miércoles, 27 de agosto de 2008

Tenzin Gyatso: "Enseñanza Budista."

Las tradiciones espirituales

Todos quienes tenemos una concepción de "yo", queremos ser felices y no sufrir. Esta afirmación no solamente es cierta para los seres humanos, sino además todos los animales y otros seres tienen esa noción de "yo". Sin embargo, como el ser humano tiene una inteligencia más sofisticada, capaz de razonar y generar ideas, en su búsqueda por alcanzar la felicidad y eliminar el sufrimiento, ha desarrollado sistemas o caminos espirituales, al contrario de los animales y otros seres. Si consideramos dos tipos de sufrimiento, el que se experimenta a nivel físico y otro a nivel mental, las tradiciones espirituales se han desarrollado en el género humano para detener y contrarrestar ese sufrimiento y encontrar una salida al mismo. A su vez, las tradiciones espirituales están relacionadas principalmente con el sufrimiento mental, y nosotros los humanos, debido a las enormes preocupaciones y actividades que ocurren en nuestra mente, adoptamos una tradición espiritual en la cual depositamos nuestra confianza y tomamos refugio en ella, con la esperanza de que este refugio nos ayudará a calmar esas preocupaciones y agitaciones de nuestra mente. Y es por eso que en todas las tradiciones espirituales ocurre esa relación de refugio: la gente que la practica toma refugio en su propia tradición religiosa. Las tradiciones espirituales tienen sus propias filosofías, pero también esas filosofías están en función del desarrollo de cualidades humanas tales como el amor, la bondad, la compasión, la ética, y otras.

Desde el punto de vista filosófico se puede hablar de la existencia de tradiciones que basan su filosofía en un Dios creador, también llamadas religiones teístas, y las que no consideran a un Dios creador o tradiciones no teístas. Dentro de las tradiciones no teístas, hay dos clases de escuelas filosóficas. Unas sostienen la existencia de un alma, o atman o principio autoexistente, y otras que no aceptan ese principio. Dentro de las tradiciones no teístas que no aceptan la existencia de una entidad independiente y concreta, están los budistas.

A partir de los diferentes grados de sutileza acerca de la inexistencia del ego o de esta entidad independiente y concreta, en el budismo se han formado cuatro escuelas filosóficas. Además, desde el punto de vista de la amplitud de la misión y de nuestra actitud budista, se han formado tres vehículos o senderos, lo que en sánscrito se conocen como yanas.

Breve reseña del budismo

Desde un punto de vista histórico, el Buddha Shakyamuni impartió lo que se llama el primer giro de la rueda de enseñanzas o Dharma, que constituyó la enseñanza más famosa y renombrada. Sin embargo, con posterioridad dio nuevos giros, de acuerdo a las características de algunas personas o individuos. En general se puede hablar de dos giros principales. Este primer giro de la rueda de la enseñanza, que es el más difundido, también está registrado. Es el más conocido y constituye la estructura básica del budismo. En este giro, Buddha impartió lo que se llama la enseñanza de las Cuatro Nobles Verdades. Los otros dos giros, que constituyen una segunda clase de transmisión de enseñanzas, desde un punto de vista histórico, son menos difundidos que el primero. Las enseñanzas del primer giro, se difundieron esencialmente en Sri Lanka, Tailandia, Camboya, y otros lugares, las cuales tienen su origen en lo que se llama la tradición Pali; idioma en la cual fueron registradas. Y a medida que pasó el tiempo, y una vez de que se elevó el nivel intelectual de los discípulos, comenzaron las enseñanzas en sánscrito.

Buddha comenzó a dar las enseñanzas en sánscrito, y llegado el momento, se creó la Universidad de Nalanda, que fue una institución de enorme prestigio en el estudio de las enseñanzas budistas, cuyos trabajos se desarrollaron en base al idioma sánscrito.

De esta forma, grandes eruditos emergieron de esta universidad, tales como el gran maestro Nagaryuna, que existió en el siglo I y II, su discípulo principal Aryadeva y así como Arya Asanga, Vasubandhu, y otros enormes grandes eruditos como Dharmakirti, que fue un gran lógico. A partir de las enseñanzas impartidas en Pali y luego en sánscrito y una vez que el budismo se hubo desarrollado, se comenzó a difundir a muchos países tales como China en el siglo III y de ahí a Corea, Japón, Vietnam, y en el siglo VII llegaron a Tibet. Las enseñanzas que llegaron a Tibet fueron principalmente de la tradición que provenía de Nagaryuna. En general, se puede decir que las cuatro tradiciones espirituales budistas que se desarrollaron en el Tibet, si bien tienen ciertas diferencias, todas provienen de la Escuela Madhyamika o Enseñanza del Camino Medio promulgada por Nagaryuna. Desde el Tibet, el budismo se propagó a Mongolia, y también a la República Rusa, y a dos o tres países más. Esa corriente provino de las enseñanzas que se habían difundido en Tibet.

También, al norte de la India, y a la parte norte de Nepal, llegaron enseñanzas provenientes del Tibet; así como también a Bután. Se puede decir entonces que el número de practicantes del budismo tibetano, el cual se difundió a partir del budismo que existía en Tibet, fueron doce o trece millones de personas.

El potencial benéfico de todas las tradiciones religiosas

Aunque existen muchas tradiciones religiosas, algunas teístas y otras no teístas, en realidad todas tienen un mismo objetivo que es el de beneficiar a los seres humanos. Y a pesar de sus diferencias filosóficas, todas las religiones tienen como objetivo desarrollar el aspecto de amor y afecto, que es una condición natural que tenemos los seres humanos. En ese sentido, las religiones proveen sistemas para hacer que este amor y compasión, que es una facultad natural que tenemos, se desarrolle y crezca cada vez más. Y en eso todas las religiones coinciden. Cuando hablamos de las tradiciones, y en sus fundamentos filosóficos, se forman dos corrientes principales: aquellas que enfatizan el estudio de la filosofía, y aquellas otras que enfatizan el aspecto contemplativo espiritual.

Todas las religiones proponen el desarrollo del amor y la compasión, pero se diferencias en sus metodologías de enseñanza en donde cada una de ellas tiene su práctica única o peculiar Creo por ello, que lo mejor es continuar la tradición espiritual que tenemos por herencia, aquella religión con la cual tenemos afinidad, o aquella con la cual estamos acostumbrados a practicar, que hemos heredado de nuestra cultura, de nuestra tradición. Me parece que lo más conveniente es que uno se mantenga en su propia religión tradicional.

Por ejemplo, en el caso de ustedes en Chile, la cultura fundamental o básica provino de Europa y por lo tanto, la religión más difundida es el catolicismo. Lo que quiero decir es que si uno en su propia tradición heredada es católico, entonces lo que aconsejo es que uno continúe siendo católico, porque en general, cambiar de religión trae muchas dificultades o problemas.

Sin embargo, somos millones de personas las que habitamos este mundo, lo que implica que hay diferentes disposiciones mentales y aspiraciones entre nosotros, y puede ocurrir que alguien tenga un interés por una religión que no sea la heredada por su cultura, como por ejemplo en nuestro caso en Tibet.

Aunque el 95% de las personas son budistas, hace algunos siglos se introdujo el Islam, por lo tanto hay practicantes musulmanes, de igual forma se introdujo el cristianismo y hay tibetanos que son cristianos.

Esta situación responde a sus disposiciones mentales, por ello es correcto que si lo creen conveniente cambien. De la misma manera, si a pesar de tener una tradición religiosa que va de acuerdo a su cultura alguien no está satisfecho con ella y siente interés por el budismo, por lo que propone, sus estudios, su profundidad y otros aspectos, y debido a este interés quiere cambiar de religión, eso también es lógico.

O también puede haber personas que no tengan un particular interés o atracción por una religión, pero al encontrar las enseñanzas budistas, estas lo impactan por sus características exclusivas, por su profundidad, por todo lo que está proponiendo, y debido a ese interés también deciden volverse budistas. Esto también es lógico y correcto.

Como ésta es una reunión para dar una enseñanza budista y considerando que hay muchos budistas en la audiencia, lo que va a ocurrir hoy, es una explicación de estas enseñanzas. Por otro lado, también hay muchos que no son budistas, pero que han acudido por interés o curiosidad para a ver que es lo que dice o propone el budismo, y de esa manera también abrirse a las enseñanzas budistas y tener un entendimiento más profundo de lo que ellas transmiten.

Enseñanza Budista

Si queremos definir al budismo en cuanto a su punto de vista, a su visión, y también a su conducta, entonces podemos decir que la visión budista es lo que se conoce como la interdependencia o el origen dependiente de los fenómenos. Por otro lado, la conducta budista es la compasión, que implica la ausencia de violencia, la no violencia.

Interdependencia

Cuando nos referimos a la interdependencia, lo que queremos decir es que todos los fenómenos, en realidad, surgen en base a causas, es decir que son dependientes de algunas causas para que ocurran. Por lo tanto, se habla de un origen dependiente. Cuando consideramos el futuro, el futuro ocurre en base al presente, y cuando consideramos el presente, el presente es un resultado de lo que ha ocurrido en el pasado, es decir que, cuando lo miramos de este punto de vista, las cosas ocurren a través de una causa, y en base a esa causa ocurre un efecto que es el resultado de la misma. Es decir, que todo ocurre en esa función de causa y efecto.

Impermanencia

Además, una característica de la idea de interdependencia es la de cambio o impermanencia de los fenómenos, los cuales pueden cambiar de dos maneras. Existe un cambio que es sutil, y un cambio que es más evidente o grosero. El cambio sutil nos cuesta un poco más de entender porque es algo que requiere más investigación, pero el cambio grosero es algo que podemos evidenciar con mucha facilidad. Lo vemos en la naturaleza, en el cambio de las estaciones, como una estación pasa a otra, también lo vemos en la naturaleza, en muchas expresiones en las cuales las cosas cambian.

De igual forma, si tomamos nuestro cuerpo como objeto de análisis, vemos que nuestro cuerpo cambia constantemente, que pasa de ser el cuerpo de un niño al de un adolescente, después al de un adulto, luego envejece, y finalmente muere. Lo que demuestra que también nuestro cuerpo se va modificando, porque está sujeto al cambio.

En esta misma línea, si consideramos el caso del tiempo, también sucede lo mismo. Cuando decimos que pasó un año, el año está constituido por meses, los meses por días, los días por horas, y las horas por minutos, y los minutos por segundos. Si no hubiese un cambio de segundo a segundo, entonces no podría haber un cambio durante una hora, ni tampoco un cambio durante un día, y así sucesivamente.

Es decir, que cuando comenzamos a analizar la naturaleza cambiante de los fenómenos, podemos ver que en realidad todo cambia de instante a instante, porque si no fuera así, si algo no cambiara de instante a instante, si hubiera algún período constituido por varios instantes en los cuales no ocurriera absolutamente ningún cambio, entonces podríamos decir que un segundo no ha cambiado nada en absoluto. Es decir, siguiendo esa lógica, existiría un minuto en el cual no habría sucedido cambio alguno, y en base a ese minuto se podría hablar de una hora en la cual tampoco hubo ningún cambio, y de la misma forma llegar a un día, a un mes, a un año y así sucesivamente. Sin embargo, eso no se condice con la realidad.

Por lo tanto, podemos concluir que todos los fenómenos cambian, y que el cambio ocurre a un nivel muy sutil, de instante a instante, es decir, que los cambios se producen en cada instante en la naturaleza y en todos nosotros. Incluso desde el punto de vista de la física nuclear, cuando se investiga la naturaleza de la materia, es posible ver que todo está en movimiento, que todo está cambiando constantemente. De tal forma, que a medida que se profundiza en su investigación, los nuevos hallazgos de la física cuántica están demostrando algo que no era tan evidente, lo que es el cambio sutil o la impermanencia sutil de todos los fenómenos, pero en una forma concreta, no en una forma que requiera cierta aplicación o efecto para ser demostrada.

Dicho nuevamente, ya se está observando en forma evidente como el cambio ocurre a un nivel extremadamente sutil. Ahora bien, cuando consideramos esta ley de que todas las cosas cambian, pero a nivel de los cambios groseros o burdos, es decir aquellos que vemos por una experiencia directa, sabemos que es en base a ciertas condiciones, que ocurren los cambios. Por ejemplo, debido al cambio del clima es que empiezan a surgir nuevos brotes de lo que se ha plantado, o distintos tipos de frutos y por lo tanto, a un nivel así de evidente y obvio, se nota que los cambios ocurren en base a distintas condiciones. Sin embargo, se vuelve más complicado cuando lo empezamos a analizar desde el punto de vista del cambio sutil, de la impermanencia sutil, esa que va cambiando de instante a instante. Porque en ese caso es más difícil de ver que es lo que causa que ocurra un cambio entre un instante y otro.

