sábado, 22 de septiembre de 2007

Una relación entre la psicología Junguiana y la sabiduría del chamanismo.

Resumen

Este es un artículo que presenta la relación teórica que existe entre la psicología moderna y la sabiduría y conocimientos ancestrales de la cultura del chamanismo. Encontrar una relación entre ambas teorías puede proporcionar un método valioso en los conflictos del desarrollo que ocurren a temprana edad, que es donde dan inicio los padecimientos y trastornos de la sociedad actual, por lo que puede ser importante para toda persona que se interese en el futuro de la psicología, así como los chamanes de las culturas indígenas, que también fueron y son todavía, los psicólogos de la comunidad, en estos tiempos de despertar espiritual, que unifica en un ciclo las realidades de curación del cuerpo, la mente y el espíritu. Así pues, puede proporcionar una manera de contemplar los posibles orígenes de la psicoterapia y una curación esotérica en términos pertinentes a la cultura y la psicología contemporánea. El psicólogo y el chamán, consideran los síntomas del paciente en términos de su identidad total y dentro del contexto de su entorno y sus circunstancias. No obstante, a pesar de sus diferencias, ambos buscan aliviar el sufrimiento en las comunidades.

Introducción

El objetivo de este artículo es presentar si existe un punto en que se pueda relacionar las investigaciones científicas llevadas a cabo por la psicología moderna, desde los fundamentos establecidos por Jung hasta los llevados a cabo en la actualidad y la sabiduría de las culturas milenarias donde el chamán funge como el "psicólogo autóctono" en comunidades de todo el mundo. Así pues, estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias "fuera de lo ordinario" y los "estudios científicos", sino también despiertan las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología.

* Licenciado en Ingeniería Química por la Universidad Iberoamericana -Ciudad de México. Licenciado en Psicología Clínica por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México. Formación en Psicoterapia Corporal Integrativa por el Instituto I-Namic de la Ciudad de Xalapa, Veracruz. Estudiante de la Maestría en Psicoterapia de Pareja por el Instituto Mexicano de la Pareja -Ciudad de México.

Por tanto, esclarecer el vínculo entre la psicología presente y una de las más antiguas tradiciones curativas conocidas por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como los diversos puntos de vista preventivos en la salud mental.

Se pretende examinar algunos de los fundamentos filosóficos, históricos y metodológicos del chamanismo y la psicología, que permitan encontrar respuestas a la siguiente pregunta: ¿Cómo es que la tradición del chamanismo proporciona un poder curativo a las heridas ocurridas en los primeros meses de vida?

Ahora bien, la manera como se explica el desarrollo de una persona, depende de la forma como se vea la naturaleza del ser humano. Los estudiosos han planteado muchas teorías, de porqué una persona se comporta como lo hace. Una teoría es un conjunto coherente de conceptos relacionados que busca organizar y explicar datos, información reunida a través de la investigación. Las teorías también predicen qué datos se podrían obtener bajo ciertas condiciones; por tanto, sirven como una fuente de hipótesis, explicaciones o predicciones que se pueden poner a prueba a través de la investigación. Como se debe considerar que las teorías son dinámicas; cambian para incorporar nuevos descubrimientos. Así pues, la investigación respalda una hipótesis y la teoría sobre la cual se basa ésta última, por consiguiente, los científicos tienen que modificar sus teorías para considerar datos no esperados. Por tanto, si los resultados de una investigación respaldan o no una investigación, con frecuencia sugieren temas e hipótesis adicionales por investigar. Las teorías entonces, ayudan a los científicos para describir, explicar, predecir y modificar el comportamiento humano.

Así pues, el estudio del desarrollo de una persona, es parte del estudio más amplio del desarrollo humano, que cubre todo el ciclo de vida, desde la concepción hasta la muerte, aunque crecimiento y desarrollo son más obvios en la niñez. Sin embargo, los estudios del desarrollo de una persona, cuentan con un amplio campo de acción en muchas disciplinas. El propósito de cualquier estudio científico es obtener conocimiento que se pueda verificar con precisión a través de una investigación objetiva y de mentalidad abierta. A medida que el campo del desarrollo de una persona se convirtió en una disciplina científica, sus metas evolucionaron hasta incluir descripción, que permite establecer normas del comportamiento a diferentes edades; explicación, es el descubrimiento de las causas del comportamiento; predicción, es pronosticar el desarrollo posterior y la modificación, es la intervención para promover el desarrollo óptimo. Como consecuencia, ninguna teoría del comportamiento humano es universalmente aceptada y ninguna explica todas las facetas del desarrollo. Así pues, diferentes investigadores observan desde distintas perspectivas, cómo se desarrolla una persona. Estas perspectivas, que generalmente están afectadas por la cultura de donde surgen, de manera tal, que es necesario al evaluar e interpretar una investigación es de suma importancia importante conocer la perspectiva teórica en la que se basa (Papalia, 2001).

Ahora bien, si se habla de rasgos o de conductas, cualquiera de ellos, es en última instancia el resultado de la interacción de tres tipos de fuerzas: Biológicas, psicológicas y sociales. Al discutir estos determinantes de la conducta, incluida la sexual, no se trata de implicar que es necesaria una elección entre estos tres factores, se entiende así, que son complementarios más que excluyentes (Katchadourian y Lunde, 1980).

Así, la obra de Carl Gustav Jung (citado en Bennet, 1974), fue una continua contribución a la psicología y a la psiquiatría. Se interesó especialmente por la adaptación cotidiana del individuo a sus semejantes. En efecto, el contacto interpersonal normal no es tan sencillo como parece. Observó empíricamente, que al igual que el cuerpo, la mente presenta, además de sus caracteres, ciertos rasgos colectivos que "no son propios de un individuo, sino de muchos, es decir, de una sociedad, de un pueblo o de la humanidad en general…", esta observación abrió un campo totalmente inexplorado y suscitó muchas controversias.

Jung (citado en Chilovsky, 1994), es conocido como uno de los pioneros de la psicología, junto a Freud y Adler. Pero su renombre se ha sustentado en el hecho de haber revitalizado el pensamiento mítico-simbólico -a través de su hipótesis del inconsciente colectivo-. Sus estudios sobre mitos, símbolos, religión, artes y filosofía -además de los realizados en el campo científico- han ampliado la estrecha perspectiva en la que occidente se hallaba. De esta forma, tendió un puente hacia el pasado, pero también hacia el oriente, donde esta concepción del mundo aún sigue vigente, buscando una integración entre el saber científico y el conocimiento de culturas milenarias.

Jung (citado en Chilovsky, 1994), encuentra un pensamiento paralelo entre el pensamiento mitológico de la antigüedad y el pensamiento similar de los niños, de los primitivos y de los sueños. Compara el funcionamiento y la estructura de la anatomía y genética humana y su formación -a través de una serie de transformaciones embrionarias que corresponden a cambios análogos en la historia de la especie- con la vida psíquica. Establece: "la base instintiva arcaica del espíritu constituye un dato objetivo, hallado, que al igual que la estructura y disposición funcional heredadas del cerebro o de cualquier otro órgano, no depende de la experiencia individual ni del arbitrio subjetivo-personal. La psique posee su propia historia genética, como la tiene el cuerpo.

Si la experiencia autoriza a hablar de una personalidad externa, autoriza así a admitir la existencia de una personalidad interna, donde la personalidad interna es el modo y manera en que un sujeto se comporta con los procesos psíquicos internos, es la actitud interna, el carácter con que se vuelve hacia lo inconsciente. Con ello se manifiesta la autonomía del complejo funcional representado como una actitud habitual: es como si otra personalidad se hubiera apoderado del individuo, como si "en él hubiera entrado otro espíritu". La misma autonomía que tan a menudo caracteriza a la actitud externa es reivindicada por la actitud interna, por el alma. En lo que respecta al carácter del alma, rige el principio general de que, en su conjunto, el alma es complementaria del carácter externo. El alma suele contener todas aquellas cualidades genéricamente humanas que le faltan a la actitud consciente (Jung, 2000).

En algún momento de nuestras vidas, aquello a lo que le dedicamos toda nuestra energía, se vuelve estéril, y nada parece funcionar. Comenzamos a cuestionar nuestros valores, sobre todo aquello que dejamos para adaptarnos a la vida civilizada. Surge la añoranza de unidad, que nos devuelva el perdido sentimiento de unión con el mundo, dando sentido a nuestra existencia. Jung (citado en Chilovsky, 1994) fue el primer psicoterapeuta interesado en esta crisis producida, en la mitad de la vida: El proceso de individuación. Así pues, la teoría junguiana se constituye como una orientación del logos a partir del mito y de los símbolos. Su intención es describir el proceso de individuación, inferir sus leyes y desarrollar una praxis que aliente este mismo proceso. Por ello, en la concepción junguiana el inconsciente no se limita a identificarse con el instinto, y a cumplir un rol compensatorio, sino que posee también una dimensión espiritual que se manifiesta en primer lugar en su carácter prospectivo, abierto a la trascendencia. De este modo, el psicólogo o psicoterapeuta se convierte en un verdadero "médico del alma", en la mejor tradición del médico, sabio y adivino de la antigüedad.

Ahora bien, si se habla sobre el alma, cuando se descuida, ésta no se va precisamente, sino que se manifiesta en forma de obsesiones, adicciones, violencia y pérdida de sentido. Se cae en la tentación de aislar estos síntomas o de tratar de erradicarlos de uno mismo, pero la raíz del problema es que se ha perdido la sabiduría sobre el alma. Por consiguiente se ha llegado a reconocer el alma cuando se queja y nos hace sentir su dolor, que no se puede superar solamente "pensando", porque el pensamiento es una parte del problema. Se necesita una posibilidad y esa es reconocer el alma, esto es, fomentar la plenitud del alma. Llevar a cabo esta restauración del alma significa que tenemos que hacer de la espiritualidad una parte importante de nuestra vida cotidiana (Bennet, 1974).

En nuestra historia hay una comprensión intuitiva de estos problemas, sobre la naturaleza y las necesidades del alma, de modo que se puede recurrir al pasado en busca de los guías que nos permitan recuperar esta sabiduría. El alma se revela en el afecto, el amor y la comunidad, como también en el retiro en nombre de la comunidad interior y la intimidad. Por tanto, nadie puede decirle a uno cómo ha de vivir su vida. Nadie conoce los secretos del corazón en la medida suficiente para hablar de ellos a los demás. Sin embargo, la terapia consiste en llevar el alma a los dominios que están desprovistos de ella, y que por eso mismo necesitan expresarse en forma de síntomas, porque un trabajo gratificante, relaciones satisfactorias, el poder personal y el alivio de los síntomas son todos dones del alma.

Algunos planteamientos sobre la psique o el alma, ya tuvieron su mejor época, mientras que otros apenas están llegando a ser reconocidos, y otros más están siendo reciclados, ya sea revividos, y otros más están siendo reciclados con nuevas ideas, o mejor aún, evolucionando naturalmente de las antiguas (Gagan, 2001).

Entonces, cada tribu era comandada, en lo espiritual, por uno o varios hombres, personas consideradas más desarrolladas, los hombres de conocimiento, los chamanes o "psicólogos autóctonos", que desde tiempos inmemoriales, se destacaban por su inteligencia, intuición y capacidad de videncia. Estos hombres comenzaron a fundar linajes, mediante los que, transmitirán, de generación a generación, su particular forma de crear la realidad. Se dedican a curar enfermedades, a pronosticar el futuro, a dar consejos y aliviar angustias. Son los portavoces de tradiciones milenarias y representan la más verdadera y misteriosa raíz de sus orígenes. Luchan contra la hechicería y se consideran defensores del desvalido.

