lunes, 29 de septiembre de 2008

Los Cuatro Cuadrantes.

Ken Wilber considera que el gran legado de la modernidad es la separación de lo que llama "El Gran Tres", refiriéndose a la ciencia, el arte y la religión. Hasta el Iluminismo estas tres formas de percibir y explicar la realidad conformaban un todo indiferenciado. La separación/diferenciación del "Gran Tres" impulso grandes avances en el dominio de la ciencia. Resumiendo, podemos decir:

El dominio del "eso" o "esos" (traducido "it/s" por "ello"/s en sus libros), corresponde a la ciencia empírica. Es decir, se ocupa de los objetos. Tema central en la obra de Kant: "Crítica a la Razón Pura". Tópicos como la tecnología, las formas empíricas, la verdad proposicional son analizados por Wilber, tanto a nivel "individual" como "colectivo".

El dominio del "yo" corresponde al arte y a la estética así como a la "expresión" de la singularidad. Trabajado por Kant en su "Crítica a la Razón Práctica". Tópicos como la conciencia, subjetividad, el yo y la propia expresión, la veracidad y la sinceridad, son considerados por Wilber desde este cuadrante..

El dominio del "nosotros" corresponde a la ética y es trabajado por Kant en su obra "Crítica del Juicio". Tópicos como las visiones del mundo, la cultura, el significado intersubjetivo, la adecuación, la justicia y la comprensión mutua son pertinentes según Wilber a este cuadrante.

En su libro "Breve historia de todas las cosas", Ken Wilber sostiene que todo fenómeno humano consta de cuatro facetas y no puede ser íntegramente comprendido si no se abordan las cuatro. El fundamento de estas cuatro vertientes de la realidad tiene que ver con los aspectos exterior e interior y sus formas individuales y colectivas. Los cuatro aspectos que se deberían estudiar para comprender todas las cosas serían entonces: lo interior-individual lo exterior-individual lo interior-colectivo lo exterior-colectivo.

Los cuatro aspectos que se deberían estudiar para comprender todas las cosas serían entonces:
* Lo interior-individual.
* Lo exterior-individual.
* Lo interior-colectivo.
* Lo exterior-colectivo.

Según Ken Wilber, cada dominio posee su propio criterios de validez y su lenguaje. El autor concebía a los cuatro cuadrantes afirmando que todo fenómeno puede abordarse desde una perspectiva externa o interna y de una manera individual o colectiva. En la actualidad considera aspectos interiores y exteriores para cada cuadrante.

Intentemos aproximarnos a esta idea a partir de un ejemplo: supongamos que en estos momentos al lector le surge el pensamiento de buscar en internet información sobre Ken Wilber.

Lo interior-individual:
Al tener ese pensamiento, lo que internamente el lector está experimentando es el pensamiento en sí, con los símbolos, significados e imágenes mentales relativas."

El cuadrante superior izquierdo refiere a lo "interior" de la individualidad, aunque en sus últimos textos Wilber a complejizado y afinado su propuesta considerando un aspecto "interior" y otro "exterior del cuadrante superior izquierdo. El criterio de validez para este cuadrante es la veracidad. Como ejemplo el autor expresa "nNo se trata de saber si el mapa coincide con el territorio sino de verificar la fiabilidad del cartógrafo". Esta "verdad" es de carácter interpretativo, es decir, mientras más analice mis problemas, lograré una "mejor" interpretación o mayor lucidez. Este es el territorio de la psicología profunda.

Lo exterior-individual:
Mientras está vivenciando el pensamiento, están ocurriendo una serie de cambios en su cerebro, como ser, secresión de dopamina, aparición de acetilcolina permitiendo la transmisión del impulso nervioso en el espacio intersináptico, etc. Todos hechos que pueden ser empíricamente observables desde el exterior, utilizando, por supuesto, el equipamiento apropiado.

