Es necesario para entender la relación de ambos saber qué es un chamán. Se identifica como chamanes a personas del mundo que son originarias de lugares que están situados en puntos muy alejados entre sí del planeta. Sin embargo, se engloban a estas personas dentro de un mismo concepto debido a que todos ellos tienen rasgos comunes. Esto es, podemos encontrar a través de cada uno de los cinco continentes a personas que siguen un mismo camino y que tienen unas prácticas comunes y que, por tanto, podemos identificar como practicantes de chamanismo.
Geográficamente, en origen es de la zona de Siberia de donde procede el fenómeno y es a partir de ahí y con el paso del tiempo desde donde se extiende posteriormente. Es desde el centro de Asia desde donde se despliega y lo hace por dos caminos: por una parte, vía estrecho de Bering, hacia América y por otra parte, hacia el oeste, siguiendo el camino migratorio indoeuropeo y se dirige como dicha migración primero hacia el este y norte de Europa, dando origen entre otros a los Godar teutones para, posteriormente, extenderse por el resto de Europa. De hecho, podemos encontrar prácticas chamánicas tanto en los germanos del norte de Europa, en Noruega como en el sur, en los sacerdotes de la Grecia clásica y los misterios eleusinos.
Muchas veces se habla de chamanismo refiriéndose a los elementos primitivos de las religiones. Sin embargo, los chamanes son algo más. Se puede identificar a los chamanes como mediums, debido a su contacto con los espíritus, como adivinos o augures, como magos o hechiceros, como sanadores o curanderos. En ocasiones son místicos y poetas. Los chamanes son todo esto, sí, pero no sólo esto. Los chamanes podrían ser identificados con hombres medicina. Hay algo que los separa de todas estas prácticas, que los diferencia.
¿Qué es lo que identifica a un chamán? Para entender lo que los diferencia de otros magos, de otros místicos o curanderos, lo que conforma la definición del chamanismo y de estos estados modificados de conciencia es necesario entender la visión chamánica del mundo. La cosmología de los chamanes está formada por varios mundos, y este es un rasgo común a todos los chamanismos, independientemente de la cultura madre del chamán.
La concepción andina, por ejemplo, nos habla de una realidad que se divide en tres mundos: Kay Pacha o mundo del aquí y ahora, Uku Pacha o nivel del ego y Hanan Pacha o mundo espiritual.
Para los Kahuna hawaianos la realidad está formada por cuatro mundos: se trata del ike papakahi, el ike papalua, el ike papakolu y el ike papaha, que representan respectivamente el mundo ordinario, el mundo psíquico, el mundo de los sueños y el mundo existencial.
El chamanismo es la técnica del éxtasis y el chamán es el maestro del éxtasis.
Un chamán es aquél que tiene la capacidad de entrar en un estado de conciencia alterados a voluntad.
Se puede definir el éxtasis como un estado psicológico que se caracteriza por un sentimiento absorbente de admiración, de alegría de arrobamiento y a veces de enajenación.
Desde una perspectiva teológica hace referencia a un estado de unión con Dios o lo divino por medio de la contemplación y el amor vivido íntimamente.
Y exteriormente por la suspensión mayor o menor de la actividad sensorial en relación con el mundo externo.
Esto es lo que define el trabajo del chamán. Si intenta curar, un verdadero chamán no sólo intentará sanar al enfermo en el mundo real, sino que trabajará los todos los mundos a la vez.
Como resumen, se puede hablar siempre de varios mundos que coexisten a la vez y sobre los que el chamán va a trabajar. Para el chamán existe el mundo objetivo, que es la realidad tal y como la conocemos, el nivel bajo de la realidad. Pero para él también existe el mundo subjetivo, donde habitan los espíritus de la naturaleza y donde el chamán puede conversar con ellos, donde todo está interrelacionado, todo es sincrónico. Hay además un mundo simbólico, un mundo de sueños y arquetipos, de Dioses y de Animales de Poder. En este mundo el chamán trabaja con sueños, moldea la realidad. Por último, ven la existencia de un mundo holístico, un mundo de luz, de energía, de unión con lo sagrado.
El chamán es aquél que viaja por estos mundos ha través del estado alterado de conciencia: el chamán ha muerto y renacido.