Desde hace tiempo, los chamanes son descritos como "los hombres y mujeres de conocimiento", son los especialistas del espíritu, los conocedores del alma y sus interacciones con lo divino, se encuentran en pueblos y alejadas rancherías, adonde la gente acude en busca de alivio para sus dolencias físicas y morales (Grinberg, 1990).

Maria Sabina (citada en Estrada, 1977), menciona: "Después de que curé a mi hermana, comprendí que había encontrado mi camino. La gente lo sabía y venía a mí para que curase a sus enfermos. Venían en busca de curación quienes habían sido encantados por duendes, los que habían perdido el espíritu por un susto en el monte, en el río o en el camino…"

"El espíritu es lo que enferma. Los curanderos no saben que las visiones que enseñan los niños rebelan el origen del mal. Los curanderos no saben usarlos. Los hechiceros tampoco. Los hechiceros sienten temor por los sabios como yo, porque saben que puedo descubrir si ellos han causado un encantamiento, si han robado subrepticiamente el espíritu de un niño, de un hombre o de una mujer. Los niños me dan el poder de la contemplación universal. Que puedo ver desde el origen. Y puedo llegar hasta donde nace el mundo…No soy hechicera porque no hago la maldad. Soy sabia. Nada más…"

¿En que se basa la sabiduría que usan los chamanes?, está apoyada en la teoría Sintérgic, que sostiene que la realidad perceptual es el resultado de la interacción entre el campo energético activado por el cerebro -el campo neuronal- y la estructura del espacio-tiempo -el campo cuántico-. La interacción de ambos campos crea un patrón de interferencia que permea todo el espacio. La experiencia consciente surge cuando el observador enfoca un mecanismo hipotético llamado factor de direccionalidad en alguna porción del patrón de interferencia. Los chamanes parecen poseer una gran maestría en el enfoque de su factor de direccionalidad, son capaces de activar diferentes experiencias en distintas localizaciones y niveles de la realidad (Grinberg, 1990).

El concepto de la teoría Sintérgica, que es un neologismo se derivado de la palabra síntesis, sinergia y energía y se aplica a una organización informacional que puede ser definida por su coherencia, su convergencia o inclusión informacional y por su interconectividad. La estructura del pre-espacio es una organización sintérgica. En una estructura pre-espacial de elevada sintergia, no existen objetos, gravitación, ni tiempo. El cerebro posee una organización sintérgica y sus resultantes; nuestros preceptos y nuestro espacio mental también. Existen procesos de pensamiento cuyas características son análogas a las de un espacio altamente sintérgico por su grado de coherencia y abstracción; es decir, por su alejamiento de lo concreto y puede ocurrir en un modo de experiencia atemporal. Algunas experiencias durante la meditación poseen características anteriores. De acuerdo con la teoría sintérgica, cuando un cerebro funciona en una elevada sintergia -gran coherencia en altas frecuencias- su sensibilidad para captar información sutil es mucho mayor que en otras formas de actividad (Grinberg, 1994).

Además de un sistema sensorial y de un sistema motor, la persona tiene un sistema perceptual y un sistema nervioso. El sistema perceptual recibe excitaciones de los órganos sensoriales y forma un cuadro mental o representación del objeto que se presenta a los órganos de los sentidos. Así pues para el ser humano la percepción es una representación mental de un objeto, mientras la imagen mnémica es una representación mental de una percepción. Por tanto, cuando una persona mira algo se forma una percepción, cuando recuerda lo que ha visto una vez se forma una imagen mnémica. El proceso que produce la imagen mnémica de un objeto que se necesita para reducir la tensión, es llamado proceso primario. Entonces, esos cuadros mentales se conservan como huellas mnémicas en el sistema de la memoria. En consecuencia, se dice que una persona tiene una imagen mnémica del objeto que percibió originalmente. Mediante esas imágenes mnémicas, el pasado es traído al presente (Hall, 1983).

Por tanto, apoyado en esta misma teoría, el cerebro posee una sensibilidad directa para la detección de campos energéticos sutiles a través de la activación de campos neuronales que no son otra cosa más que matrices de interacción neuronales; un producto conjugado de la actividad cerebral. Un campo neuronal del alta sintergia posee mayor capacidad de penetración y teóricamente debería ser capaz de establecer interacciones fluidas con otros campos neuronales. De esta forma se explica la sensibilidad perceptual de un chamán, capaz de decodificar los contenidos mentales de otras personas.

Los chamanes poseen una cosmovisión resultado de un entrenamiento, intuición y experiencia, en la que se afirma que el desarrollo de la conciencia implica un ponerse en contacto con una fuente infinita de sabiduría, amor y poder que se encuentra en la raíz de la realidad. A partir de ahí, el chamán puede curar o ser sensible para dar un diagnóstico o un consejo espiritual y psicológico. También a partir de ahí, el chamán recupera su esencia, la que le permite mantener un punto de referencia estable y luminoso a pesar de las contingencias que lo impactan o de las aberraciones de las personas que solicitan su ayuda. Ese punto de referencia le sirve como patrón para definir y entender al otro y a sí mismo (Grinberg, 1994).

Se considera pues, de acuerdo con la teoría Sintérgica, que existe una base para nuestra experiencia que se encuentra en la raíz de cualquier sentimiento y cualidad. Y que a partir de la misma base se crea el sonido que oímos, la luz que vemos o la emoción que sentimos. El cerebro y el resto del cuerpo actúan como decodificadores de esa base o esencia modificando sus características hasta convertirlas en humanas.

Esa base es la esencia de todo y como tal existe poseyendo una luminosidad propia y totalmente simple y sin contenidos concretos. El cerebro humano interactúa con ella y la conforma apareciendo entonces la experiencia humana. De esta manera, los resultados experimentales adquieren significado y la teoría Sintérgica resulta ser un instrumento adecuado para comprender la realidad (Grinberg, 1994).

Entonces independientemente de la teoría sintérgica, ¿Qué es el chamanismo?, es un complejo sistema de creencias que incluye el conocimiento y la creencia en los nombres de los asistentes espirituales en el panteón chamánico, la memoria de ciertos textos –sermones, canciones de chamanes, mitos, leyendas, etc.-, las reglas para actividades -rituales, sacrificios, la técnica del éxtasis, etc.-, y los objetos, instrumentos y parafernalia usados por los chamanes -tambor, bastón, arco, espejo, costumbres, etc. Todos estos componentes están íntimamente relacionados con las creencias que se dan en el complejo sistema chamánico. Entonces el chamanismo es una ideología abiertamente altruista que contiene un programa de vida definitivamente positivo (Gagan, 2001).

¿El chamanismo es una religión?, sin lugar a dudas, para Mircea Eliade la respuesta sería afirmativa para esta pregunta. Sin embargo, en base a la apariencia exterior, el chamanismo no parece una religión. No posee ningún catalogo de doctrinas o un índice de valores morales, ni edificaciones para adorar a sus deidades, ni actividades de oración para sus congregaciones, ni poder jerárquico, tampoco se dedica a la devoción de una figura mesiánica. Lo que predica es una creencia en muchos dioses y espíritus, así como fe en las acciones y narraciones inspiradas en esta creencia. Por tanto, ¿Se podría llamar a este campo "religioso", de acuerdo al profesor de religión Ake Hulkrants, sí es posible: "Ya que el mundo sobrenatural es el mundo de la religión, el chamanismo tiene una función religiosa" (citado en Gagan, 2001).

Ahora bien, parecería absurdo comparar el chamanismo y la psicología, donde sus ideologías parecen opuestas de acuerdo a la idea popular de que la psicología es una ciencia y el chamanismo es una superstición, sin embargo, sus propósitos son los mismos: ambas disciplinas se concentran en la condición humana y se esmeran en aliviar el dolor. El chamanismo está compuesto de creencias, prácticas, requisitos de aprendizaje y una simbología propia, con una coherencia notable en todo el mundo, donde reúne en un punto toda partícula de vida, donde el mundo del espíritu influencia al mundo de la materia (Gagan, 2001).

Lo anterior se puede lograr ya que, el alma es la parte de la psique que nos conecta con lo eterno y provee una sensación de sentido y valor en nuestras vidas. En la psicología junguiana, la palabra alma se usa a menudo como sinónimo de psique, o en ocasiones para designar el inconsciente colectivo de donde emergen los arquetipos. En el pensamiento religioso, el alma es la parte de cada persona que es inmortal y que es capaz de crecimiento espiritual y desarrollo. En el uso popular, el alma está asociada a la capacidad de sentir profundo, un sentido de valor, de propósito y significado. No es necesario creer en Dios en un sentido religioso convencional, o creer siquiera en la vida después de la muerte para desarrollar nuestras almas. Empezamos a ocuparnos del alma cuando sentimos que necesitamos conocer el significado de la vida, o de nuestras vidas, cuando anhelamos una conexión con el cosmos o cuando contemplamos nuestra mortalidad (Pearson, 1992).

A veces el alma hace posible un sentido de unidad o de conexión espiritual, o con más frecuencia, un sentido de intimidad con otro ser humano. Paradójicamente, los límites establecidos rotundamente por el Ego nos permiten arriesgarnos en estas conexiones, porque ya no tememos ser devorados o perdernos en el otro. En el mundo moderno nos faltan frecuentemente categorías respetables para pensar en nuestra alma. Nuestra experiencia principal con el alma puede ser negativa, en el sentido de que algo falta en nuestras vidas. Debido a que nuestra sociedad niega al alma, la experimentamos principalmente a través de las rendijas -de nuestra salud, nuestra moral y las que generan las crisis. Sin embargo, es durante las grandes crisis de la vida que el individuo de repente anhela tener sentido y conexión cósmica.

El alma es evidente en las transiciones de la vida humana de la infancia a la pubertad, de la adolescencia al joven -adulto, a la maternidad, la mediana edad, la vejez y, finalmente la muerte. Estos son momentos "limitrofes", o de "estar parado en el umbral", en los que nos desprendemos de una identidad sin haber alcanzado la siguiente. También son estos los momentos en los que es más seguro y predecible que anhelemos un contacto con algún elemento trascendente.

El propósito de la iniciación es ayudarnos a reconocer el significado y la trascendencia de nuestras experiencias que ésta simboliza en nuestras vidas. Los no iniciados no carecen de experiencia del alma, pero no reconocen su poder y su sentido. La iniciación hace que dichas experiencias sean conscientes, no en el lenguaje del Ego, sino en el del alma -a través del mito, el símbolo, la canción, el arte, la literatura y el ritual. La travesía del héroe es una iniciación a las realidades del periplo del alma. Esta travesía requiere que primero establezcamos control sobre nuestras vidas y luego nos desprendamos de él; para dejar de lado el horror a la muerte, el dolor y las pérdidas y experimentar la totalidad de la vida. Para lograr esto se debe ampliar la estrecha visión de nuestro Ego (Pearson, 1992).

Se debe desprender de lo sentimental, seguro y predecible, e inclusive de nuestra dedicación a la eficiencia, la virtud y la integridad física. Es entonces cuando nos apartamos de la dualidad bien-mal, luz-oscuridad, correcto-incorrecto e ingresamos al mundo de la paradoja. La moral de la travesía es exigente y absoluta, pero es una moral diferente de la del Ego. Nuestra conciencia normal del Ego quiere la inmortalidad, resguardo de los sufrimientos, éxito, prosperidad y amor. Por encima de todo el Ego quiere que el mundo tenga sentido. La travesía demanda que dejemos de lado todos estos deseos y veamos la verdad del alma: la esencia de la vida es el misterio (Pearson, 1992).

