sábado, 27 de octubre de 2007

La doctrina de la unidad en el Zoroastrismo.

Toda verdadera religión erige uno de sus pilares en la metafísica, ciencia de las realidades divinas, la cual, sin duda, nada tiene que ver con el significado que los modernos asignan a esta palabra. Ha sido el francés René Guénon quien ha restituido para el Occidente la verdadera dimensión de este saber.

Así como la cosmología es una de las ciencias interpretativas que no pueden dejar de existir en toda forma tradicional, la metafísica cumple una labor primordial en tales ambientes. Ello por cuanto estudia las verdades primeras que atañen a los misterios del Ser divino, con medios diferentes a la dialéctica moderna, incorporando entre ellos el uso de la intuición, mecanismo directo de gnosis.

Jean Borella la define como "la ciencia de los grados de la realidad universal", señalando que además hay un sentido restringido de tal término, que define metafísica como todo aquello que está más allá de la manifestación creacional, incluidos los estados angélicos.2

Para Frithjof Schuon, la doctrina metafísica no es otra cosa, en el fondo, que la ciencia de la Realidad y la ilusión, y se presenta, a partir del estado terrenal —por tanto, con su extensión cosmológica—, como la ciencia de los grados existenciales o principiales según el caso: distingue de una parte entre el Principio y la Manifestación —o entre "Dios" y el "mundo"—, y de otra, en el Principio mismo, entre el Ser y el No-Ser, o, en otros términos, ente el Dios personal y la Divinidad impersonal; en la manifestación la metafísica —convertida entonces en cosmología— distinguirá entre lo informal y lo formal, dividiéndose a su vez lo formal en dos estados, sutil o anímico uno y burdo o corporal el otro.3

La doctrina de la Unidad —sabiduría que ve en la dualidad sólo un aspecto formal que debe trascenderse, pues podríamos decir que sólo atañe a la manifestación y no a los Principios— la hallamos expuesta de manera magistral en el hinduismo, a través de la escuela advaita (no dualidad), siendo Schankaracharya uno de sus mayores expositores. Pero también se ha desarrollado muy bien en ambientes como el judaísmo (la kabbalah), el cristianismo (Jakob Boehme4 y Meister Eckhart son algunos de los más notables en este sentido), el Islam (especialmente en algunos sufíes, como Mu-hiyuddin Ibn Arabi, quien en sus libros La sabiduría de los profetas5 y el Tratado de la unidad 6 demuestra su fina percepción en materias espirituales) y el taoísmo.

Ella consiste en la sapiencia que indagando los "principios primeros" de las cosas concluye que Dios es el ser Único (es por ello que los musulmanes recitan La ilaha illa-Llah, lo que quiere decir no hay divinidad sino la Divinidad), único conocedor, único sujeto y objeto, pleno, comprehensivo. Este ser incluso está más allá de las apariencias de contradicción, y de la manifestación o creación.

Sobre la Unidad conviene seguir los dichos de Titus Burckhardt, que nos parecen muy reveladores:

Lógicamente la Unidad es a la vez indiferenciada y principio de distinción. Como Unidad indivisible, en el sentido de al-Ahadiya, corresponde a lo que los hindúes designan por No-Dualidad (advaita); como Unicidad en el sentido de al-Wahidiyya, es el contenido positivo de cualquier distinción, pues es por su unicidad intrínseca por lo que cada ser se distingue de otro modo que por sus meras limitaciones.7


Pudiera ocurrir que la existencia de emanaciones divinas nos confunda, y así alguno pudiera creer que se trata de otros "dioses". Tal visión olvida que Dios es Uno y de quien surgen sus potencias; las que al ser partes de Él se hayan supeditadas en totalidad a su influencia.

Las narraciones indias nos dan prueba de este deseo divino de hacerse "otros", cuando al final es Él mismo, con sus otros rostros.

Así en el Maitri Upanishad, II.6. Tal documento A. K. Coo-maraswamy en un articulo inédito lo comenta de la siguiente manera: "Aquí la Persona inteligenciante (cf. II.2.7), el Progenitor (el Soplo, XI, 4.11), despertando como si fuera del sueño, se divide a sí mismo quíntuplemente".

No hay otro Dios, pues efectivo es que todo proviene de Él. Pero esto no impide que existan manifestaciones y estadios del Ser, cuestión que si logramos captar en su sutil implicancia es algo muy diferente. Así, por ejemplo, y con toda razón Meister Eckhart distinguía entre un Dios y la Divinidad; así Frithjof Schuon se ha permitido hablar de un Ser y un Sobre-Ser.

Esta Divinidad o Sobre-Ser toma en lenguaje islámico el nombre de Dat, en el taoísmo es "el Tao que no se menciona", en la kabbalah es En-Sof. En mazdeísmo es Vâj (vacío o abismo).

La metafísica zoroastriana ha querido explicar este tema diciéndonos que frente a Ormuzd (principio del Bien; el Ser) existe un "gemelo" llamado Ahrimán (principio del Mal). Pero que incluso a pesar de ellos hay un estadio divino que pocas veces es enunciado en los textos: Vâj (el vacío). Este primer rostro (invisible) de Dios es "intocable", si se nos permite la expresión, mientras que el mismo Ormuzd puede, sin embargo, ser entidad que se desarrolla en el tiempo y el espacio, y por tanto es capaz de devenir actuante, que puede triunfar e incluso por una era perder.9 En términos eckhardtianos Ormuzd es Dios, Vâj, en cambio, es la Divinidad. De Vâj surgirán Ormuzd y Ahrimán, pero no se confundirá con ellos. De allí que sea inalterable, pues Él es infinito y No-Manifestado.

El zoroastriano Shikand Gumâni Vazar,10 en su capítulo VIII, nos dice: "Una vez que (Ahrimán) ha alcanzado plena comprensión de lo que sufre a manos de la omnipotencia, el Creador lo pone fuera de acción y lo precipita al infinito Vacío". Aquí, Vâj es el Ungrund (lo indeterminado, el misterio, el abismo) de la teoría de Jakob Boehme, uno de los mejores filósofos herméticos.

Y en otra parte de dicho texto: "Entre ellos estaba el Vacío: algunos le llamaban Vâj, en el cual ambos Espíritus se mezclan".

Más allá del conflicto visible entre bien y mal —la dualidad visible— existe el Vacío que incluye y sobrepasa a ambos. Pero para que el hombre supere el mundo de las formas menester es llegar primero a Ormuzd. De ahí la insistencia del sacerdocio en cuanto a que los mazdayasnis sean rígidos en el cumplimiento de los ritos y de la tríada moral zoroastriana que es:

1.— Humata: Buenas intenciones (y pensamientos);
2.— Hukhta: Buenas palabras; y
3.— Hvarshta: Buenas obras.

Este Vacío ocupa el lugar de lo que René Guénon denomina "sí mismo", el que es conceptuado y caracterizado de la siguiente manera por el metafísico de Blois:

El "sí mismo" como tal, jamás es individualizado y no puede serlo pues, como siempre, ha de ser considerado desde el punto de vista de la eternidad y la inmutabilidad que son los atributos necesarios del ser puro, no es evidentemente susceptible de particularización alguna que lo haga ser distinto de "sí mismo". Inmutable en su propia naturaleza, desarrolla solamente las posibilidades indefinidas que comporta en "sí mismo" por el pasaje relativo de la potencia al acto a través de una infinidad de grados, y esto sin que por ello se vea afectada su permanencia esencial, precisamente porque este pasaje no es sino relativo, y porque dicho desarrollo es tal sólo cuando se lo considera desde el punto de vista de la manifestación, fuera de la cual no puede hablarse de sucesión alguna, sino solamente de una perfecta simultaneidad, de modo que lo mismo que es virtual en el ámbito de cierta relación no se encuentre por eso menos realizado en el "eterno presente". Con respecto a la manifestación, se puede decir que el "sí mismo" desarrolla sus posibilidades en todas las modalidades de realización, en una multitud indefinida que constituye para el ser integral otros tantos estados diferentes, estados de los cuales uno solo, sometido a condiciones de existencia muy especiales que lo definen, conforma la porción (o más bien la determinación particular) de este ser que es la individualidad humana. El "sí mismo" es entonces el principio por el cual existen, cada uno en su dominio propio, todos los estados del ser; y esto debe entenderse no solamente respecto de los estados manifestados de los cuales acabamos de hablar, individuales como el estado humano o supraindividuales, sino también, aunque la palabra "existir" se torne ahora impropia, del estado no manifestado, que comprende todas las posibilidades que no son susceptibles de ninguna manifestación al mismo tiempo que las posibilidades de manifestación misma en modo principal; pero este "sí mismo" no es sino en virtud de sí, puesto que no tiene ni puede tener, en la unidad total e indivisible de su naturaleza íntima, principio alguno que sea exterior a él.12


Sin duda, el zurvanismo, herejía zoroastriana que ve en Zurván (el genio del tiempo) al Supremo Ser, y por tanto, padre de Ormuzd y Ahrimán, tomó de la doctrina aquí expuesta un sustento; pero siempre se trata de una mala interpretación que ha llevado a los zurvanistas a considerar al tiempo como fin supremo y creador primero. La importancia dada a los ciclos por parte del mazdeísmo puro (con lo cual se funda la ciclología, verdadera ciencia tradicional), no puede hacernos creer como a los zurvanistas en la preeminencia en medio celestial del tiempo. Su divinización es por tanto una desviación, ya que hace del devenir lo superior, cuando precisamente lo es el No-Manifestado en quien mora toda paz, toda luz.

