sábado, 27 de septiembre de 2008

El Chaman y los males del espíritu entre los Nahuas y los Mayas.

LOS CHAMANES:

En el pensamiento indígena, la realidad visible y tangible no es la única que existe; detrás de ella hay otros ámbitos en donde residen innumerables poderes que determinan la existencia del cosmos.

El Hombre para el indígena, tiene una naturaleza dual, compuesta de cuerpo y espíritu, por lo que es un ser capaz de transitar por esos ámbitos misteriosos transponiendo los umbrales de acceso a ellos; pero solo lo logran en ciertos estados especiales,
cuando el espíritu se desprende del cuerpo; este hecho puede ocurrir por diversas causas y en distintas circunstancias de la vida, y puede ser involuntario o voluntario;

Entre las formas de separación del cuerpo y el espíritu destacan el sueño y el trance extático ; el primero es una de las maneras normales, involuntarias y comunes a todos los hombres, de desprender el espíritu del cuerpo ; el segundo es voluntario y excepcional, pues solo lo logran quienes han sido elegidos por lo seres sagrados, han pasado por un periodo iniciatico de aprendizaje y manejo de las fuerzas divinas y pueden controlar sus potencialidades anímicas, de lo cual obtienen poderes sobrehumanos ; esos hombres portentosos, especializados en practicas de externamiento del espíritu, son los NAGUALES,
llamados así tanto entre los nahuas (de quienes procede el termino) como entre los mayas, aunque reciben muchos otros nombres según las diversas lenguas ;
sin embargo, como la palabra nagual ha sufrido varios cambios de sentido a través de los siglos, empezando por la tergiversación que de ella hicieron los frailes españoles en la colonia, aquí les llamaremos chamanes, palabra siberiana que ha adquirido un carácter universal.

Desde la época prehispánica hasta la actualidad, en el mundo náhuatl y maya ha habido chamanes, entendidos como tales los hombres dotados con capacidades sobrenaturales derivadas de su manejo del trance extático; este se logra mediante rigurosas practicas ascéticas, como ayuno, insomnio, abstinencia y auto sacrificio, acompañadas de meditación, danzas y cantos rítmicos e ingestión o aplicación de substancias psicoactivas--tanto hongos y plantas alucinógenos como bebidas embriagantes. El trance consiste en desprender el espíritu del cuerpo en estado de vigilia y controlar todas sus acciones; así, el chaman puede "VER" todo lo que los demás no ven, lo cual es sinónimo de conocer; es capaz de subir al cielo, bajar al inframundo y recorrer largas distancias en unos cuantos segundos; así mismo, de comunicarse con los dioses, con los muertos, con los espíritus de otros hombres vivos y con su propio alter ego animal. También tiene la facultad de transformarse en animales, en líquidos vitales (como la sangre) y en fenómenos naturales (como los rayos, las bolas de fuego o los cometas); puede dominar las fuerzas de la naturaleza (como el granizo) y, sobre todo puede "VER" la causa de las enfermedades y propiciar mágicamente las curaciones.

Los chamanes fueron y son los conocedores e interpretes de sueños y quienes manejan los productos psicoactivos (plantas sagradas y bebidas embriagantes) para comunicarse con lo sagrado y para las practicas curativas y de adivinación. Aquí hablaremos solo de la función medica del chaman.

Entre los nahuas y los mayas, brindaremos una visión histórica general, desde la época prehispánica hasta la actualidad. Por enfermedades del espíritu entendemos las predominantemente psicosomáticas que aquejan a los indígenas.
Antes de mencionarlas, es necesario advertir que la mayor parte de las enfermedades, como lo reconocen muchos médicos, tienen un carácter psicosomático. Por ello, para comprender cualquier sistema medico es necesario conocer su contexto cultural, la concepción del mundo y de la vida, las ideas sobre el cuerpo humano, que explican los conceptos de salud y enfermedad y las practicas curativas. Cada cultura tiene sus propios padecimientos y sus propias terapias correspondientes a ellos ; un hombre de la cultura occidental, no se enferma de flato, de baraustó, de pochitoque que o de mal de arana ni se cura con formulas mágicas, incienso y oraciones, así como para tojolabal o un ch'ol no servirían, seguramente, los placebos usados por los médicos occidentales, No queremos decir con esto que no haya enfermedades biológicas, físicas, ni una medicina científica, es decir un conocimiento objetivo y universal del cuerpo humano y sus males, sino que evidentemente hay un alto porcentaje de enfermedades de carácter psicosomático, lo cual fue bien comprendido por la chamana mazateca Maria Sabina, cuando decía que lo que se enferma es el espíritu, por lo que es preciso curarlo a el para sanar el cuerpo.

EPOCA PREHISPANICA:

Entre los nahuas prehispánicos había diversos tipos de chamanes especializados tanto en causar enfermedades como en curarlas;
se decía que el mismo chaman podía ser "bueno y malo", entendiendo por esto que sus poderes podían ser dirigidos hacia el bien y la salud de los otros o hacia su destrucción.
Uno de los chamanes nahuas mas destacados era el NAHUALLI, considerado un sabio con poderes sobrehumanos para transformarse en diversos animales; era un consejero serio y respetado.
El bueno era cuidador y guardián; el malo, encantador y dañador, provocador de enfermedades. En general, a todo chaman con poderes para transformarse se lo denominaba nahualli;
así, convertirse en un animal era hacer de el su nahualli; por ejemplo, el tlacatecolotl, "hombre búho" (que también se transformaba en perro), era un nagual maléfico, pues causaba enfermedades al quemar figuras de madera de la victima, verter sangre propia sobre esta o darle a beber pociones venenosas. El y otros naguales malignos eran tecotzquani, "comepantorillas" y teyolloquani "comecorazones", porque hechizaban a la gente. Hacían magia, como vestir un madero con la figura de una persona, adornarlo como se acostumbraba hacerlo con un difunto y luego quemarlo para ocasionar la muerte. Todos estos chamanes malignos tenían como protector a Nahualpilli, un aspecto de tezcatlipoca.

Entre los naguales benéficos estaba el teciuhtlazqui o "granicero", que podía producir granizo y conjurarlo. El chaman especializado en medicina era llamado Ticitl " el que practica la medicina(ticiotl)" . Se dice que era un curandero con experiencia en hierbas, eméticos y toda clase de pociones, así como en incisiones y también podía provocar enfermedades y seducir mujeres para embrujarlas. Tenia muchas sub especialidades, entre las cuales estaba la de Paini, un Chaman adivino, especializado en el uso de alucinógenos propiamente un medico de enfermedades del espíritu.
Estos curanderos pasaban por iniciaciones religiosas, que consistían en morir y bajar al inframundo, donde recibían la instrucción médica, el conocimiento de los diagnósticos, de los instrumentos para curar y de las hierbas sagradas. Para diagnosticar usaban la adivinación que se realizaba de distintas formas ; mediante nudos y cuerdas , granos de maíz, agua, el calendario ritual, agüeros, interpretaciones de sueños e ingestión de plantas alucinógenas y psicoactivas en general ; Hongos, Peyote, Ololiuhqui, tlapatl, toloache, estafiate y sobre todo, picietl o tabaco.

El interprete de alucinaciones fue el "Paini", el que bebe un brebaje. El ingería los alucinógenos y luego diagnosticaba, o bien hacia beber la hierba sagrada al paciente. Las enfermedades que inducían a consultar al "Paini" eran las muy largas y penosas, que se atribuían a hechizo.
Los textos mencionan por ejemplo , susto, angustia y "nausea en el corazón". El propio enfermo, al beber el alucinógeno, daba la señal de donde estaba la enfermedad.
Otro Ticitl diagnosticaba interpretando sueños; se trata del Temiquiximati, "El conocedor de los sueños", que tenia libros especiales sobre el significado de los sueños, aunque lograban su interpretación principalmente gracias a sus poderes sobrenaturales y por su habilidad para manejar el espíritu separado del cuerpo. Debido a su oficio se lo llamaba "Hijos de la Noche", como Tezcatlipoca y como Malinalxochitl, la hermana hechicera de huitzilopochtli, que era una gran Naguala Maligna, "agarradora de pantorrillas, embaucadora de gentes, descaminadora de gentes, adormecedora de gentes, que hace comer culebras..., y tecolotes a las gentes, pues llama a todo ciempiés, arana, y se vuelve hechicera... Muy Grande bellaca -- Dice Tezozomoc"

Entre los mayas antiguos también había varios tipos de chamanes, empezando por los propios gobernantes, que fueron retratados en las estelas con sus atributos sacerdotales y portando insignias del dios celeste supremo, en nombre del cual gobernaban.
Los textos coloniales quiches y cakchiqueles les llamaban Nawal Winak, "Hombres Naguales", y describen sus poderes sobrenaturales, como la transformación en jaguares y otros animales, la capacidad de subir al cielo, bajar al inframundo, la posesión de una gran fuerza física y una visión tan aguda y penetrante que les permitía adivinar. Los textos no mencionan sus habilidades curativas ni el uso de plantas sagradas, pero cabe inferir que eran también médicos y que empleaban los alucinógenos como los nahuas. Si se mencionan en cambio, sus rigurosas practicas ascéticas y su envoltorio ritual que era, al mismo tiempo, insignia de su poder.
Este envoltorio contenía huesos de águila, de jaguar y de puma, cabezas y patas de venado, piedras negras y amarillas- seguramente para la adivinación-, plumas de garza, quetzal y azulejo, cola de buitre, tabaco, hongos de piedra y sangrador para el auto sacrificio.,
se mencionan también "hierbas para refrescarse", que eran seguramente las plantas curativas.
Entre los mayas de Yucatán, en la época de la conquista, los chamanes eran sacerdotes especializados; El Uaiaghon, "Brujo"; El Ah pul yaah, "brujo echador de enfermedad"; el h'men, "mago que se transformaba en animal" que es el que ha pervivido hasta hoy. Y los chilames, que profetizaban en estado de trance, acostados de espaldas en el suelo, tal vez ayudados por el xtabentun "ololiuhqui". Los chamanes eran médicos y hechiceros, que curaban con sangrías y echaban suertes para adivinar.
Celebraban sus fiestas en el mes Zip; durante ella, sacaban sus envoltorios, que contenían idolillos de las deidades de la medicina "ixchel e itzamna" piedras para echar la suerte (am) y muchos objetos más.

EPOCA COLONIAL:

Durante la época colonial, el Nagualismo o Chamanismo fue identificado con la brujería europea por presentar varias ideas afines a ella, entre las cuales estaba la transformación del brujo en animal.
Se lo considero una práctica de una secta perversa y demoníaca importada de Egipto y , así, los conceptos de magia negra y de pacto con el diablo se integraron a las creencias indígenas, en la mentalidad de los conquistadores y después en la de los propios indios.

Pero los ritos chamanicos siguieron realizándose en la clandestinidad, de los cual hay muchos testimonios, gracias a la persecución de que fueron objeto. Así, Jacinto de la serna , Ruiz De Alarcón, Margil De Jesús y Núñez De La Vega, en el siglo XVII formulan precisas descripciones de los poderes de los naguales en el altiplano central y en Chiapas.
En este lugar eran llamados Poxlom "de pox medicina lo cual confirma que practicaban principalmente curaciones " .
Núñez dice: ".. Nos ha constado que es el demonio, que como pelota o bola de fuego anda en el aire en figura de estrella, con cauda a modo de cometa"

Los textos afirman que practicaban la medicina y empleaban para las curaciones la confesión de los pecados y "hediondas medicinas" -por ejemplo- algunas brujas yucatecas ponían tlapatl (matul) debajo de la almohada o lo daban a oler para hacer perder el juicio- . También eran nigromantes, hacían magia amorosa y sabían trasladarse a los que margil llama "paraísos fingidos" sitios donde participaban en festines.

