¿Qué viene primero, la palabra o el pensamiento? La relación entre el pensamiento y el lenguaje ha intrigado a los eruditos y a los artistas durante siglos. Emily Dickenson anticipando el punto de vista de Lev Vigotsky, de que el pensamiento no sólo se expresa en palabras sino que cobra existencia a través de ellas, asume la siguiente posición:
La palabra muere
Cuando se pronuncia,
Dicen algunos.
Yo digo que
Comienza a vivir
Ese día.
Cuando se pronuncia,
Dicen algunos.
Yo digo que
Comienza a vivir
Ese día.
Las palabras y los pensamientos viven los unos a través de los otros. Un campo interesante en el que se puede examinar cómo sucede esto es aquel que trata de una clase especial de palabras que utilizamos cuando hablamos acerca del pensamiento - palabras para hablar acerca de los procesos de pensamiento que llevan a productos del pensamiento tales como ideas y teorías. ¿Cuál es este lenguaje del pensamiento -cuál es su léxico, para qué sirve, cómo funciona, y qué papel desempeña en el desarrollo humano y en la educación? Esperamos poder iluminar estas preguntas al explorar las diversas formas en que hablamos del pensamiento y, tomando las palabras de Emily Dickenson, mirando cómo el lenguaje del pensamiento hace que el pensamiento comience a vivir al darle forma y al regular su desarrollo conceptual.
¿Qué es el lenguaje del pensamiento?
El lenguaje del pensamiento abarca las muchas formas en que describimos los estados y procesos mentales tanto propios como de los otros. Por ejemplo, utilizamos el lenguaje del pensamiento cuando hablamos acerca de procesos de pensamiento involucrados en el desarrollo de una teoría, al examinar un postulado, al tomar una decisión o al crear una obra de arte. Utilizamos el lenguaje del pensamiento cuando caracterizamos los estados mentales de otros al decir cosas como: Julia piensa que todos deberían votar; Juan cree que va a nevar; Martín decidió que no le gustan las papayas; sospecho que no estás diciendo la verdad.
Las lenguas tienen un infinito número de términos sutiles para definir el pensamiento. Por ejemplo consideremos palabras como adivinar, suponer, intuir, asumir, especular. Todas estas palabras expresan una opinión basada en evidencias inconclusas. Otro ejemplo pensemos en palabras como contemplar, reflexionar, meditar. Cada uno de estos términos describe una forma de acercamiento lento y profundo sin embargo cada uno tiene un significado diferente.
El vocabulario del pensamiento puede dividirse en términos de tras funciones diferentes: Términos que marcan una postura epistémica, términos que describen un proceso intelectual y términos que describen un producto intelectual.
Los términos de postura epistémica indican una postura o una actitud ante un postulado del conocimiento. Los ejemplos incluyen términos tales como conjeturar, concluir, creer, confirmar, dudar, conocer, saber, sugerir, especular, sospechar y teorizar. Para ver cómo estos términos funcionan como indicadores de una postura, consideremos el postulado " los saltamontes sueñan en colores" y las siguientes afirmaciones
1. Creo que los saltamontes sueñan en colores.
2. He confirmado que los saltamontes sueñan en colores.
3. Sospecho que los saltamontes sueñan en colores.
4. Estoy seguro que los saltamontes sueñan en colores.
Cada una de estas afirmaciones expresa una posición diferente ante la verdad del postulado. Son estas palabras que expresan las diferentes posturas las que ofrecen información esencial acerca de cómo debe tomarse el postulado. Los términos de postura epistémico funcionan caracterizando la relación del pensamiento al hecho. Los términos de procesos intelectuales caracterizan el proceso de pensamiento y expresan su flujo, su estructura y su sentir. Términos de procesos intelectuales incluyen palabras tales como analizar, contemplar, discernir, interpretar, investigar, meditar, examinar, reflexionar para nombrar unas pocas. Lo que hace que estos términos sean diferentes es que discriminan las formas de pensar. Decir que alguien está meditando sobre algo caracteriza el pensamiento de una manera muy diferente que cuando decimos que alguien está analizando, considerando, revisando o investigando algo. Como en el caso de los términos epistémicos, las finas diferencias de significado para los términos que describen procesos intelectuales son sutiles (por ejemplo, meditar versus reflexionar).