La verdad del alma no necesariamente tiene sentido desde el punto de vista racional del Ego. Lo que nos hace sentirnos vivos y reales es el viaje a los misterios centrales de la vida, donde aprendemos sobre la muerte, disolución, pasión y éxtasis, y vemos la belleza contenida en todo ello. "Sin alma" nos sentimos como autómatas. Hacemos todos los movimientos, pero es un movimiento sin sentido. Podemos inclusive pasar por varios de los pasos de iniciación. Pero hemos perdido el contacto con nuestras almas a tal punto que no nos afectan ni nos transforman. Y sin embargo, no faltan oportunidades. Realmente nunca es demasiado tarde. Entramos y volvemos a entrar en los misterios muchas veces, con niveles de comprensión cada vez más profundos. No hay castigo por no conectarnos con nuestra alma, excepto por esa sensación permanente de falta de sentido de la propia vida, lo que ya es bastante castigo (Pearson, 1992).

Ahora bien, en lo que a la actividad chamánica se refiere, en las sociedades tribales primitivas, el chamán llevaba a cabo muchas funciones, incluyendo la de curandero, sacerdote y hechicero. Con el tiempo, estas funciones se volvieron muy distintas y más especializadas. El curandero necesitaba proporcionar el tratamiento de ciertas enfermedades que requería hierbas y otras medicinas; los sacerdotes tenían la función de efectuar ritos religiosos, ofreciendo oraciones y sacrificios; y los hechiceros y brujas eran buscados por su destreza en la magia. En realidad el chamán puede ejercer una gran variedad de habilidades: Practica la magia mientras intenta ejercer control sobre las fuerzas de la naturaleza, funciona como un médium mientras interactúa con los espíritus y también puede ser el curandero de la comunidad. Sus medios de ejecución se apoyan en la técnica del éxtasis. Este uso involuntario de un estado alterado de conciencia, coloca el chamanismo en lugar aparte de otras expresiones de curación, mediumnidad o hechicería (Villoldo, 2005).

Por tanto, es necesario definir el terreno del chamanismo, es necesario conocer lo siguiente: el mundo del chamán se refleja en terrenos misteriosos y exudando surrealismo. Sin embargo, por muy "fuera de este mundo" que puedan parecer sus orígenes y manifestaciones, las prácticas del chamanismo han existido en los más desolados y exóticos lugares de este planeta. En Liberia, la nación rusa de Tungus, define la palabra chamanismo, de su raíz samán, que denomina a una persona con poderes espirituales, y quien tiene la "técnica del éxtasis" o del viaje. Esta técnica del éxtasis, de acuerdo con Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), el historiador religioso, requiere necesariamente el movimiento de la conciencia normal a un estado magnificado de sentimientos y conciencia. En este estado, el alma del chamán deja su cuerpo y viaja a otros reinos de la existencia.

Es importante mencionar que la misión del viaje se concentra en las preocupaciones humanas: adquirir conocimiento, poder y ayudar a otras personas. Impulsado por la creencia de que otros seres, objetos naturales, y el universo mismo están dotados de alma o esencia vital, el chamán intenta comunicarse con estas fuentes animadas para obtener la información necesaria para aliviar el sufrimiento. El chamanismo es un arte curativo. Según Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), el chamán es el gran especialista en el alma humana; por si sólo la "ve", porque conoce su "forma" y su "destino".

Sea como fuere, en la actualidad, existe el intento de describir áreas de intersección entre dos campos de curación -la psicología moderna y la sabiduría ancestral del chamanismo-, que generalmente se había pensado que eran divergentes, mientras que realmente comparten ciertas características.

Estas similitudes no sólo ayudan a definir, lo que se puede concebir como experiencias "fuera de lo ordinario", sino que también despiertan el interés en las dinámicas subyacentes a las actividades del chamanismo y la psicología (Gagan, 2001).

El esclarecer el vínculo entre la psicología del presente y una de la más antiguas tradiciones curativas conocida por el hombre, puede ayudar a comprender la importancia de los métodos curativos fuera de lo tradicional, así como diversos puntos de vista preventivos en la salud mental. El punto de encuentro de estas tradiciones milenarias y la psicología, se halla en las experiencias de los primeros años de la infancia y en sus efectos en el comportamiento adulto, donde la curación -del chamanismo- se aplica en la herida del desarrollo humano. Que resulta de una inadecuada relación con las figuras paternas, que puede incluir un abandono completo o abuso, y se presenta como el origen básico de tal disfunción.

La recuperación del alma, es la misión de un chamán, quien con la ayuda de animales de poder o seres espirituales -a veces mencionados como espíritus benefactores-, se encuentra la parte perdida del alma de la persona y se la regresa. La pérdida del alma, como su contraparte psicológica, la "disociación", implica una separación de partes de la psique como resultado de un trauma. La pérdida de esta energía vital integrada, se manifiesta en condiciones como depresión, pérdida de la memoria o comportamientos adictivos. Vista desde el aspecto psicológico, la disociación es un mecanismo de defensa, que causa que los sentimientos, impulsos o pensamientos amenazantes sean reprimidos en la parte inconsciente de la psique. Desde la perspectiva del chamán, estas partes disociadas, se encuentran en otra dimensión, una realidad paralela que no es ordinaria, accesible a aquellos que están familiarizados con su topografía (Gagan, 2001).

Las culturas chamánicas comprenden los efectos debilitantes del trauma y se esmeran en restaurar la integridad de los individuos perturbados. Durante la recuperación formal del alma, se puede regresar a varias partes de la infancia, ellas indican la edad de la persona, en el momento de sus respectivas partidas. Y cada una suele regresar con sentimientos e impresiones de acontecimientos dolorosos, así pues, el tono sentimental de cada viaje se revierte a la emoción no expresada del yo infantil. Cada viaje trae no sólo descarga emocional sino también una liberación física.

Una de las misiones de la enseñanza chamánica que hay en la vida, es el uso del silencio para ahondar en la comprensión de la verdad interior. En el que cada viaje expone a más aspectos del mundo de poder y sabiduría aún desconocidos, produciendo así una enseñanza, un reconocimiento y una liberación emocional no logradas en etapas de desarrollo previo. La quema de incienso y la iluminación de las velas constituyen el escenario para el tamborileo del chamán. Su desplazamiento dentro de la realidad no ordinaria y su interacción con los animales de poder y los asistentes espirituales culmina en una evaluación del estado del paciente; recorriendo sus manos por su campo de energía. Entonces remueve la acumulación de aflicción acumulada, ahuecando las manos y sacándola con ellas del pecho del cliente (Gagan, 2001).

El universo es visto como vivo, imbuido con una esencia creativa que integra todos los aspectos de la existencia. El chamán se pone en contacto con este mundo del espíritu al entrar en un estado de conciencia alterada y participar en un viaje y regresar con información benéfica para la comunidad. De hecho, los principios del chamanismo son abiertos y muy accesibles, ya sea que se esté de acuerdo con ello o no; muy probablemente como resultado de la facilidad con el que el chamanismo es rechazado por los individuos de mentalidad científica.

Después de todo, el reconocimiento de una esencia espiritual no tiene que debilitar los fundamentos científicos de la psicología. Así como tampoco una evaluación científica de sus procedimientos disminuiría el potencial de chamanismo.

Por otro lado, la psicología es una disciplina híbrida, que está formada por una mezcla de especialidades que van desde la psicología experimental a la psicología clínica y la neuropsicología. La psicología clínica en sí incluye métodos de tratamiento provenientes de las escuelas del pensamiento psicoanalítica, conductual, existencial y humanística. Entonces, ¿Pueden estas dos disciplinas curativas contribuir una con otra con algo de valor ?. La experiencia dice que sí, una comprensión teórica en donde se entrelazan estos dos campos, y cómo cada una enriquece a la otra, conducen a las definiciones que ellos se dan a sí mismos y a mirar las fuerzas que le dan forma (Gagan, 2001).

Ahora bien, mucho de los conocimientos que se conoce acerca del chamanismo proviene de los antropólogos, historiadores religiosos y otros estudiosos que han visitado culturas indígenas. Mircea Eliade (citado en Gagan, 2001), encontró características que describen regiones cósmicas visitadas en los viajes del éxtasis: Los viajes de los chamanes conducen a uno de los tres destinos: Un mundo inferior, un mundo medio y un mundo superior, todos conectados por un eje central. En este eje hay una abertura, a través de la cual los dioses descienden a la tierra, los muertos se mueven al mundo inferior y el chaman en su viaje de éxtasis vuela al cielo o desciende al reino subterráneo. Este mundo inferior -o submundo- está compuesto de escenarios naturales parecidos a los que se encuentra en la realidad, con bosques, montañas, ríos y desiertos. Aquí interactúan los chamanes con los espíritus de las plantas, árboles, animales y humanos. Esos "seres espirituales" que toman formas animales, son nombrados como animales de poder. El mundo medio, es la tierra en la que viven los humanos, como es percibida por el chamán mientras viaja encima de él. En el mundo superior, -o cielo- el chamán recibe las enseñanzas de seres de nivel elevado o divino. Cuando se logra el objetivo del viaje -procurar información curativa en estos mundos cósmicos-, la información se trae y se comparte con los demás a través de la danza y el ritual.

Cuando sobre este tema se le pregunta a Don Lucio: (citado en Grinberg, 1990): …Usted se dedica a curar?, Dice con dulzura, "creo que puedo hacer algo. Convocaré a los espíritus -ya no les llamo gentes- , y les diré que quiero hablar con ellos para así obtener sabiduría. Lo único que será necesario hacer, es una ceremonia en la que daré "luz". …". Otra cuestión, ¿ El manejo del tiempo permite viajar de un lugar a otro ?. "En espíritu sí, -contestó-, pero no en cuerpo. El tiempo debe detenerse, acelerarse o retardarse, pero nadie puede viajar con su cuerpo en él". …"La razón de las veladoras para la ceremonia… prosigue, al prenderlas. Me daría cuenta -por el tamaño de la luz- de la respuesta de los espíritus, se necesitan doce, para los apóstoles…también alcohol y puros. Es que en la ceremonia estarían "gente", de todas las edades. Para los niños…chocolates y dulces…".

Así pues, se pueden encontrar creencias y prácticas similares que pueden sorprender en cualquier comunidad chamánica que se visite. ¿Qué ocurre con todas estos elementos en común?. Es posible que la transmisión de la tradición del chamanismo, a diferencia de otras, no se llevaron a cabo únicamente de una generación a otra, sino a través de otras posibilidades, sino debido a la migración de las civilizaciones prehistóricas de un lugar a otro, que contribuyeron a la universalidad de la esencia básica de las prácticas chamánicas. O quizá una evolución de la conciencia impulsada por necesidades, ideologías, mitologías o intentos religiosos compartidos evoca una expresión colectiva (Gagan, 2001).

"…Todos somos diferentes, cada uno con su forma especial de ser y hacer, pero el que ve, ve todo igual.. Todos somos lo mismo, en cuerpo, en mente en esencia, sin embargo, a la vez somos diferentes. …Todos venimos del mismo origen de la misma "respiración divina". Las diferencias entre nosotros existen debido a los "regalos" que se ha dado a cada quien. Son los que nos hacen ser tal como somos…controlados y guiados por seres tales como los pastores y los trabajadores del tiempo…" (citado en Gringberg, 1990).

