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lunes, 27 de septiembre de 2010

Los rituales: rituales de purificación

En "El principito" de A. Saint Exupéry, el zorro y el Principito entablan un curioso y trascendente diálogo sobre los ritos. El zorro asevera solemnemente: «Los ritos son necesarios». El principito, con el espíritu que le caracteriza, pregunta: "¿Qué es un rito?". A lo que el zorro responde:
"Es lo que hace que un día sea distinto de los otros días; una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían, y yo no tendría vacaciones".
Los ritos constituyen una defensa instintiva del ser humano frente al desarrollo unilateral de la inteligencia y su influjo antisocial. Son una respuesta a la angustia que produce en el ser humano la realidad amenazadora que se le impone y no siempre puede controlar. Representan, a su vez, un buen antídoto frente a la rutina de la vida, al romper la uniformidad y monotonía en que se desarrolla la existencia humana. A esta ruptura del tedio que impone la pesada cotidianidad se refiere el zorro cuando dice que el rito es lo que hace que no todos los días y todas las horas sean iguales.

El ritual de purificación es uno de los mas extendido a lo largo de continentes y épocas. Sea mediante el agua, el ayuno o el fuego, este ritual no introduce necesariamente los conceptos de pecado, impureza o maldad, sino más bien la idea de renovación y regeneración, de dejar atrás y renunciar a un nivel, un estado o una posición. Es decir para liberar al cuerpo, a la mente y al espíritu de las ataduras de un estado anterior.
A menudo es utilizado antes de realizar algún acto ceremonial afín de arrastrar lo pasado, lo inútil, lo superfluo, y de este modo crear un vació donde tenga cabida lo nuevo, lo fresco y lo fértil. En este sentido el ritual de purificación se asemeja a las labores agrarias que concluyen con la espera de la próxima cosecha, representa la renovación de la naturaleza. Por ejemplo, la quema de los rastrojos, el barbecho, son formas de regenerar la tierra, son prácticas de renovación. De igual modo, tras el paso por un ritual de purificación como símbolo de nacimiento a una nueva vida, el novicio esta preparado para recibir la siembra de la iniciación.

Rituales de purificación:

La ceremonia del Temazcal o ceremonia del Inipi

Temazcal es el termino Náhuatl, mientras que Inipi es la palabra que se utiliza en Lakota.
El Temazcal o Inipi, es un ritual milenario que trasciende desde los Mayas, los Toltecas y los nativos Norteamericanos, y consiste en una ceremonia realizada dentro de una construcción cerrada a manera de choza, donde se tira agua sobre piedras al rojo vivo para crear un ambiente similar a un baño de vapor. Se utiliza también hierbas, especias e incienso.
El propósito de esta antigua ceremonia es la purificación tanto del cuerpo como del alma. Es más que un simple baño de vapor u otro tipo de sauna ya que es, en si mismo, toda una ceremonia o ritual de purificación, tanto física como mental. El temazcalero, curandero o Chamán guía todo el proceso y se busca una depuración física, emocional y espiritual. El Temazcal es considerado como un lugar sagrado donde se va a pedir por algún propósito o simplemente a agradecer y recibir la bendición y purificación de los cuatro elementos, Tierra, Agua, Aire y Fuego. Dentro se está caliente y recogido. Es en este espacio, donde nos sentimos protegidos, donde podemos iniciar una ceremonia que nos limpie y nos transforme. Queremos volver a salir (renacer) siendo una persona nueva.
Hay que recordar que el Temazcal está hecho a semejanza del vientre de la mujer, del útero de la madre. Es el mismo vientre de la madre Tierra o Pachamama, donde por un agujero estrecho y oscuro, entramos lo más desnudos posible y salimos, renaciendo a nuestra vida en el Planeta, con una visión más clara de lo que tenemos que hacer, sanar, reconciliar y trabajar.
En el intento de recobrar nuestra memoria ancestral y abrir nuestro corazón, necesitamos reestablecer nuestra conexión con la Madre Tierra: Pachamama. El Temazcal es la vuelta al Útero Materno de la PachaMama, de donde la vida se cobija y gesta, y también es volver a Nacer, más livianos, más alegres, más vitales.

Las abluciones

El agua tiene propiedades purificadoras innatas. Limpia y purifica la energía negativa y estancada y devuelve la sensación de paz y claridad. Cada vez que nos bañamos liberamos energía negativa e incorporamos influjos positivos.
Desde los tiempos más remotos se ha utilizado en las ceremonias espirituales y se ha asociado con los misterios de la existencia humana. Aunque un ritual no necesariamente  se ha de cumplir dentro de un contexto religioso, el ritual de lavado o abluciones (latín ablutio, "me lavo; lavado") se ha incorporado en numerosas doctrinas y se realiza mediante la inmersión, aspersión o afusión de una persona en el agua.
Dicha práctica se ejecuta en religiones como el judaísmo donde es denominada mikve y en el cristianismo donde toma el nombre del sacramento del bautismo.
En el Hinduismo el agua es considerada como un elemento purificador con poderes espirituales. Lavarse con agua por la mañana es una obligación diaria. Cerca de cada templo se encuentra una fuente de agua y los adeptos deben bañarse en ella antes de entrar en el templo.
Según el islam, las cinco oraciones al día (o salat) deben llevarse a cabo después de haber lavado ciertas partes del cuerpo usando agua limpia o abdesto; sin embargo, en caso de que no hubiese agua limpia se realizan abluciones con polvo o arena las cuales son denominadas tayammum.
En el sintoísmo el agua es empleada en casi todos los rituales para purificar una persona o un lugar, como es el caso del ritual misogi. El culto de los kamis (deidades), comienza, siempre, por un acto de purificación mediante el agua. La purificación permite restablecer el orden y el equilibrio entre la naturaleza, los humanos y las divinidades. El Sintoísmo es la religión autóctona de Japón basada en la veneración de los kamis, esas innumerables deidades que contiene la naturaleza. Las cascadas se consideran sagradas.
Algunos cultos emplean agua especialmente preparada para propósitos religiosos, como el agua bendita de algunas denominaciones cristianas o el amrita en el sijismo y el hinduismo.

El ayuno

La mayoría de las religiones tienen como bien el de ayunar , cada una lo practica y lo dispone de un modo diferente y hasta tienen propósitos un poco diferentes , pero lo importante es ayunar, en la Iglesia Cristiana se tiene como bien Ayunar antes de cualquier evento de carácter Espiritual , como: antes del miércoles Santo de ceniza y la comunión, en el Islam se realiza un mes entero de Ayuno que se conoce como Ramadán. En las culturas indígenas los Chamanes lo utilizan tanto para ellos como para sus aprendices antes de realizarse un rito de iniciación sagrado o para la toma de alguna sustancia enteogena.
El ayuno limpia el cuerpo de podredumbre y lo mantiene sano eliminando todo lo indeseable acumulado en el cuerpo durante años de alimentación inadecuada, también en el ayuno se elimina la materia astral inferior del hombre, provenientes de la alimentación carnívora y del consumo de elementos contaminantes; si bien un proceso de completa purificación puede llevar años, según el grado de envenenamiento del ser holístico.
En la Medicina Ayurveda se aconseja que se Ayune un día a al semana para tener una muy buena salud, tanto física como mental. El ayuno permite que el organismo descanse de la función de digestión y actúe en las funciones de eliminación y desintoxicación activando las capacidades de regeneración y renovación de todo el organismo, es el método de purificación mas natural y efectivo que se conoce, los animales lo realizan cuando se sienten enfermos, se abstienen de comer hasta que se mejoren y la Fuerza Vital de la naturaleza les devuelve la salud ; al ayunar se le permite a la naturaleza obrar en el cuerpo físico y los otros cuerpos (el emocional, el mental y el espiritual), y ella se encarga de restablecer la armonía y el equilibrio orgánico.
Los propósitos del ayuno son muchos : por salud, de higiene, a nivel anímico, sociales y espirituales , y cada uno de ellos no se puede separar del otro, van interrelacionados, pero los principales son dos: por salud y espiritual , de hecho el espiritual fue el mas usado antiguamente, ahora las medicinas alternativas y naturistas lo aconsejan y utilizan mucho pues han encontrado en el un método eficaz para la desintoxicación del organismo y para curar y ayudar a mejorar un sin fin de enfermedades.
El propósito del ayuno en la parte espiritual: es el de sacar todo lo venenoso, podredumbre, vibraciones astrales inferiores y energías negativas. En este proceso la fuerza vital de la naturaleza echará del cuerpo todo lo indeseable para que teniendo un cuerpo mas sano y purificado, el Ser se manifieste mas claro y profundo. El ayuno se asemeja a derribar los cimientos de una vieja casa, elimina todo lo que no sirve y estorba, para levantar nuevamente sólidos cimientos y construir con materiales nobles una morada digna donde el Espíritu pueda vivir y expresarse mas claramente.

