sábado, 20 de octubre de 2007

El lenguaje del pensamiento.

Según Tishman y Perkins, aunque el pensamiento involucra mucho más de lo que podemos decir, tendríamos aún menos acceso a ese "más" si no fuese por el lenguaje del pensamiento.

¿Qué viene primero, la palabra o el pensamiento? La relación entre el pensamiento y el lenguaje ha intrigado a los eruditos y a los artistas durante siglos. Emily Dickenson anticipando el punto de vista de Lev Vigotsky, de que el pensamiento no sólo se expresa en palabras sino que cobra existencia a través de ellas, asume la siguiente posición:

La palabra muere
Cuando se pronuncia,
Dicen algunos.
Yo digo que
Comienza a vivir
Ese día.

Las palabras y los pensamientos viven los unos a través de los otros. Un campo interesante en el que se puede examinar cómo sucede esto es aquel que trata de una clase especial de palabras que utilizamos cuando hablamos acerca del pensamiento - palabras para hablar acerca de los procesos de pensamiento que llevan a productos del pensamiento tales como ideas y teorías. ¿Cuál es este lenguaje del pensamiento -cuál es su léxico, para qué sirve, cómo funciona, y qué papel desempeña en el desarrollo humano y en la educación? Esperamos poder iluminar estas preguntas al explorar las diversas formas en que hablamos del pensamiento y, tomando las palabras de Emily Dickenson, mirando cómo el lenguaje del pensamiento hace que el pensamiento comience a vivir al darle forma y al regular su desarrollo conceptual.

¿Qué es el lenguaje del pensamiento?

El lenguaje del pensamiento abarca las muchas formas en que describimos los estados y procesos mentales tanto propios como de los otros. Por ejemplo, utilizamos el lenguaje del pensamiento cuando hablamos acerca de procesos de pensamiento involucrados en el desarrollo de una teoría, al examinar un postulado, al tomar una decisión o al crear una obra de arte. Utilizamos el lenguaje del pensamiento cuando caracterizamos los estados mentales de otros al decir cosas como: Julia piensa que todos deberían votar; Juan cree que va a nevar; Martín decidió que no le gustan las papayas; sospecho que no estás diciendo la verdad.

Las lenguas tienen un infinito número de términos sutiles para definir el pensamiento. Por ejemplo consideremos palabras como adivinar, suponer, intuir, asumir, especular. Todas estas palabras expresan una opinión basada en evidencias inconclusas. Otro ejemplo pensemos en palabras como contemplar, reflexionar, meditar. Cada uno de estos términos describe una forma de acercamiento lento y profundo sin embargo cada uno tiene un significado diferente.

El vocabulario del pensamiento puede dividirse en términos de tras funciones diferentes: Términos que marcan una postura epistémica, términos que describen un proceso intelectual y términos que describen un producto intelectual.

Los términos de postura epistémica indican una postura o una actitud ante un postulado del conocimiento. Los ejemplos incluyen términos tales como conjeturar, concluir, creer, confirmar, dudar, conocer, saber, sugerir, especular, sospechar y teorizar. Para ver cómo estos términos funcionan como indicadores de una postura, consideremos el postulado " los saltamontes sueñan en colores" y las siguientes afirmaciones

1. Creo que los saltamontes sueñan en colores.
2. He confirmado que los saltamontes sueñan en colores.
3. Sospecho que los saltamontes sueñan en colores.
4. Estoy seguro que los saltamontes sueñan en colores.

Cada una de estas afirmaciones expresa una posición diferente ante la verdad del postulado. Son estas palabras que expresan las diferentes posturas las que ofrecen información esencial acerca de cómo debe tomarse el postulado. Los términos de postura epistémico funcionan caracterizando la relación del pensamiento al hecho. Los términos de procesos intelectuales caracterizan el proceso de pensamiento y expresan su flujo, su estructura y su sentir. Términos de procesos intelectuales incluyen palabras tales como analizar, contemplar, discernir, interpretar, investigar, meditar, examinar, reflexionar para nombrar unas pocas. Lo que hace que estos términos sean diferentes es que discriminan las formas de pensar. Decir que alguien está meditando sobre algo caracteriza el pensamiento de una manera muy diferente que cuando decimos que alguien está analizando, considerando, revisando o investigando algo. Como en el caso de los términos epistémicos, las finas diferencias de significado para los términos que describen procesos intelectuales son sutiles (por ejemplo, meditar versus reflexionar).

Los términos que se refieren a los productos intelectuales son sustantivos que nombran y marcan diferencias entre tipos de ideas - ideas que típicamente son producto de un proceso de pensamiento o juegan un papel particular en el proceso de pensamiento. La palabra idea es en sí misma un término amplio con el que nos referimos a un producto intelectual, frecuentemente usado para cubrir un amplio espectro de productos mentales, desde soluciones a "insights", de sugerencias e intuiciones. Pero la palabra idea, tiende a ser genérica, y cuando específicamente así se desea, se puede tener a disposición una cantidad de términos que describen productos intelectuales que diferencian distintos tipos de ideas o productos - términos como conclusión, hipótesis, opinión, solución, razonamiento, postulado y teoría.

Naturalmente, las funciones de estos tres grupos de términos están relacionadas: los procesos intelectuales tienden a ser posturas epistémicas que a su vez tienden a transformarse en productos intelectuales. Por ejemplo, por inspiración o especulación, uno es llevado a afirmar, debatir o a asumir cosas y, eventualmente, es guiado a enunciar un postulado, proponer una teoría o diseñar una conclusión. Dado que estas tres categorías nombran diferentes funciones lingüísticas más que diferentes grupos de palabras, los términos en cada categoría frecuentemente se superponen, y la misma palabra puede jugar diferentes papeles dependiendo de si funciona como sustantivo o como verbo y aún cuando verbo, dependiendo si es usado para describir una postura epistémica o un proceso intelectual. Por ejemplo, la oración "Dudo que X" indica una postura frente a una proposición. Pero la palabra "dudo" puede también estar referida a un proceso mental, por ejemplo, si la intención del que habla es "estoy en el proceso de dudar X". Por supuesto el término "duda" puede también usarse como sustantivo para describir una clase particular de producto intelectual, como en "tengo mis dudas" o "ella presenta una duda importante".

Así como es complicado discriminar las funciones lingüísticas de la terminología del lenguaje del pensamiento, lo es también dar testimonio de la eficacia y la elegancia del lenguaje del pensamiento que fácilmente comprendemos cuando está en contexto: Clara dudaba si el postulado de Miguel era verdadero, pero reconocía la necesidad de seguir investigando. No hay problema en entender que el estado epistémico de Clara es de duda, que el producto intelectual al que se refiere es el postulado de Miguel y que la actividad intelectual que ella planea es investigar el postulado de Miguel.

Como muestra el ejemplo, el lenguaje del pensamiento es rico con términos que específicamente y con frecuencia técnicamente describen estados mentales y procesos - términos como analizar, dudar, postular, investigar, etc. Pero el lenguaje del pensamiento también expresa el lado afectivo de la cognición - las pasiones, emociones, motivaciones y actitudes que hacen parte integral de la experiencia de pensar.

¿Realmente el pensamiento involucra sentimiento? Todo el tiempo. Consideremos la descripción de William James acerca de una instancia de pensamiento en la que "la transición de un estado de incertidumbre y perplejidad a una de comprensión racional llena de tranquilidad y placer". Incertidumbre, confusión, inquietud y consternación son sentimientos que acompañan el pensamiento, así como los sentimientos de alegría, deleite, tranquilidad, emoción y apreciación estética. Auque los psicólogos y filósofos algunas veces dicotomizan la cognición y el afecto, el lenguaje del sentimiento abunda en el lenguaje cotidianao del pensamiento. Los matemáticos hablan del placer de una prueba elegante. Los poetas hablan de la belleza de una imagen. Los científicos hablan de la emoción del descubrimiento y la felicidad de la verificación. Sin duda alguna, los sentimientos de felicidad y sorpresa que acompañan frecuentemente al trabajo intelectual juegan un papel importante en el pensamiento que el filósofo Israel Sheffler ha descrito como " emociones cognitivas”. Argumenta que no sólo éstas caracterizan el pensamiento sino que también son epistemológicamente relevantes a la práctica de la razón ya que ofrecen información importante acerca de las creencias, predicciones y expectativas del pensador.

Las emociones negativas también abundan en el pensamiento. Por ejemplo, se dice que uno de los dolores más grandes de la experiencia humana es el dolor de una nueva idea. El aprendizaje de un material difícil, puede verse como una tarea tortuosa para el escolar. El pensar bien puede ser difícil, y con frecuencia nos sentimos frustrados e inclusive enojados ante las dificultades para llegar a la conclusión, la decisión o la creencia correcta. Lógicamente, es posible evitar las emociones negativas asociadas con el pensamiento. Según el filósofo chino Lao Tse “abandone el aprendizaje y se sentirá libre de problemas y de tensiones".

Además de expresar emociones, el lenguaje del pensamiento también expresa actitudes hacia el pensamiento propio y de otros. Por ejemplo la distancia crítica asociada con el razonamiento riguroso por lo general se describe actitudinalmente: hablamos de una actitud de objetividad, distancia óptima y justicia. Pero también existen otras actitudes ante el pensamiento. Hablamos de adoptar una actitud de aceptación o escepticismo ante un argumento, receptividad o resistencia ante un punto de vista, etc.


La función comunicativa del lenguaje del pensamiento.

¿Para qué sirve el lenguaje del pensamiento? ¿Por qué hemos desarrollado formas tan extensas y sutiles para hablar de la vida de la mente? Un propósito obvio e importante es la comunicación. Usamos el lenguaje del pensamiento para comunicar información acerca del carácter o la intención de nuestros estados y procesos mentales dentro de todo tipo de contextos cotidianos. Cuando le explicamos a un amigo el proceso de pensamiento que nos llevó a escoger un candidato en lugar de otro, en una elección local, estamos utilizando lenguaje de pensamiento. Lo mismo sucede cuando explicamos cómo llegamos a aceptar o rechazar una creencia particular, cómo hemos desarrollado una idea, cómo tomamos una decisión, o cómo resolvemos un problema.

La mayor parte del tiempo el uso cotidiano del lenguaje del pensamiento es bastante informal. Pero hay también momentos más formales donde sus términos adquieren un aspecto más técnico. Por ejemplo, los informes académicos que registran hallazgos científicos y desarrollan o critican teorías usan un lenguaje de pensamiento muy cuidadoso. En estos contextos, es de vital importancia que el escritor indique exactamente qué líneas de pensamiento son inferenciales, cuáles son especulativas, qué proposiciones deben tomarse como conclusiones, qué cuenta como evidencia etc. Palabras tales como asumir, concluir, sugerir, hipotetizar, inferitr, afirmar y demás alertan a los lectores al "juego epistémico" realizado por el autor e indica los estándares con que deben evaluarse las ideas expuestas.

En un dialecto menos técnico pero no menos sugerente, el lenguaje del pensamiento también comunica el pensamiento que hay detrás de la creatividad. Por ejemplo, pintores, escritores, bailarines y otros artistas frecuentemente hablan acerca del pensamiento involucrado en el proceso creativo. Discuten tales cosas como la génesis de una idea, la fuente de inspiración y la lucha para convertir una visión en realidad. Si su léxico no es tan técnico como el del erudito o el del científico, es porque sus productos de pensamiento - dibujos, poemas, novelas, danzas - no van a ser evaluados como productos de la razón. No tendría sentido el rechazar una escultura porque su conclusión no está apoyada por evidencia verificable como tampoco lo tendría el rechazar el informe de un experimente científico porque no sea llamativo estéticamente.

Es decir, es importante reconocer que la inspiración, la intuición y las consideraciones estéticas pueden jugar un papel amplio y legítimo el saber erudito crítico y que la razón crítica con frecuencia juega un papel amplio y legítimo en la producción del arte. El lenguaje del pensamiento informa debidamente estos entretejidos. Por consiguiente, algunas veces se escucha a los científicos discutir las intuiciones y la fuerza estética que dieron surgimiento a una teoría y a los artistas hablar acerca del razonamiento crítico que los condujo a un enfoque artístico en particular.


La función reguladora del lenguaje del pensamiento.

El lenguaje del pensamiento no sólo ayuda en la comunicación. Le da forma y regula al pensamiento ofreciendo conceptos que lo guían. Aunque este punto de vista ha recibido una especial atención en las ultimas décadas, la noción de que el lenguaje da forma al pensamiento no es algo nuevo. La mayoría de la gente ha oído el dicho " no puedo saber lo que pienso hasta que no oigo lo que digo". Vigotsky enfatizó el contexto social del lenguaje y papel que éste juega en el desarrollo conceptual. Incluso los griegos de la antigüedad hacían énfasis en el papel del lenguaje en el pensamiento. Sócrates en su Theatetus describió el pensamiento como " un discurso que la mente desarrolla consigo misma" y un juicio como " una afirmación pronunciada…. a sí misma en silencio" .

Así como los colores en la paleta de un artista influyen en el cuadro que emerge, las palabras que tenemos a nuestra disposición influyen en la forma en que pensamos acerca del mundo, incluyendo el mundo interior de nuestra propia vida mental. En los últimos años, los psicólogos cognitivos han utilizado el término metacognición para referirse al los procesos mentales que están involucrados al pensar acerca del propio pensamiento. Altamente reconocido como componente clave del pensamiento de orden superior y de un aprendizaje efectivo, la metacognicion requiere un distanciamiento del flujo de pensamiento para entenderlo mejor, valorarlo y guiarlo. La conexión entre la metacognicion y el lenguaje del pensamiento es directa. El lenguaje del pensamiento ofrece las palabras y conceptos con que el pensamiento se evalúa y se regula a sí mismo.

Esto es a su vez una realidad cotidiana y una oportunidad educativa. En cuanto a la segunda, imagínese que estudiantes en dos aulas de quinto elemental están estudiando la vida de Amelia Earhart, y ambas profesoras están guiando una discusión acerca de su misteriosa desaparición en algún lugar del Pacifico Sur. La primera profesora interroga a la clase, ¿Qué creen que fue lo que paso? Un estudiante se aventura y dice. " Tal vez quiso desaparecer porque no le gustaba tener tanta publicidad". "Esa es una idea interesante" responde la profesora y luego interroga a un segundo y a un tercer estudiante.

