viernes, 22 de agosto de 2008

Raimon Samsó: "El éxito es una ciencia predecible."

Publica "Cita en la cima" (Obelisco), un libro que subraya que el éxito es una ciencia predecible.
Asegura que cuando somos capaces de hacer realidad un sueño,
el sueño se cumple.



--O sea, que si queremos, nos podemos doblar el sueldo.
--Usted puede doblar el sueldo. Yo lo hago. Estamos programados para ciertas cifras. Cobrar más allá de determinada cifra nos parece ciencia ficción. Pero una vez que asumimos esa nueva cifra, nos extraña no haberla asumido antes. Uno se puede programar mentalmente para ganar una cantidad semanal o anual.

--Pues me programo rápidamente. ¿Qué quiere decir?
--Cuando uno piensa en la cifra, cuando la interioriza, el subconsciente empieza a buscar fuentes de dinero para sumar esa cifra.

--O bien trabaja el doble.
--No hablo de trabajar más, sino mejor. Trabajar inteligentemente. Trabajar según la ley de la atracción. Es decir, enfocado hacia lo que quieres.

--Afirma usted que en nuestro país, contrariamente a lo que se dice, hay pocos emprendedores.
--En la cultura anglosajona hay una actitud más emprendedora. Tenemos que ser emprendedores de nuestras propias vidas, líderes de nosotros mismos. Mi libro se titula Cita en la cima porque las personas no conquistamos ninguna montaña, nos conquistamos a nosotros mismos cuando la subimos.

--Si el lector quiere doblar su sueldo, ¿qué le aconseja?
--Le aconsejo coger un boli y anotar en un bloc la cifra que desea ingresar mensual o anualmente. En el centro de la página. A partir de ahí, tiene que consignar las fuentes de ingresos que tiene en la actualidad y las que aún no tiene, pero que son necesarias para llegar a esa cifra deseada. Al lado de cada fuente pone una cifra. Es decir, redistribuye la cifra total y la presupuesta en las diferentes fuentes de ingresos. Y al lado de esa cifra pone una fecha.

--¿Y por arte de magia cobrará el doble?
--Ahora ya tiene un plan. La mayoría de sueños fracasan por no tener un plan. Cuando lo tienes, trabajar en él se convierte en una cuestión de Estado. Hay que empezar a hacer cosas. Y si nos centramos en el plan, el dinero llegará. Usted detectará y atraerá oportunidades para generar esa fuente de ingresos.

--Se trata de pensar diferente.
--Mucha gente no hace nada para ganar más dinero, y en cambio, lo pide. Les aconsejo que se pregunten qué valor están ofreciendo ellos al mundo para que el mundo les retribuya en correspondencia. De entrada, tenemos que pensar en lo que ofrecemos a nuestra empresa, no en lo que recibimos. Mucha gente no tiene un sueldo mejor porque no incrementa el valor de lo que ofrece. Si aumentas el valor de lo que haces, es inevitable tener un mejor sueldo.

--¿Y el riesgo?
--Es una regla del juego. No hay peor pérdida que no atreverse a hacer algo distinto para lograr algo diferente. No hay nada que temer, y nada que perder. Muchos dicen que más vale malo conocido que bueno por conocer. Y yo digo: "Peor para ellos".

--Cuando nos gusta lo que hacemos, el trabajo es amor en acción.
--Si haces algo que no amas, te condenas a una vida muy decepcionante. Que cada persona encuentre su pasión, cree alrededor de eso un servicio a los demás, y seguro que será bien remunerado.

--¿Y si por el camino hay miedo?
--El miedo es una fantasía, una ilusión. Un límite supuesto. Cuando uno empieza a actuar, se da cuenta de que el miedo solo existe en su mente. No hay nada en el mundo a lo que podamos llamar miedo. El miedo solo está en nuestras cabezas.

--¡Qué fácil lo pinta! Borges diría que ha hecho usted una gran frase.
--Hay que actuar. Uno puede ser compañero del miedo. Los valientes tienen tanto miedo como cualquiera, pero su miedo no les impide pasar a la acción. El primer paso es visualizar lo que queremos hacer. El cerebro no distingue entre realidad e imaginación. Nuestro subconsciente, cuando tiene una imagen, sea real o soñada, la toma por verdadera. Y empieza a construir realidad en torno a esa verdad.

--El ejemplo más utilizado en psicología es el de los deportistas.
--Sí, se le llama juego interior. Un deportista no puede ganar el partido si antes, interiormente, no se concede el poder de ganar ese partido. Si no lo hace, sale a la cancha derrotado interiormente, y pierde. Es bueno visualizar la victoria.

--Luego está su amigo, el gerente cósmico.
--Otros le llaman Dios, destino o propósito. Te das cuenta de que trabajando a solas consigues poco, ves que al delegar la parte más difícil, aquella que no sabes hacer, a quien yo llamo el gerente cósmico, las cosas ocurren fácilmente. Son la inteligencia del universo, las sincronías, las casualidades inteligentes que hacen todo lo que yo, aun proponiéndomelo, sería incapaz de hacer. Yo hago mi parte y el gerente cósmico, el resto. Nunca falla.

Fuentes:

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Alejandro Jodorowsky: "La felicidad está en tus huesos."

Vive en París y dio una conferencia en Barcelona invitado por el salón Magic International.


--Está usted a punto de subir al escenario.
--No. Bajaré al escenario. Mi alma bajará y mi cuerpo subirá. Me haré nada. Cuando yo subo al escenario, mi cuerpo sube, pero mi alma se hace nada.

--O sea, no tiene usted ego.
--Todo el mundo tiene ego. Lo que pasa es que lo tengo domado, que es diferente. No me guía el ego: me empuja por detrás.

--En el escenario, es usted (con perdón) un poco payaso.
--Ser payaso significa emplear lo cómico. Wittgenstein dijo: "El saber y la risa se confunden". Cuando los monjes zen se iluminan, lanzan enormes carcajadas. La risa búdica es una maravilla. Ahora, la risa búdica se diferencia de la risa común en que, cuando tú te ríes de algo, la risa es como una crítica, pero cuando te ríes de forma búdica no te ríes de nada, te ríes de felicidad. Al principio fue el verbo. El verbo no es una palabra. Es un sonido: el de una carcajada divina. El universo es una gran carcajada divina.

--¿Dónde está la felicidad?
--La felicidad está en tus huesos. Cuando te metes en tu esqueleto y empiezas a sentir la médula de tus huesos, la médula de tus huesos es completamente feliz. Somos felices, completamente felices. Lo que pasa es que no nos damos cuenta.

--¿Qué es el dios interior?
--Si tú estás vivo es porque tu hígado funciona, aparte de tus otras vísceras. ¿Qué hace funcionar tu hígado? ¿Dónde está la programación de tu muerte? ¿Dónde está el proceso de envejecimiento? Somos una máquina programada. El centro que nos programa se llama dios interior. Te puede dar vida y te puede matar. También puede ser demonio interior, si lo usas mal. Es una energía. Según cómo la uses, así es. Si la usas para tu construcción, es tu dios interior. Somos energía en acción. Dime qué energía usas y te diré cómo eres.

--Usted la usa bien. Tiene casi 80 años y se le ve bien.
--No voy a hablar de mí. Si te digo que la uso bien, soy un pretencioso, y si te digo que no, soy una pobre ave. Esa pregunta no la contesto. Un terapeuta no habla nunca en nombre de sí mismo. Ni cura en su propio nombre. La diferencia entre la terapia y algunos brujitos de este salón es que los brujitos curan en su nombre, y se sienten genios, iluminados. Pero un verdadero terapeuta cura en nombre de otro. Hasta Cristo curó en nombre de su padre.

