La metodología de todo conocimiento válido.
Wilber afirma, contundentemente, que a además de lo sensorial (fuente sin duda, de ciertos tipos de conocimiento) y de la experiencia mental o razonamiento existe la experiencia espiritual. Afirma que hay tres dominios diferentes y reales: la "sensibilia", la "intelligibilia" y la "transdendelia", de donde surgen, respectivamente, las experiencias sensibles, mentales y espirituales. Para apoyar esta afirmación reflexiona sobre qué la metodología produce un conocimiento válido y, a partir de esa metodología construirá su discurso.
He aquí que Wilber comparte con Thomas Kuhn y Kart Popper sus teorías sobre metodología y conocimiento. Según Kuhn, todas las formas válidas de conocimiento han de seguir una prescripción o instrucciones (una orden que indique lo que hayas de hacer para obtener un determinado resultado), siguiéndolas hemos de obtener una serie de datos ya sean mentales o sensibles. Según Popper, hay que someter estos datos o hipótesis a una confirmación o refutación posterior.
A diferencia de Kuhn, Wilber afirma que las instrucciones son aplicables a cualquier tipo de conocimiento no solamente al sensomotor o físico. Respecto a Popper, considera que los datos no han de ser, necesariamente, falseables por datos sensoriales. La confirmación o rechazo según Wilber, no implica necesariamente datos sensibles. Un ejemplo es el mundo de la matemática con un conocimiento obtenido después de aplicar correctamente una prescripción determinada dentro del ámbito de la razón sin necesidad de datos empíricos sensibles.
Wilber afirma que hay que aceptar como conocimiento válido aquello que ha surgido de seguir las prescripciones adecuadas para obtener datos concretos y ha resistido la confrontación posterior de los miembros de una comunidad experta en el saber de la cuestión. Así pues, afirma que la respuesta a la relación entre lo absoluto y lo que es relativo, no es ninguna de las ofrecidas hasta hora (que lo absoluto creó el mundo, o que el mundo es pura ilusión, ni que percibimos un reflejo de lo absoluto, etc.). Afirma que la respuesta a las contradicciones existentes a la metafísica: absoluto-relativo, libertad-destino, cuerpo mente no se pueden resolver desde la "sensibilia" (el mundo de lo empírico, de los sentidos), ni desde la "intelligibilia" (el mundo de la mente). Estas contradicciones sólo se concilian desde la "transcendelia" (el mundo que está más allà de la mente y del que hablan, en distintos lenguajes todos los místicos del mundo), un dominio que nada más aparece una vez que se ha dominado, conocido y transcendido el mundo del razonamiento .
Wilber afirma que el espacio "transcendelia" no es un espacio para la filosofía, ya que la filosofía se basa en el razonamiento y la "transcendelia" está más allá del razonamiento . Pero afirma que la, filosofía sirve de base para afirmar que siguiendo prescripciones adecuadas, obteniendo datos sensibles, confrontándolos con los miembros de una comunidad que haya completado los dos pasos anteriores se puede llegar a un conocimiento válido que demuestre la existencia irrefutable de este ámbito.
Es cierto que, desde Kant, la metafísica estaba atravesando momentos difíciles y, mucha gente afirmaba había muerto. Sin embargo, Wilber ofrece una visión de la realidad que vuelve a resucitar la metafísica en el corazón mismo del conocimiento. Es verdad que niega a la razón (y a la filosofía) la posibilidad de profundizar en las respuestas claves de la metafísica clásica. Pero también es verdad que nos indica un camino para entrar el senda que los místicos de las grades religiones han marcado.
Wilber está cumpliendo el deseo y el reto de Luc Ferri para la filosofía en el siglo XXI apropiarse, desde el razonamiento filosófico, de las grandes verdades religiosas. Wilber está, de nuevo, volviendo a encantar al mundo para demostrar que su significado todavía está por descubrir, pero que la puerta que lleva a su descubrimiento está, de nuevo, abierta.
Conclusiones.
La principal aportación que Wilber hace a la filosofía del S XXI es esta ambición de construir una filosofía integral donde la metafísica continua existiendo. Una filosofía que incluya la conquista de la realidad, es decir aquello que está al margen de lo que es relativo, una filosofía que tenga presente la idea de Kosmos como Absoluto.
En esta línea de pensamiento, Wilber nos hace ver, que hay que experimentar directamente con los ámbitos de la "sensibilia", la "intelligibilia" y la "transcendelia" para superar las objeciones kantianas (las objeciones que dicen que la mente, en tanto que razón no puede entrar en el ámbito metafísico y que la metafísica ha quedado prisionera sin esperanza).
Así que después de mostrarnos los diferentes tipos de conocimientos y de verdades, nos invita a investigarlos y a experimentarlos. Nos invita a ir cada vez mas allá para comprender la realidad de forma mas inclusiva y explicativa cada vez, a comprenderla más holárquicamente, desde estadios evolutivos cada vez mas superiores. Wilber nos invita a esta conquista escalando cada uno de los tres niveles evolutivos: el sensorial, el mental y el espiritual.
Se nos avisa que la filosofía pertenece al ámbito de la razón y que, así pues no puede ir más allá de este ámbito. Pero cree que la filosofía ha de reconocer el papel que diversas técnicas contrastadas durante años por multitud de místicos de distintas religiones han jugado y juegan aun hoy día. A pesar de que la filosofía no puede ofrecernos datos de estos niveles, sí puede justificar su existencia y su importancia si se sigue una metodología adecuada.
Como consecuencia de sus ideas, nos hace replantearnos el papel de la ciencia y su reduccionismo bestial, al intentar interpretar la totalidad del mundo nada más que a través del cuadrante objetivo de los objetos o el ello, dejado fuera toda la subjetividad y social.
También nos plantea dudas importantes acerca de ciertas visiones holisticas que pretender ser sistémicas y globales mientras continúan negando la profundidad de la conciencia del yo y del nosotros. Wilber nos advierte muy seriamente, de los peligros de ciertos enfoques planos y unidimensionales de visiones ecológicas falsamente sistémicas. Todos ellos, dice, ignoran alguno de los cuadrantes básicos del conocimiento y, por lo tanto, distorsionan la realidad. Wilber, como Habermas, también se posiciona contra el relativismo y nos hace ver que los relativismos consideran relativos todas las posiciones excepto las suyas! Por el contrario, Wilber nos ofrece una propuesta de estudios evolutivos (que aunque individuales pueden también trasladarse a un nivel social), que nos ayudan a entender la diversidad del mundo desde otro mundo de otro punto de vista mucho más explicativo y estable.
Según Wilber, es imprescindible preservar las conquistas obtenidas con el liberalismo ilustrado que surgieron en separar el Gran Tres: la diferenciación entre el arte, la moral y la ciencia ha permitido al individuo escapar del dominio mítico propio de la iglesia y del estado, han facilitado la aparición de las democracias, de los grandes movimientos de la liberación, del florecimiento de la ciencia empírica con el avance impresionante de la medicina, la física…
Pero también es necesario resituar todas estas conquistas dentro de una espiritualidad que no niegue la Ilustración, sino que se apoye en ella. En palabras de Luc Ferry: debemos reapropiarnos de las verdades del discurso filosófico.
Finalmente Wilber es una invitación a hacer de la filosofía una herramienta cotidiana, a construir, desde la filosofía, una vida consciente que merezca la pena ser vivida, de alguna manera Ken Wilber me recuerda las palabras de Sócrates cuando afirmaba que “la vida no examinada, no es una vida que merezca ser vivida”.
Fuentes:
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