En el segundo caso, la profesora dice a sus estudiantes "Hay varias teorías acerca de lo que pudo haber pasado con Amelia Earhart. ¿Alguno de ustedes tiene alguna teoría?" Al igual que en la primera clase un estudiante sugiere que Amelia desapareció deliberadamente para evitar publicidad. " ¿Cuales son tus fundamentos?" le pregunta la docente. " ¿Que evidencias tienes para avalar ese punto de vista?" El estudiante reflexiona por unos instantes y luego dice " Bien, supongo que una evidencia es que nadie nunca encontró rastros de ella ni de su avión y eso es prácticamente inusual si se trata de la caída de un avión".

"¿Estas seguro de que esa es una evidencia fundante? Le pregunta la profesora. Y así la discusión continua. La segunda docente esta usando el lenguaje del pensamiento con sus estudiantes. Introduciéndolos en términos y conceptos involucrados en la construcción de las teorías los lleva a la cultura de conceptos que ellos podrán utilizar para pensar acerca de su propio pensamiento en lo que Sócrates llamo " el discurso que la mente desarrolla consigo misma".

El razonamiento es solamente uno de los procesos cognitivos que fomente la regulación metacognitiva a través del lenguaje del pensamiento. Otro tipo de ejemplo es el considerar la expresión lluvia de ideas. La noción general de generar ideas múltiples no es nueva. Pero para aquellos de nosotros que en las ultimas décadas asocia esta expresión con un conjunto especifico de procedimientos, hablar de lluvia de ideas evoca ciertos patrones de formas de crear ideas- ejemplo, pensar ampliamente acerca de posibilidades, construir sobre ideas previas, dejar de lado las críticas y la selección crítica para un segundo momento y otros. La expresión lluvia de ideas funciona metacognitivamente cuando evoca estándares con los que le damos forma y evaluamos el pensamiento.

¿De donde proviene el lenguaje metacognitivo? Expresiones como la de la lluvia de ideas surgen de metáforas y analogías. Esto es así para las palabras y frases que utilizamos para describir el pensamiento creativo. Por ejemplo consideremos las analogías corrientes que comparan el insight con una lámpara encendida o lo describen como un relámpago brillante. El lenguaje meta cognitivo que involucra pensamiento critico- el lenguaje de la razón, el análisis y la construcción teórica- pueda ser un poco diferente. En una línea de pensamiento interesante y persuasivo, David Olson y Janet Wilde Astington argumentan que el lenguaje para reflexionar sobre el pensamiento crítico esta muy conectado con la escritura.

Proponen que la escritura afecta como reflexionamos acerca de nuestro propio pensamiento introduciendo términos para hablar acerca de los textos (términos que también se aplican cuando pensamos o hablamos acerca de nuestra propia cognición). El lenguaje escrito, sobre el papel, invita tipos de reflexión que no son tan naturales en el intercambio oral. En lo escrito se examina, se chequea, se contradice, se duda, se desafía o se afirma con mayor facilidad. Estos procesos dan lugar a una terminología especializada que caracteriza el pensamiento basado en lo textual. No es entonces sorprendente que mucha de la terminología del lenguaje del pensamiento, por lo menos en inglés, viene del latín, el que se introdujo al inglés en los siglos XVI y XVII básicamente como un lenguaje basado en lo textual- el lenguaje de documentos legales y oficiales. Por ejemplo, términos tales como afirmar, asumir, criticar, descubrir, explicar, hipotetizar, e interpretar todos tienen raíces latinas. Representan conceptos que se ven involucrados al pensar acerca de algo y al analizar el pensamiento textual, y también se puede aplicar cuando pensamos acerca de los estados y procesos mentales propios y de los otros.

¿Significa esto que sólo quienes pueden leer y escribir bien pueden pensar metacognitivamente? Absolutamente no. Una vez que estos conceptos basados en la lectoescritura se convierten en algo significativo en el lenguaje, se convierten en disponibles para los intercambios tanto orales como escritos. Lo observamos en los debates críticos que se dan en las aulas y coloquios, en estos contextos, la lectoescritura no se define como la competencia del que escribe sino por la habilidad para utilizar conceptos con base en la lectoescritura al pensar y al hablar. Según Olson y Astington. “ el ser alfabetizado es ser competente para participar en una cierta forma de discurso ya sea que pueda leer y escribir o no”.
Disposiciones y la función reguladora


Como ya se ha dicho, el pensamiento y el aprendizaje involucran emociones y actitudes además de la habilidad cognitiva, y un buen pensamiento implica estar dispuesto a los afectos. En los últimos años, varios investigadores han estado trabajando sobre los aspectos disposicionales del pensamiento y han propuesto que la enseñanza de pensamiento de orden superior requiere que los estudiantes cultiven “disposiciones de pensamiento” además de enseñar destrezas de pensamiento. Las disposiciones de pensamiento son tendencias o inclinaciones hacia patrones particulares de comportamiento intelectual, tales como la tendencia a ser reflexivo, a buscar razones, a ser estratégico intelectualmente o a arriesgarse intelectualmente. Las destrezas de pensamiento solas pueden activarse en ejercicios y pruebas pero, sin disposiciones que las lleven a la acción, seguramente permanecerán inactivas en situaciones dela vida real.

El lenguaje en general es una fuerza cultural con el poder para darle forma al comportamiento disposicional, lo mismo sucede con el lenguaje del pensamiento. El lenguaje del pensamiento apoya el desarrollo de las disposiciones del pensamiento en diferentes formas. Para comenzar, el lenguaje del pensamiento anima a poner en acción disposiciones de pensamiento en contextos inspiradores. Haciendo una analogía, un entrenador inspira un mejor desempeño de su equipo utilizando un lenguaje que convoca al espíritu de competencia y excelencia, y los atletas, a menudo, se animan a sí mismos hablando este mismo lenguaje. Más allá que la mayor parte del tiempo, el pensar no es un evento competitivo, el lenguaje del pensamiento tiene un efecto similar. Simplemente escuchando y usando determinado lenguaje en ciertos contextos, esto invoca un comportamiento que involucra disposición de pensamiento. Por ejemplo, el lenguaje de la planificación y la estrategia tiende a animar el establecer metas; el lenguaje del auto reflexión tiende a inspirar la introspección.

Más allá de episodios de un minuto o una hora, podemos tener la expectativa de efectos a largo plazo en el desarrollo usando el lenguaje del pensamiento. Cuando en un ámbito de aprendizaje prevalece un lenguaje del pensamiento rico – cuando se ve un uso regular de éste entre los estudiantes y los profesores, como en el ejemplo de Amelia Earhart – éste no sólo prevé información sino también es una invitación a cultivar ciertos hábitos en la mente. Por ejemplo, una exposición frecuente al lenguaje de la argumentación con términos tales como premisa, razón, conclusión, evidencia, teoría e hipótesis lleva a los estudiantes a valorar y comprometerse con el análisis crítico. El lenguaje de la resolución creativa de problemas con expresiones como idea salvaje, salirse del margen, nuevo punto de vista, romper el molde apoya las ideas creativas.

El comportamiento disposicional depende no sólo de querer hacer lo correcto, sino también de darse cuenta cuándo hacerlo. Utilizar el lenguaje del pensamiento en la clase ayuda a desarrollar la sensibilidad de los estudiantes para encontrar oportunidades en los que se comprometan con pensamiento de orden superior. Términos tales como postulado, opción, opinión, suposición y duda alerta a los estudiantes sobre las oportunidades de hacer cosas tales como probar una afirmación, buscar evidencia, identificar razones, o mirar un problema desde un nuevo punto de vista.


Los dialectos del pensamiento

Los abogados hablan de precedentes pero los físicos no. Los físicos hacen experimentos para leer el libro de la naturaleza cuidadosamente, mientras que los matemáticos rara vez mencionan la palabra experimento y más bien buscan pruebas deductivas de los axiomas.

Quienes hacen revisiones literarias libremente informan cuán desesperados, impresionados, inspirados o afectados se encuentran ante un trabajo, algo que seguramente no haría, ni admitiría hacer ni un matemático ni un abogado. Hemos escrito acerca del lenguaje del pensamiento pero realmente hay más de uno o mejor dicho este lenguaje tiene muchos dialectos que varían según el territorio intelectual al que corresponden. ¿Cómo podemos obtener una visión más clara de estos dialectos y sus significados?

Un concepto que acá nos ayuda es la noción de juegos espistémicos. La indagación de cualquier tipo involucra tres amplios propósitos: caracterización, explicación y justificación. Toda área de indagación, desde la crítica literaria a la física cuántica, implica esfuerzos por caracterizar algo ( el tema favorito de un autor o las propiedades de una partícula elemental propuesta), explicar algo (¿qué significa el tema? ¿Cómo esa partícula se relaciona con la teoría fundamental?), y justifica algo (¿cuál es la evidencia de la presencia del tema en el trabajo del autor? ¿qué evidencia empírica tenemos de que esa partícula existe?). Sin embargo, el modo en que el juego epistémico tiene lugar, varía en los distintos campos académicos y lo hace con formas, movimientos, metas y reglas particulares. La crítica literaria, por ejemplo, involucra una forma de interpretación entre muchas otras, ... todas muy diferentes a las formas, movimientos, metas y reglas de la física cuántica.

Hay una conexión natural con los dialectos del pensamiento. En el pensamiento cotidiano jugamos una especie de juego epistémico de caracterización, explicación y justificación, comunicando y metaconociéndolo. Utilizamos palabras sencillas como idea, razón, lluvia de ideas, duda y otras. Pero los juegos epistémicos en campos académicos particulares, agregan conceptos más especializados y dialectos. Los

Psicólogos agregan al léxico cotidiano frases tales como hipótesis nula, control de variables, muestras aleatorias y significación estadístico – conceptos que son parte de un dialecto técnico que corresponde a la justificación, especialmente pertinente, en la psicología empírica.

La noción de dialectos del pensamiento ilumina dos asuntos importantes: la generalidad del pensamiento y la complejidad de aprender a pensar mejor. Con respecto a lo primero, algunos académicos argumentan que el buen pensamiento es profundamente situado. Sea lo que apoya el buen pensamiento en mecánica cuántica o en auto mecánica tiene poco en común. El pensamiento y la cognición en términos generales, es una empresa inherentemente especializada, afirman quienes proponen este punto de vista. Para ellos, la idea de destrezas y disposiciones de pensamiento generales y potentes es equivocada. Enseñar a pensar en cualquier sentido general es una pérdida de tiempo.

En cuanto que esto es un tema muy complejo, no lo podemos examinar a profundidad en este momento, la noción de dialectos de pensamiento sugiere una postura más balanceada. Sencillamente, el pensamiento efectivo en los diversos campos involucra el poder conversar en los dialectos del pensamiento que son importantes para esos campos, tanto para comunicarse como para autorregularse metacognitivamente. Al mismo tiempo, el pensar en campos particulares y el pensar en lo cotidiano, caen presos del hastío, la estrechez y otros peligros. Aquí, el lenguaje genérico de pensamiento es un recurso regulador. La terminología corriente como argumento, evidencia, contra ejemplo, la otra cara de la moneda, punto de vista ... ayuda a expandir y redireccionar el pensamiento de formas que no pueden ser garantizadas ni, ordinariamente, en situaciones técnicas. En otras palabras, el pensamiento efectivo tiene aspectos generales y situados, correspondiéndose con el lenguaje del pensamiento general y los dialectos.

El segundo aspecto es la complejidad de aprender a pensar mejor. Muchas aproximaciones realizadas en las escuelas para enseñar a pensar se basan en unas cuantas estrategias de resolución de problemas y de toma de decisiones y dejan el tema allí.

Ciertamente estos esfuerzos hacen algo positivo, según nuestro punto de vista. Sin embargo, desestiman el amplio espectro de esta empresa. Inclusive el lenguaje del pensamiento cotidiano tiene muchos lados – y también están los dialectos para los diferentes estilos especializados de la investigación. Aunque tan sólo los profesionales deben ser versátiles en esos estilos, para logra una competencia general debe tenerse al menos algún conocimiento al respecto. La gente que no tiene inclinación por el control de variables en la ciencia, o para ir más allá de la duda metódica en un argumentación legal, o de la importancia del tamaño de la muestra y de la falta de objetividad en la investigación social, no comprende el rico mundo de las en el que viven. Si vamos a llevar a los estudiantes hacia el luminoso mundo del pensamiento crítico y creativo, debemos hacerlo reconociendo que ese mundo es rico en la variedad de sus desafíos y en las disposiciones y destrezas lingüísticas y conceptuales. Si bien, la enseñanza de conceptos, estrategias y terminología es de gran utilidad, para lograr un impacto profundo y duradero se requiere ser parte de esa cultura. Sólo cuando los estudiantes pasan muchas horas al día en clases donde la cultura y el lenguaje del pensamiento es lo corriente, tienen oportunidad de estar totalmente abiertos a sus potencialidades intelectuales.

Desafortudamente los lugares comunes del aula, como pueden ser los textos y las clases, que podrían parecer lugares ricos en lenguaje de pensamiento, rara vez lo son. Por ejemplo, los textos de ciencia para todos los niveles, incluyendo la universidad, tienden a dejar por fuera terminología que precisamente identifica procesos intelectuales -. Términos tales como explicar, hipotetizar, concluir, etc. Más aún, como resultado de esfuerzos bien intencionados pero a veces equivocados de hacer más sencillo el aprendizaje, el discurso de los maestros frecuentemente no utiliza la terminología del lenguaje del pensamiento. Como lo han mostrado Olson y Astington, los maestros deberían pedirle a los estudiantes construir explicaciones, formular hipótesis, hacer inferencias, y demás, sin necesidad de referirse a estos proceso nombrándolos directamente. ¿Qué sucede en lugar de esto? Los maestros usan términos genéricos tales como pensar y sentir y opinar para cubrir un amplio espectro de actividades cognitivas mucho más sutiles como se vio en el primer ejemplo que se dio sobre Amelia Earhart.
Más de lo que podemos decir


El lenguaje de pensamiento puede relatar una expresiva historia sobre el carácter de la vida mental. Pero aun así, el pensamiento puede decir mucho más que lo que podamos decir con palabras.

