El "Libro de las mutaciones" se refiere a todas las formas posibles de mudanza, cambio o transformación. Estas caracterizaciones del cambio se fundamentan en la observación de la naturaleza que se practicaba en la antigüedad. Así, los cambios en las estaciones, las correspondencias entre los tres principios fundamentales del mundo -Cielo, Tierra y Hombre-, la temporación de las actividades agrícolas, los ciclos naturales propios del ser humano, son la base sobre la que se sustenta el Oráculo. De esta forma, el Oráculo puede ser consultado para tratar de decidir qué actitud tomar frente a alguna situación; puede consultarse cuando uno se encuentra en alguna encrucijada en donde no se sabe bien qué camino es el que hay que tomar. El Oráculo, al contener los movimientos básicos de la naturaleza y de las formaciones sociales humanas, aclara el plano situacional desde donde se le pregunte, acota los rasgos de las circunstancias y les da un nombre y ciertas tendencias en lo relativo a su desenvolvimiento. El consultar el Oráculo para tratar de acercarnos al cómo vivir según el Tao, se justifica además en el hecho de que este texto es fundamental tanto para la doctrina confucionista como para la taoísta en su vertiente "filosófica".
¿Cómo actuar según el Tao?
En tu propio día encontrarás fe.
49. Ko - La Revolución (La Muda)
Tui, Lo Sereno, el Lago
Li, Lo Adherente, el Fuego
Li, Lo Adherente, el Fuego
La piel del animal muda en el transcurso del año. El signo se compone de fuerzas antagónicas que se combaten mutuamente como el fuego y el agua, tratando de destruirse.
La revolución es el último recurso cuando ya no queda otra salida. Al respecto debe procederse de un modo correcto causando alegría y evitando, mediante el esclarecimiento, los excesos. Es necesario dejar de lado motivos egoístas y subsanar la miseria de los otros. Los tiempos cambian y con ellos las exigencias. Así cambian las estaciones del año. "
En el lago hay fuego:
El fuego abajo y el lago arriba se combaten y se destruyen recíprocamente. Así también en el transcurso del año tiene lugar una lucha de la fuerza luminosa con la oscura, que repercute en las revoluciones de las estaciones del año. El hombre se hace dueño de los cambios de la naturaleza cuando reconoce su regularidad y distribuye en forma correspondiente el curso del tiempo. Con ello se introduce el orden y la claridad en el cambio, aparentemente caótico, de las temporadas y uno puede tomar anticipadamente las previsiones necesarias, de acuerdo con las exigencias de las diferentes épocas.
(I Ching)
Revolución significa transformación, significa eliminación de lo ya envejecido. El sabio, según este texto, encuentra fe y confianza en la muda, en el cambio, porque al modificarse se confunde con lo recto del fluir propio de Tao haciendo así justicia. El Tao origina los cambios en la medida en que todo está contenido en él y él es, en sí mismo y a la vez, oposición y superación de la misma. Tao origina los cambios, pero éstos se dan en el Cielo, la Tierra y el Hombre, dando así lugar a las cuatro estaciones del año, a las diversas transformaciones de las sociedades humanas así como a las transformaciones propias del individuo "particular". El tiempo de revolución es un tiempo de renovación que se basa en leyes fijas. Según el comentario de R. Wilhelm al texto del oráculo, las leyes de la revolución son:
1. Aguardar (para la acción) el momento exacto en el tiempo.
2. Proceder de modo adecuado con el fin de conquistar la simpatía de los demás seres humanos y así evitar excesos y extralimitaciones.
3. Es necesario que uno sea correcto y esté libre de intenciones egoístas de cualquier índole.
4. El cambio debe corresponder a una necesidad real.
Conclusiones
A lo largo del presente escrito se ha expuesto cómo es posible referirse a una ética desde el punto de vista taoísta. En realidad no pretendemos que pueda hablarse de una moral taoísta, pues el "código moral" del Tao es bastante general y más bien se trata de un proyecto mínimo de conducta, en la medida en que no plantea restricciones fuertes ni tampoco una lógica de castigo/recompensa. Sin embargo parecería que hay, por lo menos, dos formas de acercarse a la ética basada en Tao: la primera forma sería la conducta cotidiana propia del hombre común que si bien puede no estar al tanto del fluir de Tao, sus actos y en general su vida se mantienen de todas formas bajo el influyo de Tao, del que nada escapa. Así, sin darse cuenta, el hombre común vive inmerso en el impulso Tao. La segunda forma estaría representada por la existencia del sabio, mismo que está al tanto del modo de ser de Tao y se explica al mundo a partir de este principio. La vida del sabio tiene una finalidad distinta al simplemente ser partícipe de Tao y dejarse arrastrar por su fluir. La finalidad del sabio no es simplemente vivir según el influjo Tao, sino imitar a éste. En el imitar a Tao, el sabio encuentra la fuente de la virtud y la felicidad. El sabio, en este sentido, practica una ética diferente de la del hombre común, en la medida que sus actos tienden hacia la virtud, es decir, hacia el conocimiento y la imitación de Tao. Es fundamental el hecho de que, para vivir según Tao, el sabio debe cambiar, debe "revolucionarse", desechar de sí lo anquilosado, limpiar los vestigios de emociones que podrían sustancializar la experiencia, es decir, propiciar demasiado apego a ciertas cosas, personas y/o situaciones. Eso significa en última instancia "la muda": el cambiar, el saber despedirse de todo y dejarlo correr con el sentido del tiempo-Tao. En la propia transformación, se da la confianza (fe) de estar en consonancia con la Totalidad/Unidad. Se da la fe por saberse en el gran movimiento que produce los cambios en las épocas y juntamente cambian las exigencias y las actitudes que mantienen los seres humanos. Una de las claves parecería estar en el hecho de "saber aguardar el momento oportuno para la acción". Este fenómeno implica otros, como son, en primera instancia, la observación cabal de los procesos del mundo tanto humano como natural para poder esclarecer el orden inherente a tales procesos. El esclarecimiento de las regularidades y los ciclos permite, tal como lo hace el I Ching, acotar la situación abriendo posibilidades para su desenvolvimiento. Aunque finalmente, y aunque lo más fundamental permanece oculto, se trata más bien del arte de cómo saber qué acción corresponde a qué circunstancia. Y bien es verdad que muchas veces el sabio taoísta prefiere la no-acción (Wu-Wei) a cualquier clase de acción, ya que aún sin actuar se da cabal cumplimiento a Tao. Así, la cuestión parece ser ahora: cómo saber cuando sí actuar, y cómo saber cuando las acciones son innecesarias.
Fuentes:
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