La purificación por el fuego

Los innumerables rituales de purificación por el fuego de todas las culturas, son característicos de culturas agrarias. Simbolizan, en efecto, los incendios de los campos que se embellecen luego con un manto verde de naturaleza viva, representan la renovación. La más conocida de esas manifestaciones puede ser, tal vez, la de las hogueras, también llamadas candelas o queimadas. Las culturas antiguas, ya fuera la cretense, la helénica, la etrusco-romana o la ibérica, nos han legado esos ritos y costumbres de componente místico donde predominan la preocupación del hombre por la identificación con la naturaleza y la purificación a través del fuego el agua, la tierra y el viento.
Sin duda, la gran noche de las hogueras es la de San Juan, o Litha para los paganos, entroncada con las antiguas celebraciones del solsticio vernal y considerada como una de las noches mágicas por excelencia. La noche de San Juan, donde se queman los malos augurios en forma de objetos del pasado y se piden los deseos al mar, se convierte en un homenaje a la Madre Naturaleza que nos ofrece misterios con los que el hombre ha convivido miles de años. En el Sabbath de Litha celebramos la noche más larga del año, la llegada de una nueva estación, la estación de la cosecha, y el solsticio de verano.
Otro ritual de purificación es el Agnihotra de la tradición ayurvedica. Es un proceso de purificación de la atmósfera mediante la acción del fuego preparado en una pirámide de cobre, sintonizado al biorritmo de la salida y la puesta del sol. Este ritual ayuda a establecer un equilibrio bioenergético en toda la naturaleza: atmósfera, suelos, aguas, plantas, animales, y seres humanos.
La custodia del fuego sagrado como símbolo purificador y regenerador se extiende de la antigua Roma a Angkor, desde el Occidente al Japón. EI fuego es el símbolo divino esencial del mazdeísmo. La liturgia católica del fuego nuevo se celebra en la víspera pascual. La del Shintó coincide con la renovación del año. El papel del herrero introduce al de su pariente el alquimista, que confecciona la inmortalidad en el fuego de su hornillo. En Oriente, el fuego del crisol interior, se corresponde con al plexo solar y al Chakra Manipura que evoca también "el fuego que no quema" del hermetismo occidental. Los taoístas, por otra parte, entran en ese fuego para liberarse del condicionamiento humano. Buddha substituye el fuego sacrificial del hinduismo por el fuego interior, que es a la vez conocimiento penetrante, iluminación y destrucción de la envoltura: "Atizo en mí una llama... Mi corazón es el hogar, la llama es el yo domado". El hombre es fuego, y como tal ha de disolver su envoltura y unirse a la fuente de la que está separado. Los Upanishad aseguran paralelamente que quemar por fuera no es quemar. De ahí los símbolos de la kundalini ardiente en el yoga, y del fuego interior en el tantrismo tibetano.
El Fuego, en los ritos iniciáticos de muerte y renacimiento, se asocia a su principio antagonista, el Agua. Así, la purificación por el fuego es complementaria de la purificación por el agua. Como el sol por sus rayos, el fuego por sus llamas simboliza la acción fecundante, purificadora e iluminadora. Pero presenta también un aspecto negativo: obscurece y sofoca por su humo, quema, devora, destruye. El fuego también simboliza el intelecto, es decir la conciencia, con toda su ambivalencia: la Ilama que sube hacia el cielo representa el impulso hacia la espiritualización. El intelecto en su forma evolutiva es servidor del espíritu. Pero la llama es también vacilante, lo cual explica que el fuego se preste igualmente a representar el intelecto en cuanto olvida al espíritu. Recordemos que el espíritu se entiende aquí en el sentido de supraconsciente. EI fuego humeante y devorador, todo lo contrario de la llama iluminante, simboliza la imaginación exaltada, lo subconsciente, la cavidad subterránea, el fuego infernal, el intelecto en su forma rebelde: en pocas palabras, todas las formas de regresión psíquica. El fuego es también, en esta perspectiva, en cuanto quema y consume, un símbolo de purificación y de regeneración. Hallamos aquí el aspecto positivo de la destrucción. Purificadora y regeneradora, el agua también lo es. Pero el fuego se distingue de ella en que simboliza "la purificación por la comprensión", hasta su forma más espiritual, por la luz y la verdad; el agua simboliza la purificación del deseo hasta su forma más sublime, la bondad.

Definición

En un proceso ritual se incluye prácticas de muy distinta complejidad. Un ritual comprende un conjunto de actos y/o interacciones más o menos estructuradas, emparentadas y marcadas de algún valor simbólico y que generalmente encuentran un sentido o razón de ser en un contexto especifico. El ritual no se restringe únicamente a la ceremonia de realización, sino que incluye el proceso completo de preparación, la experiencia misma de ejecución y reintegración posterior a la vida cotidiana. Pues en todo ritual se distingue un aspecto formal y un aspecto vivencial, que forman un todo indisoluble. Un rito desde el aspecto formal prescribe un conjunto de acciones simbólicas que han de ejecutarse de un modo determinado y en cierto orden (tiempo y lugar adecuados) y pueden o no estar acompañados por fórmulas verbales. El componente vivencial implica la exigencia de un fuerte compromiso en su realización, sin el cual la experiencia carecería de significado privado, convirtiéndose en algo vacío. Cuanto más flexible sea el proceso de ejecución de un ritual, mas sencillo sera incorporar nuevos significados que se ajusten a los cambios históricos e individuales, potenciando de ese modo, un estado adecuado de conciencia que evoque emociones intensas.


Funciones de los rituales

Las principales funciones descritas que cumplen los rituales en la vida de las sociedades, pueblos, familias e individuos son las siguientes:

1. Los ritos hacen predecible la vida, proporcionando un sentimiento de pertenencia al grupo, que incide en el sentimiento de identidad de los individuos que lo forman. Los rituales ordenan y regulan el funcionamiento social, confirmando la estructura social, promoviendo a la vez una evolución en esta con mínimos conflictos.

2. Otra función primordial es la transmisión de la cultura, valores y normas más perdurables. Por un lado, crean un sentimiento de solidaridad, cohesión y continuidad en los grupos, y por otro, contribuyen notablemente a la creación de los sistemas de creencias de un grupo.

3. Los rituales tradicionales no sólo canalizan la coordinación social entre individuos, familias, y pueblos o comunidades en el aquí y ahora, sino también entre el pasado, presente y futuro representados por las diversas generaciones.

4. Los rituales de transición señalan y al mismo tiempo permiten efectuar el paso de una etapa a otra del ciclo vital. Su componente de acción hace que los roles, relaciones, normas y concepciones del mundo se modifiquen durante su ejecución. Admitiendo que toda transición supone en mayor o menor medida un desequilibrio, las ceremonias rituales aportan una estructura conductual en la cual pueden acontecer los cambios y, después, normalizan la vida que sigue a los mismos.

5. Gracias a los símbolos que engloban, los rituales cumplen una triple función:
(a) En primer lugar, proporcionan significados polivalentes a conductas, afectos y cogniciones, lo que incide directamente en las partes abiertas o creativas de los rituales;
(b) en segundo lugar, dichos símbolos caracterizados por la multiplicidad de significados evocan intensas emociones, uniendo en una misma experiencia fenómenos muy distintos que no podrían asociarse simplemente por medio de palabras;
(c) trabajan al mismo tiempo con los polos sensoriales y cognitivos del significado, razón por la cual es importante cultivar la potencialidad de cambio del más mínimo detalle, también del estético.

6. La naturaleza simbólica del ritual hace posible que operen y se mantengan al mismo tiempo los dos aspectos de una contradicción. En el ritual de correr el gallo, por ejemplo, la continuidad y el cambio.

7. Los rituales aportan apoyo y contención a las emociones generadas por crisis vitales. Esta función se ve mejor en situaciones vitales difíciles, por ejemplo la muerte de un ser querido. En tales situaciones es frecuente que las personas no manifiesten sus emociones ni sentimientos por miedo a la abrumadora amenaza de una pérdida de control. Precisamente, en dichas circunstancias, es cuando los rituales favorecen y encauzan la expresión de fuertes emociones, impidiendo que se desborden. Asimismo, propician una elaboración no consciente de la crisis, haciendo que los sujetos contemplen los cambios, operados en ellos y en sus relaciones, como algo que escapa a su comprensión.

8. Finalmente, los rituales favorecen cambios en el estado de conciencia, ya que, como mínimo, centran la atención de los participantes en aquello que están experimentando o presenciando, creando un ×estado de atención. Diversos autores han propuesto la utilización de vías no conscientes de transmisión de mensajes, por parte del ritual, como una posible forma de evitar posibles resistencias conscientes a los mensajes que este trasmite.