EPOCA ACTUAL:

En las comunidades indígenas nahuas y mayas de hoy encontramos la pervivencia del chamanismo con sus ideas básicas de la capacidad transformadora del chaman y sus poderes de adivinación y de curación.
En los estados de México, Morelos, Puebla y Veracruz, principalmente, pervive la tradición chamanica náhuatl.

Hay diversas especialidades como los graniceros y los chamanes siguen siendo los médicos de las enfermedades del espíritu. En las comunidades mayances, los chamanes ocupan un sitio principal, pues además de curar enfermedades cumplen un importante papel policito-social.
También los chamanes de hoy son elegidos a través de un sueño o una enfermedad, y en ese estado aprenden el oficio de curanderos y adivinos; es decir la iniciación se produce con el espíritu separado del cuerpo.

Los mayas y los nahuas siguen considerando que hay un buen número de enfermedades ocasionadas por energías y seres sobrenaturales.
Pervive también la idea de que las patologías dependen de la conducta de los hombres, quienes al transgredir las normas sociales y morales ocasionan el enojo de los dioses. El castigo puede consistir en que las deidades ancestrales, dejan fuera de su protección al compañero animal y este se queda vagando solo y perdido en el monte, a merced de cualquier ser maligno que puede devorarlo o destruirlo.

Por otra parte, los dioses del inframundo se aparecen a los hombres en forma de seres maléficos, como serpientes, hormigas, arco iris, el Sombreron, la xtabay y el moo-tancaz, que deambulan por las noches para dañar a los hombres con graves enfermedades.
También son causas de enfermedad las influencias del signo del calendario ritual, las alteraciones del equilibrio corporal (por ejemplo, el desacomodo del tipte, órgano rector del funcionamiento del cuerpo" y las emociones fuertes, como el susto, el enojo, la tristeza o la vergüenza(azareo).

Cuando el espíritu se halla separado del cuerpo, es decir en el estado de sueño, o durante el orgasmo, es mucho mas susceptible de contraer enfermedades, pues se encuentra a merced de fuerzas nocturnas y maléficas.
Por ejemplo un muerto puede presentarse en el sueño de su enemigo y enfermarlo de susto.

Los males del espíritu llegan a manifestarse como delirios, afasias , melancolía, irritabilidad, mal erótico, depresión y locura, entre otras formas ;
pero también afectan al cuerpo, que sufre fiebre, hinchazones, dolores, urticarias, ahogos, etc..., capaces de producir incluso la muerte.
La mas común de las enfermedades del espíritu es "la perdida del alma". Es posible extraviar el alma de diversas maneras, pero sobre todo por "espanto" o "susto", por un accidente o por "mal echado" por un enemigo. Se piensa que el alma se sale y es capturada por los espíritus guardianes de la tierra, los ríos, los bosques, por los seres del inframundo o por los malos "aires", que son entidades maléficas con voluntad.

En Tepoztlan, por ejemplo, se cree que los "aires" habitan en las barrancas o los hormigueros-palabras que se emplean indistintamente para indicar sitios malos y peligrosos-, por lo que atacan de preferencia en esos lugares. En las barrancas habita asimismo el arco iris, identificado con serpientes malignas.
También un feto puede perder el alma si la madre sufre un susto; los bebes la pierden con mas facilidad, por no habérseles cerrado todavía la "mollera". Las almas que se pierden se quedan en el sitio del susto, o en poder del "aire", o bien se van al inframundo "TLALOCAN".

Cuando el alma se ha perdido, el cuerpo enferma; los síntomas son falta de apetito, debilidad, depresión, exceso de sueño y sueño agitado. Otro grupo de padecimientos del espíritu lo constituyen los ocasionados por los seres humanos, que se cuentan entre los peores; el más frecuente es el "mal echado" por un brujo, que tiene varias manifestaciones. Por lo general, los brujos echan o envían la enfermedad con formulas mágicas y, además, preparan pócimas venenosas y tienen como aliados a los malos aires, que introducen por los orificios naturales de sus victimas, luego de expelerlos por los suyos.
El "mal echado" incluye toda clase de desordenes psíquicos y locura.
El brujo puede poner cabellos en la garganta o en el estomago de las victimas, lo que les causa la muerte por asfixia o dolor agudo, y puede introducir en el abdomen animales, como ratas, armadillos, lechones, cachorros de perro, sapos, culebras o insectos. Los hechizados experimentan terribles dolores y finalmente mueren.

Los brujos también pueden producir esterilidad por enfriamiento de los genitales, que se cura con vapores de hierbas aplicados de modo directo a esos órganos.
Los brujos pueden, en fin, "cortar la hora", es decir provocar la muerte tras una lenta agonía, en virtud de que sus aliados, los dioses de la tierra, aprisionan al otro yo animal de la victima y lo mantienen sin alimentos. La persona se va debilitando, sufre vómitos, dolores, hinchazones y por ultimo, muere.

Hay otras alteraciones ocasionadas por hombres con poderes sobrenaturales, aunque involuntariamente, como las que sobrevienen por la "VISTA FUERTE" o por exceso de "CALOR";
Este es una energía peculiar que se acumula con los anos y la sabiduría; entre los antiguos nahuas, formaba parte del tonalli.
Cuando una mujer esta embarazada, por ejemplo, tiene exceso de calor que puede dañar a otros, sobre todo a los niños.
Las enfermedades producidas por seres humanos, ya sea voluntaria o involuntariamente, son por lo general graves; por eso dicen los tojolabales que "DE POR SI NO HAY PEOR PONZOÑA QUE LA DE LA GENTE"
y precisamente las enfermedades del espíritu son las atendidas por los chamanes, pues su diagnostico y tratamiento rebasa los conocimientos y capacidades de los curanderos comunes.

Los chamanes diagnostican ante todo por la adivinación, de igual forma y con las mismas semillas de sus antepasados prehispánicos. La adivinación realizada mediante la ingestión de substancias alucinógenas ya no es tan común como en la época prehispánica (se conserva entre los nahuas de la sierra de puebla y de la región de tétela del volcán, por ejemplo; Los brujos, echadores de enfermedad también curan, sobretodo los padecimientos que ellos mismos ocasionan, como la locura. Incluso tienen la protección del mismo Santo que cuida a los chamanes buenos: San Pedro. Tanto entre los nahuas como entre los mayas. Ellos conocen los ritos, las formulas mágicas y las "contrahierbas".
Cuando fracasa un Chaman se consulta al brujo, que posee mas recursos. Las ceremonias curativas son diversas y complejas, pero incluyen siempre la quema de Copal, que es uno de los alimentos de los dioses; oraciones donde se pide el perdón y la devolución de la salud o del alma perdida. Exhortaciones al cuerpo enfermo para que se cure o al alma para que regrese, y el uso de velas , flores, y alimentos.
Muchas veces se mata una gallina o un pollo negro, que se entrega a los dioses a cambio del alma.
Los ritos se realizan en casa del paciente, en el lugar donde se perdió el alma, visitando en peregrinación diversos altares de las montanas sagradas o en los campos y cuevas. Además de las oraciones y conjuros, se hacen sobadas, barridas, sopladas, baños y sangrías; también se chupa el mal, como se hacia en la época prehispánica, y se aplican o dan a beber medicamentos.
A veces la curación solo se logra con el alma separada del cuerpo, es decir durante el sueño o en estado de trance extático; para logra este ultimo, se da a beber al paciente un alucinógeno, como se hace en Tétela del Volcán. Todas estas creencias y prácticas médicas, aunque incluyan oraciones cristianas y muchos elementos nuevos, son en esencia de tradición prehispánica y concuerdan con la concepción indígena del mundo y de la vida que de un modo u otro ha pervivido.




Caminar de forma sagrada.


Hehaka Sapa (Alce Negro en español, Black Elk en inglés) fue un famoso chamán sioux, que participó en la batalla de Little Big Horn (cuando su primo Caballo Loco liquidó al teniente coronel Custer y a buena parte del 7º de Caballería) y fue herido en la Masacre de Wounded Knee.

Cuando ya era anciano, contó a los escritores John Neihardt y Joseph Epes Brown la historia de su vida, así como detalles de numerosos rituales sioux.

Algunas de sus palabras son estremecedoras, de tan hermosas, y coincidentes con el budismo zen y otras tradiciones espirituales:

Caminar de forma sagrada es hacer de la vida un arte,
vivir cada momento como si fuera el último,
dar cada paso como si fuera el primero.

Inspirar amor y conciencia en este frágil cuerpo nuestro
y entrar en el cuerpo mayor que todos compartimos.
Ver que cada paso debe ser dado con ligereza,
sin forzar nada, sin crear más ego.

Caminar de manera sagrada es
liberarnos de nuestro sufrimiento
y permitir que la brillante esencia del momento
dirija nuestro siguiente paso.

En un cuerpo abierto, en una mente abierta,
en un corazón abierto,
las posibilidades son ilimitadas.
La sanación se encuentra por doquier.
Cada paso es precioso.
Cada paso es una nueva sanación.



viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Quién soy yo?

De improviso me encontré envuelto en una nube de color semejante al de las llamas. Por un instante pensé en un incendio, en una inmensa conflagración en algún lugar inmediato a aquella gran ciudad; al momento siguiente comprendí que el fuego estaba dentro de mi. Entonces me inundó un sentimiento de júbilo. Un inmenso regocijo acompañado o seguido inmediatamente por una iluminación intelectual imposible de describir. Entre otras cosas. No llegué simplemente a creer sino que vi que el universo no está compuesto de materia muerta, sino que es -por el contrario- una presencia viviente: tomé conciencia de que la poseía ya entonces; vi que todos los hombres son inmortales; que el orden cósmico es tal que sin la menor duda todas las cosas colaboran para el bien de todas v cada una de ellas; que el principio fundamental del mundo, de todos los mundos, es lo que llamamos amor, y que felicidad de todos y, de cada uno es, a la larga, absolutamente segura”.
(Cita de R. M. Bucke)


Que magníficas visiones. Cometeríamos seguramente un grave error si llegáramos a la apresurada conclusión de que tales experiencias son alucinaciones, ya que en su definitiva revelación nada hay de la angustia torturada de las visiones sicóticas.

William James, el padre de los sicólogos norteamericanos, insistió una y otra vez en que, “nuestra conciencia normal de vigilia no es más que un tipo especial de conciencia, en tanto que en derredor de ella, y separada por la más tenue de las pantallas, se extienden formas de conciencia totalmente diferentes”. Es como si nuestra percepción habitual de la realidad no fuera más que una isla insignificante, rodeada por un vasto océano de conciencia, insospechado y sin cartografiar, cuyas olas se estrellan continuamente contra los arrecifes que ha erigido nuestra percepción cotidiana... hasta que, espontáneamente, las rompen e inundan esa isla con el conocimiento, de un nuevo mundo de conciencia, tan vasto como inexplorado, pero intensamente real.

El aspecto más fascinante de esas sobrecogedoras vivencias de iluminación, es que el individuo llega a sentir, mas allá de cualquier sombra de duda, que fundamentalmente él es uno con todo el universo, con todos los mundos, superiores o inferiores. Su sentimiento de identidad se expande mucho más allá de los estrechos confines de su mente y su cuerpo, hasta abarcar la totalidad del cosmos. Por esta razón, precisamente, R.M. Bucke denominaba “conciencia cósmica” a esta modalidad de percepción. El musulmán lo llama la “Identidad Suprema”, porque es una identidad con el Todo. En general, nos referimos a ella valiéndonos de la expresión “conciencia de la unidad”: un abrazo de amor con la totalidad del universo.

Abundan las pruebas de que este tipo de experiencia o conocimiento es el núcleo central de toda religión importante.

