jueves, 10 de febrero de 2011

El hambre espiritual

Cuando no se satisface el "anhelo espiritual", la repetición inacabable de ir al trabajo para volver a casa, para poder comer, para poder dormir, para poder seguir trabajando, para poder pagar el alquiler o la hipoteca, y así sucesivamente, parece una danza macabra y maratoniana de la que sólo es posible escapar por la muerte. Podríamos llamar a esta situación problemática "hambre espiritual".

La gente ansia vivir de una manera más espiritual, útil y alegre. Durante los últimos veinte años, lo hemos comprobado observando a los amigos, familiares y clientes que acuden a nuestra consulta y a los alumnos de la universidad.
Los niños y los integrantes de la generación X tienen miedo al futuro. La generación del boom de natalidad está alcanzando la edad madura y se cuestiona el sentido de su entorno. ("Una dieta espiritual para alimentar el Alma" se editó en 1997.) Los ancianos sienten la proximidad de la muerte. Las cargas de la vida cotidiana, en el trabajo y en casa, así como las limitaciones del materialismo, hacen que la gente de todas las edades anhele vivir de una manera edificante y estimulante cerca de una "fuerza espiritual superior", llámese Dios, Jesucristo, Buda, Alá, Yahvé, Brahma o el Gran Misterio.
Pero no es fácil llevar una vida espiritual satisfactoria y rica en medio del torbellino diario de actividades y pensamientos, sentimientos y sensaciones, que parecen centrarse más bien en nuestros sueños y deseos personales en vez de en lo que hay más allá de las palabras.
Sugerimos una "dieta espiritual", pero no para privarnos de ciertas cosas, sino, por el contrario, una dieta que nos proporcione una combinación saludable de ideas espirituales que nutran nuestro plano psicológico y alimenten el alma.
Nosotros dos hemos emprendido viajes espirituales durante toda la vida. Jonathan se crió en una familia judía poco ortodoxa, que celebraba las fiestas con una menorah y un árbol de Navidad. La familia de Diane era cristiana liberal pero celebraba las fiestas hebreas con los amigos y los vecinos. Como adultos hemos explorado y estudiado a fondo el tesoro oriental y occidental de la filosofía, la psicología, la religión, la oración y la meditación. En los sesenta, Jonathan estudió durante seis años filosofía y religión en la Universidad de Nueva York y en la Nueva Escuela de Investigación Social. En 1975 escribió su tesis doctoral sobre la psicoterapia occidental, vista desde la perspectiva de las religiones orientales; a partir de entonces, aplicó esas ideas y técnicas en la terapia de sus pacientes. Diane expusó, durante muchos años, la filosofía evolutiva de la dieta espiritual en sus clases y a través de sus escritos.
En 1986, provistos de la experiencia que habíamos adquirido, empezamos a recopilar ideas para un libro que fuera útil a grupos de personas con diversos horizontes espirituales. Queríamos ofrecer una "dieta espiritual" que ayudara a la gente a aligerar el peso de sus cargas cotidianas y a librarse del peso del mundo.
Al ser padres con obligaciones profesionales y familiares, luchamos por integrar el poder del espíritu a nuestra vida ajetreada. Hemos trabajado en elaborar la dieta espiritual durante varios años. Dieta que fue desarrollándose al tiempo que nosotros crecíamos y ayudábamos a los demás. Tanto los alumnos como los pacientes suelen confiarnos sus esperanzas, sueños, miedos y preocupaciones, y pedirnos consejo para encontrar soluciones a sus problemas específicos y descubrir su espiritualidad.
Un caso frecuente puede ser el de una estudiante universitaria que no es capaz de acabar un trabajo. Al comentar el asunto, resulta obvio que el problema subyacente es un espíritu autocrítico exacerbado, insuficiente autoestima y otras dificultades relacionadas con su espiritualidad, que han sido enterradas bajo su particular "peso del mundo". Un consejo específico sobre su trabajo le sería de escasa utilidad, pero si lo aplicara a las cargas intrínsecas de autoestima y espíritu autocrítico (por ejemplo, poniéndola en contacto con su bondad inherente), le serviría de ayuda en todas las tareas que emprenda en la vida y potenciaría la conexión con su propia bondad y alegría.
Y eso es lo que ocurre. Los clientes que se someten a nuestras terapias, los universitarios y otras personas que han utilizado la dieta espiritual para librarse del peso del mundo, han visto aligerarse sus cargas cotidianas y han comprobado que su vida se tornaba más feliz, alegre y satisfactoria.
El actual Dalai Lama, así como otros guías religiosos, han sugerido la necesidad de encontrar una "espiritualidad universal y seglar". Esperamos que la dieta espiritual se sume a esta idea, puesto que abarca las principales tradiciones religiosas a la vez que ofrece técnicas y conceptos para alimentar por igual a los que tienen una creencia específica y a quienes anhelan alcanzar una mayor conciencia espiritual con el fin de orientar su vida.
No es necesario practicar una religión en particular para aplicar la dieta espiritual. Esta ofrece técnicas compatibles con la mayoría de los sistemas religiosos y su eficacia no depende de la fe de la persona que las aplica. No hace falta creer en ellas, sólo hay que aplicarlas. Las técnicas funcionan si nosotros funcionamos.
Lao-Tsé, escribió:

"Al igual que los ríos nacen de un manantial remoto, el espíritu humano brota de una fuente. Encontrar el manantial del espíritu es hallar el secreto del paraíso terrenal."

Esta fuente, que es el centro de toda la espiritualidad, es señalada por todas las religiones, si bien con diferentes palabras, formas e imágenes.
Hemos utilizado durante varios años los principios básicos de la dieta espiritual que proponemos en este libro con personas de diferentes religiones (cristianos, hebreos, budistas, hinduistas, unitarios y personas sin afiliación espiritual). Hemos mezclado las orientaciones y los ingredientes que han resultado más efectivos y capaces de coexistir con el ritmo de la civilización occidental en las vísperas del nuevo milenio.
La dieta espiritual fusiona la esencia de muchas enseñanzas religiosas con el fin de alimentar el alma y ayudar a las personas a entrar en contacto con su espiritualidad.
Al armonizar nuestra personalidad con nuestro espíritu, enfocar nuestra conciencia, impulsarnos a descubrir nuestra bondad intrínseca y enseñarnos a vivir libre y plenamente, la dieta espiritual aligerará la carga de nuestros problemas personales y nos ayudará a librarnos del peso del mundo.

Fuentes:

Jonathan Kramer y Diane Dunaway Kramer
"Una dieta espiritual para alimentar el alma"
 

viernes, 4 de febrero de 2011

Cómo ser más intuitiv@

"Analizar las cosas sólo desde el prisma racional puede sumirnos en un laberinto de senderos infinitos. La intuición, por el contrario, permite hallar la vía más directa hacia lo esencial."

Si se pregunta cuáles son las virtudes que ayudan a vivir con plenitud, la mayoría de las personas responderán, por ejemplo, que el optimismo, el amor y la amistad, la inteligencia y la capacidad para reflexionar, el sentido del humor... Pocas se acordarán de la intuición, y sin embargo es la cualidad fundamental que seguramente está detrás de todas las demás, pues es la que sirve para integrar eficazmente, lo que sucede tanto en el entorno físico como en los estratos más profundos y desconocidos de la mente. Por eso se la considera una eficaz consejera interior, que aclara las dudas en momentos delicados y ayuda a tomar decisiones correctas para alcanzar los objetivos vitales más importantes.
De alguna manera las personas intuitivas tienen una capacidad especial para percibir los mensajes más sutiles procedentes del exterior, almacenarlos en el inconsciente y tenerlos en cuenta en el momento oportuno. Es decir, se dan cuenta sin esfuerzo del significado de los pequeños gestos, los matices de la voz, las miradas o las actitudes de las personas con quienes se relacionan. Eso les permite, por ejemplo, descubrir los intentos de engaño o hacer una propuesta en el momento más adecuado.

El don de aprender sin darse cuenta

La psicóloga alemana Angelika Faas, que estudia desde hace más de 20 años este "don especial", lo define como "principio de aprendizaje implícito", pues las personas intuitivas mantienen a lo largo de su vida una actitud mental abierta que les permite acumular informaciones que siempre acaban insultándoles útiles. La peculiaridad de éstas personas es que además tienen la capacidad para distinguir la información que es importante de la que no. Así, un campeón de ajedrez no puede competir cuantitativamente con un ordenador a la hora de evaluar jugadas, pero su intuición le ayuda a preseleccionar velozmente los caminos más eficaces.
Según Faas, esta cualidad se convierte en fundamental en los tiempos actuales, en que los datos al alcance de una persona se duplican en pocos años debido a la creciente presencia en la vida cotidiana de los medios de comunicación, la informática o la formación continuada. Por esa razón aumenta el interés por la intuición, que se ha puesto de moda entre los ejecutivos de grandes empresas y las estrellas del cine -Demi Moore, por ejemplo, ha prologado el libro La intuición eficaz, de Laura Day, y Sharon Stone tiene un asesor para mejorarla-. En Estados Unidos incluso existen programas de televisión y páginas web que explican las ventajas de la intuición y cómo desarrollarla.

