jueves, 2 de abril de 2009

El cuerpo como instrumento de la iniciación chamánica

1. Introducción

En toda la hoya amazónica, el verdadero chamán se inicia mediante técnicas precisas y rigurosas en las cuales se compromete totalmente, utilizando su propio cuerpo como receptor del macrocosmos y de las fuerzas que lo animan y a la vez inductor de una auto-exploración de sus bloqueos personales ligados a su historia personal, sus herencias familiares, culturales, colectivas : en suma del microcosmos del cual es portador.

El acercamiento puramente racionalista de la realidad chamánica deja oculto el mundo llamado "mágico" demasiado rápidamente encasillado bajo conceptos o sistematizaciones reduccionistas que no hacen más que aplicar un discurso sobre una realidad que no encaja en la estrechez del vocabulario convencional o del logos lineal causalista.

2. Qué propone el maestro?

La enseñanza del maestro no se hace a través de las palabras, del discurso: el maestro habla muy poco y sólo controla las experiencias para evitar al aprendiz perderse en los laberintos de su inconsciente o del espacio-tiempo mítico en el cual recién se adentra su discípulo.

Por lo tanto, la enseñanza es un auto-descubrimiento conseguido mediante técnicas cuya finalidad es provocar modificaciones de estados mentales que dan al alumno la capacidad de percibir directamente, sin intermediario, los aspectos de la realidad que generalmente escapan a su conciencia ordinaria, cotidiana y "normal", especialmente cuando se trata de personas que viven en un medio urbano, occidentalizado donde se han perdido los vínculos con la naturaleza.

Se acrecientan las percepciones de los sentidos habituales para permitir ver, escuchar, oler, tocar y saborear más allá de la realidad fenomenal, el mundo de las apariencias o maya de la filosofía hindú, y descubrir tras de ella los otros aspectos de la realidad invisible, ocultos, enmascarados solamente en la medida que hemos apagado las funciones del cerebro derecho.

Para una persona que ha sido educada en un medio formal, racionalista, positivista, el acceso a un nuevo pensamiento exige una gimnasia mental muy exigente. El instrumento de la lógica causalista no permite abarcar todo los aspectos del universo mitológico que hace sumamente difícil la aventura del aprendizaje en este campo obligando al abandono momentáneo de su formación para ir hacia una verdadera "información" en el sentido etimológico de la palabra que es "formación desde adentro", donde surge la "verdad" del conocimiento ancestral gravado en las profundidades de nuestras células en el código genético, arraigado en las estructuras básicas de las zonas prehistóricas de nuestro cerebro como el rinencéfalo, el paleo-cerebro, los núcleos grises y lo que se considera clásicamente y en forma atrevida como vestigios atrofiados de nuestro pasado biológico.
Se nos ha enseñado que lo mental tiene que ver con el cerebro o el sistema nervioso y en base a ello se ha estructurado especialidades como la psiquiatría, la psicología, la psico-farmacología, etc.

Sin embargo, lo que llama la atención es que el chamán nunca se refiere a esta dualidad de cuerpo y mente sino que evoca únicamente el cuerpo, como receptáculo a la vez de la materialidad como de la psique. Agrega además una tercera dimensión, la del espíritu que trasciende a ambas, constituye la esencia del ser humano y si bien esta vinculado al soma, en otras palabras está encarnado, preexiste a éste y no depende definitivamente de él. En otros términos el enfoque sumamente pragmático del chamán considera que el cuerpo es el mental localizado, que el pensamiento, los afectos, las emociones están ubicados dentro del espacio-tiempo en la materialidad del cuerpo. Más bien el espíritu es inmaterial, inalterable, trascendental y por lo tanto permanece cuando desaparecen cuerpo y mente.

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Ahí es sumamente importante distinguir mente y espíritu (o alma). El espíritu no se deja perturbar o afectar por las emociones, los sentimientos, no tiene localización en el espacio-tiempo de Euclides, pertenece al tiempo-espacio mítico caracterizado por su infinidad, su eternidad que en otros términos diríamos como a-temporal, carente de la noción de distancia y de duración.

3. Métodos de enseñanza y trabajo

En su vida terrestre, el individuo tiene por única posesión su propio cuerpo. Este constituye la materia prima que permite acceder a la plena consciencia, al espíritu realizado e iluminado si es que se utiliza en forma correcta.

En la zona amazónica, la iniciación chamánica "trabaja" sobre el cuerpo mediante técnicas empíricas cuyo núcleo es el empleo de sustancias psicotrópicas. La más importante es el Ayahuasca o Banisteriopsis caapi, liana amarga que se prepara en una mezcla con otras plantas cocinadas hasta conseguir un brebaje espeso y amargo que se toma en sesiones nocturnas.

Esta preparación se llama comúnmente la "purga" porque produce una intoxicación controlada permitiendo limpiar el "cuerpo-mente".

La toma de Ayahuasca para fines curativos o iniciáticos supone una serie de reglas muy estrictas, períodos de aislamiento en la selva, ayunos, dietas, evitamiento del sol, de la lluvia, del contacto con el fuego, la abstinencia sexual, el evitamiento de olores fuertes, dieta sin sal...Todos esos métodos no son meramente simbólicos, no constituyen una manera metafórica de concebir la vida, una simbología con alcances culturales...sino expresan un conocimiento sumamente fino y elaborado del manejo del cuerpo, un conocimiento también de los riesgos, de los peligros de la intoxicación descontrolada para la cual existe todo un cuerpo de técnicas preventivas y de emergencia.

La ingestión de estos brebajes inducen nuevos estados mentales sin pérdida de la consciencia, sin desubicación en el espacio-tiempo, sin desvanecimiento de la identidad de sí mismo, sino más bien una amplificación de esa, una superación del ego freudiano al gran Ego impersonal (Ello) en el cual el mundo mítico presenta cualidades siempre ambivalentes (y no ambiguas).

En otros términos, la solución de continuidad, la separación que introduce la sistematización racionalista, desaparece y se reconstruye una unidad del ser, una reintegración de la persona al cosmos; borra la neurosis y los aspectos disociativos psicoides. La exploración de su micro-cosmos vuelve a ser a la vez una lectura también del macro-cosmos, el ser humano siendo portador en su cuerpo-mente de todas las fuerzas y estructuras del universo.

El conocimiento de si mismo es ante todo un conocimiento de su propio "cuerpo" o como lo llaman las tradiciones de "sus cuerpos"; a veces llamados cuerpo vital, astral, energético, espiritual...

El restablecimiento de la continuidad con el macrocosmos permite entonces comunicarse con las "energías, fuerzas, espíritus, genios..." que animan la naturaleza, las plantas, los animales y el mundo calificado en forma abusiva de inanimado.

Son entonces las plantas o mejor dicho el "espíritu" de las plantas, sus "madre", que enseña directamente al iniciado, que le reintroduce en un estado de estrecha empatía en el cual el "lenguaje" de la naturaleza se vuelve de nuevo comprensible.

Desde un punto de vista médico diríamos que se echa de nuevo un puente entre los dos cerebros, el izquierdo y el derecho. El izquierdo es el único utilizado y educado, adiestrado en la sociedad occidental contemporánea. El cerebro derecho, el cerebro de la intuición, del arte, de la capacidad mediumnica, divinatoria, queda generalmente atrofiado.

Las pócimas que caracterizamos peyorativamente de alucinógenas permiten despertar y reeducar el cerebro derecho. Entonces, las funciones latentes, el potencial dormido se anima de nuevo y nos da acceso a un conocimiento complementario de la realidad.
El uso de las sustancias psicotrópicas en el marco ritual, con las precauciones de la iniciación, no induce jamás una dependencia o una adicción.

El ser moderno funciona de manera destabilizada, con un solo cerebro hipertrofiado y otro atrofiado. Es un cojo mental como lo es el "diablo" o satanás de la biblia o el "chullachaki" en la mitología selvática.

Los sueños y la visiones inducidos por el ayahuasca son representaciones de la realidad profunda que tienen un carácter pedagógico para quién sabe manejarlas. Ese es el trabajo del maestro. Sólo son accesibles con el enfoque del cerebro derecho. La interpretación racionalista del cerebro izquierdo lo reduce a conceptos "folclóricos", poéticos... en fin lo traduce como un conocimiento vano, inútil e ineficaz.

El chamán es un ser ante todo pragmático y realista, sumamente eficaz y concreto cuando tuvo una seria iniciación y se comprometió con ella. El trabajo sobre el cuerpo es de gran exigencia y el crecimiento del poder se conquista, no se puede robar.

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4. Uso del cuerpo

Su cuerpo siendo "preparado", las energías circulan, el chamán las consigue desde la naturaleza (los aliados). Luego utilizan su propio cuerpo para curar, asimilando las energías desubicadas de su paciente y equilibrando, armonizando la fuerza vital del paciente.
Su cuerpo se vuelve receptor o emisor de "energías".

Las energías perturbadas provocan disturbios a la vez físicos y mentales. Un disturbio mental necesita en primer lugar de un cuidado "físico". Nos encontramos al punto exactamente opuesto a las técnicas convencionales de psicoterapia que se mantienen generalmente a distancia del cuerpo (control de la transferencia y contra-transferencia) y se focalizan en la mente, el discurso del paciente, el logos, la palabra, el verbo.

Dichas energías pueden ser perturbadas también por elementos de la naturaleza: cargas energética de sitios especiales, de ciertos animales, de olores, de objetos..., o voluntariamente en actos de brujería que consisten a introducirse en forma sutil en el "cuerpo" del enemigo para desestabilizarlo.