En algunas ocasiones se emplea el ritual como “herramientas de trabajo” con el objetivo de conseguir un cambio sistémico. Los rituales son procedimientos propios de pueblos y grupos que promueven el cambio individual, tribal y social. Las acciones y símbolos forman parte de ellos, aunque varíen en complejidad y duración. La repetición, aunque puede componer algunos rituales no es un elemento necesario.
Los antropólogos fueron los primeros en analizar los rituales. Sostienen que los ritos convalidan la estructura social actual y promueven la resolución de problemas personales y sociales, al facilitar la manifestación de ideologías, valores, normas y emociones mediante los actos simbólicos.
En las sociedades y culturas africanas, el paso de la niñez-adolescencia-adultez, es representado con el “rito de iniciación de la serpiente”. Este rito consiste en que al igual que la serpiente que muda de piel, el niño se transforma en adulto y se hacen una serie de danzas y junto con pinturas y vestidos representa el paso de una etapa a otra.
Los “ritos de iniciación” ayudan a los participantes a integrarse de forma exitosa a nuevos modelos de conducta dentro de la comunidad. Son un método formalizado para redistribuir el poder tribal y reorganizar las nuevas relaciones, le brinda a los adolescentes la oportunidad de aumentar su autoconfianza cuando experimentan la aceptación y el éxito de su crecimiento.

Todo ritual debe ser lo suficientemente flexible para así adaptarse a las nuevas necesidades individuales y colectivas.
Los rituales de las sociedades primitivas cumplen una triple e indisoluble función sociocultural:
1. Organizar la vida de los pueblos definiendo y confirmando su estructura social.
2. Si son adecuadamente flexibles, introducir armónicamente las nuevas normas y valores que la evolución histórica exige.
3. Dotar de significado a las experiencias vitales, convirtiéndose en un valioso instrumento para aprender no sólo las normas y valores patrimonio de la tribu, sino también todo un compendio de conocimientos y habilidades imprescindibles para la vida.

Tipos de rituales

1. Rituales de Transición:

Actúan en las transiciones normativas experimentadas por personas y grupos a lo largo de su vida, marcando el final de una etapa de desarrollo y comienzo de otra nueva. Estos procedimientos cambian el funcionamiento del grupo al que pertenecen los protagonistas de la transición. Transforman los roles y estatus de los participantes, alteran sus frecuencias de interacción, organizan sus estados internos afectivos y cognitivos e introducen cambios prescritos en sus relaciones, que quedan reemplazadas por otras nuevas y cualitativamente diferentes.

Se diferencia tres etapas fundamentales en una situación de transición:
a) Etapa de separación o “segregación”: Comprende una serie de ritos de separación. Su finalidad es que la interacción del sujeto con el grupo que se desliga se reduzca ostensiblemente o termine por completo.
b) Etapa marginal: Es sumamente compleja. En ella, el sujeto se encuentra entre 2 posiciones, la antigua y la nueva. El proceso de cambio del ritual declara simbólicamente muerta la antigua situación.
c) Etapa de incorporación a la vida” normal”: Se delimita a través de un rito de reunión con la comunidad, normalmente concretado en una gran fiesta, que define que las relaciones han cambiado y que las frecuencias de interacción ahora serán diferentes. En este ritual de paso se incorporan los ritos de iniciación.

2. Rituales de Continuidad:

A diferencia de los ritos de transición que generalmente se realizan solo una vez en la vida de cada individuo, los rituales de continuidad se ejecutan repetidamente, siendo su finalidad marcar el ritmo de la vida y mantener una continuidad, una normalidad dentro de cada etapa del ciclo vital.
Entre los ritos de continuidad se encuentran: Telécticos e intensificación.

a) Telécticos: Pueden ser diarios, semanales o anuales. El término griego “teléctico” significa desprenderse de lo viejo (despedida y dar la bienvenida a los nuevo, saludo).
Hechos tan comunes en la vida cotidiana como las acciones de saludar y despedirse producen un intercambio de mensajes emocionales como alegría y tristeza, fundamentalmente a través de canales no verbales. Los participantes indican que juntos forman un sistema en el que ciertos sentimientos juegan un papel importante y en el que ocupan ciertas posiciones y representan ciertos roles.

b) Intensificación: Actividades ritualizadas colectivas de un grupo, actividades que pueden coincidir con los cambios periódicos del entorno.
En nuestra cultura, la ausencia de rituales de continuidad conduciría a un elevado grado de confusión o ambigüedad y a conflictos acerca de los roles dentro de la comunidad.
Las celebraciones constituyen acontecimientos anuales festejados ampliamente en el contexto cultural: Año Nuevo, Acción de Gracias, Natividad, la festividad de Holi. La universalidad de sus símbolos designa al clan o a la tribu como grupo perteneciente a una determinada cultura, aportándole una identidad cultural.
Las tradiciones como conmemoración del principio o final de un ciclo: nacimientos, aniversarios, cumpleaños, siembras o cosechas están menos establecidas culturalmente y forman parte de la identidad e idiosincrasia de cada grupo, diferenciándolo del resto de su misma cultura.
Las rutinas de la vida cotidiana, son actividades diarias, de las que por habituales se tiene menos conciencia, con alto contenido simbólico, desarrolladas en torno a la hora de la comida, la hora de acostarse, las visitas de amigos o familiares y momentos de ocio.

Fuentes:


Apadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"




lunes, 2 de agosto de 2010

La teoría de la Sincronicidad

“Sin salir por la puerta
se puede conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana
se puede conocer el camino del cielo.
Cuanto más lejos se va,
tanto menos se aprende.
Por eso el sabio
sabe sin desplazarse.
Entiende sin ver.
Realiza sin hacer.”

La casualidad es, sin duda alguna, una faceta de la ciencia que ha servido de fuente de preocupación a diversos pensadores a lo largo de los siglos. Entre los teóricos se ha discutido ampliamente si los procesos psicológicos se establecen a partir de modelos mecanicistas o teleológicos.
El mecanicismo está asociado al determinismo y las ciencias naturales, es la idea de que las cosas funcionan a través de un proceso de causa-efecto. Una cosa lleva a otra, y esa otra a una siguiente y así sucesivamente, por lo que el pasado determina al presente.
La teleología está relacionada con el libre albedrío, es la idea que defiende que somos guiados por nuestros propósitos, significados, valores y demás.
Entre los freudianos y los conductuales que tienden a ser mecanicistas, y los neofreudianos, humanistas y existencialistas que tienden a la postura teleológica, C.G.Jung  añade una última alternativa ideológica llamada sincronicidad.
Aunque Jung  apuntaba que las leyes naturales según las cuales vivimos están basadas en el principio de la causalidad;  se interno sin miedo en una zona inexplorada, oscura, dudosa y rodeada de prejuicios para señalar que existen hechos que el antiguo principio de causalidad no puede explicar. Para Jung el hecho de llamar coincidencia a un hecho no cerraba automáticamente la puerta a un examen ulterior del mismo. Las coincidencias existen; es un hecho. Y, lo más importante, las coincidencias parecen a menudo tener un significado para quienes las experimentan; es otro hecho. Jung mencionaba que debe haber poca gente que no haya tenido en su vida la experiencia que se denomina "coincidencia significativa" y haya sentido que son algo más que mera casualidad. No todo lo que ocurre puede ser explicado con una serie de causas y efectos. Hay conexiones de sucesos que no son fáciles de explicar. Para explicar estos fenómenos, Jung propone el término Sincronicidad: una aparición simultánea de dos o más factores unidos por la significación y sin relación causal alguna entre sí; sería, por lo tanto, una coincidencia significativa. El secreto que liga un acontecimiento a otro estaría relacionado con el significado del evento para el sujeto y su condición psíquica en el momento en que experimenta ambos acontecimientos simultáneos. Jung se refiere a la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.

Jung se inspiró, para crear el término sincronicidad, en Schopenhäuer, y más concretamente en su tratado "La intencionalidad aparente en el destino del individuo". En este tratado, Schopenhäuer habla de una especie de "simultaneidad de aquello que no tiene conexión causal". Y usando una analogía geográfica cruzada de meridianos y paralelos, donde éstos representarían las conexiones acausales, y aquéllos las cadenas causales, plantea cómo una persona puede ser un héroe de su propia vida y un simple figurante de la vida ajena, a través de un esquema donde conexiones causales y acausales no se anulan, antes bien se completan. En opinión de Schopenhäuer, "El sujeto del gran sueño de la vida...es uno sólo"; es decir, la voluntad, la primera causa de donde irradian todas las cadenas causales como meridianos del polo, gracias a los paralelos circulares, se encuentra en una relación de "silmultaneidad significativa". De esta simultaneidad significativa, Jung extrajo el término sincronicidad.
Jung elaboró su "Teoría de la Sincronicidad" a partir de sus propias experiencias de clarividencia y esperó hasta 1952 para revelar sus ideas de la sincronicidad o "Principio vinculante no causal". La sincronicidad supone la ocurrencia de dos eventos que no están asociados ni causalmente ni teleológicamente, más sin embargo tienen una relación significativa. La mayoría de los psicólogos llamarían a estas situaciones coincidencias e intentarían demostrarnos lo frecuentes que son. Sin embargo para Jung estas situaciones eran indicativas de cómo nos interconectamos los seres humanos con la naturaleza en general a través del inconsciente colectivo.
La teoría de la sincronicidad se basa en el relativismo de los conceptos de espacio y tiempo en la mente inconsciente, especialmente en el inconsciente colectivo. En el inconsciente colectivo las nociones de espacio y tiempo desaparecen y los hechos pueden aparecer simultáneamente fuera de toda lógica racional. Pero Jung postuló además que la actividad de la mente inconsciente podía proyectarse en el mundo externo de los hechos, en aparentes coincidencias, y los hechos del mundo externo, del universo coincidir con los arquetipos del inconsciente colectivo. El era consciente de que esta afirmación se apartaba, y se sigue apartando de las concepciones dominantes de la ciencia actual, siendo tildadas de irracionales, místicas o disparatadas.  
Sabía muy bien que buscaba en zonas donde el establishment científico afirmaba que no había material, pero, como dijo irónicamente, lo mismo le sucedía a Galileo. De hecho, decidió examinar un conjunto de procesos tradicionales en los que la idea de la sincronicidad se da por sentada, o sea las formas de la adivinación esencialmente técnicas previstas para interpretar el significado de las coincidencias.