Una cualidad de la mente profunda

Pero la intuición no es un descubrímiento moderno ni una moda superficial. Se puede entender como algo que va mucho más allá de la eficacia en el manejo de la información por parte de una inteligencia privilegiada. Todo indica que tiene su fundamento en las capas más profundas y desconocidas de la mente. Cari Gustav Jung decía que la intuición es una de las cuatro funciones de la psique. La primera función es la percepción, la segunda el pensamiento y la tercera el sentimiento. La cuarta, la intuición, recuerda al individuo de dónde viene -las experiencias vividas, los fundamentos de la propia personalidad...- y le sugiere a dónde debe ir para cumplir su misión vital y realizarse plenamente. Por tanto es el instrumento más importante para orientarnos en la vida.
Pero, ¿de dónde procede la sabiduría de la intuición? ¿Por qué merece confianza? El inconsciente es la fuente de donde bebe la intuición. Está formado por todo lo que se sabe pero de lo que no se es consciente -lo que se ha olvidado, reprimido o sencillamente no se tiene presente-; todo lo que se siente, se piensa, se recuerda o se desea pero sin intención ni atención; junto a los instintos que gobiernan las necesidades, así como los arquetipos, es decir, las pulsiones dinámicas del alma que aparecen bajo distintas formas en los personajes mitológicos, las fantasías, los sueños y los mitos colectivos.

Imaginación en lugar de racionalidad

La intuición, entre todo este material, debe progresar en el conocimiento de las motivaciones más profundas, lo que se traducirá en un aumento de la seguridad en uno mismo y una facilidad para tomar decisiones acertadas.
Para acceder al caudal de conocimientos inconscientes la mente puede extraviarse si usa el camino de la racionalidad. Ésta sirve para resolver cuestiones prácticas, se limita a manejar datos bien conocidos y elabora un tipo de conocimiento que puede ser compartido por todo el mundo. En cambio, la imaginación sí es una herramienta adecuada para la intuición, pues genera una sabiduría basada en las experiencias personales. Sólo ella permite integrar armónicamente las informaciones con los deseos y los sentimientos. La mayor eficacia intuitiva se consigue liberando la mente del corsé de la razón y las normas, abriéndola a las percepciones sutiles, las especulaciones, los presentimientos y las ideas que fluyen espontáneamente.
Un medio útil para que broten las intuiciones es realizar interpretaciones. En ese sentido, investigar el significado de los sueños suele proporcionar pistas sobre las propias motivaciones y actitudes en un momento determinado. Los sueños, que pueden revelar la importancia de datos que habían pasado desapercibidos, han de interpretarse en clave personal, sin abusar de las explicaciones, a menudo tópicas, que ofrecen libros y programas de ordenador.
Aunque pueda parecer sorprendente, los acontecimientos que ocurren en el exterior también son interpretables desde un punto de vista personal. La intuición sería la herramienta capaz de descubrir la conexión profunda que existe entre el mundo físico, aparentemente alejado de nosotros, y nuestra mente o vida individual.
Jung recordaba que si reducimos nuestro cuerpo físico a sus elementos químicos constituyentes -carbono, oxígeno, silicio, calcio...-lo podemos ver asimilado completamente con el entorno material. De manera paralela, las estructuras más profundas de la mente están en continuidad con una realidad psíquica que sería la esencia última de todo lo existente. Por eso, si fuera posible conocer de manera clara los contenidos más profundos del inconsciente se poseería una sabiduría completa, no sólo de tipo filosófico o intelectual, sino práctica e inmediata: sabríamos dónde está un objeto con sólo pensar en él y conoceríamos el pasado y el futuro.

El fenómeno de las coincidencias

Tal sabiduría parece inalcanzable, pero la intuición puede percibir algo del juego entre la realidad exterior y nuestra mente profunda. Esto se demuestra por el fenómeno de la sincronicidad. Se llama así a la experiencia frecuente de reconocer coincidencias entre cosas que ocurren en el mundo exterior y los pensamientos más íntimos. Por ejemplo, un hombre se está enamorando de una mujer con un nombre poco común, Elisenda, y en el plazo de pocos días le ocurren una serie de casualidades: la bella protagonista de una película se llama así, en una revista encuentra un poema visual donde se repite el nombre varias veces y una mañana al afeitarse descubre en el espejo que tiene el nombre bordado en el pecho del pijama que le acaban de regalar (camuflado en "Club de Polo Elisenda").
Ante una situación así, una intuición liberada de la incredulidad reconoce e interpreta esas coincidencias y puede descubrir su mensaje: será positivo si están relacionadas con sentimientos agradables y se armonizan con las creencias y motivaciones profundas, será negativo si suscitan malestar y contradicciones interiores. Los fenómenos de sincronicidad pueden inducir a pensar que todo está escrito, que el destino se nos impone, pero lo cierto es que cada uno puede construir su destino si se acepta la existencia de una intuición orientadora.

La llave que abre muchas puertas

La posibilidad de interpretar lo que ocurre a nuestro alrededor es el fundamento de las artes adivinatorias y de muchas creencias populares. Así, la intuición encuentra terreno abonado en las sugerencias de una carta astral o en la palma de la mano, e igualmente está dispuesta a considerar las señales que encuentre en su camino: la forma de una nube que pasa o la mascota que siente molestias y advierte así a su amo de que está a punto de caer enfermo... Otro ámbito donde la intuición puede hallar significados es la enfermedad.
No sólo se trata de investigar el origen psicológico de un trastorno de salud -una preocupación constante favorece alteraciones en la piel, por ejemplo-sino de encontrar un sentido a problemas cuyo origen psicológico no es fácil de ver. Alguien que se ve forzado a permanecer en un hospital 20 días por una complicación renal puede intuir que necesitaba hacer una pausa y reflexionar sobre su actitud estresante en el trabajo, su ritmo de vida y sus relaciones.
Cultivar una actitud de alerta serena, casi contemplativa, ante las percepciones interiores y exteriores permite obtener conclusiones útiles y satisfactorias. Ante una duda podemos preguntarnos: ¿cómo lo ve mi intuición? Si se confía en el propio poder intuitivo, sus conclusiones se imponen por sí mismas. La mejor forma de conseguir confianza en la intuición es practicar y experimentar hasta que los éxitos nos convenzan.

Por qué las mujeres son más intuitivas

El tópico dice que las mujeres tienen más intuición... y la intuición que debe ser cierto. Éstas serían algunas razones:
■ Las mujeres han sido especialmente responsables de la estabilidad emocional de la familia: cuidar a los hijos las ha convertido en expertas en intuir sus necesidades, incluso antes de que sepan hablar.
■ El cuerpo calloso -la parte del cerebro que une los hemisferios-, más grueso en las mujeres, les permite conjugar mejor el pensamiento lógico del hemisferio izquierdo con la visión de conjunto del derecho.
■ Durante siglos la mujer no se ha visto forzada a limitar sus capacidades intuitivas innatas tanto como los hombres, sometidos a las rigideces del mundo laboral.
■ Un gen que podría estar relacionado con la capacidad intuitiva sólo es heredado por las hijas. Según David Skuse, la mujer tiene una capacidad innata, mientras que el hombre debe mejorarla.

