada vez más difícil y esas personas no hacen lo máximo que pueden.
Trabajan muy duramente durante toda la semana, soportan el trabajo, soportan la acción, no porque les guste, sino porque sienten que es lo que deben hacer.
Tienen que trabajar porque han de pagar el alquiler y mantener a su familia.
Son personas frustradas, y cuando reciben su paga, no se sienten felices. Tienen dos días para descansar, para hacer lo que les apetezca, ¿y qué es lo que hacen? Intentan escaparse. Se emborrachan porque no se gustan a sí mismos. No les gusta su vida. Cuando no nos gusta cómo somos, nos herimos de muy diversas maneras. Sin embargo, si emprendes la acción por la honestidad y continuar por puro placer de hacerlo, Haces lo máximo que puedes.

Te debes el aceptarte a ti mismo, tienes que arriesgarte a expresarte y aprender de tus errores.
Cuando haces lo máximo que puedes no parece que trabajes, porque disfrutas de todo lo que haces. Sabes que haces lo máximo que puedes cuando disfrutas de la acción o la llevas a cabo de una manera que no te repercute negativamente.
Haces lo máximo que puedes porque quieres hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por complacer a los demás.
Si emprendes la acción porque te sientes obligado, entonces, de ninguna manera harás lo máximo que puedas. En ese caso, es mejor no hacerlo. Cuando haces lo máximo que puedes, siempre te sientes muy feliz; por eso lo haces. Cuando haces lo máximo que puedes por el mero placer de hacerlo, emprendes la acción porque disfrutas de ella.

Los Cuatro Acuerdos - I

El guerrero debe, pues, ser cazador para no ser cazado. ¿Y que caza el guerrero? Sus propias debilidades, es decir, su tendencia a dejarse arrastrar por los hábitos de sus semejantes. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos mientras que el guerrero solo depende de si mismo.

Extractos del Pensamiento Olmeca.
Dr. Miguel Ruiz
"Los Cuatro Acuerdos"

Los cuatro acuerdos


"Los toltecas eran un pueblo de cultura milenaria del centro de México. Comparables a los Aztecas, aunque menos numerosos y también menos conocidos. Eran considerados "hombres y mujeres de conocimiento"... algunos antropólogos les definieron como una nación o raza, sin embargo, algunos estudios les consideran científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados. Después de la colonización se vieron dispersados, pero su sabiduría ancestral fue transmitida de generación a generación. El Dr. Miguel Ruiz lo que hace en su libro "los cuatro acuerdos" es resumirla y darla a conocer. Los párrafos entre comillas son trozos textuales del libro.
El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de la verdad de la que parten todas las tradiciones esotéricas sagradas del mundo. Aunque no es una religión, respeta a todos los maestros espirituales que han enseñado en la tierra, y si bien abarca el espíritu, resulta más preciso describirlo como una manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y el amor."
"Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos. Utilizando nuestra atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo."
"Tú no escogiste tu lengua, ni tu religión ni tus valores morales: ya estaban ahí antes de que nacieras. Nunca tuvimos la oportunidad de elegir qué creer y qué no creer. Nunca escogimos ni el más insignificante de estos acuerdos. Ni siquiera elegimos nuestro propio nombre.
De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero estuvimos de acuerdo con la información"
"El resultado es que nos rendimos a las creencias mediante nuestro acuerdo".

