viernes, 16 de noviembre de 2007

El Druidismo y otras sexualidades.

Uno de los principales motivos de alegría y de desasosiego, de pesar y de gozo, es precisamente el sexo entre personas y su sublimación, que no es otra cosa que el amor. Los seguidores druídicos, en general, entendemos el sexo como la manifestación última de la unión amorosa entre las personas.

Es decir, fuera aparte del placer puramente físico de la sexualidad, entendemos que el sexo es la manifestación física de algo superior, de la unión de dos almas y de la fusión de sus energías.

Cuando hablamos de sexualidad, sin embargo, tenemos que tener en cuenta que hay todo un abanico de sexualidades. Se entiende, generalmente, que esta unión de dos almas, se da entre un hombre y una mujer. Pero tenemos en cuenta, o deberíamos hacerlo, que la sexualidad del hombre va más allá de la unión monogámica y heterosexual.

Actualmente tanto los druídicos, como gran parte del mundo occidental, entendemos como una relación sexual sana aquella que se da entre dos o más seres humanos, independientemente de su genero sexual, y lo hace de mutuo acuerdo entre ellos.

La libertad sexual de las mujeres, así como de los hombres es patente en la sociedad celta.

Citando un artículo de Iolair Faol en el que se estudia las relaciones sentimentales del mundo celta:

“Ahora bien, como hecho diferencial, se admitía la poligamia y poliandria, la admisión no significaba que todo celta la practicara, sino que era permitida legalmente por quien deseaba practicarla y siempre con pleno consentimiento del cónyuge. En Irlanda este concubinato o casamiento contractual, expiraba coincidiendo con alguna de las grandes festividades druídicas. En el caso de concubinato se contrataba a una segunda o tercera o más, mujeres por un año, y recibían el nombre de “ben urnadma”. Dicho contrato podía ser renovado al cabo de ese tiempo y también debía contar con la aprobación de la primera esposa. Si ésta no daba su consentimiento y el hombre persistía en su intención, era tal hecho, motivo de divorcio. De todas maneras este concubinato amparado por las leyes, no mermaba en nada los derechos de la primera mujer o de la esposa legítima, llamada “cet muinter”o matrona, la cual conservaba sus privilegios e incluso estaba por encima de las concubinas, de las cuales le servían de soporte y ayuda en las diferentes tareas que la matrona debía asumir.”

En el caso de los celtas, parece cierta la idea de que creían en relaciones más allá de la monogamia heterosexual, puesto que al menos parece comprobado que se admitía la poliandria y la poligamia y no fue abolida hasta pasado el siglo XI.

Citando otro extracto del estudio de Iolair Faol citado anteriormente sobre el matrimonio celta:

“Pero ni en estos casos, ni en los casos de poliandria o poligamia, la pareja del cónyuge se veía menospreciada socialmente. La sociedad pagana celta no conoció afortunadamente el concepto de pecado hasta la invasión espiritual cristiana. Por lo tanto, ni en el matrimonio, ni en la sexualidad, ni en el amor, conceptos que podían ir ligados entre sí o no, se admitía en esas combinaciones la noción cristiana de escándalo social o pecado religioso condenado por un dios. En primer lugar, porque los dioses celtas, sus actos e interacción entre ellos mismos eran reflejo de la misma sociedad que pensaba en ellos.”

El celibato es igualmente otra opción perfectamente viable. La personas que permanecen castos y sin relaciones, guardan para ellos el poder de la energía sexual. Lejos de intentar llegar a una ascensión a través del sexo, a través de la entrega de su energía optan por dedicar esa fuerza, ese poder en otro esfuerzo.

Efectivamente, por poner un ejemplo alejado de los ascetas y misóginos santos cristianos, los chamanes realizan abstinencias sexuales antes de la ingesta de plantas de poder. Los Videntes Toltecas, y en este ejemplo en particular Don Juan, el mítico maestro nagual de Castaneda, en "El Fuego interno", le habla a su aprendiz respecto a la energía sexual y a la opción de no gastar energía en el sexo y dice al respecto:

"-A partir del momento de la concepción -contes­tó-. Yo siempre te he dicho que la energía sexual es algo de extrema importancia y que debe ser controlada y usada con mucho tino. Nunca te gustó esa proposición porque, crees que yo hablo de control en términos de moralidad; control para mí significa el ahorro y la recanalización de la energía.

Don Juan miró a Genaro. Genaro asintió con la ca­beza.

-Genaro te va a contar lo que decía nuestro bene­factor, el nagual Julián, acerca del ahorro y la recanali­zación de la energía sexual -me dijo don Juan.

-El nagual Julián decía que el sexo era un asunto de energía -comenzó Genaro-. Por ejemplo, él nunca tuvo problemas, porque tenía energía hasta en los dedos gordos de los pies. Pero a mí me echó una sola mirada y de inmediato prescribió que mi chile era sólo para ori­nar. Me dijo que yo no tenía suficiente energía para el sexo. Dijo que mis padres habían estado demasiado aburridos y demasiado cansados cuando me hicieron dijo que yo era el resultado de una cogida muy aburrida, y que así nací, aburrido y cansado. El nagual Julián recomendaba que la gente como yo jamás tuviera rela­ciones sexuales, a fin de que pudiéramos almacenar la poca energía que tenemos.

A Silvio Manuel y a Emilio les dijo lo mismo. Vio que los demás compañeros tenían suficiente energía. No eran el resultado de cogidas aburridas. Les dijo que podían hacer lo que quisieran con su energía sexual, pero recomendó se controlaran y que entendieran que el comando del Águila es que el fulgor de la conciencia de ser se da a través del acto sexual"

Otro ejemplo de este tipo de relaciones, fuera de lo que se ha venido considerando la norma, se puede dar en el caso de la homosexualidad.

Los seguidores druídicos, y cualquier pagano en general, entiende que la homosexualidad es algo aceptable como relación sexual y más importante, como relación sentimental.

Entendemos la homosexualidad como la tendencia a amar a los hombres y se debe realizar, con el fin de entender de qué hablamos, gran énfasis en la palabra amar. También sabemos que no todo el mundo que mantiene relaciones homosexuales es homosexual. Ni todos los homosexuales odian al sexo contrario, ni a las mujeres. No siempre se mantienen relaciones puras. Si nos atenemos al mayor axioma druídico, que es el concepto trinario, si creemos que entre el blanco y el negro hay miles de facetas de gris, entendemos que entre la homosexualidad y la heterosexualidad más feroz existen miles de facetas y de sexualidades.

Si bien, buscar una causa para la homosexualidad parece complejo y decantarse por una opción de las posibles para su origen (motivos genéticos o mentales, educacional u otros) se antoja misión imposible. También es cierto, que parece que existe una inclinación en la medicina actual en inclinarse por el entorno como causa y lo vivido en la infancia como principal motivación y parece que no es menos cierto que los niños nacen sin una sexualidad marcada (quizás porque al ser niños están más cerca del ideal andrógino) y sin una tendencia clara y lo que vivimos nos conduce a una sexualidad o a otra. Pero más allá de esta creencia y sin darla totalmente como válida, cualquier teoría que marque enfermedad o desviación puede ser rechazada de plano, a pesar de que no haya sido impugnada hasta hace poco en esta sociedad patriarcal y con tendencias sexualmente represora y machista.

No se debe caer en la identificación de los homosexuales y a la homosexualidad en la imagen hedonista y rayando con la superficialidad extrema. Si bien es innegable que muchos homosexuales encajan perfectamente en esa descripción, en la vivencia de una sexualidad dedicada estrictamente para satisfacer el Ego , también lo es que no se da en mayor número que heterosexuales que hacen los mismo o hipotecan sus vidas en relaciones muertas y venden sus vidas al dinero, a una posición social o al miedo a estar solos. Podemos dar como válida la idea de que nivel de relaciones humanas es exactamente igual de fácil e igual de difícil mantener una relación de pareja. Todos, independientemente de la tendencia sexual tenemos el mismo potencial para vivir una relación plena lo mismo que para vivir sin seguir nuestro corazones y vender tu alma a la Nada.

Los seguidores druídicos entendemos que las almas cuando se desprenden del cuerpo, carecen de condicionamientos sexuales. El concepto druídico de amor se basa en el Anam Cara, es decir, la idea del alma gemela o amigo íntimo. Se dice que el "alma gemela” nos espera en algún lugar del tiempo o del espacio, del presente o del futuro para complementarnos sexual, mental y espiritualmente.

La idea se resume en la concepción de Anam Cara como Tríada, en un enlace cuerpo-mente-espíritu, pudiendo cabalmente, ser la persona amiga íntima que a la vez es nuestro/a amante, cónyuge o pareja. Y con ella poder fluir con la energía cósmica Universal. Una Verdadera Pareja, donde los espíritus de ambos se nutren mutuamente, donde las mentes y los cuerpos fluyen entre sí, constituyen un único ente creador de armonía.

Si partimos de esta idea, es decir un alma, no se si llamarla asexuada, andrógina o simplemente decir que trasciende al género sexual, si la relación es sincera, y busca esa alma gemela será una relación adecuada. Si no la busca y solo busca la autosatisfacción, no lo será. Y esto debería ser así, independientemente de si los miembros de la pareja sean hombre y mujer o sean dos hombres, o dos mujeres o la combinación que sea.

En cuanto a otros problemas que se pueden plantear, como la implicación energética, debemos abordar primero como ve el druidismo el tema de la energía sexual. Y creemos que la energía, como el Todo, es dual. Y por lo tanto, contiene ambos géneros.

Si bien se puede decir que una pareja heterosexual pueda tener mayor facilidad para alcanzar un punto de unión a nivel energético no me parece correcto decir que una pareja homosexual sea incapaz de hacerlo. Quizás sea similar a cómo le resulta a las mujeres más fácil sentir la energía creadora y femenina. Al igual, los hombres tenemos mayor facilidad para conectarnos con el Dios. Pero de igual manera no se niega el que un hombre sea un canal de la Diosa, igual a una mujer.