Vâj es el centro integrador e inmutable; diferente por tanto al Principio Creador u Ormuzd, y a su sombra (Ahrimán). El "tiempo", en cambio, es el "lugar" donde se concreta o materializa la batalla. Allí, Ormuzd y Ahrimán se encuentran —pero sólo durante algunos milenios, pues al fin del tiempo "histórico" vencerá Ormuzd—. Acerca de esto último, encontramos un simbolismo semejante en el Ying-Yang taoísta, en el Prakriti-Purusha hindú, o en el caduceo hermetista. En efecto, de lo que se trata es de los dos movimientos o fuerzas creacionales. Es el solve et coagula alquimista. Esta interacción —que es expresión de la tensión universal en la creación— llevará a la transmutación final, luego de las tres fases de la alquimia clásica, que han sido denominadas conforme a los distintos colores que van apareciendo en el transcurso de la Gran Obra: nigredo (etapa del negro, imperio de Ahrimán), albedo (el blanco purificador, intervención de Ormuzd) y rubedo (el rojo, instancia donde se concreta efectivamente la transmutación; triunfo de Ormuzd).

Henry Corbin se refiere a estas tres etapas: "En la mitohistoria del mazdeísmo puro, el tiempo cíclico aparece ritmado por tres grandes actos que se desarrollan a lo largo de doce milenarios que forman las edades del mundo".13 Tales actos son: creación, mezcla y separación final.












Pero no perdamos de vista que es Vâj quien comprende y supera a Ser y anti-Ser, dado que está más allá de toda contingencia, al ser el primer motor, o centro inmóvil.

De allí que en el libro de la Creación o Budahishn se diga: "Entre ellos (Ormuzd y Ahrimán)14 estaba el vacío: algunos le llaman Vâj, en el cual ambos Espíritus se mezclan".15

Siguiendo a Frithjof Schuon16 podemos distinguir cuatro grados esenciales en la "gran cadena del Ser":

1.— El Principio en sí;
2.— El Principio ya manifestado;
3.— El Principio reflejado en el orden creado; y
4.— La creación periférica o "manifestación en sí".

El "Principio en sí" en lógica mazdeísta será Vâj, Principio de No-Manifestación y de Manifestación; y el "Principio ya manifestado", será Ormuzd. Es a este último a quien los devotos oran, es Él el que puede mencionarse. Es Él, por tanto, el Dios personal.

Fuentes:
Sergio Fritz Roa.

La Gran Cadena del Ser. (5)

La visión transpersonal

Aunque es cierto que la holoarquía evolutiva constituye un paradigma unificador del pensamiento contemporáneo, desde la física a la biología, la psicologìa y la sociología, la mayor parte de las escuelas ortodoxas de investigación, sin embargo, sólo admiten la existencia de las dimensiones propias de la materia, el cuerpo y la mente. Las dimensiones superiores de alma y Espíritu todavía no han alcanzado el mismo estatus. De este modo, podemos afirmar que el Occidente contemporáneo todavía no ha alcanzado a reconocer sino las tres quintas partes de la gran cadena del ser.

Una vez que reconozcamos la existencia de todos los niveles y dimensiones de la gran cadena del ser, estaremos ciertamente en condiciones de disponer adecuadamente de todas las modalidades del conocimiento, no sólo del ojo de la carne, que nos permite acceder al mundo físico y sensorial; o del ojo de la mente, que nos revela el mundo lingüístico y lógico; sino también del ojo de la contemplación, que nos abre a las dimensiones del alma y del Espíritu. Cuando la psicología confía exclusivamente en el ojo de la carne, se ve abocada al conductismo, y si lo mismo ocurre en el campo de la filosofía, termina conduciéndonos al positivismo. Incluir al ojo de la mente supone, en psicologìa, abrir la puerta a las escuelas introspectivas, como el psicoanálisis, la gestalt, la existencial y la humanista; y en filosofía, retornar a la filosofía propiamente dicha, la fenomenología, la hermenéutica, el existencialismo y la teoría crítica.

También tenemos que dar un último paso y tener en cuenta al ojo de la contemplación que, como metodología científica y respetable, nos revela el alma y el espíritu. El resultado de este último paso nos conduce a la psicología y a la filosofía transpersonal. Y esta visión transpersonal es el punto definitivo de regreso, el punto del reencuentro del alma del hombre moderno con el alma de la humanidad, el verdadero significado del pluriculturalismo, donde, subidos a hombros de gigantes, trascendemos, pero incluímos, y esto significa respetar, su presencia siempre recurrente.

Fuentes:
Ken Wilber, "Trascender el Ego".







Artículos relacionados con el tema:
El Onto-ser y el Meta-ser.

La Gran Cadena del Ser. (4)

Los distintos niveles de la Gran Cadena del Ser

Podemos considerar ahora los distintos niveles reales de la holoarquía, de la gran cadena del ser, tal como aparece en las tres principales tradiciones de sabiduría más ampliamente practicadas: judeo-cristiana-islámica, budista e hinduísta, aunque cualquier religión madura podría servirnos para ello. Los términos cristianos son los más sencillos porque ya los conocemos: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu.
La "materia" se refiere al universo físico y a nuestro cuerpo físico, es decir, a aquellos aspectos de la existencia que se rigen por las leyes de la física. En este caso, el "cuerpo" se refiere al cuerpo "animal": el sexo, el hambre, la vitalidad, la fuerza, etc.
La "mente" es la mente racional, argumentativa, lingüística e imaginativa, estudiada por la psicología.
El "alma" por su parte es la mente sutil o superior, la mente arquetípica, la mente intuitiva, la esencia de la indestructibilidad de nuestro ser, estudiada por la teología.
Y, finalmente, el Espíritu constituye la cúspide trascendental de nuestro ser, nuestra Divinidad, estudiada por el misticismo contemplativo.

Según el hinduísmo vedanta, la persona individual está compuesta de cinco "envolturas", niveles o dimensiones de ser, "koshas", a las que suele compararse con una cebolla. De este modo, cuantas más capas vayamos desprendiendo, más nos aproximaremos a la esencia.
El nivel inferior, el más externo, es denominado annamayakosha, que significa "la envoltura hecha de alimento", el cuerpo físico.
Después está el pranamayakosha, la capa hecha de prana, prana significa fuerza vital, energía , líbido, energía sexual-emocional en general, el cuerpo en el sentido definido anteriormente.
Luego está el manomayakosha, la capa compuesta de manas, o la mente, racional, abstracta, lingüística, etc.
Más allá de ésta se encuentra el vijnanamayakosha, la capa de la intuición, la mente superior, la mente sutil.
Y finalmente está el anandamayakosha, la capa hecha de ananda, la beatitud espiritual y trascendente.

Por último, y esto es muy importante, el vedanta agrupa estas cinco capas en tres estadios fundamentales: grosero, sutil y causal. La dimensión grosera constituye el nivel inferior de la holoarquía, el cuerpo físico (annamayakosha); la dimensión sutil consiste en los tres niveles intermedios: el cuerpo sexual-emocional (pranamayakosha), la mente (manomayakosha) y la mente superior o sutil (vijnanmayakosha); y la dimensión causal consiste en el nivel superior (anandamayakosha) el espíritu arquetípico del que, en ocasiones, también se dice que en su mayor parte, aunque no totalmente, es no manifestado y carece de forma. El vedanta correlaciona estas tres dimensiones principales del ser con los tres estadios fundamentales de consciencia: vigilia, sueño y dormir sin sueños. Más allá de estos tres estadios se encuentra el Espíritu absoluto, denominado turiya, el "cuarto estado" que se encuentra más allá, e incluye, los tres estadios manifestados. El cuarto estado trasciende e integra los niveles grosero, sutil y causal.

En la medida en que comprendamos que el "alma" no sólo es un ser superior o una identidad superior sino también una mente y una cognición superior y más sutil, la versión vedantina de las cinco envolturas es casi idéntica a la versión judeo-cristiana-musulmana de materia, cuerpo, mente, alma y espíritu. Por otra parte en todas las tradiciones místicas el "alma" es también un "nudo", una "contracción", lo que los hindúes y los budistas denominan "ahamkara", que debe ser desatada y disuelta antes de que pueda trascenderse a sí misma, morir para sí misma y reencontrar su identidad suprema con o como el Espíritu absoluto.

Así pues, el alma es, al mismo tiempo el nivel más elevado del proceso de desarrollo del individuo y también el obstáculo final, el último nudo que nos impide completar la iluminación, su identidad suprema, simplemente porque en tanto que testigo trascendental es inherente a todo aquello que testimonia. Sólo cuando vamos más allá de la posición del testigo, el alma o el testigo mismo termina disolviéndose y entonces sólo queda el juego de consciencia no dual, la consciencia que no observa a los objetos sino que se identifica completamente con todos ellos, según el zen "es como degustar el cielo". El abismo existente entre sujeto y objeto desaparece entonces, el alma se trasciende o se disuelve y aparece la consciencia pura , espiritual y no dual, una consciencia sencilla, evidente y clara. Entonces comprendemos que nuestro ser es la totalidad del espacio, vasto y abierto, y que todo lo que aparece lo hace espontáneamente, y como espíritu, en nosotros.

El modelo psicológico fundamental propio del budismo mahayana nos habla de ocho "vijnanas", ocho niveles de conciencia. Los primeros cinco niveles son los cinco sentidos, el siguiente es el "manovijnana", la mente que opera sobre la experiencia sensorial; luego viene el "manas", que se refiere tanto a la mente superior como al centro de la ilusión de la existencia de una identidad separada. Es el manas el que mira al "alayavijnana", el siguiente nivel superior, el de la consciencia supraindividual, y lo confunde con un ser separado o con un alma substancial, tal como la hemos definido. Y, más allá de estos ocho niveles, se halla su mismo sustrato y su fuente, el "alaya" puro o Espíritu puro.

No quisiera, sin embargo, minimizar algunas de las diferencias reales existentes entre estas tradiciones. Simplemente estoy señalando que todas ellas comparten ciertas similitudes estructurales profundas, lo cual testimonia elocuentemente la auténtica naturaleza universal de sus intuiciones.

Fuentes:
Ken Wilber, "Trascender el Ego".






La Gran Cadena del Ser. (3)

La naturaleza trascendente del Espíritu

Todas las grandes tradiciones de sabiduría del mundo son variaciones de la filosofía perenne, de la gran holoarquía del ser. En su libro "Forgotten Truth", Huston Smith resume las principales religiones del mundo en una sola frase: "Una jerarquía de ser y de conocimiento". Chogyam Trumgpa Rinpoché , por su parte, señalaba que la idea fundamental, el sustrato esencial que impregna y subyace a todas las religiones orientales , desde la India hasta el Tibet y China y desde el shintoísmo hasta el taoísmo, es "una jerarquía de tierra, ser humano, cielo", lo cual equivale a decir de "cuerpo, mente y espíritu".