El cuadrante superior derecho refiere a lo "exterior" de lo individual. El criterio de validez que le corresponde es la verdad de tipo proposicional. Desde esta perspectiva las afirmaciones son proposicionalmente válidas cuando se ajustan a los hechos objetivos. El "territorio" debe coincidir con el "mapa".

Lo interior-colectivo:
Ahora bien, los pensamientos que circulan por la mente tienen un sustrato cultural. Si el lector habla español (por ende, piensa en español), el pensamiento se realiza a partir de una serie de símbolos y significados que serían muy distintos si el lector hablase otro idioma. Un aborigen del Amazonas sería incapaz de pensar en buscar algo por internet; sus pensamientos tendrían seguramente otros contenidos acordes a su entorno cultural.

El cuadrante inferior izquierdo refiere a lo "interior" de lo colectivo. Este enfoque considera la forma en que la comprensión mutua permite la relación entre los sujetos. El criterio de validez será comunitario y normativo en relación a la "justicia".

Lo exterior-colectivo:
A su vez, la cultura, también tiene sus componentes materiales (del mismo modo en que el pensamiento tiene sus correlatos cerebrales). Citando textualmente a Wilber: "estos componentes sociales concretos son las modalidades tecnológicas, las fuerzas de producción (hortícola, agraria, industrial, etc.), las instituciones concretas, los códigos y pautas escritas, las ubicaciones geopolíticas (aldeas, poblados, estados, etc.), etc."

El cuadrante inferior derecho corresponde a lo exterior de lo colectivo. El criterio para determinar la verdad en este cuadrante radica en el comportamiento del sistema considerado desde una perspectiva empírica. La prueba de validez es el ajuste funcional, vale decir, la forma en que cada proposición se relaciona con la red o sistema total.



Los cuatro cuadrantes son las cuatro esquinas del Cosmos, las cuatro caras de los holones. Se basan en dos premisas. La primera es que podemos ver todo holón desde dentro y desde fuera, pues todo holón tiene un aspecto exterior y otro interior. La segunda premisa es que a los holones podemos verlos de forma individual o en colectividad. Si combinamos estas facetas obtendremos los cuatro cuadrantes.

Superior-izquierdo:
Es el aspecto individual e interior de los holones, la conciencia, el mundo de los significados internos, de la estética, de los pensamientos de cada hombre, su historia personal. Este cuadrante no puede ser visto ni oído ni sentido de forma sensible. Las ideas, los sentimientos, no se pueden tocar con las manos. Para conocer a una persona hay que hablar con ella e interpretar lo que dice, no se la puede conocer científicamente. Wilber llama a este cuadrante intencional.

Superior-derecho:
Es el aspecto individual y exterior de los holones, es decir, todo aquello que puede ser estudiado y medido empíricamente. La ciencia puede estudiar el cerebro humano, por ejemplo, y constatar que se compone de determinadas partes, que tienen determinadas funciones y que producen determinadas reacciones bioquímicas. Wilber llama a este cuadrante conductual.

Si se conecta a un yogui un electroencefalógrafo mientras medita, se podrán observar (cuadrante superior-derecho) los cambios fisiológicos que acontecen en su cerebro (ondas alfa, beta, delta), pero lo que el investigador no podrá conocer serán las iluminaciones sutiles que el yogui experimentará en su interior (cuadrante superior-izquierdo). Si desea conocer algo de esa experiencia, deberá hablar con él, aún así todo lo que podrá obtener será una descripción mental de la experiencia y no la experiencia misma.

Inferior-izquierdo:
Es el aspecto colectivo e interior de los holones. Son los significados internos compartidos, las culturas, las ideas compartidas por los grupos. Cada hombre nace en una familia con una determinada visión del mundo. La familia está a su vez integrada en una comunidad, en una nación, en una gran cultura, y la persona se va configurando en un mundo lleno de significados internos (no tocables ni medibles). Este cuadrante es llamado de lo cultural.