Imagine los bosquejos de Picasso para el Guernica. Imagine a Mozart componiendo una sinfonía en su cabeza durante un traslado en un carruaje. Imagine a Einstein imaginándose a si mismo cabalgando sobre un haz de luz.

¿Cuánto de todo esto es una cuestión de lenguaje, en cualquier sentido razonable? ¿Cómo puede el lenguaje de pensamiento hacer justicia a un carácter multimodal y rico del pensamiento? Tal vez el lenguaje del pensamiento enmascara la auténtica actividad del pensamiento.

Ciertamente, hay un riesgo aquí; por lo tanto, midámoslo. Primero, es importante clarificar este tema. El lenguaje del pensamiento tal como está usado para clarificar este tema. El lenguaje del pensamiento tal como se utiliza aquí, significa el lenguaje que usamos para hablar sobre pensamiento- términos como hipótesis, razonamiento, alternativa, imaginación, etc. El lenguaje sobre el pensamiento es mayormente lenguaje en el sentido conocido de palabras y oraciones. Pero, ciertamente, la gente piensa utilizando muchos otros lenguajes como vehículos: los lenguajes de la matemática, de la música o de imágenes las visuales, si es que se pueden llamar lenguajes en un sentido metafórico. Más precisamente, la gente piensa a través de muchos vehículos simbólicos.

Este tema agudiza el dilema. Ya que parece particularmente cierto que los procesos de pensamiento en los que nos involucramos son tanto mas que lo que podemos describir con palabras acerca del pensamiento.

El lenguaje del pensamiento da cuenta solamente de una parte de pensamiento: solamente su organización estructural. Más aún, el lenguaje del pensamiento no hace realidad el pensamiento. Simplemente ofrece una descripción de alto nivel de qué es, puede o debe hacerse. El lenguaje del pensamiento no es especial en este sentido. El lenguaje en general está referido a algo.

El lenguaje de la mecánica, la política o la danza se refiere a dominios físicos y experienciales ricos. El lenguaje nunca llega a ser un subrogante de aquello que nombra. Aun el lenguaje sobre el lenguaje tampoco lo es . En ocasiones los críticos buscan evocar algo de la experiencia vivida en un concierto a través de la utilización expresiva del lenguaje, pero sin ninguna expectativa de que los lectores deban sentirse felices de haberse quedado en casa ni de leer la noticia en el diario, en vez de haber ido al concierto.


¿Significa esto que el lenguaje del pensamiento podría no iluminar ni guiar?

Aún cuando el lenguaje de la mecánica se refiere al arreglo de un auto, dista mucho en tanto lenguaje de la acción de arreglar un auto, es útil en la enseñanza, en la colaboración entre mecánicos, y para decirse a uno mismo lo que uno conoce, lo que podría estar pasando, lo que uno debería intentar hacer.

De la misma manera el lenguaje del pensamiento puede decir cosas que son útiles para los científicos, artistas, o mecánicos así como a los estudiantes en esos dominios del saber. Nosotros mismos, o nuestros compañeros o entrenadores pueden formular preguntas tales como “habrá una manera no convencional, mas creativa de hacer esto”? Estaremos partiendo de supuestos incorrectos, podríamos hacerlo sin consecuencias negativas? Estas preguntas tienen sentido y favorecen el pensamiento en los tres casos.

Aunque el pensamiento involucra mucho mas que lo podamos decir, podría tener todavía menos acceso a ese “plus” sin el lenguaje del pensamiento. Otra idea de la estética es que el lenguaje comúnmente tiene una función de indicar o referir. El uso del lenguaje en presencia de una obra de arte no es sustituto de ese trabajo, pero da las claves para mirar o para oír cosas que, de otra manera, perderíamos. En aulas u oficinas, en seminarios o en el senado, lejos de entrometerse entre nosotros mismos y nuestro pensamiento el lenguaje de pensamiento nos ayuda a discernir en forma más clara y más profunda sobre qué estamos haciendo, dónde estamos yendo, y dónde podríamos ir cuando pensamos.

Fuentes.
Por Shari Tishman y David Perkins.
Traducción al español Patricia León y Paula Pogré.
Portal Educativo de las Américas

viernes, 19 de octubre de 2007

La realidad cuántica.

La física cuántica y sus consecuencias filosóficas hicieron tambalear el concepto de realidad objetiva que la filosofía occidental, en su mayor parte, había dado por sentada durante un par de milenios. De hecho, la interpretación filosófica de la teoría cuántica fue una fuente de debates y experimentos mentales fascinantes durante el siglo XX, especialmente en su primera mitad: mentes como las de Heisenberg, Schrödinger, Bohr, Einstein o Dirac discutían y se lanzaban argumentos y contra-argumentos de un nivel intelectual extraordinario.

Aunque no vamos a bucear aquí en la física cuántica, la base del problema (como siempre, dicho rápido y mal) es que la teoría cuántica predice que no es posible medir todas las magnitudes físicas que definen un sistema al mismo tiempo. Esto es algo que los físicos no se habían planteado hasta entonces.
Durante siglos, los físicos pensaban que podían predecir lo que haría un sistema de manera exacta: por ejemplo, con la mecánica newtoniana, sabiendo dónde están todas las partículas de un sistema y cómo se mueven en un momento determinado, es posible saber qué es lo que van a hacer con total precisión de ahí en adelante.

Esto está muy bien en teoría, pero si quiero aplicarlo a un sistema real, tengo que saber dónde está cada partícula y cómo se mueve de rápido. ¿Cómo lo hago? La teoría cuántica dice que si, por ejemplo, mido su posición con mucha precisión, al hacerlo (por ejemplo, haciendo que pase por un agujero muy pequeño) estoy modificando su velocidad, de modo que estoy seguro de que estaba en el agujero, pero no tengo ni idea de qué velocidad tiene porque ha chocado con las paredes. Esto es una super-simplificación, pero espero que entiendas la idea.

Ahora bien, puesto que nunca puedo saber el estado total del sistema, nunca puedo estar seguro exactamente de lo que va a ocurrir. ¿Quiere esto decir que la realidad no es absoluta y objetiva, o que la realidad es absoluta pero yo no puedo conocerla pues tengo que alterarla para poder observarla? ¿Hay alguna diferencia entre las dos posibilidades si la realidad es incognoscible para cualquier observador?

Aunque la mecánica cuántica es relativamente fácil de entender matemáticamente, lo que realmente significan las ecuaciones no lo es en absoluto (yo desde luego no lo entiendo bien). Hay muchas interpretaciones de ella - por ejemplo, la interpretación de Copenhage (de Bohr y Heisenberg) dice que no tiene sentido hacerse la pregunta del párrafo anterior - la física no estudia la realidad sino los fenómenos observables, de modo que no hay más que hablar. En palabras del propio Bohr, “Nada existe hasta que es medido”. La “realidad” es lo que cada observador mide.

Hay muchas otras interpretaciones de la mecánica cuántica (y estoy seguro de que hablaremos de ellas en otras categorías de El Tamiz), pero todas ellas tienen en común que el observador es una parte esencial del sistema, y no se puede simplemente decir que algo “se mide”.

La consecuencia, independientemente de la interpretación que se le quiera dar a la teoría, es que nosotros no podemos conocer el Universo de manera absoluta y completa, porque para poder hacerlo necesitaríamos saber el valor exacto de magnitudes que, al medirlas, alteran otras magnitudes que también necesitamos conocer exactamente. En palabras de los taoístas filosóficos, no podemos ver el color del cántaro porque estamos dentro de él.

Sin embargo, muchos físicos se negaron a aceptar la futilidad de buscar una realidad absoluta. En muchos casos se los ha tildado de retrógrados, pero no creo que lo fueran - por ejemplo, los intercambios argumentales entre Einstein y Bohr, en los que Einstein planteaba supuestas paradojas mediante experimentos mentales, que Bohr desmontaba con su aguda inteligencia, demuestran una gran apertura mental por ambas partes.

Fuentes:

El Tamiz



La idea del universo como un mecanismo, era la visión de un universo tridimensional que la mecánica celeste de Newton describía como un inmenso reloj. Pero los físicos al estudiar los átomos y las partículas que los constituyen han descubierto que este modelo no sirve para explicar el funcionamiento del universo nada más que a una escala macroscópica.

Una de las primeras paradojas que se pusieron de manifiesto era comprender la llamada dualidad onda-partícula, la luz, unas veces parece comporta como una onda y otras con características de partícula. En realidad parece que no es ni lo uno ni lo otro, sino que ambas formas son apariencias que adopta desde el punto de vista del observador, pero su realidad su realidad profunda, si es que existe, se nos escapa.

La física cuántica solo puede aportar modelos interpretativos del universo, más que modelos explicativos. Partiendo de determinados fenómenos estos se pueden reducir a ecuaciones que predicen su funcionamiento, pero diversas interpretaciones son compatibles con los fenómenos observados, sin embargo las interpretaciones son diferentes, e incluso muy diferentes u opuestas.

La situación es parecida a la que ocurre con los textos literarios. Una misma superficie fonemática y lexemática puede ser interpretada de formas muy diversas, sin que esa interpretación perturbe la fenomenología del texto, sí modifica sustancialmente lo que el texto parece decirnos.

La realidad cuántica en su primera versión.- La interpretación de Niels Bohr viene a decir que en el universo no existe una realidad profunda que pueda postularse. Lo que nuestros sentidos nos muestran como real flota sobre algo que no es real.

La realidad cuántica en una versión más fuerte.- Una versión añadida a esta teoría viene a decir que lo que consideramos realidad es una creación del observador, si no hubiera observador no habría realidad, pues el observador con su observación es el que la configura. No hay nada objetivo fuera de la presencia del observador. Antes de la observación el universo no existe, o está en un estado de probabilidad, de indeterminación. Es la paradoja del gato de Shoroëdinger, si tenemos un gato metido en una caja, este podría estar vivo o muerto, cuando abrimos la caja podemos determinar en cuál de los dos estados se encuentra, si no la abrimos, el gato no está ni vivo ni muerto, se halla en un estado de indeterminación. El observador no es ajeno a la observación, forma parte indisociable de ella.

Tercera interpretación.- “La realidad es un todo indivisible”, todo afecta a todo, todo forma parte de una red que lo interconecta, es una concepción holística que coincide con las teorías orientales sobre la realidad del universo como una unidad inseparable, un campo unificado de fuerzas.

Cuarta interpretación.- “Hay muchos mundos, muchas universos paralelos que coexisten”, un evento que ocurre en uno de estos universos se proyecta en todos los demás, si lanzamos un dado en este mundo nos saldrá un resultado, los demás resultados posibles ocurren en universos paralelos.

Quinta interpretación.- Los fenómenos del universo pertenecen a una lógica diferente que no es nuestra lógica cotidiana. La geometría euclidiana es válida sólo a cierto nivel de realidad perceptible, a otros niveles es preciso utilizar otras geometrías. La teoría de la relatividad generaliza postula que la gravedad es una curvatura del espacio.

Sexta interpretación.- Sostenida por Einstein, quería afirmar el valor real de los fenómenos del universo, frente a los presupuestos probabilísticos de N. Bohr. La realidad perceptible obedece a otras leyes diferentes de la experiencia cotidiana.

La séptima interpretación sostiene que sólo la conciencia es capaz de crear la realidad, solo un ser dotado de conciencia es capaz de pensar y crear la realidad en la que está involucrado.

La octava interpretación es la de Heisenberg, sostiene que el universo tiene dos aspectos, la realidad que percibimos, más bien aparente, y lo que puede ser, el mundo potencial, de la que dimana.

En definitiva todas estas posturas las podríamos reducir a dos: el modelo 1 sostiene que no hay realidades profundas, sino aparentes, el mundo es una pura apariencia. Esta versión coincide con ciertas filosofías orientales que vienen a decir que este es el mundo de la ilusión, donde todo es ilusorio, no es real.

El modelo 2 viene a decir que el universo lo crea el observador, el universo y el observador son un desdoblamiento de una realidad común, la unidad indivisible que subyace a todo lo creado.

Ambas tienen en común el evidenciar que sólo los fenómenos existen como tales, detrás de ellos no hay nada, no hay ningún fenómeno que pueda dar cuenta de ellos. En todo caso, lo que ocurre en el mundo visible aparece conformado a partir de un estado cuántico de posibilidades cuyos elementos constitutivos, las partículas y subpartículas son estados aleatorios, posibilidades que operan de forma probabilística.

Fuentes:

TEXTOS



Diferentes realidades, ¿diferentes universos?

¿Cómo funciona el mundo? ¿Existe alguna metáfora que de significado a esta pregunta?. La vieja metáfora de la física clásica era “el mundo es como un reloj gigantesco”. Los físicos modernos hoy en día no poseen una sino varias imágenes tentativas que les permiten dar una explicación con sentido a los fenómenos que ocurren en el mundo de la física cuántica. Hoy sabemos que nuestro mundo no es determinístico como el funcionamiento del reloj donde causa-efecto se suceden en ese orden. Las diferentes realidades que aquí se mencionaran son diferentes modelos del mundo consistentes con la teoría cuántica. Vale aquí algunas aclaraciones acerca del significado de lo que es un modelo. Los físicos al estudiar el mundo cuántico en particular, no pueden hacer replicas de cartón o madera de aquellas cosas que están estudiando tales como un fotón, por lo tanto sus modelos son una combinación de ecuaciones matemáticas y discernimientos físicos, los que les permiten tener cierta imagen de lo que pasa en ese mundo cuántico. Algunos de esos modelos son representaciones muy precisas de los fenómenos en cuestión, descriptos en términos de ecuaciones que pueden ser procesadas en una computadora para simular como un sistema o una entidad cuántica responderá a un determinado estímulo. Otros son mucho más vagos, menos precisos, en el sentido que solo intentan ayudar a la limitada imaginación humana a describir lo que está sucediendo. Una de los puntos más importantes que se debe apreciar acerca de los modelos, es que ninguno de ellos es “la verdad”. Por eso, a pesar de que un determinado modelo sea muy preciso en describir y explicar lo que está ocurriendo en un contexto; otro modelo, completamente diferente al anterior, puede ser igualmente preciso en describir el comportamiento de la misma entidad o sistema cuántico bajo diferentes circunstancias, es decir en otro contexto. ¿Cuál de los dos representa a la realidad? ¿Cuál es la verdad? Ambos modelos son igualmente válidos.