Esta modalidad de la percepción, esta unidad de la conciencia o identidad suprema, constituye la naturaleza y condición de todos los seres sensibles: pero paulatinamente vamos limitando nuestro mundo y nos apartamos de nuestra verdadera naturaleza al establecer fronteras.

La incógnita de quiénes somos probablemente ha atormentado a la humanidad desde el amanecer de la civilización y hoy sigue siendo uno de los interrogantes humanos más perturbadores. Pero, en vez de examinar la multitud de respuestas posibles a esta pregunta, echemos una mirada a un proceso muy específico y básico que se da cuando una persona se formula los interrogantes: ¿quién soy?, ¿en qué consiste mi verdadero ser y mi identidad fundamental? y se responde a si mismo.

Hay un proceso básico que subyace en todo el procedimiento para establecer una identidad. Cuando uno responde a la pregunta ¿quién soy yo?, sucede algo muy simple. Lo que en realidad está haciendo, a sabiendas o no, es trazar una línea o límite mental que atraviesa en su totalidad el campo de la experiencia y a todo lo que queda dentro de ese límite lo percibe como “yo” o lo llama así, mientras siente que todo lo que está por fuera del límite queda excluido del “yo mismo”. En otras palabras, nuestra identidad depende totalmente del lugar donde tracemos la línea limítrofe.

Lo que solemos llamar crisis de identidad se produce cuando uno no puede decidir cómo ni dónde trazar la línea. En pocas palabras, preguntar: ¿quién eres? Significa preguntar: ¿dónde trazar la frontera?

Lo más interesante de esta línea divisoria es que puede desplazarse y con frecuencia se desplaza. Su trazado puede rectificarse. En cierto sentido, la persona puede volver a cartografiar su yo y tal vez encuentre territorios que jamás habría creído posibles y ni siquiera deseables. Tal como hemos visto, las formas más radicales de rehacer el mapa o de cambiar de lugar la línea limítrofe se dan en las experiencias de la identidad suprema, en las que la persona expande el límite de su propia identidad hasta incluir la totalidad del universo. Hasta podríamos decir que pierde completamente la línea limítrofe, porque cuando está identificada con el “todo único y armonioso”, ya no hay dentro ni fuera y por lo tanto no hay dónde trazar la línea.

La frontera más común que trazan los individuos es la de la piel, que envuelve la totalidad del organismo. Aparentemente, se trata de una demarcación entre lo que uno es y lo que no es que goza de universal aceptación. Todo lo que está dentro de la piel es, en algún sentido, “yo”, mientras que todo lo que está fuera de ese límite es “no-yo”. Algo que esté fuera del límite de la piel puede ser “mío” pero no es “yo”. Por ejemplo, reconozco “mi” coche, “mi” trabajo, “mi” casa, “mi” familia, pero desde luego nada de eso es directamente “yo” de la misma manera que lo son todas las cosas que están dentro de mi piel. El límite de la piel, es, una de las fronteras más básicamente aceptadas entre lo que uno es y lo que no es.

La mayoría de las personas, aunque reconozcan y acepten como un hecho que la piel es un límite entre lo que uno es y lo que no es, trazan otra demarcación, para ellas más significativo, en el interior mismo del organismo.

Si al lector le parece rara la idea de una línea limítrofe en el interior del organismo, permítame que le pregunte: ¿siente que usted es un cuerpo, o siente que tiene un cuerpo?. La mayoría de lo individuos sienten que tienen un cuerpo, como si fueran dueños o propietarios tal como pueden serlo de un coche, una casa o cualquier otro objeto. En estas circunstancias, parece como si el cuerpo no fuera tanto “yo” como “mío”, y lo que es “mío” por definición, se encuentra fuera del límite entre lo que uno es y lo que no es.

Biológicamente, no hay el menor fundamento para esta disociación o escisión entre la mente y el cuerpo, la psique y el soma. La escisión mente-cuerpo y el consiguiente dualismo es, no obstante, un punto de vista fundamental de la civilización occidental.

La frontera se traza entre la mente y el cuerpo, y la persona se identifica sin más ni más con la primera. Incluso llega a tener la sensación de que vive en su cabeza, dando órdenes a su cuerpo, que a su vez puede obedecer o no.

En pocas palabras, lo que el individuo siente como su propia identidad no abarca directamente el organismo como un todo, sino solamente una faceta del organismo, a saber, el ego. El individuo se identifica con una imagen mental de si mismo, más o menos precisa, y con los procesos intelectuales y emocionales que van asociados a dicha imagen. Siente, pues, que es un yo y que por debajo de el cuelgan su cuerpo. Vemos aquí otro tipo importante de línea limítrofe, el cual establece que la identidad de la persona se da principalmente con el ego, con la imagen de si mismo.

Por diversas razones, es posible que el individuo se niegue incluso a admitir que algunas facetas de su propia psique son suyas. En lenguaje sicológico se dice que las aliena, las reprime, las escinde o las proyecta. En definitiva, se trata de que reduce el límite entre lo que él es y lo que no es de manera que sólo da cabida a ciertas partes de sus tendencias yoicas. Como el individuo se identifica solamente con facetas de su psique, siente que lo que resta de ella “no es él”, es territorio extranjero, extraño y peligroso. Y vuelve a trazar el mapa de su “yo” de manera que niegue y excluya de la conciencia los aspectos de si mismo que no acepta. Evidentemente tenemos aquí otro tipo general, e importante, de línea limítrofe.

No tratamos de decidir cuál de estos tipos de mapas de uno mismo está “bien”, es “correcto” o “verdadero”. Simplemente vamos tomando nota, de manera imparcial, de que existen varios tipos principales de líneas limítrofes entre lo que uno es y lo que uno no es.

Dado que estudiamos el tema sin ninguna intención valorativa, podemos mencionar al menos otro tipo de línea limítrofe y que es la asociada con los llamados fenómenos transpersonales.

El término “transpersonal” significa que es está produciendo en el individuo alguna clase de proceso que, en cierto sentido, va más allá del individuo. El ejemplo más sencillo lo constituyen los casos de percepción extrasensorial, o ESP, de la cual los sicólogos reconocen varias formas: telepatía, clarividencia, precognición y retrocognición. También podríamos incluir las experiencias extracorporales, las de un yo transpersonal –testigo-, las experiencias de conciencia cósmica, etc. Lo que todos estos hechos tienen en común es una expansión del límite entre lo que uno es y lo que uno no es, que llega a trascender la frontera del organismo constituido por la piel. Aunque las experiencias o vivencias transpersonales son, hasta cierto punto, similares a la conciencia de la unidad, es menester no confundirlas. En la conciencia de la unidad, la identidad de la persona es identidad con el Todo, absolutamente con todas las cosas. En las vivencias transpersonales, la identidad de la persona no llega a expandirse hasta la Totalidad, pero si se expande, o al menos se extiende, más allá del límite orgánico de la piel. Aunque no se identifique con el Todo, tampoco su identidad se mantiene confinada exclusivamente al organismo. Al margen de la consideración que merezcan las experiencias transpersonales, las pruebas de que existen al menos algunas de sus formas son abrumadoras, por lo que podemos concluir sin temor a equivocarnos que estos fenómenos representan una clase más de líneas limítrofes del yo.

Lo que importa de este análisis de los límites entre lo que uno es y lo que uno no es, estriba en que el individuo no solamente tiene acceso a uno, sino a muchos niveles de identidad. Tales niveles de identidad no son postulados teóricos, sino realidades observables, que cada uno puede verificar por si mismo y en si mismo. Por lo que respecta a estos diferentes niveles, es casi como si ese fenómeno familiar pero, en última instancia, misterioso, que llamamos conciencia, fuera un espectro, una especie de arco iris compuesto por numerosas bandas o niveles de identidad.

Es evidente que cada nivel sucesivo del espectro representa un tipo de estrechamiento o de restricción de lo que el individuo siente que es “el mismo”, su verdadera identidad, su respuesta a la pregunta: ¿quién eres?.

En la base del espectro, la persona siente que es una con el universo, que su verdadero yo no es solamente su organismo, sino la totalidad de la creación. En el nivel siguiente del espectro (ascendiendo por el), el individuo siente que no es uno con el Todo, sino más bien uno con la totalidad de su organismo. Su sentimiento de identidad se ha desplazado y reducido, desde la totalidad del universo a una faceta de éste, a saber, su propio organismo. En el nivel siguiente, la identidad vuelve a estrecharse, porque ahora el individuo se identifica principalmente con su ego, que no es más que una faceta de la totalidad del organismos. Y llegado al nivel final del espectro, puede incluso reducir su identidad a facetas de su mente, alineando y reprimiendo la sombra, es decir, los aspectos no aceptados de su psique. Entonces se identifica solamente con una parte de la psique, que es lo que llamamos la persona (máscara).

Los diferentes niveles del espectro representan no solo diferencias en la identidad, por más importante que esto sea, sino también en aquellas características que directa o indirectamente estén ligadas con la identidad. Pensemos, por ejemplo, en un problema corriente: el “conflicto consigo mismo”. Puesto que hay diferentes niveles de conflicto del yo, es obvio que también hay diferentes niveles de conflicto consigo mismo. La razón estriba en que, en cada nivel del espectro, la línea limítrofe de lo que es la identidad de una persona se traza de diferente manera, pero, como bien saben los expertos en temas militares, una línea limítrofe es también una línea de batalla en potencia, ya que delimita los territorios de dos campos potencialmente en pugna. Así, por ejemplo, una persona que esté en el nivel medio ambiente, pues esté se le parece como extranjero, externo y, por consiguiente, como una amenaza para su vida y su bienestar. Una persona que está en el nivel del ego, no solo encuentra que su medio es territorio extranjero sino que lo es también su propio cuerpo, lo cual significa que la naturaleza de sus conflictos y perturbaciones es diferente en sumo grado. Una persona así ha desplazado la línea limítrofe de “lo que uno es” y, por consiguiente, ha desplazado la línea de batalla de sus conflictos y sus guerras personales. En este caso, su cuerpo se ha pasado al enemigo.

Esta línea de batalla puede adquirir una gran importancia en el nivel de la persona (máscara), porque aquí el individuo ha trazado la línea limítrofe entre facetas de su propia psique, de modo que la línea de batalla se encuentra ahora entre el individuo en cuanto persona y su medio, pero también su cuerpo y ciertos aspectos de su propia mente.

Lo que aquí importa es que cuando un individuo dibuja los límites de su alma, establece al mismo tiempo las batallas de su alma. Cada nivel ve diferentes procesos del universo como extraños a él; y puesto que, como en cierta ocasión señaló Freud todo extraño parece un enemigo, cada nivel está potencialmente comprometido en diferentes conflictos con diversos enemigos. Dicho en la jerga sicológica, los diferentes “síntomas” se originan en distintos niveles.

En la actualidad hay un interés increíblemente amplio, y que no deja de crecer, en toda clase de escuelas y técnicas que se ocupan de los diversos aspectos de la conciencia. Mucha gente recurre a la sicoterapia, el análisis junguiano, el misticismo, la sicosíntesis, el zen, el análisis transaccional, el rolfing, el hinduismo, la bioenergética. Etc. Lo que tienen en común estas escuelas es que, de una manera u otra, todas intentan efectuar cambios en la conciencia de una persona. Pero ahí acaba la similitud.

El individuo sinceramente interesado en aumentar y enriquecer su conocimiento de si mismo, se encuentra con una variedad tan asombrosa de sistemas sicológicos y religiosos que apenas si sabe por dónde comenzar o a quién creer. Incluso si estudia cuidadosamente todas las escuelas importantes de sicología o de religión, lo más probable es que termine tan confundido como cuando empezó, porque estas diversas escuelas, tomadas en conjunto, indiscutiblemente se contradicen entre si.