La curación del chamán considera entonces no solamente el cuerpo del individuo pero también el lugar donde esta su casa, la limpieza de su negocio...La mala suerte vuelve a ser un elemento constitutivo del cuerpo de uno y se puede igualmente curar en base de un trabajo físico.

5. Conclusiones

El entender las prácticas y representaciones del chamanismo pasa en forma obligatoria por un trabajo con su propio cuerpo, o sea por una auto-experimentación.

Los conceptos de los chamanes pueden ser experimentados por cualquiera y por lo tanto constituyen un cuerpo de conocimiento asequible al estudio científico mediante la auto-experimentación controlada.

Los discursos "simbólicos", las explicaciones "socio-económicas" o la interpretación metafórica del mundo chamánico no dan cuenta de la realidad pragmática, realista, concreta, eficiente y coherente de la práctica chamánica y tienden a reducirla a una poesía obsoleta, un cuento cultural, una religiosidad primitiva cuyos alcances no presentan mayor interés para nuestra sociedad "civilizada".

Todo ello, lo formulamos luego de haber practicado con los curanderos, experimentado sobre nuestro cuerpo, vivido íntimamente el proceso iniciático y comprobado en carne y hueso los conceptos expresados por los curanderos a través de su discurso mitológico, poetizado...en fin sensible y bello.

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Existe una necesidad de revisar los instrumentos conceptuales que utilizamos tanto en medicina como en ciencias sociales para comprender las medicinas tradicionales. Las nociones de "bio-energía", el cerebro holográfico de Karl Pribam, los Campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake, la Psicología Traspersonal...Por ejemplo pueden constituir pistas a explorar para profundizar un campo que nos queda ampliamente desconocido.



miércoles, 1 de abril de 2009

El sentido de la participación

Introducción

La palabra "participación" con todas sus variantes es, hoy por hoy, de uso obligado en todo proyecto, documento o discurso.
Pero, ¿qué se entiende por "participación"? Seguramente existirán tantos conceptos, acepciones y enfoques, como personas utilizan la palabra.
La aproximación que propondré al concepto de "participación" es apenas una más de todas las posibles. Parte de la reflexión sobre experiencias concretas en programas de desarrollo comunitario y de reconstrucción, pretendidamente "participativos", a la luz del llamado "pensamiento de sistemas".
Acercarnos el tema a partir de una metáfora: el enfoque "alternativo" propuesto desde la llamada "psicología transpersonal" por el médico norteamericano Carlo Simonton y la psicoterapista Stephanie Matthews-Simonton. Vincularemos el proceso de "participación", a los procesos de "educación" e "intervención" por parte de agentes externos.
También realizaremos algunas reflexiones sobre el significado del "Yo" individual y del "Yo" comunitario, sujetos de la participación, en relación con los procesos en los cuales se pretende objetivar la participación y en relación con el ambiente circundante.

Homeostasis o Autorregulación

La característica principal de los sistemas vivos es su capacidad de recibir e interpretar información procedente de su interior o del medio circundante y, a partir de la misma y de sus propios requerimientos vitales, transformar su estructura y su funcionamiento dentro de ciertos límites, con el objetivo, aparentemente contradictorio, de transformarse y simultáneamente conservar su identidad.
Esta característica recibe el nombre de homeostasis, autorregulación o autoajuste: el sistema modifica sus variables de manera tal que logra alcanzar una estabilidad dinámica lo más parecida posible al estado existente antes de recibir la información.
Con respecto a lo anterior debemos resaltar dos conceptos:

Primero: El sistema (llámese organismos, biosfera o comunidad) no retorna al mismo estado en el que se encontraba antes del ajuste, puesto que la evolución de los sistemas vivos constituye un proceso irreversible, sino a un estado "parecido", es decir que las transformaciones son acumulativas, en el sentido de que mientras más se producen, los sistemas más se alejan cuantitativa, y a partir de cierto punto, cualitativamente, de su estado "original".

Segundo: Decimos estabilidad dinámica o estado estable, en contraposición al concepto de equilibrio. El estado estable consiste en la capacidad de un sistema para "mantener su estructura global a pesar de los cambios y del reemplazo de sus componentes. Una célula conserva en cada momento su identidad consigo misma y su parecido con las demás células del mismo tipo, mucho más allá de lo que podríamos esperar si nos limitáramos a hacer un inventario de sus moléculas, macromoléculas y organelos, sujetos a cambios y redistribuciones incesantes. Lo mismo sucede con el ser humano: Con excepción de las células cerebrales, reemplazamos nuestras demás células cada cierto número de años, pese a lo cual no tenemos ningún problema en reconocer a nuestros amigos después de largos períodos de separación. En eso consiste la estabilidad dinámica de los sistemas autorreguladores".

"Un sistema estable no es un sistema inmóvil, al cual le quedaría imposible mantenerse estable en un medio cambiante, sino aquel que, en el cambio, es capaz de conservar su estructura y su función básica"
Goldsmith

Un sistema en equilibrio, por el contrario, es aquel del cual ha desaparecido todo gradiente de energía o, en términos eléctricos, toda diferencia de potencial. Por ejemplo, decimos que una pila eléctrica se encuentra "descargada", cuando ha desaparecido la diferencia de potencial entre su polo positivo y su polo negativo, es decir, cuando sus polos se han equilibrado. Cuando coloquialmente hablamos, por ejemplo, de "equilibrio ecológico", en realidad nos estamos refiriendo a "estado estable". El equilibrio en un sistema es sinónimo de muerte.

El ecólogo Eugene Odum distingue entre dos tipos de estabilidad: estabilidad de resistencia, que define como "la capacidad de un ecosistema para resistir perturbaciones y conservar su estructura y función intactas"; y estabilidad de resilencia o elasticidad, que consiste en "la capacidad de un ecosistema para recuperarse luego de haber sido sujeto a una perturbación".

Fritjof Capra, en su libro "El Punto Crucial" nos entrega el más ilustrativo ejemplo de cómo operan en un organismo vivo los mecanismos homeostáticos, al referirse a la visión de la vida, del ser humano y de la salud sobre la cual se edifican la filosofía y los métodos de las llamadas medicinas alternativas o complementarias y concretamente al describir el enfoque del oncólogo Carl Simonton y la psicoterapista Stephanie Matthews-Simonton.

Claramente debemos especificar que al presentar, a manera de ejemplo, cómo se manifiesta la homeostasis en el organismo, no pretendemos encontrar "órganos" o "aparatos" equivalentes o paralelos al sistema inmunológico del cuerpo humano en el ámbito de la comunidad, sino "visualizar" en operación un principio general válido para todos los sistemas vivos: el de su capacidad para transformarse como respuesta a una crisis. Pero mientras en el organismo humano las respuestas, en últimas, se traducen en estímulos bioquímicos y bioenergéticos, en la sociedad las respuestas son eminentemente culturales, y se concretan algunas veces en soluciones físicas o técnicas.

El enfoque Simonton se basa en el conocimiento de un desorden sistemático que, si bien "hace erupción" en algún órgano concreto, aún antes de que se extienda por metástasis compromete a todo el organismo. El punto de partida consiste en que el paciente adquiera conciencia, por una parte, de que la enfermedad no lo ha atacado desde el exterior, sino que surge como consecuencia de una desestabilización integral de su estado interno, y por otra parte, de que el "yo" entero, y no sólo el órgano directamente afectado, participa en las causas y efectos de dicha desestabilización. Sin olvidar que también intervienen factores ambientales como la exposición a sustancias y radiaciones, así como la predisposición genética, de la cual depende, en parte, que unas mismas influencias ambientales provoquen en una persona la aparición de la enfermedad y en otra no.
La investigación de los científicos citados parece confirmar que la inoperancia del sistema inmunológico es el resultado de situaciones extremas de tensión emocional a las cuales se ha visto sometida la persona:

"El estado de desestabilización genera un estrés prolongado, el cual se canaliza a través de la personalidad particular del paciente; para dar lugar a desórdenes genéticos específicos. En el cáncer las tensiones críticas parecen ser aquellas que lesionan un papel social o una relación afectiva de importancia central en la identidad de la persona o que acorralan a ésta en una situación aparentemente sin salida. Varios estudios sugieren que dichas situaciones tensionantes se presentan entre seis y ocho meses antes de la aparición de la enfermedad, y provocan en el individuo sentimientos de desesperación y desamparo, ante las cuales, consciente o inconscientemente, una enfermedad grave o la muerte misma parecen como solución. El estrés bloquea el sistema inmunológico y simultáneamente conduce a desórdenes hormonales que culminan en un incremento de la producción de células enfermas."
Capra
Concebir integralmente al ser humano y la participación activa del paciente constituye la columna vertebral del manejo de la enfermedad. El enfermo se reconoce como protagonista principal del proceso, mientras el médico y las técnicas tradicionalmente actúan, al igual que el sistema inmunológico, en la función de fortalecer, y no de suplantar, tal protagonismo.

La participación del enfermo se manifiesta en actitudes concretas: ya mencionamos, que el punto de partida era adquirir conciencia de una desestabilización total del organismo y escrutar las posibles razones por las cuales el paciente, al bloquear su sistema inmunológico como consecuencia de tensiones emocionales prolongadas y profundas, de manera inconsciente le abrió las puertas a la enfermedad. El razonamiento fundamental podría resumirse así: "si de modo inconsciente contribuí a la aparición de la enfermedad, de manera consciente, puedo asumir el control y modificar la dirección de su proceso".