Creemos en la existencia de la energía, de la esencia. Puedo decir que hay una energía personal, la esencia de cada uno, el alma y que hay una energía más universal, esta energía que nos une a todos y a todo. Macrocosmos y microcosmos. Sabemos que es la misma energía, pero diferente.

Creemos que hay una energía masculina que es más agresiva, generadora de poder y una femenina que es curativa, sanadora, pacificadora. Aún así, sigue siendo la misma energía pero también sentida de diferente manera.

Creemos que esa energía se puede manejar, se puede canalizar hacia afuera y ofrecer esa energía a alguien o a algo o bien canalizarla hacia dentro o tomarla. Y un vez más sigue siendo lo mismo, pero de nuevo, usado de diferente manera.

En esas tres ideas en realidad se sientan más o menos las bases de cosas como el Alma, el Todo o la Magia o al menos, el punto de partida para llegar a ese tipo de conceptos.

Lo anteriormente expuesto lo recoge la sabiduría hermética, gnosis de la que en parte se nutre el druidismo, en su obra El Kybalion. Allí, se recogen las anteriores ideas expuestas en varios de sus principios básicos:

El principio de mentalismo que dice que: “El Todo es Mente; el universo es mental” que se podría leer junto al principio de generación o de género que expone que “La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos”

El principio de la dualidad, que dice “Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”

Y por último, el principio del ritmo, en el que se expresa “Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación”

Haciendo una lectura conjunta de estos principios, podemos entender la energía sexual como algo fluido, como algo que en su esencia es masculino y femenino, que puede variar de un estado a otro y que tiende a compensarse.

Los paganos buscamos la Ascensión, la Iluminación o lo que los druídicos llamamos Awen, y con ello buscamos que nuestra energía personal esté cada vez más pura y cerca de su esencia, que sea cada vez más ella misma y por tanto sea capaz de sentir su afín, que sería la energía del universo y dice la máxima “Como es arriba, es abajo. Como es abajo, es arriba”: es decir, como es en el cosmos, es en mí y viceversa. Por tanto llegar a esa unión personal con la esencia de uno mismo y a través de esa unión llegar a la fusión con el resto de seres y energías es de alguna manera el concepto de la Awen.

Y esa dualidad, masculino y femenino y el Tercer Camino, piedra angular del conocimiento druídico, como la unión de ambas se basa en eso: ying y yang unidos de nuevo en equilibrio precisamente en ese tercer estado, el Tao que es diferente del ying y diferente del yang pero formado por ambos. Y de alguna manera se vuelve al concepto de Awen.

La energía sexual y de lo que de su manejo debería derivar es precisamente todo lo anterior: masculino y femenino para llegar a ese tercer estado y el sexo se presenta como una oportunidad como ninguna de sentir tu propia energía latir, de sentir la energía de otro ser junto a la tuya y de fundir ambas y fundirlas con las del propio universo. Debería fundamentarse en sentir la energía propia, ser consciente de la de la pareja, y a la inversa, que la pareja sea consciente de su propia energía y de la tuya. Y en base a esa consciencia, a esa nueva cognición y unidas ambas en algo más, llegar a ese tercer estado donde no se sea uno u otro, sino ambos. Se debería poder llegar a esa unión indiferentemente de cuál sea el sexo de los participantes. Es probable que sea más sencillo en una relación heterosexual, porque precisamente los órganos sexuales ya estén "pensados" para esa unión. Pero no parece cierto que sea el único camino para llegar a esa unión o que sea menos intenso si se consigue por otras vías.

En cualquier caso, la mejor forma de amar no es la que acumule más fácilmente energía, la mejor y única forma de amar es la forma sincera: sincera hacia uno mismo, sincera hacia su pareja y sincera en esencia. Todo lo demás, si es un hombre con un hombre o un hombre con una mujer o un hombre sólo o dos hombres y una mujer o cualquier combinación que se pueda plantear, tanto en número o en género, son puramente circunstanciales y por lo tanto anecdóticos. No hay maneras más convenientes de amar o de no amar, porque solo hay una forma de amar.

El destino final quizás sea manejar la energía sexual y la propia sexualidad en lugar de dejarnos arrastrar por ella.

El ideal último, quizás, debería ser el concepto de la androginia, y romper con cualquier rol sexual, navegar en el misterio de la propia sexualidad y romper con estereotipos. Profundizar más en nuestro aspecto masculino y nuestro aspecto femenino nos puede ayudar a acercarnos a ese ser andrógino.

Si hay algo que sea verdad, en cualquier caso, es que las cuestiones sexuales son, como la mayor parte de las creencias druídicas, un catma y no responden a una Verdad Absoluta. Por lo tanto, lo único que debería ser recomendable es guiarse en ellas por el corazón. Eso es al fin lo mismo que buscar el camino espiritual: seguir el corazón. Entender las motivaciones de lo que hacemos, más allá de la propia acción en si.
Por Gaueko Bele

Fuentes:




jueves, 15 de noviembre de 2007

Chamanes y Druidismo.

El Druidismo tiene una clara herencia chamánica. Si se analiza el Druidismo, se pueden ver muchos elementos propios de los chamanes, hasta el punto de que se puede decir que los druidas eran chamanes celtas aunque el trabajo chamánico no es lo único que define a un druida, puesto que además de chamanes, son jueces, poetas, historiadores, médicos, maestros, consejeros, artistas, astrólogos, magos.

Es necesario para entender la relación de ambos saber qué es un chamán. Se identifica como chamanes a personas del mundo que son originarias de lugares que están situados en puntos muy alejados entre sí del planeta. Sin embargo, se engloban a estas personas dentro de un mismo concepto debido a que todos ellos tienen rasgos comunes. Esto es, podemos encontrar a través de cada uno de los cinco continentes a personas que siguen un mismo camino y que tienen unas prácticas comunes y que, por tanto, podemos identificar como practicantes de chamanismo.

Geográficamente, en origen es de la zona de Siberia de donde procede el fenómeno y es a partir de ahí y con el paso del tiempo desde donde se extiende posteriormente. Es desde el centro de Asia desde donde se despliega y lo hace por dos caminos: por una parte, vía estrecho de Bering, hacia América y por otra parte, hacia el oeste, siguiendo el camino migratorio indoeuropeo y se dirige como dicha migración primero hacia el este y norte de Europa, dando origen entre otros a los Godar teutones para, posteriormente, extenderse por el resto de Europa. De hecho, podemos encontrar prácticas chamánicas tanto en los germanos del norte de Europa, en Noruega como en el sur, en los sacerdotes de la Grecia clásica y los misterios eleusinos.

Muchas veces se habla de chamanismo refiriéndose a los elementos primitivos de las religiones. Sin embargo, los chamanes son algo más. Se puede identificar a los chamanes como mediums, debido a su contacto con los espíritus, como adivinos o augures, como magos o hechiceros, como sanadores o curanderos. En ocasiones son místicos y poetas. Los chamanes son todo esto, sí, pero no sólo esto. Los chamanes podrían ser identificados con hombres medicina. Hay algo que los separa de todas estas prácticas, que los diferencia.

¿Qué es lo que identifica a un chamán? Para entender lo que los diferencia de otros magos, de otros místicos o curanderos, lo que conforma la definición del chamanismo y de estos estados modificados de conciencia es necesario entender la visión chamánica del mundo. La cosmología de los chamanes está formada por varios mundos, y este es un rasgo común a todos los chamanismos, independientemente de la cultura madre del chamán.
La concepción andina, por ejemplo, nos habla de una realidad que se divide en tres mundos: Kay Pacha o mundo del aquí y ahora, Uku Pacha o nivel del ego y Hanan Pacha o mundo espiritual.
Para los Kahuna hawaianos la realidad está formada por cuatro mundos: se trata del ike papakahi, el ike papalua, el ike papakolu y el ike papaha, que representan respectivamente el mundo ordinario, el mundo psíquico, el mundo de los sueños y el mundo existencial.

El chamanismo es la técnica del éxtasis y el chamán es el maestro del éxtasis.
Un chamán es aquél que tiene la capacidad de entrar en un estado de conciencia alterados a voluntad.
Se puede definir el éxtasis como un estado psicológico que se caracteriza por un sentimiento absorbente de admiración, de alegría de arrobamiento y a veces de enajenación.
Desde una perspectiva teológica hace referencia a un estado de unión con Dios o lo divino por medio de la contemplación y el amor vivido íntimamente.
Y exteriormente por la suspensión mayor o menor de la actividad sensorial en relación con el mundo externo.

Esto es lo que define el trabajo del chamán. Si intenta curar, un verdadero chamán no sólo intentará sanar al enfermo en el mundo real, sino que trabajará los todos los mundos a la vez.

Como resumen, se puede hablar siempre de varios mundos que coexisten a la vez y sobre los que el chamán va a trabajar. Para el chamán existe el mundo objetivo, que es la realidad tal y como la conocemos, el nivel bajo de la realidad. Pero para él también existe el mundo subjetivo, donde habitan los espíritus de la naturaleza y donde el chamán puede conversar con ellos, donde todo está interrelacionado, todo es sincrónico. Hay además un mundo simbólico, un mundo de sueños y arquetipos, de Dioses y de Animales de Poder. En este mundo el chamán trabaja con sueños, moldea la realidad. Por último, ven la existencia de un mundo holístico, un mundo de luz, de energía, de unión con lo sagrado.

El chamán es aquél que viaja por estos mundos ha través del estado alterado de conciencia: el chamán ha muerto y renacido.
Esta muerte y resurrección marca el principio del camino chamánico, la iniciación del chamán. El chamán desciende a los Infiernos o asciende a los cielos, contacta con sus guías y llega al entendimiento. Contacta con los otros mundos para, desde ellos, modificar la realidad. Después renace, regresa a la realidad que abandonó.

Es fundamental saber que para el chamán el mundo es lo que crees que es, es decir, cada persona genera su propia realidad. Esto es, cada cuál hace que las cosas sean posibles o imposibles, reales o irreales.
Y para ello realiza su trabajo chamánico. Este trabajo consiste en alcanzar un estado alterado de conciencia, de realizar el viaje a esas otras realidades y afectar al mundo objetivo desde el mundo subjetivo y desde el mundo simbólico. Para ello el chamán entra en trance, alcanza precisamente el éxtasis que lo define. Alcanza el éxtasis con muchos métodos, desde el uso de sonidos repetitivos hasta el uso de sustancias psicotrópicas o sustancias enteógenas.

