domingo, 23 de septiembre de 2007

Las citas: 1 a 30

No. 1
"Yo le había llevado un ejemplar de mi libro. Sin ningún preámbulo, lo saqué de mi portafolio y se lo di.
- Es un libro sobre usted, don Juan - dije.
El lo tomó y lo hojeó rápidamente como si fuera un mazo de cartas. Le gustaron el color verde del forro y el tamaño del libro. Sintió la cubierta con la palma de las manos, le dio vuelta un par de veces y luego me lo devolvió. Sentí una oleada de orgullo.
- Quiero que usted lo guarde - dije. Don Juan meneó la cabeza con una risa silenciosa.
- Mejor no - dijo, y luego añadió con una ancha sonrisa -: Ya sabes lo que hacemos con el papel en México.
Reí. Su toque de ironía me pareció hermoso."


No. 2
"(...) me agradaban los modos de don Juan. Me simpatizaba como persona. Había cierta solidez en su comportamiento; su forma de conducirse no dejaba duda alguna acerca de su dominio, y sin embargo jamás había ejercido su ventaja para exigirme nada. Su interés en cambiar mi forma de vivir era, sentía yo, semejante a una sugerencia impersonal, o quizás un comentario autoritario sobre mis fracasos. Me había hecho cobrar aguda conciencia de mis fallas, pero yo no veía en que forma su línea de conducta podría remediar nada en mí. Creía sinceramente que, a la luz de lo que yo deseaba hacer en la vida, sus modos sólo me habrían producido sufrimiento y penalidades, de aquí el callejón sin salida. Sin embargo, había aprendido a respetar su dominio, que siempre se expresaba en términos de belleza y precisión."

No. 3
"No te preocupes por los seres del otro mundo - había dicho don Juan, riendo -, los peligrosos son los Mexicanos."

No. 4
" - No puede usted embrujarlo, don Juan?
- ¿Embrujarlo? ¿Para qué?
- Para que cambie y recobre su valor.
El valor es algo personal. La brujería es para volver a la gente inofensiva o enferma o tonta. No se embruja para hacer guerreros. Para ser guerrero hay que ser claro como el cristal (...)"

No.5
"Para el hombre común (...) la brujería es asunto negativo, pero de todos modos fascinante. Por esta razón, siempre te animé, en tu estado de conciencia normal, a que pensaras que nosotros somos brujos. Es recomendable hacerlo. Sirve para atraer el interés. Pero, para nosotros, ser brujo sería como entrar en un callejón sin salida."

No. 6
"(...) todos los naguales, a través de los siglos, han dicho a sus presuntos aprendices: que los brujos hablan de la brujería como si ésta fuera un ave mágica, misteriosa, que detiene su vuelo para dar propósito y esperanza al hombre; que los brujos viven bajo el ala de esa ave, a la que llaman el pájaro de la sabiduría, el pájaro de la libertad y que lo alimentan con su dedicación e impecabilidad (...) los brujos sabían que el vuelo del pájaro de la libertad es siempre en línea recta, ya que esa ave no tiene modo de hacer curvas en el aire, de girar y volver atrás; y que el pájaro de la libertad sólo puede hacer dos cosas: llevar a la gente consigo o dejarlos atrás.
(...) Don Juan me recordó entonces algo que me repetía con mucha frecuencia, aunque yo me las arreglaba siempre para no pensar en eso. Dijo que yo no debía olvidar, ni por un instante, que el pájaro de la libertad tiene muy poca paciencia con la indecisión y que, una vez se va, jamás regresa."

No. 7
"(...) el aprieto del hombre moderno es que intuye sus recursos ocultos, pero no se atreve a usarlos. Por eso dicen los brujos que el mal del hombre es el contrapunto entre su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, aprender nuevas ideas, que se relacionen exclusivamente con su mundo interior; ideas de brujo, no ideas sociales; ideas relativas al hombre frente a lo desconocido, frente a su muerte personal (...)"

No. 8
"El mundo está en verdad lleno de cosas temibles, y nosotros somos criaturas indefensas rodeadas por fuerzas que son inexplicables. El hombre común, en su ignorancia, cree que se puede explicar esas fuerzas o cambiarlas; no sabe realmente cómo hacerlo, pero espera que las acciones de la humanidad las expliquen o las cambien tarde o temprano. El brujo, en cambio, no piensa en explicarlas ni en cambiarlas; en vez de ello, aprende a usar esas fuerzas. El brujo se ajusta los remaches y se adapta a la dirección de tales fuerzas. Ese es su truco. La brujería no es gran cosa cuando le hallas el truco (...)"

No. 9
"(...) Dijo que el hombre común y corriente, incapaz de hallar energías para percibir más allá de sus límites diarios, llama al reino de la percepción extraordinaria brujería, hechicería u obra del demonio; y se aleja horrorizado sin atreverse a examinarlo."

No. 10
"Agregó que el hombre racional, al aferrarse tercamente a la imagen de sí, garantiza su abismal ignorancia. Ignora, por ejemplo, el hecho de que la brujería no es una cuestión de encantamientos y abracadabras, sino la libertad de percibir no sólo el mundo que se da por sentado, sino también todo lo humanamente posible.
Aquí es donde la estupidez del hombre es más peligrosa (...) El hombre le tiene terror a la brujería. Tiembla de miedo ante la posibilidad de ser libre. Y la libertad está ahí. A un centímetro de distancia (...)"

No. 11
"(...) Puesto que nuestra mente es nuestra racionalidad, y nuestra racionalidad es nuestra imagen de sí, cualquier cosa que esté más allá de nuestra imagen de sí o bien nos atrae o nos horroriza, según que tipo de personas seamos."

No. 12
"La brujería es el uso especializado de la energía - dijo, y como yo no respondí, siguió explicando -. Ver la brujería desde el punto de vista del hombre común y corriente es ver bien una idiotez o un insondable misterio, que está fuera de nuestro alcance. Y, desde el punto de vista del hombre común y corriente, esto es lo cierto, no porque sea un hecho absoluto, sino porque el hombre común y corriente carece de la energía necesaria para tratar con la brujería."

No. 13
"(...) Eso es la brujería: la habilidad de usar otros campos de energía que no son necesarios para percibir el mundo que conocemos. La brujería es un estado de conciencia. La brujería es la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar."

No. 14
"Ayer el mundo se hizo como los brujos te dicen que es (...) En ese mundo hablan los coyotes, también los venados, como te dije una vez, y también las víboras de cascabel y los árboles y todos los demás seres vivientes. Pero lo que quiero que aprendas es VER. A lo mejor ahora ya sabes que el VER ocurre sólo cuando uno se cuela entre los mundos, el mundo de la gente común y el mundo de los brujos. Ahora estás justito en medio de los dos. Ayer creíste que el coyote te hablaba. Cualquier brujo que no VE creería lo mismo, pero alguien que VE sabe que creer eso es quedarse atorado en el reino de los brujos. De la misma manera, no creer que los coyotes hablan es estar atorado en el reino de la gente común."

No. 15
"(...) la brujería es un viaje de retorno. Retornamos al espíritu victoriosos, después de haber descendido al infierno. Y desde el infierno traemos trofeos. El puro entendimiento es uno de esos trofeos."

No. 16
"- ¿Pero, usted no se considera brujo, verdad, don Juan? le pregunté.
- No le hagas, - dijo -. Yo soy un guerrero que ve (...)"

No. 17
"Convierte todo en lo que realmente es: lo abstracto, el espíritu (...) No hay brujería, no hay el mal, ni el demonio. Sólo existe la percepción."

No. 18
"(...) hay muchísimos imbéciles que se convierten en videntes. Los videntes son seres humanos llenos de debilidades, o más bien, seres humanos llenos de debilidades son capaces de volverse videntes. Igual que en el caso de gente atroz que se convierten en magníficos científicos."

No. 19
"La característica de los videntes de mala muerte es que están dispuestos a olvidar la maravilla que los rodea. Se quedan abrumados por el hecho de que VEN, y creen que su talento es lo que cuenta. Un vidente debe ser un parangón para superar la flojedad casi invencible de nuestra condición humana. Lo que hacen los videntes con lo que ven es más importante que el VER en sí."

No. 20
"(...) ser brujo, es como ser zapatero o panadero. La meta de los nuevos videntes es sobrepasar esa condición. Ser más que brujo. Y para eso necesitan belleza y moralidad."

No. 21
"¿Cuando estará usted en su casa? -pregunté.
Me escudriñó.
-Cuando vengas - repuso.
No se exactamente cuando pueda venir.
-Pues ven y no te preocupes.
¿Y si usted no está?
-Allí estaré -dijo, sonriendo, y se alejó.
Corrí tras él y le pregunté si podía llevar conmigo una cámara para tomar fotos suyas y de su casa.
-Eso está fuera de cuestión -dijo con el entrecejo fruncido.
¿Y una grabadora? ¿Le molestaría?
-Me temo que tampoco de eso hay posibilidad.
Me molesté un poco y empecé a agitarme. Dije que no había ningún motivo lógico para su rechazo.
Don Juan movió la cabeza en sentido negativo. - Olvídalo - dijo con fuerza -. Y si todavía quieres verme, no vuelvas a mencionarlo.
Presenté una débil queja final. Dije que las fotos y las grabaciones eran indispensables para mi trabajo. El respondió que sólo una cosa era indispensable para todo lo que hacíamos. La llamó "el espíritu".
- No se puede prescindir del espíritu - dijo -. Y tú no lo tienes. Preocúpate de eso y no de tus fotos."

No. 22
"En tono dramático, don Juan aseveró que el bienestar era una condición que debía cultivarse, una condición con la que uno tenía que familiarizarse para buscarla.
- Tu no sabes lo que es el bienestar porque nunca lo has sentido - dijo. Yo no estuve de acuerdo. Pero él siguió argumentando que el bienestar era un logro que debía buscarse deliberadamente. Dijo que lo único que yo sabía buscar era un sentimiento de desorientación, malestar y confusión.
Rió con burla y me aseguró que, para lograr la hazaña de sentirme desdichado, yo debía trabajar en forma muy intensa, y que era absurdo el que nunca me hubiera dado cuenta de que lo mismo podía trabajar para sentirme completo y fuerte.
- El chiste está en lo que uno recalca - dijo -. O nos hacemos infelices o nos hacemos fuertes. La cantidad de trabajo es la misma."

No. 23
"(...) - no estás completo. No tienes paz.
La aserción me molestó. Me sentí ofendido. Pensé que don Juan no estaba calificado en modo alguno para juzgar mis actos ni mi personalidad.
- Estás lleno de problemas - dijo -. ¿Por qué?
Sólo soy un hombre, don Juan - repuse malhumorado.
Hice la afirmación en la misma vena en que mi padre solía hacerla. Cada vez que decía ser sólo un hombre, implicaba que era débil e indefenso y su frase, como la mía, rebosaba un esencial sentido de desesperanza.
Don Juan me escudriñó como el día en que nos conocimos.
(...) Yo también soy sólo un hombre, pero no lo digo como tu lo dices.
¿Cómo lo dice usted?
- Yo me he salido de todos mis problemas. Qué lástima que la vida sea tan corta y no me permita aferrarme a todas las cosas que quisiera. Pero eso no es problema, ni punto de discusión; es solo una lástima.
Me gustó el tono de sus frases. No había en él desesperación ni compasión por sí mismo."

No. 24
"Experimenté un sentimiento extremadamente agradable de paz y satisfacción; el mundo en aquél momento parecía en calma. La quietud era exquisita y al mismo tiempo enervante. No me hallaba acostumbrado a este tipo de silencio. Traté de hablar, pero don Juan me calló. Tras un rato, la tranquilidad del sitio afectó mi estado de ánimo. Me puse a pensar en mi vida y en mi historia personal y experimenté una familiar sensación de tristeza y remordimiento. Dije a don Juan que yo no merecía estar allí, que su mundo era fuerte y bello y yo era débil, y que mi espíritu había sido deformado por las circunstancias de mi vida.
El rió y amenazó con cubrirme la cabeza con tierra si seguía hablando en esa vena. Dijo que yo era un hombre. Y como cualquier hombre, merecía todo lo que era la suerte de los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha -, y la naturaleza de nuestros actos carecía de importancia siempre y cuando actuáramos como guerreros.
Bajando la voz casi hasta un susurro, dijo que, si en verdad sentía yo que mi espíritu estaba deformado, simplemente debía componerlo, purificarlo, hacerlo perfecto -, porque en toda nuestra vida no había otra tarea más digna de emprenderse. No arreglar el espíritu era buscar la muerte, y eso era igual que no buscar nada, pues la muerte nos iba a alcanzar de cualquier manera.
(...) Buscar la perfección del espíritu del guerrero es la única tarea digna de nuestra hombría."