Modificar la dirección implica "visualizar" la lucha interior que adelanta el organismo para recuperar su estado estable y desarrollar una "actitud positiva" de confianza en su capacidad de lograrlo. "Está demostrado que la respuesta del paciente al tratamiento depende más de esa actitud que de la severidad de la enfermedad. Una vez que surgen los sentimientos de esperanza y anticipación, el organismo los traduce en procesos biológicos que comienzan a restablecer el balance y a revitalizar el sistema inmunológico, desandando los mismos caminos por los cuales avanzó la enfermedad" (Capra)

Desde el punto de vista educativo, lo más interesante del planteamiento de los Simonton es el papel que juega la concepción del mundo del paciente, tanto en la aparición, como en el combate de la enfermedad: "Para la mayoría de los pacientes de cáncer, la situación creada por acumulación de sucesos tensionantes sólo se puede superar si se cambia su sistema de creencias. La terapia Simonton les muestra a los enfermos que su situación parece desesperada solamente porque la manera como la interpreta bloquea sus mecanismos y posibilidades de respuesta. Se estimula a los pacientes a explorar y ensayar interpretaciones y respuestas alternativas que permitan eliminar el estado de tensión. La terapia implica una revisión continua del cuerpo de creencias y la visión del mundo del paciente" (Capra)

En lo anterior, no solamente en la concepción del mundo y el sistema de creencias del individuo, sino en el lenguaje y la forma empleadas para concretarlas y expresarlas, se basa una escuela de pensamiento dentro de la psicoterapia:

"Quien acude a nosotros en busca de ayuda, es porque de alguna manera sufre bajo el peso de su relación con el mundo. Con esto quiere decirse -y esta opinión se remonta hasta el primitivo budismo que, como se sabe, era eminentemente práctico- que sufre bajo el peso de su concepción e imagen del mundo, bajo la no resuelta contradicción entre lo que las cosas son y lo que, de acuerdo con su visión del mundo, deberían ser".
(Watzlawick)

"Como seres humanos, nosotros no actuamos directamente en el mundo. Cada uno de nosotros crea una representación del mundo en que vivimos, es decir, un mapa, o un modelo que nos sirve para generar nuestra conducta. En gran medida nuestra representación del mundo determinará lo que será nuestra experiencia de él, el modo de percibirlo y las opciones que estarán a nuestra disposición al vivir en el mundo".
(Bandler y Grinder, "La Estructura de la Magia")

Esto nos remite a lo que, en el texto sobre "La Vulnerabilidad Global", denominamos vulnerabilidad ideológica, y que hace referencia al hecho de que "la respuesta que logre desplegar una comunidad ante una amenaza, depende en gran medida de la concepción del mundo, y de la concepción sobre el papel de los seres humanos en el mundo, que posean sus miembros. Si en la ideología predominante se imponen concepciones fatalistas, según las cuales los desastres corresponden a manifestaciones de la voluntad de Dios, contra las cuales nada podemos hacer los seres humanos, o si se piensa que "está escrito" que deben suceder, las únicas respuestas posibles serán el dolor, la espera pasiva y la resignación. Si, por el contrario, la voluntad humana encuentra cabida en las concepciones existentes, si se reconoce la capacidad de transformación del mundo que, a veces para bien, a veces para mal, ha desplegado la humanidad a través de su existencia, y si se identifican las causas naturales y sociales que conducen al desastre, la reacción de la comunidad podrá ser más activa, más constructiva, más de "rebelión" contra lo que parece inevitable" (Wilches-Chaux).

En lo anterior encontramos implícitos suficientes elementos que nos permiten decantar el sentido de tres procesos fundamentales en el desarrollo de las comunidades, como sistemas dinámicos que son, y que adquieren una especial significación en el manejo comunitario de crisis, es decir, en el manejo de desastres basado en el fortalecimiento de los mecanismos homeostáticos de la comunidad. Tales elementos son la educación, la participación y la intervención.



martes, 31 de marzo de 2009

Física Budista

Los paradigmas mutables y el cambio social

Hasta el más casual observador de nuestra evolución cultural no puede dejar de notar la impactante disparidad entre el desarrollo del poder intelectual, el conocimiento científico y la destreza tecnológica, por un lado, y la sabiduría, la espiritualidad y la ética, por el otro. El conocimiento científico y tecnológico ha crecido exponencialmente desde que los griegos se volcaron al albur científico en el siglo sexto, antes de Cristo. Durante estas veinticinco centurias, difícilmente ha habido cierto progreso en la conducción de los asuntos sociales. La espiritualidad y los cánones morales de Lao Tzu y Buda -que también vivieron en el siglo seis antes de Cristo- claramente no fueron inferiores a los nuestros. Señalaron una culminación del desarrollo espiritual, en vez del comienzo de una curva ascendente.

El progreso humano, entonces, ha sido un asunto puramente racional e intelectual, y esta evolución unilateral ha llegado ahora a un grado de sobremanera alarmante; una situación tan paradojal que linda con la insania. Tenemos apilados decenas de miles de armamentos nucleares; suficientes para destruir el mundo entero varias veces. Al mismo tiempo, estamos construyendo afanosamente peligrosas plantas de energía nuclear que producen cantidades masivas de desechos que amenazan extinguir la vida de nuestro planeta.

Aun sin la amenaza de una catástrofe nuclear, el ecosistema global y la evolución ulterior de la vida en la tierra están seriamente en peligro y pueden desembocar en un desastre ecológico en gran escala. Nuestra prodigiosa tecnología no parece servir de ayuda alguna. Podemos controlar el descenso suave de una maquinaria espacial en planetas distantes, pero somos incapaces de controlar los humos contaminantes que emanan de nuestros autos y fábricas. Hemos prometido la vida perfecta en gigantescas colonias espaciales, pero todavía no logramos manejar nuestras ciudades. Entretanto, el mundo comercial nos hace creer que grandes industrias productoras de comida para perros y cosméticos son un signo de nuestro elevado estándar de vida, mientras los economistas tratan de decirnos que no podemos "solventar" salud, protección, educación o transporte público adecuados.

Todo esto sugiere un profundo desequilibrio en nuestra cultura: en nuestros pensamientos y sentimientos, nuestros valores y actitudes, y nuestras estructuras sociales.

Una reflexión posterior muestra que las raíces de esta crisis cultural reside en el desequilibrio entre dos modalidades de la conciencia que han sido reconocidas a través de los tiempos como aspectos característicos de la naturaleza humana. Son usualmente llamadas la vía racional y la vía intuitiva, o modalidad científica y modalidad religiosa, y han sido descriptas con otros términos variados: masculino/femenino, linel/no-lineal, y demás. Los chinos las han llamado el yang y el yin, y nunca las vieron como experiencias pertenecientes a categorías separadas, sino siempre como dos faces de la misma realidad; partes extremas de un todo único. En la perspectiva china tradicional, todas las manifestaciones de la realidad, incluyendo las manifestaciones de naturaleza humana, son generadas por la interrelación dinámica de estas dos fuerzas polares. De acuerdo a un antiguo texto chino:

"Habiendo llegado a su climax el yang se retira en favor del yin; habiendo llegado a su climax el yin se retira a favor del yang."

Resulta muy instructivo observar las actitudes de nuestra cultura en referencia a estos aspectos complementarios de la naturaleza humana. El aspecto yang es nuestro lado masculino: la faz activa, racional, competitiva, científica. El aspecto yin es nuestro lado femenino: la faz dúctil, intuitiva, cooperativa, mística. Nuestra sociedad ha favorecido consistentemente el yang antes que el yin: la actividad por encima de la contemplación, el conocimiento racional por encima de la sabiduría intuitiva, la ciencia por encima de la religión, la rivalidad por encima de la cooperación, etc.

Además, en vez de reconocer que la personalidad de cada hombre y cada mujer es el resultado de una acción recíproca entre los elementos masculinos y femeninos, hemos establecido un orden estático y rígido donde todos los hombres se pretenden masculinos y todas las mujeres femeninas, y hemos dado a los hombres los roles de liderazgo y la mayoría de los privilegios de la sociedad.

No obstante, creo que somos ahora testigos del inicio de un tremendo movimiento evolucionario. Como dice el texto chino, habiendo llegado a su extremo, el yang se retira a favor del yin. Los años sesenta y setenta han generado una serie íntegra de movimientos políticos, religiosos y filosóficos que parecen ir todos en la misma dirección. La creciente preocupación por la ecología, el fuerte interés en el misticismo, el redescubrimiento del tratamiento holístico de la salud y el curar, y -tal vez lo más importante de todo- la creciente conciencia feminista, son todas manifestaciones de la misma tendencia evolucionaria. Todas ellas contrarrestan el exceso de énfasis racional en las actitudes y valores masculinos, y procuran recuperar un equilibrio entre las partes masculinas y femeninas de la naturaleza humana.

Sostendré que los físicos pueden efectuar una valiosa contribución para superar el desequilibrio cultural imperante. Desde el siglo diecisiete, la física ha sido el ejemplo reluciente de una ciencia exacta y ha servido como modelo para todas las otras ciencias. Durante dos siglos y medios, la física clásica desarrolló una óptica mecanística del mundo, viendo al universo como un sistema mecánico, compuesto por ladrillos elementales. Las demás ciencias aceptaron este encuadre como la descripción correcta de la realidad y modelaron sus propias teorías de acuerdo a ello.