Horóscopos chinos
La Astrología es un ejemplo de Sincronicidad. Esta ciencia es sincrónica al humor y a la disposición psíquica del niño recién nacido, pues se sabe que determinas configuraciones planetarias coinciden con el nacimiento de personas con estados definidos de humor y disposición psíquica de sus semejantes.
Jung examinó el I Ching, el antiguo sistema chino para convocar nuestras facultades intuitivas y ayudar o suplantar así nuestra razón con objeto de elaborar juicios. Después se volvió hacia la astrología tradicional, dejando de lado los "análisis" dudosos y subjetivos de los rasgos del carácter, y centrándose en una conexión más "sólida": los aspectos planetarios, y especialmente la conjunción del Sol y la Luna, que siempre ha sido asociada por los astrólogos con el matrimonio. Su búsqueda empírica produjo un porcentaje curiosamente elevado de parejas cuyos horóscopos contenían esos aspectos.
A Jung le hubieran interesado mucho las investigaciones del estadístico francés Michel Gauquelin, quien buscó -y encontró- correlaciones entre las profesiones de las personas y la presencia en sus horóscopos de ciertos elementos astrológicos.
Sin embargo, ha sido inevitable que este aspecto de las investigaciones de Jung haya provocado las mayores censuras de quienes desearon desacreditarlo, convencidos de que era un chiflado crédulo o un charlatán, porque "creía" en la astrología, la alquimia y otros temas esotéricos. Sin embargo sus conclusiones llevaron a Jung a aceptar que los resultados de sus experimentos no eran estadísticamente válidos -y que, aunque lo fueran, eso no demostraba la validez de la astrología-, pero que le proporcionaban datos acerca del fenómeno de la sincronicidad.
A partir de los datos observados, Jung sacó algunas conclusiones acerca de la sincronicidad y del papel crucial que la psique humana desempeña en ella. Las coincidencias pueden constituir hechos fortuitos, pero, como señala Jung, en cuanto parecen tener algún significado simbólico, dejan de ser fortuitos en lo que se refiere a la persona interesada. Y hasta considera la idea de que, de algún modo, la psique puede estar actuando sobre la realidad externa para "causar" las coincidencias o que, como sucede en los sueños precognitivos, los fenómenos externos están siendo transmitidos de algún modo a la psique. Pero se apresuraba a concluir que como esas ideas implican una suspensión de las "leyes" del espacio y el tiempo que conocemos, no somos capaces de descubrir si estas hipótesis son relevantes. Y así vuelve a su propia teoría de un principio vinculante "acausal" que gobierna ciertas series de acontecimientos.
Ante una coincidencia significativa, dice Jung, podemos reaccionar de tres maneras. Podemos llamarla "una mera casualidad" y darle la espalda con la mente bien cerrada; podemos llamarla magia y calificarla de sobrenatural o paranormal, lo que no es mucho más útil o informativo. O podemos postular la existencia de un principio de acausalidad y usar esa idea para investigar el fenómeno más a fondo.
En su investigación, Jung propone la inquietante idea de que el espacio y el tiempo pueden no tener una existencia real objetiva. Tal vez no pasen de meros conceptos creados por la psique en el curso de los intentos de la ciencia empírica por hacer del universo algo racional y mensurable. Por cierto que esos conceptos tienen poco sentido en los sistemas de pensamiento de muchas tribus primitivas. Y como han señalado muchos junguianos destacados, las ideas convencionales sobre el espacio y el tiempo sufrieron mucho daño a causa de los adelantos posteinsteinianos en la física de las partículas, terreno en el que con tanta frecuencia la causalidad desaparece y la probabilidad decide. Si el espacio y el tiempo son sólo conceptos, es razonable suponer que pueden estar "condicionados" por la psique.
Apoyándose en esta hipótesis, Jung llega a plantear un problema fascinante: supone que cuando ocurre una coincidencia significativa, una imagen -quizá originada en el subconsciente- llega a la conciencia y un fenómeno objetivo "exterior" coincide con ella. La psi que percibe un significado en esta yuxtaposición de hechos. Pero ¿y si el significado existiera también fuera de la psique? ¿Y si pudiéramos hallarlo dentro del mismo fenómeno, tal como existe la causalidad, de forma demostrable, dentro de fenómenos objetivos de causa-efecto?


Racionalizar el absurdo
Por decirlo de otra manera: percibimos la causalidad con la mente, de modo que, hasta cierto punto, puede considerarse un hecho psíquico. Los experimentos prueban que la causalidad siempre se obtiene en acontecimientos objetivos "externos", de modo que sabemos que también tiene una existencia objetiva. Pero, del mismo modo, percibimos las conexiones acausales, o coincidencias significativas, con la mente, así que sabemos que la acausalidad es un fenómeno mental o psíquico. ¿Podrá ser que en realidad suceda en el mundo exterior y así tenga una existencia objetiva propia?
Resumiendo, ¿no será que la acausalidad es un principio cardinal estructural de conexión que está en la base misma de la realidad externa, un cuarto principio que hay que añadir a la triada del espacio, el tiempo y la causalidad?
Las implicaciones de esa idea son demasiado difíciles de imaginar, en parte, como descubrió Jung, porque para explorar sus posibilidades habría que realizar la compleja tarea de poner a la psique a investigar las zonas más profundas de si misma. Pero ésa es, por supuesto, la finalidad básica de la psicología profunda. Y las recompensas para quien intentara semejante investigación serian inmensas: la idea de la sincronicidad de Jung señala, por lo menos, vastas fronteras, filosóficas además de psicológicas, que aguardan la investigación.
Jung dio estos primeros pasos sin preocuparse por tener que atravesar zonas "oscuras y dudosas" que la ciencia ortodoxa había considerado tradicionalmente como terreno propio de la superstición: las antiguas, pero tremendamente vivas actividades humanas de la adivinación y la magia.

La Sincronicidad puede ser facilitada por determinados estados afectivos. Jung dice que la ausencia de interés y el tedio son estados afectivos que interfieren negativamente en la formación de sincronicidades, mientras que la expectativa pasiva o la participación directa en situaciones en común, interferían positivamente, así como la fe o la esperanza. Hay unas condiciones óptimas de manifestación, un estado mental propicio para que puedan producirse y son los momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por intensas vivencias o crisis emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro, las muertes de seres queridos. Los momentos en que nos olvidamos de la seguridad, de lo conocido y trillado, del plan establecido, de lo que se supone que debemos hacer, son los que nos sumergen en un estado de alerta y apertura perfectos para ser consciente de esa dimensión simbólica de la vida que es la que al final nos da la clave no sólo para la solución de nuestros problemas, sino para hallar nuevas maneras de vivir intensa y conscientemente. La fe juega en esto un importante papel, la fe en uno mismo, en la fuerza creativa del universo que nos guía exactamente a dónde queremos llegar, la certeza de que si existe un miedo que nos bloquea, también hay un amor que nos motiva a experimentar más allá de lo conocido; pero hemos de elegir la aventura y no el hastío. Somos lo que pensamos, y experimentaremos esa magia sólo si antes le damos la oportunidad creyendo en ella y invitándola a jugar en nuestras vidas. Esos momentos difíciles o especiales nos han puesto en ese estado de apertura y recepción, de nosotros depende que sigamos en esa actitud de aceptación de esa fuerza universal que parece saber exactamente lo que precisamos y nos lo brinda generosamente. No es ver para creer sino creer para ver, pues lo que hay en nuestra mente es lo que hace que nos atraigan y que nos veamos atraídos hacia lo que es análogo. Esa es la manera en que todo se agrupa.La simbología y el sentido de estos acontecimientos nos da el mensaje exacto que el universo representa para nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular. Las ideas poseen una vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo análogo. Al atraer lo que se le asemeja podemos leer en la materia lo que realmente pensamos sobre nosotros mismos y del universo, y tomar decisiones sobre lo que deseamos ver convertido en realidad y lo que no.


