jueves, 22 de julio de 2010

La Sombra y su integración psicológica.

"Mientras tratemos de convencer al mundo y a nosotros de que son solamente ellos (es decir, nuestros adversarios) quienes están equivocados. Sería mucho mejor para nosotros hacer intentos serios para reconocer nuestra propia sombra y sus hechos malvados. Si pudiéramos ver nuestra sombra (el lado oscuro de nuestra naturaleza), seríamos inmunes a toda infección moral y mental y a toda insinuación. Tal como están ahora las cosas estamos expuestos a cualquier infección, porque, en realidad, estamos haciendo, en la práctica, las mismas cosas que ellos. Sólo que nosotros tenemos la desventaja adicional de que ni vemos ni deseamos comprender lo que estamos haciendo bajo la capa de los buenos modales".
C. G. Jung

En el proceso de individuación de la psicología de Carl Gustav Jung se tiende hacia el centro superior de la psique, es decir, al Sí-Mismo, y para ello el Yo, nuestra consciencia, va ampliando su autoconocimiento e integrando los diversos arquetipos que configurarán su personalidad total.
El primer arquetipo que debe ser integrado es lo que Jung denominó con el nombre de sombra. Esto supone comenzar conscientemente el proceso de individuación reconociendo y vivenciando los contenidos de nuestro inconsciente personal. Percibir la sombra es como mirarse en un espejo que nos muestra los recovecos de nuestro inconsciente personal, y, por lo tanto, aceptar la sombra es aceptar el "ser inferior" que habita en nuestro interior.
La sombra que todavía no ha sido integrada en la conciencia origina multitud de proyecciones. La sombra proyectada es la causante de la gran mayoría de los actos cotidianos en los que la intercomunicación es obstruida por "ruidos" psíquicos. Acusamos a los demás de defectos que anidan en nuestro interior y que no nos gusta reconocerlos como tales:
"Cuando un individuo hace un intento para ver su sombra, se da cuenta (y a veces se avergüenza) de cualidades e impulsos que niega en sí mismo, pero que puede ver claramente en otras personas, cosas tales como egotismo, pereza mental y sensiblería; fantasías, planes e intrigas irreales; negligencia y cobardía; apetíto desordenado de dinero y posesiones..."
La sombra, además de este tipo de omisiones presenta también una faceta que se manifiesta en actos reflejos impulsivos:
"Antes de que se tenga tiempo de pensarlo, el comentario avieso estalla, surge el plan, se realiza la dicisión errónea, y nos enfrentamos con resultados que jamás pretendimos o deseamos conscientemente".

"Uno puede encontrar su sombra sobre todo en las proyecciones erróneas o cuando afloran en nosotros peculiaridades que solemos reprimir y dominar, pero también en una figura exterior concreta. En el primer caso aparece en el material del inconsciente como una figura del sueño que representa, personificadas, una o varias peculiaridades psíquicas del que sueña; en el segundo es una persona del mundo en torno a la cual, por ciertas razones estructurales se centraliza, siendo portadora proyectiva de esa o esas peculiaridades ocultas en el inconsciente.
Es en nosotros mismos, precisamente, donde con mayor frecuencia y con mayor realidad percibimos las cualidades de la sombra, siempre que estemos dispuestos a reconocer que nos pertenecen; así, por ejemplo, cuando nos sobreviene una explosión de rabia; cuando bruscamente comenzamos a maldecir o a conducirnos groseramente; cuando, del todo en contra de nuestra voluntad, actuamos de un modo antisocial; cuando nos comportamos ruinmente con mezquindad, o aparecemos coléricos, cobardes, frívolos o hipócritas: entonces desplegamos cualidades que en circunstancias ordinarias ocultamos o reprimimos cuidadosamente y cuya existencia nosotros mismos ignoramos".

La sombra impulsa al ser humano al contagio colectivo, a la psicología de masas y a las actuaciones del hombre-masa:
"Cuando un hombre está sólo, por ejemplo, se siente relativamente bien; pero tan pronto como "los otros" hacen cosas oscuras, primitivas, comienza a temer que si no se une a ellos le considerarán tonto. Así es que deja paso a impulsos que, realmente, no le pertenecen. Es particularmente en contacto con la gente del mismo sexo cuando una persona se tambalea entre su propia sombra y la de los demás. Aunque si vemos la sombra en una persona del sexo opuesto, generalmente nos molesta mucho menos y estamos más dispuestos a perdonar".
La sombra se personifica, por tanto, en personas del mismo sexo, tanto en sueños como en los mitos y manifestaciones artísticas. Suele personificarse como una persona primitiva inferior, "como alguien que tiene cualidades desagradables o que nos molesta".

Quizás sea necesario insistir sobre los contenidos y particularidades de la sombra a fin de tener bien claro lo que se intenta expresar con este termino. Para ello recurriremos a diferentes definiciones diversas sobre la sombra:

A) "La sombra es la parte inferior de la personalidad. La suma de todas las disposiciones psiquicas personales y colectivas, que no son vividas a causa de su incompatibilidad con la forma de vida elegida conscientemente y se constituyen en una personalidad parcial relativamente autónoma en el inconsciente con tendencias antagónicas.
La sombra se comporta respecto a la consciencia como compensadora, su influencia, pues, puede ser tanto negativa como positivas La omisión y la supresión de la sombra, así como la identificación del Yo con ella, puede llevar a desdoblamientos peligrosos. Puesto que la sombra está próxima al mundo de los instintos es indispensable tenerla en cuenta constantemente."

B) "La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y otra vez le fuerza indirecta o indirectamente, así,por ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y demás tendencias irreconciliables."

C) "Bajo el aspecto individual la sombra es para lo oscuro personal como la personificación de los contenidos de nuestra psique que a través de la vida no hemos admitido hemos arrojado o reprimido y que, en ciertas circunstancias pueden tener también un carácter positivo. Bajo el aspecto colectivo representan la parte oscura de lo colectivo-humano, la disposición estructural que yace en lo íntimo de todo ser humano para lo inferior y lo oscuro".


La sombra es también la causante de muchísimos conflictos políticos, sociales y religiosos; la agitación política por ejemplo, está llena de proyecciones de la sombra en el enemigo o el traidor:
"La agitación política en todos los países está llena de proyecciones, en gran parte parecidas a las cotilleos de vecindad entre grupos pequeños e individuos. Las proyecciones de todo tipo oscurecen nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen también toda posibilidad de auténticas relaciones humanas".
La represión que nuestra "función superior" (la función psicológica más imperante en nuestro Yo consciente de las cuatro posibles: intuir, pensar, sentir y percibir) y nuestra tipología psicológica (introvertido o extravertido) lleva a cabo con todo aquello que no se ajusta a ellas origina un incremento de energía psíquica en la sombra, con lo cual ésta se torna más negativa. La misión de ser humano es integrar este "hermano oscuro" y dejar de creer que somos mejores que los demás, siendo conveniente no intentar reprimir totalmente la sombra.

La sombra personifica al inconsciente personal pero también es una componente arquetípica ya que todos los seres humanos portan consigo una sombra, un "aspecto sombrío" que actua mediante la proyección de contenidos del inconsciente personal. Estas proyecciones conforman un comportamiento arquetípico que configura a la sombra como un fenómeno colectivo. Además la sombra, como arquetipo, se encuentra vinculada al mal; por ello, el aspecto colectivo de la sombra ha sido personificado en las figuras de los demonios, brujas y brujos, Satán, Mefistófeles, cábiros, faunos, etc.
Pero la sombra es algo consustancial al individuo, ya que la propia naturaleza del mundo implica que exista luz y exista oscuridad. La fuerza de la sombra no sólo actúa negativamente sino también positivamente :
"La sombra no sólo consiste en tendencias moralmente desechable sino que muestra también una serie de cualidades buenas, a saber: instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores, etc".
Por ello, la integración de la sombra es un auténtico conflicto moral pues la confrontación con la sombra supone tener "conciencia crítica despiadada del propio ser":
"Que la sombra se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende en gran parte de nosotros mismos... La sombra no es siempre, y necesariamente, un contrincante. De hecho es exactamente igual a cualquier ser humano con el cual tenemos que entendernos, a veces cediendo, a veces resistiendo, a veces mostrando amor, según lo requiera la situación. La sombra se hace hostil sólo cuando es desdeñada o mal comprendida."