¿Apuntan todas ellas al mismo nivel de la conciencia de la persona? ¿No podría ser que estos enfoques tan diferentes, lejos de estar en conflicto o de ser contradictorios, reflejan realmente diferencias muy concretas en los diversos niveles del espectro de la conciencia? ¿No sería posible que esos diferentes enfoques sean, todos ellos, más o menos correctos cuando se emplean en su propio nivel principal?

Si así fuera estaríamos en condiciones de introducir considerable orden y coherencia en un campo que, de otra manera, es de una complejidad enloquecedora. Entonces se pondría de manifiesto que todas estas escuelas sicológicas y religiosas diferentes no representan tanto maneras sino que son más bien enfoques complementarios de diferentes niveles del individuo.

De este modo, para no dar más que unos pocos ejemplos muy breves y generales, el objetivo del sicoanálisis y de la mayoría de las formas de terapia convencional, tales como: sicodinámica, análisis transaccional, terapia primal, etc. Es remediar la radical escisión entre los aspectos conscientes e inconscientes de la psique, de modo tal que la persona se ponga en contacto con “la totalidad de su mente”. Estas terapias apuntan a reunificar la persona. En otras palabras, son todas ellas terapias orientadas hacia el nivel del ego, intentan ayudar al individuo que está viviendo como “persona” para que vuelva a cartografías su alma como ego.

La meta de la mayoría de las llamadas terapias humanísticas tales como la bioenergética, la rogeriana, la guestáltica, la logoterapia, el análisis existencia, etc. Es curar la escisión entre el ego y el cuerpo, re-unir la psique y el soma para así revelar el organismo total. Por eso, a la sicología humanista –llamada Tercera Fuerza (si se considera que las dos principales fuerzas, en sicología, son el sicoanálisis y el conductismo)- se le designa también como “movimiento de potencial humano”. Al extender la identidad de la persona desde la mente o ego hasta la totalidad del organismo, se liberan los vastos potenciales del ser total, poniéndolos a disposición del individuo.

Si profundizamos aún más, encontraremos que la meta de disciplinas como el budismo zen, el hinduismo vendanta, el esoterismo, el taoísmo, la meditación transcendental, etc., es curar la escisión entre el organismo total y el medio, para revelar una identidad –una identidad suprema- con el universo entero. En otras palabras, apuntan al nivel de la conciencia de unidad, pero no olvidemos que entre ese nivel y el del organismo total están las bandas transpersonales del espectro. Las terapias que se dirigen a este nivel se interesan profundamente por los procesos que se dan en la persona, pero que son realmente “supraindividuales” o “colectivos” o “transpersonales”. Incluso hay quienes se refieren a un “yo transpersonal”, que si bien no es idéntico al Todo (entonces sería conciencia de unidad), trasciende los límites del organismo individual. Entre las terapias que se dirigen a este nivel se encuentran la sicosíntesis, el análisis junguiano, diversas prácticas preliminares del yoga, las técnicas de meditación trascendental y otras.

Todo esto es, naturalmente, una versión muy simplificada de las cosas, pero señala con eficiencia de qué manera, en general, la mayor parte de las principales escuelas de sicología, sicoterapia y religión no hacen más que dirigirse a los diferentes niveles principales del espectro.

El crecimiento es redistribución, nuevo trazado de zonas y diseño del mapa. Es primero un reconocimiento, y después un enriquecimiento de niveles cada vez más profundos y más vastos de lo que uno es.

Fuentes:

Ken Wilber.
Tomado del Capitulo I del libro "Conciencia sin Fronteras", por K. Wilber.

Extractado por Alberto Merlano A. Marzo 1992

http://www.geocities.com/ludico_pei/ludica.gif
Caja de Herramientas


Ver tambien:

Extractado por Alberto Carvajal de
K. Wilber.- Conciencia sin Fronteras.

http://www.alcione.cl/nuevo/assets/logo.gif



Meditación Vipassana.

Vipassana, que significa ver las cosas tal como realmente son, es una de las técnicas más antiguas de meditación de la India. Fue redescubierta por Gotama el Buda hace mas de 2.500 años y fue enseñada por él como un remedio universal para males universales, es decir, como un arte: El arte de vivir.

Esta técnica no sectaria tiene por objetivos la total erradicación de las impurezas mentales, y la resultante felicidad suprema de la completa liberación. La curación, no meramente la curación de las enfermedades, sino la curación esencial del sufrimiento humano, es su propósito.

Vipassana es un sendero de auto-transformación mediante de la auto-observación. Se concentra en la profunda interconexión entre mente y cuerpo, la cual puede ser experimentada de manera directa, por medio la atención disciplinada dirigida a las sensaciones físicas que forman la vida del cuerpo, y que continuamente se interconectan con la vida de la mente y la condicionan. Es este viaje de autoexploración a las raíces comunes de cuerpo y mente, basado en la observación, lo que disuelve la impureza mental, produciendo una mente equilibrada, llena de amor y compasión.

Las leyes científicas que operan en nuestras sensaciones, sentimientos, pensamientos y juicios llegan a hacerse evidentes. Mediante la experiencia directa, se comprende la naturaleza de como uno crece o decrece, de como uno produce sufrimiento o se libera de él. La vida se va caracterizando por una intensificación de la conciencia, por la ausencia de engaño, por el auto-control y la paz.


El Arte de Vivir

Todos buscamos la paz y la armonía, porque carecemos de ellas. De vez en cuando todos experimentamos agitación, irritación, falta de armonía, sufrimiento; y cuando padecemos la agitación, no guardamos esta miseria limitada en nosotros, sino que continuamente la distribuimos a los demás. Una persona desdichada impregna el ambiente que le rodea de agitación, y quienes estén cerca de ella también se alteran, se irritan. Ciertamente, ésta no es la manera adecuada de vivir.

Tenemos que vivir en paz con nosotros mismos y en paz con los demás porque, en definitiva, los seres humanos somos seres sociales que vivimos dentro de una sociedad interrelacionada. ¿Pero como vivir en la paz y armonía internas, y mantenerlas para que los demás puedan también vivir en paz y armonía?

Para poder librarnos de nuestra agitación, tenemos que conocer la razón básica de la misma, la causa del sufrimiento. Al investigar este problema, nos damos cuenta que nos sentimos agitados en cuanto generamos negatividades o contaminaciones en la mente. La negatividad, la contaminación o la impureza mental, no pueden coexistir con la paz y la armonía.

¿Cómo empezamos a generar negatividades? También ahora nos damos cuenta, al investigar, de que nos sentimos desdichados cuando estamos con alguien que se comporta de una manera que no nos gusta o cuando sucede algo que nos desagrada. Cuando ocurre algo que no deseamos, surge tensión en nuestro interior y también surge cuando no ocurre o existen obstáculos para que se cumpla algo que deseamos, y con todo ello empezamos a atar nudos en nuestro interior. Y como durante toda la vida van a suceder cosas que no queremos y las queridas puede que sucedan o puede que no sucedan, no cesamos en este proceso de reacción de atar nudos - nudos gordianos - que hacen que toda la estructura física y mental esté en tensión, llena de negatividades, convirtiendo nuestra vida en continua desdicha.

Una manera de resolver este problema sería arreglárnoslas para que en nuestra vida no ocurra nada no deseado, para que todo sea tal como deseamos. Para lograrlo deberíamos desarrollar en nosotros mismos el poder o bien conseguir que venga en nuestra ayuda alguien que lo tenga, para que las cosas no deseadas no sucedan y solo sucedan las cosas deseadas. Pero eso es imposible. No existe nadie en el mundo que pueda satisfacer todos sus deseos, en cuya vida todo transcurra como quiere, sin que pase algo no deseado. Constantemente ocurren cosas que van en contra de nuestros deseos y querencias, de ahí la pregunta oportuna: ¿Cómo podemos dejar de reaccionar ciegamente cuando debamos enfrentarnos a situaciones que no nos gustan? ¿Cómo podemos dejar de generar tensión y permanecer llenos de paz y de armonía?

Tanto en la India como en otros países hubo personas santas y sabias que estudiaron este problema - el problema del sufrimiento humano -, y encontraron una solución: cuando ocurre algo no deseado y empezamos a reaccionar con ira, miedo o cualquier negatividad, hay que dirigir lo antes posible la atención a cualquier otra cosa, por ejemplo te levantas, coges un vaso de agua y empiezas a beber; de esta manera la ira no solo no se multiplicará sino que empezara a disminuir: O empiezas a contar: uno, dos, tres, cuatro... O repites una palabra, o una frase, o un mantra, o quizá el nombre de una persona santa hacia la que sientas devoción. Así desviamos la mente y hasta cierto punto nos liberamos de la negatividad, de la ira.

Esta solución era útil, funcionaba y aun funciona; practicándola, la mente se siente libre de agitación. No obstante solo funciona en el nivel de la mente consciente porque lo que de hecho hacemos al desviar la atención es empujar la negatividad a lo mas profundo del inconsciente donde sigues generándola y multiplicándola. Hay paz y armonía en la superficie, pero en las profundidades de la mente hay un volcán dormido de negatividad reprimida que antes o después entrará en erupción con una gran explosión.

Hubo otros exploradores de la verdad interna que llegaron algo más allá en su búsqueda, y que tras experimentar en su interior la realidad de la mente y de la materia se dieron cuenta de que desviar la atención es solo huir del problema. Escapar no es una solución, hay que enfrentarse al problema; cuando surja una negatividad en la mente, obsérvala, hazle frente y tan pronto como empieces a observar la contaminación mental, empezará a perder fuerza y poco a poco se irá marchitando y podrá ser arrancada de raíz.

Es una buena solución que evita los dos extremos: represión y dar rienda suelta. Enterrar la negatividad en el inconsciente no la erradicará y permitirle manifestarse con un acto físico o verbal dañino solo creará más problemas. Pero si te limitas a observarla, la contaminación desaparece y habrás erradicado esa negatividad, estarás libre de esa contaminación.

Esto suena muy bien, pero ¿es practicable en la realidad? ¿Resulta fácil para una persona corriente enfrentarse a las contaminaciones? Cuando surge la ira, nos coge tan de sorpresa que ni siquiera nos damos cuenta de ello. Arrastrados por la ira cometemos actos físicos o mentales que nos dañan a nosotros y a los demás. Poco después, al desaparecer la ira, empezamos a llorar y a arrepentirnos, pidiendo perdón a los demás o pidiendo perdón a Dios: "Oh, he hecho un error, perdóname". Pero la próxima vez que nos encontremos en una situación semejante volveremos a reaccionar igual. Este arrepentimiento no nos habrá servido para nada.

La dificultad estriba en que no somos conscientes del momento en el que comienza esta contaminación. Empieza en las profundidades de la mente inconsciente y cuando llega al consciente ha tomado tal fuerza que nos arrastra y no podemos observarla.

Supongamos por un momento que empleo un secretario privado para que me avise cuando surja la ira diciéndome: "Mire, va a aparecer la ira". Pero como no sé cuando va a surgir la ira tengo que emplear tres secretarios haciendo tres turnos que cubran las veinticuatro horas del día. Supongamos que puedo mantener ese gasto y aparece la ira. Inmediatamente mi secretario diría: "Mire, la ira ha comenzado". Lo primero que haría sería darle una mala contestación: "¿ Eres tonto, crees que te pago para que me lleves la contraria?". La ira me arrastraría de tal forma que un buen consejo no podría ayudarme.

Supongamos que prevalezca la sabiduría y que no le regaño sino que le digo: "Muchas gracias, ahora debo sentarme y observar mi ira". Pero, ¿acaso es eso posible? Nada más cerrar los ojos para observar la ira, y el objeto de mi ira, ya sea una persona o un incidente, surge de inmediato en mi mente y ya no observo la propia ira sino meramente el estímulo externo de aquella emoción, lo cual, sólo conducirá a la multiplicación de la ira y por tanto, no es una solución. Es muy difícil observar una negatividad abstracta, una emoción abstracta divorciada del objeto exterior que la originó.