--¿Por qué afirma usted que a una pareja que hace el amor no la puede casar un cura que se masturba?
--No puede. ¿Quién casa a una pareja? Se casan ellos mismos. El otro es un símbolo, nada más. Los puede casar un perro. Yo casé a Marilyn Manson. Imagínate. ¿Qué pasó? Nada. Se divorciaron al mes. A una pareja solo la casa el amor, un verdadero y profundo amor. Ese es el sacerdote. Cualquiera puede adoptar ese símbolo. Ahora, sería maravilloso que un cura casara a la pareja masturbándose en público. Eso sí me gustaría. El esperma es sagrado.

--A amar, ¿se aprende?
--Todos los sentimientos sublimes están en uno: el amor profundo, incluso la iluminación. Uno aprende a despejar las nubes, los sentimientos adquiridos por la sociedad, la familia y la cultura. Esos sentimientos no son los sentimientos reales de uno. Para amar, uno tiene que aprender a amar en el sentido de dejar circular lo que está estancado. Dar fluidez al sentimiento y dejarlo expresarse. A abrir los límites se aprende: a no tener vergüenza de amar, a no tener vergüenza de lo sublime.

--¿Cómo se aprende?
--Aprender es aceptar el cambio. No hay una verdad que se te dé: el saber son elementos que te ayudan a desarrollar la conciencia.

--¿Qué es la magia?
--Un arte que no trabaja con conceptos, sino con sonidos esenciales del universo que no capta el oído, sino el alma. Sonidos mudos de otras dimensiones. La ruptura absoluta con lo racional.

--Estamos llegando al final de una era marcada por la razón.
--Sí. A partir de la bomba atómica cambió el mundo y se rompió el pensamiento racional. Todo es para bien. Pasamos a otra era. Pero tampoco estamos en una era irracional, sino en una era suprarracional. Estamos abriendo nuevos caminos a lo racional, porque existen el inconsciente y el supraconsciente. El oscuro inconsciente tiene que ver con el pasado y el supraconsciente tiene que ver con los planes de futuro. Porque hay planes para nosotros. Si no, no estaríamos aquí.

--¿Cuáles son mis planes de futuro?
--Estás aquí para que un día uses todo tu cerebro. Para que un día unas todas tus células cerebrales. Para que un día conozcas todo el universo. Para que un día seas inmortal. Y para que un día te transformes en la conciencia de este universo. Para esto estás aquí.

--Menudo trabajo. Si lo sé no vengo.

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Sam Wang: "Todavía no sabemos por qué soñamos."

Este joven profesor de la universidad de Princeton publica junto
a Sandra Aamodt "Entra en tu cerebro" (
Ediciones B), donde certifica que dentro de nuestra cabeza habita el caos.


--¿Por qué soy despistado?
--No se preocupe. Yo también lo soy, y mucho.

--¿Tiene algo que ver con la edad?
--Sí, pero sobre todo se debe a que tenemos cosas más importantes en las que pensar.

--¿Por qué perdemos las llaves del coche pero nunca olvidamos cómo conducir?
--Nuestro cerebro no es como un ordenador, que solo tiene un tipo de memoria. Nuestro cerebro tiene seis o siete tipos de memorias en las que almacenamos cosas distintas.

--¿Las llaves?
--Las llaves las almacenaríamos en el hipocampo, porque dónde hemos dejado las llaves es un acontecimiento reciente. Esta zona, por cierto, empieza a reducir su capacidad de retención a partir de los 30 años.

--¿Y dónde se almacena la capacidad de conducir?
--Estos aprendizajes se almacenan en otro tipo de memorias más resistentes al paso del tiempo.

--¿Está preparado el cerebro para recibir los muchos estímulos de la sociedad actual?
--El cerebro es producto de la evolución de miles de años y se fue formando y adaptando a la vida de grupos reducidos, de pequeñas comunidades en África. Por el contrario, la evolución cultural ha sido muy rápida y el cerebro se ha adaptado a ella como ha podido. Las operaciones matemáticas, por ejemplo, no estaban al comienzo de la evolución.

--Insisto: ¿No son demasiados estímulos a lo largo del día?
--Pues sí.

--¿Los tendríamos que limitar?
--En el caso de los niños, seguro. Sobre todo los niños de menos de 2 años. No es bueno que estén delante del televisor. Reciben un número de impactos excesivo para su cerebro.

--¿Los videojuegos son buenos?
--Pueden ayudar a la hora de aprender a cambiar de tarea o de hacer muchas tareas a la vez, pero yo recomiendo dosis moderadas de internet y televisión. Quizá es que, a mis 40 años, me estoy haciendo viejo.

--¿Por qué soñamos?
--Los científicos todavía no sabemos por qué soñamos. Sabemos que los sueños alteran nuestra percepción y que el cerebro envía señales al cuerpo para que no movilice los músculos mientras soñamos. ¡Ah! y también sabemos que los sueños ayudan a consolidar los recuerdos: en realidad, lo que soñamos son cosas que nos han pasado.

--Pues nos pasan cosas muy raras.
--Bueno, hay una distorsión. Piense que hemos estudiado a fondo lo que sueñan los animales y siempre son cosas que les suceden. Los gatos sueñan que cazan; los pájaros, en sus sueños, cantan, y las ratas pasan por laberintos, que en realidad son las pruebas que les ponemos para investigarlas en el laboratorio.

--¿Por qué nuestro cerebro no nos ayuda a adelgazar?
--Durante muchos periodos de la historia su objetivo era almacenar. Hay partes del cerebro que le dicen al cuerpo que adelgace y otras que engorde. Suelen ganar las que quieren que engordemos.

--¿Lo podemos engañar para perder peso?
--Sí. Enviándole señales de que ya estamos satisfechos y comiendo regularmente, pero con pocas grasas.

--¿El cerebro es nuestro amigo?
--Sí, definitivamente. Está para ayudarnos a sobrevivir.

--¿Dónde está situada la conciencia de los seres humanos?
--Si se refiere al razonamiento moral, se trata de una combinación de zonas del cerebro. En la zona frontal del córtex es donde se sitúa la capacidad de juicio crítico, de discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Se ha comprobado que ciertas personas que tienen dañadas estas partes frontales son capaces de distinguir lo que está bien y lo que está mal, pero incapaces de tomar la decisión adecuada. O sea, que hay varias partes implicadas.

--Tenemos la sensación de que nuestro yo está en algún punto del cerebro. ¿Qué es para usted el yo?
--Es una pregunta excelente. El sentido del yo se sitúa en distintas capas del cerebro. Hay una, digamos, capa superior que es la que busca una razón para todo aquello que hacemos. Es una especie de narrador. Supongo que es eso a lo que se refiere.

--Sí. Lo oigo todo el día.
--Eso es porque necesitamos contarnos una historia con todo lo que nos va sucediendo.

--Una retransmisión en directo.
--Sí, aunque a veces esa retransmisión es un poco lenta. Cuando alguien nos da un golpe, pongamos, en el brazo, nuestro cerebro tarda medio segundo en enterarse. Hay un intervalo entre la experiencia y la conciencia de aquella experiencia. El cerebro nos engaña y nuestra percepción del tiempo es distinta a lo que ha sucedido en realidad.

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Elsa Punset: "La felicidad hay que ganársela."

Publica el libro "Brújula para navegantes emocionales" (Aguilar).
Sostiene que las emociones no son buenas ni malas, sino útiles o perjudiciales.



--La OMS prevé que un 20% de la población sufrirá transtornos psicológicos en el 2020. ¿Qué está fallando?
--Nos hemos fijado en el bienestar físico de las personas, en el desarrollo intelectual y no hemos dado ninguna importancia al desarrollo emocional. Y además creíamos equivocadamente que el cerebro no era plástico: ahora sabemos que nunca es tarde para cambiar nuestros patrones emocionales, para comprender nuestras vidas y transformarlas.

--¿Cómo?
--Es el viejo "Conócete a ti mismo" de los griegos; solo que ellos no nos decían cómo. Se trata de conocer y gestionar nuestros mecanismos emocionales. O sea, lo contrario del control y la represión emocionales que ejercíamos hasta ahora.

