miércoles, 31 de marzo de 2010

El rastro de la sangre

Nuestro trabajo con la sombra consiste en desenmascararla, concientizarla y reconocerla como propia, saber que todos contenemos dos polaridades que nos enfrentan con la vida, integrar esas polaridades y reconocer ese Opuesto Invisible, es la tarea para luego poder recorrer el largo camino de la Individuación.

En el cuento de Barba Azul, las hermanas cierran de golpe la puerta de la cámara de las matanzas. La joven esposa contempla la sangre que mana de la llave y emite un gemido. "¡Tengo que limpiar esta sangre para que él no se entere!"
Ahora el yo ingenuo sabe que una fuerza asesina anda suelta en el interior de la psique. Y la sangre de la llave es la sangre de las mujeres. Si sólo fuera una sangre causada por el sacrificio de las propias fantasías frívolas, sólo habría una gota de sangre en la llave. Pero la cosa es mucho más grave, pues la sangre representa una disminución de los más hondos y más espirituales aspectos de la propia vida creativa.

En semejante estado la mujer pierde la energía necesaria para crear, tanto si se trata de soluciones a cuestiones de su vida, de los estudios, la familia o las amistades, como si se trata de asuntos relacionados con el mundo en general o con el espíritu, su desarrollo personal o sus aptitudes. No es una simple dilación, pues la situación se prolonga a lo largo de varias semanas o varios meses seguidos. La mujer se muestra apagada y, aunque a veces esté llena de ideas, padece una fuerte anemia y cada vez le cuesta más ponerlas en práctica.

La sangre de este cuento no es la sangre menstrual sino la sangre arterial del alma. Y no sólo mancha la llave sino que mancha toda la persona. El vestido que lleva y todos los vestidos del armarlo están manchados de sangre. En la psicología arquetípica, el vestido puede representar la presencia exterior. La persona es la máscara que un individuo muestra al mundo. Con los debidos rellenos y disfraces psíquicos, tanto los hombres como las mujeres pueden ofrecer una persona casi perfecta, una fachada casi perfecta.
Nuestro trabajo con la sombra consiste en desenmascararla, concientizarla y reconocerla como propia, saber que todos contenemos dos polaridades que nos enfrentan con la vida, integrar esas polaridades y reconocer ese Opuesto Invisible, es la tarea para luego poder recorrer el largo camino de la Individuación.

En el cuento de Barba Azul, las hermanas cierran de golpe la puerta de la cámara de las matanzas. La joven esposa contempla la sangre que mana de la llave y emite un gemido. "¡Tengo que limpiar esta sangre para que él no se entere!"
Ahora el yo ingenuo sabe que una fuerza asesina anda suelta en el interior de la psique. Y la sangre de la llave es la sangre de las mujeres. Si sólo fuera una sangre causada por el sacrificio de las propias fantasías frívolas, sólo habría una gota de sangre en la llave. Pero la cosa es mucho más grave, pues la sangre representa una disminución de los más hondos y más espirituales aspectos de la propia vida creativa.
En semejante estado la mujer pierde la energía necesaria para crear, tanto si se trata de soluciones a cuestiones de su vida, de los estudios, la familia o las amistades, como si se trata de asuntos relacionados con el mundo en general o con el espíritu, su desarrollo personal o sus aptitudes. No es una simple dilación, pues la situación se prolonga a lo largo de varias semanas o varios meses seguidos. La mujer se muestra apagada y, aunque a veces esté llena de ideas, padece una fuerte anemia y cada vez le cuesta más ponerlas en práctica.
La sangre de este cuento no es la sangre menstrual sino la sangre arterial del alma. Y no sólo mancha la llave sino que mancha toda la persona.
En la época romana antigua, la persona, palabra derivada del etrusco, era la máscara que se ponían los actores para interpretar las obras. Cubría toda la cabeza y cambiaba según los distintos personajes que se tenían que representar. (N. de la T.)