La dificultad en la comprensión de la Ley de la Sincronicidad reside sobre todo en la tendencia unilateral del hombre moderno occidental en suponer todo concepto contenido en una relación causa-efecto de su propio modelo científico. El antiguo, o incluso el hombre oriental de nuestros días, no tienen dicha preocupación. Estos hombres ven la vida como un todo, como una interpenetración de un mundo físico y un mundo espiritual.
Esta idea inusual de sincronicidad la hallamos fácilmente explicada en la perspectiva hindú de la realidad. Desde este punto de vista, nuestros Yo individuales son como islas en el mar. Estamos acostumbrados a ver el mundo y a los demás como entes individuales y separados. Lo que no vemos es que estamos conectados entre nosotros por medio del suelo marino que subyace a las aguas.

Fuentes:


domingo, 1 de agosto de 2010

Equivocarse es algo natural.

Se equivocan los ignorantes, pero también se equivocan los sabios. La diferencia entre unos y otros es que cuando el ignorante se equivoca inmediatamente echa la culpa de su error a factores o personas externas (las presiones de su jefe, la incompetencia de sus compañeros, la frialdad de su pareja, la injusticia del capitalismo, el mundo que no es como debería ser, etc...), cualquier cosa menos aceptar su error. De ese modo no aprende y vuelve a repetir continuamente sus errores, hasta que, abrumado por tantas decepciones y frustraciones, empieza a sentir que la vida es injusta con él y acaba amargándose.
El sabio, por el contrario, cuando comete un error sabe que todo se produce por múltiples factores, y que si bien seguramente hay cosas externas que tienen una parte de responsabilidad en la situación total, esto no le interesa. El sabio se interesa sólo por la parte de responsabilidad que tiene él mismo, pero no por una cuestión de “culpas” ya que para él no existe tal cosa, sino para comprender cómo
llegó él a esa situación determinada y poder así preverla en el futuro. De esta forma los errores le permiten aprender y hacen que el sabio se vuelva cada día más sabio y, por lo tanto, cometa menos errores.
Todos tenemos que aprender y para eso estamos en el plano material. Todos aprendemos equivocándonos. No hay nada malo en equivocarse ya que los errores y los sufrimientos que éstos nos generan son nuestro mejor maestro y, como sólo podemos evolucionar viviendo, aprendiendo y transformándonos, el plano material es ese necesario “equivocódromo” donde las almas vienen a aprender, crecer y a sacar lo mejor de sí a través del servicio, la compasión, la sabiduría y todo lo
que “sutiliza” nuestra naturaleza inferior, promoviendo así el florecimiento espiritual del universo entero a través de la evolución supraconsciente de sus seres.
Los seres humanos lo tenemos todo, el egoísmo instintivo y la luz espiritual, y depende de qué parte trabajemos y entrenemos, y sobre todo con qué parte nos identifiquemos, nuestra experiencia será de un tipo o de otro. La ignorancia y el egoísmo son sólo fuerzas impersonales de la naturaleza que expresan el instinto de conservación de unos seres que pasan de la conciencia animal a la conciencia espiritual a través de la experiencia humana, y que tratando de conservar su existencia ante una realidad difícil y competitiva su primer reflejo instintivo es el egoísmo, pero a través de los errores y los sufrimientos vamos aprendiendo a transformarlo en generosidad y eso nos va haciendo evolucionar. Por lo tanto, debemos entender que en nosotros y en los demás la ignorancia y la “maldad” son sólo un estadio transitorio en el camino a la perfección espiritual, y esta comprensión nos permitirá ver que ni nosotros ni los demás “somos” nuestros errores, por lo cual debemos ser compasivos con todos los seres, empezando por nosotros mismos.

La clave absoluta para que los errores se transformen en evolución es no permitirse el autoengaño. En muchas ocasiones (si no nos engañamos a nosotros mismos) sabemos intuitivamente ante una situación cuál es la mejor opción, pero conocer la mejor opción no significa que siempre estemos en condiciones de realizarla, y a menudo nos sentimos mucho más inclinados a elegir opciones más cómodas aunque sean peores. Pues bien, aunque conociendo la mejor opción realicemos una peor, esto es muy preferible al autoengaño, ya que las consecuencias que siempre tienen todos los actos, mejores y peores, permitirán que cada elección se transforme en una lección, y así nuestra claridad mental y nuestra sabiduría saldrán fortalecidas de la experiencia. Es muy importante comprender esto ya que los seres humanos preferimos autoengañarnos y no reconocer la verdad para no sentirnos culpables si después no la seguimos, sin darnos cuenta que de esa manera tendremos que volver a enfrentarnos a la situación una y otra vez, mientras que si aceptamos las cosas como son, sin autoengaños, aunque procedamos con imperfección, si lo hacemos plenamente conscientes, toda la experiencia se transformará en aprendizaje.
Resumiendo entonces un tema que parece complicado, pero que en esencia es extremadamente simple: Equivocarse es algo natural y hasta necesario, pero todos los actos tienen sus consecuencias y cada elección se transformará en una lección. Estas lecciones tienen un solo fin, que es hacernos evolucionar y expandir nuestra conciencia hasta la realización espiritual, proceso que puede bien ser lento y doloroso, o rápido y luminoso, dependiendo de lo valientes que seamos para aceptar las cosas tal como son, sin autoengaños, y aprender humildemente de todas las experiencias.

El plano material es un “equivocódromo donde venimos a aprender equivocándonos, pero finalmente estos errores nos harán sabios capaces de ser luz para todos los seres, o personas resentidas y tóxicas que emanan resentimiento, dependiendo de cómo nos relacionemos con nuestros errores y los de los demás. Si entendemos esto seremos compasivos con todos los seres, empezando por nosotros mismos, y veremos claramente que si no hay autoengaño, los errores se vuelven señales y luces que nos muestran el camino a través de la confusión y el dolor del mundo material.

Fuentes:

jueves, 15 de julio de 2010

Espiritualidad

He aquí un texto del Maestro Sant Kirpal Singh Ji. No adopto todas sus enseñanzas, sin embargo este texto definiendo la Espiritualidad es de lo mas acertado.
Kirpal Singh Ji es un Maestro de "Para Vidya":
"El conocimiento supremo es aquel que trata, tanto en la teoría como en la práctica, de la verdadera naturaleza del Ser Humano y su relación con el Ser Supremo . En efecto, es una ciencia natural, sin hipótesis, y no sujeta a los cambios ni al tiempo. En la antigua India se la llamó “Para Vidya” (Ciencia de la Verdad Realizada o Ciencia del más Allá), y surgieron diferentes denominaciones para interpretar este conocimiento. Fue entonces cuando se introdujo el término “Apra Vidya”, que significa la preparación para alcanzar el conocimiento de Para Vidya. Esta preparación consiste en Llevar una vida ética y moral y en la práctica de la concentración o meditación (de diversas maneras), siendo ambos elementos indispensables para el desarrollo espiritual."

Quizás no esté fuera de lugar explicar aquí el significado del término “Espiritualidad,” el cual es confundido frecuentemente con fe ciega en los libros sagrados, con exhibición de milagros, con fenómenos psíquicos o con poderes yóguicos. La espiritualidad es una experiencia interna y su alfabeto comienza donde terminan todas las filosofías y prácticas de yoga. Es la experiencia del alma. Cuando un individuo dice: “Yo soy este cuerpo,” se trata de un sentimiento basado en el intelecto y se le define como ignorancia. Cuando dice: “No soy este cuerpo, soy un alma despierta,” se trata únicamente de un conocimiento o teoría que ha aprendido. Pero cuando por medio del análisis de su propio Ser obtiene una experiencia verdadera de su alma y entra en contacto con el Ser Supremo, a eso se le llama espiritualidad...

