La palabra Tao designa al caminante, al camino y al acto de caminar. Este camino tiene como finalidad la transformación integral del Ser Humano hasta llegar a un estado de consciencia y vida plena. Para recorrerlo, es necesario el aprendizaje de una serie de prácticas que abrirán nuestra capacidad de sentir. A través de este "sentir", experimentamos una manera de vivir y de ver la vida más rica y profunda.
Hay que entender que el resultado de las prácticas no debe de quedarse en la meditación propiamente dicha, si no que ha de llevarse a cada momento de la vida. De todo ello se puede extraer que cada momento, por cotidiano que nos parezca, puede ser una oportunidad para meditar si lo vivimos con plena consciencia.
Para llegar a estos resultados, los distintos sistemas taoístas cuentan con un gran numero de prácticas, las cuales, desde antiguo, tienen dos grandes objetivos: la salud y la longevidad, y el establecimiento en nuestro verdadero Ser.
Tenemos el Tai Chi, el Chi Kung, el Tao In, etc., que permiten armonizar el cuerpo y relajarlo profundamente, de forma que adquiera más salud y energía. existen prácticas como los cantos sagrados y las fusiones de los cinco elementos que permiten que la mente se vuelva más concentrada.
De esta forma, con el cuerpo, las emociones y la mente armonizadas y calmadas, nos resultará más fácil entrar con facilidad en un estado profundo de meditación.
Alguna vez en nuestras vidas, hemos tenido la necesidad de trascender la cotidianidad y lo aparente y sentir de otra manera. Seguro que todos hemos tenido alguna experiencia que nos acercó a algo profundo y vital, totalmente fuera de los parámetros en los que nos movemos. El camino del tao nos ofrece la oportunidad de aprender a traer esa forma de percepción y de sentir a nuestro día a día. Nos entrena para tener una visión más amplia de cada uno de nuestros actos y consigue que tomemos las riendas de nuestras vidas.
Otra característica fundamental del Tao es el principio de naturalidad. Nos enseña que el hombre ha de fluir con el universo y a no luchar contra él. En definitiva nos enseña a sentir lo que somos y como es en realidad nuestro entorno, nos hace la vida más vívida y nos prepara para ser libres.
"No es necesario mirar el cielo
a través de la ventana,
porque todo el firmamento
se halla en uno mismo ..."
a través de la ventana,
porque todo el firmamento
se halla en uno mismo ..."
Lao-Tsé.
El "Taoísmo" establece la existencia de tres fuerzas: una positiva, otra negativa y una tercera, conciliadora. Las dos primeras se oponen y complementan simultáneamente entre sí, es decir que son interdependientes de manera absoluta y funcionan sino como una unidad. Son el "Yin" (fuerza negativa/sutil, femenina, húmeda...) y el "Yang" (fuerza positiva/concreta, masculina, seca...). La tercera fuerza es el "Tao", o fuerza superior que las contiene.(véase Yin-Yang) El significado más antiguo que existe sobre el Tao dice:
"Yi Yin, Yi Yang, Zhè Wei Tao", es decir, "un aspecto Yin, un aspecto Yang, eso es Tao". Puede ejemplificarse esta concepción a partir del significado de las palabras: "Yang" literalmente significa la ladera luminosa (soleada) de la montaña, y "Yin" la ladera oscura (sombría) de la montaña; entiéndase la idea de montaña como símbolo de "unidad". Así, aunque representan dos fuerzas aparentemente opuestas, forman parte de una única naturaleza.
La igualdad entre las dos primeras fuerzas entraña la igualdad de sus manifestaciones consideradas en abstracto. Por ello el taoísta no considera superior la vida sobre la muerte, no otorga supremacía a la construcción sobre la destrucción, ni al placer sobre el sufrimiento, ni a lo positivo sobre lo negativo, ni a la afirmación sobre la negación.
Las cosas cotidianas e insignificantes tienen un significado mucho más profundo del que nosotros le damos.
El gran taoísta Lin An define así "el camino de la felicidad":
La gran mayoria de las personas
que vacía y se siente mal porque usa
las cosas para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazon para
disfrutar de las cosas.
que vacía y se siente mal porque usa
las cosas para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazon para
disfrutar de las cosas.
El Tao es "simplemente" algo que no puede ser alcanzado por ninguna forma de pensamiento humano.
Es así que casi en su inicio el "Tao Te Ching" reza:
El tao que puede ser denominado tao
no es el verdadero Tao...
no es el verdadero Tao...
Para este algo no existe nombre, dado que los nombres derivan de experiencias; finalmente, y por necesidad de ser descrito o expresado, se lo denominó Tao, que significa "camino" o "sendero" (recto o virtuoso) que conduce a la meta.
Cuando Lao Tse habla del Tao procura alejarlo de todo aquello que pueda dar una idea de algo concreto. Prefiere encuadrarlo en un plano distinto a todo lo que pertenece al mundo.
Porque el Tao "es" como el espacio vacío para que se manifieste el todo.
"Existía antes del Cielo y de la Tierra", dice, y, efectivamente, nó es posible decir de dónde proviene. Es madre de la creación y fuente de todos los seres.
El tao engendró la unidad
La unidad dio origen a las dos facetas
las cuales dieron el ser a la triada
y la triada produjo los diez mil seres.
