martes, 25 de enero de 2011

¿Que es el silencio y para que sirve?

"El silencio es el vientre de donde nacen los sabios. Si deseas adquirir sabiduría, vuelve a nacer en medio del silencio. Solo así encontrarás tu razón de ser, la razón por la cual haz nacido.
Siéntate cómodamente, observa a tu alrededor, no juzgues, detente en tu afán, observa de nuevo, comprende que tu vida es un tesoro, deja tus preocupaciones a un lado. no hay necesidad de llevar un equipaje pasado,ya tu corazón tiene lo que necesitas en este viaje maravilloso que es tu vida.
Todas las preguntas están listas para ser respondidas, sin importar que profundas sean. Simplemente entra en la paz del silencio, calma ese mar de deseos, ese mar de ilusiones, deja que la calma te invada, deja que el silencio te posea, en ese momento lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti."

Es posible que mucho de lo que se denomina técnicas o trabajos espirituales estarían mejor servidos y comprendidos si se quitaran completamente del marco religioso. Por hábito cultural durante siglos la humanidad ha mirado las palabras espiritual y religioso casi como sinónimos y claramente no lo son. La esencia del espíritu humano no tiene por que ser dominio de una organización, club o religión.

"Detrás de la expresión "cuerpo (mente) y alma" está la experiencia radical de la unidad fundamental del ser humano. Esto no pretende, sin embargo, crear una identificación pura y simple de las diversas dimensiones humanas. Lo que se afirma por el contrario es que, por ejemplo, el cuerpo no es un objeto o algo que hay en el hombre. Es el hombre todo entero, porque la corporeidad forma parte de la misma subjetividad humana: "en la realidad, yo nunca encuentro en mí un espíritu puro y concreto, sino siempre, en todo lugar y en cada momento, un espíritu encarnado... A la esencia del espíritu humano, en cuanto espíritu, le pertenece su corporeidad y con ella su relación hacia el mundo". El estar en el mundo del ser humano no es un accidente, sino que expresa su realidad esencial. De ahí que podamos decir con Gabriel Marcel: cuerpo y alma no expresan lo que el hombre "tiene" sino lo que el hombre "es". El hombre es, en su totalidad, corporal. Y es, también en su totalidad, espiritual. Por eso los más sublimes actos espirituales y místicos vienen marcados por la corporeidad. De la misma manera, las acciones corporales más primitivas están penetradas por el espíritu. Porque en el hombre sólo existe un espíritu corporeizado y un cuerpo espiritualizado, podemos decir con razón que cuanto más el espíritu es espíritu, tanto más se manifiesta y penetra la materia y que cuanto más sea cuerpo el cuerpo, tanto más se expresará espiritualmente.
La unidad "cuerpo alma" en el hombre es una de las evidencias de todas las ciencias antropológicas actuales, incluida la biología, pero sobre todo de la psicología profunda. Cuando el hombre dice "yo", expresa la unidad total de su realidad "cuerpo alma" y de todas las dimensiones de su existencia. Cuerpo y alma no son, por lo tanto, dos cosas que hay en el hombre sino, tal como lo percibió la tradición tomista con enorme nitidez, dos principios, sólo metafísicamente separables y diferenciables, del único ser humano. Alma es la subjetividad del ser humano concreto, lo cual implica también la dimensión de cuerpo. Cuerpo es el mismo espíritu realizándose dentro de la materia, y no sólo un instrumento del espíritu. Es el espíritu mismo en su ex carnación y expresión en el espacio y en el tiempo materiales. En este sentido podemos decir que el alma es visible. Cuando contemplamos un rostro humano, no vemos únicamente ojos, boca, nariz y el juego de sus músculos. Sorprendemos simultáneamente rasgos finos o duros, brutalidad o humor, felicidad o angustia, sabiduría o necedad, resignación o confianza. Lo que se ve no es, por tanto, pura y simplemente cuerpo, sino cuerpo vivificado y penetrado por el alma. El espíritu humano es siempre un espíritu encarnado; no es algo que se esconda tras el cuerpo; en el gesto, en la mirada, en una palabra e incluso en un silencio, puede estar toda la profundidad y el misterio del alma.
De hecho, la psicología necesita un concepto de persona humana que pueda describir adecuadamente qué es lo que son nuestro cuerpo y alma y cómo se relacionan. También ayuda el reconocer que los seres humanos tienen deseos tanto naturales como trascendentes.
Confundir cuerpo con corporeidad (ser corporal) es limitar el ser humano. La persona se manifiesta con su cuerpo y a través de su cuerpo. Esas manifestaciones (pensamientos, emociones y sentimientos) son parte de ese cuerpo que vive. Referido al ser humano se puede definir corporeidad como "la vivenciación del hacer, sentir, pensar y querer". La corporeidad se refiere al ser humano, y por tanto, el ser humano es y vive sólo a través de su corporeidad. Nacemos con un cuerpo que desde el momento del nacimiento, a través de la acción, del movimiento se adapta, transforma y conforma como corporeidad. Esta conformación viene dada por el movimiento, por la acción y por la percepción sensorial (vista, oído, tacto, gusto, olfato y percepción cinestésica). Todo este proceso se va desarrollando a lo largo de toda nuestra vida, de manera que vamos cambiando y conociéndonos dependiendo de la imagen corporal que tenemos de nosotros mismo y de la imagen que interpretamos del mundo exterior a lo largo del día y de nuestra vida.
Con esto, repetimos, no se afirma una nivelación de las dimensiones plurales de la realidad humana, sino su unidad plural que no implica uniformidad ni unicidad. Estas dimensiones del hombre no sólo se extienden a las relaciones con su propia subjetividad o a las relaciones yo tú, sino que abarcan el mundo y las cosas, de suerte que únicamente en la totalidad de sus interrelaciones experimenta el hombre su verdadera espiritualidad y corporeidad."

