martes, 4 de enero de 2011

La Gorgona y su triple poder mágico - III

"Lo importante que debes saber es que si crees en algo ciegamente “lo fortaleces”, de esta forma si crees que alguien te ha “echado mal de ojo”, aun sin ser cierto, asumirás que todo lo malo que te pasa, aunque sean pequeñas cosas, son por ese “supuesto mal de ojo”. En la vida hay épocas donde las cosas nos salen mejor y otras donde se dan sucesos, enfermedades, desgracias, pérdidas de seres queridos. Recuerda es tu creencia en algo lo que le da poder sobre ti. Si tu crees que tienes mala suerte, es lo que fomentarás, te fijarás en las cosas negativas que te ocurren en lugar de en las positivas. Pensar que alguien te “ha echado mal de ojo” te inmoviliza para buscar soluciones al pensar que tú no eres quien forja tu suerte sino que otra tercera persona tiene poder sobre ti. Nunca le des poder a nadie sobre tu vida y tus pensamientos. Nadie puede dañarte a través de sus pensamientos, si tú no se lo permites."

2 - La protección contra el mal de ojo

a). La figura de Gorgona y sus características propias

En el extremo occidental del mundo conocido, cerca del Jardín de las Hespérides, estaba el reino de los muertos y en él el lugar donde vivía Gorgona.
Decapitada por Perseo, se creía que una parte de su sangre, que unas veces producía la muerte, había servido a Asclepio, dios de la medicina, para resucitar a los muertos, hasta que Zeus lo mató. Su figura y, sobre todo, su cabeza era terrorífica: el «Gorgoneion», utilizado como emblema protector. Según Pausanias, la cabeza de Gorgona estaba sepultada bajo el agora de Argos, protegiendo la ciudad.
Su figura extraña y deforme se compara a veces con la de los Curetes, los Dáctilos y los Coribantes, concebidos como metalúrgicos deformes, guardianes potentes y peligrosos, fundadores de cultos en tiempos míticos, descritos al margen de la sociedad y la civilización, tal vez como consecuencia de la repulsa y el temor que los actos mágicos solían provocar en la sociedad. También los dioses egipcios Bes y Ptah-Seker eran representados como figuras deformes.
En la Antigüedad clásica se empleaban contra el mal de ojo representaciones grotescas o ridículas y es frecuente encontrar la máscara de Gorgona con la lengua afuera y los dientes puntiagudos, las cejas fruncidas y los ojos desmesuradamente abiertos, mientras que a este terrible aspecto físico habría que unir una voz estertórea que se escapaba de la horrible boca, grito al que Píndaro llama erikiágtan
góon
: chillido agudo. Y Hesíodo vuelve a retomar este sonido casi onomatopéyico al referirse a las serpientes que atacan los tobillos de Perseo cuando lucha contra Medusa. El conjunto es exagerado y, al mismo tiempo, tiene un aire caricaturesco. El efecto es el mismo que el que se intenta producir con los amuletos fálleos, es decir, ahuyentar el mal mediante la fealdad y la obscenidad. Al trastocar los rasgos que componen el rostro humano se logra un efecto inquietante y monstruoso que oscila entre dos polos: lo aterrador y lo grotesco, en un evidente paralelismo con las figuras de Bes, de los sátiros y Sileno. Las dos categorías de personajes presentan claras afinidades con la representación descarnada y brutal del sexo femenino o masculino, representación que al igual que el rostro monstruoso, del cual en cierto sentido, es el equivalente, puede provocar el espanto de una angustia sagrada o bien el estallido de la carcajada liberadora''.
Para precisar este juego de interferencias entre la cara de Gorgo y la imagen del sexo femenino es por lo que hay que referirse a la extraña figura de Baubo, la "vulva mítica", la extraña mujer que consuela a Deméter de la pérdida de su hija Perséfone, levantando sus faldas y exhibiendo la vulva, hecho considerado como apotropaico no sólo en Grecia. Así, señala Herodoto que los egipcios que peregrinaban a Bubastis acercaban su nave a cada ciudad por la que pasaban y, entre los peregrinos, algunas mujeres remangaban sus ropas mostrando sus partes sexuales. También Diodoro Sículo relata que cuando muere un buey Apis las mujeres van a visitar al nuevo toro y remangan sus ropas ante él mostrándole el sexo.
Según Devereux, en Grecia, pero no en Roma, la vulva era considerada, a pesar del gesto de Baubo-lambe en Eleusis hacia Deméter, de mal augurio. Su exhibición correspondía al acto de sacar la lengua, que se tenía por apotropaico y también, al igual que en nuestros días, como un reto. Quizá este gesto es apotropaico porque la lengua que sale de la boca recuerda al falo, cuya exhibición era una defensa contra el mal de ojo y otros peligros.