Un ejemplo clásico de esta situación es la dualidad de la luz onda-partícula. A veces la luz debe describirse como una onda porque así es como se comporta, y en otras ocasiones como una partícula. No significa esto que la luz es realmente una onda o una partícula, sino que es algo para lo cual no hay una analogía en el mundo cotidiano de nuestros sentidos; es algo que bajo ciertas circunstancias parece comportarse como una onda, y bajo ciertas otras circunstancias, parece comportarse como una partícula.

Otro ejemplo ocurre con el modelo del átomo. Históricamente la idea de átomo se desarrolló pensando primero a los mismos como pequeñas esferas indivisibles, luego se avanzó en la idea de un átomo compuesto por diferentes partículas. Usando el modelo de los átomos como “bolas de billar”, se pudieron hacer descripciones matemáticas muy precisas acerca del comportamiento de los gases, por ejemplo la relación entre presión y temperatura en un recipiente lleno de gas. Mas tarde cuando se desarrolló el modelo de átomo de Bohr con electrones considerados como pequeñas “ bolitas de billar” en órbita alrededor de un núcleo que es como una “bola de billar” más grande, este sirvió muy bien para poder explicar el origen de las líneas espectrales que producen los elementos. Mas adelante en el tiempo, la naturaleza de los enlaces o uniones químicas necesarios para formar diferentes compuestos, se pudo explicar utilizando el modelo de los electrones como “nubes” (distribución de probabilidades) alrededor del núcleo. A pesar de que hay una línea histórica en el desarrollo de los modelos, esto no significa que los últimos son correctos y los otros no. Los físicos aún hoy en día, utilizan el modelo de las “bolas de billar” para calcular la presión de los gases, y los químicos utilizan el modelo de Bohr para estudiar el espectro producido por diferentes elementos. Cada modelo es correcto en su propia área de aplicación, a pesar de que los diferentes modelos parecen ser incompatibles entre ellos.

Por eso la mejor manera de pensar a los diferentes modelos, que se presentan en la física (¿y en la vida cotidiana?), es considerarlos como diferentes herramientas para diferentes trabajos a realizar. Cuando utilizamos herramientas equivocadas, es imposible realizar el trabajo; de la misma forma si pretendemos explicar ciertos fenómenos con el modelo inapropiado, poco será lo que podamos explicar o bien las conclusiones serán erróneas.

Esta explicación es muy válida en términos de la física cuántica, porque en realidad todas las diferentes interpretaciones que dan lugar a diferentes realidades cuánticas, son modelos. Ninguno de ellos representa la verdad última acerca del mundo cuántico, y muy probablemente no hay manera de que el cerebro humano pueda alguna vez aprehender /comprender las verdades últimas del mundo cuántico. Todas las interpretaciones son simples ayudas para percibir lo que pasa realmente. Nadie sabe lo que el mundo cuántico realmente es, todo lo que podemos saber es como es.

Pero ¿qué quiero significar con todo esto? Como comentaba un autor, si vemos una película con huevos que están a punto de ser abiertos por el nuevo ser a nacer, nuestra imagen de la realidad nos hace esperar pollitos, si por el contrario surgen viboritas o cocodrilitos, experimentaremos la idea de que la realidad no es lo que imaginábamos de acuerdo a nuestras experiencias pasadas. Esto es lo que les ocurrió a los físicos cuando se encontraron con los fenómenos cuánticos. Este mundo en el cual vivimos no es lo que parece ser exteriormente. Ahora bien ¿cómo lo explicamos?.

Ya Kant creía que la apariencia del mundo estaba fuertemente condicionada por los sentidos humanos y por el aparato intelectual. Otros seres diferentes a nosotros los humanos, experimentarían el mismo mundo en una forma radicalmente diferente. Los hechos que llamamos científicos son tanto producto de la naturaleza humana del observador, como de la realidad intrínseca del hecho o fenómeno. Vemos al mundo a través de unos anteojos humanos. El hombre está destinado, según Kant, a conocer ya sea directamente o a través de la creación de conceptos, solo las apariencias del mundo, y de ellas solo aquella parte que tiene origen humano. Kant es un ejemplo del pesimismo en la investigación de la realidad.

La teoría cuántica ha sido universalmente exitosa en describir fenómenos a todo nivel accesibles mediante experimentos, la teoría cuántica funciona como un libro de cocina perfecto para cualquier cosa que queramos realizar dentro del mundo físico, sin embargo acompañando a esta precisión, existe un total desacuerdo acerca de lo que significa y de que clase de realidad está sustentando. Existen varias “realidades” cuánticas que diferentes físicos defienden como “La realidad real o verdadera” que sustenta la apariencia externa. Algunas de estas “realidades” son además contradictorias entre sí, pero todas producen los mismos resultados ante los mismos experimentos. Veamos cuales son y que dice cada una de ellas; son las visiones de algunos físicos de renombre que se expresan en la forma de ocho realidades distintas, las cuales representan ocho aproximaciones importantes a lo que realmente ocurre detrás de la escena, ocho modelos diferentes:

Realidad Cuántica # 1: La interpretación de Copenhague parte 1. Representada por Niels Bohr, que dice:

En el mundo físico, no existe una realidad profunda

Bohr no niega la evidencia de nuestros sentidos, el mundo que nos rodea es real, pero flota en un mundo mas profundo que no es real. Algunos físicos que se oponían a esta interpretación por ejemplo Einstein, decían que seguramente Bohr quería significar no extender las especulaciones por fuera del rango de los experimentos que se realizan, sino que existirían ciertas realidades escondidas y no conocidas por el momento con la tecnología existente. Pero Bohr no aceptaba esta interpretación, sino que insistía diciendo: “ no hay un mundo cuántico, solo existe una descripción cuántica abstracta”. Heinserberg, el Cristóbal Colón de la teoría cuántica escribió:

la esperanza de que nuevos experimentos nos guiarán hacia hechos objetivos en el tiempo y el espacio tiene tanto fundamento como esperar descubrir el final del mundo conocido en las zonas inexploradas de la Antártida.

Para dar una metáfora de la postura de esta realidad 1, muchos utilizaron las siguientes preguntas ¿La luna existe si no la observamos? O mejor, si una rama de un árbol cae en el bosque ¿hace ruido si nadie esta escuchando?. Es decir ¿existen realidades físicas objetivas o estas dependen de la existencia de un observador externo?. Los defensores de esta realidad cuántica # 1 responden que no, no existen realidades objetivas en el mundo cuántico.

Realidad Cuántica # 2: La interpretación de Copenhague, parte 2.

La realidad es creada por el acto de observar

Algo así como decir las cosas existen solo cuando son observadas (recordemos las metáforas de la luna y la rama que cae en el bosque)

Es así que la interpretación de la escuela de Copenhague consiste en dos partes:

1. No existe la realidad en ausencia de observación.

2. La observación crea la realidad.

Pero surge la pregunta entonces de ¿qué es una observación? O ¿cuáles son las características que una observación debe tener para poder crear la realidad?. La respuesta a estas surge con la máxima del físico John Wheeler, que separa lo real de lo no real diciendo: Ningún fenómeno es un fenómeno real hasta que el mismo es observado. Esta creencia de que la realidad es creada por el observador si bien puede ser común en el campo de la filosofía, no lo es en el campo de la física, por lo menos no lo era hasta la aparición de la física cuántica.

Realidad Cuántica # 3: Que dice

La realidad es un todo indivisible

El mundo físico, a pesar de mostrarse como un conjunto de partes con límites entre dichas partes constitutivas, es un todo inseparable e indivisible, todo afecta a todo. Es así que si bien el observador puede crear la realidad, el observador es parte del todo y no algo separado. No se puede mantener según dicen los partidarios de este concepto de realidad, una separación en el mundo entre una realidad objetiva y nosotros observadores conscientes; objetos y sujetos se han convertido en inseparables unos de otros. Esta no separabilidad del mundo cuántico no tiene nada que ver con la idea sistémica de los clásicos donde todo estaba interconectado. Por ejemplo a través de las teorías de los campos; aunque dichas interconexiones decaían y finalmente desaparecían con la distancia entre las partes. Las conexiones distantes eran irrelevantes, ¿cuánto afecta el campo gravitatorio de la tierra si estoy en la luna? ¿y si estoy fuera de la galaxia?

Esta realidad de un todo indivisible es diferente, de manera tal que no estará relacionada ni espacial ni temporalmente. Es como si armáramos un cubo de resortes, donde no importa donde toquemos, repercute en toda la estructura así armada instantánea o cuasi instantáneamente.

Esta idea de realidad está en línea con una visión holística propia de los orientales.

Realidad Cuántica # 4: Muchos mundos, muchos universos que coexisten.

La realidad consiste en una gran cantidad de universos paralelos.

Para cualquier situación en la cual existen diferentes resultados posibles (por ejemplo lanzar una moneda al aire), algunos físicos defensores de esta idea dicen que todos los resultados ocurren pero en diferentes universos, cada universo es igual al anterior salvo en lo que respecta al resultado de la situación analizada en cuestión.(¿raro no?)

Realidad Cuántica # 5: La lógica diferente.

El mundo obedece a una clase de razonamiento diferente al que estamos acostumbrados los seres humanos y que definimos como lógico.

La lógica es el esqueleto de nuestro cuerpo de conocimientos. Desde hace mas de dos mil años la lógica está basada en el molde de los silogismos de Aristóteles.

Si cambiamos las reglas de dicha lógica podremos entonces ver la nueva física o los hechos que esta describe como lógicos dentro de esta nueva lógica. Es difícil de entender pero, pensemos en algo similar que ya ocurrió con la geometría. Durante dos mil años la geometría que existía era la euclidiana, la ciencia de los puntos y las líneas. Hubo algunos matemáticos locos como Nicolai Lobachevski, Gauss y Riemann que crearon una nueva geometría, esta fue considerada como un juego de altas matemáticas, pero fuera de la realidad (de nuevo observemos el concepto realidad). La geometría verdadera era la euclidiana que, después de todo no es mas que el sentido común aplicado a las figuras geométricas. Sin embargo en 1916, Einstein propuso una nueva teoría de la gravedad que demolió el monopolio euclidiano. Einstein declaró que la gravedad no es una fuerza sino una curvatura en el espacio-tiempo, un objeto entonces cuando cae no lo hace por ser atraído por una fuerza (la gravedad), sino que se mueve por una línea recta según los estándares de estas nuevas geometrías. Esta apreciación de Einstein pudo ser comprobada por vía experimental al medir la deflexión de un rayo de luz de una estrella al pasar cerca de la deformación del espacio-tiempo provocada por el sol. La lección de los partidarios de la nueva lógica cuántica es la siguiente: la cuestión de la verdadera geometría, o la verdadera lógica que gobierna al mundo no está fijada por el sentido común de los seres humanos, sino por las experiencias reales que se pueden observar y medir. Para determinar las reglas de la correcta razón, no hay que buscar en el interior de nuestra propia cabeza, sino en el laboratorio.

Realidad cuántica # 6: Neorrealismo.

El mundo esta compuesto por objetos ordinarios, los cuales poseen atributos propios sea que son observados o no.

Einstein es el representante por excelencia de esta realidad, sus disputas con Bohr duraron hasta su muerte. Según escribió:

“Todavía creo en la posibilidad de un modelo de la realidad; esto es, de una teoría que represente los fenómenos en sí mismos y no meramente la probabilidad de su ocurrencia”.

Realidad cuántica # 7:

La conciencia crea la realidad.

Los partidarios de este modelo, dicen que solamente algo dotado de conciencia tiene le privilegio de crear la realidad. El único observador que cuenta es el observador consciente.

Realidad cuántica # 8: El mundo dúplex de Heisenberg.

El mundo tiene dos partes, la de los potenciales, lo que está en potencia lo que puede ser; y la de las realidades de las cosas que pasan.

La mayoría de los físicos defienden una de las dos primeras realidades cuánticas: la realidad cuánticas 1 (no hay realidades profundas) y la 2 (la observación crea la realidad. Lo que ambas tienen en común, es que solo los fenómenos son reales, pero debajo de esos fenómenos no hay realidad.

Ahora bien si la observación crea la realidad, ¿en qué se basa dicha observación para crear la realidad? ¿Desde donde la crea?. Dado que la teoría cuántica describe la realidad que sé mide/observa con una exactitud perfecta, debe contener (la teoría cuántica) algunas claves desde donde surgen o en que se basan los fenómenos observados. Tal vez usando la imaginación podemos intuir el basamento en el cual se sustenta nuestro mundo familiar, el que vemos todos los días.

De acuerdo a Heisenberg no existía una realidad profunda, el mundo no medido es semirreal y solo alcanza realidad total durante el acto de observación:

En los experimentos acerca de eventos atómicos debemos tratar con cosas y hechos concretos, con fenómenos que son tan reales como cualquier fenómeno en la vida diaria. Pero los átomos y las partículas elementales no son reales, estas forman un mundo de posibilidades, de cosas en potencia, mas que uno de cosas o hechos... La onda de probabilidades significa una tendencia por algo. Es la versión cuantitativa del viejo concepto Aristotélico de potencia. Introduce algo en el medio entre la idea de un evento y la realización de dicho evento, una clase extraña de realidad física justo en el medio entre la posibilidad y la realidad.

El mundo de todos los días en el cual vivimos, tiene un aspecto bien concreto del cual carece el mundo cuántico, solo ocurren eventos uno por vez. Por el contrario el mundo cuántico no es un mundo de eventos reales sino un mundo lleno de tendencias de acción que no se concretan, que no ocurren; estas tendencias están constantemente en “movimiento” de las posibilidades. Los dos mundos, el dúplex, que menciona Heisenberg, se une a través de un puente que denominamos medición. Durante este acto “mágico”, una de las posibilidades entre todas las existentes, es la que se concreta y así aparece en el mundo de las acuerdo a exactas leyes de movimiento. Nada ocurre sino que todo permanece en el ámbito de realidades como un evento concreto. Todo lo que ocurre entonces en nuestro mundo de realidades, surge de las posibilidades preexistentes en el mundo cuántico de las potencias. El mundo no observado consiste en un racimo de posibilidades cada una con su valor probabilístico de ocurrencia.