Esto nos conduce a la paradoja más notable de la filosofía perenne. Hemos visto ya que las grandes tradiciones de sabiduría suscriben la noción de que la realidad se manifiesta a través de una serie de niveles , o dimensiones, y que las dimensiones superiores son más inclusivas y, por consiguiente, más "próximas" a la totalidad absoluta de la Divinidad o el Espíritu. En este sentido, y en la medida en que no tomemos la metáfora en un sentido literal, el Espíritu constituye la cúspide del ser, el peldaño superior de la “escalera” evolutiva. Pero también es cierto que el Espíritu es la madera de la que está hecha la escalera misma y cada uno de sus peldaños. El Espíritu es la talidad, la ipseidad, la esencia de todas y cada una de las cosas que existen.

El primer aspecto, el aspecto del peldaño superior, es la naturaleza trascendente del Espíritu que supera cualquier cosa creada, finita y "mundana". Toda la tierra, e incluso todo el universo, podría ser destruída y el Espíritu, no obstante, seguiría permaneciendo.
El segundo aspecto, el aspecto de la madera, es la naturaleza inmanente del Espíritu: el Espíritu se halla igual y totalmente presente, sin parcialidad alguna, en todas las cosas y eventos manifestados, en la naturaleza y en la cultura, en los cielos y en la tierra. Desde este punto de vista, ningún fenómeno se halla más próximo al Espíritu que otro porque todos ellos están "hechos" igualmente del mismo Espíritu. Así pues, el Espíritu es, al mismo tiempo, tanto el objetivo más elevado de todo desarrollo y evolución como el sustrato de toda la secuencia y se halla tan plenamente presente al comienzo como al final. El Espíritu es anterior, pero no ajeno, al mundo.

El fracaso en no tener en cuenta esta paradójica situación ha conducido históricamente a los seres humanos a visiones muy unilaterales, y políticamente muy peligrosas, del Espíritu. Tradicionalmente, las religiones patriarcales han tendido a subrayar la naturaleza trascendente del Espíritu y a condenar, en consecuencia, a la tierra, a la naturaleza, al cuerpo y a la mujer a un status inferior. Antes de eso, sin embargo, las religiones matriarcales tendían a subrayar la naturaleza inmanente del Espíritu y la visión del mundo panteísta resultante equiparaba a la tierra finita y creada con el Espíritu infinito y no creado.

Es así que tanto las religiones matriarcales como las patriarcales han sustentado visiones unilaterales del Espíritu que han tenido nefastas consecuencias históricas y que han conducido al ser humano a realizar brutales sacrificios masivos para propiciar la fertilidad de la Diosa Tierra o a emprender guerras santas en nombre del Dios Padre. Pero, en el mismo núcleo de todas estas deformaciones superficiales, la filosofía perenne, el núcleo esotérico interno de la sabiduría religiosa, ha soslayado siempre todas las dualidades, tierra o cielo, masculino o femenino, finito o infinito, ascesis o revelación, y se ha ocupado, por el contrario, de tratar de lograr su unión e integración, no "dualismo". Esta unión entre los cielos y la tierra, lo masculino y lo femenino, lo infinito y lo finito, terminó explicitándose en las enseñanzas "tántricas" de las diversas tradiciones de sabiduría , desde el gnosticismo occidental hasta el vajrayana oriental. Este es, en definitiva, el núcleo no dual de las tradiciones de sabiduría al que se aplica el término de filosofía perenne.

El hecho es que si intentamos pensar en el Espíritu en términos mentales, lo que necesariamente provoca ciertas distorsiones, puesto que los holones inferiores no pueden englobar totalmente a los holones superiores, deberíamos, al menos, tener en cuenta la paradoja entre trascendencia e inmanencia que hemos señalado. La paradoja es simplemente la forma que adopta la no dualidad cuando se la considera desde el nivel mental. El Espíritu, en sí mismo, no es paradójico porque, estrictamente hablando, no hay forma alguna de caracterizarlo.

Esto se aplica doblemente a la holoarquía. Ya hemos dicho que cuando el Espíritu trascendente se manifiesta lo hace a través de una serie de estadios o de niveles, la gran cadena del ser. Pero esto no significa que el Espíritu, o la Realidad, sea en sí mismo jerárquico. El Espíritu Absoluto, o la Realidad, no es en modo alguno calificable en términos mentales; que, a fin de cuentas, son holones inferiores; y, por consiguiente, es ajerárquico, es shunyata, nirguna, apofático, es decir, totalmente incalificable y totalmente limpio de rastro alguno de atributos concretos limitadores. Sin embargo, cuando se manifiesta lo hace gradualmente, en estratos, en dimensiones, en capas, en niveles o en grados, elijamos el término que prefiramos, y eso es precisamente la holoarquía. En el vedanta se habla de los koshas, las distintas envolturas o estratos que cubren a Brahman; en el budismo son los ocho vijnanas, los ocho niveles de conciencia, cada uno de los cuales es una versión descendente o más restrigida de las dimensiones mayores; en la kabbalah se les denomina los sephiroth, etc.

El hecho es que todos éstos son niveles que foman parte del mundo manifiesto, de maya. Cuando maya no se reconoce como el juego de lo Divino, no hay nada más que ilusión. Jerarquía es ilusión. De hecho, los únicos niveles que existen son niveles de ilusión, no niveles de realidad. Pero, según las tradiciones, la comprensión, y sólo la comprensión, de la naturaleza jerárquica del samsara nos permite realmente salir de él.

Fuentes:
Ken Wilber, "Trascender el Ego".







La Gran Cadena del Ser. (2)

La Holoarquía

La jerarquía es, pues, simplemente un ordenamiento creciente de holones y representa un aumento en la totalidad y en la capacidad integradora. Es por ello que el concepto de jerarquía es tan importante para la teoría de sistemas, la teoría de la totalidad u holismo, y también para la filosofía perenne. Cada paso adelante en la gran cadena del ser conlleva un incremento en la unidad y una ampliación de la identidad. De este modo tiene lugar un proceso que abarca desde la identidad aislada del cuerpo, pasando por la identidad social y comunitaria de la mente hasta llegar a la suprema identidad del espíritu, una identidad que literalmente abarca todo tipo de manifestación. Esta es la razón por la que la gran jerarquía del ser suele representarse como una serie de círculos concéntricos, de esferas "anidadas". Así pues, la crítica común de que toda jerarquía es "lineal" se halla completamente equivocada. En realidad, como señalaba Coomaraswamy, sólo podemos utilizar libremente la metáfora de los "niveles", los "escalones" o los "estratos", si nos tomamos la molestia de poner en marcha la mínima imaginación necesaria como para tratar de comprender aquello que realmente queremos decir.

Las secuencias de la evolución y del desarrollo proceden por jerarquización, o por órdenes de holismo creciente. Las moléculas, por ejemplo, se ordenan en células y éstas, a su vez, en órganos, organismos y sociedades de organismos. En el desarrollo cognitivo nos encontramos con que la consciencia se expande desde las imágenes simples, que representan a una sola cosa o evento, pasando por los símbolos y los conceptos, que representan grupos, o clases de cosas y eventos, hasta llegar a las reglas, que permiten integrar y organizar numerosas clases y grupos en verdaderas redes. En el desarrollo moral nos encontramos con un razonamiento que abarca desde el individuo aislado hasta el grupo, tribu, de individuos relacionados y, de ahí, a la red completa de grupos que se encuentra más allá de los individuos particulares. Así pues, los patrones más holistas aparecen posteriormente en el desarrollo porque su existencia requiere de la emergencia de las diferentes partes que terminarán integrándose o unificándose, del mismo modo que la frases completas sólo emergen después de que lo hayan hecho las palabras.

Tales jerarquías implican un tipo de redes de control donde los niveles inferiores; es decir, los niveles menos holistas; pueden influir sobre los niveles superiores, o más holistas, a través de lo que se denomina "causación ascendente". Pero, del mismo modo, los niveles superiores también pueden ejercer una poderosa influencia o control sobre los inferiores mediante la denominada “causación descendente”; cuando decidimos mover el brazo, por ejemplo, todos los átomos, moléculas y células del brazo se mueven con él.

En cualquier secuencia evolutiva de crecimiento, cuando emerge un estadio, u holón, más abarcador, termina incluyendo las capacidades, pautas y funciones propias del estadio anterior, es decir de los holones previos, y les agrega sus propias y más abarcadoras capacidades. En este sentido, y sólo en éste, los holones nuevos son más abarcadores, "más elevados" y "más amplios". Sea cual fuere la importancia del valor de los estadios previos, el nuevo estadio los engloba a todos pero también les añade un nuevo elemento, una capacidad más integradora, por ejemplo, y ese "algo más" es "un valor extra" relativo al estadio previo, y menos abarcador. Esta definición crucial de "estadio superior", que fue introducida por primera vez en Occidente por Aristóteles y en Oriente por Shankara, ha sido absolutamente central en la filosofía perenne desde entonces. Como dijo Hegel en primer lugar y han repetido después de él todos los evolucionistas, cada estadio es adecuado y válido, pero los estadios superiores son más adecuados y, sólo en ese sentido, más valiosos, lo cual siempre significa más holistas.

Es por este motivo que Koestler, después de haber advertido que todas las jerarquías están compuestas por holones, por órdenes de totalidad creciente, señaló que la palabra más adecuada para jerarquía es realmente "holoarquía" . En mi opinión Koestler da de lleno en el blanco y es por ello que, a partir de aquí, seguiremos refiriéndonos a la jerarquía, en general, y a la gran cadena, en particular, como holoarquía.

