lunes, 31 de marzo de 2008

Eudald Carbonell: "Estamos rodeados de primates poco humanizados con mucho poder político."

Eudald Carbonell es autor de polémicos libros como "Planeta Humà" (2000), "Encara no som humans" (2002) y "Atapuerca. Perduts al turó" (2004). Además, es investigador de paleoecología humana, es decir, que estudia los sistemas vivos y sus interacciones. Acaba de publicar 'El naixement d'una nova consciència' (Ara Llibres), un ensayo que alerta sobre la desaparición de la mitad de la humanidad y anima a la creación de seres tecnobiológicos.

Cuenta en su nuevo libro que en este siglo se extinguirá la mitad de la especie humana. ¿Cómo ocurrirá?
- Mi teoría es que la mitad de la humanidad morirá si se continúa como hasta ahora. Los océanos estan a punto de colapsarse. Se está produciendo un fenómeno redundante que afecta a la organización ecológica del sistema. Los pronósticos actuales ya avisan que el 30% de las especies animales están en peligro de extinción.

¿Qué población del planeta desaparecerá antes?
- Lo lógico es que los primeros sean aquellos que viven en lugares con pocos recursos técnicos. Pero cuando las redes más pobres estén colapsadas, ello traerá consecuencias a las sociedades industrializadas. Y cuanto más compleja es una sociedad, más posibilidad de colapso hay.

¿Y cuándo ocurrirá?
- Antes de acabar el siglo XXI. Hay mucha entropía, es decir, no ha habido una socialización de la ciencia ni del conocimiento y ello provoca un fenómeno de desestabilización, de desorden y un efecto devastador. La consecuencia es la pérdida específica de nuestra especie.

¿De qué manera puede ayudar Internet a socializar la ciencia?
- Internet es un medio básico: la información hace tener conciencia, la conciencia tener conocimiento y el conocimiento hace pensar. Y sin el pensamiento no se puede avanzar.

¿Hay algo que podamos hacer para evitar la catástrofe mundial que usted anuncia?
- Sí. En mi opinión la especie emergerá, la razón humana y la lógica prevalecerá, la gente sabrá encontrar salidas coherentes. Esto que digo no es una mala noticia. Lo sería si estuviéramos hablando de extinción total de la especie humana, como algunos catastrofistas han pronosticado. Entre ellos, Lovelock que tiene un pensamiento apocalíptico.

También dice que la falta de recursos y agua provocará un 'postcolapso'. ¿Con todo lo que sabemos no seremos capaces de corregir esta tendencia?
- No. ¿Cómo vamos a corregirla si todavía se discute sobre si estamos destrozando o no el planeta?. El colapso vendrá seguro. A nivel biológico, perder la mitad de la especie no es tan grave pero a nivel sociológico es un desastre. La gente cree que esto sólo ocurre en el Tercer Mundo.

Y señala con el dedo a algunos medios, políticos y economistas de "asesinar nuestra especie" por no hacer caso de los datos científicos que avisan del desastre...
- Hemos de perseguir a los enemigos de la especie. Lo que me parecería una animalada sería no denunciar a los que están al servicio de intereses económicos y que pasan por encima de los intereses de la especie.

En libros anteriores explicaba que todavía no somos humanos aunque nos lo creamos. ¿Por qué?
- Los humanos tenemos dos rasgos fundamentales que explican nuestra condición antropológica: somos sociales por naturaleza y técnicos por evolución. Un ser humano es el que relaciona estos dos rasgos para la mejora de la especie. Y eso no está ocurriendo.

¿Cómo podemos construir un futuro más humano?
- En el mundo hay gente que es más humana que otra. Estamos rodeados de primates poco humanizados, entre ellos muchos de los que tienen gran poder político, que son apoyados por grandes masas sociales que los vuelven muy peligrosos.

La solución, afirma en una entrevista con Efe, pasa por mejorar y potenciar la conciencia crítica u operativa, que es aquella que da la posibilidad de aprender y actuar "de manera más humana".

"Hace falta una revolución consciente y práctica para construir una nueva especie, un cambio absoluto en la forma de pensar y de gestionar", señala el autor, Premio Príncipe de Asturias a la Investigación en 1997 y codirector del equipo de investigación de los yacimientos prehistóricos de Atapuerca.

Carbonell sostiene que la próxima gran revolución ya no será científico-técnica, sino humana, y que de ella dependerá que se destruya o perviva el sistema homínido generado hace millones de años, que se ha ido desarrollando hasta la actualidad de manera "imparable".

El objetivo, según este experto, ha de ser constituir una nueva especie, pasando del actual Homo Sapiens al Homo ex-novo, el futuro hombre.

Carbonell asegura que "hacerse humano" es un largo proceso que aún no ha finalizado. "En el tercer milenio nos haremos humanos, o quizá no tengamos ninguna otra oportunidad", advierte, a la vez que recuerda que, de hecho, aún persisten conductas más propias de los homínidos que de los humanos.

Para conseguir esta evolución de la especie, según este prestigioso paleoecólogo, los seres humanos tienen que aprender a integrar la diversidad, a reducir sus tasas de crecimiento demográfico y económico, a lograr un equilibrio social y a socializar la ciencia y la técnica, entre otros retos.

De lo contrario, alerta, el colapso es "irreversible".

"Salir del evolucionismo grosero y del darwinismo social, y desafiar las leyes básicas de la etología, sólo puede hacerse cuando esta conciencia de especie socializada sea entendida y aplicada. Hace falta una revolución en la evolución si queremos evitar una implosión que destruya el sistema homínido generado en el plioceno", sostiene Carbonell.

En "El naixement d"una nova consciència" también habla de "la revolución científicosocial humana". ¿Qué será?
- Será la creación del nuevo hombre, el paso del homo sapiens al homo "ex novo". Seremos capaces de crear robots tecnobiológicos a los que dejaremos las categorías humanas más sólidas: la perseverancia, la solidaridad, la inteligencia, la no territorialidad y la organización horizontal. Todavía es ciencia-ficción pero es una de las pocas esperanzas que nos quedan..

Ahora lo tacharán a usted de utópico...
- ¿No querías algo optimista?

- ¿Hemos de temer los avances de la ciencia?
- Al contrario. A lo que hay que temer es a los fundamentalismos religiosos. La religión fue una forma de adaptación que funcionó en la prehistoria… pero ahora ya no sirve.

Usted ha sido polémico al plantear un futuro con cyborgs y por defender la eugenesia. ¿Usted lo verá?
- Estoy en contra de la eugenesia como sistema de explotación, pero a favor si es para un bien de la especie humana. Pasarán unos centenares de años antes de cumplirse todos estos cambios, pero son la esperanza de la especie humana.


MÁS INFORMACIÓN:

* "Todavía no somos humanos"
* "Los medios nos venden estilos de vida imposibles"
* "Competencia y eficiencia"
* "La sociedad de la información nació alrededor del fuego"
* "Darwin dejó de creer porque había empezado a pensar"

lunes, 24 de marzo de 2008

La Teoría General de Sistemas.

La teoría general de sistemas es un esfuerzo de estudio interdisciplinario que trata de encontrar las propiedades comunes a entidades, los sistemas, que se presentan en todos los niveles de la realidad, pero que son objeto tradicionalmente de disciplinas académicas diferentes. Su puesta en marcha se atribuye al biólogo austriaco Ludwig von Bertalanffy (1901-1972), quien acuñó la denominación a mediados del siglo XX.

En un sentido amplio, la Teoría General de Sistemas (TGS) se presenta como una forma sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad y, al mismo tiempo, como una orientación hacia una práctica estimulante para formas de trabajo transdisciplinarias.

En tanto paradigma científico, la Teoría General de Sistemas se caracteriza por su perspectiva holística e integradora, en donde lo importante son las relaciones y los conjuntos que a partir de ellas emergen. En tanto práctica, la Teoría General de Sistemas ofrece un ambiente adecuado para la interrelación y comunicación fecunda entre especialistas y especialidades.

Bajo las consideraciones anteriores, la Teoría General de Sistemas es un ejemplo de perspectiva científica. En sus distinciones conceptuales no hay explicaciones o relaciones con contenidos preestablecidos, pero sí con arreglo a ellas podemos dirigir nuestra observación, haciéndola operar en contextos reconocibles.

Los objetivos originales de la Teoría General de Sistemas son los siguientes:

Impulsar el desarrollo de una terminología general que permita describir las características, funciones y comportamientos sistémicos.
Desarrollar un conjunto de leyes aplicables a todos estos comportamientos y, por último,
Promover una formalización (matemática) de estas leyes.
La primera formulación en tal sentido es atribuible al biólogo Ludwig von Bertalanffy. Para él, la Teoría General de Sistemas debería constituirse en un mecanismo de integración entre las ciencias naturales y sociales y ser al mismo tiempo un instrumento básico para la formación y preparación de científicos.

Sobre estas bases se constituyó en 1954 la Society for General Systems Research, cuyos objetivos fueron los siguientes:

Investigar el isomorfismo de conceptos, leyes y modelos en varios campos y facilitar las transferencias entre aquellos.
Promoción y desarrollo de modelos teóricos en campos que carecen de ellos.
Reducir la duplicación de los esfuerzos teóricos
Promover la unidad de la ciencia a través de principios conceptuales y metodológicos unificadores.
Como ha sido señalado en otros trabajos, la perspectiva de la Teoría General de Sistemas surge en respuesta al agotamiento e inaplicabilidad de los enfoques analítico-reduccionistas y sus principios mecánico-causales. Se desprende que el principio clave en que se basa la Teoría General de Sistemas es la noción de totalidad orgánica, mientras que el paradigma anterior estaba fundado en una imagen inorgánica del mundo.

A poco andar, la Teoría General de Sistemas concitó un gran interés y pronto se desarrollaron bajo su alero diversas tendencias, entre las que destacan la cibernética (N. Wiener), la teoría de la información (C.Shannon y W.Weaver) y la dinámica de sistemas (J.Forrester).

Si bien el campo de aplicaciones de la Teoría General de Sistemas no reconoce limitaciones, al usarla en fenómenos humanos, sociales y culturales se advierte que sus raíces están en el área de los sistemas naturales (organismos) y en el de los sistemas artificiales (máquinas). Mientras más equivalencias reconozcamos entre organismos, máquinas, hombres y formas de organización social, mayores serán las posibilidades para aplicar correctamente el enfoque de la Teoría General de Sistemas, pero mientras más experimentemos los atributos que caracterizan lo humano, lo social y lo cultural y sus correspondientes sistemas, quedarán en evidencia sus inadecuaciones y deficiencias (sistemas triviales).