Esta muerte y resurrección marca el principio del camino chamánico, la iniciación del chamán. El chamán desciende a los Infiernos o asciende a los cielos, contacta con sus guías y llega al entendimiento. Contacta con los otros mundos para, desde ellos, modificar la realidad. Después renace, regresa a la realidad que abandonó.
Es fundamental saber que para el chamán el mundo es lo que crees que es, es decir, cada persona genera su propia realidad. Esto es, cada cuál hace que las cosas sean posibles o imposibles, reales o irreales.
Y para ello realiza su trabajo chamánico. Este trabajo consiste en alcanzar un estado alterado de conciencia, de realizar el viaje a esas otras realidades y afectar al mundo objetivo desde el mundo subjetivo y desde el mundo simbólico. Para ello el chamán entra en trance, alcanza precisamente el éxtasis que lo define. Alcanza el éxtasis con muchos métodos, desde el uso de sonidos repetitivos hasta el uso de sustancias psicotrópicas o sustancias enteógenas.
Aun que no hay que olvidar que en base a esta concepción del universo, a este paradigma, existe una doble lectura para el concepto de trabajo chamánico.
Un significado de este trabajo es un trabajo de poder, donde el chamán entra en trance a través de experiencias extáticas para viajar a través de los mundos con el fin de modificar la realidad. Allí el chamán habla con los espíritus, aprende de ellos, trata con los elementales, contacta con los animales de poder, y con sus guías. Desde allí sana los cuerpos y las almas, cura las enfermedades.
Sin embargo también es un trabajo chamánico el trabajo de amor, de autodescubrimiento, más allá de esas acciones mágicas o sanadoras. El chamán sigue un camino de crecimiento interior, con el fin de alcanzar ese mundo holístico, la ascensión. Para los Toltecas, este camino es el Camino del Guerrero. Este camino de trabajo interior consiste en cuatro pasos: conocimiento, transformación, amor y poder.
El trabajo chamánico nos acerca al Todo.
Los chamanes son identificados desde la niñez como tales, generalmente a través de alguna señal como un rayo, a través de sueños o a través de enfermedades de los nervios o como la epilepsia. Estos puede señalar a un futuro chamán, aunque también es posible formarse como tal por propio convencimiento, si bien son considerados menos poderosos. En cualquier caso, no es reconocido como tal hasta que no ha recibido una doble instrucción: una instrucción de orden extático como los trances y otra tradicional donde aprende las técnicas chamánicas, mitología entre otros conocimientos a través de la formación otorgada por los antiguos chamanes
Los druidas igualmente eran buscados en muchas ocasiones desde pequeños y si algún niño presentaba posibilidades de poder ser especial era llevado al bosque para someterle a una serie de pruebas. Si se decidía que el niño era apto, se le llevaba a formarse con los druidas. Esta formación en el conocimiento druídico era larga y ardua y pasaba veinte años hasta que el estudiante era iniciado y se convertía en un druida.
El chamán cree que esta vida es Maya, un sueño y que la realidad es el Otro Mundo, el mundo de Luz y espiritual. El Chamanismo Esencial dice que somos espíritus, que nuestros espíritus han tomado forma en nuestros cuerpos y que hemos bajado desde nuestro hogar en los cielos a este mundo para aprender en diferentes vidas y existencias.
Para los druidas, la vida es un sueño y lo real es el Otro Lado, el otro mundo. Descendemos desde el Castillo de Arianhrod para acercarnos cada vez más al Todo, a la Fuente, aprendiendo reencarnación tras reencarnación.
El druida, al igual que el chamán, está unido a la Naturaleza. Ambos están unidos a su entorno. Lo investigan y estudian con el fin de adquirir conocimiento: buscan las propiedades mágicas y curativas de todo aquello de lo que les rodean.
Tanto uno como otro hablan con los espíritus de las plantas y los árboles. El chaman conversará con el espíritu de las plantas de poder, que le guiarán en el trance chamánico. El druida contactará con el espíritu de los árboles de sabiduría para que le guíen.
El druida, al igual que el chamán, se comunica con los espíritus de los animales. El chamán se hace uno con el espíritu del animal y asimila el espíritu de sus tótem. De hecho, los druidas llegan a transformarse en esos animales, en hacerse uno con esos ellos.
Al igual que los chamanes, un druida es un medium que habla con sus antepasados, recibe información de ellas.