b). Los amuletos obscenos

Para obviar los efectos funestos del mal de ojo, la magia interviene con amuletos y talismanes. Unos, tenidos entre los más poderosos porque representan la vida, por antítesis a la influencia maligna del ojo, son los talismanes a los que calificamos de "obscenos", entre los que citaremos, por ejemplo, los amuletos fálleos o la higa, cuyo significado ha variado a través del tiempo.
De esta creencia deriva también el llevar colgados al cuello cuernos de coral y la mano fálica, "figa" o "higa", con el pulgar replegado asomando entre los dedos índice y medio o corazón.
En la antigüedad clásica a veces se une el poder de la máscara horrible de Gorgona con los amuletos obscenos, como talismanes contra la fascinación. Así en un amuleto encontramos la figura de la Gorgona y los falos. Estos amuletos fálleos, de diferentes formas y tamaños, pero a menudo pequeños, con una argolla para llevarlos colgados al cuello, eran en la Antigüedad muy abundantes y podemos ver en la actualidad algunos conservados en numerosos museos arqueológicos.
Como decía Apuleyo, que lo experimentó en carne propia, "nada escapa al ojo nocivo de la envidia". Y así lo pone de manifiesto san Basilio, en una época en la que el mal de ojo gozaba de un vigor sin
parangón. Es frecuente encontrar amuletos fálleos cuya potencia se triplica, canalizando sus poderes de la forma más eficaz, combinando diversos elementos, como el falo y la serpiente, de la misma forma que lo hace, la figura de Gorgona. Un primer elemento sería el falo en sí, fuerza generadora de la naturaleza.
Plutarco nos dice que los egipcios representaban a Osiris con el órgano de la generación en erección, para significar su poder generador y prolífico. En él, en su figura, se concentraban las esencias propiciatorias de la naturaleza más primitiva y conectado con cultos de fertilidad y fortuna, se le hizo pasar a presidir no sólo las viviendas o las dependencias familiares, o guardar los puentes, los acueductos u otros lugares de paso o de entrada, sino también los lugares públicos, como vemos en los conocidos ejemplos de la isla de Délos. Aún hoy se utilizan falos como protectores. Y siguen existiendo cultos de fertilidad o representaciones de dioses con esta forma, como el lingam o miembro viril de Shiva en India y Nepal, o las rocas mágicas en forma de sexo masculino y femenino de la isla de Koh Samui, en Thailandia.
Recordemos, también, los casos que en el siglo pasado Paynes tuvo ocasión de ver en Isernia, antigua ciudad de los Samnitas, al sur de Italia, con ocasión de las fiestas de san Cosme, se venden en el mercado «ex-votos» en cera representando las partes masculinas de la generación, de todos los tamaños. Y se bendicen con el aceite de san Cosme los miembros enfermos, incluidos los representados en los ex-votos.
La misma finalidad que el falo tiene la "higa", con la que se intentaba simbolizar los órganos sexuales femenino y masculino. Estos amuletos, sin embargo, son poco frecuentes, debido tal vez a la dificultad técnica para el artista de representar el sexo femenino, que a veces también se exhibe en figuras apotropoicas. M. Isidoro Levy ha estudiado desde Egipto a Japón estas figuras, siguiendo las leyendas que muestran a una diosa femenina descubriendo su sexo, desplegando con ello toda su fuerza mágica en la que concurren, como en la figura de Gorgona, el movimiento, el ruido, los gestos obscenos y la risa formidable de los dioses, necesaria para hacer salir de su letargo invernal a la naturaleza. En todo caso, el gesto ritual de descubrir los órganos femeninos se considera como generador de energía mágica, a la vez que apotropaico.