No obstante sus limitaciones, y si bien reconocemos que la Teoría General de Sistemas aporta en la actualidad sólo aspectos parciales para una moderna Teoría General de Sistemas Sociales (TGSS), resulta interesante examinarla con detalle. Entendemos que es en ella donde se fijan las distinciones conceptuales fundantes que han facilitado el camino para la introducción de su perspectiva, especialmente en los estudios ecológico culturales (e.g. M.Sahlins, R.Rappaport), politológicos (e.g. K.Deutsch, D.Easton), organizaciones y empresas (e.g. D.Katz y R.Kahn) y otras especialidades antropológicas y sociológicas.

Definiciones Nominales para Sistemas Generales

Siempre que se habla de sistemas se tiene en vista una totalidad cuyas propiedades no son atribuibles a la simple adición de las propiedades de sus partes o componentes.

En las definiciones más corrientes se identifican los sistemas como conjuntos de elementos que guardan estrechas relaciones entre sí, que mantienen al sistema directo o indirectamente unido de modo más o menos estable y cuyo comportamiento global persigue, normalmente, algún tipo de objetivo (teleología). Esas definiciones que nos concentran fuertemente en procesos sistémicos internos deben, necesariamente, ser complementadas con una concepción de sistemas abiertos, en donde queda establecida como condición para la continuidad sistémica el establecimiento de un flujo de relaciones con el ambiente.

A partir de ambas consideraciones la Teoría General de Sistemas puede ser desagregada, dando lugar a dos grandes grupos de estrategias para la investigación en sistemas generales:

Las perspectivas de sistemas en donde las distinciones conceptuales se concentran en una relación entre el todo (sistema) y sus partes (elementos).
Las perspectivas de sistemas en donde las distinciones conceptuales se concentran en los procesos de frontera (sistema/ambiente).
En el primer caso, la cualidad esencial de un sistema está dada por la interdependencia de las partes que lo integran y el orden que subyace a tal interdependencia. En el segundo, lo central son las corrientes de entradas y de salidas mediante las cuales se establece una relación entre el sistema y su ambiente. Ambos enfoques son ciertamente complementarios.

Clasificaciones Básicas de Sistemas Generales

Es conveniente advertir que no obstante su papel renovador para la ciencia clásica, la Teoría General de Sistemas no se despega ¿en lo fundamental? del modo cartesiano (separación sujeto/objeto). Así forman parte de sus problemas tanto la definición del status de realidad de sus objetos, como el desarrollo de un instrumental analítico adecuado para el tratamiento lineal de los comportamientos sistémicos (esquema de causalidad). Bajo ese marco de referencia los sistemas pueden clasificarse de las siguientes maneras:

Según su entitividad los sistemas pueden ser agrupados en reales, ideales y modelos. Mientras los primeros presumen una existencia independiente del observador (quien los puede descubrir), los segundos son construcciones simbólicas, como el caso de la lógica y las matemáticas, mientras que el tercer tipo corresponde a abstracciones de la realidad, en donde se combina lo conceptual con las características de los objetos.
Con relación a su origen los sistemas pueden ser naturales o artificiales, distinción que apunta a destacar la dependencia o no en su estructuración por parte de otros sistemas.
Con relación al ambiente o grado de aislamiento los sistemas pueden ser cerrados o abiertos, según el tipo de intercambio que establecen con sus ambientes. Como se sabe, en este punto se han producido importantes innovaciones en la Teoría General de Sistemas (observación de segundo orden), tales como las nociones que se refieren a procesos que aluden a estructuras disipativas, autorreferencialidad, autoobservación, autodescripción, autoorganización, reflexión y autopoiesis.

Bases Epistemológicas de la Teoría General de Sistemas

Según Bertalanffy se puede hablar de una filosofía de sistemas, ya que toda teoría científica de gran alcance tiene aspectos metafísicos. El autor señala que "teoría" no debe entenderse en su sentido restringido, esto es, matemático, sino que la palabra teoría está más cercana, en su definición, a la idea de paradigma de Kuhn. El distingue en la filosofía de sistemas una ontología de sistemas, una epistemología de sistemas y una filosofía de valores de sistemas.

La ontología se aboca a la definición de un sistema y al entendimiento de cómo están plasmados los sistemas en los distintos niveles del mundo de la observación, es decir, la ontología se preocupa de problemas tales como el distinguir un sistema real de un sistema conceptual. Los sistemas reales son, por ejemplo, galaxias, perros, células y átomos. Los sistemas conceptuales son la lógica, las matemáticas, la música y, en general, toda construcción simbólica. Bertalanffy entiende la ciencia como un subsistema del sistema conceptual, definiéndola como un sistema abstraído, es decir, un sistema conceptual correspondiente a la realidad. El señala que la distinción entre sistema real y conceptual está sujeta a debate, por lo que no debe considerarse en forma rígida.

La epistemología de sistemas se refiere a la distancia de la Teoría General de Sistemas con respecto al positivismo o empirismo lógico. Bertalanffy, refiriéndose a si mismo, dice: "En filosofía, la formación del autor siguió la tradición del neopositivismo del grupo de Moritz Schlick, posteriormente llamado Círculo de Viena. Pero, como tenía que ser, su interés en el misticismo alemán, el relativismo histórico de Spengler y la historia del arte, aunado a otras actitudes no ortodoxas, le impidió llegar a ser un buen positivista. Eran más fuertes sus lazos con el grupo berlinés de la Sociedad de Filosofía Empírica en los años veintitantos; allí descollaban el filósofo-físico Hans Reichenbach, el psicólogo A. Herzberg y el ingeniero Parseval (inventor del dirigible)". Bertalanffy señala que la epistemología del positivismo lógico es fisicalista y atomista. Fisicalista en el sentido que considera el lenguaje de la ciencia de la física como el único lenguaje de la ciencia y, por lo tanto, la física como el único modelo de ciencia. Atomista en el sentido que busca fundamentos últimos sobre los cuales asentar el conocimiento, que tendrían el carácter de indubitable. Por otro lado, la Teoría General de Sistemas no comparte la causalidad lineal o unidireccional, la tesis que la percepción es una reflexión de cosas reales o el conocimiento una aproximación a la verdad o la realidad. Bertalanffy señala "La realidad es una interacción entre conocedor y conocido, dependiente de múltiples factores de naturaleza biológica, psicológica, cultural, lingüística, etc. La propia física nos enseña que no hay entidades últimas tales como corpúsculos u ondas, que existan independientemente del observador. Esto conduce a una filosofía ¿perspectivista? para la cual la física, sin dejar de reconocerle logros en su campo y en otros, no representa el monopolio del conocimiento. Frente al reduccionismo y las teorías que declaran que la realidad no es ¿nada sino? (un montón de partículas físicas, genes, reflejos, pulsiones o lo que sea), vemos la ciencia como una de las ¿perspectivas? que el hombre, con su dotación y servidumbre biológica, cultural y lingüística, ha creado para vérselas con el universo al cual está ¿arrojado? o, más bien, al que está adaptado merced a la evolución y la historia".

La filosofía de valores de sistemas se preocupa de la relación entre los seres humanos y el mundo, pues Bertalanffy señala que la imagen de ser humano diferirá si se entiende el mundo como partículas físicas gobernadas por el azar o como un orden jerárquico simbólico. La Teoría General de Sistemas no acepta ninguna de esas visiones de mundo, sino que opta por una visión heurística.

Finalmente, Bertalanffy reconoce que la teoría de sistemas comprende un conjunto de enfoques que difieren en estilo y propósito, entre las cuales se encuentra la teoría de conjuntos (Mesarovic) , teoría de las redes (Rapoport), cibernética (Wiener), teoría de la información (Shannon y Weaver), teoría de los autómatas (Turing), teoría de los juegos (von Neumann), entre otras. Por eso, la práctica del análisis aplicado de sistemas tiene que aplicar diversos modelos, de acuerdo con la naturaleza del caso y con criterios operacionales, aun cuando algunos conceptos, modelos y principios de la Teoría General de Sistemas ¿como el orden jerárquico, la diferenciación progresiva, la retroalimentación, etc.? son aplicables a grandes rasgos a sistemas materiales, psicológicos y socioculturales.

Fuentes:


domingo, 23 de marzo de 2008

Los nuevos paradigmas.

El término "paradigma" se origina en la palabra griega παράδειγμα (paradeigma), que significa "modelo", "patrón" o "ejemplo". A su vez tiene las mismas raíces que παραδεικνύναι, que significa "demostrar". Fue empleada por Thomas Kuhn en su libro "La estructura de las revoluciones científicas" (l962) para denotar el marco de referencias conceptuales que utiliza la comunidad científica y que sirve de modelo útil para estudiar problemas y elaborar soluciones. Con otras palabras podemos expresar que un paradigma es un conjunto de teorías, valores, técnicas, modelos y construcciones compartidas por los miembros de una comunidad, y cuyos supuestos no funcionan como hipótesis, sino como creencias estratificadas. Por su parte Fritjof Capra interpreta el paradigma como "la totalidad de las ideas, las percepciones y los valores que constituyen una determinada visión de la realidad".

Un nuevo paradigma supone otro enfoque global diferente de ver las cosas. Los new agers expresan que durante mas de dos siglos los pensadores dieron como correcto el pensamiento de Newton, su descripción de las fuerzas mecánicas como algo lógico. Pero a principios de siglo se comprobó que los átomos no eran partículas solidas y fijas, sino prácticamente vacías y en continua vibración. Fue cuando apareció la teoría de la Relatividad de Albert Einstein. Descubrió que la masa-la materia- no es mas que una forma de energía comprimida, y que el tiempo y el espacio son mutuamente interdependientes. Es allí donde comprendemos el cambio: de un paradigma de relojería (Newton) a un paradigma de relatividad (Einstein) e indeterminación (Heisenberg), de lo absoluto a lo relativo.

Los new agers expresan que estamos ante un nuevo paradigma que es incompatible con la ciencia mecanicista, pero que puede integrarse a los nuevos conceptos de la física (cuántico-relativista) y la psicología transpersonal. Se emparenta al modelo holográfico de la conciencia y el cerebro de Pribram, la teoría General de los Sistemas de Bertalanffy, la ecología sistémica de Bateson, el modelo holotrópico de Grof, la teoría de Sheldrake sobre la resonancia mórfica, el estudio de Prigogine sobre las estructuras disipadas y el orden por fluctuación, la teoría de David Bohm sobre el holomovimiento.

Todas ellas plantean un principio unificador en el Universo, interconectando todos los eventos, reconociendo que todos los fenómenos,desde las partículas subatómicas a las galaxias, son aspectos del Uno.