Ejercicios para entrenar la intuición
Nacemos con un nivel de intuición que puede crecer o disminuir en función del uso que hagamos de ella. Estos ejercicios contribuyen a aumentarlo:
1 - CALMAR LAS EMOCIONES
Es necesario para reconocer la voz de la intuición. Existe un ejercicio de visualización que puede resultar de ayuda: imaginemos que un enorme lago representa el estado emocional e intentamos que las aguas se serenen siempre que nos sintamos alterados.
2 - TOMAR CONCIENCIA DE UNO MISMO
Para liberar la imaginación intuitiva de la censura de la conciencia, que impone opiniones y prejuicios, es útil explicar ante una grabadora lo que se siente y se piensa, dejando fluir las palabras y expresando la mayor cantidad de ideas y ocurrencias -las cosas que parecen triviales con frecuencia vienen de alguna parte y por alguna razón-. Luego se escucha la grabación para conocer mejor los propios procesos mentales y emocionales.
3 - CONSULTAR EL I CHING
Esta obra milenaria de la cultura china ayuda a resolver dudas. Para consultarla se tiran seis veces tres monedas a fin de obtener una de las 64 figuras posibles. Cada una describe una situación y da consejos que deben ser analizados en busca de una correspondencia con la pregunta formulada. La tirada de las monedas suele reflejar la cualidad esencial del momento que se está viviendo.
4 - AVENTURAR UNA RESPUESTA
Pedimos a una persona amiga que escriba una pregunta y sin leerla decimos cuanto se nos ocurra. Así entrenamos la capacidad para intuir a partir de los gestos y la actitud de los otros.
5 - ACOSTARSE CON UNA PREGUNTA
Se realiza la pregunta antes de acostarse, sin buscar una respuesta de forma consciente.Tal vez por la mañana tengamos la solución, pues el cerebro reorganiza las ideas durante el sueño.
6 - TOMAR UNA DECISIÓN
Se reflexiona durante unos minutos sobre el dilema. Luego se deja que fluya el pensamiento durante 24 horas sin exigirse respuestas. Cumplido el plazo, se toma la decisión con convicción y sin pensarlo más. Este ejercicio se aplica a asuntos de poca trascendencia, hasta convencerse de que la intuición funciona.
7 - RESPUESTAS EN CLAVE
La intuición no llega siempre con palabras: las imágenes y los símbolos son su lenguaje más común. Para comprenderlos se analizan los posibles significados en relación con los temas que nos preocupan, intentando sentir el más real para uno mismo.
8 - PEQUEÑOS EJERCICIOS COTIDIANOS
Se trata, por ejemplo, de intentar adivinar quién está llamando por teléfono o a la puerta de casa. A lo largo del día se pueden plantear muchas preguntas e intentos de adivinación que entrenan la intuición.

Fuentes:

Por Manólo Núñez y Claudina Navarro
Revista "CuerpoMente" Nº 94

¿Es tu soledad refugio o castigo?

"En ocasiones, la soledad es una elección inconsciente. Decidimos apartamos para protegemos o porque no aceptamos quiénes somos. En ambos casos hay que renunciar a ella para vivir más feliz e intensamente."

Las personas vivimos la soledad de manera muy diferente. A algunos les encanta estar solos y otros no lo soportan ni siquiera un rato.
Hay tantas maneras de experimentarla como individuos hay sobre la tierra, pero creo que existen algunos rasgos en común que nos permiten dividirlas vivencias de soledad en dos grandes grupos: la soledad como castigo y la soledad como refugio. Dos formas de enfrentarse a un mismo fenómeno, aunque no excluyentes entre sí. Es muy posible que para una misma persona su soledad sea, en determinado momento, un castigo y, en otro, un refugio.

LA UTILIDAD DE LOS PROBLEMAS
Diferenciar estas dos vivencias es importante porque en cada caso la soledad está cumpliendo una función distinta. Aunque sea difícil de aceptar, cuando un problema nos acompaña durante largo tiempo suele estar sostenido en parte por nosotros mismos porque nos "sirve" para algo. Muchas veces, lo que nos hace padecer en la vida es la manera que hemos encontrado de lidiar con algo que nos genera dificultades. Algo que nos libra de un mal, pero que nos somete a otro. Pero... ¿para qué puede servimos la soledad?

LA SOLEDAD COMO CASTIGO
Muchas de las personas con las que me he cruzado en la práctica clínica y que decían sentirse solas sufrían también la sensación de que esta soledad era una especie de castigo, una condena que se les había impuesto por alguna debilidad o deficiencia personal y contra la que era inútil luchar. Así, vivían su soledad como un designio superior, como un inevitable destino fatal.
El hecho de que la soledad aparezca, frecuentemente, asociada a la idea de un castigo no es en absoluto extraña pues, históricamente, a los crímenes más graves se les imponía una de dos penas: la muerte o el destierro. Y, ¿qué otra cosa es el destierro que una condena a la soledad total, una expulsión del mundo de los hombres y la ruptura de todos los lazos con los semejantes?
Arquetípicamente, el destierro es la pena aplicada a aquellos a quienes se considera indignos. La traición, la deshonra, la inmoralidad, son los crímenes que se sancionaban con el destierro, como si se le dijese a aquel que los comete: "Vete, no te queremos aquí, no eres como nosotros, no eres digno de vivir entre nosotros. Vete y no vuelvas".
Este designio no pretendía castigar a alguien por haber hecho algo. En realidad, al desterrado se le castigaba por ser de una determinada manera, por encarnar algo que para el resto de la comunidad resultaba indeseable. Para aquellas gentes expulsar a aquel que avergonzaba era una forma de recuperar el honor mancillado del grupo.
Y creo que vale la pena preguntamos aquí: ¿no es esto lo que hacemos todos cuando expulsamos a otro, apartar un aspecto que nos pertenece pero que nos causa rechazo?
Creo que muchas personas que se sienten solas, sienten su soledad como una condena de destierro, como un castigo por ser como son.
Se sienten indignos y avergonzados de sí mismos y por ello se inflingen o, cuando menos, aceptan el castigo de la soledad. Es como si se dijeran a sí mismos: "Eres indigno, vete, ocúltate". Sostienen ellos mismos esa pena que quizás en algún momento sufrieron o tan sólo imaginaron.

ACEPTAR LA VERGÜENZA
La soledad es, entonces, una manera de expiar la vergüenza que sentimos de ser quienes somos y una esperanza de recuperar, en un futuro, la dignidad. Pero este mecanismo esconde una trampa porque estar solo es, en nuestra sociedad, indigno por sí mismo y al castigo inicial se le suma la vergüenza de la misma soledad.
La actitud de muchos "solitarios" es la misma de los desterrados, buscan reparar esa falta, esa vergüenza. Sólo así podrán volver a estar entre los suyos. ¿Pero cómo reparar la falta de ser quien soy? No hay manera. La única salida es abandonar de forma definitiva la creencia de que ser de determinada manera puede ser un crimen.
La única reparación posible para la vergüenza -que es el origen de ese destierro que es la soledad- es, justamente, el encuentro afectivo con el otro. Si frente a la vergüenza nos retraemos, nos alejaremos de aquello mismo que podría ser su bálsamo. Habrá entonces que hacerle frente, no persiguiendo el objetivo de que desaparezca, sino soportándola con la entereza que nos quede.
Si esperamos a "volver con la cabeza erguida" correremos detrás de alcanzar "el honor", pero éste nos eludirá como una sombra y es probable que pasemos mucho tiempo en el destierro de la soledad. Quizá sea mejor volver, como dice el tango, con la frente marchita, pues todos sentimos en mayor o menor medida cierta vergüenza, cierta indignidad: procede de tener conciencia de nuestra fragilidad, de nuestras miserias y temores. Viene, en suma, con el hecho de ser persona.

LA SOLEDAD COMO REFUGIO
Para otros la soledad, lejos de ser un castigo, se constituye en un refugio. Un lugar seguro -incómodo y desagradable pero seguro- donde permanecer fuera del alcance de otros peligros mayores.
En este caso, la imagen que viene a mi mente no es la del destierro, sino la de una caverna oscura y fría, en la que uno se internara para escapar de algo que nos persigue. Preferirías sin duda estar caminando bajo los árboles, entre los rayos del sol, pero ¡cuidado!, sabe Dios con qué podrías encontrarte.
Decíamos al comienzo que pocas cosas nos atemorizan más que la idea de encontramos solos por completo, entonces ¿a qué podríamos temerle tanto como para elegir refugiarnos en la caverna de la soledad? Evidentemente a amenazas provenientes de los otros, en particular: al rechazo y al abandono.

RECHAZAR Y SER RECHAZADO
Tanto el rechazo como el abandono son experiencias dolorosas, no sirve de nada negarlo. El problema radica en creer que es posible tener la certeza de que no nos ocurrirán a nosotros. Esa certeza nadie la tiene.
Si yo creo posible tener vínculos con los otros sin tener que pasar por situaciones de rechazo, cuando me lleguen, porque seguro que lo harán, me enojaré o lo sentiré como una injusticia. O, por el contrario, pensaré que se debe a que algo anda mal conmigo. Lo cierto es que no es posible relacionarse e intimar sin correr el riesgo de pasar por las experiencias de ser rechazado, de rechazar, de ser abandonado o de abandonar. Es más, casi podríamos decir que no se trata de un riesgo sino de una certeza: alguien nos rechazará -al menos en algún aspecto o a la hora de compartir algo-y rechazaremos a alguien -aunque luego le aceptemos para otra cosa-.