--La escuela podría hacer mucho al respecto.
--Exacto. En el terreno del amor, por ejemplo, a los adolescentes solo se les habla de sexo. En eso consiste su pobre educación afectiva.

--No se les explica cómo amar mejor.
--Una de las grandes debilidades de la educación es que, a pesar de que sabemos que en nuestra tasa de felicidad las relaciones afectivas son el elemento más determinante, en la escuela no se explica qué significa amar y cómo se puede amar mejor. Hemos puesto el amor dentro del saco negro de las emociones, y es algo que nos ocurre. Sin embargo hay unas reglas del amor, unas pautas. Y no hablamos de nada de eso. Tapamos las emociones por pudor y desconocimiento.

--¿Estamos programados para ser felices?
--No, no estamos programados para ser felices, sino para sobrevivir. Es algo que debería cambiar nuestra forma de enfocar la vida diaria, el saber que nuestro cerebro lo que hace es prepararse para defenderse de cualquier amenaza exterior. Y nuestro cerebro es prodigioso, y dado a la imaginación.

--Por eso no solo nos asustan las amenazas reales, ¿no?
--Nos asustan también las amenazas imaginarias, con lo cual tendemos a estar a la defensiva. Ni nos damos cuenta de que estamos bien, porque para el cerebro es normal. Es como si dijera: "Está bien, pues no se lo recuerdo". Por eso hay que saborear conscientemente las emociones positivas. Una de las paradojas más curiosas de las emociones positivas es que, para sentirlas, hay que recrearse en ellas de manera deliberada. La felicidad hay que ganársela.

--Los animales no se inventan el miedo.
--El miedo nos condiciona excesivamente. La cebra está pastando tranquilamente, hasta que se le aparece el león. Antes, ni se preocupa. Aparece el león y lo único que le importa es huir, porque es una lucha a vida o muerte. Pero, si sobrevive, una vez que el león desaparece, sigue tan contenta.
--A los humanos eso no les ocurre.
--Los humanos nos preocupamos por todo. "¿Llegaré a fin de mes? ¿Me dejará mi marido? ¿Les pasará algo a mis hijos?". Nos atrincheramos en nuestros miedos.

--Y en la ira.
--Tenemos que aprender a gestionar la ira, porque así se funda la justicia social. Eso nos enseña a no ser pasivos, a defender lo que queremos. No podemos agredir a los demás con nuestra ira. Tenemos que lograr expresarla de forma razonable y constructiva, y esto es parte de la gestión emocional que deberíamos aprender desde pequeños. Y los adultos que no lo hemos aprendido tendríamos que hacerlo.

--Hasta hace pocos años, todo eso lo hacían por nosotros.
--Es que había unas estructuras sociales y religiosas muy rígidas. Todos las acatábamos. Cuando nacíamos, nos decían qué lugar debíamos ocupar en el mundo y cómo controlar --que no gestionar-- nuestras emociones. Y es bonito que la gente hoy en día, ante el derrumbe de estas estructuras sociales, se esté viendo obligada a tomar sus vidas en mano. Y además se ha duplicado la esperanza de vida.

--Hay más tiempo.
--Ya no se trata de sobrevivir, sino de vivir bien. Y nuestras emociones colorean nuestro comportamiento minuto a minuto.

--¿Cómo educa a sus hijas, de 3 y 6 años?
--A veces me emociona ver el grado de madurez emocional que tiene mi hija mayor, Àlex. La madurez emocional que ella tiene yo tardé muchos años en adquirirla. Y en parte es porque desde que es muy pequeña le doy herramientas. Por ejemplo, cómo enfrentarse a la tristeza. No le digo que debe huir de ella, distraerse. Intento explicarle que es una emoción normal, que le surgirá a lo largo de su vida. El niño, por falta experiencia vital, suele tener miedo de las emociones. Si sus padres intentan distraerles, piensan que hay algo malo en sentirlas. Todo lo contrario.

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Oriol y Mary Pujol: "Lo que aceptas se transforma."

Antes, Oriol Pujol era jesuita.
Trabajan con la mente subconsciente y la Programación Neurolingüística (PNL).


--Usted, Oriol, trabaja con el subconsciente. ¿Le pide cosas?
O. P.--Cada día, sin falta. Antes de ir a dormir.

--¿Y qué le pide?
O. P.--En primer lugar, salud. Después, dinero. Que el subconsciente se ocupe de la economía, porque Mary y yo vivimos como si viajásemos en un barco de vela. Si sopla el viento, perfecto. Y, si no, remamos. Por último le pido éxito, en el sentido de que todo vaya bien ese día.

--¿Y cómo se lo pide?
O. P.--Yo le hablo a mi subconsciente tal cual, antes de ir a dormir. Hace poco le dije: "Oye, a ver si me quitas el dolor en el cuello". Y al día siguiente el dolor había desaparecido. También me curó el estreñimiento. Y un dolor en la pierna.

--Y sus alumnos, ¿qué le encargan al subconsciente?
O. P.--Al principio le suelen encargar cosas personales. Por ejemplo, objetos perdidos. Uno de los alumnos, por ejemplo, trabaja en la Generalitat y extravió unos apuntes. Encargó al subconsciente recuperarlos, y al día siguiente se acordó de que se los había dejado en el bar donde va a desayunar. Y los recuperó.
M. P.--Hay alumnos que tienen insomnio, por ejemplo, hablan con el subconsciente, y al día siguiente duermen siete u ocho horas. Fue sorprendente el caso de un chico al que le dejó la novia. Estaba muy triste. Habló con el subconsciente, la tristeza se fue y ya tiene otra novia.

--Menudo trabajo, el pobre subconsciente. ¿No falla nunca?
O. P.--El que falla soy yo, porque dudo. Y cuando hay dudas hay miedos.

--En el fondo estamos hablando de un monólogo interior. El subconsciente es usted.
O. P.--Digamos que es una parte muy importante de mí.

--Usted era jesuita.
O. P.--Sí, hace muchos años.

--Y se fue a la India.
O. P.--Hace 60 años que vivo en Goa.

--Dejó de ser jesuita.
O. P.--Me enamoré de Mary.

--¿Se ha planteado si el subconsciente al que habla es Dios?
O. P.--No es necesario creer en Dios. Hablar con el subconsciente funciona.

--¿Y usted, Mary, cómo definiría lo que llaman el subconsciente?
M. P.--Es imposible explicar el subconsciente con conceptos porque sobrepasa la razón. Tiene que ver con la intuición, con una parte sagrada.

--Afirma que contribuyó a curar a su madre a distancia.
M. P.--Hace justo un año estaba en Barcelona y mi hermana me mandó un e-mail desde la India diciéndome que mi madre estaba muy enferma. No hablaba, no comía y dormía siempre. Dediqué un día a estar conmigo misma, para conseguir paz y tranquilidad y conectar con el amor que sentía por mi madre. Y, cuando percibí ese amor, que es como una luz, una energía muy grande, digamos que se lo envié a mi madre.

--¿Funcionó?
M. P.--Al día siguiente llamé a la India y mi hermana me informó de que mi madre había mejorado. Al cabo de dos días pude hablar con ella. Se había recuperado.

--Queda claro que usted cree en la curación a distancia...
M. P.--Así es. Pero antes tienes que estar muy centrada, enfocada en ti.

--¿Qué les dicen a los ejecutivos que quieren librarse del estrés?
O. P.--Que ellos mismos se fabrican el estrés a través del miedo, la angustia y la competitividad. Lo importante es descubrir cuál es el sentimiento que nos agarra, para eliminarlo.

--Hablan como si todo se pudiera cambiar...
O. P.--¡Es que todo se puede cambiar! Aquello a lo que te resistes, persiste. Lo que aceptas, se transforma. Esta aceptación es muy sutil. Yo, por ejemplo, le digo a Mary: "Tienes conductas que despiertan mi ilusión, continúa con ellas". Pero también le digo: "Tienes otras conductas que me hacen cosquillas, que me despiertan desánimo y miedo". Si yo le pido que las cambie, no las acepto. Pero si yo acepto a Mary como es, y le digo que cambie solo si ella quiere, entonces ella cambia.
M. P.--Es importante que la persona quiera cambiar. Sin condiciones.