Aun que no hay que olvidar que en base a esta concepción del universo, a este paradigma, existe una doble lectura para el concepto de trabajo chamánico.
Un significado de este trabajo es un trabajo de poder, donde el chamán entra en trance a través de experiencias extáticas para viajar a través de los mundos con el fin de modificar la realidad. Allí el chamán habla con los espíritus, aprende de ellos, trata con los elementales, contacta con los animales de poder, y con sus guías. Desde allí sana los cuerpos y las almas, cura las enfermedades.
Sin embargo también es un trabajo chamánico el trabajo de amor, de autodescubrimiento, más allá de esas acciones mágicas o sanadoras. El chamán sigue un camino de crecimiento interior, con el fin de alcanzar ese mundo holístico, la ascensión. Para los Toltecas, este camino es el Camino del Guerrero. Este camino de trabajo interior consiste en cuatro pasos: conocimiento, transformación, amor y poder.
El trabajo chamánico nos acerca al Todo.

Los chamanes son identificados desde la niñez como tales, generalmente a través de alguna señal como un rayo, a través de sueños o a través de enfermedades de los nervios o como la epilepsia. Estos puede señalar a un futuro chamán, aunque también es posible formarse como tal por propio convencimiento, si bien son considerados menos poderosos. En cualquier caso, no es reconocido como tal hasta que no ha recibido una doble instrucción: una instrucción de orden extático como los trances y otra tradicional donde aprende las técnicas chamánicas, mitología entre otros conocimientos a través de la formación otorgada por los antiguos chamanes
Los druidas igualmente eran buscados en muchas ocasiones desde pequeños y si algún niño presentaba posibilidades de poder ser especial era llevado al bosque para someterle a una serie de pruebas. Si se decidía que el niño era apto, se le llevaba a formarse con los druidas. Esta formación en el conocimiento druídico era larga y ardua y pasaba veinte años hasta que el estudiante era iniciado y se convertía en un druida.

El chamán cree que esta vida es Maya, un sueño y que la realidad es el Otro Mundo, el mundo de Luz y espiritual. El Chamanismo Esencial dice que somos espíritus, que nuestros espíritus han tomado forma en nuestros cuerpos y que hemos bajado desde nuestro hogar en los cielos a este mundo para aprender en diferentes vidas y existencias.
Para los druidas, la vida es un sueño y lo real es el Otro Lado, el otro mundo. Descendemos desde el Castillo de Arianhrod para acercarnos cada vez más al Todo, a la Fuente, aprendiendo reencarnación tras reencarnación.
El druida, al igual que el chamán, está unido a la Naturaleza. Ambos están unidos a su entorno. Lo investigan y estudian con el fin de adquirir conocimiento: buscan las propiedades mágicas y curativas de todo aquello de lo que les rodean.
Tanto uno como otro hablan con los espíritus de las plantas y los árboles. El chaman conversará con el espíritu de las plantas de poder, que le guiarán en el trance chamánico. El druida contactará con el espíritu de los árboles de sabiduría para que le guíen.
El druida, al igual que el chamán, se comunica con los espíritus de los animales. El chamán se hace uno con el espíritu del animal y asimila el espíritu de sus tótem. De hecho, los druidas llegan a transformarse en esos animales, en hacerse uno con esos ellos.
Al igual que los chamanes, un druida es un medium que habla con sus antepasados, recibe información de ellas.

El druida cree también en varios mundos, como el chamán. Tanto los chamanes como los druidas, realizan viajes a través de los mundos mediante estados alterados de conciencia.
El druida, cree en Annwn, lo más alejado de Dios, en Abred o el mundo donde están las cosas corporales y las cosas muertas, Gwynvyd, el mundo de los dioses, de los cielos, el Otro Lado, hasta alcanzar Ceugant, la unión con el todo absoluto.
Como el chamán, el druida modifica su conciencia para conseguir información o realizar trabajos mágicos. Unos y otros lo realizan mediante la ingestión de sustancias tóxicas como la amanita muscaria o a través de cantos, tambores, respiraciones u otros medios.
Pero lo más importante es el trabajo interior. Ambos persiguen a través de estas ingestiones de enteógenos para potenciar el trabajo de autodescubrimiento, un continuo aprendizaje, buscando experiencias que sean únicas. El verdadero sentido del druidismo: la Ascensión, la Iluminación, la Awen, el Espíritu que Fluye.

Los druidas, como todas la religiones paganas, buscan el conocimiento interno, es el precepto de “Conócete a ti mismo” y siguen un camino hermano al camino del guerrero e intentan llega a la Awen.
Para los druidas el camino a la Awen está descrita por un triple camino: la naturaleza, el conocimiento y la verdad. Es a través del conocimiento interno, a través de la verdadera naturaleza del ser, de una concepción real y verdadera de la realidad como llegamos a la Iluminación, a la Awen. Estas tres cosas que son vitales, nos acercan al amor y por tanto a la propia Creación. La verdad para los druidas era realmente importante. De la verdad nacen muchas otras cosas como la honestidad, o la sinceridad. La verdad aplicada a uno mismo y la verdad hacia el mundo. Otra es el conocimiento puesto que para acercarse al amor, a la creación es necesario conocerse a sí mismo, conocer a los que te rodean, conocer tu entorno. Los Druidas estudian la Creación, la intentan conocer. La contaminación del conocimiento, negar la posibilidad de conocimiento a alguien, es algo atroz para un druida. Y la naturaleza es el resultado de nuestra voluntad, de la unión de nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestra alma. El actos se realiza como representación terrenal de nuestros pensamientos, que son generados a su vez por nuestra propia esencia, por nuestra propia naturaleza y que interactúa con la verdadera naturaleza de la Creación.

El chamán se inicia a través de un viaje de muerte y resurrección, viaje que también realizan los druidas, puesto que esta muerte y resurrección se puede observar en las iniciaciones druídicas, donde el jovén que se iba a iniciar moría y volvía a nacer. Se dice que el joven futuro druida era purificado con fuego, sustancias psicotrópicas y cantos y al llegar a otro estado de conciencia era conducido junto a un árbol, donde era colgado dentro de un saco hasta el amanecer, donde renacía.

Pero fuera aparte de posibles ceremonias practicadas para iniciarse, el mayor ejemplo de trabajo chamánico y resumen de varias de las características chamánicas, donde se puede ver mejor este trabajo de muerte y renacimiento es en la figura mítica de Taliesín.
La leyenda celta nos cuenta que la Awen llega como fruto del caldero de Ceridwen.

En la historia, se dice que Ceridwen y su marido tuvieron tres hijos: Morfran (‘cormorán'); Creirwy (‘huevo de cristal'), la más bella doncella del mundo; y Afagddu (‘total oscuridad'), el menos favorecido de los hombres.
Para compensarle su tremenda fealdad, Ceridwen decide hacerle sabio preparándole un brebaje mágico en su caldero de Inspiración (es decir, la Awen). El brebaje se preparó a lo largo de todo un año y un día, y Ceridwen pone a dos personas a cuidarlo mientras ella sale a recoger hierbas: un ciego llamado Morda (“buen mar” o “gran bien”), y un niño llamado Gwion Bach (“pequeño inocente”).

El última día de preparación, tres gotas del líquido del caldero salpicaron a Gwion, quemándole el dedo. Lo mete en la boca y al instante gana los tres dones de la Awen: la inspiración poética, la profecía, y el poder cambiar de forma a voluntad.
El resto del brebaje se vuelve mortalmente venenoso, y el caldero explota, rompiéndose en dos mitades.
Con su don de la profecía, Gwion sabe que Ceridwen intentará matarle por haber probado lo que estaba destinado a su hijo, así que usa su don de cambiar de forma para huir en forma de liebre. Ceridwen le persigue en forma de galga, así que él se convierte en pez. Ella se convierte, a su vez, en nutria. El se hace pájaro, ella, halcón. El se convierte en un grano más de trigo entre los del suelo del molino, ella, sin embargo, convertida ya en gallina negra, le engulle.

“Una gallina me recibió,
Con robustas garras, (y)la cresta partida.
Descansé nueve noches
En su vientre un niño,
He sido madurado,
He sido una ofrenda ante el protector,
He estado muerto, he estado vivo...
De nuevo me aconsejó la protectora,
Con robustas garras; de lo que me dió
Apenas puede volver a contarse;
Mucho será alabado.”

Después de nueve meses, Gwion vuelve a nacer del vientre de Ceridwen, quien no puede contemplar su asesinato “debido a su gran belleza”, así que le ata dentro de una bolsa de cuero y le lanza al mar en la víspera de Mayo. El primer día de Mayo por la mañana, la bolsa es descubierta en un apostal de pesca, y abierta. La primera persona en contemplar al hermoso bebé dentro de la bolsa dice “Mirad, una frente radiante!”.
Y es así que el niño recibe el nombre de Taliesín, que en galés significa “frente radiante”.

En este caso, Cerridwen presenta la figura de la iniciadora.
Las transformaciones animales de Taliesín nos hablan de los tres elementos de los celtas: tierra, agua y aire: Taliesín se convierte en pez, en pájaro y en mamífero terrestre. Así pues, El nuevo Taliesín, recorre toda la creación, toda la existencia para huir de Cerridwen.
El caldero es considerado un elemento de muerte y resurrección por los celtas. De hecho, el caldero Gundestrup celta muestra una imagen del caldero del Dagda, “El siempre húmedo”, en el que eran sumergidos los muertos y salían revividos. El mismo caldero que le significa a Gwion renacer como Taliesín.

Se dice que el contenido del caldero de Cerridwen era:
“Resplandor radiante ilumina al que elabora el brebaje,
Por encima del caldero de los cinco árboles,
Y el fluir de un río,
Y expandirse el calor,
Y la miel y el trébol,
Y la suprema aguamiel embriagadora,
Como el metal a un jefe guerrero,
El regalo de los Druidas.”