Algunos iniciados heredan la misión a través de la herencia; otros son "nombrados" a través de sueños y visiones; y algunos otros son seleccionados. Se dice que la transmisión genética y el mandato directo de los dioses y los espíritus transmiten el máximo poder. Se deben dominar dos tipos de aprendizajes: El primer aprendizaje proviene de la experiencia del éxtasis o de los sueños. Quizá la lección más iluminada de todas ocurre con una muerte y resurrección simbólicas, mientras que el segundo tipo de aprendizaje al que el iniciado debe someterse consiste en instrucciones sobre técnicas, lenguaje simbólico y la genealogía del clan transmitida por los viejos chamanes de la tribu (Gagan, 2001).

Más aún, el propósito del viaje del chamán es abrirse al dolor, ya sea el propio o del cliente, con objeto de generar la curación, mientras que los estados disociativos se inclinan a evitar el dolor. Hay que tener en cuenta que, toda práctica chamánica curativa, lleva siempre implícito el riesgo de la muerte, cosa que el chamán sabe y a la que no le teme. La muerte siempre está muy presente en la actividad chamánica (Villoldo, 2005).

En el mundo occidental, ahondar en la historia de un campo como la psicología que surgió a partir de la filosofía griega es más familiar, resulta más cómodo. Porque se gira alrededor de las cosas materiales que a final de cuentas se pueden medir y justificar. Los filósofos querían probar el significado de la vida y el propósito de la existencia humana, estableciendo el campo para el pensamiento psicológico, querían saber si: ¿El comportamiento humano está gobernado únicamente por factores físicos o también por una esencia espiritual ? (Gagan, 2001).

Ahora bien, si el concepto tradicional de que la mente y el cuerpo están separados, pero aún interactuando, continúa hasta la actualidad y contribuye a la discrepancia entre los planteamientos tradicionales y los alternativos de la curación –como ocurre entre la psicología tradicional y el chamanismo-. Así pues, mientras los filósofos contemplaban la naturaleza y el funcionamiento del universo, los psicólogos enfocaron su atención a los mecanismos de la conciencia y la conducta. La psicología como se conoce en la actualidad, continúa siendo un conjunto de planteamientos, cada uno luchando para encontrar un lugar cómodo, en algún lugar entre el empirismo -conocimiento que proviene de la experiencia sensorial que se basa en hechos objetivos descubiertos a través de la observación y la experiencia- y el humanismo -cualquier creencia que contribuye a una vida más efectiva es de valor, ya sea científica o religiosa- (Gagan, 2001).

Si cualquier estudio debe tener una base científica, esto es, que todos los eventos que ocurren en la experiencia psíquica del ser humano -que influye en su conducta- deben ser comprobables, ¿La ciencia hace innecesaria la religión?. En el nuevo campo de la "neuroteología", los científicos están descubriendo el origen biológico de la espiritualidad, para responder a la interrogante: ¿Cómo afectan al cerebro humano la meditación oriental, los servicios religiosos cristianos y otros rituales?. Ahora bien, la psicología y la neurociencia han pasado por alto la religión durante mucho tiempo. Pese a que ocupa un lugar central en las mentes de mucha gente, la religión ha sido tratada por la ciencia con lo que David Wulff (citado en Begley, 2001) llama "indiferencia, inclusive apatía".Asi pues, la aparición de la neuroteología representa un cambio radical en esa actitud.

Las experiencias místicas dice Forman (citado en Begley, 2001), podrían explicarnos algo sobre la conciencia, que es, tal vez, el mayor misterio de la neurociencia. "Esto nos dice que la conciencia no necesita un objeto, y no es simplemente un producto resultante de la acción sensorial".

Pese a todos los éxitos tentativos que los científicos están logrando en su búsqueda de las bases biológicas de las experiencias religiosas, hay un misterio que quizá nunca se llegue a descubrir. Tal vez se llegue a ubicar un sentido de trascendencia en nuestra materia gris, y la percepción divina dentro de ella. Pero es probable que nunca se llegue a responder a la mayor interrogante de todas: si nuestro cerebro crea a Dios o si Dios creó nuestro cerebro. A fin de cuentas, lo que usted crea es cuestión de fe… (Begley, 2001).

Finalmente, no obstante, pueden existir charlatanes, falsedad profesional, truculencia o engaño. Las crónicas del chamanismo refieren que algunos chamanes han capitalizado la fe del paciente cuando la cura se ha efectuado tomando ventaja, sin lugar a dudas del ampliamente conocido el efecto placebo. Aún cuando los chamanes, como los psicólogos -ya sea junguianos o freudianos-, psicoterapeutas, médicos y líderes religiosos, pueden emplear mal sus conocimientos o poderes -"la sombra del terapeuta" - o engañarse a sí mismos, el consenso existente en relación con su intención de curar y sus resultados exitosos , indican que el chamanismo es un fenómeno que se debe tomar en cuenta. Y tiene una gran importancia en la actualidad, cuando un número cada vez mayor de individuos están recurriendo a los efectos curativos de los métodos alternativos (Guggenbühl-Craig, 1971).

Conclusiones

Se ha observado a lo largo de la historia de la humanidad, que el catalizador -energía psíquica- más antiguo para curar, surge de lo más profundo de la psique -inconsciente colectivo-, donde se encuentran los impulsos creativos por parte del Yo, que una vez fue considerado únicamente desde una perspectiva intelectual -apoyada en estudios científicos-, a través de la observación. Se ha visto que esta energía proporciona un aspecto curativo a las heridas, haciendo uso de los recursos que el sujeto posee. También se ha considerado que las heridas son parte del desarrollo de la persona -que ocurren generalmente en la infancia y formación del individuo- y que éstas dependen de la madurez del Yo para que sean restauradas -consolidación de las heridas- , porque las heridas no se curan completamente, sino se consolidan para fortalecer la estructura del Ego. Mi pregunta es: ¿Solamente los psicólogos pueden explicar y completar las tareas sin resolver las heridas de la infancia ?. Yo creo, que hay otras posibilidades y alternativas para resolver estas heridas, para llevar una vida más adecuada, quizá más cómoda para muchas personas, y sobretodo que cada quien tiene la libertad de elegir la alternativa que considere conveniente.

Ahora bien, si una persona se orienta a una psicología -junguiana o de otro tipo- más inclinada hacia el aspecto espiritual, -como la antigua sabiduría del chamanismo- puede descubrir nuevos caminos, y también puede resonar más íntimamente con este material, de acuerdo al fenómeno de la curación, que no importa cómo sea definido, sino porque habla su propio lenguaje, y porque existen otros cambios psicológicos que acompañan el desarrollo del adulto que también suenan extrañamente similares a las dinámicas del viaje de la vida.

Todo lo anterior parece indicar a través de los hallazgos, que la psicología puede conducirse o dirigirse hacia una intersección donde se encuentre con la tradición curativa más antigua conocida por la humanidad, que es el chamanismo -entre otras-. Que puede hacer posible un punto de reunión, una sinergia que ofrezca la promesa de remediar nuestros vacíos -las heridas y conflictos no resueltos- durante el desarrollo, así como muchas cosas más.

El punto de encuentro de esta tradición milenaria -el chamanismo- y la psicología junguiana, se halla en las experiencias de los primeros años de la infancia y en sus efectos en el comportamiento adulto, donde la curación -del chamanismo- se aplica en la herida del desarrollo. Que resulta de una inadecuada relación con las figuras paternas, que puede incluir un abandono completo o abuso, y se presenta como el origen básico de tal disfunción.

El chamanismo, una forma arcaica y arquetípica del conocimiento humano, es como un viaje que no tiene fin. En estos tiempos y para muchos intelectuales o escépticos, es casi una búsqueda de la esencia de un saber o conocimiento legendario, pero para otras personas, más abiertas a la aventura es algo como un rescate a través del tiempo. Todas las tradiciones místicas, orientales y occidentales, reconocen la existencia de cosas que pueden ser "sentidas" pero no descritas. Existen ciertas cualidades básicamente intrínsecas de la experiencia sensorial que hacen casi imposible o imposible su expresión a través de la palabra. Y esto parece ser algo muy íntimo para cada persona.

El estudio o interés por el chamanismo es, -en nuestro tiempo-, una especie de metáfora que sirve de escape para quienes están convencidos del todo por el modelo de la psicología occidental. Las psicoterapias actuales, en general, tratan de comprender, los problemas de la gente a partir de la separación y una racionalización de cada uno de sus síntomas, estableciendo relaciones con una educación familiar no adecuada, o con experiencias traumáticas de la infancia, pero no de "vidas pasadas", o de núcleos ancestrales de antepasados, transmitidos a través del código genético mediante una carga especial llamadas memorias.

De este modo, en la mayoría de las terapias psicológicas de hoy, convencionales y no convencionales, las neurosis se "cultivan primero y se cosechan después", razón por la cual suelen quedar restos adheridos a la psique. De manera que no le queda otra al psicoterapeuta que hacer un trabajo desde afuera hacia adentro, como la psicología cognitiva. En cambio el chamán hace exactamente lo contrario, se mete "adentro", mirando hacia "afuera", desde una propia perspectiva.

Por un lado la psicología tradicional -que es lo que pretende la psicología junguiana- se puede enriquecer al tener una visión espiritual, y por el otro, la sabiduría ancestral del chamanismo gana al adquirir posibilidades teóricas, colectivamente, que pueden ayudar a la curación o consolidación de las heridas de la sociedad. Así pues, el propósito del chamanismo es curar. La función de la psicología es estudiar el comportamiento y los procesos mentales, y aplicar el conocimiento resultante a la condición humana. El chamanismo emplea prácticas sobrenaturales para conseguir su propósito. La psicología, en muchas de sus ramas, se apoya en medios racionales y científicos para llevar a cabo sus objetivos. No obstante, a pesar de sus diferencias, tanto el chamanismo como la psicología buscan aliviar el sufrimiento en las comunidades.

Y por el otro lado, el holismo, se refiere a cualquier parte del universo en el contexto de su totalidad, incluye las dinámicas física, mental, emocional y espiritual resultando todo esto en mucho más que la suma de sus partes. Un terapeuta, ya sea chamán u holista, considera los síntomas del cliente en términos de su identidad total y dentro del contexto de su entorno y sus circunstancias.

El chamanismo y la psicología se encuentran detrás de un velo levantado por Jung, cuando éste describió un mundo sobrenatural nunca antes mostrado en la literatura psicológica. Sus descripciones de arquetipos y el rol del inconsciente permiten comprender lo que sucede dentro de la persona cuando el chamán entra en los dominios chamánicos: mientras el chamán suena el tambor, los arquetipos surgen desde el inconsciente, transformando las fracturas de la psique en unidades completas reparadas.

Los campos de la psicología humanista, transpersonal y los relacionados con la teoría junguiana, que avalan un mundo imbuido con el espíritu, tienden a sentirse familiarizados con las prácticas chamánicas, mientras que los campos empíricos desechan esta antigua tradición, estigmatizándola como acientífica e ilógica. Sin embargo, psicólogos de todas las corrientes llevan a cabo sus tratamientos y su investigación, muchos, sabiéndolo o no, emplean técnicas similares a las del chamanismo. En consecuencia una perspectiva holística nos abre a esa percepción, que enriquece nuestra apreciación de estas dos disciplinas curativas.