No. 25
"- Uno necesita el ánimo de un guerrero para cada uno de sus actos - dijo. - De otro modo uno se enchueca y se afea. No hay poder en una vida que carece de este ánimo. Mírate tú mismo. Todo te ofende y te inquieta. Chillas y te quejas y sientes que todo el mundo te hace bailar a su son. Eres una hoja a merced del viento. No hay poder en tu vida. ¡Que feo debe sentirse eso!
Un guerrero en cambio, es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Pero una vez terminados sus cálculos, actúa. Se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento. Nadie lo empuja; nadie lo obliga a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerreo está entonado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible."

No. 26
"(...) Como ya sabes, tu espíritu estaba sin balance. Para contrarrestar eso, te enseñé la vida del guerrero. Pues bien, un guerrero empieza la faena con la certeza de que su espíritu está fuera de balance; pero a medida que va adquiriendo, sin pena ni apuro, control y conocimiento, también va haciendo lo mejor que puede por ganar ese balance.
En tu caso, como en el de todos los hombres, tu falta de balance se debía a la suma total de tus acciones (...)"

No. 27
"- Tienes que ser un hombre fuerte, y tu vida tiene que ser verdadera.
- ¿Qué es una vida verdadera?
- Una vida que se vive con la certeza nítida de estar viviéndola; una vida buena, fuerte."

No. 28
"No hay enfermedades (...) Sólo hay idioteces (...)"

No. 29
"Trepó hacia allá como una cabra montés. Me maravilló su estupenda agilidad.
Lentamente me arrastré sentado, roca abajo, y luego traté de subir corriendo la ladera de la montaña con el fin de alcanzar la saliente. Los últimos metros me agotaron por completo. En son de broma, pregunté a don Juan cuántos años tenía en realidad Opiné que, para llegar al lugar como él lo había hecho, era necesario ser muy joven y estar en perfectas condiciones.
- Soy tan joven como quiero - dijo él -. Esto también es cosa de poder personal. Si vas juntando poder, tu cuerpo puede realizar hazañas increíbles. En cambio, si disipas el poder te pones viejo y gordo de la noche a la mañana."

No. 30
"Le dije que su aptitud física me tenía en verdad atónito.
- Todo el tiempo he estado tratando de dártela a notar - dijo.
¡Usted no es viejo para nada, don Juan!
- Claro que no. He estado tratando de que lo notes.
¿Cómo le hace usted?
- No hago nada. Mi cuerpo se siente perfectamente, eso es todo. Me trato muy bien; por eso no tengo motivo para sentirme cansado o incómodo. El secreto no está en lo que tú mismo te haces, sino más bien en lo que no haces."



SIGUIENTE ~ REGRESA AL INDICE

sábado, 22 de septiembre de 2007

Las enseñanzas de don Juan.

Él lo llamaba brujería, yo pienso que podría llamarse de alguna otra forma: ¿nagualismo quizá?

Don Juan enseñaba una forma de romper el condicionamiento psicológico de la clasificación cognitiva, que nos mantiene aislados de nuestro origen. El mundo, tal como lo percibimos fue formado a priori, fue dado a nosotros.

La cosa más importante que Don Juan decía es que toda nuestra energía está comprometida en defender nuestro yo, todo nuestro esfuerzo se va en esto.

Estamos involucrados en defender nuestro concepto de yo-mismo desde hace tanto tiempo que ya no recordamos que un día empezamos a actuar así.

Es hora de que empecemos a averiguar por nosotros mismos. Empiecen a recapitular sus vidas, cualquier acción, cualquier evento, pera encontrar la "bisagra" que representa nuestra vida; nuestra bisagra es la forma en que nos relacionamos con la gente.

Cuando empecé a recapitular encontré que me relacionaba con el mundo como un bebé. Mi vida por entero no era otra cosa que una repetición incesante de este hecho. Don Juan me hizo recapitular mi vida y vi como la había desperdiciado defendiendo esa postura; fue un darse cuenta horrible, ya que todo lo que yo quería era encontrar a alguien que escuchara mi triste historia y me compadeciera.

Estas ideas de la importancia personal nos ciegan tanto que no podemos ver nada más; pero es posible sacar esas ideas de nosotros mismos.

Otra manera de permanecer ciegos, es pensar que la plenitud llegará cuando encontremos un compañero/a; podemos estar incluso casados y todavía seguiremos buscando algo que colme nuestras necesidades: "ella es sólo mi esposa".

Nosotros, los seres humanos, no queremos dar. Somos increíblemente egoístas, sólo queremos recibir. Los guerreros, videntes, naguales, aman sin preguntar, en este mundo o más allá, a cambio de nada. Nosotros no percibimos la importancia personal que gobierna nuestra existencia, si lo hiciéramos no trataríamos a nuestros cuerpos como lo hacemos. La idea del yo no es nuestra, es hora que nos deshagamos de ella. Don Juan nos dio una serie de premisas para que empecemos a ver qué nos ha ocurrido, que nos han hecho, no como una comparación, pero si como una investigación.

Una vez trabajé para un psiquiatra como asistente de investigación transcribiendo historiales de cintas. Él tenía unas tres mil. Cuando las escuché descubrí que todas eran yo, sus historias eran mis historias. Don Juan solía preguntarme cuál era mi peculiaridad para sentirme único. No había nada único en mi, había tres mil personas diferentes en esas cintas y todas ellas eran yo. La comprensión fue brutal para mi.

No hay nada único, pero sí hay algo mágico en nosotros, todos vamos a morir. Esto nos está destruyendo, ¿por qué adherirnos a este absurdo orden social que sólo nos guía a la destrucción? Afecto, amor, son una necesidad.

Si examinamos el orden social a través de nosotros mismos, veremos que no nos conduce a ningún lugar; observen el orden social no como una comparación pero sí como un examen.

Una comprensión total y veremos que el orden social no tiene significado ni finalidad. ¿Tiene realmente valor el dinero u otras cosas? ¿O es el imperativo biológico?

Recapitular es el camino para atacar a la importancia personal. Necesitamos la energía que nos provee un examen sin grietas, de nuestra liberada "mierda de caballo", nuestra importancia personal.

¿Drogas recreativas, éxtasis de San Pedro?, (planta alucinógena), esto no tiene ningún significado, el dopaje nos hace incapaces de soportar la presión. Don Juan usó plantas para curar y entrenar mi atención porque yo no tenia una pizca de ella.

En lugar de usar drogas para encontrar lo mágico de la vida, hay algo mejor: autodisciplina; es la única salida del orden social. Con autodisciplina podemos hacer maravillas.

El guerrero que es consciente de su muerte, es consciente de la trampa del orden social, y de la trampa de la importancia personal y la razón, y sólo quiere la libertad. La libertad es un salto a lo inconcebible.

La autodisciplina no es un concepto del catolicismo, es un fluido y libre gozo que viene de veinticinco horas de conciencia al día.

Estos son los modelos básicos de responsabilidad para un guerrero: no hacer preguntas estúpidas, no decir que no entiende o no preguntar por qué, no hay explicación racional. Si quieren conocer, tienen que probarlo, experimentarlo.

1.- Acepten la responsabilidad de que van a morir, y que la muerte no es negociable: todo lo que vive muere. Grábense esta idea y asuman la responsabilidad de que van a morir. Decirlo en voz alta es la fuerza primordial que obedece nuestro llamado y que nunca usamos. Díganlo en voz alta: "¡¡Quiero la responsabilidad de que voy a morir!!" Esto debe ser dicho en voz alta, no puede ser pensado; el poder no es un lector mental.

Conforme progresen habrá un ajuste. Hagan que sus palabras sean finales. Un guerrero tiene la consistencia de cumplir su palabra. Comprométanse a hacer algo por una vez en sus vidas aunque eso suponga su muerte. Un guerrero muere por su palabra.

Decir algo en voz alta es misterioso y mágico, pero muy sutil; el grito alto y claro de nuestro intento es el secreto de los secretos. Háganlo.

Busquen en sitios desconocidos, no lo hagan débilmente. Asuman la responsabilidad de permanecer frente a lo ilimitado. El intento no responde a súplicas, si le suplican, los meará encima.

No importa, sólo con la primera premisa pueden tener una experiencia estupenda. Nunca hemos sido capaces de explicar con palabras solamente. Debemos demandar el término índice. Nosotros cargamos el mundo con nosotros; la respuesta debe ser construida y debemos aceptarla. Un guerrero debe parar justo aquí.

2.- La cosa más importante para un guerrero es expresar la responsabilidad de percibir. No tenemos objetivos, nada que esperar salvo la senilidad.

Todo es posible, somos verdaderos magos. Vayan al nivel más bajo y formulen el mundo que hay ahí. En lo más bajo está la muerte.

Soy un ser humano, por lo tanto soy sublime. Expresen el intento de ser algo más para curarse a ustedes mismos.

Cuando yo estaba enfermo simplemente salté. Hice lo que Don Juan me dijo, la enfermedad es simplemente una indulgencia, y yo amaba mi sufrimiento.

Cambiamos de canal expresando nuestro intento, entonces viene el manto de confianza.

La timidez y la rigidez son nuestros enemigos, no es razonable creer que las alas son el único camino para volar; hay otras opciones, búsquenlas , pregúntenle al ser que va a morir, pregúntenle al espejo, algo sucederá.

3.- La tercera premisa para un guerrero es el endeudamiento, ¿por qué ahora estoy endeudado con esto? Tienen que ser responsables de lo que se les ha dado, deben adquirir un nuevo equipo.

Al adquirir una nueva enseñanza somos responsables de eso, estamos endeudados para el resto de nuestras vidas, sólo algo fuera de nosotros puede cancelarlo. Somos responsables de ver qué nos sustenta, en pago nos volvemos libres; si lo rechazamos nos veremos enredados en esto.

Un ser que se va a morir asume las responsabilidades, sin esas responsabilidades, sólo somos egomaníacos.

..No quiero dejar nada atrás. Lo digo como testigo, he estado allí. He visto cosas increíbles. Son como lágrimas en la lluvia...

NOTAS SOBRE UNA CONFERENCIA DE CARLOS CASTANEDA EN PHOENIX


Introducción a la obra de Carlos Castañeda.

La verdadera defensa de una obra consiste en irritar y seducir la atención del lector con un texto que pueda leerse de muchas maneras.
Una obra que dura -lo que llamamos clásico- es una que no cesa de producir nuevos significados.
¿Qué pensará Carlos Castaneda de la inmensa popularidad de sus libros? Probablemente se encogerá de hombros: un equívoco más en una obra que desde su aparición provoca el desconcierto y la incertidumbre. En la revista Time se publicó una extensa entrevista con Castañeda. Confieso que el "misterio de Castaneda" me interesa menos que su obra. El secreto de su origen -¿es peruano, brasileño o chicano?- me parece un misterio sin valor, sobre todo si piensa en los enigmas que nos proponen sus libros. El primero de ellos se refiere a su naturaleza: ¿antropología o ficción literaria?. Se dirá que mi pregunta es ociosa: documento antropológico o de ficción, el significado de la obra es el mismo. La ficción literaria es ya un documento etnográfico y el documento, como sus críticos más encarnizados lo reconocen, posee indudable valor literario.
Si los libros de Castaneda son una obra de ficción literaria, lo son de una manera muy extraña: su tema es la derrota de la antropología y la victoria de la magia; si son obras de antropología, su tema no puede serlo menos: la venganza del "objeto" antropológico -un brujo- sobre el antropólogo hasta convertirlo en un hechicero: antropología.
El tema del saber está ligado al del poder y ambos al de la metamorfosis: el hombre que sabe -el brujo- es el hombre de poder -el guerrero- y ambos, conocimiento y poder, son las llaves del cambio.
La antropología se llevó a Castañeda a la hechicería y ésta a la visión unitaria del mundo. Los brujos no le enseñaron el secreto de la inmortalidad ni le dieron la receta de la dicha eterna: le devolvieron la vista.
La sabiduría y la poesía de don Juan, y la destreza y la poesía de su escribano, nos dan una visión tanto de nosotros mismos como de la realidad. Como es apropiado en toda alegoría, lo que se ve está en quien contempla.