La integración de la sombra supone , tal y como nos indicó el simbólogo junguiano Juan Garcia Font, en conversación privada, un "no tomarse demasiado en serio", lo que está unido al humor para consigo mismo. Hay que burlarse un poco de uno mismo y de lo que uno considera importante, pero ¡cuidado..! no hay que desvalorarlo: "Podemos estar hablando de cosas muy serias, pero estando al mismo tiempo en una actitud humorístíca. En la medida en que se establece un diálogo con la sombra se establece un primer grado de integración. Lo cual se traduce inmediatamente en el lenguaje. Hay un lenguaje de la sombra: el de la inspiración. Nosotros utilizamos en la comunicación una sintaxis convencional, social; mas sucede entonces que esta ordenación del discurso ahoga la sombra. Y como la sombra es el ser travieso, el ser que goza con el equívoco y que, en un momento, dado rompe la estructura establecida. Así, el poeta, al ser un distorsionador del lenguaje, destroza significados para alcanzar un superior sentido y ésto le permite dialogar con la sombra. Un ejemplo sencillo de este lenguaje de la sombra sería el siguiente: todos hemos oído ese refrán que dice "Tanto va el cantaro a la fuente que al final se rompe" pues bien, la sombra diría algo así: "Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se llena". Este humor que abre ventanas a la inspiracion es una forma de integrar a la sombra. Y de esta manera se vitaliza; el espíritu penetra en la palabra. Por ello, en la medida que la sombra penetra en el discurso y la activa, la carga de energía, y se produce un paso en la integración".
"Si la figura de la sombra contiene valiosas fuerzas, y fuerzas vitales, tienen que ser asimiladas a experiencias efectivas y no reprimidas. Corresponde al Yo renunciar a su orgullo y fatuidad y vivir conforme a algo que parece oscuro, pero que, en realidad, puede no serlo. Esto ha de requerir un sacrificio tan heroico como la conquista de la pasión pero en sentido opuesto".

El conflicto surge debido a que, en principio, ignora el Yo si un impulso de la sombra es positivo o negativo. Este es uno de los problemas más conflictivos del proceso de individuación en esta primera fase del camino de la integración de los arquetipos y de la búsqueda del Sí-Mismo. "El reconocimiento de la sombra predispone a la modestia y hasta al temor a la esencia insondable del ser humano". Con el reconocimiento de la nombra el individuo comienza, consecuentemente, a relacionarse con los demás de otra forma:
"Todavía hoy debemos tener sumo cuidado para no proyectar nuestra propia sombra de un modo harto vergonzoso, y estamos como inundados por ilusiones proyectadas. Al representarse a una persona suficientemente valiente como para desprenderse por entero de toda proyección piénsase en un individuo consciente de poseer una sombra considerable. Tal hombre se ha cargado de nuevos problemas y conflictos; se ha convertido en tarea seria para sí mismo, dado que no puede decir ya que son los otros quienes hacen tal o cual cosa, ni que son ellos los culpables, y que hay que combatirlos. Vive en la "casa del autoconocimiento, de la concentración íntima. Sea cual fuera la cosa que ande mal en el mundo,este hombre sabe que igual ocurre también dentro de él mismo y si aprende solo a "componérselas" con su sombra habrá hecho en verdad algo para el mundo. Habrá logrado entonces dar respuesta a una ínfima parte, al menos, de los enormes problemas que se plantean en el presente, buena parte de los cuales oponen tantas dificultades en razón de hallarse como envenenados por las mutuas proyecciones. ¿Y podrá ver claramente quien no se ve a sí mismo ni aquellas oscuridades que, inconscientemente, está transfiriendo en todas sus acciones?
La cita es larga pero sustancial. Se precisa una decisión moral considerable para confrontarse, reconocerse, admitir e integrar a la sombra con el Yo. El mismo Jung advierte que "vivir consigo mismo requiere una serie de virtudes cristianas que cada uno debe aplicar a la propia persona, o sea, paciencia, amor, fe, esperanza y humildad". La tolerancia es, pues, una virtud que primero debe aplicarse uno consigo mismo y después con los demás.


Por todo lo comentado se deduce que el encuentro con la sombra coincide en muchas personas con la concienciación del tipo de función pricológica y actitud tipológica al que pertenece ya que las funciones indiferenciadas y la actitud psicológica reprimida conforman parte de nuestra.sombra. Su desarrollo, por tanto, va ligado al Yo y actua de forma complementaria o compensatoria con respecto a la conciencia mientras no se es consciente de dicha sombra.

Fuentes:



jueves, 15 de julio de 2010

Espiritualidad

He aquí un texto del Maestro Sant Kirpal Singh Ji. No adopto todas sus enseñanzas, sin embargo este texto definiendo la Espiritualidad es de lo mas acertado.
Kirpal Singh Ji es un Maestro de "Para Vidya":
"El conocimiento supremo es aquel que trata, tanto en la teoría como en la práctica, de la verdadera naturaleza del Ser Humano y su relación con el Ser Supremo . En efecto, es una ciencia natural, sin hipótesis, y no sujeta a los cambios ni al tiempo. En la antigua India se la llamó “Para Vidya” (Ciencia de la Verdad Realizada o Ciencia del más Allá), y surgieron diferentes denominaciones para interpretar este conocimiento. Fue entonces cuando se introdujo el término “Apra Vidya”, que significa la preparación para alcanzar el conocimiento de Para Vidya. Esta preparación consiste en Llevar una vida ética y moral y en la práctica de la concentración o meditación (de diversas maneras), siendo ambos elementos indispensables para el desarrollo espiritual."

Quizás no esté fuera de lugar explicar aquí el significado del término “Espiritualidad,” el cual es confundido frecuentemente con fe ciega en los libros sagrados, con exhibición de milagros, con fenómenos psíquicos o con poderes yóguicos. La espiritualidad es una experiencia interna y su alfabeto comienza donde terminan todas las filosofías y prácticas de yoga. Es la experiencia del alma. Cuando un individuo dice: “Yo soy este cuerpo,” se trata de un sentimiento basado en el intelecto y se le define como ignorancia. Cuando dice: “No soy este cuerpo, soy un alma despierta,” se trata únicamente de un conocimiento o teoría que ha aprendido. Pero cuando por medio del análisis de su propio Ser obtiene una experiencia verdadera de su alma y entra en contacto con el Ser Supremo, a eso se le llama espiritualidad...

"Un aspecto de la fe consiste en aproximarse a Las Enseñanzas y a la práctica confiados como niños. No quiero decir que permanezcamos siendo infantiles, pero sí que la pureza y la sinceridad de la confianza en el Ser Supremo constituyen un importante aspecto de la fe y así entendemos porqué las dudas interfieren en esa fe. Si el bebé dudara de la leche materna y dijera: "Espera un minuto, quiero un análisis de eso antes de beberlo". ¡Entonces sí que se encontraría frente a un verdadero problema!
Por supuesto que no se trata de fe ciega ni de ciega confianza. No deberíamos ser incondicionales, sino tener confianza. ¿Cuántas veces los Maestros nos piden que confiemos en Las Enseñanzas?. Para ser capaces de confiar, uno necesita detener y sobrepasar sus propias dudas, pero no tapándolas. Casualmente la otra noche me preguntaba cómo sería tener una fe libre de dudas. Escuchamos demasiado a menudo que "Si realmente tuviéramos fe, si verdaderamente fuéramos serios, nunca deberíamos dudar". Entonces, como dudamos, nos sentimos avergonzados de ello, lo escondemos, lo queremos suprimir, no se lo podemos contar a nadie porque estaríamos evidenciando que algo anda mal en nosotros. Y esto es incorrecto.
Todos dudamos. De hecho, el Buda utilizó la duda en el Sutra del Loto para despertar el espíritu de búsqueda de sus discípulos y ayudarlos a atravesar el lugar en el cual se encontraban convencidos de que ya habían accedido a un nuevo nivel de fe. La duda constituye el primer paso hacia profundizar nuestra fe, por lo tanto, no deberíamos avergonzarnos de nuestras dudas, sino que más bien deberíamos ser honestos, asumirlas, enfrentarlas, explorarlas, porque una fe más profunda nos aguarda al final de ese proceso. Cuanto más profundas son nuestras dudas, más profunda es la fe que conquistamos una vez que las vencemos.
Por lo tanto, deberíamos esforzarnos por tener una fe "liberadora de dudas". No libre de dudas sino "liberadora de dudas", porque aplicar la fuerza de nuestra fe y práctica para resolver nuestras dudas deriva en una fe más profunda."

- Entonces usted cree que esta bien interpretar la Biblia de la forma que se quiera?

- No, claro que no! Pero la Biblia fue escrita e interpretada por hombres mortales. Y muchas de esas interpretaciones fueron reflejos del tiempo en que vivían.

- Entonces usted se siente completamente libre para cuestionarla? Porque... Lo creo blasfemo.

- Creo que a Dios no le gustan las preguntas. El puede no estar contento con todas las respuestas... Creo que tener fe ciega es tan peligroso como no tener fe.

- Yo nunca cuestione mi fe. Yo... nunca tuve razones para hacerlo.

- A veces, cuestionarla... ayuda a encontrar una fe mas profunda.