Las religiones, todas, vista por un lente general, son la organización y la política que se manifiesta alrededor de las enseñanzas de un maestro espiritual, mas a menudo después de que ya ha muerto el maestro.
Esto no quita que somos un animal social y que nos guste participar con otros y compartir todas nuestras experiencias; y que nos sentimos cómodo con los que piensan y miran el mundo de una forma similar a la nuestra. Los aspectos socio-políticos de las religiones suelen tener mayor influencia que su aportación espiritual que es finalmente algo más individual que colectivo, que después se manifiesta en compasión y generosidad a los demás. La encomienda, por ejemplo, de Jesús de Nazareth de “amaros unos a los otros” y de no juzgar, primero requiere de una transformación individual, interna antes que se pueda expresar o compartir con el prójimo. Ocurre de la misma manera para las enseñanzas de Buda, Lao Tsé, Mahoma, ...etc.   
Facilitarnos el camino para llegar a esa transformación personal y servirnos de ejemplo con su vida es una aportación que solo puede ofrecer un maestro o guía vivo y el contacto directo de distintas formas. Mirando con un lente general, nos damos cuenta que todos los guías espirituales, en lo esencial hablan básicamente de lo mismo, adornando y ajustando sus enseñanzas para el público, la cultura y el tiempo en que vive o vivió. A lo largo de la historia, este conocimiento se conoce como la "filosofía perenne". Aunque sus técnicas y palabras varían, el propósito de la idea es de auto aceptarse y de realizarse y de por fin llegar a una unión gloriosa que algunos llaman iluminación, samahdi , yoga, la vuelta a casa, la felicidad, el amor eterno, el amor divino, ...etc. Lo que distingue a cada maestro es el ejemplo vivo de sus enseñanzas. En todo caso es la vida misma el maestro verdadero y el maestro particular, que enseña con su ejemplo, es solo su mensajero.
Hay dos características personales que se pueden decir que son comunes a todos los maestros: son dinámicos y silenciosos, como la vida misma.