Porque en ese caso no podemos hablar de una condición separada que esté afectando a un instante para que cambie al instante siguiente, sino que por su propia naturaleza, el cambio ocurre de instante a instante. Por lo tanto, se puede hablar que de cierta manera, al analizar un fenómeno a nivel sutil, la causa del cambio y el efecto del cambio ocurren simultáneamente, y eso es la propia naturaleza del cambio.

Relación entre causa y efecto

Cuando hablamos acerca de la causa de un fenómeno, tenemos que analizar como tiene que ser esa causa para que ocurra un cambio y siguiendo esa lógica podemos decir que la causa tiene cualidades. La primera es que la causa es de naturaleza cambiante o dicho de otro modo, la causa no puede ser algo permanente, porque si la causa fuera algo permanente no podría dar como efecto algo cambiante. Por lo tanto, la causa misma tiene que ser cambiante por naturaleza. En segundo lugar, cuando hablamos de que algo existe, una vez que surge ese algo, automáticamente muere. O sea que, dentro de la causa misma, que da origen a algo, esa causa tiene en forma natural un segundo componente que es la cualidad de cesación. Porque al decir que algo se origina, automáticamente implica que algo va a dejar de existir. Por lo tanto, la causa dentro de si misma tiene la característica de la cesación. En tercer lugar, la causa tiene que ser coincidente en calidad con el efecto, porque si tuviéramos una causa que no tuviese ninguna afinidad con el efecto, entonces éste no estaría relacionado con la causa y se produciría cualquier cosa en base a cualquier causa, y esto no ocurre en la naturaleza. Es decir, que para cada fenómeno, el efecto y la causa están relacionados por un mismo tipo de calidad o un mismo tipo de elemento. O sea que existe una sincronía entre la causa y el efecto en cuanto a su calidad. Finalmente, está la negación de esto, vale decir, que no puede haber un efecto que no tenga relación con la causa, en el sentido de que no tengan un mismo tipo de afinidad. Por lo tanto, las características de impermanencia, cesación, sincronía y negación, definen a una causa a partir de la cual se origina algo, así como al efecto que depende de esa causa. Es por ello que cuando en el budismo se habla de origen dependiente, normalmente se realiza una explicación clara de lo que significa una causa para que genere un efecto que corresponda a esa causa.

Las Cuatro Nobles Verdades

Esta relación entre causa y efecto es algo importante de comprender, tanto como componente como base de lo que se llama las Cuatro Nobles Verdades, y que tiene relación con nuestro propio sufrimiento. Es decir, que nosotros en realidad lo que deseamos es no sufrir, lo que queremos es evitar el sufrimiento y esto es una característica básica de todos los seres sintientes.

Entonces, primero tenemos que considerar si podemos eliminar el sufrimiento, si podemos ser libres de él o no. Luego tenemos que identificar el sufrimiento para saber si hay una posibilidad de liberarnos de él. Dicho de otro modo, para liberarnos del sufrimiento tenemos que saber cuál es el origen, cuál es su causa, porque como lo hemos visto anteriormente, el sufrimiento, tal como otro fenómeno, surge de una causa. Así lograremos entender que al conocer la causa del sufrimiento y eliminando esa causa, podremos terminar con el sufrimiento.

Porque al eliminar una causa, su efecto también se elimina. Una vez identificada la causa del sufrimiento, entonces podemos saber que existe una posibilidad de liberarnos de ese sufrimiento, ya que estamos aspirando justamente a ese estado libre de sufrimiento que es lo que significa el estado de felicidad eterna o permanente. Eso es posible, porque es posible eliminar la causa del sufrimiento. Y con eso llegamos a la tercera noble verdad. El sufrimiento es la primera noble verdad, el origen o la causa del sufrimiento es la segunda noble verdad, o sea, efecto y causa. Y ahora estamos hablando de la tercera noble verdad que es la verdad de la felicidad eterna.

La felicidad ocurre sólo si somos capaces de eliminar el sufrimiento y sus causas, y eso es posible, eso es la cesación del sufrimiento conocida como la tercera noble verdad. Ahora, podemos preguntarnos cómo es posible. Es posible, ya que si eliminamos la causa del sufrimiento, vamos a alcanzar ese fruto que es el estado de felicidad permanente. Pero ¿de qué forma podemos actuar para eliminar esa causa? ¿Hay algún sistema que nos lleve a eso? La respuesta está incluida en la cuarta noble verdad, que es el camino a través del cual llegamos a la cesación del sufrimiento, que sería la tercera noble verdad. O sea que si ustedes ven, estas cuatro nobles verdades, Buddha las enseñó de manera de marcar primero el efecto, y luego la causa. Las dos primeras están relacionadas al sufrimiento, destacando el efecto que es el sufrimiento que experimentamos, y luego la causa que es la segunda noble verdad. Lo mismo sucede con las dos últimas verdades, en las cuales primero se enuncia el resultado o efecto que es el estado de liberación del sufrimiento o de felicidad permanente, y después se marca cual es la causa que conlleva a ese estado que sería el camino, la práctica del camino. Esa es la forma en la cual Buddha presentó las cuatro nobles verdades, en las cuales vemos la relación de causa y efecto.

Doce vínculos del origen dependiente: Primera y segunda Noble Verdad

Volviendo a las cuatro nobles verdades y ahora considerando con más detalles la primera y la segunda, es decir la verdad del sufrimiento y la verdad del origen del sufrimiento, en el budismo se explica que esas dos están contenidas en lo que se llama la ley de origen dependiente, de doce vínculos o las doce etapas de progresión en cuanto a este origen dependiente. El primer eslabón que da origen a esta cadena es la ignorancia (1). Ignorancia significa el desconocimiento de algo, y también tiene dos aspectos: uno es el mero desconocimiento de algo, y otro es la ignorancia que se manifiesta a partir de una concepción o visión errónea de lo que está sucediendo. Entonces en el primer caso, que es un mero desconocimiento, ahí no hay mucha acción, porque es más bien un estado neutro aunque también genera algún tipo de karma o acción. Pero básicamente el mayor karma está generado a partir del otro tipo de ignorancia que es la ignorancia en la cual lo que se va gestando es una idea equivocada, una cognición equivocada de las cosas y a partir de ahí sí que se genera karma, o queda la base para que se genere karma. O sea que la base de toda la cadena es la ignorancia.

El segundo eslabón se conoce como percepción o impulso (2) y se genera a partir del segundo tipo de ignorancia que es más compleja y está basada en una percepción o cognición errónea de la realidad, en el cual, a partir de percepciones que son placenteras se produce una reacción de apego y a partir de percepciones que son desagradables, hay una reacción de rechazo, y a partir de percepciones de algo que no es ni agradable ni desagradable hay un reacción que es indiferente o neutra. De esta manera, descrito en forma muy simple, estamos hablando de tres tipos de experiencias, pero en las que están incluidos además todos los tipos de percepciones que puedan existir. Adicionalmente, cuando hablamos de percepción con impulso estamos hablando de que ya hay una acción, y esa acción es lo que se llama el karma. El karma es una acción y cuando hablamos de acción estamos hablando de que hay un efecto, un resultado, por aquello que nos ha impulsado a hacer la acción. De esta manera realizamos una acción que es positiva o negativa, de acuerdo a ese impulso y en el mismo momento de realizada la acción, ésta termina. Por ejemplo, si yo quiero decir algo, la acción verbal de decir una palabra o una idea o lo que fuera, se completa al momento en que yo termino de expresarla. Lo que queda después de esa acción es una impresión en la conciencia, una impresión que queda como una propensión o un esquema habitual albergado en la continuidad de nuestra conciencia, y que constituye una causa que también tiene la potencialidad de dar un fruto, o de manifestarse en un efecto.

O sea que el tercer eslabón es el de la conciencia (3) que está albergando los resultados de las acciones que nosotros hemos hecho. En un principio, el fin de la acción se constituye en causa que queda dentro de la conciencia, marcándola y dejando una impresión. El resultado que ocurre a partir de esa causa puede manifestarse después de unos días, después de unos meses, en esta misma vida, en la próxima, o después de muchas vidas, pero en algún momento se va a manifestar cuando las condiciones se den. O sea que estamos hablando de que el karma tiene dos aspectos: por un lado está la causa, porque es ella quien queda almacenada en nuestro continuo mental y por otro está el efecto que es el que va a dar lugar cuando el tiempo haya trascurrido. De esta manera, ocurre el tercer eslabón, el eslabón de la conciencia.

Hemos visto entonces el de la ignorancia, el del impulso o del karma, y en tercer lugar el de la conciencia. Estos doce eslabones se aplican a la primera verdad del sufrimiento y a la segunda verdad del origen del sufrimiento. Hemos visto entonces que en el tercer eslabón, el eslabón de la conciencia, están los dos aspectos: por un lado está la conciencia de causa que es aquella impresión que ha recibido la mente a través de la acción, el segundo eslabón que es el karma, y por otro lado el resultado de esta acción, que constituye una causa, que va a ser el fruto de esa causa que está incluida también como parte de esa conciencia, por eso es que se habla de la conciencia causal y la conciencia de efecto.

En este análisis, es conveniente pasar del tercer eslabón, al décimo eslabón, que es el de la existencia (10), el cual se refiere a que los resultados de nuestras acciones nos llevan a experimentar un cierto tipo de existencia. Estas acciones que dejan una impresión, en realidad pueden madurar como se ha dicho, en la próxima vida o pueden tardar varias vidas, pero llegado el momento, aquello que condiciona el tipo de existencia que vamos a tener, es alguna acción que nosotros hemos hecho en el pasado y que corresponde al tercer eslabón, o el segundo eslabón que queda almacenado en esa conciencia.

Cuando hablamos de existencia, decimos que ella está determinada por diferentes actitudes. Hay actitudes que de cierta manera son reconfortantes para alguien, y que se experimentan como un intenso deseo, el cual está relacionado con una forma de ver las cosas que en última instancia se basa en el hedonismo. Esta forma de ver las cosas nos puede llevar a no admitir los verdaderos atributos que las cosas tienen, porque se niega todo; o bien está la otra posibilidad, que es la exageración, es decir aquella que asigna cualidades a las cosas que en realidad no tienen, como por ejemplo afirmar que uno tiene una existencia eterna y que esa existencia eterna es real.

A partir de lo señalado, podemos decir que el intenso deseo hace que uno se sienta satisfecho, porque uno sabe o cree saber que hay una existencia futura eterna y por lo tanto, uno se apega a este punto de vista. Esto es más bien un tipo de satisfacción que ocurre a nivel mental; pero también esta la satisfacción relacionada al dolor, que ocurre a nivel físico como lo habíamos visto. A partir del intenso deseo que surge por la experiencia física del dolor, ocurre una intención de auto aferramiento que conduce a un tipo de existencia. Y estas son las llamadas emociones aflictivas, las cuales son un componente importante de toda esta cadena.

Ahora volvamos al intenso deseo (8) que es el octavo eslabón. Ese intenso deseo parte de un sentimiento o sensación. La sensación si es placentera produce un deseo de adquirir el objeto placentero, o puede como hemos dicho ser una sensación desagradable, generando una conducta de aversión. Esto que llamamos sensación en si misma, es el séptimo eslabón, sensación (7), que puede ser agradable, desagradable o neutro, y que gatilla el deseo de posesión. Pero la sensación no ocurre sin causa, sino que ocurre porque hay un contacto entre nuestro órgano sensorial, el objeto que está siendo percibido y la conciencia sensorial correspondiente. Por ejemplo, si vemos un objeto visual, está nuestro órgano visual que es el ojo y la conciencia visual que los conecta y en base a eso hay un contacto entre nuestra mente y ese objeto que estamos percibiendo, que es la base para que ocurra una sensación, agradable o no. O sea que también es la base o la causa que da origen a un próximo eslabón.

El sexto eslabón es el contacto (6). Para que ocurra el contacto también necesitamos las fuentes sensoriales (5) que es el conjunto de todo lo que hace a nuestra percepción: los cincos sentidos, los cincos órganos de los sentidos, y las cinco conciencias de los sentidos. Y ese es el quinto eslabón que constituye la base para que ocurra un contacto con el objeto.

Este quinto eslabón que es la fuente de lo sensorial se basa en el nombre y la forma (4), en donde la percepción de cualquier forma va acompañada de un nombre que la clasifica. Es lo que da la base o fundamento a los fenómenos. Resumiendo, podemos decir que el estado de nombre y forma (4) da la base a la fuente de los sentidos (4), a su vez la fuente de los sentidos dan la base para que ocurra el contacto (6), de ahí surge la sensación (7), luego surge el deseo intenso (8), de ahí surge el aferramiento o apego (9) y finalmente eso termina en la existencia (10). O sea que vemos como cada uno de los eslabones lleva al otro y finalmente termina produciendo algún tipo de existencia. Cuando hablamos de la existencia basada en todos los eslabones anteriores, significa que tomamos un cierto tipo de existencia que conlleva a un nacimiento (11) dentro de ese ámbito de existencia. Cuando nacemos, automáticamente por ese hecho, comienza un proceso de cambio que lleva al envejecimiento y muerte (12) que sería el doceavo eslabón. Con esto completamos todo el círculo de los doce vínculos o eslabones de la cadena de interdependencia.