La miel es un símbolo utilizado por muchas culturas como símbolo de las sustancias psicotrópicas. Odín alcanza la sabiduría al beber el licor llamado Kvasir, de un caldero llamado Odhroerir, ‘Inspiración´: la hidromiel de Mímir, cuya cabeza custodiaba las raices de Yggdrasyl, el árbol cósmico, la fuente del conocimiento.

En el Rig Veda hindú, se asimila la figura del Soma como miel. La Ambrosía de los dioses griegos era hecha en parte con miel. Tanto el Soma como la Ambrosía otorgan la inmortalidad y convierten a los hombres en Dioses. De hecho, existe una relación directa de la miel con otras sustancias enteógenas y de la abejas, con las sacerdotisas por ejemplo de los misterios de Eleusis.

En la historia se puede ver una triple iniciación: la bebida del caldero abre la mente del bardo al don de la Awen, la estancia en el vientre de la diosa da al vate sabiduría para entenderlo, la prueba de ser abandonado al mar dentro de la bolsa de cuero capacita al druida para poder conquistar el último miedo: El de la muerte.
Gwion bebe tres gotas: una gota para el cuerpo, una para la mente y otra para el alma. Y de hecho, sufre una triple muerte y un triple renacer, que para los celtas no podía ser de otra manera que no fuera triple, puesto que de esta triple manera cubre todos los aspectos de la creación y del renacimiento.
Al alcanzar la Awen, Gwion, ya convertido en Taliesín, rememora su verdadera existencia y habla de su estancia en el Castillo de Arianhrod y de las diferentes vidas que ha ido teniendo.
Gwion se convierte en el chamán que accede al caldero de la resurrección y bebe de él, bebe de la sabiduría, para renacer de la iluminación fluida de la Awen, para renacer. Una resurrección como Druida, como Bardo, como Vate. Como chamán.
Por Gaueko Bele

Fuentes:




El clan Celta.

Intentar describir, lo que fue un clan céltico, resulta complejo y hasta difícil, y aún más si tenemos en cuenta que esta institución ya no existe en los países de origen céltico. Esta palabra, en realidad, no denota ningún concepto definible. Significa descendencia o descendiente de. Su plural sería “Clanna”. De esta manera si pusiéramos como ejemplo: “Clanna Tuirenn”, vendría a significar, los descendientes de Tuirenn. Este concepto tendría su símil en la palabra galesa “cenedl”, aunque su traducción podría ser bastante vaga. Así pues tenemos que la palabra “clann” de origen gaélico vendría a significar “descendientes de” o incluso “hijos de”. En realidad la organización por clanes de la sociedad celta es algo confusa y ello ha contribuido notablemente a confundir los conceptos en ocasiones, de tribu, clan y familia celta.
Un clan céltico difiere del concepto de clan de otros pueblos aunque entre los celtas hallamos también los clanes denominados totémicos, de los que hablaré escuetamente. Quizás podríamos definirlo como familias o tribus enteras, entendidas como familias célticas, pero en definitiva el núcleo de la tribu.
Buen porcentaje de Tuathas celtas irlandesas se constituyeron a partir de familias, digamos históricas o ancestrales. Pero no siempre el origen de una Tribu o Tuatha fue un único clan. Se tiene constancia de varios clanes dentro de una misma tribu, que incluso podían irse relevando en el caudillaje de ésta. Este modo de relevo, se basaba en un entendimiento profundo que incluso llegaban a enlazar sus clanes mediante casamientos.
Podríamos pues, definir el concepto de clan celta, como una familia compuesta por individuos que descienden de un personaje notable, que con frecuencia conservan el nombre de este. Pero habitualmente, los clanes también tenían sus orígenes en relación con animales totémicos de los que se creía descender. Tribus y clanes celtas veneraban y respetaban a ciertos animales con lo que se establecía una relación totémica de diversa índole. En algunos casos no se cazaban esos animales o se tatuaban dibujos de ellos o se adornaban con trozos de dichos seres, etc. Con ello además de venerarle, se pretendía su asistencia, auxilio o consejo en las diferentes viscitudes de la vida celta. Algunos nombres celtas derivan directamente de animales como : Artogenos (hijo del oso) Brannogenos( hijo del cuervo) o como la tribu de los Beribraces o bebrices, descendientes del castor( bebros,. La de los sefes galaicos, que hace mención a las serpientes.
Tal veneración trascendía hasta en el estilo de lucha celta que remedaba la forma de luchar de ciertos animales. Con posterioridad esas técnicas de pelea dieron lugar a las diferentes formas de combatir de los caballeros medievales, que con demasiada frecuencia, para obviarlo, lucían imágenes de animales en sus escudos heráldicos. Y en Escocia, donde los escudos de cada clan lucían y lucen aún hoy, animales emblemáticos, junto a colores distintivos que se continúan usando, empleados en los tejidos con los que se confeccionan los atuendos típicos de cada clan.
El jefe del clan, era un descendiente en línea directa del fundador, era el padre nominal del clan y ejercía su autoridad sobre los integrantes de ese clan y formaba parte de la nobleza militar de la tribu. Básicamente el clan estaba constituido por la familia de ese jefe y aquellas ramas familiares que descendían del fundador por línea materna. A pesar de esto, no era una estricta estructura social, pues en varias ocasiones se incluían en el clan a toda familia que aceptaba la autoridad y protección del jefe del clan local. Este jefe clánico, era elegido entre los miembros masculinos que poseían la condición de ser descendiente directo del fundador.
En muchas tribus celtas, especialmente galas e irlandesas donde el clan de la madre era distinto al del padre, se distribuían sus obligaciones y derechos. Al clan de la madre le correspondía en derecho la educación de los hijos menores, el cual pasaba al del padre cuando alcanzaban la mayoría de edad céltica. De esta forma, era factible enviar a los hijos al clan materno, donde eran confiados normalmente a los tíos de este, adquiriendo el papel de padres adoptivos o nodrizos, en Irlanda denominado “Aite” con los cuales se vinculaban de una forma afectiva tal, que muchos personajes y héroes célticos llevaban en su nombre la filiación de este padre adoptivo.
Pero aún se llegaba más lejos que la vinculación afectiva, pues las obligaciones jurídicas reciprocas también se mantenían. En Irlanda a esto se la conoció con el nombre de “altram”. Pero esta vinculación dependía en forma de quien fuera el “Aite” o padre adoptivo, pues difería si el encargado de esta función era miembro del clan materno o bien era un miembro de los estratos intelectuales, como druidas o bardos, pues con frecuencia se reunían a los hijos de un clan bajo la custodia de personajes cualificados. Ejemplo de ello fue el propio héroe Cuchulainn entre otros.
Este tipo de adopción druidica derivó en una verdadera institución y una perfecta escuela de aprendizaje. Ya el druida Cathbad instruyó además de al propio Cuchulainn mencionado, a cien alumnos más.
Por otra parte y debido a este “altram”, se daba el caso de que miembros del mismo clan, podían pertenecer a tribus diferentes, separadas por largas distancias e incluso en otros países celtas. Ello más que una desventaja, fue un beneficio a la hora de establecer ciertas alianzas para las guerras.
En determinadas situaciones, también había confusión de derechos, intereses y obligaciones, entre el clan materno y paterno para lo cual se recurría en numerosas ocasiones al consejo de otro sector social, al que se puede denominar casi como clan, el de los druidas.
La existencia de un caudillo o jefe clánico, no implicaba debido a ésta figura social, una estratificación de la sociedad, pues en el sistema de clanes, lo que privaba era el parentesco y sus lazos. Con este sistema de clanes, en las etapas anteriores a las conquistas normandas, la posesión de las Tierras y sus derechos de explotación, no pertenecían al jefe, sino que tal privilegio lo compartían todas las familias que realizaban tareas agrícolas a modo de posesión y explotación colectiva que fue abolida ya con la introducción del sistema feudal, como he apuntado, de las conquistas normandas.

Los Celtas: Edad de Hierro I, La Tène

Las sepulturas paulatinamente contienen menos riquezas, sobre todo a partir del 400 a. C. y hasta el 250 a. C. aproximadamente, situación que coincide con la etapa de las invasiones celtas relatadas por los autores clásicos.

Así, en el 390 a. C. aproximadamente Roma es saqueada por grupos celtas, en el 280 a. C. invaden Macedonia y hacia el 272 a. C. ocurre lo mismo con Delfos donde son derrotados, por lo que deben retirarse, asentándose algunos en Tracia al igual que en zonas de Asia Menor, donde se establecen los Gálatas, y hacia el norte donde llegan hasta Irlanda e Inglaterra. También se aprecia su presencia como mercenarios en Egipto o Cartago, donde protagonizan la revuelta contra las tropas de Amílcar en el año 238 a. C.

Entre los siglos III y I a. C. se llevan a cabo contactos comerciales más comunes con Italia, en donde se proveen de algunos artículos de lujo como ánforas de vino o vajillas, situación facilitada por el conocimiento y uso de la moneda en las regiones celtas.

Se produce un afianzamiento y desarrollo de los estados y se fundan grandes asentamientos conocidos como oppida, algunos de ellos con grandes dimensiones, cuyo mayor desarrollo tendrá lugar hacia mediados del siglo II a. C..

Asentamietos tipo la Tène: Maiden Castle en Dorset, Pendinas en Wales, y Dunne Angles (Irlanda).

Los oppida eran centros fortificados, comúnmente se asentaban sobre una colina, rodeados de profundos fosos, y erizados de defensas y pesadas puertas. Se encontraban generalmente ubicados cerca de las grandes vías de comunicación o de los yacimientos de materias primas, como minas de hierro, de sal, arenas auríferas, etc., tenía dimensiones variables, aunque podían llegar a ser enormes, como es el caso del oppidum de Manching que tiene una superficie de 380 hectáreas. Este se encuentra en Baviera, y se desarrolló a partir de un pequeño asentamiento durante el siglo II a. C., llegando a ser el mayor centro de la región.

El suelo y las vigas de madera son de 7 km. de largo y se mantenían unidas por una gran cantidad de clavos de hierro. Tenía cuatro caminos de acceso, pavimentados en piedra, uno de ellos con una doble entrada, una para carretas y carros y otra más pequeña para personas.