Finalmente, la madurez del Ego se desarrolla con la experiencia en la vida. Y mientras más logremos nuestra individualización, -podemos conseguir la individuación- más maduran las defensas de nuestro Ego, que nos permiten conectarnos de manera más genuina y auténtica, mientras seguimos siendo honestos con nosotros mismos. Aprendemos dónde termina el yo y dónde empieza el de "los demás". Reemplazamos la proyección con empatía, aprendemos el mismo respeto para los demás que para nosotros mismos. …Y bien podríamos llegar a trascender el Ego.

Fuentes:


El Hombre de conocimiento.

Los cuatro enemigos del Hombre de Conocimiento.

Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes de tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en el bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Solo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición.

Pruébalo tantas veces como consideres necesario, luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta: -¿Tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: No llevan a ninguna parte.

Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.

“Las enseñanzas de Don Juan”
Carlos Castaneda


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Los no-haceres.

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Las enseñanzas de don Juan.

Hacia una Epistemología Antropológica.

Lectura de una obra de Carlos Castaneda.


Introducción

- Era distinto cuando había gente en el mundo -prosiguió- gente que sabía que un hombre podía convertirse en león de montaña o en pájaro, o que un hombre podía volar así no más. Por eso ya no uso la yerba del diablo. ¿Para qué? ¿Para asustar a los indios? Y lo vi triste, y una honda simpatía me llenó. Quise decirle algo, aunque fuera una perogrullada.
- Tal vez, don Juan, ése sea el destino de todos los hombres que quieren saber.
- Tal vez, dijo suavemente.
(Castaneda 1974:89)

El libro "Las enseñanzas de Don Juan: una forma yaqui de conocimiento", de Carlos Castaneda (1974), integra una trilogía que el autor escribe sobre la tradición y la sociedad de los brujos de México. Sin embargo, este texto puede ser leído por sí solo, como unidad que narra una etapa de la investigación/aprendizaje del escritor. Las posibles lecturas son múltiples, tantas como lectores existen, pero, aquí hemos querido situarnos desde la Epistemología, entendida como reflexión sobre el conocimiento, para desde esa perspectiva descubrir las distinciones tácitas que se entretejen en el relato.

El concepto de Epistemología es comprendido desde diversos enfoques o paradigmas que lo reconocen, por una parte, como una teoría general del conocimiento y, por otra, en tanto estudios más particularizados sobre la génesis y la estructura de las ciencias.

En este escrito de Castaneda, se distinguen, desde un principio, temáticas estrechamente vinculadas con el comprender. Se reconoce, por una parte, el narrar de un aprendizaje: donde el antropólogo es el iniciado y el brujo Yaqui, don Juan, el maestro. También, desde la Etnología, se puede leer una descripción de otros dominios del entendimiento humano, un encuentro con el otro, la experiencia de la otredad.

Tal investigación, que empieza como un simple estudio de plantas alucinógenas, en las prácticas de la hechicería yaqui, muestra en el fondo cuán difícil puede ser diferenciar y reconocer al sujeto que estudia del que es estudiado. No sólo por lo flexibles que resultan ser las fronteras de dicho límite, sino porque esa dualidad sujeto/objeto se desvanece y en su lugar aparece otra unidad dinámica: sujeto-observador/método/sujeto-observado, donde cada personaje puede cambiar según el contexto desde un polo a otro, ser interlocutor e intérprete a la vez.

Castaneda se interesa, como decíamos, en un conocimiento distinto al científico; pero, igualmente legítimo: el sistema de conocimiento de la magia o brujería yaqui. El busca entender esta otredad, y experimenta la extrañeza. En palabras de Octavio Paz:

"Esta experiencia... del saberse solo en el mundo a sentirse parte del mundo. Es un desprendimiento del yo que somos, o creemos ser, hacia el otro que también somos y que siempre es distinto de nosotros. Desprendimiento: aparición: Experiencia de la extrañeza que es ser hombres."

La realidad ontológica se desploma

Con todo, no cabe duda que dicho estudio se centra en uno de los tantos cruces de la Epistemología. Describe el recorrido de un aprendiz, de un observador, sujeto que investiga, y revela descripciones de otros mundos, de "estados de realidad no ordinaria", como los llama Castaneda. Este libro narra la confrontación de realidades distintas, el choque entre una realidad cotidiana ("realidad ordinaria"), y otra no cotidiana ("no ordinaria"), inducida por las plantas alucinógenas.

"En el contexto específico de sus enseñanzas, don Juan relacionaba el uso de la Datura inoxia (o Toloache), y la Psilocybe mexicana (hongo), con la adquisición de poder, un poder que él llamaba "aliado". Relacionaba el uso de la Lophophora wiliamsii (o Peyote), con la adquisición de sabiduría, o conocimiento de la buena manera de vivir. La importancia de las plantas consistía, para don Juan, en su capacidad de producir etapas de percepción peculiar en un ser humano. Así, me guió al experimentar una serie de tales etapas con el propósito de exponer y validar su conocimiento. Las he llamado "estados de realidad no ordinaria", en el sentido de realidad inusitada contrapuesta a la realidad ordinaria de la vida cotidiana. La distinción se basa en el significado inherente a los estados de realidad no ordinaria. En el contexto del saber de don Juan se consideraban reales, aunque su realidad se diferenciaba de la realidad ordinaria. Don Juan consideraba los estados de realidad no ordinaria como única forma de aprendizaje pragmático y único medio de poder adquirir poder."

Con lo anterior se están esbozando los primeros contornos de una crítica a la ciencia clásica. Este juicio se va reafirmado en el transcurso de la investigación. El uso y la acción de los alucinógenos resulta ser una crítica de la Realidad: el derrumbe de una racionalidad sostenida por las percepciones, la ficción de una realidad fijada por los sentidos. Los estados de realidad no ordinaria son tan "reales" como la misma cotidianeidad. ¿Cuáles son los límites, entonces, entre "realidad" e "ilusión"? Estos se diluyen, no se alcanzan. La realidad ontológica se desploma.

"La visión de la otra realidad reposa sobre las ruinas de esta realidad. La destrucción de la realidad cotidiana es el resultado de lo que podría llamarse la crítica sensible del mundo. Es equivalente, en la esfera de los sentidos, de la crítica racional de la realidad. La visión se apoya en el escepticismo radical que nos hace dudar de la coherencia, consistencia y aun existencia de este mundo que vemos, oímos, olemos y tocamos. Para ver la otra realidad hay que dudar de la realidad que vemos con los ojos."

La consistencia de la visión mágica del mundo

El conocimiento como reflexión partiría justamente desde una crisis, desde algo que se cuestiona. En un movimiento similar, el estatus de lo que llamamos "Realidad" se pone en duda, se convierte y termina por aceptar que consiste en simples "descripciones del mundo" que generamos nosotros mismos como sujetos observadores.

Las descripciones del mundo cotidiano, en Castaneda, son hasta menos consistentes e intensas que las visiones del peyote en ciertos momentos privilegiados. El mundo de las percepciones como realidad contrastante, en la que se logran constatar y verificar nuestras hipótesis, queda así invalidado, y sobre este escepticismo, ya no sensible sino racional, se puede criticar la ciencia clásica occidental, generando otra idea de nuestro entorno.

En ese mismo sentido, Octavio Paz agrega con increíble riqueza y claridad :

"En un primer momento la crítica, del escepticismo, destruye los fundamentos pretendidamente racionales en que descansa nuestra fe en la existencia del mundo y del ser del hombre: uno y otro son opiniones, creencias desprovistas de certidumbre racional. El escéptico se sirve de la razón para mostrar las insuficiencias de la razón, su sinrazón secreta. Inmediatamente después, en un movimiento circular, se vuelve sobre sí mismo y examina su razonamiento: si su crítica ha sido efectivamente racional, debe estar marcada por la misma inconsistencia. La sin razón de la razón, la incoherencia, aparecen también en la crítica de la razón. El escéptico tiene que cruzarse de brazos y, para no contradecirse una vez más, resignarse al silencio y a la inmovilidad. Si quiere seguir viviendo y hablando debe afirmar, con una sonrisa desesperada, la validez no-racional de las creencias." (Paz 1974:19-20)

A Castaneda lo que le interesa no es mostrar la inconsistencia de nuestras descripciones de la realidad, sean las de la vida cotidiana o las de la clásica filosofía occidental, sino la consistencia de la visión mágica del mundo. Es por esta puerta que el autor entra y revalora el saber de la magia que posee don Juan. Sus experiencias de realidad no ordinaria dejan ya de ser "grotescas", como aludía antes él mismo. Y poco a poco se va abriendo a las creencias y pensamiento del brujo yaqui como frente a un sistema de conocimiento que se auto-sostiene coherente en todos sus componentes e interrelaciones.

¿Castaneda como aprendiz, investigador o sujeto en conversión?

Carlos Castaneda, en tanto antropólogo, entra como observador; pero, a lo largo del libro va cambiando el ángulo de sus interpretaciones. Desde un principio explica que en la primera parte se limitará a narrar sus experiencias como aprendiz, y no a analizar las estructuras de este nuevo conocimiento. Es sólo en el segundo apartado que el autor elabora un esquema interpretativo del sistema mágico de conocimiento yaqui, de la construcción de mundo que propone el saber de don Juan.

Castaneda transita así desde un rol de observador científico a otro de aprendiz, o de amigo: investiga, y al hacerlo, aprende, se contacta, se relaciona, se vincula con ese otro, con don Juan. Ya en la introducción del libro, se puede leer:

"Le dije (a don Juan) que me interesaba obtener informes sobre plantas medicinales... Me propuse averiguar dónde vivía don Juan, y más tarde lo visité varias veces. En cada visita intenté llevarlo a hablar del peyote; pero, sin éxito. No obstante nos hicimos muy buenos amigos, y mi investigación científica fue relegada, o al menos reencaminada por cauces que se hallaban mundos aparte de mi intención original... Al principio vi a don Juan simplemente como un hombre algo peculiar que sabía mucho sobre el peyote y que hablaba el español notablemente bien. Pero la gente con quien vivía lo consideraba dueño de algún ‘saber secreto’, lo creía ‘brujo’."

Se produce entonces un giro. Después de un año de conocerse, don Juan le explica que posee ciertos conocimientos recibidos de un maestro o "benefactor", y que lo ha escogido a él como aprendiz, advirtiéndole que el proceso de aprendizaje será largo y arduo. Así, en 1961, Castaneda inicia su aprendizaje:

"En Junio de 1961 inicié mi aprendizaje con Don Juan. Anteriormente lo había visto en diversas ocasiones, pero siempre en calidad de observador antropológico". (Castaneda 1974: 36)

No creemos, sin embargo, estar frente a una conversión del investigador científico en brujo, como argumenta Octavio Paz; por lo menos no en este primer libro. Tampoco interpretamos en éste una "destrucción crítica de la Antropología" (Paz 1974: 12), y una victoria de la magia. Leemos más bien un modo de poner en duda el estatus de verdad exclusiva de la ciencia clásica occidental, de cuestionar nuevamente el método empírico positivista.

Castaneda no se convierte en otro, sólo se relaciona con esta otredad. Se "comunica", diría Fritz Wallner (1990). Pero en esta comunicación no hay una metamorfosis del observador. El tema tan central en la Antropología aparece de nuevo: lo Emic y lo Etic. Si entendemos por ello el observar un fenómeno social y humano desde "dentro" o "fuera", respectivamente, se podría hablar aquí de una visión Emic, aunque Castaneda no logre ver jamás el saber de la brujería con los ojos de don Juan, de un indio Yaqui. El brujo puede ver la otra realidad porque la ve con otros ojos ¾con los ojos del otro. Castaneda se mantiene, entonces, y a pesar de todo, en su mundo de significados (Schütz 1974). Quizás algo hay en esto de lo que considera Kühn (1971), cuando afirma la incomunicabilidad de los Paradigmas, donde sólo es posible una traducción.