Una característica asombrosa de estas 8 realidades cuánticas, es que para cualquier tipo de experimento que se pueda concebir, cada una de estas predice exactamente los mismos resultados observables. En la actualidad cada una de estas realidades cuánticas puede ser considerada como la que explica con certeza como es el mundo realmente.

¿¿¿Física que qué???... ... Cuántica

Un Enfoque Personal Conceptual e Histórico, aunque no Matemático
por: Eduardo Yvorra

Guía de lectura

En primer lugar algo sobre el nombre de este trabajo. Murray Gell-Mann el descubridor de los quarks o componentes fundamentales y últimos (hasta el momento) de la materia, opinaba que muchas ideas y teorías abstractas y complejas, se podían hacer mas atractivas si venían empaquetadas bajo un nombre gracioso o extravagante. Es así como aparecen en el mundo de los átomos, subpartículas denominadas, quarks, encanto, belleza, verdad, arriba, abajo. Éste fue, salvando las distancias entre MG-M y yo, el objetivo de este titulo. Cuando a alguien le mencionaba que estaba escribiendo acerca de física cuántica, inexorablemente venia la pregunta ¿¿¿física que???... y mi tímida respuesta: ... cuántica. Ese fue entonces el titulo elegido.

Para todos aquellos que se topen con este trabajo, les pido que al menos lean, además de esta guía, la introducción y las conclusiones porque a través de ellas intento explicar porque lo escribí, y que siento haber aprendido al terminarlo. Aquellos con mas inquietud, pueden hacer una aproximación mayor al tema leyendo: "un recorrido histórico a vuelo de pájaro", para tener una descripción somera del inicio y posterior avance de esta física. También sin necesidad de contar con conocimientos o gusto por la ciencia, pueden recorrer la "guía de monstruos" donde aparecen algunos datos biográficos de los personajes que hicieron esto posible.

El resto lo dejo librado a lo que cada uno pueda o quiera leer, no hay garantías de que todo les resultara comprensible o ameno. No obstante, creo que tal como este trabajo fue escrito, de acuerdo a la forma en que yo fui entendiendo los fundamentos, puede ser una ayuda para introducirse en el tema conceptualmente, y sin necesidad de contar con conocimientos matemáticos avanzados.

Contenidos

Estos serán los temas a desarrollar y sobre los que pretendo escribir y explicar. Los mismos son aquellos que me resultaron interesantes para esforzarme en entenderlos y así poder explicarlos no sin cierto esfuerzo, y no logrando muchas veces, lograr una comprensión acabada del tema. Queda entonces claro que otros tópicos aquí no desarrollados, no lo fueron porque no sean importantes, sino porque: o no me topé con ellos, o me superaron totalmente, no capturando por lo tanto mi atención.

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El concepto de shunyata en el budismo y la nueva ciencia

El concepto de shunyata, es uno de los más importantes y menos comprendidos de la filosofía budista. Shunyata (en sánscrito), o ku (en japonés), ha sido traducido indistintamente como latencia, insustancialidad, vacío y también como lo insondable. Sin embargo estas interpretaciones confunden más de lo que iluminan. Hoy tenemos la oportunidad de entender cabalmente el significado de esta noción gracias a los hallazgos de la física cuántica y los planteamientos de la cibernética.

Para quienes se han adentrado en la filosofía budista existe un concepto abstruso, enigmático y polémico, el concepto de shunyata, traducido típicamente como “vacío” o “vacuidad”. Tan polémico ha sido que el cibernetista y neurobiólogo budista y chileno -ya fallecido- Francisco Varela sostuvo que la mejor traducción para shunyata era en realidad “sobreabundancia”, descartando así, de la manera más radical, la interpretación tradicional del término sánscrito. Nos preguntamos entonces, por qué extraña razón shunyata se traduce tradicionalmente como vacuidad. Por otra parte la importancia que esta concepción tiene es gravitante.

Según Francisco Varela, la palabra shunya (término del cual deriva shunyata) se empleaba en la antigua India para denotar el vientre preñado de una madre. Al usar el término shunya, entonces, el Buda quería expresar la idea de que la realidad de las cosas es “sobreabundante”, es decir, que la realidad desborda cualquier descripción que pretenda encasillar a una cosa. Este concepto filosófico, al parecer, fue demasiado ininteligible y escapó en su verdadero significado a los primeros traductores occidentales, quienes sencillamente entendieron que el budismo era una filosofía nihilista, o sea, que negaba la existencia de la realidad, relegando de esta forma -automáticamente- al budismo a la categoría de creencia primitiva.

El desarrollo de las ciencias durante el siglo XX nos ha abierto por fin ojos y oídos. Actualmente podemos entender correctamente esta concepción epistemológica para descubrir que el concepto de shunyata alude a un conocimiento que poco a poco ha empezado a generalizarse en nuestra propia cultura.

El yo: Un espejismo de espejismos

Buda sostuvo que el yo, como tal, no existe, ya que aquello que denominamos compulsivamente “mi yo” está permanentemente cambiando y se trata de un simple concepto que emerge en cinco etapas analíticas que él denominó skandas.
Decía, entonces, que el yo se podía entender como una sucesión de personalidades (vijñana) individuales. Esta idea puede parecer difícil pero se trata de algo muy simple. Uno mismo se percata fácilmente que su personalidad va cambiando con el tiempo e, inclusive, muchas veces, hasta se yuxtaponen: mi personalidad como esposo, como padre, mi personalidad como hijo, como jefe, como subordinado, entre otras.
En efecto recordemos que la palabra personalidad fue introducida al lenguaje cotidiano por el psicoanálisis. Jung sostenía que la “persona” era la máscara o careta con que enfrentábamos las diversas situaciones que se nos plantean.

En definitiva, cada una de estas personalidades yuxtapuestas y cambiantes se componen de múltiples disposiciones emocionales (samskhara), todavía más efímeras, aunque no por eso inofensivas. Por ejemplo, si veo un hermoso reloj de pared que me gustaría comprar pero lo encuentro muy caro para mi presupuesto, desarrollaré una disposición emocional negativa consiente o inconsciente. Si acumulo muchas de estas emociones negativas, se manifiestan luego como un síntoma o incluso una patología: “estrés”. Así pues, cada una de nuestras múltiples personalidades se puede visualizar como emergiendo de la interrelación entre las efímeras disposiciones emocionales que tenemos durante el transcurso de nuestras vidas.

Sin embargo estas emociones que dan origen a nuestras personalidades no podrían surgir si no tenemos procesos cognitivos que nos permitan construir objetos de pensamiento. En el ejemplo del reloj estos objetos de pensamiento son el reloj por una parte y el dinero por otra, a los cuales podríamos agregar otros elementos más abstractos como el estatus o el denominado “buen gusto”, la “elegancia”. En consecuencia, cada disposición emocional involucra a su vez construcciones mentales que el Buda denominó samjñas.

Pero esta cadena continúa, ya que la construcción cognitiva de objetos y conceptos no es posible sin una percepción sensorial (vedana) previa. En el caso del reloj, para poder saber que existe es importante que yo lo haya visto. Si me gustó mucho es posible incluso que haya persuadido al dependiente para que me dejara tocarlo, ya que de esa forma le otorgo más realidad a mi construcción cognitiva, que ahora tiene un apoyo visual y otro kinestésico. Si luego escucho su tic tac tengo la imagen completa de lo que denomino un objeto real.

El Buda sostenía que esa sensación (visual, auditiva, kinestésica, olfativa o gustativa) de la cual emergía la percepción de un objeto tampoco era el fundamento último de la realidad, sino que sólo era posible debido a la interacción de realidades físicas (rupas) que originan cualquier percepción.

De esta forma el yo se presenta como un espejismo de espejismos en cinco niveles sucesivos de propiedades emergentes (skandas) y, en definitiva, el observador surge únicamente de las observaciones que él mismo hace.
Al poco tiempo la filosofía tradicional budista (Abhidharma) profundizó el tema de los cinco niveles o skandas, dando origen al concepto de dharma (con minúscula). Los dharmas son los constituyentes básicos de la realidad o, mejor dicho, patrones o procesos básicos que se experimentan como lo que forma el flujo de fenómenos mentales y físicos. Esto significa que los dharmas no solamente corresponden al plano que nosotros denominamos físico (rupa) sino que abarca a todos los cinco niveles de skandas ya descritos. De este modo, el Abidharma refina el análisis de los cinco skandas para proporcionar una enumeración y caracterización minuciosa de todos los dharmas.

La filosofía del medio

Hasta ahora se ha descrito la filosofía del no-yo (anatmán), la cual es compartida por todas las escuelas de budismo. La enseñanza de shunyata que podemos asimilar a los descubrimientos de la física moderna va más allá del anatmán y proviene de una línea particularmente avanzada dentro del budismo, la filosofía Madhyamaka, que surgió aproximadamente al comienzo de la era cristiana, hace unos dos milenios, y que sirvió de fundamento filosófico para la principal rama del budismo actual, el Mahayana.

Uno de sus principales exponentes fue el gran filósofo Nagarjuna (aprox. 150-250 D.C.), quien fue un paso más allá que el Abhidharma, al negar la existencia independiente (esto es: en sí) no sólo del yo sino que también del objeto observado e incluso de la observación o distinción misma. Para Nagarjuna, el Abhidharma descomponía al individuo en dharmas cada uno con una naturaleza propia inherente. La principal crtítica de Nagarjuna, entonces, a la filosofía tradicional budista de la época, es que ésta comprendía el no-yo o shunya de los individuos, pero no la cualidad de shunyata de los dharmas mismos.

El nombre madhyamaka significa literalmente “el camino del medio” y corresponde al mismo término empleado por el Buda para definir su sistema meditativo y moral. Buda escogió esa denominación para evidenciar que el camino que él propone es un modo de vida intermedio entre el hedonismo sensual, por un lado, y el ascetismo masoquista, por el otro. Nagarjuna astutamente emplea esa misma palabra para expresar la idea de que, así como la vida del sabio busca el equilibrio entre los extremos, así entonces la filosofía debe buscar el equilibrio entre los puntos de vista más radicales y opuestos. En efecto, en la época de Nagarjuna se habían decantado dos grandes posiciones filosóficas en disputa: el punto de vista del objetivismo y el del nihilismo. Desde el punto de vista del objetivista extremo, tanto el observador como el objeto e incluso la distinción misma existen de manera independiente. Este punto de vista es fácilmente criticable porque resulta bastante evidente (al menos, a mí me parece así) que el fenómeno de distinción no puede existir sin observador y objeto; para poder observar un reloj tiene que existir tanto el reloj como el observador.

Por otra parte, el propio Buda, como hemos visto, mostró que el observador carece de existencia sólida, permanente y absoluta, ya que el observador emerge de las distinciones u observaciones y por lo tanto no existe con independencia de éstas.
El último paso lo da Nagarjuna al sostener que incluso el objeto de observación (el reloj, en nuestro ejemplo) carece de existencia independiente. Él demostró esto con un argumento lógico: si un objeto existiera pero no pudiera ser observado jamás ¿qué sentido tiene decir que existe? Nagarjuna sostuvo que jamás podría darse un objeto existente que sea completamente imposible de observar. Dicho de otra forma, el objeto para constituirse como tal requiere la participación de al menos un sujeto que realice la observación. Ahora bien, si es un requisito para la existencia del objeto que éste pueda ser observado por alguien, entonces acabamos de demostrar que el objeto solamente existe en la medida que existe para alguien y, por lo tanto, no es independiente; no existe de manera absoluta, ya que para que surja como objeto hay un requisito lógico que es imprescindible y necesario: la existencia de -al menos- un observador que lo distinga.

De esta manera Nagarjuna derriba completamente la postura absolutista extrema. Sin embargo esta crítica se mal interpretó durante milenios en occidente, llegándose al extremo de pensar que el budismo era nihilista, que sostenía la inexistencia de las cosas. Es curioso que fuera el propio Nagarjuna quien aclaró esto desde un comienzo. En efecto, como hemos visto, el nombre de la filosofía Madhyamaka -el camino del medio- alude precisamente al espacio entre el nihilismo y el absolutismo filosófico. Nagarjuna sostenía que negar la existencia de los observadores o de los objetos era evidentemente estéril, pues nuestra experiencia fundamental cotidiana lo desmienten con total claridad e irrefutabilidad, en la medida que lo que existe para mí - como fenómeno - soy yo y mi circunstancia, si queremos emplear el lenguaje de Ortega y Gasset.

El origen dependiente

En definitiva shunyata no se refiere a que la realidad sea vacía, que la realidad no exista, que sería la postura nihilista; se refiere, en cambio, a la interdependencia de todas las cosas, en tibetano “ten del” (origen dependiente). El principio de origen dependiente se aplica en tres formas: causalidad, abstracción y distinción.
El origen dependiente se aplica al fenómeno de la causalidad mostrando que todos los fenómenos son a la vez causa y efecto y que, simultáneamente, todos los fenómenos tienen -a su vez- causas y efectos. De esta manera se comprueba que no existe fenómeno alguno que sea totalmente independiente del resto. Por ejemplo uno puede pensar que los brotes de virus hanta no están relacionados con las inundaciones y, en efecto, en primera instancia, no existe relación directa entre ambos fenómenos.
Sin embargo, ambos tienen causas comunes. Se sabe que las inundaciones se deben a alteraciones climatológicas como los fenómenos del Niño y de la Niña, los cuales se gatillan por variaciones en la temperatura promedio del planeta. A su vez, el calentamiento global tiene un efecto negativo sobre el sistema inmunológico de los roedores, particularmente del ratón colilarga, portador del hanta.

El concepto de origen dependiente también se aplica con relación a los distintos niveles de abstracción que se dan en la observación. Un sistema puede ser percibido como unidad simple o como unidad compuesta. Cualquier cosa visible siempre estará inserta en algo que lo contiene y a su vez estará formada por cosas que la componen, por lo tanto existe un origen lógico dependiente de los compuestos en términos de sus componentes.