Las calles interiores del oppidum podían llegar a los 10 metros de ancho, y en su interior había edificios como talleres, almacenes o depósitos, y residencias de la elite cercadas por empalizada. También se han hallado evidencias del trabajo del hierro y del cuero, así como acuñación de moneda.[1] Se encontraba al lado del río Danubio y del río Paar, y cerca de él había un santuario celta dentro del bosque.

En Gran Bretaña durante el siglo VI a. C. se levantaron varias fortificaciones situadas en colinas, paulatinamente al ir centralizándose el poder muchas de estas desaparecieron, pero las que continuaron habitadas se fortificaron más fuertemente, un ejemplo claro es Danebury, en su interior había una zona para apacentar el ganado, viviendas con techos cónicos de pajas y graneros levantados con vigas de madera. Hacia el 100 a. C. se desabitó sin explicación aparente.

Los oppida cumplían diversas funciones, servían de campamento militar, poseyendo normalmente una guarnición estacionada, también podían ser centros religiosos, controlaban los puntos económicos estratégicos y controlaban un extenso territorio. Cada cierto tiempo se celebraba en ellos un gran mercado, donde acudían los habitantes de las tierras vecinas para vender y abastecerse de productos.

La aparición de estos centros fortificados también conlleva un surgimiento de grandes cambios económicos y sociales dentro del mundo celta. Los grupos guerreros, que hasta entonces habían tenido el poder, pierden importancia a manos de una oligarquía que progresivamente se hace con el gobierno. Al no existir un gobierno centralizado, los pueblos más importantes intentan tomar las riendas de los más débiles, obligándoles a aliarse con ellos para combatir a sus enemigos. Cada tribu dominaba un grupo de oppida, de los que uno de ellos hacía las veces de capital.

En la Galia la ciudad la dirigía un magistrado y un senado que estaba formado solo por nobles, que eran los propietarios de las tierras y el ganado, y contaban con grupos de guerreros que estaban vinculados a la elite por juramentos de fidelidad.

Los artesanos y los campesinos en teoría eran libres, pero en la práctica dependían de un aristócrata, para el que iba dirigido la mayor parte de su trabajo. Estos grupos no podían participar en la política activa de la ciudad.

La unidad básica de la sociedad celta era la familia, se conoce, por lo menos en el caso de la Galia, que el cabeza de familia tenía derecho de vida o muerte sobre su esposa, aunque parece ser que esta acción se utilizó muy poco.

La posición de las mujeres dentro de la sociedad venía determinada por la posición que ocupaba el marido o el padre, pudiendo ser el caso de la princesa de Vix o de la reina Boudicca, que encabezó una sublevación contra los romanos en Inglaterra durante el siglo I, también se conoce la existencia de mujeres druidas y que en múltiples ocasiones acompañaban a sus maridos a la batalla.

Pero estos casos son contados, pues la vida de las mujeres campesinas era, como en todas las épocas, muy dura.

Moneda con la imagen de Vercingetorix

Castro de Alesia, Francia

Muchos guerreros celtas combatían desnudos, y acostumbraban a conservar como trofeo las cabezas de los enemigos muertos en combate, untaban de aceite de cedro las de los adversarios más prestigiosos y las guardaban en baúles para enseñarlas a los extranjeros.

Las primeras monedas celtas aparecen en el siglo IV a. C., pero su función no era la de facilitar los intercambios, pues se utilizaban muy excepcionalmente, para pago de tributos, como dote de bodas, necesidades políticas, etc..., su uso se comienza a generalizar cuando comienza a desaparecer el sistema de trueque.

Entre el 58 y el 50 a. C., Julio Cesar al mando de sus legiones vence a Vercingetorix y conquista la Galia, en la Península Ibérica la caída de Numancia en el 133 a. C. es

el final de la independencia, aunque existirán numerosas rebeliones contra el poder de Roma, Britania, a excepción de Caledonia y el centro del País de Gales, también caen en poder romano. Con todo ello se llega al final del mundo céltico, permaneciendo unos cuantos reductos en Erín (Irlanda) y Albión (Inglaterra).

Los celtas se van integrando en la nueva sociedad romana, produciéndose en muchos casos un proceso de romanización, por otra parte, algunas de las tradiciones se mantienen en Irlanda, pues nunca llega a caer en poder de Roma.

En los últimos momentos las invasiones celtas se extendieron hacia la Península Ibérica, Italia, Grecia y Anatolia.

En el transcurso del siglo I a. C. toda la zona céltica cae en poder de las legiones romanas, sobre todo a partir de la conquista de la Galia por Julio Cesar, que lleva a cabo campañas entre el 58 y el 51 a. C., excepto Irlanda y Escocia, en donde perdura su cultura hasta el comienzo de la Edad Media.

Los Celtas: Edad de Hierro I, Hallstatt.

La primera parte de la Edad del Hierro céltica, datada en torno a los siglos VIII y V a. C., recibe el nombre de una importante necrópolis austriaca, Hallstatt, cuyo asentamiento debió estar asociado a las minas de sal. En ella aparecieron unas dos mil sepulturas que muestran un incremento de la diferenciación social así como la aparición de una nueva clase dirigente, rasgos que se hacen más profundos con el comienzo de los contactos comerciales con las colonias griegas durante el siglo VI a. C. a través del corredor Ródano-Saona.

Estas relaciones originan la aparición de una serie de asentamientos en diversas zonas que están localizadas en el este de Francia, concretamente en el monte Lassois, donde se levanta un importante centro comercial que cuenta con una fortaleza, y en el sureste de Alemania, donde aparecen también fortificaciones en la cumbre de colinas, especialmente Heuneburg, situada a orillas del Danubio, y Hohenasperg, que cuenta con numerosos objetos provenientes de la región mediterránea, entre ellos vasijas de cerámica y bronce para servir y beber vino, costumbre que las elites celtas habrían adoptado de los griegos.

Se trataría de sociedades con una elite que controlaba los medios de producción, las vías de comunicación y la tierra, y por ende, al resto de la sociedad, aunque no se sabe como habrían adquirido esta situación de privilegio, es posible que fuera transmitida por herencia de padres a hijos, también se piensa que podrían ser grupos conquistadores que se habrían logrado imponer a los pueblos en los lugares en donde se habían asentado, o bien que ciertos grupos de guerreros se habrían logrado imponer a los demás progresivamente. Otros investigadores defienden las dos posturas, dependiendo de los casos y del territorio.

Esta clase dominante estaba integrada por una serie de individuos denominados Príncipes, conocidos fundamentalmente por la riqueza de sus enterramientos, en donde solían aparecer cerámicas griegas, bronces etruscos, grandes carros de cuatro ruedas y joyas de oro, siendo entre ellas las más sobresalientes las fíbulas, hebillas de metal provista de un pasador, utilizada en la antigüedad para sujetar los vestidos, y los torques, tipos de collares de metal, bronce u oro, cuyos extremos tomaban la forma de tapones esféricos, y que posteriormente fueron adoptados por el ejército romano como condecoración para los soldados, e incluso en el túmulo de Heuneburg aparecen tejidos de seda procedentes de China.

Antes del siglo VI a. C. solo los príncipes y sus familiares recibían sepultura en estos enterramientos, posteriormente se van instalando sepulturas suplementarias, formando círculos concéntricos alrededor de la tumba inicial.

De este modo, en el túmulo de Magdalenenberg, de 200 m. de diámetro, aparecen 126 tumbas alrededor de la cámara fúnebre del príncipe.

Uno de los túmulos mejor conocidos es el de Hochdorf, en Alemania. En él aparecía un cuerpo de 1.83 de altura sobre un diván de bronce sostenido por figurillas femeninas, a su alrededor estaban colocados los objetos del ajuar, formados por un caldero de bronce adornado con cabezas de león y repleto de hidromiel, ocho cuernos de uro, que se encontraban colgados de la pared y servían de copas, además de otro cuerno más grande realizado en hierro, bronce y oro, y un carro grande con un yugo metálico y las piezas del arnés.

Reconstrucción del enterramiento de Hochdorf

Caldero procedente del ajuar del enterramiento de Hochdorf

También aparecían las armas del difunto, un carcaj con flechas, un puñal, una bolsita de cuero con tres anzuelos, un peine, etc..., todo lo que el príncipe había utilizado en vida. Este enterramiento se ha datado entre el 550 y el 500 a. C., y su edad cuando murió debió de situarse entre los 40 y los 50 años, lo que significa que debía ser bastante mayor, teniendo en cuenta que la edad media rondaría hacia los 30 años.

Localización de yacimientos en torno a Vix

(ampliar mapa)

Otro enterramiento muy conocido es el de la Princesa de Vix, en Francia, donde aparece depositada una mujer de unos 30/35 años cuya muerte se fecha hacia el 480 a. C., se trataría de una princesa que habitaba una fortaleza que dominaba una ruta de comercio en el valle del Sena.

Según los estudios presentaba una malformación en la cadera, artrosis en varias articulaciones y era poco agraciada.

Su enterramiento se encuentra a tres metros de profundidad, está instalada sobre un carro, adornada con lujosas joyas, como torques, tobilleras, un collar de ámbar y diorita y una diadema de oro que rodeaba su cráneo, aunque el objeto más importante encontrado es una crátera de bronce con capacidad para 1100 litros y decorada con figuras de guerreros, caballos y cuadrigas, un monstruo, y una gorgona adornando las asas. Su fabricación es seguro que se estuvo en manos de broncistas griegos, lo que demuestra una fluidez de los contactos comerciales con los griegos durante el siglo V a. C.

Los lugares de habitación de estos príncipes eran residencias fortificadas, normalmente de dimensiones bastante modestas, comúnmente rodeadas de un foso y una muralla. En su interior se distribuían las casas, muy semejantes entre ellas. No había avenidas ni edificios públicos, solo algunos espacios abiertos que servirían como lugares de reunión. En estas residencias vivía el príncipe, su familia, sus guerreros y sus sirvientes, el pueblo habitaba en aldeas, o alquerías, pero posiblemente, cuando existía algún problema se cobijarían junto con su ganado en las residencias principescas.