El vestido que lleva y todos los vestidos del armarlo están manchados de sangre. En la psicología arquetípica, el vestido puede representar la presencia exterior. La persona es la máscara que un individuo muestra al mundo. Con los debidos rellenos y disfraces psíquicos, tanto los hombres como las mujeres pueden ofrecer una persona casi perfecta, una fachada casi perfecta.
Cuando la llave que llora -la pregunta que solloza- mancha nuestras personas, ya no podemos ocultar por más tiempo nuestras congojas. Podemos decir lo que queramos y mostrar la más sonriente de las fachadas, pero, una vez contemplada la horrenda verdad de la cámara de las matanzas, ya no podemos fingir que ésta no existe. El hecho de contemplar la verdad provoca una intensificación de la hemorragia de energía. Es algo muy doloroso que corta las arterias. Tenemos que intentar corregir inmediatamente esta terrible situación.
En este cuento vemos que la llave es también un recipiente que sirve para recibir la sangre que es el recuerdo de lo que la mujer ha visto y ahora ya sabe. Para las mujeres, la llave simboliza siempre la entrada en un misterio o un conocimiento. En otros cuentos de hadas la llave simbólica se representa a menudo con expresiones tales como "Ábrete, Sésamo", las palabras que Alí Babá le grita a una escarpada montaña, dando lugar a que ésta retumbe como un trueno y se abra para que él pueda entrar. De una manera más picaresca, en los estudios Disney el hada madrina de Cenicienta canturrea alegremente, las calabazas se convierten en carrozas y los ratones en cocheros.

En los Misterios Eleusinos, la llave estaba escondida sobre la lengua, lo cual significaba que el meollo de una cuestión, la clave o los vestigios se encontraban en unas determinadas palabras o unas preguntas clave. Y las palabras que más necesitan las mujeres en situaciones similares a la descrita en Barba Azul son:


¿Qué hay detrás?
¿Qué no es lo que parece?
¿Qué sé en lo más hondo de mis ovarios y no quiero saber?
¿Qué parte de mí ha sido asesinada o yace moribunda?
Todas y cada una de estas palabras son claves. Si una mujer ha llevado una vida medio muerta, es muy probable que las respuestas a estas cuatro preguntas estén manchadas de sangre. El aspecto asesino de la psique, parte de cuya tarea consiste en cuidar de que no se produzca ningún conocimiento consciente, seguirá dejando sentir sus efectos de vez en cuando y arrancará o envenenará cualquier brote que aparezca. Es su naturaleza. Es su misión.

Por consiguiente, desde un punto de vista positivo, sólo la persistencia de la sangre en la llave induce a la psique a aferrarse a lo que ha visto, pues hay una censura natural de todos los acontecimientos negativos o dolorosos que ocurren en nuestras vidas. El ego censor desea con toda seguridad olvidar que ha visto la habitación y los cadáveres que en ella había. Por eso la esposa de Barba Azul trata de frotar la llave con crin de caballo. Echa mano de todo lo que puede, de todos los remedios de la medicina popular femenina para curar las laceraciones y las heridas profundas: las telarañas, la ceniza y el fuego, todos ellos asociados con la vida y la muerte que tejen las Parcas. Pero no sólo no consigue cauterizar la llave sino que tampoco puede poner término a la situación fingiendo que no existe. No puede impedir que la llavecita llore sangre. Paradójicamente, mientras su antigua vida se muere y ni siquiera los mejores remedios consiguen disimularlo, la mujer despierta ante su propia hemorragia y, gracias a ello, empieza a vivir.
La mujer antaño ingenua tiene que afrontar lo ocurrido. La muerte a manos de Barba Azul de todas sus "fisgonas" esposas es la muerte del femenino creador, del potencial capaz de desarrollar toda suerte de vidas nuevas e interesantes. El depredador se muestra especialmente agresivo cuando tiende emboscadas a la naturaleza salvaje de la mujer. En el mejor de los casos trata de menospreciar y, en el peor, de cortar la conexión de la mujer con sus propias percepciones, inspiraciones, investigaciones y demás.
...