En el siglo veinte, sin embargo, la física atravesó por varias revoluciones conceptuales que revelaron claramente las limitaciones de la concepción mecánica del mundo y condujeron a una visión orgánica y ecológica del globo que muestra grandes similitudes con las visiones de los místicos de todas las eras y las tradiciones. El universo ya no es más visto como una máquina hecha a partir de una multitud de objetos separados, sino que aparece como un todo armonioso e indivisible; una red de relaciones dinámicas que incluyen al observador humano (él o ella) y su conciencia de modo esencial.

El hecho de que la física moderna, manifestación de una especialización extrema de la mente racional, esté ahora haciendo contacto con el misticismo, esencia de la religión y manifestación de una especialización extrema de la mente intuitiva, denota muy hermosamente la unidad y la naturaleza complementaria de las modalidades racional e intuitiva de la conciencia. Los físicos, por lo tanto, pueden proporcionar una base científica para el cambio de actitudes y valores que nuestra cultura precisa tan urgentemente a fin de sobrevivir. La física moderna puede mostrarle a las demás ciencias que el pensamiento científico no debe ser necesariamente reduccionista y mecánico; que las visiones holísticas y ecológicas también son científicamente ciertas.

Delinearé primero la concepción global de la física clásica y su influencia sobre las demás ciencias, y luego discurriré acerca de los conceptos de la física del siglo veinte y sus implicancias para la ciencia y la sociedad.

La visión global mecánica de Newton

La visión global de la física clásica, que también podría llamarse visión global occidental tradicional, tiene sus raíces en la filosofía de los atomistas griegos que veían a la materia como compuesta por varios "componentes básicos", los átomos, que son puramente pasivos y están intrínsecamente muertos. Se pensaba que estaban movidos por fuerzas externas que a menudo se presumían como de origen espiritual, y de tal modo fundamentalmente diferentes de la materia.

Esta imagen se volvió una parte esencial de la manera occidental de pensar. Dio cabida al dualismo entre espíritu y materia, entre la mente y el cuerpo, que es característica del pensamiento occidental. En su modo más agudo este dualismo fue formulado en la filosofía de Descartes, quien basaba su visión de la naturaleza sobre una división fundamental en dos reinos separados e independientes: el de la mente (res cogitans), y el de la materia (res extensa). La división cartesiana permitió que los científicos trataran a la materia como muerta y completamente separada de ellos mismos, y ver al mundo material como una multitud de objetos diferentes ensamblados en una enorme máquina. Dicha concepción mecánica fue sostenida por Newton, quien construyó su teoría sobre tal base y la convirtió en el pilar de la física clásica.

La visión mecánica de la naturaleza está estrechamente ligada al determinismo riguroso. La gigantesca maquinaria cósmica era considerada como algo completamente causal y determinado; todo lo que sucedía tenía una causa definida y daba lugar a un efecto definido. La base filosófica de este determinismo estricto consistió en la división fundamental entre el Yo y el Mundo introducida por Descartes. Como consecuencia de esta división, se creía que el mundo podía ser descripto objetivamente, o sea; sin mencionar jamás al observador humano, y tal descripción objetiva de la naturaleza pasó a ser el ideal de todas las ciencias.

Influencia del modelo Newtoniano sobre las otras ciencias

Desde la segunda mitad del siglo XVII hasta el final del siglo XIX, el modelo newtoniano mecánico del universo dominó todo el pensamiento científico. Las ciencias naturales, así como las humanidades y las ciencias sociales, se modelaron todas a sí mismas a partir de la física newtoniana, y aun hoy existen todavía quienes se aferran a dicho modelo pese a que los físicos lo han trascendido notoriamente.

Antes de debatir el impacto de la física newtoniana en otros campos, quiero destacar un punto importante. La nueva concepción del universo que ha emergido de la física moderna no significa que la física newtoniana esté equivocada, o que nuestras teorías actuales sean correctas. En la ciencia moderna hemos llegado a darnos cuenta que todas nuestras teorías son aproximaciones a la verdadera naturaleza de las cosas. Cada teoría es válida para cierta gama de fenómenos. Más allá de tal gama, ya no da una descripción satisfactoria de la naturaleza, y deben hallarse nuevas teorías para reemplazarlas. O mejor, para extenderla mediante una mejora de la aproximación.

La pregunta, entonces, será: ¿cuán bueno como aproximación es el modelo newtoniano como base para las otras ciencias? En la propia física, tuvo que ser abandonado al nivel de lo muy pequeño (en física atómica y subatómica) y al nivel de lo muy grande (en astrofísica y cosmología). En otros campos, las limitaciones pueden ser de tipo diferente. Debe advertirse que de lo que estamos hablando no es tanto de la aplicación de la física de Newton a otros fenómenos, sino de la aplicación de la visión global mecanista y reduccionista sobre la cual se basa la física newtoniana. Será necesario que cada ciencia encuentre en un contexto particular dónde se hallan las limitaciones de tal visión del mundo.

Biología y medicina

En biología, el modelo newtoniano condujo a la idea de que un organismo vivo puede ser considerado como una máquina construida por partes separadas. Dicha biología mecanista fue inicialmente expuesta por Descartes y ha dominado las ciencias de la vida hasta estos días. La analogía con la máquina sugiere que los organismos vivientes pueden ser comprendidos reduciéndolos a pedazos y tratando de juntarlos nuevamente tras el conocimiento de sus partes. Esta aproximación, sin duda, todavía constituye la columna vertebral de la mayoría del pensamiento biológico contemporáneo.
Los modelos mecánicos de biología tuvieron fuerte influencia en la medicina que ha venido considerando al cuerpo humano como una máquina que puede ser analizada en los términos de sus partes. La enfermedad es vista como una entidad externa que invade el cuerpo y lo ataca en un punto determinado. El rol de los doctores es intervenir, ya sea físicamente (mediante la cirugía) o químicamente (mediante los fármacos), y tratar la parte afectada, partes distintas tratadas por especialistas diferentes.

Asociar una enfermedad particular con una parte definida del cuerpo es, por supuesto, muy útil en muchos casos. Pero la medicina occidental ha sobreenfatizado este encuadre reduccionista, y ha desarrollado sus disciplinas especializadas al punto en que los doctores ya no son capaces de ver a la enfermedad como una perturbación del organismo entero, ni de tratarla como tal. Lo que hacen es tratar una parte particular del cuerpo , y eso es hecho sin tomar en cuenta al resto del organismo; ni siquiera los aspectos psicológicos y sociales de la enfermedad del paciente.


Psicología dividida

La psicología clásica, como la física clásica, se basa en la división cartesiana entre res cogitans y res extensa. Basadas en tal división, para estudiar la mente han sido desarrolladas dos aproximaciones. El conductismo eligió estudiar los efectos de la mente sobre la materia mediante el estudio de la conducta, y aplicó en su tarea la metodología de la física clásica. Los fenómenos psicológicos fueron reducidos a "bloques constructores" y se vincularon a estímulos psicológicos que se asumieron como sus causas. Como en la biología clásica, los organismos vivientes fueron vistos como máquinas que reaccionan a estímulos externos, y este mecanismo estímulo-respuesta fue modelado a partir de la física de Newton.
Los conductistas, que todavía constituyen la corriente principal de la psicología académica, defienden su posición clamando que es la única aproximación científica a la psicología, identificando así claramente el encuadre reduccionista y mecanista con la ciencia.

Freud partió desde el otro lado de la división cartesiana. En vez de estudiar meramente la conducta, eligió estudiar la res cogitans misma mediante la introspección. Aunque no tratando con la materia, él quería desarrollar una psicología científica, y para hacerlo estableció una relación conceptual entre el psicoanálisis y la física clásica.

Como físico, Freud buscó los fundamentos basales. Se enfocó en los instintos básicos, y postuló al ello, al yo y al superego como las estructuras psicológicas básicas, ubicadas y extendidas en el espacio psicológico. Estas estructuras son vistas como cierta especie de objetos internos que están en conflicto. Los mecanismos y maquinarias de la mente son todos impulsados por fuerzas modeladas a partir de la mecánica de Newton.

De la psicología, pasaré ahora a las ciencias sociales y, en particular, a la economía. La economía de estos días, como la mayoría de las ciencias sociales, es fragmentaria y reduccionista. Falla en reconocer que la economía es meramente un aspecto de una fábrica entera social y ecológica. El error básico de las ciencias sociales es dividir esta fábrica en fragmentos, suponiendo que son independientes y que deben ser tratados por departamentos académicos separados: psicología, economía, ciencia política, etc.

Los economistas desatienden la interdependencia social y ecológica, tratando a todos los bienes por igual, sin considerar los muchos modos en que están relacionados con el resto del mundo, y reduciendo todos los valores a la concreción del lucro privado. La economía convencional es de este modo inherentemente antiecológica. Utiliza sus conceptos -"eficiencia", "productividad", "utilidad", etc.- sin su contexto social y sociológico más amplio, y generalmente deja de considerar los costos ambientales y sociales generados por la actividad económica.

Semejante actitud no solamente está en agudo contraste con la de las culturas tradicionales, sino que también es inconsistente frente al punto de vista de la física moderna. Las teorías básicas de la física moderna, como expondré dentro de un rato, nos fuerzan a ver el mundo natural como un todo orgánico en el que todas las partes son interdependientes; un sistema dinámico que se autoequilibra y autoajusta, no como nuestra economía y tecnología actuales que no reconocen principio alguno de autolimitación. La fe en un crecimiento económico y tecnológico indiferenciado se ha tornado central en nuestra cultura. Nuestro sistema económico se basa en la expansión continua, pero la expansión ilimitada en una Tierra finita jamás puede conducir a un estado de equilibrio dinámico. Como decía Schumacher: "En el sutil sistema de la naturaleza, nuestra tecnología procede como un cuerpo foráneo, y existen signos numerosos de rechazo."