EL VALOR DE LAS RELACIONES
De la misma forma, en algún momento de nuestra vida, a todos nos tocará el abandono. Aun en el mejor de los casos en que un vínculo dure toda una vida, no durará más que eso y entonces, inevitablemente, uno dejará al otro. Y es que crear lazos es doloroso pero, aun así, vale la pena.
Cuenta Antoine de Saint-Exupéry que el Principito se encontró un día con un zorro:
-Ven a jugar conmigo -dijo el Principito.
-No puedo -respondió el zorro-, no estoy domesticado. Domestícame y podremos jugar juntos.
-¿Qué significa domesticar? -preguntó el Principito.
-Es algo muy olvidado -dijo el zorro-, significa crear lazos. Vendrás cada día y te sentarás cada vez un poco más cerca. Yo primero te miraré desconfiado, luego te iré dejando acercar. El trigo no significa nada para mí, pero tú tienes cabellos dorados, si me domesticas, cada vez que vea los campos de trigo serán algo especial.
Y así, el Principito domesticó al zorro y se hicieron amigos. Hasta que un día el Principito tuvo que continuar su viaje.
-Bueno -dijo- debo irme.
-¡Ah! Voy a llorar-dijo el zorro.
-Tuya es la culpa. Me pediste que te domesticara y ahora estás triste.
-Cuando te dejas domesticar se corre el riesgo de llorar un poco -dijo el zorro.
-Pero entonces no ganas nada -dijo el Principito.
-Gano -respondió el zorro- por el color del trigo.
Más allá de su presencia actual o no, siempre ganamos de los encuentros con los otros. Y ganamos por lo que dejan en nuestra vida. Por lo que de ellos vive en nosotros y por lo que de nosotros pervive en ellos. Y quizás encontrar a esas personas importantes en nosotros puede también aliviarnos de esa soledad esencial de ser uno mismo.

Fuentes:

Por Demián Bucay
Revista "Mente Sana" Nº8

La persecución y el escondrijo

"Son muchas y diferentes las vicisitudes que vamos atravesando en nuestra relación con los demás. Debido al gran desconocimiento que tenemos de nosotros mismos y, por consiguiente, de los otros, andamos casi siempre a tientas, sin comprender y sin hallar una solución profunda a los innumerables problemas de relación que nos aquejan."

La naturaleza de la Muerte tiene la extraña costumbre de aparecer en las relaciones amorosas justo en el momento en que creemos haber encontrado a un amante adecuado, en que creemos haber pescado "un pez muy gordo". Es entonces cuando aflora a la superficie la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida y pega un susto a todo el mundo. Surge cuando los amantes hacen toda suerte de equilibrios y se preguntan por qué razón el amor no va a "dar resultado" para cualquiera de los componentes de la pareja. Es entonces cuando uno se esconde en la madriguera en un esfuerzo por hacerse invisible. ¿Invisible para el amante? No. Invisible para la Mujer Esqueleto. Es entonces cuando empiezan las carreras y la búsqueda de escondrijos. Pero, tal como veremos, no hay ningún lugar donde ocultarse.
La psique racional sale de pesca en la esperanza de lograr una buena pieza y no sólo la consigue sino que, además, se lleva un susto tan grande que apenas puede resistirlo. Los amantes tienen la sensación de que algo los persigue. A veces piensan que es el otro quien los persigue. Pero, en realidad, es la Mujer Esqueleto. Al principio, cuando aprendemos a amar de verdad, interpretamos erróneamente muchas cosas. Creemos que es el otro quien nos persigue cuando, en realidad, lo que atrapa a la Mujer Esqueleto de tal forma que no puede escapar de nosotros es nuestra intención de relacionarnos de una manera especial con otro ser humano. Siempre que nace el amor, emerge a la superficie la fuerza de la Vida/ Muerte/Vida. Siempre.
Así pues, el pescador y la Mujer Esqueleto se enredan el uno con el otro. Mientras la Mujer Esqueleto avanza a trompicones detrás del aterrorizado pescador, se inicia su primitiva participación en la vida; le entra apetito y come pescado seco. Más tarde, cuando cobra más vida, apaga su sed con la lágrima del pescador.
Este extraño fenómeno se produce en todas las relaciones amorosas: cuanto más corre el amante, más acelera ella. Cuando uno de los componentes de la pareja intenta huir de la relación, ésta se llena paradójicamente de vida. Y, cuanta más vida se crea, tanto más se asusta el pescador. Y, cuanto más corre, más vida se crea. El fenómeno es una de las tragicomedias más esenciales de la vida.
Una persona que se encontraba en esta situación soñó que encontraba a una amante cuyo suave cuerpo se abría como un armario. En el interior de la cavidad de su cuerpo había unos embriones relucientes y palpitantes, unas dagas en unos anaqueles que chorreaban sangre y unas bolsas llenas del primer verdor de la primavera. El sujeto se quedó perplejo, pues se trataba de un sueño acerca de la naturaleza de la Vida/Muerte /Vida.
Estas fugaces visiones del interior de la Mujer Esqueleto inducen a los amantes en ciernes a tomar su equipo de pesca y echar a correr a toda velocidad en un intento de interponer la mayor distancia posible entre su persona y la Mujer Esqueleto. Ésta es inmensa, enigmática y deslumbradoramente numinosa. Desde un punto de vista psíquico, se extiende de horizonte a horizonte y del cielo al infierno. Es tan enorme que cuesta mucho abrazarla. Y, sin embargo, no es de extrañar que la gente corra a echarse en sus brazos. Aquello que uno teme es capaz de fortalecer y sanar.

La fase de la persecución y el escondite es el período durante el cual los amantes intentan racionalizar su temor a los ciclos de la Vida/Muerte/Vida del amor. Se dicen "Con otra persona me irán mejor las cosas", o "No quiero renunciar a (llénese el espacio en blanco)...", o "No quiero cambiar de vida", o "No quiero enfrentarme con mis heridas o con las de otra persona", o "Aún no estoy preparado", o "No quiero que me transformen sin antes averiguar con todo detalle qué pareceré/sentiré después".
Es un período en el que los pensamientos están todos revueltos, en el que uno busca desesperadamente un refugio y el corazón le late con fuerza no porque ama y es amado sino de puro miedo. ¡Mira que haber sido atrapado por la Dama de la Muerte! ¡Ay! ¡Qué horror encontrarse cara a cara con la fuerza de la Vida/Muerte/Vida! ¡Doble ay!
Algunos cometen el error de pensar que escapan corriendo de la relación con su amante. Pero no es así. No se escapan del amor ni de las presiones de la relación. Intentan dejar atrás la misteriosa fuerza de la Vida/Muerte/Vida. La psicología diagnostica esta situación como "temor a la intimidad, temor al compromiso". Pero eso no son más que síntomas. La cuestión más profunda es la incredulidad y la desconfianza. Los que andan siempre huyendo temen en realidad vivir de acuerdo con los ciclos de la naturaleza salvaje e integral.
Así pues, la Dama de la Muerte persigue al hombre a través del agua y cruza la frontera que separa el inconciente de la conciencia de la mente. La psique conciente se da cuenta de lo que ha atrapado e intenta desesperadamente dejarlo atrás. Lo hacemos constantemente en nuestra vida cuando aparece algo temible. No prestamos atención y seguimos tirando de ello hacía arriba, en la creencia de que es un gran trofeo. Y es efectivamente un tesoro, pero no de la clase que nosotros habíamos imaginado. Es un tesoro que, por desgracia, nos han enseñado a temer. Y entonces intentamos huir o desprendernos de él o embellecerlo para que parezca lo que no es. Pero no da resultado. Al final, todos tenemos que besar a la vieja bruja.
En el amor tiene lugar el mismo proceso. Nosotros sólo queremos la belleza, pero acabamos enfrentándonos con lo malo. Tratamos de apartar de un empujón a la Mujer Esqueleto, pero ella sigue adelante. Echamos a correr y nos sigue. Es la gran maestra que siempre habíamos afirmado querer. "¡Pero no ésta!", gritamos cuando la vernos aparecer. Queremos otra. Lástima. Ésta es la maestra que a todos nos toca.
Hay un dicho según el cual, cuando el alumno está preparado, aparece la profesora. Quiere decir que la maestra interior aflora a la superficie cuando el alma, no el ego, está preparada. La maestra se presenta siempre que el alma la llama... menos mal, pues el ego nunca está del todo preparado. Si la aparición de la maestra dependiera exclusivamente del ego, nos quedaríamos toda la vida sin maestra. En eso tenemos suerte, pues el alma sigue transmitiendo sus deseos sin tener en cuenta las opiniones perennemente cambiantes de nuestros egos.
Cuando las cosas en las relaciones amorosas se enredan y adquieren un cariz alarmante, la gente teme que el final esté cerca, pero no así. Dado que se trata de una cuestión arquetípica y dado que la Mujer Esqueleto cumple la función del destino, el héroe se tiene que perder por el horizonte, la Dama de la Muerte tiene que presentarse inmediatamente después y el amante en período de adiestramiento tiene que entrar a gatas en su pequeña choza, ladeando y confiando en salvarse. y la Mujer Esqueleto tiene que seguirlo al interior de su seguro refugio. A continuación, él tiene que desenredarla, etc., etc.
Para los amantes modernos, la idea de "ocupar un espacio" es como el iglú del pescador, donde éste cree que se encuentra a salvo. A veces este temor a enfrentarse con la naturaleza de la muerte se distorsiona en una "excusa", mediante la cual se intentan conservar tan sólo la, facetas agradables de la relación sin tener que enfrentarse con la Mujer Esqueleto. Pero eso jamás da resultado.
Y hace que los amantes que no "ocupan un espacio" experimenten una enorme ansiedad, pues desearían conocer a la Mujer Esqueleto. Se han preparado a Conciencia, se han fortalecido, están intentando mantener a raya sus temores. Y ahora, justo en el momento en que están a punto de desentrañar el misterio, cuando uno de ellos se dispone a tocar el tambor del corazón y a entonar un canto a la vida en común, el otro componente de la pareja le grita "Todavía no, todavía no" o "No, jamás".
Hay una gran diferencia entre la necesidad de soledad y renovación y el deseo de "ocupar un espacio" para evitar la necesaria relación con la Mujer Esqueleto. Pero esta relación, entendida como la aceptación de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida y el intercambio con ella, es el siguiente paso para fortalecer la propia capacidad de amar. Los que entablan una relación con ella adquirirán una capacidad duradera de amar. Y los que no, no la adquirirán. No hay vuelta de hoja.
Todos los "No estoy preparado", todos los "Necesito tiempo" son comprensibles, pero sólo durante un breve período. La verdad es que la gente nunca está "completamente preparada" y nunca hay un "momento adecuado". Tal como ocurre con todos los descensos al inconciente, llega un momento en que uno se limita a confiar en la suerte, se tapa la nariz y se lanza al abismo. Si no fuera así, no habría sido necesario crear las palabras heroína, héroe o valentía.
La tarea de conocer la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida se tiene que llevar a cabo. Si se retrasa, la Mujer Esqueleto se sumerge en el agua pero volverá a salir una y otra vez y seguirá persiguiendo una y otra vez. Ésta es su misión. Y nuestra misión es aprender. Si uno quiere amar, no hay más remedio. El hecho de abrazar a la Mujer Esqueleto es una tarea. Sin una tarea que suponga un reto, no puede haber transformación. Sin una tarea, no se puede experimentar una auténtica satisfacción. Amar el placer exige muy poco esfuerzo. Para amar de verdad hay que ser un héroe capaz de superar el propio temor.
Es cierto que muchas personas alcanzan la fase de la "fuga y el escondrijo". Por desgracia, algunas la alcanzan una y otra vez. La entrada de la madriguera está llena de huellas de los que han entrado apresuradamente a gatas. Pero los que quieren amar de verdad emulan al pescador. Se esfuerzan en encender el fuego y en enfrentarse con la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida. Contemplan cara a cara lo que temen y, paradójicamente, responden con convicción y asombro.




Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"

jueves, 3 de febrero de 2011

Del mecanicismo y otros males

El Planeta Tierra es una verdadera obra de arte que nos demuestra día tras día el valor de todos sus elementos. Es un sistema maravilloso que vale la pena conocer, cuidar y proteger. 

Parece una ironía suprema que tuviéramos que salir de nuestro planeta antes de que realmente pudiéramos verlo tal como es. Cuando los astronautas nos mostraron el aspecto que tenía nuestro mundo desde el espacio, fue como si nos hubieran acercado un espejo para que contemplásemos nuestro reflejo. La imagen de la Madre Tierra, bella, frágil, bailando en el espacio se grabó de forma indeleble en nuestro cerebro.
Este acontecimiento fue como una señal de aviso que nos indicaba que acababa de llegar el momento, la hora de decidir como debemos contemplar nuestro mundo y la relación que tendremos con él.
En este sentido sería conveniente recordar algunas de las declaraciones de aquellos astronautas que han tenido la oportunidad de ver la Tierra desde el espacio, en particular las de Neil Amstrong, pero también las del cosmonauta ruso Aleksandr Alexsandrov:

"Entonces me cruzó la mente la idea de que todos somos hijos de nuestra Tierra. Tanto da que país se está mirando. Todos somos hijos de la Tierra y deberíamos tratarla como a nuestra madre".

O las del norteamericano Donald Williams:

"Para aquellos que han visto la Tierra desde el espacio, y para los centenares, quizás millares que la verán, esa experiencia indudablemente hace cambiar de perspectiva. Las cosas que compartimos de nuestro mundo son mucho más valiosas que las que nos dividen".

En general todos ellos coincidieron en señalar que:

"Aquel planeta es la casa común de toda la Humanidad, así como de todas las especies animales y vegetales que lo habitan".

Desde ese momento, la creencia de que la Tierra es una estructura muerta y de que puede explotarse de forma indefinida, tal como lo sostenía la ciencia mecanicista, no concordaba, con lo que sentimos al ver las imágenes del planeta azul y blanco flotando en el espacio.
Fue como si la vida reconociera a la vida. Esta toma de conciencia ha provocado un aceleramiento de la preocupación ecológica, aquello que últimamente convenimos en denominar la conciencia verde. Frente a la visión mecanicista - economicista que domina ampliamente el panorama político-social, la más arraigada, que nos dice que podemos y debemos explotar el planeta en aras del progreso y que, cambiar los procedimientos, aún siendo conveniente y necesario, resultaría demasiado caro, la conciencia verde nos señala, que lo caro va a ser el no cambiar nuestra forma de proceder, porque el tejido de la vida en nuestro planeta, ese tejido fino y lleno de vinculaciones intrincadas, corre un peligro obvio; se percibe un desastre en potencia, que se acerca hacia nosotros a mayor velocidad de la que la mayoría de la gente quisiera creer.
Para llegar a modificar toda una actitud cultural dominante, tenemos que llegar a cambiar nuestra forma de pensar. Día a día, son más las personas, que se dan cuenta de que en el fondo, esta nueva forma pensar es muy antigua; es una sabiduría que arranca de la noche de los tiempos y que sobrevive a lo largo de los milenios y de las civilizaciones, y que afirma que la Tierra nuestro planeta azul y blanco está, en algún sentido, viva.
Los que tienen que tomar las decisiones, ésta generación, es decir ¡nosotros!, Ha sacado ya la ramita más corta... ¡Ahora mismo!, Hemos de buscar las nuevas actitudes mentales que se necesitarán para sostener los cambios tanto materiales, exteriores, como interiores que se deberán producir.
En la cúspide del milenio, o bien hacemos cambios que abran todo un campo nuevo al potencial humano y planetario, o perderemos la última oportunidad y, no nos recuperaremos de la caída ecológica, que cuando empiece se sucederá como si se tratase de una avalancha de fichas de dominó..
Pero para llegar a cambiar actitud mental dominante a nivel mundial, si es que eso es posible, hay que empezar por cambiar nuestra propia manera de pensar. Afortunadamente, somos cada día más los que descubrimos que en realidad esa nueva manera de pensar, es en realidad muy antigua... Se trata de un conocimiento que surgió en la más remota noche de los tiempos y que ha sobrevivido a lo largo de los siglos y milenios, atravesando todas y cada una de las civilizaciones habidas hasta hoy. Ésta sabiduría nos dice que la Tierra, nuestro planeta, está en mas de un sentido vivo.
La idea de una Tierra viva, aún hoy, constituye un anatema total para la ciencia y para el pensamiento convencional de la sociedad contemporánea, sin embargo, la idea de una Tierra viva, hubiese sido un concepto absolutamente normal para la mayoría de los hombres que vivían hace tan sólo unos cientos de años.
De la misma manera que las ideas de Giordano Bruno, Galileo o Miguel Servet, fueron rechazadas por la ciencia de su tiempo, también las teorías o pruebas científicas que sostienen que nuestro planeta es un ser vivo, que el desastre es inminente, son censuradas, reprimidas, ocultadas o perseguidas, por esa ciencia cancerbero de los intereses de las multinacionales, de los estados y de los ejércitos.

Fuentes:

Vivir de acuerdo con tu Contrato Sagrado - III

"Los mitos y cuentos de hadas constituyen un tesoro de sabiduría acerca de estos procesos. La tarea de un héroe es siempre reclamar su propia vida en lugar de tener su vida y su lugar en el mundo determinado por otros. Llamamos a los arquetipos cuando aprendemos a cuidar de nosotros mismos, cuando luchamos contra los dragones (expectativas que los otros tienen sobre nosotros) y encontramos nuestros tesoros, cuando descubrimos nuestra identidad profunda y regresamos a compartirlos con nuestra comunidad."