Del dialogo entre Mary Griffith
y el reverendo de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana,
en la película:


...La espiritualidad no se puede comprar ni enseñar, pero se puede captar mediante el contacto con personas espirituales. Más aún, los regalos de la Naturaleza como el aire, el agua, la luz, etc., son gratuitos. La espiritualidad también es un regalo de la Naturaleza y los Maestros competentes la conceden gratuitamente. De igual manera, la espiritualidad no se puede obtener por medio de los libros, este es un hecho que todas las sagradas escrituras sostienen. Estos libros contienen los valiosos registros de las experiencias internas de espiritualidad que otras personas tuvieron. Llenan huecos en la historia y contienen mensajes de los Maestros del pasado que nos ayudan a verificar los hechos que nos revela un Maestro Viviente, confirmando así nuestra fe en esta Ciencia.

Al ser humano lo confunden las diferentes traducciones, interpretaciones y exposiciones, cada una diferente de la otra, que en vez de aliviar su mente, tienden más bien a desorientarlo y a confundirlo. Su egoísmo ha creado también cientos de círculos religiosos, cuya finalidad es separarse de los demás y predicar un conformismo estrecho con los dogmas establecidos en vez de predicar el amor, y procuran el aislamiento en vez de buscar la integración con los demás. Desgarrados en medio de emociones conflictivas, los seres humanos desarrollan odio y pensamientos de guerra.

Para la comprensión de la Ciencia de los Maestros asistimos al Satsang, adonde la mayoría de nuestras dudas son aclaradas. Las respuestas directas del Maestro nos ayudarán a disipar cualquier duda que aún prevalezca. Todas las preguntas reciben la misma atenta consideración y no se incurre en ninguna controversia. Ricos o pobres, elevados o humildes, todos reciben la misma atención de la misma forma en que un médico debe atender a sus enfermos. Un Maestro verdadero puede ver las virtudes y errores de un hombre de manera tan clara como uno ve el contenido de una jarra de cristal, pero no revela nada. Sentados frente al Maestro, son beneficiados incluso aquellos que no comprenden su idioma, igual que cuando estamos en una perfumería y disfrutamos del aroma de las dulces fragancias. El Maestro derrama sus bendiciones a través de su mirada, las cuales pueden ser aprovechadas por aquellos que están hambrientos de ellas. Sus ojos son un maravilloso rocío de amor.


Fuentes:





miércoles, 14 de julio de 2010

Primera tarea: Dejar morir a la madre demasiado buena.

El niño encuentra a su madre cuando ha abandonado sus entrañas... Y porque me han separado de ti y me han alejado de tu seno, soy libre de contemplar tu rostro.
Rabindranath Tagore, "La ofrenda lírica"

...En el cuento el proceso de iniciación empieza cuando la buena y querida madre se muere...
Las tareas psíquicas de esta fase de la vida de la mujer son las siguientes: Aceptar que la solícita madre psíquica perennemente vigilante y protectora no es adecuada como guía central de la propia vida instintiva futura. Emprender las tareas de actuar con autonomía y desarrollar la propia conciencia del peligro, la intriga y la política. Ponerse en guardia por sí misma y para sí misma. Dejar morir lo que tiene que morir. Cuando muere la madre demasiado buena, nace la nueva mujer...
...En toda nuestra vida como hijas, llega un momento en que la buena madre de la psique -la que nos había sido útil anteriormente- se convierte en una madre demasiado buena que, en su exagerado afán de protegernos, empieza a impedirnos responder a los nuevos retos, obstaculizando con ello un desarrollo más profundo.
En el proceso natural de nuestra maduración, la madre demasiado buena tiene que adelgazar y menguar progresivamente hasta que nos veamos obligadas a cuidar de nosotras mismas de una manera distinta. Y, aunque siempre conservemos la esencia de su calor, esta transición psíquica natural nos deja solas en un mundo que no es maternal con nosotras. Pero un momento. Esta madre demasiado buena no es en absoluto lo que parece a primera vista. Debajo de la manta guarda una muñequita para su hija.
Y en esta figura hay algo de la Madre Salvaje. Pero la madre demasiado buena no puede vivir todo este proceso hasta el final, pues es la madre de los dientes de leche, la dulce madre que todos los niños necesitan para poder agarrarse al mundo psíquico del amor. Por consiguiente, aunque esta madre demasiado buena no pueda vivir ni seguir ejerciendo su influencia más allá de un punto determinado de la vida de una muchacha, muriendo le hace un bien a su hija. Bendice a Vasalisa con la muñeca y lo que hace es, tal como ya hemos visto, extremadamente beneficioso.
La detención del proceso de iniciación de una mujer puede producirse por distintas razones, por ejemplo, cuando ha habido demasiadas penalidades psicológicas en los comienzos de la propia vida, sobre todo si no ha habido una madre "suficientemente buena" en los primeros años. La iniciación también se puede estancar o quedar incompleta por no haber habido la suficiente tensión en la psique, pues la madre demasiado buena posee tanto vigor y resistencia como una mala hierba y sigue viviendo, echando hojas y protegiendo en exceso a su hija por más que el guión diga "Mutis". En esta situación, las mujeres suelen ser demasiado tímidas como para adentrarse en el bosque y se resisten todo lo que pueden.
Tanto para ellas como para otras mujeres adultas a quienes los rigores de la vida han apartado y separado de sus vidas profundamente intuitivas y cuya queja suele ser "Estoy harta de cuidar de mí misma", existe un excelente y sabio remedio. La reafirmación, la recuperación de la pista o la reiniciación permitirá restablecer la intuición profunda cualquiera que sea la edad de la mujer. Esta intuición profunda es la que sabe lo que nos conviene y lo que necesitamos y lo sabe con la rapidez de un relámpago, siempre y cuando nosotras queramos anotar lo que ella nos dicte.
La iniciación de Vasalisa empieza cuando ésta aprende a dejar morir lo que tiene que morir. Eso significa dejar morir los valores y las actitudes de la psique que ya no le son útiles. Hay que examinar con especial detenimiento aquellos férreos principios que hacen la vida demasiado cómoda, que protegen en exceso, que hacen que las mujeres caminen como si se escabulleran de algo en lugar de pisar con paso firme.
El período durante el cual disminuye la "madre positiva" de la infancia -y desaparecen también sus actitudes- es siempre un período de intenso aprendizaje. Aunque existe un período de nuestras vidas durante el cual nos mantenemos cerca de la protectora madre psíquica tal como debe ser (por ejemplo, en nuestra infancia o durante la recuperación de una enfermedad o de un trauma psicológico o espiritual o cuando nuestras vidas corren peligro y el hecho de estarnos quietas es nuestra salvación) y aunque conservemos grandes reservas de su ayuda para la vida futura, llega también el momento en que hay que cambiar de madre, por así decirlo.
Si permanecemos demasiado tiempo con la madre protectora en nuestra psique, no podremos enfrentarnos con los retos que se nos planteen y bloquearemos nuestro ulterior desarrollo. Con ello no quiero decir en modo alguno que una mujer se tenga que lanzar a situaciones ofensivas o dolorosas sino que tiene que fijarse en la vida un objetivo por el que esté dispuesta a correr riesgos. A través de este proceso se afilarán sus facultades intuitivas.
Entre los lobos, cuando una madre loba amamanta a sus lobeznos, tanto ella como sus crías pasan mucho tiempo holgazaneando. Todos se echan los unos encima de los otros en un gran revoltijo; el mundo exterior y el mundo de los desafíos quedan muy lejos. Sin embargo, cuando la madre loba enseña finalmente a sus lobeznos a cazar y a rodear, suele mostrarles los dientes, los mordisquea, les exige que espabilen y los empuja si no hacen lo que ella les pide.
Por consiguiente, es justo que, para que podamos proseguir nuestro desarrollo, cambiemos la solícita madre interior que nos era beneficiosa en nuestra infancia por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente.
La mayoría de nosotras no deja que muera la madre demasiado buena cuando llega el momento. Aunque esta madre demasiado buena no permita que afloren a la superficie nuestras más desbordantes energías nos resulta tan cómodo y agradable estar con ella que, ¿para qué dejarla? A menudo oímos unas voces mentales que nos animan a conservarla y a mantenernos a salvo.
Estas voces dicen cosas tales como "Vamos, no digas eso", o "Está claro que no eres hija [amiga, compañera) mía si lo haces"... Éstas son las voces de la asustada y un tanto irritada madre demasiado buena que anida en la psique. No lo puede remediar; es como es. Sin embargo, si permanecemos unidas demasiado tiempo a la madre demasiado buena, nuestra vida y nuestra capacidad de expresarnos se hundirán en las sombras y, en lugar de fortalecernos, nos debilitaremos.
Y algo todavía peor; ¿qué ocurre cuando alguien reprime una desbordante energía y no le permite vivir? Como una cazuela de gachas de avena en malas manos, aumenta, aumenta y aumenta de tamaño hasta que estalla y todo su delicioso contenido se derrama al suelo. Por consiguiente, hay que comprender que, para que la psique intuitiva se fortalezca, es necesario que la bondadosa y solícita protectora se retire. O quizá podríamos decir más propiamente que, al final, nos sentimos obligadas a abandonar aquel cómodo y agradable tête-à-tête no porque nosotras lo hayamos planeado así y tampoco porque ya estemos completamente preparadas para ello -una nunca está completamente preparada-, sino porque algo nos espera en el lindero del bosque y nuestro destino es ir a su encuentro...