Carlos Castaneda inició sus entrevistas con don Juan siendo estudiante de antropología en la Universidad de california, los Angeles. Estamos en deuda con él por su paciencia, su valor y su perspicacia al buscar y enfrentar la prueba de su doble aprendizaje y por informarnos de los detalles de sus experiencias. En sus obras demuestra la destreza esencial de la buena etnografía: la capacidad de entrar en un mundo ajeno. Creo que ha encontrado un camino con corazón.
Octavio Paz.

Caminos con corazón

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El Egocentrismo

Siempre amamos u odiamos a quienes son nuestro reflejo. Los seres humanos somos infinitamente más complejos y misteriosos que nuestras locas fantasías.

te ocupas demasiado de ti mismo. Ese es el problema; eso produce una tremenda fatiga.

Busca y ve las maravillas que te rodean. Te cansarás de mirarte a ti mismo. Descansa, olvídate de ti mismo, no tengas miedo de nada. Sólo entonces los poderes que nos guían, nos abren el camino y nos auxilian. Te importa demasiado querer a los otros o que te quieran a ti. Un hombre de conocimiento quiere, eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja. Confía en ti, no en mí.

El aliado

Ser demasiado racional es una desventaja. Los seres humanos tenemos un sentido muy profundo de la magia. Somos parte de lo misterioso.

Un "aliado" es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le de fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la ayuda indispensable para saber. Un aliado nos hace ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarnos. un aliado es un poder capaz de llevar a un hombre más allá de sus propios límites.

La Ira

¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarse. Uno se enoja con la gente cuando se siente que sus actos, los propios y los de los demás, son importante. Yo ya no siento eso.



...

El guerrero

El modo más efectivo de vivir es como guerrero. Peocúpate y piensa antes de hacer cualquier decisión, pero una vez que la hagas, echa a andar libre de preocupaciones y de pensamientos; todavía hay un millón de decisiones que te esperan. Ese es el modo de ser guerrero.

Mi maestro decía que cuando un hombre se embarca en los caminos de la brujería, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre; de que el conocimiento es en verdad algo que da miedo; de que los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y de que sí desea sobrevivir debe adoptar una nueva forma de vida. Lo primero que debe hacer, en ese punto, es querer llegar a ser guerrero, un paso y una decisión muy importantes. La aterradora naturaleza del conocimiento no le importa a uno otra alternativa que la de llegar a serlo.

El brujo como guerrero

Nada está pendiente en el mundo. Nada está terminado, pero nada está sin resolver.

El mundo está en verdad lleno de cosas temibles, y nosotros somos criaturas indefensas rodeadas por fuerzas que son inexplicables e inflexibles.

El hombre común, en su ignorancia, cree que se puede explicar o cambiar esas fuerzas; no sabe realmente cómo hacerlo, pero espera que las acciones de la humanidad las expliquen o las cambien tarde o temprano. El brujo, en cambio, no piensa en explicarlas ni en cambiarlas; en vez de ello, aprende a usar esas fuerzas, adaptándose a la dirección de las mismas. Ese es su truco. La brujería no es gran cosa cuando le hallas el truco. Un brujo apenas anda mejor que un hombre de la calle. la brujería no lo ayuda a vivir una vida mejor; de hecho yo diría que le estorba, le hace la vida incómoda, precaria. La brujería es la habilidad de usar otros campos de energía que son necesarios para percibir el mundo que conocemos. La brujería es un estado de conciencia. La brujería es la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar.

Al abrirse al conocimiento, un brujo se hace más vulnerable que el hombre común. Por un lado, sus semejantes lo odian y le temen y se esfuerzan por acabarlo; por otro lado, las fuerza inexplicables e inflexibles que a todos nos rodean son para el brujo la fuente de un peligro todavía mayor. Un brujo, al abrirse al conocimiento pierde sus resguardos y se hace presa de tales fuerzas y sólo tiene un medio de equilibrio: su voluntad; por eso debe sentir y actuar como un guerrero. Te lo repito una vez más : sólo como guerrero es posible sobrevivir en el camino del conocimiento. Lo que ayuda a un brujo a vivir una vida mejor es la fuerza de ser guerrero.

La vida del guerrero

En su vida cotidiana, el guerrero escoge seguir el camino con corazón es lo que diferencia al guerrero del hombre común. El guerrero sabe que un camino tiene corazón cuando es uno con él, cuando experimenta gran paz y placer al recorrerlo.

Puedes ir a donde se te antoje, pero debes aceptar la entera responsabilidad de ese acto. Un guerrero vive su vida estratégicamente. Sólo asiste a una fiesta o a una reunión, en caso de que su estrategia lo pida. Eso significa, desde luego, que tiene dominio total y realiza todos los actos que considera necesarios.

Los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero sólo entra en batalla cuando sabe todo lo que puede acera del campo de lucha.

Sólo como guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento.

Porque el arte de guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre. un guerrero consciente del insondable misterio que lo rodea y consciente de su deber de tratar de descifrarlo, toma su legítimo lugar entre los misterios y el mismo se considera uno de ellos.

Te he oído decir una y otra vez que siempre estás dispuesto a morir. No considero necesario ese sentimiento. Me parece una entrega inútil. Un guerrero sólo debe estar preparado para la batalla.

Un guerrero solo piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad, porque la idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.

Un guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad. Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su desafío y su lucha.

Ser guerrero no es el simple asunto de no más querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro.

Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. los desafíos son simplemente desafíos.

La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío, mientras un hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición del cielo.

Un guerrero debe ser fluido y debe variar en armonía con el mundo que lo rodea, ya sea el mundo de la razón o el mundo de la voluntad.

El secreto de un guerrero es que él cree sin creer. pero, por los visto, un guerrero no puede nada más que decir que cree y dejar allí las cosas. Eso sería demasiado fácil. Creer no más que por creer lo libraría de examinar su situación. Cuando un guerrero tiene por fuerza que creer, lo hace porque así lo escoge, como expresión de su predilección más íntima. un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer. Un guerrero elige creer de acuerdo con su predilección íntima. Creer es lo de menos, tener que creer es otra cosa.

Uno de los actos de un guerrero es no dejar que nunca lo afecte nada. El control del guerrero tiene que se impecable.

En la vida del guerrero sólo hay una cosa, un único asunto que en realidad no está debido: qué tan lejos puede uno avanzar en la senda del conocimiento y el poder.

Cuando se enfrentan una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir.


.

La libertad

La libertad es como una enfermedad contagiosa. Quizá la gente no la aprecie, pero eso se debe a que no quiere ser libre. La libertad es aterradora. Resulta correcto decir que la libertad significa conciencia total. Un guerrero es alguien que busca la libertad. La tristeza no es libertad. Tenemos que quitárnosla de encima. Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre.

El digno adversario

...
La Locura controlada

...
La percepción

...


Los seres vivientes existen solamente para acrecentar la conciencia del ser. Los videntes dicen que debido a nuestra conciencia de ser, nosotros pensamos que nos rodea un mundo de objetos. Pero lo que en realidad nos rodea son las emanaciones del águila, fluidas, siempre en movimiento, y sin embargo inalterables, eternas El águila crea seres conscientes a fin de que vivan y enriquezcan la conciencia que les da con la vida. También es el águila quien devora esa misma conciencia de ser, enriquecida por las experiencias de la vida, después de hacer que los seres conscientes se despojen de ella, en el momento de la muerte.

Los seres conscientes viven solo para acrecentar la conciencia de ser.

Las emanaciones del águila son una cosa en sí misma, inmutable, que abarca todo lo que existe, lo que se puede y no se puede conocer. Nosotros utilizamos esas emanaciones y la interpretamos como la realidad, pero lo que el hombre capta es una parte tan pequeña de las emanaciones del águila que resultaría ridículo dar tanto crédito a nuestras percepciones, y sin embargo no es posible pasarlas por alto.

La Voluntad

La victoria y la derrota

Por qué pedimos que alguien nos guíe si podemos hacerlo nosotros mismos?

Estar victorioso o estar derrotado son la misma cosa. El espíritu de un guerrero no está preparado para la entrega y la queja, ni para ganar o perder.
*Lo que canaliza la energía de nuestro ser total, para producir cualquier cosa que pueda hallarse dentro de los límites de lo posible es conocido como voluntad. Don Juan no podía decir cuáles eran esos límites, salvo que nuestro alcance es tan amplio que resulta vano tratar de establecer límites, de modo que nuestra energía puede transformase en cualquier cosa mediante la voluntad.
Es espíritu de un guerrero solo está preparado para la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la tierra. De allí que el resultado le importe poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro, y mientras libra su batalla, sabiendo que su voluntad es impecable, el guerrero ríe.

Borrar la historia personal.
Debes, entre otras, borrar tu historia personal.
Empieza por lo fácil, como no revelar lo que verdaderamente haces. Luego debes dejar a todos los que te conozcan bien. así construirás una niebla en tu alrededor.

Lo malo es que, una vez que te conocen, te da por hecho, y desde ese momento no puedes ya romper el alzo de sus pensamientos. A mi en lo personal me gusta la libertad ilimitada de ser desconocido. Nadie me conoce con certeza constante, como te conocen a ti. Los guerreros se preparan para tener conciencia, y la conciencia total solo les llega cuando ya no queda en ellos nada de importancia personal. Sólo cuando son nada se convierten en todo.

La importancia personal es nuestro mayor enemigo. Aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos con alguien. Sin importancia persona somos invulnerables.




La muerte como una consejera.

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Hacerse responsable

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El manejo del tiempo.

Siempre te sientes obligado a explicar tus actos, como si fueras el único hombre que se equivoca en la tierra. Es tu viejo sentimiento de importancia. tienes demasiada; también tienes demasiada historia personal. Por otra parte, no te haces responsable de tus actos; no usas tu muerte cono consejera y, sobre todo, eres demasiado accesible.
No tienes tiempo. Esa es la desgracia de los seres humanos. Ninguno de nosotros tiene tiempo suficiente.
Tu continuidad solo te hace tímido. Tus actos no pueden de ninguna manera tener el gusto, el poder, la fuerza irresistible de los actos realizados por un hombre que sabe que está librando su última batalla sobre la tierra. En otras palabras, tu continuidad no te hace feliz ni poderoso.
Pon tu atención en el hecho de que no tienes tiempo y deja que tus actos fluyan de acuerdo con eso. Que daca uno de ellos sea tu última batalla sobre la tierra.
Cultiva el abandono, la frialdad y la audacia. En otras palabras, sé impecable.

El poder

El poder es un asunto muy peculiar. No puedo decir con exactitud lo que realmente es. Es un sentimiento que uno tiene sobre ciertas cosas.
Si vas juntando poder, tu cuerpo puede realizar hazañas increíbles.
Par tener poder, hay que vivir con poder.
El poder personal es un estado de conciencia. algo como tener suerte. O podríamos llamarlo un estado de ánimo. El poder personal es algo que uno adquiere sin importar su propio origen. Un guerrero es un cazador de poder y te estoy enseñando a cazarlo y guardarlo.
Para lograr la hazaña de sentirnos desdichados, se debe trabajar en forma muy intensa y es absurdo el que nunca nos demos cuenta de que lo mismo podíamos trabajar para sentirnos completos y fuertes.

El chiste está en lo que uno recalca, o nos hacemos infelices o nos hacemos fuertes. La cantidad de trabajo es la misma.

El aprieto del hombre moderno es que intuye sus recuerdos ocultos pero no se atreve a usarlos.