Hemos explicado que un nuevo paradigma no rechaza las aportaciones de Galileo, Descartes o Newton, pero las integra en un contexto mucho mas amplio y con otro sentido. Con las nuevas teorías o hipótesis sucede lo mismo. "Crear una nueva teoría, dice Einstein, no es levantar un rascacielo donde antes había un granero. Es mas bien como trepar una montaña, descubriendo nuevas y mas amplias perspectivas, conexiones inesperadas entre el punto de partida y toda la riqueza de su entorno. Pero el punto de partida sigue existiendo y podemos seguir viéndolo, aunque parezca mas pequeño como una parte diminuta en todo el amplio panorama".

Informaré sobre algunas de las nuevas teorías que son frecuentemente citadas por los integrantes de la Nueva Era. La mayoría se expresan en términos científico-matemático, lenguaje que no conozco; por ello pido disculpas al tratar de sintetizarlas en un lenguaje llano y popular.

Fuentes:

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martes, 18 de marzo de 2008

Haiku: La poesia del Zen.

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El Haiku no es un poema, ni siquiera se trata de literatura: es una mano tendida, una puerta entreabierta, un espejo que desempañar.
Supone un camino de retorno a la Naturaleza, a nuestra naturaleza, que es también la de la Luna, la flor del cerezo o la hoja caída, en una palabra, a nuestra naturaleza de Budha.
Es un lenguaje en el que la fría lluvia de invierno, las golondrinas del atardecer, el calor del día y la larga noche se tornan vivientes, comparten nuestra existencia, hablan su propia lengua, a la vez silenciosa y expresiva...
"Si deseas ver, tan solo abre los ojos.
Cuando empiezas a pensar en algo, pasa de largo."

Leer un haiku da la impresión de un poema comenzado y dejado inacabado, Mas, al poco que nos familiaricemos, se apercibe que esta poesía esta dotada de las mas rara de las virtudes estéticas: sus especialistas saben detenerse a tiempo, saben cuando han dicho bastante, lo cual es, en buena medida, no solo el secreto del arte, sino de la vida misma.

El Haiku toma su inpiracion en el Budismo Zen. La virtud suprema del Zen, asi como de todas las artes que ha impregnado, es de una sorprendente simplicidad, que se traduce por un rechazo de lo inesencial y un despojamiento maravillosamente refrescante.
La idea esencial del Zen es que la repuesta al problema de la vida es tan evidente que incluso no hay necesidad de buscarla.

"Si nuestra busqueda de una realidad suprema es tan ardua, lo es porque buscamos en lugares oscuros lo que resplandece en pleno día."

Nuestro drama no consiste en reflexionar poco, sino demasiado.
El autor de Haiku, procura imponer un firma de expresión primitiva e inacabada que no adquiere sentido mas que en un contexto conocido.
Se trata de una poesía donde el lector es casi tan importante como el poeta y donde el poema es efectivo en la medida en que el lector es capaz de experimentar el sentimiento evocado, aunque no explicitamente formulado.

"Larga noche.
El rumor del agua
dice lo que pienso."

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"El mar se oscurece,
el grito de los patos salvajes
es casi blanco."

La maravilla de esos versos es que representan un momento de intensa percepción. Cada uno de nosotros recuerda haber conocido tales instantes cuando se agudiza de modo extraordinario la conciencia de la realidad viviente como un vuelo de palomas iluminadas por el sol que irradia tras una nube, el repicar de una campana en el silencio de una tarde estival en la montaña, el ruido lejano de un torrente al anochecer, el olor de un fuego de hojas secas en otoño, una rama oscura perfilándose sobre un cielo hivernal...

"Las hojas caidas
reposan una sobre otra.
La lluvia cae sobre la lluvia."

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"La misteriosa y a un tiempo manifiesta evidencia de las cosas se hace clara al contentarnos con mirarla sin hacer preguntas."

No se espera del lector que sea experto en literatura, sino que posea un sentido de lo vital, de los lugares, las estaciones y, por encima de todo, la inefable "visión zen"; es decir una aguda percepción de la evidencia de las cosas, no respeto a su belleza o fealdad, a sus características exteriores o superficiales, ni tampoco a su esencia abstracta, sino a su muy concreta naturaleza.

"¿Una hoja muerta
que vuelve a su rama?
No es una mariposa."

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lunes, 17 de marzo de 2008

Zen en la vida diaria.

Introducción.

El Zen se conoce en Occidente desde comienzos de este siglo, a través de prácticas como las artes marciales, la ceremonia del té, el arreglo floral o los jardines japoneses Zen. La profundidad de su filosofía y la pureza de su estética suscitaron un gran entusiasmo en los medios artísticos e intelectuales. Pero este entusiasmo, al no desembocar en una práctica auténtica, no pudo atravesar el umbral de una curiosidad especulativa.

Esta práctica auténtica es zazen: sentado en la posición correcta, concentrado en la postura, la respiración calma y el espíritu libre, zazen no es otra cosa que el retorno a la condición normal del cuerpo y del espíritu. Zazen es en el origen, la postura de Buda, a través de la cual obtuvo la completa liberación, la suprema sabiduría y la verdadera libertad.

Transmitida de maestro a discípulo sin interrupción durante más de dos mil quinientos años, la práctica de zazen se volvió accesible a los Occidentales en 1967, gracias a la venida del maestro Taisen Deshimaru a Europa. Nacido en Saga en 1914, murió en Japón en 1982. El maestro Deshimaru practicó zazen durante cincuenta años y ha sido el primero en presentar una visión global del Zen en Occidente. El maestro Kodo Sawaki (1880-1965), del cual fue discípulo, ha quedado en la historia del Zen como el gran reformador moderno que supo volver a las fuentes de la más pura enseñanza del maestro Dogen, fundador del Zen Soto en el Japón en el siglo XIII.

Aunque el Zen se desarrolló en el seno de una de las más viejas tradiciones de la humanidad, el Budismo, la esencia de su mensaje tiene un significado universal. Es el principio unificador que forma la raíz del conocimiento de sí mismo, más allá de las diferencias de sistemas, de valores, de naciones o de razas. Aunque a veces se le considere como una religión o una filosofía, el Zen no reposa en ningún dogma, en ninguna ideología. Se dirige directamente al corazón del hombre, es la experiencia viva y el impulso creador antes de toda formalización.

El Zen consiste esencialmente en la práctica de zazen. Darse cuenta de ello y ponerlo en práctica en su existencia personal es una verdadera revolución interior. Es reencontrar sus raíces y penetrar la realidad de la vida. A través de esta práctica, los valores que dan un sentido a la vida humana, se encuentran fundados por la experiencia del cuerpo y del espíritu.

Zazen es la experiencia de la unidad antes de cualquier dualidad. Por eso es casi imposible hablar del Zen, pues el lenguaje separa, ejerce un corte entre la realidad y lo que es.

Todas las ciencias humanas o físicas observan al hombre bajo un ángulo particular. Pero la suma de todas estas visiones no podrá jamás reconstituir el hombre vivo, pues la vida de un ser humano está finalmente más allá de todos los análisis posibles, este más allá es la vida, es el Zen.


Historia del Zen.

El Zen remonta a la experiencia del Buda Shakyamuni que realizó el despertar en la postura de dhyana (zazen), en India en el siglo IV a.C. Esta experiencia se transmitió desde entonces de manera ininterrumpida, de maestro a discípulo, formándose así la sucesión del Zen.

Después de una implantación de cerca de mil años en India, el monje Bodhidharma trajo esta enseñanza a China en el siglo V d.C. El Zen, bajo el nombre de ch’an conoció entonces un gran florecimiento en este país, encontrando en él un terreno favorable para su desarrollo. Fue sobre todo en ésta época en la que el Zen afirmó su originalidad y la pureza de su práctica.

En el siglo XIII, el monje japonés Dogen, después de una estancia en China, llevó el Zen a Japón. Fundador de la escuela Zen Sotot, el maestro Dogen es considerado como el filósofo más grande del Budismo, junto con Nagarjuna en India en el siglo III. El Zen influenciará profundamente toda la cultura japonesa, más de 20.000 templos testimonian hoy este florecimiento.

En el siglo XX Occidente empezó a interesarse en el aspecto filosófico del Zen, mientras que en la misma época, en Japón, Kodo Sawaki, daba un nuevo impulso a la práctica, por entonces bastante debilitada. A la muerte de Kodo Sawaki, su sucesor, Taisen Deshimaru, vino a Francia para traer a Occidente la esencia de esta enseñanza, como Bodhidharma había ido a China mil quinientos años antes.

Zen en la vida diaria.

El Zen no puede conocerse por ningún tipo de imaginación, palabra, escritura, o explicación; debe ser vivido personalmente.
Por ejemplo: si a un ciego de nacimiento se le quiere explicar qué es una flor blanca, no podría entenderlo. Alguien podría decirle que es blanca como la nieve; esta persona tocaría la nieve y diría "¡Qué frío es el blanco!". Al decirle que es blanca como un ganso, tocaría un ganso y diría "¡El blanco es como un pájaro!".
En realidad es muy difícil explicar a un ciego de nacimiento lo que es un color; en cambio habría que buscar una solución para su problema.
El Zen no es explicable por palabras: se comprende tras una vivencia propia.

Si usamos las palabras necesitamos utilizar la lógica, que es producto de la actividad mental, la cual no es totalmente capaz de comprenderlo.
Los filósofos utilizan la lógica usando razones convincentes para ser aceptados. En la religión no se puede.
Muchas experiencias religiosas han sido vividas en distintas partes del mundo, como las apariciones de las Vírgenes. Quienes no lo vivieron no pueden creerlo con un 100 % de certeza: lo tendrían que aceptar con fe.

El Zen no puede explicarse, hay que experimentarlo vivenciándolo.

Si tomo agua: ¿alguien sabe realmente qué estoy tomando? Puedo decirle que está caliente, pero... ¿alguien sabe cuál es su temperatura? Aunque afirme que son 80° C, ustedes no saben cuánto calor es. También puedo decir que es un poco salada. Ustedes pueden imaginar lo que yo digo, pero lo mejor es probarlo personalmente. Aunque diera muchas explicaciones, no lo comprenderían.
La teoría lógica no lo puede explicar, sólo puede transmitir algún aspecto del que sólo entenderán algo aquellos que compartan el mismo idioma y el significado de los términos usados.

La experiencia absoluta debe ser vivida personalmente.