El druida cree también en varios mundos, como el chamán. Tanto los chamanes como los druidas, realizan viajes a través de los mundos mediante estados alterados de conciencia.
El druida, cree en Annwn, lo más alejado de Dios, en Abred o el mundo donde están las cosas corporales y las cosas muertas, Gwynvyd, el mundo de los dioses, de los cielos, el Otro Lado, hasta alcanzar Ceugant, la unión con el todo absoluto.
Como el chamán, el druida modifica su conciencia para conseguir información o realizar trabajos mágicos. Unos y otros lo realizan mediante la ingestión de sustancias tóxicas como la amanita muscaria o a través de cantos, tambores, respiraciones u otros medios.
Pero lo más importante es el trabajo interior. Ambos persiguen a través de estas ingestiones de enteógenos para potenciar el trabajo de autodescubrimiento, un continuo aprendizaje, buscando experiencias que sean únicas. El verdadero sentido del druidismo: la Ascensión, la Iluminación, la Awen, el Espíritu que Fluye.
Los druidas, como todas la religiones paganas, buscan el conocimiento interno, es el precepto de “Conócete a ti mismo” y siguen un camino hermano al camino del guerrero e intentan llega a la Awen.
Para los druidas el camino a la Awen está descrita por un triple camino: la naturaleza, el conocimiento y la verdad. Es a través del conocimiento interno, a través de la verdadera naturaleza del ser, de una concepción real y verdadera de la realidad como llegamos a la Iluminación, a la Awen. Estas tres cosas que son vitales, nos acercan al amor y por tanto a la propia Creación. La verdad para los druidas era realmente importante. De la verdad nacen muchas otras cosas como la honestidad, o la sinceridad. La verdad aplicada a uno mismo y la verdad hacia el mundo. Otra es el conocimiento puesto que para acercarse al amor, a la creación es necesario conocerse a sí mismo, conocer a los que te rodean, conocer tu entorno. Los Druidas estudian la Creación, la intentan conocer. La contaminación del conocimiento, negar la posibilidad de conocimiento a alguien, es algo atroz para un druida. Y la naturaleza es el resultado de nuestra voluntad, de la unión de nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestra alma. El actos se realiza como representación terrenal de nuestros pensamientos, que son generados a su vez por nuestra propia esencia, por nuestra propia naturaleza y que interactúa con la verdadera naturaleza de la Creación.
El chamán se inicia a través de un viaje de muerte y resurrección, viaje que también realizan los druidas, puesto que esta muerte y resurrección se puede observar en las iniciaciones druídicas, donde el jovén que se iba a iniciar moría y volvía a nacer. Se dice que el joven futuro druida era purificado con fuego, sustancias psicotrópicas y cantos y al llegar a otro estado de conciencia era conducido junto a un árbol, donde era colgado dentro de un saco hasta el amanecer, donde renacía.
Pero fuera aparte de posibles ceremonias practicadas para iniciarse, el mayor ejemplo de trabajo chamánico y resumen de varias de las características chamánicas, donde se puede ver mejor este trabajo de muerte y renacimiento es en la figura mítica de Taliesín.
La leyenda celta nos cuenta que la Awen llega como fruto del caldero de Ceridwen.
En la historia, se dice que Ceridwen y su marido tuvieron tres hijos: Morfran (‘cormorán'); Creirwy (‘huevo de cristal'), la más bella doncella del mundo; y Afagddu (‘total oscuridad'), el menos favorecido de los hombres.
Para compensarle su tremenda fealdad, Ceridwen decide hacerle sabio preparándole un brebaje mágico en su caldero de Inspiración (es decir, la Awen). El brebaje se preparó a lo largo de todo un año y un día, y Ceridwen pone a dos personas a cuidarlo mientras ella sale a recoger hierbas: un ciego llamado Morda (“buen mar” o “gran bien”), y un niño llamado Gwion Bach (“pequeño inocente”).
El última día de preparación, tres gotas del líquido del caldero salpicaron a Gwion, quemándole el dedo. Lo mete en la boca y al instante gana los tres dones de la Awen: la inspiración poética, la profecía, y el poder cambiar de forma a voluntad.
El resto del brebaje se vuelve mortalmente venenoso, y el caldero explota, rompiéndose en dos mitades.