Los términos que se refieren a los productos intelectuales son sustantivos que nombran y marcan diferencias entre tipos de ideas - ideas que típicamente son producto de un proceso de pensamiento o juegan un papel particular en el proceso de pensamiento. La palabra idea es en sí misma un término amplio con el que nos referimos a un producto intelectual, frecuentemente usado para cubrir un amplio espectro de productos mentales, desde soluciones a "insights", de sugerencias e intuiciones. Pero la palabra idea, tiende a ser genérica, y cuando específicamente así se desea, se puede tener a disposición una cantidad de términos que describen productos intelectuales que diferencian distintos tipos de ideas o productos - términos como conclusión, hipótesis, opinión, solución, razonamiento, postulado y teoría.
Naturalmente, las funciones de estos tres grupos de términos están relacionadas: los procesos intelectuales tienden a ser posturas epistémicas que a su vez tienden a transformarse en productos intelectuales. Por ejemplo, por inspiración o especulación, uno es llevado a afirmar, debatir o a asumir cosas y, eventualmente, es guiado a enunciar un postulado, proponer una teoría o diseñar una conclusión. Dado que estas tres categorías nombran diferentes funciones lingüísticas más que diferentes grupos de palabras, los términos en cada categoría frecuentemente se superponen, y la misma palabra puede jugar diferentes papeles dependiendo de si funciona como sustantivo o como verbo y aún cuando verbo, dependiendo si es usado para describir una postura epistémica o un proceso intelectual. Por ejemplo, la oración "Dudo que X" indica una postura frente a una proposición. Pero la palabra "dudo" puede también estar referida a un proceso mental, por ejemplo, si la intención del que habla es "estoy en el proceso de dudar X". Por supuesto el término "duda" puede también usarse como sustantivo para describir una clase particular de producto intelectual, como en "tengo mis dudas" o "ella presenta una duda importante".
Así como es complicado discriminar las funciones lingüísticas de la terminología del lenguaje del pensamiento, lo es también dar testimonio de la eficacia y la elegancia del lenguaje del pensamiento que fácilmente comprendemos cuando está en contexto: Clara dudaba si el postulado de Miguel era verdadero, pero reconocía la necesidad de seguir investigando. No hay problema en entender que el estado epistémico de Clara es de duda, que el producto intelectual al que se refiere es el postulado de Miguel y que la actividad intelectual que ella planea es investigar el postulado de Miguel.
Como muestra el ejemplo, el lenguaje del pensamiento es rico con términos que específicamente y con frecuencia técnicamente describen estados mentales y procesos - términos como analizar, dudar, postular, investigar, etc. Pero el lenguaje del pensamiento también expresa el lado afectivo de la cognición - las pasiones, emociones, motivaciones y actitudes que hacen parte integral de la experiencia de pensar.
¿Realmente el pensamiento involucra sentimiento? Todo el tiempo. Consideremos la descripción de William James acerca de una instancia de pensamiento en la que "la transición de un estado de incertidumbre y perplejidad a una de comprensión racional llena de tranquilidad y placer". Incertidumbre, confusión, inquietud y consternación son sentimientos que acompañan el pensamiento, así como los sentimientos de alegría, deleite, tranquilidad, emoción y apreciación estética. Auque los psicólogos y filósofos algunas veces dicotomizan la cognición y el afecto, el lenguaje del sentimiento abunda en el lenguaje cotidianao del pensamiento. Los matemáticos hablan del placer de una prueba elegante. Los poetas hablan de la belleza de una imagen. Los científicos hablan de la emoción del descubrimiento y la felicidad de la verificación. Sin duda alguna, los sentimientos de felicidad y sorpresa que acompañan frecuentemente al trabajo intelectual juegan un papel importante en el pensamiento que el filósofo Israel Sheffler ha descrito como " emociones cognitivas”. Argumenta que no sólo éstas caracterizan el pensamiento sino que también son epistemológicamente relevantes a la práctica de la razón ya que ofrecen información importante acerca de las creencias, predicciones y expectativas del pensador.
