miércoles, 30 de junio de 2010

El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - II

Aunque buena parte de la psicología subraye la importancia de las causas familiares como origen de la ansiedad en los seres humanos, el componente cultural ejerce tanta influencia como éstas, pues la cultura es la familia de la familia.
Un estado saludable es inseparable del ambiente ecológico, social y psico-espiritual de la comunidad que es esencialmente variable.
Si la familia de la familia padece varias enfermedades, todas las familias de esta cultura tendrán que luchar contra las mismas dolencias.
No existe un límite neto entre salud y enfermedad, sino grados y expresiones diversos, mezclados. Ademas de tres componentes a considerar:
a) componente subjetivo (bienestar)
b) componente objetivo (capacidad para la función)
c) componente psico-ecológico-social (adaptación biológica, mental y social del individuo).

En mi herencia familiar se dice que la cultura cura. Si la cultura sana, las familias aprenden a sanar, discuten menos, son más restauradoras, mucho menos ofensivas y mucho más benévolas y afectuosas. En una cultura dominada por el depredador, toda vida nueva que tiene que renacer y toda vida vieja que tiene que desaparecer no pueden moverse y las vidas espirituales de los ciudadanos están paralizadas tanto por el temor como por el hambre espiritual.

Wendell Berry (Amigos de la tierra), en relación a la cultura de la agricultura que hoy, sin más, nos vemos obligados a entender y a respetar, asumir e implementar… afirma:
"La crisis ecológica aparece así como una crisis de carácter y como una crisis de la agricultura. El asunto, insiste, no es si usar o no usar sino cómo usar. . . . Uno de los milagros de la ciencia y de la higiene es que los microbios que solían estar en los alimentos han sido remplazados por venenos. . . Debería resultar claro que cualquier abundancia es ficticia si no protege a quienes la producen y que querer elevar la producción a costa de todo lo demás equivale a destruir las disciplinas en el productor que son las únicas que pueden asegurar la cantidad puesto que lo que preserva la abundancia es la excelencia".

Observa que una cultura no es una colección de reliquias o de ornamentos, sino una necesidad práctica y su corrupción trae aparejada la calamidad:
"Una cultura sana es un orden comunal de memoria, entendimiento, valor, trabajo, convivencia, reverencia, aspiración. Revela las necesidades humanas y sus limitantes. Clarifica nuestros insoslayables nexos con la tierra y con unos y otros. Asegura que se observen las restricciones necesarias, que el trabajo necesario se haga, y que se haga bien".

Los ciudadanos del mundo debemos distinguir entre el buen y el mal patriotismo y sentir un mayor apego a nuestro hábitat o pueblo o comarca antes que a una nación-estado de ficción y por lo tanto desarraigante. El buen arraigo de los Hijos de la Tierra depende de una relación entre el cosmos mayor y la misma tierra que nos sostiene.

Nadie sabe a ciencia cierta por qué razón este intruso, que en los sueños femeninos suele asumir la apariencia de un varón, intenta atacar la psique instintiva y, más concretamente, sus capacidades salvajes de conocimiento. Decimos que es algo de carácter intrínseco. Pero vemos que este proceso destructor se intensifica cuando la cultura que rodea a una mujer fomenta, alimenta y protege las actitudes destructivas contra la naturaleza instintiva y espiritual más profunda. De este modo, estos valores culturales destructivos -con los cuales el depredador se muestra ávidamente de acuerdo- se va fortaleciendo en el interior de la psique colectiva de todos sus miembros. Cuando una sociedad exhorta a la gente a desconfiar y huir de la profunda vida instintiva, se refuerza e intensifica un elemento autodepredador en cada psique individual.

- Valores -
Si nuestra cultura vive en una crisis de valores,
el camino no es la instrucción, sino la educación.

Mucha gente está perdida, como sin rumbo. Desencantada. Y lo más extraño es que, aun así, viven apurados y dicen no tener tiempo. Otras personas viven vacías, incluso haciendo lo que no quieren. Consumiendo información pero sin poder discernir. Sin criterio. Sin ver que los demás son otra versión de uno mismo. Dedicados al puro parloteo, exteriorizado o mental. Viven con miedo y desconfianza; con pánico al silencio. Rotulando. Imponiéndose las pautas sociales, siendo y haciendo lo que los demás esperan, sin saber quiénes son. Autómatas.

