Considerasión.
Compasión.
Comprehensión.
"Aquél, que no puede aullar, no podrá encontrar su manada."
miércoles, 26 de septiembre de 2007
martes, 25 de septiembre de 2007
El desatino controlado.
La Locura controlada
Es posible insistir, insistir como es debido, aunque sepamos que lo que hacemos no tiene caso. Pero primero debemos saber que nuestros actos son inútiles, y luego proceder como si lo supiéramos. Eso es la locura controlada del brujo.
Una vez que un hombre aprende a ver, se halla solo en el mundo, sin nada más que su locura controlada.
Nuestra suerte como hombres es aprender, para bien o para mal. Yo he aprendido a ver y te digo que nada importa en realidad ahora te toca a ti. A lo mejor algún día verás y sabrás si las cosas importan o no. Para mí nada importa, pero es posible que para ti importe todo. Ya deberías saber a estas alturas que un hombre de conocimiento, un guerrero, vive de actuar, no de pensar en actuar.
Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, así como todos los demás, no va a ninguna parte; sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás. En otras palabras, un hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, solo tiene vida que vivir y en tal condición, su único vínculo con sus semejantes es su locura controlada. Así un hombre de conocimiento se esfuerza, y suda y resuella, y si uno lo mira es como cualquier hombre común, excepto que la locura de su vida está bajo su control. Como nada le importa, un hombre de conocimiento escoge cualquier acto y lo actúa como si le importara. Su locura controlada lo lleva a decir que lo que él hace importa y a actuar como si importara y sin embargo él sabe que no importa; de modo que, cuando completa sus actos se retira en paz, sin pena ni cuidado de que sus actos fueran buenos o malos, o tuvieran efecto o no.
El guerrero considera al mundo como un misterio sin límites, y lo que hacen los hombres como una locura sin nombre.
Todos los actos de los hombres son locura, o más bien son percibidos como locura por quienes ya no creen en el sentido de los actos ordenados por la razón. Los hombres actúan según las reglas que juzgan normales, con fines que estiman necesarios, justos, buenos, y llaman locura a los comportamientos extrarracionales. Volverse loco es perder la razón. Luego, el uso de la razón también es locura: esta normalidad, la razón entera, la explicación racional de las cosas, no es más que locura. Los actos y la vida de los hombres nada significan propiamente: la gente se pasa la vida envejeciendo, y su vida, a pesar de los credos ilusorios a que se afearan, nada significa para ellos ni para nadie.
Los actos de los hombres corrientes son sólo ruido y furor, como dijo Shakespeare El dramaturgo había así intuido que el mundo no es sino un teatro y los hombres actores. El guerrero no percibe las cosas de distinta manera. Sus actos también son locura, pero como él no cree, es una locura controlada.
Con todo el mundo se sirve Don Juan de su locura controlada; todo lo que hace es locura controlada, lo cual no significa que no sea sincero, sino que sus actos son sólo los de un actor. Para mí dice- no hay ni una sola cosa que sea importante, y menos mis actos que los de cualquiera de mis semejantes. A pesar de ello, continúo viviendo porque es mi voluntad... Mi voluntad controla la locura de mi vida.
El guerrero que ha anulado la importancia de las cosas, si escoge vivir, no puede considerarlo como una locura; pero como ejercita una elección que su voluntad dirige, su locura esta controlada. El hombre que está bajo el control de su razón, no se controla; por eso su locura no está controlada, y su lado siniestro no puede apenas ser compensado por su lado alegre: el hombre ordinario no cree estar loco; sus actos son endiabladamente serios! El guerrero elige actuar, debe creer sin creer, como hemos visto. Su acto es puramente gratuito, y él sabe que todos los actos pretendidamente serios son también gratuitos. Tus actos dice Don Juan -, así como, de manera general, los de tus semejantes, te parecen importantes porque has aprendido a pensar que son importantes.
Sí, pero entonces hay que agarrarse a algo. Como ya hemos visto, el guerrero no se agarra a nada; en nada se parece a esa gente que ha pretendido abrumar a su generación haciendo el vacío (qué vacío tan ilusorio!, y qué pérdida de tiempo!) y que, beoda, se agarra a algún mito movilizador, lo que prueba que se ha quedado convertida en hechiceros negros deseosos de creer, es decir, de comer el alimento que trafican sus semejantes.
La locura controlada es el deber creer; la locura no controlada es la creencia. Una cosa es importante cuando se nos ha dicho así y nosotros, solamente, balamos con el rebaño: es el es necesario creer en algo. Pero ACTUAR con todo su ser sin creer y sin conceder la menor importancia a lo que se hace, pero con toda la perfección que da un perfecto control y un perfecto abandono, es un acto de águila solitaria. Es la única manera desinteresada de actuar, y el guerrero debe actuar sin esperar nada a cambio. (Cabe decir que este desinterés nada tiene que ver con un acto caritativo, que da buena conciencia.)
Y este desinterés es vulnerabilidad, y placer sin límites. Si la palabra nobleza tiene sentido, no puede significar más que eso.
Mi risa dice Don Juan- como todo cuanto hago, es real. Pero se trata también de locura controlada, porque es inútil. No cambia nada y, sin embargo, yo siempre río. No habiendo nada más importante que cualquier otra cosa, el guerrero escoge cualquier acción y la ejecuta como si le importase. Su locura controlada le hace decir que concede importancia a lo que hace, le hace actuar como si cada acción la tuviese verdaderamente, y, sin embargo, él sabe que no la tiene. De esta manera, puesto que ha realizado sus acciones, se siente en paz. Que sus acciones hayan sido buenas o malas, acertadas o no, no le concierne en manera alguna.
La locura controlada hace que el guerrero no se ate a nada: El ama aquello que quiere, pero se sirve de su locura controlada para no interesarse... Amar a la gente o hacerse amar por ella no es lo único que podemos hacer en cuanto que hombres. Este amar que nos tira de las orejas no es sino una forma de vampirismo. Amar lo que se quiere y no atarse es también no atar a quién se ama: es la manera más noble de amar. El guerrero puede dar curso libre a sus sentimientos a condición de que no crea, es decir, que no se ate. Sus sentimientos son su locura controlada, deseo sin deseo, y él pasa a otra cosa sin dejar la menor huella.
Y Don Juan añade que su locura controlada se aplica sólo a si mismo y a sus semejantes. En suma, la locura controlada permite pasar a través de la locura de sus semejantes sin ilusión, sin apego; sirve, dice Don Juan, para poder reír siempre.
El guerrero, no perteneciendo ya al mundo y a sus semejantes, escoge, sin embargo, ejercer y, en apariencia, actuar como ellos. La única diferencia radica en que él equilibra su espíritu controlando su locura, mientras que los hombres en general mueren locos.
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Las enseñanzas de don Juan.
La vida del guerrero.
En su vida cotidiana, el guerrero escoge seguir el camino con corazón es lo que diferencia al guerrero del hombre común. El guerrero sabe que un camino tiene corazón cuando es uno con él, cuando experimenta gran paz y placer al recorrerlo.
Puedes ir a donde se te antoje, pero debes aceptar la entera responsabilidad de ese acto. Un guerrero vive su vida estratégicamente. Sólo asiste a una fiesta o a una reunión, en caso de que su estrategia lo pida. Eso significa, desde luego, que tiene dominio total y realiza todos los actos que considera necesarios.
Los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero sólo entra en batalla cuando sabe todo lo que puede acera del campo de lucha.
Sólo como guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento.
Porque el arte de guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre. Un guerrero consciente del insondable misterio que lo rodea y consciente de su deber de tratar de descifrarlo, toma su legítimo lugar entre los misterios y el mismo se considera uno de ellos.
Te he oído decir una y otra vez que siempre estás dispuesto a morir. No considero necesario ese sentimiento. Me parece una entrega inútil. Un guerrero sólo debe estar preparado para la batalla.