Sin embargo, hubo alguien que habiendo llegado a la verdad última encontró una solución auténtica. Descubrió que al surgir una contaminación en la mente ocurren dos cosas simultáneamente al nivel físico: la respiración pierde su ritmo normal, - es fácil observar que respiramos más fuerte cuando surge una negatividad - y en niveles más sutiles se inicia en el cuerpo una reacción bioquímica que da lugar a una sensación. Todas las contaminaciones generan algún tipo de sensación en el cuerpo.

Esto nos ofrece una solución practica: una persona corriente no puede observar las contaminaciones abstractas: miedo, ira o pasión, pero con un adiestramiento adecuado y practicando es fácil observar la respiración y las sensaciones del cuerpo, y ambas están relacionas directamente con las contaminaciones mentales.

La respiración y las sensaciones ayudan de dos formas: primero se comportaran como secretarios privados y en cuanto surja una impureza la respiración dejará de ser normal y empezara a gritarnos: "¡Algo va mal!". Y como no podemos regañar a la respiración tenemos que aceptar el aviso. De igual forma también las sensaciones nos dirán que algo va mal. Tras habernos avisado podemos empezar a observar la respiración, a observar las sensaciones y nos daremos cuenta de que la impureza desaparece enseguida.

Este fenómeno físico - mental es como una moneda, en una cara están los pensamientos y las emociones que surgen en la mente y en la otra: la respiración y las sensaciones del cuerpo. Todos los pensamientos y emociones, todas las impurezas mentales que surgen se manifiestan en la respiración y en las sensaciones de ese momento. Por eso, al observar las sensaciones o la respiración estamos observando, de hecho, las contaminaciones mentales. En vez de huir del problema nos enfrentamos a la realidad tal y como es, las negatividades ya no nos arrastrarán como hicieron en el pasado y si perseveramos terminarán por desaparecer y permaneceremos felices y en paz.

De esta forma la técnica de la auto-observación nos muestra los dos aspectos de la realidad: el interno y el externo. Antes sólo mirábamos al exterior perdiendo la verdad interna; buscábamos en el exterior la causa de nuestra desgracia culpado siempre a algo o a alguien e intentábamos cambiar la realidad externa. Al ignorar la realidad interna, no comprendíamos que la causa del sufrimiento se encuentra en nuestro interior, en nuestras reacciones ciegas hacia las sensaciones agradables o desagradables.

Ahora, al adiestrarnos, podemos ver la otra cara de la moneda, podemos ser conscientes de nuestra respiración y también de lo que ocurre en nuestro interior. Sea lo que sea, respiración o sensación, aprendemos a observar sin desequilibrar la mente. Dejamos de reaccionar y de multiplicar nuestra desdicha y permitimos que las contaminaciones se manifiesten y desaparezcan.

Las negatividades se disuelven más deprisa cuanto más se practica esta técnica. Poco a poco la mente se libera de las contaminaciones y se hace pura. Una mente pura está siempre llena de amor, amor desinteresado hacia los demás, llena de compasión hacia el sufrimiento y las faltas ajenas, llena de alegría al ver los triunfos y la felicidad de otros, llena de ecuanimidad en cualquier situación.

Al llegar a este estado nuestra conducta habitual cambia, ya no es posible cometer actos físicos o verbales que puedan perturbar la paz y la felicidad ajenas. Una mente equilibrada esta llena de paz e impregna el ambiente que la rodea de paz y de armonía que también afectan a los demás ayudándoles.

Al aprender a mantenernos equilibrados haciendo frente a lo que experimentamos en nuestro interior, desarrollamos también el desapego hacia todo lo que nos deparen las situaciones externas. Pero este desapego no es escapismo o indiferencia hacia los problemas del mundo. Quienes practican Vipassana con regularidad se sensibilizan más a los sufrimientos de los demás, y hacen cuanto pueden para aliviar el sufrimiento en la forma que puedan, sin agitación, con la mente llena de amor, compasión y ecuanimidad. Aprenden la santa indiferencia, aprenden a entregarse por completo, a ocuparse totalmente de ayudar a los demás, manteniendo simultáneamente el equilibrio mental. Así permanecen llenos de paz y de felicidad mientras trabajan por la paz y la felicidad de los demás.

Esto es lo que el Buda enseñó: un arte de vivir. No fundó una religión, un "ismo", ni enseñó ritos o rituales ni ninguna fórmula vacía a quienes se acercaban a él, sino que les enseñó a observar la naturaleza tal y como es, observando la realidad interna. Debido a nuestra ignorancia reaccionamos constantemente de manera que nos dañamos o dañamos a los demás, pero cuando surge la sabiduría, - la sabiduría de observar la realidad tal y como es -, desaparece el hábito de reaccionar y cuando dejamos de reaccionar a ciegas somos capaces de realizar actos verdaderos, actos que emanan de una mente equilibrada, de una mente que ve y comprende la verdad. Un acto así, sólo puede ser positivo, creativo, capaz de ayudarnos a nosotros y a lo demás.

Por eso es necesario "conocerse a sí mismo", consejo que dan todos los sabios. Conocerse no sólo intelectualmente en el nivel de ideas y teorías, no sólo emocional o devocionalmente aceptando a ciegas lo que hemos visto u oído, tal conocimiento no es suficiente, mas bien debemos conocer la realidad a través de la experiencia. Debemos experimentar directamente la realidad de este fenómeno físico - mental, pues es lo único que nos ayudará a liberarnos de las contaminaciones, a liberarnos del sufrimiento.

Se llama meditación Vipassana a esta experiencia directa de nuestra realidad, a esta técnica de auto -observación. En el idioma que se utilizaba en la India en la época del Buda "passana" significaba ver las cosas en la forma corriente, con los ojos abiertos; pero "vipassana" es observar las cosas tal y como son, no como parecen ser. Hay que penetrar a través de la verdad aparente hasta llegar a la verdad última de la estructura mental y física. Al experimentar esta verdad aprendemos a dejar de reaccionar ciegamente, a dejar de generar contaminaciones, y de forma natural las contaminaciones antiguas van erradicándose poco a poco. Así nos liberamos de la desdicha y experimentamos la felicidad auténtica.

En una sesión de meditación Vipassana, se dan tres pasos. El primer paso es abstenerse de cualquier acto físico o verbal que pueda perturbar la paz y la armonía. No podemos liberarnos de nuestras contaminaciones mentales si continuamos realizando actos de obra o de palabra que están multiplicando estas contaminaciones. Por eso el primer paso de esta práctica es un código moral. Nos comprometemos a no matar, no robar, no tener una conducta sexual inadecuada, no mentir y no tomar intoxicantes. Al abstenerse de estos actos permitimos a la mente que se serene lo suficiente como para poder continuar.

El segundo paso es aprender a controlar nuestra mente salvaje adiestrándola para que se concentre en un único objeto: la respiración. Intentamos mantener la atención en la respiración el mayor tiempo posible. Este no es un ejercicio de respiración porque no intentamos regularla, sino que la observamos tal y como es, de forma natural, tal y como entra, tal y como sale. De esta forma aumentamos la serenidad de la mente para que no se deje arrastrar por negatividades intensas y al mismo tiempo vamos concentrándola y haciéndola más afilada, más penetrante, más capaz de trabajar internamente.

Estos dos primeros pasos, vivir con moralidad y controlar la mente son muy necesarios y beneficiosos en sí mismos pero conducen a la represión a menos que demos un tercer paso que consiste en purificar la mente de las contaminaciones, desarrollando la visión cabal de nuestra propia naturaleza. Esto es Vipassana, la experimentación de nuestra propia realidad, observando en nosotros mismos de forma sistemática y desapasionada este fenómeno de mente y materia en constante cambio que se manifiesta en sensaciones. Esta es la culminación de la enseñanza del Buda: la auto, purificación a través de la auto, observación, algo que puede ser practicado por todos y cada uno de nosotros. Todos nos enfrentamos al problema del sufrimiento, es una enfermedad universal que requiere un remedio universal, no un remedio sectario. Cuando sentimos ira no es una ira budista, una ira hinduista, o una ira cristiana. La ira es ira. Cuando a resultas de esta ira nos sentimos agitados, la agitación no es una agitación cristiana, judía o musulmana. La enfermedad es universal y el remedio debe ser universal.

La Vipassana es este remedio. Nadie puede objetar a un código de vida que respeta la paz y la armonía de los demás. Nadie puede objetar el desarrollo del control sobre la mente. Nadie puede objetar al desarrollo de la visión cabal de nuestra propia naturaleza para posibilitar la liberación de la mente de sus negatividades. La Vipassana es un sendero universal.

Observar la realidad tal y como es, observando la verdad interior, uno se conoce a sí mismo directamente a través de la experiencia. Con la práctica nos liberamos de la desdicha que acarrean las contaminaciones. Partiendo de la verdad externa, burda y aparente, penetramos en la verdad última de la mente y la materia. Esto también terminan por trascenderse y se experimenta una verdad que esta más allá de la mente y la materia; más allá del tiempo y del espacio, más allá del campo condicional de la relatividad: la verdad de la liberación total de todas las contaminaciones, de todas las impurezas, de todo el sufrimiento. No importa el nombre que se de a esta verdad última, es la meta final de todos nosotros.

¡Ojalá que experimentes esta verdad última! ¡Ojalá que todos se liberen de las contaminaciones y de la desdicha! ¡Ojalá que todos gocen de una paz autentica, una paz real, una armonía real!

Fuentes:

El texto esta basado en una charla dada por el señor S.N. Goenka en Berna, Suiza.

http://www.spanish.dhamma.org/



Meditación Tao.

El adepto o alumno debe saber que en esencia el alma pertenece al reino espiritual, que es eterno. Pero que el hombre está demasiado consciente de su cuerpo y el mundo material, y es egoísta por naturaleza terrenal, lo que la mayoría de las veces impide que despierte su conciencia y descubra su verdadera naturaleza.

Por lo tanto no está consciente de su propia inmortalidad. Es lo que debe conseguir con las meditaciones; lograr llegar a su Ser Interno y despertar su Divina Conciencia. Es símbolo chino de la inmortalidad Tao? Es una unión de Hombre y Montaña. Ocho inmortales eran llamados “Los hombres de las Montañas”. Por lo tanto, la Montaña Sagrada del Taoísmo es el símbolo inmortal. Tao es todo lo que cubre el Cielo y soporta la Tierra. Tao cubre a todo el Universo con su abrazo infinito y da visibilidad a aquello que antes no tenía forma. Inagotable fuente de energía, llenó el espacio. En su eterna emanación transforma el caos en claridad cristiana.

Para los chinos el Tao es el comienzo y el fin de toda creación. Las obras del Tao son tan misteriosas como el espíritu. En el proceso natural y del cambio, los organismos son creados y perfeccionados, para luego disolverse en los elementos básicos. Aquellos que practican el “Wu-Wei”, la acción mistica de la inacción, una mágica paradoja, siempre están en armonía con el Tao. Aquellos que hablan con discreción tienen el entendimiento de la virtud. Aquellos que son tranquilos y contentos, sin astucias ni engaños, están en permanente posesión de la armonía, a pesar de vivir en medio de tantas variantes y variedades de la vida mundana. Todas las cosas existentes están de acuerdo a su propia naturaleza. La energía del Tao opera hasta en la partícula y cosa más pequeña, y al mismo tiempo engloba a todo el Universo. Su virtud moldea al cielo y la tierra, armonizando con los Yang y Yin. Divide las cuatro estaciones y trae el equilibrio a los cinco elementos (agua, fuego, metal, madera y la tierra). El Tao en su aspecto más sublime no se considera el autor de la Creación. Es más bien el espíritu de Dios o de la misma Creación Universal, que todo lo penetra y todo lo transforma. El que es adepto al Tao es parte de la Naturaleza de la Tierra, es Uno con ella antes de ser Uno con el Universo, y Uno con Dios. Qué mejor meditación que hacer silencio, armonía y simplicidad, sentir al ser interior, despertar su propia conciencia, y entrar en el Espíritu del Universo de Dios? Tao está allí para todo el que lo busca. No se le ve, pero se le puede sentir si se busca con Fe y deseo de retornar a la pureza original. Las meditaciones son silenciosas, profundas, elevadas en el Tao.