...Es frecuente que las mujeres teman dejar morir la vida demasiado cómoda y demasiado segura. A veces una mujer se ha recreado en la protección de la madre demasiado buena y desea seguir igual por tiempo indefinido. Pero seguramente está dispuesta a sentirse angustiada alguna vez, pues, de otro modo, se hubiera quedado en el nido.
A veces, una mujer teme quedarse sin seguridad o sin certidumbre aunque sólo sea por muy breve tiempo. Tiene más pretextos que pelos tienen los perros. Pero es necesario que se lance y se mantenga firme sin saber lo que ocurrirá a continuación. Sólo así podrá recuperar su naturaleza instintiva. Otras veces la mujer se siente atada por el hecho de ser la madre demasiado buena para otros adultos que se han agarrado a sus tetas y no están dispuestos a permitir que ella los abandone. En este caso, la mujer tiene que propinarles una patada con la pata trasera y seguir su camino.
Y puesto que, entre otras cosas, la psique soñadora compensa todo aquello que el ego no quiere o no puede reconocer, los sueños de una mujer durante esta lucha están llenos, en contrapartida, de persecuciones, callejones sin salida, coches que no se ponen en marcha, embarazos incompletos y otros símbolos que representan el estancamiento de la vida. En su fuero interno la mujer sabe que el hecho de ser demasiado dulce durante demasiado tiempo equivale a estar un poco muerta.
Por consiguiente, el primer paso consiste en desprendernos del resplandeciente arquetipo de la siempre dulce y demasiado buena madre de la psique. Así pues, dejamos la teta y aprendemos a cazar. Una madre salvaje está esperando para enseñarnos. Pero, entretanto, la segunda tarea consiste en conservar la muñeca en nuestro poder hasta que hayamos aprendido cuáles son sus aplicaciones.

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"


Apadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"

Vasalisa

Había una vez y no había una vez una joven madre que yacía en su lecho de muerte con el rostro tan pálido como las blancas rosas de cera de la sacristía de la cercana iglesia. Su hijita y su marido permanecían sentados a los pies de la vieja cama de madera, rezando para que Dios la condujera sana y salva al otro mundo.
La madre moribunda llamó a Vasalisa y la niña se arrodilló al lado de ella con sus botas rojas y su delantalito blanco.
-Toma esta muñeca, amor mío -dijo la madre en un susurro, sacando de la colcha de lana una muñequita que, como la propia Vasalisa, llevaba unas botas rojas, un delantal blanco, una falda negra y un chaleco bordado con hilos de colores.
-Presta atención a mis últimas palabras, querida -dijo la madre-. Si alguna vez te extraviaras o necesitaras ayuda, pregúntale a esta muñeca lo que tienes que hacer. Recibirás ayuda. Guarda siempre la muñeca. No le hables a nadie de ella. Dale de comer cuando esté hambrienta. Ésta es mi promesa de madre y mi bendición, querida hija.
Dicho lo cual, el aliento de la madre se hundió en las profundidades de su cuerpo donde recogió su alma y, cuando salió a través de sus labios, la madre murió.
La niña y su padre la lloraron durante mucho tiempo. Pero, como un campo cruelmente arado por la guerra, la vida del padre reverdeció una vez más en los surcos y éste se casó con una viuda que tenía dos hijas. Aunque la madrastra y sus hijas siempre hablaban con cortesía y sonreían como unas señoras, había en sus sonrisas una punta de sarcasmo que el padre de Vasalisa no percibía.
Sin embargo, cuando las tres mujeres se quedaban solas con Vasalisa, la atormentaban, la obligaban a servirlas y la enviaban a cortar leña para que se le estropeara la preciosa piel. La odiaban porque poseía una dulzura que no parecía de este mundo. Y porque era muy guapa. Sus pechos brincaban mientras que los suyos menguaban a causa de su maldad. Vasalisa era servicial y jamás se quejaba mientras que la madrastra y sus hermanastras se peleaban entre sí como las ratas entre los montones de basura por la noche.
Un día la madrastra y las hermanastras ya no pudieron aguantar por más tiempo a Vasalisa.
-Vamos... a... hacer que el fuego se apague y entonces enviaremos a Vasalisa al bosque para que vaya a ver a la bruja Baba Yagá (en ruso, literalmente, Mujer Hechicera) y le suplique fuego para nuestro hogar. Y, cuando llegue al lugar donde está Baba Yagá, la vieja bruja la matará y se la comerá.
Todas batieron palmas y soltaron unos chillidos semejantes a los de los seres que habitan en las tinieblas.
Así pues aquella tarde, cuando regresó de recoger leña, Vasalisa vio que toda la casa estaba a oscuras. Se preocupó y le preguntó a su madrastra:
-¿Qué ha ocurrido? ¿Con qué guisaremos? ¿Qué haremos para iluminar la oscuridad?
-Qué estúpida eres -le contestó la madrastra-. Está claro que no tenemos fuego. Y yo no puedo salir al bosque porque soy vieja. Mis hijas tampoco pueden ir porque tienen miedo. Por consiguiente, tú eres la única que puede ir al bosque a ver a Baba Yagá y pedirle carbón para volver a encender la chimenea.
-Muy bien pues, así lo haré -dijo inocentemente Vasalisa.
Y se puso en camino. El bosque estaba cada vez más oscuro y las ramitas que crujían bajo sus pies la asustaban. Introdujo la mano en el profundo bolsillo de su delantal donde guardaba la muñeca que su madre moribunda le había entregado. Le dio unas palmadas a la muñeca que guardaba en el interior del bolsillo y se dijo:
-Es verdad, el simple hecho de tocar esta muñeca me tranquiliza.
A cada encrucijada del camino, Vasalisa introducía la mano en el bolsillo y consultaba con la muñeca.
-Dime, ¿tengo que ir a la derecha o a la izquierda?
La muñeca le contestaba, "Sí", "No", "Por aquí" o "Por allá". Vasalisa le dio a la muñeca un poco de pan que llevaba y siguió el camino que parecía indicarle la muñeca.
De repente, un hombre vestido de blanco pasó al galope por su lado montado en un caballo blanco e inmediatamente se hizo de día. Más adelante, pasó un hombre vestido de rojo montado en un caballo rojo y salió el sol. Vasalisa prosiguió su camino y, en el momento en que llegaba a la choza de Baba Yagá, pasó un jinete vestido de negro trotando a lomos de un caballo negro y entró en la cabaña de Baba Yagá. Enseguida se hizo de noche. La valla hecha con calaveras y huesos que rodeaba la choza empezó a brillar con un fuego interior, Iluminando todo el claro del bosque con su siniestra luz.

La tal Baba Yagá era una criatura espantosa. Viajaba no en un carruaje o un coche sino en una caldera en forma de almirez que volaba sola. Ella impulsaba el vehículo con un remo en forma de mano de almirez y se pasaba el rato barriendo las huellas que dejaba a su paso con una escoba hecha con el cabello de una persona muerta mucho tiempo atrás.
Y la caldera volaba por el cielo mientras el grasiento cabello de Baba Yagá revoloteaba a su espalda. Su larga barbilla curvada hacia arriba y su larga nariz curvada hacía abajo se juntaban en el centro. Tenía una minúscula perilla blanca y la piel cubierta de verrugas a causa de su trato con los sapos. Sus uñas orladas de negro eran muy gruesas, tenían caballetes como los tejados y estaban tan curvadas que no le permitían cerrar las manos en un puño.


La casa de Baba Yagá era todavía más extraña. Se levantaba sobre unas enormes y escamosas patas de gallina de color amarillo, caminaba sola y a veces daba vueltas y más vueltas como un bailarín extasiado. Los goznes de las puertas y las ventanas estaban hechos con dedos de manos y pies humanos y la cerradura de la puerta de entrada era un hocico de animal lleno de afilados dientes. Vasalisa consultó con su muñeca y le preguntó:
-¿Es ésta la casa que buscamos?
Y la muñeca le contestó a su manera:
-Sí, ésta es la casa que buscas.
Antes de que pudiera dar otro paso, Baba Yagá bajó con su caldera y le preguntó a gritos:
-¿Qué quieres?
La niña se puso a temblar.
-Abuela, vengo por fuego. En mi casa hace mucho frío... mi familia morirá... necesito fuego.
Baba Yagá le replicó:
-Ah, sí, ya te conozco y conozco a tu familia. Eres una niña muy negligente... has dejado que se apagara el fuego. Y eso es una imprudencia. Y, además, ¿qué te hace pensar que yo te daré la llama?
Vasalisa consultó con la muñeca y se apresuró a contestar:
-Porque yo te lo pido.
Baba Yagá ronroneó.
-Tienes mucha suerte porque ésta es la respuesta correcta.
Y Vasalisa pensó que había tenido mucha suerte porque había dado la respuesta correcta.
Baba Yagá la amenazó:
-No te puedo dar el fuego hasta que hayas trabajado para mí. Si me haces estos trabajos, tendrás el fuego. De lo contrario... -Aquí Vasalisa vio que los ojos de Baba Yagá se convertían de repente en unas rojas brasas-. De lo contrario, hija mía, morirás.
Baba Yagá entró ruidosamente en su choza, se tendió en la cama y ordenó a Vasalisa que le trajera lo que se estaba cociendo en el horno. En el horno había comida suficiente para diez personas y la Yagá se la comió toda, dejando tan sólo un pequeño cuscurro y un dedal de sopa para Vasalisa.
-Lávame la ropa, barre el patio, limpia la casa, prepárame la comida, separa el maíz aflublado del maíz bueno y cuida de que todo esté en orden. Regresaré más tarde para inspeccionar tu trabajo. Si no está listo, tú serás mi festín.