Inferior-derecho:
Es el aspecto colectivo y exterior de los holones. Son todos aquellos aspectos de un grupo de holones que pueden ser verificados desde fuera, de manera empírica, objetiva, medible y cuantificable. Son, por ejemplo, los sistemas de producción, el tamaño de la población, la estructura de las edades de dicha población, el nivel tecnológico, los sistemas arquitectónicos, etc. Es llamado el cuadrante de lo social.

Los cuadrantes de la mano izquierda son los del mundo de la cualidad, del valor, mientras que los de la mano derecha son los de la cantidad. La ciencia, que se encarga de la mano derecha (todo lo empírico, medible, cuantificable) no puede ofrecernos criterios de valor. El mal de nuestro tiempo es la colonización de los dominios de la mano izquierda por los de la mano derecha, la usurpación por la ciencia y la técnica de todas las esferas de cualidad, que da como resultado un mundo chato, unidimensional, incoloro, insípido, muerto. La Gran Cadena del Ser reducida a su más baja expresión, la materia.

Todos los cuadrantes son igualmente importantes y no pueden ser reducidos a uno en particular. Todos se influyen mutuamente. Ha habido grandes teóricos de un determinado cuadrante, pero generalmente no han reconocido la importancia de los otros y sus teorías perdieron finalmente notoriedad ante los huecos que dejaban sin explicar. Por ejemplo, Marx se ocupó de lo colectivo-externo, por lo que no reconoció la existencia de los cuadrantes de la izquierda (lo interior) y convirtió el Arte, las Leyes, la Moral y la Religión en meras proyecciones de la organización económica. Wilber intenta rescatar en su obra lo más interesante de las teorías de grandes pensadores como Marx, Freud, Jung y muchos otros y nos indica al mismo tiempo cuáles son las partes de sus teorías que debemos rechazar por incompletas o insostenibles.


Validación del conocimiento:

Por cuestiones de espacio vamos a dejar el análisis de lo colectivo para otro artículo, y pondremos el foco en la dualidad interior-exterior. Si bien el cerebro se encuentra en el "interior" de nuestra cabeza, puede ser observado exteriormente por un neurofisiólogo provisto del aparataje necesario. Este médico experto puede llegar a saberlo todo sobre nuestro cerebro conectándonos a un electroencéfalograma y/o sometiéndonos a una tomografía de emisión de positrones, pero no puede conocer en absoluto los contenidos concretos de nuestro pensamiento. Este neurofisiólogo no necesita hablar con nosotros para saber nuestra tasa de neurotransmisores, mas si quisiese conocer los pensamientos que pasan por nuestra mente tendría que preguntarnos, tendría que comunicarse e interpretar lo dialogado.

Wilber afirma que la mente es la apariencia interna de nuestra conciencia mientras que , por otra parte, el cerebro constituye su apariencia externa. El cerebro es localizable físicamente, tiene un peso y unas dimensiones. Tiene, en definitiva, lo que Wilber denomina, una "localización simple".

"Se puede señalar el cerebro, una roca o una ciudad pero no es posible hacer lo mismo con la envidia, el orgullo, la conciencia, el valor, la intención o el deseo. ¿Qué es el deseo? Trate de señalarlo y verá que no puede hacerlo del mismo modo que puede apuntar a una roca porque el deseo es una dimensión interna y carece, por tanto, de localización simple.¡Pero eso no significa que no sea real! Tan sólo significa que carece de localización simple." El deseo, por continuar con el ejemplo de Wilber, no se puede ver, no es perceptible ni siquiera con algún dispositivo tecnológico como un microscopio. No se puede ver pero se puede interpretar. Dice Ken Wilber: "las superficies pueden ser vistas pero las profundidaes deben ser interpretadas".