Las emociones negativas también abundan en el pensamiento. Por ejemplo, se dice que uno de los dolores más grandes de la experiencia humana es el dolor de una nueva idea. El aprendizaje de un material difícil, puede verse como una tarea tortuosa para el escolar. El pensar bien puede ser difícil, y con frecuencia nos sentimos frustrados e inclusive enojados ante las dificultades para llegar a la conclusión, la decisión o la creencia correcta. Lógicamente, es posible evitar las emociones negativas asociadas con el pensamiento. Según el filósofo chino Lao Tse “abandone el aprendizaje y se sentirá libre de problemas y de tensiones".
Además de expresar emociones, el lenguaje del pensamiento también expresa actitudes hacia el pensamiento propio y de otros. Por ejemplo la distancia crítica asociada con el razonamiento riguroso por lo general se describe actitudinalmente: hablamos de una actitud de objetividad, distancia óptima y justicia. Pero también existen otras actitudes ante el pensamiento. Hablamos de adoptar una actitud de aceptación o escepticismo ante un argumento, receptividad o resistencia ante un punto de vista, etc.
La función comunicativa del lenguaje del pensamiento.
¿Para qué sirve el lenguaje del pensamiento? ¿Por qué hemos desarrollado formas tan extensas y sutiles para hablar de la vida de la mente? Un propósito obvio e importante es la comunicación. Usamos el lenguaje del pensamiento para comunicar información acerca del carácter o la intención de nuestros estados y procesos mentales dentro de todo tipo de contextos cotidianos. Cuando le explicamos a un amigo el proceso de pensamiento que nos llevó a escoger un candidato en lugar de otro, en una elección local, estamos utilizando lenguaje de pensamiento. Lo mismo sucede cuando explicamos cómo llegamos a aceptar o rechazar una creencia particular, cómo hemos desarrollado una idea, cómo tomamos una decisión, o cómo resolvemos un problema.
La mayor parte del tiempo el uso cotidiano del lenguaje del pensamiento es bastante informal. Pero hay también momentos más formales donde sus términos adquieren un aspecto más técnico. Por ejemplo, los informes académicos que registran hallazgos científicos y desarrollan o critican teorías usan un lenguaje de pensamiento muy cuidadoso. En estos contextos, es de vital importancia que el escritor indique exactamente qué líneas de pensamiento son inferenciales, cuáles son especulativas, qué proposiciones deben tomarse como conclusiones, qué cuenta como evidencia etc. Palabras tales como asumir, concluir, sugerir, hipotetizar, inferitr, afirmar y demás alertan a los lectores al "juego epistémico" realizado por el autor e indica los estándares con que deben evaluarse las ideas expuestas.
En un dialecto menos técnico pero no menos sugerente, el lenguaje del pensamiento también comunica el pensamiento que hay detrás de la creatividad. Por ejemplo, pintores, escritores, bailarines y otros artistas frecuentemente hablan acerca del pensamiento involucrado en el proceso creativo. Discuten tales cosas como la génesis de una idea, la fuente de inspiración y la lucha para convertir una visión en realidad. Si su léxico no es tan técnico como el del erudito o el del científico, es porque sus productos de pensamiento - dibujos, poemas, novelas, danzas - no van a ser evaluados como productos de la razón. No tendría sentido el rechazar una escultura porque su conclusión no está apoyada por evidencia verificable como tampoco lo tendría el rechazar el informe de un experimente científico porque no sea llamativo estéticamente.
Es decir, es importante reconocer que la inspiración, la intuición y las consideraciones estéticas pueden jugar un papel amplio y legítimo el saber erudito crítico y que la razón crítica con frecuencia juega un papel amplio y legítimo en la producción del arte. El lenguaje del pensamiento informa debidamente estos entretejidos. Por consiguiente, algunas veces se escucha a los científicos discutir las intuiciones y la fuerza estética que dieron surgimiento a una teoría y a los artistas hablar acerca del razonamiento crítico que los condujo a un enfoque artístico en particular.
La función reguladora del lenguaje del pensamiento.