Los jefes militares controlaban el comercio a larga distancia, por lo que las residencias principescas se encontraban situadas en los lugares estratégicos, con el fin de entrar en contacto con el comercio mediterráneo, en su búsqueda de materiales diversos cerámica, ánforas, copas, vino, etc.

Las fortalezas de Hallstatt se abandonan en el siglo V a. C. sin que se conozcan las razones, trasladándose el centro de poder al norte, hacia Hunsrück-Eifel en Alemania Occidental, Champaña, Renania y Bohemia, lo que se vincula al desarrollo del estilo de La Tène, que comprende la II Edad del Hierro europea, encuadrada entre el siglo V a. C. y la dominación romana.

Crátera procedente de Vix

Aparece una nueva elite de guerreros que han conseguido riquezas y poder debido a las campañas militares, y cuyas sepulturas, al igual que las mujeres de la aristocracia, parecen ser la prolongación del período anterior de los Príncipes, pero cuya diferenciación se debe a un nuevo tipo de estilo artístico que decora los utensilios que forman parte del ajuar, los puñales se reemplazan por largas espadas rectas, y predominan las armas arrojadizas, el pesado carro de cuatro ruedas se sustituye por el carro de guerra de dos, mucho más ligero y veloz, desconocido para los celtas antes de mediados del siglo V a. C..

Ya no se levantan las fortalezas del período anterior, habitan pequeñas poblaciones independientes bajo el mando de un jefe militar, que no tendría mucha diferenciación del resto de los guerreros, y no se ha encontrado ninguna figura análoga al rey o a un poder central.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Los Celtas II.

Introducción

Hace unos 3000 años, en los turbulentos comienzos de la historia escrita, surgió un nuevo poder, una nueva civilización. Aquellos que dominarían primero el hierro, se convertirían en los verdaderos dueños de Europa.

Los Celtas constituyeron un singular mosaico de pueblos y con el tiempo llegaron a dominar la mayor parte del noroeste, oeste y centro de Europa. Transmitieron su idioma, costumbre y religión a los otros pueblos de la zona y su influencia, especialmente en el arte, ha permanecido hasta nuestros días. Los antiguos griegos y romanos reconocieron la unidad cultural de un pueblo cuyo territorio se extendía desde el este de Europa hasta el norte del continente. Su nombre genérico aparece en documentos romanos como celtae, derivado de keltoi, galatae o galli.
Los términos "keltoi" y "celtae" fueron acuñado ante la necesidad de algunos historiadores griegos y romanos, como Diógenes Apolonius, Posidonius y Julio César, de identificar a un grupo de tribus bárbaras que habitaban los territorios centro-occidentales de Europa. Este Termino describe a un pueblo intrépido, guerrero, muy dinámico y apasionado, que solo temía que se "cayera el cielo", muy proclive a las demostraciones de exuberancia físicas, guerreras y viriles, y sin embargo con una concepción mística muy profunda, ligado a la naturaleza.

Los celtas hablaban una lengua indoeuropea, de la misma familia que las de sus vecinos itálicos, helénicos y germanos. Sin embargo, en ningún momento durante su esplendor, desarrollaron el instinto de identidad nacional. Es más, solían tratarse entre ellos con la misma beligerancia con la que lo hacían con los forasteros. Y por ello podemos afirmar casi con seguridad que los pueblos a los que se denominaban Celtas, nunca se nombraron a si mismos con este termino, sino que usaban naturalmente el nombre de la tribu. Aunque algunas tribus compartieron entre si derivaciones del apelativo "Galiain": Galos, Gaels, Gálatas
Los topónimos celtas, junto con los nombres de las tribus, las personas y dioses, nos permiten pensar en su presencia en un extenso territorio europeo, desde la actual España hasta el mar del Norte y desde las islas Británicas hasta el bajo Danubio.

Como sucede con muchos de aquellos primeros pueblos, su historia está envuelta en un manto de misterio, mitos disfrazados de historia, leyendas que se entremezclan con la realidad y, a menudo, las historias más interesantes resultaban ser las menos fiables.
A diferencia de los egipcios y los pueblos mediterráneos, los celtas no cuentan con una gran civilización que pueda ser descubierta por los arqueólogos. No dejaron tras de sí grandiosos monumentos ni ciudades espléndidas. Vivieron de modo relativamente sencillo. Eran seminómadas y construían casas simples que no tardaron en sucumbir a los estragos del tiempo. Los celtas no sabían leer ni escribir sus propias lenguas, sin embargo, sí tenían educación e instrucción en otra serie de cosas, aunque, a diferencia de otras civilizaciones antiguas, los celtas han sobrevivido hasta nuestros días. Sus lenguas arcaicas no han desaparecido como ocurrió con muchas otras, sino que continúan siendo lenguas vivas en Escocia, Irlanda, Gales y la Bretaña francesa. También han sobrevivido algunas de sus antiguas tradiciones. Por ejemplo, entre los granjeros de la costa oeste de Escocia e Irlanda.

Historia más antigua

Los celtas normalmente son asociados con la edad del hierro en Europa. Sus orígenes están situados durante la cultura de los Campos de Urnas, de finales de la edad del bronce, un grupo de culturas caracterizadas por la cremación de los restos mortales e inhumación de las cenizas en recipientes de cerámica, que estaban muy dispersos por todo el este y centro de Europa durante el periodo comprendido entre el año 1300 a.C. y el 800 a. C.

Las primeras pruebas arqueológicas relacionadas con los celtas los sitúan en lo que ahora se conoce como Francia y Alemania occidental, al final de la edad del bronce, hacia el 1200 a.C. Al principio de la edad del hierro, son asociados con la cultura del Hallstatt, siglo VIII y primera mitad del siglo V a.C.
Hallstatt está situada en Salzburgo, alta Austria. En este lugar se descubrió una antigua mina de sal y un enorme cementerio prehistórico. La sal era sin duda alguna muy importante para este pueblo, puesto que suponía la base de su riqueza. También se conservaron una serie de artefactos que han permitido a los arqueólogos comprender algunos aspectos de su estilo de vida.
En este período se produjo un importante cambio tecnológico en Europa. Se sustituyó el bronce por el hierro en la fabricación de armas y herramientas afiladas. Este innovador uso del hierro de “Hallstatt” marcó el comienzo de la cultura celta y de los primeros celtas.

El último periodo Hallstatt, siglo VI y primera mitad del siglo V a.C., a veces es conocido como la edad de los príncipes, debido a los enterramientos espectaculares y las impresionantes colinas fortificadas. Ambas situaciones muestran un periodo de riqueza, que hizo posible esos ricos enterramientos y también la construcción más elaborada de edificios defensivos.
Entre los siglos V y I a.C., la influencia celta se extendió desde la península Ibérica con los celtas de la iberia o Celtíberos, hasta las orillas del mar Negro. Esta última fase de la edad del hierro recibió la denominación de La Tène, nombre de una zona pantanosa situada en el extremo norte del lago Neuchâtel, en Suiza. Fue en este lugar donde se encontraron un gran número de objetos de metal y de otros materiales que fueron lanzados al agua como ofrendas religiosas. Aquí se observan características típicas del desarrollo de la cultura celta y pone de manifiesto sus conexiones comerciales con los pueblos mediterráneos.
Entre los siglos IV y III a.C., se originó una nueva expansión celta y sus conquistas consolidaron su dominio en Europa.. Tuvieron lugar migraciones y las tribus celtas invadieron el mundo grecorromano: el norte de Italia, Macedonia y Resalía. Saquearon Roma en el año 390, y Delfos en el 279 a.C. Algunos, los gálatas, llegaron a Asia Menor, instalándose en la región que pasó a llamarse Galacia.

Los celtas del norte de Italia fueron conquistados por los romanos en el siglo II a.C.; la Galia transalpina, la mayor parte del sur de Francia, fue dominada por Julio César en el siglo I a.C., y la mayor parte de Britania quedó bajo poder romano en el siglo I d.C. En el continente, los celtas acabaron por ser asimilados por el Imperio de Roma y perdieron su cultura propia. En Britania, sin embargo, la lengua celta y la cultura sobrevivieron mejor. En la época medieval y moderna la tradición celta y las lenguas sobrevivieron en Bretaña, en el oeste de Francia, Gales, las Highlands escocesas e Irlanda.
Gracias a las singulares características de la sociedad celta que ha sobrevivido hasta nuestros días, es posible reconstruir la existencia y el sistema de vida de este pueblo de la antigüedad.

La cultura celta

El origen de los celtas es algo misterioso, aunque en la actualidad los expertos piensan que proceden de alguna región del subcontinente indio y que mediante una serie de movimientos migratorios cruzaron Europa. A los celtas a menudo se les ha descrito como bárbaros salvajes, los antecesores de los pueblos civilizados. El problema radica en que se estudia a los celtas principalmente a través del punto de vista de la cultura griega y romana y no a través de los propios pueblos denominados bárbaros. Nos resulta especialmente complicado con una de nuestras fuentes principales de información, que naturalmente son las narraciones de Julio Cesar sobre las guerras gaélicas. Fueron los griegos y los romanos los que nos dejaron palabras como “bárbaros” y “civilizados” y dichas palabras se definen de acuerdo a las preocupaciones y concepciones culturales de estos dos pueblos.

Sin embargo, esto se puede corregir si se analizan las pruebas que dejaron los propios celtas y que se encuentran en las excavaciones de sus asentamientos. Sus casas, sus tumbas y los objetos que contenían. De aquí se desprende claramente que los celtas en tiempo de Julio Cesar eran una sociedad sofisticada y organizada con una considerable destreza tecnológica que les permitía fabricar objetos que a nosotros nos parecen realmente hermosos.
Los celtas fueron probablemente el pueblo más próspero de la Europa del último período prehistórico, su cultura era muy diferente a la de los Griegos y los Romanos, pero sin embargo era mucho más sofisticada de lo que se suele pensar. No estaban organizados bajo los fundamentos de un estado. No conocían el concepto de estado ni del tipo de sistema político basado en ciudades como sucede con las culturas clásicas. No obstante, contaban con una sociedad muy dinámica y desarrollada.