Una mujer cuya alma se muere de hambre puede sufrir hasta el extremo de no poderlo resistir. Puesto que tienen la necesidad sentimental de expresarse a su propia manera sentimental, las mujeres tienen que desarrollarse y florecer de una forma que a ellas les resulte sensata y sin molestas interferencias ajenas. En este sentido, la llave ensangrentada podría interpretarse también como la representación del linaje femenino de la mujer, de las ascendientes que la han precedido. ¿Quién de nosotras no conoce por lo menos a una familiar suya que perdió el instinto de tomar buenas decisiones y, debido a ello, se vio obligada a vivir una vida marginal o algo peor? Puede que esta mujer sea usted misma.
Una de las cuestiones menos debatidas de la individuación es la de que, cuando una mujer arroja toda la luz que puede sobre la oscuridad de la psique, las sombras, allí donde no alcanza la luz, se intensifican todavía más. Por consiguiente, cuando iluminamos una parte de la psique, se produce una intensificación de la oscuridad con la que necesariamente tenemos que enfrentarnos, pues no podemos pasarla por alto. La llave, es decir, las preguntas, no se pueden ocultar ni olvidar. Se tienen que formular. Se tienen que responder.
La tarea más profunda suele ser la más oscura. Una mujer valiente y juiciosa procurará cultivar la peor tierra de su psique, pues, si sólo cultiva la mejor, obtendrá a cambio el peor panorama de lo que ella es. La mujer valiente no teme investigar lo peor. Ello garantizará un incremento del poder de su alma a través de las percepciones y oportunidades de examinar de nuevo la propia vida y el propio yo.


Los Opuestos Invisibles (Luz y Sombra, Individual y Colectiva)

El principio polar en el pensamiento chino
Precisar cuando surge concretamente la idea de polaridad es sumamente complicado, pero debemos partir necesariamente de conceptos que nos llegan, por lo menos por antigüedad, desde oriente o más certeramente, China. China ha sido la cuna de las ideas filosófico-religiosas acerca del Tao. El Tao según traduce Richard Wilhelm, significa tanto camino como sentido, un sentido antes de toda realización y un camino correcto. Del Tao surgen dos principios fundamentales de la realidad, lo luminoso polar o Yang, y lo oscuro o sombrío o Ying, de éstos surgen, luego, los demás opuestos polares. El cuerpo es vivificado con la coparticipación de dos estructuras anímicas: Hun (animus) que pertenece al principio Yang, y Po (anima), que pertenece al principio Ying. El anima, en la idea china, está ligada a los procesos corporales, en cambio el animus se relaciona con el alma superior. Este último mora en los ojos, mientras que el anima en el bajo vientre. Dado que el animus deriva del principio Yang, se lo considera alma - yang luminosa, mientras que el anima representa el alma-ying oscura. Por último mencionamos que en el pensamiento chino Li es el sol y Kan es la luna, las bodas de Kan y Li son el secreto proceso mágico que engendra al niño, el nuevo Hombre, el ser integrado.

La teoría de los opuestos en la obra de Carl G. Jung
La obra de Carl G. Jung se encuentra atravesada permanentemente por la idea china del Ying y el Yang, desde los principios energéticos hasta los tipos de personalidad, desde la oposición consciente-inconsciente, hasta la compensación propia del sueño; y sobre todo si tomamos todo el desarrollo de los trabajos alquímicos. Pero es esencial, desde mi punto de vista, el hincapié que hace sobre el tema de la sombra, o más precisamente de la oposición persona-sombra. Carl G. Jung nos sugirió sabiamente que uno de los primeros pasos que se deben dar al iniciar un análisis es el enfrentamiento con la sombra.

La sombra no forma parte de la imagen consciente que tenemos de nosotros mismos, se oculta en los umbrales de lo inconsciente y actúa en forma indirecta, por eso debemos aprender a verla cuando aparece e iniciar con ella un contacto más fluido que nos permita conocernos a nosotros mismos. También, en el marco social, la sombra se filtra en la discriminación, la marginación y la violencia colectiva. Por ejemplo, si tomamos la situación de los países latinoamericanos y africanos respecto del mundo anglosajón, observamos que prevalece la desnutrición, el analfabetismo y la violencia, quizás porque no son otra cosa que la sombra de los ex colonizadores, que dejaron las máscaras en sus lugares de origen y explotaron la sombra en los países colonizados. El mundo compensa pero en un solo sentido, si cada país atravesara su propia sombra y la integrara, no necesitaría depositar la basura fuera de su hogar.