--¿Podrían dar algún ejemplo de este tipo de cambio?
O. P.--Una alumna se veía muy gorda. Tenía adicción al chocolate. Con un ejercicio de Programación Neurolingüística lo aborreció al instante y, al poco tiempo, adelgazó.

--¿Y cómo combatir el miedo, a lo que sea?
O. P.--Hay que buscar el miedo central, de origen, que probablemente se gestó entre tus 0 y 5 años. Si combatimos el miedo central, los otros desaparecen. Con ese método, el amigo Ferran Ramon-Cortés perdió el miedo a ir en avión.

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jueves, 21 de agosto de 2008

Maria Mercè Conangla: "Las personas que destacan ofenden"

Publica, junto a Jaume Soler, "Sin ánimo de ofender" (Integral), un libro que propone practicar la humildad para dejar de sentirnos tan ofendidos por todo.


--¿Qué es una ofensa?
--Un contaminante emocional de elevada toxicidad. Tiene como punto de partida algo que uno percibe como una agresión, aunque no todas las agresiones acaban en ofensa.

--Hay personas que se ofenden con facilidad...
--Normalmente, es gente con un ego inflado. No está satisfecha con su proyecto de vida e intenta buscar culpables fuera. Así no asume la responsabilidad de hacer cambios.

--¿Qué tengo que hacer para no ofender?
--Es imposible pasar por la vida sin dejar ofendidos e intentado cumplir las expectativas de todo el mundo. Tenemos que intentar vivir en coherencia con lo que somos y nuestro proyecto. Eso sí, podemos mejorar nuestras competencias emocionales. Pero quien busca motivos para ofenderse, siempre los va a encontrar.

--Ofensa y envidia van de la mano.
--Sí. Cuando alguien tiene una expectativa de lo que quisiera en su vida y no se cumple y, en cambio, a alguien cercano aquello le está funcionando bien, se siente ofendido y aparece la envidia.

--También aparece en los amigos.
--Según Nietzsche, el buen amigo se reconoce porque es capaz de compartir tu alegría. Cuando uno está mal, encuentra fácilmente amigos con los que compartir su pena, porque se establece una relación de poder. El que ayuda se siente más fuerte: "Me das pena", piensa. Una buena señal de madurez es no sentir envidia cuando esa persona pasa por un buen momento.

--Y, si en vez de ser amigo, es enemigo, empieza el rumor y la destrucción.
--Piensan: "Eso tenía que ser para mí". O bien le quitan mérito: "Eso se lo han regalado". Lo viven como injusto, o como una agresión a su ego. Si la persona no es madura, reacciona agrediendo o minimizando los logros del otro.

--Oliver Stone dijo: "Mi obra dejará muchos ofendidos porque es poderosa".
--Las personas que destacan, ofenden. Cuando aparece una gran figura, todos los necios se conjuran en su contra. Son un espejo en el que ven reflejada su propia incapacidad.

--La masa suele ser conservadora.
--La masa y el individuo. Cuanto más inseguros nos sentimos, más nos agarramos a las certezas. Tenemos que trabajar el pensamiento flexible e intentar ver las cosas desde distintos ángulos para comprender mejor que no todo lo que hacen los demás tiene que ver con nosotros, o se hace contra nosotros. No somos tan importantes.

--Nos falta humildad.
--Es uno de los valores importantes para gestionar la ofensa. Cuando uno es muy narcisista, muy egocéntrico, cualquier gesto, comentario, cree que tiene que ver con él. Pero no somos el centro del mundo.

--Pues nuestra clase política tiene algo de narcisista, porque se ofende con mucha facilidad.
--Sí. Lo que somos nosotros, eso es el mundo. Cuando me siento herido o menospreciado y no sé qué hacer con este caos, lo más fácil es volcar la basura emocional hacia afuera y empezar a contaminar a los demás. Las luchas de poder, territoriales, entre comunidades, e incluso la violencia de género tienen que ver con la ofensa. A veces se transmite de generación en generación. Y, sin saber la causa, la última generación hereda el caos y la aversión a un colectivo.

--¿Qué podemos hacer para no tener tanta basura emocional?
--Gandhi se preguntaba: "Si cada día nos arreglamos el cabello, ¿por qué no hacemos lo mismo con el corazón?". Nadie tiene el poder de ofendernos si no se lo concedemos. Einstein decía que hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Es importante la educación emocional, educar y proteger creando una buena autoestima, que no tiene nada que ver con el orgullo y la soberbia. Es una gran vacuna no dañarnos a nosotros ni a los demás.

--Si me ofendo, ¿cómo puedo manifestarlo?
--Todos nos ofendemos, y no tenemos que cargar con el peso de la ofensa. Lo recomendable sería canalizar esas emociones negativas en seguida: la inseguridad, la sensación de desprecio, el resentimiento. Y aprender de la situación algo que nos sirva para mejorar. Y, si es preciso, hacer una devolución a esa persona, pero siempre desde el yo.

--¿Qué quiere decir?
--Es diferente decir al otro "me estás ofendiendo" o "calla, eres muy agresivo", que decirle "cuando me has hablado así, me he sentido herido".

--Y, quizá, con un poco de suerte, el otro nos pida perdón.
--Sí, lo que pasa es que ahora se utiliza el perdón como pretexto. Woody Allen dice: "Lo que más odio es que pidan perdón antes de pisarme". O sea, que el perdón se utiliza como muletilla antes de herir. Perdona pero... y luego va el dardo.

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Fidel Amat: "Me moría de dolor, y me puse a reír."

Imparte por toda España talleres sobre la fuerza de la risa,
y él mismo se ha aplicado su propio remedio cuando ha estado a punto de morir.


--Háblenos de la fuerza de la risa.
--A lo largo de mi vida he visto la muerte de cerca en dos ocasiones. La primera fue en Montgat, bajando las escaleras de una pequeña montaña. Todavía no sé como, pero perdí pie y acabé bajando parte de aquellos 120 escalones de golpe, cada vez más rápido, sin poder apoyarme en ningún sitio. Al tocar el suelo, salí disparado y pegué con la cabeza contra la pared. Ahí me quedé.

--¿Y resucitó?
--Casi. Había tres obreros que trabajaban por allí y que vinieron a auxiliarme, y mientras me ponían papel en la cabeza, porque sangraba por todos lados, oí que uno de ellos decía: "¡Hostia, qué palo se ha metido! Se ha dejado hasta un mechón de pelo pegado en la pared". Yo tenía fractura de cráneo, pero se me ocurrió decirle: "No lo toques, que cuando salga del hospital lo agarraré y me lo volveré a poner". Y todos empezamos a reír. Me estaba muriendo de dolor, y me puse a reír.

--Tiene mérito.
--Automáticamente, sentí una disminución del dolor. No solo del dolor de la cabeza, sino del de la mano, porque también me había roto la muñeca izquierda. Cuando llegué al hospital, el médico me dijo: "¡Tranquilo, que en la cabeza no tiene nada!". Y le respondí. "¿Qué quiere decir, que estoy hueco?". Y otra vez reí, y volvió a disminuir el dolor.

--Tuvo usted que dejar de practicar su gran pasión, el kendo.
--Sí, desde pequeño practicaba las artes marciales. Las cambié por la esgrima, porque te permite tener la mano izquierda en la espalda. Y después tuve mi segundo encuentro con la muerte. Sufrí un infarto, y quedé con medio corazón muerto. El lado izquierdo de mi corazón dejó de funcionar. Al principio me sentí muy mal, con la espada de Damocles encima, pero no podía deprimirme y experimentar emociones negativas, porque eso sería peor. La cardióloga me dijo que no podría practicar esgrima. Sin embargo, encontré la solución: ahora soy árbitro de esgrima, de la Federació Catalana. Y me siento muy feliz. Tengo 70 años, pero trato de ocupar mi tiempo para sentirme útil y positivo. Uno tiene que intentar que los demás se sientan felices.