Parece enarbolarse una vida light, ligera, liviana, de cumplimiento pero sin compromiso. Ni con uno ni con nadie, ni con nada. Se imponen valores relativos, en los que la libertad implica sólo hacer lo que uno quiere. Y lo peor es que creemos que hacemos lo que queremos.
Puede que sea consecuencia de haber confundido educación con instrucción. De haber engordado nuestra rigidez. O del apogeo de la incoherencia: pensar y sentir lo que no se hace, cuando, como se ha afirmado, "enseñamos lo que sabemos, pero contagiamos lo que vivimos" (Roberto Pérez).

En nuestra perspectiva, estos parecen ser síntomas de una cultura enferma. Se ha dicho que la cultura es el sostén de la vida de un pueblo. Una cultura sana supone el ser cualitativo de un pueblo.
¿Cuándo una cultura está enferma? Cuando el tiempo no alcanza sin saber adónde vamos. Cuando siempre nos falta algo o miramos sólo lo que no tenemos. Cuando nos volvemos adictos, y no sólo al alcohol y a las drogas, sino también al trabajo, a los hijos, al placer, a la diversión, y lo hacemos para que sentir vacío en el interior. Nos coartamos la libertad y vivimos pendientes del exterior, buscando afuera lo que, en realidad, está dentro de cada uno.

Una cultura está enferma cuando la cantidad se prioriza sobre la calidad. En los pueblos antiguos, cuando la cantidad estuvo en función de la calidad hubo apogeo. Si fue al revés, hubo decadencia.
Una cultura está enferma cuando se hace culto a la apariencia, cuando lo importante es el envase y el contenido pasa a segundo plano. Cuando se privilegian el pertenecer, el poseer y el poder. Cuando la resignación hace su apogeo. Sobresalen altos índices de corrupción y pobres políticas para revertirlos y casi nulas respuestas judiciales. Una cultura enferma tiene en esencia una arraigada crisis de valores.
Reconocernos como cultura enferma es un paso imprescindible en la cura. Luego comienza un lento trabajo colectivo de trasformación. De educarnos. Pero educarnos no es instruirnos, tal como se hace en los colegios o universidades. Educar, en el término que aquí usamos, es aprender a discernir sobre el buen uso de la libertad y de la vida, para que ese manejo nos lleve a la plenitud como personas. Educarnos es formar conciencia; tomar conciencia; tener conciencia. No es capacitarse.
Por tanto, si nuestra cultura vive en una crisis de valores, deberíamos reconocernos y comenzar a transformar esa realidad de manera colectiva, sabiendo que el camino no es la instrucción sino la educación.

Una primera idea que debería surgir de esa formación es que para sembrar valores, no debemos limitarnos a las normas. Las normas se cumplen. Y aquí no se trata de cumplir sino de  comprometerse  con uno mismo y con los demás. Las mayores utilidades que brinda la siembra de valores se dan a través de las actitudes de vida y no del cumplimiento. En otras palabras, de lo que se trata es de atraer por encantamiento y por ejemplaridad.

Educar en valores no es señalar la importancia de la vida, sino enseñar a tomar conciencia de la vida. Una educación en valores debería priorizar lo afectivo, capacitando en dar y recibir amor, rescatando lo esencial del agradecimiento, destacando lo esencial de las leyes espirituales, y lo imperioso que es mostrar afecto, sabiendo que la palabra bien empleada es fuente de creación de nuestras experiencias y puente de comunicación: te quiero, te necesito, ayúdame en esto, necesito hablar con vos, perdón, tengo miedo, me equivoqué (sabiendo que en cada fracaso nace una oportunidad).
La honestidad y la honradez son valores. También lo es la salud, la fidelidad a uno mismo y a los demás; la generosidad, el desapego y la aceptación (que no es resignación); la confianza y la armonía; la tolerancia y el servicio.

Una sociedad que conoce la importancia de los valores, sabe que representan una tierra sólida y de afianzamiento para el progreso social, político y económico. De otra manera, sería como construir sobre terrenos mallinosos, en los que una simple tormenta abriría grietas, haciendo estragos. Y aunque puedan colocarse parches, aun las edificaciones que se muestren más sólidas se desmoronarán.
Necesitamos formadores de conciencia para que se aprenda a discernir y a distinguir lo accesorio de lo principal. A nutrir un espíritu crítico que se permita tener y revisar ideas y alimentar la reacción. Formadores para transformar este camino primitivo por el que transitamos.
Necesitamos crecer (ser) en valores.