Para Meditar: Basta ponerse en una postura cómoda, en posición de loto o con los pies replegados bajo el cuerpo. Respirar profundamente y dejar que la mente llegue a un silencioso vacío interno. Entonces, tratar de sentir con el corazón de la flor de loto interna, y tratar de ver la luz que hay dentro de cada ser humano. Es el primer paso a la liberación de lo externo y de las ilusiones mundanas.

Fuentes:

http://www.tecnicasdemeditacion.com/images/meditacio_logo.gif


La Sabiduría del Cuerpo.

En primer lugar, permitidme que os dé una definición de sabiduría. Existen dos significados o sentidos:

1- Uno es una profunda comprensión y el hecho de ver completamente las cosas tal como son, y no como creemos, suponemos o imaginamos que son.

2- Mientras que el segundo significado se refiere a la capacidad de ser lo que conocemos y la habilidad de traducir la idea y/o el conocimiento en acción.

Lo primero parece algo intelectual, pero no es una intelectualización, puesto que la sabiduría surge de una visión profunda y penetrante de lo que es, mientras que el intelecto es simplemente un ejercicio mental de conocer mediante nuestro adiestramiento intelectual y pensamiento sistemático o educación.

En la sabiduría existe el poder de trascender y liberar cualquier cosa que obstruya o impida el camino y/o el fluir natural y libre de la vida. O sea, en posesión de la auténtica sabiduría, nos iluminamos de un modo natural en el sentido de arrojar luz sobre algunas cosas y eliminar la oscuridad. En relación con ello, la persona iluminada esta llena con la inigualable luz de la sabiduría y brilla con dicha luminosidad, mientras transforma a su vez todas las fuerzas oscuras para conseguir la auténtica plenitud.

En el Todo Unificado, tanto nuestro lado luminoso como el lado de la oscuridad transformada están tan integrados que deja de haber espacio para el no-equilibrio o la falta de equilibrio. En dicha totalidad o plenitud del ser y del devenir, nuestra función ejecutiva, también llamada ego consciente, puede llevar a cabo perfectamente bien sus tareas, incluyendo el manejo de nuestras vidas internas y externas en toda su capacidad, de modo que seamos capaces de actuar, hablar y pensar de acuerdo con la guía del conocimiento interior o sabiduría. En este sentido, decimos: " Por fuera somos reyes y por dentro sabios."


Existen tres modos básicos en los que surge la sabiduría:

1. Primero mediante el escuchar, lo que significa que escuchamos atenta y silenciosamente cualquier cosa que penetra la modalidad del oído o consciencia del oído. Por ejemplo, Siddhartha escucha el sonido de un río y obtiene una información muy útil y una clara visión interior sobre lo inesperado.

Debemos escuchar a la serena voz interior y encontrar una respuesta o solución al problema que nos concierne en un momento dado, o descubrir una dirección, un camino hacia adelante, o un camino de salida en caso de que estemos perdidos interiormente. La clave está en que cuando escuchamos oímos.

Sin una escucha adecuada o no queriendo oír no oímos. El oír constituye una consciencia que nace mediante el contacto de los sentidos entre la modalidad del oído y el sonido, voz o vibración, y en ese instante está presente la consciencia. Esta es la causa de que la sabiduría, la visión profunda, la iluminación del conocimiento, o un fragmento de información útil puedan surgir y se vuelvan importantes para nosotros.

2. La segunda vía o modo en que puede obtenerse la sabiduría lo constituye el pensar con el corazón o pensamiento objetivo, que incluye el modo científico de obtener información o suposiciones para formular una teoría o encontrar una solución y clarificación de los puntos oscuros.

Con este modo de pensar permitimos que un tema o sujeto permanezca en la mente el tiempo necesario, mientras contemplamos silenciosamente y observamos todo lo que está pasando sin añadir ninguna opinión o hacer ningún comentario. Tras un tiempo, un destello de visión profunda o la luz de la sabiduría surgen del mismo modo que el amanecer de un nuevo día dispersa la oscuridad dando luz al mundo simultáneamente.

Del mismo modo que cada día es nuevo, también la vida lo es; se vuelve nueva y se renueva en cada instante, de modo que podemos ser nuevos y renovarnos mientras la vida sigue fluyendo y los instantes del vivir pasan de uno a otro sin cesar.

3. El tercer modo, y el más importante, de conseguir la sabiduría es mediante la Meditación de la Visión Profunda o la Práctica Vipassana. Dicha práctica se basa en un uso continuo de una consciencia no-verbal, no-juzgadora y no-apegada de lo que está sucediendo o pasando en el instante.

En esta clase de consciencia la desidentificación y la no-elección tienen el papel principal a la hora de conseguir la sabiduría y de proporcionar espacio para que nazca la visión profunda, así como para que la inigualable luz del conocimiento brille directamente y de un modo vivencial.

Gracias a la Meditación de la Visión Profunda surgen en el meditador destellos de visión profunda y de conocimiento interior de dos formas diferentes:

  • Una, por medio de la aplicación constante de la consciencia (que hemos definido anteriormente) y mediante la observación objetiva de todos los fenómenos, sean físicos, mentales, emocionales, psicológicos o espirituales.
  • La otra, mediante un periodo prolongado de silencio en meditación profunda, en la que palabras e imágenes dejan de existir. Este estado se conoce con el nombre de Shamadi.

Tradicionalmente hablando, cuando el samádhi (simbólicamente: agua clara y serena) o mente estabilizada se instala de un modo firme y todos los estados condicionados descansan en la serenidad, aparece de un modo natural la sabiduría de la visión profunda, del mismo modo que la salida del sol produce luz y dispersa la oscuridad.


Hablemos ahora del cuerpo y su sabiduría .

El término "cuerpo" se refiere a la naturaleza corporal de un ser humano y a todo el organismo material compuesto por los cuatro elementos básicos de:

  • Tierra: extensión y solidez
  • Agua: cohesión
  • Fuego: calor y actividad
  • Viento: movimiento y vibración, junto con el cuerpo energético o bio energía, incluyendo la respiración o aliento.

El cuerpo energético se denomina a veces cuerpo psíquico, sutil o cuerpo etéreo. Éste abarca distintos campos de energía, y almacena patrones de energía psíquica y emocional acumulados mediante la experiencia personal de sentimientos negativos dolorosos, así como de sensaciones desagradables.

Antes de entrar en los detalles del cuerpo energético y de sus creaciones, examinemos brevemente la consciencia como primera y principal condición para crear los fenómenos físicos y mentales.

Es muy evidente que la consciencia que tenemos en nuestra vida cotidiana está formada no solo por nuestro condicionamiento personal, sino también por distintas influencias y energías arquetípicas. Estas energías arquetípicas predominan en nuestro entorno, en la tierra que pisamos, en el grupo de gente con el que nos relacionamos, en nuestra comunidad, en la sociedad a la que pertenecemos y en el mundo en que vivimos.

Manifestamos dicha consciencia en todas nuestras funciones y actividades de la vida, en el trabajo, y en todas las relaciones con nosotros mismos individualmente así como con el resto del mundo. Esto significa que tenemos patrones predecibles y definidos de actuación, reacción y respuesta a las situaciones de la vida, situaciones sociales y situaciones mundiales.

Con esta consciencia tan fuertemente condicionada estamos atrapados en una vorágine existencial muy estrecha y limitada, con la que nos hemos familiarizado bastante mediante la experiencia personal. Atrapados y dando vueltas, nos volvemos agresivos, punitivos y violentos, en particular con aquellos que viven al otro lado de la valla.

De este modo, los mecanismos de defensa individuales se hacen más fuertes y se enraízan más profundamente en nuestra realidad psicológica, clamando por ir aumentando los sistemas de defensa territorial para que nuestra seguridad esté garantizada. Cuanto más tiempo vivimos bajo el dictado de esta clase de consciencia, más miedos y sospechas dominan nuestras vidas, y el resultado es que nos aferramos incluso más estrechamente a nuestra existencia superficial.

Mediante esta consciencia, creamos una condición definitiva de nuestro cuerpo y de nuestra mente adecuada para contener y acomodar dicha consciencia.

Expresándolo de otro modo: cualquier clase de consciencia que tengamos en el momento nos conducirá, mediante modulaciones automáticas o transformaciones, por lo que se creará cierta forma de nuestro cuerpo físico y estado mental adecuada para la manifestación de la consciencia.

Por ejemplo: al enfrentarnos al miedo el cuerpo físico se contrae y la mente se vuelve rígida, aterrorizada o incluso paralizada. Entonces, ello proyecta la idea de que pueden suceder toda clase de cosas malas imaginarias.

Al experimentar dolor, ya sea físico, emocional o psicológico, el cuerpo se tensa y la mente grita y agoniza. En dicho contexto, observamos la variedad del lenguaje del cuerpo: posturas del cuerpo definitivas y una estructura física distorsionada, que se manifiestan en los individuos como la consecuencia de la presencia, de la invasión de cierto tipo de consciencia con sus patrones de energía.

Por lo tanto, podemos comprender como se crean bloques o bloqueos en nuestro sistema psicofísico. Estos poseen un ritmo natural que el cuerpo físico pierde debido al nacimiento de una nueva consciencia. Cuando hablamos sobre la consciencia incluimos también los patrones de energía que le pertenecen, puesto que sin la presencia de cada uno de estos patrones de energía no existiría consciencia.

Con el fin de contener dicha nueva conciencia, se crea una nueva forma interior del cuerpo junto a un patrón de energía específico que opera con ella en este momento particular. Y no solo esto: la mente, o más bien las propiedades mentales, como la sensación, percepción, intención, impresión y atención, también se forman de un modo que se tornan patrones apropiados y coordinadores de la consciencia.

En su estado normal, el cuerpo posee un ritmo apropiado de contracción y expansión tal como nuestra respiración, que tiene su movimiento rítmico de elevación (inhalación) y caída (exhalación). Cuando el ritmo normal se ve trastornado a causa de los cambios que se producen en el mundo de la consciencia que opera a través de nuestros sentidos, se produce un vacío creado a partir del hecho de que la contracción o la expansión pierden su impulso.

O sea, la contracción no puede contraerse a su propio ritmo, o la expansión es incapaz de expandirse según su ritmo normal.

Entonces, los patrones de energía negativos, ya sean sensaciones o sentimientos, que operan con la consciencia en el instante, quedan enterrados o encerrados en este particular hueco o vacío y, por consiguiente, se crea un bloqueo. La naturaleza, que no quiere dejar un vacío vacante, lo llena con cualquier cosa que sea apropiada en el instante.

En consecuencia, descubrimos que:

* La ira se entierra en las mandíbulas, en los tobillos y en la parte media e inferior de la espalda
* El miedo se oculta en las rodillas, en los hombros y en la parte superior del pecho
* La tristeza y la pena se sumergen en medio del pecho
* La ansiedad está inmersa y encerrada en el vientre y alrededor de la caja torácica
* El dolor primordial está enterrado en el estómago
* Etc.

Es interesante mencionar que en cada lugar del bloqueo existe una historia o una información junto a un incidente que se suma al patrón de energía mismo. La historia, o el incidente, se revela a sí misma ante el sujeto y su terapeuta cuando dicho patrón de energía específico se libera y se disipa mediante el proceso terapéutico. A veces esto les sucede a algunos meditadores durante una meditación silenciosa, lo que produce una gran sorpresa no solo al meditador, sino también a todos aquellos que están presentes en la sesión de meditación. Es una sorpresa puesto que nunca pensamos que haya algo como la ira, el miedo o la pena enterrados en este lugar concreto del cuerpo.