"...La divinidad no es algo que la podamos identificar a nivel sensorial o mental. La comunión con lo divino no puede suceder hasta que la energía condicionada, individualizada, espontáneamente y con gracia, sin ninguna inhibición provocada por el miedo, no entre en la no--acción. Para que esto le suceda a nuestra mente condicionada deberá comprender sus propias limitaciones, volver al centro y relajarse en su propio ser, sin ningún deseo de alcanzar o de llegar a ser. Cuando la mente condicionada se relaja, hay silencio...
...Permanecer en la dimensión del silencio, lugar, aislamiento, sin interferencias. Entrar poco a poco en el silencio, sin hacer nada, es la dimensión del “no hacer”, no reaccionar, no conocer. Estamos con nosotros, volviendo a casa. Observar el movimiento de la respiración, dónde y cómo la sentís, sin interpretaciones condicionadas, no hagáis un problema de nada.
La mente condicionada es muy curiosa por saber lo que sucede en ese lugar de lo desconocido. Y el ego quiere volver al pasado y a sentirse gratificado, “si, esto me está sucediendo”. La mente se mueve siempre hacia la interpretación, cuando queda en suspensión y ya ni los sonidos, ni las luces nos preocupen , entonces profundizamos a otro nivel de nuestro ser..."


No canta el pájaro porque esta alegre; esta alegre porque canta. Igual el maestro no es silencioso y dinámico por ser maestro; es maestro por haber explorado el silencio y haber convertido el conocimiento encontrado en acción y en generosidad a los demás: un ejemplo vivo de una posibilidad humana para expresar su espíritu, su alma dentro del contexto del mundo de cada día. No es que somos humanos intentando ser espiritual; somos seres espirituales, un 99%, intentando ser mas humano.
Es por medio del silencio interno, que la vida se nos revela bajo la forma del maestro interior que todos llevamos y que todos buscamos de una forma u otra. Esto es el valor real, absoluto que tiene la existencia, la esencia, la fuente creativa donde nace la acción. Hay maneras de entrar en esa mina de oro, en ese silencio, y es a eso lo que denominan técnicas espirituales como la respiración consciente y la meditación entre otras. El silencio es la fuente de la acción, del dinamismo de la vida. Como dijo Einstein: "En el universo nada pasa hasta que algo se mueve." Ese dinamismo, esas expresiones del alma están motivado por la generosidad, lo que también se conoce como amor. Yo prefiero el termino “generosidad” ya que implica mas una acción de "dar" que de "recibir". Estamos aquí para dar y es en ese proceso que todo se hace posible.
Lo más precioso que tenemos para dar, es nuestra atención, eso es lo que crea realidades y mundos de vivencias. Ahora también es cierto que nos hemos olvidado de quien somos y por consecuencia nuestra atención esta ruidosa, fragmentada entre pasados y posibles futuros. Esa atención preciosa y divina es lo que se recupera en el proceso de entrar y explorar el silencio. La metáfora del huracán nos sirve aquí. Todos hemos visto los mapas meteorológicos en la televisión que muestran el huracán como un círculo en movimiento, dando vueltas, caóticos, poderosos y hasta peligrosos. También sabemos que en el centro de huracán, el ojo, hay un silencio profundo, hasta inquietante ya que sabemos que cuando pase el ojo llega la otra cara del huracán. Dicho de otra manera, cuando salimos del silencio nos identificamos con el caos y el ruido y se nos escapa nuestra propia atención y parece que nuestra vida da vueltas pero sin llegar a ningún resultado.
Es importante saber que, como el maestro, uno también puede ser tanto silencioso como dinámico. Por ejemplo, el hablar es algo que se puede hacer o desde el silencio o desde el alboroto de la mente; e igual con la acción, que puede ser pura y clara, desde el silencio, o confusa, bruta y poca definida.
La elección de practicar el propio silencio dinámico es fundamental en cada ser humano; es el compromiso de aceptarse a uno mismo como un ser espiritual, un alma, y la aceptación de la vida como una aventura, con sus desafíos. Darse cuenta que esta vida es una aventura espiritual, una aventura del alma, es el primer paso al despertar, a excavar en nuestra mina de oro interior. Y como dicen los sabios, "el silencio es oro" el valor real, es esa fuente creativa en cual somos echo en la imagen y semejanza divina.

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