La visión transpersonal
Aunque es cierto que la holoarquía evolutiva constituye un paradigma unificador del pensamiento contemporáneo, desde la física a la biología, la psicologìa y la sociología, la mayor parte de las escuelas ortodoxas de investigación, sin embargo, sólo admiten la existencia de las dimensiones propias de la materia, el cuerpo y la mente. Las dimensiones superiores de alma y Espíritu todavía no han alcanzado el mismo estatus. De este modo, podemos afirmar que el Occidente contemporáneo todavía no ha alcanzado a reconocer sino las tres quintas partes de la gran cadena del ser.
Una vez que reconozcamos la existencia de todos los niveles y dimensiones de la gran cadena del ser, estaremos ciertamente en condiciones de disponer adecuadamente de todas las modalidades del conocimiento, no sólo del ojo de la carne, que nos permite acceder al mundo físico y sensorial; o del ojo de la mente, que nos revela el mundo lingüístico y lógico; sino también del ojo de la contemplación, que nos abre a las dimensiones del alma y del Espíritu. Cuando la psicología confía exclusivamente en el ojo de la carne, se ve abocada al conductismo, y si lo mismo ocurre en el campo de la filosofía, termina conduciéndonos al positivismo. Incluir al ojo de la mente supone, en psicologìa, abrir la puerta a las escuelas introspectivas, como el psicoanálisis, la gestalt, la existencial y la humanista; y en filosofía, retornar a la filosofía propiamente dicha, la fenomenología, la hermenéutica, el existencialismo y la teoría crítica.
También tenemos que dar un último paso y tener en cuenta al ojo de la contemplación que, como metodología científica y respetable, nos revela el alma y el espíritu. El resultado de este último paso nos conduce a la psicología y a la filosofía transpersonal. Y esta visión transpersonal es el punto definitivo de regreso, el punto del reencuentro del alma del hombre moderno con el alma de la humanidad, el verdadero significado del pluriculturalismo, donde, subidos a hombros de gigantes, trascendemos, pero incluímos, y esto significa respetar, su presencia siempre recurrente.
Fuentes:
Ken Wilber, "Trascender el Ego".
Ken Wilber, "Trascender el Ego".
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