Lo que necesitamos, entonces, es una nueva base filosófica para la economía y la tecnología, una nueva visión global fundamental. Semejante visión global, creo, es provista por la física moderna, la ciencia en la cual se basa la tecnología.

La teoría del quantum revela la unicidad básica del Universo

La exploración del mundo atómico y subatómico en el siglo XX, ha revelado insospechadas limitaciones de los conceptos clásicos y nos ha forzado a revisar muchas de nuestras ideas básicas sobre la realidad. Una de las principales revelaciones de la teoría del quantum*, fundamento teórico de la física atómica, ha sido el reconocimiento de que la probabilidad es un rasgo fundamental de la realidad atómica que gobierna todos los procesos, e inclusive la existencia de la materia. Las partículas subatómicas no existen con certeza en lugares definidos, sino más bien evidencian "tendencias a existir". Al nivel atómico, los objetos materiales sólidos de la física clásica se disuelven en pautas de probabilidades.

Estas pautas, además, no representan probabilidades de cosas, sino más bien probabilidades de interconexiones. Un cuidadoso análisis del proceso de observación en la física atómica demuestra que las partículas subatómicas carecen de significación como entidades aisladas, pero pueden ser comprendidas solamente como interconexiones entre la preparación de un experimento y la medición subsiguiente. Las partículas subatómicas no son "cosas" sino conexiones entre cosas, y estas "cosas" son interconexiones entre otras "cosas", y así en adelante.

La teoría del quantum, revela así la unicidad básica del universo. Demuestra que no podemos descomponer el mundo en unidades más pequeñas existiendo independientemente. A medida que penetramos en la materia, la naturaleza no nos demuestra ningún ladrillo aislado, sino más bien aparece como una complicada trama de relaciones entre las variadas partes de un todo unificado.

Otra importante revelación de la física atómica ha sido la captación de que esta trama cósmica de relaciones incluye al observador humano (él o ella) y a su conciencia de un modo esencial. En la teoría del quantum, los "objetos" observados pueden ser comprendidos en los términos de la interacción entre varios procesos de observación y medida, y el final de este encadenamiento de procesos reside siempre en la conciencia del observador humano. El rasgo crucial de la teoría del quantum es que el observador humano no sólo resulta necesario para observar las propiedades del fenómeno atómico, sino que hace falta hasta para dar lugar a estas propiedades. Mi decisión consciente sobre cómo observar, digamos, un electrón, determinará en cierta medida las propiedades del electrón. En otras palabras, el electrón no tiene propiedades objetivas independientes de mi mente. En la física atómica, la tajante división cartesiana entre mente y materia, entre el yo y el mundo, deja de ser válida.
Nunca podemos hablar de la naturaleza sin hablar, al mismo tiempo, de nosotros mismos.

La teoría de la relatividad ha cambiado nuestro concepto del espacio y del tiempo

Los cambios de nuestros conceptos básicos de realidad discutidos hasta aquí han sido causados por la teoría del quantum, una de las dos teorías básicas de la física moderna. La otra teoría, que ha influenciado nuestra concepción de la naturaleza con idéntica profundidad, ha sido la teoría de la relatividad de Einstein.

La teoría de la relatividad ha producido un cambio drástico en nuestro concepto del espacio y del tiempo. Nos ha mostrado que el espacio no es tridimensional y que el tiempo no es una entidad separada. Ambos están íntima e inseparablemente conectados, y forman una continuidad cuatridimensional llamada espacio-tiempo. En la teoría de la relatividad, por lo tanto, jamás hablaremos del espacio sin hablar del tiempo, y viceversa.

Los conceptos de espacio y de tiempo son tan básicos para la descripción de los fenómenos naturales, que su modificación acarrea una modificación del encuadre íntegro que utilizamos para describir la naturaleza. La más importante consecuencia de esta modificación es la percepción de que la masa no es otra cosa que una forma de energía; que hasta un objeto en reposo tiene energía almacenada en su masa.

Estos desarrollos -la unificación del espacio y del tiempo, y la equivalencia de la masa y la energía- han tenido una profunda influencia en nuestro cuadro de la materia, y nos han forzado a modificar nuestro concepto de la partícula en un modo esencial. En la física moderna, la masa ya no está asociada con una substancia material, y en consecuencia las partículas no son vistas como consistiendo en alguna "cosa" básica, sino más bien en manojos de energía. La energía, sin embargo, está asociada con la actividad, con procesos, y esto implica que la naturaleza de las partículas subatómicas es intrínsecamente dinámica.
Para comprender esto mejor, debe recordarse que estas partículas sólo pueden ser descriptas en el marco donde el espacio y el tiempo están fusionados en un continuo cuatridimensional. En tal marco, las partículas ya no pueden ser enfocadas como objetos tridimensionales estáticos, como bolas de billar o granos de arena, sino que deben ser concebidas como entidades cuatridimensionales en el espaciotiempo. Las partículas subatómicas son pautas dinámicas que poseen un aspecto espacial y un aspecto temporal. Su aspecto espacial las hace aparecer como objetos con cierta masa, su aspecto temporal como procesos que involucran la energía equivalente. En consecuencia, la teoría de la relatividad da a los constituyentes de la materia un aspecto dinámico intrínseco. La existencia de la materia y su actividad no pueden ser separadas; son aspectos diferentes de la misma realidad espaciotiempo.

Las pautas de energía del mundo subatómico forman las estructuras moleculares y atómicas estables que construyen la materia y le dan su apariencia sólida macroscópica, haciéndonos creer así que está configurada por una substancia material. A nivel macroscópico, esta noción de substancia es bastante útil, pero a nivel atómico carece de significación. Los átomos consisten en partículas y estas partículas no están hechas de ninguna cosa material. Cuando las observamos, nunca vemos substancia alguna; lo que observamos son pautas dinámicas cambiando continuamente en otras pautas: una danza continua de la energía.


Implicancias de la Nueva Física para la Ciencia y la sociedad

¿Cuáles son, entonces, las implicancias de la nueva física para la ciencia y la sociedad? Una de las principales lecciones que los físicos tuvieron que aprender en este siglo ha sido el hecho de que todos los conceptos y teorías que utilizamos para describir la naturaleza son limitados. Toda vez que expandimos el ámbito de nuestra experiencia, tenemos que modificar, y hasta abandonar, algunos de estos conceptos. La experiencia de cuestionar la propia base del marco conceptual de uno mismo, y verse forzado a aceptar profundas modificaciones de las ideas más apreciadas por uno, ha sido dramática y hasta dolorosa para los físicos, especialmente durante las tres primeras décadas del siglo, pero eso fue recompensado por hondas revelaciones acerca de la naturaleza de la materia y de la mente humana. Creo que esta experiencia puede ser muy útil para los demás científicos, muchos de los cuales han llegado ahora a los límites del mundo newtoniano clásico en sus propios campos. Para trascender los modelos clásicos, tendrán que ir más allá de la metodología mecanista y reduccionista, como lo hemos hecho en la física, para desarrollar visiones holísticas y ecológicas.

Igualmente, los médicos tendrán que ampliar su perspectiva, mudando su foco de la enfermedad hacia la salud, viendo al organismo humano como un sistema dinámico que muestra aspectos físicos y psicológicos interrelacionados, y vinculando la condición general de este sistema al entorno físico, emocional y social.

Similarmente, los psicólogos tendrán que ampliar el marco de la psicología clásica, para obtener una comprensión más honda de la psique humana. Como los médicos, tendrán que tratar con el organismo entero, viéndolo como un sistema dinámico que involucra pautas físicas y psicológicas interdependientes; un sistema que es parte integral de sistemas interactivos mayores, de dimensiones físicas, sociales, culturales y cósmicas.

Las ciencias sociales tendrán que tratar similarmente con estos sistemas más vastos, trascendiendo los actuales límites disciplinarios y expandiendo sus conceptos básicos, desde las connotaciones estrechas y reduccionistas hacia un contexto amplio social y ecológico. Esta será la única esperanza para moldear y manejar nuestras instituciones económicas y sociales actuales que se han desarrollado a tal punto que representan una amenaza mayor a nuestro bienestar.

En muchos de estos campos, los científicos serán capaces de modelar sus nuevos conceptos a partir de los de la física moderna. Para otros, la física puede no resultar apropiada como modelo, pero aún así puede resultar de ayuda. Los científicos no necesitarán ser refractarios a la adopción de un marco holístico, como ocurre hoy a menudo por miedo a resultar incientíficos. La física moderna les habrá demostrado que tal encuadre no sólo es científico; será consistente con las más avanzadas teorías científicas de la realidad física.