Un guerrero solo piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad, porque la idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.
Un guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad. Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su desafío y su lucha.
Ser guerrero no es el simple asunto de no más querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro.
Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. los desafíos son simplemente desafíos.
La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío, mientras un hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición del cielo.
Un guerrero debe ser fluido y debe variar en armonía con el mundo que lo rodea, ya sea el mundo de la razón o el mundo de la voluntad.
El secreto de un guerrero es que él cree sin creer. pero, por los visto, un guerrero no puede nada más que decir que cree y dejar allí las cosas. Eso sería demasiado fácil. Creer no más que por creer lo libraría de examinar su situación. Cuando un guerrero tiene por fuerza que creer, lo hace porque así lo escoge, como expresión de su predilección más íntima. un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer. Un guerrero elige creer de acuerdo con su predilección íntima. Creer es lo de menos, tener que creer es otra cosa.
Uno de los actos de un guerrero es no dejar que nunca lo afecte nada. El control del guerrero tiene que se impecable.
En la vida del guerrero sólo hay una cosa, un único asunto que en realidad no está debido: qué tan lejos puede uno avanzar en la senda del conocimiento y el poder.
Cuando se enfrentan una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir.
Puedes ir a donde se te antoje, pero debes aceptar la entera responsabilidad de ese acto. Un guerrero vive su vida estratégicamente. Sólo asiste a una fiesta o a una reunión, en caso de que su estrategia lo pida. Eso significa, desde luego, que tiene dominio total y realiza todos los actos que considera necesarios.
Los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero sólo entra en batalla cuando sabe todo lo que puede acera del campo de lucha.
Sólo como guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento.
Porque el arte de guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre. Un guerrero consciente del insondable misterio que lo rodea y consciente de su deber de tratar de descifrarlo, toma su legítimo lugar entre los misterios y el mismo se considera uno de ellos.
Te he oído decir una y otra vez que siempre estás dispuesto a morir. No considero necesario ese sentimiento. Me parece una entrega inútil. Un guerrero sólo debe estar preparado para la batalla.
Un guerrero solo piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad, porque la idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.
Un guerrero toma su suerte, sea la que sea, y la acepta con la máxima humildad. Se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su desafío y su lucha.
Ser guerrero no es el simple asunto de no más querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro.
Sólo como guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. los desafíos son simplemente desafíos.
La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío, mientras un hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición del cielo.
Un guerrero debe ser fluido y debe variar en armonía con el mundo que lo rodea, ya sea el mundo de la razón o el mundo de la voluntad.
El secreto de un guerrero es que él cree sin creer. pero, por los visto, un guerrero no puede nada más que decir que cree y dejar allí las cosas. Eso sería demasiado fácil. Creer no más que por creer lo libraría de examinar su situación. Cuando un guerrero tiene por fuerza que creer, lo hace porque así lo escoge, como expresión de su predilección más íntima. un guerrero no cree; un guerrero tiene que creer. Un guerrero elige creer de acuerdo con su predilección íntima. Creer es lo de menos, tener que creer es otra cosa.
Uno de los actos de un guerrero es no dejar que nunca lo afecte nada. El control del guerrero tiene que se impecable.
En la vida del guerrero sólo hay una cosa, un único asunto que en realidad no está debido: qué tan lejos puede uno avanzar en la senda del conocimiento y el poder.
Cuando se enfrentan una fuerza superior con la que no pueden lidiar, los guerreros se retiran por un momento. Dejan que sus pensamientos corran libremente. Se ocupan de otras cosas. Cualquier cosa puede servir.
El brujo como guerrero
Nada está pendiente en el mundo. Nada está terminado, pero nada está sin resolver.
El mundo está en verdad lleno de cosas temibles, y nosotros somos criaturas indefensas rodeadas por fuerzas que son inexplicables e inflexibles.
El hombre común, en su ignorancia, cree que se puede explicar o cambiar esas fuerzas; no sabe realmente cómo hacerlo, pero espera que las acciones de la humanidad las expliquen o las cambien tarde o temprano. El brujo, en cambio, no piensa en explicarlas ni en cambiarlas; en vez de ello, aprende a usar esas fuerzas, adaptándose a la dirección de las mismas. Ese es su truco. La brujería no es gran cosa cuando le hallas el truco. Un brujo apenas anda mejor que un hombre de la calle. la brujería no lo ayuda a vivir una vida mejor; de hecho yo diría que le estorba, le hace la vida incómoda, precaria. La brujería es la habilidad de usar otros campos de energía que son necesarios para percibir el mundo que conocemos. La brujería es un estado de conciencia. La brujería es la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar.
Al abrirse al conocimiento, un brujo se hace más vulnerable que el hombre común. Por un lado, sus semejantes lo odian y le temen y se esfuerzan por acabarlo; por otro lado, las fuerza inexplicables e inflexibles que a todos nos rodean son para el brujo la fuente de un peligro todavía mayor. Un brujo, al abrirse al conocimiento pierde sus resguardos y se hace presa de tales fuerzas y sólo tiene un medio de equilibrio: su voluntad; por eso debe sentir y actuar como un guerrero. Te lo repito una vez más : sólo como guerrero es posible sobrevivir en el camino del conocimiento. Lo que ayuda a un brujo a vivir una vida mejor es la fuerza de ser guerrero.
El mundo está en verdad lleno de cosas temibles, y nosotros somos criaturas indefensas rodeadas por fuerzas que son inexplicables e inflexibles.
El hombre común, en su ignorancia, cree que se puede explicar o cambiar esas fuerzas; no sabe realmente cómo hacerlo, pero espera que las acciones de la humanidad las expliquen o las cambien tarde o temprano. El brujo, en cambio, no piensa en explicarlas ni en cambiarlas; en vez de ello, aprende a usar esas fuerzas, adaptándose a la dirección de las mismas. Ese es su truco. La brujería no es gran cosa cuando le hallas el truco. Un brujo apenas anda mejor que un hombre de la calle. la brujería no lo ayuda a vivir una vida mejor; de hecho yo diría que le estorba, le hace la vida incómoda, precaria. La brujería es la habilidad de usar otros campos de energía que son necesarios para percibir el mundo que conocemos. La brujería es un estado de conciencia. La brujería es la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar.
Al abrirse al conocimiento, un brujo se hace más vulnerable que el hombre común. Por un lado, sus semejantes lo odian y le temen y se esfuerzan por acabarlo; por otro lado, las fuerza inexplicables e inflexibles que a todos nos rodean son para el brujo la fuente de un peligro todavía mayor. Un brujo, al abrirse al conocimiento pierde sus resguardos y se hace presa de tales fuerzas y sólo tiene un medio de equilibrio: su voluntad; por eso debe sentir y actuar como un guerrero. Te lo repito una vez más : sólo como guerrero es posible sobrevivir en el camino del conocimiento. Lo que ayuda a un brujo a vivir una vida mejor es la fuerza de ser guerrero.
El guerrero 2
El modo más efectivo de vivir es como guerrero. Preocúpate y piensa antes de hacer cualquier decisión, pero una vez que la hagas, echa a andar libre de preocupaciones y de pensamientos; todavía hay un millón de decisiones que te esperan. Ese es el modo de ser guerrero.
Mi maestro decía que cuando un hombre se embarca en los caminos de la brujería, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre; de que el conocimiento es en verdad algo que da miedo; de que los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y de que sí desea sobrevivir debe adoptar una nueva forma de vida. Lo primero que debe hacer, en ese punto, es querer llegar a ser guerrero, un paso y una decisión muy importantes. La aterradora naturaleza del conocimiento no le importa a uno otra alternativa que la de llegar a serlo.