Dicho lo cual, Baba Yagá se alejó volando en su caldera, usando la nariz a modo de cataviento y el cabello a modo de vela. Y cayó de nuevo la noche.
Vasalisa recurrió a su muñeca en cuanto la Yagá se hubo ido.
-¿Qué voy a hacer? ¿Podré cumplir todas estas tareas a tiempo?
La muñeca le aseguró que sí y le dijo que comiera un poco y se fuera a dormir. Vasalisa le dio también un poco de comida a la muñeca y se fue a dormir.
A la mañana siguiente, la muñeca había hecho todo el trabajo y lo único que quedaba por hacer era cocinar la comida. La Yagá regresó por la noche y vio que todo estaba hecho. Satisfecha en cierto modo aunque no del todo porque no podía encontrar ningún fallo, Baba Yagá dijo en tono despectivo:
-Eres una niña muy afortunada.
Después llamó a sus fieles sirvientes para que molieran el maíz e inmediatamente aparecieron tres pares de manos en el aire y empezaron a raspar y triturar el maíz. La paja voló por la casa como una nieve dorada. Al final, se terminó la tarea y Baba Yagá se sentó a comer. Se pasó varias horas comiendo y por la mañana le volvió a ordenar a Vasalisa que limpiara la casa, barriera el patio y lavara la ropa.
Después le mostró un gran montón de tierra que había en el patio.
-En este montón de tierra hay muchas semillas de adormidera, millones de semillas de adormidera. Quiero que por la mañana haya un montón de semillas de adormidera y un montón de tierra separados. ¿Me has entendido?
Vasalisa estuvo casi a punto de desmayarse.
-¿Cómo voy a poder hacerlo?
Introdujo la mano en el bolsillo y la muñeca le contestó en un susurro:
-No te preocupes, yo me encargaré de eso.
Aquella noche Baba Yagá empezó a roncar y se quedó dormida y entonces Vasalisa intentó separar las semillas de adormidera de la tierra. Al cabo de un rato la muñeca le dijo:
-Vete a dormir. Todo irá bien.
Una vez más la muñeca desempeñó todas las tareas y, cuando la vieja regresó a casa, todo estaba hecho. Baba Yagá habló en tono sarcástico con su voz nasal:
-¡Vaya! Qué suerte has tenido de poder hacer todas estas cosas.
Llamó a sus fieles sirvientes y les ordenó que extrajeran aceite de las semillas de adormidera e inmediatamente aparecieron tres pares de manos y lo hicieron.
Mientras la Yagá se manchaba los labios con la grasa del estofado, Vasalisa permaneció de pie en silencio.
-¿Qué miras? -le espetó Baba Yagá.
-¿Te puedo hacer unas preguntas, abuela? -dijo Vasalisa.
-Pregunta -replicó la Yagá-, pero recuerda que un exceso de conocimientos puede hacer envejecer prematuramente a una persona.
Vasalisa le preguntó quién era el hombre blanco del caballo blanco.
-Ah -contestó la Yagá con afecto-, el primero es mi Día.
-¿Y el hombre rojo del caballo rojo?
-Ah, ése es mi Sol Naciente.
-¿Y el hombre negro del caballo negro?
-Ah, sí, el tercero es mi Noche.
-Comprendo -dijo Vasalisa.
-Vamos niña, ¿no quieres hacerme más preguntas? --dijo la Yagá en tono zalamero.
Vasalisa estaba a punto de preguntarle qué eran los pares de manos que aparecían y desaparecían, pero la muñeca empezó a saltar arriba y abajo en su bolsillo y entonces dijo en su lugar:
-No, abuela. Tal como tú misma has dicho, el saber demasiado puede hacer envejecer prematuramente a una persona.
-Ah -dijo la Yagá, ladeando la cabeza como un pájaro-, tienes una sabiduría impropia de tus años, hija mía. ¿Y cómo es posible que seas así?
-Gracias a la bendición de mi madre -contestó Vasalisa sonriendo.
-¡¿La bendición?! -chilló Baba Yagá-. ¡¿La bendición has dicho?! En esta casa no necesitamos bendiciones. Será mejor que te vayas, hija mía -dijo empujando a Vasalisa hacia la puerta y sacándola a la oscuridad de la noche-. Mira, hija mía. ¡Toma! -Baba Yagá tornó una de las calaveras de ardientes ojos que formaban la valla de su choza y la colocó en lo alto de un palo-. ¡Toma! Llévate a casa esta calavera con el palo. Eso es el fuego. No digas ni una sola palabra más. Vete de aquí.
Vasalisa iba a darle las gracias a la Yagá, pero la muñequita de su bolsillo empezó a saltar arriba y abajo y entonces Vasalisa comprendió que tenía que tomar el fuego y emprender su camino. Corrió a casa a través del oscuro bosque, siguiendo las curvas y las revueltas del camino que le iba indicando la muñeca. Vasalisa salió del bosque, llevando la calavera que arrojaba fuego a través de los orificios de las orejas, los ojos, la nariz y la boca. De repente, se asustó de su peso y de su siniestra luz y estuvo a punto de arrojarla lejos de sí. Pero la calavera le habló y le dijo que se tranquilizara y siguiera adelante hasta llegar a la casa de su madrastra y sus hermanastras. Y ella así lo hizo.


Mientras Vasalisa se iba acercando a la casa, la madrastra y las hermanastras miraron por la ventana y vieron un extraño resplandor danzando en el bosque. El resplandor estaba cada vez más cerca y ellas no acertaban a imaginar qué podía ser. La prolongada ausencia de Vasalisa las había inducido a pensar que ésta había muerto y que las alimañas se habían llevado sus huesos y en buena hora.
Vasalisa ya estaba muy cerca de su casa. Cuando la madrastra y las hermanastras vieron que era ella, corrieron a su encuentro, diciéndole que llevaban sin fuego desde que ella se había ido y que, a pesar de que habían intentado repetidamente encender otro, éste siempre se les apagaba.
Vasalisa entró triunfalmente en la casa, pues había sobrevivido al peligroso viaje y había traído el fuego a su hogar. Pero la calavera que estaba contemplando todos los movimientos de las hermanastras y de la madrastra desde lo alto del palo las abrasó y, a la mañana siguiente, el malvado trío se había convertido en unas pavesas.


He aquí un brusco final para eliminar del cuento a unos personajes y poder regresar de nuevo a la realidad. Hay muchos finales de este tipo en los cuentos de hadas. Son una manera de llamar la atención de los oyentes para devolverlos a la realidad.

"Se cumplen en Vasalisa, los pasos del viaje heroico descrito por Anthony Stevens (1998): la pérdida del hogar, que implica la aceptación de la pérdida de la madre demasiado buena;el encuentro con la sombra (expresado en madrastra y hermanastras); la catástrofe, con la extinción del fuego que puede llevar a la muerte por inanición (sin fuego, no hay cocina, no hay comida) o congelamiento interior; el período de tribulación, en que debe adentrarse en la oscuridad (el bosque inconsciente) y encontrar en él fuerzas poderosas, desconocidas y amenazantes (Baba Yagá) a las que habrá de enfrentarse y cumplir pruebas. Estas solidificarán su ego, integrando a él aspectos (la capacidad de intuición expresada en la muñeca que lleva en su bolsillo) algunos no conocidos hasta ese momento, o no utilizados (su ánimus, la capacidad de conocer en conciencia los opuestos y discernirlos, el contacto con la sabiduría ancestral), con lo cual su conciencia se hará más amplia y madura, de modo que re-enfrenta la vida con una actitud transformada y enriquecida. Esta integración la acerca más a la Totalidad."