--Usted imparte clases sobre la fuerza de la risa a cuidadores de enfermos de alzhéimer.
--Efectivamente. Les ofrecemos herramientas para que puedan afrontar el estrés que produce estar con estos enfermos, porque desgasta mucho. Mucha gente se confunde y se piensa que vamos a contarles chistes, y no es así. Simplemente explicamos cuál es el poder que ejerce la risa sobre el cuerpo humano, tanto desde el punto de vista psicológico como del físico.

--¿De dónde nace la idea?
--De Norman Cousins. Su caso es muy conocido. Le habían diagnosticado una enfermedad incurable y, cansado de la vida hospitalaria, empezó a leer tebeos y películas y a reír como un loco, hasta que se curó.

--¿Por qué la risa es un anestésico?
--Porque al reírnos nuestro encéfalo libera, entre otras neurohormonas, las endorfinas. Las endorfinas tienen el poder de calmar el dolor, y eliminan una neurohormona llamada cortisol, que es perjudicial, ya que se trata de la que nos produce los estados de ánimo depresivos.

--Sin embargo, para alguien que está con un enfermo de alzhéimer debe de ser difícil reírse.
--Exacto. Cuando empiezas el taller, te miran como si fueras un marciano y te preguntan: "Pero ¿cómo quiere que me ría, si mi padre, cuando le doy la comida, me escupe, me insulta y me quiere pegar?". Es cierto. Es muy difícil. Pero siempre es posible tener una sonrisa en los labios. Los bebés sonríen más de 300 veces al día. Los adultos cada vez reímos menos, porque la sociedad nos hace asumir el papel de serios. Y el hecho de ser responsable no es incompatible ni con el sentido del humor ni con la risa.

--Siempre nos quedará la posibilidad de elegir cómo queremos vivir lo que nos sucede, sea lo que sea...
--Cuando llego a casa después de una dura jornada laboral y de padecer el desastre de Renfe, y mi mujer me dice: "Mira lo que ha hecho la perra esta vez", lo primero que tengo ganas de hacer es de pegarle una patada a la perra o de armar un follón. Hay situaciones ante las que reaccionamos de una forma automática. Y no debería ser así. Ante la situación, más vale detenerse, pensar, y luego actuar. Si ante una realidad que te enerva, piensas, en vez de reaccionar automáticamente, encontrarás varias soluciones.

--¿También en una discusión?
--Sobre todo en una discusión. Uno discute, y esa discusión sigue una escalada que, por desgracia, puede acabar llevando a la violencia. Tú me disparas con una 22, y yo te respondo con una 45. Tú, con una ametralladora, y yo saco un obús. En estas situaciones recomiendo salir, pasear, pensar y, cuando vuelvas a casa, podrás reanudar la discusión en los niveles que realmente corresponden a un ser humano.

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"Cuéntame tus recuerdos y te diré quién eres."

Propone que nos conozcamos mejor a través de la interpretación de los recuerdos de infancia. Acaba de publicar "Esos recuerdos que gobiernan nuestra vida" (Kairós/Pagès editors).


--Usted se ocupa del pasado. La moda hedonista dicta que hay que vivir el presente, pero hace siglos los sabios ya criticaban el hecho de pensar demasiado en lo que se fue. El maestro taoísta Lü Yen decía a sus discípulos: "Si piensas en el pasado, tu yo antiguo no morirá".
--Sin el conocimiento del pasado, nuestro futuro está truncado. La salud psíquica se da cuando hemos recompuesto nuestra historia. El pasado es nuestro carnet de identidad. Nos dice quiénes hemos sido, cómo hemos sido y por qué hemos sido de aquella manera. Cuéntame tus recuerdos y te diré quién eres.

--¿Es posible vivir sin recuerdos?
--No. Freud sentenció que si no soñamos no vivimos. Y yo digo que si no recordamos, no vivimos.

--Si durante las comidas familiares de estas fechas alguien teme quedarse sin tema de conversación, que hable de recuerdos de infancia. El éxito está asegurado.
--Sí, porque todos son diferentes. Son historias únicas e incomparables sobre los caminos por los que hemos deambulado. Si ponemos a 100 personas una al lado de otra, ninguna tendrá los mismos recuerdos. Si coges a cuatro hermanos y les pides que relaten el mismo momento, los recuerdos serán todos distintos.

--A veces los recuerdos parecen sueños.
--Hay una gran imbricación entre recuerdo y sueño. Hasta el extremo de que hay muchas personas que no saben si algo lo vivieron o lo soñaron. En cualquier caso, los dos son caminos hacia el inconsciente.

--Y dice usted que ambos se parecen a los peces.
--Algunos salen a la superficie del agua y son visibles, mientras que otros permanecen en las profundidades. Pero no por no ser visibles dejan de estar ahí.

--Gabriel García Márquez escribió que la vida no es lo que se ha vivido, sino de lo que uno se acuerda y cómo se acuerda.
--Podríamos decir que esa frase es la columna vertebral de mi libro. Lo que importa es la percepción subjetiva de las cosas, la manera como las recuerdas. La esencia del recuerdo importa poco.

--Una paciente suya idolatraba a su padre y el amor entre ambos era perfecto. Hasta que un día escuchó un comentario en que la menospreciaba. Ya nada fue igual, porque no se sacó de encima aquel recuerdo.
--Esta señora lloraba al rememorarlo. Fue en una discusión terrible entre sus padres, en el curso de la cual él, bajo la influencia de la cólera, exasperado por una esposa que quería retenerle contra su voluntad, dijo: "Me importa un rábano mi hija". La niña sacó la conclusión de que su padre no la quería. Pesó más ese recuerdo que todas las señales de amor y ternura que le prodigó a partir de entonces.

--¿Cómo podemos librarnos de un recuerdo que nos hace daño?
--Se necesita un trabajo. Hay un trabajo para elaborar el recuerdo, igual que Freud trabajó los sueños. Ese trabajo es necesario a partir de que tomamos conciencia de que un recuerdo nos resulta doloroso.

--A veces nos autoengañamos, y creemos que hubo dolor donde no hubo dolor.
--Nos instalamos en una desgracia confortable, que nos apetece. El primer grado de liberación consiste en un atrevernos a enfrentarnos a ese recuerdo. Y tendremos que aprender a relacionarnos de una manera distinta con él. Es un proceso fascinante. Tiene algo de sadomasoquista.

--¿Por qué?
--Porque quiero librarme del recuerdo y a la vez siento una gran fascinación por él. Para salir del círculo neurótico, tengo que preguntarme: ¿Me será útil? ¿En qué medida? Al final, el recuerdo dejará de ser una herida abierta y será cicatriz.

--¿Por qué inventamos recuerdos?
--Tiene que ver con un sentimiento de inferioridad. Dos hermanas: una de ellas ha sufrido una enfermedad grave; la otra se inventa una historia extraordinaria para sobresalir. O personas que llevan una vida gris. Les gustaría tanto que les ocurriese algo extraordinario, que finalmente se convencen de que les ha ocurrido.

--Dice que recordamos momentos parecidos a los que estamos a punto de vivir.
--Sí. Si el de ahora es un momento melancólico, nos vienen a la cabeza recuerdos melancólicos. Si es un periodo emprendedor, tendré recuerdos de actividad. Es un efecto estabilizador de nuestro aparato psíquico. Nuestro cerebro es más que un superordenador. También demuestra ser inteligente frente a sí mismo.

--Dígame, por favor, el recuerdo más significativo de su infancia.
--Estaba con mi madre en el mercado: los dos solos. Normalmente íbamos con el resto de hermanos, pero ese día estábamos solos. De repente, mi madre empezó a llorar. Recuerdo perfectamente que yo la consolé: "No llores mamá, no llores".