Una holoarquía normal o natural consiste en el desarrollo secuencial a través de estadios de redes más inclusivas de totalidad creciente, donde las totalidades más amplias, o más abarcantes, son capaces de influir sobre las totalidades infra-ordenadas. Esto es natural, deseable e inevitable y podemos comenzar a advertir ya la forma en que las holoarquías pueden operar patológicamente . Si los niveles superiores pueden ejercer un control sobre los inferiores también pueden sobredominarlos, reprimirlos e incluso alienarlos, lo cual abre la puerta a un mayor rango de dificultades y de patologìas, tanto individuales como sociales.

Es precisamente a causa de que el mundo está dispuesto holoarquícamente, es decir, que contiene campos dentro de campos que se hallan, a su vez, contenidos dentro de otros campos, que las cosas pueden funcionar tan mal en ocasiones y que una perturbación o una patología en un determinado campo puede reverberar y terminar afectando a todo el sistema. En todo caso, la "curación" de esta patología en cualquiera de los sistemas es esencialmente la misma: erradicar los holones patológicos para que la holoarquía pueda recuperar el equilibrio. Así pues, la curación no consiste como sostienen los reduccionistas, en desembarazarse de la holoarquía per se.
Esta es precisamente el tipo de "curación" que nos propone el psicoanálisis, cuando los holones de la sombra rechazan la integración; la teoría crítica social, cuando una ideología opaca usurpa la comunicación abierta; las revoluciones sociales democráticas, cuando los holones monárquicos o fascitas oprimen al cuerpo político; las intervenciones habituales de la ciencia médica, cuando los holones cancerosos invaden un sistema benigno; la crítica feminista radical, cuando los holones patriarcales dominan la esfera pública, etc. No se trata, pues, tanto de desembarazarse de la holoarquía per se sino de atajar e integrar a los holones, digamos, arrogantes.

Fuentes:
Ken Wilber, "Trascender el Ego".








jueves, 25 de octubre de 2007

La Gran Cadena del Ser. (1)

Introducción

La visión del mundo conocida como "filosofía perenne", por manifestarse de manera prácticamente idéntica a través de culturas y épocas, ha confirmado el núcleo no sólo de las grandes tradiciones de sabiduría del mundo entero, desde el budismo hasta el cristianismo, pasando por el taoísmo, sino también de los principales filósofos, científicos y psicólogos. La filosofía perenne se halla tan abrumadoramente difundida que, o bien se trata del mayor error intelectual de la historia de la humanidad, o bien constituye la reflexión más detallada sobre la naturaleza de la realidad que jamás se haya llevado a cabo.

Un aspecto fundamental en la filosofía perenne es la noción de “gran cadena del ser”. La idea en sí misma es muy sencilla. Desde el punto de vista de la filosofía perenne, la realidad no es unidimensional, no es un país plano y compuesto de una substancia uniforme sino que más bien está configurado por dimensiones diferentes pero continuas. Así, pues, la realidad manifiesta se halla constituida por grados o niveles que van desde el nivel inferior más denso y menos consciente hasta el nivel superior más sutil y más consciente. En un extremo de este continuo del ser, del espectro de la conciencia, se halla aquello que Occidente denomina “materia”, lo insensible, lo no consciente, mientras que en el otro extremo se halla el “espíritu”, la “divinidad”, lo “superconsciente”; que, como veremos, se dice que constituye el sustrato omnipenetrante que impregna todos los niveles. Entre ambos extremos se ordenan las otras dimensiones de ser en función de su grado individual:
1- Realidad (Platón),
2- Actualidad (Aristóteles),
3- Inclusividad (Hegel),
4- Consciencia (Aurobindo),
5- Claridad (Leibniz),
6- Valor (Whitehead) o
7- Conocimiento (Garab Dorje).

En ocasiones, la gran cadena se presenta como si estuviera compuesta por tres grandes niveles: materia, mente y espíritu; otras versiones hablan de cinco niveles: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu, y ciertos sistemas yóguicos, por último, enumeran literalmente docenas de dimensiones discretas pero continuas. Para nuestro propósito, sin embargo, bastará con recurrir a una jerarquía de cinco niveles: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu.

La afirmación fundamental de la filosofía perenne es que el ser humano puede crecer y desarrollarse o evolucionar a lo largo de esta cadena hasta llegar al Espíritu mismo y, de este modo, realizar la suprema identidad con la Divinidad, el ens perfectissimus que constituye el principal anhelo de todo nuestro crecimiento y evolución.

Pero adviértase que la gran cadena es, en realidad, una jeraquía y que éste, por otra parte, es un término que, en la actualidad, parece despertar rechazo. El término jerarquía, introducido originalmente por el gran místico cristiano San Dionisio, significa esencialmente "gobernar la propia vida en base a principios espirituales": hiero significa sagrado o santo y archi significa gobierno o regla. Pero apenas se trasladó al campo del poder político y militar, el "gobierno del espíritu" pronto se transformó en el "gobierno de la Iglesia católica". De este modo, un principio espiritual mal entendido terminó convirtiéndose en un sinónimo de despotismo.

Sin embargo, para la filosofía perenne, y en realidad, para toda la psicología moderna, la teoría evolucionista y la teoría de sistemas, la jerarquía consiste simplemente en un ordenamiento de acontecimientos en función de su capacidad "holística". En cualquier secuencia evolutiva aquello que abarca la totalidad de un estadio deviene meramente una parte de la totalidad mayor propia del estadio subsiguiente. Una letra, por ejemplo, forma parte de una palabra, la cual se halla integrada en una frase que, a su vez, forma parte de un párrafo, etc. Arthur Koestler acuñó el término "holón" para referirse a estos elementos que, siendo un todo en un determinado estadio, constituyen un simple elemento compositivo de la totalidad superior propia de un estadio posterior.

Fuentes:
Ken Wilber, "Trascender el Ego".








Filosofía Perenne

La filosofía perenne se ocupa fundamentalmente de las estructuras profundas del encuentro humano con lo Divino, porque aquellas verdades en las que concuerdan plenamente los hindúes, los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufíes suelen referirse a algo profundamente importante, a algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos, a algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.

La Filosofía Perenne es esa visión del mundo que comparte la mayoría de los principales maestros espirituales, filósofos, pensadores e incluso científicos del mundo entero. Se le denomina “perenne” o “universal” , porque aparece implícitamente en todas las culturas del planeta y en todas las épocas. Lo mismo la encontramos en India, México, China, Japón y Mesopotamia, como en Egipto, el Tíbet, Alemania o Grecia. Y dondequiera que la hallemos , presenta siempre los mismos rasgos fundamentales: es un acuerdo universal en lo esencial.

Para nosotros, los seres humanos contemporáneos, que somos prácticamente incapaces de ponernos de acuerdo en nada, esto es algo que se nos hace difícil de creer. Como lo resumió Alan Watts: “Apenas somos conscientes de la extraordinaria singularidad de nuestra propia postura, de modo que nos resulta muy difícil de admitir el hecho evidente de que haya existido un consenso filosófico único, de amplitud universal, sostenido por muchos (hombres y mujeres) , quienes han compartido las mismas experiencias y han transmitido esencialmente las mismas enseñanzas, hoy o hace seis mil años, y desde Nuevo México , en el Lejano Oeste , hasta Japón , en el Lejano Oriente”.

Esto es realmente muy notable. Creo que estas verdades de naturaleza universal constituyen fundamentalmente el legado de la experiencia universal del conjunto de la humanidad, que en todo tiempo y lugar ha llegado a un acuerdo sobre ciertas verdades profundas referidas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo Trascendente . Esta es una forma de describir la Philosophia perennis .


Estructuras Profundas Superficiales

TK: Dices que la filosofía perenne es esencialmente la misma en culturas muy diversas. Pero , en la actualidad, se afirma que es el lenguaje y la cultura lo que modela todo nuestro conocimiento. Desde este punto de vista , no existe una condición humana, como tal, sino tan sólo historia humana; y esa historia es muy diferente en cada caso ¿Qué opinas respecto de toda esta noción de relatividad cultural?

KW: Hay mucha verdad en ello. Existe , sin duda, una diversidad de culturas que poseen un “conocimiento local” diferente , y la investigación de esas diferencias constituye una actividad muy interesante. Pero si bien es cierta la existencia de una relatividad cultural, ello no es toda la verdad.

Además de las diferencias culturales evidentes, como el tipo de alimentación, las estructuras lingüísticas o las costumbres de apareamiento, por ejemplo, existen también muchos otros fenómenos en la existencia humana que son, en gran medida, universales o colectivos. El cuerpo human o tiene , por ejemplo , doscientos ocho huesos, un corazón y dos riñones, tanto si se trata de un habitante de Nueva York como de Mozambique, y tanto hoy en día como hace miles de años. Estas características universales constituyen lo que se denomina “estructuras profundas” , porque son esencialmente las mismas en todas partes.

Sin embargo, puede que las diversas culturas utilicen esas estructuras profundas de manera muy diversa , como los chinos , que vendaban los pies de sus mujeres , o los de Ubangi , que estiraban sus labios, o bien el uso de tatuajes y de prendas de vestir , los juegos, el sexo y el parto, todo lo cual varía considerablemente de una cultura a otra. Todas estas variables reciben el nombre de “estructuras superficiales”, porque son locales en vez de universales.

Lo mismo ocurre también en el ámbito de la mente humana. Ésta posee estructuras superficiales , que varían entre las distintas culturas ; y estructuras profundas , que permanecen esencialmente idénticas independientemente de la cultura considerada. Las estructuras mentales superficiales varían considerablemente entre sí, y las estructuras mentales profundas son, por su parte, extraordinariamente similares.

La filosofía perenne se ocupa fundamentalmente de las estructuras profundas del encuentro humano con lo Divino, porque aquellas verdades en las que concuerdan plenamente los hindúes, los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufíes suelen referirse a algo profundamente importante , a algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos, a algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.

Siete Principios Fundamentales

TK: A primera vista, resulta difícil ver en qué podrían estar de acuerdo el budismo y el cristianismo. ¿Cuáles son, pues, los principios fundamentales de la filosofía perenne? ¿Podrías postular sus tópicos fundamentales? ¿Cuántas son esas verdades profundas y esos puntos de acuerdo fundamentales?

