"La magia es el oficio de la Brujería, y hay pocas cosas que sean, al mismo tiempo, tan atractivas, tan aterradoras y tan mal comprendidas. Realizar magia es tejer las fuerzas invisibles dándoles forma; elevarse más allá de lo visible; explorar el inexplorado reino de los sueños y de la realidad oculta; infundir a la vida color, movimiento y extraños aromas embriagadores; saltar más allá de la imaginación, hacia un espacio que está entre los mundos, donde la fantasía se hace realidad; ser, al mismo tiempo, animal y dios. La magia es el arte de dar forma, el oficio de lo sabio, vigorizador, peligroso: la aventura de lo fundamental."
Aleister Crowley dijo que la Magia es la ciencia y el arte de provocar el cambio ajustado a la voluntad. Sin embargo es Dion Fortune quien con su definición nos aclara como podemos modificar nuestra realidad: "La Magia es el arte de cambiar a voluntad la consciencia". En cuando uno ha aprendido a cambiar la consciencia, aprende a cambiar la realidad. Y eso es Magia.
"El poder de la magia no debería ser subestimado. Funciona muchas veces de maneras inesperadas y difíciles de controlar. Pero tampoco se debería sobreestimar el poder de la magia. No funciona de forma sencilla o sin esfuerzos; no confiere omnipotencia. "El arte de cambiar la consciencia a voluntad" es un arte exigente que requiere un aprendizaje largo y disciplinado. El mero hecho de agitar una varita, encender una vela y cantar en voz baja un conjuro no hace nada en y por sí mismo. Pero cuando la fuerza de una conciencia entrenada está detrás de él, es mucho más que unos gestos vacíos.
Aprender a hacer magia es un proceso de reestructuración neurológica, de cambiar el modo en que usamos el cerebro. Es un poco como aprender a tocar el piano: ambos procesos implican el desarrollo de nuevos caminos a seguir para las neuronas, ambos requieren de práctica y tiempo, y los dos, cuando se dominan, pueden ser canales emocionales y espirituales para conseguir una gran belleza. La magia exige primero el desarrollo y luego la integración de la percepción del hemisferio derecho: espacial, intuitiva, holística y modeladora. Abre las puertas que hay entre las mentes consciente e inconsciente, entre la luz de estrellas y la luz de linterna y, al hacerlo, influye profundamente en el desarrollo, la creaividad y la personalidad del individuo."
Solo Salomón Reinach, en pleno auge de la interpretación materialista sobre sus orígenes, se atrevió a refutar la reiterada opinión de que el arte era meramente un pasatiempo o entretenimiento, situando sus orígenes en el rito y la magia. En su ensayo, titulado "L'art et la magie", influenciado por J. G. Frazer, B. Spencer y F. J. Guillen, liga el impulso principal de su nacimiento en la "edad del reno", al desarrollo de la magia, aludiendo a ciertas tallas de pequeños fragmentos de hueso que muestran cabezas de caballo desolladas, que para él servían de amuleto para atraer a otros caballos a las proximidades de la caverna, dado que en la Prehistoria, con el pensamiento del hombre centrado en su relación con fuerzas invisibles, el impulso más hondo a la creación artística residía para él en los poderes de la magia, donde el arte se convertía en el auxiliar más precioso del hombre. Primero como abstracción que puede adoptar la forma de un signo repleto de significado simbólico especial, de carácter mágico o sagrado, que han utilizado todas las religiones, cuando trataban de exorcizar los poderes hostiles, luego utilizando figuras de animales; el caballo, el elefante, la serpiente, los ciervos, etc..
"¿Crees en una realidad invisible detrás de las apariencias? "
Dion Fortune
Ya el hombre auriñaciense entraba en posesión mágica de los animales que trataba de cazar o de vencer, dibujando sus contornos en la obscuridad de las cavernas, a la escasa luz de las antorchas. A lo largo de un dilatadísimo período de tiempo, el hombre sólo supo expresar objetos por medio de contornos simples. Por ello resulta aún más asombroso que pudiera plasmar imágenes forjadas por su imaginación. Estas primeras fantasías rituales nacieron, sin duda, con el deseo de establecer alguna relación con lo invisible, deseo que debió ser ardiente para producir tal abundancia de símbolos, compuestos híbridos o imágenes mezcla de animal y hombre.
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Magia y religión.
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