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Masaru Emoto: "El intermediario con Dios es el agua."

Asegura que los pensamientos cambian la estructura molecular del agua.
Acaba de presentar en Barcelona sus experimentos para acreditarlo.


--Según usted, los pensamientos cambian la estructura molecular del agua. ¿Por qué?
--Pregúnteselo a Dios. A mí me resulta imposible de explicar.

--Pero usted afirma que esto pasa.
--Sí, por supuesto. Llevo años investigándolo. Incluso la contaminación del agua desaparece dependiendo del pensamiento humano.

--Supongo que sus colegas científicos le habrán dicho de todo por manifestar estas cosas.
--Sí, pero como me llevo muy bien con mi esposa, no hay problema. Estamos constantemente de luna de miel y superamos juntos cualquier adversidad.

--Habla como si el agua pensara.
--El agua piensa, porque el agua es igual a nosotros. O sea, que nuestro pensamiento afecta al agua.

--Pues en Catalunya nuestro pensamiento debe de estar seco.
--Todos los problemas del agua, lo que me cuenta y los desastres naturales, ocurren por nuestra ignorancia con respecto a ella. Las personas tenemos encerrada dentro de nuestro cuerpo una inmensa cantidad de agua y, con humildad, deberíamos tener una mayor comprensión hacia ella. Es algo muy cercano a nosotros.

--Pero el problema es que fuera de nuestro cuerpo no tenemos agua.
--Tendríamos que respetar a la naturaleza, no forzarla. Intentar que no se produzcan desequilibrios allá donde no hay agua.

--Cambiemos de tema. ¿Por qué mis plantas están contentas cuando les hablo?
--Las personas podemos ajustar nuestras ondas a las de otros seres vivos. Dentro de nosotros tenemos energía, y esa energía genera una vibración. Cuando dos seres vivos comparten las mismas vibraciones es cuando se progresa y se experimenta ese estado de unión. Si usted habla a sus plantas, es porque las ama.

--A veces me olvido de regarlas.
--Supongamos que las ama. Ese amor hace que usted iguale sus ondas de vibración con las flores. Por eso mejoran y están más bonitas.

--Somos agua. Si nos decimos palabras negativas, ¿hasta qué punto nuestro cuerpo se va a resentir?
--Con efecto inmediato. Si yo le digo algo muy duro a mi mujer, ella se queda en cama una semana.

--Una mujer sensible.
--Con mis palabras agresivas, el agua de su cuerpo cambia radicalmente, sufre choques y malestar. Pero también si las palabras son suyas. La vibración siempre emite sonido o ruido y eso afecta al agua y, por lo tanto, a nuestro cuerpo.

--Uno de sus experimentos más famosos está hecho con arroz (el arroz es agua, como nosotros). El mismo experimento lo puede poner en práctica cualquier mortal. Tomamos dos paquetes de arroz. A uno lo insultamos a diario durante un mes y al otro no. El que recibe los insultos, se pudre.
--Exacto. Así es. En mi libro están las fotos que lo demuestran.

--¿Y el arroz entiende todos los idiomas?
--Hace un mes estuve en el museo del agua del Ecuador, donde estaban expuestas unas 60 fotos con mis experimentos. Hubo una cosa que me emocionó. Vinieron unas mil personas a verla. En la entrada del museo había dos recipientes con arroz hervido. El de la izquierda tenía un cartel que decía al visitante: "Insúlteme todo lo que pueda y maldiga todo lo que quiera". Y el de la derecha, un cartel con esta frase: "Dígame buenas palabras". Y todas las palabras fueron dichas en español.

--En español hay grandes insultos.
--Me emocionó constatar cómo el arroz de la izquierda se pudrió. O sea, que el resultado fue el mismo que cuando insultamos al arroz en japonés. Tengo las fotografías.

--¿Qué es para usted Dios?
--Yo creo que existe un Dios grandioso, con el que nosotros estamos directamente conectados. No me cabe duda alguna. Y creo que nuestro intermediario con Dios es el agua. Por eso podemos calificar al agua como mensajero de Dios. ¿Sabía que últimamente se ha descubierto la quinta dimensión?

--Pues no. Ni me he enterado.
--Una profesora de la Universidad de Harvard, especialista en física teórica, lo ha acreditado.

--¿Pero no vivíamos en un mundo tridimensional?
--Esta doctora de Harvard ha demostrado que este mundo tridimensional está rodeado de otra dimensión, llamada la quinta dimensión, una especie de sopa de información de donde van entrando varias informaciones de nuestro mundo. Personas como Jesucristo o Buda captaron la presencia de esta quinta dimensión y divulgaron la información que vislumbraron allí. O sea, que la quinta dimensión es lo que nos conduce a Dios, y yo estoy seguro de que el intermediario es el agua.

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Montse Barderi: "El físico es lo de menos."

Publica el libro "Perder para ganar" (Grijalbo/Ara llibres), en el que afirma
que las personas obesas suelen ser gente con mucha vitalidad
que canalizan mal la energía.



--¿Qué recomienda a un lector que quiera adelgazar?
--Antes de nada, le diría que el hecho de que tenga un problema de sobrepeso es un indicador de que hay algo en su vida que no va bien. Las personas con sobrepeso suelen tener mucha vitalidad, una gran sed de vida, pero han canalizado mal esta energía y la han desviado a actitudes perniciosas hacia sí mismos. La ingesta exagerada de alimentos, el tabaquismo, las relaciones afectivas insanas... Estas eran mis adicciones. El gran potencial que tienes te lleva en una dirección equivocada.

--¿Y qué hacer?
--Antes de salir a buscar un tratamiento, deberían plantearse su vida: qué pueden hacer para que esta les guste más. Y crear el entorno para que eso ocurra. El segundo paso ya tiene más que ver con la fuerza de voluntad.

--Y no centrarse en los resultados.
--Exacto. Hay que crear una vida que te funcione en el día a día, con independencia de los resultados. En una vida que funciona, ocurren cosas.

--Pero usted fue a ver al dietista...
--Sí, he ido a miles de dietistas. Probé todo tipo de técnicas, y ninguna me fue bien.

--¿Por qué?
--Porque yo no estaba preparada, no había hecho el proceso desde dentro. La vida es, sobre todo, realizar una serie de actividades que te gusten. Es más un hacer que un descubrir. Y, en ella, es necesaria una dimensión social y ética.

--Todo esto lo ha aprendido de Aristóteles.
--Sí. Él decía que el carácter se forja realizando actos de la misma naturaleza hasta que se convierten en hábitos. Tienes libertad. Puedes escoger cómo quieres ser. Si hoy te propones no irritarte por cualquier cosa, y lo vas repitiendo, a la larga serás una persona más calmada.

--¿Cómo consiguió perder 30 kilos?
--Siguiendo mi propio itinerario. Los métodos no funcionan si tú no estás preparado para recibirlos. Hay que hacer un trabajo previo, conseguir un determinado estado personal, espiritual, y en mi libro ofrezco las pautas. Las cosas suceden cuando preparas un hogar para que ocurran. No se trata de ir corriendo con el último artilugio para adelgazar, sino acondicionar tu vida, tu casa, tu cuerpo: prepararte para llevar el régimen con más constancia. Es como un entrenamiento antes de un partido.

--Habla como si el cambio físico fuese lo de menos...
--Es que realmente lo es. Adelgacé 30 kilos, pero el físico es lo de menos. De hecho, el adelgazamiento es lo de menos. Si en tu interior produces un cambio, en tu exterior tienen lugar una serie de cosas. Si te has trabajado a ti misma como para querer vivir sin conflicto el hecho de fumar, lo abandonas de una forma automática. Se trata de acostumbrarte a ser de una determinada manera para no permitir, ni a ti ni a los demás, hacerte daño.