O sea que, de estos doce, el primero que es la ignorancia (1), el octavo que es el intenso deseo (8) y el noveno que es el de la fijación o apego (9), constituyen las emociones aflictivas o destructivas. El segundo, que es el impulso (2), y el décimo que es la existencia (10), forman lo que se llama el karma. Las emociones aflictivas junto al karma constituyen el origen del sufrimiento, la segunda noble verdad. Y todos los demás eslabones que restan (3, 4, 5, 6, 7, 11, 12), corresponden a la primera noble verdad del sufrimiento. Esto quiere decir que estos doce eslabones cubren las dos primeras nobles verdades del sufrimiento y del origen del sufrimiento.

Cadena de causalidad de doce eslabones:
También cadena de doce eslabones de origen dependiente. Una de las primeras doctrinas budistas que mostraban la relación causal entre la ignorancia y el sufrimiento.
Se dice que Shakyamuni enseñó la cadena de causalidad de doce eslabones en respuesta a la pregunta de por qué la gente padecía los sufrimientos de la vejez y la muerte:

1) El primer eslabón de la cadena es el de la ignorancia, luego la ignorancia causa
2) la acción (con su influencia “kármica”);
3) la acción origina la conciencia;
4) ésta, nombre y forma;
5) nombre y forma gestan los seis órganos de los sentidos;
6) estos, el contacto;
7) el contacto produce sensación;
8) la sensación origina deseo;
9) el deseo, apego;
10) el apego crea existencia;
11) la existencia nacimiento; y
12) el nacimiento ocasiona la vejez y la muerte. Al eliminar la ignorancia se erradican, sucesivamente, cada uno de los eslabones de la cadena, y cesan, al fin, los sufrimientos de envejecer y de morir.

Liberación del Sufrimiento: Tercera noble verdad

Cuando consideramos la primera y la segunda noble verdad, vemos que el sufrimiento existe cuando nacemos, envejecemos, enfermamos y morimos, habiendo tres tipos de sufrimiento: el sufrimiento propiamente dicho, el sufrimiento del cambio y el sufrimiento presente en todos los fenómenos condicionados. En realidad todo esto es algo que nos causa mucho pesar, y si además lo llegamos a considerar como una característica propia nuestra o inherente, entonces al querer trascenderlo y liberarnos de él, lo único que podríamos llegar a pensar es decir "bueno, entonces opto por el suicidio". Pero tenemos que ver las cosas desde otro punto de vista, porque al analizar en profundidad el mundo externo fenoménico, así como a nosotros mismos, nuestros cuerpos y demás objetos, al tratar de encontrar un primer origen o causa primordial del mundo o de nuestro cuerpo, no vamos a conseguirlo.

Cuando mediante un análisis se intenta buscar hacia atrás la causa que provoca un efecto, con el propósito de conocer el origen de cada uno de los fenómenos, en realidad, podemos ver que existen dos maneras en que esto puede ocurrir. Por un lado, si aceptamos la existencia de un origen o comienzo de las cosas, entonces tendríamos que aceptar la fuente de origen como algo substancialmente existente, desde la cual surge toda la progresión de existencia de las cosas o en otro caso algún ente creador que de origen a toda esa progresión de existencia. Pero mediante un análisis filosófico y lógico, en ninguno de los casos podemos llegar a una conclusión que los pueda validar. Por lo tanto, podemos decir que las cosas no tienen un comienzo u origen, que nuestros cuerpos también no tienen un comienzo, y de la misma forma, este razonamiento se aplica a nuestra conciencia que es una cosa inmaterial. Nuestra conciencia también no tiene comienzo y al mismo tiempo tampoco tiene fin, sino que es una corriente constante de conciencia sin fin. Por lo tanto, la idea de suicidio no soluciona nada, porque lo único que hacemos es cortar esta vida, pero nuestra conciencia continua, porque así como no tiene comienzo, tampoco tiene fin. Si nuestro sufrimiento es envejecimiento y muerte, la única manera de liberarnos de él es no nacer, pero hemos visto que el nacimiento está causado por el karma y las emociones destructivas, tales como el apego, el deseo, y las demás que se han expuesto. Por lo tanto, tenemos que reconocer que la existencia es como una rueda, en donde los doce eslabones de la cadena de origen dependiente originan la rueda de la vida, la rueda de la existencia, porque realmente es como una rueda que va girando constantemente, y que se va perpetuando a si misma.

En cada día, en cada momento estamos generando una innumerable cantidad de momentos de ignorancia, que dan lugar también a una innumerable cantidad de karmas, y también esos constituyen una innumerable cantidad de efectos que van a madurar en algún momento. O sea que, realmente, si permanecemos dentro de todo este ciclo que es como una rueda que constantemente gira y se perpetua a si misma, no vamos a poder encontrar un fin al sufrimiento, porque no hay forma de cortarla. Pero esta rueda que si bien se perpetúa a si misma y constituye el ciclo de nuestra existencia desde un tiempo sin principio y que de esta forma ha venido reproduciendo existencias en nosotros, tiene un punto débil, tiene un talón de Aquiles, y este es el de la ignorancia. Dicho de otra forma, si vemos que hay una rueda que está girando y queremos pararla, quizás no la podamos parar simplemente con las manos. Pero si sabemos que esa rueda tiene un orificio en el cual es muy débil y podemos penetrar en él con algo que la bloquee, entonces vamos a poder detener el giro de esta rueda. De la misma manera ocurre con esta rueda de la existencia, el punto débil es el de la ignorancia. Y ¿por qué la ignorancia?, porque es el primer eslabón, es el eslabón que da origen a todos los eslabones sucesivos que están encadenados unos con otros, pero que tienen su comienzo en la ignorancia.

Cuando hablamos de ignorancia, estamos hablando del desconocimiento a cerca de la verdadera naturaleza de la realidad. Eso es lo que significa ignorancia. El desconocimiento de la verdadera naturaleza de la realidad es lo que genera los otros eslabones, y estos otros se van reproduciendo para generar más momentos de ignorancia que en si mismos producen, más karma, más impulso, más de los demás eslabones, y así se van perpetuando. Ahora si encontramos una forma de bloquear esa ignorancia o de hacer que llegue a su fin, entonces estaremos encontrando una forma de interrumpir esta sucesión de eslabones que son los que producen la rueda de nuestra existencia. Entonces, primero debemos preguntarnos si hay una forma o no de eliminar esa ignorancia que es la madre de toda la cadena.

Como la ignorancia es el desconocimiento de la naturaleza de la realidad, si llegamos a un conocimiento directo de la naturaleza de la realidad, a una verdadera vivencia de lo que es esa naturaleza, de esa forma entonces eliminaremos la ignorancia, y lograremos nuestro cometido que es eliminar también el sufrimiento, ya que, como hemos visto, esta cadena es la que causa el origen del sufrimiento.

Entonces, ya estamos acercándonos a la tercera noble verdad que es la cesación del sufrimiento. ¿Cómo ocurre la cesación del sufrimiento? Solamente puede ocurrir si interrumpimos esta rueda de la existencia, y esta interrupción solamente puede ocurrir si eliminamos la ignorancia que es la madre que da origen a toda la misma. Entonces la cesación del sufrimiento consiste en la eliminación de la ignorancia y esa es la tercera noble verdad a la cual podemos llegar.

El Camino Espiritual: Cuarta Noble Verdad

Sin embargo, necesitamos un método que nos lleve a la eliminación de la ignorancia. Ese método es la realización o la vivencia de la vacuidad, definiendo vacuidad como la verdadera naturaleza de todos los fenómenos y de toda la existencia. Cuando logramos conocer la vacuidad en forma directa, es decir, cuando logramos la realización espiritual de tener una completa vivencia de la vacuidad, entonces eliminamos la ignorancia; y con ello se eliminan también todos los otros eslabones. Entonces, cuando tenemos un acercamiento de la vacuidad, debilitamos la ignorancia, y a medida que la ignorancia se debilita, se reduce también el karma y las propensiones o semillas que van almacenándose en nuestra conciencia, y con ello todos los eslabones van disminuyendo. Y cuando logramos la completa vivencia de la vacuidad, en ese momento cortamos definitivamente con la ignorancia. En ese momento, el resultado de esta cadena que en una dirección parte de la ignorancia y resulta en la primera y segunda noble verdad, la del sufrimiento y la de su causa, al tener la vivencia de la vacuidad, logramos eliminar la ignorancia y como consecuencia de ello toda la cadena se va desarmando, desembocando en la tercera noble verdad, que es la cesación del sufrimiento.

O sea que esta misma cadena explica en un sentido la generación de la rueda de la existencia condicionada por la ignorancia y el sufrimiento, y en otro sentido explica también las últimas nobles verdades, ya que a partir de la eliminación de la ignorancia toda esa cadena se desarma y nos lleva a la cesación del sufrimiento, que es la tercera noble verdad.

Volviendo a la cadena de doce eslabones, si vemos el primero que es la de la ignorancia y también las tres emociones destructivas que son la ignorancia (1), el deseo (8) y el apego (9); estas tres lo que hacen es determinar el karma o el tipo de acciones (2) y los efectos de las acciones (3) que ejecutamos. Además, el karma que se genera está contaminado, es un karma impuro y por eso nos mantiene en este ciclo de existencia dominado por la ignorancia y el sufrimiento. Pero una vez que hemos eliminado la ignorancia y alteramos la cadena, esto no quiere decir que la conciencia desaparece, ya que ella continúa su corriente natural. Lo que si eliminamos son aquellos elementos que hacían que esa conciencia generara causas y condiciones para el sufrimiento, porque al eliminar la ignorancia, que es la base y la causa fundamental del sufrimiento, no quiere decir que ya no haya acción. Una persona que ha eliminado la ignorancia, desde ese momento tampoco tiene apego (9) e intenso deseo (8) y al sacar estos tres, los demás eslabones de la cadena continúan manifestándose en esa persona iluminada, que es aquella que tiene la realización espiritual de comprender la naturaleza de la realidad. Esa persona sigue ejecutando acciones y esas acciones que hace producen karma, pero no es un karma contaminado como el caso anterior, sino que es un karma que no produce ningún tipo de consecuencias negativas, es un karma positivo, virtuoso. Y cuando toma un renacimiento, también experimenta un tipo de existencia, pero al estar libre del karma negativo y de la ignorancia, debido a sus aspiraciones altruistas, toma un nacimiento que le permita continuar sus actividades altruistas. O sea que un ser iluminado también nace y por supuesto también envejece, aunque sea una persona de altísima realización espiritual. En realidad su cuerpo envejece, pero hay que considerar qué es lo que siente con ese envejecimiento. También Buddha Shakyamuni llegó a una avanzada edad y por supuesto su cuerpo mostró síntomas o signos de envejecimiento, eso también aparece en una persona que tiene una realización espiritual.