El lenguaje del pensamiento no sólo ayuda en la comunicación. Le da forma y regula al pensamiento ofreciendo conceptos que lo guían. Aunque este punto de vista ha recibido una especial atención en las ultimas décadas, la noción de que el lenguaje da forma al pensamiento no es algo nuevo. La mayoría de la gente ha oído el dicho " no puedo saber lo que pienso hasta que no oigo lo que digo". Vigotsky enfatizó el contexto social del lenguaje y papel que éste juega en el desarrollo conceptual. Incluso los griegos de la antigüedad hacían énfasis en el papel del lenguaje en el pensamiento. Sócrates en su Theatetus describió el pensamiento como " un discurso que la mente desarrolla consigo misma" y un juicio como " una afirmación pronunciada…. a sí misma en silencio" .
Así como los colores en la paleta de un artista influyen en el cuadro que emerge, las palabras que tenemos a nuestra disposición influyen en la forma en que pensamos acerca del mundo, incluyendo el mundo interior de nuestra propia vida mental. En los últimos años, los psicólogos cognitivos han utilizado el término metacognición para referirse al los procesos mentales que están involucrados al pensar acerca del propio pensamiento. Altamente reconocido como componente clave del pensamiento de orden superior y de un aprendizaje efectivo, la metacognicion requiere un distanciamiento del flujo de pensamiento para entenderlo mejor, valorarlo y guiarlo. La conexión entre la metacognicion y el lenguaje del pensamiento es directa. El lenguaje del pensamiento ofrece las palabras y conceptos con que el pensamiento se evalúa y se regula a sí mismo.
Esto es a su vez una realidad cotidiana y una oportunidad educativa. En cuanto a la segunda, imagínese que estudiantes en dos aulas de quinto elemental están estudiando la vida de Amelia Earhart, y ambas profesoras están guiando una discusión acerca de su misteriosa desaparición en algún lugar del Pacifico Sur. La primera profesora interroga a la clase, ¿Qué creen que fue lo que paso? Un estudiante se aventura y dice. " Tal vez quiso desaparecer porque no le gustaba tener tanta publicidad". "Esa es una idea interesante" responde la profesora y luego interroga a un segundo y a un tercer estudiante.
En el segundo caso, la profesora dice a sus estudiantes "Hay varias teorías acerca de lo que pudo haber pasado con Amelia Earhart. ¿Alguno de ustedes tiene alguna teoría?" Al igual que en la primera clase un estudiante sugiere que Amelia desapareció deliberadamente para evitar publicidad. " ¿Cuales son tus fundamentos?" le pregunta la docente. " ¿Que evidencias tienes para avalar ese punto de vista?" El estudiante reflexiona por unos instantes y luego dice " Bien, supongo que una evidencia es que nadie nunca encontró rastros de ella ni de su avión y eso es prácticamente inusual si se trata de la caída de un avión".
"¿Estas seguro de que esa es una evidencia fundante? Le pregunta la profesora. Y así la discusión continua. La segunda docente esta usando el lenguaje del pensamiento con sus estudiantes. Introduciéndolos en términos y conceptos involucrados en la construcción de las teorías los lleva a la cultura de conceptos que ellos podrán utilizar para pensar acerca de su propio pensamiento en lo que Sócrates llamo " el discurso que la mente desarrolla consigo misma".
El razonamiento es solamente uno de los procesos cognitivos que fomente la regulación metacognitiva a través del lenguaje del pensamiento. Otro tipo de ejemplo es el considerar la expresión lluvia de ideas. La noción general de generar ideas múltiples no es nueva. Pero para aquellos de nosotros que en las ultimas décadas asocia esta expresión con un conjunto especifico de procedimientos, hablar de lluvia de ideas evoca ciertos patrones de formas de crear ideas- ejemplo, pensar ampliamente acerca de posibilidades, construir sobre ideas previas, dejar de lado las críticas y la selección crítica para un segundo momento y otros. La expresión lluvia de ideas funciona metacognitivamente cuando evoca estándares con los que le damos forma y evaluamos el pensamiento.