Mi maestro decía que cuando un hombre se embarca en los caminos de la brujería, poco a poco se va dando cuenta de que la vida ordinaria ha quedado atrás para siempre; de que el conocimiento es en verdad algo que da miedo; de que los medios del mundo ordinario ya no le sirven de sostén y de que sí desea sobrevivir debe adoptar una nueva forma de vida. Lo primero que debe hacer, en ese punto, es querer llegar a ser guerrero, un paso y una decisión muy importantes. La aterradora naturaleza del conocimiento no le importa a uno otra alternativa que la de llegar a serlo.
lunes, 24 de septiembre de 2007
El aliado
Ser demasiado racional es una desventaja. Los seres humanos tenemos un sentido muy profundo de la magia. Somos parte de lo misterioso.
Un "aliado" es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le de fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la ayuda indispensable para saber. Un aliado nos hace ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarnos. un aliado es un poder capaz de llevar a un hombre más allá de sus propios límites.
Un "aliado" es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le de fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la ayuda indispensable para saber. Un aliado nos hace ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarnos. un aliado es un poder capaz de llevar a un hombre más allá de sus propios límites.
La Ira
¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarse. Uno se enoja con la gente cuando se siente que sus actos, los propios y los de los demás, son importante. Yo ya no siento eso.
El Egocentrismo: La Trampa del Ego.
Siempre amamos u odiamos a quienes son nuestro reflejo. Los seres humanos somos infinitamente más complejos y misteriosos que nuestras locas fantasías.
Si te ocupas demasiado de ti mismo, es un problema; eso produce una tremenda fatiga.
Busca y ve las maravillas que te rodean. Te cansarás de mirarte a ti mismo. Descansa, olvídate de ti mismo, no tengas miedo de nada. Sólo entonces los poderes que nos guían, nos abren el camino y nos auxilian. Te importa demasiado querer a los otros o que te quieran a ti. "Un hombre de conocimiento" quiere, eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja. Confía en ti, no en mí.
Los seres humanos vivimos en un mundo de relaciones permanentes. Funcionamos a través de reglas y normas socialmente establecidas y en contextos diversos en los que el vínculo humano es fundamental. La pareja, la familia, el trabajo y la escuela, son algunos de los espacios donde nos desarrollamos como seres sociales.
A pesar de la obvia necesidad que tenemos de convivir armoniosamente para sentirnos bien y para lograr objetivos de beneficio común, veo con preocupación que el mundo se desgasta en una maraña de conflictos que, aunque no lo parezca, derivan, según creo, por una tendencia actitudinal, una disposición humana y destructiva que impide la integración y sus beneficios: me refiero al egocentrismo.
El egocentrismo es una forma de pensar y vivir, basada en la exaltación de la propia personalidad, la necesidad y búsqueda de ser centro de la atención y una clara indiferencia ante los deseos, intereses y necesidades e intereses de los demás. Es un estado típico en niños y adultos inmaduros.
El egocéntrico se caracteriza porque procesa su realidad otorgando altísimo valor a su propia visión, presiona a entorno para que se adapte a él mientras subvalora las consecuencia de sus actos en quienes le rodean. Suele ser el retrato del vivo, el oportunista, el "cara dura", el indiferente y el chulo.
En su libro: "Adiestramiento mental", el Lama Lobsang Tsultrim, afirma que el egocentrismo es la puerta principal hacia todas las insatisfacciones y sufrimientos del ser humano, pues se basa en la autosatisfacción, limita la conciencia e impide alcanzar la liberación. "Es como un ladrón que roba nuestras mejores cualidades; un fantasma que causa aflicción, infelicidad, miedo, orgullo y odio.
El egocentrista está aferrado al ego, ve la vida de manera parcial y divide todo entre bueno o malo; considera que lo que le causa placer es lo adecuado y lo que le causa dolor es inadecuado. Para él los demás quedan en segundo plano y se relaciona con las personas de manera pragmática y utilitaria. Si le sirves, te toma y te trata bien; si no le sirves, te ignora. Si te le atraviesas en el camino, podría, con escaso o ningún remordimiento, llegar a destruirte.
Desde esta postura onanista, es fácil olvidar que todos somos producto de nuestro roce social con las demás personas; que mucho de lo que sabemos y hacemos lo aprendimos de otros; que lo que comemos o vestimos nos llega a través de manos foráneas; que alguien nos ayudó a hablar, a caminar, a leer, a escribir. El egocéntrico olvida a esos seres a los que debemos agradecimientos que quizás nunca hemos dado.
Para destruir el egocentrismo es necesario poseer una mentalidad global, holística, bajo la cual todos estamos relacionados y nadie es individual o autosuficiente, pues es realista decir que en alguna medida todos dependemos de todos. Hace falta valorar a los demás, descubrir lo mucho que nos han ayudado, y vivir desde una óptica más humilde. Conviene recordar, como dijo Sai Baba, que con el paso de los años toda la fortaleza de hoy se extinguirá, y llegada la vejez, nos tocará depender de los demás.
También, para vencer, para superar el egocentrismo, debemos entrenar nuestra mente, reeducarla e inculcarle nuevos valores para que, como tierra, se haga fértil y produzca nuevos frutos. ¿Hasta qué punto vale la pena arrollar a todos para alcanzar una pequeña cuota de placer, poder y prestigio que no durará mucho? Y no se trata de convertirnos en mártires, regalar lo que poseemos o autoabandonarnos. Se trata, sí, de ser personas más justas, flexibles y nobles. Debemos tanto a tanta gente, que es muy poco razonable ignorarlos o despreciarlos.
Una forma de romper el egocentrismo sería expandir nuestros requisitos de inclusión y levantar las barreras que impiden que nos acerquemos a las personas que piensan, sienten o actúan distinta a nuestras preferencias. También podemos recordar los momentos en los que estuvimos mal, enfermos, solos o desempleados, y pensar en lo que otros hicieron para acompañarnos, consolarnos, comprendernos o ayudarnos en distintas formas.
Al reducir los pensamientos egoístas y aumentar los grupalistas o colectivistas, se producen resultados materiales y emocionales asombrosos que a muchos benefician. La verdadera revolución es la del amor, es la de la consciencia.
Si te ocupas demasiado de ti mismo, es un problema; eso produce una tremenda fatiga.
Busca y ve las maravillas que te rodean. Te cansarás de mirarte a ti mismo. Descansa, olvídate de ti mismo, no tengas miedo de nada. Sólo entonces los poderes que nos guían, nos abren el camino y nos auxilian. Te importa demasiado querer a los otros o que te quieran a ti. "Un hombre de conocimiento" quiere, eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja. Confía en ti, no en mí.
Los seres humanos vivimos en un mundo de relaciones permanentes. Funcionamos a través de reglas y normas socialmente establecidas y en contextos diversos en los que el vínculo humano es fundamental. La pareja, la familia, el trabajo y la escuela, son algunos de los espacios donde nos desarrollamos como seres sociales.
A pesar de la obvia necesidad que tenemos de convivir armoniosamente para sentirnos bien y para lograr objetivos de beneficio común, veo con preocupación que el mundo se desgasta en una maraña de conflictos que, aunque no lo parezca, derivan, según creo, por una tendencia actitudinal, una disposición humana y destructiva que impide la integración y sus beneficios: me refiero al egocentrismo.
El egocentrismo es una forma de pensar y vivir, basada en la exaltación de la propia personalidad, la necesidad y búsqueda de ser centro de la atención y una clara indiferencia ante los deseos, intereses y necesidades e intereses de los demás. Es un estado típico en niños y adultos inmaduros.
El egocéntrico se caracteriza porque procesa su realidad otorgando altísimo valor a su propia visión, presiona a entorno para que se adapte a él mientras subvalora las consecuencia de sus actos en quienes le rodean. Suele ser el retrato del vivo, el oportunista, el "cara dura", el indiferente y el chulo.