"Un aspecto de la fe consiste en aproximarse a Las Enseñanzas y a la práctica confiados como niños. No quiero decir que permanezcamos siendo infantiles, pero sí que la pureza y la sinceridad de la confianza en el Ser Supremo constituyen un importante aspecto de la fe y así entendemos porqué las dudas interfieren en esa fe. Si el bebé dudara de la leche materna y dijera: "Espera un minuto, quiero un análisis de eso antes de beberlo". ¡Entonces sí que se encontraría frente a un verdadero problema!
Por supuesto que no se trata de fe ciega ni de ciega confianza. No deberíamos ser incondicionales, sino tener confianza. ¿Cuántas veces los Maestros nos piden que confiemos en Las Enseñanzas?. Para ser capaces de confiar, uno necesita detener y sobrepasar sus propias dudas, pero no tapándolas. Casualmente la otra noche me preguntaba cómo sería tener una fe libre de dudas. Escuchamos demasiado a menudo que "Si realmente tuviéramos fe, si verdaderamente fuéramos serios, nunca deberíamos dudar". Entonces, como dudamos, nos sentimos avergonzados de ello, lo escondemos, lo queremos suprimir, no se lo podemos contar a nadie porque estaríamos evidenciando que algo anda mal en nosotros. Y esto es incorrecto.
Todos dudamos. De hecho, el Buda utilizó la duda en el Sutra del Loto para despertar el espíritu de búsqueda de sus discípulos y ayudarlos a atravesar el lugar en el cual se encontraban convencidos de que ya habían accedido a un nuevo nivel de fe. La duda constituye el primer paso hacia profundizar nuestra fe, por lo tanto, no deberíamos avergonzarnos de nuestras dudas, sino que más bien deberíamos ser honestos, asumirlas, enfrentarlas, explorarlas, porque una fe más profunda nos aguarda al final de ese proceso. Cuanto más profundas son nuestras dudas, más profunda es la fe que conquistamos una vez que las vencemos.
Por lo tanto, deberíamos esforzarnos por tener una fe "liberadora de dudas". No libre de dudas sino "liberadora de dudas", porque aplicar la fuerza de nuestra fe y práctica para resolver nuestras dudas deriva en una fe más profunda."

- Entonces usted cree que esta bien interpretar la Biblia de la forma que se quiera?

- No, claro que no! Pero la Biblia fue escrita e interpretada por hombres mortales. Y muchas de esas interpretaciones fueron reflejos del tiempo en que vivían.

- Entonces usted se siente completamente libre para cuestionarla? Porque... Lo creo blasfemo.

- Creo que a Dios no le gustan las preguntas. El puede no estar contento con todas las respuestas... Creo que tener fe ciega es tan peligroso como no tener fe.

- Yo nunca cuestione mi fe. Yo... nunca tuve razones para hacerlo.

- A veces, cuestionarla... ayuda a encontrar una fe mas profunda.

Del dialogo entre Mary Griffith
y el reverendo de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana,
en la película:


...La espiritualidad no se puede comprar ni enseñar, pero se puede captar mediante el contacto con personas espirituales. Más aún, los regalos de la Naturaleza como el aire, el agua, la luz, etc., son gratuitos. La espiritualidad también es un regalo de la Naturaleza y los Maestros competentes la conceden gratuitamente. De igual manera, la espiritualidad no se puede obtener por medio de los libros, este es un hecho que todas las sagradas escrituras sostienen. Estos libros contienen los valiosos registros de las experiencias internas de espiritualidad que otras personas tuvieron. Llenan huecos en la historia y contienen mensajes de los Maestros del pasado que nos ayudan a verificar los hechos que nos revela un Maestro Viviente, confirmando así nuestra fe en esta Ciencia.

Al ser humano lo confunden las diferentes traducciones, interpretaciones y exposiciones, cada una diferente de la otra, que en vez de aliviar su mente, tienden más bien a desorientarlo y a confundirlo. Su egoísmo ha creado también cientos de círculos religiosos, cuya finalidad es separarse de los demás y predicar un conformismo estrecho con los dogmas establecidos en vez de predicar el amor, y procuran el aislamiento en vez de buscar la integración con los demás. Desgarrados en medio de emociones conflictivas, los seres humanos desarrollan odio y pensamientos de guerra.

Para la comprensión de la Ciencia de los Maestros asistimos al Satsang, adonde la mayoría de nuestras dudas son aclaradas. Las respuestas directas del Maestro nos ayudarán a disipar cualquier duda que aún prevalezca. Todas las preguntas reciben la misma atenta consideración y no se incurre en ninguna controversia. Ricos o pobres, elevados o humildes, todos reciben la misma atención de la misma forma en que un médico debe atender a sus enfermos. Un Maestro verdadero puede ver las virtudes y errores de un hombre de manera tan clara como uno ve el contenido de una jarra de cristal, pero no revela nada. Sentados frente al Maestro, son beneficiados incluso aquellos que no comprenden su idioma, igual que cuando estamos en una perfumería y disfrutamos del aroma de las dulces fragancias. El Maestro derrama sus bendiciones a través de su mirada, las cuales pueden ser aprovechadas por aquellos que están hambrientos de ellas. Sus ojos son un maravilloso rocío de amor.


Fuentes:





lunes, 2 de noviembre de 2009

Cómo fluir con la vida

Cuando alguien es capaz de ver que su desarmonía u oscuridad interior le impide el acceso a realidades más gratas, puede que también comprenda que si quiere vivir una realidad más feliz, deberá emprender el camino del crecimiento personal, buscando la superación de sus defectos, la armonización con el fluir de la vida universal y con sus leyes, todo eso lleva al despertar. Una persona relativamente despierta siente que la vida es hermosa, que es una oportunidad extraordinaria para amar, disfrutar, crecer y ayudar a otros, aunque haya momentos duros.


"Mira que le doy vueltas a la cabeza, pero nada, no encuentro la solución." Este es un lamento muy habitual que posiblemente esté también en su boca. Y eso porque, desdichadamente, nuestra mente, la de casi todos, es ya una enloquecida noria de feria. Una noria de luces y de ruido que da vueltas y más vueltas sin que podamos detenerla. Y estamos convencidos de que la solución está ahí, en ese incesante voltear de matraca ensordecedora, sin comprender que dar vueltas y más vueltas en torno a un problema es crear un muro en torno a él, es quedarnos con el problema, es protegerlo, es un simple tañido de alarma, es una súplica de ayuda, es moverse en la rueda de una constante autocompasión, es creer que podemos llegar al mar sin dejarnos llevar por la corriente del río. No fluimos. El miedo -o, lo que es lo mismo, la búsqueda de seguridad- ha levantado una esclusa sin compuertas que nos impide fluir. Y damos vueltas y más vueltas en el agua de esa presa que, por no fluir, acaba pudriéndose. Y la presa somos nosotros. ¡Pero son tantas las cosas que no queremos perder, estamos tan firmemente agarrados al mástil de lo que creemos seguridad, estarnos tan bloqueados por el miedo que acabamos en la estupidez de perder la vida por miedo a perderla!
Así que mi propuesta es: dejemos que el río de la vida nos lleve. Vivamos en el wei wu wei de la doctrina taoísta. O sea, dejémonos llevar, fluyamos con el fluir de la vida, hagamos no haciendo, no ofrezcamos resistencia, no nos agarremos a las cosas, ni siquiera a la vida, porque agarrarse a la vida es perderla. Entendamos, de una vez por todas, que sólo hay seguridad en la inseguridad. Así que abramos la esclusa que creemos protege nuestra vida, rompamos las compuertas y dejemos que la vida fluya. No nos paralicemos con un constante voltear de pensamientos, iniciemos la acción desde el no pensamiento. Eso que el taoísmo llama la acción de la no acción, que no es ir a la deriva, sino ser completamente sensible a cada momento como algo nuevo y único, con la mente receptiva. En su libro Ilusiones, Richard Bach ha escrito: "La nube ignora por qué se desplaza en una determinada dirección y a una velocidad específica. Siente un impulso... ése es el rumbo del momento. Pero el cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás de todas las nubes, y tú también las conocerás cuando te eleves a la altura indispensable para ver más allá de los horizontes".
Este es el wei wu wei, dejarse llevar por el Yo, no dejar que el ego se apropie de la acción, no dar finalidad a nuestra vida, no interpretarla, no enjuiciarla tomando como punto de referencia un debiera (debo ser el mejor, debo tener tanto dinero como...).

Este cuento sufí lo explicita con una anécdota:

¿Buena suerte o mala suerte?

"Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:

-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.

Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:

-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.

Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:

-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.

El hombre, otra vez lo miró y dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.

Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:

-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre lo miró diciendo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe."

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo. puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañoso. Así, pues, será postura sabia que dejemos de decidir lo que es buena suerte y mala y que estemos dispuestos en agradecer que todas las cosas se conviertan en un bien.

Según rezaba San Agustín.

"Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo y sabiduría para distinguir la diferencia entre ambas."

Es el Yin y el Yang de nuestro discurrir, nuestro cíclico devenir, esos acontecimientos que, para nuestra desdicha, intentamos fijar interpretándolos cuando no admiten otra interpretación que ese simple puede ser.
Es importante, por tanto, que aprendamos a aceptar los hechos. Bien entendido que ese aceptar no es un simple resignarse o un ir a la deriva, sino que es un sí, un sí rotundo, un decir sí a la vida. Porque usted y, con usted, casi todos, vivimos en un constante no. Nos protegemos, nos acorazamos, no dejamos que el río de la vida nos nutra y lleve. Por eso estamos muertos, no vivimos, somos sólo una máscara que todavía anda. Somos miedo, dolor, tristeza... ¿Quiere comprobarlo?


QUÍTESE LA MÁSCARA

Posición:
a) De pie, delante de un espejo.

