martes, 19 de agosto de 2008

Joe Dispenza: "Nuestras intenciones nos crean el destino."

Miles de personas le han escuchado hablar de "la ciencia de cambiar la mente"
o la capacidad de decidir cómo queremos que sean nuestros días.



--¿Cuál es su propósito en la vida?
--Mi propósito es ayudar a la gente a cambiar. Neurológica, biológica y genéticamente, somos lo que pensamos. Y la ciencia está empezando a apuntar en la dirección de que nuestros cuerpos y mentes son un reflejo de nuestros pensamientos y actos.

--El llamado "pensamiento positivo" está provocando frustración. La gente cree que pensando positivamente las cosas cambiarán. Y no cambian.
--Porque no basta con pensar positivamente. Cuerpo y mente tienen que ir a una. A veces, la gente intenta ser positiva cuando en realidad se siente negativa, por eso el pensamiento positivo no funciona. Son personas que viven en un estado mental turbado. Su cuerpo no sigue a su mente. Viven 20 años con un modo de pensar, infelices, y después quieren que todo cambie. El inconsciente conecta con el cuerpo, que se siente negativo. Tenemos que entrenar la mente y el cuerpo para que trabajen juntos. Entrenar para la intención positiva. Nuestras intenciones crean nuestro destino.

--El privilegio del ser humano es que puede crear pensamientos más reales que cualquier cosa.
--Eso se puede aprender. Podemos crear el futuro que ahora mismo está en nuestra mente. La realidad irá en la dirección de nuestros pensamientos. Se trata de pensar y actuar más allá de nuestro entorno, tal y como han hecho los líderes de la historia. Si organizamos nuestro cerebro para que sea como el entorno actual, todo continuará igual.

--Usted entrena a su hija y ella está aprendiendo deprisa...
--Entreno a mis hijos para que creen su propia realidad. Hacen los ejercicios como un niño toca el piano, practicando mañana, tarde y noche. Así ejercitan su mente. El trabajo consiste en sentir aquello que desean con su mente y cuerpo, como si ya hubiese sucedido. No se pueden levantar siendo la misma persona que la que se ha sentado. Mi hija imaginó que compraba sin límites: lo que quería.

--¿Y lo consiguió?
--Sí. Trabajó mentalmente en ello. Y un día me llamó para decirme que había conseguido gastar en ropa más de 7.000 dólares. ¡En una sola compra! Fue un regalo del jefe de la tienda, porque conocía al padre de la amiga que la acompañaba.

--Usted empezó a querer cambiar a raíz de un hecho que no tiene nada de superficial.
--En 1985, yo practicaba muchos deportes. Un día montaba en bicicleta y choqué contra un camión. Me rompí seis costillas. El médico que me atendió dijo que no podría caminar nunca más. En California, los cirujanos me dijeron que la cirugía era la única opción que me quedaba. Decidí que no me operaría y que usaría mi mente para que mi cuerpo mejorase. Y funcionó. Decidí dedicar mi vida a estudiar la conexión entre cuerpo y mente para lograr cambios.

--¿Y qué le dicen los médicos?
--He hecho conferencias para doctores y me ha sorprendido su falta de resistencia a mis argumentos. Todos están de acuerdo en que la gente que tiene una buena actitud responde mejor a los tratamientos. Y los pacientes que creen en sus doctores mejoran más rápido. Si el pensamiento no tuviese nada que ver con la salud del cuerpo, no existiría el efecto placebo. En todo caso, en plena era de la información, los modelos médicos están cambiando.

--¿Qué le dice su madre de sus teorías?
--Mi madre es una persona muy práctica y yo aprendo mucho de ella. Y a la vez ella representa un ejemplo de las cosas que yo enseño, porque hace cambios constantemente. Y también es feliz de verme cambiando todo el tiempo, porque constata que cada cambio me produce alegría.

--Usted se apoya en la ciencia, en la física cuántica.
--Utilizo mucho la cultura científica en mis conferencias. Constantemente leo y estoy atento a los últimos avances, estudio mucho. La ciencia ha dado un giro en los últimos 20 años porque la tecnología ha cambiado radicalmente.

--¿Cómo imagina a Dios?
--Lo imagino omnipotente, omnipresente. Lo sabe todo. Una fuerza invisible. Dios es el pegamento que lo une todo. Una mente colectiva e individual a la vez, que une desde el más pequeño microorganismo hasta la menor partícula subatómica. Toda la información, todas las experiencias viven en esa mente. Es un gran mar de potencialidades. Y nosotros podemos conectar con él, y lo podemos utilizar para diseñar nuestro destino.

--¿Usted cree que hay vida después de la muerte?
--La conciencia sigue después de que se produzca la muerte. La energía nunca llega a desaparecer. La conciencia mueve información, y esa información es la expresión de lo que tú eres. Cuando el cuerpo muere, lo que anima al cuerpo, sea lo que sea, sigue viviendo.

Fuentes:

No se puede mostrar la imagen “http://www.elperiodico.com/img/interfaz/elPeriodicoCASsec.gif” porque contiene errores.


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