Pero de cualquier manera, lo que quiero decir con esto, es que al eliminar la ignorancia, lo que desaparece es la ignorancia (1), el intenso deseo (8) y el apego (9). Sin embargo, la cadena continúa pero en una dirección virtuosa, que es lo que ocurre con aquella persona que tiene la realización de la vacuidad. Los Tres Entrenamientos: Cuarta Noble VerdadUna vez que hemos entendido que la ignorancia es la causa de toda esta cadena y que es el causante de todo nuestro sufrimiento, entonces generamos la intención interna de eliminar la ignorancia y ese sentimiento interno es lo que se llama el estado de renuncia. En relación a la ignorancia, el hecho de verla como un enemigo, produce el sentimiento de querer liberarnos de la misma. Ese sentimiento es la renuncia y es por ese deseo de eliminar la ignorancia y las otras emociones destructivas, que adoptamos una ética y una disciplina, los cuales son uno de los tres entrenamientos del budismo. El entrenamiento de la ética budista se realiza tanto a nivel mental, verbal y físico siguiendo las enseñanzas budistas. Pero para que este entrenamiento se lleve a cabo de la mejor manera posible y sea efectivo, nuestra mente no puede estar distraída, porque en nuestro estado mental actual, nuestra mente nos domina. En cambio tenemos que llegar a ser los amos de nuestra mente y para eso necesitamos el desarrollo de la atención mental, del estado de alerta, a partir del cual lograremos que nuestra mente pueda permanecer en calma, y así llegar a una estado de atención en un solo punto, el cual se logra con la práctica de la meditación, que es el segundo entrenamiento enseñado por Buddha. Una vez que logramos una mente ya en calma y que puede permanecer quieta en un solo punto sin distracción, entonces debemos desarrollar el conocimiento que nos acerque al estado de comprensión de la naturaleza o estado real de los fenómenos, aquel conocimiento que comprende la inexistencia del ego, así como la inexistencia de una entidad inherente e independiente en todas las cosas. Ese conocimiento de la inexistencia de la característica de identidad, es lo que se llama la sabiduría trascendente, y eso es lo que constituye la cuarta noble verdad del sendero, en cuya practica lo que cultivamos y desarrollamos es la inteligencia que nos llevará al conocimiento de la realidad, que es lo que finalmente va a erradicar la ignorancia. Y ese es el tercer entrenamiento enseñado por Buddha, el del conocimiento, la inteligencia o sabiduría. Estos tres entrenamientos entonces son la disciplina y ética, la meditación, y la sabiduría. Desarrollando Compasión: BodhichittaEso es lo que hace el budismo. Ahora, cuando nuestra preocupación comienza con el reconocimiento de nuestro sufrimiento y el anhelo de liberarnos del él, empezamos también a considerar la condición de los demás seres. Deseamos eliminar el sufrimiento y su causa, el origen del sufrimiento, pero también empezamos a contemplar la situación de los demás seres que coinciden con nosotros en anhelar la felicidad y no querer sufrir. Entonces a partir de esa comprensión, comienza a desarrollarse en nosotros un estado de empatía y de compasión hacia los demás seres a quienes vemos dominados por la ignorancia, dominados por sus emociones negativas. No es un tipo de compasión normal, común y corriente, sino que es una compasión que comienza a crecer con mucha intensidad, ayudada también por el conocimiento, la inteligencia o sabiduría. De esa forma, se desarrolla una compasión de tal envergadura que nos hace dedicarnos completamente al camino, que es la cuarta noble verdad, con la motivación de alcanzar el estado de Buddha, el estado de iluminación, de perfección completa. Porque sólo de esa forma vamos a poder ayudar a los demás seres de una manera más efectiva. Y eso es lo que se llama la Bodhichitta, que es la mente de la iluminación, la mente del despertar y es justamente esa Bodhichitta la que incluye el logro de los dos propósitos, que es la liberación personal o estado de Buddha, y también la liberación de los demás. Porque desde ese estado de Buddha trabajaremos para llevar también a los demás seres al estado de liberación. La Bodhichitta entonces es la aspiración para alcanzar la iluminación para el beneficio de los demás seres.

Eliminar el ego

Cuando hablamos de ego, estamos hablando del carácter de entidad independiente inherente que percibimos en nosotros mismos como personas, y también en todos los fenómenos, como algo que realmente les corresponde. Entonces se habla de dos tipos de identidad: identidad de las personas e identidad de los fenómenos. Cuando hablamos de la eliminación del ego estamos hablando que tiene que abarcar ambos casos. En realidad esto tiene que ver con la eliminación de la ignorancia como se ha explicado. Para ello entonces se estudia la vacuidad, que es la naturaleza de todos los fenómenos, uno comienza recibiendo enseñanzas sobre la vacuidad, a partir de las cuales uno empieza a reflexionar sobre el significado de esas enseñanzas y de esa manera las comprende más profundamente. Y a medida que las va comprendiendo más profundamente, a medida que la vacuidad se va entendiendo con más profundidad, naturalmente también esa fijación en la existencia inherente e independiente de entidad en uno mismo y en las personas va disminuyendo. Junto con esto también se desarrolla una actitud contraria a la que habitualmente tenemos, que es la de favorecerse a uno mismo antes de los demás, y se revierte porque nos entrenamos para dedicar nuestro afecto más a los demás que a nosotros mismos. O sea que, cuando revertimos esa actitud y desarrollamos esa cualidad de estar más preocupado por el bienestar de los demás que por nosotros mismos, también eso resulta en una disminución del egoísmo y del egocentrismo. O sea que cuando practicamos esos dos sistemas del estudio de la vacuidad y del desarrollo del altruismo hacia los demás seres, estos son dos factores que van eliminando el ego.

Ser católico y budista simultáneamente

En un principio, sí, no hay ningún problema en practicar ambas tradiciones, ser católico y ser budista, porque hay muchas cualidades que son comunes, practicar el amor, la compasión, el contentamiento, y la disciplina y las demás cualidades son comunes, y entonces no hay discrepancias a ese nivel. Pero llega un momento en que, cuando en el budismo uno ya llega a analizar la naturaleza de la realidad y comienza a hablar en términos de la vacuidad y la interdependencia de todos los fenómenos y demás, ahí ya comienza a aparecer diferencias que son difíciles de conciliar con la otra tradición. Por eso, a menudo cuando me comparto con amigos cristianos, también algunos de ellos monjes cristianos, en el momento en que se empiezan a interesar en estos aspectos de la vacuidad o de la interdependencia, yo les digo "estos son asuntos budistas, en realidad mejor no meterse con ellos". Lo mismo sucede con los encuentros que tenemos budistas con católicos y cristianos en los cuales también aprendemos mucho de su propia tradición, pero cuando en el ámbito católico se empieza a hablar de Dios creador y demás, también les digo "bueno esos son asuntos de los católicos, mejor que los budistas no se metan en eso".

Sentir compasión hacia todos los seres

Como mencioné anteriormente, hay una forma de compasión que es natural a todos nosotros, pero también hay otra forma de compasión que se desarrolla con influencia también del conocimiento, y que es una compasión excepcional, una compasión imparcial, que está dirigida a todos por igual, y que sólo puede ocurrir cuando se la desarrolla sistemáticamente con la influencia del conocimiento. Cuando uno está desarrollando ese tipo de compasión, al encontrarse con alguien que odiamos o algún enemigo que nos causa daño, desde la perspectiva de esa compasión, vemos que esa persona, en su actuar, está generando mal karma, que va a resultar en su sufrimiento, y entonces nuestra preocupación está más bien dirigida a las consecuencias negativas que va a tener esa persona a través de su actuar, y el resultado. Es decir que, en vez de sentir odio, uno siente compasión por esa persona por lo que va a sufrir, por lo que esta haciendo en este momento. Hay un sentimiento de empatía en ese caso producto de nuestro entrenamiento en este segundo tipo de compasión, y debido a eso es que cuando nos encontramos con un enemigo lo vemos como un maestro que nos está ayudando a desarrollar esta compasión.

Controlar las emociones negativas

Las emociones negativas en si mismas son muy sofisticadas y muy tercas y, por lo tanto, aquello que las puede contrarrestar también tiene que ser muy sofisticado. Pero las emociones destructivas están basadas en la ignorancia, y la ignorancia no es una base válida. Por lo tanto, si bien al principio la fuerza para contrarrestar esas emociones negativas quizás sea débil, igual está sustentada en una base que es válida, que es la base del conocimiento. Por lo tanto, si desarrollamos estas medidas o antídotos con los cuales vamos a contrarrestar las emociones destructivas, porque están sustentadas en una base valida, a partir de la influencia de la sabiduría pueden llegar a tener una fuerza, una intensidad muy grande con la cual podemos contrarrestarlas. Esta es la forma con la cual podemos eliminar las emociones negativas. Por eso en el budismo el aspecto de la sabiduría es vital y una de las características peculiares del budismo es la de utilizar la inteligencia humana en su mayor extensión para con ello poder contrarrestar las emociones negativas. Por eso siempre les digo a mis hermanos y hermanas budistas que deben estudiar, que no es suficiente simplemente recitar algunas oraciones, mantras, o leer unos textos de oraciones, eso no es suficiente.

Fuentes:

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La Compasión y el Dalai Lama.

"Me gustaría empezar explicando el sentido de la compasión, lo cual a menudo suele entenderse erróneamente. La genuina compasión está basada no en nuestras propias proyecciones y expectativas sino en los derechos del otro, independientemente de si la otra persona es un amigo íntimo o un enemigo, el hecho de que ésa persona desee la paz y la felicidad y quiera superar el sufrimiento, ha de servirnos de base para desarrollar un genuino interes por su problema. Normalmente cuando nos interesamos por un amigo íntimos llamamos a ésto compasión. Esto no es compasión , es apego. Tan pronto como cambian nuestras proyecciones desaparece el apego. Es posible tener compasión sin apego y de forma similar sentir enfado sin odio.Necesitamos hacer una distinción clara entre la compasión y el apego y entre el enfado y el odio. Esta claridad de conceptos es útil en nuestra vida diaria y en nuestros esfuerzos hacia la paz mundial. Considero que estos son los valores espirituales fundamentales para la felicidad de todos los seres humanos, independientemente de si uno es creyente o no."

El hombre es básicamente bueno y su naturaleza es compasiva, dice el Dalai Lama. Cientos de estudios científicos avalan esta afirmación, indicando que la agresividad y el comportamiento violento está influido por factores biológicos, sociales, situacionales y ambientales; y todo ser humano desea ser feliz y ser tratado con consideración, respeto y afecto.

Cuando creemos en esta premisa básica, nuestra visión del mundo cambia y somos más felices.

La existencia humana está llena de esperanza aunque no haya nada que pueda garantizar nuestro futuro.

Reflexionar sobre qué es lo que le da significado a nuestra vida nos permitirá establecer prioridades y utilizar bien nuestro tiempo para ser más felices.

Los seres humanos están cada día más aislados. Se jactan de ser independientes pero no se dan cuenta que solamente para poder existir en este mundo dependen de infinidad de personas que trabajan para que puedan continuar viviendo, alimentándolos, vistiéndolos y ayudándolos a mantenerse saludables.

Muchos tienen dificultades para relacionarse y no saben cómo establecer vínculos, tienen miedo al rechazo y mantienen un estilo de vida solitario.

La única forma de abrirse a los demás es acercarse a ellos con una disposición compasiva, creando un ambiente positivo y amistoso. Esa actitud abre la posibilidad de recibir afecto y de recibir una respuesta positiva de la otra persona.

Pero la gente está esperando que sean los otros quienes actúen primero en forma positiva en lugar de tomar la iniciativa.

La compasión activa la perfección que está presente en el interior del hombre. El otro es indispensable y todos los aspectos de la vida de cada uno son el resultado del esfuerzo de los demás.

Es crucial la importancia de acercarse a los demás con una actitud compasiva y la empatía es un factor importante para apreciar el sufrimiento del otro.

Hay un nivel básico humano que trasciende las diferencias secundarias, tenemos una estructura física común, una mente, emociones, hemos nacido del mismo modo y todos moriremos. Todos deseamos alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento. Este es el terreno básico común para acercarse al otro.

La primera impresión que nos produce una persona puede ser equivocada, porque todo cambia cuando conocemos y valoramos los antecedentes de quien estamos tratando.

Una verdadera relación se consigue conociendo la naturaleza profunda del otro.

El Dalai Lama nos dice que para construir una relación sólida se necesita afecto verdadero, compasión y respeto mutuo.

La compasión puede definirse como un estado mental libre de agresividad, y de intenciones violentas. Es una actitud mental que desea liberar a los otros de sus sufrimientos, con compromiso, responsabilidad y respeto.

También la compasión desea cosas buenas para uno mismo y este paso es fundamental para empezar a ser compasivo con los demás.

Existen dos clases de compasión, la que incluye el apego y la expectativa de recibir lo mismo del otro y la verdadera compasión que es la que está libre del apego.

La compasión es el reconocimiento de los derechos genuinos del otro, no se relaciona con nuestros intereses personales y es el único modo compasivo que genera amor.

Cuanto más comprendemos el sufrimiento del otro tanto mayor será nuestra capacidad de compasión.

La compasión no es masoquismo porque se asume voluntariamente el sufrimiento del otro con un propósito más elevado.

En el fondo, las personas crueles son infelices porque sufren una angustiosa sensación de inseguridad y temor, incluso mientras duermen.

El desarrollo de la compasión y el altruismo tiene un efecto positivo sobre la salud física y emocional.

Las pruebas científicas apoyan claramente la postura del Dalai Lama acerca del valor de la compasión. Estudios realizados en la Universidad de Harvard demostraron que la estimulación de los sentimientos compasivos de las personas eleva sus niveles de inmunoglobulina A, que es un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones respiratorias.

Otras investigaciones realizadas en la Universidad de Michigan revelaron que realizar trabajos de voluntariado con regularidad aumentaba espectacularmente las expectativas de vida de las personas que realizaban este trabajo y probablemente, también aumentaba su vitalidad general.

Meditación sobre la Compasión

Al generar compasión, se empieza por reconocer que no se desea el sufrimiento y que se tiene el derecho a alcanzar la felicidad. Eso es algo que puede verificarse con facilidad. Se reconoce luego que las demás personas, como uno mismo, no desean sufrir y tienen derecho a alcanzar la felicidad. Eso se convierte en la base para empezar a generar compasión.