¿De donde proviene el lenguaje metacognitivo? Expresiones como la de la lluvia de ideas surgen de metáforas y analogías. Esto es así para las palabras y frases que utilizamos para describir el pensamiento creativo. Por ejemplo consideremos las analogías corrientes que comparan el insight con una lámpara encendida o lo describen como un relámpago brillante. El lenguaje meta cognitivo que involucra pensamiento critico- el lenguaje de la razón, el análisis y la construcción teórica- pueda ser un poco diferente. En una línea de pensamiento interesante y persuasivo, David Olson y Janet Wilde Astington argumentan que el lenguaje para reflexionar sobre el pensamiento crítico esta muy conectado con la escritura.
Proponen que la escritura afecta como reflexionamos acerca de nuestro propio pensamiento introduciendo términos para hablar acerca de los textos (términos que también se aplican cuando pensamos o hablamos acerca de nuestra propia cognición). El lenguaje escrito, sobre el papel, invita tipos de reflexión que no son tan naturales en el intercambio oral. En lo escrito se examina, se chequea, se contradice, se duda, se desafía o se afirma con mayor facilidad. Estos procesos dan lugar a una terminología especializada que caracteriza el pensamiento basado en lo textual. No es entonces sorprendente que mucha de la terminología del lenguaje del pensamiento, por lo menos en inglés, viene del latín, el que se introdujo al inglés en los siglos XVI y XVII básicamente como un lenguaje basado en lo textual- el lenguaje de documentos legales y oficiales. Por ejemplo, términos tales como afirmar, asumir, criticar, descubrir, explicar, hipotetizar, e interpretar todos tienen raíces latinas. Representan conceptos que se ven involucrados al pensar acerca de algo y al analizar el pensamiento textual, y también se puede aplicar cuando pensamos acerca de los estados y procesos mentales propios y de los otros.
¿Significa esto que sólo quienes pueden leer y escribir bien pueden pensar metacognitivamente? Absolutamente no. Una vez que estos conceptos basados en la lectoescritura se convierten en algo significativo en el lenguaje, se convierten en disponibles para los intercambios tanto orales como escritos. Lo observamos en los debates críticos que se dan en las aulas y coloquios, en estos contextos, la lectoescritura no se define como la competencia del que escribe sino por la habilidad para utilizar conceptos con base en la lectoescritura al pensar y al hablar. Según Olson y Astington. “ el ser alfabetizado es ser competente para participar en una cierta forma de discurso ya sea que pueda leer y escribir o no”.
Disposiciones y la función reguladora
Como ya se ha dicho, el pensamiento y el aprendizaje involucran emociones y actitudes además de la habilidad cognitiva, y un buen pensamiento implica estar dispuesto a los afectos. En los últimos años, varios investigadores han estado trabajando sobre los aspectos disposicionales del pensamiento y han propuesto que la enseñanza de pensamiento de orden superior requiere que los estudiantes cultiven “disposiciones de pensamiento” además de enseñar destrezas de pensamiento. Las disposiciones de pensamiento son tendencias o inclinaciones hacia patrones particulares de comportamiento intelectual, tales como la tendencia a ser reflexivo, a buscar razones, a ser estratégico intelectualmente o a arriesgarse intelectualmente. Las destrezas de pensamiento solas pueden activarse en ejercicios y pruebas pero, sin disposiciones que las lleven a la acción, seguramente permanecerán inactivas en situaciones dela vida real.
El lenguaje en general es una fuerza cultural con el poder para darle forma al comportamiento disposicional, lo mismo sucede con el lenguaje del pensamiento. El lenguaje del pensamiento apoya el desarrollo de las disposiciones del pensamiento en diferentes formas. Para comenzar, el lenguaje del pensamiento anima a poner en acción disposiciones de pensamiento en contextos inspiradores. Haciendo una analogía, un entrenador inspira un mejor desempeño de su equipo utilizando un lenguaje que convoca al espíritu de competencia y excelencia, y los atletas, a menudo, se animan a sí mismos hablando este mismo lenguaje. Más allá que la mayor parte del tiempo, el pensar no es un evento competitivo, el lenguaje del pensamiento tiene un efecto similar. Simplemente escuchando y usando determinado lenguaje en ciertos contextos, esto invoca un comportamiento que involucra disposición de pensamiento. Por ejemplo, el lenguaje de la planificación y la estrategia tiende a animar el establecer metas; el lenguaje del auto reflexión tiende a inspirar la introspección.
