jueves, 22 de enero de 2009

Hipatia, mártires de la ciencia

"Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia, hija del filósofo Teón que tuvo tales logros en literatura y en ciencia como para sobrepasar a todos los filósofos de su tiempo. Siguiendo la escuela de Platón y de Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, algunos de los cuales venían de muy lejos para oír sus lecciones. Debido a su autocontrol y distinción que había adquirido en el cultivo de su mente, ella aparecía en público en presencia de magistrados".
Sócrates Escolástico

Si hay algún símbolo que defina la lucha entre el conocimiento y la búsqueda de la verdad, frente a la irracionalidad y la intolerancia, ese es Hipatia. Hipatia fue una mujer que llegó a ser Directora del Museo de Alejandría por méritos propios, en un mundo masculino que no dejaba ningún resquicio a la formación y libertad de las mujeres. Lo que sin duda lo hace más grande aún.

Casualmente Hipatia fue la última representante del Museo conocido y con su asesinato nuestra querida Biblioteca y anexos quedaron olvidados durante siglos. Alrededor del año 400 su inteligencia y dedicación científica se vieron recompensadas con su elección como Directora del Museo. No tuvo mucha suerte, pues corrían malos tiempos para la ciencia y la investigación. Desde el año 391 el cristianismo se convierte en religión oficial y única del imperio, prohibiéndose todos los cultos paganos.

El nombre de Hipatia significa la más grande. La leyenda de Hipatia de Alejandría nos muestra a una joven, virgen y bella, matemática y filósofa, cuya muerte violenta marca un punto de inflexión entre la cultura del razonamiento griego y el oscurantismo del mundo medieval. Como ocurre con todas las biografías de los matemáticos de la antigüedad, se sabe muy poco de su vida, y de su obra se conoce sólo una pequeña parte.
Fue recordada como una gran maestra y admirada por la magnitud de sus conocimientos. Era considerada como el mejor matemático vivo del mundo greco-romano. En la época de la Ilustración, Toland y Voltaire, utilizaron su figura como expresión de la irracionalidad del fanatismo religioso, y en el Romanticismo la recrearon como la encarnación del espíritu de Platón y el cuerpo de Afrodita. Pero toda esta notoriedad ha hecho que se pierdan de vista sus logros intelectuales y su auténtica biografía. Enseñó Matemáticas, Astronomía y Filosofía, escribió un trabajo titulado “El Canón Astronómico”, comentó las grandes obras de la matemática griega como la “Aritmética” de Diofanto, “Las Cónicas” de Apolonio, el libro III del “Almagesto” de Tolomeo, probablemente comentara junto a su padre, los “Elementos” de Euclides y el resto del “Almagesto”. Construyó instrumentos científicos como el astrolabio y el hidroscopio.

Vivió durante la época del Imperio Romano en Alejandría, aunque por su formación podemos considerar que era griega, por la ubicación de Alejandría, egipcia y por la época, romana.

El padre de Hipatia, Teón, fue también un ilustre matemático y astrónomo cuya vida está asociada al Museo. Se sabe de él por dos eclipses, uno de Sol y otro de Luna que tuvieron lugar durante el reinado de Teodosio I.

De ella se ha dicho: "Hipatia es la primera mujer de ciencia cuya vida está bien documentada". “Aunque la mayoría de sus escritos se han perdido existen numerosas referencias a ellos”. "Fue la última científica pagana del mundo antiguo, y su muerte coincidió con los últimos años del Imperio romano". "Ha llegado a simbolizar el fin de la ciencia antigua".

Hipatia: Su obra

Según el Suda, Hipatia es autora de tres trabajos: un comentario a la Aritmética de Diofanto de Alejandría, el Canón Astronómico y un comentario a las Secciones Conicas de Apolonio de Perga.

En el comentario sobre la Aritmética de Diofanto mostraba que la aritmética es más que cálculo, lo que según Sócrates Escolástico, contribuyó a que tal trabajo fuera conservado. Los comentarios de Hipatia incluían nuevos problemas y distintas soluciones que fueron incorporadas a los manuscritos diofánticos. Otra aportación fue demostrar la generalidad e indeterminación del problema por sustitución de valores numéricos desconocidos que no están relacionados y que no son múltiplos, potencias, raíces cuadradas o fracciones de los originales. El historiador P. Tannery sugiere que todos los manuscritos existentes conocidos derivan de una fuente común, y que esa fuente es el Comentario de Hipatia.

Escribió un tratado Sobre la geometría de las Cónicas de Apolonio. El texto de Hipatia es una vulgarización del texto de Apolonio sobre las secciones cónicas. Con su muerte las secciones cónicas cayeron en el olvido hasta el siglo XVII.

Su padre, Teón, fue un prolífico escritor de “Comentarios”. Han sobrevivido varios de sus trabajos matemáticos, como la revisión de los Elementos de Euclides, y la revisión de El Data y La Óptica también de Euclides. Esta edición de los Elementos es la base de casi todas las siguientes ediciones de ese libro, es la versión de referencia hasta finales del siglo XIX. Es probable que Hipatia colaborara con él en dicha mejora y revisión, pues Hipatia es mencionada por su padre como su discípula y asociada, y juntos escribieron un tratado sobre la obra matemática de Euclides.