Muchos dirán que son monjes aquellos que viven en un monasterio; entonces ratas, cucarachas, moscas, etcétera también serían monjes. Muchos laicos conviven con monjes en los monasterios, pero ellos no saben bien qué es ser monje.
El Zen es una experiencia, que trasciende el tiempo y el espacio; no los supera, los trasciende; no se los puede superar porque son parte de nuestra vida.
La experiencia del tiempo y del espacio es confusa. El pez en el agua no se da cuenta del agua en la que está inmerso.
Uno no es tan consciente de su movimiento en el espacio a cada momento, ni siquiera percibe bien cómo transcurre el día. Cuando estamos angustiados el tiempo parece interminable; si alguien experimenta algo desagradable, uno quiere ayudar y parece que el tiempo no alcanza. Al llegar el fin del día, muchos dicen: “¡Al fin!”, como si terminaran una lucha contra el tiempo.
No nos damos cuenta del espacio, salvo cuando el movimiento se nos limita.
Un taiwanés puede decir que en Buenos Aires hay muchos espacios verdes; en cambio, un bonaerense se queja por la falta de espacios verdes.
Para el Zen, la comprensión tiempo-espacio debe ser muy clara. La trasciende. Al hacerlo, largo o duración son iguales, un grano de arena o un montaña son iguales, no afecta, no hay diferencia entre ellos.

Principios

1. Conducta pura

Para un iluminado, bueno y malo son lo mismo. Para quienes practican Zen, la pureza es importante.

Pureza implica:

- demostración de ella a través del cuerpo.
- de la conducta mental.
- del habla

2. Tranquilidad en la vida

- En el aspecto verbal –no alborotar.
- En el aspecto mental –no poseer ansiedad.
- En el aspecto corporal –no usar la violencia.

En medio del tránsito pesado surgen ansiedades, nervios, las personas manejan a gran velocidad porque aprecian el tiempo hasta el último segundo; por eso están intranquilos. Muestran violencia de acción y o palabra al no soportar a ciertas personas o acciones.

3. Vida segura

Comprendiendo el Zen tendremos seguridad en nuestra vida. La gente se caracteriza por la falta de seguridad. Se pone nerviosa, se altera, teme; vivir se torna inestable.
No hay en este mundo algo realmente seguro. Podemos prevenir, pero no detener con seguridad los desastres. Según el Zen, sabemos que estos riesgos son naturales, entonces no hay razón para preocuparse. Los que más se preocupan y temen suelen morir más temprano. Muchos compran armas, pero esto no les garantiza su seguridad; podemos decir que los pone en más peligro.

4. Vida estable

La inestabilidad laboral, familiar, matrimonial, todas pueden subsanarse con postura y posición firme, y con autoconocimiento. Debemos saber hacia dónde nos dirigimos, sin necesidad de un meta fija.
Hay que mantener una cierta postura aunque no sepamos qué hacer; comprender cómo somos y cuáles son nuestros límites. Sin una clara dirección, nosotros equivocamos el camino o vamos en círculos.
Si mantenemos una dirección y vamos en ella rápido o despacio, llegaremos igual.
Debo saber qué quiero. ¿Hasta dónde llego?..., ese es otro punto.
Algunos poseen una capacidad innata (por ej: canto), quienes no la tienen y quieren seguir el canto, tendrán un gran problema, pero con una buena guía y una dirección firme y clara, pueden obtener grandes logros.

5. Tener una conciencia clara y libre

Implica que nuestras expresiones y demostraciones de afecto sean autocontroladas libremente; no hay que apegarse a tener, ni sufrir por perder. Si el medio lo permite, desarrollaremos nuestras esperanzas; si no es así, debemos esperar nuevas oportunidades para satisfacer nuestras expectativas.
En la vida hay altibajos, éxitos y fracasos. En cierto tiempo un monje encontró ladrones en su camino, quienes le preguntaron si tenía dinero; él les dijo: “¿Qué pretenden?”. La respuesta fue: “El dinero o la vida”. El maestro dijo que prefería conservar su vida y darles el dinero. Ante tal respuesta los ladrones sonrieron por la forma tan fácil en que obtenían dinero, entonces decidieron perdonarlo. Sin pensarlo, el maestro aprovechó el ambiente y les pidió colaboración para un templo que estaba construyendo. Ante semejante pedido, el jefe de la banda encolerizó y le dijo: “Usted no conoce sus límites, le quitaré su dinero y la vida, usted no sabe que vivimos de esto”.
La respuesta fue: “Muy bien, ya estoy cansado de la existencia. ¡Quíteme la vida!”.

Para el Zen, obtención y pérdida deben ser indiferentes.

El jefe se conmovió ante tal desapego a la vida y se dio cuenta de lo bueno que es ser un monje, sin preocuparse por el dinero o la vida, y en ese momento decidió ser un monje él también.


Metodología del Zen

1. Observar las actitudes propias

Examinar y conocer lo que hablamos y lo que hacemos.
Por ejemplo: Alguien habla por teléfono y a la vez está observando atentamente la puerta en espera de un amigo que llega. De esta forma no sabe realmente lo que dice y lo que le dicen. A veces no sabemos qué hablamos o hacemos: eso es ser irresponsable.
O por ejemplo alguien conversa y a la vez está leyendo; presta más atención a una cosa que a otra, entonces así puede prometer algo que quizás después no recuerde, a la vez que probablemente almacena en su memoria una información errónea.

2. Observar el pensamiento propio

Hay que saber qué se está pensando; al no hacerlo llegamos a perder el tiempo. Nuestra actividad mental debe ser estable, segura y tranquila.

3. Convocar la atención de nuestro pensamiento

Lograr que no se focalice en el mundo externo.
El factor ambiental a veces trae desequilibrios orgánicos. Nos alegramos ante los elogios y nos enojamos ante las críticas. A veces ni siquiera es verdadero alguno de los dos.
Al desequilibrar nuestro pensamiento por influencias externas, debemos llamar su atención.

4. Capacidad de dejar de darle importancia al cuerpo y al medio ambiente

La vida está llena de altibajos, a los que no hay que prestar demasiada atención; ni a la felicidad, ni a la tristeza; siempre hay que estar igual sin afectarse por los altibajos.
En el cáncer, por ejemplo, es muy importante desviar la atención de quien lo padece. El cáncer no significa muerte, hay que convencer a quien lo padece de que no debe tener miedo a morir.
Mucha gente a la que se le pronosticaba unos días o semanas de vida, ha vivido y vive muchísimo más de lo previsto por los médicos.


La vida cotidiana es Zen

1. Tener una actitud objetiva de la vida

El que siente es el cuerpo; si lo tomamos en forma objetiva, no subjetiva, como si fuera de otro, tendremos tranquilidad.
Hay que vivir con sabiduría y tranquilidad.

2. El Objetivo de la vida es un proceso activo de la vida

Debemos tener una dirección en esta vida, pero no necesariamente un objetivo. Esto no significa no avanzar hacia nada fijo. En la historia del conejo y la tortuga, el primero descansaba y el segundo avanzaba en forma lenta pero constante.
El Zen no comparte ninguna de las dos posiciones, no usa la competencia.
Cada uno debe avanzar lo que puede. Ese es nuestro objetivo: avanzar según nuestro ritmo y nuestra velocidad.

3. Aplicación del pensamiento, de los principios del Zen y de su Metodología.

Fuentes:
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Zen en Occidente.

El zen nació en China en los siglos sexto y séptimo después de Cristo. La transformación de la palabra muestra ya un largo desarrollo antes de esa época. Zen es la abreviatura de la palabra japonesa 'zenna', que se derivó de la palabra china chan. Ésta a su vez es una forma de leer la palabra sánscrita dhyana, la cual significa 'recogimiento de la mente', que lleva a un abismamiento en el que desaparece toda diferenciación dualista. Tiene por meta una experiencia de iluminación como le tocó en suerte a Shakyamuni Buda, en el siglo quinto antes de Cristo.

Desde el punto de vista esotérico el zen no se puede considerar religión, es la realización de la realidad no dual, como les sucedió a los grandes santos, sabios y fundadores de las religiones de todos los tiempos y lugares. Zen es probablemente el camino mas recto hacia el despertar, a pesar de que no se le puede clasificar como camino. Mucho más se parece a un irrumpir al, siempre presente y nunca perdido, origen de todo lo existente. Con ello su procedencia es transconfesional y mas antigua que todas las religiones existentes. Todas las grandes religiones que existen lo han integrado de una u otra forma bajo nombres diferentes.

El zen también puede verse de forma exotérica. Entonces es una escuela de sabiduría del Budismo Mahayana, que se desarrolló en China del encuentro de las enseñanzas del hindú Bodhidharma con el taoísmo. Bajo este aspecto el zen es una religión que a través de enseñanzas y prácticas debe guiar a la autocontemplación del Ser. Pero Shakyamuni no quiso fundar una religión; al contrario, él destacó la inutilidad de los ejercicios religiosos y rituales.

El zen es transconfesional por naturaleza. Por ello no hay enseñanzas sobre zen, tampoco sobre budismo. Es una trasmisión fuera de las escrituras. El Maestro Yuansou dijo con razón: 'No hay enseñanza para ti, para que medites o te asientes en ella. Cuando no crees en ti mismo, tomas tu hatillo y rondas ante las casas de otros buscando zen y tao. Buscas misterios, milagros, budas, maestro zen y profesores. Crees que eso es buscar lo supremo y haces de ello tu religión, pero se parece a una carrera hacia el este, para conseguir algo que está en el oeste.'

Por eso no se puede instruir a nadie como maestro zen o nombrar roshi sin más. El que ha pasado el koan número seis del Mumokan sabe lo que es una trasmisión. Buda sostiene una flor en alto, en él. El que ha experimentado lo que significa esto, está iluminado. En el sentido estricto de la palabra sólo hay una confirmación, no una trasmisión.

El zen está estrechamente ligado a la religión budista, pero transciende esta y toda religión. Todo camino verdaderamente esotérico va más allá de la confesión, ya sea raja-yoga, patanjali, vipassana, sufismo o contemplación. Se trata de esa 'sophia perennis', la sabiduría eterna que hoy en día sólo es vivida por una minoría, pero que algún día será reconocida como la verdadera meta de toda religión. Las personas del futuro serán 'despiertas'. Entonces las religiones se habrán trasformado en caminos a la experiencia de la Realidad. El zen puede jugar un papel importante por su naturaleza transconfesional. Por lo tanto no hay maestros zen cristianos ni budistas. Si el zen no se puede encasillar en ninguna religión, no hay zen cristiano ni zen budista, sino únicamente zen.