En su libro: "Adiestramiento mental", el Lama Lobsang Tsultrim, afirma que el egocentrismo es la puerta principal hacia todas las insatisfacciones y sufrimientos del ser humano, pues se basa en la autosatisfacción, limita la conciencia e impide alcanzar la liberación. "Es como un ladrón que roba nuestras mejores cualidades; un fantasma que causa aflicción, infelicidad, miedo, orgullo y odio.
El egocentrista está aferrado al ego, ve la vida de manera parcial y divide todo entre bueno o malo; considera que lo que le causa placer es lo adecuado y lo que le causa dolor es inadecuado. Para él los demás quedan en segundo plano y se relaciona con las personas de manera pragmática y utilitaria. Si le sirves, te toma y te trata bien; si no le sirves, te ignora. Si te le atraviesas en el camino, podría, con escaso o ningún remordimiento, llegar a destruirte.
Desde esta postura onanista, es fácil olvidar que todos somos producto de nuestro roce social con las demás personas; que mucho de lo que sabemos y hacemos lo aprendimos de otros; que lo que comemos o vestimos nos llega a través de manos foráneas; que alguien nos ayudó a hablar, a caminar, a leer, a escribir. El egocéntrico olvida a esos seres a los que debemos agradecimientos que quizás nunca hemos dado.
Para destruir el egocentrismo es necesario poseer una mentalidad global, holística, bajo la cual todos estamos relacionados y nadie es individual o autosuficiente, pues es realista decir que en alguna medida todos dependemos de todos. Hace falta valorar a los demás, descubrir lo mucho que nos han ayudado, y vivir desde una óptica más humilde. Conviene recordar, como dijo Sai Baba, que con el paso de los años toda la fortaleza de hoy se extinguirá, y llegada la vejez, nos tocará depender de los demás.
También, para vencer, para superar el egocentrismo, debemos entrenar nuestra mente, reeducarla e inculcarle nuevos valores para que, como tierra, se haga fértil y produzca nuevos frutos. ¿Hasta qué punto vale la pena arrollar a todos para alcanzar una pequeña cuota de placer, poder y prestigio que no durará mucho? Y no se trata de convertirnos en mártires, regalar lo que poseemos o autoabandonarnos. Se trata, sí, de ser personas más justas, flexibles y nobles. Debemos tanto a tanta gente, que es muy poco razonable ignorarlos o despreciarlos.
Una forma de romper el egocentrismo sería expandir nuestros requisitos de inclusión y levantar las barreras que impiden que nos acerquemos a las personas que piensan, sienten o actúan distinta a nuestras preferencias. También podemos recordar los momentos en los que estuvimos mal, enfermos, solos o desempleados, y pensar en lo que otros hicieron para acompañarnos, consolarnos, comprendernos o ayudarnos en distintas formas.
Al reducir los pensamientos egoístas y aumentar los grupalistas o colectivistas, se producen resultados materiales y emocionales asombrosos que a muchos benefician. La verdadera revolución es la del amor, es la de la consciencia.
Caminos con corazón.
Cualquier opción es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir bajo él bajo ninguna condición.
Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinaria. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón de dice.
Tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi maestro me habló de ella una vez cuando yo era joven y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera. Ahora si la entiendo. Te diré cual es: ¿tiene corazón este camino?
Si la respuesta es no, tu mismo lo sabrás y deberás entonces escoger otro camino. Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ningún lado.
Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Aunque ningún camino lleve a ninguna parte, unos tienen corazón y otros no. Unos hacen gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. Otros te harán maldecir tu vida. Unos te hacen fuerte; otros te debilitan.
Cualquiera puede saber si un camino tiene corazón o no. El problema es que nadie se hace la pregunta y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En estas circunstancias muy pocos hombres puede pararse a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinaria. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón de dice.
Tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi maestro me habló de ella una vez cuando yo era joven y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera. Ahora si la entiendo. Te diré cual es: ¿tiene corazón este camino?
Si la respuesta es no, tu mismo lo sabrás y deberás entonces escoger otro camino. Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ningún lado.
Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. Si tiene corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Aunque ningún camino lleve a ninguna parte, unos tienen corazón y otros no. Unos hacen gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. Otros te harán maldecir tu vida. Unos te hacen fuerte; otros te debilitan.
Cualquiera puede saber si un camino tiene corazón o no. El problema es que nadie se hace la pregunta y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En estas circunstancias muy pocos hombres puede pararse a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
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Las enseñanzas de don Juan.
domingo, 23 de septiembre de 2007
Los campos energéticos.
Tiempos previos a la conquista española es el término que usaba don Juan Matus, quien dio entrada a Carlos Castaneda al mundo cognitivo de los chamanes que vivieron en México.
Don Juan explicó a su discípulo que aquellos chamanes, descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye en el universo. En otras palabras, de acuerdo con don Juan, aquellos chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir, por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de organismos que somos. Aquellos chamanes afirmaban que transformar el flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en el mundo cotidiano que conocemos.
Don Juan continuó aclarando a sus discípulos que una vez que aquellos antiguos chamanes hubieron establecido la validez de la percepción directa de energía, a la que llamaron "ver", procedieron a refinarla aplicándosela a sí mismos. Esto es, se percibían los unos a los otros, a voluntad, como un conglomerado de "campos energéticos". Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas gigantescas esferas luminosas del tamaño de los brazos extendidos, a los lados y hacia arriba.
Cuando se percibe a los seres humanos como un conglomerado de campos energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, mas o menos a un metro de distancia detrás de éstos. Los videntes del México antiguo que descubrieron este punto luminoso lo llamaron "el punto de encaje", debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la percepción. Ayudados por su capacidad de ver, se dieron cuenta de que en este punto luminoso, ubicado en el mismo sitio para todos los seres humanos, convergen cantidades astronómicas de filamentos luminosos que son los campos energéticos que constituyen el universo en general. Al converger en este punto, se convierten en datos sensoriales que pueden ser utilizados por los seres humanos en cuanto organismos. Utilizar energía convertida en datos sensoriales era considerado por aquellos chamanes como un acto mágico: la energía es transformada por el punto de encaje en un mundo verdadero e inclusivo en el que los seres humanos, en su calidad de organismos, pueden vivir y morir. Aquellos chamanes atribuían el acto de transformar el flujo de energía pura en el mundo que percibimos, a un sistema de interpretación. Su avasalladora conclusión - avasalladora para ellos, por supuesto, y quizá para todos aquellos que tengan la energía suficiente como para prestar atención- fue que el punto de encaje no es únicamente el lugar donde se efectúa la percepción, al convertir el flujo de energía pura en datos sensoriales, sino que también es el lugar donde se realiza la interpretación de dichos datos.
Su siguiente y avasalladora observación fue que el punto de encaje se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural, durante el sueño. Descubrieron que cuanto mayor es este desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan. Aquellos chamanes pasaron de estas observaciones realizadas como videntes, a la acción pragmática de desplazar voluntariamente el punto de encaje. "El arte de ensoñar" es el nombre que le dieron al resultado de estas prácticas.
Definieron el arte de ensoñar como la utilización pragmática de los sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto voluntario. Las observaciones de aquellos chamanes, al practicar el arte de ensoñar, eran una mezcla de raciocinios y de ver energía directamente tal como fluye en el universo. Se dieron cuenta de que en su posición habitual, el punto de encaje es el lugar donde converge una minúscula porción de los campos energéticos que forman el universo; pero si el punto de encaje cambia de posición dentro de la esfera luminosa, otra porción mínima de campos energéticos converge en él. El resultado es una nueva afluencia de datos sensoriales: campos de energía diferentes de los habituales son convertidos en datos sensoriales, y estos diferentes campos energéticos son interpretados como un mundo distinto.
El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente de aquellos chamanes. En el curso de esta práctica, experimentaron estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual. Al tratar de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales. Sus esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.