La unidad dio origen a las dos facetas
las cuales dieron el ser a la triada
y la triada produjo los diez mil seres.
("Diez mil seres" = infinitud).
El Tao tampoco es temporal o limitado; al intentar observarlo, no se lo ve, no se lo oye ni se lo siente. Es la fuente primaria cósmica de la que proviene la Creación. Es el principio de todos, la raíz del Cielo y de la Tierra, la "madre" de todas las cosas. Mas, si intentamos definirlo, mirarlo u oírlo, no sería posible: el Tao regresa al No-Ser, ahí donde es insondable, inalcanzable y eterno.
Todas las cosas bajo el Cielo gozan de lo que es, lo que es surge de lo que no es y retorna al No-Ser, con el que nunca deja de estar ligado.
El Tao del No-Ser es la fuerza que mueve todo lo que hay en el mundo de los fenómenos, la función, el efecto de todo lo que es: se basa en "el No-Ser".
El mundo de los seres puede ser nombrado con el nombre de No-Ser y el mundo de los fenómenos con el nombre de Ser. Las diferencias recaen en los nombres, pues el nombre de uno es Ser y el del otro, No-Ser, pero aunque los nombres son distintos, se trata de un solo hecho: el misterio desde cuyas profundidades surgen todos los prodigios.
Al encontrar el camino que conduce de la confusión del mundo hacia lo eterno, estamos en el camino del Tao.
EL taoísmo excluye el concepto de ley y lo sustituye por el de orden. Es decir, las cosas son de determinada manera debido a que su posicíon en un universo en permanente movimiento les confiere una naturaleza que las obliga a ese comportamiento. Así lo explica Dong Zhongshu, filósofo chino del siglo II a.C:
Cuando se vierte agua en el suelo ésta evita las partes secas y va hacia las que están humedas. Si dos troncos se colocan en el fuego, éste evita el mojado y enciende el seco. Todas las cosas rechazan lo que es distinto y siguen lo que es igual.
Del mismo modo, las cosas hermosas llaman a otras cosas en la clase de las hermosas, las repulsivas llaman a otras en la clase de las repulsivas. Esto proviene del modo complementario en que se corresponden las cosas de la misma clase. Las cosas se llaman unas a otras, lo igual con lo igual; un dragon trayendo lluvia; un abanico apartando el calor; el sitio donde ha estado un ejercito, llenándose de zarzas... Las cosas, hermosas o repulsivas, tienen todas un origen. Si se cree que construyen el destino es porque nadie conoce donde está su origen. No hay ningún suceso que no dependa para su inicio de algo anterior, a lo que responde porque pertenece a la misma categoría, y por eso se mueve.
Tao es el nombre global que se da al orden natural. El objetivo del Tao es enseñar al hombre a integrarse en la naturaleza, enseñarle a fluir, a integrarse en si mismo en concordancia y armonía. El Tao no es un creador porque nada en el mundo se crea ni el mundo es creado. Enseñar a compenetrarse con esta naturaleza y armonía de tal modo que llegue a experimentar en su propio cuerpo sus ritmos vitales. Sintonizándose el cuerpo humano mediante una serie de ejercicios con estos ritmos, ganando así serenidad mental y energía física.
A principios del siglo IV a.C. los filósofos chinos escribían sobre el Ying y el Yang en términos relacionados con la naturaleza.
Observando desde la perspectiva del Tao, se ve cómo todas las cosas se elevan, se vuelven grandes y luego retornan a su raíz. Vivir y morir es simplemente entrar y salir. Las fuerzas de la mente no tienen poder sobre quien sigue el Tao. El camino del No-Ser lleva a la quietud y la observación, y conduce de lo múltiple al Uno. Para poder recorrer ese camino hace falta preparación interna. Mediante la práctica espiritual, la perseverancia, el recogimiento y el silencio se llega a un estado de relajación que debe ser tan sereno que posibilita la contemplación del Ser interior, el alma, y así se logra ver lo invisible, escuchar lo inaudible, sentir lo inalcanzable.
Una historia representativa del pensamiento Taoísta sería la siguiente:
(Adaptado a partir de "Las religiones del mundo", de Huston Smith)
El caballo de un campesino se escapó. Ante la conmiseración de su vecino, el campesino le dijo: "¿Quién sabe si es bueno o malo?". Y tuvo razón, porque al día siguiente el caballo regresó acompañado de caballos salvajes con los cuales había trabado amistad. El vecino reapareció, esta vez para felicitarlo por el regalo caído del cielo, pero el campesino repitió: "¿Quién sabe si es bueno o malo?". Y otra vez tuvo razón porque al día siguiente su hijo trató de montar uno de los caballos salvajes y se cayó, rompiéndose una pierna. El vecino volvió a mostrar su pesar, y recibió nuevamente la anterior pregunta: "¿Quién sabe si es bueno o malo?". Y el campesino tuvo razón una cuarta vez, porque al día siguiente aparecieron unos soldados para reclutar al hijo, pero lo eximieron por encontrarse herido.
Lejos de una amoralidad o de una moralina latitudinaria, el taoísmo preconiza la armonía, allí está el bien, un absoluto sobre las relatividades.
Fuentes:
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