Más allá de episodios de un minuto o una hora, podemos tener la expectativa de efectos a largo plazo en el desarrollo usando el lenguaje del pensamiento. Cuando en un ámbito de aprendizaje prevalece un lenguaje del pensamiento rico – cuando se ve un uso regular de éste entre los estudiantes y los profesores, como en el ejemplo de Amelia Earhart – éste no sólo prevé información sino también es una invitación a cultivar ciertos hábitos en la mente. Por ejemplo, una exposición frecuente al lenguaje de la argumentación con términos tales como premisa, razón, conclusión, evidencia, teoría e hipótesis lleva a los estudiantes a valorar y comprometerse con el análisis crítico. El lenguaje de la resolución creativa de problemas con expresiones como idea salvaje, salirse del margen, nuevo punto de vista, romper el molde apoya las ideas creativas.
El comportamiento disposicional depende no sólo de querer hacer lo correcto, sino también de darse cuenta cuándo hacerlo. Utilizar el lenguaje del pensamiento en la clase ayuda a desarrollar la sensibilidad de los estudiantes para encontrar oportunidades en los que se comprometan con pensamiento de orden superior. Términos tales como postulado, opción, opinión, suposición y duda alerta a los estudiantes sobre las oportunidades de hacer cosas tales como probar una afirmación, buscar evidencia, identificar razones, o mirar un problema desde un nuevo punto de vista.
Los dialectos del pensamiento
Los abogados hablan de precedentes pero los físicos no. Los físicos hacen experimentos para leer el libro de la naturaleza cuidadosamente, mientras que los matemáticos rara vez mencionan la palabra experimento y más bien buscan pruebas deductivas de los axiomas.
Quienes hacen revisiones literarias libremente informan cuán desesperados, impresionados, inspirados o afectados se encuentran ante un trabajo, algo que seguramente no haría, ni admitiría hacer ni un matemático ni un abogado. Hemos escrito acerca del lenguaje del pensamiento pero realmente hay más de uno o mejor dicho este lenguaje tiene muchos dialectos que varían según el territorio intelectual al que corresponden. ¿Cómo podemos obtener una visión más clara de estos dialectos y sus significados?
Un concepto que acá nos ayuda es la noción de juegos espistémicos. La indagación de cualquier tipo involucra tres amplios propósitos: caracterización, explicación y justificación. Toda área de indagación, desde la crítica literaria a la física cuántica, implica esfuerzos por caracterizar algo ( el tema favorito de un autor o las propiedades de una partícula elemental propuesta), explicar algo (¿qué significa el tema? ¿Cómo esa partícula se relaciona con la teoría fundamental?), y justifica algo (¿cuál es la evidencia de la presencia del tema en el trabajo del autor? ¿qué evidencia empírica tenemos de que esa partícula existe?). Sin embargo, el modo en que el juego epistémico tiene lugar, varía en los distintos campos académicos y lo hace con formas, movimientos, metas y reglas particulares. La crítica literaria, por ejemplo, involucra una forma de interpretación entre muchas otras, ... todas muy diferentes a las formas, movimientos, metas y reglas de la física cuántica.
Hay una conexión natural con los dialectos del pensamiento. En el pensamiento cotidiano jugamos una especie de juego epistémico de caracterización, explicación y justificación, comunicando y metaconociéndolo. Utilizamos palabras sencillas como idea, razón, lluvia de ideas, duda y otras. Pero los juegos epistémicos en campos académicos particulares, agregan conceptos más especializados y dialectos. Los
Psicólogos agregan al léxico cotidiano frases tales como hipótesis nula, control de variables, muestras aleatorias y significación estadístico – conceptos que son parte de un dialecto técnico que corresponde a la justificación, especialmente pertinente, en la psicología empírica.