Otras de las obras de Teón son los trece libros de comentarios del Almagesto de Tolomeo, y dos al Manual de Tablas de Talauma: El Gran Comentario y El pequeño comentario. El comentario de Teón del Almagesto ha sido impreso en varias ediciones. Teón se refiere a Hipatia en el libro tercero del Almagesto de Tolomeo como que ella hizo una edición revisada: paravagoostheísees. Dice así: “Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del Sistema Matemático de Tolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija”. Las palabras de Teón admiten diferentes interpretaciones, desde que sólo revisó el comentario a este libro III, a que, mientras el padre elaboró el comentario, ella realizó la edición corregida del libro. Se han buscado diferencias lingüísticas entre ese libro III y el resto de los libros, lo que lleva a concluir que Hipatia hizo, con toda probabilidad, nuevas aportaciones tales como el pasaje de la división por sexagesimales al final de dicho libro III. Otros autores sugieren que al no poder distinguir entre el trabajo de Teón y el de Hipatia, quizás, revisaron conjuntamente todo, o que Hipatia completó el de Teón una vez finalizado, incluso cuando éste ya había muerto. No se descarta que el trabajo de Hipatia no se reduzca a ese libro III sino que fuese una colaboración continuada.

Parece ser que Hipatia mantuvo la tesis del heliocentrismo contra el geocentrismo. Los comentarios al libro III del Almagesto se consideran de gran importancia pues es fácil que Copérnico tuviera conocimiento de ellos y este conocimiento pudiera haber influido en la “Revolución Copernicana”, pues el único ejemplar del libro III se conservaba en Florencia en la biblioteca de los Médicis, y Copérnico estuvo en Florencia estudiando textos astronómicos griegos, y especialmente la obra de Tolomeo. La importancia de estos comentarios radica en que, cuando Teón comentó el Almagesto, Hipatia observó que la obra de Tolomeo daba lugar a numerosas conclusiones matemáticas, de las que su padre no se había dado cuenta. Hipatia calculó los valores matemáticos de los acontecimientos celestes descritos por Tolomeo. Las Tablas o Canón Astronómico serían el resultado de ello. El Canon Astronómico, tablas que elaboró Hipatia para el estudio de los movimientos de los astros, puede que formase parte de esa obra, pero también puede haber constituido una obra original independiente.

En investigación destacan sus aportaciones a la astronomía en la creación del astrolabio y la esfera plana. En física creó un dispositivo de obtención de agua destilada y otro para medir los niveles de los líquidos. Además hizo grandes estudios sobre el peso específico de los líquidos.


Hipatia: Su vida

Hipatia nació en Alejandría hacia los años 350 o 370 d.C., así pues en plena decadencia del imperio romano, al que todavía pertenecía Egipto. De su madre no tenemos referencias, sin embargo su padre era bastante conocido, Teón de Alejandría, gran filósofo y matemático de la época; fue además el referente y maestro de su hija en su formación. Teón además trabajaba en el Museo y era reconocido como un gran erudito.

Teón supervisó la educación de su hija y, con un espíritu especialmente abierto para su época, permitió que desarrollara sus dotes excepcionales y se convirtiera en una astrónoma, filósofa y matemática. Quiso que fuese un ser humano perfecto por lo que vigiló la educación de su mente y de su cuerpo. Este entrenamiento consiguió su objetivo ya que la belleza de Hipatia y su talento fueron legendarios. Se dice que fue superior a su padre, especialmente en la observación de los astros.

Después de haber recibido enseñanza en filosofía y matemáticas de los profesores del Museo, Hipatia viajó por Italia y Atenas. Parece ser que en Atenas siguió los cursos de la Escuela Filosófica dirigida por Temistius, Plutarco el Joven y por su hija Asclepigenia. Se dedicó, al volver a Alejandría, a enseñar Matemáticas, Astronomía, Filosofía y Mecánica a personas de todas las religiones. Estaba bien considerada tanto en la comunidad cristiana como en la suya propia. Ocupó la cátedra de Filosofía de Plotino. Su casa se convirtió en un centro intelectual. Adquirió el sobrenombre de la Filósofa. Venían estudiantes de Europa, Asia y África a escuchar sus enseñanzas sobre la Aritmética de Diofanto. Era amiga y consejera de Orestes, el prefecto del Imperio Romano de Oriente.

Fue respetada como una eminente profesora, carismática incluso. Las enseñanzas de Hipatia corresponderían a explicar las doctrinas de Plotino y de Iamblichus, un platonismo con estrecha relación con el neopitagorismo. En esta tradición las matemáticas formaban parte de la formación filosófica.