Así pues, meditemos hoy sobre la compasión. Empecemos por visualizar a una persona que está sufriendo, a alguien que se encuentra en una situación dolorosa, muy infortunada. Durante los tres primeros minutos de la meditación, reflexionemos sobre el sufrimiento de ese individuo de forma analítica, pensemos en su intenso sufrimiento y lo infeliz de su existencia. Después tratemos de relacionarlo con nosotros mismos, pensando: "Este ser tiene la misma capacidad que yo para experimentar dolor, alegría, felicidad y sufrimiento". A continuación, tratemos de que surja en nosotros un sentimiento natural de compasión hacia esa persona. Intentemos llegar a una conclusión, pensemos en lo fuerte que es nuestro deseo de que esa persona se vea libre de su sufrimiento. Tomemos la decisión de ayudarla a sentirse aliviada. Finalmente, concentrémonos en esa resolución y, durante los últimos minutos de la meditación, tratemos de generar un estado de compasión y de amor en nuestra mente.

El ejercicio:

1. Dedica 5 minutos al inicio de cada día a recordar que todos deseamos lo mismo (ser felices y ser amados) y que todos estamos conectados.

2. Dedica 5 minutos a apreciarte a ti mismo y a los demás. Deja ir los juicios. Inhala apreciándote y dándote amor a ti mismo, y exhala apreciando y entregando amor a los demás. Si aparecen los rostros de personas con las que tienes dificultades, aprécialos también.

3. Durante el día, extiende esa actitud a todos los que te encuentres —todos somos lo mismo, y me aprecio a mí mismo y a ti-; házlo con el personal del supermercado, con tus clientes, tu familia, compañeros de trabajo, etc.

4. Sigue realizando este ejercicio, sin importar lo que ocurra.

martes, 26 de agosto de 2008

Tenzin Gyatso: "El Propósito de la Vida."

