Al poco de analizarnos, con ayuda o sin ellas, descubrimos que ante nuestra mirada se abre un abanico de "yoes" internos. Nos decimos: "yo soy esto", "soy esto otro", "soy de tal manera pero no de aquella".
Y con el tiempo confirmamos que somos todos esos y también algunos más que aparecen solamente en algunos momentos especiales. No quisiera evocar ahora mismo a mí yo más romántico porque quizás escribiera una carta de amor y no un editorial para ti, ni tampoco a mi parte más intrascendente porque quizás no escribiría nada. Y, sin embargo, yo sigo siendo esos dos Jorges y tantos otros aunque ahora, justo en este preciso instante, no recurra a ellos.
Si soy capaz de evocar en cada momento las mejores y las más apropiadas partes de mí mismo para contar así con los mejores recursos en cada situación, posiblemente conseguiré que el resultado sea el más conveniente para mí y para los que quiero. Y esto es cierto para todos. Si logramos contar siempre con lo mejor de cada uno, evitaremos perder de vista nuestros objetivos principales, nos mantendremos en el rumbo que le da un sentido al camino que elegimos para nuestra vida y en suma, ofreceremos siempre en cada momento la mejor respuesta que somos capaces de dar.
He aquí una lista de recursos internos y externos de los cuales nos valemos en distintas situaciones. Están ordenados alfabéticamente para evitar jerarquizarlos unos por encima de otros. Léelos atentamente antes de que te plantee con ellos un ejercicio de autoconocimiento:
Aceptación del cambio Ahorros Amigos Amor por el conocimiento Amor por la vida Aptitud de escucha Asertividad Autocontrol Autodependencia Autoestima Bondad Buen trato Buena administración Capacidad de aprender Capacidad de trabajo Carisma Compromiso Creatividad Criterio Curiosidad Darse cuenta Diplomacia Disciplina Disfrute de la belleza Empatia Entusiasmo Escala de valores Esperanza Espiritualidad | Estética Estrategia Experiencia Familia Fe Generosidad Gratitud Habilidad manual Habilidad social Histrionismo Honestidad Humanidad Humildad Imparcialidad Ingenio Integridad Inteligencia abstra Intuición Juicio Justicia Libertad Liderazgo Maestría Memoria Moral y ética Motivación Negociación Optimismo Oratoria | Paciencia Participación cívica Percepción Perdón Perseverancia Perspectiva Proactividad Prudencia Respeto Sabiduría Seducción Sentido del humor Serenidad Solidaridad Templanza Tenacidad Tolerancia Toma de distancia Trabajo Trascendencia Valentía |
Paso 2
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La tarea que te propongo es la siguiente: tómate unos minutos de tu tiempo para hacer esta evaluación. Si estás en un lugar donde te sería difícil concentrarte es mejor que lo dejes para después, pero, si te apetece y puedes, entonces ponte cómodo o cómoda y puntúate según el siguiente criterio establecido.
Una evolución personal
Frente a cada palabra pregúntate: ¿es éste un recurso mío? ¿Lo uso? ¿Me define? ¿Cuento con él? contéstate sinceramente y, según hayas sido tus respuestas, califícate de 1 a 3 (en la casilla junto a cada palabra) a partir de este parámetro:
1. Utilizo poco este recurso, creo que no lo tengo desarrollado o nunca cuento con él.
2. Lo utilizo menos de lo que debería o podría usarlo. Me gustaría desarrollarlo más.
3. Es uno de mis recursos más utilizados en mí día a día. Sé que me sirvo de él frecuentemente o los demás me confirman una y otra vez que sé usarlo con eficacia.
Al final de la lista hemos dejado unas líneas de puntos para que te animes a escribir allí alguno de tus recursos favoritos, los tengas o no desarrollados en este momento. Son habilidades que yo no supe incluir, en algunos casos por olvido y en otros porque posiblemente no cuento con ellas tanto como tú.
Una vez evaluados todos los recursos de la lista, en una hoja aparte anota los que has marcado con un 3 y subraya los que utilizas con más frecuencia. Si puedes, lleva la lista unos días contigo. Ésos son tus recursos habituales, los que tienes siempre a mano y los que mejor sabes usar.
Utiliza otra hoja para colocar aquellas habilidades que clasificaste con 2 o con 1. Son las que no tienes tan a mano o te gustaría desarrollar un poco más.
Adquiere ahora un compromiso, no con otros sino sólo contigo. Se trata de elegir un ítem de los peor calificados para trabajar sobre él teniendo como objetivo, digamos, que la próxima vez que te topes con este test, obtengas un genuino y sincero 3 al evaluarte justo en ese punto.
Todos los recursos están en ti
Te preguntaras quizás por qué no hay una puntuación que sea cero. No es casualidad. No creo que ninguno, repito, ninguno de estos recursos, te sea totalmente ajeno. Algo de cada uno está en ti y por ello puedes acrecentarlo.
Tanto ante nosotros mismos como ante los demás, nos definimos tal y como nos place o nos es útil definirnos. Subjetivamente ponemos el acento en ciertas cualidades -lo mismo hacemos con los defectos- en detrimento de otras -y de otros-, que también nos pertenecen. Crecer y desarrollarse como personas significa en gran medida evitar convertirse en prisionero de las definiciones y etiquetas que te pones o que te colocan desde fuera. Mira sinceramente en tu interior para descubrir todos aquellos dones que hay más allá de las apariencias, de las generalizaciones, de los juicios de los demás, de los papeles que te han o que te has asignado. Y asume con firmeza el compromiso de lo que puedes llegar a ser.
Hace unos años una amiga y colega de Costa Rica, Martha Morris, me mandó un poema parecido a éste en un momento muy difícil para mí. Me permito abreviarlo para compartirlo hoy contigo.
Todo
Todo lo que sabes
Todo lo que eres
Todo lo que haces
Todo lo que tienes
Todo lo que crees
Todo
Ha servido para llegar
hasta aquí…
¿Cómo seguir?
¿Cómo hacer
para ir más allá?
Quizás haya llegado
el tiempo de usar
Todo lo que todavía
no sabes
Todo lo que aún no eres
Todo lo que por ahora
no haces
Todo lo que
afortunadamente no tienes
Todo aquello
en lo que aún no crees.
Fuentes:
Por Jorge Bucay
Revista "Mente Sana" Nº8
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