Según los lingüistas, el pueblo celta hablaba lenguas ancestrales de origen indoeuropeo. A partir de una lengua celta común se desarrollaron dos grupos específicos. Por un lado tenemos el denominado Q-Celta o gaélico, que se hablaba en Irlanda y la Isla de Man y que más tarde los irlandeses importaron a Escocia cuando se establecieron en la colonia darriaga. De esta rama procede en efecto el gaélico irlandés y escocés.
La segunda rama de la lengua celta es la denominada P-Celta o britano. Esta lengua estaba muy extendida por el continente y se le denominó galés o galobritano. Llegó a Bretaña de la mano de los colonos de la edad de hierro y era la lengua que se hablaba en Bretaña cuando fue invadida por los romanos. Más tarde se dividiría en el idioma de Cornualles, el bretón y el galés y en la actualidad se sigue hablando en la Bretaña francesa y en Gales.

Organización social


Los Celtas se organizaban en forma de clanes llamados "Tuathas" y no constituían una nación como lo entendemos hoy, sino que muchas veces existían asociaciones de clanes que a veces luchaban contra otros, pero que no formaban ningún tipo de estado o estructura demasiado organizada.

La sociedad celta tenía una base rural centrada en la agricultura y el pastoreo. Cuando la acumulación de riquezas o la competencia por los recursos era fuerte, las fortificaciones en colinas eran ocupadas de forma permanente. Éstas comprendían una zona cerrada en lo alto de la colina, defendidas por fosos y murallas. El interior estaba ocupado por chozas y había zonas destinadas al trabajo de los artesanos. El grano se almacenaba en pozos cubiertos con arcilla. Cada fortificación podía dominar la zona que la rodeaba. Buen ejemplo de estas ciudades fortificadas, a las cuales Julio César llamó oppida lo encontramos en Manching, en el sur de Alemania: las calles estaban trazadas hacia el exterior y los edificios situados en filas y con zonas específicas reservadas para cada actividad. En la península Ibérica estas fortificaciones se conocen como castros y hay buenos ejemplos en Galicia y en el norte de Portugal.

La organización social de los celtas se basaba en el sistema tribal y cada una de estas tribus contaba con un nombre distintivo. En ella, la sociedad estaba estratificada en nobleza o familias dirigentes de cada tribu, agricultores libres que también eran guerreros, artesanos, trabajadores manuales y otras personas no libres, y los esclavos. También existía una clase instruida que incluía a los druidas. En los primeros tiempos, las tribus eran dirigidas por los reyes, lo cual parece que persistió en Gran Bretaña hasta la conquista de Roma. En las partes de la Europa celta más abierta a las influencias del mundo clásico, los magistrados electos sustituirían a los reyes.
La identidad tribal se correspondía con un territorio geográfico y las tribus celtas cuidaban celosamente las fronteras que definían el mosaico de pequeños reinos. Esta tradición se conservó en algunas zonas celtas hasta tiempo relativamente modernos. El sistema de clanes en Escocia tiene ciertos vestigios de la organización tribal de los celtas.

Los escritores romanos como Julio César, y griegos como Estrabón y Diodoro describen el estilo de vida de los celtas. A pesar de su brutalidad o sus tendencias románticas, estos relatos sugieren que a los celtas les gustaban las celebraciones y la bebida, contar historias y presumir de hazañas atrevidas. César, por ejemplo, afirma que los hombres de la clase guerrera estaban muy orgullosos de la lucha, que eran expertos aurigas y que para parecer más terroríficos en la batalla, se pintaban el cuerpo con woad, un tinte vegetal azul. Los celtas también sobresalían en la metalurgia y prodigaban sus habilidades artísticas en objetos tales como las armaduras y los arneses para sus caballos. El comercio era importante; los bienes lujosos y el vino eran importados a cambio de perros, caballos, pieles, sal y esclavos.
El rango más alto correspondía a los reyes, sin embargo, los druidas solían desempeñar funciones de más alta posición. Los nobles se encargaban de la designación de los reyes de entre los parientes de su antecesor, aunque no tenía porque ser necesariamente uno de sus hijos.

Los guerreros eran en muchos aspectos la personificación de la cultura celta. Los celtas eran muy famosos por su increíble valor. Llevaron a cabo con éxito un gran número de campañas: saquearon Roma, atacaron incluso Delfos, sin embargo nunca establecieron un imperio en el sentido estrictamente clásico.
Julio César, entre otros, describió a los celtas como un pueblo muy feroz en la batalla aunque también destacó que carecían de táctica y organización. El concepto de la lucha celta se basaba más en el valor y el coraje individual que en las acciones coordinadas del conjunto del ejército. El ejército celta estaba compuesto por un gran número de guerreros que competían entre ellos para obtener prestigio, gloria y honor. Aunque eran increíblemente valientes y normalmente estaban preparados para morir, carecían de unidad. Los celtas atacaban directamente y más tarde, si el botín era suficiente, se marchaban a casa.
Cuando no llevaban a cabo contiendas propiamente dichas, a los guerreros les entusiasmaba participar en torneos y cacerías con fines mucho más pacíficos.

El papel de la mujer en la sociedad celta era muy diferente al de la mujer del mundo clásico. La mujer celta, según los arqueólogos y las pruebas documentales, poseían muchos derechos y un gran poder. Se han encontrado tumbas de mujeres celtas con una gran fortuna, con objetos realmente espléndidos. En la Edad de Hierro, tanto en el continente como en Gran Bretaña, las pruebas arqueológicas corroboran el gran poder que tenían muchas de estas mujeres. No conocemos directamente nada de la personalidad de Benasia, pero podemos deducir muchas cosas sobre la vida de esta reina celta. Se está bastante seguro de que no se trataba de una mujer tímida con un papel meramente decorativo, debió de tratarse de alguien con una gran dignidad.

Los sacerdotes pertenecían siempre a las familias nobles. Al igual que los guerreros, se trataba de miembros privilegiados de la sociedad. Pero a diferencia de los demás, a los sacerdotes se les permitía viajar libremente entre las diferentes zonas tribales y los reinos. Una prerrogativa que ni los propios reyes disfrutaban. Existían tres clases de sacerdotes: los más conocidos eran los misteriosos y oscuros druidas, pero también estaban los bardos y los vates.


A pesar de su renombre, no es mucho lo que se conoce sobre los druidas y sus prácticas. Existe la certeza de que su principal ocupación era el culto a los dioses, aunque al parecer también actuaban como jueces y árbitros en las disputas. El nombre “druidas” proviene de la palabra “saber”. Y ellos tenían potestad para actuar en los conflictos tanto públicos como privados y además se encargaban de dictar sentencias y decidir sobre las recompensas y las penas en los casos criminales y de asesinato. Nadie, incluso los reyes, podían hablar antes que los druidas.

Los druidas desde luego eran muy importantes y su forma ha perdurado durante toda la historia. No obstante, resulta sorprendente que no sepamos muchas cosas sobre ellos. Lo único que conocemos de los druidas es que se encargaban de la justicia en la sociedad celta, y nos referimos tanto al sistema jurídico como a la esencia de la cultura celta.
Los romanos describían a los británicos como personas bastante atroces y bárbaras y una de las cosas que más les atemorizaban eran los druidas, los sacerdotes celtas famosos por practicar sacrificios humanos, y no existe ninguna razón histórica que haga dudar de la veracidad de estas prácticas. De hecho, sí sacrificaban seres humanos en honor a sus dioses, por lo tanto, los romanos tenían bastantes prejuicios sobre los antiguos bretones, sus costumbres y sus dioses. Pero esta era una postura totalmente hipócrita, ya que ellos no tenían ningún inconveniente en destrozar a una persona por pura diversión y en comparación con el circo un sacrificio humano era una acción piadosa.
Los vates tenían funciones similares a la de los druidas, aunque estos últimos contaban con una posición jerárquica más elevada. A ambos se les consideraba filósofos, pero mientras que los druidas aparentemente se encargaban de presidir los sacrificios y actuar como jueces en las disputas públicas y privadas, los vates se encargaban de leer el futuro a través de los restos de las víctimas sacrificadas. Su nombre, vate, está conectado con las profecías, la inspiración y la poesía.
La tercera clase de sacerdotes eran los bardos. Su nombre significa “trovador” y al parecer recitar frases era su principal función. Acompañaba sus canciones con instrumentos parecidos a la lira y en dichas canciones alababan a unos y afrentaban a otros. Los celtas, especialmente los guerreros, tenían un gran temor a los sarcasmos de los bardos y la humillación pública que esto suponía.

Castro celta de Santa Tecla
Cuando los romanos llegaron a Gran Bretaña, la tierra se había estado labrando durante 3500 años y por lo tanto se había talado mucho bosque y la población había crecido de modo considerable. La sociedad británica la integraban un gran número de pequeños estados tribales, algunos de ellos gobernados por caciques y otros por monarcas donde el nivel de desarrollo era enorme. Trabajaban el hierro desde hacía tiempo y las armas construidas con dicho metal estaban muy avanzadas. Las armas eran fundamentales para los celtas. Al parecer se trataba de un símbolo de libertad.

Los artesanos eran altamente valorados, especialmente los herreros, a los que se les otorgaba una posición social. Se creía que el trabajo de los herreros tenía un origen casi sobrenatural, característica que se refleja en las cualidades mágicas que con frecuencia se les atribuyen a los herreros en la mitología y el folclore celta.
Todos los miembros libres de la sociedad celta, cualquier que fuera su nivel social, recibían lo que se ha denominado premio de honor, una declaración de valía y dignidad dentro de la comunidad.
La tierra no se poseía de forma individual, ni tan siquiera los reyes. Pertenecía a una familia o grupo.

Las casas celtas eran circulares o rectangulares. La estructura era de madera o mimbre y el tejado de paja. A pesar de la riqueza que poseían los celtas, el interior de las viviendas era bastante tosco. Los celtas prestaban mucha más atención a su apariencia personal que a sus hogares. El interior consistía de un amplio espacio abierto con diferentes cubículos que se asemejaban a la forma de una rueda con radios. Los cubículos se construían con madera o mimbre y se podían aislar completamente del resto de la casa mediante unas gruesas cortinas o con una mampara cubierta con tela o piel si la situación lo requería. El fuego se situaba en el centro bajo un agujero que se hacía en el techo para dejar salir el humo. Colgaban un gran caldero de metal en un travesaño y lo situaban encima del fuego.