Una gran pregunta subyace en nuestra vidas, ya sea que nos la formulemos o no de manera consciente: ¿Cuál es el propósito de la existencia? Yo me he hecho esa pregunta y me gustaría compartir con ustedes mis pensamientos al respecto con la esperanza de que les resulten de utilidad práctica y directa.
Considero que el propósito de la vida es ser felices. Desde el momento en que nacemos, todos los seres deseamos ser felices y no queremos sufrir. Ni los condicionamientos sociales, ni la ideología, ni la educación modifican esto. Desde lo más hondo de nuestro ser queremos encontrar la satisfacción. Ignoro si el universo con sus incontables galaxias, estrellas y planetas, tiene o no un significado más profundo pero, por lo menos, es claro que los seres humanos que habitamos esta tierra nos enfrentamos a la tarea de construir una vida feliz. En consecuencia, es importante descubrir qué es lo que trae los mayores niveles de felicidad.
Cómo lograr la felicidad
En principio, es posible dividir toda clase de felicidad y de sufrimiento en dos categorías principales: mental y física. En ambos casos, la mente ejerce una gran influencia en nosotros. A no ser que estemos gravemente enfermos o carezcamos de las necesidades básicas, nuestra condición física juega un rol secundario en nuestra vida. Si el cuerpo está satisfecho, virtualmente lo ignoramos. Sin embargo, la mente registra todos los eventos sin importar cuán pequeños sean. Es por eso que debemos dedicar nuestros mayores esfuerzos para conseguir la paz mental.
Con base en mi propia experiencia, he encontrado que el más alto grado de tranquilidad interior proviene del desarrollo del amor y la compasión. Cuanto más nos ocupemos de la felicidad de los otros, mayor será nuestro sentimiento de bienestar. Cultivar un corazón cálido por los demás, automáticamente hace que la mente se sienta tranquila, ayuda a remover cualquier miedo o inseguridad que podamos tener y nos da la fuerza para enfrentarnos con cualquier obstáculo que encontremos. La compasión es la mayor fuente de éxito en la vida.
Mientras vivamos en este mundo encontraremos problemas. Si en esos momentos perdemos las esperanzas y nos desanimamos, nuestra capacidad de enfrentar las dificultades se verá altamente disminuida. De otro lado, si recordamos que no somos los únicos que tenemos que soportar el sufrimiento sino que todos los seres humanos sufren de una u otra manera, esta perspectiva más realista hará mayor nuestra determinación y capacidad para superar los problemas. Con esta actitud, podremos ver cualquier obstáculo como una oportunidad valiosa para mejorar nuestra mente.
De esta forma, podremos luchar para ser gradualmente más compasivos, esto es, podremos desarrollar una empatía genuina por el sufrimiento de los otros y la voluntad para ayudarlos a remover su dolor. Como resultado, nuestra propia serenidad y fuerza interior crecerán.
Nuestra necesidad de amor
En última instancia, la razón por la cual el amor y la compasión traen la mayor felicidad a nuestra vida es porque los apreciamos por encima de todas las cosas. La necesidad de amor subyace en el fundamento mismo de la existencia humana. Es el resultado de la interdependencia que compartimos todos. Sin importar cuán capaz o inteligente sea una persona, si se la deja sola, no sobrevivirá. Sin importar cuán vigorosos o independientes lleguemos a sentirnos durante los años más prósperos de nuestra vida, cuando estamos enfermos o somos muy jóvenes o muy viejos, tenemos que depender del apoyo de los otros.
La interdependencia es una ley fundamental de la naturaleza. No sólo las formas superiores de vida sino también los insectos más pequeños son seres sociales que, sin religión, leyes o educación, sobreviven debido a la cooperación basada en un reconocimiento innato de su interconexión. Incluso los niveles más sutiles de los fenómenos materiales son gobernados por la interdependencia. Todos los fenómenos, desde el planeta que habitamos hasta los océanos, las nubes, los bosques y las flores que nos rodean, surgen dependiendo de patrones sutiles de energía. Si no hay una interacción adecuada, se disuelven y decaen.
Es debido a que nuestra vida es tan dependiente de la ayuda de otros que la necesidad de amor subyace en el fundamento mismo de nuestra existencia. Por lo tanto, necesitamos tener un sentido genuino de responsabilidad y una preocupación sincera por el bienestar de los demás.
Tenemos que considerar lo que nosotros, seres humanos, realmente somos. No somos objetos hechos por máquinas. Si fuéramos entes meramente mecánicos, entonces las máquinas mismas podrían aliviar nuestro sufrimiento y suplir nuestras necesidades. Sin embargo, puesto que no somos solamente creaturas materiales, es un error poner nuestras esperanzas de ser felices en los desarrollos externos. En lugar de esto, debemos considerar nuestro origen y nuestra naturaleza para descubrir lo que necesitamos.
Dejando de lado la compleja cuestión de la creación y la evolución de nuestro universo, podemos ponernos de acuerdo en que cada uno de nosotros es el producto de sus padres. En términos generales, nuestra concepción tuvo lugar en el contexto del deseo sexual pero también de la decisión de nuestros padres de tener un hijo. Dicha decisión se fundamenta en la responsabilidad y en el altruismo, el compromiso compasivo de los padres de cuidar al niño hasta que éste pueda cuidarse por sí mismo. Por eso, desde el momento mismo de nuestra concepción, el amor de nuestros padres está directamente relacionado con nuestra creación. Por lo demás, en los primeros estadios de nuestro crecimiento, dependemos absolutamente de nuestra madre. De acuerdo con ciertos científicos, el estado mental de una mujer embarazada, de calma o de agitación, tiene un efecto físico directo en la creatura que va a nacer.
Las expresiones de amor también son muy importantes en el momento del nacimiento. Dado que la primera cosa que hacemos es succionar leche del pecho de nuestra madre, naturalmente nos sentimos cercanos a ella y ella debe sentir amor por nosotros para poder alimentarnos adecuadamente. Si la madre siente rabia o resentimiento, es posible que su leche no fluya libremente.
Luego viene el periodo crítico de desarrollo cerebral desde el momento del nacimiento hasta la edad de tres o cuatro años. Durante este periodo, el contacto físico amoroso es el factor más importante para el crecimiento normal del niño. Si el niño no se carga, se abraza o se ama, su desarrollo se verá limitado y su cerebro no madurará apropiadamente.
Puesto que un niño no puede sobrevivir sin el cuidado de otros, el amor es el alimento más importante. La felicidad de la niñez, la victoria sobre muchos de los miedos infantiles y el desrrollo saludable de la confianza en sí mismo dependen directamente del amor.
Actualmente, muchos niños crecen en hogares infelices. Si no reciben un afecto adecuado, en su vida posterior no van a amar a sus padres y, con bastante frecuencia, les resultará difícil amar a otros. Eso es muy triste.
En la medida en que los niños crecen e ingresan al colegio, sus maestros deben suplir su necesidad de apoyo. Si un maestro no sólo imparte educación académica sino que asume la responsabilidad de preparar a los estudiantes para la vida, sus pupilos sentirán confianza y respeto y lo que se les enseñe les dejará una huella indeleble en sus mentes. De otro lado, las materias que enseña un maestro que no muestra una preocupación por el bienestar real de sus estudiantes serán sólo asuntos temporales que no se retendrán por largo tiempo.
En forma similar, si estamos enfermos y nos está tratando un médico cuyo calor humano es evidente, nos sentimos a gusto y el deseo del doctor de dar el mayor cuidado es en sí mismo curativo, sin que importen demasiado sus capacidades técnicas. Por el contrario, si el doctor que nos está atendiendo carece de sentimiento humano y exhibe una expresión de pocos amigos, impaciencia o descuido, nos sentimos ansiosos, incluso si es el doctor más cualificado, si la enfermedad ha sido correctamente diagnosticada y se ha prescrito la medicina adecuada. Indudablemente, los sentimientos del paciente afectan su recuperación.
Incluso cuando tenemos conversaciones comunes en nuestra vida diaria, si alguien habla con sentimiento humano disfrutamos escucharlo y respondemos en consecuencia. Toda la conversación se vuelve interesante, sin importar cuán insignificante sea el tópico que se esté tratando. Por el contrario, si una persona habla fría o bruscamente, nos sentimos incómodos y queremos cortar rápidamente la interacción. Tanto en los eventos más importantes como en los menos significativos, el afecto y el respeto de los otros son vitales para nuestra felicidad.
Recientemente me reuní con un grupo de científicos estadounidenses que afirmaban que en su país la tasa de enfermedades mentales era muy alta (cerca del 12% de la población). Durante nuestra discusión se hizo evidente que la causa principal de la depresión no es la carencia de bienes materiales sino la deprivación afectiva.
Ahora bien, algo claro se desprende de lo que he discutido hasta aquí: ya sea que estemos o no concientes de ello, desde el día en que nacemos, la necesidad de afecto humano está en nuestra propia sangre. Incluso si el afecto proviene de un animal o de alguien a quien normalmente consideraríamos un enemigo, los niños y los adultos naturalmente gravitamos hacia dicho afecto.
Considero que nadie nace libre de la necesidad de amor. Esto demuestra que aunque algunas escuelas de pensamiento moderno tratan de demostrarlo, los seres humanos no pueden definirse como únicamente materiales. Ningún objeto material, sin importar cuán bello o valioso sea, puede hacernos sentir amados, puesto que nuestra identidad más profunda y nuestro real carácter yacen en la naturaleza subjetiva de la mente.
Desarrollar compasión
Algunos de mis amigos me han dicho que aunque al amor y la compasión son maravillosos y buenos, realmente no son muy relevantes. Nuestro mundo, afirman ellos, no es un lugar en el que dichas creencias tengan mucha influencia o poder. Sostienen que la ira y el odio son una parte tan predominante de la naturaleza humana que la humanidad siempre estará sometida a ellos. No comparto este punto de vista.
Los seres humanos hemos existido en nuestra forma presente por más de cien mil años. Creo que si durante este tiempo la mente humana hubiera estado dominada principalmente por la ira y el odio, nuestra población total habría disminuido. No obstante, a pesar de todas nuestras guerras, encontramos que actualmente nuestra población es mayor que antes. Esto indica claramente que el amor y la compasión prevalecen en el mundo. Esta es la razón por la cual los hechos desagradable son «noticia». Las acciones compasivas son una parte tan importante de nuestra vida diaria que se dan por sentadas y, por lo tanto, en su mayoría se ignoran.
Hasta ahora he discutido los beneficios mentales de la compasión. Sin embargo, ésta también contribuye al bienestar físico. De acuerdo con mi propia experiencia, la estabilidad mental y el bienestar físico se relacionan directamente. Sin lugar a dudas, la ira y la agitación nos hacen más susceptibles a las enfermedades. Si la mente está tranquila y ocupada en pensamientos positivos, el cuerpo no se convertirá en presa fácil de las enfermedades.
Sin embargo, es cierto que todos poseemos una capacidad innata de centrarnos en nosotros mismos que, por supuesto, nos impide amar a otros. En este punto podemos preguntarnos lo siguiente: si deseamos obtener la felicidad que sólo proporciona una mente calmada y si dicha paz mental sólo la da una actitud compasiva, ¿cómo desarrollar este tipo de actitud? Obviamente, no es suficiente con pensar en lo linda que es la compasión. Necesitamos hacer un esfuerzo concertado para desarrollarla. Debemos utilizar todos los sucesos de nuestra cotidianidad para transformar nuestros pensamientos y nuestro comportamiento.
Primero que todo, debemos aclarar qué quiere decir compasión. Muchas formas de sentimiento compasivo se mezclan con el deseo y el apego. Por ejemplo, el amor que los padres sienten por sus hijos con frecuencia se asocia con sus propias necesidades emocionales y, en esa medida, no es del todo compasivo. De nuevo, en el matrimonio, el amor entre esposo y esposa, particularmente al comienzo cuando ninguno conoce al otro completamente, depende más del apego que del amor genuino. Nuestro deseo puede ser tan fuerte que la persona a quien amamos nos parece buena cuando, en efecto, él o ella es muy negativo(a). Además, tendemos a sobredimensionar las cualidades positivas y, por eso, cuando la actitud de nuestra pareja cambia, nos sentimos desilusionados y nuestra actitud también se transforma. Esto nos indica que el amor, en muchos casos, proviene de motivaciones estrictamente personales y no de una preocupación genuina por el otro.
La compasión verdadera no es una respuesta emocional sino un compromiso firme fundado en la razón. Por lo tanto, una actitud verdaderamente compasiva hacia los otros no se modifica incluso si éstos se comportan negativamente. Por supuesto, desarrollar este tipo de compasión no es nada fácil. Para comenzar, consideremos los siguientes hechos:
Sin importar que una persona sea bella y cariñosa o fea y disociadora, en última instancia es un ser humano como nosotros mismos. Al igual que cualquiera de nosotros, desea obtener la felicidad y no desea sufrir. Por lo demás, su derecho a ser feliz y a vencer el sufrimiento es tan legítimo como el nuestro. Ahora bien, cuando reconocemos que todos los seres son iguales en su deseo de ser felices y en su derecho a serlo, automáticamente sentimos empatía y cercanía hacia ellos. Al acostumbrar a nuestra mente a este sentido de altruismo universal, desarrollamos un sentido de responsabilidad por los otros: el deseo de ayudarlos a que superen sus problemas activamente. Este deseo no es selectivo, se aplica a todos por igual. En tanto seres humanos que, como nosotros, experimentan placer y dolor, no hay razón lógica para discriminar entre unos y otros o para alterar nuestra preocupación por ellos si se comportan en forma negativa.
Quiero enfatizar que si tenemos el tiempo y la paciencia suficientes, podremos desarrollar este tipo de compasión. Por supuesto, nuestra capacidad de centrarnos en nosotros mismos, nuestro apego característico al sentimiento de un «yo» autoexistente e independiente, es lo que, fundamentalmente, inhibe nuestra compasión. Ciertamente, la verdadera compasión sólo puede experimentarse cuando se elimina este tipo de aferramiento al yo. Sin embargo, esto no significa que no podamos comenzar a intentarlo ahora.
Cómo empezar
Debemos comenzar deshaciéndonos de los obstáculos más grandes: la ira y el odio. Como todos sabemos, la ira y el odio son dos emociones muy poderosas que si no se controlan pueden tomarse nuestra mente, invadirnos por completo. No obstante, es posible controlarlas.
Teniendo en cuenta lo anterior, para comenzar sería bueno indagar si la ira tiene o no valor. Algunas veces, cuando nos sentimos desanimados a causa de una situación difícil, aparentemente la ira resulta útil en tanto nos proporciona energía, confianza y determinación.
Empero, en este punto debemos examinar cuidadosamente nuestro estado mental. Aunque es cierto que la ira da más energía, si exploramos la naturaleza de esa energía, nos damos cuenta de que es ciega: nunca estamos seguros de si sus efectos van a ser negativos o positivos. Esto sucede porque la ira eclipsa la mejor parte de nuestro cerebro: su racionalidad. Por eso, la energía de la ira casi nunca es confiable. Puede causar una gran cantidad de comportamientos destructivos o desafortunados. Por lo demás, si la ira llega al extremo, nos convertimos en especies de locos que actúan de formas que no sólo son dañinas para nosotros mismos sino para los demás.
No obstante, es posible desarrollar una energía igualmente poderosa con la cual manejar las situaciones difíciles. Esta energía controlada proviene no sólo de una actitud más compasiva sino de la razón y la paciencia, los dos antídotos más poderosos contra la rabia. Desafortunadamente, algunas personas confunden estas cualidades con debilidad. Por mi parte, creo lo contrario, es decir, que estas dos cualidades son signos reales de fortaleza interior. Por naturaleza, la compasión es suave y pacífica, pero también muy poderosa. Inseguros e inestables son quienes pierden fácilmente la paciencia. Desde mi punto de vista, el surgimiento de la ira es un signo directo de debilidad.
Entonces, cuando nos encontremos con un problema, lo primero que tenemos que hacer es ser humildes, mantener una actitud sincera y esperar que el resultado sea justo. Por supuesto, otros pueden querer aprovecharse de nosotros y si nuestra actitud de permanecer desapegados sólo provoca que nos sigan agrediendo injustamente, debemos adoptar una postura fuerte. Sin embargo, debemos hacerlo con compasión y si nos resulta necesario expresar nuestros puntos de vista y tomar medidas fuertes, debemos hacerlo sin rabia y sin mala intención.
Es importante que nos demos cuenta de que aunque nuestros opositores aparentemente nos están haciendo daño, a la postre, su actitud destructiva sólo los perjudicará a ellos mismos. Con el fin de controlar nuestros impulsos egoístas de venganza, debemos recordar nuestro deseo de practicar la compasión y asumir la responsabilidad para ayudar a los otros con el fin de que no sufran las consecuencias de sus propios actos.
De esta forma, en la medida en que escojamos cuidadosamente las acciones que llevemos a cabo, éstas serán más efectivas, más adecuadas y más poderosas. La retaliación con base en la energía ciega de la ira, rara vez da en el blanco.
Amigos y enemigos
Debo enfatizar nuevamente que con sólo pensar en que la compasión, la razón y la paciencia son buenas no es suficiente para desarrollarlas. Debemos esperar los momentos difíciles y, entonces, intentar ponerlas en práctica.
¿Y quién crea las oportunidades? Por supuesto no son nuestros amigos sino nuestros enemigos. Ellos son quienes más problemas nos dan. Por eso, si realmente queremos aprender, debemos considerar a nuestros enemigos como nuestros mejores maestros.
Para quienes apreciamos la compasión y el amor, es esencial la práctica de la tolerancia y, para poder practicar la tolerancia, tenemos que contar con nuestros enemigos. En este sentido, debemos sentir gratitud hacia ellos, ya que son los que más contribuyen a que obtengamos la paz mental. Con frecuencia, tanto en la vida pública como en la privada, cuando las circunstancias cambian, los enemigos se convierten en amigos.
La ira y el odio siempre son dañinos y a no ser que entrenemos nuestra mente y trabajemos duro para reducir su influencia negativa, seguirán molestándonos y haciendo difícil que obtengamos la paz mental. La ira y el odio son nuestros reales enemigos. Esas son las fuerzas que necesitamos confrontar y derrotar, no los «enemigos» temporales que intermitentemente aparecen en nuestra vida.
Por supuesto, es natural y correcto que deseemos tener amigos. A menudo afirmo, en broma, que si queremos ser egoístas, tenemos que ser muy altruistas. Para lograr tener muchos amigos, es necesario preocuparnos por los otros, por su bienestar, ayudarlos, servirles, conseguir más sonrisas. ¿El resultado? ¡Cuando necesitamos ayuda, encontramos miles de personas que quieren ayudarnos! Si, de otro lado, somos negligentes en relación con la felicidad de los demás, en el largo plazo resultaremos derrotados. ¿Es la amistad el resultado de las batallas y las peleas, de la ira, de la envidia y de la competitividad? No creo. Sólo el afecto nos trae amigos genuinos.
En la sociedad materialista de hoy, si tenemos poder y dinero, aparentemente tenemos muchos amigos. Sin embargo, no son amigos de nosotros. Son amigos del dinero y el poder. Cuando perdemos la fortuna y la influencia, nos resulta muy difícil seguirle la pista a estas personas.
El problema reside en que cuando las cosas del mundo marchan bien para nosotros, creemos que podemos manejarlo todo y que no necesitamos amigos. Sin embargo, en la medida en que nuestro estatus y nuestra salud declinan, nos damos cuenta de lo equivocados que estábamos. Ese es el momento en nos enteramos de quién es realmente útil y quién es completamente inútil. En ese sentido, con el fin de prepararnos para ese momento, con el fin de hacer amigos genuinos que nos ayuden cuando lo necesitemos, debemos cultivar el altruismo.
Aunque algunas veces la gente se ríe cuando se lo digo, yo siempre quiero tener más amigos. Me encantan las sonrisas. Debido a esto, tengo el problema de saber cómo hacer más amigos y cómo conseguir, en particular, sonrisas genuinas. Hay muchos tipos de sonrisas: sarcásticas, artificiales y diplomáticas. Muchas sonrisas no producen un sentimiento de satisfacción y algunas veces pueden ocasionar sospechas y miedo. Sin embargo, una sonrisa genuina nos da un sentimiento de frescura ya que es una característica especial de los seres humanos. Si este es el tipo de sonrisas que queremos, nosotros mismos debemos crear las condiciones para que se dé.
La Compasión y el Mundo
Como conclusión, me gustaría extender mis pensamientos más allá del tópico de este escrito breve y señalar algo mucho más amplio: la felicidad individual puede contribuir en forma profunda y efectiva al mejoramiento general de nuestra comunidad humana.
Puesto que todos compartimos la misma necesidad de amor, es posible sentir que cualquier persona que conozcamos, sin importar cuáles sean las circunstancias, es un hermano o una hermana. Hay que ignorar la novedad de su rostro o las diferencias en la forma de vestirse o de comportarse. No existen divisiones significativas entre nosotros y los demás. Centrarnos en las diferencias externas es estúpido, ya que nuestra naturaleza básica es idéntica.
En última instancia, la humanidad es una y este pequeño planeta es nuestro único hogar. Si queremos proteger nuestro hogar, necesitamos experimentar un vívido sentimiento de altruismo universal. Sólo este sentimiento puede hacer que desaparezcan las motivaciones egoístas que hacen que las personas se engañen unas a otras. Si poseemos un corazón sincero y abierto, naturalmente nos autovaloraremos y sentiremos confianza en nosotros mismos. Como consecuencia de lo anterior, ya no sentiremos miedo.
Considero que en todos los niveles de la sociedad, familiares, tribales, nacionales e internacionales, la clave para un mundo más feliz y exitoso es el desarrollo de la compasión. No tenemos que volvernos religiosos ni creer en una ideología. Lo único que necesitamos es desarrollar nuestras cualidades humanas innatas.
Yo intento tratar a todas las personas que conozco como si fueran viejos amigos. Esto me proporciona un sentimiento de felicidad genuina. Es la práctica de la compasión.

Fuentes:

budismouniversal
Blog de rinchengyunden

Tenzin Gyatso: "Buscando un Refugio Interior."

Desde el punto de vista budista, la mente de una persona común está debilitada y distorsionada por la fuerza de los errores y los conflictos emocionales que acarrea en sí misma. Por esta debilidad y distorsión es incapaz de ver las cosas tal y como ellas son. Lo que percibe es una visión deforme y determinada por sus propias neurosis emocionales y sus prejuicios.
El propósito del budismo, como religión, es eliminar de la mente esos elementos distractivos y facilitar así, una percepción válida.
Mientras que tales elementos distorsionantes no hayan sido arrancados de raíz , la percepción de la persona siempre estará empañada. Pero una vez que los errores sean eliminados, el individuo entrará en un estado en el que la realidad es percibida siempre tal y como es.
Entonces, al existir la mente en perfecta sabiduría y liberación, el cuerpo y la palabra fluyen de un modo perfectamente positivo y natural.

Los tibetanos somos afortunados por haber nacido en una sociedad donde el conocimiento espiritual, estaba al alcance y era altamente apreciado. Sin embargo, por el hecho de haber nacido en un medio así, quizá algunas veces lo dimos como garantizado. El mismo Buda dijo: "comprueba mis enseñanzas como un mercader de oro analiza antes de aceptarlo y comprarlo". El Buda enseñó durante un largo tiempo a gentes de todo tipo y nivel de inteligencia. Consecuentemente, cada una de sus enseñanzas debe ser cuidadosamente calibrada en su significación para determinar si es cierta literalmente, o sólo en circunstancias particulares o a seres de limitado entendimiento.
Aceptar cualquier doctrina o aspecto de ella sin analizarla será como construir un castillo sobre hielo. Haciéndolo así, la práctica de la persona permanecerá siempre inestable y carecerá de la fuerza y profundidad necesaria.

