martes, 13 de julio de 2010

La muñeca en el bolsillo: Vasalisa la Sabia

"Quien me ha encontrado, accede a todas las cosas...
Por el entrelazamiento creativo de mi ser con la naturaleza, actúo como su principio vital, soy el alma del mundo. Soy en verdad el encanto (charme) del universo presente en todo, soy la sonrisa de la creación con muchos rostros.
Soy la entrada (el acceso) al corazón del mundo universal y personal, la puerta de la tierra -la iniciación- yo misma soy este corazón.
Quien me prende, se me entrega, y es prendido por el universo.
En esencia yo soy fértil -es decir: Estoy dirigida hacia el futuro, hacia el ideal.
Vosotros, hombres, cuanto más me busquéis sólo en la dirección del placer, tanto más os vais alejando de mí."
"Himnos al Eterno Femenino"
Teilhard de Chardin

En las tradiciones en las que yo crecí, las cuentistas profesionales siempre estaban explorando los cimientos de alguna colina psíquica, siempre andaban hundidas hasta las rodillas en el polvo de los cuentos, escarbando para eliminar siglos de tierra, excavando en los estratos de la cultura y de las conquistas, numerando todos los frisos y los frescos de los cuentos que encontraban. A veces un cuento había quedado reducido a polvo, otras veces faltaban algunos fragmentos o detalles o éstos habían sido eliminados, a menudo la forma estaba intacta, pero el colorido había desaparecido. Aun así, en cada excavación se abriga la esperanza de encontrar todo un cuento intacto. El cuento siguiente es uno de estos increíbles tesoros.
En mi opinión, el viejo cuento ruso de "Vasalisa" es un cuento de iniciación femenina en el que se han perdido algunos huesos esenciales. Gira en torno al hecho de que casi todas las cosas no son lo que parecen. Como mujeres que somos echamos mano de nuestra intuición y de nuestro instinto para olfatear las cosas. Utilizamos todos nuestros sentidos para extraer la verdad de las cosas, para exprimir el alimento de nuestras ideas, para ver lo que es necesario ver, saber lo que es necesario saber, ser las guardianas de nuestros propios fuegos creadores y adquirir un íntimo conocimiento de los ciclos de la Vida/Muerte/Vida de toda la naturaleza... en eso consiste ser una mujer iniciada.

El poder curativo de los cuentos

Muchos psicóterapeutas, entre otros profesionales de la salud, se han dedicado a estudiar a los cuentos como fenómenos curativos, como una medicina alternativa para el alma.

Los cuentos al ser escuchados generan emociones, preguntas, anhelos y nos permiten comprender los arquetipos con los cuales se vinculan. Contienen enormes posibilidades para permitirnos reparar o recuperar la salud del alma.
Para abordar los cuentos desde esta perspectiva, hay que ser un poco “guardián de antiguos relatos” al decir de la psicóloga Clarisa Pinkola Estés. Es decir, recuperar historias contadas de generación en generación, asumiendo la responsabilidad de transmitirlas como el tesoro que son: los cuentos son una medicina que fortalece y encamina a la persona y a la comunidad. Este poder de los cuentos proviene precisamente de esa cantidad de personas unidas a través del espacio y el tiempo.

Esta psicóloga junguiana también caracteriza a los cuentos como “relatos que pueden ser utilizados como vitaminas del alma”, ya que despiertan nuestra vida interior, y esto es esencial cuando estamos atemorizados, cuando nos sentimos acorralados y sin libertad para actuar en nuestra vida. Los cuentos tienen el poder de abrir de par en par las puertas de nuestra alma a los sueños, haciéndonos despertar la sabiduría interior que cada uno poseemos en nuestro interior.
Las heridas del alma son puertas por las cuales los cuentos se meten suavemente, susurrándonos nuevas posibilidades de plenitud para nuestra vida. Los cuentos no se imponen, se susurran. No se escuchan con los oídos sino con el alma. De allí su poder curativo.
El sufrimiento de las personas suele estar relacionado con una fuerte negación de la parte oscura y descartada, de su personalidad. Sin embargo, cada aspecto de nuestra personalidad existe porque existe su contrario. La tensión eterna entre los polos mueve al individuo y al mundo y es la integración de los contrarios, el mito recurrente en la psicología del inconsciente.

La totalidad psíquica del individuo o sí mismo como la llamada Carl G. Jung, es también el centro regulador del inconsciente colectivo. Cada persona y cada pueblo tiene su propia forma de experimentar la realidad psíquica. Los cuentos de hadas y los mitos y sus miles de versiones, mantienen los mismos temas desde más de 25.000 años a. C. expresando de esta manera un sentido psicológico esencial y único, en una serie de imágenes y sucesos simbólicos.
Estos símbolos contenidos en los cuentos, expresan realidades filosóficas y pensamientos metafísicos que contienen enseñanzas profundas sobre el hombre, el mundo y Dios. En los cuentos suelen repetirse un conjunto de figuras simbólicas que ofrecen un camino de redención al ser humano. Al conectar a la persona con algo que se asemeja a la expresión de un deseo, esos símbolos son imágenes que curan.

Todos podemos recordar al héroe que en los cuentos va a rescatar a la princesa, o al príncipe que debe librarse de un hechizo. El palacio encantado, el bosque que es necesario atravezar, el beso final para despertar a la bella durmiente, el rey que se convierte en sapo, el Hada Madrina que cumple nuestros deseos, entre otros, son imágenes que se repiten, imágenes arquetípicas que reúnen emociones comunes en todos los seres humanos.
Dicen Ortín y Ballester, “Un cuento cura cuando: predispone al bienestar, conecta con la satisfacción, abre el campo de percepción de un conflicto, consuela, aporta otros encuadres de referencia de la situación y permite identificarse con él y por ello aligera la sensación de soledad.”