Para el desarrollo posterior de la ciencia, será de crucial importancia el reconocimiento general de que todas las teorías científicas tienen que ser limitadas y aproximadas. La ciencia del futuro bien podrá consistir en una red de modelos teóricos entrelazados, ninguno de ellos más fundamental que los otros. Tal aproximación parece ser la más ajustada para describir los multiniveles interconectados de la fábrica de la realidad. Los variados modelos, en última instancia, irán más allá de las distinciones por disciplinas, utilizando el lenguaje que sea apropiado para describir aspectos y planos diferentes de la realidad.
El significado cultural fundamental de semejante desarrollo sería el reconocimiento de que todas las aproximaciones racionales a la realidad son limitadas. La amplia aceptación de este hecho será un paso necesario hacia una cultura más equilibrada. En semejante cultura, la ciencia como un todo podría ser sólo uno de los muchos caminos seguidos por hombres y mujeres para profundizar su comprensión del cosmos. Sería complementada por los senderos intuitivos de los poetas, psíquicos, místicos y muchos otros encuadres igualmente válidos. En estos términos, nuestras actitudes y valores podrían equilibrarse. Nos daríamos cuenta plenamente, como enunció el sabio chino Chuang Tzu, de que "la vida es la armonía combinada del yin y del yang".

Fuentes:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1hml5TI5a_irCb56saW-lI8IFUyT606neSMFYBf7Xwn5O3zB5l4VeOJJjb6dB-0AnTLErUxzYb3kvtVKkRH7BNn56vyMKiBym8MOWvDhUlm5p56mgxsqc65Ntv3O3Bh6qx1UVwqCjdU2H/
Por Fritjof Capra
Revista Mutantia N° 3. Buenos Aires.
Introducción al libro "El Tao de la Física",
ofrecida por él mismo en las "Conferencias Schumacher" en Inglaterra en el año 1979,
y recogida por la revista Resurgence.





lunes, 30 de marzo de 2009

El sentido de la participación - 2

El Sentido de la Educación

"Aprender es cambiar" (Victor Papanek).

El enfoque Simonton constituye la aplicación concreta, sobre el organismo humano, de la visión holística o de sistemas, según la cual cuerpo y mente configuran una unidad indivisible, escenario de múltiples y complejas interacciones encaminadas a mantener la estabilidad del sistema (homeostasis), frente a sí mismo y frente al ambiente circulante. La enfermedad se concibe como pérdida del estado estable, resultado del bloqueo de los mecanismos de autorregulación o auto-organización en este caso, el sistema inmunológico deja de interpretar correctamente la información procedente de las células anormales, falla en consecuencia en la generación de respuestas adecuadas y permite la desorganización del sistema.

El tratamiento antes descrito constituye un proceso educativo del organismo en, para y por el organismo mismo, con el objeto de que en su respuesta a una perturbación, sus mecanismos internos de autorregulación o auto- organización puedan encontrar un nuevo estado estable, equivalente al fortalecimiento de lo que E. Odum denomina estabilidad de resilencia.

Educativo en el sentido en que Andreas Fuglesang concibe la educación como "procesamiento de información con el propósito explícito de reducir la incertidumbre", que en este caso es la desorganización o entropía del sistema, entendiendo por entropía "la medida de la desorganización o incertidumbre de un sistema".

El organismo aprende nuevamente a procesar, a reinterpretar la información procedente de su interior y del medio y a generar respuestas adecuadas. El paciente debe asumir plena conciencia y plena vivencia, y visualizar el proceso del cual es protagonista; aprender a conocer sus limitaciones, sus poderes y sus posibilidades; redefinir su propio "yo" en función de su integridad (cuerpo, espíritu y circunstancia); y de reinterpretar su posición y función en el proceso de la vida. El paciente aprende: el paciente cambia. Pero, sobre todo, es consciente y se adueña del cambio. Fuglesang escribe: "Cuando la gente adquiere conciencia de los cambios que ha experimentado, la perspectiva de nuevos cambios adquiere significado y se vuelve aceptable".

El Sentido de la Participación

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje8cSe-ssTSQdS6UTE5u11lJVvXODj-DoamWh6QyIIAtggRC12LC1ESx5AwiNp4R8lpov_gtij6ZSDPGdMfgnqai23d4-jKLprZsXqX1uJwg8dhx9iRj6G4V3RMjN4XxYvoXOY-WGVgyZk/

Aunque semánticamente por participar se entiende "tener uno parte en una cosa o tocarle algo de ella" , obviamente el término denota conceptos mucho más profundos. Tratándose de procesos de cambio individual o colectivo, más allá del mero "tener parte", participar significa ser parte. Y en teoría de sistemas, ser parte implica contener en uno el proceso; en cierta forma, ser uno el proceso.

Cuando los Simonton determinan que la participación del paciente constituye el eje del proceso curativo o de manejo de la enfermedad, no se refieren a que el médico le otorgue "una parte" de la acción o la responsabilidad, o a que el paciente "aporte" o "colabore" con el médico para el éxito del proceso, sino a que el proceso es el paciente transformándose a sí mismo.

Cuando le otorgamos a la educación el sentido de cambio como fruto del procesamiento de información y la generación de respuestas, no presumimos la existencia, en un lado, de un "educando" receptor de conocimientos, y en el otro de un "educador" poseedor y transmisor de los mismos, sino la capacidad de un sistema -y por ende de sus partes- de hacer suya la información procedente del medio o de su propio interior, y de transformarse como resultado del procesamiento de la misma. Participar en el proceso educativo, o proceso de cambio implica entonces apropiarse de dicha información y asumir como propio, con lo que ello implica, tal proceso.

El Sentido de la Intervención

¿Cuál es el papel del médico en el tratamiento de Simonton? ¿A la luz de lo dicho podemos afirmar que el médico o las técnicas utilizadas, "curan" al enfermo? Definitivamente no: el paciente se cura o se transforma a sí mismo. Visto como proceso educativo, el paciente se enseña a sí mismo, define por sí mismo la reinterpretación de su sistema de creencias y su visión del mundo, y de él dentro del mundo. Y es su propio organismo, con el apoyo del sistema inmunológico, el que, en últimas, determina el rumbo de la enfermedad.

La intervención del médico y sus técnicas, ya sean las "alternativas" o las "ortodoxas", estimulan, inspiran, si se quiere, y apoyan desde el exterior los mecanismos homeostáticos del enfermo para que éstos, y sólo éstos, asuman las riendas del proceso.

La intervención externa, entonces, debe tener como objetivo fortalecer la autonomía, la capacidad de autogestión del sistema perturbado, mediante el desarrollo de sus mecanismos homeostáticos o de auto-organización, que en el campo de las comunidades y el manejo de desastres, el autor Fred Cuny denomina mecanismos de superación. Cuando la intervención externa y quien la encarna, llámese médico, maestro, instructor, facilitador, institución de desarrollo o agencia de socorro, en lugar de fortalecer los mecanismos de superación para que autónomamente asuman las riendas del proceso de cambio, pretenden suplantar dichos mecanismos, destruyen la capacidad autorreguladora del sistema, anulan su capacidad de autogestión, lo hace dependiente y, por ende, aumentan su vulnerabilidad.

Homeostasis y Formación Profesional Integral

En la comunidad humana, como sistema vivo que es, operan mecanismos homeostáticos o de autorregulación encargados de "ajustar" la estructura y el funcionamiento del grupo social de acuerdo con las circunstancias cambiantes del medio interno y del mundo circundante. La capacidad de una comunidad para evitar la crisis, depende de la agilidad, flexibilidad, oportunidad y eficacia de dichos mecanismos en su tarea de adecuar los ritmos de transformación social a las exigencias del momento histórico o de los cambios ambientales. Al respecto dice Capra: "Según Toynbee, un elemento esencial en el derrumbe de una civilización es su pérdida de flexibilidad. Cuando las estructuras sociales y los patrones de comportamiento se vuelven tan rígidos que imposibilitan la adaptación a situaciones cambiantes, la sociedad es incapaz de adelantar un proceso creativo de evolución cultural. Sobreviene la ruptura y eventualmente la desintegración. Mientras las civilizaciones florecientes despliegan variedad infinita y versatilidad, aquellas en decadencia se muestran uniformes y carentes de inventiva. La pérdida de flexibilidad en una sociedad en desintegración se traduce en pérdida de la armonía entre sus componentes, lo cual conduce inevitablemente a la ruptura de la concordia social".
Esa "pérdida de armonía" no sólo es válida entre seres humanos o estamentos sociales o económicos, sino entre la sociedad como un todo y su ambiente natural. La crisis, en este caso, surge de la ruptura con el hábitat y genera efectos destructivos sobre ambos, la naturaleza y la comunidad.

En "la vulnerabilidad global" anotábamos cómo "cuando la crisis acarrea pérdidas materiales y víctimas humanas, las llamamos "desastre"; y al respecto agregábamos:

"Todo sistema debe afrontar de manera simultánea dos retos con direcciones aparentemente opuestas. El primero, el ya descrito de transformarse como única posibilidad de sobrevivir. El segundo, el reto de conservar la continuidad de los procesos que encarna, así, como consecuencia del primero, deba necesariamente experimentar cambios cuantitativos y cualitativos. La crisis aparece por igual cuando el sistema, por su rigidez, es incapaz de evolucionar, y cuando, en su evolución, pierde el hilo conductor de su propia identidad".
Wilches-Chaux

En las comunidades humanas los mecanismos de homeostasis, autorregulación o auto-organización, ya sean estos institucionales o formales, o espontáneos o de hecho, están íntimamente ligados y dependen de factores económicos, técnicos, sociales, políticos, ideológicos y, en general, culturales. La capacidad de una sociedad para resistir sin traumatismos los cambios internos o ambientales ("estabilidad de resistencia") o para recuperarse después de un desastre ("estabilidad de resilencia" o "mecanismos de superación"), está íntimamente ligada a la concepción del mundo que posean sus miembros individual o colectivamente, al igual que, en el ejemplo Simonton, la capacidad de respuesta de un organismo ante el cáncer depende fundamentalmente de la cosmovisión y actitud consecuente del enfermo.