Los pases mágicos de aquellos brujos del México antiguo se convirtieron en su posesión más preciada. Los rodearon de rituales y de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos en el más absoluto secreto. Ésta fue la manera en que don Juan Matus se los transmitió a su discípulo, quien, al ser el último eslabon de su linaje, llego a la conclusión de que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes quisieran conocerlo. Por lo tanto, decidio rescatar los pases mágicos de su estado secreto y ritual.
Don Juan explicó a su discípulo que aquellos chamanes, descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye en el universo. En otras palabras, de acuerdo con don Juan, aquellos chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir, por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de organismos que somos. Aquellos chamanes afirmaban que transformar el flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en el mundo cotidiano que conocemos.
Don Juan continuó aclarando a sus discípulos que una vez que aquellos antiguos chamanes hubieron establecido la validez de la percepción directa de energía, a la que llamaron "ver", procedieron a refinarla aplicándosela a sí mismos. Esto es, se percibían los unos a los otros, a voluntad, como un conglomerado de "campos energéticos". Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas gigantescas esferas luminosas del tamaño de los brazos extendidos, a los lados y hacia arriba.
Cuando se percibe a los seres humanos como un conglomerado de campos energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, mas o menos a un metro de distancia detrás de éstos. Los videntes del México antiguo que descubrieron este punto luminoso lo llamaron "el punto de encaje", debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la percepción. Ayudados por su capacidad de ver, se dieron cuenta de que en este punto luminoso, ubicado en el mismo sitio para todos los seres humanos, convergen cantidades astronómicas de filamentos luminosos que son los campos energéticos que constituyen el universo en general. Al converger en este punto, se convierten en datos sensoriales que pueden ser utilizados por los seres humanos en cuanto organismos. Utilizar energía convertida en datos sensoriales era considerado por aquellos chamanes como un acto mágico: la energía es transformada por el punto de encaje en un mundo verdadero e inclusivo en el que los seres humanos, en su calidad de organismos, pueden vivir y morir. Aquellos chamanes atribuían el acto de transformar el flujo de energía pura en el mundo que percibimos, a un sistema de interpretación. Su avasalladora conclusión - avasalladora para ellos, por supuesto, y quizá para todos aquellos que tengan la energía suficiente como para prestar atención- fue que el punto de encaje no es únicamente el lugar donde se efectúa la percepción, al convertir el flujo de energía pura en datos sensoriales, sino que también es el lugar donde se realiza la interpretación de dichos datos.
Su siguiente y avasalladora observación fue que el punto de encaje se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural, durante el sueño. Descubrieron que cuanto mayor es este desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan. Aquellos chamanes pasaron de estas observaciones realizadas como videntes, a la acción pragmática de desplazar voluntariamente el punto de encaje. "El arte de ensoñar" es el nombre que le dieron al resultado de estas prácticas.
Definieron el arte de ensoñar como la utilización pragmática de los sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto voluntario. Las observaciones de aquellos chamanes, al practicar el arte de ensoñar, eran una mezcla de raciocinios y de ver energía directamente tal como fluye en el universo. Se dieron cuenta de que en su posición habitual, el punto de encaje es el lugar donde converge una minúscula porción de los campos energéticos que forman el universo; pero si el punto de encaje cambia de posición dentro de la esfera luminosa, otra porción mínima de campos energéticos converge en él. El resultado es una nueva afluencia de datos sensoriales: campos de energía diferentes de los habituales son convertidos en datos sensoriales, y estos diferentes campos energéticos son interpretados como un mundo distinto.
El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente de aquellos chamanes. En el curso de esta práctica, experimentaron estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual. Al tratar de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales. Sus esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.
Los pases mágicos de aquellos brujos del México antiguo se convirtieron en su posesión más preciada. Los rodearon de rituales y de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos en el más absoluto secreto. Ésta fue la manera en que don Juan Matus se los transmitió a su discípulo, quien, al ser el último eslabon de su linaje, llego a la conclusión de que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes quisieran conocerlo. Por lo tanto, decidio rescatar los pases mágicos de su estado secreto y ritual.
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Las enseñanzas de don Juan.
Introducción al chamanismo.
"No es cierto, como algunos piensan, que uno deba emular a Carlos Castaneda e ir a formularle preguntas al gurú año tras año, indefinidamente. En realidad, este tipo de aprendizaje es más propio del sacerdocio tribal que del chamanismo puro o clásico".
"Cuando una persona logra ponerse en contacto con los espíritus, ya no necesita ningún maestro en la realidad ordinaria, ya que los espíritus le facilitan las respuestas. Los auténticos maestros del chamán le instruyen dentro de la realidad no ordinaria. No existe ninguna autoridad superior".
Michael Harner
El Chamanismo es una tecnología de transformación de ámbito mundial, cuyo origen se remonta a la prehistoria de la humanidad, que utilizaba el acceso controlado a los estados de éxtasis de la conciencia para comunicarse con las plantas, los animales, los antepasados, los espíritus y los cuatro elementos. El chamán era sanador, guía espiritual, psicoterapeuta, mago, un ecologista espiritual que mantenía el equilibrio entre su tribu y la biorregión de ésta, para lo cual era agudamente sensible a "el espíritu del lugar".
Todo pueblo se polariza en alguna localidad determinada, que es el hogar o la patria.Diferentes lugares en la faz de la tierra tienen efluenciá vital diferente, vibración diferente, exhalación química diferente, polaridad diferente con estrellas diferentes: llamadlo como os guste, pero el espíritu del lugar es una gran realidad. Este sentido intuitivo del lugar es una forma embrionaria de geomancia, la ubicación de viviendas, lugares sagrados y cementerios en armonía con la topografía local y con sutiles energías de la tierra, que se volvió más formalizada al evolucionar las civilizaciones.
Para el chamán, el universo está dividido en tres mundos: el mundo subterráneo, el mundo intermedio y el mundo superior. A estos tres mundos se les conoce en varias culturas como “el árbol del mundo”. En el mundo subterráneo se encuentran los animales de poder y los espíritus de los muertos. En este mundo (representado por las raíces del árbol) el chamán se enfrenta a todo lo que atenta en contra de la salud del individuo. También, en el mundo subterráneo se encuentran sus guías espirituales y las almas pérdidas de sus pacientes. El mundo superior (representado por las ramas del árbol) es aquel en donde habitan los maestros espirituales, los ángeles, los dioses y los espíritus superiores. Los chamanes viajan al mundo superior para obtener conocimiento y sabiduría. El mundo intermedio (representado por el tronco del árbol) es aquel en el cual viven los seres humanos y constituye la realidad ordinaria. Los chamanes pueden viajar a este mundo para controlar el mal tiempo y conocer lo que esta pasando en otros sitios. Estos tres mundos están conectados a través de un eje. La visión de la realidad del chamán es una de carácter animista, en el sentido de que el mundo y la naturaleza se experimenta llena de vida, energía e inteligencia. Es por eso que el chamán considera posible conversar con los animales y las plantas, hacerse invisible y volar por los aires. En ese sentido, la realidad ordinaria es solo una de múltiples realidades que se manifiestan en el universo.
En la mayor parte de las culturas convertirse en chamán requiere un proceso que se caracteriza por períodos extensos de soledad y aislamiento. El futuro chamán tiene que enfrentarse a diferentes tipos de sacrificios, pruebas y aprendizaje. Grim ha identificado tres etapas principales: el llamado de los espíritus, la enfermedad o el abandono de las actividades sociales y el surgimiento del chamán. Para modificar el estado de conciencia existen muy diversas estrategias, la mayor parte de las cuales no incluyen necesariamente la utilización de sustancias psicoactivas. A medida que se adquiere experiencia es mas fácil realizar la entrada en ellos.Lo mismo que ocurre al practicar técnicas de relajación.
A lo largo de la propia jornada se producen cambios naturales en el estado de conciencia.Durante el período del sueño se dan modificaciones de distintas características en el nivel de conciencia y en los contenidos de la misma.Una de las hipótesis para explicarlos es que suponen la posibilidad de pasar desde la conciencia habitual a la del mundo de los sueños sin pasar por las fases relajantes del comienzo del dormir.