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"



martes, 13 de julio de 2010

La muñeca en el bolsillo: Vasalisa la Sabia

"Quien me ha encontrado, accede a todas las cosas...
Por el entrelazamiento creativo de mi ser con la naturaleza, actúo como su principio vital, soy el alma del mundo. Soy en verdad el encanto (charme) del universo presente en todo, soy la sonrisa de la creación con muchos rostros.
Soy la entrada (el acceso) al corazón del mundo universal y personal, la puerta de la tierra -la iniciación- yo misma soy este corazón.
Quien me prende, se me entrega, y es prendido por el universo.
En esencia yo soy fértil -es decir: Estoy dirigida hacia el futuro, hacia el ideal.
Vosotros, hombres, cuanto más me busquéis sólo en la dirección del placer, tanto más os vais alejando de mí."
"Himnos al Eterno Femenino"
Teilhard de Chardin

En las tradiciones en las que yo crecí, las cuentistas profesionales siempre estaban explorando los cimientos de alguna colina psíquica, siempre andaban hundidas hasta las rodillas en el polvo de los cuentos, escarbando para eliminar siglos de tierra, excavando en los estratos de la cultura y de las conquistas, numerando todos los frisos y los frescos de los cuentos que encontraban. A veces un cuento había quedado reducido a polvo, otras veces faltaban algunos fragmentos o detalles o éstos habían sido eliminados, a menudo la forma estaba intacta, pero el colorido había desaparecido. Aun así, en cada excavación se abriga la esperanza de encontrar todo un cuento intacto. El cuento siguiente es uno de estos increíbles tesoros.
En mi opinión, el viejo cuento ruso de "Vasalisa" es un cuento de iniciación femenina en el que se han perdido algunos huesos esenciales. Gira en torno al hecho de que casi todas las cosas no son lo que parecen. Como mujeres que somos echamos mano de nuestra intuición y de nuestro instinto para olfatear las cosas. Utilizamos todos nuestros sentidos para extraer la verdad de las cosas, para exprimir el alimento de nuestras ideas, para ver lo que es necesario ver, saber lo que es necesario saber, ser las guardianas de nuestros propios fuegos creadores y adquirir un íntimo conocimiento de los ciclos de la Vida/Muerte/Vida de toda la naturaleza... en eso consiste ser una mujer iniciada.

El poder curativo de los cuentos

Muchos psicóterapeutas, entre otros profesionales de la salud, se han dedicado a estudiar a los cuentos como fenómenos curativos, como una medicina alternativa para el alma.

Los cuentos al ser escuchados generan emociones, preguntas, anhelos y nos permiten comprender los arquetipos con los cuales se vinculan. Contienen enormes posibilidades para permitirnos reparar o recuperar la salud del alma.
Para abordar los cuentos desde esta perspectiva, hay que ser un poco “guardián de antiguos relatos” al decir de la psicóloga Clarisa Pinkola Estés. Es decir, recuperar historias contadas de generación en generación, asumiendo la responsabilidad de transmitirlas como el tesoro que son: los cuentos son una medicina que fortalece y encamina a la persona y a la comunidad. Este poder de los cuentos proviene precisamente de esa cantidad de personas unidas a través del espacio y el tiempo.

Esta psicóloga junguiana también caracteriza a los cuentos como “relatos que pueden ser utilizados como vitaminas del alma”, ya que despiertan nuestra vida interior, y esto es esencial cuando estamos atemorizados, cuando nos sentimos acorralados y sin libertad para actuar en nuestra vida. Los cuentos tienen el poder de abrir de par en par las puertas de nuestra alma a los sueños, haciéndonos despertar la sabiduría interior que cada uno poseemos en nuestro interior.
Las heridas del alma son puertas por las cuales los cuentos se meten suavemente, susurrándonos nuevas posibilidades de plenitud para nuestra vida. Los cuentos no se imponen, se susurran. No se escuchan con los oídos sino con el alma. De allí su poder curativo.
El sufrimiento de las personas suele estar relacionado con una fuerte negación de la parte oscura y descartada, de su personalidad. Sin embargo, cada aspecto de nuestra personalidad existe porque existe su contrario. La tensión eterna entre los polos mueve al individuo y al mundo y es la integración de los contrarios, el mito recurrente en la psicología del inconsciente.

La totalidad psíquica del individuo o sí mismo como la llamada Carl G. Jung, es también el centro regulador del inconsciente colectivo. Cada persona y cada pueblo tiene su propia forma de experimentar la realidad psíquica. Los cuentos de hadas y los mitos y sus miles de versiones, mantienen los mismos temas desde más de 25.000 años a. C. expresando de esta manera un sentido psicológico esencial y único, en una serie de imágenes y sucesos simbólicos.
Estos símbolos contenidos en los cuentos, expresan realidades filosóficas y pensamientos metafísicos que contienen enseñanzas profundas sobre el hombre, el mundo y Dios. En los cuentos suelen repetirse un conjunto de figuras simbólicas que ofrecen un camino de redención al ser humano. Al conectar a la persona con algo que se asemeja a la expresión de un deseo, esos símbolos son imágenes que curan.

Todos podemos recordar al héroe que en los cuentos va a rescatar a la princesa, o al príncipe que debe librarse de un hechizo. El palacio encantado, el bosque que es necesario atravezar, el beso final para despertar a la bella durmiente, el rey que se convierte en sapo, el Hada Madrina que cumple nuestros deseos, entre otros, son imágenes que se repiten, imágenes arquetípicas que reúnen emociones comunes en todos los seres humanos.
Dicen Ortín y Ballester, “Un cuento cura cuando: predispone al bienestar, conecta con la satisfacción, abre el campo de percepción de un conflicto, consuela, aporta otros encuadres de referencia de la situación y permite identificarse con él y por ello aligera la sensación de soledad.”

El misterio del cuento depende de cada persona, de su historia personal, de su biografía. Por eso el cuento es memoria, porque conserva la historia de cada uno, la historia de una familia y por supuesto de una cultura.
Un cuento valioso es una obra de arte y nos recuerda al decir de Roberto Cossa: “Sin arte no hay belleza, sin belleza no hay ternura, sin ternura el hombre está perdido.”
“Había una vez”…dicen los cuentos, recordándonos que comienza una historia, que comienza una vida, que un proceso está en movimiento, que habrá acciones y experiencias y que el tiempo nos abre a la posibilidad del cambio.

Juguemos a contar cuentos, escribamos cuentos, escuchemos relatos de nuestros seres queridos, inventemos personajes, recreemos escenarios… el juego y el cuento comparten la riqueza de facilitar el crecimiento, de acercar a la salud, de posibilitar experiencias creadoras como formas básicas de vida. El juego y los cuentos nos abren al mundo de los afectos.
El pedagogo Gianni Rodari nos recuerda que “El cuento es un instrumento ideal para que el adulto permanezca junto al niño.” Con esto nos indica que la narración de cuentos es un medio que permite el encuentro con el otro, no sólo entre pares, sino entre adultos y niños. Y en ese encuentro que propician los cuentos, sin duda permiten recuperar las emociones perdidas o anulados y por ello son un instrumento a recuperar cuando hay problemas en los lazos intergeneracionales.

Nuestra época es llamada por Lipovetsky “la era del vacío” entre otras cosas por la dificultad en el mundo de los afectos. Si pensamos en esta característica de nuestra realidad sin duda, apoyaremos la revalorización de los cuentos. Nuestra realidad en la cual hay muchos lobos alrededor de nosotros, sólo puede ser sobrellevada con la creatividad, el humor y el juego como recursos de salud: “Lobo ¿está?” Trabajar nuestros miedos por medio de los cuentos, nos permite elaborarlos, reconocerlos, integrarlos.
Los cuentos son obras de arte y el arte en general, pueden llegar a ser terapéuticos aun en ámbitos que no fueron pensados para tal fin. Por eso, en la psicología, en la psicopedagogía, entre las medicinas alternativas, en la educación y la capacitación profesional, los cuentos son recursos privilegiados de encuentros con espacios saludables para sanar las heridas de nuestra alma.

Ya nos decía Aristóteles: “Lo maravilloso es por cierto causa de placer, como se deduce por el hecho de que todos relatamos una historia con agregados en la creencia de que ofrecemos un deleite a muchos oyentes.” Por eso recuperar la sabiduría milenaria de crear y relatar cuentos es sin duda recuperar algo valioso para la humanidad.
Fuentes:

Los cuentos cuya principal protagonista es Vasalisa se narran en Rusia, Rumania, los países de la antigua Yugoslavia, Polonia y todos los países bálticos. En algunos casos, el cuento se suele titular "Wassilissa la Sabía". Yo he encontrado pruebas de que sus raíces arquetípicas se remontan por lo menos a los antiguos cultos de las diosas-caballo anteriores a la cultura griega clásica. El cuento encierra una antiquísima planimetría psíquica acerca de la introducción en el mundo subterráneo de la diosa salvaje. Se refiere a cómo se infunde en las mujeres la capacidad instintiva primaria de la Mujer Salvaje, es decir, la intuición.