Justamente, el psicoanálisis creado por Sigmund Freud es una aproximación interpretativa. La genialidad de Freud tiene que ver con esto y, precisamente por eso ha sido y es tan criticado: por no haber utilizado el método empírico-científico. Lo que sucede es que a Freud le preocupaba investigar la dimensión interna. A Freud le interesaban el deseo, los sueños, los actos fallidos. Desde la neurofisiología se puede investigar qué sucede en el cerebro mientras soñamos pero no era eso lo que le interesaba a Freud. A Freud le intrigaban los contenidos subjetivos del sueño, los símbolos y sus significados. Y para abordar esos aspectos no le servía el método científico; él tenía que inventar otro método. Y ese fue el psicoanálisis; práctica que impone la interpretación como medio para acceder a los significados mentales.

Por supuesto que el psicoanálisis no es único sistema terapeutico basado en la interpretación; pero es indudable que Freud fue un pionero en esto de interpretar el significado de los sueños, los actos fallidos, los síntomas, etc.Y, sin lugar a dudas, allanó el camino que luego transitaron la terapia junguiana, la gestalt, el análisis transaccional y otras.

En la psiquiatría, por su parte, el psiquiatra administra una determinada droga para compensar la conducta del paciente. Esto lo hacen mayoritariamente, en el primer encuentro. Es cierto que algunos entablan una mínima conversación con el paciente, pero no se comprometen mayormente en comprender el significado de los síntomas. En periódicas consultas, el psiquiatra irá ajustando la medicación hasta obtener el efecto deseado.

Siguiendo con Wilber: "Para quienes sustentan ese punto de vista, la depresión no tiene que ver con la ausencia de valores o con la pérdida del sentido de la vida sino con una baja concentración de serotonina. (...) El Prozac podrá, hasta cierto punto, compensar el desequilibrio de serotonina -lo cual resulta muy adecuado y, en ocasiones, sumamente beneficioso-, pero el hecho es que eso no me ayudará lo más mínimo a comprender mi sufrimiento interior, a interpretarlo."

Las aparentes discordias entre psiquiatras y psicoanalistas o psicólogos en general, se originan entonces al enfocar la atención en distintas caras del mismo fenómeno. El psiquiatra estudia el funcionamiento del cerebro (exterior-individual) y desatiende, incluso hasta negando su existencia, el mundo interior de los símbolos y significados. El psicólogo, por su parte, se centra en el funcionamiento de la mente (interior-individual) sin negar obviamente la existencia de la neurofisiología del cerebro pero no enfocando en ella.

Esta situación me recuerda al famoso cuento de los ciegos y el elefante, en el que un maharajá mandó reunir a todos los ciegos del pueblo, pidió que los pusieran ante un elefante y les pidió que tratasen de identificar qué era. Unos dijeron, tras tocar la cabeza: "Un elefante se parece a un cacharro"; los que tocaron la oreja, aseguraron: "Se parece a un cesto"; los que tocaron el colmillo: "Es como una reja de arado"; los que palparon el cuerpo: "Es un granero." Y así, cada uno convencido de lo que declaraba, comenzaron a disentir enfáticamente entre ellos.

Se dice que esta historia la contó Buda en respuesta a las reiteradas rencillas entre seguidores de distintas escuelas metafísicas y religiosas. Y se cuenta que agregó: "La visión parcial entraña más desconocimiento que conocimiento". "Aunque todos estan parcialmente correctos, dada la limitación de sus facultades, todos estan errados dada la realidad evidente."

Las afirmaciones provenientes de cada uno de estos cuadrantes podrán someterse a las distintas pruebas de validez. Esto permitirá confirmarlas o rechazarlas, validarlas o refutarlas.

Existen tres pasos fundamentales que deben seguirse para validar una afirmación:

1- Instrucción: llevar a cabo el experimento.

2- Recolección: de datos o comprensiones interpretativas

3- Confirmación: validacion o rechazo consensual por una comunidad de expertos que haya seguido un entrenamiento adecuado.


Fuentes:




"El Ojo del Espiritu" (Ken Wilber 1997)




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