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La paciencia

No te impacientes ni siquiera en los peores momentos de duda. Hay un acto muy sencillo para controlar la impaciencia, o la desesperación, o el enojo o la tristeza: girar los ojos. No importa en que dirección; yo prefiero girar los míos en el sentido de las manecillas del reloj. En ese movimiento encontrarás alivio.

La curación de enfermedades

El procedimiento es muy simple. Todo lo que debes hacer a un paciente incurable es recordarle que se trata de un caso terminal. Puesto que es sí, tiene poder. No tiene nada más que perder, se adquiere coraje. Somos temerosos únicamente en la medida en que tengamos algo a que aferrarnos.

Eso le dará el estímulo que necesita. Entonces tiene que deshacerse de la enfermedad, empujándola con la mano izquierda. Debe empujar hacia afuera con el brazo, el puño cerrado como si estuviese asiendo el tirador de una puerta. Debe empujar más y más, y, a la vez repetir: "fuera, fuera, fuera".

Dile que , puesto que ya no le queda nada por hacer, que debe dedicar cada segundo del tiempo que le quede de vida a realizar esa actividad. Te aseguro que pronto podrá levantarse e irse a casa por su propio pie, si es que lo desea.

Viaje a Ixtlan.

Tarde o temprano "verás". En tu próximo encuentro con el aliado, si acaso llega, tendrás que luchar con él y domarlo. Si sobrevives al choque, de lo cual estoy seguro, pues eres fuerte y has estado viviendo como guerrero, te encontrarás vivo en una tierra desconocida. Entonces, como es natural para todos nosotros, lo primero que querrás hacer es volver a Los Angeles.
Pero no hay modo de volver a Los Angeles. Lo que dejaste allí está perdido para siempre. Para entonces, claro, serás brujo, pero eso no ayuda; en un momento así, lo importante para todos nosotros es el hecho de que todo cuando amamos, odiamos, o deseamos ha quedado atrás. Pero los sentimientos del hombre no mueren ni cambian y el brujo inicia su camino a casa sabiendo que nunca llegará, sabiendo que ningún poder sobre la tierra, así sea su misma muerte, lo conducirá al sitio, las cosas, la gente que amaba.

Don Juan relata a Castaneda su experiencia con un pinche tirano al cual venció con la ayuda de su benefactor.

…-¿Usted encontró a un pinche tirano, don Juan?

-Tuve suerte. Un verdadero ogro me encontró a mí. Sin embargo, en aquel entonces, yo me sentía como tú, no podía considerarme afortunado, aunque mi benefactor me decía lo contrario.

Don Juan dijo que su penosa experiencia comenzó unas semanas antes de conocer a su benefactor. Apenas tenia veinte años de edad en aquel entonces. Había conseguido un empleo como jornalero en un molino de azúcar. Siempre había sido muy fuerte, y por eso le era fácil conseguir trabajos para los que se requerían músculos. Un día, mientras movía unos pesados costales de azúcar llegó una señora. Estaba muy bien vestida y parecía ser mujer rica y de autoridad. Dijo don Juan que la señora quizá tenía unos cincuenta años de edad, y que se le quedó viendo, luego habló con el capataz y partió.

El capataz se acercó a don Juan, diciéndole que si le pagaba, él lo recomendaría para un trabajo en la casa del patrón. Don Juan le respondió que no tenía un centavo. El capataz sonrió y le dijo que no se preocupara, que el día de pago tendría bastante. Palmeó la espalda de don Juan y le aseguró que era un gran honor trabajar para el patrón.

Don Juan dijo que, puesto que él era un humilde indio ignorante que vivía al día, no solo se creyó hasta la ultima palabra, sino que hasta creyó que una hada benévola le había hecho un regalo. Prometió pagarle al capataz lo que quisiera. El capataz mencionó una considerable suma, que tenia que pagarse en abonos.

De inmediato, el capataz llevó a don Juan a la casa del patrón que quedaba bastante lejos del pueblo, y ahí lo dejó con otro capataz, un hombre enorme, sombrío y de físico horrible que le hizo muchas preguntas. Quería saber acerca de la familia de don Juan. Don Juan le contestó que no tenía familia alguna. Eso agradó tanto al hombre que llegó a sonreír, mostrando sus dientes carcomidos.

Le prometió a don Juan que le pagarían mucho, y que incluso estaría en posición de ahorrar dinero, porque no tendría que gastarlo ya que iba a vivir y comer en la casa.
La manera como el hombre se rió aterró tanto a don Juan que de inmediato trató de salir corriendo. Llegó hasta la entrada, pero el hombre le cortó el camino con un revólver en la mano. Lo amartilló y lo empujó con fuerza contra el estómago de don Juan.

-Estás aquí para trabajar como burro -dijo-. Que no se te olvide.

Con mucha fuerza empujó a don Juan, y le pegó con un garrote. Lo arrastró a un costado de la casa y después de comentar que él hacía trabajar a sus hombres de sol a sol y sin descanso, puso a trabajar a don Juan, desenterrando dos enormes troncos de árbol cortados. También le dijo a don Juan que si otra vez intentaba escapar o acudir a las autoridades lo mataría a balazos.

-Trabajarás aquí hasta que te mueras -le dijo-. Y después otro indio tomará tu puesto, así como tú estás tomando el puesto de un indio muerto.

Don Juan dijo que la casa parecía una fortaleza inexpugnable, con hombres armados con machetes por doquier. Así que hizo lo único sensato que podía hacer: ponerse a trabajar y tratar de no pensar en sus cuitas. Al final de la jornada, el hombre regresó y, porque no le gustó la mirada desafiante en los ojos de don Juan, se lo llevó a patadas hasta la cocina. Amenazó a don Juan con cortarle los tendones de los brazos si no le obedecía.

En la cocina una vieja le sirvió comida, pero don Juan estaba tan perturbado que no podía comer. La vieja le aconsejó que comiera todo porque tenía que fortalecerse ya que su trabajo jamás terminaría. Le advirtió que el hombre que ocupaba su lugar había muerto el día anterior. Estaba demasiado débil y se cayó de una ventana del segundo piso.

Don Juan dijo que trabajó en la casa del patrón por tres semanas, y que el hombre abusó de él a cada instante. Bajo la amenaza constante de su cuchillo, pistola o garrote, el capataz lo hizo trabajar en las más peligrosas condiciones, haciendo los trabajos más pesados que es posible imaginar. Cada día lo mandaba a los establos a limpiar los pesebres mientras seguían en ellos los nerviosos garañones. Al comenzar el día, don Juan tenia siempre la certeza de que no iba a sobrevivirlo. Y sobrevivir sólo significaba que tendría que pasar otra vez por el mismo infierno al día siguiente.
Lo que precipitó la escena final fue la petición que don Juan hizo en un día feriado. Pidió unas horas para ir al pueblo a pagarle el dinero que le debía al capataz del molino de azúcar. Era un pretexto. El capataz se dio cuenta y repuso que don Juan no podía dejar de trabajar, ni siquiera un minuto, porque estaba endeudado hasta las orejas por el solo privilegio de trabajar allí.

Don Juan tuvo la certeza de que ahora si estaba perdido. Entendió las maniobras de los dos capataces: estaban de acuerdo para hacerse de indios pobres del molino, trabajarlos hasta la muerte y dividirse sus salarios. Al darse cabal cuenta de todo esto don Juan explotó. Comenzó a dar gritos histéricos; gritando atravesó la cocina y entró a la casa principal. Sorprendió tan por completo al capataz y a los otros trabajadores que pudo salir corriendo por la puerta delantera. Casi logró huir, pero el capataz lo alcanzó y en medio del camino le pegó un tiro en el pecho y lo dio por muerto.

Don Juan dijo que su destino no fue morir; ahí mismo lo encontró su benefactor y lo cuidó hasta que se repuso.

-Cuando le conté toda la historia a mi benefactor -prosiguió don Juan-, apenas logró contener su emoción. "Ese capataz es un verdadero tesoro" dijo mi benefactor. "Es algo demasiado raro para ser desperdiciado. Algún día tienes que volver a esa casa".
"Se deshacía en elogiar a mi suerte de encontrar un pinche tirano, único en su género, con un poder casi ilimitado. Pensé que el señor estaba loco. Me tomó años entender cabalmente lo que me dijo en ese entonces.

-Este es uno de los relatos más horribles que he escuchado en mi vida -dije-. ¿Realmente volvió usted a esa casa?

-Claro que volví, tres años después. Mi benefactor tenia razón. Un pinche tirano como aquel era único en su género y no podía desperdiciarse.

-¿Cómo logró usted regresar?

-Mi benefactor ideó una estrategia utilizando los cuatro atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno.
Don Juan dijo que su benefactor, al explicarle lo que él tenía que hacer en la casa del patrón para enfrentar a aquel ogro de hombre, también le reveló que los nuevos videntes consideraban que habían cuatro pasos en el camino del conocimiento. El primero es el paso que dan los seres humanos comunes y corrientes al convertirse en aprendices. Al momento que los aprendices cambian sus ideas acerca de sí mismos y acerca del mundo, dan el segundo paso y se convierten en guerreros, es decir, en seres capaces de la máxima disciplina y control sobre si mismos. El tercer paso, que dan los guerreros, después de adquirir refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno, es convertirse en hombres de conocimiento. Cuando los hombres de conocimiento aprenden a ver, han dado el cuarto paso y se han convertido en videntes.

Su benefactor recalcó el hecho de que don Juan ya había recorrido el camino del conocimiento lo suficiente para haber adquirido un mínimo de los dos primeros atributos: control y disciplina.

-En aquel entonces, me estaban vedados los otros dos atributos -prosiguió don Juan-. El refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno quedan en el ámbito del hombre de conocimiento. Mi benefactor me permitió el acceso a ellos a través de su estrategia…


…-Ese señor no era nada en comparación con los verdaderos monstruos que los nuevos videntes enfrentaron durante la Colonia. Todo parece indicar que aquellos videntes se quedaron bizcos de tanta diversión. Probaron que hasta los peores pinches tiranos son un encanto, claro esta, siempre y cuando uno sea guerrero.
Don Juan explicó que el error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la cual apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Los guerreros por otra parte, no solo tienen una estrategia bien pensada, sino que están también libres de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos. Ese conocimiento fue la ventaja definitiva que los nuevos videntes tuvieron sobre los españoles.

Dijo que estaba convencido de que podía derrotar al capataz usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no.

Siguiendo el plan estratégico de su benefactor, don Juan volvió a conseguir trabajo en el mismo molino de azúcar. Nadie recordó que él trabajó allí; los peones trabajaban en el molino de azúcar por temporadas.

La estrategia de su benefactor especificaba que don Juan tenia que ser esmerado y circunspecto con quien fuera que llegara buscando otra víctima. Resultó que la misma señora llegó, como lo había hecho años antes y se fijó inmediatamente en don Juan, quien tenía aún más fuerza física que la vez anterior.

Tuvo lugar la misma rutina con el capataz. Sin embargo, la estrategia requería que don Juan, desde el principio, rehusara pago alguno al capataz. Al hombre jamás se le había hecho eso, y quedó asombrado. Amenazó con despedir a don Juan del trabajo. Don Juan lo amenazó por su parte, diciendo que iría directamente a la casa de la señora a verla. Le dijo al capataz que él sabía donde vivía ella, porque trabajaba en los campos aledaños cortando caña de azúcar. El hombre comenzó a regatear, y don Juan le exigió dinero antes de aceptar ir a casa de la señora. El capataz cedió y le entregó algunos billetes. Don Juan se dio perfecta cuenta de que el capataz accedía sólo como ardid para conseguir que aceptara el trabajo.

El mismo me llevó de nuevo a la casa -dijo don Juan-. Era una vieja hacienda propiedad de la gente del molino de azúcar; hombres ricos que o bien sabían lo que pasaba y no les importaba, o eran demasiado indiferentes para darse cuenta.
"En cuanto llegamos ahí, corrí a buscar a la señora. La encontré, caí de rodillas y besé su mano para darle las gracias. Los dos capataces estaban lívidos.

"El capataz de la casa me hizo lo mismo que antes. Pero yo estaba preparadísimo para tratar con él; tenía yo control y disciplina. Todo resultó tal como lo planeó mi benefactor. Mi control me hizo cumplir con las más absurdas necedades del tipo. Lo que generalmente nos agota en una situación como ésa es el deterioro que sufre nuestra importancia personal. Cualquier hombre que tiene una pizca de orgullo se despedaza cuando lo hacen sentir inútil y estúpido.