El diálogo entre opuestos
En los comienzos de un análisis, podemos determinar qué tipo de personalidad presenta el paciente (introvertido o extravertido) a través de nuestra observación y su relato, podemos también conocer su persona o máscara, y, si oponemos a ésta la polaridad, podemos acceder a la sombra. Pero para el paciente esto no es tarea fácil, él tiene que darse cuenta de quién es, y es él quien debe aceptar esa parte que no reconoce y vive como ajena a su vida. Ante una situación de conflicto, suelen aparecer dos posiciones encontradas, dos fuerzas de signo contrario, dos personajes arquetípicos que luchan con ánimo de prevalecer sólo uno de ellos. Son contrarios que se atrincheran en su posición y no quieren resignar ni un centímetro, uno se encuentra en un polo y el segundo en otro. Sin embargo, tanto uno como el otro tienen cosas que decirse, proponemos al paciente que sostenga un diálogo fantaseado y así estos dos aspectos pueden mostrar lo que piensan, sienten y creen, y así, confrontar. Pueden discutir, pelear, llorar o reír juntos, hasta que logren entenderse y finalmente integrarse.

Jung en su libro "Misterium Conjuntionis", refirió justamente sobre el tema de la integración de los opuestos simbolizado esencialmente en la imagen del casamiento alquímico, y en los atributos alquímicos del sol y la luna (Li y Kan en el pensamiento chino), como opuestos masculino y femenino.

"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos: los similares y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades; pueden reconciliarse todas las paradojas."
La sombra funciona también como un opuesto invisible, un contrario que, aunque funciona todo el tiempo, no se ve. Pero sí observamos sus efectos en nuestras conductas: se agazapa en el malhumor, en un comentario a destiempo o escondida en alguna adicción, y se hace presente cuando menos la esperamos; se vive como un otro yo, ajeno a uno mismo.
"Si quieres que algo se junte, debes dejar que primero se separe, si quieres que algo disminuya, debes dejar que primero aumente".
En el transcurso de un análisis la sombra se manifiesta continuamente a través de diversos mecanismos: la proyección, la negación, la represión y la somatización, en su aspecto negativo, y en la identificación en su aspecto positivo. Cada vez que la sombra aparece nos abre una puerta, así nos dice Jung:

"El encuentro con uno mismo, al principio, es el encuentro con la propia sombra. La sombra es un pasaje, una puerta estrecha y no hay forma de bajar al pozo profundo sin sufrir el dolor del angostamiento que implica cruzarla. Pero hay que aprender a conocerse a uno mismo para saber quién se es. Porque, por sorpresa, lo que se encuentra detrás de la puerta es una vasta extensión de incertidumbres sin precedentes, sin derecho ni revés, sin parte superior ni inferior, sin ubicación ni pertenencia, ni bien ni mal. Es el mundo del agua…, donde soy indivisiblemente esto y aquello al mismo tiempo, donde experimento al otro dentro de mí mismo y el otro fuera de mí me experimenta a mí."

Nuestro trabajo con la sombra consiste en desenmascararla, concientizarla y reconocerla como propia, saber que todos contenemos dos polaridades que nos enfrentan con la vida, integrar esas polaridades y reconocer ese Opuesto Invisible, es la tarea para luego poder recorrer el largo camino de la Individuación.