El chamán utiliza una gran variedad de rituales para alterar su conciencia y lograr un estado de trance. A continuación se describen algunos de ellos:
1. Condiciones de altas temperaturas:
Los nativos americanos utilizan un ritual de sanación conocido como “sweat lodge”. Este ritual requiere un lugar cerrado en el cual se ponen piedras que han sido calentadas por horas. Las personas se sientan en el centro y experimentan el calor intenso generado por las rocas. Estas altas temperaturas producen cambios fisiológicos que alteran el ritmo cardíaco, producen náuseas y mareos.
2. De privación física y sensorial:
Antes de realizar algún tipo de trabajo el chamán puede ayunar o dejar de dormir por varias noches. En algunas culturas el chamán se abstiene sexualmente por un tiempo determinado cuando va a realizar algún ritual importante. También, para facilitar la deprivación sensorial la mayor parte del trabajo chamánico se hace en la obscuridad o con los ojos cerrados.
3. Uso de plantas sagradas:
Las plantas que causan visiones y alucinaciones tienen un rol importante en el chamanismo que se practica en diferentes partes del mundo. El chamán las utiliza como una manera de facilitar el acceso al mundo espiritual a través de la experiencia del trance. Sin embargo, es necesario aclarar que las plantas no son esenciales para el trabajo chámanico. Debido a que las drogas que producen estas plantas se utilizan con un propósito espiritual se consideran sagradas. Algunas de las plantas que se utilizan son peyote, ayahuasca, datura y el cactus de San Pedro.
4. Estímulos auditivos:
El chamán utiliza el sonido del tambor, las maracas y otros instrumentos de percusión como una manera de alterar su consciencia y tener contacto con otras dimensiones. Jilek (1974) encontró que el sonido de tambor produce frecuencias características de las ondas thetas, las cuales están asociadas con los estados de sueño, hipnosis y trance.
El chamán tiene "canciones de poder" que usa como una forma de ponerse en sintonía con el mundo espiritual y protegerse de malas influencias. Cada chamán tiene sus canciones de poder que recibe de sus guías espirituales. Usualmente, el chamán mientras canta, ejecuta una danza con el objetivo de facilitar el acceso al mundo espiritual.
La iniciación chamánica es un proceso complejo y doloroso en donde muchas veces la salud mental y física del individuo está en juego. Es un período en donde la persona interactúa con el mundo de los espíritus con el objetivo de aprender sobre la naturaleza de las enfermedades y las formas de curarlas. En algunas ocasiones la iniciación envuelve también retirarse a un lugar apartado y solitario en donde se tienen visiones producidas por alucinógenos. El futuro chamán experimenta visiones espirituales que le permiten transformar su personalidad y adquirir poderes que facilitarán su trabajo como sanador.
Una temática predominante en la iniciación chamánica es la muerte y el renacimiento. El chamán tiene visiones en donde percibe su cuerpo desmembrado o se percibe como un esqueleto. En estas visiones, el futuro chamán experimenta su muerte para luego resucitar como una persona transformada totalmente.
Otro tema común en la iniciación chamánica es el carácter sexual y erótico de la relación entre el chamán y su espíritu guía. Muchos chamanes se refieren a su espíritu de poder como su esposa/o espiritual y describen experiencias de tipo sexual con los mismos
En relación con el mundo actual se considera lo chamánico como algo conceptualmente difuso.
La actividad que caracteriza al chamán surge en su origen de un impulso no necesariamente reflexivo a la ayuda. Junto a ello, una progresiva experiencia acumulada le dará un sentido de la sabiduría y de los propios papeles a desarrollar. La propia vida y sus dificultades contribuyen a que el chamán no se dé excesiva importancia absoluta, aunque pueda tenerla de un modo relativo. Carece de importancia porque su fuerza enfrentada a la naturaleza es relativa y él lo sabe. Al mismo tiempo es capaz de conocer cosas que otros ignoran y cuya aplicación en tiempo de crisis puede ser muy necesaria.
Si afirmamos que el tamaño de un hombre puede medirse por el tamaño de las cosas que le encolerizan, el chamán es un gran hombre porque es capaz de confrontar a los espíritus, a las fuerzas de la naturaleza.
El conocimiento y la relación de ayuda le pueden permitir creerse un ser superior u orgulloso. Sin embargo, no darse importancia le permitirá actuar con más eficiencia e impecabilidad.
Los encuentros con la adversidad propia y ajena son un estímulo y educan su sensibilidad. Para Amber Wolfe curar es "curar-se". En este sentido, lo que podría ser la esencia del chamán, sanar, es entendido como la capacidad de hacer o facilitar que los otros se sanen. Se considera un "catalizador" (término utilizado en química para definir a la sustancia que facilita la producción de reacciones de transformación, y que sin su presencia serían más difíciles o lentas).
La confrontación con lo extremo y profundo, con la crisis, con el miedo y la muerte, con el tormento y el éxtasis son capaces de hacer del chamán un ser valiente y al mismo tiempo le ayudan a "perder la propia importancia". El narcisismo es un mal aliado de las personas de conocimiento. En la medida en que representa el no ser capaz de ver la realidad con los ojos y los sentimientos de los otros. El sentido del humor es a veces un buen termómetro para ver si la persona está más allá de sí misma.
Bibliografía de Carlos Castaneda
Para leer a Carlos Castaneda
Por Guillermo Marín
- Comentarios a la segunda edición
- Las enseñanzas de Don Juan
- Viaje a Ixtlán
- Relatos de Poder
- El segundo anillo de Poder
- El fuego interno
- El conocimiento silencioso
- El arte de ensoñar
- Pases mágicos
La citas: 121 a 151
No. 121
"Tuve un deseo casi invencible de quejarme. No era que resintiese nada que
> me hubiera ocurrido, pero anhelba solaz y simpatía (...)"
- Sólo como un guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento -dijo-. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.
Su tono era seco y severo; su sonrisa cálida y apaciguadora".
No. 122
"El susto nunca daña a nadie. lo que daña el espíritu es tener siempre encima alguien que te pege y te diga qué hacer y qué no hacer"
No. 123
"Conque tienes miedo. No hay nada nuevo en tener miedo. No pienses en tu miedo. ¡Piensa en las maravillas de ver!
No. 124
"(...) para ser un guerrero sin par uno tiene que amar la libertad, y uno tiene que tener una despreocupación, un desinterés supremo. Explicó que el camino del guerrero es algo extremadamente peligroso porque representa el lado opuesto de la situación del hombre moderno, que ha abandonado el reino de lo desconocido y de lo misterioso, y se ha instalado en el reino de lo funcional. Le ha dado la espalda al mundo de los presentimientos y el júbilo y le ha dado la bienvenida al mundo del aburrimiento."
No. 125
"(...) todos desarrollamos en el curso de la vida una dirección según la cual miramos (...). Esa dirección termina por ser la de los ojos del espíritu. Según pasan los años esa dirección se desgasta, se debilita y se hace desagradable y, puesto que estamos ligados a esa dirección particular, nos hacemos débiles y desagradables (...)"
No. 126
"A nosotros como individuos, nos toca oponernos a las fuerzas de nuestras vidas (...)
No. 127
"(...) Tú haces girar el mundo sobre el sentimiento de que todo es demasiado para tí."
No. 128.
"-¿Por qué fue triste tu niñez? (...)
Le dije que mi infancia no había sido en verdad triste, sino acaso un poco difícil.
Todo el mundo siente lo mismo (...) También yo pasé de niño muchas desdichas y temores. Ser niño indio es duro, muy duro. Pero el recuerdo de aquel tiempo ya no tiene otro significado sino que fue duro. Dejé de pensar en las penalidades de mi vida aún antes de que aprendiera a ver."