“Con gusto hacía yo todo lo que el capataz me pedía. Yo estaba feliz y lleno de fuerza. Y no me importaban un comino mi orgullo o mi terror. Yo estaba ahí como guerrero impecable. El afinar el espíritu cuando alguien te pisotea se llama control.”
Don Juan explicó que la estrategia de su benefactor requería de que en lugar de sentir compasión por sí mismo, como lo había hecho antes, se dedicara de inmediato a explorar el carácter del capataz, sus debilidades, sus peculiaridades.
Encontró que los puntos más fuertes del capataz eran su osadía y su violencia. Había balaceado a don Juan a plena luz del día y ante veintenas de espectadores. Su gran debilidad era que le gustaba su trabajo y que no quería ponerlo en peligro. Bajo ninguna circunstancia intentaría matar a don Juan dentro de la propiedad, durante el día. Su otra gran debilidad consistía en que era hombre de familia. Tenia una esposa e hijos que vivían en una casucha cerca de la casa.

-Reunir toda esta información mientras te golpean se llama disciplina -dijo don Juan-. El hombre era un demonio. No tenia ninguna gracia que lo salvara. Según los nuevos videntes, el perfecto pinche tirano no tiene ninguna característica redentora.
Don Juan dijo que los dos últimos atributos del ser guerrero, que él aún no tenia en aquel entonces, habían quedado automáticamente incluidos en la estrategia de su benefactor. El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisas, sin angustia; es una sencilla y gozosa retención del pago que tiene que llegar.

-Mi vida era una humillación diaria -prosiguió don Juan-, a veces hasta lloraba cuando el hombre me pegaba con su látigo, y sin embargo, yo era feliz. La estrategia de mi benefactor fue lo que me hizo aguantar de un día a otro sin odiar a nadie. Yo era un guerrero. Sabía que estaba esperando y sabía qué era lo que esperaba. Precisamente en eso radica el gran regocijo del ser guerrero.

Agregó que la estrategia de su benefactor incluía acosar sistemáticamente al hombre, escudándose siempre tras un orden superior, así como habían hecho los videntes del nuevo ciclo, durante la Colonia, al escudarse con la iglesia católica. Un humilde sacerdote era a veces más poderoso que un noble.

El escudo de don Juan era la señora dueña de la casa. Cada vez que la veía se hincaba ante ella y la llamaba santa. Le rogaba que le diera la medalla de su santo patrón para que él pudiera rezarle por su salud y bienestar.

-Me dio una medalla de la virgen -prosiguió don Juan-, y eso casi aniquiló al capataz. Y cuando conseguí que las cocineras se reunieran a rezar por la salud de la patrona casi sufrió un ataque al corazón. Creo que entonces decidió matarme. No le convenía dejarme seguir adelante.

"A manera de contramedida organicé un rosario entre todos los sirvientes de la casa. La señora creía que yo tenia todas las características de un santo.

"Después de aquello ya no dormía profundamente, ni dormía en mi cama. Cada noche me subía al techo de la casa. Desde allí vi dos veces al hombre llegar a mi cama con un cuchillo.

"Todos los días me empujaba a los pesebres de los garañones con la esperanza de que me mataran a patadas, pero yo tenia una plancha de tablas pesadas que apoyaba en una de las esquinas. Yo me escondía detrás de ella y me protegía de las patadas de caballo. El hombre nunca lo supo porque los caballos le daban náuseas; era otra de sus debilidades, la más mortal de todas, como resultó al fin.

Don Juan dijo que la habilidad de escoger el momento oportuno es una cualidad abstracta que pone en libertad todo lo que está retenido. Control, disciplina y refrenamiento son como un dique detrás del cual todo está estancado. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta del dique.

El capataz sólo conocía la violencia, con la cual aterrorizaba. Si se neutralizaba su violencia quedaba casi indefenso. Don Juan sabía que el hombre no se atrevería a matarlo a la vista de la gente de la casa, así. que un día, en presencia de otros trabajadores y también de la señora, don Juan insultó al hombre. Le dijo que era un cobarde y un asesino que se amparaba con el puesto de capataz.

La estrategia de su benefactor exigía que don Juan estuviera alerta para escoger y aprovechar el momento oportuno y voltearle las cartas al pinche tirano. Cosas inesperadas siempre suceden así. De repente, el más bajo de los esclavos se burla del déspota, lo vitupera, lo hace sentirse ridículo frente a testigos importantes, y luego se escabulle sin darle tiempo de tomar represalias.

-Un momento después -prosiguió don Juan-, el hombre enloqueció de rabia, pero yo ya estaba piadosamente hincado frente a la patrona.

Don Juan dijo que cuando la señora entró a su recamara, el capataz y sus amigos lo llamaron a la parte trasera de la casa, supuestamente para hacer un trabajo.
El hombre estaba muy pálido, blanco de ira. Por el tono de su voz don Juan supo lo que el hombre pensaba hacer con él. Don Juan fingió obedecer, pero en vez de dirigirse adonde el capataz le ordenaba corrió hacia los establos. Confiaba en que los caballos harían tanto ruido que los dueños de la casa saldrían a ver lo que pasaba. Sabía quo el hombre no se atrevería a dispararle, y que tampoco se acercaría adonde estaban los caballos. Esa suposición no se cumplió. Don Juan había empujado al hombre más allá de sus límites.

-Salté al pesebre del más salvaje de los caballos -dijo don Juan-, y el pinche tirano, cegado por la rabia, sacó su cuchillo y se metió tras de mí. Al instante, me escondí detrás de mis tablas. El caballo le dio una sola patada y todo acabó.

"Yo había pasado seis meses en esa casa,. y durante ese periodo ejercí los cuatro atributos de ser guerrero. Gracias a ellos había triunfado. Ni una sola vez. sentí compasión por mí mismo, ni lloré de impotencia. Sólo sentí regocijo y serenidad. Mi control y mi disciplina estuvieron afilados como nunca lo estuvieron. Además, experimenté directamente, aunque no los tenía, lo que siente el guerrero impecable cuando usa el refrenamiento y la habilidad de escoger el momento oportuno."

"Mi benefactor explicó algo muy interesante. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado."

-¿Triunfan alguna vez los pinches tiranos, y destruyen al guerrero que se les enfrenta? -pregunté.

-Desde luego. Durante la Conquista y la Colonia los guerreros murieron como moscas. Sus filas se vieron diezmadas. Los pinches tiranos podían condenar a muerte a cualquiera, por un simple capricho. Bajo ese tipo de presión, los videntes alcanzaron estados sublimes.

Aseguró don Juan que, en esa época, los videntes que sobrevivieron tuvieron que forzarse hasta el límite para encontrar nuevos caminos.
Carlos Castaneda : El fuego interno

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La Actitud del Guerrero.

LA ACTITUD DEL GUERRERO

PARAR EL MUNDO:
“Cada vez que un hombre se propone aprender tiene que esforzarse como el que más, y los límites de su aprendizaje están determinados por su propia naturaleza. El miedo al Conocimiento es natural; todos lo experimentamos. Pero por terrible que sea el aprendizaje, es más terrible la idea de un hombre sin Conocimiento” “Cuando un hombre se embarca en el camino del guerrero, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre. Los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y debe adoptar un nuevo modo de sobrevivir.” (Juan Matus)
“Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta el más trivial de sus actos.
El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.”
“Desde el momento en que nacemos la gente nos dice que el mundo es esto y aquello y de tal y cual manera; naturalmente, no tenemos otra opción más que aceptar que el mundo es de la forma en que la gente nos está diciendo que es.”
“La razón hace que los seres humanos olviden que la descripción del mundo es tan sólo una descripción, y antes de que se den cuenta, han atrapado la totalidad de sí mismos en un círculo vicioso del cual raramente escapan en toda su vida.”
“En tanto continuemos embotellados dentro de las normas podridas y rancias del intelecto, será algo más que imposible la experiencia de ESO que no es de la mente, de Eso que no es del tiempo, de ESO que es LO REAL.”
“Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
“Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.”
“El hombre corriente es consciente de todo, sólo cuando piensa que debería serlo; la condición de un guerrero, en cambio, es ser consciente de todo en todo momento.”
“El camino del guerrero ofrece al hombre una vida nueva, y esa vida tiene que ser completamente nueva. No puede uno llevar a esa nueva vida sus viejas y malas costumbres”
“Una de las cosas más dramáticas de la condición humana es la macabra conexión que existe entre la estupidez y la imagen de sí. Es la estupidez lo que obliga al hombre corriente a descartar cualquier cosa que no se ajuste a las expectativas de la imagen de sí mismo. El hecho de ser hombres corrientes, por ejemplo, hace que seamos ciegos a una parte de conocimiento……”
“El hombre racional, al aferrarse tercamente a la imagen de sí mismo, se garantiza una ignorancia abismal. Ignora el hecho de que el chamanismo no es cuestión de encantamientos y abracadabras, sino que es la libertad de percibir no sólo el mundo que se da por sentado, sino todo lo que es humanamente posible lograr. Tiembla ante la posibilidad de ser libre”.
“No es que un guerrero aprenda chamanismo con el paso del tiempo; lo que aprende con el paso del tiempo, es más bien, a ahorrar energía. Esa energía le permitirá manejar algunos de los campos de energía que normalmente le son inaccesibles. El chamanismo es un estado de conciencia, es la facultad de utilizar campos de energía que no se emplean para percibir el mundo cotidiano que conocemos”. “No es por codicia que los guerreros se aventuran en lo desconocido. La codicia sólo es eficaz en el mundo de los asuntos cotidianos. Para aventurarse en esa aterradora soledad de lo desconocido se necesita mucho más que codicia: se necesita Amor. Hay que tener amor en la vida, a la intriga, al misterio. Hay que tener una curiosidad insaciable y una montaña de agallas.”
Parar el mundo es el primer paso. Sucede cuando uno empieza reconocer dentro de sí todo lo que hemos estado hablando hasta ahora y se da cuenta de cual es su verdadero estado.
Para parar el mundo, se necesita sentir el anhelo de llevar a cabo un cambio interno radical. Acabar con la descripción que tenemos del mundo, y aprender a ver esa “Realidad” que nos hace actuar.
Es por lo tanto una resolución interior, un acto consciente, un compromiso que cada uno adopta consigo mismo. Y obviamente conlleva una responsabilidad. No aceptarla supone, de hecho, continuar en la descripción que ya tenemos, autoengañarse y seguir viviendo en ese “mundo conocido”, en el camino frecuentado, siendo una oveja más del gran rebaño de la vida mecánica.
Parar nuestro mundo pasa irremediablemente por conocerlo. Por más que nos cuenten, uno solo puede encontrar las respuestas dentro de sí mismo. Por eso el camino del conocimiento, es en verdad un camino de Auto-conocimiento.
Para poder cambiar, es necesario iniciar un trabajo de estudio de uno mismo, reflexión y meditación acerca de nuestros actos, reacciones, pensamientos, emociones, etc.… es decir que hay que convertirse en nuestros propios psicólogos, hasta llegar a comprendernos en lo más hondo.
Existe un mundo maravilloso infinitamente más amplio al que conocemos ahora, y está aquí, ante nuestras narices, pero no podemos verlo, porque para empezar, damos por sentado que no existe.
A medida que vayamos despertando podremos acceder a un mundo nuevo, pero para poder percibirlo es necesario, abrir la mente. Limpiarla de tantos conceptos preestablecidos, y estructuras rígidas. Hay que “poner vino nuevo en odre nuevo”, como dijo Jesús el Cristo, cuando se refería precisamente, a que es necesaria una mente nueva para poder acoger a lo nuevo.
El camino del Conocimiento es todo nuevo, y le lleva a uno a vivir experiencias nuevas, que nada tienen que ver con la descripción previa que tenemos de todo.
No pueden compararse con los registros que tenemos archivados en la memoria del intelecto, por lo tanto debemos ir resquebrajando el “programa” para tener la posibilidad de percibir limpiamente lo nuevo.
Para empezar a despertar, se requiere de un acto de voluntad consciente. Cuando uno se da cuenta de que está dormido, empieza de hecho a despertar. Implica también un acto de humildad y sinceridad con uno mismo, porque a veces, uno descubre que no es como pensaba.
El siguiente paso, es aprender a dividir nuestra atención. Hasta ahora, prácticamente siempre, la tenemos enfocada hacia fuera. Tenemos un gran vació dentro, porque estamos muy alejados de nuestro Ser interior. De manera que nuestra atención está siempre hacia el exterior, tratando de llenar ese vacío.
A todos nos ha pasado alguna vez, cuando estamos un poco deprimidos y salimos a comprarnos esto y aquello, que no necesitamos realmente, pero que nos hace ilusión.
En el fondo lo que hacemos, es tratar de tapar un vacío que está dentro de nosotros, llenándonos de cosas materiales, que nos generan sensaciones y satisfacciones.
Pero a la larga el vacío vuelve a salir; llega un día en que uno ya ha cumplido con todos sus “sueños”, ya tiene todo lo que le dijeron que le traería la felicidad, y sin embargo siente que le falta algo.
La sociedad actual, ya sabe lo que hace. Nos está bombardeando continuamente con miles de estímulos externos, para atrapar nuestra atención y mantenerla afuera. Nos crea un montón de necesidades; nos dice que seremos felices si tenemos nuestra propia casa, ese coche, esa ropa, ese tipo de vida, etc.… y muchos caemos hipotecando nuestra vida con tal de alcanzar ese nivel.
De esta manera el sistema puede controlar y manipular a todos los humanos como máquinas. Ya existen miles de leyes y normativas que nos rigen y nos dicen lo que tenemos que pensar, cómo tenemos que actuar, y que no es necesario que pensemos y decidamos por nosotros mismos.
Esto quizá parece exagerado, pero cuando uno reflexiona se da cuenta de que aun nos quedamos cortos.
Siempre estamos con la atención hacia afuera, gastando gran cantidad de energía.
Por eso, es muy importante aprender a dividir la atención, entre dentro y fuera.
Debemos empezar a acordarnos de nosotros mismos; a prestar atención a nuestro mundo interior de manera consciente, es decir hacernos conscientes de quienes somos, dónde estamos, cómo estamos, qué pensamos, qué sentimos, qué hacemos y el porqué, en cada momento. Hacer esto es un acto de poder.
Es necesario que dejemos aflorar a nuestra conciencia, que le demos algo de protagonismo y que iniciemos una verdadera relación de amistad con nosotros mismos.
Debemos convertirnos en nuestros mejores amigos y aliados, pero no de nuestro Ego y sus deseos, ambiciones, sino de nuestra conciencia que está atrapada en todo eso.
Así, de esta manera, a medida que vayamos estableciendo dentro de nosotros lo que se conoce como “Recuerdo de sí”, se irán construyendo los cimientos de un centro de gravedad en nuestro interior.
Mientras no lo hagamos, ese centro estará fuera de nosotros y en cada una de las cosas que poseemos y a las que estamos apegados e identificados, sean materiales o no. Conocí una vez a un tipo, que estaba tan identificado con su coche, que éste había pasado a ser un apéndice de él, era casi como una prolongación de sí mismo. Si se lo rayaban, le dolía casi más que si lo hacían a su propio cuerpo. El coche le llenaba; con él obtenía el reconocimiento de los demás, eso le daba seguridad y equilibrio, le hacía “ser” algo.
Con esto queremos hacer entender, que mientras tengamos nuestro centro de gravedad en el exterior, en realidad somos muy frágiles, porque nuestros puntos de apoyo están afuera, en cada una de las cosas en las cuales estamos apegados e identificados. Y si a alguno de ellos le ocurre algo o desaparece, perdemos el equilibrio interno y podemos sufrir verdaderos trastornos.
En cambio cuando uno consigue establecer su centro de gravedad en el interior, nada de lo que ocurra fuera puede derrumbarle. Ya puede caer el mundo, que el guerrero, se mantendrá impasible, sereno y perfectamente equilibrado.
Parar el mundo consiste básicamente en darse cuenta de que estamos dormidos, y lo mágico es que cuando uno se da cuenta, despierta y se pone en actividad su conciencia. Luego habrá que profundizar en ese estado, mediante el “recuerdo de sí”, la auto-observación y estableciendo ese centro de gravedad consciente dentro de nosotros.
Eso nos llevará en un primer término a ahorrar grandes cantidades de energía, que es lo que nos permitirá llevar a cabo la revolución interior: eliminar el Ego y despertar en su totalidad la Conciencia.