En occidente solamente tiene perspectivas el zen 'desnudo'. El budismo no ganará apenas terreno en occidente, pero sí el zen. Pero el zen tendrá que 'inculturizarse'. Desaparecerá mucho de lo que en los monasterios zen de oriente se ha desarrollado como forma monástica. Llega un zen laico. Hasta ahora en occidente el zen tiene algo de 'converso'. Ritos, ropas e instrumentos de sonido que a lo largo de la historia fueron utilizados en los monasterios, juegan un papel importante y tapan a menudo lo esencial. En algunas agrupaciones tienen gran importancia los hábitos de los monjes budistas (imitaciones o auténticos), el estilo de un sesshin, las barritas de incienso y hasta las cabezas rapadas. La tendencia a las formas exteriores es una enfermedad de principiantes. Pero el zen desnudo es una corriente constante que en occidente cambiará su estructura externa, como la cambió en China al encontrarse con el taoísmo. Su naturaleza no se dejará falsificar. 'El Dharma no necesita defensor ' dice una frase zen.

Las religiones son modelos. En oriente las religiones se miden por la experiencia de los sabios. Por ello no necesitan una congregación de fe. Mi larga estancia en Japón, con un maestro muy libre, me permitió reconocer que las religiones son modelos, que envejecen si no son avivadas continuamente desde la experiencia. Los conceptos religiosos de mis amigos budistas se trasformaron con el zazen, al igual que los conceptos religiosos de mis amigos cristianos. A los seguidores del Budismo Amida les llegó el mismo cambio por el camino del zen que a los cristianos que tenían un concepto personal de Dios. 'Mata a Buda y a los patriarcas si te los encuentras', dice un célebre proverbio zen. 'Pido a Dios (Divinidad) que me quite a Dios' formula el Maestro Eckhart, diciendo lo mismo. El que en el zen irrumpe hasta la experiencia, la idea de sí mismo se trasforma tanto que ya no le resulta un impedimento. Pero no todos están dispuestos a dar este último paso.

El significado de la religión para la humanidad no se reduce con estas afirmaciones. Para la mayoría la religión sigue siendo ayuda y orientación en la vida. Por eso yo mismo practico ritos cristianos y budistas. Ellos son celebración y expresión de mi experiencia.

Sophia perennis.
Si leo los informes de las experiencias del griego Parménides, casi contemporáneo de Shakyamuni, o de Plotino (350 a. C.) que no se contaba perteneciente a ninguna religión, o los sermones de Eckhart, que vivió en tiempos de Dogen Zenji, o los koan del Mumokan, siempre puedo ver el mismo mensaje intemporal: 'Hay una realidad que está antes del cielo y la tierra.' (Daio Kokushi). Es la verdad eterna la que se manifiesta. - Mi maestro se hubiera extrañado si yo hubiese ido a él con el deseo de ser budista. Seguramente hubiera pensado: "Ahora si que no ha comprendido de lo que realmente se trata".



jueves, 13 de marzo de 2008

"Jiriki" y "Tariki".

Los términos "Jiriki" o Poder de sí mismo, y "Tariki" o Poder del otro, son de origen budista.
El Budismo describe la existencia humana como actividad social inspirada por las fuerzas naturales.
Los aspecto pasivos de la vida están bajo el control de "Tariki", mientras que sus aspectos activos están controlados por "Jiriki" (Yo).
El camino de la vida es congruente con el ser humano tal como lo describe el Budismo:
Vida activa fundada en una existencia pasiva.

Sin embargo en la realidad el hombre contemporaneo tiende a dejarse sumergir por su vida social y descuidar sus raices naturales.
Para conseguir sus ideales, el Budismo, ademas de las enseñanzas escrita, tambien ha puesto a punto practicas de despertar.
Entre ellas podemos distinguir someramente entre las prácticas "Jiriki", como el Zazen y las prácticas "Tariki" donde la plegaria y el canto expresan un abandono total a "Tariki".

Distinguemos entre el "Tariki" tal como se expresa en las doctrinas budistas que veneran al ser natural, las obras naturales y el orden escondido, y el "Tariki" de las religiones teísta que integran todos estos elemento en un dios personal y trascendente.
El sentimiento de gratitud hacia las fuerzas que nos animan se expresa fácilmente en el amor que dedicamos a nuestros padres.
De la misma manera, en el Budismo, desligado originalmente de un dios personal, Shinram y Honem han introducido el culto del "Buda Amitabha" que es una forma de teísmo.
Segun las enseñanzas de Shinram y Honem, la fe en la recitación de "Jodomon" o "Canto de la confianza y abandono en Amitabha", autoriza a entrar en el "Jodo", la "Tierra Pura" o Paraíso, después de la muerte.

A pesar de que todas estas prácticas son diferentes y se adaptan a las necesidades de cada uno, son comparables en la medida en que facilitan el despertar a las fuerzas naturales que alimentan las raíces de nuestra vida.
Sin embargo se puede pensar que las prácticas de "Jiriki" permiten, al regularizar las funciones cerebrales, un despertar más facil a "Tariki".
Existen pues dos vías. Una la del Zen, trata de alcanzar el control de sí mismo por el despertar a Tariki; la otra, la vía teísta, sostiene que el control no puede ser alcanzado más que colocándose bajo la autoridad de un dios como Amitabha.
Existen, además, diversos medios de abordar estas vías. Pero la comprensión de este punto permite captar el papel y el sentido de las diferentes religiones.

Sin embargo, instalarse confortablemente en "Tariki", fuente de nuestra vida natural, y abandonar la vida práctica y social, puede constituir una trampa.
Por su parte la enseñanza de "Tariki" esconde un peligro: el de perder de vista el objetivo ultimo y dejar el ser social abandonado a la vida del ser natural.
Cuando más extendida esta una religión, mas va acompañada de una actitud de dependencia y de una búsqueda de los beneficios terrestres.
Cuanto menos elaborada, más atrae las criticas de las demás religiones. Aquel que se convierte a ellas se encuentra a menudo esclavo de ella y conoce entonces dificultades para vivir.
El Budismo es, en el esencial, una religión intelectual que se caracteriza por una fe pura y un rechazo de los ídolos y de los dioses trascendentes.

Aunque, por ejemplo el "Jodomon", la "Vía de la Tierra Pura", que enseña la sumisión al Poder del Otro y la existencia de una Buda personal, Amitabha, que permite acceder al Paraíso, muestra un parecido con el Cristianismo.
No obstante, se concibe también esta tendencia como un pastor llenor de Amor que abre el mundo de la religión a los sufrimientos y la tristeza del mayor numero de personas.
Aquellos que llegan a la unidad con el Cielo y la Tierra, con la certeza serena de que su vida y la de los demás seres también tienen una raíz común, son muy poco numerosos.
Los demás, los más numerosos que forman la base del monte, requieren diferentes tipos de enseñanza y diferentes pastores.


miércoles, 12 de marzo de 2008

El Koan.

Rompiendo las barreras de la Mente:

El Koan, ese juego irracional y aparentemente absurdo de preguntas y respuestas entre maestro y discípulo del esoterismo oriental asiático, es uno de esos estímulos al que el maestro somete al discípulo, a lo largo de todo el proceso de iniciación, que conduce a que la conciencia dormida despierta a la Realidad que tiene ante sí.
En apariencia, el Koan se plantea como autentico despropósito; en realidad, es un intento de ruptura de la visión racionalista de la vida cotidiana y, sobre todo, de la relación causa-efecto, con la intención de que el discípulo salte por encima de lo aceptado para encontrar su propia ubicación en el desarrollo armónico del Universo.

"Si es dificultoso hablar del Zen, lo es porque todo intento de explicarlo lo hace más oscuro."

El filósofo Kitarō Nishida nos dice: "...Koan, el problema paradójico para la meditación, es creado para quebrar el intelecto. Todo esto sólo tiene valor como un medio para aclarar la senda para la intuición; está ideado sólo para ayudar a abrir la puerta desde dentro".

El primer koan fue atribuido al Buddha. Los maestros dicen que al centrar la atención en un koan se pueden interrumpir los pensamientos habituales y la naturaleza interior puede ser percibida. El biólogo Francisco Varela escribió sobre este tema: "Este es…el motivo por el cual aparece la paradoja en situaciones como la de los ejercicios zen, en los que justamente debería aprenderse a saltar a un plano cognoscitivo superior para poder observar en este nuevo plano sus pensamientos y conceptos valorativos en forma imparcial. Mientras el que aprende se mantenga atado a uno u otro plano, a una predilección o juicio, a lo bueno o lo malo, lo positivo o lo negativo, a lo espiritual o lo mundano, la meta de la enseñanza no se habrá alcanzado. Un buen maestro es aquel que puede transmitir vívidamente la reflexividad y lo entreverado de la situación hasta que el estudiante se vea obligado a extraerse de ella".

Según la filosofía Zen no se puede enseñar con palabras lo que es el Zen por lo que es el propio alumno el que debe aprender por si solo. Esto significa que en la relación maestro-alumno, el maestro tiene la función de guiar al alumno. Una de las formas para conseguirlo es utilizando los koans que parecen no contener información en si mismos pero ayudan a que el alumno sin darse cuenta pueda llegar a un mayor entendimiento del universo. Es como intentar comunicar algo sin decirlo directamente, algo que en cierta medida ha llegado hasta la mente de los japoneses de hoy en día y sobre todo a los escritores japoneses.

Quizás de los koans más conocidos son estos que dicen:
"¿Qué sonido hace una sola mano al aplaudir?".

¿Cómo era tu cara original, antes de nacer tus padres?

Si comprendes, las cosas son tal como son. Si no comprendes, las cosas son tal como son.

Veamos un koan que nos intenta acercar al entendimiento de que el universo es inmutable y es nuestra mente la que lo interpreta a su manera:
Dos monjes estaban discutiendo acerca de una bandera. Uno dijo, “La bandera se está moviendo”. El otro dijo, “El viento se está moviendo”. Sucedió que el sexto patriarca, Zenón, pasaba justamente por ahí. El les dijo, “Ni el viento, ni la bandera; la mente se está moviendo”.

Al terminar de leer un koan se nos queda un sabor agridulce, nos quedamos sorprendidos, nos quedamos por unos instantes en un estado alógico. Cuando estamos en un estado de perplejidad es cuando nuestro cerebro comienza a pensar de forma algo no lógica, nuestros pensamientos se tambalean, de esta forma según las filosofías orientales podremos avanzar hacia la iluminación.