Aprender a interpretar los modelos arquetípicos que influyen en tu energía es el complemento natural para trabajar con la energía de los Chakras. Al igual que las energías de tus chakras interactúan para componer un mapa de información física y energética, el cuerpo colectivo de tus arquetipos genera una imagen de las fuerzas dominantes de tu psique y tu alma. Esta interrelación de fuerzas explica por qué pude pasar de forma tan natural de la interpretación de la energía de los Chakras a la interpretación de la energía de los arquetipos. El cuerpo energético que te rodea —que está formado por los Chakras— contiene todos los datos de tu biología y de tu biografía, por ello resulta lógico que esa energía se manifieste en modelos de arquetipos que influyen en tu vida.
Por lo tanto, para trabajar con esas grandes energías, con esos modelos arquetípicos, debes apartarte de tu vida y mirar de lejos los detallados trazos de tu autorretrato energético para poder ver la imagen en su totalidad. Trabajar con tus arquetipos supone contemplar la vida a través de símbolos desde una vista panorámica. Gracias a esa perspectiva privilegiada, tendrás en cuenta todas las partes de tu existencia. No te centrarás sólo en los acontecimientos más importantes ni en las heridas más significativas.
En los años noventa empecé a impartir seminarios sobre esas energías arquetípicas. A medida que mis alumnos aprendían a identificar sus modelos arquetípicos y a relacionar las características de cada arquetipo con comportamientos y relaciones cruciales, a menudo obtenían soluciones inmediatas para averiguar cuál era su misión en la vida. La energía del arquetipo y su manifestación en nuestra psique y en nuestra vida estan penetrante e íntima que ni un soló aspecto de nuestra existencia se manifiesta sin contar con la participación de un modelo arquetípico. Doce de estos arquetipos son nuestros compañeros constantes. Cada uno de ellos tiene una historia que contarte, y a través de ella te confieren el poder del mundo de los mitos y leyendas en el que ésta se ha elaborado con el tiempo y la energía de los modelos de creencia y comportamiento a partir de los cuales fue creada.
Los arquetipos son los arquitectos de nuestra vida. Son los compañeros energéticos que nos ayudan a comprender nuestra existencia, al igual que hizo Laura. Estos modelos psicológicos y emocionales —cómo vivimos y a quién amamos— pueden aportarnos un profundo conocimiento de nuestro objetivo vital. Su energía tiene la capacidad de ponernos en contacto con nuestro Contrato Sagrado, con nuestra misión más importante sobre la faz de la Tierra.Tal como descubrí durante la lectura realizada a Laura, ninguna relación es insignificante. Cada una de las experiencias que vivimos tiene un propósito y un significado. Cada acontecimiento, cada persona presente en nuestra vida representa una parte energética de nuestra psique y nuestra alma. La labor espiritual de cada uno consiste en reconocer e integrar todos esos elementos en la conciencia para que el modelo general de nuestra misión pueda irradiar su luz en todo su esplendor.
Este descubrimiento se convirtió en la semilla creativa de este libro. En "El Contrato Sagrado" describo un proceso que te ayudará a descubrir y asimilar los fragmentos de tu psique. Este libro es una guía para que te sometas a una intensa autoevaluación con el fin de encontrar tus compañeros arquetípicos individuales y trabajar con ellos para descubrir tu misión en la vida y tu Contrato Sagrado.
Es más, este libro te abrirá las puertas a un misterioso aprendizaje. Es el estudio del concepto espacial y temporal que experimentamos mediante nuestras relaciones, que en realidad son nuestros contratos con los demás. El lenguaje de este misterioso aprendizaje es el de la alquimia espiritual. Gracias a él aprenderás a transformar las relaciones de gran carga física y emocional en oro espiritual. Este proceso incluye oración y contemplación, y requiere, además, la evaluación de todos los fragmentos de tus experiencias y relaciones vitales.Vas a iniciar el estudio de la química energética de tus arquetipos, de la forma en que se expresan y se afirman en tu vida y a través de ella. Mediante el descubrimiento de tus compañeros arquetípicos individuales y el trabajo con ellos —que son tus conexiones con las fuerzas cósmicas que rigen tu existencia—, influirás de forma consciente en el curso de tu vida.
Estás a punto de emprender un viaje hacia la dimensión arquetípica de la vida, una dimensión consciente que nos contiene a todos de forma colectiva y, al mismo tiempo, y en cierto modo, de forma individual. Porque, aunque la manera en que expresas tus arquetipos es única, esas energías se corresponden con los arquetipos de las personas presentes en tu vida. Existe una interacción entre ellos. Por ejemplo, todos tenemos el arquetipo del Niño; y, por ello, tu niño interior te pone en contacto con el niño interior de los demás. Además, aprender a interpretar tus arquetipos te permite interpretar los arquetipos de las personas que te rodean y mejora tu capacidad para comprender y amar a tus seres queridos, familiares, amigos, colegas, incluso a los desconocidos.
Carl Jung creía que los arquetipos existen en un inconsciente colectivo a través del cual se relacionan las almas. El inconsciente colectivo contiene la energía de todos los que han participado de un arquetipo a lo largo de la historia, a través de las narraciones, los mitos, las leyendas y los prototipos. Sus anécdotas e historias, presentadas en el Apéndice del final del libro, te permitirán descubrir qué energías arquetípicas tienen mayor influencia en ti. El conocimiento de los arquetipos te ayudará a entender por qué han sido necesarias determinadas relaciones en tu vida y por qué has tenido que realizar tareas específicas que te han sorprendido y deleitado o que te han parecido agotadoras y destructivas. Al trabajar con los arquetipos, aprendes que todo tiene su porqué, al margen de lo doloroso o placentero que pueda resultar.
Cuando ya sepas cuáles son tus arquetipos y hayas trabajado con ellos durante un tiempo, la serie de revelaciones que te aportarán te desvelará un descubrimiento más importante: tu misión emergerá en su forma más pura. "He nacido para servir a los pobres de Dios", declaró la Madre Teresa. Sin embargo, antes de poder afirmarlo tuvo que enfrentarse a enormes dificultades y aguantar dolorosas críticas que fueron necesarias para reafirmar su decisión, mejorar su facilidad para la socialización y sus contactos, y confirmar su crecimiento espiritual. Las personas que se enfrentaron a ella en su juventud, que pusieron a prueba su valor y querían impedir su evolución, fueron en realidad quienes contribuyeron más a que consiguiera perfeccionar su objetivo. Por ejemplo, las dos primeras órdenes religiosas en las que ingresó la Madre Teresa la hicieron infeliz, porque ninguna de ellas había sido creada para realizar la labor caritativa a la que ella aspiraba. Al final fundó su propia y nueva comunidad al servicio de los pobres, y de su Contrato Sagrado.
Así pues, este libro es fruto de mi deseo de compartir mis descubrimientos sobre el objetivo de la vida individual y colectiva después de más de dos décadas de trabajo con las energías del espíritu humano. En esta obra encontrarás un nuevo lenguaje de interpretación espiritual que te ayudará a entender mejor tu forma de ser y tu misión en la vida. Primero, aprenderás algo sobre los "nombres" de tu psique: tus compañeros arquetípicos. También comprenderás cómo su energía trabaja al servicio de tu vida —los "verbos" de la energía arquetípica y la manifestación— y cómo sus acciones expresan tu misión en oraciones breves y largas. Por último, aprenderás a construir visiones verbales cada vez más amplias de tu vida hasta que, a partir de ellas, surja un todo, una nueva visión de tu potencial, tu objetivo en la vida y tu más elevado Contrato Sagrado.
El Contrato Sagrado es un libro interactivo. Deberás reaccionar a sus historias y enseñanzas de una forma que te ayudará a entender la naturaleza y el objetivo de tus contratos y el papel que desempeñan tus arquetipos personales. Por eso, te pido que leas el libro con un diario o una libreta en la que anotarás tus observaciones y las asociaciones que se te ocurran en cada capítulo.Te pediré que recuerdes intuiciones y otras corazonadas que hayas tenido con personas que estabas destinado a conocer y con cosas que debías hacer. Y, a partir del capítulo 5, necesitarás tener una lista de tus respuestas a una serie de preguntas, y tus anotaciones sobre los descubrimientos e impresiones que te asalten cuando empieces a explorar tus modelos arquetípicos. Si es posible, destina una libreta exclusivamente a la información que recopiles y a los descubrimientos que hagas al trabajar con este libro, y utilízala mientras sigas trabajando con tus arquetipos y tu Contrato Sagrado.
Al desarrollar la visión simbólica y el lenguaje arquetípico, serás capaz de ver tu vida con un grado de claridad espiritual que puede curar las heridas emocionales y espirituales que has acumulado. Además, te invadirá la sensación de que tu vida es muy importante para todas las personas que se
crucen en tu camino. Tendrás la certeza de que todo lo que debe ocurrirte llegará a su debido tiempo, que estarás con las personas adecuadas en el momento justo y que la guía divina residirá eternamente en tu alma. No puede ser de otra forma: nosotros somos los responsables de nuestros contratos, pero lo Divino es quien se ocupa de lo Sagrado.