Investigación, métodos y análisis en el estudio de Castaneda

Este libro es luego una investigación. A partir de ciertas consideraciones, distinciones y métodos, logra elaborar una compresión íntegra de un fenómeno cultural. Dicho trabajo requiere entonces, y como punto de partida, de un investigador que entra en contacto con un conocimiento otro, con una realidad a interpretar.

La brujería de Don Juan es esa otra realidad, conocimiento "no científico", dice Castaneda. Así, él investiga una tradición cerrada; intenta, desde la fenomenología, comprender crítica y "objetivamente" el saber de una sociedad que coexiste con la sociedad moderna mexicana, y que posee un pensamiento o un sistema de creencias de una amplia coherencia conceptual interna.

"Durante los meses siguientes a mi abandono del aprendizaje, necesité comprender lo que había experimentado, y lo que había experimentado era la enseñanza de un sistema coherente de creencias por medio de un método pragmático y experimental... Resultaba claro que el conocimiento de don Juan y su método de trasmitirlo eran los de su benefactor; así, mis dificultades para comprender sus enseñanzas debieron de ser análogas a las que él mismo experimentó... Tales observaciones me llevaron a creer que para cualquier principiante, indio o no, el conocimiento de la brujería se hacía incomprensible por las características extranjeras de los fenómenos que el aprendiz experimentaba. Personalmente, como occidental, dichas características me resultaron tan ajenas que me fue prácticamente imposible explicarlas según mi propia vida cotidiana... (38)... Así se hizo obvio que el saber de Don Juan debía ser examinado como él mismo lo comprendía; sólo en esos términos podría manifestarse en forma convincente... Por lo tanto mi primera tarea era determinar el orden de conceptualización empleado por don Juan." (Castaneda 1974:38-39)

El trabajo de Carlos Castaneda se sirve de métodos y técnicas también. Busca con ellos, ahondar hacia lo más significativo de esa realidad. Propone de lleno la observación participante y la entrevista etnográfica, procedimientos que centran su interés en el sujeto y sus representaciones, en esa diversidad de las realidades construidas por nosotros mismos. Luego, el autor intenta recrear esta realidad experimentada y, a partir de su interpretación, elaborar nuevas construcciones teóricas.

En las enseñanzas de don Juan, la práctica ocupa un lugar central. Don Juan enseña a partir de la praxis, su método es pragmático e interviene directamente en la experiencia cotidiana del sujeto. Es quizás por ello, que Castaneda elige, al momento de retransmitir y analizar lo vivenciado, dividir su trabajo en las dos partes ya señaladas: por un lado, la narración de sus experiencias, por otro, la explicación del pensamiento de su maestro en un esquema lógico, operativo y conceptual.

"... he dividido este libro en dos partes. En la primera, presento selecciones de mis notas de campo, relativas a los estados de realidad no ordinaria que atravesé durante el aprendizaje... Mis notas de campo revelan la versión subjetiva de lo que yo percibía al atravesar la experiencia. Esa versión se presenta aquí tal como la narraba a don Juan, quién exigía una reminiscencia completa y fiel de cada detalle y un recuento pleno de cada experiencia... Mis notas de campo manifiestan asimismo el contenido del sistema de creencias de don Juan. He condensado largas páginas de preguntas y respuestas entre don Juan y yo...(44)... En la segunda parte de este libro, presento un análisis estructural sacado exclusivamente de los datos ofrecidos en la primer parte." (Castaneda 1974:44-45)

El relato y el esquema conceptual

Los científicos deben construir mapas, modelos, esquemas, representaciones científicas. Entonces, de alguna manera, el libro se encuentra escindido en dos formas de trabajar o recrear la realidad: una esquemática (preocupada de dar cientificidad), y otra narrada, quizás de modo menos "sistematizado"; pero, que logra rescatar los procesos dinámicos a través de los cuales conocemos o aprehendemos, investigamos y descubrimos.

En el análisis esquemático sobre ese otro conocimiento yaqui, no se encuentra esa riqueza (recursividad intersubjetiva), presente en el relato. Pareciera que el investigador trivializa (desde el constructivismo), o estabiliza el mundo al que se ve enfrentado.

Como técnicas, el relato y la narración aparecen con más encanto porque resultan más completos, más abiertos. Si bien en la descripción de Castaneda no se especifican las estructuras lógicas que se van construyendo al reflexionar sobre lo aprendido o investigado, se hace posible palpar esa complejidad dinámica por la que se encamina todo proceso de conocer. La unidad sujeto-observador/métodos/sujeto-observado se ve en juego y, con ella, el proceso de enseñanza, de intercambio del conocimiento. Esa forma de narrar ayuda, sin embargo, faltaría quizás haber incluido desde un principio la esquematización final. Haber entrelazado desde ese mismo estilo literario, categorizaciones de interpretación y descripciones de las experiencias.

Una interpretación (de segundo orden)

Al intentar esta lectura desde la epistemología, buscábamos interpretar una obra, reflexionar sobre una interpretación, observar en un segundo nivel, para de este modo, descubrir las distinciones o estructuras cognitivas implícitas en ella.

Este comentario sobre "Las enseñanzas de don Juan: una forma yaqui de conocimiento", rescata algunos de los supuestos básicos sobre los cuales reposa o se ancla el saber de las ciencias antropológicas. Interesaba, por ello, considerar y pensar ciertos conceptos claves, como los de "otredad", "realidad", "realidad ontológica", "representación", "investigación científica", "unidad sujeto/objeto", etc., a través de los cuales nos predisponemos a observar, y recreamos una realidad social y cultural.

Pero, profundicemos un poco más sobre el proceso del aprendizaje. Si hacemos un paralelo, no sería extraño encontrar similitudes entre el camino recorrido por Castaneda (en su aprendizaje/investigación), y el comúnmente aceptado por cualquier persona o grupo humano dispuesto a aprender sobre un tema determinado o saber específico.

En el caso del autor, se empieza por dudar de una realidad ordinaria incuestionada. El "consenso ordinario", acuerdo tácito que establecemos colectivamente los seres humanos sobre nuestra realidad cotidiana, queda entre paréntesis. Lentamente, el aprendiz va aceptando esa otra forma de ver, paralela, ese "consenso especial" o aceptación de otro "orden conceptual" que le ofrece don Juan. El, es un aprendiz o investigador (no importa ya), y le interesa ciertamente descubrir y comprender las distinciones a través de las cuales se puede entender ese otro saber.

"... la aceptación de consenso especial significaba para mí, como aprendiz, la adopción de cierto punto de vista... significaba mi entrada en un nivel conceptual, el cual abarcaba un orden de conceptualización que haría comprensibles en sus propios términos las enseñanzas. Lo he llamado el "orden conceptual" porque era el orden que daba significado a los fenómenos inusitados que formaban el conocimiento de don Juan; era la matriz de significado... la meta del aprendiz consistía en adoptar ese orden de conceptualización, el individuo tenía dos alternativas: podía fallar en sus esfuerzos, o tener éxito... (el fracaso era) el acto de abandonar por entero la empresa bajo la presión creada por cualquiera de los cuatro enemigos simbólicos." (Castaneda; 1974: 273)

Al recordar cualquier tipo de aprendizaje, de seguro reconocemos la adopción de cierto "consenso especial". Aparece ahí una nueva distinción, a veces más o menos acorde con lo ya aprendido dentro del consenso ordinario. Se nos desdibujan ciertos límites y se conforman otros. En un comienzo, nos cuesta aprehenderlos porque cuestionan nuestro ordenamiento conceptual anterior. Pero, ya adquirido, el consenso especial constituye el primer paso hacia la comprensión de ese otro saber. Se acepta la idea de una realidad antes no conocida, ajena a nuestro vivir; pero, posible. Se admite su validez, se hace coherente con nuestra comprensión del mundo. Castaneda sostiene:

"... cualquier aprendiz, al aceptar el consenso especial, era llevado a adoptar el orden conceptual del conocimiento enseñado... Desde el punto de vista de mi etapa personal de aprendizaje, pude decir que, hasta el tiempo en que me retiré del aprendizaje, las enseñanzas de don Juan habían fomentado la adopción de dos unidades del orden conceptual: 1.- la idea de que existía un reino de realidad separado, otro mundo, que he llamado "realidad de consenso especial". 2.- la idea que la realidad de consenso especial, o ese otro mundo, era tan utilizable como el mundo de la vida cotidiana." (Castaneda; 1974: 280)

En algún momento, en ese proceso que implica el aprender nuevos conocimientos, se cuestiona la realidad anterior, se abre otro marco de interpretación todavía difuso. El antropólogo Carlos Castaneda, ha de distinguir, en una etapa inicial de su aprendizaje, un sitio en el suelo, un espacio especial, "su lugar", le dice don Juan. Para ello, necesita intuir las distinciones con las que interpreta la realidad su maestro.

"Don Juan empezó a preparar el terreno para el consenso especial produciendo el primer estado especial de realidad ordinaria... me hizo percibir... colores que parecían emanar de dos pequeñas zonas del suelo. Aisladas, tales zonas de color quedaban privadas de consenso ordinario; al parecer solo yo era capaz de verlas... Don Juan me dirigió a percibir en forma desacostumbrada una porción de realidad ordinaria; es decir, transformó ciertos elementos ordinarios en cosas que necesitaban un consenso especial." (Castaneda; 1974:282-283)

De modo similar, al encontrarnos con nuevos enfoques teóricos, con nuevos conocimientos, aprendemos "a ver" con ojos diferentes: lo que antes era homogéneo revela matices, lo que no imaginábamos aparece. Continuamente, estamos trazando nuevas fronteras, dinámicas, colectivamente acordadas. Constantemente interpretamos nuestra realidad, nuestro entorno; sólo de vez en cuando decidimos iniciar un aprendizaje y muy pocas veces logramos sostenerlo en el tiempo.

Este proceso lo vive también Castaneda y elige detener su descubrir; sin embargo, logra aprehender la riqueza inherente al saber de don Juan:

"... aunque no continué porque no me hallaba, ni me hallaré jamas, preparado para soportar los rigores de tal entrenamiento... Tras haber organizado mi esquema estructural, y ya en posibilidad de descartar muchos datos superfluos... se me aclaró que... (las enseñanzas de don Juan), poseían un cohesión interna, una secuencia lógica que me permitía contemplar todo fenómeno a una luz que disipaba ese sentido de lo grotesco que era la marca de todo cuanto yo había experimentado. Me pareció obvio entonces que mi aprendizaje había sido sólo el principio de un camino muy largo. Y las arduas experiencias que yo había atravesado... eran apenas un fragmento muy pequeño de un sistema de pensamiento lógico del que don Juan sacaba inferencias significativas para su vida cotidiana, un sistema de creencias vastamente complejo donde el acto de indagar era la experiencia que llevaba a la exultación."




La confesión de un Guerrero.

Soy un Guerrero, y lo confieso, más no para presumir ni reafirmarme, sino para transmitirte la cosmovisión del Guerrero, la filosofía que sigue éste; y que es la siguiente: un guerrero busca el equilibrio consigo mismo, en su interior, autoconociéndose, haciendo esto último a base de una constante guerra florida en sí mismo; busca el equilibrio porque sabe que es Cosmos, es decir forma parte del Cosmos, y todo en Éste es dual, positivo y negativo (y nada puede ser absolutamente positivo o negativo, sino que se debe de llegar a un equilibrio entre ambos polos, logrando ésto por medio de una lucha constante); alcanzando así la armonía propia y por consecuencia con la naturaleza y el universo – el Cosmos.