--¿Ahora, su yo externo coincide con su yo real?
--Antes había un desajuste. Pero si tu vida respira conformidad, eso se acaba notando en el cuerpo.

--Sin embargo, hay personas con una vida disipada que tienen un cuerpo estupendo. Y hay personas sanas que tienen demasiada tendencia a engordar.
--No podemos generalizar. Yo sufría obesidad mórbida. Los médicos me dijeron que era imposible que adelgazara. Me aconsejaron que engordara todavía más, para poder someterme a una operación de reducción gástrica. Hay una tendencia a considerar la obesidad como si fuera una enfermedad que requiere tratamiento farmacológico o quirúrgico. Y eso no es cierto en todos los casos. He querido escribir sobre lo que no te da un médico: la fuerza interior. Cada uno la puede hacer aflorar. A mí me dijeron: "No puedes adelgazar y dejar de fumar a la vez". Y he conseguido adelgazar 30 kilos y dejar de fumar. En ocasiones, los médicos te impulsan a ser pasivo.

--Los cocineros acostumbran a estar gorditos.
--Estupendo, porque tienen una personalidad conforme a su talento culinario. El problema es cuando el médico le dice: "Si usted no hace algo, tendrá un ataque al corazón". Aquí es cuando su forma de vida choca con la realidad. Madurar es dialogar con la realidad. Cuando no somos libres, tenemos que cambiar radicalmente.

--¿Qué quiere decir?
--Que tienes que ser radical ante todo lo que te hace menos libre, o que te pone en conflicto con la persona que desearías ser. Nietzsche decía que somos un bufón de la persona que queremos ser. Me quedan unos 16.000 días de vida, si es que me muero siendo vieja. No voy a dejar nada para más adelante. Lo importante es que lo que hagas en tu tipo de vida te guste, tanto si mañana es tu último día en la tierra como si te quedan cien años más.

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Xavier Guix: "Cuando tienes miedo, evitas actuar."

Publica "El sentido de la vida o la vida sentida".
Afirma que el mejor modo de vivir es abandonarse a lo que traiga la vida.
Así se descubre el sentido de la existencia.


--¿Cómo puedo, según usted, encontrar el sentido en mi vida?
--Mirando hacia atrás y dándote cuenta de las decisiones que has tomado, y de qué valores han guiado estas decisiones. Verás lo que te ha movido y lo que has abandonado.

--¿Sirve para algo preguntarse cuál es el sentido de la vida?
--Yo creo en el sentido en la vida, en ella, viviéndola. En la vida sentida.

--¿Y sirve para algo preguntárselo?
--Ni preguntar ni responder a la pregunta mentalmente, racionalmente, como una creencia, sirve para nada. Teorizar tampoco. Estoy convencido de que el sentido de la vida se descubre viviéndola.

--¿Y en algún momento puede ser útil formularse esta pregunta?
--Sí. Cuando mi vida no va por el camino que yo quisiera, cuando experimenta un sinsentido. Pero también existe otro camino: preguntarme qué es aquello que anhelo. Cuando ves a una persona que vive con paz y tranquilidad, dices: "Yo también quiero eso". Y ese anhelo es otro camino de transformación.

--¿Qué es fundamental en la vida?
--Mis clientes y mis maestros me han enseñado que hay dos cosas fundamentales: lo que han amado y lo que han sido amados, y aquello que han realizado o tienen pendiente de realizar.

--O sea, hay dos dimensiones del amor: unir y crear.
--Exacto. El amor es la experiencia más absoluta de la vida.

--¿Es el sentido?
--Tal vez.

--¿Por qué hoy en día nos miramos tanto el ombligo?
--Hay una obsesión por el sí mismo. No solo nace de una sociedad individualista, sino precisamente de los propios discursos de la psicología, que transmite esa idea de ser feliz, de realizarse, de vivir el presente.

--No lo comprendo.
--Sí. Mucha gente se lo toma como algo que tiene que realizar en su vida forzosamente y no tienen en cuenta el contexto: ni a su familia, ni a sus hijos, ni a su pareja. Dicen: "Es que yo necesito mi espacio", "Es que me tengo que realizar". Con esas neuras no se consigue un crecimiento personal sostenible, ecológico. No se tienen integradas todas las dimensiones de la vida.

--¿Cómo sería un crecimiento eco- lógico?
--El crecimiento personal siempre tendría que ser hacia, para y con los demás.

--Según usted, podemos dividir la sociedad actual en tres tipologías.
--Están los que esperan, los que se desesperan y, finalmente, los que buscan y encuentran.

--Háblenos de los que esperan.
--Son los que creen que algún día llegará el momento, o el príncipe azul, o ese éxito que lo va a salvar todo y lo justificará todo. Se sientan en una silla a esperar que la vida les traiga aquello, y la vida no les trae nada más que lo que deciden hacer: estar parados. Se mueren esperando.

--Los que se desesperan.
--No tienen tiempo para encontrar lo que desean. Les puede el "¡quiero conseguirlo ya!", la inmediatez. Es muy propio de la sociedad actual. Son los que van todo el día cabreados porque nada sucede como ellos quieren. Y con esta actitud, de paso, molestan a su entorno.

--Los que buscan y encuentran.
--Son aquellos que, se lo hayan propuesto o no, van metiéndose en la vida. No importa lo que vayan a encontrar, aunque sea una crisis, porque saben que de la crisis algo tienen que aprender, y de ahí renacen.

--¿Cómo fue su proceso?
--Descubrí que había pasado una gran parte de mi vida evitando y siendo pasto del miedo. Cuando tienes miedo, evitas actuar. El secreto es abandonarse a la vida. Aceptación y abandono.

--¿Resignarse?
--No, hay que evitar la resignación y la pasividad. Es un ejercicio continuo y duro de aceptación de que las cosas no son como quieres. Puede ser útil decirnos: "Esto es lo que me toca ahora, es lo que me toca vivir".

--Cuéntenos más detalles de su proceso personal.
--Estos últimos años he tenido muertes a mi alrededor, amores que han terminado, crisis y un sinfín de experiencias que me han dado otra visión. Cuando uno acepta la vida y se abandona a ella, descubre unas dimensiones de sí mismo y de la vida que, de otro modo, de modo alegre y divertido, nunca va a encontrar.

--Usted presentaba en televisión y radio programas divertidos.
--Desde pequeño me ha encantado subirme a los escenarios. Pero no lo añoro en absoluto.

--¿Por qué?
--Me di cuenta de una cosa tremenda: no me creía lo que hacía. El oficio me encantaba, pero no me entregaba a fondo. Me faltaba algo.

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Isabel Calpe Rufat: "Acomódese al verano y tendrá más energía."

Recomienda irse a dormir tarde y levantarse temprano
para acomodar nuestros cuerpos a la luz del verano.


--Energéticamente, ¿cómo podemos fluir con el verano?
--Según los principios del Qi Gong, que son los principios de la medicina china, adaptándonos a la energía del verano, la estación en la que la energía llega a su apogeo.

--Quizá sea demasiada energía.
--No, si durante el invierno la has almacenado. Se trata de adaptarnos a los cambios estacionales. En invierno, ahorrar la energía del cuerpo: irse a dormir pronto y levantarse temprano para llegar a la primavera y al verano con un buen qi.

--¿Y en verano?
--En verano hay que hacer a la inversa. Irse a dormir tarde y levantarse temprano para acomodarse a la luz. Acomódese al verano y tendrá más energía.

--El día es largo.
--Pero la tradición china nos aconseja no quejarnos de que el día es largo ni de que hace calor. Se trata de preservar el buen humor. El buen humor ayuda a tener qi.

--¿Qué es el Qi Gong?
--El Qi Gong es un trabajo dirigido a acumular qi. El qi entendido como la energía interna que se manifiesta en nuestro cuerpo físico, y que circula a través de nuestros canales e irriga a todo el cuerpo.