Fuentes:

Caroline Myss
"El Contrato Sagrado"

Vivir de acuerdo con tu Contrato Sagrado - II

"En la búsqueda de la felicidad todos los caminos son válidos y diferentes pero se superponen en un punto, el de la necesidad humana de encontrar respuesta a las preguntas más importantes, aquellas que todos nos hacemos en algún momento.
El primer desafío es el de descubrir quién soy. El encuentro definitivo con uno mismo. El trabajo de aprender a no depender.
El segundo es el desafío de decidir a dónde voy. La búsqueda de plenitud y de sentido. Encontrar el propósito fundamental de nuestra vida.
Y, el tercero, el desafío de elegir con quién. El encuentro con el otro y el coraje de dejar atrás lo que no está. El proceso de abrirse al amor y de hallar nuestros verdaderos compañeros de ruta."


En mis lecturas intuitivas he tenido la oportunidad de ayudar a las personas a vivir de forma más consciente en sintonía con su energía, mediante la identificación de traumas y otros acontecimientos de su vida que han persistido en su campo energético. Cuando consigo que recuerden esas experiencias de forma consciente, suelen descubrir que habían perdido su energía o poder por la excesiva importancia que le habían dado a esas heridas o vivencias. Una vez que identifican esas "filtraciones de energía", pueden empezar a recuperar su espíritu. Aunque esta forma de recordar resulta útil, la mayoría de personas son capaces de rememorar experiencias importantes sin mi ayuda. Sin embargo, estoy convencida de que gracias a mis lecturas he ayudado a las personas a identificar e interpretar las pautas subyacentes de los pensamientos y creencias que caracterizan sus recuerdos. En esas pautas se encuentran las interpretaciones y los significados que cada uno asigna a sus experiencias, lisas interpretaciones se convierten en recuerdos "celulares" y contienen la carga emocional y energética que influye en tu biografía y, por tanto, en tu biología.
Por ejemplo, si en el colegio eras excelente en matemáticas, recordar ese éxito puede tener un efecto positivo e inspirador en tu cuerpo y mente. Sin embargo, si ese éxito generaba resentimientos o te distanciaba de compañeros o hermanos celosos, el recuerdo será una carga emocional negativa. Esa carga negativa puede manifestarse en todos los episodios de éxito de tu vida, y empezarás a asociar la culpa con los logros. No obstante, es posible que tu experiencia en estas complejidades emocionales te haya preparado para enfrentarte a desafíos futuros. En lugar de sentirte molesto con esos amigos o hermanos celosos, podrías sentirte agradecido con ellos por haberte preparado para la vida. Al interpretar tu energía, al ser consciente de las lentes a través de las cuales ves el mundo, puedes cambiar de mentalidad y transformar tu vida.
Cuando identifiques la carga emocional de tu biografía, empezarás a ver cómo los fragmentos de tu historia se han combinado de forma que han afectado a tu pasado, tu presente y a tu estado de salud. Esta perspectiva es lo que yo llamo "visión simbólica". La visión de tu vida como un dibujo de trazos gruesos y fragmentos coloridos te permite replantearte la concepción del futuro y trazar las delgadas líneas expresivas de forma más consciente. La visión simbólica te permite recuperar tu energía o tu espíritu y curarte emocional y espiritualmente, a veces, incluso, físicamente. La visión simbólica es un método esencial que te permitirá utilizar tu energía para entender con claridad tu Contrato Sagrado.
Cuando realizo una lectura simbólica, veo cómo la energía del paciente —en todos sus papeles individuales— fluye hacia el exterior y alrededor de él. Al mismo tiempo, veo al paciente como la suma unificada de todas sus partes y como una célula conectada con una matriz energética de mayores dimensiones. Durante mis lecturas, los pacientes se convierten en hologra- mas humanos. Su modelo de distribución de la energía se refleja en las células individuales, al igual que nuestras almas vibran en una especie de alma global que contiene toda la vida del planeta. Nuestras palabras, pensamientos, acciones y visiones influyen en nuestra salud y afectan a la salud de quienes nos rodean. Como partes vitales de un espíritu universal superior, hemos sido puestos en la Tierra para cumplir nuestro Contrato Sagrado, que favorece nuestra madurez espiritual al tiempo que contribuye a la evolución de la totalidad del alma global.
Sin embargo, nuestra misión o contrato vital no puede definirse ni medirse simplemente por la forma en que vivimos. Tu objetivo en la vida no es sólo tu profesión, ni tu afición preferida, ni tu relación amorosa. Un contrato es tu relación con tu poder personal y espiritual. Es la forma en que trabajas con tu energía y cómo la transmites. También es la intensidad con la que deseas ponerte en manos de la guía divina. Aunque un contrato no son los detalles físicos de tu existencia, puedes servirte de ellos para averiguar cuál es tu contrato.Tu vida está compuesta por diversas facetas que reflejan tu energía física y tu energía interior. Si intentas contemplar ese reflejo en conjunto, puedes discernir y definir tu misión. Al igual que cada uno de los fragmentos de un holograma contiene la totalidad de la imagen, tu misión se refleja, aunque tal vez lo haga desde un ángulo un tanto diferente, en cada uno de esos numerosos rayos energéticos individuales.
Aun así, aprender a ver la imagen total que componen esos fragmentos, aprender a unirlos para obtener como resultado la suma de tu misión,requiere mucha práctica. El descubrimiento de tu contrato te dará sorpresas; tus cimientos se estremecerán y averiguarás cosas que te conmocionarán. No obstante, durante el proceso aprenderás a ver de forma simbólica, a utilizar tu poder personal y a cumplir tu Contrato Sagrado.
En mis libros anteriores, "Anatomía del espíritu" y "La medicina de la energía", he explicado algunas de las formas en las que actúa la energía, cómo se distribuye en nuestros siete centros emocionales o chakras, y cómo puedes aprender a interpretar tu energía y a agudizar tu intuición para saber dónde se originan tus trastornos espirituales y físicos o enfermedades. He hablado de cómo y por qué la energía queda bloqueada o distorsionada y de qué forma se rompe ese bloqueo —que suele estar relacionado con algún asunto pendiente del pasado— para que la persona en cuestión se cure. Por lo general, la curación emocional y espiritual se basaba en el aprendizaje de las lecciones del centro emocional implicado en la enfermedad. En algunas ocasiones, la lección era la enfermedad en sí, y aprender a trabajar con esa forma de energía suponía el descubrimiento de los cambios mentales y sentimentales que debían producirse.
Tras miles de lecturas diagnósticas, llegué a la conclusión de que un principio superior incluso a la interacción de los chakras distribuye nuestra energía interior, y al hacerlo, da forma a nuestras vidas. Empecé a descubrir formas universales de inteligencia cósmica relacionadas de forma directa con la organización de nuestro día a día. En realidad, en cada una de las lecturas que realicé a partir de 1989, lo que sólo podría calificar como modelo arquetípico se revelaba a través de los detalles y fragmentos de la existencia de cada paciente y adoptaba una forma definida. Esto me ofrecía una visión clara de la psique de esa persona y de por qué su vida era como era. Estos modelos, que suelen tener un origen antiguo, pueblan nuestra mente y nuestra vida de formas que nos afectan de un modo notable. No obstante, no solemos ser conscientes de su existencia. Esos modelos de inteligencia son arquetipos, formas vivientes y dinámicas de energía presentes en los pensamientos y sentimientos de muchas personas de diversos países y culturas.
Por ejemplo, hace unos diez años, durante una lectura, estuve a punto de pasar por alto una "descarga" energética que percibí mientras analizaba la información emocional de una mujer llamada Laura. Aunque en ese momento no le di mucha importancia, vi unos ojos que reflejaban una mirada severa e hipercrítica. Le hablé de la imagen a Laura, y ella dijo que su marido siempre la miraba así, de forma crítica, como si fuera su amo y ella su sirvienta. En realidad, Laura también tenía siempre una mirada concreta, la mirada de alguien que suplica sin palabras merecer la aprobación de su marido. Así pues, para Laura, las miradas condescendientes de su esposo eran el símbolo de la energía de su doloroso matrimonio.
Después de hablar con ella, Laura decidió participar en varios grupos de ayuda y, al final, entendió que no podía estar a la espera de obtener el permiso de su marido para autorrealizarse o convertirse en quien deseaba. Se dio cuenta de que estaba permitiendo que su esposo la hiciera sentirse incompetente e indefensa, y que sus miradas condescendientes simbolizaban su actitud hacia ella; ella no era su igual. También percibió que él tenía tanto miedo de que lo abandonara que necesitaba hacerla sentir indefensa, o metafóricamente "desnuda". Pasado un tiempo, ambos se pusieron en manos de un consejero matrimonial y realizaron una serie de cambios que mantuvo vivo su matrimonio al tiempo que les permitió evolucionar juntos.
El verse atrapada en el modelo energético de Sirvienta y Amo ayudó a Laura a romper con esa pauta y convertirse en dueña de sí misma. Al trabajar con este arquetipo, también aprendió a actuar con mayor eficacia. Laura llegó a personificar el aspecto positivo de la Sirvienta; su actitud sirvió para hacer un bien aún mejor, ayudó a su marido a ver más allá de sus temores y transformó su matrimonio para lograr que mejorara.