El discípulo Doko se apersonó a un maestro zen, y le dijo: “Estoy buscando la verdad. ¿Cuál es el estado mental en el que debo perfeccionarme para encontrarla?”.
Dijo el maestro: “No hay mente, de modo que no puedes ubicarte en estado alguno. No hay verdad, de modo que no puedes perfeccionarte para alcanzarla”.
“Si no hay mente que perfeccionar, ni verdad por encontrar, ¿por qué tienes aquí esos monjes que se reúnen todos los días ante ti para estudiar el zen y perfeccionarse mediante ello?”
“Pero si aquí no hay siguiera un palmo de sitio”, dijo el maestro, “cómo podría haber una reunión de monjes?”. “¿Y yo no tengo lengua, ¿cómo podría entonces llamarlos o impartirles enseñanzas?”.

“Oh, ¿cómo puedes mentir así?”, dijo Doko.
“Pero si no tengo lengua que me permita hablar, ¿cómo podría mentirte?”, respondió el maestro.
Entonces, Doko dijo con tristeza, “no puedo seguirte. no puedo comprenderte”.
“Yo no puedo comprenderme a mí mismo”, dijo el maestro.

Y para terminar un último koan para terminar de perturbar totalmente la lógica de nuestro pensamiento.

Joshu preguntó al maestro Nanse, “¿Cuál es el verdadero Camino?”
Nansen respondió, “El camino de cada día es el verdadero Camino”.
Joshu preguntó, “¿Puedo estudiarlo?”.
Nansen respondió, “Cuanto más lo estudies, más te alejarás del Camino”.
Joshu pregunto, “Si no lo estudio, cómo puedo conocerlo?”.
Nansen respondió´, “El Camino no es de las cosas que se ven, ni de las cosas que no se ven. No es de las cosas conocidas, ni de las cosas desconocidas. No lo busques , ni lo estudies, ni lo nombres. Para alcanzarlo, ábrete con la amplitud del cielo”.

Fuentes:
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La Zen Koans Database fue diseñada originalmente por James Collado, en Febrero del 2007. Desde entonces trabaja manteniendo y expandiendo el sitio.

Mumonkan, "La Entrada sin Puerta"
(Mumon Ekai, 1183-1260)

La práctica del Zazen.

La práctica de zazen es el secreto del Zen:

Para practicar zazen, siéntese en el centro del zafú (cojín redondo y alto), manténgase bien derecho y extienda la columna vertebral a partir de la quinta vértebra lumbar.
Cruce las piernas en posición de loto o de medio loto, de manera que las rodillas estén firmemente apoyadas en el suelo. Empuje el cielo con la cabeza, empuje la tierra con las rodillas.
La mano izquierda reposa sobre la palma de la mano derecha; los pulgares se tocan, con una ligera presión, las dos manos están en contacto con el abdomen.
El mentón está recogido, la nuca estirada, la nariz en la vertical del ombligo, los hombros caen naturalmente. La boca está cerrada sin crispación, la extremidad de la lengua toca el paladar, detrás de los dientes superiores. Los ojos a medio cerrar, la mirada se posa sin fijarse a un metro delante de uno.
La respiración debe ser calma, larga y profunda. La atención ha de estar dirigida sobre la espiración, que debe empujar hacia abajo sobre toda la masa abdominal. La inspiración viene naturalmente, automáticamente, espontáneamente. El vientre siempre debe estar libre, distendido y en expansión.
En esta postura, se interrumpe el flujo de pensamientos incesantes y de maquinaciones mentales, porque toda la atención está dirigida a la tensión muscular y a la respiración.

Cuando el espíritu no permanece sobre nada aparece el verdadero espíritu
Cuando más se practica zazen, más uno comprende con todas las fibras de su cuerpo que los pensamientos son contenidos vacíos desprovistos de toda sustancia real, que vienen y van. Uno se da cuenta finalmente que existe una conciencia intuitiva, original y universal, radicalmente distinta de la conciencia habitual del yo. Si Ud. mantiene la postura justa, si su respiración es cada vez más profunda y calma, sentirá la realidad d ella vida que impregna todo el universo. A esto puede llamarlo el campo integral de conciencia. El funcionamiento del cerebro se aclara espontánea y automáticamente, este estado no es el de una conciencia particular sino el simple retorno a la condición más normal del cerebro. Si Ud. mantiene este perfecto estado de conciencia en zazen, se activa la vida natural e inconmensurable más allá de los pensamientos del yo personal, y se siente entonces que uno está ligado al mundo exterior, a todos los elementos de la poderosa naturaleza.
El impulso de despertar, dado por la tensión muscular, actúa directamente en el cerebro y vuelve más clara a la conciencia.
Debemos tomar conciencia del aspecto efímero e impermanente del espíritu. Hishiryo, el estado de conciencia durante zazen, significa dejar pasar los pensamientos. Es la conciencia que está más allá de todo juicio específico, como el que nos hace buscar lo que amamos y huir de lo que detestamos.

Hishiryo es el pensamiento que pasa por el punto cero del tiempo, el pensamiento que las razones y las consideraciones personales no alcanzan. Es la conciencia universal que sigue el orden del universo y el movimiento de la naturaleza. Es la conciencia integral que surge natural y automáticamente de la postura y d ella respiración de zazen. Esto sólo puede ser comprendido por la práctica. Esta conciencia de zazen es no -provecho (mushotoku), no tiene objeto. Depositado como un grano en las neuronas, esta idea germina y se vuelve conciencia natural.
En el capítulo "Shoji" del Shobogenzo, puede leerse con respecto a este tema: "No trate de evaluar esto con su espíritu ni expresarlo con palabras." En otros términos, al menos que una evidencia subjetiva venga a corroborarlo, es difícil aprehender objetivamente, científicamente la conciencia.

Dogen dijo a su maestro Nyojo: "Abandoné mi cuerpo y mi espíritu." Esto significa que a través de zazen, uno puede emanciparse de la conciencia del pasado y que se vuelve, en cuerpo y en espíritu a la auténtica conciencia de antes de la existencia humana. La conciencia del pasado ya no es un problema, su cuerpo y su espíritu anteriores se resuelven en zazen. Usted crea su verdadera vida, en donde la sabiduría se engendra naturalmente.

La práctica del Zazen no es algo distinto del despertar. Así, durante el Zazen no es preciso buscar la obtención de nada. La práctica del Zazen es el secreto del Zen.
No es fácil, mas si se ejercita cotidianamente es muy eficaz para la liberación. El Zazen no solo desprende energía, sino que es también posición.
El Zazen es simplemente concentración sobre la postura, modo de respirar y actitud del espiritu.
Su práctica a diario nos lleva a la liberación de la conciencia y al desarrollo de la intuición.

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La postura o posición auroral:

Sentado en el centro del zafu (cojín redondo), se cruzan las piernas en loto o medio loto. Si no es posible se cruzan simplemente cuidando de no poner un pie sobre el muslo. No obstante, conviene apoyarse firmemente en el suelo con las rodillas. En la posición de loto los pies oprimen en cada muslo zonas que comprenden los principales puntos de acupuntura correspondientes a los meridianos del hígado, la vesícula y el riñón. Antiguamente los samuráis estimulaban estos centros de energía, de forma natural, por la presión de los muslos sobre el caballo.

Pelvis caída hacia adelante, al nivel de la quinta vértebra lumbar (según mi maestro, es como si el ano mirara al sol), columna vertebral arqueada, espalda recta. Se toca la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza. Mentón hundido, nuca erguida, vientre distendido, nariz en línea vertical con el ombligo; se es como un arco tenso cuya flecha sería el espíritu.

Una vez en posición se colocan los puños cerrados, apretando el pulgar sobre los muslos, cerca de las rodillas, y se balancea la espalda muy recta a derecha e izquierda siete u ocho veces reduciendo lentamente el movimiento hasta encontrar la vertical de equilibrio. Se saluda (gassho) entonces, es decir, se juntan las manos delante de sí, palma con palma, a la altura de los hombros; los brazos, doblados, permanecen horizontales. No queda más que poner la mano izquierda sobre la derecha con las palmas mirando al cielo y contra el abdomen. Los pulgares en contacto por su extremidad, horizontales por una ligera tensión, no dibujan hondonada o pico. Los hombros caen naturalmente retirados hacia atrás. La punta de la lengua roza el velo del paladar. La mirada se posa a un metro de distancia, pero está volcada hacia el interior. Los ojos semicerrados no miran nada, intuitivamente se «ve» todo.

La respiración:

Juega un papel primordial. El ser vivo respira. Lo primero es el aliento. La respiración Zen no es comparable a ninguna otra. Tiende ante todo a establecer un ritmo lento, poderoso y natural. Si nos concentramos en una espiración suave, larga y profunda, la inspiración viene de forma natural. El aire se retira paulatina y silenciosamente, mientras que el empuje debido a la espiración desciende con fuerza en el vientre. Se «oprimen los intestinos» provocando así un saludable masaje de los órganos internos.

Los maestros comparan la respiración Zen al mugido de la vaca o al grito del recién nacido. Este hálito es el «om», la simiente, el pneuma, fuente de vida.

Actitud del espíritu:

La respiración adecuada brota de una posición correcta. De igual modo la actitud del espíritu fluye naturalmente de una profunda concentración en la posición física y en la respiración. El ejercicio correcto nos hace vivir largamente, apaciblemente, con intensidad. Neutralizamos los shocks nerviosos, dominamos los instintos y las pasiones, controlamos la actividad mental. La circulación cerebral mejora notablemente. El córtex descansa y el flujo consciente de pensamientos cesa. La sangre afluye a las capas profundas que, mejor irrigadas, se despiertan de un semisueño; su actividad produce una sensación de bienestar, serenidad y paz parecida al sueño profundo pero en pleno despertar. El sistema nervioso se relaja, el cerebro «primitivo» entra en plena actividad. Plenamente receptivos y atentos, pensamos con cada una de las células de nuestro cuerpo. Inconscientemente, toda dualidad, toda contradicción desaparecen.

Los pueblos llamados primitivos han conservado un cerebro profundo muy activo. La civilización occidental ha educado y refinado el intelecto al tiempo que perdía fuerza, intuición y sabiduría, ligadas al núcleo interno del cerebro. Por eso el Zen es un tesoro inestimable para el hombre de hoy, para el que aún tiene ojos para ver y oídos para oír.

Por la práctica regular del zazen nos es dado convertirnos en hombres nuevos volviendo al origen de la vida.

Podemos acceder a la condición normal del cuerpo y del espíritu (que son uno) captando la existencia en su raíz.

Sentados en zazen dejamos correr las imágenes y pensamientos que atraviesan el inconsciente como nubes por un cielo límpido. Sin oponernos, sin agarrarnos a ellas, como sombras delante de un espejo las emanaciones del subconsciente pasan, tornan y se desvanecen. Y se llega al inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todo pensar (hishiryo), pureza verdadera. Zen es muy simple y muy difícil de comprender. Es un problema de esfuerzo y repetición, como la vida.