También es un error practicar sin un entendimiento y conocimiento de la doctrina. El practicante debe saber muy bien lo que hace y por qué lo hace. Aquellos que somos monjes o monjas, y que dedicamos nuestra vida entera la práctica del Dharma (enseñanzas del Buda), debemos ser muy cuidadosos en practicar inmaculadamente. La Sangha (comunidad de practicantes) es muy importante para la estabilidad de la doctrina, por lo tanto, debemos hacer todo lo posible para emular al mismo Buda. Cualquiera que considere la posibilidad de ordenarse, debe, en primer lugar, pensarlo muy bien; no hay necesidad alguna de hacerse monje, para convertirse en un monje inferior. La Sangha tiene responsabilidad de ser la encarnación de los preceptos. Si lo que en el fondo se desea es continuar viviendo la vida ordinaria, es mejor no hacerse monje, dejar la ordenación para aquellos de mayor inclinación espiritual y practicar simplemente como un laico lo mejor que se pueda.

Todas las religiones del mundo son parecidas, en cuanto que proveen los métodos para cultivar los aspectos positivos de la mente y eliminar los negativos. El budismo es una religión de un carácter particular, de un especial sabor, debido a que, habiéndose desarrollado en la India, cuando ésta era un país de un elevado nivel espiritual y filosófico, presenta tanto un abanico completo de ideas espirituales, como métodos de aproximación racional al desarrollo del espíritu.

Esto es particularmente importante en nuestra era, en la que se concede a la mente racional tal relevancia. Debido a esta faceta de racionalidad, el budismo encuentra muy poca confrontación con el mundo moderno. En verdad, muchos de los hallazgos de la ciencia moderna, tales como los de la física nuclear, que son considerados como nuevos descubrimientos, han sido debatidos hace mucho tiempo en las antiguas escrituras budistas. Debido a que el último consejo de Buda fue que no aceptaran nada por la simple fe, sino mediante la investigación racional. Así el mundo budista ha mantenido muy vivo, dentro de su ámbito, el espíritu de investigación.

Que una persona sea budista o no, viene determinado por si ha tomado refugio o no en las Tres Joyas Budistas (El Buda, El Dharma y La Sangha -la comunidad de practicantes-) de una forma pura, desde lo más profundo de su corazón. Por el mero hecho de recitar oraciones budistas, jugar con rosarios mántricos o caminar alrededor de los templos, no se es budista. Incluso un mono puede ser adiestrado en estas cosas. El Dharma es una cuestión de mente, de espíritu, no de actividades externas. Es por esto que para ser budista, uno debe entender exactamente lo que son las tres Joyas: El Buda, el Dharma y la Sangha, y cómo se relacionan con la propia vida espiritual. Se dice, que el Buda es el maestro, el Dharma es camino y la Sangha los compañeros espirituales que ayudan a recorrerlo.

De estos tres, el más importante para nosotros como individuos, es el Dharma, porque en última instancia sólo nosotros podemos ayudarnos a nosotros mismos. Nadie puede alcanzar la Iluminación por nosotros o cedérnosla. La Iluminación llega para aquellos que practican bien el Dharma, para los que toman el Dharma y lo aplican en el desarrollo de su propio continum mental. De las tres Joyas, es el Dharma el refugio último. Escuchándolo, reflexionando y meditando, nuestras vidas pueden devenir una con él y la Iluminación puede ser una posibilidad inmediata.

La mente de una persona ordinaria es indisciplinada y descontrolada. Para ser capaces de enfrentarnos a prácticas budistas más elevadas, tales como el desarrollo del samadhi o la visión
profunda de la vacuidad, o comprometernos en los métodos yóguicos de los diferentes sistemas tántricos, debemos, primeramente, desarrollar una mente disciplinada. Con refugio y autodisciplina como bases, podremos fácilmente desarrollar una experiencia progresiva en prácticas dhármicas más elevadas. Sin un fundamento de disciplina, las prácticas elevadas no fructificarán. Todos desean practicar las técnicas más elevadas, pero debemos preguntarnos si antes hemos dominado los prerrequisitos elementales, como la disciplina. El objetivo del Refugio es transformar a la persona ordinaria en un Buda. Una vez que esto se ha conseguido, el propósito del refugio ha sido cumplido. En el momento en que nuestra mente deviene Buda, nuestra palabra se convierte en el Dharma y nuestro cuerpo en la Sangha.

La esencia del Dharma es el desarrollo de la mente, ya que todo el Karma negativo y positivo acumulado mediante las acciones de la palabra, el cuerpo, es originado y dirigido por la mente. Si no desarrollamos una alerta consciente de nuestros procesos mentales y la habilidad de cortar las tendencias negativas del pensamiento en el momento mismo en que nacen, veinte años de meditación en una cueva remota serán de muy poco valor. Antes de la cueva, debemos buscar las buenas actitudes mentales y desarrollar la capacidad de vivir de acuerdo con el Dharma. Solamente entonces nuestro retiro en la cueva remota será mejor que al hibernación de un oso. Aquellos que hablan de retiros tántricos mientras que las diez acciones positivas, fundamento del Dharma, están aún remotas, no hacen sino reírse de ellos mismos.

Como humanos somos capaces de obtener la Iluminación en una sola vida. Sin embargo, la vida es corta y la mayor parte de elle ha pasado ya. Debemos preguntarnos cuánto hemos progresado espiritualmente. La muerte puede llegarnos en cualquier momento, y cuando llegue habremos de dejar atrás todo excepto las huellas mentales que nuestras acciones han dejado. Si hemos practicado el Dharma en nuestra existencia, hemos tratado de vivir con las directrices Dhármicas o hemos obtenido realizaciones espirituales, esa energía estará ahí con nosotros. Si por el contrario, nuestra existencia ha sido empleada en la negatividad, la consciencia viajará a mundos futuros y estará inmersa en pensamientos negativos y memorias obsesivas de nuestras andanzas samsáricas.

Ahora que tenemos todavía el poder de practicar el Dharma, debemos hacerlo pura e intensamente. La práctica del Dharma trae la paz para nosotros y para los que nos rodean, e incluso aunque no alcancemos la Iluminación en esta vida, nos proporcionará la joya que satisface todos los deseos, que puede ser llevada a las vidas futuras y ayudarnos en el camino espiritual.

En última instancia, el futuro está en nuestras manos.

La mayoría de las personas hacen los planes más fantásticos para mañana, la semana que viene o el próximo año, pero lo que verdaderamente cuenta es practicar el Dharma aquí y ahora. Si se hace esto, todos los planes serán llevados a cabo. Cuando cultivamos hoy la actividad virtuosa, la ley de la originación dependiente asegura que una corriente de cambio positivo se pone en marcha. Esa es la preciosa característica de la vida humana. La humanidad es capaz de influir dinámicamente en su propio estado futuro mediante la aplicación de la sabiduría discriminativa a todas las actividades del cuerpo, la palabra y la mente. Usar y desarrollar esa sabiduría que distingue correctamente es extraer la esencia misma de la vida humana.

Fuentes:

©Revista de Budismo Sidharta


Dalai Lama: "La educación no debe ser religiosa, ha de ser secular."

"La práctica de la compasión beneficia la salud porque reduce el estrés."

Tenzin Gyatso, el decimocuarto Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, a "La Vanguardia" antes de dar una conferencia en el Palau Sant Jordi sobre la felicidad, la necesidad del amor y la compasión. Es premio Nobel de la Paz.

He aquí relajado y cordial, en una suite del hotel Plaza de Barcelona, al dios viviente que con 19 años ya se entrevistaba con Mao. Son muchos decenios viajando contra la dirección de la historia y hoy la causa tibetana, perdidos los apoyos, CIA incluida, depende de lo que hace y dice este hombre de 72 años.

Los seguidores que le esperan en el vestíbulo sugieren un ídolo de masas. Arriba, un séquito reducido y muy profesional, con un secretario que le apunta palabras en inglés. Durante 45 minutos ininterrumpidos -¡un líder sin móvil!- el Dalai Lama habla de lo espiritual como si fuese un jefe de Estado y del poder como si fuese monaguillo. Está vigoroso, remata frases con una carcajada grave y se abrocha las sandalias en plena entrevista. Al final, bendice a los periodistas.

China ocupó violentamente Tíbet en 1959 y desde entonces vive en el exilio de Dharmsala, en las faldas del Himalaya indio. Las negociaciones para una solución pactada con Pekín están rotas desde hace dos años. Él no exige la independencia pero sí una autonomía que mantenga la cultura tibetana y la religión budista sin injerencias de China.

- ¿Hacen los países occidentales lo suficiente para incluir las enseñanzas cívicas del budismo en sus programas educativos?

- Hay enseñanzas como la felicidad, el amor, la tolerancia y la compasión que son comunes a todas las religiones. La educación, en todo caso, ha de ser secular. No debe ser religiosa para que, así, pueda unir a personas de diferentes religiones. Los códigos morales se dan al margen de las religiones. Se basan en el sentido común y también en la ciencia.

- ¿Cómo explica que cada día haya más científicos que se inclinan por el budismo?

- Está demostrado científicamente que la práctica de la compasión beneficia a la salud porque reduce el estrés. No se trata de hablar sobre Dios y la reencarnación, sino de buscar en nuestro interior y ser compasivos. Ayuda a bajar la presión arterial y nuestra salud mejora. Necesitamos un programa educativo, desde la guardería hasta la universidad, que alerte sobre la importancia de la bondad.

- ¿Como vía hacia la paz?

- Para promover la paz mundial debemos insistir en la bondad porque la paz sólo llegará a través de la paz interior. Hay que enseñar a los jóvenes que los conflictos sólo podrán solucionarlos mediante el diálogo. Esto quiere decir la no violencia. Por eso creo que los gobiernos deben esforzarse más por divulgar la educación de la bondad.

- ¿Existe en Occidente una actitud acomodada respecto a las religiones, de manera que cogemos lo que menos cuesta de cada una?

- Es importante mantener las tradiciones. El budismo pertenece a Asia. Pero ciertas personas occidentales encuentran más interesante el budismo. En general, es preferible que cada individuo mantenga su tradición religiosa. Es posible escoger aspectos de varias religiones a nivel superficial, pero es imposible a un nivel más profundo.

- ¿Es posible retomar las negociaciones con China para solucionar el problema tibetano?

- A pesar de que cada día la situación en el interior de Tíbet es más grave por culpa de la opresión china, nosotros estamos comprometidos con una solución que no comporte la independencia sino una amplia autonomía similar a la que ustedes disfrutan aquí en Catalunya, dentro del marco de la democracia y el Estado de derecho. Depende de ellos. Esperamos que muevan ficha.

- El catolicismo crece en China gracias a un entendimiento de facto entre el Gobierno y el Vaticano. ¿Sería ésta una vía para Tíbet?

- Nuestra situación es diferente. El problema del catolicismo en China es su sometimiento al Vaticano. El problema tibetano no tiene que ver con una institución religiosa. Es un problema histórico. Durante mil años Tíbet y China han tenido nombres diferentes. No existe un nombre para englobar a China y Tíbet. Nosotros, los tibetanos, somos diferentes. Los chinos dicen que Tíbet es parte de China, pero no es cierto. Los tibetanos no nos sentimos chinos. Ahora bien, el pasado está pasado, y lo que ahora importa es el futuro. Estamos de acuerdo en que Tíbet permanezca dentro de la República Popular, pero queremos que nuestros recursos naturales y el desarrollo nos beneficien más. Asimismo, exigimos el respeto a nuestra cultura, nuestra lengua y literatura. El budismo tibetano, además, representa la más rica tradición budista. Por todo ello, debemos tener una autonomía con contenido, no como la que hoy tienen otras provincias chinas. Ésta es la clave, los derechos de seis millones de personas, no el retorno del Dalai Lama. No busco recuperar los títulos que tenía antes de 1959. Sólo soy un simple monje budista.

- ¿Cree que los JJ.OO. de Pekín pueden favorecer la causa tibetana?

- Algunos amigos nos dicen que los Juegos son una buena oportunidad para abrir China y conseguir más libertad. Pero no estoy seguro. Veo, por ejemplo, que, hace unos meses, se prometió libre acceso a la prensa internacional, cuando ahora lo que hay son más restricciones.

- ¿Considera que la comunidad internacional debería presionar más a Pekín sobre la situación en Tíbet?

- Hay países como EE. UU. e instituciones como el Parlamento Europeo que, cuando tienen la oportunidad, manifiestan al Gobierno chino sus preocupaciones sobre Tíbet, especialmente sobre los derechos humanos y la libertad religiosa.

- Usted opina que las Naciones Unidas no hacen lo suficiente para defender a Tíbet.