Arte y Religión

Arte y Artesanía

Uno de los aspectos de la cultura celta que continúa ejerciendo una indiscutible influencia es el arte y la artesanía. Estas piezas son realmente deslumbrantes y algunas de ellas se han calificado de obras maestras de la humanidad. Los celtas trabajaban el metal de forma elegante y distintiva e hicieron verdaderas y duraderas aportaciones a la cultura europea.

Los celtas adoptaron de otras culturas muchos de los contenidos de su arte. Por ejemplo, de los vikingos tomaron prestada la figura de dragón que encontramos en muchos de sus trabajos. Sin embargo, en manos de los artesanos celtas estas figuras cobraban una riqueza y una vivacidad puramente céltica. Las formas creadas por los herreros celtas se transformaron en escritura una vez que dicho arte entró en la cultura de este pueblo.
Prácticamente analfabetos en tiempos paganos, la cristianización del pueblo celta introdujo la escritura, al menos entre los monjes que destituyeron a los druidas y que se convirtieron en los directores espirituales de los celtas. Una vez establecida la escritura en los territorios celtas, los escribanos nativos desarrollaron su propia escritura. La belleza de los manuscritos celtas es indescriptible... densos remolinos de tracería entrelazados con animales y formas humanas estilizadas, delicados remolinos entrelazados representando la eternidad del universo que dan testimonio indiscutible de su riqueza espiritual. Incluso las propias letras son elegantes, simples y hermosas.

Broche de Tara
Religión

A la falta de documentación escrita se le une el problema del carácter secreto de muchos de los cultos celtas, debido en gran parte al poder político y al elitismo de los sacerdotes, conocidos como druidas, que prohibian el uso de la escritura para relatar los aspectos religiosos. La característica esencial de la religión celta era el misterio y la exclusividad.

Las tribus celtas compartían vínculos religiosos comunes. Sin embargo sus cultos se basaban principalmente en la adoración de dioses locales o tribales. Existían los dioses pan-célticos, así como divinidades relacionadas con tribus particulares o con lugares sagrados dentro de su territorio.
Ha sido documentado que de los varios cientos de nombres de deidades, la mayor parte surge sólo una vez. Esto ha conducido a algunos estudiosos a concluir que las deidades celtas y los cultos relacionados eran locales y tribales y no pan-célticos. Los defensores de esta opinión citan la referencia a una divinidad cuyo nombre podría traducirse como "espíritu tribal". Sin embargo, la serie evidente de nombres divinos, puede ser justificada de manera diferente: muchos pueden ser meros epítetos aplicados a dioses claves adorados en cultos pan-celtícos. El concepto de panteón celtíco como un número grande de deidades locales es contradicho por ciertos dioses bien documentados cuyos cultos parecen haber sido seguidos a través del mundo celta.
Cernunnos
Las tradiciones celtas se mueven dentro de un ámbito orientadas, difundidas y mantenidas por los druidas, lo que nos da la pauta de que tratamos con unos pueblos míticos, mágicos, donde no hay un límite entre lo que nosotros concebimos hoy en día como "real" y el mundo de los espíritus, sino que esa convivencia entre ambos mundos es algo cotidiano y parte de la idiosincrasia de estos pueblos.
Para los Celta, lo sobrenatural influía cada aspecto de su vida terrenal y espiritual, para ellos los espíritus estaban en todas partes: los árboles antiguos, las piedras extrañas, los lagos y los pantanos. Ellos eran los responsables de las estaciones y ellos controlaban el mundo natural del cual el ser humano hacia parte.
Para los celtas, la religión estaba vinculada a la magia. El objetivo de su religión era rogar favores a sus dioses o complacerles para evitar la furia divina.

Los Druidas eran los sacerdotes de la sociedad celta. Eran magos, maestros y jueces y sus funciones incluían la adivinación, la ejecución de sacrificios y la dirección de rituales en festivales religiosos. Desde los comienzos de la historia celta fueron una clase educada, respetuosa de su sabiduría y conocedores de sus propios poderes como intermediarios entre las tribus y los dioses. La palabra druida deriva de un termino para "el conocimiento del roble" o "profundos conocimientos", ya que como hemos dicho antes, los celtas estaban en gran contacto con la naturaleza, y sobretodo le daban mucha importancia a los árboles.
Los druidas eran los filósofos de la sociedad. Ellos estudiaban los movimientos del universo, de la tierra y de la naturaleza así como los poderes y las habilidades de los dioses. Ellos pensaban que el alma no perecía, pero después de la muerte, pasaba de un cuerpo a otro. Esto influyó en la gran valentía de los guerreros a la hora del combate.


Los emplazamientos religiosos celtas incluían los recintos de los santuarios, pero a veces también poseían estructuras más elaboradas. Los pozos quizá estuvieran relacionados con la adoración de la tierra y los sacrificios humanos y de animales, así como con la ceremonia de forjar espadas y otras ofrendas, que eran arrojadas en ellos. Algunos emplazamientos naturales también tenían un significado religioso. El acebo y el muérdago se consideraban sagrados, así como las arboledas y los robles. Los animales eran venerados como tótems de la tribu y se buscaba la adivinación en el vuelo de los pájaros o en las entrañas de los animales sacrificados.


Los celtas contaban con lugares sagrados donde invocaban a sus deidades, entre los que se encuentran los famosos bosques de roble de los druidas. Tenían días sagrados y festivos, algunos de los cuales han sobrevivido hasta la actualidad. “Beltane” se celebraba el 1 de Mayo, “Samhain”, el 31 de Octubre y “Lughnasadh” se celebraba el 1 de Agosto.
Sabemos que los druidas celebraban ceremonias religiosas y, según las pruebas obtenidas, esto tenía lugar en los famosos bosques encantados. Sabemos que los druidas, o parte de la religión druida, giraba en torno a los árboles. Conservamos vestigios druidas en las inscripciones alfabéticas que en cierto modo continúan asociadas al gaélico.

Historia más reciente

Cuando el Imperio romano se derrumbó hacia el siglo V d.C., los reinos reconocidos como celtas surgieron en las partes romanizadas de Britania. A la vez, los germanos invasores se asentaron en la zona oriental de Britania. Mientras, los invasores gaélicos de Irlanda se asentaron en el oeste de Escocia. Simultáneamente los britanos del suroeste de Inglaterra se asentaron en Bretaña.

El cristianismo había llegado a Britania en tiempos del dominio romano. En el siglo V, Irlanda fue convertida por San Patricio y otros misioneros. Después, el cristianismo se estableció en Escocia, principalmente a través de la fundación de Iona por San Columba. Por lo tanto, la fe cristiana fue llevada a las tribus británicas del noroeste escocés, cuyos miembros eran conocidos como pictos, y a los británicos de Northumbria. La cultura del mundo celta experimentó un gran florecimiento en los siglos VII y VIII, en el cual la Iglesia jugó un papel central patrocinando las artes, la escultura y la ilustración de manuscritos. La literatura vernácula también fue cultivada de forma más extensa que en otros lugares de Europa. Los eruditos celtas destacaban como misioneros y profesores en el continente.


Las zonas celtas de las islas Británicas sufrieron ataques de los pueblos escandinavos durante los siglos IX y X, y admitieron a los que se instalaron. Los reyes gaélicos de los escoceses surgieron como señores de las tierras de los pictos y dominaron a los británicos que permanecían en el suroeste escocés y a los ingleses en el sureste. La frontera galesa-inglesa se estabilizó, mientras Cornualles perdió su independencia política. En Irlanda, se realizó un proceso similar para crear una monarquía nacional. Habían surgido las cuatro naciones actuales: tres celtas y una germánica.
La conquista normanda de Inglaterra en el 1066 llevó a la de Gales y hacia el siglo XII a la de Irlanda y Escocia. Como resultado, la lengua y la cultura céltica dejaron de ser usadas en los círculos jurídicos, y gradualmente se convirtieron en lenguas de uso popular. Un proceso similar tuvo lugar en Bretaña. El clima social que se había desarrollado en lo que actualmente son Gran Bretaña y Francia había dado oportunidad para que los elementos celtas mejoraran, pero se frustraban por la intolerancia cultural o religiosa. Los resultados de esta ambivalencia quizá se vean en la contribución celta a la vida y cultura británica, en manifestaciones del folclore celta, en el florecimiento de las comunidades celtas emigradas y en las sociedades de ultramar.

Conclusiones

Los celtas eran un pueblo extraordinario, en ciertos aspectos eran bárbaros y en otros primitivos. Pero también eran unas gentes cultas que han dejado a la humanidad una herencia duradera y su influencia se ha extendido mucho más allá de los territorios en los que vivían.

Uno de los aspectos celtas más interesante y probablemente bastante importante para comprender su cultura, su literatura y especialmente su religión es su forma de pensar. Existe una clara diferencia entre el pensamiento celta y el pensamiento de otros pueblos europeos, en particular de los anglosajones. Mientras que los anglosajones, al igual que nosotros, tenían una concepción dualista: blanco y negro, arriba y abajo, bueno y malo, o posiciones binarias, los celtas solían pensar en tríadas, lo que proporcionaba una concepción completamente diferente del mundo. Es decir, si nosotros hablamos de blanco y negro, los celtas lo harían de blanco, negro y gris. Si nosotros hablamos del bien y del mal, ellos lo harían del bien, del mal y de algún tipo de neutralidad. Por lo tanto, esto les proporciona a los celtas una visión algo diferente quizás y mucho más equilibrada del mundo y del papel que desempeñaban en la historia de la humanidad.


De entre la densa bruma de la historia, los ecos de los celtas aún pueden oírse con toda claridad. Sin ellos el mundo hubiera sido un lugar mucho menos rico.

Los Celtas I.
Los Celtas: Edad de Hierro I, La Tène
Los Celtas: Edad de Hierro I, Hallstatt.
El clan Celta.

 
Fuentes:

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