El cuento de Vasalisa gira en torno al tema de la facultad femenina de la intuición transmitida de madre a hija y de una generación a la siguiente. El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo.
A lo largo de las generaciones, estas capacidades intuitivas se convirtieron en unas corrientes enterradas en el interior de las mujeres a causa del desuso y de una infundada mala fama. No obstante, Jung señaló una vez que en la psique jamás se pierde nada y yo creo que podemos tener la certeza de que las cosas que se han perdido en la psique siguen estando allí. Por consiguiente, este pozo de intuición femenina instintiva no se ha perdido y cualquier cosa que esté escondida se puede recuperar.
Para comprender el sentido de este cuento, tenemos que saber que todos sus componentes representan características de la psique de una sola mujer. Por consiguiente, todos los aspectos del relato corresponden a una psique individual y describen el proceso de iniciación al que se está sometiendo. La iniciación se lleva a cabo cumpliendo unas tareas determinadas. En este cuento, la psique tiene que llevar a cabo nueve tareas. Dichas tareas se centran en el aprendizaje de algo relacionado con la manera de actuar de la Vieja Madre Salvaje.
Por medio del cumplimiento de estas tareas, la intuición de una mujer -este sabio ser que acompaña a las mujeres dondequiera que vayan, examinando todas las cosas de su vida y comentando la verdad de todas ellas con infalible precisión- se vuelve a encajar en la psique de la mujer. El objetivo es una afectuosa y confiada relación con este ser al que hemos dado en llamar "la que sabe", la esencia del arquetipo de la Mujer Salvaje.

La pauta de mi versión literaria del cuento de Vasalisa que aquí se reproduce me la dio mi tía Kathé. Empieza con uno de los más antiguos trucos de la narración de cuentos: "Había una vez y no había una vez ... Esta paradójica frase pretende llamar la atención del oyente sobre el hecho de que el cuento tiene lugar en un mundo entre mundos en el que nada es lo que parece a primera vista. Vamos allá.

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"


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sábado, 10 de julio de 2010

El rastreo de los hechos: La recuperación de la intuición como iniciación

La intuición es el tesoro de la psique. Es como un instrumento de adivinación o una bola de cristal, por medio de la cual el ser humano puede ver con una misteriosa visión interior. Es como si tuviéramos constantemente a nuestro lado a una sabia anciana que nos dijera qué es lo que ocurre exactamente y si tenemos que girar a la derecha o a la izquierda. Es una variedad de La Que Sabe, de la Mujer Salvaje.

La mayor bendición que los padres pueden dar a su hijos es el sentido cierto de la veracidad de su propia intuición. La intuición se transmite de progenitor a hijo con la mayor sencillez posible: "Has juzgado muy bien. ¿Qué crees tú que hay detrás de todo eso?" Más que definir la intuición como una especie de imperfecta rareza irracional, podríamos definirla como la auténtica voz del alma.
La intuición percibe el camino que hay que seguir para poder sacar el mayor provecho posible de una situación. Tiene instinto de conservación, capta los motivos y la intención subyacente y opta por aquello que causará la menor fragmentación posible en la psique. Esta intuición profunda es la que sabe lo que nos conviene y lo que necesitamos y lo sabe con la rapidez de un relámpago, siempre y cuando nosotr@s queramos anotar lo que ella nos dicte.

El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo. A lo largo de las generaciones, estas capacidades intuitivas se convirtieron en unas corrientes enterradas en el interior a causa del desuso y de una infundada mala fama. No obstante, Jung señaló una vez que en la psique jamás se pierde nada y yo creo que podemos tener la certeza de que las cosas que se han perdido en la psique siguen estando allí. Por consiguiente, este pozo de intuición instintiva no se ha perdido y cualquier cosa que esté escondida se puede recuperar.

"La intuición se presenta como el medio más espiritual de acceder al conocimiento. En realidad, la intuición es sólo la apreciación subconsciente de algún factor de la creación, de alguna ley de la manifestación y de cierto aspecto de la verdad, conocido por la inteligencia, que emana del mundo de las ideas, siendo de la naturaleza de esas energías que producen todo lo conocido y visto. Estas verdades están siempre presentes y esas leyes eternamente activas; pero únicamente a medida que la mente está entrenada y desarrollada, enfocada y abierta, pueden ser reconocidas, posteriormente comprendidas y finalmente adaptadas a las necesidades y demandas del ciclo y de la época. Siempre han existido quienes entrenaron su mente en el arte del claro pensar y de la meditación, enfocaron la atención en la consiguiente receptividad de la verdad, y de este modo influyeron en pequeña o gran metida en un florecimiento cultural dentro de las sociedades de su época.
La intuición, no guía hacia los campos del Conocimiento, es sólo la vanguardia de esa omnisciencia que caracteriza al alma. La verdad de todas las cosas existe y se la denomina omnisciencia, infalibilidad y “correcto conocimiento” en la filosofía hindú. Cuando el ser humano capta un fragmento de ella y la absorbe en la Conciencia Colectiva, se lo denomina el emerger de un cambio de paradigma, sea en el plano psicológico, social, científico o religioso. Las almas son unidades de una Conciencia Suprema, la conciencia iluminada de un alma beneficia a todas las almas".

Cuando afirmamos nuestra intuición somos como la noche estrellada: contemplamos el mundo a través de miles de ojos.
Tener buena intuición, buen poder, causa trabajo. Causa trabajo en primer lugar en la observación y comprensión de las fuerzas negativas y desequilibrios tanto internos como externos. En segundo lugar, causa esfuerzo el reunir la voluntad para hacer algo con lo que uno ve, ya sea por el bien, por el equilibrio, o para permitir que algo muera.
No te mentiré: es más fácil deshacerse de la luz y dormirse, pues con ella
vemos claramente todos los lados de nosotros mismos y de otros, tanto lo desfigurado como lo divino, y todas las condiciones entre ambos.
Sin embargo, con esta luz vienen a la consciencia los milagros de belleza profunda en el mundo y en los humanos. Con esta luz penetrante uno puede ver más allá de la acción mala hasta el corazón bueno, uno puede vislumbrar el espíritu dulce aplastado bajo el odio, uno puede entender mucho en lugar de sólo estar perplejo. Esta luz puede diferenciar las capas de personalidad, intención y motivos en los otros. Puede determinar la consciencia e inconsciencia en uno mismo y en los demás. Es la vara del conocimiento. Es el espejo en el que todas las cosas se perciben. Es la profunda naturaleza salvaje.
No obstante, hay momentos en que sus informes son dolorosos y casi imposibles de soportar: pues también señala donde hay traiciones preparándose, donde hay falta de valentía en quienes dicen lo contrario. Señala la envidia que yace como grasa fría detrás de una sonrisa cálida; señala las miradas que son meras máscaras del disgusto. En relación a uno mismo, su luz es igualmente intensa: brilla sobre nuestros tesoros y nuestras debilidades.
La manera para mantener la conexión con lo salvaje es preguntarte a ti mismo qué es lo que tú quieres. Una de las discriminaciones más importantes que podemos hacer en esta cuestión es la diferencia entre las cosas que nos atraen desde afuera y las cosas que nos llaman desde nuestra alma.
Elegimos algo porque casualmente estaba bajo nuestras narices en ese preciso momento. No es necesariamente lo que queremos, pero es interesante, y mientras más lo miramos, más atractivo se vuelve.

Cuando estamos conectados con el yo instintivo, con el alma de lo femenino que es natural y salvaje, entonces en lugar de mirar lo que casualmente está en exhibición, nos decimos: "¿De qué tengo hambre?"
Sin ver nada externamente, nos aventuramos dentro de nosotros y preguntamos:
"¿Qué es lo que anhelo? ¿Qué deseo en este momento? ¿Qué apetezco? ¿Qué quiero? ¿Qué ansío?"

Se requiere de espíritu, voluntad y sentido del alma, y a menudo significa insistir en lo que uno quiere.
Leer más:
Sobre la Intuición Por Gloria Esther Espejel Montes
La Intuición Por Julio Fuentes Chavarriga
La Inteligencia Intuitiva Por Ramon Marquès

Fuentes:
Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"

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viernes, 9 de julio de 2010

El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - IV

La verdad está dentro de nosotros, no surge
De las cosas externas, creamos lo que creamos
.. .y saber
Consiste más bien en abrir una senda
Por la cual pueda escapar el aprisionado esplendor,
Y no en hacer una entrada para una luz
Que supuestamente está en el exterior.
Robert Browning