Ahora bien, a pesar que todo está conformado por componentes, estos componentes no definen al todo, ya que los componentes de un sistema siempre cambian, aunque el sistema - como totalidad - se mantenga. Esta idea fue expresada en tiempos del Buda por el filósofo griego Heráclito, en su célebre sentencia: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. En efecto, si nos preguntamos dónde está la identidad de un río determinado, concluiremos que no se encuentra en el agua siempre mutante que lo conforma. El concepto de origen dependiente se aplica aquí en términos de distinción. Esto significa que si buscamos la verdadera identidad de un sistema, no la encontraremos en sus componentes. Lo mismo ocurre con un equipo de fútbol, por ejemplo. Sus jugadores van cambiando con el tiempo, hasta el diseño de la camiseta, los gritos de la barra, el estilo de juego, todo va cambiando, pero sigue siendo “el mismo” equipo, ¿por qué?. Según el madhyamaka, únicamente gracias a la capacidad organizadora que tenemos como observadores de distinguir cosas y dotarlas así de identidad. En resumen, el planteamiento de Nagarjuna es el siguiente: “Las cosas derivan su ser y su naturaleza de su interdependencia mutua y en sí mismas no son nada”. Esa es en definitiva la idea de shunyata. No significa que las cosas no existan, sino que existen pero son mutuamente interdependientes y, por lo tanto, no tienen existencia aislada o en sí mismas.

El punto de vista de la mecánica cuántica

Durante el siglo XX, el pensamiento cosmopolita de raigambre occidental ha redescubierto esta filosofía al percatarse que la ciencia contemporánea corrobora de la manera más radical y categórica los preceptos de la filosofía Madhyamaka. En primer término ha sido la física y particularmente la mecánica cuántica la que ha establecido con la rigurosidad propia del método científico que, en efecto, cuando uno descompone un objeto físico en sus componentes llega a un punto muerto que es la partícula-onda. Se trata de una entidad inimaginable pero susceptible de representar matemáticamente como la probabilidad de que pase algo. Por ello Bertrand Rusell decía: “El hombre corriente piensa que la materia es sólida; pero el físico piensa que es una onda de probabilidad, que ondula en la nada. Dicho brevemente: la materia en un lugar determinado es definida como la probabilidad de ver en ese lugar un fantasma”. En consecuencia la partícula-onda no existe en sí, no tiene existencia intrínseca, su naturaleza es shunyata, sólo existe en la medida en que interactúa con otras partículas cuánticas, ya que su origen es dependiente.

La segunda variante del origen dependiente, la que dice relación con los sistemas como unidades compuestas, se aplica aquí de manera casi profética, ya que durante el siglo XX se ha establecido que todas las partículas cuánticas existen como combinaciones de otros tipos de partículas cuánticas. Llegamos así a un punto en que no es necesario seguir descendiendo en la pirámide reduccionista. Podemos estar confiados que esta pirámide se yergue sobre cimientos recursivos, no es necesario afanarse en buscar el verdadero átomo (indivisible): todas las cosas son tomos (partes).

Cabe aclarar que incluso aquella rama de la física moderna que es la cromodinámica cuántica, fundada por el premio Nobel Murray Gell-Mann, llega a conclusiones similares por una vía distinta. Para Gell-Mann las partículas cuánticas sí se pueden dividir, en subpartículas denominadas quarks. Sin embargo estos quarks tienen un comportamiento tan bizarro -denominado “confinamiento”- que más bien pareciera tratarse de un simple mecanismo mnemotécnico para calcular o acordarse de las características de cada partícula cuántica “verdadera”, ya que -precisamente- el principio de confinamiento impide la división de la partícula, volviéndose así a la idea original de que todas las cosas son compuestas.

Dicho de otra manera, cuando buscamos los componentes básicos de la naturaleza se llega a las partículas cuánticas. Una vez allí podemos optar por dos vías. La primera consiste en reconocer sencillamente que todas las partículas existen como combinación de otras. La segunda posibilidad es forzar a la naturaleza a descender otro peldaño, para encontrarnos con los quarks. Pero la característica única de estas subpartículas es que nunca existen en forma independiente o separada. Están confinados y, por lo tanto, debemos admitir que solamente existen en la medida en que forman parte de una partícula que los contiene. En cualquiera de los dos casos el budismo tiene la razón: los quarks y las partículas cuánticas presentan origen dependiente.

Finalmente, la tercera forma del origen dependiente también se manifiesta en mecánica cuántica. Me refiero a la dependencia objeto-observador. Las partícula-ondas cuánticas tienen una peculiaridad muy interesante, su propia constitución queda indefinida si la partícula no es perturbada. Ahora bien, para observarla, es necesario perturbarla. Esto es lo que estableció matemáticamente Werner Heisenberg en el famoso principio de incertidumbre o indeterminación. En efecto, la física cuántica ha introducido el concepto de partícula virtual para referirse a las posibilidades invisibles de estructura interna que tiene una partícula en el ínterin que no es perturbada (recordemos que las partículas cuánticas existen como combinaciones de otras partículas). Esto significa que la partícula propiamente tal solamente aparece tras la participación de un observador, volviéndose así a caer en la idea de origen dependiente. Más adelante la cibernética, particularmente su vertiente más actual que se denomina “de segundo orden”, ha generalizado el principio de Heisenberg para todos los sistemas. En otras palabras, nunca es posible observar a un sistema sin perturbarlo. Esta idea implica que en un sentido filosófico y profundo el sistema depende a tal extremo del observador para originarse como tal que resulta más práctico asumir sencillamente que el observador y el sistema forman parte de un solo sistema cibernético. Es decir que para la cibernética de segundo orden la naturaleza se revela como una pintura de Escher en que la mano se dibuja a sí misma, el observador forma parte del cuadro que mira, o algo por el estilo. Esta idea ha trascendido el ámbito de las ciencias y ha llegado a la filosofía bajo la denominación de constructivismo radical.

No es extraño entonces que las escuelas más avanzadas de filosofía contemporánea, aquellas que se hacen cargo de los descubrimientos hechos por la física, la cibernética y la neurociencia, acaben coincidiendo con los postulados fundamentales de la rama más elevada de la filosofía budista.

Fuentes:



El Onto-ser y el Meta-ser.

El siguiente ensayo es una somera aproximación a la teoría fundacional, que podríamos considerar como un existencialismo integral. Entre los hechos que pretende demostrar la teoría fundacional se encuentran: la existencia del onto - ser y del meta - ser, que implica el distinguir entre el ser y el ente, lo ontológico y lo metafísico; la necesidad de fundamentar ontológicamente cualquier explicación; la primacía de lo ontológico sobre lo metafísico; la necesidad de controlar la voluntad, implicando esto el limitar el poder del ego; la posición del ego en la punta de la pirámide axiológica, engendrando otros valores de segundo orden como el sexo y el dinero, que a su vez engendran otros, es decir, fundamentar ontológicamente la escala valorativa predominante en muchas de las culturas conocidas, actuales o pretéritas, dejando a un lado las consideraciones metafísicas, cuya base es precisamente un punto posterior a lo ontológico; la necesidad de fundamentar la teoría de la percepción ontológicamente, como conditio sine qua non para la estructuración de una nueva teoría del conocimiento; la necesidad de fundamentar la teoría de la historia en el onto - ser y no más en el meta - ser, es decir, en una fundamentación a posteriori no a priori; esto por citar algunas de sus pretensiones.

La teoría fundacional busca ser la base para la posterior construcción o remodelación de cualquier teoría que busque explicar la realidad tal cual es, como ser y ente, así y en ese orden, y no sólo como ente que accidental y aberrantemente se ocupa del ser.

En adelante uniré algunos de los elementos básicos de la teoría, tales como: ego, realidad, existencia, onto - ser, meta - ser, ser, ente, ontología y metafísica; para así, conocer su interacción y la manera en que con ellos se interpretan problemas de cotidiana discusión.

El yo es la descripción que de la realidad tenemos, puede ser individual o colectivo, según se refiera a una persona o a un grupo, sin olvidar que son personas quienes forman el grupo, y éste lo que permite cierta formación de personas. El yo no es la realidad sino una mera descripción. Cuando nacemos nos enseñan a que las cosas son así y asá, que esto es bueno y aquello malo, esto dulce y aquello agrio, esto un círculo y aquello un cuadrado, ésta la verdad y aquélla la mentira, etcétera, y a todo esto lo llamamos realidad, y a lo que engloba esta realidad le llamamos, a su vez, mundo, el cual, al depender de cómo nos describan que es, se torna subjetivo, y por ser su contenido la realidad, ésta lo es también; convirtiéndose en objetivos por meras convenciones, es decir, cuando se encuentran dos concepciones distintas, éstas se ponen de acuerdo sobre sus creencias, porque les sean comunes o por conveniencia, resultando de este acuerdo una verdad, es decir, una idea que las partes aceptan como válida, hasta que llega otra concepción que se impone sobre las primeras, persistiendo u olvidándose los elementos que no son comunes o que son indiferentes.

Habría que agregar que no nacemos en la nada, sino que cuando lo hacemos existe ya un mundo pre conciencia, el cual determina una realidad que nos será descrita por la generación anterior tal como a ella le fue descrita por una anterior, y así hasta llegar al principio, antes del cual la realidad no era lo que otros decían que era, sino lo que tú sentías que era, es decir, lo que es.

El ego no se siente, se piensa, pues no se percibe, se describe. Sentir es condición de pensar, pues es con sensaciones con lo que se constituye el pensar, es decir, primero es el sentimiento y luego la razón. La razón es modalidad e instrumento de la conciencia, especie de un género, ni la única ni la más importante. Es decir, toda razón implica conciencia, pero no toda conciencia es razón. La otra modalidad e instrumento de la conciencia es el sentimiento (no confundir con el sentimentalismo o con las emociones), especie de un género, no la única pero sí la más importante, pues la razón depende de la sensación en primera instancia. Todo sentimiento implica conciencia, pero no toda conciencia es sentimiento. La realidad es un sentir, pues lo real es pura energía, la cual sólo se siente, pues lo que se piensa es pura idea, lo real es lo que tiene existencia fáctica, lo que podemos sentir, no lo que tiene existencia fantástica, lo que no podemos sentir pero imaginamos, eso no es mas que sueños. Entonces, podemos decir que el ego no existe sino como idea, es irreal, así como todo lo que crea la razón, que no es otra cosa que descripciones, que tarde o temprano se convierten en convencionalismos. No nacemos con un ego, nos creamos y nos crean uno. Lo real es la realidad no la descripción, que es pura idea.

El problema con el ego es su tendencia a la perpetuidad. Al ego nos lo enseñan, lo aprendemos, nos lo recuerdan, lo reproducimos. Desde muy niños nos dicen después de realizar X acción: eres bueno; después por realizar otra nos dicen: eres malo; y esto se repite todos los días, así, terminamos por aprenderlo y por convencernos de su veracidad, pues no lo recuerdan a cada momento, y nos lo reproducimos siempre. Así se forma una personalidad. ¿Qué pasa cuando esta descripción no encaja con la realidad; cuando durante toda nuestra vida nos han dicho que somos los más guapos, pero sucede que de repente nos damos cuenta de que somos horribles; cuando el mundo no concuerda con nuestra idea de mundo? Pues empiezan las justificaciones, cuya tarea es evitar que el yo entre en crisis, y así, volvemos a nuestra tranquila vida diaria, hasta que nos hartamos de la monotonía por mantener al yo, o porque ya no bastan la justificaciones y la crisis existencial nos vence, y es entonces cuando tenemos que tomar otro camino.

Por la tendencia del yo a perpetuarse, de lo cual deriva la necesidad de rendirle culto, pues es nuestro gran Dios, es que no vemos más allá de lo evidente: caminamos por un sólo camino, que es redondo, por el que hemos andado siempre, que nos da seguridad, pues ya sabemos que es lo que pasará en cada supuesto de hecho. El ego ciega nuestros ojos a lo ontológico; el ser nos es ajeno, pues sólo conocemos al ente, que es uno de los varios caminos entre los cuales podemos elegir, ya que la única esencia es la existencia, es decir, la infinidad de posibilidades entre las cuales elegir. Que toda nuestra vida hallamos caminado por un solo camino no significa que sea el único, en todo caso sería sólo una de las posibilidades, sólo porque éste sea redondo no quiere decir que no haya cuadrados o cubos, que nos de seguridad no quiere decir que lo disfrutemos.

Creer que existe un sólo camino es negar al ser, darle primacía a lo metafísico sobre lo ontológico, siendo que el primero se funda en el segundo, y no al revés, como tradicional y comúnmente se piensa. Se ha querido definir al género con la especie. El ser es substancia, el ente es forma del ser. El ser es posibilidades a escoger, el ente es posibilidad escogida, uno de entre varios caminos, contingente mas no necesario.

Somos lo que nos hacemos, podamos hacer lo que queramos, no lo que el ego dice que hagamos, podemos decidir y evitar que él decida, podemos dejar de estar muertos en vida. Que siempre hayamos tenido un ego, no quiere decir que sea el único, absoluto, perpetuo, absolutamente verdadero; más bien, que tengamos un ego es resultado de una decisión: haber elegido precisamente esa forma de ser, lo que quiere decir que no es el único, pues podemos elegir entre varios, que no es absoluto sino relativo, pues pude fijar cualquier otra forma, que no es perpetuo, pues puedo regresar al ser y escoger otro camino, que no es absolutamente verdadero, pues al escoger otro aquel también será verdadero.