Resulta claro que esa cosmovisión y esa actitud consecuente dependen de los patrones educativos vigentes en cada comunidad.
Desde el punto de vista que nos interesa, si "educación es el procesamiento de información con el propósito explícito de reducir la incertidumbre", dichos patrones educativos determinarán en gran medida la capacidad homeostática del sistema (individuo o comunidad), es decir, su facultad de autoajustarse como consecuencia de la información recibida. Dejamos totalmente de lado el concepto restringido que confunde la educación con la etapa de la vida durante la cual un individuo asiste a los establecimientos de enseñanza (etapa que constituye apenas una parte, y no necesariamente la más decisiva de la educación), para ampliarlo ala interacción permanente y transformadora con las experiencias vitales. Si Papanek afirmaba que "Aprender es cambiar", nosotros podemos agregar que vivir es Aprender constantemente. Que vivir es cambiar.

La formación profesional integral, área de la educación que se define como "el proceso mediante el cual la persona adquiere y desarrolla de manera permanente conocimientos, destrezas y aptitudes, e identifica, genera y asume valores y actitudes para su realización humana y su participación activa en el trabajo productivo, y en la toma de decisiones sociales identifica como sus objetivos "Tres Aprenderes" complementarios, permanentes y simultáneos, los cuales definirán la capacidad del sujeto de formación para asumir de manera consciente y creativa su papel en los mecanismos homeostáticos de una comunidad en proceso de transformación. Pues si bien dichos mecanismos no necesariamente son formales ni dependen exclusivamente de actitudes racionales, en la sociedad no actúan (o se inhiben) de manera mecánica, automática y determinista, sino como producto de la decisión humana (o la ausencia de ella) frente a los retos del cambio.


domingo, 29 de marzo de 2009

El sentido de la participación - 3

Aprender a Aprender

"El ser humano ha descubierto que su propio ser no es otra cosa que la evolución convertida en conciencia de sí misma".
Theilard de Chardin

Nuestra atención se concentra en el proceso de aprender y en desarrollar la conciencia del individuo o de la comunidad sobre los procesos de transformación que experimenta el sujeto cuando aprende. "Enseñar", desde esta óptica, no es sólo transmitir conocimientos, sino desatar, estimular, orientar y apoyar el proceso de aprendizaje en el sujeto.

El Aprender a Aprender se refiere a la capacidad de ese sujeto de formación (individuo o comunidad), de convertir cualquier experiencia vital en un acto educativo; de generar respuestas originales, críticas y creativas ante nuevos retos y nuevas situaciones; de establecer nuevas relaciones entre hechos conocidos; de generar nueva información a partir del procesamiento de la existente, a la luz de nuevas experiencias; de lo que Eduardo de Bono llama "pensar lateralmente", o sea, desarrollar ópticas alternativas para analizar lo conocido.

Aprender a Hacer

"En el momento de la calidad pura, el sujeto y el objeto son idénticos. Es esta identidad la que se encuentra en la base de la artesanía, de todas las artes técnicas. Y es esta identidad la que falta en la tecnología moderna, concebida de forma dualista (...). La manera de resolver el conflicto entre los valores humanos y las necesidades tecnológicas no es huir de la tecnología. La manera de resolver el conflicto es romper las barreras del pensamiento dualista que impiden la comprensión real de lo que es la tecnología, no una explotación de la naturaleza sino la fusión de la naturaleza y del espíritu humano en un tipo de creación nuevo que trascienda a ambos. Cuando esta trascendencia tiene lugar en acontecimientos tales como el primer aeroplano o los primeros pasos sobre la Luna, hay una especie de reconocimiento de que la trascendencia también deberá tener lugar a nivel individual, sobre la base personal de nuestra propia vida..."

Robert Pirsig, "En "Zen y el Arte de Afinar Motocicletas".

En el punto anterior dijimos que parte integral y consecuencia del aprendizaje era la generación de respuestas transformadoras del individuo y del ambiente. El cómo convertir esas respuestas en cambios efectivos del entorno, es el objeto del Aprender a Hacer.

Ese "Hacer" es el trabajo, mediante el cual, en términos de Theilard de Chardin, el ser humano asume la función de permanente co-creador del Universo. El Aprender a Hacer traduce las habilidades mentales desencadenadas por el Aprender a Aprender, en acciones concretas, no únicamente manuales, sino también intelectuales y sociales; no sólo comprende el desarrollo de habilidades técnicas, sino el conocimiento de los fundamentos científicos y tecnológicos en que la técnica se basa. El Aprender a Hacer garantiza que los procesos se materialicen en productos tangibles. El entender los fundamentos científicos y tecnológicos del Hacer, garantiza la capacidad de aplicado inteligente y creativamente a nuevas situaciones, de adaptarlo sin desvirtuarlo, de mejorarlo.
Por su naturaleza misma de proceso educativo íntimamente ligado al mundo del trabajo, el Aprender a Hacer constituye el eje de la Formación Profesional Integral.

El Hacer garantiza que un programa no se quede en la mera información, sino que se traduzca en acción. Del éxito en la acción no sólo depende la capacidad real de una comunidad para evitar o reducir las consecuencias en sí misma y en el conocimiento como instrumento de poder sobre su propia existencia.

Aprender a Ser

"El ser humano no es el centro del Universo como habíamos creído ingenuamente, sino, lo que es mucho más hermoso, la flecha ascendente de la gran síntesis biológica".
Theilard de Chardin

El hombre es la materia convertida en duda y en anhelo.
El hombre es un perdón y una embestida.
Un volcán y un deshielo.
El hombre es una flecha dirigida al corazón del cielo.

Eduardo Peralta

El ser humano no se concibe aisladamente de una comunidad, ni del proceso histórico que esa comunidad encarna. No se concibe tampoco independientemente de un medio ecológico, de un hábitat que, como antes dijimos, comprende factores de origen tanto humano como natural.

En el Aprender a Ser adquiere especial significación aquello de que nadie enseña, pues los valores sólo se descubren, se aprenden -y se aprehenden- como tales, en la práctica social. Un padre puede "enseñar" a su hijo que la solidaridad constituye un valor deseable, pero el hijo "archivará" la lección en el cajón de los datos hasta cuando, con la experiencia descubra su verdadero sentido y la pueda trasladar al sector de los valores y traducir en actitudes coherentes.

El Aprender a Ser se refiere al desarrollo de habilidades sociales como la cooperación, la solidaridad, la convivencia, la participación y el respeto a la diversidad y a la construcción de sentimientos colectivos de coherencia, de pertenencia, de trascendencia y de propósito común.

Desde el principio del presente texto se ha insistido en la necesidad de que cualquier programa de educación que busque redefinir las relaciones entre individuo, comunidad y medio ambiente, debe fundamentarse en el descubrimiento y consolidación de valores éticos, que favorezcan la existencia y la calidad de la Vida en todas sus formas, y que promuevan en particular la conservación, la dignidad y la calidad integral de la Vida Humana.

La agresión humana contra el medio vital constituye una prolongación de la agresión, también mutua, entre los individuos y la sociedad, y entre los individuos entre sí. Los propósitos de derrota y dominación o aniquilación del "adversario" que rigen nuestra relación con la Naturaleza, son un reflejo de los valores que orientan las relaciones entre sectores e individuos dentro de la sociedad. La reducción de las múltiples vulnerabilidades que obstaculizan una co-adaptación o adaptación recíproca entre el ser humano y el medio natural, exige el descubrimiento, a partir de la confrontación práctica con la experiencia, de valores que garanticen que los procesos de cambio no se limiten a la fachada externa, sino que penetren hasta las causas profundas de la vulnerabilidad humana ante su propia existencia.

Saul Alinsky, "organizador" y maestro de "organizadores" de comunidades marginadas de los Estados Unidos, luego de referirse precisamente a las organizaciones comunitarias como herramientas para la edificación del poder local, anota: "La organización debe ser utilizada, en todas las formas posibles, como instrumento educativo; pero educación no significa propaganda. La verdadera educación es el medio por el cual los miembros de una comunidad descubren el sentido de sus relaciones como individuos con su organización y con el mundo que ocupan (...). Cuando no media un proceso de aprendizaje, la construcción de una organización se convierte en el simple reemplazo de un grupo de poder por otro".

Y Paulo Freire reclama "una educación que posibilite al hombre para la discusión valiente de su problemática, de su inserción en esta problemática, que lo advierta de los peligros de su tiempo para que, consciente de ellos, gane la fuerza y el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la perdición de su propio 'yo', sometido a las prescripciones ajenas. Educación que lo coloque en diálogo constante con el otro, que lo predisponga a constantes revisiones, a análisis críticos de sus 'descubrimientos', a una cierta rebeldía, en el sentido más humano de la expresión; que lo identifique, en fin, con métodos y procesos científicos".

Es importante reiterar que los "Tres Aprenderes" descritos poseen el carácter de complementarios, permanentes y simultáneos y que no se refieren a tres procesos diferentes, sino a tres ópticas desde las cuales se enfoca un mismo y único proceso: el de Aprender. Cada uno de los "Aprenderes" alimenta y posibilita los demás.

Aprender a "Enseñar"

Por "Enseñar" no debe entenderse, ya lo dijimos, la imposición de la "verdad" unilateral de quien "enseña" a quien pasivamente la acata, sino la capacidad de compartir una experiencia de conocimientos y, sobre todo, de estimular en los demás el proceso de aprender. En otras palabras, lograr que la transformación individual que proviene del aprendizaje trascienda a la comunidad.