Sentados, sin ningún tipo de ocupación, sin fin ni espíritu de provecho. Si la posición-respiración y actitud de vuestro espíritu están en armonía, comprenderéis el verdadero Zen, captaréis la naturaleza de Buda.



martes, 11 de marzo de 2008

¿Que es el Zen?

El Despertar:

Aunque poseyéramos todo lo que deseamos, aún no estaríamos satisfechos. Tal es la causa de nuestra enfermedad, sobro todo en el seno de una sociedad que nos promete todo, pero que no nos priva de lo esencial, ya que lo esencial no pertenece de ninguna manera al orden del tener, sino del ser, y contra más poseemos, más deseamos, menos somos.

Nuestra verdadera riqueza, la que nos pertenece en propiedad y la que nadie puede robarnos, está dentro de nosotros, profundamente escondida y casi siempre mal conocida.

No se puede llegar a alcanzar este fondo de nosotros mismos, estable y apacible, no se puede descubrir esta riqueza olvidada sin un método radical y riguroso.

El Zazen, la práctica constante y asidua del Zen, es la llave que abre este reino interior.

El Zen no es un conocimiento para añadir a otros, y menos aún un objeto de especulación, intelectual o de discusión. El Zen no puede ser más que una experiencia personal, la más íntima de todas, algo que nadie puede hacer en nuestro lugar. Por el contrario, es suficiente practicar el Zen, es decir, ponerse en postura, la columna vertebral lo más derecha posible, sentado sobre un cojín redondo, piernas cruzadas, completamente inmóvil, en un lugar tranquilo y en el silencio, respirar lenta y profundamente y dejar así que el espíritu agitado se apacigüe, se aclare, para sentir rápidamente los efectos beneficiosos: las preocupaciones cotidianas dejan de inquietarnos, se alejan y, por último, aparecen como lo que son pequeñas e insignificantes oleadas en la superficie de nosotros mismos. Poco a poco la angustia deja lugar a la seguridad, la turbulencia incesante e inquieta a una calma desconocida anteriormente, primer anuncio de la serenidad.

Comienza a manifestarse una sensación de alivio, de equilibrio recuperado.

El control de la respiración modera y apacigua el ritmo del corazón, regulariza la circulación, hace decrecer la tensión; al volverse profunda, la expiración expulsa de los pulmones los residuos de gas carbónico que, habitualmente se estancan ahí, provocando nerviosismo y ansiedad; el grado de ácido láctico en la sangre, factor de la agresividad, baja muy sensiblemente, mientras que el hecho de estirar la columna vertebral le hace encontrar su agilidad y libera las contracciones nerviosos que desaparecen.

Por último, y sobre todo, el funcionamiento del cerebro se modifica muy sensiblemente, al pasar la actividad de las capas superficiales a las capas profundas, las ondas alfa aparecen en él muy rápidamente, lo cual origina un estado de conciencia completamente diferente al de la vida cotidiana, a la vez más distenso y más perspicaz, con una sensibilidad permanente y muy despierta.

De esta manera solamente, gracias a este ejercicio continuo, el cual poco a poco formará parte de nuestra vida y constituirá su mejor parte, comenzaremos, al principio imperceptiblemente, más tarde más sensible a cambiar; y no solamente nosotros, sino nuestra vida, los demás, el mundo.

En realidad, lo que habrá cambiado será nuestra relación con la vida, con los demás, con el mundo. Poco a poco nos iremos deshaciendo de la envoltura del ego. Nuestra conciencia cesara al fin no solamente de estar dividida, sino también de estar retraída. Al estar derrumbadas y abolidas todas las barreras, la comunicación se establecerá y el otro ya no será el "otro". Nuestra conciencia participara en la vida sintiéndose una emanación del cosmos, identificándose a él.

Zazen es en su origen la postura misma de Buda, gracias a la cual obtuvo la completa liberación, el desapego soberano, el conocimiento perfecto. El Zen nos recuerda que todos nosotros tenemos, "aquí y ahora", esta posibilidad, pero simplemente lo ignoramos. A través de la practica y de la enseñanza del maestro, nos acercamos, a través de una transmisión ininterrumpida, a esta experiencia, a esta prodigiosa metamorfosis del ser que es el Despertar.

Conocerse a sí mismo:

En la base del Despertar está el conocimiento de sí mismo. Este punto es y fue el esencial de la enseñanza de muchas filosofías y religiones, si bien es verdad que esta búsqueda del conocimiento de sí mismo ha podido desembocar en el egoísmo y en el individualismo. Hoy día, después de los descubrimientos de la psicología profunda, del psicoanálisis, la concepción del yo y del sí mismo ha evolucionado y no puede ser ceñida a un estudio objetivo racional de la conciencia, y tampoco a un análisis puramente intelectual.

Por otra parte, parece que el hombre no pueda vivir basándose simplemente en valores sociales, religiosos y morales exteriores a él. Actualmente necesita un afianzamiento interior, descubierto y vivido en lo mas profundo de él mismo.

La vida en sociedad educa al hombre según condicionamientos que le enseña a juzgar el bien y el mal según unos criterios que son más un habito adquirido que una noción realmente vivida.

Además hoy día, todo el mundo toma conciencia de este estado de hechos, lo cual produce uno de los factores más importantes de la incomodidad sentida por los individuos.

Todo esto nos conduce a una búsqueda interior más aguda y personal, y nos acerca de una manera diferente al problema:

¿Cuál es la naturaleza del hombre y del universo?
¿Qué es la vida?
¿Qué es la muerte?

Ni la ciencia, ni la religión, a través de la historia de los hombres, han aportado una respuesta satisfactoria.

Nosotros, en tanto que cuerpo y espíritu, somos la vida. Esta es la respuesta Zen. Ver claramente en nuestro propio espíritu. El hecho de vivir y de realizar profundamente esta unidad cuerpo-espíritu, nos hace descubrir la fuente de la vida en nosotros mismos, aquí y ahora.

Este sentimiento de vida es lo universal en nosotros y nosotros en lo universal, mas allá del ego y más allá de la vida y de la muerte, en la interdependencia de todas las existencias.

Este sentimiento de unidad universal es la base del amor que une a todo lo que vive.

Zen y calidad de vida:

“El Zen purifica y eleva a la más alta dimensión los deseos sanos del hombre. El Zen puede ayudar a resolver la crisis de la civilización moderna, no solamente en la conciencia profunda de cada uno, sino en la de toda la Humanidad”, escribió Taisen Deshimaru.

El Zen desarrolla un alto grado de conciencia de sí y de paz interior. Abandonando el egoísmo individual y aprendiendo a tranquilizar la mente, se puede acceder al flujo interno de la actividad y de la energía y al conocimiento intuitivo.

Esta es la sabiduría que nos conduce a la sabiduría por la puerta del silencio y sin deseo de provecho personal.

“Mantened las manos abiertas, toda la arena del desierto pasará por vuestras manos. Cerrad las manos, sólo obtendréis un puñado de arena”, escribió el maestro Dôgen.

Zen y creatividad:

La actividad creadora surge de la espontaneidad manifestada 'aquí y ahora' en tanto que actitud realista y apropiada.

En el Zen, la vida cotidiana está fundada sobre la espontaneidad y sobre el entrenamiento a la concentración del cuerpo y del espíritu. Es creadora.

Aquel que practica el Zen puede realizar ‘aquí y ahora’ sus potencialidades, despertándose a su verdadera naturaleza, siendo plenamente él mismo. La creatividad no es solamente una cualidad de genios. El niño es espontáneamente creador. Todo el mundo puede serlo en su vida.

Zen y energía vital:

Para purificar el espíritu no hay que detener la actividad. El Zen no es una técnica de evasión o de huida. Por el contrario, la practica de Zazen desarrolla nuestra energía y la concentra sobre el instante presente, nos permite afrontar la realidad cotidiana con una calma, con una perspicacia, con una objetividad, de las que no nos creíamos capaces, y que nos sorprenden.

Frente a las dificultades, de cara a los problemas, se produce la reacción justa y eficaz, naturalmente, espontáneamente, ya que nos hemos desembarazado de los obstáculos interiores que antes nos lo hacían imposible. Debemos encontrar nuestra verdadera paz interior en la actividad.

Zen y libertad:

Trascender los limites de los propios conflictos, sentirse uno con los demás, conducirse naturalmente es la vía de la libertad. La verdadera libertad es interior. Significa confianza en sí mismo. De esta manera es posible conformarse a las reglas exteriores e interiormente permanecer libre.

El comportamiento es igualmente importante. Cada gesto es la ocasión de un entrenamiento a la concentración, a la simplicidad, a la armonía y al control del cuerpo y del espíritu.

Zen y religión:

El Zen es la esencia del budismo. Pero ante todo y esencialmente es “contacto con el absoluto en nosotros mismos; despertar a la realidad más allá de las apariencias visibles; comprensión de nuestra profunda naturaleza humana, invisible. Y en esto es universal.

El Zen es ante todo una postura, la postura sedente de zazen, con sus tres elementos: actitud del cuerpo, actitud del espíritu y respiración.

Una postura es una actitud. Una postura quiere decir evidentemente, en el sentido amplio del término, una actitud ante la vida: actitud de fuerza y de equilibrio, de serenidad y de vigilancia, de respeto y de tolerancia, de unión con la vida cósmica.

El Zen se sitúa más allá de todas las religiones tradicionales, pero al ser la raíz misma del espíritu religioso, puede vivir entre todas las religiones, dar a cada una su verdadero poder religioso, y, en el seno de todas las místicas, de la misma manera que un pez viviendo en el agua. “El agua es la vida para el pez, pero el pez es también la vida para el agua”, decía Dôgen.

Zen y psicología:

La noción de inconsciente cósmico ha dado a la psicología una dimensión que anteriormente no tenía.

El desarrollo de la personalidad ligada a lo universal, trasciende los limites del individuo y del ego en particular. No existe un yo separado de los demás, sino un sí mismo, plenamente sí mismo, diferente y parecido a los otros a la vez. El dinamismo interior tiende hacia la unidad y hacia la superación de las contradicciones, empezando por la noción de vida y de muerte.

La naturaleza de la conciencia es especial y profundamente estudiada en el Zen.
Una imagen ilustra claramente la transformación que se instaura: es la imagen de la puerta que separa simbólicamente el consciente del inconsciente. Esta puerta sólo se abre generalmente hacia el exterior, pero debería llegar a ser "batiente", libre.