Ejercicio:
1. Observe la expresión de su rostro en el espejo. Mírese detenidamente. Quizá es un rostro con vida, quizá lánguido... Tome conciencia de eso.
2. Deje ahora de mirarse y relaje los músculos de la cara; deje que se aflojen lentamente, que tomen la expresión que deseen. No interfiera, no haga ningún esfuerzo por reprimirles ni por ayudarles. Simplemente deje que se expresen por sí mismos. Y notará que su boca se abre más o se cierra con más fuerza, que sus ojos se adormecen o no, que sus mejillas parecen caer... Y, finalmente, su rostro ha adquirido otra expresión.
3. Mírese ahora otra vez en el espejo. Observe su auténtica expresión, la que muestra a los demás cuando olvida su máscara. Lo más probable es que se haya encontrado con un rostro tenso, primero, y triste, asustado, amargado o perplejo, después.
Pero eso no debe preocuparnos.
Al contrario, quitémonos la máscara. Dejemos que el miedo, la frustración y la tristeza fluyan también, dejemos que los sentimientos negativos nos recorran, porque sólo así dejarán de atormentarnos.

Ya sabe que todo sentimiento negativo es un mensaje. Enriquézcase escuchándolo y déjelo fluir. No ponga diques. No se parapete tras un no a la vida que se traduce en un cerrar la boca, en contraerla afeándola con un permanente rictus, y también en un replegar el mentón y los hombros.
No haga eso, que eso, aparte de afearnos, nos amarga, envejece y enferma. Por el contrario, diga sí, porque decir sí es abrir la boca hecha sonrisa; decir sí es poder respirar hondo, es no temer lo que hay más allá de nosotros, ni más allá de nuestro aquí y de nuestro ahora. Decir sí es vivir, es aceptar que la vida fluya, es aceptar los hechos, no vivir en la interpretación.
Éste es el ejercicio último y definitivo de esta serie. Una serie de artículos que empezó con la necesidad de abrirnos a la vida y se cierra aquí sabiendo ya que sólo podremos abrirnos a la vida si somos capaces de fluir con ella, de aceptarla, de decir abiertamente que sí.
De seguir diciendo no, nos mantendremos en nuestro actual estado de zombis y seguiremos siendo simples cadáveres andantes movidos por otros zombis.
Por favor, diga sí: fluya. No permita que otros decidan por usted y condicionen su mente impidiéndole vivir su propia realidad.


Fuentes:

Basados en el libro "Nazca a una nueva vida"
y glosados por el autor del libro, Joaquín Grau.

Centro de Terapia y Formación Anatheóresis S.L.
C/ Víctor Hugo, 1- primero izquierda
28004 MADRID
Tel. 91 522 89 09.
Tel. y Fax. 91 531 53 87
E- mail:
terapias@grau-anatheoresis.com





Fluir con el Rió de la Vida.

Hola a todos;

Acabo de escribir unas palabras en el Blog de Antonio, "Aprendiendo a vivir... conscientemente", concretamente en el post " ¿La Verdad? ".
Y luego de leer otro post suyo ( Soltar (¿Acaso me fui?) ), encontré la inspiración para este post de esta mañana.
Sin duda para mi esto ha sido una sincronicidad. Luego ya que tras mi retiro he llegado de algún modo a la misma conclusión que él: soltarse.
En este "soltarse" no puedo dejar de recordar la novela "El alquimista" de Paulo Coelho, que empieza así:

"Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que está más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver."

El libro versa sobre sueños y los medios que utilizamos para alcanzarlos, sobre los azares de la vida y las señales que se presentan a lo largo de la misma: saber comprender, observar dichas señales...

Y que para ello es indispensable confiar, es decir soltarse o fluir con el Rió de la Vida. Desde un principio esto no parece cosa sencilla, hay tanto medio a lo desconocido e lo incierto, a lo que pueda occurir...
Sin embargo no estoy diciendo que soltarse signifique soltarse de golpe y bruscamente. Por lo menos no lo experimento de esta manera. El soltarse no ha de ser un acto traumatico.
Pienso que hay un momento preciso para hacerlo, una etapa especial en la vida que indica ese momento, que nada tiene que ver si es demasiado pronto o demasiado tarde, sino mas bien si uno esta preparado para realizar el Gran Salto al Vacío.
Por supuesto yo solo puedo hacer estas observaciones desde mi propia experiencia con la conciencia de que para cada ser el proceso sera diferente e único.

A mi se me enseño que somos seres de carne y huesos, y por lo tanto tenemos una actividad en el plano físico: hemos de procurarnos las necesidades básicas, una base bien firme, tocar tierra. Para ello existen varios planes posibles. No solamente un único plan establecido y pactado conjuntamente por la gran mayoria.
Este plan particular y propio depende en gran medida de nuestra capacidad para ser original, inventivo, imaginativo, creativo y tener fé en nuestros sueños. No estoy hablando de fantasías. ( Que quizás luego tratare de aclarar sobre ello. Y sino que cada cual reflexione luego acerca de esto.)

También somos seres hecho de Espíritu, de una Esencia o Alma que puja por crecer y expresarse de un modo singular. A esto le llamo vocación, es nuestro sueño.
El Rió de la Vida no puede estar condicionado por las ideas preconcebidas, por las "normalidades" y pactos establecidos en un consenso globalizado. Se dijo que todo esta permitido, siempre y cuando no se provoque daño y sufrimiento alguno a otros seres. Ni siquiera a uno mismo.
Esto nos lleva a la polémica entre que esta bien y que esta mal.... Otro tema sobre el cual cada uno puede reflexionar.

Para fluir en el Rió de la Vida se necesita, desde luego mucha confianza y mucha fe. Sino se tiene, se adquiere, tal y como se dijo mas arriba: observando, descifrando y aprendiendo de las señales, de las sincronicidades y/o del "Lenguaje de Dios". Siempre hay algo que nos indica que estamos siguiendo un Camino con Corazón.

Me doy perfectamente cuenta que no es tan sencillo como escribir estas palabras...
No es tan sencillo porque las experiencias son irrepetibles e únicas, propias e individuales, pertenecen a la esencia de cada uno y de uno mismo.
No hay manual ni tutorial. Sin embargo si que tenemos a un Guía Interno que si le hablamos y preguntamos, de una forma u otra, él nos enseñara y nos mostrara el Camino.

A todos os deseo tener lo suficiente.

miércoles, 1 de abril de 2009

El sentido de la participación

Introducción

La palabra "participación" con todas sus variantes es, hoy por hoy, de uso obligado en todo proyecto, documento o discurso.
Pero, ¿qué se entiende por "participación"? Seguramente existirán tantos conceptos, acepciones y enfoques, como personas utilizan la palabra.
La aproximación que propondré al concepto de "participación" es apenas una más de todas las posibles. Parte de la reflexión sobre experiencias concretas en programas de desarrollo comunitario y de reconstrucción, pretendidamente "participativos", a la luz del llamado "pensamiento de sistemas".
Acercarnos el tema a partir de una metáfora: el enfoque "alternativo" propuesto desde la llamada "psicología transpersonal" por el médico norteamericano Carlo Simonton y la psicoterapista Stephanie Matthews-Simonton. Vincularemos el proceso de "participación", a los procesos de "educación" e "intervención" por parte de agentes externos.
También realizaremos algunas reflexiones sobre el significado del "Yo" individual y del "Yo" comunitario, sujetos de la participación, en relación con los procesos en los cuales se pretende objetivar la participación y en relación con el ambiente circundante.

Homeostasis o Autorregulación

La característica principal de los sistemas vivos es su capacidad de recibir e interpretar información procedente de su interior o del medio circundante y, a partir de la misma y de sus propios requerimientos vitales, transformar su estructura y su funcionamiento dentro de ciertos límites, con el objetivo, aparentemente contradictorio, de transformarse y simultáneamente conservar su identidad.
Esta característica recibe el nombre de homeostasis, autorregulación o autoajuste: el sistema modifica sus variables de manera tal que logra alcanzar una estabilidad dinámica lo más parecida posible al estado existente antes de recibir la información.
Con respecto a lo anterior debemos resaltar dos conceptos:

Primero: El sistema (llámese organismos, biosfera o comunidad) no retorna al mismo estado en el que se encontraba antes del ajuste, puesto que la evolución de los sistemas vivos constituye un proceso irreversible, sino a un estado "parecido", es decir que las transformaciones son acumulativas, en el sentido de que mientras más se producen, los sistemas más se alejan cuantitativa, y a partir de cierto punto, cualitativamente, de su estado "original".

Segundo: Decimos estabilidad dinámica o estado estable, en contraposición al concepto de equilibrio. El estado estable consiste en la capacidad de un sistema para "mantener su estructura global a pesar de los cambios y del reemplazo de sus componentes. Una célula conserva en cada momento su identidad consigo misma y su parecido con las demás células del mismo tipo, mucho más allá de lo que podríamos esperar si nos limitáramos a hacer un inventario de sus moléculas, macromoléculas y organelos, sujetos a cambios y redistribuciones incesantes. Lo mismo sucede con el ser humano: Con excepción de las células cerebrales, reemplazamos nuestras demás células cada cierto número de años, pese a lo cual no tenemos ningún problema en reconocer a nuestros amigos después de largos períodos de separación. En eso consiste la estabilidad dinámica de los sistemas autorreguladores".