No. 129.
"(...) La vida no ha sido ni buena ni mala conmigo; la vida ha sido dura. La vida es dura, y para un niño es a veces el horror mismo."
No. 130.
"¡No aguantas sin una ducha! A veces eres tan flojo que pienso que estás bromeando. Pero no es un chiste. A veces realmente no tienes ningón control, y las fuerzas de tu vida te agarran con entera libertad."
No. 131.
"Prometí a mi padre que viviría para destruir a sus asesinos. Años enteros cargué con esa promesa. Ahora la promesa está cambiada. Ya no me interesa destruir a nadie. He aprendido que todos los incontables caminos que uno recorre en su vida son todos iguales. Los opresores y los oprimidos se encuentran al final, y lo único que sigue valiendo es que la vida fue demasiado corta para ámbos. Hoy no me siento triste porque mis padres murieran como murieron; me siento triste porque eran indios. Vivieron como indios y murieron como indios y núnca se dieron cuenta de que antes que nada eran gente."
No. 132.
"-¿Está usted enojado conmigo don Juan? - le pregunté
(...) Pareció sorprenderse de mi pregunta.
¡No! ¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarme. Uno se enoja con la gente cuando siente que sus actos son importantes. Yo ya no siento eso."
No. 133.
"(...) Núnca en mi vida me atreví a hablar con franqueza. Ahora no temo a nadie. Digo lo que siento. Para conocerme debes ser fuerte."
No. 134.
- Estás metido en un pantano espantoso - dijo -. Es demasiado tarde para retirarte, pero demasiado pronto para actuar. Lo único que puedes hacer es atestiguar. Estás en la miserable posición de una criatura que no puede regresar al vientre de la madre pero tampoco puede corretear y actuar. Lo único que una criatura puede hacer es atestiguar, y escuchar los estupendos cuentos de acción que le cuentan. Tú estas ahora en ese punto preciso. No puedes regresar al vientre de tu viejo mundo, pero tampoco puedes actuar con poder. Para ti no hay más que atestiguar actos de poder y escuchar cuentos, cuentos de poder."
No. 135.
"No hay nada malo en sentirse indefenso (...) Todos nosotros nos sentimos así. Acuérdate que hemos pasado una eternidad como niños indefensos (...) Un niño quiere actuar y, como no puede, se queja. No hay nada malo en eso, pero darse por entero a lamentos y protestas es otro asunto."
No. 136.
"(...) Don Juan añadió que la manera mas segura de subyugar el egoísmo era por medio de las actividades cotidianas de nuestras vidas. Mantenía que yo era eficiente en todo lo que hacía porque no tenía nadie que me hiciera la vida imposible y que no era nada del otro mundo andar derecho, si uno anda solo (...)"
No. 137.
(...) Sabemos que nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a frente a lo que no se puede conocer."
No. 138.
"(...) Don Juan (...) dijo que era mucho más fácil comportarse bien bajo condiciones de máxima tensión que ser impecable en circunstancias normales."
No. 139.
"Vieras lo bien que puede uno actuar cuando tiene la espalda contra el paredón (...)"
No. 140.
"-¿Cómo mide usted la derrota?
- Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento, es estar derrotado."
No. 141.
"(...) los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no."
No. 142.
"- ¿Será peligroso? - pregunté, sólo por decir algo.
Todo es peligroso -respondió-."
No. 143.
"Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo de un guerrero (...) de nada sirve estar triste y quejarse y sentirse justificado de hacerlo, creyendo que alguien nos está haciendo siempre algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, mucho menos a un guerrero."
No. 144.
"(...) Un guerrero crea su propio ánimo (...)
- Es conveniente actuar siempre con ese ánimo - prosiguió -. Acaba con la idiotez y lo deja a uno purificado (...)
(...) yo insistí en que el ánimo de un guerrero no podía en modo alguno ayudarme a superar el sentimiento de ofensa, o el daño concreto, nacidos de las acciones de mis semejantes, como en el caso hipotético de ser vejado físicamente por una persona cruel y maliciosa colocada en una posición de autoridad.
Se carcajeó y admitió que el ejemplo venía al caso.
-Un guerrero podría sufrir daño, pero no ofensa - dijo -. Para un guerrero no hay nada ofensivo en los actos de sus semejantes mientras él mismo está actuando dentro del ánimo correcto.
"El ánimo de un guerrero no es tan descabellado para tu mundo ni para el de nadie. Lo necesitas para salirte de todas tus idioteces."
Expliqué mi forma de razonar (...) Lo que me ofendía de mis semejantes era que actuaban con malicia y a sabiendas.
- Ya se, ya se - dijo don Juan con paciencia -. Lograr el ánimo de un guerrero no es cosa sencilla. Es una revolución (...) se necesita poder para llevarlo a cabo. "
No. 145.
"(...) algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones."
No. 146.
"Señalé que él siempre encontraba una falta en lo que yo hacía, sin importar como lo hiciera.
- ¡Eso no es verdad! - exclamó -. No hay falla en el camino del guerrero. Síguelo y nadie podrá criticar tus actos (...)"
No. 147.
"(...) Lo que un aprendiz necesita es la sobriedad y la fuerza. Por eso el maestro habla del camino del guerrero, o vivir como guererro. Esa es la goma que pega todas las partes en el mundo de un brujo (...) Sin la solidez y la serenidad del camino del guerrero, no hay posibilidad de resistir la senda del conocimiento."
No. 148.
"- Sólo un sentimiento de suprema sobriedad puede tender un puente entre las contradicciones -dijo. -¿Podría decirse, don Juan, que el arte es ese puente?
- Al puente entre las contradicciones lo puedes llamar como quieras, arte, sobriedad, amor, o incluso gentileza, gracia."
No. 149.
"Te voy a enseñar a hacerte guerrero del mismo modo que te he enseñado a cazar. Pero te hago la advertencia de que aprender a cazar no te ha hecho cazador, ni el aprender a ser guerrero te hará guerrero."
No. 150.-
"(...) Los guerreos impecables no pierden la razón. Permanecen intactos. Te he dicho muchas veces que los guerreros impecables puden ver mundoshorripilantes y sin embargo, en su trato cotidiano, nadie lo notaría. Hablan y ríen con sus amigos o con extraños como si nada hubiera ocurrido."
No. 151.
"(...) Debes entender que un guerrero no es ningún tonto. un guerrero es un cazador inmaculado que anda a la caza de poder; no está borracho ni loco, y no tiene tiempo ni humor para fanfarronear, ni para mentirse a sí mismo, ni para equivocarse en la jugada. La apuesta es demasiado alta. Lo que pone en la mesa es su vida dura y ordenada, que tanto tiempo le llevó perfeccionar. No va a desperdiciar todo eso por un estúpido error de cálculo, o por tomar una cosa por lo que no es."
"Tuve un deseo casi invencible de quejarme. No era que resintiese nada que
> me hubiera ocurrido, pero anhelba solaz y simpatía (...)"
- Sólo como un guerrero puede uno soportar el camino del conocimiento -dijo-. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos.
Su tono era seco y severo; su sonrisa cálida y apaciguadora".
No. 122
"El susto nunca daña a nadie. lo que daña el espíritu es tener siempre encima alguien que te pege y te diga qué hacer y qué no hacer"
No. 123
"Conque tienes miedo. No hay nada nuevo en tener miedo. No pienses en tu miedo. ¡Piensa en las maravillas de ver!
No. 124
"(...) para ser un guerrero sin par uno tiene que amar la libertad, y uno tiene que tener una despreocupación, un desinterés supremo. Explicó que el camino del guerrero es algo extremadamente peligroso porque representa el lado opuesto de la situación del hombre moderno, que ha abandonado el reino de lo desconocido y de lo misterioso, y se ha instalado en el reino de lo funcional. Le ha dado la espalda al mundo de los presentimientos y el júbilo y le ha dado la bienvenida al mundo del aburrimiento."