La noción de dialectos del pensamiento ilumina dos asuntos importantes: la generalidad del pensamiento y la complejidad de aprender a pensar mejor. Con respecto a lo primero, algunos académicos argumentan que el buen pensamiento es profundamente situado. Sea lo que apoya el buen pensamiento en mecánica cuántica o en auto mecánica tiene poco en común. El pensamiento y la cognición en términos generales, es una empresa inherentemente especializada, afirman quienes proponen este punto de vista. Para ellos, la idea de destrezas y disposiciones de pensamiento generales y potentes es equivocada. Enseñar a pensar en cualquier sentido general es una pérdida de tiempo.
En cuanto que esto es un tema muy complejo, no lo podemos examinar a profundidad en este momento, la noción de dialectos de pensamiento sugiere una postura más balanceada. Sencillamente, el pensamiento efectivo en los diversos campos involucra el poder conversar en los dialectos del pensamiento que son importantes para esos campos, tanto para comunicarse como para autorregularse metacognitivamente. Al mismo tiempo, el pensar en campos particulares y el pensar en lo cotidiano, caen presos del hastío, la estrechez y otros peligros. Aquí, el lenguaje genérico de pensamiento es un recurso regulador. La terminología corriente como argumento, evidencia, contra ejemplo, la otra cara de la moneda, punto de vista ... ayuda a expandir y redireccionar el pensamiento de formas que no pueden ser garantizadas ni, ordinariamente, en situaciones técnicas. En otras palabras, el pensamiento efectivo tiene aspectos generales y situados, correspondiéndose con el lenguaje del pensamiento general y los dialectos.
El segundo aspecto es la complejidad de aprender a pensar mejor. Muchas aproximaciones realizadas en las escuelas para enseñar a pensar se basan en unas cuantas estrategias de resolución de problemas y de toma de decisiones y dejan el tema allí.
Ciertamente estos esfuerzos hacen algo positivo, según nuestro punto de vista. Sin embargo, desestiman el amplio espectro de esta empresa. Inclusive el lenguaje del pensamiento cotidiano tiene muchos lados – y también están los dialectos para los diferentes estilos especializados de la investigación. Aunque tan sólo los profesionales deben ser versátiles en esos estilos, para logra una competencia general debe tenerse al menos algún conocimiento al respecto. La gente que no tiene inclinación por el control de variables en la ciencia, o para ir más allá de la duda metódica en un argumentación legal, o de la importancia del tamaño de la muestra y de la falta de objetividad en la investigación social, no comprende el rico mundo de las en el que viven. Si vamos a llevar a los estudiantes hacia el luminoso mundo del pensamiento crítico y creativo, debemos hacerlo reconociendo que ese mundo es rico en la variedad de sus desafíos y en las disposiciones y destrezas lingüísticas y conceptuales. Si bien, la enseñanza de conceptos, estrategias y terminología es de gran utilidad, para lograr un impacto profundo y duradero se requiere ser parte de esa cultura. Sólo cuando los estudiantes pasan muchas horas al día en clases donde la cultura y el lenguaje del pensamiento es lo corriente, tienen oportunidad de estar totalmente abiertos a sus potencialidades intelectuales.
Desafortudamente los lugares comunes del aula, como pueden ser los textos y las clases, que podrían parecer lugares ricos en lenguaje de pensamiento, rara vez lo son. Por ejemplo, los textos de ciencia para todos los niveles, incluyendo la universidad, tienden a dejar por fuera terminología que precisamente identifica procesos intelectuales -. Términos tales como explicar, hipotetizar, concluir, etc. Más aún, como resultado de esfuerzos bien intencionados pero a veces equivocados de hacer más sencillo el aprendizaje, el discurso de los maestros frecuentemente no utiliza la terminología del lenguaje del pensamiento. Como lo han mostrado Olson y Astington, los maestros deberían pedirle a los estudiantes construir explicaciones, formular hipótesis, hacer inferencias, y demás, sin necesidad de referirse a estos proceso nombrándolos directamente. ¿Qué sucede en lugar de esto? Los maestros usan términos genéricos tales como pensar y sentir y opinar para cubrir un amplio espectro de actividades cognitivas mucho más sutiles como se vio en el primer ejemplo que se dio sobre Amelia Earhart.