"Un sistema estable no es un sistema inmóvil, al cual le quedaría imposible mantenerse estable en un medio cambiante, sino aquel que, en el cambio, es capaz de conservar su estructura y su función básica"
Goldsmith

Un sistema en equilibrio, por el contrario, es aquel del cual ha desaparecido todo gradiente de energía o, en términos eléctricos, toda diferencia de potencial. Por ejemplo, decimos que una pila eléctrica se encuentra "descargada", cuando ha desaparecido la diferencia de potencial entre su polo positivo y su polo negativo, es decir, cuando sus polos se han equilibrado. Cuando coloquialmente hablamos, por ejemplo, de "equilibrio ecológico", en realidad nos estamos refiriendo a "estado estable". El equilibrio en un sistema es sinónimo de muerte.

El ecólogo Eugene Odum distingue entre dos tipos de estabilidad: estabilidad de resistencia, que define como "la capacidad de un ecosistema para resistir perturbaciones y conservar su estructura y función intactas"; y estabilidad de resilencia o elasticidad, que consiste en "la capacidad de un ecosistema para recuperarse luego de haber sido sujeto a una perturbación".

Fritjof Capra, en su libro "El Punto Crucial" nos entrega el más ilustrativo ejemplo de cómo operan en un organismo vivo los mecanismos homeostáticos, al referirse a la visión de la vida, del ser humano y de la salud sobre la cual se edifican la filosofía y los métodos de las llamadas medicinas alternativas o complementarias y concretamente al describir el enfoque del oncólogo Carl Simonton y la psicoterapista Stephanie Matthews-Simonton.

Claramente debemos especificar que al presentar, a manera de ejemplo, cómo se manifiesta la homeostasis en el organismo, no pretendemos encontrar "órganos" o "aparatos" equivalentes o paralelos al sistema inmunológico del cuerpo humano en el ámbito de la comunidad, sino "visualizar" en operación un principio general válido para todos los sistemas vivos: el de su capacidad para transformarse como respuesta a una crisis. Pero mientras en el organismo humano las respuestas, en últimas, se traducen en estímulos bioquímicos y bioenergéticos, en la sociedad las respuestas son eminentemente culturales, y se concretan algunas veces en soluciones físicas o técnicas.

El enfoque Simonton se basa en el conocimiento de un desorden sistemático que, si bien "hace erupción" en algún órgano concreto, aún antes de que se extienda por metástasis compromete a todo el organismo. El punto de partida consiste en que el paciente adquiera conciencia, por una parte, de que la enfermedad no lo ha atacado desde el exterior, sino que surge como consecuencia de una desestabilización integral de su estado interno, y por otra parte, de que el "yo" entero, y no sólo el órgano directamente afectado, participa en las causas y efectos de dicha desestabilización. Sin olvidar que también intervienen factores ambientales como la exposición a sustancias y radiaciones, así como la predisposición genética, de la cual depende, en parte, que unas mismas influencias ambientales provoquen en una persona la aparición de la enfermedad y en otra no.
La investigación de los científicos citados parece confirmar que la inoperancia del sistema inmunológico es el resultado de situaciones extremas de tensión emocional a las cuales se ha visto sometida la persona:

"El estado de desestabilización genera un estrés prolongado, el cual se canaliza a través de la personalidad particular del paciente; para dar lugar a desórdenes genéticos específicos. En el cáncer las tensiones críticas parecen ser aquellas que lesionan un papel social o una relación afectiva de importancia central en la identidad de la persona o que acorralan a ésta en una situación aparentemente sin salida. Varios estudios sugieren que dichas situaciones tensionantes se presentan entre seis y ocho meses antes de la aparición de la enfermedad, y provocan en el individuo sentimientos de desesperación y desamparo, ante las cuales, consciente o inconscientemente, una enfermedad grave o la muerte misma parecen como solución. El estrés bloquea el sistema inmunológico y simultáneamente conduce a desórdenes hormonales que culminan en un incremento de la producción de células enfermas."
Capra
Concebir integralmente al ser humano y la participación activa del paciente constituye la columna vertebral del manejo de la enfermedad. El enfermo se reconoce como protagonista principal del proceso, mientras el médico y las técnicas tradicionalmente actúan, al igual que el sistema inmunológico, en la función de fortalecer, y no de suplantar, tal protagonismo.

La participación del enfermo se manifiesta en actitudes concretas: ya mencionamos, que el punto de partida era adquirir conciencia de una desestabilización total del organismo y escrutar las posibles razones por las cuales el paciente, al bloquear su sistema inmunológico como consecuencia de tensiones emocionales prolongadas y profundas, de manera inconsciente le abrió las puertas a la enfermedad. El razonamiento fundamental podría resumirse así: "si de modo inconsciente contribuí a la aparición de la enfermedad, de manera consciente, puedo asumir el control y modificar la dirección de su proceso".

Modificar la dirección implica "visualizar" la lucha interior que adelanta el organismo para recuperar su estado estable y desarrollar una "actitud positiva" de confianza en su capacidad de lograrlo. "Está demostrado que la respuesta del paciente al tratamiento depende más de esa actitud que de la severidad de la enfermedad. Una vez que surgen los sentimientos de esperanza y anticipación, el organismo los traduce en procesos biológicos que comienzan a restablecer el balance y a revitalizar el sistema inmunológico, desandando los mismos caminos por los cuales avanzó la enfermedad" (Capra)

Desde el punto de vista educativo, lo más interesante del planteamiento de los Simonton es el papel que juega la concepción del mundo del paciente, tanto en la aparición, como en el combate de la enfermedad: "Para la mayoría de los pacientes de cáncer, la situación creada por acumulación de sucesos tensionantes sólo se puede superar si se cambia su sistema de creencias. La terapia Simonton les muestra a los enfermos que su situación parece desesperada solamente porque la manera como la interpreta bloquea sus mecanismos y posibilidades de respuesta. Se estimula a los pacientes a explorar y ensayar interpretaciones y respuestas alternativas que permitan eliminar el estado de tensión. La terapia implica una revisión continua del cuerpo de creencias y la visión del mundo del paciente" (Capra)

En lo anterior, no solamente en la concepción del mundo y el sistema de creencias del individuo, sino en el lenguaje y la forma empleadas para concretarlas y expresarlas, se basa una escuela de pensamiento dentro de la psicoterapia:

"Quien acude a nosotros en busca de ayuda, es porque de alguna manera sufre bajo el peso de su relación con el mundo. Con esto quiere decirse -y esta opinión se remonta hasta el primitivo budismo que, como se sabe, era eminentemente práctico- que sufre bajo el peso de su concepción e imagen del mundo, bajo la no resuelta contradicción entre lo que las cosas son y lo que, de acuerdo con su visión del mundo, deberían ser".
(Watzlawick)

"Como seres humanos, nosotros no actuamos directamente en el mundo. Cada uno de nosotros crea una representación del mundo en que vivimos, es decir, un mapa, o un modelo que nos sirve para generar nuestra conducta. En gran medida nuestra representación del mundo determinará lo que será nuestra experiencia de él, el modo de percibirlo y las opciones que estarán a nuestra disposición al vivir en el mundo".
(Bandler y Grinder, "La Estructura de la Magia")

Esto nos remite a lo que, en el texto sobre "La Vulnerabilidad Global", denominamos vulnerabilidad ideológica, y que hace referencia al hecho de que "la respuesta que logre desplegar una comunidad ante una amenaza, depende en gran medida de la concepción del mundo, y de la concepción sobre el papel de los seres humanos en el mundo, que posean sus miembros. Si en la ideología predominante se imponen concepciones fatalistas, según las cuales los desastres corresponden a manifestaciones de la voluntad de Dios, contra las cuales nada podemos hacer los seres humanos, o si se piensa que "está escrito" que deben suceder, las únicas respuestas posibles serán el dolor, la espera pasiva y la resignación. Si, por el contrario, la voluntad humana encuentra cabida en las concepciones existentes, si se reconoce la capacidad de transformación del mundo que, a veces para bien, a veces para mal, ha desplegado la humanidad a través de su existencia, y si se identifican las causas naturales y sociales que conducen al desastre, la reacción de la comunidad podrá ser más activa, más constructiva, más de "rebelión" contra lo que parece inevitable" (Wilches-Chaux).

En lo anterior encontramos implícitos suficientes elementos que nos permiten decantar el sentido de tres procesos fundamentales en el desarrollo de las comunidades, como sistemas dinámicos que son, y que adquieren una especial significación en el manejo comunitario de crisis, es decir, en el manejo de desastres basado en el fortalecimiento de los mecanismos homeostáticos de la comunidad. Tales elementos son la educación, la participación y la intervención.



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