El Zen es la vía sin atolladeros. Nos enseña a tomar conciencia de nuestros propios recursos y de la profunda humanidad que esta en cada uno de nosotros.

Fuentes:
Taisen Deshimaru, "La práctica del Zazen".

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sábado, 1 de marzo de 2008

La Revolución de la Información

La imprenta fue la gran revolución de la cultura escrita, gracias al invento del alemán Johannes Gutenberg, hacia 1440. Esta trascendente revolución permitió la masificación del saber y una mayor circulación del conocimiento científico, transformándose el libro en un instrumento liberador base de un nuevo sistema cultural.
El mundo fue más pequeño, menos distante de un lugar a otro, desde que las imprentas empezaron a reproducir textos.

Durante la Edad Media, el modelo de poder fue el feudalismo, su característica fue la ruralización. Hubo un desprecio hacia la escritura y la lectura, excepto por parte de la Iglesia. Recordemos que en la época anterior al desarrollo de la imprenta, los libros eran difundidos a través de las copias manuscritas de monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo del propio clero o de reyes y nobles. Estos manuscritos solían ser elaboradamente ilustrados, pero ello implicaba un proceso costoso en tiempo y dinero. En la Edad Media, los copistas eran monjes que trabajaban sin prisa y con el fin de mantener el saber dentro de la estructura de la Iglesia, esta tarea se llevaba a cabo en los monasterios. A pesar de lo que se cree, no todos los monjes copistas sabían leer y escribir. Realizaban la función de copistas, imitadores de signos que en muchas ocasiones no entendían, lo cual era fundamental para copiar libros prohibidos que hablasen de medicina interna o de sexo. Las ilustraciones y las mayúsculas eran producto decorativo y artístico del propio copista, que decoraba cada ejemplar que realizaba según su gusto o visión. Cada uno de sus trabajos podía requerir hasta diez años.

La invención de la imprenta con caracteres móviles no fue solo un simple adelanto tecnológico, marco un paso trascendental en la historia de la humanidad. En los cuarenta años siguientes a su invención se publicaron mas obras que durante toda la historia anterior de la humanidad. La invención salio de los talleres de Maguncia (Alemania), difundiéndose rápidamente por toda Europa. Esa difusión de las ideas y el conocimiento marcaron el fin del oscurantismo medieval y el comienzo de la edad moderna. Uno de los grandes cambios que trajo fue el debilitamiento de la institución de la Iglesia católica, pues le quito el monopolio que tenia sobre la educación y la difusión del conocimiento, los cuales pasaron a manos del Estado.

Según Elizabeth Eisenstein la invención de la imprenta provocó la llamada “revolución inadvertida”, una discontinuidad histórica, tecnológico-industrial, esencial como desencadenante de las revoluciones científicas que inauguraron la etapa moderna de la ciencia occidental, dando lugar con ello a otros importantes cambios sociales, económicos, políticos y culturales en el mundo. Hizo del libro, hasta entonces carísimo e irreproducible, un bien de bajo precio y casi popular, que permitía a un público vastísimo el acercamiento a textos que sólo podía oír contar oralmente. Dada la importancia revolucionaria que adquirió, el libro ha sido, y sigue siéndolo, una especie de símbolo de la expansión del conocimiento y de la cultura.

Los efectos de este invento han sido vastos y diversos. Pondra en marcha unos movimientos cataclísmicos que aún no han terminado. Súbitamente los libros dejan de ser un artículo de hiperlujo hecho a medida en escasos lugares y por tanto estrictamente controlado en su contenido. La iglesia católica, entonces la única de Occidente, se opone a la extensión de la tecnología detectando con rapidez su amenaza al sistema social, económico y político establecido. Es inútil: en breve la imprenta se extiende por toda Europa y sus consecuencias no tardarán en ser históricas.

Produjo la revolución protestante y reorientó la práctica religiosa católica. La Reforma Protestante, facilitada por la nueva tecnología, es el detonante de una serie de guerras de religión que devastan Europa y acaban por facilitar el colapso del Antiguo Régimen a través de una combinación de nuevas ideas políticas (extendidas a través, por ejemplo, de la Enciclopedia Diderot-D'Alembert), cambios en la economía relacionados con el nacimiento de la ciencia, y la presión social de una creciente población cada vez más capaz de acceder a la información, por precio y por nivel de formación.

Afectó al desarrollo del capitalismo moderno, cambió la familia y la política, difundió el conocimiento como nunca antes y alteró la vida social e intelectual. En tal sentido, prohibir los libros fue una prerrogativa asumida por los que estaban en el poder y los escritores no tenían hasta entonces ningún recurso contra los decretos y las fogatas, excepto las ediciones clandestinas y la fe en un futuro más tolerante.

Es también en esta época cuando nacen los primeros periódicos, y arranca el concepto (y el negocio) de lo que habrían de ser más tarde los medios de comunicación. La información, aunque mucho más ampliamente repartida, se hace incluso más valiosa, por la posibilidad de rentabilizarla haciendo y vendiendo numerosas copias. Por primera vez aparece un verdadero negocio de la información, que consiste paradójicamente en limitar y controlar el número de copias que se hacen de una obra determinada. Cuestión casi imposible de limitar por medio de la tecnología.

La imprenta introdujo técnicas y formas de trabajo intelectual incomparablemente más potentes que las de la época de los manuscritos, que dinamizaron de manera espectacular la producción de conocimiento, lo que fue cristalizando en ideas y métodos novedosos y fecundos: un saber más fiable, experimental, compartido, acumulativo, crítico y progresivo:

1. Con la imprenta, desde mediados del siglo XV, se fue generando una acumulación de conocimiento sin apenas precedentes en la Historia. Se recuperó e imprimió toda la sabiduría tradicional, que circuló con profusión desconocida antes y estuvo fácilmente accesible a los intelectuales europeos, cuyas nuevas creaciones también se agregaron al conocimiento social disponible, en acelerado crecimiento, promoviéndose una fácil intercomunicación entre los eruditos.
2. Con la imprenta terminó la veneración del saber idealizado del pretérito, conocido antes a duras penas a través de textos copiados a mano, con errores, y además dificilísimos de conseguir. La familiarización con múltiples fuentes impresas del saber y la contemplación desde cerca de las discrepancias entre unas y otras, y de sus posibles equivocaciones, estimuló la crítica intelectual de la tradición y el recurso a la observación y la experiencia para dirimir las controversias.
3. Con la imprenta resultó mucho más fácil y rápido que antes, en ediciones sucesivas de una obra o en obras diferentes, enmendar gradualmente errores, subsanar omisiones, corregir observaciones y datos, mejorar la organización de la información, perfeccionar en suma los resultados de la indagación. Se abrió paso sobre bases firmes al progreso en la calidad y cantidad del conocimiento público fiable.

La rápida difusión en Europa de la imprenta de tipos móviles significó verdaderamente una revolución. La imprenta, además, generó una dinámica industria, una nueva actividad económica digna de tenerse en cuenta, tanto en lo que se refiere a la producción de materias primas para ella -el papel, por ejemplo- como al comercio del principal de sus productos, el libro, y, más tarde, la prensa periódica. Recordemos que el papel desplazó al pergamino y permitió el abaratamiento en los costos en la producción de libros.

Es decir, la nueva industria de la comunicación, y no un genio o espíritu de la Modernidad, provocó la eferverscencia intelectual que revolucionó los saberes hasta desembocar en la ciencia del s. XVII.

La Evolución de la Comunicación Humana desde la perspectiva tecnológica.

Desde siempre, el hombre ha tenido la necesidad de comunicarse con los demás, de expresar pensamientos, ideas, emociones; de dejar huella de sí mismo. Así también se reconoce en el ser humano la necesidad de buscar, de saber, de obtener información creada, expresada y transmitida por otros. La creación, búsqueda y obtención de información son pues acciones esenciales a la naturaleza humana. Tal vez por eso los grandes saltos evolutivos de la humanidad tienen como hito la instauración de algún nuevo instrumento de comunicación.
En este sentido, Cordeiro señala que "La historia de la humanidad ha sido un proceso largo y complejo a través de muchos miles de años. Dicho proceso no ha sido lineal sino que, por el contrario, ha pasado por grandes revoluciones que han transformado completamente la forma en que los seres humanos se relacionan con el universo, cuya historia es muchísimo más larga."

Cordeiro divide la historia de la evolución humana en tres etapas que califica como revoluciones, cada una de ellas caracterizada por una invención o nueva tecnología, a su vez relacionadas con alguna nueva forma de comunicación.

La primera fue la Revolución Agrícola, a partir del año 8000 a.C. cuando el hombre inventa la agricultura e inicia una nueva forma de vida: deja de ser nómada, abandona su etapa primitiva, comienza a formar comunidades estables y aparecen las primeras ciudades. El hombre hace de la agricultura su principal forma de sustento y, con ella, aparece también la ganadería y un poco después el comercio. La necesidad de contar obliga a la invención de los números, los cuales evolucionan hasta dar origen a la escritura (cuneiforme y jeroglífica). Hacia el año 1000 a.C. los fenicios inventan el alfabeto, un conjunto de grafías que permite la representación de sonidos. Así, se conoce a la escritura como el hecho más trascendental de la revolución agrícola y, además de ser inclusive el punto de inicio de la historia misma de la humanidad, representa el primer gran avance tecnológico logrado por el hombre en su proceso de comunicación.

La segunda revolución de la humanidad, según la cronología de Cordeiro, es la Revolución Industrial, que precisamente marca su inicio a partir de la invención de la imprenta de Johannes Gutenberg hacia los años 1450 d.C. Con la imprenta se inicia una nueva etapa caracterizada por la masificación del conocimiento, porque crece el número de personas con acceso a la información escrita. Además comienzan a plasmarse los nuevos conocimientos teóricos y surgen nuevos desarrollos tecnológicos: la máquina sumadora, el reloj mecánico, la máquina de coser. Se dieron en esta etapa también importantes descubrimientos en biología, electricidad, química, medicina; todos con posibilidades de perdurar y darse a conocer gracias a la imprenta: El segundo gran paso tecnológico del hombre en la evolución de su proceso comunicativo.

La tercera revolución, en la cual se encuentra inmersa aún la humanidad, es la Revolución de la Inteligencia. Cordeiro explica que esta última revolución se centra en el ser humano, en su capacidad de comunicarse y transformarse, y que la riqueza ya no estará determinada por el dinero y por las posesiones materiales sino por el conocimiento. La revolución de la inteligencia de Cordeiro es análoga a la denominada Tercera Ola de Alvin Toffler o a la Aldea Global de Mc Luhan.



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