Asimismo, el Guerrero busca el equilibrio entre el mundo físico, material (tonal); y el mundo espiritual (nahual); y así equilibra para saber cuando se debe razonar y cuando se debe sentir; para explicarlo mejor permítaseme citar al temaztiani y chamán don Juan Matus:* “Una de las artes del equilibrio del guerrero es hacer que el nahual emerja para apuntalar al tonal… es un arte porque los brujos saben que sólo tirando al tonal para arriba puede emerger el nahual… Ese tirón se llama poder personal…”

El Guerrero busca siempre el nivel de equilibrio, anteriormente planteado, siguiendo toda una serie de premisas que forman parte de su camino como tal; y al practicarlas debe de ser impecable. Dichas premisas son: parar su diálogo interno, perder el miedo, suprimir su importancia personal, borrar su historia personal, usar a su muerte como compañera, romper con las rutinas, y ejercer una marcha de poder.

Un Guerrero sabe cuando y como poner su mente en blanco para parar su diálogo interno y lograr así un estado de serenidad y a su vez de acecho para poder percibir, enfocar y explorar cosas que se escapan a la razón (lo desconocido por conocer: el nahual) y que en realidad se deben sentir para alcanzar la totalidad de su ser, y el equilibrio.

Un Guerrero está siempre en constante lucha para vencer todos sus miedos. El miedo es uno de sus principales enemigos silenciosos para llegar a ser hombre de conocimiento… pero sabe que cuando lo vence surgirán sus otros tres enemigos silenciosos a los cuáles debe vencer de una manera impecable, y tales enemas son: la claridad de mente, el poder y la vejez.

La claridad de mente, se alcanza al vencer al miedo, y es el segundo enemigo porque crea un exceso de confianza en el Guerrero, tan grande, que puede hacer que se pierda a sí mismo; ¡ah!, pero si logra vencer al segundo enema, en su eterna batalla silenciosa – siempre interna, llega el tercero de sus principales enemigos: el poder, que no es otra cosa que la energía que maneja de sí, es decir; el vencer a los dos enemigos anteriores le otorga un gran poder personal, un alto nivel de energía y autoconocimiento; que ocasiona un exceso de confianza, y de alimentación a su ego, que también puede acabar con él como Guerrero.

Pero el segundo y tercer enema se combaten con la humildad y con la supresión del ego. Y eh aquí lo que significa la humildad para el Guerrero: la humildad del Guerrero es no inclinar la cabeza ante nada ni nadie, y a su vez, no permitir que nada ni nadie incline la cabeza ante él como Guerrero. Sólo así vencerá a sus tres principales enemigos para llegar al último: la vejez. Pero para vencer a éste último, debe ser impecable en seguir las premisas restantes.

Un Guerrero lidia perennemente para suprimir su importancia personal y su ego. De ésta forma busca equilibrarse para no olvidarse de sí, y amarse a sí mismo; pero no en exceso – pues todo exceso rompe con el equilibrio.

Un Guerrero busca borrar su historia personal. Es decir, que no carga con los errores del pasado, y no se atormenta con éste, sino por el contrario, el pasado sólo está ahí para evitar dichos errores anteriores, sólo cuando se presenta la oportunidad de volver a cometerlos.

También evita estar divulgando la historia de su vida cada que puede, ya que lo hace solamente cuando es total y absolutamente necesario. El borrar la historia personal consiste también en un ejercicio de recapitulación de la vida del guerrero, en el cuál, éste se cuenta a sí mismo su autobiografía, para llegar a un mejor autoconocimiento – pero siempre sin atormentarse.

Un Guerrero toma por consejera, y como su mejor compañera a su muerte. Y así deja de temerle a ésta, y actuar con total desapego y con toda fluidez para toda constante batalla como Guerrero. Y de ésta manera el Guerrero vive cada momento como si fuese su última batalla, y como tal entrega su corazón en todo lo que emprende. Por ésta razón es que cuando la muerte llega por él, tiene que dar batalla – y ser impecable para alcanzarlo.

Un Guerrero rompe con todas sus rutinas. Esto quiere decir que un guerrero siempre practica un arte de acecho para cazar energía y poder, y el mejor cazador es aquel que suprime toda rutina. A su vez evita, con esto, ser acechado por cualquier tipo de enemigo o contrincante. De ésta forma llega a ser más fluido, y, asimismo evita la mecanización de sí, es decir, que deja de actuar por inercia, y en cambio actúa con total desapego y pasión.

Un Guerrero es impecable en llevar a cabo una marcha de poder a lo largo de su camino. Es decir, que aparte de llevar a cabo las premisas anteriores, realiza una serie de ejercicios – cualesquiera que sean – para tener siempre correctamente distribuida su energía, así como evitar cualquier desperdicio de ésta; ya que el Guerrero siempre busca cazar energía para canalizarla a su batalla por encontrar el equilibrio consigo y el Cosmos.

Es así que se puede apreciar la belleza de la esencia que encierra el camino que sigue el Guerrero en su cosmovisión, su filosofía, su paradigma, en su batalla perenne por alcanzar el equilibrio y la armonía; y que es un legado precioso que nos han dejado nuestros abuelitos precuauhtémicos, y que por culpa de la salvaje transculturización casi se extingue, ya que se transmite de la forma en que transmitían el conocimiento dichos abuelitos: por tradición oral. Pero ahora lo plasmo aquí para que conozcas esta cosmovisión, este conocimiento; para difundirlo (es parte de mi batalla); más no para presumirlo, como lo dije al principio del presente escrito; pues así como me fue transmitido yo busco transmitirlo.

A continuación te escribiré otros aspectos del Guerrero que tienen que ver con su cosmogonía:

Un Guerrero, como tal, siempre busca un camino con corazón; y lo sigue hasta el final, impecablemente.

Un Guerrero siempre se encuentra con obstáculos, pero como guerrero nunca busca destruirlos o derribarlos… simplemente los esquiva, los supera, los evita.

Un Guerrero sabe lo que le espera, porque eso depende de su impecabilidad; pero a su vez no espera nada de nadie, porque ya no tiene importancia personal.

Un Guerrero no desperdicia su energía en sentir lástima ni compasión por nada ni nadie, pues ya no siente lástima ni compasión por sí mismo porque ya no tiene importancia personal.

Un Guerrero, al saber lo que le espera, prepara su estrategia de donde, como, cuando y porque de todas sus batallas; y cuando sabe que va a perder ésta, fija su atención en cualquier otra cosa y practica un retirada estratégica, más no como un cobarde, sino para evitar que su enemigo o contrincante acaben con él, así como para reordenarse y redistribuir su energía para volver a dar batalla, pero una batalla mejor que la anterior.

Un Guerrero siempre tiene enemigos y contrincantes (la diferencia entre éstos radica en que un contrincante sólo es un oponente digno pero que puede ser su aliado o su amigo, y en cambio un enemigo no deja de ser un enemigo, y puede ser físico o silencioso), ambos pueden acabar con él si no es impecable (después de todo éste Universo es dialéctico). Pero lidia con ellos, con completo desapego, sin tener ningún interés en ganar o perder, pues ya no tiene importancia personal; lo hace sólo para templar su cuerpo y su espíritu.

Un Guerrero no se abandona a nada, a ninguna circunstancia, ni sentimiento; y por eso vive y experimenta todo (lo positivo y lo negativo, buscando encontrar el equilibrio) con total desapego porque ya no tiene importancia personal ni miedo, y en todo lo que hace lo vive como si fuese su última batalla, es fluido… y como guerrero vive y actúa por el simple arte de vivir; por el placer y el amor a vivir, porque como Guerrero se enamora de todas las cosas en el Cosmos… pues sabe que él mismo es Cosmos, también.

Pues bien, por todo esto, confieso de nuevo que: antes que nada soy un Guerrero, y siempre lo seré, al estar en perenne guerra florida conmigo para alcanzar el final de éste camino con corazón: el camino de la cosmogonía del Guerrero.

“IN MEXIKA YOYELIZTLI AIK IXPOLIUIZ”

Autor: JORGE A. ARELLANO CASTILLO


viernes, 21 de septiembre de 2007

La senda del guerrero de la libertad total.

"Un guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad. Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su lucha y su desafío".

Como sabemos, la historia comienza cuando Carlos Castaneda, un estudiante de Antropología de la Universidad de Los Angeles, conoce a un indio yaqui - don Juan Matus - a raíz de la preparación de su tesis doctoral sobre el uso de las plantas. Posteriormente Castaneda descubre que su informador indio resulta ser un poderoso brujo, depositario de una antigua tradición: la sabiduría de los antiguos guerreros "toltecas", y que los orígenes de su linaje se remontaban hasta los chamanes que vivieron en México en tiempos remotos.
Los textos de Castaneda suponen un viaje iniciático a través de un conocimiento oculto y misterioso. Son el relato de su conversión en aprendiz e integrante de las enseñanzas de la antigua filosofía tolteca.
En estas enseñanzas don Juan hace una constante distinción entre el hombre común -o sea, todos nosotros- y el "hombre de conocimiento", también llamado "guerrero de la libertad total". Según don Juan, el hombre común se relaciona con el mundo a través de su razón, mientras que el guerrero lo hace a través de su voluntad. El hombre común funciona sólo con la razón puesto que desde que es un niño aprende una descripción única del mundo, siendo esta descripción la que toma por única y verdadera de la realidad. Al deshacerse de la esclavitud de la razón se puede recorrer el "camino con corazón" que empuja a ser un guerrero de la libertad total.
A diferencia del hombre común, el guerrero se relaciona con el mundo a través de su voluntad, o sea con la totalidad de su ser, percibiendo el universo como una unidad, mostrándonos que los chamanes toltecas tenían un sistema de cognición muy diferente al nuestro y realizaban técnicas y prácticas que exigían de una gran disciplina para eliminar el orden perceptual impuesto por la razón. Aquellos chamanes poseían otra unidad cognitiva, a la que llamaban "la rueda del tiempo". Su manera de explicar la rueda del tiempo era decir que el tiempo era como un túnel de longitud y anchura infinitas, un túnel con surcos reflectantes. Cada uno de los surcos era infinito, y había un número infinito de ellos. Los seres vivos eran compelidos, por la fuerza de la vida, a mirar uno de los surcos. Mirar sólo uno de los surcos implicaba ser atrapados por él, vivir ese surco.
La meta final de un guerrero es la de enfocar, mediante un acto de profunda disciplina, su atención inquebrantable en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Los guerreros que han logrado hacer girar la rueda del tiempo son capaces de mirar en el interior de cualquier otro surco y extraer de él lo que deseen. Al librarse de la fuerza del hechizo que nos obliga a contemplar sólo uno de esos surcos, los guerreros pueden mirar en cualquiera de las dos direcciones: la llegada o la partida del tiempo.