Sin embargo, hasta en una cultura opresiva, cualesquiera que sean las mujeres en las que la Mujer Salvaje siga viviendo, prosperando e incluso resplandeciendo, se harán preguntas "clave", no sólo las que consideramos útiles para conocernos mejor sino también las que se refieren a nuestra cultura. " ¿Qué hay detrás de estos destierros que yo veo en el mundo exterior? ¿Qué bondad o utilidad del individuo, de la cultura, de la tierra, de la naturaleza humana se ha matado o yace moribunda?" Cuando se analizan estas cuestiones, la mujer puede actuar de acuerdo con sus propias aptitudes y cualidades. Abrazar el mundo y comportarse con él de una manera sentimental y fortalecedora del sentimiento es una poderosa manifestación del espíritu salvaje.

La intuición se presenta como el medio más espiritual de acceder al conocimiento. En realidad, la intuición es sólo la apreciación subconsciente de algún factor de la creación, de alguna ley de la manifestación y de cierto aspecto de la verdad, conocido por la inteligencia, que emana del mundo de las ideas, siendo de la naturaleza de esas energías que producen todo lo conocido y visto. Estas verdades están siempre presentes y esas leyes eternamente activas; pero únicamente a medida que la mente está entrenada y desarrollada, enfocada y abierta, pueden ser reconocidas, posteriormente comprendidas y finalmente adaptadas a las necesidades y demandas del ciclo y de la época. Siempre han existido quienes entrenaron su mente en el arte del claro pensar y de la meditación, enfocaron la atención en la consiguiente receptividad de la verdad, y de este modo influyeron en pequeña o gran metida en un florecimiento cultural dentro de las sociedades de su época.
La intuición, no guía hacia los campos del Conocimiento, es sólo la vanguardia de esa omnisciencia que caracteriza al alma. La verdad de todas las cosas existe y se la denomina omnisciencia, infalibilidad y “correcto conocimiento” en la filosofía hindú. Cuando el ser humano capta un fragmento de ella y la absorbe en la Conciencia Colectiva, se lo denomina el emerger de un cambio de paradigma, sea en el plano psicológico, social, científico o religioso. Las almas son unidades de una Conciencia Suprema, la conciencia iluminada de un alma beneficia a todas las almas.

Es por esta razón por la que se tiene que preservar la naturaleza salvaje de las mujeres -y, en algunas circunstancias, incluso defenderla con sumo cuidado- para que no se la lleven de repente y la estrangulen. Es muy importante alimentar esta naturaleza instintiva, protegerla y favorecer su desarrollo, pues incluso en las condiciones más restrictivas de cultura, familia o psique, se produce una parálisis mucho menor en las mujeres que se han mantenido en contacto con su profunda naturaleza instintiva salvaje. Aunque una mujer sufra una lesión si es atrapada y/o inducida con engaño a seguir siendo ingenua y sumisa, aún le queda la energía suficiente como para vencer a su captor, esquivarlo, ganarle la carrera y, finalmente, despedazarlo y exprimirlo para poder utilizarlo de manera constructiva.

El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - I
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - III
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - IV

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"

Apadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"




4 comentarios:

havlu-dantel dijo...

Your site is very beautiful. I read your article until I can turn. Would you like to join my blog friends:)

Una joven.. dijo...

buena onda el blog!
buenos aportes!je!
saludos!

merce dijo...

Me encanta este blog, está lleno de sabiduría, sanación y belleza.

Me gustaria entrar en el perfíl pero no pude.



Me quedo de seguidora y con tu permiso, te incluyo en mi lista de blogs.




Un abrazo al hombre que corre con los lobos.

Un abrazo

El que corre con lobos dijo...

Hola a tod@s;
Gracias por visitar este Blog.
Merce, elimine el acceso a mi perfil porque carece de importancia. No hubiese encontrado nada en el. Quizás solo mi dirección de eMail, mas adelante la publicare. Sin embargo puedes acceder al perfil con un click sobre el Nick, allá donde veas respuestas a los comentarios.
Tened en cuenta que yo no escribo los textos, me limito a seleccionar, cortar y pegar, ilustrar y siempre que es posible indicar mis fuentes.
Saludos y abrazos.

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