Muchas personas eminentes iban a sus clases y seguían sus doctrinas. Se conocen varios de sus discípulos, siendo el más importante Sinesio de Cirene, filósofo y cristiano, de familia ilustre, que llegó a ser nombrado Obispo de Temópolis. Algunos autores establecen un paralelismo entre la figura de Sócrates y su discípulo Platón, y de la de Hipatia y su discípulo Sinesio. Pero Sinesio murió dos años antes que ella, lo que impidió que pudiera, como homenaje póstumo, divulgar su obra y su pensamiento. Entre Hipatia y los iniciados habría una relación de afecto, familiaridad y compromiso que no existiría con los otros alumnos. El miedo de sus discípulos debido a los acontecimientos violentos de la época no ayudaron a que éstos rescataran su figura y su obra después de su muerte.

El dato mejor conocido en la vida de Hipatia es su muerte.
Hypatia era pagana, ademas de científica y un personaje político influyente, y su situación llegó a ser muy peligrosa en Alejandría, que se iba haciendo cada vez más cristiana (cabe decir, además, que este cristianismo desembocaba con asiduidad en fanatismo). Los filósofos neoplatónicos pronto se vieron perseguidos, por lo que algunos se convirtieron al cristianismo. A pesar del miedo y de los consejos de sus amigos Hypatia no quiso convertirse, y pasó a ser vista por sus enemigos como una bruja peligrosa, en lugar de verla como la mujer científico que en realidad era.
A pesar de su paganismo, Hypatia contó con la estima y protección de ciertas élites intelectuales cristianas. Mujer, pagana, intelectual e influyente. Factores que, en aquella época, constituían una mezcla explosiva que podía desembocar en la muerte. Y fue lo que le sucedió a Hypatia. Fanatismo religioso, brujas peligrosas, persecuciones... ¿No nos conduce esto a alguna parte? Sí, a la eliminación sistemática de millones de mujeres de la mano de la Inquisición en la Edad Media, por los mismos motivos. La historia se repite.

En el 412 el patriarca Cirilo, cristiano fanático, persiguió a los judíos. El gobierno de Alejandría era disputado entre el Prefecto de Roma, Orestes, y el Patriarca de Alejandría, Cirilo. Dos campos se oponían violentamente con distintos intereses: el orden antiguo, simbolizado por el gobernador Orestes, defensor del imperio greco-romano y de la emergente comunidad judía; y el poder cristiano en expansión conducido por Cirilo, que se apoyaba en el nacionalismo egipcio, en el malestar social y en las masas oprimidas de esclavos y de no ciudadanos. Todos ellos se dejaban convertir a la nueva religión. Hipatia no quiso convertirse al cristianismo. En la cuaresma, en marzo del 415, acusada de ejercer sobre Orestes una influencia contraria a Cirilo, fue asesinada. Hipatia se dirigía a trabajar, a lo que quedaba del Museo, cuando un grupo de cristianos, exaltados, la apresaron. Su odio era tan grande hacia esta mujer, que representaba la ciencia pagana, que le fue arrancada la piel con conchas y posteriormente descuartizada. "La arrancaron de su carruaje; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes, hasta que el aliento dejó su cuerpo; descuartizaron su cuerpo ..."
Con ella murió el último resquicio de racionalidad y pensamiento científico del mundo antiguo.
Para algunos autores fue víctima del conflicto entre el poder civil de Orestes y el eclesiástico de Cirilo, más que una confrontación entre paganismo y cristianismo.

Los asesinos de Hipatia no fueron castigados. Orestes, prefecto romano de Egipto, antiguo alumno y viejo amigo de Hipatia, informó a Roma para que se iniciara una investigación, que fue pospuesta repetidas veces.

De esta manera creyeron dar muerte a lo que ellos llamaban idolatría y herejía.
Muchos siglos después, el pintor Rafael presentó en Roma su obra "La Escuela de Atenas" y algunos obispos y sacerdotes preguntaron:
-¿Quién es esa mujer que está en el centro?
- Hypatia, la estudiante más famosa de la Escuela de Atenas. -respondió Rafael.
- Quitadla de ahí. Sus conocimientos y su ciencia iban en contra de la fe -le amonestó uno de los sacerdotes-. Por lo demás el cuadro es aceptable.
- Como ordenéis, -le contestó el artista, que no tenía elección. Pero Rafael se salió con la suya, utilizando a Francesco Maria della Rovere como modelo, que por sus suaves facciones podía pasar por una mujer.

Como sabemos, a lo largo de la historia las mujeres inteligentes, libres, fuertes, independientes, con ideas brillantes y con aportaciones fundamentales en distintos ámbitos; han permanecido desconocidas, encubiertas; han sido perseguidas, asesinadas... En contadas ocasiones han sido aceptadas o se les han reconocido sus méritos. Hypatia constituye un claro ejemplo de ellas, aunque no es, ni mucho menos, la única.
Con la muerte de Hypatia desapareció el pensamiento matemático griego, no sólo en Alejandría sino en el resto del Imperio. El interés por las ciencias fue debilitándose, pudo sobrevivir en Bizancio, poco después empezó de nuevo a florecer en el mundo árabe y un milenio más tarde durante el Renacimiento.


Fuentes:
Homenaje a Hypatia de Alexandria


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