El sentido de la participación - 4

Epílogo

"Yo soy mi medio ambiente ":

¿Qué es el medio ambiente o, simplemente, el ambiente?
En términos generales, se acepta que el ambiente es "el conjunto de todas las condiciones externas e influencias que afectan la vida y el desarrollo de los organismos".
El diccionario de la Real Academia Española lo define en una de sus acepciones como "cualquier fluido que rodea un cuerpo", quizás sin sospechar la trascendencia afortunada de incluir en la definición el sustantivo y adjetivo "fluido", que lleva implícito el concepto de avance, de flujo, de movimiento continuo.

¿Y qué es ecología, una palabra íntimamente ligada a la anterior?.
Los textos nos dirán que proviene del griego Oikos= Hogar y Logos= Estudio y que fue propuesta por primera vez en 1869 por el Alemán Ernest Haeckel, quien la definió como "el estudio de la economía de la Naturaleza y la investigación de las relaciones de las plantas y los animales con los ambientes inorgánicos y orgánico en que viven".
La ortodoxia académica dirá simplemente que "Ecología es el estudio de los ecosistemas", y de éstos afirmará que son "la unidad funcional de la ecología, que incluye los seres vivos y el medio en el que viven con las interacciones recíprocas entre medio y organismos".

"La Ecología", según la Enciclopedia de Ciencia Ambiental de McGraw-Hill, podría describirse en pocas palabras como "Biología Ambiental" o, siguiendo a Odum, como "el estudio de la estructura y función de la Naturaleza".
De ambiental dirán textualmente los diccionarios que es "aquello perteneciente o relativo al ambiente, circunstancias que rodean a las personas o cosas".

Todas las definiciones anteriormente citadas parten de la premisa de que existe una clara diferenciación, una delimitación nítida, entre el individuo y el ambiente que ocupa. De hecho, se acepta que uno de los pasos cruciales y prerrequisito hacia la posterior aparición de la vida, se cumplió cuando "enjambres" de moléculas denominadas "coacervados" lograron "coagularse", o sea separarse de la solución acuosa, el medio ambiente, en donde se encontraban inmersas. En "El Origen de la Vida", ese pilar clásico de la moderna biología, afirma Oparín que "únicamente esa separación de los coacervados pudo crear la unidad dialéctica entre el organismo (sistema individual de orden plurimolecular) y el medio, factor decisivo en el proceso de origen y desarrollo de la vida en la Tierra.

Sin desconocer la validez de la afirmación anterior, debo anotar que el concepto de que el individuo y su medio constituyen entidades totalmente diferenciadas y diferenciales, no resulta, sin embargo, una verdad eterna, excluyente ni absoluta. Morris Berman en "El Reencantamiento del Mundo" explica cómo no solamente han existido diferentes épocas de la humanidad en las cuales, según sus palabras, "el ego no cristalizaba" y cómo, por ejemplo en la Edad Media, "la gente se veía a sí misma como una prolongación del ambiente", sino que nos recuerda, algo que muy bien conocen los psicólogos desde cuando Freud habló del "narcicismo primario", que por lo menos durante sus primeros tres meses de vida del niño "es una prolongación del período intrauterino y éste se comporta como si él y su madre (su ambiente) fueran una unidad dual con un límite común". Es la fase que Erich Neumann denomina "cósmico-anónima" y que Berman resume en la frase "Yo soy mi ambiente".

Las fronteras que supuestamente delimitan al individuo con respecto a su medio son mucho menos definidas y concretas de lo que normalmente se piensa. En el caso del ser humano, por ejemplo, la piel más que un límite es una membrana de contacto, un sentido total que nos conecta con el medio y uno de los órganos a través de los cuales intercambiamos con éste materiales, energía e información. "La superficie del cuerpo con sus zonas erógenas" escribe Berman citando a Erich Neumann, "es la principal escena de la experiencia del niño tanto de sí mismo como de los demás; es decir, el niño pequeño aún experimenta todo en su propia piel". Aunque el adulto no es siempre consciente de ello, el ambiente no solamente determina nuestras respuestas corporales a condiciones tales como temperatura y luminosidad, sino también nuestro estado anímico, nuestras tensiones, nuestros sentimientos... y las somatizaciones de esos estados psicológicos. Cuando ante hechos eminentemente políticos como los secuestros o los asesinatos, afirmamos que "nos duele el país", estamos superando la metáfora para referirnos a un hecho textual, el dolor físico que nos produce ser testigos inmediatos de la historia (Wilches-Chaux).

Entre el individuo y el ambiente existe más bien lo que podríamos llamar una "zona de transición", un "campo de fuerza" cuyo espesor varía de minuto a minuto dependiendo de las circunstancias. A la pregunta ¿"dónde termino yo y dónde comienza mi ambiente"? no existe una respuesta definitiva.

Lo anterior nos conduce a pensar que cuando hablamos de "lo ambiental" o de "la dimensión política de lo ambiental", nos estamos refiriendo a nosotros mismos, a nuestras propias vidas como individuos y como comunidad, a nuestras propias condiciones de existencia. Podríamos afirmar con Berman que "nosotros somos nuestro ambiente". En consecuencia el Derecho a la Vida y el Derecho al Ambiente, son inseparables. Aún aceptando que se tratara de dos derechos diferentes, no se podría concebir en la práctica el uno sin el otro.

Para todos los efectos, entonces, vamos a partir de la base de que la realidad no es por un lado el ambiente y por otro la comunidad que lo ocupa, sino un gran sistema dinámico y complejo, conformado por elementos bióticos (vivos) y abióticos (teóricamente no vivos), y por las relaciones entre éstos, y también por elementos inmateriales, pero igualmente reales, tangibles e identificables, como son las relaciones de poder, las instituciones formales y no formales que rigen la vida de la comunidad, los sentimientos, valores, aspiraciones, temores y prejuicios de sus miembros, etc. En otras palabras: la Política, o lo Político, en la más amplia acepción de las palabras.

En la medida en que el ser humano concreto vive en sociedad, sus condiciones de existencia no solamente están determinadas por el aire que respira o por el agua que bebe o por la cantidad de luz que recibe del Sol, sino sobre todo por las relaciones políticas (incluidas dentro de esta categoría las sociales, económicas, laborales y de todo tipo) que caracterizan su comunidad particular, es decir, lo que los ecólogos llamarían su "hábitat" o posición concreta en el ecosistema social, y su "nicho ecológico", o sea la función, el papel que cumple en ese hábitat.

Más aún: las interacciones con el medio que podríamos calificar como eminentemente ecológicas, como son por ejemplo respirar o alimentarse, en la sociedad humana se convierten en hechos fundamentalmente políticos, en la medida en que la calidad del aire que respiramos es consecuencia de unas determinadas relaciones y decisiones (o indecisiones) políticas, ya sea que nos encontremos en el centro de una ciudad contaminada o en las alturas de un parque nacional natural. Y obviamente no sólo la cantidad sino también la calidad de los alimentos que consumimos, así como la posibilidad o imposibilidad de acceder a los mismos, dependen de nuestra posición en esa red compleja de interacciones políticas, económicas y culturales que es la sociedad. La cantidad de luz solar que recibe un minero en las profundidades de su puesto de trabajo, o un campesino en su parcela, o un funcionario en su escritorio, también está determinada por esa red de interacciones, más que por factores de carácter natural.

A partir del momento en que sobre los ecosistemas naturales -selvas, páramos, ríos, mares, etc.- comienza a ejercer su influencia transformadora el ser humano, incluso las mismas condiciones de existencia de esos ecosistemas comienzan a depender de hechos políticos. Los intercambios de gas carbónico y oxígeno entre la atmósfera y la selva tropical, o entre la atmósfera y el plancton marino, dejan de depender de relaciones puramente biológicas y pasan a depender de factores económicos, sociales y políticos: la tala de bosques, las quemas, la contaminación atmosférica, la contaminación de las aguas del mar y los hechos que subyacen tras estos fenómenos.

Esa red de interacciones, ya lo dijimos, es dinámica y compleja, y no solamente actúa a través de relaciones lineales e inmediatas de causa-efecto, sino más bien a través de lo que Carl Jung llamaría "relaciones de sincronicidad", según las cuales una sutil alteración en un punto de la red puede ocasionar simultáneamente, o en el mediano o largo plazo, grandes consecuencias, a veces insospechadas, en un punto alejado de la misma.

Había escrito arriba que resultaba afortunado que la Academia de la Lengua definiera el ambiente como un "fluido", pues remite a la idea de que se trata no de algo estático y fijo, sino de una realidad dinámica, cambiante, en permanente movimiento.

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Coherentes con la afirmación de que "nosotros somos nuestro ambiente" y de que las fronteras que supuestamente delimitan al individuo con respecto a su medio son mucho menos definidas y concretas de lo que normalmente se piensa, debemos aceptar que esa realidad dinámica, cambiante y en movimiento permanente que pregonamos del ambiente, es igualmente válida para los individuos como tales y para la comunidad que conformamos. El término "Evolución" ha sido desplazado en biología y ecología por el término "Coevolución", que describe el proceso por el cual el individuo se transforma para adaptarse a los cambios del medio, pero en esa transformación altera el medio, el cual a su vez influye nuevamente sobre el individuo y así sucesivamente. La coevolución es el proceso autoalimentado mediante el cual avanza el Universo, y como parte de él la sociedad y su historia.



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