--¿El qi es energía?
--Aquí suele traducirse así, pero en realidad el concepto es mucho más sutil. Porque el qi es aquello que va más allá de la energía. Lo que permite que la energía se transforme en materia, y la materia, en energía.

--Nuestra medicina solo cree en la energía cuando se transforma en enfermedad.
--Ni siquiera entonces, porque una de las grandes diferencias entre nuestra medicina y la china es que para ellos el sistema energético es la clave del diagnóstico, y en nuestra medicina no se reconoce. Se tiene en cuenta el sanguíneo, el sistema linfático, el nervioso, etcétera, pero no el energético.

--¿Qué tal está su qi?
--Bien, no me puedo quejar. Pero el qi varía. No está fijo. Todo es cambiante y mutable. La base de la salud y del equilibro reside en adaptarse a los cambios. Es una onda de energía con sus altos y sus bajos. Y de la misma forma, este qi va oscilando a lo largo de las edades de la vida, no solo del día.

--¿Y va de capa caída?
--Sí, suele bajar. Pero los maestros trabajan para evitar el declive del qi. A medida que van envejeciendo, tienen un qi más armonioso. Unos cuerpos flexibles y maravillosos. Y una energía potente: a sus discípulos, con un solo golpe de mano, casi sin tocarlos, son capaces de apartarlos varios metros.

--Cuesta de entender.
--A los occidentales nos cuesta entender este concepto porque queremos cosas tangibles. Sin embargo, aunque sea invisible, el qi se nota; tiene sus efectos. Es visible en su manifestación.

--¿Algún último consejo para tener más qi?
--Tener en cuenta que hay varios qi. El que uno ha heredado, el que nos dan nuestros padres y el adquirido a través de los alimentos y el oxígeno. Por eso es tan importante el contacto con la naturaleza, y comer bien.

--Y practicar el Qi Gong.
--En verano nos ofrece una serie de ejercicios para fortalecer la energía del corazón que podría debilitarse con el calor. Se trata de estimular la función del corazón para activar la circulación sanguínea y evitar accidentes vasculares. En verano tenemos que estar dinámicos, activos.

--Parecen difíciles, las posturas del Qi Gong.
--No, son sencillas. Son movimientos basados en el enraizamiento del cuerpo, en el contacto con la tierra, en el estiramiento de los ejes, y en la armonía de los movimientos y la respiración. Se trata de armonizar el cuerpo, la mente, las emociones y la respiración. Respiramos poco. Dejamos que en nuestro diafragma se acumule dióxido de carbono y esto nos provoca estrés y angustia.

--¿Prefiere la playa o la montaña?
--Todos los lugares donde haya una energía pura son buenos para practicar Qi Gong. Los taoístas tradicionalmente se alejaban de las urbes para hacer su trabajo.

--En China, el Qi Gong se ha desarrollado sobre todo en las montañas sagradas.
--En las montañas el qi aún está intacto, no se ha quebrado por la acción humana. Si en la montaña ha habido fuego, mejor ir a la playa. Buscar los bosques, los ríos. Antiguamente, en China, los maestros, cuando una persona caía enferma e iba al templo para que le hicieran el diagnóstico, le recomendaban practicar en una ladera, o encima de una roca, o en un río. Y muchos maestros practican al borde del acantilado. Eso significa que hay una armonía total con la naturaleza y que no tienen miedo.

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Miriam Subirana: "Estar viviendo del recuerdo te chupa energía."

Publica el libro "Vivir en libertad" (Integral), sobre los límites que nos autoimponemos y que nos impiden ser verdaderamente libres.


--Nuestra sociedad ha conquistado la libertad, pero es infeliz.
--Eso es debido a que no hemos nutrido nuestro espíritu, con lo cual nos hemos debilitado como sociedad. Y las fuerzas del deseo que impulsan esta sociedad se han incrementado. Este vacío espiritual nos lleva a querer llenar las expectativas a través de lo material.

--Y del sexo. Casi toda la publicidad televisiva gira alrededor de él.
--Porque establecemos unas relaciones basadas en una dimensión física y emocional muy limitada.

--¿Cuál es el antídoto?
--Vivir los valores. Sin los valores tenemos una visión muy limitada del mundo. Y en lugar de considerarnos como hermanos que habitan un planeta, generamos separación, fronteras, y eso provoca violencia.

--¿Qué es la libertad?
--Conseguir vivir tu propósito de vida más elevado. Si quieres ser libre, crea tu destino.

--Pero a veces la vida no es como la esperábamos.
--Entonces siempre tendrás el poder de la elección. Es cierto que a veces las circunstancias interfieren, pero podemos dejarnos llevar por ellas o ser nosotros los creadores de nuevas circunstancias.

--¿Qué nos impide vivir en libertad?
--Los límites autoimpuestos, las creencias que nos mantienen dentro de una caja, las dependencias hacia los demás. El aferrarse. Si dependes de alguien, no eres libre, porque dependes de algo externo a ti.

--Es lógico que nos aferremos a lo que nos gusta.
--Aferrarse es una señal de debilidad y de baja autoestima. Pensamos que una persona o un puesto de trabajo nos dan identidad, pero, al tratarse de algo exterior que siempre está sujeto a fluctuaciones, nuestro nivel de autoestima fluctuará sobre la base de lo que ocurra con esa persona o con ese trabajo.

--¿En qué medida el pasado nos impide ser libres?
--En gran medida. Estar viviendo del recuerdo no permite gozar plenamente del presente.

--El filósofo Osho decía que el pasado es una tumba.
--Exacto. Porque ya no existe. Además, vivir del recuerdo te chupa energía.

--¿Por qué?
--Vivir del recuerdo nos debilita. Queremos revivir una experiencia que ya pasó, y finalmente nos sentimos decepcionados y sufrimos un gran desgaste emocional y mental.

--¿Cómo vivir el presente?
--Desde la aceptación. Y, sobre todo, dejando de compararse con los demás. Queremos lo que tiene el otro (sus propiedades, sus talentos, su belleza), en vez de agradecer lo que tenemos y aceptarnos como somos. De esta manera, nunca estaremos satisfechos.

--¿Qué es lo más importante que podemos hacer ahora?
--Estar bien.

--¿Y después?
--Estar bien. La prioridad, pase lo que pase en este momento, es estar bien.

--Pero ahora no puedo. Tengo demasiado trabajo.
--Esta presión es innecesaria. Además, cuando te sientes presionado, ya no eres libre.

--¿Y qué hago con el trabajo?
--Nos sentimos presionados porque creemos que ocurrirá algo malo si no alcanzamos el objetivo que nos piden o que nos proponemos. Pero eres tú quien se presiona y permite que el exterior ejerza esa presión.

--Pues qué bien.
--Se puede cumplir el objetivo con ansiedad y estrés, o con confianza y determinación. Depende de ti.

--A veces somos perfeccionistas.
--Solo puedes hacer lo mejor según tu capacidad del momento. Si no alcanzas el listón que te has propuesto esta vez, te fortalecerás y aprenderás para poder mejorar en el siguiente.

--¿Y qué le diría a alguien que sienta la presión del dinero?
--Que solo puede pagar con el dinero que tiene. Si no hay suficiente, tendrá que reducir sus compromisos.

--¿Y si la presión es por problemas de salud?
--Todo dolor físico es porque una debilidad, un mal, está abandonando el cuerpo, disolviéndose y curándose. Por tanto, es bueno.

--...
--Todo sufrimiento mental y emocional es un mensajero que nos dice que debemos cambiar algo a nivel de pensamientos y sentimientos.

--¿Dónde ha aprendido tantas cosas sobre la presión?
--En India. Aquí funcionamos a una velocidad terrible, pero allí intentas meterles presión y ni se inmutan. Aprendes de su actitud y aprendes a no presionar, porque cuanto más presionas, menos se mueven.

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Según Platón, el conocimiento es un subconjunto de lo que forma parte a la vez de la verdad y de la creencia.
Integral Philosopher Michel Bauwens "Vision"