Fuentes:

 


En esta clase de explotación agraria de su psique resplandece la Mujer Salvaje. No teme la oscuridad más oscura, pues de hecho puede ver en la oscuridad. No teme los despojos, los desechos, la putrefacción, el hedor, la sangre, los huesos fríos, las muchachas moribundas ni los esposos asesinos. Puede verlo todo, puede resistirlo todo y puede ayudar. Y eso es lo que está aprendiendo la hermana menor del cuento de Barba Azul. Los esqueletos de la cámara representan, bajo la luz más positiva, la fuerza indestructible de lo femenino, Arquetípicamente, los huesos representan aquello que jamás se puede destruir. Los cuentos que giran en torno a los huesos se refieren esencialmente a algo de la psique que no se puede destruir. La única posesión que cuesta más destruir es nuestra alma.
Cuando hablamos de la esencia femenina, hablamos en realidad del alma femenina. Cuando hablamos de los cuerpos esparcidos por el sótano, estamos diciendo que algo le ocurrió a la fuerza del alma, pese a lo cual, aunque a la mujer le hayan arrebatado la vitalidad exterior y aunque le hayan arrancado esencialmente la vida, ésta no ha sido destruida por entero. Puede resucitar.
Y resucita por medio de la joven y de sus hermanas que, al final, pueden romper las viejas pautas de la ignorancia gracias a su capacidad de contemplar el horror y no apartar la mirada. Son capaces de ver y de resistir lo que ven.
Y aquí nos encontramos de nuevo en el espacio de La Loba, en la arquetípica cueva de los huesos femeninos. Aquí tenemos los restos de lo que antaño fuera la mujer completa. Sin embargo, a diferencia de los cíclicos aspectos de la vida y la muerte del arquetipo de la Mujer Salvaje que acoge la vida que está a punto de morir, la incuba y la arroja de nuevo al mundo, Barba Azul sólo mata y despedaza a la mujer cuando ésta no es más que unos huesos. Le arrebata toda la belleza, todo el amor y todo su yo y, por consiguiente, toda la capacidad de actuar en su propio nombre. Para poner remedio a esta situación, las mujeres tenemos que contemplar la cosa asesina que se ha apoderado de nosotras, ver el resultado de su horrible trabajo, ser concientes de él, conservarlo en nuestra conciencia y actuar en nuestro propio nombre y no en el suyo.
Los símbolos del sótano, la mazmorra y la cueva están todos relacionados entre sí. Son los antiguos ambientes de la iniciación; lugares a los que se dirige o por los que pasa o desciende una mujer hasta llegar a las asesinadas, rompiendo los tabúes para descubrir la verdad y, por medio del ingenio y/o de los tormentos, alcanzar el triunfo, desterrando, transformando o exterminando al asesino de la psique. El cuento de Barba Azul nos muestra la tarea que tenemos que llevar a cabo y nos da instrucciones muy claras: localizar los cuerpos, seguir los instintos, contemplar lo que se tenga que contemplar, echar mano del músculo psíquico y acabar con la fuerza destructora.
Si una mujer no contempla las cuestiones de su propia muerte y su propio asesinato, seguirá obedeciendo los dictados del depredador. En cuanto abre la puerta de la psique y ve hasta qué extremo está muerta y asesinada, comprende de qué manera las distintas partes de su naturaleza femenina y de su psique instintiva han sido asesinadas y han sufrido una lenta muerte detrás de una espléndida fachada. Y, en cuanto comprende lo atrapada que está y el peligro que corre su vida psíquica, está en condiciones de imponerse con más fuerza
...

Fuentes:

Clarissa Pinkola Estés
"Mujeres que Corren con los Lobos"




2 comentarios:

Amalia Lateano dijo...

Me ha atrapado tu prosa.
bien el desarrollo lo presentía porque tengo a mi lado desde hace varios años, el libro de Pinkola.
Creo que es acertada tu mirada sobre el HOMBRE.
Voy a relerlo. Aprecio los textos cuando los leo más despaciosamente.
Un saludo
Amalia.

El que corre con lobos dijo...

Hola Amalia;
La prosa lamentablemente no es mía, sino de Clarissa P.E. Me limito en cortar, añadir y copiar los temas que la autora trata en el libro. Sin embargo te agradezco mucho tu comentario... y tranquila que a menudo para distilar la esencia de un texto es necesario varias relecturas y como no, nada de estrés.
Otro saludo para ti.
Manuel.

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