Con su don de la profecía, Gwion sabe que Ceridwen intentará matarle por haber probado lo que estaba destinado a su hijo, así que usa su don de cambiar de forma para huir en forma de liebre. Ceridwen le persigue en forma de galga, así que él se convierte en pez. Ella se convierte, a su vez, en nutria. El se hace pájaro, ella, halcón. El se convierte en un grano más de trigo entre los del suelo del molino, ella, sin embargo, convertida ya en gallina negra, le engulle.
“Una gallina me recibió,
Con robustas garras, (y)la cresta partida.
Descansé nueve noches
En su vientre un niño,
He sido madurado,
He sido una ofrenda ante el protector,
He estado muerto, he estado vivo...
De nuevo me aconsejó la protectora,
Con robustas garras; de lo que me dió
Apenas puede volver a contarse;
Mucho será alabado.”
Después de nueve meses, Gwion vuelve a nacer del vientre de Ceridwen, quien no puede contemplar su asesinato “debido a su gran belleza”, así que le ata dentro de una bolsa de cuero y le lanza al mar en la víspera de Mayo. El primer día de Mayo por la mañana, la bolsa es descubierta en un apostal de pesca, y abierta. La primera persona en contemplar al hermoso bebé dentro de la bolsa dice “Mirad, una frente radiante!”.
Y es así que el niño recibe el nombre de Taliesín, que en galés significa “frente radiante”.
En este caso, Cerridwen presenta la figura de la iniciadora.
Las transformaciones animales de Taliesín nos hablan de los tres elementos de los celtas: tierra, agua y aire: Taliesín se convierte en pez, en pájaro y en mamífero terrestre. Así pues, El nuevo Taliesín, recorre toda la creación, toda la existencia para huir de Cerridwen.
El caldero es considerado un elemento de muerte y resurrección por los celtas. De hecho, el caldero Gundestrup celta muestra una imagen del caldero del Dagda, “El siempre húmedo”, en el que eran sumergidos los muertos y salían revividos. El mismo caldero que le significa a Gwion renacer como Taliesín.
Se dice que el contenido del caldero de Cerridwen era:
“Resplandor radiante ilumina al que elabora el brebaje,
Por encima del caldero de los cinco árboles,
Y el fluir de un río,
Y expandirse el calor,
Y la miel y el trébol,
Y la suprema aguamiel embriagadora,
Como el metal a un jefe guerrero,
El regalo de los Druidas.”
La miel es un símbolo utilizado por muchas culturas como símbolo de las sustancias psicotrópicas. Odín alcanza la sabiduría al beber el licor llamado Kvasir, de un caldero llamado Odhroerir, ‘Inspiración´: la hidromiel de Mímir, cuya cabeza custodiaba las raices de Yggdrasyl, el árbol cósmico, la fuente del conocimiento.
En el Rig Veda hindú, se asimila la figura del Soma como miel. La Ambrosía de los dioses griegos era hecha en parte con miel. Tanto el Soma como la Ambrosía otorgan la inmortalidad y convierten a los hombres en Dioses. De hecho, existe una relación directa de la miel con otras sustancias enteógenas y de la abejas, con las sacerdotisas por ejemplo de los misterios de Eleusis.
En la historia se puede ver una triple iniciación: la bebida del caldero abre la mente del bardo al don de la Awen, la estancia en el vientre de la diosa da al vate sabiduría para entenderlo, la prueba de ser abandonado al mar dentro de la bolsa de cuero capacita al druida para poder conquistar el último miedo: El de la muerte.
Gwion bebe tres gotas: una gota para el cuerpo, una para la mente y otra para el alma. Y de hecho, sufre una triple muerte y un triple renacer, que para los celtas no podía ser de otra manera que no fuera triple, puesto que de esta triple manera cubre todos los aspectos de la creación y del renacimiento.
Al alcanzar la Awen, Gwion, ya convertido en Taliesín, rememora su verdadera existencia y habla de su estancia en el Castillo de Arianhrod y de las diferentes vidas que ha ido teniendo.
Gwion se convierte en el chamán que accede al caldero de la resurrección y bebe de él, bebe de la sabiduría, para renacer de la iluminación fluida de la Awen, para renacer. Una resurrección como Druida, como Bardo, como Vate. Como chamán.
Por Gaueko Bele
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