Evidentemente, en nuestro viaje a través del proceso de la consciencia nos encontraremos muchas sorpresas o cosas que nunca habíamos anticipado. Por esto lo llamamos el "viaje de descubrimiento".

Al llegar aquí, espero haber dejado claro cómo el cuerpo o el sistema de naturaleza corporal y bio-energía está condicionado por la consciencia. Por favor, recordad que este proceso se produce en el curso de nuestra vida cotidiana.

Para ver esto por nosotros mismos, solo tenemos que prestar atención y observar lo que realmente le sucede a nuestro cuerpo físico y al ámbito mental cuando experimentamos una cierta sensación o emoción en nuestras vidas.

Recordad también que cuando se experimenta una sensación, una emoción o un estado mental, está presente una cierta consciencia, puesto que es el principal cauce de flujo natural. En este sentido, la consciencia es como un río que corre sin cesar, mientras que la sensación, la emoción y los estados mentales son semejantes a las cosas que lleva el agua del río.

Aunque el cuerpo está básicamente condicionado y muy influenciado por la consciencia, tiene su modo específico de dar una pista o una implicación al Ego Consciente, en particular cuando quiere, en gran medida, que el bloqueo o la energía encerrada sea eliminada para que deje de haber dolor o no se desarrolle una enfermedad que pueda amenazar a la vida.

La implicación o insinuación más general es el dolor, mediante el cual el cuerpo intenta hacer saber al individuo que pasa algo malo en la parte del cuerpo que está sufriendo el dolor. El dolor, al ser en si mismo un patrón de energía, contiene información valiosa, como en realidad la contienen todo los patrones de energía, para apremiar al individuo a llevar a cabo un acto positivo con el fin de que esta energía enterrada y no saludable pueda liberarse.

Pero, en general, no vemos el modo en que el dolor corporal está intentando comunicarnos esta útil información. Por el contrario, intentamos eliminar el dolor mediante cualquier técnica posible que tengamos a nuestra disposición en el presente. No comprendemos que eliminar el dolor sin liberar o transformar la energía subyacente no constituye una cura permanente o curación total, sino únicamente un alivio temporal.

Por regla general, la energía que hay bajo el dolor es un condicionamiento emocional, excepto que se trate de una lesión física o simplemente una tensión física que da pie al dolor. Con el fin de saberlo con certeza la consciencia tiene un papel básico, puesto que la consciencia posee la función de alimentar con información al ego consciente.

Con el ego consciente presente, y a cargo de la situación de la vida, encontraremos la solución real a cualquier problema o desafío. Ello se debe a que cada tipo de energía o patrón de energía contiene información y está siempre dispuesto a compartirla con el ego consciente (el individuo con conciencia)

Otro modo en que el cuerpo intenta comunicarse con nosotros es lo que técnicamente se conoce como "lenguaje del cuerpo".

Hablando de un modo realista, es la energía la que mueve y conforma el cuerpo. Por ejemplo: cuando perdemos la postura correcta (una postura erecta, erguida y alineada armoniosamente), el cuerpo debe encontrar la compensación manteniéndose en una postura torcida y desequilibrada, y ésta producirá con el paso del tiempo alguna forma de dolor o tensión aguda.

El modo en que caminamos, el modo en que permanecemos de pie y nos mantenemos en público o en privado, indica la presencia y las estratagemas de cierta energía que está a cargo o que dirige nuestra vida en ese momento. Recordemos que cuando hablamos de energía también estamos hablando de una consciencia que opera con ella, aunque su movimiento no sea visible en la superficie.

En realidad, la consciencia subyace a la presencia y funcionamiento de todos los patrones de energía que se manifiestan en nuestras vidas mediante los seis sentidos.

Por regla general, el cuerpo expresa su sabiduría diciéndonos lo que es correcto o incorrecto para él, evidentemente no en términos de moralidad, sino en el sentido de salud y armonía, o daño y veneno grave. Por ejemplo, al comer, beber o ingerir algo, el cuerpo sabe exactamente si lo que comemos, bebemos o ingerimos es bueno o malo, dañino o saludable. Pero la mayoría de nosotros, en lugar de escuchar al cuerpo, nos adherimos y nos plegamos a la boca o a las preferencias de la mente (o sea, el sabor o una sensación agradable al paladar). Por lo tanto, no escuchamos a la sabiduría del cuerpo y, como consecuencia de ello, acabamos envenenándolo y/o abusando de él, en ocasiones gravemente, aunque sea sin intención, mientras que a nivel consciente nos decimos que disfrutamos de la vida o que sacamos el máximo placer de lo que consumimos.

Si prestamos atención al cuerpo, ciertamente seremos capaces de saber lo que quiere y necesita, puesto que el cuerpo intenta con mucha insistencia comunicarnos lo que realmente desea, de modo que lo que falta y es deficiente en su sistema corporal sea satisfecho y, por lo tanto, le permita conseguir placer de forma saludable, así como permanecer en armonía con todos sus sistemas de energía.

Cuidarse para tener una existencia armoniosa y saludable es sin duda una expresión de sabiduría, no importa si viene del cuerpo o de la mente (una mente que se asocia con la sabiduría o con una consciencia sabia).

La razón de que el cuerpo tenga sabiduría se debe a que todo el cuerpo constituye una de las seis modalidades de los sentidos, como ojo, oído, nariz, lengua y mente, que indica con claridad que el cuerpo es una fuente o lugar de partida del que surge una conscienci

La consciencia que se manifiesta mediante la modalidad sensorial del cuerpo es, según la terminología budista, "consciencia cuerpo". De igual modo, poseemos la consciencia ojo, la consciencia oído, la consciencia nariz, la consciencia lengua y la consciencia-mente (una consciencia que nace de la modalidad sensorial de la mente). Operar con consciencia en el contexto descrito es sabiduría puesto que el término "consciencia" en el amplio uso moderno se refiere al discernimiento, una forma de sabiduría.

Existe una historia de un monje budista de la época de Buda. Se dice que el monje meditó con los ojos ligeramente abiertos, sin dormir, durante un periodo de tres meses. Hizo el voto de utilizar únicamente tres posturas (sentado, caminando y de pie) para esta práctica austera de meditación, y no se tumbó durante tres meses. Como consecuencia, se quedó ciego y no podía ver los insectos, o las hormigas, o los seres vivos en el suelo en el que practicaba la atenta meditación caminando. A causa de ello, tropezaba con ellos y los dañaba, e incluso los mataba sin querer hacerlo. Como muchos monjes amigos le advirtieron que no hiciera meditación caminando, les dijo que consultaría a su cuerpo y así lo hizo. El mensaje que le dio el cuerpo fue que podía seguir haciendo meditación caminando si no tenía intención de dañar, matar o pisar a los seres vivos, y que constituía perfectamente una acción correcta. Poco después alcanzó la iluminación plena.

De esta historia aprendemos que la sabiduría del cuerpo traza una ligera pero clara línea entre esencia y superficialidad, o entre la acción esencial y la denominada acción moral. La mente moralmente orientada será arrastrada forzosa o incluso dolorosamente por la culpa si lleva a cabo un acto inmoral, o no será capaz de llevar a cabo una acción esencial contra el precepto establecido por una religión organizada. Esto se debe a que la culpa, aunque sea una forma leve de miedo, tiene una fuerte autoridad sobre la mente, que muy a menudo paraliza a las personas con inclinaciones morales.

Con relación a procesar, el cuerpo sabe muy bien qué hacer exactamente, hasta dónde llegar y cuánto tiempo dedicar a cada sesión de procesamiento. Por ejemplo, cuando un individuo ha hecho contacto con un patrón de energía encerrado dentro del sistema psicofísico, tiene lugar un tipo de expresión, ya sea mediante una repentina y espontánea irrupción de sonido, ruido o movimiento físico, o sollozando o llorando durante un periodo de tiempo. Este incidente se denomina "procesar," y proseguirá mientras el patrón de energía encerrado sea liberado y limpiado adecuadamente. En dicha situación el cuerpo es capaz de facilitar el trabajo de un modo muy eficaz, siempre que no interfiera la mente, o el ego en este apartado y no complique el proceso.

A veces el cuerpo despierta al individuo en mitad de la noche si considera que el trabajo de procesamiento tiene que hacerse en un tiempo concreto, por lo que tiene su propia agenda, aunque la mente consciente o ego no lo sabe, y por lo tanto, se resistirá al trabajo programado por el cuerpo.

Además, el cuerpo comprende muy bien cómo crear un equilibrio dinámico entre la liberación de la energía bloqueada y la producción de una energía nueva y saludable para llenar el vacío, de modo que la liberación no exceda en demasía la proporción apropiada de la producción y, por consiguiente, pueda prevalecer la armonía entre los distintos sistemas de energía.

En relación con ello, recordemos que, al igual que sucede con el funcionamiento de la naturaleza en general, el cuerpo está muy preocupado por mantener un cierto tipo de equilibrio, y lo hace poniendo su ojo de sabiduría en el fluir armonioso de los diferentes sistemas de energía en el seno de su organismo.

Debemos abrirnos al cuerpo de un modo más energético para ser capaces de enfocar una enfermedad o la falta de equilibrio con una actitud creativa y aprender más sobre la sanación, la salud y la totalidad integrada.

Fuente:

http://www.dhiravamsa.com/images/main_11.gif



jueves, 25 de septiembre de 2008

La Meditación Trascendental

“La Conciencia Trascendental ya no es más una fantasía o una realidad metafísica. La vemos ahora en la base objetiva de la ciencia moderna. La técnica de Meditación Trascendental produce su estilo propio de actividad fisiológica, debido a que la mente experimenta el estado de mínima excitación, el cuarto estado de conciencia. Por ello somos afortunados de vivir en una era científica”.
Maharishi
Mahesh Yogi
Fundador del programa de Meditación Trascendental


Cuando Maharishi Mahesh Yogi empezó por primera vez su enseñanza a finales de los años 50, incluso el concepto de Conciencia Trascendental estaba ausente de los círculos científicos. Pero la aparición del programa de Meditación Trascendental de Maharishi hizo posible que los científicos investigaran este estado profundo de paz interior, en el que la mente humana experimenta el campo unificado de la ley natural.


Un gran número de sujetos:
Primero, los científicos necesitaban de una fuente de expertos en meditación disponibles para ser estudiados. Aunque los meditadores eran prácticamente inexistentes en Occidente cuando Maharishi empezó a enseñar, el número de personas practicando la técnica de la Meditación Trascendental creció muy rápidamente. Ahora millones de personas alrededor del mundo la han aprendido (dos millones sólo en EE.UU.) y más de 100.000 han aprendido el programa avanzado de MT-Sidhis.


Instrucciones uniformes:
Ambos programas, el de Meditación Trascendental y el de MT-Sidhis, son enseñados a través de procedimientos sistemáticos que son seguidos con exactitud en todo el mundo, permitiendo a los investigadores tener la disponibilidad de una población de sujetos meditando de acuerdo con instrucciones uniformes.


Gama amplia de tipos de sujetos:
Además, los investigadores desconfían de los estudios sesgados con una gama estrecha de tipos de sujetos. Con la técnica de la Meditación Trascendental, hay disponibilidad de sujetos de todas las edades, religiones y modos de vida. Hay varios motivos para esto. Primero, la técnica de la MT es fácil de aprender y de practicar, y no requiere esfuerzo o concentración; incluso los niños a partir de diez años pueden aprenderla fácilmente. Además, no hay necesidad de niveles previos de educación o de inteligencia, y ninguna necesidad de creencias religiosas o filosóficas, permitiendo a los investigadores encontrar fácilmente un amplio número de tipos de sujetos, desde estudiantes a ciudadanos ancianos.