LA VOLUNTAD:
“No son las pérdidas ni las caídas lo que nos lleva al fracaso, sino la falta de coraje para levantarse y seguir adelante.”
“La Voluntad es algo muy especial…No hay en realidad una manera de decir cómo la usa uno, excepto que los resultados de usar la voluntad son asombrosos. Acaso lo primero que se debe hacer es saber que uno puede desarrollar la voluntad. Un guerrero lo sabe y se pone a esperar….”
“La voluntad es lo que puede darte el triunfo cuando tus pensamientos te dicen que estas derrotado. La Voluntad es lo que te hace invulnerable.”
“La Voluntad, es algo que un hombre usa, por ejemplo, para ganar una batalla que según todos los cálculos, debería perder.”
“Todo el mundo dispone de suficiente poder personal para lograr algo. El truco del guerrero consiste en desviar el poder personal que dedica a sus debilidades para emplearlo en su propósito de guerrero.”
“Cuando un guerrero decide hacer algo, debe ir hasta el final, aceptando la responsabilidad de lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones, sin dudas, ni culpabilidades.”
“El Hombre corriente es o un ganador o un perdedor, y dependiendo de ello se convierte en perseguidor o en víctima. Estas dos condiciones prevalecen mientras uno no “ve”. Ver disipa la ilusión de la victoria, la derrota o el sufrimiento”.
“Ser guerrero no es sólo cuestión de desearlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, como nadie nace hombre corriente. Somos nosotros quienes nos hacemos lo uno o lo otro.” (Juan Matus)
Este es probablemente el punto más importante en la actitud del guerrero, ya que sin él difícilmente se pueden lograr los demás.
En nosotros existe una abertura energética, situada un par de dedos por encima del ombligo, conocida como Plexo Solar, de donde emana el Hara de las artes marciales.
Este vórtice de energía se va abriendo a medida que se desarrolla la voluntad.
La Voluntad no es un pensamiento, es un poder enorme que todos tenemos y que le da al guerrero la fuerza suficiente para trascenderlo todo, sin embargo, lo que ocurre, es que no nos lo creemos. Y como siempre la causa está dentro de la mente, en el intelecto. En esa “envoltura”, formada de preconceptos y creencias, que nos condiciona absolutamente y nos limita el enorme potencial que todos tenemos.
Es necesario salir de la barrera racional, escapar de las dudas, los temores y los razonamientos. Eso es significa “abandonarse”, “dejarse ir”, “soltarse” del mundo conocido, en el cual nos sentimos tan seguros, pero que es ilusorio. Y que por lo tanto todas esas dudas y temores, también son ilusorias.
Esto no es fácil al primer intento, porque “soltarse”, es como saltar al vacío. Significa desprenderse de muchas cosas, de muchos esquemas mentales que estructuran nuestro mundo conocido y que nos dan seguridad.
Por eso, una vez más, para ser uno capaz de “soltarse” de las amarras de la razón, se necesita mucho anhelo y un montón de agallas; es decir ser un guerrero.
El guerrero, cuando anhela algo, lo primero que debe hacer es tener muy claro cuál es su objetivo y porqué quiere alcanzarlo.
Lo segundo es tener la Concentración necesaria para escapar a los razonamientos e imaginar el objetivo cumplido con la Imaginación Consciente. Con eso debe lograr el CONVENCIMIENTO. Eliminar el menor resquicio de duda dentro de sí mismo. Lo tercero es centrarse en la emoción, en el Hara, para dar a la imaginación y a la Acción, la fuerza y el poder que harán cristalizar aquello que se persigue.
Si se logra esto, las cosas podrán costar más o menos esfuerzo, podrán llevar más o menos tiempo, pero siempre se alcanzarán. Como dice Don Juan, se puede ganar una batalla, que según todos los cálculos de la mente, está perdida.
Cuando uno tropieza, o se cae, solo la voluntad le va a permitir levantarse y seguir adelante. A veces nos quedamos lamentándonos, culpabilizándonos, autocompadeciéndonos, pero con eso no se logra nada, solo alimentar la importancia personal. El Hombre de Conocimiento, no puede perder el tiempo con lamentaciones.
Si tropieza y cae, se levanta y trata de comprender por qué se equivocó, extrayendo de eso la sabiduría correspondiente. Por lo tanto para el guerrero el triunfo y el fracaso son relativos, porque en el fondo no puede haber el uno sin el otro y las experiencias que viven no son ni buenas ni malas, simplemente son, y todas forman parte de su Camino. Las limitaciones, nos las ponemos nosotros, están dentro, no fuera. Radican en la rigidez de las estructuras de la mente, del programa psicológico establecido.
Y aunque a veces nos encontremos con obstáculos e impedimentos externos, que parecen ajenos a nosotros y pensemos que no podemos cambiar, nos equivocamos.
Porque cuando uno inicia el camino del auto -conocimiento, todo lo externo se relaciona con lo interno, es decir, que somos los responsables de todo lo que nos sucede, y aunque esta afirmación pueda causar un cierto malestar en un primer momento, es en realidad una liberación, pues significa que también está en nosotros la posibilidad de cambiar las circunstancias externas. Si existiera el azar o la casualidad, sería muy injusto, porque no tendríamos la posibilidad de cambiar nada.
Por lo tanto, cuando el guerrero quiere algo: se deja ir, imagina su objetivo y se convence hasta en lo más hondo que lo va a lograr.
Pero el convencimiento debe ser total, porque ese es el secreto. Si existiera la más pequeña duda, su poder se debilitaría. El guerrero no cree que lo logrará, el guerrero SABE que lo logrará.
Por eso podemos afirmar que cuando el guerrero pone en marcha su voluntad, nada lo puede parar; es invulnerable, nada se vuelve imposible, y puede llegar literalmente, más allá del infinito.