Esto nos lleva a considerar dos problemas: el del valor, en general, y del bien y de la verdad, en específico. Puede suceder que lo que para mí más vale en un momento dado, luego deje de tener ese mismo peso, es decir, cambie de posición en mi escala axiológica (que no es lo mismo que una crisis de los valores), pero, en su espacio y en su tiempo, cada uno fue lo máximo y, por tanto, pesó lo mismo; o puede suceder que lo que para mí más vale para otro nada importe, y que lo que para él más valor tenga, para mí sea basura, y sin embargo, lo que para cada sea uno más importe tendrá el mismo peso, entonces, no podemos decir que lo mío sea lo máximo pues lo del otro tiene el mismo peso; es decir, lo relativo no es el valor, pues es lo mismo la idea de justicia aquí y en China, sino su orden de prelación, el cual depende de lo que el sujeto elija, siendo esta prelación a la vez relativa y subjetiva. Similarmente podemos discernir sobre el bien y la verdad. La idea de bien es la misma para todos, pues hay algo a lo que todos identificamos como bien, es un convencionalismo el concepto bien, sin embargo, por ser una abstracción, su concreción difiere, pues lo que para mí es bueno puede ser para ti malo, o puede ser que en mi escala jerárquica tú no tengas al bien en la misma posición que yo. Aunque ¿qué no actuamos todos guiados por el bien?, a mi parecer sí, pues cuando hacemos lo que hacemos lo hacemos porque consideramos que esa es la manera en que se debe actuar en esa situación, porque consideramos que es lo que nos conviene, ya sea directa o indirectamente, que nos beneficie primero a nosotros (a nosotros por nosotros mismos) o primero a los demás y luego a nosotros (a nosotros mediante otros), lo que poco importa pues la acción y su resultado recaen sobre nosotros, lo queramos o no. La idea de verdad es común a todos, pues todos identificamos a algo como verdad, todos emitimos juicios sobre lo que es o no verdadero, siendo esto evidencia de que hay algo que llamamos verdad, lo relativo es justamente lo verdadero, es decir, el contenido concreto de esa abstracción que llamamos verdad, pues para quienes vivieron en la Edad Media y eran cristianos su verdad era la palabra de Dios, así como para los chicos de ahora es verdad toda esa cultura de plástico que venden quienes tienen el poder para hacerlo, denigrando la capacidad fundante de constituirse en formas específicas de ser, imponiendo estereotipos y vacuidades inteligibles, fantásticas y utópicas, que nos llevan a un infantilismo psicológico, a un acrecentamiento del espíritu de consumo, y, por último, al imperio de lo efímero, en donde el sujeto pasa a ser objeto, se patenta al ente, por el ser ya no se pregunta, sólo se supone, el interés ontológico no existe, pues persiste el metafísico, es decir, qué importa saber que podemos elegir entre infinidad de formas de ser, importa la unidimensionalidad y la homogeneidad de las conductas, si no, denle un vistazo a eso que llaman globalización (no a su aspecto económico, que de por sí es ya denigrante, sino psico - social). Cada civilización ha tenido su verdad, que no es más que un convencionalismo entre los miembros de ese grupo, la cual pesa lo mismo que la verdad del grupo que junto a ella vive, aunque sean distintos los contenidos de esa verdad. Tanto el bien como la verdad, así como los valores en general, no son sólo fines sino que incluyen procesos. Al depender la idea de bien y de verdad del ego, adquiere las mismas características de éste.

El onto - ser es caos, inseguridad, infinidad de posibilidades, energía amorfa. El meta - ser es orden, seguridad, posibilidad definida, energía que toma forma. El onto - ser se desvanece pronto, y sin embargo está siempre presente, el meta - ser tiende a perpetuarse, y sin embargo es efímero.

La razón es la guardiana máxima de ese orden, de esa seguridad, de esa posibilidad elegida y de esa forma que toma la energía. Es ella quien construye el lenguaje (que no es sinónimo de comunicación), la primera celda a la que entramos y la última de la que salimos, pues con él, la realidad ya no se siente ahora ella es un conjunto de conceptos, cuando usamos el lenguaje para comunicarnos nos referimos a ideas no a realidades, lo que existe es cierto sonido, cierto movimiento, pero no tal concepto, que es sólo una abstracción, ese concepto es conocimiento para sí, no conocimiento en sí, pues es imposible captar por meras abstracciones la riqueza de una realidad infinita, inconmensurable, cambiante y en continuo movimiento, y sin embargo, hay que reconocer que nos hemos hecho tan dependientes del lenguaje, que si no fuera por él, ahora mismo no podríamos comunicarnos, aunque podríamos decir a nuestro favor que lo que hacemos es usar las armas del sistema contra el mismo, insertar el virus, que el mismo engendra, en sus venas para que lo destruya. El sistema nos podrá absorber pero el poder nos tendrá que alcanzar. Es esa misma razón quien crea la ciencia, que no es mas que una justificación de lo que ocurre en la realidad, la explicación de lo que sucede, para saber qué es eso que sucede, cómo sucede y para qué, y todo esto con el propósito de darnos seguridad.

Queremos y buscamos asiduamente lo seguro por nuestro temor a lo nuevo, a lo desconcertante, a lo que sabemos como funciona, por el amor a la rutina, a dejar de decidir, a la existencia impropia, a la vida de plástico, aburrida, miserable, decadente, pero segura. Al hombre no le gusta elegir, tener que decidir, de ahí que cree tantas instituciones, para que ellas, como entes impersonales, se apoderen de su voluntad y vivan sus vidas, así, cuando algo salga mal tengamos otro centro de imputación que no sea la persona, pues su ego se sentiría muy mal, su importancia personal no le dejaría dormir, pero, cuando algo salga bien dichosamente diremos: yo participe, yo gane, yo vencí, yo hice, yo fui, etcétera, pues esto satisface nuestro ego. De ahí también, que cree figuras como los dioses, quienes deciden el futuro de los pueblos, o que se creen estereotipos (héroes, artistas), que se convierten en los modelos de conducta, en el ejemplo de los jóvenes, que pierden su ser ontológico por su ser metafísico, ellos no eligen originariamente sino sobre una base derivada, es decir, la decisión no es a nivel ontológico sino metafísico, se pierde la autenticidad por la seguridad de lo ya probado, de lo que satisfacerá con mayores probabilidades mi ego, se pasa de ser real a ser fantasma, nos convertimos en sombras que no vemos, y probablemente nunca veamos, la luz, prevalece en nosotros el meta - ser sobre el onto - ser, el ego se convierte en la cárcel en la que mientras más profundizamos más miserables somos pero también más nos cuesta salir, pues por haber vivido siempre una vida en gris creemos que el rosa no existe. Somos nosotros mismos los culpables de nuestra miserabilidad, nos construimos sobre mentiras que creemos verdaderas, siendo que ni unas ni otras son tales, pues dependen del yo y su circunstancia.

Ahora expondré propuestas concretas y aplicaciones, que inferí de la teoría fundacional, para solucionar problemas del individuo, pero no considerado aisladamente, sino considerado como miembro de un grupo:

1. La vida de una persona gira en torno a su ego, el cual no es necesario sino contingente, por tanto, en cuanto no esté más de acuerdo con esa forma de ser puede dejarla y elegir otra, evitándose el tener que hablar de temas como la autoestima, que no es más que satisfacción de ego, resguardando una cantidad inmensa de energía que bien podría aprovechar en otras tareas, que lo enriquezcan y no que lo entorpezcan. El problema es que aprendemos a mantenerlo y perpetuarlo, por la seguridad que nos da, aunque seamos miserables.

2. Cuando actuamos de determinada manera en cierta situación es porque hemos decidido hacerlo así, porque consideramos que así es como se debe actuar en similares circunstancias, entonces, cada vez que actuamos predicamos una norma moral. Sin embargo, si actuamos como otro lo hizo es porque consideramos que es la manera conveniente de actuar en ese momento, pero esto acarrea una inautenticidad en el acto, un incipiente estereotipo, y después de los números no existe cosa alguna más enajenante que las normas, pues los primeros son despersonalizaciones totales por ser puras abstracciones convenidas, y las segundas también, por ser patentaciones imperativas y convenidas de un ente, que ordenan o prohiben en común, unificando así las conductas, es decir, se tiende hacia la unidimencionalidad.

3. La razón ordena el caos, nos da seguridad, y por lo mismo, enajena. Explica una parte de la realidad y defectuosamente, pues pretende encerar lo infinito en la finitud de un concepto. Lo que tenemos que hacer es controlarla, limitarla, pues es ella quien decide como vivimos, mediante una fundamentación metafísica, y por tanto, falsa, o por lo menos, no integral.

4. Para disfrutar la vida es necesario deshacerse del ego, pues es él mediante sus distintos artilugios, quien nos impide volver al ser.

5. Trasladando estas ideas de un nivel micro a uno macro, podríamos decir que la forma de organización del poder político es la expresión del ego de los factores reales de poder que, por detentar la soberanía, son quienes toman las decisiones políticas fundamentales que determinan el ser o modo de ser del Estado, su Constitución. Entonces que un Estado sea de cierto tipo y con cierta forma es sólo una de las posibilidades, específicamente la que fue elegida, habiendo muchas otras entre las cuales elegir, dependiendo de quiénes sean quienes tomen las decisiones políticas fundamentales, pues si por ejemplo la soberanía la detentan clases minoritarias (burguesía), está claro que las decisiones políticas fundamentales serán tomadas de acuerdo a sus intereses, y, en cambio, si la soberanía la detentan las mayorías, entonces, las decisiones políticas fundamentales serán tomadas considerando lo intereses de estas clases. En México, en 1917, se configuró el primer Estado Democrático Social de Derecho, pues su Constitución fue tomada por las clases mayoritarias, que detentaban la soberanía, sin embargo, lo que ha pasado es que, a parte de que cada quien responde a sus intereses y al nulo conocimiento sobre la teoría constitucional científica que los constituyentes tenían, los factores reales de poder que perdieron la revolución (iglesia, empresarios) han llegado al poder, y por tanto, es muy probable que se revisen aspectos de la Constitución que se refieran a los derechos sociales, para imponer una Constitución típica de un Estado Liberal Burgués de Derecho, es decir, de hace ya más o menos tres siglos. Esto nos hace darnos cuenta de la importancia de nuestra participación en los procesos políticos.

6. Continuando con el apartado anterior, la teoría fundacional, nos permite distinguir entre lo fundante y lo fundado en el ámbito político - jurídico: lo fundante es lo político, factores reales de poder que toman las decisiones políticas fundamentales, es decir, que deciden el ser o modo de ser del Estado, su Constitución, que es precisamente ese conjunto de decisiones políticas fundamentales, un fenómeno político, y no un documento solemne integrado por parte dogmática y parte orgánica, que requiere de un procedimiento especial para su revisión distinto al establecido para modificar cualquier otra ley, ni la ley fundamental como cumbre de la pirámide jurídica, pues no es algo normativo; lo fundado es el orden jurídico, en cuya cúspide se encuentran las normas constitucionales, que no son lo mismo que la Constitución, sino tan sólo su expresión normativa. La validez de lo jurídico depende de lo político, la validez de las normas constitucionales depende de la Constitución, la legalidad depende de la legitimidad. Lo ontológico es la Constitución, lo político, la legitimidad; lo metafísico son las normas constitucionales, el orden jurídico, la legalidad. Lo metafísico depende de lo ontológico. Esto nos permite estudiar la realidad tal cual, interpretar los fenómenos como son, entender el mundo jurídico sin los velos del dogmatismo. Específicamente sobre los últimos dos puntos ya he expuesto mi opinión en un ensayo anterior, llamado “El Existencialismo Constitucional”.


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La Gran Cadena del Ser.

jueves, 18 de octubre de 2007

Espiral cuántica de energía.

El quantum es una energía que se define como la partícula más pequeña de la energía eléctrica o luminosa que pueda existir.
Albert Einstein.

Hoy en día la realidad cuántica ha llegado a sostener que la infinita variedad de objetos y formas visibles y no visibles que están a nuestro alrededor están conectados por infinitos y eternos campos quánticos, afirmando que todo en este universo es energía.

Estos campos de energía son un factor omnipresente en la vida humana, siendo estos la fuente original de toda la creación, como son la base de toda la existencia y la vida, del calor del sol, de la electricidad que utilizamos en aparatos electrónicos, de los combustibles y de toda esa energía que mantiene a los sistemas vivientes en movilidad.

Existe la creencia de un solo campo, llamado campo unificado, siendo esta la ultima realidad que yace en la naturaleza y, de toda la multiplicidad de la naturaleza que se une a este único campo, que todo lo abarca. Puesto que nosotros también integramos la naturaleza, debemos ser parte de ese campo unificado. Sin duda se trata de un profundo cambio de conciencia, merced a lo cual la mente capta una verdad nueva y profunda: que el ser humano no es sólo un paquete de carne y sangre localizado en el tiempo y el espacio, si no que también es un ser que influye y es influenciado por todos los procesos energéticos del planeta y de todo el universo.

La realidad cuántica ha desafiado los conceptos del sentido común y se ha sincronizado con el antiquísimo concepto de la energía sutil de las antiguas tradiciones como lo es el CHI de los chinos, el KI de los japoneses, el PRANA de los yoghis de la India, el KUNDALINI de los Lamas, el AKINAN de los mayas, el MANA de los hawaianos o el ASHE de los Yoruba, que hoy son reivindicados a través del estudio de la física cuántica.

La moderna física cuántica como las antiguas tradiciones, nos explica que las diferentes formas de estructuras materiales son formas de energía. Esto quedo comprobado por Einstein cuando postulo su famosa ecuación E=mc2, donde establece que la masa (materia) y la energía son formas duales de la misma sustancia universal.


Descubrir este plano cuántico de la naturaleza ha tenido sus aplicaciones prácticas: nos ha brindado los rayos X, los transistores y el láser, elementos que eran inconcebibles antes que la ciencia profundizara más en la trama de la creación. Hoy en día gracias a la realidad quántica tenemos acceso a tecnologías que indudablemente beneficiaran a la especie y al medio ambiente. Se ha demostrado la utilidad y funcionamiento de los cristales como excelentes transmisores cuánticos, pues demuestran ser muy precisos y exactos receptores de energía, los cuales actúan como transformadores y amplificadores muy potentes, de hecho, son utiliza dos en aparatos sofisticados de electrónica como satélites y naves espaciales.


La utilidad que se ha logrado en ciencia y tecnología es sorprendente, la realidad cuántica hoy nos abre la posibilidad de encontrar más y mejores opciones para la solución de las contrariedades que aquejan a la humanidad. Quizás, ahora el reto sea empalmar estos conocimientos con un enfoque espiritual, que lleve a la instauración de una conciencia colectiva, que pondere que todo es energía, la cual podemos manipular e intervenir, así como ser influenciados por ella o utilizarla para bien o para mal. Ya que emanamos de una misma sustancia universal, la cual debe ser entendida y respetada por todos y cada uno, ampliando así, una visión global que sea conciente de los males que hoy aquejan a toda la biosfera, para el sentido de aportar todos una sincera espiritualidad y una conciencia ecológica para poder seguir el camino de la evolución y la sustentabilidad, como seguir llenando de maravillas el planeta.

Fuentes:
Jair Omar R. Gómez.

Física cuántica y conciencia de la realidad.