Fuentes:

Caroline Myss
"El Contrato Sagrado"

miércoles, 2 de febrero de 2011

Vivir de acuerdo con tu Contrato Sagrado - I

"La sabiduría más ancestral nos dice que podemos unirnos con lo divino mientras estemos en este cuerpo; el hombre ha nacido para ello. Si el hombre incumple su destino, la naturaleza no se apura; algún día lo atrapará y lo obligará a satisfacer su secreto propósito."
Sarvepalli Radhakrishnan

Todos queremos saber por qué estamos aquí. ¿Cuál es nuestra misión en la vida? Las personas que lo saben son fáciles de identificar: sus vidas están llenas de sentido. Su percepción del propósito existencial les da fuerzas para superar los malos momentos y para disfrutar de los buenos. Sin embargo, muchas personas se sienten confusas —o totalmente perdidas— en lo referente al sentido de la vida.
A lo largo de mis años como intuitiva médica —alguien que puede "leer" la condición fisiológica interna de una persona de forma intuitiva, y no mediante el examen físico o el diagnóstico médico— me han hecho con frecuencia esta pregunta: "¿Por qué estoy enfermo y cómo me puedo curar?" Y, más a menudo, y con mayor insistencia, me han preguntado: "¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi verdadero objetivo? ¿Qué debería hacer con mi vida?" En cierto sentido, esta falta de orientación y de comprensión de la propia existencia es un problema de salud en sí, porque puede generar toda clase de estrés emocional, incluyendo depresión, ansiedad y fatiga.Y cuando estos tipos de estrés o sentimientos negativos se consolidan, pueden contribuir al desarrollo de una enfermedad. Tu mente no es la única que quiere saber cuál es tu misión; este conocimiento es de una importancia vital para tu cuerpo y tu espíritu.
Una vida confusa o desorientada tiene otras consecuencias. La falta de conocimiento de tu misión puede convertirse en una fuerza destructiva para tus relaciones. Tal como decía con frecuencia el fallecido teólogo, místico y profesor de la Universidad de Harvard Howard Thurman, hay dos preguntas que debemos hacernos: "La primera es ¿Adonde voy? y la segunda es ¿Quién irá conmigo? Si te haces estas preguntas en el orden equivocado, estás perdido."
Si no entendemos nuestra existencia, si no tenemos objetivos, podemos perjudicar a quienes nos rodean y a nosotros mismos. Si no sabemos cómo identificar "lo realmente importante" cuando algo va mal, no podremos reaccionar de forma adecuada ante los acontecimientos o las personas presentes en nuestra vida. Un hombre llamado Philip me contó una vez que podría haber seguido felizmente casado de haber tenido más claro cuál era su objetivo y a qué lugar pertenecía. Se había sentido frustrado durante años, y su infelicidad crónica le suponía tanto esfuerzo a su mujer que al final ella lo dejó. Sin embargo, incluso tras el divorcio, Philip fue incapaz de hacer los cambios que necesitaba en su vida personal y profesional. "El problema del cambio —me dijo Philip— es que uno sólo no es suficiente. Una vez que empieza el proceso, no se puede parar."
Sin duda tenía razón, y aun así, tal como afirmó en una ocasión el famoso psicólogo junguiano James Hillman: "Debes abandonar la vida que tienes para conseguir la vida que te espera." Si Philip hubiera visto hacia adonde se dirigía, habría podido actuar de forma más apropiada. No se habría sentido tan confuso y, tanto su mujer como él, se habrían encontrado mejor. Pero no supo encontrar una forma de seguir adelante.
Después de intentar ayudar a las personas a encontrar y utilizar su brújula interna durante más de diecisiete años, he llegado a pensar que esa falta de orientación espiritual y emocional se ha convertido en una epidemia. Además de ser un problema personal para mucha gente, es una preocupación global. Por eso, desde un punto de vista cósmicamente práctico, me pregunto: ¿qué bien le hace al universo contar con un planeta lleno de almas que no tienen ni la menor idea de lo que están haciendo en este mundo?
Cuando mis pacientes me preguntaban qué hacer para "arreglar" o sanar su vida —cómo encontrar la dirección adecuada—, solía aconsejarles que rezaran para encontrar el camino. Sin embargo, pese a lo valiosa que pueda ser una oración, me preguntaba si no existiría otra forma o proceso mediante el cual lograrían exclarecer su vida y encontrar su propósito. Nadie puede preverlo todo, pero si tuviéramos acceso al significado simbólico de nuestras experiencias, estariamos mejor preparados para enfrentarnos yarnos y adaptarnos a los cambios inevitables. En lugar de luchar contra el cambio —y provocar una herida en el tejido emocional—.podríamos ver los acontecimientos desde una perspectiva diferente, aceptar los cambios y seguir adelante con nuestra vida.
Teniendo en cuenta la importancia personal y global de saber cuál es nuestra misión, ¿por qué resulta tan difícil encontrar la respuesta a esta cuestión? ¿Cuál es la mejor forma de averiguarlo? ¿Por qué algunas personas encuentran su misión con facilidad y otras tienen que luchar por dar con la solución? ¿Qué podemos hacer para encontrarla?
Por nuestro bien, debemos aprender cómo responder a la pregunta de cuál es nuestra misión, porque la forma en que vivimos la vida genera salud o enfermedad. Tal como he descubierto tras realizar más de ocho mil lecturas como intuitiva médica a lo largo de diecisiete años: "Nuestra biografía se convierte en nuestra biología", frase que escribí en mi libro "Anatomía del espíritu". En otras palabras, los pequeños problemas y los grandes traumas que experimentamos se instalan en nosotros, viven en nuestro cuerpo y afectan o bloquean el flujo de energía. Por ello, resulta razonable que, cuanto más nos alejemos de nuestra misión en la vida, mayor será nuestra frustración y menor la sintonía de nuestra energía.
Al conocer tu misión, podrás vivir aprovechando al máximo tu energía. Cuando sacas partido de tu energía, expresas de la forma más óptima tu poder personal; es lo que yo llamo "vivir de acuerdo con tu Contrato Sagrado".


Fuentes:

Caroline Myss
"El Contrato Sagrado"

El Contrato Sagrado

"Este libro de Caroline Myss, autora de "Anatomía del espíritu" y "La medicina de la energía", está basado en los celebres talleres que dirige, y constituye una brillante amalgama de psicología y revelación espiritual. En su prolongada experiencia en el campo de la medicina energética, Myss ha comprobado que un gran número de personas no aciertan a definir cuál es su objetivo en la vida. Esta inquietud espiritual, tan extendida como poco comprendida, genera una multitud de malestares y suele derivar en depresión, ansiedad, fatiga y, por último, dolencias físicas. En este contexto, nuestra misión -nuestro contrato sagrado individual- es difícil de entender. Por ello, Myss ha creado un entretenido e ingenioso proceso que nos permitirá descifrar nuestro contrato, único e intransferible, mediante el uso de una nueva teoría de los arquetipos basada en la obra de Platón, Jung y diversos pensadores contemporáneos. Con sus anécdotas y estilo característicos, la autora explica cómo identificar nuestras energías personales y utilizarlas para realizar nuestro potencial máximo, que, en realidad, es nuestro potencial divino. "El Contrato Sagrado" es un libro visionario y práctico, un proceso sin precedentes para el auto descubrimiento y una poderosa obra de sabiduría espiritual."
Contraportada de "El Contrato Sagrado"

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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"