Según don Juan el hombre común viene al mundo con una cantidad limitada de energía que, si bien se renueva constantemente, se usa en su totalidad para mantener la estructura cognitiva de la mente analítica. Esta estructura perceptual es mantenida permanentemente por "el diálogo interno", ya que el hombre común está siempre hablando acerca del mundo y que ademas es consensuado por los demás, reforzando dichas estructuras cognitivas.
Según la tradición de los antiguos guerreros toltecas, la puerta de entrada al mundo de los brujos sólo aparece cuando logramos parar el diálogo interno. La práctica continuada de silenciar los pensamientos termina produciendo una ruptura en el interminable fluir de nuestras interpretaciones perceptuales. Es lo que don Juan llama "parar el mundo". Y al parar el mundo el iniciado descubre que en cada uno de nosotros hay una parte oculta: "el nagual".


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Las enseñanzas de don Juan.

jueves, 20 de septiembre de 2007

El arte del ensueño.

La descripción más apropiada que don Juan le dio al ensueño fue llamarlo "la entrada al infinito"

La otra gran técnica para incrementar la conciencia, es el ensueño. Si el "acecho" es el "no-hacer" de nuestros actos cotidianos, ahora podemos decir que el ensueño es el no-hacer del dormir. La primera tarea que don Juan le da a Carlos respecto al ensueño es que debe encontrar sus manos en los sueños, que es una forma de saber que se es consciente de que se está soñando. Cuando la visión de las manos comienza a desvanecerse, deberá mirar otra cosa y luego volver a mirar sus manos. Y así sucesivamente hasta lograr un cierto dominio de sus sueños.
Cuando un guerrero aprende a parar su "diálogo interno" y rompe las rutinas cotidianas, comenzará a tener sueños más vividos, hasta lograr una consciencia total en ellos. Entonces estará formando su cuerpo de ensueño, una especie de doble del cuerpo físico que le sirve para moverse e interactuar en la realidad no ordina del mundo del nagual.
Para ensoñar el aprendiz deberá concentrarse en la punta de su esternón o el chakra del plexo solar ya que desde esos puntos emerge la atención que se necesita para ensoñar. Aunque cada soñador es singular e independiente, hay ciertas similitudes comunes a todos.
Don Juan revela a su discípulo que todas las enseñanzas respecto a la existencia de otra realidad y de otro tipo de conciencia, están condensadas en lo que los videntes toltecas llamaban la Regla ( equivalente a la palabra sánscrita ahorma ). Según la Regla, no existe un mundo de objetos sino un universo de campos energéticos que los videntes llamaron las "Emanaciones del Águila". Ellas son todo lo que existe, la única realidad inmutable que abarca lo perceptible y lo imperceptible, lo conocido y lo incognoscible.


Don Juan era ciertamente un intermediario entre el mundo natural de la vida diaria y un mundo invisible, al cual él no llamaba lo sobrenatural, sino la segunda atención. Su tarea de maestro fue hacer accesible a mí esta configuración. En mis trabajos previos, he descrito los métodos de enseñanza que usó con este propósito, al igual que las prácticas que me hizo ejercitar, la más importante de las cuales fue, sin lugar a duda, el arte de ensoñar.

-Digamos que ensoñar es la manera práctica en que los brujos ponen en uso los sueños comunes y corrientes.

-¿Pero cómo pueden los sueños ser puestos en uso?-pregunté.

-Siempre caemos en la trampa del lenguaje -dijo-. En mi propio caso, mi maestro trató de describirme el ensueño como la manera en que los brujos le dicen hasta mañana al mundo. Por supuesto que él ajustaba su descripción a mi mentalidad. Yo estoy haciendo lo mismo contigo.

En otra ocasión, don Juan me dijo:

-El ensueño únicamente puede ser experimentado. Ensoñar no es tener sueños, ni tampoco es soñar despierto, ni desear, ni imaginarse nada. A través del ensueño podemos percibir otros mundos, los cuales podemos ciertamente describir, pero no podemos describir lo que nos hace percibirlos. Sin embargo podemos sentir cómo el ensueño abre esos otros reinos. Ensoñar parece ser una sensación, un proceso en nuestros cuerpos, una conciencia de ser en nuestras mentes.

Don Juan sostenía que nuestro mundo, que creemos ser único y absoluto, es sólo un mundo dentro de un grupo de mundos consecutivos, los cuales están ordenados como las capas de una cebolla. Él aseveraba que aunque hemos sido condicionados para percibir únicamente nuestro mundo, efectivamente tenemos la capacidad de entrar en otros, que son tan reales, únicos, absolutos y absorbentes como lo es el nuestro.

Don Juan me explicó que para poder percibir esos otros reinos, no sólo hay que desear percibirlos, sino también poseer la suficiente energía para entrar en ellos. Su existencia es constante e independiente de nuestra conciencia, pero su inaccesibilidad es totalmente una consecuencia de nuestro condicionamiento energético. En otras palabras, simple y llanamente a raíz de este condicionamiento estamos compelidos a asumir que el mundo de la vida cotidiana es el único mundo posible.

Seguros de que sólo nuestro condicionamiento energético es nuestro impedimento para entrar en esos otros reinos, los brujos de la antigüedad desarrollaron una serie de prácticas designadas a reacondicionar nuestras capacidades energéticas de percepción. Llamaron a esta serie de prácticas, el arte de ensoñar.

Durante sus enseñanzas don Juan puso un gran énfasis en el hecho de que la atención de ensueño es la llave que abre todas las puertas en el mundo de los brujos.

“Ponte tan serio, como se te dé la gana, cuando hablemos del ensueño ‑dijo‑. Las explicaciones siempre requieren de profunda reflexión. Pero cuando ensueñes, sé tan liviano como una pluma. El ensueño tiene que llevarse a cabo con integridad y cordura, pero con risa y con la confianza de quien no tiene preocupación alguna. Solamente bajo estas condiciones pueden nuestros pinches sueños convertirse en ensueño.”

Los antiguos brujos desarrollaron una técnica muy sofisticada para mover a voluntad el punto de encaje; a esta técnica la llamaron "el arte del ensueño", pues con ella se pueden expandir y acrecentar las posibilidades de lo que se percibe, e identificaron cinco condiciones en el flujo energético de los seres humanos.
  • La primera es que sólo los filamentos que pasan exactamente por el punto de encaje se transforman en percepciones coherentes.
  • La segunda es que cuando el punto de encaje se mueve en cualquier dirección, aunque sea levemente, filamentos distintos empiezan a pasar por el punto de encaje, lo que propicia otra percepción diferente.
  • La tercera es que vieron que en el sueño el punto de encaje se mueve levemente por sí mismo en la superficie del huevo luminoso o hacia su interior.
  • La cuarta es que vieron que a través de la técnica disciplinada, llamada "el arte del ensueño", se podía mover el punto de encaje en los sueños a voluntad.
  • Y, como quinta, vieron que se puede mover el punto de encaje hacia afuera del huevo luminoso y entrar en contacto con el universo energético, más allá de lo humano.
A través de una metodología, que roza lo fantástico, llamada "las siete compuertas del ensueño", se pretende que el sueño común se transforme en el mecanismo con el cual el practicante logre templar el cuerpo energético, para hacerlo coherente y flexible como el cuerpo físico, ejercitándolo poco a poco, a través de una férrea disciplina que se antoja imposible sostener por largo tiempo (años enteros) con un esfuerzo sostenido, sin ambición y sin obsesión. Éste sería el logro fundamental de la Toltequidad y el medio para lograr la libertad.

Al condensar el cuerpo energético es posible convertirlo en una unidad capaz de percibir de manera independiente a la percepción del cuerpo físico. Esto se logra no sólo con la práctica de la ensoñación, sino que, para obtener energía, se requiere modificar el comportamiento durante la vigía, para recanalizar la energía que se necesita para mantener la atención en el ensueño. Como se ha dicho repetidas veces a lo largo de las obras de Castaneda, la manera en que gastamos la mayor parte de la energía depende de la necesidad de mantener y acrecentar la importancia personal, base de nuestro ser y, al mismo tiempo, de nuestra mayor limitante. El ser humano, al no poder "crear" más energía que la que tiene, debe ahorrar y recanalizar la que posee.

Don Juan le enseña a Castaneda que el "arte del ensueño" trata del desplazamiento del punto de encaje, y que "el arte del acecho" implica la fijación del punto de encaje en cualquier lugar en el que se haya desplazado. Por ello estas dos técnicas son complementarias y mutuamente insustituibles.




"Soñar" implica el cultivo de un poder peculiar sobre los propios sueños, hasta el punto en que las experiencias habidas en ellos y las vividas en las horas de vigilia adquirían la misma valencia pragmática. Los brujos alegaban que, bajo el impacto del "soñar", los criterios ordinarios para diferenciar entre sueño y realidad se hacían inoperantes.
La praxis del "soñar" era, para don Juan, un ejercicio que consistía en hallar las propias manos durante un sueño. En otras palabras, uno debía soñar deliberadamente que buscaba y hallaba sus manos en un sueño que consistía en soñar que uno alzaba las manos al nivel de los ojos.

"Cada guerrero tiene su propio método de "soñar". Todos son distintos. Lo único que tenemos en común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones".

La explicación de los brujos acerca de cómo escoger un tema para soñar es que el guerrero escoge el tema manteniendo a fuerza una imagen en su mente mientras para su diálogo interior. En otras palabras, si es capaz de no hablar consigo mismo por un momento, y luego evoca la imagen o el pensamiento de lo que quiere soñar, aunque sólo sea por un instante, lo deseado vendrá a él.
Extractos de "Relatos de poder"

Economizar Energía Sexual

"Yo te he enseñado a ensoñar tal como él me lo enseñó a mí -continuó-. El me enseñó que durante los sueños, el punto de encaje se mueve moderadamente y de manera muy natural. El equilibrio mental de uno no es otra coas que fijar el punto de encaje en un sitio específico y habitual. Si los sueños hacen que ese punto se mueva, y si el ensoñar es el control de ese movimiento natural, y si se necesita energía sexual para ensoñar, cuando se disipa esa energía en el acto sexual, los resultados son desastrosos.

¿Qué me está usted tratando de decir, don Juan? -pregunté-.

Pregunté eso, porque sentí que entrar en el tema del ensueño no se debía al desarrollo natural de la conversación.

-Tú eres un ensoñador -dijo-. Si no tienes cuidado con tu energía sexual ya puedes irte acostumbrando a los movimientos erráticos en tu punto de encaje. Hace un momento te asombraban tus propias reacciones. Bien, eso se debe a que tu punto de encaje se mueve sin sentido, porque tu energía sexual no está en equilibrio.

Hice un estúpido e inadecuado comentario sobre la vida sexual de los hombres adultos.

-Nuestra energía sexual es lo que gobierna el ensueño -explicó-. El nagual Elías me enseñó que, o haces el amor con tu energía sexual o ensueñas con ella. No hay otro camino. Si te menciono todo esto era porque tienes una gran dificultad en mover tu punto de encaje para asimilar nuestro último tópico: lo abstracto.

"Lo mismo me ocurrió a mí -continuó don Juan-. Solo cuando mi energía sexual se liberó del mundo, cayo todo en su sitio. Esa es la regla para los ensoñadores. Los acechadores son lo opuesto. Mi benefactor, por ejemplo, era un libertino sexual como hombre común y corriente y como nagual.

Don Juan parecía estar a punto de contarme las aventuras de su benefactor, pero obviamente cambió de idea. Meneó la cabeza y dijo que yo era demasiado pudibundo para tales revelaciones. No insistí.



Poner la determinación silenciosa, sin un pensamiento, en convencerse que se ha alcanzado el cuerpo energético y que uno es un ensoñador. Haciendo esto uno se pone automáticamente en la posición de ser consciente de que se está cayendo dormido.

"Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nues­tra vida diaria."…”



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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"