Naturalidad en su base:
La técnica de Meditación Trascendental contrasta con otras técnicas de meditación o relajación. En vez de dejar la mente activa (atendiendo a los pensamientos, por ejemplo), la técnica de la MT permite que la mente se asiente completamente y trascienda los pensamientos, alcanzando un estado de silencio y paz internos. En vez de forzar la mente a aquietarse por medio de la concentración, que necesita esfuerzo constante, y que de hecho mantiene la mente activa; la MT permite que la mente se asiente espontáneamente, por si misma. Una vez que el proceso de trascender ha comenzado, la mente se mueve naturalmente hacia dentro, hacia su nivel más fundamental de inteligencia, el campo unificado de la ley natural. Lo hace motivada por su propia tendencia natural de buscar experiencias más atrayentes y plenas, ya que ninguna otra experiencia es tan completamente satisfactoria. Medio siglo atrás, la meditación era considerada difícil e impráctica. Hoy cientos de estudios científicos han demostrado que el enfoque natural y sin esfuerzo de la técnica de Meditación Trascendental ciertamente produce la experiencia de la Conciencia Trascendental, con todos sus beneficios resultantes.


La Conciencia Trascendental definida:

“La gloria de la Conciencia Trascendental puede ser experimentada directamente y
reconocida como la realidad última.
La mente puede ser conducida sistemáticamente al nivel más sutil
de la experiencia relativa y luego,
trascendiendo esa experiencia más sutil de los estados excitados de la creación,
puede alcanzar el campo de lo último, lo absoluto,
el estado inmanifiesto de mínima excitación, el campo unificado de todas las leyes de la naturaleza”.

Maharishi
Mahesh Yogi
Fundador del programa de Meditación Trascendental

La experiencia de Conciencia Trascendental permite que la mente se asienta en un estado de paz interior, al experimentar el campo unificado, el campo físico de la paz.

Para obtener Conciencia Trascendental se adquiere con la experiencia en trascender, permitiendo que la mente se asiente profundamente dentro. La conciencia se aquieta progresivamente experimentando el pensamiento a niveles progresivamente más sutiles, hasta que finalmente, la mente trasciende el pensamiento completamente. Permanece totalmente despierta, y sin siquiera ser perturbada por la más tenue actividad del pensamiento. Éste es un estado de alerta en profundo descanso, de paz interior, la experiencia de la Conciencia Trascendental.

En la ciencia Védica de la conciencia, se dice que la experiencia de la Conciencia Trascendental es profunda. Permite que la mente experimente el nivel más profundo de su propia inteligencia, descrita como el nivel más profundo de la inteligencia desplegada por todas partes en la naturaleza, el campo unificado de todas las leyes de la naturaleza. De esta manera, la tecnología de trascender permite que la mente individual sintonice con todas las leyes de la naturaleza en su fuente.

Al sintonizar al individuo con el campo unificado, la Conciencia Trascendental conduce a un crecimiento profundo del individuo. Al avivar el campo unificado (la fuente común de todos los diversos aspectos en el medio ambiente), la experiencia de la Conciencia Trascendental, produce una influencia de coherencia y armonía en la sociedad fácilmente medible.


La Conciencia Trascendental verificada objetivamente:

“Un cuarto estado de conciencia, la Conciencia Trascendental,
ha sido bien documentado en la literatura científica.
Un cuerpo impresionante de investigación define este estado en términos
de relajación fisiológica, patrones de coherencia electroencefalográfica y otros indicadores”.
Gary Kaplan,
MD, Ph.D.
Profesor Asociado de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York

La existencia de la Conciencia Trascendental puede ser verificada objetivamente, gracias a la profunda conexión entre mente y cuerpo. Cambios en los estados mentales se corresponden con cambios en el funcionamiento fisiológico. Aunque los científicos no pueden decir lo que uno está pensando en el estado de vigilia, o viendo en el estado de dormir, pueden claramente distinguir entre los tres estados principales de conciencia, vigilia, dormir y soñar. Estos tres estados de conciencia principales pueden, por tanto, ser identificados por estilos únicos de funcionamiento fisiológico, especialmente por combinaciones particulares de ritmo metabólico y de patrones de ondas cerebrales.

Esto es muy significativo porque, en la literatura Védica, se dice que la experiencia directa del campo unificado de la ley natural en la Conciencia Trascendental tiene lugar en un cuarto estado principal de conciencia. Este profundo estado de paz interior se conoce en sánscrito como samadhi (“mente estable”), o simplemente turiya (“el cuarto”).

En las últimas décadas, los investigadores han verificado la existencia de este cuarto estado de conciencia al demostrar que durante la Conciencia Trascendental, el cuerpo y el cerebro funcionan de una forma única, claramente distinta de la vigilia, el dormir o el soñar.


Descanso Profundo con la Técnica de Meditación Trascendental:
Una comparación (meta-análisis) de 31 estudios previamente realizados mostró que la experiencia de la Conciencia Trascendental (como se experimenta durante la técnica de la Meditación Trascendental) produce un nivel de descanso y relajación físico mucho más profundo que el descanso con los ojos cerrados. La conductividad basal cutánea mide la habilidad de la piel para conducir electricidad; el flujo eléctrico aumenta cuando la piel transpira debido a la tensión nerviosa. Así, la reducción aguda de la conductividad basal de la piel durante la Conciencia Trascendental indica relajación profunda. El ritmo respiratorio también disminuye durante un estado de relajación, al igual que el lactato en el plasma, un subproducto químico del estrés y la tensión. Estos cambios fisiológicos ocurren espontáneamente cuando la mente se asienta sin esfuerzo en la Conciencia Trascendental, un estado de paz interior. Aunque el cuerpo también experimenta un tipo de relajación en el dormir profundo, hay una gran diferencia. Mientras que en el dormir profundo la mente pierde la conciencia completamente, durante la Conciencia Trascendental el cuerpo descansa profundamente, pero la mente está más alerta (y los patrones de ondas cerebrales difieren marcadamente). Así, la Conciencia Trascendental es definida algunas veces por los investigadores como un estado de alerta en profundo descanso.


Beneficios de la Conciencia Trascendental:

“La investigación publicada indica que durante la práctica de la técnica
de Meditación Trascendental se experimenta un cuarto estado de conciencia
caracterizado por una huella fisiológica única que difiere del dormir, el soñar y la vigilia.
La importancia de este cuarto estado de conciencia viene indicada por el amplio abanico
de beneficios en la salud mental, fisiológica y de comportamiento que han sido documentados”.

Steele Belok, MD,
Instructor de Medicina de la Escuela Médica de Harvard

En la ciencia Védica, la Conciencia Trascendental es considerada altamente benéfica. La experiencia regular de este cuarto estado de conciencia conduce a beneficios rápidos y acumulativos para el individuo, crecimiento hacia estados más elevados de conciencia (iluminación). Maharishi explica que cuando la gente experimenta la Conciencia Trascendental, contacta directamente el campo unificado de todas las leyes de la naturaleza. Cuando el individuo sintoniza con la fuente de todas las leyes de la naturaleza, la inteligencia organizadora que mantiene la vida a través del vasto cosmos, y promueve la evolución de millones de especies en la tierra, ambos, la mente y el cuerpo funcionan con la eficiencia y perfección de la inteligencia de la naturaleza.

Como han demostrado muchos cientos de estudios sobre la Meditación Trascendental, la experiencia regular de la Conciencia Trascendental mejora de hecho, y drásticamente, el funcionamiento físico y mental. Una breve revisión de los beneficios para el individuo puede servir para demostrar la naturaleza profunda de la Conciencia Trascendental.


Reducción de la ansiedad mediante la Conciencia Trascendental:
La ansiedad es una medida psicológica del nivel individual de paz interior, o de su falta. Si la Conciencia Trascendental es de hecho un estado de paz interior, la experiencia regular de este estado debería reducir la ansiedad marcadamente. Un comparación estadística (meta-análisis) de todos los estudios disponibles (146 estudios independientes) realizada en la Universidad de Stanford indicó que, comparada con todas las otras técnicas de meditación y de relajación estudiadas hasta la fecha, incluida la tan usada técnica de relajación muscular progresiva, la Conciencia Trascendental (como se experimenta durante el programa de la Meditación Trascendental), reduce la ansiedad al menos dos veces más eficazmente. Cuando el análisis se limitó a los estudios con un diseño experimental más riguroso, la eficacia de la Conciencia Trascendental en la reducción de la ansiedad, comparada con otros enfoques, fue otra vez el doble. El análisis mostró que los resultados positivos no podían ser atribuidos a la expectación de los sujetos, ni al sesgo del investigador o al diseño de la investigación .


Optimización del funcionamiento cerebral con la Conciencia Trascendental:
Los niveles más altos de coherencia EEG medidos durante la experiencia de la Conciencia Trascendental están significativamente correlacionados con un gran número de mejoras psicológicas y mentales. El avivamiento del funcionamiento total del cerebro durante el cuarto estado de conciencia resulta en un aumento de fluidez en la creatividad verbal, en un aumento de la eficiencia para aprender nuevos conceptos, en un mayor razonamiento moral, en un coeficiente de inteligencia verbal más alto, en una disminución del neuroticismo, en mayores logros académicos, en experiencias más claras de conciencia pura, y en un aumento de la eficiencia neurológica, medida por la recuperación más rápida en el reflejo de Hoffman.


Mayor autorrealización mediante la Conciencia Trascendental:
El concepto de autorrealización es el concepto de la psicología moderna que más se acerca al concepto Védico de iluminación. Se dice que las personas autorrealizadas han realizado (o actualizado) más su potencial interno, tal y como se expresa en todas las áreas de la vida, incluyendo: integración y estabilidad de la personalidad, autoestima, madurez emocional, capacidad para relaciones personales cálidas, y adaptación a los desafíos. Un meta-análisis estadístico de todos los estudios disponibles (42 resultados independientes) comparó técnicas de relajación y meditación, basadas en la concentración y la contemplación, con la experiencia de la Conciencia Trascendental (durante el programa de Meditación Trascendental). Este gran cuerpo de evidencia comparativa mostró que la Conciencia Trascendental aumentó la autorrealización mucho más eficazmente. De hecho, sujetos que practican la técnica de la MT regularmente consiguen niveles elevados de autorrealización raramente vistos en la literatura científica. Estos estudios proporcionan una fuerte evidencia objetiva de que la experiencia diaria de este cuarto estado de conciencia, produce una evolución rápida hacia estados más elevados de funcionamiento humano .


Mayor salud física mediante la Conciencia Trascendental:
Además de la rápida mejora en la salud psicológica, la experiencia regular de la Conciencia Trascendental también produce beneficios marcados en la salud física. Un estudio de cinco años sobre estadísticas de salud de 2.000 personas en todo Estados Unidos, que practicaban regularmente el programa de Meditación Trascendental, encontró que sus índices de hospitalización eran un 56% inferiores a la norma. La disminución era altamente significativa en las condiciones más serias, incluyendo 76% menos hospitalizaciones por cirugía mayor, 55% menos por cáncer y 87% menos por enfermedades y ataques del corazón.

Revisando estos cuatro estudios sobre la Conciencia Trascendental (respaldados por cientos de otros), se concluye que la experiencia regular de este cuarto estado de conciencia produce una evolución rápida hacia niveles más altos de funcionamiento humano, en términos de paz interior, habilidades mentales, madurez sicológica y salud fisiológica. Las descripciones Védicas de la Conciencia Trascendental, y el crecimiento profundo que proporciona la experiencia regular de este estado, han sido ambos, profundamente verificados por la ciencia moderna .

Fuentes:

http://www.pazpermanente.org/images/inside_top.gif

SABER MAS:
La investigación científica.

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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
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