Publica "Cita en la cima" (Obelisco), un libro que subraya que el éxito es una ciencia predecible.
Asegura que cuando somos capaces de hacer realidad un sueño,
el sueño se cumple.
Asegura que cuando somos capaces de hacer realidad un sueño,
el sueño se cumple.
--O sea, que si queremos, nos podemos doblar el sueldo.
--Usted puede doblar el sueldo. Yo lo hago. Estamos programados para ciertas cifras. Cobrar más allá de determinada cifra nos parece ciencia ficción. Pero una vez que asumimos esa nueva cifra, nos extraña no haberla asumido antes. Uno se puede programar mentalmente para ganar una cantidad semanal o anual.
--Pues me programo rápidamente. ¿Qué quiere decir?
--Cuando uno piensa en la cifra, cuando la interioriza, el subconsciente empieza a buscar fuentes de dinero para sumar esa cifra.
--O bien trabaja el doble.
--No hablo de trabajar más, sino mejor. Trabajar inteligentemente. Trabajar según la ley de la atracción. Es decir, enfocado hacia lo que quieres.
--Afirma usted que en nuestro país, contrariamente a lo que se dice, hay pocos emprendedores.
--En la cultura anglosajona hay una actitud más emprendedora. Tenemos que ser emprendedores de nuestras propias vidas, líderes de nosotros mismos. Mi libro se titula Cita en la cima porque las personas no conquistamos ninguna montaña, nos conquistamos a nosotros mismos cuando la subimos.
--Si el lector quiere doblar su sueldo, ¿qué le aconseja?
--Le aconsejo coger un boli y anotar en un bloc la cifra que desea ingresar mensual o anualmente. En el centro de la página. A partir de ahí, tiene que consignar las fuentes de ingresos que tiene en la actualidad y las que aún no tiene, pero que son necesarias para llegar a esa cifra deseada. Al lado de cada fuente pone una cifra. Es decir, redistribuye la cifra total y la presupuesta en las diferentes fuentes de ingresos. Y al lado de esa cifra pone una fecha.
--¿Y por arte de magia cobrará el doble?
--Ahora ya tiene un plan. La mayoría de sueños fracasan por no tener un plan. Cuando lo tienes, trabajar en él se convierte en una cuestión de Estado. Hay que empezar a hacer cosas. Y si nos centramos en el plan, el dinero llegará. Usted detectará y atraerá oportunidades para generar esa fuente de ingresos.
--Se trata de pensar diferente.
--Mucha gente no hace nada para ganar más dinero, y en cambio, lo pide. Les aconsejo que se pregunten qué valor están ofreciendo ellos al mundo para que el mundo les retribuya en correspondencia. De entrada, tenemos que pensar en lo que ofrecemos a nuestra empresa, no en lo que recibimos. Mucha gente no tiene un sueldo mejor porque no incrementa el valor de lo que ofrece. Si aumentas el valor de lo que haces, es inevitable tener un mejor sueldo.
--¿Y el riesgo?
--Es una regla del juego. No hay peor pérdida que no atreverse a hacer algo distinto para lograr algo diferente. No hay nada que temer, y nada que perder. Muchos dicen que más vale malo conocido que bueno por conocer. Y yo digo: "Peor para ellos".
--Cuando nos gusta lo que hacemos, el trabajo es amor en acción.
--Si haces algo que no amas, te condenas a una vida muy decepcionante. Que cada persona encuentre su pasión, cree alrededor de eso un servicio a los demás, y seguro que será bien remunerado.
--¿Y si por el camino hay miedo?
--El miedo es una fantasía, una ilusión. Un límite supuesto. Cuando uno empieza a actuar, se da cuenta de que el miedo solo existe en su mente. No hay nada en el mundo a lo que podamos llamar miedo. El miedo solo está en nuestras cabezas.
--¡Qué fácil lo pinta! Borges diría que ha hecho usted una gran frase.
--Hay que actuar. Uno puede ser compañero del miedo. Los valientes tienen tanto miedo como cualquiera, pero su miedo no les impide pasar a la acción. El primer paso es visualizar lo que queremos hacer. El cerebro no distingue entre realidad e imaginación. Nuestro subconsciente, cuando tiene una imagen, sea real o soñada, la toma por verdadera. Y empieza a construir realidad en torno a esa verdad.
--El ejemplo más utilizado en psicología es el de los deportistas.
--Sí, se le llama juego interior. Un deportista no puede ganar el partido si antes, interiormente, no se concede el poder de ganar ese partido. Si no lo hace, sale a la cancha derrotado interiormente, y pierde. Es bueno visualizar la victoria.
--Luego está su amigo, el gerente cósmico.
--Otros le llaman Dios, destino o propósito. Te das cuenta de que trabajando a solas consigues poco, ves que al delegar la parte más difícil, aquella que no sabes hacer, a quien yo llamo el gerente cósmico, las cosas ocurren fácilmente. Son la inteligencia del universo, las sincronías, las casualidades inteligentes que hacen todo lo que yo, aun proponiéndomelo, sería incapaz de hacer. Yo hago mi parte y el gerente cósmico, el resto. Nunca falla.
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