El misterio del cuento depende de cada persona, de su historia personal, de su biografía. Por eso el cuento es memoria, porque conserva la historia de cada uno, la historia de una familia y por supuesto de una cultura.
Un cuento valioso es una obra de arte y nos recuerda al decir de Roberto Cossa: “Sin arte no hay belleza, sin belleza no hay ternura, sin ternura el hombre está perdido.”
“Había una vez”…dicen los cuentos, recordándonos que comienza una historia, que comienza una vida, que un proceso está en movimiento, que habrá acciones y experiencias y que el tiempo nos abre a la posibilidad del cambio.

Juguemos a contar cuentos, escribamos cuentos, escuchemos relatos de nuestros seres queridos, inventemos personajes, recreemos escenarios… el juego y el cuento comparten la riqueza de facilitar el crecimiento, de acercar a la salud, de posibilitar experiencias creadoras como formas básicas de vida. El juego y los cuentos nos abren al mundo de los afectos.
El pedagogo Gianni Rodari nos recuerda que “El cuento es un instrumento ideal para que el adulto permanezca junto al niño.” Con esto nos indica que la narración de cuentos es un medio que permite el encuentro con el otro, no sólo entre pares, sino entre adultos y niños. Y en ese encuentro que propician los cuentos, sin duda permiten recuperar las emociones perdidas o anulados y por ello son un instrumento a recuperar cuando hay problemas en los lazos intergeneracionales.

Nuestra época es llamada por Lipovetsky “la era del vacío” entre otras cosas por la dificultad en el mundo de los afectos. Si pensamos en esta característica de nuestra realidad sin duda, apoyaremos la revalorización de los cuentos. Nuestra realidad en la cual hay muchos lobos alrededor de nosotros, sólo puede ser sobrellevada con la creatividad, el humor y el juego como recursos de salud: “Lobo ¿está?” Trabajar nuestros miedos por medio de los cuentos, nos permite elaborarlos, reconocerlos, integrarlos.
Los cuentos son obras de arte y el arte en general, pueden llegar a ser terapéuticos aun en ámbitos que no fueron pensados para tal fin. Por eso, en la psicología, en la psicopedagogía, entre las medicinas alternativas, en la educación y la capacitación profesional, los cuentos son recursos privilegiados de encuentros con espacios saludables para sanar las heridas de nuestra alma.

Ya nos decía Aristóteles: “Lo maravilloso es por cierto causa de placer, como se deduce por el hecho de que todos relatamos una historia con agregados en la creencia de que ofrecemos un deleite a muchos oyentes.” Por eso recuperar la sabiduría milenaria de crear y relatar cuentos es sin duda recuperar algo valioso para la humanidad.
Fuentes:

Los cuentos cuya principal protagonista es Vasalisa se narran en Rusia, Rumania, los países de la antigua Yugoslavia, Polonia y todos los países bálticos. En algunos casos, el cuento se suele titular "Wassilissa la Sabía". Yo he encontrado pruebas de que sus raíces arquetípicas se remontan por lo menos a los antiguos cultos de las diosas-caballo anteriores a la cultura griega clásica. El cuento encierra una antiquísima planimetría psíquica acerca de la introducción en el mundo subterráneo de la diosa salvaje. Se refiere a cómo se infunde en las mujeres la capacidad instintiva primaria de la Mujer Salvaje, es decir, la intuición.


El cuento de Vasalisa gira en torno al tema de la facultad femenina de la intuición transmitida de madre a hija y de una generación a la siguiente. El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo.
A lo largo de las generaciones, estas capacidades intuitivas se convirtieron en unas corrientes enterradas en el interior de las mujeres a causa del desuso y de una infundada mala fama. No obstante, Jung señaló una vez que en la psique jamás se pierde nada y yo creo que podemos tener la certeza de que las cosas que se han perdido en la psique siguen estando allí. Por consiguiente, este pozo de intuición femenina instintiva no se ha perdido y cualquier cosa que esté escondida se puede recuperar.
Para comprender el sentido de este cuento, tenemos que saber que todos sus componentes representan características de la psique de una sola mujer. Por consiguiente, todos los aspectos del relato corresponden a una psique individual y describen el proceso de iniciación al que se está sometiendo. La iniciación se lleva a cabo cumpliendo unas tareas determinadas. En este cuento, la psique tiene que llevar a cabo nueve tareas. Dichas tareas se centran en el aprendizaje de algo relacionado con la manera de actuar de la Vieja Madre Salvaje.
Por medio del cumplimiento de estas tareas, la intuición de una mujer -este sabio ser que acompaña a las mujeres dondequiera que vayan, examinando todas las cosas de su vida y comentando la verdad de todas ellas con infalible precisión- se vuelve a encajar en la psique de la mujer. El objetivo es una afectuosa y confiada relación con este ser al que hemos dado en llamar "la que sabe", la esencia del arquetipo de la Mujer Salvaje.

La pauta de mi versión literaria del cuento de Vasalisa que aquí se reproduce me la dio mi tía Kathé. Empieza con uno de los más antiguos trucos de la narración de cuentos: "Había una vez y no había una vez ... Esta paradójica frase pretende llamar la atención del oyente sobre el hecho de que el cuento tiene lugar en un mundo entre mundos en el que nada es lo que parece a primera vista. Vamos allá.

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"


Apadrina el Blog "Hombres que corren con los lobos"


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