- A principios de los cincuenta apelamos a la ONU. Volvimos a hacerlo en 1959. Conseguimos apoyos suficientes para pasar tres resoluciones (1959, 1961 y 1965). En los setenta entendimos, sin embargo, que era más práctico tratar directamente con China. Tengo una visión crítica de la ONU.

- ¿Piensa que es inútil para la causa tibetana?

- Inútil es una palabra demasiado fuerte, pero responde a los intereses de los gobiernos. Además, ha pasado tres resoluciones y desde un punto de vista moral tiene cierta responsabilidad.

- ¿Se ha convertido la religión en Iraq en una fuerza violenta?

- Ciertas personas del mundo árabe ven con sospecha y desconfianza la influencia de la modernidad occidental. La principal causa de la guerra de Iraq y de los atentados del 11-S es la desconfianza. El mundo árabe ha estado un poco aislado durante siglos. Al contrario que en India o Indonesia, donde ha habido una larga tradición de convivencia religiosa. Con respecto a Iraq y Afganistán, EE.UU. trató de llevar allí la democracia, pero vio que era demasiado complicado. Frente a este fracaso, los ciudadanos se llenaron de emoción, de demasiada emoción y, es por esto que, en nombre de la religión, chiíes y suníes se matan. Es terrible, pero cuando hay tanta emoción, es muy fácil manipular apelando a la religión.

- ¿Aceptaría el pueblo tibetano una solución impuesta desde fuera?

- Si los chinos imponen la democracia en Tíbet, serán recibidos con los brazos abiertos. La democracia es el futuro de Tíbet. Desde hace seis años tenemos un parlamento y un gobierno en el exilio, con un primer ministro. Desde entonces yo estoy semirretirado.

- ¿Es difícil conciliar ser un hombre de Estado y un hombre de fe?

- En absoluto. Creo en la separación entre la religión y el Estado. Antes estaban unidos en Tíbet, pero no es bueno. La libertad tibetana, sin embargo, está muy vinculada con la religión pues sin libertad no puedes practicar el budismo. La lucha por la libertad de Tíbet forma parte de mi práctica religiosa.

- A medida que envejece, ¿aumenta la nostalgia de Lhasa? ¿No le sabría mal no poder regresar?

- No mucho. De veras. No es tan importante. Lo importante es la libertad.




lunes, 25 de agosto de 2008

Presentamos a Tenzin Gyatso

"Sólo soy un monje budista. Tibetano accidentalmente, por el lugar donde nací. Un monje budista que cree firmemente en la libertad y en la no violencia. Trato de ser realista y práctico, para ayudar a la construcción de un mundo más humano y mejor. Un lama es una persona sabia, estudiosa, buena y respetada. Mi primera motivación está dirigida hacia todos los seres vivientes, y en segundo lugar estoy dirigido a ayudar a los tibetanos. Uno de mis principales trabajos es educar a las nuevas generaciones, enseñándoles que el mundo es cada vez más pequeño y los problemas cada vez más globales; recordar a la gente que el amor y la comprensión son las fuerzas capaces de hacer mejores a los hombres."

Tenzin Gyatso es un tibetano que camina ligeramente encorvado y saluda agachando la cabeza y reuniendo las palmas de las manos. Parece que recorre el mundo pidiendo perdón. Su mirada, sin embargo, es firme y directa. Las pupilas le brillan como si fuese un leopardo: parece que puede abrirlas y cerrarlas a voluntad.

En cuanto tiene ocasión aprovecha para sonreír como un chiquillo, y lucir una irregular fila de blanquísimos dientes. Tiene una sonrisa maliciosa, que destaca como un cometa en mitad de una cabeza pelada al uno. La piel, tostada por el sol y el aire de las montañas y llanuras de la vertiente norte del Himalaya, se le arruga en la frente cuando pronuncia la palabra "exilio". Sus modales son suaves, sus palabras precisas y su voz, sorprendentemente sanguínea y recia.No resulta sencillo hacerse a la idea de que este individuo de 62 años, de aspecto frágil y bonachón, sea un puñado de sal en la herida de la todopoderosa China. Su Santidad Tenzin Gyatso, decimocuarto Dalai Lama, es el máximo líder espiritual y político de seis millones de tibetanos. Premio Nobel de la Paz en 1989 por su protesta pacífica contra la invasión de su país, se ha convertido en abanderado de la tolerancia y la no violencia. El Gobierno chino dice que sólo es "un entrometido", y que "interfiere en los asuntos internos del pueblo chino". "Tíbet ha sido desde tiempos inmemoriales territorio de China", afirman los invasores, "y, por tanto, sus asuntos competen total y exclusivamente a este país".

Los seguidores del líder budista, por otro lado, aseguran que es la última reencarnación del espíritu de la compasión, un espejo de perfección, un maestro incomparable, el señor de la merced y de la penetrante visión, la joya que otorga todos los deseos...

Antes de cumplir tres años Tensin Gyatso fue sometido a numerosas pruebas, para ser finalmente reconocido como la reencarnación de Avalokiteshvara, el "señor que mira hacia abajo", el bodhisatva de la compasión infinita. Un bodhisatva es un ser que ha logrado total o parcialmente el estado de iluminación. "Recuerdo que, de pequeño, yo tenía muy mal carácter. Pero con los años, y gracias a un largo entrenamiento mental, he cambiado mucho. Creo...", dice ensayando una carcajada. "Siempre he buscado la paz interior, el encontrarme bien conmigo mismo. Y esa calma interior es útil para la salud física. A través de la meditación uno puede modelar su propia mente".

"¿Tengo aspecto de dios? ¿Podría usted comparar mi aspecto con el del dios occidental? Seguro que sí, que los que dicen eso exageran. Por lo menos si hablamos en términos de un dios occidental. Si hablamos en términos budistas, la cosa cambia: la mayoría de los tibetanos me considera la reencarnación del dios de la compasión. Pero no es comparable el dios todopoderoso de las religiones de Occidente a nuestro Buda."

Cuando cumplió cuatro años fue entronizado en Lhasa, capital de Tíbet, y dos años después se hizo monje y recibió una educación de gran nivel para dirigir el país y cumplir sus funciones religiosas. "Mi vida era muy rutinaria entonces", recuerda. "Estudiaba dos veces al día. Las clases eran de una hora, y el resto del tiempo lo pasaba jugando. A los trece años empecé a estudiar Filosofía, Definición y Debate. Y Caligrafía. Me acostumbré a la rutina. Pero de vez en cuando tenía vacaciones, muy agradables y felices. Recuerdo que mi madre, algunas veces, me traía un pan especial muy grueso y muy rico que hacía ella misma".

En 1949 la rutina se quiebra: China invade Tíbet. Entre el cielo budista y la tierra comunista el joven Dalai Lama recuerda a sus seguidores que la religión que profesan es partidaria de la no violencia, y rechaza cualquier tipo de lucha armada. Plegarias contra fusiles en mitad del siglo XX. Pero no puede evitar que se forme una resistencia, y que las manifestaciones por la libertad sean reprimidas con dureza por el Ejército chino. Hoy se puede hablar de genocidio, con más de un millón de tibetanos muertos y decenas de miles de torturados, encarcelados, desaparecidos y exiliados. "Me reuní varias veces al comienzo de los años cincuenta con Mao Zedong, y me impresionó muchísimo. Parecía un hombre honesto", afirma. "En las largas negociaciones que tuvimos me prometió muchas cosas, pero no cumplió ninguna. Me dijo que habían entrado en Tíbet para ayudarnos a convertir el país en una nación moderna, y que dos décadas después, cuando hubieran finalizado el trabajo, se marcharían. Pero en todos estos años no han hecho nada por los tibetanos: han tratado de destrozar nuestra cultura, nuestra religión, y nos han convertido en uno de los lugares más pobres de Asia. Y no sólo no se han marchado, sino que han intentado establecerse mediante programas especiales, animando a la gente de su país a vivir aquí". En Tíbet, un país con seis millones de habitantes, se han asentado ocho millones de colonos chinos.

Un frío día de marzo de 1959 el último Dalai Lama tuvo que huir, acompañado por 100.00 tibetanos más, al otro lado del Himalaya. Desde entonces vive en el exilio, en la aldea india de Dharamsala.

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El líder espiritual del budismo tibetano Tenzin Gyatso es el XIV y actual Dalai Lama, desde que a la edad de cinco años fue reconocido como la reencarnación de su predecesor, el XIII Dalai Lama; y por consiguiente es la encarnación de Avalokitesvara, el Buda de la Compasión, para más de 14.000.000 de tibetanos y mongoles.

Los budistas tibetanos consideran que los Dalai Lamas son la manifestación del Buda de la Compasión, un ser espiritual que escogió renacer para servir a la humanidad; aunque no es un maestro Buddha sino un Bodhisattva, es el patrono del Tíbet y se cree que, tras su muerte, su conciencia sutil tarda un intervalo de cuarenta y nueve días, por lo menos, para nacer de nuevo en un niño que ya desde su nacimiento puede dar señales de su carácter especial. Avalokiteśvara es una deidad importante para el budismo tibetano y es considerado en las enseñanzas vajrayāna como un buda. En cambio, para las enseñanzas mahāyāna es visto más bien como un bodhisattva de elevado nivel.
Dalai Lama significa "Océano de Sabiduría" y los tibetanos, por lo general, se refieren a Su Santidad como Yeshe Norbu (la Gema que Concede Todos los Deseos), Gyalwa Rinpoché (Precioso Vencedor) o simplemente lo llaman Kundun, la presencia.

Tenzin Gyatso nació el 6 de julio de 1935 en Takster (Amdo), en el este de Tíbet, con el nombre de Lhamo Dondhup. A la edad de cinco años, fue llevado al palacio de Potala, en la capital del Tíbet, para ser proclamado oficialmente líder espiritual.

Un personaje semidivino y mítico, que aúna la supremacía política y el liderazgo espiritual continuado desde el siglo XV por tradición, en el país más inaccesible del mundo.
Su Santidad, el Dalai Lama, vive en el exilio desde hace treinta años. En cierta ocasión comentaba en su tono desapasionado e irónico que le caracteriza, que agradecía enormemente a los chinos el que hubiesen invadido su país, ya que gracias a ello Tibet había salido de su tradicional aislamiento y el Dharma de Enseñanza Budista se había extendido por Occidente.
Él es un científico de la Religión. Un ejemplo vivo de cómo, a veces, el poder material no corrompe: tiene una gran fortuna personal, pero nunca hace ostentaciones y vive como un simple monje tibetano más; siendo un importantísimo iniciado en las más complejas y esotéricas tradiciones del Vajrayana (Budismo Tántrico Tibetano) dedica la mayor parte de su tiempo a defender la causa política de su pueblo, siendo venerado por sus súbditos como la Encarnación Viviente de la Divinidad. Aunque los chinos han cometido un genocidio cultural (tres mil monasterios destruidos) y humano (más de medio millón de tibetanos asesinados) en nombre de la Democracia y la Libertad, el Dalai Lama persiste en una resistencia no violenta frente al invasor. Su visión, realmente democrática, le ha llevado a aprobar una Constitución en el exilio, donde él mismo renunciaría al trono, si dos tercios de la cámara así lo estimaran oportuno. Una Profecía Tibetana afirma, que el XIV Dalai Lama será el último de su estirpe y que entonces el pueblo tibetano perderá a su país y a su Dalai Lama, aunque volverá a recuperarlos a ambos. "Es posible que yo sea el último, pero si permanezco por treinta o cuarenta años más, las cosas tendrán que cambiar. Como budistas creemos que todo fenómeno es pasajero." Que el pueblo tibetano elija o no a un Dalai Lama es, básicamente, cuestión de la utilidad que preste el Dalai Lama como institución.
Por el momento, el Dalai Lama es muy importante para el Tibet y mi responsabilidad consiste en cumplir mi función lo mejor posible. El Dalai Lama es simplemente un individuo.
Ni el Tibet es el Dalai Lama ni el Dalai Lama es el Tibet... Pero, en cuanto a la cuestión de mi propio renacimiento como Bodhisatva, mientras haya sufrimiento en el mundo he de volver.
Que vuelva como Dalai Lama o no, es una cuestión que carece de importancia."

Buda dijo en una ocasión: "El que pregunta se confunde, el que responde se confunde".

"En el budismo todo suele depender del punto de vista y del enfoque, por lo tanto es peligroso hacer declaraciones definitivas. La gente me pregunta: ¿Puede el budismo ofrecer refugio, en este tiempo convulso que vivimos, a todo el mundo? Yo sólo puedo decir que depende de su actitud, de sus necesidades y de su capacidad de disciplina y estudio. Y que la cultura de Tíbet tiene un potencial aplicable no sólo a las relaciones entre personas, sino también en las relaciones con los animales, con el medio ambiente, y con nosotros mismos."


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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"