KW: Son muchos, pero veamos los siete que considero más importantes:
1- El Espíritu existe.
2- El Espíritu está dentro de nosotros.
3- A pesar de ello, la mayor parte de nosotros vive en un mundo de ignorancia, separación y dualidad, en un estado de caída ilusorio, y no nos percatamos de ese Espíritu interno.
4- Hay una salida para ese estado de caída, de error o de ilusión; hay un Camino que conduce a la liberación.
5- Si seguimos ese camino hasta el final , llegaremos a un Renacimiento, a una Liberación Suprema.
6- Esa experiencia marca el final de la ignorancia básica y el sufrimiento.
7- El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres sensibles.

TK: ¡Has dicho muchas cosas! Vayamos paso a paso. Dices que el espíritu existe.

KW: El Espíritu existe, Dios existe, existe una Realidad Suprema, ya sea que se le dé el nombre de Brahman, Dharmakaya, Yahwel, Atón, Kether, Tao, Allah, Shiva: “Muchos son los nombres que recibe lo Uno”.

TK: Pero , ¿ cómo sabes que el Espíritu existe? Los místicos dicen que existe , pero ¿en qué basan esa afirmación?

KW: En la experiencia directa. Sus afirmaciones no se basan en meras creencias, ideas, teorías o dogmas, sino en la experiencia directa, en la experiencia espiritual real.
Esto es lo que diferencia a los verdaderos místicos de los religiosos dogmáticos.

TK: Pero ¿qué hay del argumento de que la experiencia mística no es un conocimiento válido , porque es inefable y , por consiguiente , incomunicable?

KW: Ciertamente , la experiencia mística es inefable y no puede traducirse enteramente en palabras, pero lo mismo ocurre con cualquier otra experiencia, ya se trate de una puesta de sol, el sabor de un trozo de torta o la armonía de una fuga de Bach.

En cualquiera de estos casos , debemos haber tenido la experiencia real para saber de qué se trata. Pero no por ello se debe concluir que la puesta de sol, la torta o la música no existen o son experiencias no válidas. Además, aunque la experiencia mística sea, en gran medida, inefable, igualmente puede ser comunicada o transmitida. Así, por ejemplo, de la misma manera que la danza se puede enseñar aunque no se pueda transmitir con palabras, también es posible aprender una determinada práctica espiritual bajo la tutela de un determinado maestro espiritual.

Conocimiento Empírico

TK: Pero esa experiencia mística que le parece tan verdadera al místico bien podría estar equivocada. Los místicos pueden afirmar que están fundiéndose con Dios , pero ésa no es ninguna garantía de que lo que dicen es lo que ocurre en realidad. Ningún conocimiento es absolutamente seguro.

KW: Estoy de acuerdo en que la experiencia mística no es más cierta que cualquier otra experiencia directa. Pero ese argumento, lejos de echar por tierra las afirmaciones de los místicos, las eleva, en realidad, al mismo nivel que yo acepto definitivamente . En otras palabras, el mismo argumento que se puede aducir en contra del conocimiento místico , puede aplicarse, en la práctica , a cualquier otra forma de conocimiento basado en la experiencia evidente, incluida la experiencia empírica. Creo que estoy mirando la luna, pero bien pudiera estar errado; los físicos creen en la existencia de los electrones, pero podrían estar equivocados; los críticos consideran que Hamlet fue escrito por un personaje histórico llamado Shakespeare, pero podrían estar en un error, etc.

¿Cómo podemos estar seguros de la veracidad de nuestras afirmaciones? Mediante más experiencias.

Pues bien, eso es precisamente lo que han estado haciendo históricamente los místicos a lo largo de décadas, siglos y milenios: comprobar y refinar sus experiencias, un logro de constancia histórica que hace palidecer incluso a la ciencia moderna. El hecho de que este argumento, lejos de echar por tierra las afirmaciones de los místicos, les confiere, de una manera sumamente adecuada, a mi juicio, el nivel de auténticos expertos e informados sobre su especialidad , los convierte, por lo tanto, en los únicos verdaderamente capacitados para establecer aseveraciones al respecto.

TK: Una última objeción, ¿No es posible acaso que la noción de “ser uno con el espíritu” no sea más que un mecanismo de defensa regresivo para proteger a una persona contra el pánico ante la muerte y lo temporal?

KW: La experiencia de unidad atemporal con el Espíritu no es una idea o un deseo; es una aprehensión directa. Y sólo podemos considerar esa experiencia directa de tres maneras diferentes: afirmar que se trata de una alucinación, a lo cual acabo de responder; asegurar que es un error, cosa que también he rebatido, o aceptarla como lo que dice ser: una experiencia directa de nuestro Ser Espiritual.

TK: Por lo que dices, el misticismo genuino, a diferencia de la religión dogmática, es científico, porque se basa en la evidencia y en la comprobación experimental directa , ¿ no es cierto ?

KW: Efectivamente. Los místicos te piden que no creas absolutamente en nada y te ofrecen un conjunto de experimentos para que los verifiques en tu propia conciencia.

El laboratorio del místico es su propia mente y el experimento es la meditación.

Tú mismo puedes verificar y comparar los resultados de tu experiencia con los resultados de otros que también hayan llevado a cabo el mismo experimento.

A partir de ese conjunto de conocimiento experimental, consensualmente validado, llegas a ciertas leyes del espíritu, o a ciertas “verdades profundas” si prefieres llamarlas así.

TK: Y esto nos lleva de nuevo a la filosofía perenne, a la filosofía mística y a sus siete grandes principios. El segundo principio era: el espíritu está dentro de ti.

KW: El espíritu está dentro de ti, hay todo un universo en tu interior. El asombroso mensaje de los místicos es que en el centro mismo de tu ser, tú vives la divinidad. Estrictamente hablando, Dios no está dentro ni fuera, ya que el Espíritu trasciende toda dualidad, pero uno lo descubre buscando fuertemente adentro, hasta que ese “adentro” termina convirtiéndose en “más allá”.

Mundo Interior

TK: Pero , entonces ¿por qué no hay más gente que sea consciente de eso? Si el Espíritu está realmente en nuestro interior , ¿por qué no es evidente para todo el mundo?

KW: Muy bien. Entremos ahora en el tercer punto. Si realmente soy uno con Dios , ¿por qué no me doy cuenta? Algo me está separando del Espíritu ¿Por qué esta Caída? ¿Cuál ha sido el error?

Las diferentes tradiciones dan diferentes respuestas a este asunto, pero todas ellas concluyen fundamentalmente en lo siguiente: “no puedo percibir mi Verdadera Identidad, mi unión con el Espíritu, porque mi conciencia está obnubilada y obstruida por alguna actividad . Aunque recibe muchos nombres diferentes, es simplemente la actividad de contraer y centrar la conciencia en mi yo individual, en mi ego personal. Mi conciencia no está abierta, relajada y centrada en Dios, sino cerrada, contraída y centrada en mí mismo. Y es precisamente la identificación con esa contracción en mí mismo y la consiguiente exclusión de todo lo demás lo que me impide encontrar o descubrir mi identidad interior , mi verdadera identidad con el Todo”.

TK: Esta situación suele llamarse “dualismo” , ¿no es cierto ?

KW: Así es. Me divido a mí mismo en un “sujeto” separado del mundo de los “objetos” ubicados ahí fuera y, a partir de ese dualismo original, sigo dividiendo el mundo en todo tipo de opuestos en conflicto: placer y dolor, bien y mal, verdad y mentira, etc. Según la filosofía perenne, la conciencia dominada por el dualismo sujeto- objeto no puede percibir la realidad tal como es, la realidad en su totalidad, la realidad como Identidad Suprema. En otras palabras: el error es la contracción de uno mismo, la sensación de identidad separada, el ego. El error no descansa en algo que hace el pequeño yo, sino en algo que es. Como dijo Gautama el Buda: para poner fin al sufrimiento , debes abandonar al pequeño yo o ego; pues ambas cosas nacen y mueren al mismo tiempo.

TK: Así que la trascendencia del “pequeño yo” conduce al descubrimiento del “gran Yo”.

KW: En efecto. En sánscrito, este “pequeño yo” o alma individual se denomina ahamkara , que significa “nudo” o “contracción”; y es este ahamkara, esta contracción dualista o egocéntrica de la conciencia, lo que constituye la raíz misma del estado de caída.

Llegamos así al cuarto gran principio de la filosofía perenne: hay una forma de superar la Caída, una forma de cambiar este estado de cosas, una forma de desatar el nudo de la ilusión y el error básico.

TK: Botar a la basura al ego individualista.

KW: (risas). Así es. Rendirse o morir a esa sensación de ser una identidad separada, al pequeño yo, a la contracción sobre uno mismo. Si queremos descubrir nuestra identidad con el Todo , debemos abandonar nuestra identificación errónea con el ego aislado. Pero , esta Caída se puede revertir instantáneamente al comprender que, en realidad, nunca ha existido , ya que sólo existe Dios y, por consiguiente, el yo separado nunca ha sido más que una ilusión. Sin embargo, para la mayor parte de nosotros, esa situación debe ser superada gradualmente , paso a paso.

En otras palabras, el cuarto principio de la filosofía perenne afirma que existe un Camino y que, si lo seguimos hasta el final, terminará conduciéndonos desde el estado de caída hasta el estado de iluminación, desde el Samsara hasta el Nirvana, desde el Infierno hasta el Cielo.

El Camino del Conocimiento y el de la Devoción

TK: ¿Es la meditación ese Camino?

KW: Bien , podríamos decir que hay diversos “caminos” que constituyen lo que estoy llamando genéricamente “ el Camino ” y nuevamente se trata de diferentes estructuras superficiales que comparten todas ellas la misma estructura profunda. En el hinduísmo, por ejemplo, se dice que hay cinco grandes caminos o yogas. Yoga significa sencillamente “unión”, la unión del alma con la Divinidad.