c). El nombre de Gorgona

Pero no solamente se utilizaba la figura de Gorgona para proteger. Al tratarse de una figura tan poderosa, se entendía que también su nombre defendía. E incluso vemos utilizar éste de forma mágica en amuletos, destruyéndolo mediante un repetido conjuro que va haciéndolo desaparecer letra a letra. Se entendía así que se hacía desaparecer al enemigo, aunque fuese tan poderoso como la Gorgona a la que se está destruyendo y se hace recaer en ese enemigo el daño que se causa al nombre de Gorgona. Así se podía ver en dos amuletos procedentes de Heracleópolis Magna en los que aparecía una figura formada por diez líneas en las que la palabra Gorgophónas (matadora de la Gorgona) va decreciendo en una letra por línea, en un acto de magia mimética que lleva a su destrucción progresiva.

d). El ojo protector

Uno de los más reputados amuletos es el ojo mismo, que tuvo gran importancia en la magia egipcia. Era el uadjet, que se empleó con mucha frecuencia como signo de ofrenda, en frases como "toma este ojo de Horus...", como dice uno de los Textos de las Pirámides. Este ojo se utilizaba a veces solo, a veces en forma doble, triple o cuádruple y también hay placas de protección de 4 veces 7, es decir, de 28 ojos divinos. Cuando es doble se trata de los ojos del sol y de la luna, los ojos del dios celeste Horus, por magia simpática, sea él sólo, sea atacado por animales que a veces son emblemas de divinidades a las que el hombre invoca para que le proteja de las malas influencias, el ojo ejerce esa protección, en una ambivalencia que encontramos también en muchos otros símbolos mágicos. Entre estos ojos mágicos protectores o apotropaicos destaca una pintura mural de la Sinagoga de Dura Europos, en el Eufrates. Se trata de un fresco de la mitad del siglo III d.C. y representa un ojo pinchado en la parte superior por tres puñales o "clavos", atacado por un gallo, una serpiente, una gallinácea y un escorpión. También lo vemos representado en un mosaico de Sousse (Túnez), en el que un ojo es atacado por un pez y dos serpientes, o los que vemos entre dos serpientes en una crátera etrusca. También en una medalla talismánica de Asia Menor, un ojo es atacado por un ibis, una serpiente y un escorpión, mientras que en una medalla llevada como amuleto, atacan a un ojo ocho animales.

e). La mano salvadora

Al mal de ojo se le ataca, se le detiene también a menudo con la mano. Se le rechaza por medio de la mano, proyectada hacia delante, con los cinco dedos abiertos o haciendo la higa. Este último gesto, es una representación del elemento generador, portador de vida por excelencia. Es el signo de la protección del fluido mágico, el gesto afirmativo de la voluntad de ser. Este gesto a veces se sustituye por el cuerno o por una "mano" talismánica (que entre los musulmanes se llama mano de Fátima). Para los musulmanes, en efecto, la mano les fue dada por Mahoma como una protección infalible contra el mal de ojo, y tiene tres significados misteriosos: designa a la Providencia, es un resumen de la ley; tiene cinco dedos, sometidos todos a la unidad de la mano que les sirve de base. Al igual que la ley, que contiene cinco dogmas o preceptos fundamentales. También la mano, por su estructura, al ser un resumen de la religión, es un poderoso instrumento de defensa contra los enemigos. Y dice un comentarista del Corán: "Cuando invoquéis a Dios, mostradle el interior de vuestras manos y no el exterior; y cuando acabéis, pasad vuestras manos sobre vuestro rostro".
En general, existe una notable diferencia entre la mano derecha, considerada como de buen augurio, que en Roma era considerada como "la mano de Fides", según Servio y la mano izquierda, considerada como mala o propia de acciones impuras.

Fuentes:

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