BORRAR LA “HISTORIA PERSONAL":
“Tenemos una serie de fotografías vivientes de sí mismos. Toda esa experiencia que hemos “vivido” durante muchos años, se convierte en el narcótico que nos gusta, en el deleite. Gozamos hablando de ello.”
“Un Guerrero no necesita historia personal. Un día descubre que ya no es necesaria y la abandona.”
“La historia personal debe ser renovada constantemente contando a los padres, parientes y amigos todo cuanto uno hace. Por el otro lado, el guerrero no tiene historia personal, no necesita dar explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con sus actos.
Y sobre todo, nadie le amarra con sus pensamientos y expectativas.”
“También el hombre corriente examina el pasado. Pero lo que examina es su pasado personal y por razones personales. Se mide a sí mismo en relación con el pasado, tanto su pasado personal, como lo que se conoce del pasado de su época, con el fin de encontrar justificaciones a su comportamiento presente o futuro, o para establecer un modelo para sí mismo.”
“El guerrero, como maestro, enseña tres técnicas a su aprendiz para ayudarle a borrar su historia personal: Perder la importancia personal, asumir la responsabilidad de los propios actos y utilizar la muerte como consejera.”
Para mantener la imagen de uno mismo y del mundo conocido, el hombre común, a la mínima que puede, trata de contar a quien le escuche, “qué le ha ocurrido”, “quién es él” o mejor dicho, quien supone que es él.
Cada vez que atrapamos a alguien para soltarle toda nuestra historia, lo único que hacemos es reafirmarnos y convencernos en lo que creemos que somos, buscamos que los demás nos corroboren esa imagen, buscamos su aprobación y alimentamos la importancia personal. Eso genera como decíamos, un desgaste energético enorme que compensamos atrapando la atención y energía de los que nos escuchan.
Además, cuando vamos explicando lo que somos, lo que nos ha pasado, lo que pensamos hacer etc.… en cierta manera, los demás se crean una imagen preconcebida de nosotros y nos “atrapan” con su pensamiento. Esto nos influye en nuestra manera de actuar, porque los demás esperan que actuemos o nos comportemos de acuerdo con esa imagen. Se crean expectativas acerca de nosotros y por lo tanto tenemos que justificarnos o dar explicaciones si no las cumplimos.
El guerrero no va contando su vida a todo el mundo; y si cuenta algo, lo hace de manera impersonal, sin tratar de captar la atención de los demás ni darse importancia.
Al no hacerlo, crea una niebla entorno suyo, que le da la libertad de ser “desconocido”, ya nadie puede dar nada por sentado acerca de él; entonces ya no tiene que dar explicaciones, puede ser libre e imprevisible.
Pero esto hay que saberlo entender, no se trata de ser poco sociable, todo lo contrario, hay que saber moverse en todos los ambientes, pero eliminando esa necesidad de ir contando todo sobre nosotros.
Las razones por las cuales necesitamos contar nuestra vida a los demás, son como decíamos para sostener la imagen que queremos dar de nosotros mismos y luego porque vivimos multitud de experiencias que no somos capaces de comprender y por lo tanto, no podemos asimilar.
Eso genera una tensión que liberamos casi siempre, contando el suceso a los demás.
Nos ha pasado a todos, que alguna vez hemos sufrido alguna desgracia, o por el contrario, alguna gran alegría, y lo primero que sentimos, es la necesidad de ir corriendo a contárselo a la familia o a los amigos o al vecino. Y eso está bien, nos ayuda a liberar esas tensiones y a comprender la causa; es lo que en psicología se conoce como “Catarsis”, pero el guerrero lo hace de manera consciente, no mecánica.
La historia personal, no es más que el archivo de todas las experiencias vividas a lo largo de nuestra existencia. Algunas ni tan siquiera las recordamos, porque sucedieron en nuestra infancia o incluso antes y forman parte de nuestro subconsciente.
Otras experiencias en cambio las recordamos, sobretodo, aquellas que impactaron en nuestra conciencia, sin embargo muchas no fueron comprendidas, y no pudieron ser asimiladas por la conciencia, pero siguen estando ahí. Es una carga que llevamos y que nos condicionan en nuestra conducta, limitan nuestra libertad de ser espontáneos.
Ahí está el origen de todos esos traumas, temores miedos, bloqueos, fobias,…que tenemos. En definitiva es el mismo Ego. Este se forma a partir de todas esas experiencias vividas, pero que no fueron digeridas.
Después, ocurre que el ego desea repetir las sensaciones placenteras, y ese hecho ya nos genera una tensión que aliviamos proyectándolas a modo de fantasías mentales o “soñando despiertos”, como comúnmente se conoce y que encima se nos ha enseñado que es tan bueno.
Es decir, que de manera mecánica estamos siempre buscando información del pasado, y en el deseo de repetir sensaciones, generamos expectativas del futuro. Y así, el ego nos mantiene entre el pasado y el futuro, sin poder vivir el “aquí y ahora", ni poder despertar.
Además, todo lo que hablábamos al principio de las ideas preconcebidas tiene que ver con todo esto, ya que se fundamentan en nuestra experiencia. Cuando percibimos una sensación y no la podemos comprender, es tomada por el ego, el cual saca conclusiones y establece conceptos predeterminados para definir esa sensación.
Las expectativas que proyectamos al futuro, tienen que ver con las ideas preconcebidas, de cómo queremos que sean las cosas. Luego sucede que el futuro, no se ajusta a la realidad que desea el ego y entonces aparecen las frustraciones, resentimientos, ira, búsqueda de culpables, etc.… Por lo tanto, es esencial ir borrando nuestra historia personal. Pero eso no significa borrar nuestro pasado, sino dejar de aferrarnos a él y utilizarlo como base de datos para vivir el presente y hacer proyecciones de futuro.
Solo mediante la meditación, la reflexión, el psicoanálisis y la comprensión, uno puede lograr eliminar toda esa carga.
Cuando se consigue, uno es capaz de vivir el presente, sin expectativas de futuro. Las emociones se viven y se digieren al instante. Entonces ya no se genera un archivo del pasado, ya no nos comportamos como si lo supiéramos todo. La vida se vuelve una constante sensación, un misterio permanente y emocionante. Ya no vamos del pasado al futuro; vivimos fuera del tiempo, porque el tiempo de hecho no existe, lo crea el ego, en ese proceso mecánico. (Por eso se dice que el ego es “tiempo acumulado no asimilado”).
Al no haber tiempo, no hay pasado ni futuro; y dejamos de proyectar la falsa realidad, que nos impide ver la verdad. Dejamos de vivir deseando repetir las sensaciones de placer o sufriendo porque no se repitan las de dolor. Entonces escapamos de la dualidad, uno vive entonces más allá del bien y del mal, del placer y del dolor.
El hombre dual, en cambio, para sentirse vivo, necesita tanto lo uno como lo otro.
Cuanto más dolor experimenta, luego por contraste más placer será capaz de vivir.
Para el hombre corriente las cosas son, o buenas o malas; para el guerrero las cosas simplemente son y las toma como un desafío.

PARAR EL DIALOGO INTERNO:
“Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho, mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es siempre como debería ser. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos.
No sólo eso, sino que también escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos nuestras acciones una y otra vez hasta el día en que morimos. Porque continuamos repitiendo el mismo diálogo interno una y otra vez hasta el mismo momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno.”
“El diálogo interno es lo que ata a la gente al mundo cotidiano. El mundo es de tal y cual manera sólo porque nos contamos que es de tal y cual manera. El camino del guerrero se abre cuando se aprende a parar el diálogo interno”
Otra cosa que nos consume gran cantidad de energía, es la constante charla que mantenemos con nosotros mismos. La idea preconcebida que tenemos del mundo y de nosotros, la sostenemos con la razón. Nos hablamos incesantemente con la finalidad de repetirnos y convencernos que el mundo es así o asá.
No podemos parar la mente; ¿porqué?, pues porque como decíamos en la introducción, dentro de nuestra psicología habitan multitud de entidades que están constantemente proyectando un mundo imaginario, para mantener la conciencia dormida y asegurarse la supervivencia.
Además mientras no se interrumpa ese constante fluir de pensamientos, uno no puede parar el mundo y percibir la realidad.
El mundo es un absoluto misterio que hay que ir descubriendo en cada instante. Para eso hay que vivir el presente y en recuerdo de sí. “La verdad es lo desconocido de momento en momento”.
Eso, solo es posible a través de la conciencia y no del intelecto como pretende la sociedad. Así que mientras no paremos el diálogo interno de la razón, no alcanzaremos jamás la verdad.
Para acceder a experimentar la realidad debemos aprender a escuchar. Si estamos siempre centrados en la razón proyectando pensamientos, ¿cómo podemos escuchar?
Aprender a escuchar, no significa solamente abrir bien las orejas; aprender a escuchar significa, entrar en el corazón, soltarse de las amarras de la mente, romper el “filtro”, para volverse receptivo y abrirse a lo nuevo. Si todo lo que percibimos, automáticamente lo filtramos por la razón, lo juzgamos y lo comparamos con la descripción que ya tenemos, en el fondo lo único que hacemos es escucharnos a nosotros mismos, y no la realidad del mundo.
Saber escuchar es tener la capacidad de asombrarse ante lo nuevo, ser capaces de percibir la belleza de una pequeña flor que está al borde del camino. Si vamos hablándonos a nosotros mismos de manera mecánica, a duras penas vemos lo que tenemos delante. Es necesario mantener la mente quieta, pasiva, receptora. Pero cuesta mucho, porque entregarse con el corazón, significa renunciar al mundo conocido de la razón y eso nos genera mucho miedo.
En realidad todos disponemos de muchas facultades y poderes, pero la razón, con sus ideas preconcebidas de cómo creemos que deben ser las cosas, nos bloquean.
Acallar la mente y entrar en el corazón no es cosa fácil, pero poco a poco se va logrando. Los pensamientos y proyecciones mentales se van reduciendo y va aflorando el silencio interior.
“Un guerrero cazador no captura animales porque ponga trampas, ni porque conozca las rutinas de su presa, sino porque él mismo no tiene rutinas. Esa es su ventaja. Él no VOLVERSE CAZADOR Y HACERSE INACCESIBLE es de ningún modo como los animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y caprichos previsibles. Él es libre, fluido, imprevisible.”
“El guerrero utiliza su mundo con frugalidad y ternura. Un cazador está en íntima relación con su mundo, y sin embargo, permanece inaccesible a este mismo mundo…”
“Es inaccesible porque no exprime ni deforma su mundo. Lo toca levemente y se queda cuanto necesita quedarse, y luego se aleja raudo, casi sin dejar señal alguna…” (Juan Matus)
“Cuando nada se da por cierto permanecemos alertas, permanentemente de puntillas.
Es más emocionante no saber detrás de qué matorral saltará la liebre, que comportarnos como si lo supiéramos todo.”
“Preocuparse, es ponerse al alcance sin saberlo. Y una vez que te preocupas, te agarras a cualquier cosa por desesperación; y una vez que te aferras, forzosamente te agotas o agotas a la cosa o la persona de la que estas agarrado….” “Ponerse fuera del alcance significa que evitas a propósito agotarte a ti mismo y a los otros…”…significa que no estas hambriento y desesperado, como el pobre desgraciado que siente que no volverá a comer y devora toda la comida que puede…” “Un guerrero cazador, en cambio, sabe que atraerá la caza a sus trampas una y otra vez, así que no se preocupa”
“Un guerrero es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Una vez terminados sus cálculos, se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento.
Nadie puede empujarle; nadie puede obligarle a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerrero está preparado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible.”
Para convertirse en hombre de conocimiento es necesario volverse cazador.
Un guerrero debe saber cazar. Pero como decía Don Juan, no se logra solo porque se conocen las rutinas de la presa, sino porque uno mismo no tiene rutinas.
Con los hábitos, el ego trata de repetir aquellas sensaciones que le son propicias, y que le aseguran la supervivencia. Es decir se crea un mundo seguro y se refugia en él, sin tener así que tomar decisiones ni asumir responsabilidades.
Además, cuando somos mecánicos y hacemos siempre lo mismo, para no arriesgar, pasamos a formar parte de la rutina de los demás y de su entorno seguro. Porque cada día, ya dan por sentado que haremos esto y lo otro. Y el día que no lo hacemos, nos preguntan “porqué”. Claro, entonces si uno quiere ser sociable, no puede responder “porque sí” o “porque me da la gana”, se ve obligado a dar explicaciones, incluso los demás se pueden molestar, porque se ha alterado su rutina, se ha alterado su entrono seguro, y no se han cumplido sus expectativas respecto a nosotros.
Las rutinas lo vuelven a uno mecánico, vulnerable, accesible, localizable y en consecuencia manipulable.
El Hombre común no es más que una presa del sistema y de su propio ego, de sus miedos y limitaciones. Jamás alcanzará a descubrir la verdad de lo que le rodea, porque vive siempre dormido. Hace cada día lo mismo, porque prefiere vivir en lo “conocido”. Cumple a raja tabla todas las normas, sin pensar por sí mismo.
Hay mucha gente que para ser feliz no hace aquello que desde el fondo le dicta su corazón, sino aquello se dice que a uno le hace sentirse feliz. Mucha de la gente joven que sale cada fin de semana y se mete en los antros más oscuros, con la música más terrible, lo hace simplemente porque eso es lo que se hace los viernes o sábados por la noche. Porque está establecido que eso significa diversión. No pueden plantearse por ejemplo irse a Montserrat a contemplar las estrellas, o quedarse en casa leyendo o ir a hacer deporte, porque hacer cualquier otra cosa que esté fuera del camino marcado los desubica. No pueden entenderlo.
Y como esto, funciona todo. No hay más que ir al Macba o a la feria ARCO a ver el arte contemporáneo. Hay gente que se detiene delante de algo terrible a lo que llaman “obra de arte” y con una mirada un poco incierta dice que le gusta, que es muy interesante , que significa esto y lo otro. Y luego resulta que es un garabato hecho por un perro con un pincel atado en la cola o algo parecido. Incluso se habla ya solo de arte conceptual, lo cual es absolutamente contradictorio.
Ya se ha perdido el criterio de la conciencia para percibir el mundo tal cual es, sin verse condicionado por todo lo que está establecido.
Por eso, para volverse hombre de conocimiento, debe dejar de ser una presa y volverse uno mismo cazador.
Debe ser cazador de sí mismo y de sus propias limitaciones. Y al romper su mecanicidad, y todo el programa establecido, consigue que “nadie le de por hecho”. Se vuelve imprevisible, y nadie puede atraparlo. Es libre, nadie se crea expectativas acerca de él y en consecuencia no puede defraudar a nadie. Puede actuar libremente sin tener que dar explicaciones.
El no ser mecánico, implica que cada instante es nuevo. La vida se vuelve algo maravilloso y emocionante. Cuando ya nada es cierto, el guerrero no tiene más remedio que estar alerta y en recuerdo de sí. No se da nada por sentado, no hay ideas preconcebidas, no hay pasado y no hay proyecciones de futuro. Se vive en el presente, fuera del tiempo, y en consecuencia no se alimenta la historia personal.
Para dejar de ser mecánico, uno debe desidentificarse de la masa. Aprender a estar solo consigo mismo y saber guiarse por el sentido común. A partir de ahí puede lograr escapar de las rutinas. Y Don Juan explica que para lograrlo se debe aprender a ser Inaccesible.
Para ser inaccesible, el guerrero debe saber ponerse al alcance y fuera del alcance a voluntad.
Ser inaccesible significa, no estar a merced de las circunstancias, sean estas del hogar, del trabajo o de la vida en general; es decir no ser una hoja a merced del viento.
El mundo está ahí y las circunstancias también; entonces se trata de ser capaces de no vivir condicionados por ellas. No preocuparse por las cosas, cayendo en lamentaciones ni sentimentalismos, sino actuar si se puede o sino mantenerse a la espera con serenidad.
Las rutinas nos ponen al alcance sin saberlo y esto nos agota, nos atrapa la inseguridad y perdemos la naturalidad, la fluidez, la libertad de ser espontáneos e imprevisibles. Perdemos el recuerdo de sí y nos convertimos en presas fáciles.
Además, la capacidad de ponerse fuera del alcance permite al guerrero moverse por cualquier lugar, en cualquier ambiente, pasando desapercibido, sin que pueda ser tocado por el entorno. Puede moverse entre las llamas sin quemarse. Las circunstancias externas no le afectan. Vive en el presente sin tener expectativas de futuro ni estar aferrado a su pasado. Su centro de gravedad está dentro de sí mismo.
Se ha vuelto cazador; cazador de sabiduría,.....cazador de conciencia.