Pero quizá podamos simplificar todo esto diciendo que todos esos caminos, ya sean hinduístas o provenientes de cualquier otra tradición de sabiduría, se dividen en dos grandes caminos : el primero es una vía de conocimiento , mientras que el segundo , por el contrario, es una vía devocional. Un Jnani (sabio hindú) dice: “Yo soy Dios, la Verdad universal”. Un Devoto, por su parte, dice: “Yo no soy nada ¡Oh Dios! Tú lo eres todo”. En ambos casos , desaparece la sensación de identidad separada”.

La clave del asunto está también en que en cualquiera de estos dos casos el individuo que recorre el Camino trasciende o muere al pequeño yo y redescubre, o resucita, a su Identidad Suprema con el Espíritu universal. Y eso nos lleva al quinto gran principio de la filosofía perenne, es decir, el del Renacimiento, la Resurrección o la Iluminación. El pequeño yo debe morir , para que dentro de nuestro ser pueda resucitar el gran Yo.

Las distintas tradiciones describen esa muerte y nuevo renacimiento con nombres muy diversos.

Iluminación

TK: ¿La iluminación se experimenta realmente como una muerte real o esto no es más que una metáfora?

KW: En realidad , esto se refiere a la muerte del ego individualista.

Los relatos de esa experiencia, que pueden ser muy dramáticos , pero también muy sencillos y nada espectaculares , afirman claramente que de repente te despiertas y descubres que, entre otras cosas, y por más extraño que pueda parecer, tu verdadero ser es todo lo que has estado mirando hasta ese momento. Descubres que literalmente eres uno con todo lo manifestado, uno con el universo y que, en realidad, no te vuelves uno con Dios y el todo, sino que entonces tomas conciencia de que eternamente has sido esa unidad sin haberte percatado antes de ello. Pero junto a ese sentimiento, junto al descubrimiento del Ser que todo lo impregna, se experimenta también la sensación muy concreta de que tu pequeño ego ha muerto, que ha muerto de verdad.

TK: Al trascenderse el pequeño ego , ¿se descubre la eternidad?

KW (Larga pausa). Sí, siempre que no consideremos que la eternidad es un tiempo que no acaba nunca , sino un momento sin tiempo, el presente eterno, el ahora atemporal.

El Espíritu, el Ser, está presente en el sentido de ser Pura Presencia, no en el de estar en un ahora interminable que es una noción más bien espantosa.

En cualquiera de los casos, el sexto gran principio fundamental de la filosofía perenne afirma que la iluminación o liberación pone fin al sufrimiento.

Lo que causa el sufrimiento es el apego y el deseo de nuestra identidad separada; y lo que pone fin al sufrimiento es el camino meditativo que trasciende al pequeño yo, al deseo y al apego. El sufrimiento es inherente a ese nudo o contracción llamado ego y la única forma de acabar con el sufrimiento es trascender el ego.

No se trata de que después de la iluminación, o después de la práctica espiritual en general, ya no sientas dolor, angustia, miedo o daño. Todavía sientes eso. Lo que simplemente ocurre es que esos sentimientos ya no amenazan tu existencia y, por lo tanto, dejan de constituir un problema para ti. Ya no te identificas con ellos, ya no los dramatizas, ya no tienen energía, ya no te resultan amenazadores. Por una parte, ya no hay ningún ego fragmentado que pueda sentirse amenazado y, por otra, nada puede amenazar a ese gran Yo del Ser original y auténtico, puesto que, siendo el Todo, no hay nada ajeno a él que pueda hacerle daño. Esta situación produce una profunda relajación y distensión del corazón. Por más sufrimiento que experimente ahora el individuo, su verdadero Yo no se siente amenazado. El sufrimiento puede presentarse y puede desaparecer, pero ahora la persona está firmemente asentada y segura en “la paz que sobrepasa el entendimiento”.

El sabio experimenta el sufrimiento, pero éste no le hace “daño”.

Y como es consciente del sufrimiento, se siente motivado por la compasión y el deseo de ayudar a quienes sufren y creen en la realidad del sufrimiento.

TK: Lo cual nos lleva al séptimo punto, la motivación del iluminado.

KW: Sí . Se dice que la verdadera iluminación deriva en una acción social inspirada por la misericordia y la compasión, en un intento de ayudar a todos los seres humanos a alcanzar la Liberación Suprema. La actividad iluminada no es más que un servicio desinteresado. Como todos somos uno en el mismo Ser, entonces, al servir a los demás estoy sirviendo a mi propio Ser.

Fuentes:
Extracto de una entrevista de Terry Killam (futura esposa de Wilber) a Ken Wilber.
Textos de "Gracia y Coraje" por Ken Wilber.

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miércoles, 24 de octubre de 2007

Tantra.

A partir del siglo IV surge en la India un movimiento filosófico, esotérico y espiritual que habría de ejercer una considerable influencia en el hinduismo, el budismo y otros sistemas soteriológicos no sólo de la India, sino de distintos países de Asia, y que unos 500 años después condujo a la creación del "Hatha Yoga". Aunque el "Tantrismo" va conformándose a partir del siglo IV como un cuerpo filosófico-esotérico sistematizado, sus raíces se pierden en la noche de los tiempos y muchos de sus más significativos principios místico-iniciáticos son pre-védicos y cuentan con una antigüedad de más de cinco milenios. Algunos investigadores fijan los comienzos del Tantrismo en los antiguos cultos del periodo védico, mientras que otros detectan elementos tántricos en las civilizaciones pre-védicas de Harappa y Mohenjo Daro, del tercer milenio a.C., por lo menos.

De la fusión de elementos tántricos y yóguicos habría de surgir posteriormente el "Tantra Yoga" o yoga del control perfecto sobre las energías.

Literalmente, el término sánscrito tantra significa “tejido”, “entretejido”, “entramado” y proviene de la raiz tan, “extender”, “expandir”. En sentido técnico, tantra significa "continuidad", es decir, la continuidad entre el cuerpo y la mente, entre la realidad externa y la interna, entre la transcendencia y la inmanencia. Sin embargo, la definición tradicional de tantra es "aquello que extiende la sabiduría".

El Tantra Yoga, o simplemente Tantra, combina muchos elementos de otros tipos de yoga en una gran síntesis; entiende el hombre y el cosmos como un todo unido, como una inmensa red unificada. Este yoga, íntimamente relacionado con la naturaleza y sus energías, se sirve de técnicas propias del Hatha Yoga, el Mantra Yoga y el Kundalini Yoga. Además, los tántricos utilizan la meditación en "yantras" y "mandalas", la ceremonia "nyâsa" o de purificación psicosomática y técnicas para la sublimación de la energía sexual y su transformación en energía espiritual o para la instrumentalización mística de la relación sexual. En el Tantra Yoga se concede especial relevancia a los rituales y las técnicas de visualización que persiguen el despertar del poder psico-espiritual (kundalinishakti), inherente en el cuerpo humano.

El Tantra Yoga se considera a si mismo como una nueva revelación que aspira a ser la enseñanza mas adecuada para esta Edad Oscura (kaliyuga) en que nos encontramos actualmente y que sustituye a la primitiva revelación védica.

En contraste con las primitivas enseñanzas, los adeptos del Tantra introdujeron una perspectiva positiva sobre el cuerpo. En el Tantra se considera el cuerpo humano como una valiosa plataforma para lograr la iluminación y por consiguiente buscan mantenerlo en excelente estado de salud a través de una variedad de medios que incluyen el Hatha Yoga.

El Tantra Yoga trabaja con el cuerpo físico y con su aspecto sutil (prânamayakosha), compuesto de energía vital (prâna). Según el modelo del Tantra, el cuerpo energético sutil contiene siete o más vórtices principales (chakra), que están alineados a lo largo de la columna vertebral. El poder de la serpiente (kundalinishakti) se despierta en el centro psicoenergético más bajo y luego debe ascender hasta la cima de la cabeza. Se piensa que este logro lleva a, o coincide con, la liberación o iluminación espiritual.

En Occidente, el Tantra Yoga se malinterpreta como una forma de libertinaje sexual. Aunque es verdad que algunas escuelas de Tantra Yoga hacen uso del ritual sexual como una herramienta de transformación, la mayoría de las escuelas Tántricas se apuntan a un acercamiento más conservador. Pero incluso las denominadas escuelas de la "mano izquierda" consideran el autodominio en materias sexuales como una virtud suprema. En todo caso, el Tantra no busca aumentar el placer al máximo, sino comprender la beatitud (ânanda) que es característica inalienable de nuestro más profundo si-mismo.

Tantra, o Tantrismo, es un término general por el cual los Occidentales, estudiantes de la espiritualidad de la India, designan un tipo particular de enseñanza dentro del Hinduismo y del Budismo. No puede resumirse facilmente en qué consiste esta enseñanza, porque el Tantrismo comprende un espectro muy amplio de creencias y prácticas. Sin embargo, para dar una descripción simplificada, se puede decir que la mayoría de las escuelas del Tantrismo incluyen los siguientes rasgos:

— La iniciación y el discipulado espiritual con un adepto calificado (guru);

— La creencia en que la mente y la materia son manifestaciones de una Realidad espiritual superior, que es nuestra verdadera naturaleza siempre presente;

— La creencia en que la Realidad espiritual (nirvana) no es algo distinto del reino empírico de la existencia (samsâra), sino algo inherente en él;

— La creencia en la posibilidad de lograr la iluminación permanente o liberación mientras mientras se permanece en el estado físico;

— La meta de lograr la liberación/iluminación por medio del despertar del poder espiritual —denominado kundalinishakti—, adormecido en el cuerpo-mente humano;

— La creencia en que nacemos muchas veces, en que este ciclo sólo se interrumpe en el momento de la iluminación y en que la cadena del renacimiento esta determinada por la calidad moral de nuestras vidas a través de la acción del karma;

— La asunción de que vivimos en la actualidad en la Edad Oscura (kaliyuga) y que, por consiguiente, debemos servirnos de toda posible ayuda en el camino espiritual, incluso de prácticas que se juzgan perjudiciales por la moralidad convencional;

— La creencia en la eficacia mágica del ritual, basado en la noción metafísica de que el microcosmo (es decir, el ser humano) es un reflejo fiel del macrocosmo (es decir, el universo);

— El reconocimiento de que la iluminación espiritual se acompaña de, o proporciona acceso a, una amplia variedad de poderes psíquicos, y un cierto interés en la explotación de estos poderes, tanto para propósitos materiales como espirituales;

— La comprensión de que la energía sexual es un depósito importante de energía que debe utilizarse con sabiduría para acelerar el proceso espiritual, en lugar de bloquearlo mediante la consecución del orgasmo;

— Énfasis en la valerosa experiencia de primera mano, en lugar de confiar en el conocimiento de otros.