Más de lo que podemos decir
El lenguaje de pensamiento puede relatar una expresiva historia sobre el carácter de la vida mental. Pero aun así, el pensamiento puede decir mucho más que lo que podamos decir con palabras.
Imagine los bosquejos de Picasso para el Guernica. Imagine a Mozart componiendo una sinfonía en su cabeza durante un traslado en un carruaje. Imagine a Einstein imaginándose a si mismo cabalgando sobre un haz de luz.
¿Cuánto de todo esto es una cuestión de lenguaje, en cualquier sentido razonable? ¿Cómo puede el lenguaje de pensamiento hacer justicia a un carácter multimodal y rico del pensamiento? Tal vez el lenguaje del pensamiento enmascara la auténtica actividad del pensamiento.
Ciertamente, hay un riesgo aquí; por lo tanto, midámoslo. Primero, es importante clarificar este tema. El lenguaje del pensamiento tal como está usado para clarificar este tema. El lenguaje del pensamiento tal como se utiliza aquí, significa el lenguaje que usamos para hablar sobre pensamiento- términos como hipótesis, razonamiento, alternativa, imaginación, etc. El lenguaje sobre el pensamiento es mayormente lenguaje en el sentido conocido de palabras y oraciones. Pero, ciertamente, la gente piensa utilizando muchos otros lenguajes como vehículos: los lenguajes de la matemática, de la música o de imágenes las visuales, si es que se pueden llamar lenguajes en un sentido metafórico. Más precisamente, la gente piensa a través de muchos vehículos simbólicos.
Este tema agudiza el dilema. Ya que parece particularmente cierto que los procesos de pensamiento en los que nos involucramos son tanto mas que lo que podemos describir con palabras acerca del pensamiento.
El lenguaje del pensamiento da cuenta solamente de una parte de pensamiento: solamente su organización estructural. Más aún, el lenguaje del pensamiento no hace realidad el pensamiento. Simplemente ofrece una descripción de alto nivel de qué es, puede o debe hacerse. El lenguaje del pensamiento no es especial en este sentido. El lenguaje en general está referido a algo.
El lenguaje de la mecánica, la política o la danza se refiere a dominios físicos y experienciales ricos. El lenguaje nunca llega a ser un subrogante de aquello que nombra. Aun el lenguaje sobre el lenguaje tampoco lo es . En ocasiones los críticos buscan evocar algo de la experiencia vivida en un concierto a través de la utilización expresiva del lenguaje, pero sin ninguna expectativa de que los lectores deban sentirse felices de haberse quedado en casa ni de leer la noticia en el diario, en vez de haber ido al concierto.
¿Significa esto que el lenguaje del pensamiento podría no iluminar ni guiar?
Aún cuando el lenguaje de la mecánica se refiere al arreglo de un auto, dista mucho en tanto lenguaje de la acción de arreglar un auto, es útil en la enseñanza, en la colaboración entre mecánicos, y para decirse a uno mismo lo que uno conoce, lo que podría estar pasando, lo que uno debería intentar hacer.
De la misma manera el lenguaje del pensamiento puede decir cosas que son útiles para los científicos, artistas, o mecánicos así como a los estudiantes en esos dominios del saber. Nosotros mismos, o nuestros compañeros o entrenadores pueden formular preguntas tales como “habrá una manera no convencional, mas creativa de hacer esto”? Estaremos partiendo de supuestos incorrectos, podríamos hacerlo sin consecuencias negativas? Estas preguntas tienen sentido y favorecen el pensamiento en los tres casos.
Aunque el pensamiento involucra mucho mas que lo podamos decir, podría tener todavía menos acceso a ese “plus” sin el lenguaje del pensamiento. Otra idea de la estética es que el lenguaje comúnmente tiene una función de indicar o referir. El uso del lenguaje en presencia de una obra de arte no es sustituto de ese trabajo, pero da las claves para mirar o para oír cosas que, de otra manera, perderíamos. En aulas u oficinas, en seminarios o en el senado, lejos de entrometerse entre nosotros mismos y nuestro pensamiento el lenguaje de pensamiento nos ayuda a discernir en forma más clara y más profunda sobre qué estamos haciendo, dónde estamos yendo, y dónde podríamos ir cuando pensamos.
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