Cuando miramos un árbol, decimos, "sus hojas son verdes": "mi verde". Es nuestra realidad cotidiana. Sin embargo, no somos conscientes de que el color que manifiesta el árbol es el que refleja, es el que "no quiere", el que "rechaza", pues sólo permite que penetre en su estructura celular el resto de colores del espectro visible, que es la banda de frecuencias que exige de la radiación solar para llevar a cabo la fotosíntesis. El color que muestra es sólo su autoafirmación de especie frente al ambiente que le rodea. Por tanto, ¿cuál es la realidad?, el verde que vemos o la fracción de frecuencias representadas por el resto de radiaciones del espectro que permiten al árbol seguir viviendo?.

Actualmente, los físicos se preguntan si el mundo que llamamos real es algo concreto, tal como se nos presenta, o por el contrario es la percepción holográfica de una gran cohorte de partículas elementales que se ordenan ante la inferencia humana. Si no se obtiene una percepción directa de la realidad, ¿existe tal realidad?, y especialmente, ¿si cuando dejamos de percibirla (olerla, saborearla, tocarla, mirarla, ponderarla, evaluarla, etc.), queda sólo como una sensación inconcreta que se desdibuja en el tiempo?. Por ello, las preguntas que se deben hacer, por simple asociación, son:

1. No conozco, no tengo conciencia del fenómeno, ¿luego no existe?;

2. ¿Sólo existe cuando lo percibo?;

3. Lo que percibo, ¿es el mundo real?, o ¿sólo es "mi mundo real"?;

4. Mi mundo real, ¿es solamente "mi presente"?;

5. En cada instante de mi presente, ¿se encuentra la profundidad de la eternidad?;

6.¿Puedo inmovilizar e intemporalizar ese "mi instante"?, y si es así,

7. ¿Puedo tomar conciencia de la eternidad?.

Aparentemente, son preguntas cuyas respuestas parecen ser altamente complejas. En los años 30 del siglo pasado, Einstein, Rosen y Podolsky, afrontan este problema escribiendo:" No cabe esperar ninguna definición mínimamente razonable de la realidad que nos rodea". El rol de la conciencia del observador en la creación de la realidad cuántica, se presenta como uno de los grandes retos de la física actual, ya que este observador al encontrarse aparentemente fuera del sistema cuántico que es abierto e impredecible, es incapaz de definir tal realidad y mucho menos, formularla, por lo que su interpretación no sólo no puede ser objetiva, sino que ni siquiera la alcanza el campo de la subjetividad.

Ante estos hechos, Capra, de la Univ. de California, propone una interpretación intuitiva, metafísica y mística de la esencia de la Naturaleza. Anteriormente y en la misma línea, Bohr, al exponer el constructor atómico y por ello ser nombrado caballero, elige como escudo de su blasón el esquema del yin y del yang, oriental. Schrödinger, tras sus investigaciones, acaba dando amplio crédito a la religión budista. La física de Newton ya nos permitía entrever la existencia de este problema, sin embargo, es la física cuántica la que nos puede dar algunas respuestas.

La ciencia, tal como se la define actualmente, propone un conocimiento crítico e intenta describir la realidad y explicarla mediante leyes que son proposiciones universales que establecen bajo qué condiciones se producirán ciertos hechos, permitiendo así la predicción de los fenómenos, a condición de estar despojados de sentimientos, sensaciones y emociones. La física, por un lado, nos acerca al conocimiento de los elementos materiales que constituyen la Naturaleza próxima, y por otro, intenta investigar el origen del Universo y su evolución mediante modelos analíticos teóricos, y todo ello, recurriendo a la abstracta razón de la útil herramienta de las matemáticas. Los físicos se valen de la investigación en su vertiente fundamental o aplicada, dependiendo de si son teóricos o experimentadores. En cualquier caso, el objetivo último, tal vez utópico, es el de construir un modelo capaz de resolver todas y cada una de las cuestiones que se pueden plantear desde la relatividad general y la física cuántica, unificándolas en una sola teoría. En este momento, sin embargo, no parece posible un modelo físico-teórico que contenga a la vez, las fuerzas que interrelacionan la materia con la energía (electromagnetismo, gravedad, fuerza débil o de Fermi y fuerza nuclear) y las ondas y partículas elementales cuánticas.

La física cuántica establece que las partículas elementales, constituyentes del átomo, no son elementos esencialmente reales dada su imprecisión existencial. Se pueden comportar como partículas en un momento dado y como ondas en el siguiente o en el anterior. Existen en un espacio y un tiempo que no reconoce el presente, saltan del pasado al futuro, y a la inversa. El presente material sólo es reconocido como una necesidad y una arbitrariedad de la observación humana. No obstante, contradictoriamente, las partículas elementales y las ondas exigen su derecho de ser el fundamento de la materia. Paradigma complejo y de difícil solución. La curiosidad estriba en que tanto la física relativista como la cuántica resuelven problemas siempre que no sea simultáneamente. Esta disyuntiva generó el Principio de Incertidumbre propuesto por Heisenberg, que expresa el que no hay ningún elemento que exista en un lugar y en un tiempo determinados. Por tanto, la velocidad y situación de una partícula elemental solamente se puede fijar en un instante dado (por el diagrama de Friedmann), pero nunca se sabrá que sucederá en el instante siguiente, y tampoco si actuará como tal partícula o como función de onda.

La física clásica la erigió Newton como respuesta al sentido común. La materia se puede evaluar, se precisa su posición y su comportamiento, se prevén los movimientos y velocidades, sus energías y sus resultados. Las ondas eran elementos de segundo orden en comparación con las partículas que por sí solas eran suficientes para conformar la materia. La física clásica no intuyó con la perspicacia necesaria, las posibilidades de las ondas actuando como partículas, al no conocer estos elementos subatómicos, a la vez extremadamente cercanos y lejanos, pero vinculados estrechamente a la vida de los átomos. No fue más allá del horizonte molecular.

La física cuántica teoriza sobre la constitución íntima de la "materia real" fundamentándola en dos partículas elementales: fermiones y bosones.

Los fermiones son las partículas que construyen la estructura de la materia, y se encuentran representados por los electrones, protones y neutrones. Son partículas que actúan con cierta independencia y autonomía. Los bosones son los vectores que transportan la esencia y la fuerza de la Naturaleza, facilitando la conjunción del Universo. Son partículas independientes que siempre interactúan entre sí, a veces sincrónicamente, pero que en ciertas condiciones pierden su individualidad. Esta paradoja de la interdependencia e individualidad de estas partículas fue enunciada por Einstein, Podolski y Rosen. Los bosones están constituidos por los gluones, gravitones y fotones, siempre con tendencia unívoca a la reunión dispersa.

La interrelación dinámica entre fermiones y bosones, la fundamenta, especialmente, el fotón, que al no tener carga, es su propia antipartícula. Pares de electrones y positrones pueden ser creados espontáneamente por fotones, y este proceso se puede invertir como consecuencia de su propia aniquilación. La antipartícula del electrón es el positrón. La colisión de un fotón con un electrón genera un brusco cambio en la dirección de este. El electrón absorbe al fotón. Luego, lo emite cambiando de nuevo su direcciσn.

Fermiones y bosones, son partículas elementales que sostienen y actúan en instantes indeterminados como funciones de onda.

Por causa de los bosones, los fermiones se mueven y se mantienen coherentes entre sí, aunque independientes, en el proceso de creación. Cuando los bosones se solapan por la afinidad generada por una información compartida resonante (concepto introducido por el autor) conllevan una determinada identidad, pero las probabilidades de existencia como tales partículas individuales, disminuyen, concretándose la materialización. A este proceso se le denomina caída de la función de onda. Esta primigenia afinidad puede hacer suponer la presencia de un inicial estado elemental de conciencia. La pérdida de la cualidad individual de los bosones, es la responsable directa de la aparición de un primer estadio de una estructura material consciente de su propia existencia.

La teoría cuántica sólo es posible expresarla en términos matemáticos y describe a la materia como una abstracción. En este sentido, la materia no ocupa ni un espacio puntual ni un tiempo determinado, se encuentra difundida y en un constante movimiento discontinuo, aleatorio e impredecible, en todo el Universo. Las partículas elementales no obedecen a leyes predeterminadas, por lo que para quien las observa en este estado inicial, resultan parecer la consecuencia de una situación caótica.

Primero Minkowski y luego su alumno Einstein, proponen los campos o planos de referencia inercial. Supongamos que un turista, que se encuentra en Sacrè Coeur, París, pregunta dónde se encuentra el edificio número 10, en la Place de Tête. Para un parisino domiciliado en esa zona le será muy fácil explicar, ya sea topológica o matemáticamente, lo que debe hacer el turista para llegar a esa exacta dirección. Sin embargo, a nadie se le ocurrirá preguntar por esa misma dirección si se encuentra a 1.000 kilómetros de altura. En todo caso preguntará dónde se encuentra Europa. Es decir, los hechos responden a determinados planos de referencia inercial. De aquí surge la relatividad, que en todo caso responde a la referencia asociada al propio observador. Es el mundo de las certezas, donde el movimiento es natural pues lo controlamos por el espacio recorrido, por el tipo de velocidad, el tiempo y la energía empleada. Sin embargo, para la teoría cuántica, no pueden existir planos de referencia, excepto los que devienen de un preciso instante dado. Es el mundo de lo impredecible, donde todo fluye, donde las partículas aparecen y desaparecen, sus movimientos son discontinuos y giran sin cesar en todas direcciones, a veces como tales partículas y a veces como funciones de onda. El espacio y el tiempo se difunden en el mundo de las partículas que circulan sin orden cronológico, se diluyen en campos de magnitudes de onda en su propio y aleatorio espacio y se complejifican en ocasiones, permitiendo la materialización, y en otros instantes invirtiendo el curso del tiempo. Las realidades cuánticas son estados potenciales.

Naturalmente, para un observador es más simple desenvolverse en el mundo de la física clásica; no podría hacerlo en el mundo cuántico, pues este observador necesita de hechos entendibles no desde la acronología. Sin embargo, los fermiones, y especialmente los electrones, sí. Es el denominado acontecimiento de reversibilidad temporal, en el que los sucesos ocurren de una manera tal, que permiten adoptar cualquier dirección en el espacio y en el tiempo. Es por esto por lo que el observador influye definitivamente en la creación de la materia, es el que le aporta conciencia a la realidad. Ello permite las dualidades onda-partícula, cuerpo-conciencia y mente-realidad, aspectos todos ellos, indisociables de la existencia. Es el observador el que crea la realidad del instante presente. Si este instante no es observado se puede generalizar diciendo que se difundirá, extinguiéndose en el tiempo. Por tanto, sólo es la conciencia del observador del suceso lo que le aporta realidad. Pero, ¿y si no se tiene conciencia de ese mismo suceso, existe en realidad?.

Las partículas elementales parecen estar aparentemente alejadas en el espacio-tiempo, pero en realidad, en un dominio subyacente, el dominio implícito cuántico, permite que se encuentren vinculadas entre sí. Según Bohm, este dominio se comporta como el patrón de interferencias de un holograma. En el dominio implícito de las frecuencias no existe el espacio, ni las distancias, y por ello, tal como dice Pribiam: "la separatividad es una ilusión construida en nuestro cerebro".

Es conocido el problema de "quién mató al gato" propuesto por Schrödinger. Pensó en quién mataría a un gato dentro de una jaula. Colocó comida en un lado y un tóxico mortal en el otro. Por delante puso un líquido radioactivo que desprendería una partícula que podría subir o bajar. Si esta partícula sube, se destapará la comida, pero si baja, destapará el veneno. Se trata de saber que le sucederá al gato. Según la ecuación del autor de este acertijo, nada físico puede decidir la suerte del gato. Al tratarse de una realidad cuántica se encuentra en un estado potencial. Vivo y muerto al mismo tiempo, en dos estados probables, solapados e interpuestos. Sólo la mirada del observador puede determinar el desenlace final.

La realidad cuántica es diferente según se perciba o no, según se observe o no.

Electrones que antes de la percepción del observador eran partículas u ondas indefinidas e impredecibles, se transforman, como consecuencia de esa misma observación, en partículas y ondas de carácter formal, mediante unos fotones invisibles que responden a la llamada del observador como consecuencia de su experimento. El gato vivirá o morirá, concretando uno de los dos estados latentes superpuestos en el momento de la observación. Dependiendo del instante de la observación, Schrödinger lo acariciará o lo enterrará.

A partir de aquí se plantea un gran problema. ¿Qué poder virtual tiene el observador sobre la creación de la realidad?. El conocimiento de los elementos que nos rodean, parece ser el eslabón entre el mundo cuántico y la realidad común. Es decir, la conciencia del observador es la que hace realidad lo observado. Por eso, Prigogine dice: "La realidad se nos revela sólo a través de una construcción activa en la que participamos" . La ciencia, tal como se definió anteriormente, no responde a estas características quedando corta en sus objetivos, ya que su campo de actuación no contempla a la conciencia.

De acuerdo con Louis de Broglie:

"En la dimensión espacio-temporal, todo lo que para cada uno de nosotros constituye el pasado, el presente y el futuro, se da en bloque... Cada observador, a medida que su tiempo va pasando, descubre nuevas porciones de espacio-tiempo que aparecen ante él como aspectos sucesivos del mundo material, aunque en realidad, el conjunto de sucesos que constituyen el espacio-tiempo, existe con prioridad a su conocimiento de ellos"

La reducción de la probabilidad y su conversión en realidad se encuentra asociada a la actividad y "actitud" de los bosones, por lo que pueden ser considerados como los antecedentes primarios de la conciencia (Martínez de la Fe, 1991).

La conciencia está en estado latente en la materia, por lo que no es algo extraño al mundo cuántico: las partículas elementales asocian los cambios en su medio a la interferencia del observador. Existe un diálogo inexplicable entre el hombre y la partícula. Tal vez sea este "... el secreto del Viejo", tal como dijo Einstein. La conciencia brota a partir de una relación de fotones virtuales coherentemente ordenados en el sistema cuántico del cerebro.

El observador se convierte de esta manera en el espejo de la realidad, que su conciencia debe conocer y asume la dualidad: onda-partícula, cuerpo-conciencia, mente-realidad, aspectos diferentes pero todos ellos integrados en la existencia. Desde la física cuántica se puede afirmar que la realidad no es más que un holograma constituido por partículas elementales ordenadas en nuestro cerebro.

De esta forma, el hombre cuántico se convierte en la gran paradoja de la física de las partículas cuánticas.


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