Por otro lado, se puede considerar que el eje principal sobre el que pivotan la mayoría de las escuelas tántricas es la idea de shakti, el principio femenino de la existencia cósmica, la Diosa. El tântrika o sâdhaka trata de conseguir la ayuda de este principio en su afán por la liberación. Esto se expresa mediante ceremonias externas de adoración (pûjâ) de la femineidad Divina, pero también mediante simbólicos rituales internos, principalmente bajo la orientación del Kundalini Yoga.

Generalmente, se reconocen tres grandes ramas dentro del Tantrismo:

— Dakshinamârga, o camino de la mano derecha, que constituye la via conservadora y tradicional.

— Vâmamârga, o camino de la mano izquierda, que ha conducido al Tantrismo al descrédito y la crítica social, especialmente por la práctica del pancatattva, ritual que utiliza elementos tradicionalmente prohibidos, especialmente el intercambio sexual (maithunâ).

— Kulamârga, el camino de la importante secta Kaula (Kaula Yoga), que puede asimilarse al Kundalini Yoga.

El término Tantra hace referencia también a todo un género de escrituras sagradas del Shaktismo, del Shivaismo y de algunas ramas budistas que contienen todas las enseñanzas necesarias para el crecimiento espiritual y la liberación. Los Tantras hindúes toman a menudo la forma de diálogo entre Shiva y su divina esposa (Devî, Pârvatî, etc.). Los dos textos mas conocidos son el Kula Arnava Tantra y el Mahâ Nirvâna Tantra.

Visión tántrica de la realidad

Para comprender mejor la filosofía tántrica es necesario distinguir entre un plano superior de la realidad, un estado de conciencia cósmica, al cual nos referiremos como Realidad, con 'R' mayúscula, y nuestra realidad macrocósmica o mundana, a la cual llamaremos realidad, con 'r' minúscula. En nuestra realidad inferior existe una dualidad fundamental que se expresa como masculino y femenino. El Tantra ve que todo en esta realidad contiene energías masculinas y femeninas. Pero en la Realidad superior no existe esa dualidad. En esta Realidad se encuentra la Unidad. No existe lo masculino y lo femenino; está tan sólo el Uno. La palabra tántrica para el Uno es "Shiva Shakti", que se refiere a la unión de la conciencia cósmica con la energía creativa, la fuerza que mueve la creación, la combinación perfecta de lo masculino y de lo femenino que forma el Uno indiferenciado.

La meta tántrica es esa condición de Unidad. En términos más «actuales», podríamos decir que la meta consiste en lograr la autorrealización o la integración personal, o simplemente la totalidad. Para los tántricos, la pareja es el vehículo con que se va de la realidad a la Realidad.

Ciencia Tántrica

Se considera al Tantra introductor del concepto de Chakras, o centros psíquicos de energía, como parte de la biología humana.

Los chakras son órganos del Cuerpo sutil o energético, que se considera distinto e independiente del Cuerpo físico. El Tantra habla de varios cuerpos: la capa (o cuerpo) más externo la forman la piel y los huesos. Después está el sistema respiratorio, más sutil; y aún más profundo y sutil, el sistema cognoscitivo. Finalmente encontramos la capa más sutil de todas, el cuerpo sutil, el sistema intuitivo o psíquico del cuerpo, donde están los chakras, por el cual podemos lograr éxtasis físico y la unión espiritual.)

Existen siete chakras principales en el cuerpo sutil, cada uno de los cuales es a la vez generador y depósito de energía y de consciencia psíquica. Los chakras van conectados a uno o más de los otros cuerpos por medio de «canales sutiles» llamados Nadis. De esta forma la energía de cada uno de los chakras nutre a todo el cuerpo. Estos canales no son distintos de los meridianos en los que se basa la acupuntura, y también son similares a nuestra comprensión de las conexiones y redes neuronales del cuerpo.

Fuentes:

martes, 23 de octubre de 2007

Introducción al Tantra.

Hay dos principios en el universo, Shiva y Shakti. "Shiva" representa el aspecto masculino mientras que "Shakti" al feminino. Shiva és conciencia pura. Shakti es femenina, el poder del movimiento. Cuando Shakti entra en Shiva, es cuando Shiva vive. Principio básico de la ciencia Tántrica. El "Tantra" es la ciencia del principio del macho y hembra en este mundo. La palabra tantra se compone de dos sílabas: tan y tra. Tan viene de la palabra tanu, un verbo Sánscrito que significa expansión. Esta expansion es de conciencia. El conocer la totalidad de la divinidad interior es la ciencia del Tantra

Estos tres principios forman un triángulo, el cual es el cimiento del Tantra. "Iccha Shakti" es el deseo de buscarse a uno mismo hasta encontrarse. Iccha Shakti tiene que acompañarse de "Jnana Shakti". El conocimiento de da la capacidad y el acceso a lo que buscas. "Kriya", es como realizar tus acciones, es el concepto clave en el Tantra. si es que existe un conflicto entre Iccha e Jnana , entonces uno no puede realizar sus actos apropiadamente. La mente está dividida si estas tres no están sincronizadas. Tomese su tiempo y piense lo que usted vaya a decir, ¿Que aspiraciones tiene? Jnana le ayuda a mantenerse claro, asi usted puede realizar sus acciones de manera apropiada.

En la senda del Tantra, Shiva y Shakti son como el calor y el fuego, el rayo y el sol. ¿Como podemos separar la luz de luna de la luna misma? Shakti es inherente en Shiva , y Shiva es inherente en Shakti. El hombre y la mujer tienen ambos el mismo principio del macho y hembra en su interior. El hombre está incompleto sin el principio femenino en su interior y la hembra está incompleta sin el principio masculino. Tenemos una busqueda natural por completarlo. Buscamos afuera por nuestra mujer u hombre siendo que el inicio y el final de la busqueda debería ser uno mismo.

Shakti, en la forma de "kundalini", reside en su "chakra del muladhara" (raiz). El objetivo de una "sadhaka" es el de despertar este kundalini cosa que este se eleve hacia la "chakra" corona y encuentra a Shiva. "Maithuna" se conoce como una especie de alianza o matrimonio y en sentido literal, significa sexo sagrado. Debe ser por eso que en occidente se cree que tantra es una via de sexo. Se necesitan cinco ingredientes para la practica espiritual en tantra, estas son "tantra - mansa", "madya", "matsya", "mudra" y "maithuna". Mansa significa que necesita usted carne. Madya significa vino. Matsya es el pescado. Maithuna significa sexo. ¿Si bebemos, comemos carne y pescado y tenemos sexo, estaremos practicando tantra? Eso no te llevará a un extasis verdadero porque las escrituras fueron hechas simbólicamente. Maithuna significa donde Shakti, el kundalini, se eleva hacia el muladhara y se encuentra con Shiva. Ese encuentro, esa unión, se conoce como maithuna.¿Y que pasa con este maithuna? Los yogis beben los vinos de "ananda", intoxicación interna. Matsya significa pescado- los pensamientos flotan en el lago mental de "Manasarovara" en la base del monte sagrado de Kailash. Usted ofrece sus pensamientos como parte de su práctica. Mudras y "bandhas" son parte de la práctica. Mansa, comer carne, es en realidad un "khechari mudra". Cuando uno practica khechari mudra, su lengua se toca en flección. Por eso significa carne comiendo carne. El objetivo del tantra es el de abrir desatar los nudos de sus vendas e intentar despertar el kundalini, la energía enrollada.

Usted acepta que la energía cósmica ingrese a su universo individual y a entregar su universo individual al universo cósmico. Usted se ve a si mismo en el todo, y el todo es usted. Usted es ese "Ardha-narishwara".

Usted necesita estar emocionalmente purificado para caminar en la senda de Tantra. Emocionalmente libre no significa estar sin sentimientos. Emocionalmente libre significa que ninguna emoción jamas le va a molestar.
Extraido de "Tantra, La Sublime Senda Del Extasis", ©2001 Lynn Frase.


domingo, 21 de octubre de 2007

Om Namah Shivaya.

"Los portales que llevan a la Sabiduría y al Conocimiento están siempre abiertos."

Este es un mantra excepcionalmente antiguo. Es un mantra puramente shivaico, aunque lo utilizan los adeptos de otras tradiciones indias.
Shiva es el Poder Cósmico. Esta individualizado en cada ser humano. Es el Maestro Interior, la Naturaleza Real, el propio ser que no es mas que el Ser Cósmico.
Este es un mantra de invocacion a lo mas genuino y real de uno mismo, al propio poder nuclear, a la inteligencia primordial.
En castellano, este mantra o invocación se puede expresar:

"Invoco a mi Ser Interior."

Es una formula mística para interiorizarnos, ir mas alla de las estructuras de la mente pensante, reencontrar nuestro angulo de quietud y pecibir lo mas genuino.
Al recitar el mantra hay que interiorizarse tanto como sea posible, situarse como testigo de la mente, enfocarse allí donde nace el mantra y mas allá de donde surge.

Swami Muktananda explicaba:
"Este es el gran mantra liberador.
Significa: "Me inclino ante Shiva."
Shiva no es hindú, ni musulmán, ni budista, ni cristiano. El es tu propio ser. Es el ser de todos. Shiva es la suprema felicidad. Shiva es el amor ilimitado. Shiva es todopoderoso.
Repite siempre el nombre de Shiva."

Este mantra invoca al gurú interior, al maestro que reside mas allá del ego. Hay que irse absorbiendo mas y mas en uno mismo, allende las actividades psicofisicas, sin dejarse tomar por los pensamientos. Enfocándose hacia adentro, la mente se funde en su propia fuente.
Este antiguo y tradicional mantra puede repetirse asociándose o no con la respiración. Se repite asociado con la inhalación y una con la exhalación.
Si no se repite asociado con la respiración, el practicante ira hallando el ritmo y frecuencia de repeticion que mejor avenga con la sustancia de su mente.