A un nivel muy mundano, es importante que una mujer tenga sueños del tipo del hombre oscuro y de Barba Azul para poder eliminar de su vida la mayor cantidad posible de negatividad. A veces es necesario limitar o espaciar ciertas relaciones, pues cuando una mujer está rodeada exteriormente por personas que se muestran contrarias a su vida profunda o no sienten interés por ella, esta circunstancia alimenta al depredador interior de la psique y favorece el desarrollo de su musculatura y su capacidad de agresión contra la mujer.
Las mujeres se muestran a menudo ambivalentes acerca de la necesidad de atacar al intruso, pues creen que se trata de una situación en la que "mal si lo hago y mal si no lo hago". Pero, si no se aparta, el hombre oscuro se convertirá en su carcelero y ella en su esclava. Las mujeres temen que el intruso las persiga y las lleve de nuevo a la sumisión, y este temor se refleja en el contenido de sus sueños.
Por esta razón las mujeres suelen matar sus naturalezas enteramente originales, creativas, espirituales y salvajes en respuesta a las amenazas del depredador. Y es por eso por lo que las mujeres se convierten en esqueletos y cadáveres en el sótano de Barba Azul. Se enteraron de la existencia de la trampa, pero demasiado tarde. La conciencia es el miedo de escapar de la trampa, de escapar de la tortura. Es el camino para huir del hombre oscuro. Y las mujeres tienen derecho a luchar con uñas y dientes para tener y conservar la conciencia.
En el cuento de Barba Azul vernos de qué manera la mujer que cae víctima del hechizo del depredador reacciona y huye de él, ya preparada para la próxima vez. El cuento gira en torno a la transformación de cuatro confusas introyecciones que son objeto de especial controversia acerca de las mujeres: no tener una visión integral, no tener una profunda perspicacia, no tener voz original, no emprender acciones decisivas. Para desterrar al depredador tenemos que abrir con llave o abrir con ganzúa no sólo nuestra propia persona sino también otras cuestiones para ver lo que hay dentro. Tenemos que utilizar nuestras facultades para resistir lo que vemos. Tenemos que decir nuestra verdad con voz clara. Y tenemos que utilizar nuestro ingenio para hacer lo que sea necesario al respecto.
Cuando la naturaleza instintiva de una mujer es fuerte, ésta identifica intuitivamente al depredador innato a través del olfato, la vista y el oído, se anticipa a su presencia, lo oye acercarse y adopta medidas para rechazarlo. El depredador se echa encima de la mujer cuyo instinto ha sido lesionado antes de que ella advierta su presencia, pues su oído, su sabiduría y su percepción están dañados, sobre todo por culpa de introyecciones que la exhortan a ser amable, a comportarse bien y, especialmente, a mostrarse ciega ante los abusos de que está siendo objeto.
Psíquicamente es difícil establecer a primera vista la diferencia entre las no iniciadas que todavía son jóvenes y, por consiguiente, ingenuas, y las mujeres cuyo instinto ha sido dañado. Ni unas ni otras saben gran cosa acerca del oscuro depredador y, por este motivo, todas siguen siendo crédulas. Pero, afortunadamente para nosotras, cuando el elemento depredador de la psique de una mujer se pone en marcha, deja en sus sueños las inconfundibles huellas de su paso. Y dichas huellas conducen finalmente a su descubrimiento, captura y contención.
La cura, tanto para la mujer ingenua como para aquella cuyo instinto ha sido lesionado, es la misma: Practicar la escucha de la propia intuición, de la propia voz interior; hacer preguntas; sentir curiosidad; ver lo que se tenga que ver; oír lo que se tenga que oír; y actuar después de acuerdo con aquello que una sabe que es verdad. El alma recibe al nacer las facultades intuitivas. Es posible que éstas estén cubiertas por años y años de cenizas y excrementos, pero no es el fin del mundo, pues todo eso se puede limpiar. Frotando, rascando y practicando, la capacidad de percepción puede recuperar su estado inicial.

"Cada vez más se reconoce a la intuición como una facultad mental natural, como un elemento clave en el descubrimiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones, como generadora de ideas creativas, como pronosticadora y reveladora de la verdad. Un importante ingrediente de lo que llamamos genio, también es una guía sutil para la vida cotidiana. Aquellas personas que siempre parecen encontrarse en el lugar adecuado y en el momento preciso y a quienes todas las cosas buenas les suceden con una frecuencia casi sobrenatural, no son simplemente afortunadas; poseen un sentido intuitivo de lo que deben elegir y de la forma en que deben actuar. También estamos empezando a comprender que la intuición no es sólo un fenómeno fortuito o un don misterioso, como la habilidad para saltar o como un perfecto lanzamiento de la pelota. Aun cuando las capacidades individuales varían, todos somos intuitivos y todos podemos ser más intuitivos, de igual manera que todos podemos aprender a saltar más alto o a cantar con una voz afinada.
El surgimiento de la intuición es parte de un cambio más global de los valores, cuya crónica han escrito incontables observadores de mirada penetrante. La apasionada búsqueda, tanto del desarrollo individual como de un mundo mejor, se inició con ahínco durante la década de 1960 y nos ha llevado a una reevaluación de las creencias convencionales, entre ellas la forma en que usamos nuestra mente y la forma en que abordamos al conocimiento. Nuestras decisiones y acciones se derivan de lo que sabemos. Por consiguiente, si los problemas colectivos siguen siendo ingobernables y la brecha entre los deseos y los logros individuales sigue siendo tan grande, apenas es natural que empecemos a preguntarnos si no existe una manera mejor de procurarnos los conocimientos.
Como una contribución a esta nueva actitud, ha tenido lugar un resurgimiento del respeto hacia el mundo interior. La escuela de psicología behaviorista, que dominó este terreno durante la mayor parte de este siglo, declaró improcedentes los reinos más profundos de la mente y del espíritu. Para los creyentes en las religiones ortodoxas y en la psicoterapia freudiana, esas áreas estaban impregnadas de oscuros impulsos e instintos reprimidos que, dependiendo del punto de vista, deberían mantenerse ocultos, liberarse o bien neutralizarse terapéuticamente. Esas hipótesis le están cediendo el paso a una visión más positiva, a menudo sublime. El desarrollo de la investigación cognoscitiva, los adelantos teóricos en las psicologías humanista y transpersonal, los estimulantes estudios del cerebro, la notable aceptación de las filosofías y disciplinas orientales, todos estos desarrollos han llevado a un gran número de personas a la creencia de que en nuestro interior existen un poder y una sabiduría que nunca hemos sabido aprovechar. Creen que hay una parte de nosotros mismos que —aun cuando oscurecida por los malos hábitos y la ignorancia— sabe quiénes somos y lo que necesitamos, y está programada para hacernos avanzar hacia la realización de nuestro máximo potencial. Hay una creciente convicción de que quizá deberíamos confiar en las corazonadas, en los sentimientos vagos, en los presentimientos y en las señales inarticuladas que por lo común pasamos por alto.
Dichas tendencias son características de un patrón contemporáneo básico: el deseo de eliminar los obstáculos que nos impiden ser lo que en realidad somos. En lo que concierne a la intuición, los obstáculos están arraigados en viejas hipótesis epistemológicas, las cuales se perpetúan en las instituciones que pretenden enseñarnos la forma de usar nuestra mente."
Si conseguimos sacar esta capacidad de las sombras de la psique, si ya no seremos unas simples víctimas de las circunstancias internas o externas. Cualquiera que sea la manera en que la cultura, la personalidad, la psique u otro elemento exija que se vistan y se comporten las mujeres, por mucho que los demás quieran mantener a las mujeres amordazadas y vigiladas por diez adormiladas dueñas o carabinas, cualesquiera que sean las presiones con que se pretenda reprimir la vida emocional de una mujer, nada podrá impedir que la mujer sea lo que es, que eso sea el resultado del inconsciente salvaje y que se trate de algo muy pero que muy bueno.
Es importante recordar que, cada vez que tengamos sueños protagonizados por el hombre oscuro, siempre existirá el contrapeso de una fuerza contraria preparada para echarnos una mano. Cuando recurrimos a la energía salvaje para compensar los efectos del depredador, ¿saben quién aparece de inmediato? La Mujer Salvaje se acerca salvando todas las vallas, los muros y los obstáculos que el depredador ha levantado. No es un icono que se cuelga en la pared como si fuera un retablo. Es un ser vivo que viene a nosotras en cualquier lugar y en cualquier situación. Ella y el depredador se conocen desde hace muchísimo tiempo. Ella lo persigue a través de los sueños, a través de los cuentos y los relatos y a través de la vida entera de las mujeres. Dondequiera que él esté está ella, pues es la que contrapesa sus depredaciones.

La Mujer Salvaje enseña a las mujeres a no ser "amables" cuando tengan que proteger sus vidas emocionales. La naturaleza salvaje sabe que el hecho de actuar con "dulzura" en tales circunstancias sólo sirve para provocar la sonrisa del depredador. Cuando la vida emocional está amenazada, el hecho de trazar en serio una línea de contención es no sólo aceptable sino también preceptivo. Cuando la mujer así lo hace, su vida ya no puede sufrir intromisiones durante mucho tiempo, pues ella se da cuenta inmediatamente de lo que ocurre y puede empujar de nuevo al depredador al lugar que le corresponde. Ya no es ingenua. Ya no es un blanco ni un objetivo. Y ésta es la medicina que da lugar a que la llave -la llave pequeñita con los adornos encima- deje finalmente de sangrar.

El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - I
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - II
El hombre oscuro de los sueños de las mujeres - III

Fuentes:
Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"



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