Con esta introducción nos lleva a ver que nada elegimos: idioma, creencias, religión, conceptos, comportamientos sociales, etc… Defiende (me refiero siempre al libro) el agradecimiento a lo recibido basándose en que nos ofrecieron lo mejor que supieron y pudieron. Nos enseñaron lo que sabían y aquello en lo que creían... Así que, teniendo en cuenta esto, hemos de agradecer lo recibido.
Lo cual no quita que todo lo anterior es cierto y también las personas a título individual consideren que muchas de las cosas que nos enseñaron y en las que creemos sean erróneas. Esto es referido a la "domesticación (enseñanzas recibidas) del individuo".
Insiste en la idea de que fuimos enseñados en base al miedo, la culpa, la censura de que somos malos y hemos de ser buenos... etc.
La atención es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir.
Utilizando la atención aprendimos una realidad completa. aprendimos cómo compórtanos en sociedad: qué creer y que no creer. La necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continua en la edad adulta. El lenguaje es el código que utilizamos los seres humanos para comprendernos y comunicarnos. Cada letra, cada palabra de cada lengua, es un acuerdo.
Nunca tuvimos la oportunidad de elegir que creer y qué no creer.
Ni siquiera elegir nuestro propio nombre. La única forma de almacenar es por acuerdo. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, nos lo creemos y a eso le llamamos fe. Tener fe es creer incondicionalmente.
Aprendemos a juzgar: nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas a nuestros vecinos...
Armamos un sistema de creencias y aunque esté mal armado nos sentimos culpables por lo que hacemos o dejamos de hacer de acuerdo a este sistema y éste es el que nos genera miedo.
A los seres humanos les resulta normal sufrir, vivir con miedo y crear dramas emocionales.
Si observamos la sociedad humana, comprobamos que es un lugar en el que resulta muy difícil vivir, porque está gobernado por el miedo. en el mundo entero vemos sufrimiento, cólera, venganza, adicciones, violencia en las calles y una tremenda injusticia.
Seguimos buscando cuando todo ya está en nosotros. No hay ninguna verdad que encontrar.
Donde quiera que miremos todo lo que vemos es la verdad pero, debido a los acuerdos y creencias que hemos almacenado en nuestra mente, no tenemos ojos para verla.
No vemos la verdad porque estamos ciegos. lo que nos ciega son todas esas falsas creencias que tenemos en la mente. necesitamos sentir que tenemos razón y que los demás están equivocados. confiamos en lo que creemos, y nuestras creencias nos invitan a sufrir.
Nos resulta imposible ver que no somos libres.
Estar vivos es nuestro mayor miedo. no es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos.
Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por el miedo a no ser aceptados y de no ser lo
suficientemente buenos para otras personas.
Intentamos complacer especialmente a las personas que nos aman, como papá y mamá, nuestros hermanos o hermanas mayores, nuestros maestros, sacerdotes. al tratar de ser lo suficientemente bueno para ellos, creamos una imagen de perfección, pero no encajamos en ella.
Nos da mucho miedo que alguien descubra que no somos lo que pretendemos ser. también juzgamos a los demás según nuestra propia imagen de perfección y, naturalmente, no alcanzan nuestras expectativas.
Nadie en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo. Si cometemos un error delante de los demás, intentamos negarlo y taparlo.
Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor, de lo emotivo nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso a aumentarla.
Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá cuatro acuerdos que nos ayudaran a romper aquellos otros que surgen del miedo y agotan nuestra energía.



El primer acuerdo"SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS"
El segundo acuerdo
"NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE"
El tercer acuerdo"NO HAGAS SUPOSICIONES"
El cuarto acuerdo"HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS"




sábado, 14 de febrero de 2009

Practicando la Impecabilidad

Extractos del Pensamiento Olmeca
"Un guerrero sabe que no puede cambiar y, sin embargo, se dedica a intentar cambiar, pese a todo. El guerrero jamás se decepciona cuando fracasa en cambiar. Esa es la única ventaja que tiene un guerrero sobre el hombre corriente."
Carlos Castaneda
"Segundo Anillo de Poder"


Relatos de Poder

Los brujos dicen que estamos dentro de una burbuja. En una burbuja en la que somos colocados en el momento de nacer. Al principio está abierta, pero luego empieza a cerrarse hasta que nos ha cerrado en su interior. Esa burbuja es nuestra percepción. Vivimos dentro de ella toda la vida. Y lo que presenciamos en sus paredes redondas es nuestro propio reflejo. La cosa reflejada es nuestra visión del mundo. Esa visión es primero una descripción que se nos da desde el instante en que nacemos y cada día se va solidificando hasta que toda nuestra atención queda atrapada en ella y entonces la descripción se transforma en visión, en nuestro mundo tridimensional.

La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero, es que el guerrero toma todo como un desafío, mientras que un hombre ordinario toma todo como una bendición o maldición.
La impecabilidad es hacer lo mejor que puedas en lo que fuese.
El mundo es así como es por que hablamos con nosotros mismos acerca de que es así como es.
Eres como eres por que te dices a ti mismo que eres así.

El guerrero debe, pues, ser cazador para no ser cazado. ¿Y que caza el guerrero? Sus propias debilidades, es decir, su tendencia a dejarse arrastrar por los hábitos de sus semejantes. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos mientras que el guerrero solo depende de si mismo.

Lo importante es la gracia con que manejas las cosas.
La respiración funciona tanto en el nivel físico como en el etéreo y lo mantiene fuerte y flexible.
La importancia personal no es sólo un enemigo acérrimo de los guerreros sino también de la humanidad entera.

La vida de un guerrero no puede en modo alguno ser fría, solitaria y sin sentimiento por que se basa en su afecto, su devoción y dedicación a su ser amado. ¿Y quién, podrían ustedes preguntar, es ese ser amado? Esta Tierra, este mundo. Para un ser humano verdadero no puede haber amor más grande.