No. 125
"(...) todos desarrollamos en el curso de la vida una dirección según la cual miramos (...). Esa dirección termina por ser la de los ojos del espíritu. Según pasan los años esa dirección se desgasta, se debilita y se hace desagradable y, puesto que estamos ligados a esa dirección particular, nos hacemos débiles y desagradables (...)"
No. 126
"A nosotros como individuos, nos toca oponernos a las fuerzas de nuestras vidas (...)
No. 127
"(...) Tú haces girar el mundo sobre el sentimiento de que todo es demasiado para tí."
No. 128.
"-¿Por qué fue triste tu niñez? (...)
Le dije que mi infancia no había sido en verdad triste, sino acaso un poco difícil.
Todo el mundo siente lo mismo (...) También yo pasé de niño muchas desdichas y temores. Ser niño indio es duro, muy duro. Pero el recuerdo de aquel tiempo ya no tiene otro significado sino que fue duro. Dejé de pensar en las penalidades de mi vida aún antes de que aprendiera a ver."
No. 129.
"(...) La vida no ha sido ni buena ni mala conmigo; la vida ha sido dura. La vida es dura, y para un niño es a veces el horror mismo."
No. 130.
"¡No aguantas sin una ducha! A veces eres tan flojo que pienso que estás bromeando. Pero no es un chiste. A veces realmente no tienes ningón control, y las fuerzas de tu vida te agarran con entera libertad."
No. 131.
"Prometí a mi padre que viviría para destruir a sus asesinos. Años enteros cargué con esa promesa. Ahora la promesa está cambiada. Ya no me interesa destruir a nadie. He aprendido que todos los incontables caminos que uno recorre en su vida son todos iguales. Los opresores y los oprimidos se encuentran al final, y lo único que sigue valiendo es que la vida fue demasiado corta para ámbos. Hoy no me siento triste porque mis padres murieran como murieron; me siento triste porque eran indios. Vivieron como indios y murieron como indios y núnca se dieron cuenta de que antes que nada eran gente."
No. 132.
"-¿Está usted enojado conmigo don Juan? - le pregunté
(...) Pareció sorprenderse de mi pregunta.
¡No! ¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarme. Uno se enoja con la gente cuando siente que sus actos son importantes. Yo ya no siento eso."
No. 133.
"(...) Núnca en mi vida me atreví a hablar con franqueza. Ahora no temo a nadie. Digo lo que siento. Para conocerme debes ser fuerte."
No. 134.
- Estás metido en un pantano espantoso - dijo -. Es demasiado tarde para retirarte, pero demasiado pronto para actuar. Lo único que puedes hacer es atestiguar. Estás en la miserable posición de una criatura que no puede regresar al vientre de la madre pero tampoco puede corretear y actuar. Lo único que una criatura puede hacer es atestiguar, y escuchar los estupendos cuentos de acción que le cuentan. Tú estas ahora en ese punto preciso. No puedes regresar al vientre de tu viejo mundo, pero tampoco puedes actuar con poder. Para ti no hay más que atestiguar actos de poder y escuchar cuentos, cuentos de poder."
No. 135.
"No hay nada malo en sentirse indefenso (...) Todos nosotros nos sentimos así. Acuérdate que hemos pasado una eternidad como niños indefensos (...) Un niño quiere actuar y, como no puede, se queja. No hay nada malo en eso, pero darse por entero a lamentos y protestas es otro asunto."
No. 136.
"(...) Don Juan añadió que la manera mas segura de subyugar el egoísmo era por medio de las actividades cotidianas de nuestras vidas. Mantenía que yo era eficiente en todo lo que hacía porque no tenía nadie que me hiciera la vida imposible y que no era nada del otro mundo andar derecho, si uno anda solo (...)"
No. 137.
(...) Sabemos que nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a frente a lo que no se puede conocer."
No. 138.
"(...) Don Juan (...) dijo que era mucho más fácil comportarse bien bajo condiciones de máxima tensión que ser impecable en circunstancias normales."
No. 139.
"Vieras lo bien que puede uno actuar cuando tiene la espalda contra el paredón (...)"
No. 140.
"-¿Cómo mide usted la derrota?
- Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento, es estar derrotado."
No. 141.
"(...) los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no."
No. 142.
"- ¿Será peligroso? - pregunté, sólo por decir algo.
Todo es peligroso -respondió-."
No. 143.
"Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo de un guerrero (...) de nada sirve estar triste y quejarse y sentirse justificado de hacerlo, creyendo que alguien nos está haciendo siempre algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, mucho menos a un guerrero."
No. 144.
"(...) Un guerrero crea su propio ánimo (...)
- Es conveniente actuar siempre con ese ánimo - prosiguió -. Acaba con la idiotez y lo deja a uno purificado (...)
(...) yo insistí en que el ánimo de un guerrero no podía en modo alguno ayudarme a superar el sentimiento de ofensa, o el daño concreto, nacidos de las acciones de mis semejantes, como en el caso hipotético de ser vejado físicamente por una persona cruel y maliciosa colocada en una posición de autoridad.
Se carcajeó y admitió que el ejemplo venía al caso.
-Un guerrero podría sufrir daño, pero no ofensa - dijo -. Para un guerrero no hay nada ofensivo en los actos de sus semejantes mientras él mismo está actuando dentro del ánimo correcto.
"El ánimo de un guerrero no es tan descabellado para tu mundo ni para el de nadie. Lo necesitas para salirte de todas tus idioteces."
Expliqué mi forma de razonar (...) Lo que me ofendía de mis semejantes era que actuaban con malicia y a sabiendas.
- Ya se, ya se - dijo don Juan con paciencia -. Lograr el ánimo de un guerrero no es cosa sencilla. Es una revolución (...) se necesita poder para llevarlo a cabo. "
No. 145.
"(...) algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones."
No. 146.
"Señalé que él siempre encontraba una falta en lo que yo hacía, sin importar como lo hiciera.
- ¡Eso no es verdad! - exclamó -. No hay falla en el camino del guerrero. Síguelo y nadie podrá criticar tus actos (...)"
No. 147.
"(...) Lo que un aprendiz necesita es la sobriedad y la fuerza. Por eso el maestro habla del camino del guerrero, o vivir como guererro. Esa es la goma que pega todas las partes en el mundo de un brujo (...) Sin la solidez y la serenidad del camino del guerrero, no hay posibilidad de resistir la senda del conocimiento."
No. 148.
"- Sólo un sentimiento de suprema sobriedad puede tender un puente entre las contradicciones -dijo. -¿Podría decirse, don Juan, que el arte es ese puente?
- Al puente entre las contradicciones lo puedes llamar como quieras, arte, sobriedad, amor, o incluso gentileza, gracia."
No. 149.
"Te voy a enseñar a hacerte guerrero del mismo modo que te he enseñado a cazar. Pero te hago la advertencia de que aprender a cazar no te ha hecho cazador, ni el aprender a ser guerrero te hará guerrero."
No. 150.-
"(...) Los guerreos impecables no pierden la razón. Permanecen intactos. Te he dicho muchas veces que los guerreros impecables puden ver mundoshorripilantes y sin embargo, en su trato cotidiano, nadie lo notaría. Hablan y ríen con sus amigos o con extraños como si nada hubiera ocurrido."
No. 151.
"(...) Debes entender que un guerrero no es ningún tonto. un guerrero es un cazador inmaculado que anda a la caza de poder; no está borracho ni loco, y no tiene tiempo ni humor para fanfarronear, ni para mentirse a sí mismo, ni para equivocarse en la jugada. La apuesta es demasiado alta. Lo que pone en la mesa es su vida dura y ordenada, que tanto tiempo le llevó perfeccionar. No va a desperdiciar todo eso por un estúpido error de cálculo, o por tomar una cosa por lo que no es."
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BELLEZAS DE GAIA