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Los Mantras y el Maestro Interior.

Existen dos tipos de Mántras:

1. Jada:
Mántras inertes que deben ser vivificados o animados a través de su repetición. De este modo, no están vivificados "por omisión o default", sino que tienes que hacer eso repitiéndolos por mucho tiempo. En consecuencia, su efecto no es inmediato.

2. Caitanya:
Mántras vivificados. Estos Mántras ya han sido animados o vivificados por otra gente que los repitió por largo tiempo. Como consecuencia de ello, su efecto es inmediato.

Los primeros se dan generalmente en forma privada, es decir, son Mántras personales que "sólo" tú puedes usar. A su vez, los últimos son populares, o sea, son conocidos públicamente. Sin embargo, se dice que sólo darán frutos cuando se los recibe de un verdadero gurú y no cuando se los toma meramente de libros, otra gente, etc. Bien, el problema aquí es cómo va uno a saber si alguien es un gurú genuino o no. Solamente un verdadero discípulo puede reconocer a un verdadero gurú. Pero, como la gran mayoría de la gente no son verdaderos discípulos, aunque puedan creer que lo son, el problema es realmente complejo.

De todas formas, consideremos que existen dos tipos de gurús, uno es meramente un portal en tanto que el otro es el Gurú real. El primero es un ser humano y él/ella se denomina el gurú físico, quien es una mera sombra del segundo. El Gurú verdadero no es un ser humano y por lo tanto no tiene cuerpo. Éste es el verdadero Gurú y mora en ti como Tú Mismo. Si alguien puede comprender Sus mensajes e instrucciones internas, no necesita en absoluto al gurú físico. El problema es que la mayoría de las personas no pueden entender lo que el Gurú interior está diciendo. Entonces, el gurú físico se hace necesario. Con todo, este tipo de gurú es "humano" y tiene un "ego". Este ego debería estar orientado hacia lo divino... pero nunca puedes estar seguro. Se recomienda que lo mejor que uno puede hacer es seguir las instrucciones de un gurú físico hasta que puedas comprender claramente los mensajes del Gurú interno. Únicamente el Gurú interior es totalmente "confiable" cuando se lo entiende apropiadamente ya que no posee ningún cuerpo y Su naturaleza es divina. Los seres humanos... son seres humanos, tú sabes. Obviamente, si quieres tener tu gurú físico aún cuando puedas comprender al Gurú interno, puedes hacerlo... pero ya no es más relevante.

Existe un secreto para que un Mántra dé frutos rápidamente: Debes intentar sentir que "Tú, el Mántra y la Deidad del Mántra son lo mismo". Si repites un Mántra, sintiendo que eres distinto del Mántra y su Deidad, el Mántra no producirá frutos adecuados. Asimismo, si sólo tienes una conciencia "doble", es decir, "Tú y el Mántra son lo mismo" o "Tú y la deidad son lo mismo", el Mántra no rendirá apropiados frutos. Debería haber una conciencia "triple", en suma, "Tú, el Mántra y su Deidad son lo mismo", para tener éxito en su repetición. Éste es el secreto. De esta manera, cuando repitas el "Pañcaaksariimantra", "Tú, el Mántra y Shivá (su Deidad)" deberían ser sentidos como siendo lo mismo".

El Mántra "Om namah shivaaya" se conoce comúnmente como "Pañcaaksariimantra" o "Mántra de cinco sílabas" pues se compone de cinco sílabas (menos Om, por supuesto): na-mah-shi-vaa-ya.

OM namaH shivAya

Su significado literal es: "Om, salutación (námah) a Shivá (shivaaya)". Shivá quiere decir aquí "Dios".
Es un Mántra muy antiguo, y por lo tanto ha sido pronunciado por milenios. Está lleno de "Shákti" o Poder Divino.

Una última cosa: Este Mántra puede ser usado mientras llevas a cabo tus tareas diarios así como también en meditación. Repítelo a la misma velocidad en que una persona habla normalmente, ni demasiado rápido ni demasiado despacio. Es uno de los Mántras más poderosos y el efecto que produce puede ser incrementado si coordinas el Mántra con tu proceso respiratorio: una vez al inhalar y otra al exhalar. Como es obvio, esto puede ser practicado sólo cuando estás meditando, pues es muy difícil de realizar cuando estás trabajando, hablando y otras cosas por el estilo. Alguna gente podría experimentar que el Mántra es demasiado largo como para repetirlo una vez cuando inhalan y otra cuando exhalan. Bien, si eres uno de ellos, no lo coordines con tu respiración. A veces, cuando este problema ocurre, las personas pueden utilizar Mántras más cortos alternativamente sólo para la meditación.

Fuentes:

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¿Qué son los mantras?


La palabra mantra proviene del Sánscrito man, que significa mente, y tra, que tiene el sentido de protección, y también de instrumento. Los mantras son recursos para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y acción. Aparte de sus aspectos vibracionales benéficos, los mantras sirven para enfocar y sosegar la mente. Al concentrarse en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente queda clara y tranquila.

Tipos de mantras:

El mantra suele ser una palabra o grupo de palabras, aunque también puede ser eficaz una salmodia de tonos musicales abstractos. Aunque existen algunos que vienen utilizándose desde hace siglos para lograr determinados efectos, nadie nos impide crear nuestros propios mantras, como en el caso de las afirmaciones.

Bija Mantra - Sonido Raíz

Según la metafísica hindú todo está hecho de sonido, y cada cosa contiene una representación simbólica de las pautas de energía que la componen; eso es el sonido "semilla" o raíz, bija mantra. La intención de estos mantras es la de poner a la persona que lo pronuncia en resonancia con el objeto cuyo sonido raíz ha invocado. De esta forma, mediante enl conocimiento de los bija mantras se obtiene un dominio sobre la esencia de las cosas, permitiendo crear, destruir o alterar de diversas maneras. Por ejemplo, cada chakra tiene su sonido raíz asociado, que según se dice, contiene toda su esencia, y por consiguiente todos los secretos del chakra. Teniendo en cuenta que cada chakra guarda correspondencia con su elemento, resulta que los sonidos raíz proporcionan acceso a las cualidades de tal elemento:

Tierra: Mulhadara: LAM
Agua: Swadhisthana: VAM
Fuego: Manipura: RAM
Aire: Anahata: YAM
Éter: Vishuda: HAM
Ajna: OM
Sahasrara: N (nasal)

Mantras tradicionales:

Existen miles de invocaciones y mantras de las diversas culturas y religiones de todo el mundo. En algunos se observa una semejanza de ritmo y entonación que nos hacen pensar en un origen común y por lo mismo, en largos ciclos de utilización que le otorgan el poder propio de la repetición inmemorial, aunque el valor más profundo de un mantra tiene que ver con lo que nosotros invertimos en él.

AOM: El gran sonido primordia, el sonido originario a partir del cual se creó el universo, el sonido de todos los sonidos juntos.

OM AH HUM: Tres sílabas de gran poder, que se utilizan para las finalidades siguientes: a) purificar la atmósfera antes de emprender un ritual o una meditación; b) trasmutar una ofrenda material en su contrapartida espiritual.

OM MANI PADME HUM: Significa "la joya del loto que reside dentro" Mani Padme representa la joya del loto, la sabiduría esencial que incardina las enseñanzas budistas, la esencia divina, mientras que Hum representa la realidad sin límites encarnada dentro de los límites del ser individual. ASí Hum une lo individual con lo universal.

YO SOY EL QUE SOY: Esta versión en nuestro idioma tiende también a unir lo individual con lo universal.

Afirmaciones:

Una afirmación expresada en forma de mantra, surte poderosos efectos, ya que en cualquier idioma, las palabras son una forma de estructuración interna del objeto aludido. Por ejemplo: "Estoy seguro, estoy aquí"; "Soy fuerte, soy capaz"; "Soy feliz, "La vida es amor y armonía"; "Yo soy la pureza que Dios creo"...

¿Cómo funcionan?

Los mantras emplean los mismos canales subliminales que la música y los anuncios publicitarios, aunque con intenciones mucho más benéficas. No es necesario intelectualizar el "significado" o la simbología del mantra para que su sonido ejerza sus efectos sobre nosotros. El ritmo sonoro funcionará en el plano incosnciente y acabará por saturar los pensamientos conscientes, lo cual a su vez, afectará a los ritmos. De hecho, parte de la magia del mantra consiste en que no se debe reflexionar sobre su sentido, pues sólo así trascenderemos los aspectos fragmentarios de la mente consciente y percibiremos la unidad subyacente.

¿Cómo se utilizan?

Pronunciados en voz alta o interiormente de forma rítmica y repetitiva.
Para la correcta pronunciacion de los Mantras en Sánscrito os recomiendo la pagina de Gabriel Pradīpaka & Andrés Muni.

Algunas tradiciones hindúes utilizan un mapala, una especie de rosario con 108 cuentas para recitar cada mantra en ciclos exactos al alba y a la puesta del sol.

Cada vez que nuestra mente no esté concentrada en un trabajo que requiera toda nuestra atención, para mantener nuestra mente limpia y purificar nuestro entorno evitando los pensamientos impuros, las divagaciones y la falta de concentración.

Anodea Judith dice que pronunciado en voz alta durante algunos minutos a primera hora de la mañana, "un mantra eficaz queda reverberando en silencio, mentalmente, durante toda la jornada, y deja en nosotros la impronta de la vibración, la imagen y el significado. Se cree que con cada eco, el mantra centúa la magia sobre la textura de lo corporal así como de lo mental, en el sentido de promover la armonía y el orden. La actividad adopta un nuevo ritmo; todo baila a la cadencia del mantra. Si lo elegimos rápido, nos servirá para generar energía y vencer la desidia. Si recurrimos a un mantra lento, nos ayudará a obtener durante todo el día un estado de relajación y de calma".

Fuentes:

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