El temperamento del guerrero corta la mierda. Poco importa lo que tú ves. Lo importante es lo que sientes. El guerrero no quiere ser una presa, ni de sus semejantes ni de las ideas que éstos propagan. El guerrero evita deliberadamente cansarse y cansar a los demás.
El hombre corriente no puede hacer otra cosa que intentar hacer a los hombres semejantes a él: no forzosamente a su idiosincrasia, sino a este "hombre social" del que se le ha persuadido que es el único que existe, que su conocimiento es el único válido, excluyendo, de esta manera, toda otra forma de percepción. No hace sino transmitir lo que le ha sido transmitido; nadie se hace "responsable" de este estado de hecho; la ilustración racional despliega sus propias posibilidades y el hombre encadenado desde su nacimiento se convierte a su vez en el guardián del otro.
La condición de un guerrero es darse cuenta de todo, en todo momento.
Tratar de obtener la perfección del guerrero es la única tarea digna de nuestra dimensión humana.

El silencio interno es la matriz necesaria para dar un gigantesco paso evolutivo.
"Morimos por que la posibilidad de ser transformados no forma parte de nuestros conceptos. Dicha transformación tiene que lograrse mientras estemos vivos y llevar a cabo con éxito esta tarea, es el único propósito verdadero que un ser humano puede tener." "Tienes que evitar todo lo que debilite y dañe tu cuerpo y tu mente." "Si no luchas por evitarlo, el mundo es en verdad ordinario. La mayoría de la gente vive tan preocupada por si misma que se ha idiotizado, y los idiotas no desean luchar para evitar la ordinariez."

"Lo que pensamos es nuestro yo personal es en realidad solo una idea, y la mayor parte de nuestra energía se consume defendiendo esa idea." "El llegar a un punto de abandono donde el yo es tan solo una idea que puede ser cambiada a voluntad, es un verdadero acto de magia, de alquimia, el mas difícil de todos. Cuando se aleja la idea del yo, las personas tienen la energía para alinearse con el intento y ser mas de lo que creemos constituye lo normal."
"El mundo de la magia dispone de una barrera natural que disuade las almas tímidas."

"Siempre que el diálogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras."
"Pero solo cuando se unen los muchos, se crea lo invencible: el poder de uno."
"Recuerda que las aparentes sincronicidades y coincidencias son los puntos de iluminación en el tapiz de la magia."

Ocuparse demasiado de uno mismo produce una terrible fatiga. Un hombre en esta posición esta ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que le rodean.
Un guerrero debe tener siempre presente que un camino es solo uno entre un millón de caminos; si siente que no debería seguirlo, no debe permanecer en el bajo ninguna circunstancia. Su decisión de mantenerse en ese camino debe de estar libre de miedo o ambición. Y hay una pregunta que un guerrero debe hacerse, obligatoriamente: ¿tiene corazón ese camino?
Un camino sin corazón nunca es agradable. Sin embargo, un camino con corazón resulta sencillo; El viaje se hace gozoso; mientras un hombre lo sigue, es uno con el.
El hombre tiene cuatro enemigos naturales: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. El miedo, la claridad y el poder pueden superarse, pero no la vejez. Su efecto puede ser pospuesto, pero nunca vencido.

El modo más eficaz de vivir es vivir como guerrero. Puede que un guerrero piense y se preocupe antes de tomar una decisión, pero una vez que la ha tomado, prosigue su camino libre de preocupaciones o pensamientos; todavía habrá un millón de decisiones esperándolo. Ese es el camino del guerrero.
Un guerrero, primero debe saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder como si no lo supiera. Un guerrero vive de actuar, no de pensar en actuar ni de pensar que pensará cuando haya actuado.
Un guerrero acepta la responsabilidad hasta en el más trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace. El espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni a ganar o perder. Está hecho sólo a la lucha y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la tierra. Por eso el resultado le importa muy poco.

Mantenemos el mundo con nuestro incesante dialogo interno. También escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su dialogo interno. Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, quejarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está haciendo algo siempre.


Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a si mismo tal como es; no como base para lamentarse, si no como un desafío vital. Un guerrero debe cultivar el sentimiento de que tiene todo cuanto necesita para ese viaje extravagante que es su vida. Lo que cuenta para un guerrero es estar vivo. La vida es suficiente y completa en si misma.
Ser un guerrero no es sólo cuestión de desearlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero como nadie se hace hombre corriente. Somos nosotros quienes nos hacemos o lo uno o lo otro.

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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"