ELIMINAR LA “IMPORTANCIA PERSONAL”:
“Sentirse importante lo hace a uno pesado. Torpe, banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano, fluido”
“La confianza del guerrero no es la confianza del hombre común. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios actos y llama a eso humildad. El hombre común está enganchado a sus prójimos mientras que el guerrero depende solo de sí mismo”
“El espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni está hecho a ganar o perder. El espíritu de un guerreo está hecho solo a la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la tierra. Por eso el resultado le importa muy poco. En su última batalla sobre la tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras libra su batalla, sabiendo que su intento es impecable, un guerrero ríe y ríe.”
“Mientras un hombre siente que lo más importante del mundo es él mismo, no puede apreciar verdaderamente el mundo que le rodea. Es como un caballo con anteojeras: solo se ve a sí mismo, ajeno a todo lo demás.”
“Lo más difícil de este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, quejarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le hace nada a nadie y mucho menos a un guerrero.”
“Un guerrero no tiene culpabilidades por nada de lo que ha hecho, porque aislar los propios actos llamándolos mezquinos, feos o malos es darse a uno mismo una importancia injustificada. La clave está en lo que se enfatiza, o nos hacemos desdichados o nos hacemos fuertes. Cuesta el mismo trabajo lo uno que lo otro.” (Juan Matus)
“Un guerrero acepta su suerte. Sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a sí mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital”.
“La humildad del guerrero no es la humildad del mendigo. El guerrero no humilla la cabeza ante nadie, y al mismo tiempo no permite que nadie humille la cabeza ante él.
El mendigo, en cambio, en seguida se arrodilla y se arrastra por los suelos ante cualquiera que considere más encumbrado, pero también exige que alguien que considere inferior, haga lo mismo con él.”
“Sólo un guerrero puede soportar el camino del Conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos puedan ser buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.” (Juan Matus) “El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes.”
“Los chamanes han desenmascarado la importancia personal y han descubierto que se trata de autocompasión disfrazada”.
“Un guerrero reconoce su dolor, pero no se entrega a él. El guerrero que se adentra en lo desconocido no tiene el ánimo triste; por el contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, confiado en la impecabilidad de su espíritu, y sobretodo, completamente al tanto de su eficiencia.”
“No hay manera de librarse de la autocompasión. Tiene un papel y un lugar definidos en nuestras vidas, una fachada definida y reconocible. Así cada vez que se presenta la ocasión la fachada de la autocompasión se activa. Tiene una historia. Pero si uno cambia la fachada, cambia su lugar de prominencia. Las fachadas se cambian modificando los elementos que las componen. La autocompasión resulta útil a quien se siente importante y merecedor de mejores condiciones y mejor trato, o bien a quien no quiere hacerse responsable de los actos que le condujeron al estado que suscitó la autocompasión.”
“Negarse a sí mismo es una entrega. Entregarse a la negación es, con mucho, la peor de las entregas; nos fuerza a creer que estamos haciendo algo valioso, cuando en realidad estamos fijos dentro de nosotros mismos.”
La auto-importancia personal forma parte de nuestro Ego. Es una de esas tantas “individualidades” que cargamos en nuestra psicología, conocidas como “yoes” o “agregados psicológicos”, dependiendo de la cultura.
Este agregado, es de los que más energía nos consume. Es de los que más dormida tiene a nuestra Conciencia. Por lo tanto, es de los primeros que hay que observar, comprender y eliminar, para poder cambiar.
A medida que la conciencia se iba durmiendo y nos alejábamos de nuestro Ser, de nuestra divinidad interior, fue apareciendo un vacío dentro de nosotros. Ahí tiene su origen la auto-importancia personal, que viene a ser una falsa estructura con la finalidad de llenar ese vacío y tapar las carencias que tenemos.
La auto-importancia no se sostiene por sí misma, por eso requiere constantemente de la aprobación del exterior. Esa es una de las razones principales por las cuales tenemos nuestra atención y nuestro centro de gravedad fuera de nosotros, siempre preocupados por el ¿qué dirán de nosotros?
Empezamos por creamos una imagen falsa de nosotros mismos, y de lo que nos gustaría ser en función de los cánones de aceptación de la sociedad. Nos identificamos con ella y nos la creemos. Entonces la proyectamos a los demás, y estamos expectantes a ver cuál es su opinión, cuál es la imagen que tienen de nosotros, y cuanto más nos aprueben, más seguros nos sentimos y más nos creemos esa fantasía.
Buscamos agradar a los demás y que nos den su aprobación, para sostener así esa imagen. Pero obviamente no buscamos el reconocimiento de cualquiera, sino de aquellas personas a las cuales admiramos, aquellas a las cuales tenemos en consideración, y por lo tanto sobrevaloramos su opinión. Y a veces, nos identificamos hasta tal punto que si dicha persona opina que somos de determinada manera, eso nos afecta, y hasta nos lo creemos actuando como tal.
Luego se da un fenómeno muy interesante; cuando no se nos da esa aprobación que buscamos, la imagen de nosotros mismos no se sostiene y por unos momentos vemos la realidad que hay detrás, y este proceso es absolutamente mecánico e inconsciente; 24 es entonces cuando uno se deprime y luego saca la ira, y nos rebotamos contra aquél al que hace tan solo unos minutos admirábamos.
Mientras necesitemos de la aprobación de los demás, será como tener un montón de “amos”, de los cuales dependeremos. No seremos libres, sino más bien esclavos de su opinión ya que la necesitaremos como el aire para sostener nuestra autoestima y por lo tanto nuestros actos siempre estarán condicionados por esa necesidad, impidiéndonos actuar y fluir de manera natural y sincera. Esa actitud es constante en nosotros, en mayor o menos grado dependiendo de cada uno, y no somos conscientes porque funciona de manera absolutamente mecanizada y nos genera un desgaste de energía terrible.
También relacionado con la auto-importancia personal, está el afán constante que tenemos por compararnos con los demás. Y a la mínima que podemos los criticamos, ¿porqué?, pues porque en el fondo, lo que buscamos es a ver si podemos rebajarlos para ponernos un peldaño por encima. Y es absurdo compararse con los demás. Cada uno vive en unas circunstancias concretas, pertenece a un signo zodiacal y a un rayo diferente. Todos somos distintos y en eso consiste la riqueza, cada uno puede aportar algo que seguro que otros no pueden. Pero nos creemos que si fuéramos como el otro, si tuviéramos lo que él tiene, seríamos más felices.
Recuerden aquel dicho que dice “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
En el fondo estamos totalmente vacíos, tenemos un montón de carencias que nos generan muchas tensiones. Entonces el Ego, proyecta fantasías para aliviar esas tensiones. Lo que se conoce como soñar despierto y que siempre nos dicen que es tan bueno, que nunca hay que dejar de soñar. Eso es una barbaridad, lo que hay que hacer es precisamente lo contrario, parar la mente y despertar de una vez por todas del mundo ilusorio en el que vivimos.
Otros aspectos que nos tiene martirizados, son las culpabilidades y las preocupaciones. Estas las tenemos arraigadas en lo más hondo y nos impiden vivir el presente porque o bien estamos culpabilizados por un hecho ocurrido en el pasado o preocupados por lo que acontecerá en el futuro.
Había una persona mayor, que ya murió, que iba cada año a dar una aportación económica a una ONG en concreto. Resulta, que por la educación que había recibido, sentía una gran culpabilidad por vivir en la abundancia, mientras había personas que pasaban hambre. Eso le generaba una tensión que solo conseguía calmar haciendo esa aportación. Ayudar a los necesitados está muy bien, pero el fondo él no lo hacía como un acto de generosidad, sino de manera egoísta para poder él sentirse bien.
Tampoco sirve de nada sentirse culpable cuando uno comete un error. Con eso, lo que hacemos es darnos una importancia injustificada. Forma parte de la auto-importancia personal. El verdadero guerrero, cuando se tropieza y cae, reconoce el error con humildad, y en lugar de perder el tiempo lamentándose porque no ha cumplido con la imagen que quiere dar de sí mismo, se levanta y sigue adelante, reflexionando para comprender porqué se equivocó y extrayendo de ese hecho sabiduría.
De nada sirven las culpabilidades. Son un arma que utiliza el ego para debilitarnos e impedir que sigamos adelante.
En fin, es básico erradicar de nosotros la auto-importancia personal, nuestro orgullo y nuestra soberbia, liberarnos de todos esos “amos”. Dejar de engañarnos a nosotros mismos y a los demás, tratando de proyectar lo que nos somos. Hay que sincerarse y hacer un acto de humildad con uno mismo. Aceptarnos como somos, con nuestros valores y nuestros defectos, sin tener que dar explicaciones ni justificarnos porque no cumplimos las expectativas de los demás.
Cuando uno comprende esto en lo más hondo y las consecuencias que le acarrea este aspecto de nuestra psicología, está en condiciones de trascenderlo. Al eliminar la autoimportancia personal, aflora la humildad. Entonces uno es más libre, ya nadie puede ofenderlo, ya no se siente importante, y por lo tanto no necesita demostrarlo para que se lo reconozcan, y al desaparecer esa tensión constante, uno puede experimentar una profunda tranquilidad y paz interior.
“Cada pizca de Conocimiento que se convierte en poder, tiene a la muerte como fuerza central. La muerte le da el toque definitivo; todo lo que la muerte toca en verdad se vuelve poder.”
“En un mundo en el que la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas amigo mío. Solo hay tiempo para Decisiones”

LA MUERTE COMO ALIADA

Fuentes:
Enrique Quintana en su Blogs:
El Alquimista.
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ASHES AND SNOW
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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"